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Hands John. Cosmosapiens. La Evolución Humana Desde Los Origenes Del Universo PDF
Hands John. Cosmosapiens. La Evolución Humana Desde Los Origenes Del Universo PDF
Hands
COSMOSAPIENS
Si descubrimos una teoría completa, con el tiempo habrá de ser, en sus líneas maestras, comprensible
para todos y no únicamente para unos pocos científicos. Entonces todos, filósofos, científicos y la gente
corriente, seremos capaces de tomar parte en la discusión de por qué existe el universo y por qué existimos
nosotros. Si encontrásemos una respuesta a esto, sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque
entonces conoceríamos el pensamiento de Dios.
«¿Qué somos?» y «¿por qué estamos aquí?» son preguntas que llevan
fascinando al ser humano desde hace al menos veinticinco mil años. Durante la
inmensa mayoría de este tiempo, hemos buscado respuesta a través de las
creencias sobrenaturales. Hace apenas tres mil años, empezamos a buscar la
respuesta a esas preguntas a través de la visión filosófica y el razonamiento.
Hace poco más de ciento cincuenta años, la obra de Charles Darwin, El origen
de las especies, aportó un enfoque completamente distinto. Adoptaba el método
empírico de la ciencia y llegó a la conclusión de que somos producto de la
evolución biológica. Cincuenta años atrás, los cosmólogos declararon que la
materia y la energía de la que estamos compuestos tenían su origen en un Big
Bang que creó el universo. Y luego, hará cuestión de treinta años, los
neurocientíficos empezaron a demostrar que lo que vemos, oímos, sentimos y
pensamos está correlacionado con la actividad que desarrollan las neuronas en
distintas partes del cerebro.
Estos grandiosos logros en la ciencia fueron posibles gracias a avances
tecnológicos que generaron un incremento de datos de carácter exponencial.
Esto a su vez llevó a la ramificación de la ciencia en focos de investigación cada
vez más delimitados y profundos. En los últimos tiempos, nadie ha dado un paso
atrás para examinar la hoja de una de esas ramas sin ver que la totalidad del
árbol evolutivo nos está mostrando quién somos, de dónde venimos y por qué
existimos.
Esta búsqueda es un intento de hacer precisamente eso: averiguar lo que la
ciencia puede contarnos de manera fiable a partir de la observación sistemática y
la experimentación sobre cómo y por qué evolucionamos desde el origen del
universo y si lo que somos nos hace distintos del resto de animales.
Abordaré esta tarea en cuatro partes. La primera parte examinará la
explicación que da la ciencia al origen y la evolución de la materia y la energía
de las que estamos formados; la segunda parte hará lo mismo para el origen y la
evolución de la vida, puesto que somos materia viva; la tercera parte examinará
el origen y la evolución del ser humano. En la cuarta parte veremos si en las
evidencias existen patrones consistentes que nos permitan extraer conclusiones
generales.
En cada una de estas partes, desglosaré la cuestión fundamental «¿qué
somos?» en las diversas preguntas que investigan los distintos ámbitos de
especialización; intentaré encontrar en cada uno de estos ámbitos, y a partir de
publicaciones académicamente reconocidas, aquellas respuestas que estén
validadas por las evidencias empíricas antes que las derivadas de las
especulaciones y creencias; y miraré si en estas evidencias existe o no un patrón
que permita extraer conclusiones. Solo en el caso de que esta estrategia no
ofrezca una explicación satisfactoria, consideraré la sensatez de hipótesis y
conjeturas, así como de otras formas posibles de conocimiento, como punto de
vista.
Luego, pediré a especialistas de cada ámbito (que aparecen listados en los
Agradecimientos) que verifiquen los resultados de mi borrador en busca de
errores de hecho o de omisión y la posible presencia de conclusiones
inadmisibles.
Al final de cada capítulo, realizaré una lista de conclusiones para que el
lector que desee saltarse cualquiera de las secciones más técnicas pueda conocer
mis hallazgos.
La pregunta qué somos me ha intrigado desde que era estudiante de ciencias.
Aparte de ser el coautor de dos estudios de investigación, de escribir un libro
sobre ciencias sociales y de mis cuatro años como profesor de física a tiempo
parcial en la Open University, nunca he practicado como científico y por lo
tanto, en este sentido, no estoy cualificado para esta tarea. Por otro lado, pocos
investigadores actuales poseen conocimientos relevantes fuera de los campos de
especialización que estudiaron y que ahora practican.
Doy por supuesto que muchos de estos especialistas pensarán que no he
escrito con detalle suficiente sobre su campo de especialización. Me declaro
culpable de ello de antemano. Mi intención es escribir un libro, no una biblioteca
entera, lo cual exige necesariamente resumir con el objetivo de ofrecer al lector
una imagen general de la evolución humana: una visión de lo qué somos y de
por qué estamos aquí.
A pesar de los esfuerzos por corregir errores, en una empresa como esta
habrá detalles que presentarán fallos, de los cuales asumo toda la
responsabilidad. O que habrán quedado superados por los resultados de nuevas
investigaciones aparecidas entre el momento de la escritura del libro y su
publicación, pero la ciencia, a diferencia de las creencias, avanza así. Lo que
espero es que este libro ofrezca un marco de trabajo amplio que otros puedan
refinar y desarrollar.
Una mayoría de la población mundial, sin embargo, no acepta que seamos
producto de un proceso evolutivo. Cree en varios mitos que explicarían nuestros
orígenes. Empezaré, por lo tanto, con un capítulo que examina los diversos mitos
sobre el origen, por qué han sobrevivido durante los casi quinientos años que han
transcurrido desde el inicio de la revolución científica y si han tenido influencia
sobre el pensamiento científico.
Gran parte de las desavenencias surgen porque distintas personas utilizan la
misma palabra para referirse a cosas distintas: los significados cambian con el
tiempo y con los diferentes contextos culturales. Para minimizar los
malentendidos, la primera vez que utilice una palabra relevante y potencialmente
ambigua, definiré el significado concreto que le aplico y, además, elaboraré una
lista de dichos términos en el glosario que aparece al final del libro, que incluye
también definiciones de términos técnicos inevitables.
La primera palabra a definir es «ciencia». Deriva del latín scientia, que
significa conocimiento. Cada tipo de conocimiento puede adquirirse, o afirmarse
que se ha adquirido, de una manera distinta. Desde el siglo XVI se equipara con
conocimiento sobre el mundo natural —inanimado y animado— adquirido
mediante la observación y la experimentación, a diferencia del conocimiento
adquirido únicamente a través del razonamiento, la percepción o la revelación.
En consecuencia, la definición de ciencia debe incluir los medios a través de los
cuales se adquiere el conocimiento. Nuestro concepto actual de ciencia podría
resumirse como
La ciencia pretende formular una ley, o una teoría más general, que explique
la conducta invariable de un sistema de fenómenos. Utilizamos dicha ley o teoría
para predecir resultados futuros, aplicándola a fenómenos concretos del sistema.
Por ejemplo, dentro del sistema de objetos en movimiento aplicamos las leyes
del movimiento de Newton para predecir el resultado de lanzar un cohete
concreto al espacio dentro de un conjunto de circunstancias concretas.
La ciencia puede también informarnos sobre resultados del pasado. Un
ejemplo de retrodicción es que, a partir de la teoría de las placas tectónicas,
podemos deducir que cerca de la costa este de América del Sur y de la costa
oeste del África austral podremos encontrar fósiles similares anteriores a la
ruptura del súper continente Pangea, que se produjo hace unos doscientos
millones de años.
A partir del siglo XVIII, el estudio de los fenómenos naturales incluyó también
el ser humano y sus relaciones sociales. En el siglo XIX, la aplicación del método
científico a estos estudios dio como resultado el desarrollo de las ciencias
sociales, un término amplio que abarca disciplinas como la arqueología, la
antropología, la sociología, la psicología, las ciencias políticas e incluso, la
historia. En la tercera parte evaluaré los descubrimientos más relevantes de estas
disciplinas.
En la ciencia, el término «teoría» tiene un significado más concreto que en su
uso general, aunque incluso en la ciencia, tanto «teoría» como «hipótesis» se
utilizan a menudo de forma vaga. Es importante distinguir entre ambos
conceptos.
Cuanto más amplio sea el rango de fenómenos explicados, más útil resultará
la teoría científica. Y debido al hecho de que la ciencia avanza mediante el
descubrimiento de nuevas evidencias y la aplicación de nuevas ideas, una teoría
científica puede quedar modificada o refutada como resultado de evidencias
contradictorias, aunque nunca podrá ser demostrada de manera absoluta.
Algunas teorías científicas, sin embargo, están ampliamente consolidadas. Por
ejemplo, a pesar de que la teoría de que la Tierra es el centro del universo y el
sol y las demás estrellas giran a su alrededor ha quedado refutada, la teoría de
que la Tierra gira en órbita alrededor del sol ha quedado validada por tantas
observaciones y predicciones precisas que se acepta hoy en día como un hecho
establecido. Sin embargo, puede darse el caso de que ni siquiera esto sea así. En
realidad, es muy probable que deje de ser cierto en el plazo de unos cinco mil
millones de años, momento en el cual muchos estudios sobre la evolución del sol
predicen que éste se habrá convertido en una estrella roja gigante que se
expandirá y acabará engullendo y quemando la Tierra.
Cualquier investigación está fuertemente influenciada por creencias
anteriores. Yo nací y fui educado como católico, me volví ateo y ahora soy
agnóstico. No tengo creencias previas relacionadas con el teísmo, el deísmo o el
materialismo. No sé nada, sinceramente. Y esta es en parte la emoción que
conlleva embarcarse en una expedición cuyo objetivo es descubrir, a partir de
evidencias científicas, qué somos y en qué podríamos convertirnos. Invito a los
lectores con mentalidad abierta a que se sumen a mi expedición.
PRIMERA PARTE.
El origen y la evolución de la materia
CAPÍTULO 2. MITOS SOBRE EL ORIGEN
Temas principales
Toda cultura a lo largo de la historia posee uno o más relatos sobre el origen
del universo y el ser humano: comprender de dónde venimos forma parte del
deseo humano inherente de comprender qué somos. El Rigveda, el texto sagrado
más antiguo del mundo y el escrito más importante de lo que hoy conocemos
como hinduismo, presenta tres de estos mitos en su décimo libro de himnos a los
dioses. Los Brahmanas, la segunda parte de cada veda dedicada básicamente a
los rituales, contienen otros, mientras que las Upanishads, relatos sobre las
percepciones místicas de videntes que la tradición vincula al final de los vedas,
[2] expresan de diversas maneras una perspectiva única sobre el origen del
universo.[3] Las culturas judeo-cristiana e islámica comparten, en términos
generales, la misma explicación para la creación, mientras que otras culturas
tienen otras. Los chinos poseen, como mínimo, cuatro mitos sobre el origen que
presentan, además, en distintas versiones. Pero a pesar de que cada mito es
diferente,[4] hay nueve temas principales recurrentes, algunos de los cuales se
solapan.
El buceador de la tierra
El huevo cosmogónico
En varios mitos, los descendientes se rebelan contra los padres del mundo.
Los hijos del mito maorí —bosques, plantas alimenticias, océanos y el hombre—
luchan contra sus padres para obtener espacio. Tal vez el mito más conocido de
este tipo sea la Teogonía, compuesta por el griego Hesíodo en el siglo VIII a. C.
En ella se relata la rebelión de varias generaciones de dioses contra sus padres,
los primeros de los cuales fueron Caos, Tierra, Tártaro (el inframundo) y Eros (el
amor); la rebelión acabó con el triunfo de Zeus.
Sacrificio
La batalla primigenia
El ciclo eterno
Varios mitos originarios de India niegan que el universo fuera creado y
sostienen que el universo ha existido siempre, pero que este universo eterno está
sometido a ciclos.
En el siglo V a. C., Buda dijo que realizar conjeturas sobre el origen del
universo provoca la locura a aquellos que lo intentan.[11] Esto, sin embargo, no
impidió que sus seguidores lo intentaran. Aplicaron su punto de vista de que
todo es temporal, que todo surge, se crea, cambia y desaparece constantemente,
con el resultado de que la mayoría de escuelas budistas predica en la actualidad
que el universo se expande y se contrae, se disuelve en la nada y evoluciona para
volver a ser siguiendo un ritmo eterno.
Posiblemente estuvieron influidos por los jainistas, cuyo último Tirthankara
(literalmente «constructor de vados», aquel que enseña a cruzar el río de los
renacidos para alcanzar el estado de liberación eterna del alma) empezó a
predicar sus enseñanzas en el este de India antes que Buda. Los jainistas
sostienen que el universo no está creado y es eterno. El tiempo es como una
rueda con doce ejes que miden los yugas, o edades del mundo, cada uno de los
cuales tiene una duración fija de miles de años. Seis yugas forman un arco
ascendente en el que el conocimiento humano y la felicidad aumentan,
elementos que disminuyen en el arco descendiente de seis yugas. Cuando el
ciclo alcance su nivel más bajo, desaparecerá incluso el jainismo. Entonces, en el
transcurso del siguiente ascenso, se redescubrirán los conocimientos jainistas y
nuevos Tirthankaras se encargarán de reintroducirlo, aunque al final del nuevo
ciclo descendente de la rueda eterna del tiempo, el proceso se repetirá.
Todo esto es similar a las principales creencias yóguicas, que derivan de la
filosofía védica. Suelen postular solo cuatro yugas. La primera, Satya Yuga o
Krita Yuda, dura 1.728.000 años, mientras que la cuarta, Kali, dura 432.000
años. El descenso desde Satya hasta Kali va asociado con un deterioro
progresivo del dharma, o rectitud, manifestado en forma de disminución de la
duración de la vida humana y de la calidad de los estándares éticos de la
humanidad. Por desgracia, actualmente estamos en el periodo Kali.
Explicaciones
Las muchas explicaciones de estos mitos sobre el origen pueden agruparse en
cinco categorías.
Verdad literal
Sproul sostiene que todas las religiones declaran una realidad absoluta que es
a la vez trascendente (verdadera en todo momento y lugar) e inmanente
(verdadera en el aquí y ahora), y que «Solo los mitos de la creación tienen como
finalidad principal la proclamación de esta realidad absoluta».[18] Además, su
conjunto de mitos de la creación «no muestra ninguna disparidad esencial en su
comprensión, sino que revela una similitud de visiones a partir de una amplia
variedad de puntos de vista».[19]
Así pues, muchos mitos sobre el origen mencionan polos opuestos: luz y
oscuridad, espíritu y material, macho y hembra, bien y mal, etc. Los más
profundos identifican Ser y No-ser y algunos, como la Chandogya Upanishad,
afirman que el No-ser surge a partir del Ser, mientras que otros, como un mito
maorí, asevera que el No-ser en sí mismo es el origen de todo Ser y No-ser.
Algunos ven el origen de toda esta polaridad como el Caos, que incluiría todas
las distinciones posibles; la creación se produce cuando el Caos se fusiona y
toma forma y actúa sobre todo lo no formado para crear más distinciones y, con
ello, crear el mundo. «En este caso, ¿qué es la realidad absoluta? ¿El Caos en sí
mismo? ¿O el hijo del Caos que actúa sobre él? Ambos. Son uno». [20]
Las diferencias aparentes surgen porque los mitos hablan de lo desconocido
en términos de lo conocido, normalmente utilizando formas antropomórficas o
sirviéndose de palabras relacionadas para intentar describir lo absoluto. Según
Sproul, incluso el rechazo de un acto de creación por parte de los budistas, los
jainistas y los yoguistas, separa su universo eterno del universo creado; los mitos
que relatan sucesos de creación temporalizan, simplemente: hablan de lo
absoluto en términos de lo primero.
La reivindicación de que todos los mitos sobre el origen revelan aspectos de
la misma realidad absoluta resulta fascinante. No está, sin embargo, sustentada
por ninguna evidencia. Queda igualmente explicada por la interpretación que
Sproul realiza de estos mitos según sus propias creencias de lo que constituye la
realidad absoluta.
Verdad arquetípica
Según Sproul, que fue alumna de Joseph Campbell, los mitos de la creación
son importantes no solo por su valor histórico sino también porque revelan
valores arquetípicos que nos ayudan a comprender nuestro crecimiento personal
«físicamente, mentalmente y espiritualmente, en el contexto del flujo cíclico de
ser y no-ser y, finalmente, en la unión absoluta de los dos».[21]
Su utilización de los conceptos de Campbell, derivados de la psicología de
Jung, no logra presentar una explicación convincente.
Experiencia fetal
Visión mística
Algunas culturas de India y China valoraban el entrenamiento de la mente
para concentrarse en el interior y adquirir conocimientos directos fusionándose
con el objeto a estudiar. A través de la meditación, los videntes de India tuvieron
la visión de que atman, el Yo esencial, era idéntico al universo, que a su vez era
idéntico a Brahmán, la inefable entidad omnipresente de la que procedía. Esta
visión mística es muy similar a la de los primeros taoístas y a la de los
posteriores videntes de otros países. Es importante distinguir, sin embargo, entre
la esencia de estas visiones comunes y las interpretaciones culturalmente
sesgadas que realizaron los discípulos, que a menudo mostraban una falta de
comprensión de los fenómenos naturales o eran un reflejo de una necesidad
social o política.
El porqué de su supervivencia
Una explicación del porqué los mitos sobre la creación sobreviven incluso en
culturas científicamente avanzadas como la nuestra la encontramos en que la
ciencia solo examina el mundo físico, pero existe una realidad principal que
trasciende ese mundo físico; todos los mitos sobre la creación expresan esta
realidad principal en términos —a menudo antropomórficos— que son un reflejo
de las distintas culturas.
Y a pesar de que esto podría ser cierto en muchos casos, hay demasiados
mitos que son mutuamente contradictorios con esta propuesta para que podamos
considerarla válida en términos generales. Una explicación más simple es que la
supervivencia de estas creencias no es el testimonio de su veracidad, sino más
bien el poder de inculcación que han tenido doscientas generaciones de
sociedades humanas en el transcurso de más de cinco mil años.
Somos materia. Podríamos ser algo más que materia. Podríamos ser
manifestaciones de una conciencia cósmica, como defienden las visiones
místicas, o simulaciones tridimensionales generadas por un ordenador súper
inteligente, como propone una conjetura filosófica. Pero el objetivo de este
estudio es establecer lo que sabemos en la actualidad, o lo que podemos deducir
de un modo razonable, a partir de la experimentación y la observación del
mundo que percibimos: es decir, lo que la ciencia nos cuenta sobre qué somos y
de dónde venimos.
El punto de partida, por lo tanto, es lo que conocemos sobre el origen de la
materia a partir de la ciencia, y la teoría ortodoxa actual de la ciencia es que la
materia y la energía tienen su origen en el Big Bang que se produjo hace 13,8
miles de millones de años.
Me gustaría destacar la palabra «actual» porque tanto los medios de
comunicación como los libros científicos más populares presentan las teorías
científicas, e incluso las conjeturas, como si fueran hechos indiscutibles. Las
teorías científicas cambian. Para dejar claro este hecho, describiré la teoría
imperante en la primera parte del siglo XX, explicaré por qué y cómo cambió
para dar lugar al modelo del Big Bang, examinaré los problemas que presenta el
modelo y consideraré las soluciones que proponen los cosmólogos actuales para
hacer frente a dichos problemas.
De haber escrito este libro en 1928, habría dicho que la teoría ortodoxa actual
de la ciencia es que el universo es eterno e invariable.
Era una teoría tan establecida que Einstein cometió lo que posteriormente
reconoció como el mayor error de su vida. En 1915 presentó su Teoría general de
la relatividad, que incorporaba la gravedad en su descripción de toda la materia y
las fuerzas conocidas. Sin embargo, cuando la aplicó al universo como un todo,
descubrió que predecía un universo cambiante —la fuerza de la gravedad
provocaba el efecto de unir toda la materia del universo—, razón por la cual dos
años después introdujo una constante arbitraria, Lambda (Λ), en sus ecuaciones
de campo. Realizando los ajustes necesarios al nivel de Lambda, consiguió que
ese término adicional de las ecuaciones equilibrara exactamente la fuerza de la
gravedad, produciendo, en consecuencia, un universo estático.
Durante los quince años siguientes, todos los teóricos físicos aceptaron la
propuesta porque estaba respaldada por la evidencia: las estrellas se movían muy
poco. El concepto de universo estático siguió imponiéndose incluso después de
que el astrónomo Edwin Hubble demostrara en 1924 que en la única galaxia
conocida por aquel entonces —la Vía Láctea— había manchas difusas de luz
que no eran nubes de gas, sino galaxias de estrellas muy lejanas.
