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Iberoamericano, es decir que surgio modernamente en el ceno de Latinoamerica, y

es aceptado también en la península Ibérica, no siendo tolerado en la mayoría de


los países anglosajones (ver caso Asange).

Ademas es de recibo considerar que existen dos tipos de Asilo, el diplomático y el


territorial. Es decir el que se da en Embajadas, Sede del Embajador o Buques y/o
Aeronaves de guerra (siempre y cuando no se encuentren en diques secos). Y el
que se da en el territorio del estado asilado.

NO se puede solicitar asilo en consulados o en sedes de Organismos


Internacionales, ni embajadas acreditadas en ellas, ni ante
misiones especiales de Estado a Estado, o Estado a OOII

Para concluir la parte teórica, debemos destacar que en materia de asilo existe el
asilo activo, es decir el derecho que tiene un Estado a otorgarlo (sin tener que dar
explicaciones) y el asilo pasivo, que es la tolerancia del ejercicio del asilo por parte
del estado receptor de la misión diplomática permanente.

Quien puede acceder al asilo: Básicamente Delincuentes políticos o perseguidos


por delitos políticos, sin distinción de nacionalidad.

Denegaciones del Asilo: Las siguientes conductas, son causales de


denegación del asilo
Atentado contra la vida, integridad corporal o libertad de personas con derecho a
protección internacional, incluye a agentes diplomáticos
Toma de rehenes o secuestro de personas
Atentados contra personas o bienes mediante uso de bombas, granadas, cohetes,
minas, armas de fuego, cartas bomba o paquetes explosivos (no es taxativo)
Captura ilícita de buques o aeronaves
Actos contra la seguridad de la Aviación Civil
Cualquier acto de violencia contra la integridad corporal de personas con el
propósito de atemorizar a los habitantes de una población o represalias de
carácter político racial o religioso.
Fuentes Normativas
1) Declaración Sobre Asilo Territorial aprobada por la Asamblea General de las
ONU 14/XII/1967
2) Declaración Universal de DDHH Art 14
3)Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos de 1966 Art 13
4) Tratado de Derecho Penal Internacional de 1889
5) Convención de la Habana de 1928
6) Convenciones de Montevideo de 1933 y 1939
7) Convención de Asilo Diplomático de Caracas 1954

Aspectos Mas prácticos.


Todo comienza con la solicitud de Asilo en los lugares correspondientes, en ese
caso el Jefe de Misión (embajador) lo que hará es recibir a la persona, en alguno de
los lugares correspondientes, y le dirá que si bien se puede quedar, ello no quiere
decir que se le otorgara el asilo. Puesto que deben realizarse dos procesos, por un
lado el técnico, es decir investigar si conforme a derecho se puede otorgar el asilo,
y por el otro lado el político. Que es básicamente que el Estado quiera otorgarle el
asilo a la persona.

A esta persona no se le permitirán mas pertenencias que las ropas y efectos


personales propios del equipaje de un pasajero, las alhajas de uso personal, los
papeles propios de su cartera privada, y una suma de dinero proporcionada a su
condición. El particular debe desecharse la custodia de armas, transmisores,
documentos, joyas, valores, dineros y otros efectos que porte el solicitante, y que,
pro las circunstancias del caso, pueda entenderse estaban destinadas a fines
subversivos.

Su el Jefe de Misión dispone de suficientes elementos de juicio, puede calificar


como asilado político al solicitante en seguida de recibirlo y acordarle desde ese
momento amparo diplomático en la misión (no es lo mas común)

Una vez se otorgue el Asilo, el asilado deberá en el mismo acto y bajo su firma
comprometerse a respetar las normas que regulan el asilo en las misiones
diplomáticas del Uruguay

Mientras se encuentre en la misión, el asilado deberá abstenerse de toda


comunicación con el exterior por cualquier conducto. En ningún caso podrá ser
entrevistado por periodistas, fotógrafos o personal de agencias de noticias.

Aquí la principal obligación del Estado es el de la no devolución, salvo que el asilado


trasgreda las normas a las que se comprometió cumplir.

Hasta aqui lo que puedo decir de momento, el proceso se encuentra en las primeras
etapas, quiero dejarles para culminar una copia de la carta que realizo Alan Garcia
para solicitar el Asilo.