Entre 1929 y 1931, sin embargo, Hubble demostró que en la luz emitida
desde esas galaxias remotas había un desplazamiento al rojo, y que ese
desplazamiento al rojo aumentaba cuanto más lejos estaban de nosotros. La luz
roja consiste en una mezcla de colores que se revela cuando un prisma se
descompone en un espectro de longitudes de onda, siendo las longitudes de onda
más cortas de color azul y las longitudes de onda más largas de color rojo.
Cuando una fuente de luz se aleja del observador, su longitud de onda aumenta y
se desplaza hacia el extremo rojo del espectro. Las observaciones de Hubble
fueron interpretadas como un signo de que las galaxias se alejan de nosotros y
que cuánto más lejos están, a mayor velocidad se mueven.
No fue hasta entonces que los teóricos físicos se tomaron en serio el trabajo
de aquellos que habían producido soluciones distintas a las ecuaciones de campo
de la relatividad general de Einstein y que daban como resultado un universo en
expansión. Uno de ellos fue el jesuita y científico belga Georges Lemaître, que
en 1927 incorporó los datos de Hubble a sus propias ideas y planteó la expansión
del universo con carácter retrospectivo para obtener su hipótesis del átomo
primitivo. La hipótesis defendía que en el tiempo cero, todo lo que contiene el
universo —toda la luz y todas las galaxias, estrellas y planetas— estaba
comprimido en un único átomo súper denso que explotó y formó un universo en
expansión.
En 1948, el astrónomo Fred Hoyle se refirió en tono despectivo a esta
hipótesis como el Big Bang después de haber desarrollado, junto a Thomas Gold
y Herman Bondi, la teoría del estado estacionario. Según esta hipótesis, el
universo está en expansión pero no a partir de un punto, sino que la materia se
crea continuamente en el espacio en expansión y produce una densidad uniforme
en un universo infinitamente grande.
Durante la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, varios teóricos
físicos volcaron su atención hacia el rompecabezas de la cosmogénesis, o cómo
se inició el universo. Enrico Fermi, Edward Teller, Maria Mayer, Rudolf Peierls,
George Gamow, Ralph Alpher y Robert Herman estuvieron entre los que
examinaron la idea del Big Bang.
Gamow, Alpher y Herman intentaron averiguar de qué modo pudieron
crearse todos los tipos de átomos que vemos hoy en día en el universo a partir
del plasma increíblemente pequeño, denso y caliente de protones, neutrones,
electrones y fotones de la hipótesis.[1] Demostraron que los núcleos de helio y
los isótopos[2] de hidrógeno estarían producidos por la combinación de protones
y neutrones en los tres primeros minutos posteriores al Big Bang, puesto que
aquel plasma se expandió y se enfrió a una temperatura inferior a mil millones
grados Kelvin.[3] El cálculo de Alpher y Herman sobre la proporción de
hidrógeno y helio producido de esta manera encaja aproximadamente con el que
se observa en el universo, lo que viene a sustentar la hipótesis del Big Bang pero
ni ellos ni nadie, debido a la inestabilidad de los núcleos formados por una
combinación de cinco u ocho protones y neutrones, fue capaz de demostrar
cómo debieron crearse los elementos más pesados. Todo ello sembró dudas
sobre el Big Bang, y Fermi y sus colegas lo dejaron como un modelo de
cosmogénesis.[4]
Según el relato ortodoxo, Gamow y Alpher calcularon que, después de
trescientos mil años de expansión a partir del Big Bang, el plasma se enfrió hasta
alcanzar una temperatura de 4.000 K,[5] momento en el cual los electrones con
carga negativa fueron capturados por los núcleos atómicos con carga positiva
para formar moléculas de hidrógeno diatómicas estables y eléctricamente
neutras, sus isótopos, y átomos de helio. Los fotones —partículas de radiación
electromagnética con carga neutra— dejaron entonces de estar vinculados al
plasma y se separaron para viajar libremente por el espacio en expansión. Con
ello, se enfriaron y su longitud de onda se incrementó. Cuando el universo
alcanzó su tamaño actual, esa longitud de onda se situó en la región de las
microondas y llenó todo el espacio, produciendo un fondo cósmico de
microondas. En 1948, esos científicos estimaron que la temperatura de este
fondo cósmico de microondas era aproximadamente de 5 K. En 1952, Gamow
estimó que la temperatura se situaba alrededor de 50 K.[6]
Entretanto, Fred Hoyle y sus colegas demostraron que los elementos más
pesados podían ser producto de una fusión nuclear en el interior de las estrellas.
Esta obra de la postguerra, por lo tanto, dejo la teoría del estado estacionario
y el Big Bang como dos hipótesis en competencia para explicar el origen del
universo: la primera sostenía que el universo era eterno y que, en consecuencia,
no había principio, mientras que la segunda defendía que el universo empezó
como una explosión de luz y plasma a partir de un punto.
Sin esperar las evidencias que la comunidad científica necesitaba y, de este
modo, poder elegir entre las dos, la iglesia católica romana emitió su veredicto.
En 1951, el papa Pío XII dijo a la Pontificia Academia de las Ciencias que el Big
Bang era un testimonio del relato de la creación plasmado en el Génesis, cuando
Dios dijo que se hizo la luz. La alacridad con la que la Iglesia respondió a esta
hipótesis científica contrasta con los doscientos años que fueron necesarios para
que aceptase que Galileo tenía razón cuando sus observaciones sustentaron la
teoría de Copérnico de que la Tierra no es el centro del universo, sino que la
Tierra y los demás planetas orbitan alrededor del sol.
A diferencia de la iglesia católica, la comunidad científica siguió dividida
entre los seguidores del Big Bang y los de la teoría del estado estacionario hasta
1965, momento en el cual, según la versión ortodoxa de la historia, un
descubrimiento casual produjo las evidencias decisivas.
Los astrónomos Arno Penzias y Robert Woodrow Wilson no conseguían
eliminar el «ruido» de fondo que llegaba desde todas las regiones del
firmamento cuando las observaban a través de su radiotelescopio en los Bell
Laboratories de Nueva Jersey. Pidieron consejo a Robert Dicke, de Princeton,
que, sin que ellos estuvieran al corriente, llevaba tiempo intentando encontrar la
radiación de fondo cósmico de microondas predicha por Gamow. Dicke se dio
cuenta entonces de que este «ruido» uniforme en la región de las microondas era
esta radiación que se había enfriado a una temperatura de 2,7 K.[7]
Rara vez, si alguna, se comenta que Geoffrey Burbridge, profesor de
astrofísica de la Universidad de California, afirmó que este relato ortodoxo está
distorsionado. Según él, la elección de parámetros que Alpher y Herman
realizaron para sus ecuaciones fue lo que hizo que la proporción entre hidrógeno
y los demás elementos ligeros que presentaron se correspondiera
aproximadamente a la proporción observada. Más aún, señaló que el descubridor
de la radiación de fondo cósmico de microondas fue Andrew McKellas, que
estimó además su temperatura entre 1,8 y 3,4 K, y que publicó dichos
descubrimientos en 1941; alegó que Gamow conocía como mínimo estos
resultados y que, por lo tanto, no predijo la radiación de fondo cósmico de
microondas que las observaciones posteriores confirmaron.[8]
Sin embargo, el relato ortodoxo prevaleció y Penzias y Wilson recibieron un
Premio Nobel por su descubrimiento. La inmensa mayoría de la comunidad
científica adoptó el Big Bang como modelo para el origen del universo y los que
no se mostraron de acuerdo con él lo pasaron realmente mal. Según John
Maddox, la continuada adhesión de Hoyle a la teoría del estado estacionario «lo
condenó al ostracismo de sus colegas académicos y a la renuncia sin precedentes
de su puesto como profesor en Cambridge».[9]
Probablemente, este último hecho fue una consecuencia de las duras críticas
de Hoyle a las evidencias contra la teoría del estado estacionario que presentó su
colega académico en Cambridge, Martin Ryle, y que acabaron con la enemistad
entre los dos. Y mientras que Hoyle jamás consiguió un nuevo puesto
académico, Ryle acabó convirtiéndose en Astrónomo Real de Gran Bretaña y
siendo galardonado con un Premio Nobel. De manera inexplicable, el Premio
Nobel de 1983, concedido por el trabajo sobre la nucleosíntesis estelar, fue
otorgado únicamente a William Fowler e ignoró tanto a Hoyle como a Geoffrey
y Margaret Burbidge, los otros tres autores del trascendental documento de 1957
que describe en detalle cómo se forman en el interior de las estrellas todos los
elementos naturales distintos al hidrógeno y el helio. Fowler reconoció
libremente que Hoyle fue el primero en establecer el concepto de nucleosíntesis
estelar y que se había incorporado a Cambridge con una beca Fullbright con el
único fin de trabajar con Hoyle.[10]
El relato ortodoxo ejemplifica el método científico según el cual una teoría
consolidada —el universo eterno— queda descartada cuando nuevos datos
confirman predicciones realizadas por una hipótesis distinta —el Bing Bang—,
que pasa entonces a convertirse en la teoría ortodoxa. En el trato recibido por
Hoyle, ejemplifica también el comportamiento de la clase dirigente científica
hacia aquellos que se muestran disconformes con la ortodoxia.
Desde mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, el modelo del
Big Bang se ha mantenido con la misma convicción que mantenía la teoría del
universo eterno e invariable en 1928. ¿Pero siguen las evidencias validando este
modelo y, en caso contrario, como ha respondido la comunidad científica?
Para ver si el modelo del Big Bang ofrece una explicación satisfactoria del
origen del universo, debemos examinar su base teórica.
Base teórica
Friedman demostró que los universos con estas tres posibles geometrías
tenían tres destinos distintos. El universo cerrado (o esférico) se expande a partir
de un Big Bang, pero el efecto gravitacional de su materia es lo bastante fuerte
como para ralentizar, detener y cambiar el sentido de la expansión hasta que el
universo en contracción termina en un Big Crunch, o gran implosión. El
universo abierto (o hiperbólico) se expande a partir de un Big Bang, pero el
efecto gravitacional de su materia es demasiado débil para detener esta
expansión, que continúa indefinidamente a un ritmo regular hasta que sus
elementos dejan de tener contacto entre ellos, lo que conduce a un universo
vacío. El universo plano se expande a partir de un Big Bang, pero el efecto
gravitacional que une su materia equilibra exactamente la energía cinética de la
expansión, lo que da como resultado que el ritmo de la expansión disminuya
pero no lo bastante como para detenerla, de modo que el universo se expande
eternamente a un ritmo de expansión continuamente más lento.
Como consecuencia de los supuestos de simplificación, tanto el universo
plano como el abierto son necesariamente infinitos en su extensión: si llegaran a
un límite definido, entrarían en contradicción con el supuesto de que el universo
se ve igual desde todos los puntos. Pero esto no aplica para un universo esférico:
una esfera perfecta tiene el mismo aspecto desde todos los puntos de su
superficie.
A diferencia de Einstein, Friedman no incorporó una constante arbitraria
Lambda para conseguir el resultado deseado. En su modelo matemático, la
fuerza de la gravedad de la materia en relación con la energía cinética de la
expansión se expresa como el parámetro de densidad crítica Omega (Ω). En un
universo cerrado, Omega es mayor que 1; en un universo abierto, Omega es
menor que 1; en un universo plano, Omega es igual a 1.
Después de que Hubble publicara sus datos, la mayoría de científicos llegó a
la conclusión de que lo que más encajaba con las observaciones era un universo
plano iniciado a partir de un Big Bang muy caliente, razón por la cual el modelo
Friedmann-Lemaître pasó a ser el modelo ortodoxo.[14]
Una geometría cerrada es el análogo tridimensional de la superficie de una
esfera: en esta geometría, la suma de los ángulos de un triángulo es superior a
180º y la circunferencia de un círculo es inferior a π veces su diámetro. Una
geometría abierta es el análogo de una superficie hiperbólica, o en forma de silla
de montar: en este caso, la suma de los ángulos de un triángulo es inferior a 180º
y la circunferencia de un círculo es superior a π veces su diámetro. Una
geometría plana es la geometría euclidiana que conocemos: la suma de los
ángulos de un triángulo es igual a 180º y la circunferencia de un círculo es
exactamente π veces su diámetro. Las distintas geometrías espaciales cambian
con el tiempo según el factor de escala, o de expansión, del universo. Sin
embargo, si introducimos una constante cosmológica distinta a cero, podrá
producirse cualquier tipo de geometría con cualquier tipo de evolución en el
tiempo.
Problemas de la teoría del Big Bang
Homogeneidad
Planicidad (Omega)
Hay una idea que afirma solucionar estos primeros cuatro problemas de un
solo plumazo.
A quién se le ocurrió la idea fue, y sigue siendo, tema de debate. Alan Guth,
del Massachusetts Institute of Technology, declara «Protagonicé el debut oficial
de la inflación en el seminario que impartí en SLAC el 23 de enero de 1989».
[21] El ruso Andrei Linde, que trabaja actualmente en la Universidad de
Stanford, California, reivindica que Alexei Starobinsky, David Kirzhnits y él
desarrollaron los conceptos esenciales de la inflación en la antigua Unión
Soviética antes de esa fecha.[22]
Según la versión publicada por Guth en 1981, muy poco después de que se
produjera el Big Bang el universo sufrió una expansión enorme y casi
instantánea que lo infló billones de veces en lo que podría haber sido menos de
un billón de billones de billones de segundo. Para que este fenómeno fuera
posible, el universo estaba en un estado inestable tremendamente frío; esta
inflación decadente acabó deteniéndose y el inmenso universo inició la
expansión desacelerada que predice el modelo básico del Big Bang.[23]
Después de la inflación, el universo ha quedado convertido en algo tan
inmenso que solo alcanzamos a ver una mínima fracción del mismo. Y esta es la
razón por la cual, igual que sucede con un área minúscula en la superficie de un
globo gigantesco, nuestra parte tiene aspecto plano. Dicho de otra manera, la
inflación diluye de tal manera cualquier desequilibrio entre la energía explosiva
de la expansión y la energía de la fuerza de gravedad de la materia del Big Bang
que permite que el universo post-inflación experimente una expansión
desacelerada estable. En efecto, después de la inflación Omega queda igual a
uno y el universo no está destinado a sufrir una aceleración rápida hacia el vacío
ni una contracción veloz hacia el colapso: sigue el modelo matemático del
universo plano. Lo cual soluciona el problema de la planicidad.
La enorme expansión inflacionaria ha diluido también cualquier irregularidad
surgida a partir del Big Bang explosivo. Lo cual soluciona el problema de la
homogeneidad.
De un modo similar, todos esos monopolos magnéticos existen en algún
lugar del inmenso universo, pero nuestra región es tan increíblemente minúscula
que no contiene ninguno. Lo cual soluciona el problema de los monopolos
magnéticos.
El universo que somos capaces de ver actualmente, cuyas distancias más
lejanas están limitadas por la velocidad de la luz y la edad del universo, es solo
la región post-inflación expandida de lo que fue una parte increíblemente
minúscula del universo inflacionado. En esta parte increíblemente minúscula,
todos los fotones estuvieron en contacto y alcanzaron una temperatura uniforme.
Lo cual soluciona el problema del fondo cósmico de microondas.
La conjetura sobre la inflación de Guth, sin embargo, tenía un punto débil
que acabó resultando fatal. Su mecanismo para terminar con la expansión
exponencial desbocada y que permitía que el universo pudiera entonces iniciar
su expansión desacelerada según el modelo básico de universo plano de
Friedmann-Lemaître, producía en el universo grandes heterogeneidades que las
observaciones refutan. Guth la retiró después de un año.
Andreas Albrecht y Paul Steinhardt y, por otro lado, Linde, presentaron
versiones modificadas.
Pero según Linde, estas versiones tampoco funcionaban. Declaró que los
problemas de la conjetura de la inflación solo quedaron solventados cuando, en
1983, él concibió una nueva versión más sencilla en la que prescindía del súper
enfriamiento, de los efectos cuánticos de la gravedad e incluso del supuesto
habitual de que el universo era caliente en su origen; se basaba simplemente en
los campos escalares. Un campo escalar en un concepto matemático según el
cual todo punto del espacio está asociado a un escalar, una cantidad como la
masa, la longitud o la velocidad que queda totalmente especificada por su
magnitud.[24] Linde se limitó a asumir que el universo tenía todos los campos
escalares posibles, y que cada uno de ellos tenía todos los valores posibles. Este
supuesto otorgó a su modelo matemático infinitas posibilidades y produjo,
teóricamente, regiones del universo que continúan siendo pequeñas y otras que
se inflan de manera exponencial. Por su naturaleza arbitraria, lo denominó
«inflación caótica». Se convirtió en una versión popular de la inflación y desde
entonces se han propuesto muchas más versiones de la misma.[25]
La conjetura de la inflación no solventa el problema del esqueleto en el
armario —de hecho, agranda incluso más el tamaño del esqueleto—, pero los
cosmólogos se sintieron tan aliviados al ver que solucionaba los cuatro
problemas que habían identificado, que la aceptaron con entusiasmo. De hecho,
acordaron ponerle el título de Teoría de la inflación y el modelo Inflacionario del
Big Bang pasó a convertirse en la ortodoxia científica.
La teoría básica del Big Bang caliente consta de dos partes. La primera es la
solución a las teorías de campo de Einstein que asume que el universo es tanto
omnicéntrico como isotrópico (y, por lo tanto, homogéneo) y la elección de un
universo geométricamente plano. La segunda parte es el modelo estándar de la
física de partículas.
El supuesto omnicéntrico no es verificable. Incluso en el caso de que una
civilización avanzada de una galaxia remota nos hiciera llegar su visión del
universo, estaría tremendamente obsoleta cuando llegara a nosotros.
A pesar de que tanto el supuesto de isotropía como el supuesto de
homogeneidad no son totalmente válidos porque el universo está integrado por
sistemas solares, galaxias, grupos locales de galaxias, cúmulos de galaxias y
supercúmulos separados por gigantescos vacíos, los cosmólogos creen que estos
supuestos son válidos en la escala del universo. Sin embargo, cada vez que los
astrónomos han examinado secciones grandes a enormes distancias con
instrumentos cada vez más sofisticados, han descubierto estructuras tan grandes
como el tamaño de la región examinada. En 1989, Geller y Huchra identificaron
una estructura casi bidimensional de aproximadamente 650 millones de años luz
de longitud a la que apodaron la Gran Muralla. En 2005, Gott y sus colegas
detectaron la Gran Muralla Sloan, de más del doble de longitud que la primera,
1,3 miles de millones de años luz, a una distancia aproximada de nosotros de mil
millones de años luz. En 2013, Roger Clowes y sus colegas identificaron un
grupo de cuásares sin precedentes con una longitud de cuatro mil millones de
años luz a una distancia que se sitúa entre ocho y nueve mil millones de años
luz.[26] En 2014, István Horváth y sus colegas informaron de que en 2013
habían realizado el descubrimiento de un objeto que multiplicaba por seis el
tamaño de la Gran muralla Sloan, de una longitud de entre siete y diez mil
millones de años luz y a una distancia aproximada de diez mil millones de años
luz.[27] Los tamaños de estos objetos contradicen los supuestos de isotropía y
homogeneidad.
En cuanto a la elección de la geometría plana, no podemos verificar la
consecuencia de que el universo tiene un tamaño infinito.
Más aún, la idea de que el universo, espacio-tiempo incluido, cobra
existencia a partir de la nada gracias un Big Bang caliente partió de extrapolar la
expansión del universo al momento de tiempo cero. Pero la teoría cuántica se
desmorona en ese momento porque su Principio de la incertidumbre defiende
que no es posible especificar nada dentro de un periodo inferior a 10-43
segundos, lo que se conoce como tiempo de Planck.[28] Además, esta
extrapolación comprime el universo hasta un punto de densidad infinita donde la
curvatura del espacio-tiempo es infinita, lo que provoca el derrumbe de la teoría
de la relatividad.[29] Como dice Guth, «la extrapolación a temperaturas
arbitrariamente elevadas nos lleva mucho más allá de la física que
comprendemos, razón por la cual no existen motivos válidos para confiar en ella.
La verdadera historia del universo en “t = 0” sigue siendo un misterio».[30]
Una teoría que se basa en un misterio en el que las teorías que la sustentan se
desmoronan y, que se basa además en supuestos simplificadores, uno de los
cuales no puede verificarse mientras que los demás entran en contradicción con
las observaciones astronómicas, queda lejos de ser totalmente fiable.
La segunda parte de la teoría básica del Big Bang es el modelo estándar de la
física de partículas, que utiliza la teoría del campo cuántico para explicar cómo,
mediante un mecanismo denominado ruptura de simetría, se forman las
partículas subatómicas a partir de la energía liberada por el Big Bang.
Según este modelo, distintos tipos de cuarks se combinan para crear los
protones y los neutrones (cuyas distintas combinaciones crean el núcleo de todos
los átomos). Las interacciones entre doce de estos tipos de partículas elementales
son los movimientos de cinco partículas elementales más, bosones que son
portadores de fuerza, como los gluones, que proporcionan la fuerza de unión a
los cuarks.[31]
El modelo ha predicho con éxito la existencia de partículas que
posteriormente han sido detectadas, directamente o por inferencia en el caso de
los cuarks, mediante experimentación u observación. Una predicción clave es la
existencia de una partícula conocida como el bosón de Higgs, esencial para
explicar por qué los dieciséis tipos de partículas elementales restantes, con la
excepción del fotón y el gluon, tienen masa. En 2012, dos experimentos llevados
a cabo con el Large Hadron Collider, o Gran Colisionador de Hadrones (LHC),
construido por el Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) en el
subsuelo de la frontera franco-suiza, identificó la muy efímera existencia del
bosón de Higgs, o posiblemente de una familia de bosones de Higgs, en cuyo
caso el modelo estándar necesitaría revisión.
Incluso en el caso de que solo se confirmara un único bosón de Higgs
después de que el LHC reabriera en 2015 con niveles de energía muy superiores,
seguiría habiendo problemas importantes. El modelo estándar contenía
diecinueve parámetros, que se revisaron después de 1998 a veintinueve para
permitir que los neutrinos tuvieran masa, algo que no había predicho el modelo.
Estos parámetros son constantes libremente ajustables cuyos valores deben
elegirse: desde un punto de vista matemático, la teoría resulta consistente
independientemente de los valores que se incorporen. Estas constantes
especifican las propiedades de la materia, como la carga de un electrón, la masa
de un protón y constantes de acoplamiento (números que determinan la fuerza de
las interacciones entre partículas). Las constantes se calculan experimentalmente
y luego se incorporan al modelo «a mano». Tal y como Guth reconoce «[según el
modelo estándar] las masas de la partícula W+ y del electrón surgen
esencialmente de la misma manera, de modo que el hecho de que la masa del
electrón sea 160.000 veces inferior se incorpora a la teoría amañando los
parámetros para que así suceda».[32] Una teoría de este estilo es, por naturaleza,
menos fiable que aquella cuyas predicciones queden posteriormente confirmadas
por la experimentación y la observación.
Cuando se tienen en cuenta las antipartículas correspondientes y las
variaciones en los bosones, el número de partículas elementales asciende a
sesenta y uno, [33] lo que parece un número importante para definirlas como
elementales o irreducibles. Además, el actual modelo estándar es necesariamente
incompleto porque no tiene en cuenta la gravedad. De hacerlo, se harían
necesarias más partículas elementales, como los gravitones.
La fiabilidad de la teoría básica del Big Bang depende también de su
correspondencia con la realidad. Los cosmólogos han adoptado la interpretación
que hizo Friedman para solucionar matemáticamente las ecuaciones de campo de
Einstein. Esta interpretación defiende que las estrellas (que posteriormente se
revisaron para pasar a ser galaxias y más adelante cúmulos galácticos) no se
mueven. Están incrustadas en el espacio y lo que se expande es el espacio entre
las galaxias. Puede que la lógica matemática que lo respalda sea correcta, pero
para muchos no-cosmólogos parece una interpretación jesuítica: en el mundo
real, si la distancia entre dos galaxias aumenta con el tiempo, las galaxias se
distancian durante ese tiempo. De hecho, los cosmólogos se refieren al
desplazamiento al rojo de una galaxia como la medida de la velocidad a la que
esa galaxia se aleja de la nuestra.
Existen escasas evidencias directas de que la inflación tuviera realmente lugar. Las observaciones
del fondo cósmico de microondas […] son consistentes con la idea de que la inflación se produjo,
pero eso no significa que realmente tuviera lugar. Lo que es más, seguimos incluso sin saber qué
habría causado de haberse producido.[52]
Se han propuestos distintas versiones sobre cómo se produjo la inflación. La característica común
esencial es el periodo de expansión exponencial en el universo temprano, lo que resuelve los
problemas del horizonte y la planicidad. Sin embargo, no existen evidencias de que alguna de estas
fases se haya producido y comprender cómo podrían obtenerse dichas evidencias resulta
tremendamente difícil.[53]
Si la hipótesis solo soluciona los problemas concretos sobre el universo primigenio para los que fue
diseñada y nada más, la verdad es que tiene escaso poder explicativo y se quedaría tan solo en una
descripción alternativa (tal vez preferible desde un punto de vista teórico) de la situación conocida
[…] el supuesto campo inflatón que sustenta una era inflacionaria de rápida expansión en el
universo primigenio no se ha identificado y ningún experimento de laboratorio ha demostrado su
existencia. Al ser φ un campo desconocido, podemos asignarle un potencial arbitrario V(φ) […]. Se
ha demostrado que podemos obtener la evolución de escala S(t) deseada del universo si elegimos
adecuadamente su potencial; y también es posible obtener la perturbación del espectro que
deseemos si realizamos la elección (posiblemente distinta) adecuada. De hecho, en todos los casos
es posible realizar los cálculos matemáticos a la inversa, a partir del resultado deseado, para
determinar el potencial V(φ) requerido.[54]
Finalmente, para que una hipótesis se convierta en teoría científica debe ser
susceptible de ser verificada. La reivindicación principal de las diversas
hipótesis de inflación es que el universo que observamos no es más que una
parte increíblemente minúscula de la totalidad del universo. Si la información no
puede viajar a velocidad superior a la de la velocidad de la luz, no podremos
comunicar con, ni obtener ninguna información sobre, ninguna otra parte de este
universo. Hasta que los proponentes de los distintos modelos de inflación
conciban un método para verificar sin ambigüedades la existencia de algo con lo
que no podemos ni comunicar ni obtener información, su principal
reivindicación no solo seguirá pendiente de verificación sino que además seguirá
siendo no verificable. En consecuencia, me referiré a ella como la conjetura de la
inflación.
Como John Maddox, director editorial de Nature durante veintitrés años,
dijo: «Un hecho revelador sobre los hábitos de la comunidad científica es que no
haya vertido con la generosidad acostumbrada su perpetuo y sano escepticismo
sobre esta atrevida e ingeniosa teoría».[55]
Conclusiones
No solo no podemos ver aquello de lo que está hecha la mayor parte del universo, sino que además ni
siquiera estamos hechos de lo que la mayor parte del universo está hecha.
Singularidad
Energía oscura
Y por si todo esto no fuera bastante malo para el modelo ortodoxo, en 1998
los astrónomos anunciaron un descubrimiento de importancia mayor si cabe.
Gracias al desarrollo de la tecnología y de la teoría astrofísica, dos equipos
internacionales de astrónomos fueron capaces de recopilar datos de supernovas
Tipo 1a con gran desplazamiento al rojo; consideraron que estas explosiones
violentas de estrellas enanas blancas producían luminosidades estándar. Según la
cosmología ortodoxa, el grado de desplazamiento al rojo indicaba que eran
estrellas lejanas, y por lo tanto jóvenes, que habrían explotado cuando el
universo tenía entre nueve y diez miles de millones de años. Sin embargo, eran
más tenues de lo esperado. Los cosmólogos llegaron a la conclusión de que
debían de estar situadas más lejos de lo predicho por el modelo de geometría
plana de Friedmann-Lemaître, que defiende que el ritmo de expansión del
universo está ralentizándose. De ahí que decidieran que alguna cosa tenía que
haber provocado la aceleración de la expansión del universo. Y a ese ingrediente
desconocido le pusieron el nombre de «energía oscura».[5]
Basándose en los supuestos de la teoría ortodoxa y en su interpretación de los
datos astronómicos, los científicos que dirigen la Wilkinson Microwave
Anisotropy Probe anunciaron en 2003 que el universo está integrado por un 4
por ciento de materia conocida, un 23 por ciento de materia oscura de tipo
desconocido y un 73 por ciento de esta misteriosa energía oscura.[6] Es decir,
que la materia oscura desconocida que deja reducida a nada la materia que
conocemos queda a su vez reducida a nada por una energía oscura desconocida
que es responsable de más de dos terceras partes del universo. Tal vez la cita de
Bernard Sadoulet que encabeza el capítulo debería decir: «No solo no estamos
hechos de aquello de lo que está hecho la mayor parte del universo, sino que
además ni siquiera sabemos de qué está hecha la mayor parte del universo».
La figura 4.1 describe esta versión ortodoxa revisada de la historia del
universo.
Conclusiones
Buscar una alternativa [al modelo ortodoxo] es buena ciencia, simplemente. La ciencia avanza con
mayor rapidez cuando hay dos o más ideas en competencia.
Muchos de los teóricos actuales no parecen estar preocupados por la posibilidad de que sus hipótesis
acaben viéndose confrontadas a observaciones objetivas y reales.
Si el concepto de la inflación eterna es correcto, el Big Bang no fue un acto singular de creación,
sino más bien algo parecido al proceso biológico de la división celular […]. Dada la plausibilidad de
la inflación eterna, creo que cualquier teoría cosmológica que no conduzca hacia la reproducción
eterna de los universos pronto quedará considerada como algo tan inimaginable como una especie
de bacterias incapaz de reproducirse.[7]
Guth tiene razón al respaldar este punto de vista como una declaración de fe
más que como una conclusión científica.
En principio, la conjetura responde a la cuestión del origen de nuestra región,
o nuestra burbuja, del universo: tuvo un principio y podría o no tener un fin, pero
el proceso no concluirá nunca. Pero Linde ya no está tan seguro en lo referente a
cómo se inició el proceso. En 2001 escribió: «Existe la posibilidad de que todas
las partes del universo se crearan simultáneamente en una singularidad inicial
tipo Big Bang. La necesidad de este supuesto, sin embargo, ha dejado de ser
obvia».[8] Siete años antes, los cosmólogos Arvind Borde y Alexander Vilenkin
llegaron a una conclusión más precisa. Defendieron que, siempre y cuando se
acepten determinados supuestos técnicos, un espacio-tiempo físicamente
razonable que esté inflándose eternamente hacia el futuro tendría que haberse
iniciado a partir de una singularidad.[9]
El peso del argumento sustenta con claridad la conclusión de que la conjetura
de la inflación caótica «eterna» no es eterna: por mucho que la inflación caótica
continuara indefinidamente en el futuro, tuvo un principio. En consecuencia, no
responde a la pregunta fundamental sobre de dónde salió todo, ni pone tampoco
fin a la difícil cuestión de decidir hasta qué punto es plausible que la inflación
empezara. Más aún, presenta exactamente los mismos problemas de
imposibilidad de verificar su principal reivindicación que situaba las demás
versiones de la idea de la inflación fuera del terreno de la ciencia y dentro del
terreno de las conjeturas filosóficas.
Lee Smolin es un teórico que no solo está preparado para pensar más allá de
las cuatro paredes de la ortodoxia, sino que además cree que es necesario para
que la física progrese. Su conjetura de una evolución de universos mediante
selección natural ha sido tomada muy en serio por diversos sectores de la
comunidad científica, razón por la cual merece la pena examinarla con cierto
nivel de detalle.
En 1974, John Wheeler especuló que el colapso del universo en un Big
Crunch podría conducir a un Big Bounce, o «gran rebote», en el que el universo
se reprocesara para producir un nuevo universo donde las leyes de la física
serían las mismas pero los parámetros físicos, como el de la masa de un protón o
la carga de un electrón, que las leyes no predicen, serían distintos.
Como vimos en el último capítulo cuando hablamos sobre el ajuste de
precisión de los parámetros cosmológicos, cambios muy pequeños pueden
producir universos muy distintos. Por ejemplo, si el único cambio fuera que los
protones son un 0,2 por ciento más pesados, no se formarían átomos estables y el
universo se mantendría en estado plasma; en consecuencia, nunca podría haber
evolucionado la materia compleja, como la del ser humano.
Llevando este concepto un paso más allá, Smolin lanza la conjetura de que
no es solo el colapso de un universo en un Big Crunch lo que produce otro
universo con parámetros distintos a través de un Big Bounce, sino que además el
colapso de una estrella en un agujero negro produce otro universo con
parámetros distintos al otro lado del agujero negro. Generaciones de universos
producidos de esta manera con parámetros aleatorios a partir de un universo
progenitor llevaría, mediante un proceso de selección natural similar al de la
biología,[12] a universos más adaptados para sobrevivir y capaces de permitir la
evolución de vida inteligente.[13]
Esta especulación se sustenta sobre ocho parámetros:
1. Los efectos cuánticos impiden la formación de una singularidad en la que
el tiempo se ponga en marcha o se detenga cuando un universo colapse en
un Big Crunch o una estrella colapse en un agujero negro, de tal modo que
el tiempo continúa en una nueva región de espacio-tiempo conectada al
universo padre solo en su primer momento.
2. Esta nueva región de espacio-tiempo donde el tiempo continúa después del
colapso de una estrella en un agujero negro es inevitablemente inaccesible
para nosotros pero «podría ser tan grande y tan variado como el universo
que podemos ver».
3. Debido a que nuestro universo visible contiene un número enorme de
agujeros negros, «debe de haber un número enorme de otros universos
[…], como mínimo tantos como agujeros negros hay en nuestro universo
[…] [además] si hay muchos más que esos, ¿por qué, entonces, cada uno
de estos universos no podría tener también estrellas que colapsan en
agujeros negros y engendran otros universos?».
4. Los parámetros del primer universo son tales que produce como mínimo
una descendencia de un universo.
5. Cada descendiente sucesivo produce al menos un vástago.
6. Los parámetros del nuevo universo formado por el colapso de un universo
o de una estrella son ligeramente distintos a los de su padre.
7. En el proceso aplican las reglas de la selección natural: el efecto
acumulativo de pequeñas mutaciones aleatorias en los parámetros de los
universos hijos acaba generando universos cuyos parámetros están mejor
adaptados para producir muchos agujeros negros —y de ahí, muchos
vástagos— hasta acabar en universos como el nuestro, que crea alrededor
de 1018 agujeros negros.
8. Los parámetros de universos como el nuestro, con cantidades tan grandes
de agujeros negros, están ajustados para la evolución de vida inteligente.
Abhay Ashtekar, sin embargo, declara con osadía que él y sus colegas del
Penn State Institute of Gravitational Physics and Geometry han sido los primeros
en ofrecer una descripción matemática robusta que establece sistemáticamente la
existencia de un universo colapsado previo y deduce propiedades de geometría
espacio-tiempo en dicho universo. Ashtekar y su equipo utilizan un enfoque
denominado gravedad cuántica de bucles en el afirman demostrar que en vez del
clásico Big Bang, lo que se produce es un rebote cuántico, al otro lado del cual
hay un universo clásico como el nuestro.
Ashtekar reconoce una limitación en su modelo, a saber, los supuestos de que
el universo es homogéneo e isotrópico. «Es una aproximación que se hace en
cosmología, aunque sabemos que el universo no es exactamente así. Así que la
pregunta es cómo conseguir que el modelo sea cada vez más realista. Y eso es
precisamente en lo que estamos trabajando».[15]
El jurado está evaluando el modelo matemático, pero aun en el caso de que el
veredicto emitido fuera «queda demostrado», la ciencia exigiría evidencias
físicas que sustentaran cualquier prueba matemática, y nadie ha sugerido todavía
cómo dichas evidencias podrían obtenerse.
La quintaesencia
a. El Big Bang no es el inicio del tiempo sino una transición a partir de una
fase anterior de evolución.
b. La evolución del universo es cíclica.
c. Los hechos clave que conformaron la estructura del universo se produjeron
durante una fase de contracción lenta de la décima dimensión antes del Big
Bang y no durante un periodo increíblemente breve de expansión
inflacionaria después del Big Bang.
Teoría inadecuada
Una teoría en la que llevan trabajando los mejores cerebros del campo de la
física desde hace más de treinta años debería haber conseguido una base
empírica importante. Sin embargo, una cuerda es cien mil millones de millones
de millones más pequeña que los protones del núcleo de un átomo. Dicho de otro
modo, si escaláramos un átomo al tamaño del sistema solar, una cuerda tendría el
tamaño de una casa. Lo cual significa que no existe por el momento forma
alguna de poder detectar cuerdas.
De todas maneras, defensores de la teoría de cuerdas, como Brian Green,
creen —el verbo «creer» se utiliza más de lo que cabría esperar en las
publicaciones científicas y en las entrevistas a científicos especialistas— que las
predicciones de la teoría son validables. Uno de los requisitos de las teorías de
las supercuerdas es la supersimetría, que afirma que para cada partícula
subatómica que conocemos, como podría ser un electrón o un protón, existe una
pareja mucho más potente denominada «super compañera». Pero la
supersimetría no depende de la teoría de cuerdas —hay otras hipótesis, como la
extensión supersimétrica mínima del Modelo Estándar y la gravedad cuántica de
bucles que la exigen o son compatibles con ella[52]— y, en consecuencia, no es
una predicción única cuya confirmación validaría la teoría de cuerdas. Además,
nadie ha detectado nunca una súper compañera. A pesar de que hay
investigadores que albergan esperanzas, parece poco probable que ni siquiera el
renovado Gran Colisionador de Hadrones, que en 2015 inició operaciones de
energía mucho más potentes, pueda conseguirlo.
La predicción fundamental de la teoría de las supercuerdas por lo que
respecta al origen de nuestro universo es que existen otras dimensiones con las
que no podemos comunicarnos. Greene cree que es una predicción demostrable,
incluso validable, utilizando otra predicción de las teorías de las supercuerdas,
esta vez sobre los gravitones, hipotéticas partículas desprovistas de masa que
transmitirían la fuerza de gravedad. Las teorías de las supercuerdas defienden
que si en nuestro universo la gravedad es tan débil en comparación con las
demás fuerzas de la naturaleza, es porque las cuerdas de las que consisten los
gravitones son bucles cerrados que no están confinados a la brana en la que
existe nuestro universo de tres dimensiones espaciales observables: un gravitón
puede moverse hacia otras dimensiones. Por lo tanto, si un detector de partículas
observara la desaparición repentina de un gravitón, habría una base experimental
suficiente para sustentar la predicción de la teoría de cuerdas sobre la existencia
de dimensiones adicionales. Sin embargo, nadie ha detectado todavía un
gravitón, y mucho menos un gravitón que desaparezca de forma repentina.
De ahí que debamos llegar a la conclusión de que no existe forma predecible
de verificar las afirmaciones de los teóricos de las supercuerdas y de que su
principal reivindicación es, a todas luces, no comprobable.
A pesar de que la idea de que toda la energía y la materia consisten en
cuerdas de energía me resulta intuitivamente más atractiva que la de sesenta y
una partículas fundamentales, en este momento no es más que una idea que ha
cosechado diversas expresiones matemáticas. A partir de aquí utilizaré la
expresión conjetura de cuerdas o «teoría» de cuerdas para dejar claro que esta
idea no satisface el criterio principal de una teoría científica, tal y como hoy en
día la entendemos.
Como hemos visto, la palabra «universo» se aplica hoy en día a cosas muy
distintas. Para evitar malentendidos, definiré el concepto tanto de este término
como de términos relacionados.
Conclusiones
Ninguna modificación del modelo del Big Bang inflacionario ni ninguna otra
conjetura proporcionan hoy en día una explicación científica satisfactoria,
excepto matemática, al origen de la materia de la que estamos formados ni a por
qué el universo adoptó la forma, y no otra, que permitió la evolución del ser
humano.
Tiene que haber una explicación —y es posible que alguna de estas
conjeturas acabe proporcionándola—, pero la cosmología actual tiene problemas
para superar los test que diferencian la ciencia de la creencia con carácter
especulativo. Consideraré este tema en el siguiente capítulo.
[1]Hawking (1988), pp. 132–141.
[2]Véase página 85.
[3]Penrose (2004), pp. 769–772.
[4]Linde (2001).
[5]Véase página 113.
[6]Citado en Science & Technology News, 1 de mayo de2004, p. 3.
[7]Guth (1997), pp. 250–252.
[8]Linde (2001).
[9]Borde, Arvind y Alexander Vilenkin, «Eternal Inflation and the Initial Singularity», Physical Review
Letters 72: 21, 1994, pp. 3305–3308.
[10]Magueijo (2003).
[11]Barrow, John D., «Einstein and the Universe», Conferencia ofrecida en Gresham College, Londres,
18 de octubre de 2005.