Excelentísimo Señor Presidente de la República Oriental de Uruguay Don Tabaré


Ramón Vásquez Rosas

Excelentísimo Señor Presidente:

En mi condición de Ex Presidente Constitucional de la República del Perú, donde


ejercí el honroso cargo de Jefe de Estado elegido por el pueblo en dos ocasiones,
recurro a Usted para solicitar asilo político en Uruguay.
Hoy, una vez más, en mi patria, las leyes y procedimientos se desnaturalizan y
manipulan por intereses políticos como instrumentos de persecución. Estallado el
escándalo Odebrecht, como en otros países, se iniciaron las investigaciones, y con
ellas se descubrieron y probaron grandes sobornos. Así, al Ex Presidente Alejandro
Toledo se le investigó y enjuició por haber exigido y recibido Veinte millones de
dólares en la obra de la Carretera Interoceánica; al Ex Presidente Ollanta Humala,
se le investigó y detuvo por el hallazgo de Tres millones de dólares aportados en su
campaña y confirmados en sus agendas personales. Pero además, el
descubrimiento de supuestos servicios financieros prestados por Pedro Pablo
Kuczynski a la empresa Odebrecht para sus negocios en el Perú, al mismo tiempo
que era Ministro de Economía del gobierno de Toledo, y el cobro por ellos de Cuatro
millones de dólares, originaron su vacancia presidencial en febrero de este año
2018.

Toda la atención fue puesta en mí, a la espera de que, las delaciones acordadas
entre la empresa y la Fiscalía de la Nación del Perú, arrojaran alguna prueba de
pago o soborno. Pero por el contrario, en todas sus declaraciones durante dos años
y bajo juramento, tanto Marcelo Odebrecht como sus más altos funcionarios,
reiteraron: “Jamás se habló con Alan Garcia de nada ilícito” y jamás mencionaron,
como en todos los otros casos, montos, números de cuentas, lugares o
conversaciones. Todo ello a pesar de las especulaciones gratuitas o rumores que
los adversarios y los agentes del gobierno difundieron. No existe pues ni una sola
declaración, delación o prueba de ilícito, mencionados por ningún declarante
peruano o brasilero. Más aún, el Congreso aprobó por mayoría de 65 a 18, el 9 de
Noviembre de este año, un amplio informe de la Comisión multipartidaria Lava Jato,
elaborado en dos años, en el cual se precisa que “No existe ningún elemento,
delación o prueba que vincule a Alan Garcia con los temas investigados”.

Sin embargo, aunque el fondo y la conclusión son claros; en mi país, la guerra por
copar las instituciones y la Fiscalía de la Nación ha creado un clima de indefensión
jurídica, donde ni la verdad ni la ausencia de pruebas valen ante el afán de usar los
procedimiento investigatorios extremando abusivamente sus ilícitas atribuciones.
Hoy, y con propósito político y persecutorio, se mezclan y confunden tipos penales
para extender los plazos. Una sospecha no comprobada sirve para iniciar un
procedimiento por enriquecimiento ilícito, luego se añade a este la figura del Lavado
de Activos para aumentar el plazo investigatorio de ocho a doce meses, y finalmente
se agrega la figura de la Organización Criminal, para que ese plazo “investigatorio”
llegue a ser de treinta y seis meses ampliable a otros treinta y seis.

Y durante ese tiempo, se aplica abusivamente la detención preventiva, con lo cual


la libertad como valor fundamental desaparece ante la arbitrariedad de fiscales
comisionados por el régimen, con el propósito de infamar y destruir a los adversarios
políticos del gobierno.

Desde que concluí mi segunda presidencia he hecho frente a múltiples acusaciones


y a todas he respondido, asistiendo en cuarentaiocho ocasiones (48) a las fiscalías,
a los juzgados y al Congreso de la República. Ninguna condujo a proceso, pues
ninguna evidencia ni prueba se halló. Pero sirvieron para la destrucción sistemática
y periodística de mi imagen política.

Sin embargo, producida la vacancia del Presidente Pedro Pablo Kuzcinsky, por las
razones antedichas, un nuevo tipo de política se ha instaurado. Es la confrontación
y el arrinconamiento de los otros poderes. Aprovechando el antiparlamentarismo
tradicional e histórico del pueblo peruano se ha convocado a un referéndum para
establecer la No Reelección de los congresistas, como un recurso para fortalecer la
pasajera popularidad del presidente accesitario tras la vacancia. Además,
aprovechando las escuchas telefónicas practicadas contra algunos magistrados
(apenas al 0.1% del total de jueces y fiscales del Perú), se inició la batalla por
capturar la fiscalía de la Nación, en la que había sido elegido el Fiscal Pedro
Chavarry, con el propósito de destituirlo y entregar la institución a fiscales dóciles al
gobierno.