[12]El efecto acumulativo de pequeños cambios genéticos que se producen en generaciones sucesivas
de los miembros de una especie que conduce al dominio de aquellos miembros cuyas mutaciones los hacen
más adaptados para competir y sobrevivir; las mutaciones acaban produciendo una nueva especie cuyos
miembros no se reproducen con los de la especie original.
[13]Smolin (1998), pp. 112–132.
[14]Véase página 95 para el argumento de Guth sobre la energía neta cero del universo.
[15]Ashtekar, Abhay, et al., «Quantum Nature of the Big Bang: An Analytical and Numerical
Investigation», Physical Review D (Particles, Fields, Gravitation, and Cosmology), 73: 12, 2006, 124038.
[16] Véase Masa de Planck en el glosario para una explicación más completa.
[17]Narlikar y Burbidge (2008), capítulo 15.
[18]Véase página 75.
[19] Véase página 146.
[20]Ned Wright, tutorial sobre Cosmología, 2004, http://www.astro.ucla.edu/~wright/stdystat.htm.
[21]Lerner (1992), actualizado en http://www.bigbangneverhappened.org/index.htm.
[22]Scarpa, Riccardo, et al., «UV Surface Brightness of Galaxies from the Local Universe to Z ~ 5»,
International Journal of Modern Physics, D 23: 6, 2014,1450058.
[23] Partículas subatómicas pesadas, como los protones y los neutrones.
[24] Partículas elementales ligeras o prácticamente carentes de masa que no interactúan a través de la
fuerza nuclear fuerte, como los electrones.
[25] Cuantos de energía electromagnética carentes de masa.
[26] La forma o formas desconocidas de materia no radiante invocadas para que la teoría sea
consistente con la observación.
[27]Steinhardt, comunicación personal, 24 de junio de 2007.
[28] Steinhardt lo denomina universo cíclico, pero yo utilizo el término universo ecpirótico cíclico para
diferenciarlo de otros modelos cíclicos, como el universo oscilante cíclico de Tolman y los ciclos de la
cosmología de estado cuasi-estacionario.
[29]Steinhardt, Paul J. y Neil Turok, «The Cyclic Model Simplified», Departamento de Física,
Princeton University, 2004. http://www.phy.princeton.edu/~steinh/dm2004.pdf. Consultado el 11 de marzo
de 2007.
[30] Véase página 68.
[31]Leake, Jonathan, «Exploding the Big Bang», The Sunday Times, Londres, 20 de Agosto de 2006, p.
14.
[32]Steinhardt, comunicación personal, 9 de marzo de 2007.
[33] Véase página 95.
[34]Steinhardt y Turok (2004), (2007).
[35]Steinhardt, comunicación personal, 12 de marzo de 2007.
[36]Ibid.
[37]Steinhardt, comunicación personal, 30 de abril y 7 de mayo de 2007.
[38]Steinhardt, comunicación personal, 20 de agosto de 2014.
[39]Susskind (2005).
[40] Susskind lo denominó «megaverso», pero como he utilizado este término para describir el universo
de diez dimensiones espaciales de la teoría de las súper-cuerdas, etiquetaré la versión de Susskind como una
especulación sobre el cosmos, pues invoca una miríada de megaversos.
[41]Smolin (2007), p. 105.
[42] Una partícula punto se considera una brana de cero dimensiones, una cuerda como una brana de
una dimensión, una membrana es una brana bidimensional, y así sucesivamente.
[43]Magueijo (2003), p. 239.
[44]Gross, David «Viewpoints on String Theory», WGBH, 2003,
http://www.pbs.org/wgbh/nova/elegant/view-gross.html. Consultado el 15 de Agosto de 2006.
[45]Véase página 90.
[46]Citado en Smolin (2007), p. 154.
[47]Citado en ibíd., p. 197.
[48]Friedan, D., «A Tentative Theory of Large Distance Physics», Journal of High Energy Physics,
2003, 10, pp. 1–98.
[49]Smolin (2007), p. 198.
[50]Woit (2006)
[51]Las dudas de la física en el siglo XXI: ¿es la teoría de cuerdas un callejón sin salida?, Crítica,
Barcelona, 2007.
[52]Smolin (2007), p. 176.
CAPÍTULO 6. LOS PROBLEMAS DE LA
COSMOLOGÍA COMO MEDIO EXPLICATIVO
Cuando los científicos generamos ideas teóricas deberíamos ser temerariamente radicales, pero a la
hora de interpretar las evidencias, todos deberíamos ser tremendamente conservadores.
Para que una explicación sea científica, debe ser verificable. Y de un modo
más concreto, los criterios científicos generalmente aceptados decretan que la
validez de la explicación de una cosa depende de nuestra capacidad de detectar y
compilar, y a ser posible medir, datos al respecto de dicha cosa, interpretar
correctamente esos datos y extraer una conclusión provisional, o hipótesis, a
partir de los datos a modo de base a partir de la cual realizar predicciones o
retrodicciones que puedan ser verificadas mediante observación o
experimentación y que verificadores independientes puedan confirmar o
rechazar.
La cosmología es distinta de otras ramas de la ciencia, como la química o la
biología, en tres aspectos: solo tenemos un universo; formamos parte de él; y es
incomparablemente grande. No podemos experimentar con él cambiando su
temperatura, su presión o sus condiciones iniciales, por ejemplo, ni tampoco
podemos compararlo con otros universos porque, por definición, el universo es
todo lo que nuestros sentidos pueden percibir; no podemos observarlo desde el
exterior; y su tamaño presenta retos colosales. Estos factores juegan un papel
muy importante en cuatro problemas interrelacionados a los que se enfrenta la
cosmología en su intento de explicar el origen y la evolución de la materia:
dificultades prácticas, interpretación de los datos, teoría inadecuada y
limitaciones intrínsecas.
Dificultades prácticas
Límites de detección
Problemas de medición
Desplazamiento al rojo
Una de las interpretaciones más críticas de los datos es la que argumenta que
el desplazamiento al rojo siempre es una medida de la distancia y, combinada
con la constante de Hubble, es también una medida de la velocidad de recesión
y, por lo tanto, de la edad de los objetos celestes. En el capítulo 3 se expuso que
Halton Arp. Geoffrey Burbidge y otros desafiaban esta interpretación.[14]
La clave de este conflicto de interpretación es la naturaleza de los cuásares,
conocidos también como objetos cuasi-estelares. Estas potentes fuentes de
emisiones variables de ondas de radio fueron detectadas en 1961 e identificadas
al principio con minúsculos objetos visibles que se creía que eran estrellas de
nuestra galaxia. Sin embargo, cuando se analizó el espectro de su luz, se vio que
eran desplazamientos al rojo muy elevados. Se detectaron entonces otros objetos
diminutos también con un elevado desplazamiento al rojo; pero estos objetos no
emitían ondas de radio sino luz visible, principalmente azul, que variaba en
periodos de días, y muchos de ellos emitían además potentes rayos X que
variaban en periodos de horas en comparación con los años o meses de los que
emitían ondas de radio.
Los cosmólogos ortodoxos interpretaron los elevadísimos desplazamientos al
rojo como que estos cuásares eran extremadamente remotos y se alejaban de
nosotros a velocidades de hasta el 95 por ciento la velocidad de la luz.
Argumentaban que debido al tiempo que tardaba su luz en llegar hasta nosotros,
lo que veíamos ahora eran esos cuásares cuando tanto ellos como el universo
eran muy jóvenes. El problema estaba en explicar por qué esas distancias tan
enormes daban a entender que sus emisiones electromagnéticas eran el
equivalente a las de mil galaxias combinadas, mientras que su pequeño periodo
de variación en emisión daba a entender que esas fuentes eran muy pequeñas;
además, solo una veinteava parte de ellos emitía ondas de radio, mientras que la
mayoría emitía luz visible y rayos X, y algunos también rayos gamma.
En los años 80, los cosmólogos ortodoxos llegaron a una interpretación
consensuada razonable. La causa de esas emisiones ópticas y de rayos X tan
enormes era un disco de gas y polvo muy caliente que giraba y había sido
absorbido por un gigantesco agujero negro situado en el centro de una galaxia
muy joven, mientras que las emisiones de radio eran debidas a chorros
expulsados a lo largo del eje de rotación, igual que se había observado en la
formación de estrellas. Era simplemente nuestro ángulo de visión lo que
diferenciaba las potentes fuentes de radio de las potentes fuentes ópticas y de
rayos X.[15]
Arp, Burgidge y otros reivindicaron, sin embargo, que sus estudios de
cuásares con desplazamiento al rojo elevado muestran a muchos de estos
cuásares alineados a lado y lado de galaxias cercanas activas y, en algunos casos,
con un vínculo físico con esas galaxias; además, los análisis muestran un
incremento de brillo y una disminución del desplazamiento al rojo a medida que
aumenta la distancia con respecto a la galaxia madre. Interpretaron que estos
datos sugieren que estos cuásares son pequeñas protogalaxias expulsadas a una
velocidad próxima a la de la luz desde agujeros negros situados en el núcleo de
galaxias activas, y que de ahí evolucionaron a galaxias, volviéndose así más
brillantes a medida que aumentaron su distancia de la galaxia madre a la vez que
desaceleraban.
En 2007, Michael Rowan-Robinson, presidente de la Royal Astronomical
Society, descartó la idea: «La historia de la anomalía del desplazamiento al rojo
terminó hace treinta años. Algunas de estas asociaciones son casuales, otras
debidas a la lente gravitacional».[16] Pero Burbridge mantuvo que lo que
refuerza su interpretación es la acumulación de datos en el transcurso de los
últimos treinta años.
A menos que esto pueda explicarse argumentando que la materia oscura próxima a las galaxias
brillantes origina, a través de la lente gravitacional, el brillo de los cuásares débiles que están lejanos
—y no existe ningún modelo gravitacional de este estilo que resulte satisfactorio—, la mayoría de
los cuásares no están muy lejanos. La única salida que le queda a la gente convencional es llegar a la
conclusión de que todas las configuraciones son accidentales y/o que las estadísticas son erróneas
[…]. Los datos siguen acumulándose. En 2005, Margaret Burbridge y sus colegas mostraron un
cuásar que emite rayos X y con un desplazamiento al rojo de 2,1 a solo 8 segundos de arco de la
galaxia activa NGC 7619. La probabilidad de que esto sea casual es de una entre diez mil. Y hay
muchos, muchísimos más casos similares en la literatura.[17]
Pero, según Arp, no hay tantos como debería haber. Asegura que le cuesta
mucho conseguir publicar sus trabajos en revistas científicas. En 1998, reprodujo
algunos de los intercambios que ha mantenido con árbitros anónimos, a quienes
calificó de «manipuladores, taimados, insultantes, arrogantes y, sobre todo,
rabiosos».[18] Este punto de vista fue corroborado por Burbridge, que declaró
que los que dominan la cosmología no son científicos observacionales, sino
teóricos matemáticos que solo prestan una atención secundaria a los datos.
«Ignoran por completo nuestros puntos de vista sobre la cosmología y en el
transcurso de los últimos veinte años, ha habido muchos intentos exitosos
enfocados a dejar de darnos invitaciones y hacer otras cosas para impedirnos
intervenir en conferencias cosmológicas. Seguramente lo hacen porque cuando
tenemos una plataforma para poder explicarnos resultamos bastante
convincentes».[19]
Se trata de científicos respetables. Arp es tal vez el astrónomo especializado
en observación extragaláctica más experimentado que existe. Trabajó durante
veintinueve años en el observatorio Palomar y luego se incorporó al prestigioso
Max Planck Institute, en Alemania; entre sus galardones destaca el Helen B.
Warner Prize de la American Astronomical Society. Burbridge fue profesora de
astrofísica de la Universidad de California, San Diego y en 2005 recibió la
medalla de oro de la Royal Astronomical Society. Sus quejas por la represión a
las alternativas al punto de vista ortodoxo fueron replicadas por Richard Lieu.
[20]
Esta interpretación alternativa de algunos desplazamientos al rojo tiene algo
que me sorprende: si las protogalaxias se expulsan a una velocidad próxima a la
de la luz desde el núcleo de galaxias existentes y activas, ¿por qué no se
expulsan aleatoriamente, de modo que haya la misma cantidad aproximada de
protogalaxias expulsadas hacia nosotros que expulsadas lejos de nosotros, lo que
produciría, en consecuencia, tanto desplazamientos al azul elevados como
desplazamientos al rojo elevados?
Arp hizo hincapié en este asunto en el análisis que realizó en 2008 —como
parte del en el Two-degree-Field (2dF) Galaxy Redshift Survey— de un cúmulo
integrado por catorce cuásares con desplazamiento al rojo elevado situado
alrededor de la galaxia AM 2330-284.[21] Afirma que sus desplazamientos al
rojo se sitúan en un estrecho rango mayor e inferior que la velocidad de recesión
cósmica de la galaxia; esto sería consistente con que fueran expulsados
aleatoriamente de la galaxia madre a velocidades de más y menos 1.800
kilómetros por segundo. Esto es mucho menos que la velocidad de la luz, puesto
que la masa de los objetos expulsados aumenta con el tiempo y, para conservar la
inercia, tienen que reducir la velocidad.[22] Arp basa esta interpretación en la
hipótesis de la masa variable de Hoyle Narlikar, que forma parte de su teoría de
la gravitación que defiende que la materia de nueva creación empieza con masa
cero y va aumentando con el tiempo a través de la interacción con el resto de
materia del universo.[23]
Arp tal vez esté equivocado, igual que podrían estar equivocados Burbridge y
todos los que han desafiado la interpretación ortodoxa del desplazamiento al
rojo. Sin embargo, hasta que los cosmólogos ortodoxos no entablen un debate
razonado con Arp y otros científicos reconocidos que plantean interpretaciones
distintas de los datos y dejen de ignorarlos o denigrarlos, seguirá colgando un
interrogante sobre la interpretación ortodoxa de todos los desplazamientos al
rojo y, por ende, sobre el modelo del Big Bang.
La sencilla conclusión, que los datos autentificados hasta el momento son consistentes con la
doctrina del Big Bang, se ha amplificado en los periódicos y en los informativos hasta transformarla
en la prueba de que «sabemos cómo» empezó el universo. Lo cual no deja de ser motivo de alarma.
Declaraciones exageradas
Los científicos del proyecto WMAP interpretaron sus datos como una
validación más del modelo ortodoxo del Big Bang inflacionario, diciendo que el
patrón de puntos calientes y fríos era consistente con las predicciones más
simples de la conjetura de la inflación.
En 2005, sin embargo, los análisis de los datos del WMAP realizados por
otros cosmólogos empezaron a sembrar dudas importantes. Richard Lieu y
Jonathan Mittaz, de la Universidad de Alabama, Huntsville, descubrieron que los
datos del WMAP indican un universo ligeramente «súper crítico» en el que hay
más materia —y, en consecuencia, un campo gravitatorio más potente— de lo
que interpretan los científicos del proyecto WMAP, lo cual presentaría graves
problemas para la conjetura inflacionaria.[32] Descubrieron asimismo una
carencia de lo que se conoce como efectos de lente gravitacional en el fondo
cósmico de microondas que el modelo estándar del Big Bang predice. Según
ellos, los puntos fríos del fondo de microondas poseen un tamaño demasiado
uniforme para haber viajado durante casi catorce miles de millones de años luz
desde los confines del universo hasta la Tierra. Las consecuencias sugieren
diversas explicaciones alternativas. La más conservadora es que los parámetros
cosmológicos del modelo ortodoxo, incluyendo la constante de Hubble, son
erróneos. La posibilidad más contenciosa es que la radiación de fondo cósmico
de microondas no sea un remanente del Big Bang sino que esté creada por un
proceso distinto, un proceso local tan próximo a la Tierra que la radiación no se
acercaría a ninguna lente gravitacional antes de alcanzar nuestros telescopios.
David Larson y Benjamin Wandelt, de la Universidad de Illinois,
descubrieron una desviación estadísticamente significativa de la distribución
gaussiana de puntos calientes y fríos predicha por la inflacion.[33] Kate Land y
Joao Magueijo, del Imperial College de Londres, analizaron la radiación de
fondo cósmico de microondas a través de sus tres componentes y descubrieron
que dos de ellos —el cuadropolo y el octopolo— presentaban una orientación de
puntos calientes y fríos que estaba alineada a lo largo de lo que Magueijo apodó
como «el eje del mal», lo que contradeciría la predicción de orientación aleatoria
que defiende la inflación. Magueijo sugiere que podría deberse a que el universo
tuviera forma de losa, o de rosquilla, o a que el universo estuviera rotando, todo
lo cual entraría en conflicto con los supuestos de isotropía y omnicentrismo en
que se basa el modelo ortodoxo.[34]
La mayoría de cosmólogos, sin embargo, interpreta estas orientaciones no
aleatorias como desviaciones estadísticas con respecto a la media de más de cien
medidas.[35]
Independientemente de que estos y otros científicos que han encontrado
problemas con los datos del WMAP tengan o no razón —y los últimos datos de
Planck sugieren con fuerza que la tienen (véase sección siguiente)—, su
voluntad de examinar los datos con una mentalidad abierta y plantearse
interpretaciones alternativas contrasta con los científicos del proyecto que
parecen extraer únicamente aquellas conclusiones que apoyan la hipótesis que
están investigando.
Selectividad de datos
Teoría inadecuada
En los capítulos 3 y 4 hemos hablado sobre los graves problemas del modelo
del Big Bang Inflacionario, mientras que en el capítulo 5 hemos llegado a la
conclusión de que las conjeturas que compiten contra el modelo ortodoxo,
modificándolo o sustituyéndolo, no proporcionan hasta el momento un relato
científico sobre el origen del universo: sus principales reivindicaciones siguen
sin ser verificables y, en su mayoría, no son verificables.
Consideraré a continuación los profundos problemas teóricos que subyacen
en el modelo cosmológico ortodoxo y en sus alternativas.
Si Hilbert tuviera razón, las hipótesis que utilizan infinidades para describir
el mundo físico quedarían invalidadas. Si Hilbert se equivocara hasta el punto de
que el concepto matemático de la infinidad tuviera una correspondencia en el
mundo físico y que, como seres finitos que somos, no alcanzáramos a percibirla,
nunca podríamos validar o desaprobar dicha hipótesis mediante un método
científico.
Si Hilbert estuviera totalmente equivocado, y lo único que nos limitara fuese
nuestra incapacidad de concebir test empíricos para aplicar a hipótesis con
infinidades, dichas hipótesis seguirían siendo problemáticas. Por ejemplo, varias
de las conjeturas cosmológicas alternativas consideradas en el capítulo 5
declaran que el universo es eterno. En este caso, Ellis señala que si se produjera
un suceso en cualquier momento del tiempo, cualquiera de esas conjeturas
debería explicar por qué no ocurrió antes de ese momento, puesto que
previamente había tiempo infinito para que sucediese.[47]
Consideraré el Principio de entropía creciente cuando examine la evolución
de la materia. Por el momento basta con decir aquí que esta ley física sostiene
que, durante cualquier proceso que se produzca en un sistema aislado, el
desorden aumenta hasta que se alcanza un estado de equilibrio. Por definición, el
universo es el sistema aislado definitivo, pues o contiene toda la materia y
energía que existe o está desconectado de otros universos en un hipotético
multiverso. Por lo tanto, si este principio físico es válido en el universo, y si el
universo tiene una existencia infinita, habría alcanzado su estado de equilibrio
hace un tiempo infinito y nosotros no estaríamos vivos para reflexionar sobre
esta cuestión.[48]
Newton desarrolló una nueva forma de matemáticas —el cálculo— que jugó
un papel esencial cuando desarrolló sus leyes físicas. A partir de Einstein, los
físicos teóricos y los cosmólogos han tomado prestadas o han adaptado las
matemáticas existentes —la geometría diferencial del espacio de cuatro
dimensiones, las teorías de campos de gauge, los campos escalares, etc.— para
expresar y cuantificar sus ideas sobre el origen y la evolución del universo.
Como hemos visto, la matemática de algunas de estas ideas se desmorona
cuando retrocedemos hasta el origen del universo o no se corresponden con la
realidad tal y como la percibimos. Para expresar y cuantificar una teoría
completa del origen y la evolución del universo tal vez sería necesario
desarrollar unas nuevas matemáticas. Dicha teoría explicaría todo lo que la teoría
de la relatividad explica a gran escala y todo lo que la teoría cuántica explica a
escala subatómica.
Como hemos visto, muchas de las conjeturas que se han planteado para
explicar el origen del universo no solo no están verificadas, sino que además es
imposible verificarlas: si no podemos detectar un fenómeno, o su supuesto efecto
sobre algo que podemos detectar, entonces no podemos verificarlo. Cualquier
conjetura no verificable queda necesariamente fuera del ámbito de una disciplina
empírica como la ciencia.
Conclusiones
El universo me captura a través del espacio y me engulle como una mota de polvo; yo lo capturo a
través del pensamiento.
Belleza
Parsimonia
Consistencia interna
Una conjetura debe demostrar que es consistente con las evidencias que se
conocen, aunque no pueda realizar predicciones o retrodicciones susceptibles a
ser verificadas independientemente. Se trata de un test útil, aunque no alcanza el
nivel de una validación científica.
Conjeturas multiverso
Modelos «eternos»
En el capítulo 4 vimos que Martin Rees sostenía que si uno de entre seis
parámetros cosmológicos se diferenciaba de su valor medido por una cantidad
minúscula, el universo no habría evolucionado para permitir la emergencia de
seres humanos pensantes con base de carbono como nosotros. Las leyes de la
física no predicen los valores de estos parámetros y el actual modelo ortodoxo de
la cosmología no logra explicar cómo o por qué estos parámetros están tan
ajustados.
Estos seis parámetros son:
John Barrow y Frank Tipler afirman que existen parámetros adicionales a los
seis propuestos por Rees que son necesarios para la evolución humana.
Examinaré la cuestión del «universo antrópico» cuando salga a relucir a lo largo
de este viaje. Pero, por el momento, estoy examinando solo la racionalidad de las
conjeturas cosmológicas para responder a la pregunta concreta de cómo y por
qué el universo adoptó la forma que adoptó en contraste con las creencias de que
Dios, o un dios, lo diseñaron de esta manera.
La explicación multiverso
La conjetura preferida por Rees y muchos cosmólogos es la explicación
multiverso. A primera vista parece eminentemente razonable. Un hipotético
multiverso niega la unicidad del universo en el que vivimos porque aplica la
probabilidad al cosmos. Su reivindicación básica es que todo es posible y por lo
tanto, en un cosmos integrado por un número inimaginablemente grande de
universos, o incluso por una infinidad de universos, cada uno de ellos con
propiedades distintas, es tremendamente probable que exista un universo con las
mismas propiedades que el nuestro. Y solo es casualidad que nosotros existamos
en el universo que existimos.
Pero si examinamos el asunto con más detalle empiezan a surgir preguntas.
La primera de ellas es cuál es la naturaleza del multiverso. Existen prácticamente
tantos tipos distintos de hipotéticos multiversos como universos hipotéticos hay
en cualquier multiverso. Podemos agruparlos en cuatro categorías principales:
1. Multiverso cuántico.
Esta interpretación de la teoría cuántica, que entra en conflicto con la
interpretación estándar o de Copenhagen,[12] fue propuesta en 1957 por
Hugh Everett. Aquí, todos los resultados posibles de todos y cada uno de
los sucesos que se producen a nivel cuántico dan lugar a universos
alternativos que existen en paralelo como versiones alternativas
desconectadas de la realidad en otra rama cuántica de un espacio con
infinitas dimensiones. La versión inicial de esta conjetura propone que
estos universos existen con el mismo número de dimensiones de espacio y
tiempo que el nuestro y están descritos mediante las mismas leyes de la
física y las mismas constantes; lo que los diferencia son los resultados de
cada suceso. Por ejemplo, una serie de resultados de sucesos a nivel
subatómico cuántico de una mujer produce resultados distintos a nivel
macro a la pregunta formulada por un hombre: «¿quieres casarte
conmigo?». Esto produce, entre otros, un universo en el que ella se casa
con él y otro en el que no lo hace. Versiones posteriores sugieren que en
estas ramas cuánticas alternativas de la realidad las leyes de la física serían
distintas.
Que la hipótesis del multiverso cuántico sea consistente internamente
es más que cuestionable. Lógicamente, produce un universo en el que
Everett cree en la conjetura y otro universo en el que no. Por otro lado,
recurrir a un número inimaginablemente grande de universos para explicar
el universo que nosotros percibimos se aleja mucho de la parsimonia;[13]
y esto aplica a todas las conjeturas del multiverso. Defender una
consistencia externa aludiendo al excepcional éxito empírico que ha
cosechado la teoría cuántica para explicar las bases subatómicas de la
química resulta seductor, pero lo que en realidad significan las ecuaciones
y los principios de la teoría cuántica, y si es posible extrapolarlos del
ámbito subatómico a la enorme escala del universo, son preguntas que las
mejores mentes de la física y de la filosofía no han conseguido todavía
responder.
2. Multiverso cosmológico débil.
Estos multiversos fueron introducidos por los cosmólogos ortodoxos
para el ajuste de los parámetros físicos clave necesarios para la creación
del entorno fisicoquímico donde la vida humana pueda evolucionar, el
llamado «universo antrópico». La mayoría de estas conjeturas proponen
que los demás universos tienen una vida corta o existen en el mismo
espacio tridimensional que el nuestro pero a una distancia remota, mucho
más allá de nuestro horizonte de contacto. (Un multiverso cuántico, por
otro lado, no presenta una distancia física que separe universos existentes
en ramas cuánticas paralelas.)
Los he etiquetado como «débiles» porque solo asumen que varían los
valores de las constantes o parámetros físicos, como la carga de un
electrón o el valor de la constante gravitatoria. Sus defensores no ofrecen
buenos motivos para explicar por qué, en un multiverso donde cualquier
cosa es posible, solo varían las constantes físicas mientras que las leyes de
la física permanecen iguales. Suponer que las leyes de la física observadas
en una parte minúscula de un universo son las mismas que las de los
demás universos que desconocemos es irracional.
A diferencia de otras versiones, la conjetura del multiverso de Smolin,
que evoluciona mediante la selección natural cosmológica de universos
con agujeros negros, proclama su consistencia externa con otros dogmas
científicos porque el mecanismo de la selección natural funciona en la
biología. En la Segunda Parte examinaré si la selección natural en la
evolución biológica está demostrada en términos científicos, pero parece
que sí. Sin embargo, esta conjetura depende también de una serie de
supuestos cuestionables, tres de los cuales son a todas luces irracionales,
como se comentó en el capítulo 5.[14]
3. Multiverso cosmológico moderado.
Estas ideas permiten la variación de factores distintos a las constantes
físicas. Un ejemplo sería un universo con dimensiones distintas. Las
conjeturas de cuerdas especulan que el universo de tres dimensiones
espaciales que percibimos forma parte de un megaverso de once
dimensiones (este número ha variado en el pasado y podría cambiar en el
futuro).[15]
Otro ejemplo surge a partir de las conjeturas de paisaje de posibilidades
de la teoría de cuerdas, en las que todos los posibles megaversos tienen
constantes y leyes de física distintas, además de dimensiones distintas.[16]
A pesar de que permiten más variaciones que la version debil, estas
conjeturas no permiten universos que no estén gobernados por la «teoría»
de cuerdas y no explican por qué debería ser así.
Además, como vimos en la sección titulada «Problemas de la teoría de
cuerdas»[17], por mucho que cada teoría de cuerdas sea internamente
consistente, Smolin presenta un caso potente contra la consistencia externa
con las evidencias y llega a la conclusión de que «todas las versiones que
podemos estudiar en detalle no están conformes con la observación».9
Sostiene además que es externamente inconsistente con los principios
científicos de la teoría de la relatividad: «El descubrimiento de Einstein de
que la geometría del espacio y el tiempo es dinámica no se ha incorporado
a la teoría de cuerdas».[18]
Sin más resultados positivos de los test de racionalidad para las
conjeturas científicas (que no es lo mismo que las matemáticas), resulta
complicado ver cómo la hipotética existencia de otras dimensiones es más
sostenible que la creencia de muchas escuelas budistas de que existen
treinta y un ámbitos de existencia distintos.[19] Además, la hasta ahora no
verificable idea de que la materia del universo no se reduce a partículas
fundamentales sino a cuerdas de energía no parece ni más ni menos
razonable que la visión de las Upanishad de que el prana (la energía vital)
es el sustrato esencial de todas las formas de energía y, en muchas
interpretaciones, de toda la materia.[20]
4. Multiverso cosmológico fuerte.
Esto lleva la conjetura a su conclusión lógica: universos en los que todo
es posible.
Tegmark propone con entusiasmo este punto de vista, etiquetándolo
como un universo de Nivel IV, lo que «elimina la necesidad de especificar
nada».[21]
Adopta una postura platónica y asegura que una estructura matemática
satisface un criterio básico de existencia objetiva porque es siempre igual,
sea quien sea quien la estudie: «un teorema es cierto independientemente
de si lo pone a prueba un ser humano, un ordenador o un delfín
inteligente».
Propone asimismo que «todas las estructuras matemáticas existen
también físicamente. Toda estructura matemática se corresponde con un
universo paralelo. Los elementos de este multiverso no residen en el
mismo espacio sino que existen fuera del espacio y el tiempo». Sin
embargo, no consigue explicar ni sugerir cómo se originaron estas
estructuras matemáticas.
Reconoce que no existe ninguna estructura matemática conocida que
encaje exactamente con nuestro universo y llega a la conclusión de que o
encontramos una o «chocaremos contra el límite de la efectividad
irracional de las matemáticas» y tendremos que abandonar este nivel.
Afirma que el concepto de multiverso supera el test de la parsimonia.
Defiende que es posible dar la vuelta al argumento de que la naturaleza no
es tan despilfarradora como para permitirse una infinidad de mundos
distintos que nunca podremos observar y defender un multiverso, porque el
conjunto completo siempre suele ser más sencillo que uno solo de sus
integrantes. Por ejemplo, el conjunto de soluciones a las ecuaciones de
campo de Einstein es más sencillo que una solución concreta. «En este
sentido, los multiversos del nivel más superior son los más sencillos».
Puesto que «el multiverso de Nivel IV elimina la necesidad de especificar
cualquier cosa […] el multiverso no podría ser más sencillo».
Creo que podría discutirse que si no se especifica nada en absoluto, el
multiverso no tiene ningún sentido.
De un modo similar, esa misma falta de especificidad significa que es
imposible demostrar cualquier consistencia externa, bien con las
evidencias, bien con otros dogmas científicos.
Además, Tegmark no ofrece razones para detenerse en las estructuras
matemáticas. Si todo es posible, la consecuencia es que uno de los
universos posibles posee propiedades que están determinadas, no por una
estructura matemática sino por Dios y de tal manera, además, que la
evolución de seres humanos como nosotros es un resultado inapelable. Y
este es precisamente el universo antrópico por diseño divino que el
multiverso pretende contratacar.
Conclusiones
Tenemos que explicar por qué el universo es tan uniforme a grandes escalas y sugerir, además, el
mecanismo que produce las galaxias.
Por muy impresionante que sea una teoría cosmológica, tiene que cuadrar con lo que nosotros vemos
en el cielo.
Utilizo este significado porque quiero dejar claro que la evolución no está
limitada a la evolución biológica, sino que es un fenómeno que percibimos en
todo el universo.
Como que la evolución de la materia depende críticamente de cómo
interactúan los distintos elementos de la materia, comentaré en primer lugar lo
que conoce hoy en día la ciencia sobre las cuatro interacciones fundamentales a
las que sabemos que se reducen las fuerzas naturales. A continuación resumiré el
relato que la ortodoxia cosmológica actual hace de la evolución de la materia a
gran escala, distinguiendo entre conjetura e hipótesis, por un lado, y teoría
sustentadas por evidencias firmes, por el otro, y consideraré los desafíos
razonables y las explicaciones científicas alternativas cuando sea necesario. En
el capítulo siguiente examinaré la evolución de la materia a pequeña escala.
Interacción gravitatoria
Interacción electromagnética
Interacción fuerte
Interacción débil
El universo se enfría hasta el punto en que los electrones con carga negativa
acaban siendo capturados por núcleos con carga positiva para formar moléculas
de hidrógeno (H2) diatómicas estables con carga eléctricamente neutra, más
trazas de deuterio (D2 y HD) junto con átomos de helio (He) y trazas de litio
(Li). La radiación electromagnética se escinde de la materia y se expande por el
universo en proceso de expansión y enfriamiento para formar el fondo cósmico
de microondas que detectamos hoy en día.[21]
Tiempo: 200-500 millones de años; Temperatura: variable; Radio del universo
observable: 1026 (1 por ciento del radio actual) a 1027 centímetros (10 por
ciento del radio actual)
Los cosmólogos explican que lo que provocó la estructura del universo fue la
inestabilidad gravitatoria. Según esta explicación, las pequeñas heterogeneidades
de la materia (principalmente de las moléculas de hidrógeno) del universo
primitivo crearon regiones ligeramente más densas que el resto. El campo
gravitatorio de estas regiones más densas atrajo otra materia, que las hizo más
densas si cabe, creando de este modo un campo gravitatorio mayor que siguió
atrayendo materia, y así sucesivamente.
Todo esto parece razonable, aunque plantea dos preguntas: (a) ¿cómo
surgieron las heterogeneidades iniciales? y (b) ¿cómo produjeron estas
heterogeneidades las estructuras que observamos actualmente?
Según Riccardo Scarpa, como que la materia oscura no puede emitir luz ni
ninguna otra forma de radiación electromagnética, no puede irradiar su calor
interno, un proceso vital para llevar a cabo una contracción gravitatoria hasta la
escala relativamente pequeña de un cúmulo globular. De ahí que no debería
haber materia oscura en los pequeños nudos de estrellas que orbitan la Vía
Láctea y muchas otras galaxias. Con todo y con eso, Scarpa y sus colegas del
Observatorio Europeo Austral, localizado en Chile, encontraron evidencias en
2003 de que las estrellas de tres cúmulos globulares se mueven a mayor
velocidad que la que la gravedad de la materia visible es capaz de explicar.
Scarpa llega a la conclusión de que no hay necesidad de conjeturar acerca de
la existencia de la materia oscura en el universo. La explicación, propuesta más
de veinte años antes por Mordehai Milgrom, es que la ley de la gravedad de
Newton solo es válida por encima de una aceleración crítica. Jacob Bekenstein
desarrolló una versión relativista de la dinámica newtoniana modificada de
Milgrom que Constantinos Skordis, de la Universidad de Oxford, afirmó en
2005 haber utilizado para explicar tanto las ondulaciones del fondo cósmico de
microondas como la distribución de galaxias en el universo.[40]
Más aún, el Sloan Digital Sky Survey descubrió cuásares muy brillantes con
desplazamientos al rojo muy elevados. La interpretación ortodoxa de estos
desplazamientos al rojo los sitúa a unas distancias tan enormes que existirían
cuando el universo tenía menos de una décima parte de su edad actual.[41] La
mayoría de cosmólogos piensa que estas emisiones de radiación tan gigantescas
están producidas por una gran cantidad de gas muy caliente justo antes de su
absorción por un gigantesco agujero negro situado en el centro de una galaxia.
Se ha realizado, por ejemplo, un cálculo con un cuásar que emite la luz de diez
millones de millones de soles, lo que correspondería a un agujero negro de casi
mil millones de masas solares, y que se estima que se formó solo 850 millones
de años después del Big Bang. Este descubrimiento sembró dudas sobre si una
estructura tan enorme podría haberse formado tan pronto si el modelo
ascendente fuera el válido.
Pero Springel y sus colegas sostienen que la simulación del ordenador
Millennium Run muestra la formación de agujeros negros en fases muy
tempranas del universo.[42] De todos modos, creo que deberíamos ir con
cuidado y no equiparar las simulaciones de ordenador con la realidad, sobre todo
cuando estas simulaciones dependen de todos los supuestos y modelos post-hoc
que se han mencionado en la sección anterior. Esta advertencia queda reforzada
por la identificación, en 2013, de un gran grupo cuásar que parece ser la
estructura más grande del universo primitivo. Según sus descubridores, su
tamaño desafía los supuestos de la cosmología ortodoxa.[43]
Además Spitzer, el telescopio espacial infrarrojo de la NASA lanzado en
2003, ha detectado galaxias con elevado desplazamiento al rojo que se estima
que se formaron entre 600 y mil millones de años después del Big Bang. Estas
galaxias jóvenes deberían estar integradas únicamente por estrellas jóvenes, pero
incluyen gigantes rojas, como las de nuestra propia galaxia, que según los
astrofísicos habrían necesitado miles de millones de años para consumir el
hidrógeno de su centro, después de lo cual habrían sufrido un colapso
gravitacional que calentaría sus capas externas hasta el punto de fusión que las
llevaría a inflarse y emitir luz roja. La interpretación de los datos aportados por
el Spitzer es controvertida, y algunos astrofísicos sostienen que estas gigantes
rojas son jóvenes.
Pero estas galaxias jóvenes contienen además hierro y otros metales. Según
el modelo ortodoxo, un universo joven como este debería contener solo
hidrógeno, helio y trazas de litio;[44] el hierro se produce después de que
grandes estrellas de primera generación hayan consumido no solo su hidrógeno,
sino también, y sucesivamente, su helio, carbono, neón, oxígeno y silicio antes
de colapsar y explotar en una supernova que dispersaría el hierro y los demás
metales.
1. Grandes turbulencias.
2. Campos magnéticos no uniformes en nubes que contienen iones
(principalmente protones o iones de hidrógeno) y electrones que hacen que
la materia ionizada se extienda a lo largo de líneas de campo magnético.
Explicación alternativa
¿Evolución continua?
Universo fractal
Big Crunch
La conjetura de que existe diez veces más cantidad de materia oscura (aún
sin determinar) que de materia visible suscitó la idea de que la atracción
gravitatoria de toda la materia del universo podría ser suficiente para ralentizar, y
luego cambiar el sentido, de la expansión del universo. Este universo en
contracción invertiría también el sentido del incremento de complejidad y
acabaría en un Big Crunch, recreando la elevada entropía, o desorden, del Big
Bang.
Conclusiones
Hemos visto que el modelo del Big Bang no podía explicar cómo, a
excepción de las ínfimas trazas de litio, se formaron los núcleos de los elementos
a partir de la minúscula sopa caliente de quarks, electrones y fotones creada a
partir de la liberación de energía del Big Bang antes de que la expansión y el
enfriamiento del universo detuvieran el proceso de fusión.[3]
El descubrimiento realizado en 1950 por Martin y Barbara Schwarzchild de
que las estrellas más antiguas contenían más elementos pesados que las estrellas
más jóvenes ofreció la primera pista sobre cómo podrían haberse formado los
núcleos más grandes.
En 1957, Hoyle y sus colegas publicaron el trascendental documento que
estableció la teoría cosmológica ortodoxa actual que defiende que todos los
elementos de origen natural más pesados que el helio son producto de las
estrellas. Llegaron a la conclusión de que:
La razón básica por la que una teoría de origen estelar ofrece un método prometedor para sintetizar
los elementos es que la estructura cambiante de las estrellas durante su evolución ofrece una
sucesión de condiciones bajo las cuales pueden producirse muchos tipos distintos de procesos
nucleares. Así, la temperatura interna puede oscilar entre los pocos millones de grados a los que
empieza a opera la cadena pp (protón-protón), hasta temperaturas entre 109 y 1010 grados, en las
que se producen las explosiones de la supernova. La densidad central puede oscilar también en
rangos de millones. Por otro lado, las escalas temporales oscilan entre miles de millones de años,
que son periodos de vida normales para estrellas de masa solar o inferior de la secuencia principal, y
plazos de tiempo de días, minutos y segundos, que son característicos del proceso de explosión.[4]
A pesar de que los detalles se han ido puliendo desde entonces, ningún
cosmólogo ha desafiado con seriedad esta teoría, que está soportada además por
evidencias espectroscópicas. Podríamos, por lo tanto, llegar a la conclusión de
que todos los elementos de origen natural, más allá del helio, se formaron a
partir de la siguiente nucleosíntesis estelar.
Al no ser muy estables los núcleos entre el helio y el carbono —de ahí el
lapso de cinco nucleones—, en las estrellas se produce muy poco litio, berilio y
boro. Se piensa que estos elementos se crean cuando los rayos cósmicos —
considerados electrones y núcleos eyectados desde las supernovas a una
velocidad próxima a la de la luz— colisionan con el gas y el polvo interestelar;
la colisión desprende fragmentos, creando núcleos de elementos más pequeños.
Elementos producidos
Por lo tanto, a partir del sencillo núcleo de hidrógeno, estos procesos generan
núcleos cada vez más grandes y más complejos, lo que lleva a los
aproximadamente 95 elementos naturales que encontramos en el universo.[6]
Dos de ellos, el hidrógeno (75 por ciento) y el helio (23 por ciento), constituyen
la mayor parte de la masa del universo.