Por primera vez en un régimen, en apariencia democrático, tanto el Presidente


accesitario como su Primer Ministro han reclamado públicamente la destitución por
el Congreso del Fiscal Chavarry. Y como el congreso, de mayoría contraria, no
accediera a tal exigencia, se optó por usar los procedimientos penales acusando al
partido Fujimorista de haber recibido un millón de dólares como contribución a su
campaña electoral. Para ello, se aplicó la figura del Lavado de activos, presumiendo
que esa supuesta ayuda provenía de actividades ilícitas de Odebrecht y que los
beneficiarios lo sabian. Inmediatamente toda la organización de ese partido se
denunció como una Banda Criminal y se aplicó indebidamente contra sus dirigentes
la detención provisional “por treinta y seis meses”, contra las opiniones y
resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y del propio Tribunal
Constitucional del Perú.

Más grave es que, cuando ese partido solicitó al Premier Cesar Villanueva una
reunión con el Jefe del Estado, este respondió que, para conversar, deberían
primero, “destituir al Fiscal Chavarry”, en una pública y escandalosa exigencia que
comprueba el interés político del régimen por cambiar de fiscal, para evitar, como
se presume, su propia investigación y enjuiciamiento por casos en los que, ex
ministros del régimen Kuczynski, como los actuales Presidente y Primer Ministro,
estarían comprometidos.
En esta situación, con el parlamento judicialmente coaccionado, una Corte Suprema
en la que renunció el Presidente y cinco vocales son investigados; con un Consejo
Nacional de la Magistratura inexistente, una Fiscalía de la Nación acosada y en
lucha con fiscales inferiores “con intereses políticos coordinados con el gobierno”
según declaración del Fiscal de la Nación; la Justicia en el Perú vive una situación
anómala, y la situación jurídica de un dirigente político opositor está gravemente
amenazada. No hay fiscales ni jueces naturales o imparciales.

Por ejemplo, uno de los casos por los que se me “investiga” a pesar de haberse
comprobado por su propia declaración, que la empresa Odebrecht jamás me pago
un centavo, es escandaloso. Una persona, a la que jamás conocí, vendió una
vivienda en un barrio popular, recibió el pago, pero después, se negó a entregar el
bien, y además, denuncio al comprador por apropiación ilícita. Rechazadas cinco
primeras denuncias fiscales por no ser racionales, la misma persona encontró como
recurso presentar una sexta denuncia señalando que el comprador es un “testaferro
de Alan Garcia”. Por tal argumento esta sexta denuncia si ha sido tramitada,
iniciándose mi investigación por “enriquecimiento ilícito y lavado de activos”. Esa,
Señor Presidente, es la situación que vivo, en un ambiente de persecución política.

Y hace unos días se difundió la infamia de que una conferencia internacional que
ofrecí a la Federación Industrial de Sao Paulo, ya como ex Presidente en el año
2,012, que fue contratada por una agencia cuyos honorarios me fueron depositados
en mi cuenta personal en Lima, pagando de inmediato el 30% de impuestos por ella,
provendría de los fondos de Odebrecht que es solo una de las miles de asociadas
de esa Federación industrial. Sin embargo, con esa sola afirmación, en el mismo
día, se ha dictado contra mí una medida de impedimento de salida del país, lo que
comprueba el uso exagerado y político de los procedimientos.

Señor Presidente: yo he sabido afrontar dentro de las leyes todas las acusaciones
o especulaciones y ya en una ocasión la Corte Suprema del Perú, en última
instancia, me exoneró de todas ellas en enero de 1992 pero, destituida esa Corte
por el Golpe de Estado de ese año, y acosado por los golpistas fui protegido por
Colombia, Patria de las Leyes. Pero hoy, la situación es similar, como se ira
conociendo paulatinamente.

Por tal causa, como Presidente electo en dos ocasiones y defensor de las libertades
democráticas, me dirijo a Usted para solicitar la protección de la República Oriental
del Uruguay, hasta que cese el clima de persecución política existente en mi país.

Es gracia que espero alcanzar.


Muy respetuosamente.

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