De los 95 elementos, ocho de ellos constituyen más del 98 por ciento de la
masa de la corteza terrestre, que está formada principalmente por oxígeno (47
por ciento), silicio (28 por ciento), aluminio (8 por ciento) y hierro (5 por
ciento); los océanos están formados principalmente por oxígeno (86 por ciento) e
hidrógeno (11 por ciento).[7]
El ser humano está compuesto por 41 elementos, pero el 99 por ciento de la
masa de nuestro cuerpo lo integran solo 6 elementos: oxígeno (65 por ciento de
la masa), carbono (18 por ciento de la masa), hidrógeno (10 por ciento de la
masa), nitrógeno (3 por ciento de la masa), calcio (2 por ciento de la masa) y
fosforo (1 por ciento de la masa).[8]
A pesar de estar solo presentes en trazas, los elementos más pesados juegan
un papel importante en nuestra evolución. Por ejemplo, a través de su
desintegración radiactiva, el uranio, el torio y el potasio-40 generan en la corteza
terrestre el calor necesario para producir las placas tectónicas que, como
veremos más adelante, son necesarias para la biosfera, mientras que el
molibdeno es imprescindible para la fijación del hidrógeno, algo esencial para el
metabolismo de plantas y animales.
Por razones que consideraré más adelante, un elemento esencial para el ser
humano y para todas las formas de vida conocidas es el carbono y más
concretamente, el isótopo estable carbono-12. Pero tal y como Hoyle destacó,
para que las estrellas produzcan suficiente carbono-12, es necesario ajustar con
precisión tres parámetros.
En la página 176 vimos como el ajuste de Épsilon, una medida de la cohesión
de los núcleos de helio, era imprescindible para iniciar la serie de reacciones en
cadena que lleva a la producción de elementos y, finalmente, de átomos y
moléculas, algo esencial para la vida. Los tres parámetros de Hoyle muestran
qué valores exactos son necesarios en las reacciones nucleares en cadena para
producir carbono. La producción de carbono en el interior de las estrellas se
lleva a cabo a través de un paso intermedio, representado por las ecuaciones
siguientes:
Por lo tanto, esta cadena de parámetros —la longevidad del inestable berilio-
8, la existencia de un nivel de resonancia ventajoso en el carbono-12 y la
ausencia de un nivel de resonancia favorable en el oxígeno-16— formó el
conjunto de condiciones necesarias, y extraordinariamente ajustadas, para que se
diera la producción de carbono suficiente para crear las moléculas de las que
depende la existencia del ser humano y de todas las demás formas de vida
conocidas del universo.
Consideraré a continuación cómo evolucionaron estos núcleos de elementos
con carga positiva para llegar a formar tales moléculas. La primera etapa es la
formación de los átomos.
E = E2 – E1 = hν
Los átomos, que se forman a partir del plasma de núcleos y electrones que se
enfría al ser expulsado al espacio interestelar, evolucionan a formas más
complejas gracias a los enlaces. Lo que guía este proceso es la consecución del
estado más estable y con la menor energía posible. En la práctica, esto significa
la configuración electrónica más próxima a aquella en la que los orbitales de la
capa de valencia contienen el número máximo de electrones permitido por el
principio de exclusión de Pauli.
Los átomos de los gases nobles tienen por naturaleza esta configuración y
son estables. Los demás átomos alcanzan la estabilidad enlazándose con uno o
más átomos, idénticos o diferentes, de una de las cuatro formas siguientes.
Métodos de enlace
Enlace iónico (intercambio de electrones)
Con este método, un átomo dona uno o más de sus electrones de valencia al
átomo de un elemento que carece de un complemento de electrones en su capa
de valencia. Por ejemplo, la sal común (sal de mesa) se produce cuando un
átomo de sodio, Na, altamente reactivo reacciona con un átomo de cloro, Cl,
altamente reactivo donándole su único electrón de valencia para producir un ion
de sodio estable con carga positiva con una nueva capa de valencia, en un orbital
inferior, llena con ocho electrones, como el gas noble neón, y un ion de cloro
estable con carga negativa con una capa de valencia llena como la del gas noble
argón; el producto se representa como Na+ Cl-. La fuerza eléctrica atrae el ion
donante positivo y el ion receptor negativo.
Enlace metálico
Estructuras cristalinas
Moléculas en el espacio
Conclusiones
Desde entonces, la ley se ha ampliado para incluir las tres formas de energía
hasta ahora identificadas.
Sistemas locales
El universo
Presuntamente sufre cierta tendencia al desorden como resultado [de su orden creador]… pero de
ser así tenemos que explicar cómo apareció el orden en el campo gravitatorio […]. El tema gira en
torno a si la segunda ley de la termodinámica aplica tanto a la gravedad como a la materia. En
realidad, nadie lo entiende. Trabajos recientes sobre los agujeros negros [los de Jacob Bekenstein y
Stephen Hawking] sugieren que sí. [10]
Otro asunto no resuelto es el de la naturaleza de la entropía gravitatoria […]. No existe aún una
definición sobre la entropía gravitatoria que sea generalmente aplicable; hasta que la haya, los
argumentos cosmológicos asentados sobre conceptos de entropía carecen de base sólida.[11]
La respuesta a esta pregunta es que actualmente desconocemos la causa del
incremento observado de complejidad y, por lo tanto, de la disminución de
entropía, que se produce cuando el universo se expande.
Reflexiones
Cuando inicié este viaje tenía la impresión de que el Big Bang era una teoría
científica sólidamente respaldada por las evidencias y que, por lo tanto,
averiguar qué conocemos sobre el origen y la evolución de la materia inanimada
sería relativamente sencillo. Pero cuantas más preguntas me formulaba, más
quedaba patente que mis supuestos iniciales eran erróneos.
Lo cual no era malo. Había abordado el tema con mentalidad abierta,
intentando buscar lo que sabíamos o podíamos deducir razonablemente a partir
de la observación y la experimentación, por un lado, y diferenciarlo de las
hipótesis, la especulación o las creencias, por el otro. Si las evidencias empíricas
no sustentaban, o incluso contradecían, mis supuestos, tenía que asumir que así
es cómo funciona la ciencia funciona: el conocimiento científico no está grabado
en piedra, sino que evoluciona a medida que aparecen evidencias y las ideas se
desarrollan.
Pero lo que me resultó inquietante fue que algunos cosmólogos respondieran
tremendamente a la defensiva cuando les pedí que corrigieran en mis borradores
algún error de hecho u omisión o las conclusiones inadecuadas. Después de
haber leído solo la mitad de un capítulo, uno de ellos me dijo: «Bajo mi punto de
vista, el gran público no debería recibir una visión tan sesgada de lo que la
ciencia ha conseguido y no».
Otro me respondió diciendo que «No creo que alguien que no ha estudiado
cosmología con todo su detalle físico y matemático pueda realmente escribir una
crítica creíble sobre la cosmología moderna». Cuando le recordé que el borrador
del capítulo que le había remitido exponía críticas a la ortodoxia vigente
realizadas por varios cosmólogos reconocidos, descartó a dos de ellos por «haber
dejado de tener credibilidad en el mundo de la cosmología». Uno de ellos había
sido galardonado hacía tan solo dos años con la medalla de oro de la Royal
Astronomical Society.
Para justificar su aseveración de que el borrador «estaba lleno de fallos»,
destacó una sección que concluía diciendo que los datos del telescopio espacial
WMAP no confirmaban en absoluto la teoría de la inflación. Dijo: «La mayoría
de la gente considera que los datos del WMAP son muy consistentes con la
inflación». Si hubiese verificado las fuentes que yo citaba para apoyar mi
conclusión, habría visto que incluían parte de un libro de texto y también un
artículo que él mismo había publicado en Nature en el que llegaba a la misma
conclusión. Terminó diciendo que no quería perder más tiempo colaborando con
lo que consideraba un ataque contra la cosmología.
Creo que parte de esta triste respuesta defensiva tanto desde dentro como
desde fuera de la cosmología deriva de los problemas a los que se enfrenta la
cosmología como medio explicativo y que se describen en el capítulo 6. En parte
surge también porque la cosmología como disciplina empezó con una teoría
matemática —las ecuaciones de campo de la relatividad general de Einstein
aplicadas al universo— y ha sido liderada mayoritariamente por teóricos cuyo
instrumento de trabajo principal son las matemáticas. Muchos combinan las
pruebas matemáticas con las pruebas científicas, cuando en realidad se trata de
dos cosas muy distintas. Introducir en sus ecuaciones un amplio rango de
parámetros arbitrarios cuyos valores pueden ajustarse libremente para que sean
consistentes con la observación es, para los teóricos, un modo razonable de
desarrollar un modelo matemático, pero esta práctica no constituye una prueba
empírica, tal y como la comunidad científica acepta el concepto. Todo esto
resulta especialmente evidente cuando modelos mutuamente contradictorios
afirman ser consistentes con los mismos datos observados.
En ausencia de test observacionales o experimentales que puedan validar o
rechazar sin ambigüedades una hipótesis específica, sus proponentes disponen
solo de un conjunto de ecuaciones matemáticamente consistentes que creen que
representan la realidad tal y como la perciben nuestros sentidos. Los adeptos a
estas creencias actúan de un modo similar a los adeptos a cualquier creencia:
quien no está de acuerdo con ellas es porque no las entiende, se equivoca o
carece de credibilidad. (Este último término de desaprobación resulta revelador
cuando lo utiliza un científico.) Cuando los adeptos a la creencia mayoritaria
adquieren poder entre los académicos, imparten sus enseñanzas a los nuevos
cosmólogos y deciden cuáles de ellos obtendrán puestos de investigación,
recibirán subvenciones y verán sus trabajos publicados, la creencia se
institucionaliza; como sucede con cualquier institución, las presiones para
ajustarse a la ortodoxia vigente y de este modo asegurar y mantener la carrera
profesional son enormes. Como resultado de ello, cualquier postura distinta
sobre los mismos problemas queda sin investigar, la innovación en la forma de
pensar se reprime y se estanca en lo que el físico teórico Lee Smolin denomina
«pensamiento de grupo» (ejemplificado por lo que «la mayoría de la gente
piensa» soporta mi conclusión) y el progreso científico se ralentiza.
Si el patrón habitual del progreso científico continúa, acabará apareciendo un
inconformista que realizará un gran avance y se producirá un cambio de
paradigma kuhniano.[1] Pero en el campo de la cosmología, donde los test
empíricos exigen un nivel de presupuesto impresionante —como sucede con los
detectores espaciales o los colisionadores de partículas—, las oportunidades de
que se produzca un rechazo académico como el de Einstein son escasas.
Conclusiones
Todas las formas de vida conocida están integradas por una gran variedad de
moléculas tremendamente complejas. El único elemento capaz de formar
moléculas de tal complejidad es el carbono,[1] razón por la cual la vida, al
menos en su inicio, exige la presencia del elemento carbono.
Todos los biólogos consideran el agua, en su formato líquido, como un
elemento esencial para la vida. Y ello se debe al tamaño, la forma y la particular
distribución de la carga eléctrica que presenta la molécula del agua, tal y como
se muestra en la figura 12.1.
El rango de temperatura
La temperatura no debe ser tan elevada como para provocar la ruptura de los
enlaces de las moléculas orgánicas complejas, ni tan baja como para que las
reacciones bioquímicas esenciales se produzcan con excesiva lentitud, lo que
impediría la producción de más moléculas complejas y el mantenimiento de las
reacciones metabólicas esenciales. El biofísico Harold Morowitz estima un
rango de temperatura de 500º Celsius.[6] Sin embargo, puesto que los biólogos
consideran que el agua en estado líquido es esencial para la vida, el rango se
reduciría considerablemente. Bajo distintas presiones y otras circunstancias, el
agua en estado líquido es factible en un rango de temperatura que oscila entre los
0 y los 100º Celsius con una presión atmosférica normal.
No toda la radiación que emite una estrella sirve para fomentar las reacciones
bioquímicas esenciales. Por encima de determinadas intensidades, las
frecuencias de algunas radiaciones (la radiación ultravioleta, por ejemplo)
pueden dañar de forma irreparable los organismos, mientras que las llamaradas
solares —explosiones intensas de radiación electromagnética y electrones,
protones y otros iones de alta energía— pueden arrasar la atmósfera de un
planeta. Para que exista vida, la biosfera del planeta tiene que quedar protegida
de radiaciones nocivas de este tipo.
Por otro lado, la biosfera necesita estar protegida del impacto de cometas o
asteroides de tamaño capaz de destruir formas de vida complejas.
La estabilidad
Características de la Tierra
La Tierra tiene una forma más o menos esférica, con una leve protuberancia
en el ecuador, y un diámetro medio de 12.700 kilómetros. Su masa es
aproximadamente de 6 x 1024 kilos y posee un potente campo magnético. Gira
alrededor de su estrella, el sol, en una órbita ligeramente elíptica que tiene una
duración de 365 días y cuarto, a una distancia media de 149 millones de
kilómetros. Rota cada 24 horas sobre su eje, que presenta una inclinación de 23,5
grados con respecto a la perpendicular al plano elíptico de la órbita, como se
muestra en la figura 12.2.
Estructura interna
Hidrosfera
Atmósfera
Magnetosfera
Biosfera
La biosfera integra todos los entornos capaces de mantener la vida tal y como
la conocemos. Se trata de un caparazón fino que abarca entre 5 kilómetros por
debajo y 5 kilómetros por encima del nivel del mar y cubre parte de la litosfera,
la mayoría de la hidrosfera (la capa externa sólida de la Tierra) y parte de la
atmósfera.
Formación
Evidencias
El planeta
El núcleo de hierro
El campo magnético
Las evidencias que proporcionan las rocas de la superficie indican que en los
últimos 330 millones de años, el campo magnético de la tierra se ha invertido
más de 400 veces, es decir, que el polo norte se ha intercambiado con el polo sur
y viceversa. El intervalo de tiempo entre estas inversiones varía oscila entre
menos de 100.000 años y decenas de millones de años; la última inversión se
produjo hace 780.000 años.
Durante el último siglo, el polo norte magnético se ha desplazado 1.100
kilómetros. Además, el seguimiento de desplazamientos anuales desde 1970
demuestra que este ritmo se está acelerando y que el polo se desplaza
actualmente más de 40 kilómetros anuales.[12]
Los científicos no comprenden cómo se formó el campo magnético. Una
mayoría de geocientíficos planetarios apoya la hipótesis de la dinamo, según la
cual el movimiento de un material conductor eléctrico en un campo magnético
existente refuerza el campo magnético original. En este caso, la rotación de la
Tierra habría hecho que el hierro líquido (un buen conductor eléctrico) de la
parte exterior del núcleo circulara alrededor del eje de rotación, generando con
ello un campo magnético con un polo norte en el polo norte geográfico y un polo
sur en el polo sur geográfico. Sin embargo, esto no explica por qué los polos
magnéticos se han invertido de un modo tan errático o por qué los polos se
trasladan a un ritmo acelerado; el científico atmosférico de la Pennsylvania State
University, James Kasting, sugiere que es debido a que la dinamo es un sistema
caótico.[13]
En 2009, Gregory Ryskin, profesor asociado de ingeniería química y
biológica de la Northwestern University, Illinois, presentó la controvertida
hipótesis de que las fluctuaciones en el campo magnético de la Tierra son
debidas a los movimientos de los océanos. La sal del agua de mar le permite
conducir electricidad, generando con ello campos eléctricos y magnéticos. En el
Atlántico Norte, los cambios en la fuerza de las corrientes oceánicas están
correlacionados con los campos en los campos magnéticos de Europa
Occidental.[14] Históricamente, los movimientos de la placa tectónica han
provocado cambios en la ruta de las corrientes oceánicas, que podrían haber
producido la inversión de los polos magnéticos.
Hidrosfera y atmósfera
La luna
La biosfera
Al principio del capítulo he presentado seis condiciones consideradas
necesarias para la aparición y la evolución de la vida tal y como la conocemos.
El relato actual de la ciencia de cómo estas condiciones formaron la biosfera de
la Tierra es el siguiente:
Idoneidad de la estrella
Exoplanetas
Conclusiones
1. Para que las moléculas orgánicas de hasta trece átomos que encontramos
en el espacio interestelar y en determinados asteroides evolucionen hasta
crear objetos tan complejos como el ser humano, son necesarias seis
condiciones: un planeta con elementos y moléculas esenciales, fuentes de
energía, una masa mínima y probablemente también una masa máxima,
una protección contra la radiación nociva y los impactos, un rango de
temperatura estrecho justo debajo y justo encima de su superficie, y la
estabilidad de esta biosfera durante miles de millones de años.
2. La concurrencia de diversos factores galácticos, estelares y planetarios
proporciona estas condiciones en la Tierra.
2.1. Su estrella madre es única, posee una masa que se ubica dentro del
estrecho margen exigido para mantener la estabilidad durante 4,5 miles
de millones de años y permanece localizada dentro de la relativamente
pequeña y cambiante zona galáctica habitable durante este periodo.
2.2. Se formó como un planeta rocoso integrando, y posteriormente
incorporando, elementos y moléculas esenciales.
2.3. Su masa se sitúa dentro del rango que sustenta una biosfera.
2.4. Su localización dentro de una estrecha zona circunestelar habitable ha
quedado atípicamente protegida durante 4,5 miles de millones de años
del bombardeo destructivo de los cometas por el efecto gravitatorio de
un gigantesco planeta gaseoso exterior.
2.5. Cuando el planeta estaba formándose, recibió el impacto, a la
velocidad relativa idónea y con el ángulo idóneo, de un planetesimal con
masa suficiente como para producir varias características favorables
para la evolución de la vida compleja: un núcleo de hierro anormalmente
grande que genera una potente magnetosfera protectora; una corteza
anormalmente fina que permite el movimiento de placas tectónicas; y
una luna anormalmente grande que produce una rotación optima, una
inclinación axial estable y mareas en sus océanos.
2.6. El planeta posee uno o más mecanismos de retroalimentación que
mantienen un rango de temperatura de superficie favorable para las
reacciones bioquímicas y que ha permitido que el agua en forma líquida
permanezca en su superficie durante cerca de cuatro mil millones de
años a pesar del gran incremento de la energía irradiada por su estrella
madre.
3. La combinación de estos factores produce un flujo cambiante de energía a
través de un sistema fisicoquímico que ha permanecido estable, pero
alejado del equilibrio termodinámico, durante cerca de cuatro miles de
millones de años y que ha generado el incremento de complejidad
necesario para permitir la aparición y evolución de una amplia variedad de
formas de vida.
4. Estos factores contradicen el punto de vista de la cosmología ortodoxa,
que defiende que la Tierra no es más que un planeta normal que orbita
alrededor de una estrella normal en una galaxia normal integrada por
varios centenares de millones de estrellas que forma parte del universo
observable que se estima que está integrado por cien mil millones de
galaxias.
5. La Tierra, si no es única, sí que es una excepción en la galaxia, e incluso
en el universo, en cuanto a que posee las condiciones necesarias para la
aparición y la evolución de formas de vida tan complejas como el ser
humano.
La medicina alternativa
Los últimos cincuenta años han sido testigos en Occidente del crecimiento de
una medicina alternativa basada en antiguas técnicas de curación orientales.
Tratamientos como la acupuntura y la acupresión están concebidos para
desbloquear restricciones en el flujo del qi, mientras que terapias como el reiki
(del japonés «rei», que significa invisible o espiritual y «ki», que significa
energía vital, de ahí «energía vital universal») están también enfocadas a
transmitir o canalizar la energía vital universal al paciente, bien a través del
contacto, bien a través del movimiento de las manos del profesional cerca del
cuerpo del paciente.
Desde 1972, cuando una revista médica occidental informó por vez primera
del empleo en China de la acupuntura como analgésico en la cirugía mayor en
vez de la anestesia con fármacos, una parte de la profesión médica occidental ha
probado y utilizado con éxito la acupuntura muchas enfermedades, destacando
entre ellas la gestión del dolor agudo y crónico, la recuperación de la parálisis
después de un ictus y el alivio de las enfermedades respiratorias. Su
funcionamiento continúa siendo una pregunta sin respuesta.
El enfoque holístico oriental ha sido adoptado a mayor escala por la
enfermería occidental. El tratamiento más conocido, cuyas enseñanzas se
imparte en cerca de un centenar de universidades y escuelas de medicina y
enfermería de los Estados Unidos y Canadá, es el «toque terapéutico». El
contacto, o toque, no es con el cuerpo del paciente, sino con el campo de energía
vital del cuerpo, o aura, que los profesionales consideran que se extiende hasta
varios centímetros o metros del cuerpo. Las técnicas utilizadas no se distinguen
de las del reiki y se practican además bajo varios nombres distintos como
curación, curación espiritual o curación psíquica.
Accedí a recibir este tratamiento en dos ocasiones. En la primera de ellas,
cuando la profesional me pasó las manos por encima del cuerpo, experimenté
una sensación de calor y en la segunda, un hormigueo. Desconozco la naturaleza
de estas sensaciones, que se dice que son características.
La fundadora de Therapeutic Touch, la profesora de enfermería de la
Universidad de Nueva York, Dolores Krieger, identifica la energía como prana.
Sostiene que el toque terapéutico, al igual que la hipnoterapia, funciona con
mayor efectividad sobre el sistema nervioso. «En el análisis final, es el paciente
el que se cura a sí mismo».[9] El sanador, o terapeuta, según este punto de vista,
actúa como un sistema de soporte de energía humana hasta que el sistema
inmunológico del paciente es lo suficientemente robusto como para tomar el
relevo.
Los éxitos son en su mayoría anecdóticos, con escasas pruebas sistemáticas.
En 1973, Krieger demostró que los valores medios de hemoglobina de 46 sujetos
aumentaron después de un tratamiento con toque terapéutico en comparación
con la ausencia de cambios significativos en un grupo de control de 29 sujetos.
[10] En 1998, el Medical Center de la Universidad de Pittsburgh informó de
mejoras importantes en la función y en el alivio del dolor provocada por la
osteoartritis de rodilla en pacientes tratados con toque terapéutico en
comparación con grupos tratados con placebo y grupos de control, aunque solo
25 pacientes acabaron completando el estudio.[11]
Por otro lado, es famoso el artículo que publicó el Journal of the American
Medical Association el 1 de abril de 1988 sobre una prueba supuestamente
concebida por Emily Rosa, de once años de edad. La niña invitó a 21
especialistas en toque terapéutico a pasar las manos a través de un agujero
abierto en una pantalla opaca para percibir su campo de energía vital. Emily
lanzaba una moneda al aire para decidir a cuál de las dos manos del especialista
iba a acercar las suyas y el especialista debía detectar su aura y decir a qué mano
se había acercado. Los especialistas alcanzaron un porcentaje de éxito del 44 por
ciento, un nivel inferior al 50 por ciento que cabría esperar que acertaran por
puro azar.[12]
Hipótesis de campos
Los argumentos de Sheldrake no son, en ningún sentido, argumentos científicos sino un ejercicio de
pseudociencia. De un modo absurdo, afirma que su hipótesis es verificable —que puede someterse
al criterio de falsabilidad de Poppe— y, de hecho, el texto incluye media docena de propuestas de
experimentos que podrían llevarse a cabo para verificar que las formas de agregación de materia
están moldeadas por los hipotéticos campos morfogenéticos que supuestamente lo impregnan todo.
Estos experimentos tienen en común los atributos de ser una pérdida de tiempo, no concluyentes
[…] y poco prácticos, en el sentido de que ningún organismo capaz de otorgar subvenciones y sea
respetable se tomará en serio las propuestas […]. La objeción más seria a sus argumentos es que no
dice nada en absoluto sobre la naturaleza y el origen de los fundamentales campos morfogenéticos y
no incluye propuestas para investigar los medios a través de los cuales se propagan. Muchos lectores
quedarán con la impresión de que Sheldrake ha tenido éxito en encontrar un lugar para la magia en
la discusión científica.[17]
Mientras que es posible que el todo no sea simplemente suma de todas las partes, su conducta
puede, al menos en principio, comprenderse a partir de la naturaleza y la conducta de sus partes
constituyentes más el conocimiento de cómo interactúan dichas partes.[21]
Paul Davies, físico teórico y cosmólogo que dirige actualmente el Center for
Fundamental Concepts in Science de la Universidad de Arizona, aplica esto a la
vida afirmando que:
No encontraremos el secreto de la vida entre los átomos per sé, sino en el patrón que sigue su
asociación, en la forma en que están unidos […]. Los átomos no necesitan ser «animados» para
producir vida, lo que simplemente necesitan es estar dispuestos de una manera compleja y adecuada.
[22]
Características de la vida
Pese a ser algo que intuitivamente parece evidente, los científicos y los
filósofos no consiguen ponerse de acuerdo con respecto a cuáles son las
características de la vida. Casi todos ofrecen un listado. Una o más de las
siguientes características aparecen en la mayoría de esos listados, pero el número
de características incluidas en los distintos listados varía considerablemente.
a) Reproducción.
b) Evolución.
c) Sensibilidad (respuesta al estímulo).
d) Metabolismo.
e) Organización.
f) Complejidad.
Son términos que significan cosas distintas para personas distintas y, por lo
tanto, para decidir si son necesarias o suficientes para definir la vida, es
importante dejar claro lo que significa cada una de estas características.
Reproducción
Evolución
Respuesta al estímulo
Metabolismo
Organización
Complejidad
La complejidad aparece también en muchos listados y presenta los mismos
inconvenientes que la organización si se utiliza para caracterizar la vida: un
cuerpo muerto y el puente del Golden Gate son complejos, pero ninguno de los
dos está vivo. La complejidad no es una condición suficiente, ni por sí misma
necesaria, excepto en un sentido trivial, puesto que es una condición para
cualquier cosa que no sea absolutamente sencilla.
Si ninguna de estas características es necesaria o suficiente por sí misma,
¿serviría para definir la vida la combinación de dos o más de ellas? Davies
afirma que «las dos características distintivas de los sistemas vivos son la
complejidad y la organización».[25] Aunque esto tampoco nos lleva mucho más
lejos: Ford Motor Company posee las características de complejidad y
organización.
Seis páginas más adelante, Davies dice que:
Lo que sucede [en el metabolismo] es que hay un flujo de energía que recorre el cuerpo. Este flujo
está impulsado por el ordenamiento, o entropía negativa, de la energía consumida. El ingrediente
crucial para mantener la vida es, pues, la entropía negativa.[26]
Definiciones de vida
En 2004, Philip Ball, por entonces asesor editorial de Nature, defendió que el
ejercicio de intentar definir la vid no tiene sentido y es una pérdida de tiempo
para filósofos y científicos. Argumentando que no existen fronteras entre lo vivo
y lo no vivo, citaba el caso de los virus. Los virus se reproducen, evolucionan,
están organizados y son complejos (en comparación, por ejemplo, con un
aminoácido), pero son parásitos. Lejos de una célula viva, un virus es inactivo;
solo se vuelve activo cuando encuentra una célula huésped idónea y se apodera
de la maquinaria metabólica de la célula para reproducir nuevas partículas de
virus, que pueden entonces infectar otras células.
Puesto que la actividad de los virus depende de la existencia de una célula
huésped, no pueden considerarse candidatos para el título de primeras formas de
vida que emergieron en la Tierra y, por otro lado, tampoco son formas de vida
independiente. A diferencia del punto de vista de Ball de que «Nadie sabe si
calificar o no a los virus de seres vivos»,[30] la mayoría de fuentes define a los
virus como partículas que son activas o inactivas a diferencia de vivas o muertas.
[31]
Ball apunta también que en Agosto de 2002, Eckard Wimmer y sus colegas
de la State University de Nueva York, observaron la estructura química del
genoma del virus de la polio a través de Internet, ordenaron los segmentos de
material genético de compañías que sintetizan ADN y lo unieron todo para crear
un genoma completo. Cuando lo combinaron con las enzimas adecuadas, este
ADN sintético proporcionó la semilla a partir de la cual crecieron partículas de
virus de la polio. A Ball no le cabe la menor duda de que los biólogos pronto
serán capaces de fabricar cosas como células que en general se consideran vivas,
reforzando con ello su punto de vista de que intentar definir la vida no tiene
sentido.
A pesar de que ir marcando las casillas de un listado de características más o
menos vagas no es en absoluto productivo, no hay que extraer la conclusión de
que no existe distinción entre lo que está vivo y lo que no lo está. Se han
realizado intentos prometedores de definir la vida en términos de un sistema que
interactúa de maneras específicas con su entorno, y a continuación examinaré los
que considero más relevantes. (Resulta interesante el detalle de que uno de ellos
lo presenta un físico teórico, otro un antiguo físico teórico y otro un biólogo
cuya conjetura parte de las bases de la física teórica. La mayoría de biólogos que
trabaja en departamentos universitarios etiquetados como de «Ciencias vivas»,
concentra su trabajo en campos limitados dentro de subespecialidades limitadas
de la biología, como el estudio de vectores retrovirales dentro de la
subespecialidad de la biología molecular, y muestra escaso interés por lo que
define su especialidad dentro de la ciencia).
El físico teórico Lee Smolin se inspira en las ideas de los sistemas complejos
auto-organizados propuestas por Ilya Prigogine, John Holland, Harold Morowitz,
Per Bak y Sturar Kauffman para construir lo que denomina una teoría en
desarrollo para definir la vida. (En el próximo capítulo consideraré estas ideas,
puesto que afirman poder explicar la aparición de la vida).
Todo ello le lleva a proponer que la vida en la Tierra podría definirse como:
Sin embargo, los únicos organismos que se reproducen a sí mismos son los
unicelulares. Un animal, por ejemplo, no es capaz de reproducirse a sí mismo ni
de reproducir por sí solo su programa de ADN; es el sexo con una pareja lo que
produce un vástago, que será distintos de sus dos progenitores y que tendrá un
programa de ADN distinto. Y, como se ha apuntado previamente, existen
especies, como las mulas y las hormigas obreras, que no pueden tener
descendencia y satisfacen igualmente los criterios (1) y (2). De ahí, que este
intento no consigue alcanzar su objetivo.
Patrón de organización
Estructura
Proceso vital
Una forma de vida puede tener capacidad para producir descendientes, pero
no es una característica necesaria.
Conclusiones
Observando el desarrollo de las cosas desde su origen […] se obtendrá la visión más clara.
ARISTÓTELES, SIGLO IV A. C.
Evidencias directas
A pesar de que no existe una definición aceptada por todos sobre lo qué es la
vida, la mayoría de científicos se muestra de acuerdo en que las primeras formas
de vida debieron de ser las más sencillas. La primera de ellas fue una procariota
autosuficiente, una célula cuyo material genético no está encerrado en un núcleo.
Biólogos y geólogos buscan evidencias de estas formas de vida a partir de dos
fuentes: los fósiles y los extremófilos, organismos que actualmente viven en las
condiciones extremas que se consideran semejantes a las de la Tierra primitiva.
Fósiles
Extremófilos
Termófilos de superficie
Termófilos sub-oceánicos
Acidófilos de cueva
Termófilos subterráneos
Evidencias indirectas
Análisis genéticos
Distintos autores utilizan nombres distintos para estos tres grupos de formas
de vida. Siguiendo el trabajo pionero de Woese, los nombres que aparecen en el
diagrama fueron adoptados para distinguir con claridad entre los dos tipos de
procariotas, los dominios Arqueas y Bacterias, y los utilizaré por el bien de la
consistencia; recientemente, sin embargo, biólogos evolutivos han retomado los
nombres originales de arqueobacterias y eubacterias teniendo en cuenta los
análisis de genomas completos que consideraré más adelante.
El antepasado no puede haber sido un organismo concreto […]. Fue una conglomeración
comunitaria, poco cohesionada y diversa, de células primitivas que evolucionó como unidad y que
acabó desarrollándose hasta alcanzar una fase en la que se disgregó en varias comunidades distintas,
que a su vez se convirtieron en las tres principales líneas de descendencia [bacterias, arqueas y
eucariotas].[16]
Para poder evaluar las ideas sobre cómo apareció la vida en la Tierra,
debemos antes comprender, por un lado, las diferencias de tamaño, complejidad,
estructura y funcionamiento de las moléculas que evolucionaron sobre la
superficie de la Tierra primitiva, o que evolucionaron en los asteroides y cometas
que las depositaron en la superficie de la Tierra durante el bombardeo y, por el
otro, el tamaño, la complejidad, la estructura y el funcionamiento de la forma de
vida independiente más sencilla que conocemos, a saber, una procariota
unicelular.
Tamaño
Componentes y estructura
Ribosoma
Citoplasma
Plásmido
Cerramiento de la célula
Partes externas
Cualquiera que te diga que sabe cómo empezó la vida en la Tierra hace aproximadamente 3,45 miles de
millones de años es un imbécil o un tunante.
ARN auto-replicante
Péptido auto-replicante
Replicador de arcilla
Origen extraterrestre
Diseño inteligente
Complejidad irreducible
«Si en este asunto se actúa de forma directa y franca, sin dejar que te bloquee el miedo a provocar la
ira de la comunidad científica, llegas a la conclusión de que los biomateriales, con su asombroso
nivel de orden, tienen que ser el resultado de un diseño inteligente […]. Los problemas de orden,
como el de las secuencias de aminoácidos en las cadenas [que constituyen las células proteínas] […]
son precisamente los problemas que se vuelven sencillos cuando la inteligencia dirigida entra en el
juego».[24]
Principio antrópico
Conocimos el concepto del principio antrópico en la primera parte, cuando
descubrimos que si no estuviesen operando leyes físicas muy precisas de origen
desconocido, y si varios parámetros cósmicos y constantes sin dimensiones no
tuviesen unos valores ajustadísimos que ninguna ley es capaz de explicar, el
universo que permitió la evolución del ser humano nunca habría existido. De
aquí que invoquemos el principio antrópico para explicar la sorprendente
aparición de la vida a partir de las moléculas simples que llenaban la sopa
primigenia que reinaba en la Tierra.
El concepto del principio antrópico se atribuye al físico teórico Brandon
Carter, que lo planteó en 1974, cuando trabajaba en la Universidad de
Cambridge.[25] El trabajo más extenso sobre el tema fue el elaborado por los
cosmólogos John Barrow y Frank Tipler, cuyo libro, publicado en 1986, incluye
todas las leyes, parámetros y constantes relevantes, así como las distintas formas
de abordar la idea.[26] Consideraré a continuación las definiciones que estos
científicos aplican a tres versiones distintas del principio antrópico.
Los valores observados de todas las cantidades físicas y cosmológicas no son igualmente probables,
sino que están restringidos por el hecho de que existen lugares del universo donde se ha podido
desarrollar la vida basada en el carbono y por el hecho de que el universo sea lo bastante antiguo
como para que esto haya ocurrido.
Lo que distingue este principio del PAD es la palabra «debe». Según Barrow
y Tipler, esto tendría tres interpretaciones:
b. El universo participativo
c. El multiverso
Más que un principio físico, estamos ante una especulación metafísica sobre
el futuro.
Un argumento más contra el principio antrópico en general es el que aporta
Roger Penrose, que dice que «suelen invocarlo los teóricos cuando no tienen una
teoría lo bastante buena para explicar los hechos observados».[28]
Emergencia cuántica
«Tendría libertad para dejarse arrastrar una vez más hacia el ámbito de la superposición cuántica y
esperar a la siguiente medición […]. Este proceso de dejarse ir hacia el ámbito cuántico, esperar a la
siguiente medición, colapsar en un estado clásico [una partícula] y dejarse ir de nuevo hacia el
ámbito cuántico habría seguido […] prolongando la superposición cuántica de posibles péptidos
hasta el momento en que el sistema habría colapsado de forma irreversible en un estado clásico».
«y lo que es más importante, mientras el péptido siguiera manteniéndose como una única molécula,
siempre podría, después de la medición, entrar de nuevo en el ámbito cuántico.» [la cursiva es de
McFadden]
Complejidad auto-organizada
El tamaño del cúmulo más grande crece lentamente al principio porque los
botones no tienen muchas uniones. Pero cuando el número de hilos se acerca y
acaba superando la mitad de la cantidad de botones, el tamaño del cúmulo más
grande aumenta a gran velocidad porque, con la mayoría de los botones unidos
ahora en cúmulos, existe una elevada probabilidad de que cada nuevo cúmulo
una un cúmulo pequeño al cúmulo más grande. Muy rápidamente, un único
súper-cúmulo forma una red en la que la inmensa mayoría de los botones están
unidos. Después de esto, el tamaño de esta red grande crecerá lentamente porque
quedarán muy pocos botones que no formen aún parte de esta red.
La figura 15.2 ilustra lo que Kauffman denomina «transición de fase» de la
red por analogía con transición de fase entre, por ejemplo, el agua y el hielo. Un
sistema altamente complejo, como la red de partes interrelacionadas de una
célula, emerge de repente a partir de las redes que componen la célula, que han
crecido a través de los enlaces de redes auto-catalíticas y autosuficientes de
moléculas. El sistema altamente complejo es estable porque hay poco espacio
para que se produzcan más cambios.
En opinión de McFadden:
Está generada por la interacción aleatoria de miles de millones de moléculas. Son fenómenos que
implican cantidades enormes de partículas y que tienen una estructura solo a escala macroscópica; a
nivel molecular, no hay más que caos y movimiento aleatorio. Pero las células poseen estructuras
ordenadas a todos los niveles, hasta llegar a las partículas fundamentales. Las estructuras
macroscópicas de células vivas no son resultado de un movimiento incoherente y aleatorio.[36]
Creo que Wilson tiene razón cuando dice que, tal y como está desarrollada en
la actualidad, la teoría de la complejidad auto-organizada es demasiado abstracta
y confía excesivamente en modelos por ordenador como para poder proporcionar
una hipótesis con base empírica. La esperanza es que cuando se refinen estos
modelos con la incorporación de datos empíricos se pueda llegar a nuevas leyes
de carácter más profundo que ayuden a comprender la aparición de la vida a
partir de materia inanimada.
Teoría de la emergencia
Conclusiones
Si tuviera que dar un premio a la mejor idea que haya tenido alguien jamás, se la daría a Darwin, por
delante de Newton, Einstein y todos los demás.
En la ciencia, el crédito se lo lleva aquel capaz de convencer al mundo, no aquel a quien se le ocurre la
idea.
Aristóteles
Creacionismo
Linneo
Su obra causó controversia, puesto que implicaba que no éramos más que
una parte cualquiera de la naturaleza y próxima, además, al mono.
Linneo, sin embargo, consideraba que su papel consistía en clasificar las
distintas especies que Dios había creado, a pesar de que en un momento
avanzado de su vida su mayor preocupación fuera que el cruce de distintas
especies de plantas producía híbridos que no habían existido previamente.
Estuvo a punto de proponer la evolución, pero llegó a la conclusión de que los
híbridos eran productos de especies que Dios había creado en los inicios del
mundo.[3]
El sistema taxonómico de Linneo sigue utilizándose hoy en día, aunque
biólogos, zoólogos, paleontólogos, antropólogos, genetistas y biólogos
moleculares han expandido la jerarquía y desarrollado la base de la clasificación
a partir solo de la morfología.
De Maillet
En el siglo XVIII, unos pocos intelectuales, influidos por los geólogos que
sugerían que la Tierra era considerablemente más antigua de lo que insinuaba la
Biblia, especularon que las especies cambiaban. Probablemente, el primer
defensor moderno de la evolución biológica y de un antepasado común para
animales radicalmente distintos fue el diplomático francés e historiador
especializado en ciencias naturales, Benoit de Maillet. Su datación de la edad de
la Tierra en 2,4 miles de millones de años y su idea de que toda la vida empezó
en aguas poco profundas quedan expuestas en su obra Telliamed, publicada de
forma póstuma en 1748.[4]
Buffon
Erasmus Darwin
Hutton
James Hutton es conocido por su revolucionaria explicación sobre cómo los
procesos geológicos se producen lentamente a lo largo de extensos periodos de
tiempo, una postura contraria al relato sobre la edad de la Tierra, extraído de la
Biblia y dominante en aquel momento. Fue seguramente el primero en proponer
la supervivencia de los más fuertes como causa del cambio evolutivo. En 1794,
65 años antes de El origen de las especies de Charles Darwin, publicó en
Edimburgo An Investigation of the Principles of Knowledge [Una investigación
de los principios del conocimiento], un tratado filosófico en tres volúmenes con
una extensión total de 2.138 páginas. Basándose en sus experimentos con
cultivos de plantas y crianza de animales, en el capítulo 3 de la Sección 3,
Volumen 2, describe lo que posteriormente Darwin denominaría «selección
natural»:
Al imaginar una variedad indefinida entre los individuos de esa especie, podemos estar seguros de
que, por un lado, los que más se alejen de la constitución mejor adaptada, presentarán mayor
tendencia a perecer, mientras que, por otro lado, los cuerpos organizados, los que más se acerquen a
la mejor constitución para las circunstancias actuales, estarán mejor adaptados para continuar,
mantenerse y multiplicar los individuos de su raza.
Como ejemplo, Hutton explica que entre los perros que basan su
supervivencia en la velocidad de sus patas y en su agudeza visual, los que sean
más débiles en esas cualidades perecerán, mientras que los mejor equipados con
estas cualidades, estarán mejor adaptados para la supervivencia y se
multiplicarán engendrando individuos similares de su raza. Pero si la
supervivencia dependiera de un sentido del olfato afinado, aplicando este mismo
«principio trascendental de variación», la tendencia natural «sería cambiar las
cualidades del animal, y producir una raza de sabuesos con buen olfato, en vez
de aquellos que capturan su presa gracias a su velocidad».[8]
Lamarck
Geoffroy
Wells
Grant
Matthew
Wallace[14]
Nada hay en el borrador de Wallace que no esté escrito, mucho más completo, en mi borrador,
redactado en 1844, y leído por Hooker hace una docena de años. Hará cuestión de un año, remití un
breve resumen, del cual conservo copia, de mis teorías […] a Asa Gray, con lo cual podría con toda
exactitud decir y demostrar que no he tomado nada de Wallace […]. Me resultaría duro verme
forzado a perder la prioridad de mi postura desde hace tantos años.
Entre protestas por su falta de méritos, rogaba a Lyell que le diera su opinión
sobre si consideraría deshonroso por su parte publicar en aquel momento y le
solicitaba que remitiera el material a otro de sus confidentes, el botánico Joseph
Hooker. Escribió luego, en un tono similarmente auto-despectivo a Hooker,
ofreciéndose a escribir una versión más detallada de su borrador de 1844 para
que fuese publicada en el Linnean Journal.[18]
Lyell y Hooker le respondieron ofreciéndole a Darwin la solución que este
les había solicitado de manera implícita. El 1 de julio de 1858, realizaron ambos
una presentación conjunta en la Linnean Society a la que pusieron por título «On
the Tendency of Species to form Varieties; and on the Perpetuation of Varieties
and Species by Natural Means of Selection» [Sobre la tendencia de las especies
a formar variedades; y sobre la perpetuación de las variedades y las especies por
medio de la selección natural]. La presentación incluía extractos del borrador de
1844 que Darwin había enviado a Hooker más parte de la carta que Darwin
había escrito a Asa Gray en 1857, seguido todo ello por el ensayo de veinte
páginas de Wallace. Los comentarios introductorios de Lyell y Hooker dejaban
claro que no solo querían dejar constancia de las reivindicaciones de prioridad de
Darwin y Wallace, sino que además estaban presentando el material por el
interés de la ciencia en general.[19] Sin Darwin presentándose personalmente
para reclamar su prioridad, obtuvo el resultado deseado de registrar
públicamente que él había sido el primero en tener la idea de la selección natural
y reconocer que Wallace, de un modo independiente aunque también posterior,
había llegado a la misma conclusión.
Wallace no fue consultado al respecto, pero se quedó aparentemente
satisfecho cuando fue informado sobre el acto. Otorgaba a un profesional carente
de formación universitaria, que se ganaba la vida recogiendo y vendiendo
ejemplares, el reconocimiento de los miembros de la clase científica y el acceso
a ellos. En la Inglaterra victoriana, esta clase estaba integrada por caballeros de
clase alta con medios económicos, como Lyell y Darwin.
Darwin ofreció su amistad al joven y Wallace respondió convirtiéndose en
uno de los defensores más acérrimos de Darwin, apoyando On the Origin of
Species by Means of Natural Selection, or The Preservation of Favoured Races
in the Struggle for Life [Del origen de las especies por medio de la selección
natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia],
el libro que Darwin publicaría el año después de la presentación en la Linnean
Society.
Esta amistad no impidió que Wallace no coincidiera con Darwin en diversos
aspectos, incluyendo el grado hasta el cual la selección natural podía explicar el
desarrollo del sentido ético y las facultades intelectuales del hombre, el grado
hasta el cual la selección sexual podía explicar el dimorfismo sexual, la creencia
de Darwin en la herencia de caracteres adquiridos y su concepto de la pangénesis
(véase más adelante).
En 1864, Wallace publicó un documento titulado «The Origin of Human
Races and the Antiquity of Man Deduced from the Theory of “Natural
Selection”» [El origen de las razas humanas y la antigüedad del hombre
deducidos a partir de la teoría de la «selección natural»], con temas que Darwin
no había abordado públicamente, y en 1889 un libro Darwinism [Darwinismo],
en el que explicaba y defendía la selección natural. En él proponía que la
selección natural podía llevar al aislamiento reproductivo de dos variedades
animando el desarrollo de barreras contra la hibridación, ayudando con ello a
generar nuevas especies.
Charles Darwin
Precisamente el mismo punto de vista sobre el origen de las especies que […] el propuesto por el
señor Wallace y por mí mismo en el Linnean Journal, y que se amplía en el presente volumen. Por
desgracia, el señor Matthew presentó su propuesta muy brevemente en párrafos diseminados en un
Apéndice a un trabajo sobre un tema distinto.
En mi caso, el concepto de esta ley de la Naturaleza llegó de forma intuitiva como un hecho obvio,
casi sin esfuerzo de reflexión y concentración. El señor Darwin merita más el descubrimiento que
yo […]. Lo ha trabajado a partir del razonamiento inductivo, lentamente y con la precaución que
conlleva ir abriéndose sintéticamente camino de hecho en hecho.[26]
La contribución de Darwin
Evidencias
Pinzones de las islas Galápagos: las aves de las islas Galápagos en las que Charles Darwin basó su
teoría de la selección natural a partir de la observación de sus hábitos alimenticios y las diferencias
en la estructura de su pico. Subfamilia Geospizinae.
Darwin identificó trece especies de pinzones en las islas Galápagos. Lo cual le resultó sorprendente,
puesto que él conocía tan solo una especie de esta ave en el continente sudamericano, a
prácticamente 600 millas al este, donde presuntamente se originaron todas […].
Cada isla tenía su propia especie de pinzón y se diferenciaban entre ellas de diferentes maneras,
en particular por la forma del pico. Darwin planteó la idea de que todos los pinzones descendían de
un único pinzón ancestral y que los diferentes entornos de las distintas islas habían favorecido
caracteres distintos en su población de pinzones. Si en una isla había abundancia de insectos para
alimentarse, por ejemplo, pero las semillas y los frutos secos eran relativamente escasos, aquellos
pinzones que hubieran nacido con un pico fino que les facilitara el acceso a los insectos escondidos
en las grietas habrían sobrevivido mejor que las aves con pico más voluminoso y duro. Las aves de
pico fino habrían criado con éxito más camadas que los pinzones con el pico voluminoso y, teniendo
en cuenta de que la descendencia suele heredar los caracteres de sus progenitores, esa forma de pico
se habría ido extendiendo gradualmente entre la población de pinzones de la isla. Y lo contrario
habría sucedido en aquellas islas donde hubiera más semillas que insectos, donde prosperarían las
aves con el pico mejor adaptado para triturar semillas. Al final, las poblaciones se habrían
diferenciado hasta tal punto que les habría resultado imposible cruzarse entre ellas y se habrían
convertido en especies distintas.[29]
Siguió confuso con los pinzones de las Galápagos […] sin ser consciente de la importancia de los
distintos tipos de pico […]. No percibió que un se especializara y adaptara a diferentes nichos
medioambientales.[32]
Selección natural
Gracias a esta lucha [por la supervivencia], las variaciones, por pequeñas que sean, y cualquiera que
sea la causa de la que procedan, si son útiles en cualquier grado a los individuos de una especie […]
tenderán a preservar a dichos individuos y serán, en general, heredadas por su descendencia. Estos
descendientes tendrán, a su vez, en virtud de este hecho, una mayor probabilidad de sobrevivir, ya
que, entre los muchos individuos de una especie cualquiera, nacidos periódicamente, solo un
pequeño número llega a sobrevivir. He dado a este principio, en virtud del cual una variación, por
insignificante que sea, se conserva y perpetúa si es útil, el nombre de Selección Natural, para indicar
su relación con el poder de selección del hombre.[34]
Hasta el momento, he hablado a veces como si las variaciones —tan comunes y multiformes con los
seres orgánicos en estado de domesticación y en menor grado en aquellos que están en la naturaleza
— fueran debidas al azar. Pero esto, por supuesto, es una expresión completamente incorrecta.[35]
Hemos visto que el hombre, por selección, puede producir ciertamente grandes resultados y puede
adaptar seres orgánicos a sus propias aplicaciones, mediante la acumulación de variaciones leves
pero útiles, dada a él por la mano de la Naturaleza. Pero la Selección Natural, como veremos de aquí
en adelante, es un poder incesantemente listo para la acción, e inmensamente superior a los débiles
esfuerzos del hombre, como las obras de la Naturaleza lo son con respecto a las obras de Arte.[36]
Conduce a la mejora de todas las criaturas en relación con sus condiciones de vida orgánicas e
inorgánicas; y en consecuencia, en la mayoría de los casos, a lo que debemos considerar como un
avance en organización.[37]
Especiación
Utilizo este termino en un sentido amplio y metafórico, que incluye la dependencia de un ser
respecto a otro y, lo que es más importante, no solo la vida del individuo sino su éxito en cuanto a
dejar descendencia.[40]
Esto se repite en una sección de El origen del hombre donde, después de dar
ejemplos de sociabilidad y cooperación en especies animales y entre los
humanos, comenta que:
Las comunidades que incluyeran el mayor número de miembros empáticos, serían sin duda las que
más prosperarían y, por lo tanto, criarían la descendencia más abundante.[41]
Ciertamente se ha dicho que todo en la naturaleza está en guerra; los más fuertes prevalecen al final,
los más débiles fracasan; y sabemos bien que miríadas de formas han desaparecido de la faz de la
tierra. Y si los seres vivos en estado natural varían ni que sea en un grado mínimo […] entonces, la
dura y a menudo recurrente lucha por la existencia determinará que las variaciones favorables, por
sutiles que sean, sean conservadas o seleccionadas, y las desfavorables sean eliminadas.[43]
Y:
A esta preservación, durante la batalla por la vida, de aquellas variedades que poseen alguna ventaja
en estructura, constitución o instinto, la he llamado Selección Natural; y el señor Herbert Spencer ha
expresado muy bien esta misma idea como la «Supervivencia del mejor adaptado».[44]
Selección sexual
Como respuesta a las críticas de que cosas como las plumas de la cola del
pavo real eran más una desventaja que una ventaja en la lucha por unos recursos
limitados, Darwin propuso que la selección sexual también era una causa de la
evolución biológica, sobre todo para los machos de las especies.
Según esta hipótesis, las plumas de la cola cada vez más grandes y coloridas
atraen a las hembras y permiten que los machos mejor dotados produzcan más
descendencia que los pavos menos espléndidos.
En el caso de los humanos,
Llego a la conclusión de que de entre todas las causas que han conducido a diferencias en el aspecto
externo de las razas humanas, y hasta cierto punto entre el hombre y los animales inferiores, la más
eficiente es la selección sexual.[45]
Alude usted a menudo al trabajo de Lamarck; no sé qué piensa usted al respecto, pero a mí me
parece extremadamente pobre; no consigo obtener del mismo ni un hecho ni una idea.[46]
Creo que no hay duda de que, en nuestros animales domésticos, el uso refuerza y agranda
determinadas partes, y de que las disminuye el desuso; y que estas modificaciones son hereditarias.
En los animales que gozan de la completa libertad de la Naturaleza […] muchos presentan
estructuras que pueden explicarse por los efectos del desuso.[47]
Aprovecharé esta oportunidad para remarcar que mis críticos suelen dar por sentado que atribuyo
todos los cambios de estructura corporal y poder mental única y exclusivamente a la selección
natural […] cuando, incluso en la primera edición de El origen de las especies, expuse con claridad
que debemos atribuir un gran peso a los efectos heredados del uso y el desuso.[48]
Promoción
Que nadie […] piense o sostenga, que un hombre puede indagar en exceso o aprender demasiado en
el libro de la palabra de Dios, o en el libro de las obras de Dios; en la teología o en la filosofía.
Y concluye la obra con una alusión a uno de los relatos de la creación del
Génesis:
Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diversas fuerzas, fue originariamente
alentada por el Creador en unas pocas formas o en una sola.[49]
Poco a poco llegué a la conclusión en aquel momento [enero de 1839, treinta y tres años antes de la
edición final de El origen de las especies] de que no había que dar más crédito al Antiguo
Testamento, con su manifiestamente falsa historia del mundo […], que a los libros sagrados de los
hindúes o las creencias de cualquier barbaro.[50]
Ha reproducido simplemente la doctrina de Lamarck, y nada más, y Lyell y otros llevan atacándolo
veinte años, y por el simple hecho de que usted (con una mueca de desdén y una risotada) diga
exactamente lo mismo, todos cambian de opinión; es una inconsistencia de lo más ridículo.[52]
El darwinismo
Darwinismo: la hipótesis de que todas las especies del mismo género han
evolucionado a partir de un antepasado común. La causa principal de esta
evolución biológica es la selección natural, o la supervivencia del mejor
adaptado, por la cual los descendientes cuyas variaciones los hagan mejor
adaptados para competir con los demás miembros de su especie para la
supervivencia en un determinado entorno, vivirán más tiempo y
producirán más descendientes que los peor adaptados. Estas variaciones
favorables son hereditarias y, en el transcurso de sucesivas generaciones,
acabarán gradualmente dominando la población de ese entorno, mientras
que las variantes peor adaptadas perecerán en manos de los demás,
morirán de hambre o se extinguirán. La selección sexual de caracteres
favorables al apareamiento, y el uso y desuso de órganos, son también
hereditarios y causa de la evolución biológica.
Ortogénesis
Nueve años antes, con veinte años de edad, había viajado a Siberia y al norte
de Manchuria, ansioso por ser testigo directo de la lucha por la vida planteada en
El origen de las especies, que había sido publicado tres años antes y le había
dejado tremendamente impresionado. Lo que descubrió, sin embargo, lo llevó a
la conclusión de que la hipótesis evolucionista de Darwin había sido
distorsionada por los seguidores del mismo Darwin.
Las detalladas observaciones que realizó Kropotkin de la vida humana y
animal le revelaron pocos casos de competencia despiadada entre miembros de
la misma especie. Entre las poblaciones rebosantes de vida de zonas aisladas
sujetas a condiciones muy duras, donde la competencia por los escasos recursos
tendría que haber sido salvaje, descubrió en cambio apoyo mutuo «llevado hasta
el extremo que me hace sospechar que se trata de un carácter de enorme
importancia para mantenerse con vida, conservar las especies y procurar por su
evolucion».[56]
Observó asimismo apoyo mutuo entre los campesinos siberianos que vivían
en comunidades independientes, lo que lo llevó a la creencia de que un sistema
de gobierno de aquel estilo debería sustituir el estado centralizado, represivo y
brutal.
Apoyo mutuo
El mundo animal está prácticamente al mismo nivel que un espectáculo de gladiadores. Las
criaturas están preparadas y listas para luchar; razón por la cual el más fuerte, el más rápido y el más
astuto vivirá para luchar un día más. El espectador no necesita mover el pulgar hacia abajo, puesto
que la compasión no existe.[57]
Si nos referimos al parágrafo [de El origen de las especies] titulado “Lucha por la vida es
rigurosísima entre individuos y variedades de la misma especie”, no encontramos en él la riqueza de
pruebas e ilustraciones que estamos acostumbrados a encontrar en todo lo que Darwin escribió. La
lucha entre individuos que se explica bajo ese encabezamiento no queda ilustrada ni con siquiera un
ejemplo.[59]
Base empírica
Entre los muchos ejemplos de insectos, Kropotkin describe la conducta de las
hormigas y las termitas, que colaboran siguiendo un modelo de división de
trabajo para buscar comida y construir sofisticados nidos comunitarios con
graneros y guarderías para las crías. A pesar de que las hormigas de distintas
especies libran terribles guerras entre ellas, en el seno de la comunidad, el apoyo
mutuo, e incluso el sacrificio de la vida por el bien común, son la regla. Si una
hormiga con el cuerpo lleno de comida a medio digerir se niega a regurgitarla
para compartirla con una hormiga hambrienta, es tratada como una enemiga. La
colaboración permite que las colonias superen a insectos más poderosos, como
los escarabajos e incluso las avispas.
Las abejas colaboran de un modo similar. Kropotkin observa que en
condiciones de escasez o de abundancia, hay abejas que prefieren robar antes
que trabajar por el bien común, pero que a largo plazo la colaboración es más
ventajosa para las especies.
Esta colaboración suele extenderse solo a la colmena, el nido o la colonia de
insectos, sin abarcar toda la especie, pero Kropotkin destaca haber observado
colonias de hormigas integradas por más de doscientos nidos y pobladas con dos
especies distintas, mientras que en algunas sabanas de América del Sur hay
nidos de termitas que incluyen dos y hasta tres especies distintas, conectados
mediante túneles o galerías.
Muchas especies de aves exhiben conducta social no solo para cazar y
migrar, proceso en el cual las bandadas pueden incluir distintas especies, sino
también por placer. Los milanos colaboran en tareas de caza y gracias a ello
pueden robar la presa de aves más fuertes que ellos, como el águila marcial.
Cuando se acerca el invierno, las aves que han vivido durante meses en
pequeños grupos repartidos por un territorio extenso, se reúnen en un lugar
concreto durante varios días para esperar a las aves que puedan llegar con
retraso. Luego, las bandadas emigran siguiendo «una dirección perfectamente
elegida» hacia climas más cálidos y con comida abundante. Los más fuertes se
turnan para liderar el grupo. En primavera, regresan al mismo lugar y se
dispersan, normalmente hacia los mismos nidos que antes abandonaron.
Y en cuanto a las actividades placenteras, varias especies de aves cantan en
concierto. Kropotkin habla de un observador que informó de que numerosos
grupos de unos quinientos ejemplares de perdices chucar cada uno, se instalaron
alrededor de un lago. El primer grupo empezó a cantar durante tres o cuatro
minutos y se calló cuando el siguiente empezó a cantar, y así sucesivamente,
turnándose hasta que el canto dio la vuelta completa al lago y el primer grupo
empezó otra vez a cantar.
Kropotkin explica que los loros son las aves más sociables e inteligentes. Por
ejemplo, las cacatúas blancas de Australia envían exploradores en busca de
maizales. A su regreso, el grupo vuela hasta el mejor maizal y aposta centinelas
para alertar a los campesinos mientras el resto se alimenta con el maíz. Atribuye
la longevidad de los loros a su vida social.
La compasión no es una característica esperada en la lucha despiadada por la
vida que podría librarse entre miembros de la misma especie, pero Kropotkin
ofrece varios ejemplos de ella, incluyendo el de un grupo de pelícanos que
recorre 50 kilómetros para alimentar a un pelícano ciego.
Kropotkin apunta ejemplos de cooperación similar, aunque más avanzada,
entre mamíferos, la mayoría de los cuales viven en sociedad, desde los nidos de
roedores hasta las manadas de elefantes y ballenas pasando por las tropas de
monos y chimpancés.
Las ardillas son más individualistas, y encuentran y almacenan su propia
comida en sus nidos, pero mantienen contacto con otras ardillas y cuando el
alimento escasea, emigran en grupo. La rata almizclera de Canadá vive
pacíficamente y juega en comunidades, habita poblados con construcciones
hechas con barro mascado entretejido con juncos que disponen de rincones
separados para los desechos orgánicos. La vizcacha, un roedor parecido al
conejo, vive pacíficamente en madrigueras que comparten entre diez y cien
individuos. Las colonias se visitan mutuamente durante la noche. Si un granjero
destruye una madriguera de vizcachas, sus compañeras se desplazan desde lejos
para sacar del interior a las que puedan haber quedado enterradas vivas.
Los mamíferos colaboran para obtener comida, protegerse mutuamente y
proteger a los miembros más débiles de los predadores. Los lobos cazan en
manada mientras que muchas especies de caballos salvajes, como los mustangos
y las cebras, forman un círculo de sementales alrededor del grupo para impedir
los ataques de lobos, osos y leones. Cuando la comida escasea, las manadas de
rumiantes que suelen vivir dispersas se reúnen para formar una manada grande
que emigra hacia otra región en busca de sustento.
Este patrón es típico de todas las especies: la colaboración es más fuerte en el
seno de la familia, después en el seno del grupo y luego con la asociación de
grupos dispersos que se unen para hacer frente a una necesidad común.
Kropotkin apunta que los darwinistas consideran que la inteligencia es la
característica más poderosa del individuo que lucha por su existencia. Destaca
que la inteligencia se fomenta mediante la sociabilidad, la comunicación, la
imitación y la experiencia, hábitos que el animal insociable no puede disfrutar.
Kropotkin describe esta evolución como progresiva. Dentro de cada clase,
los más evolucionados combinan elevada sociabilidad con mayor inteligencia:
las hormigas entre los insectos, los loros entre las aves y los monos entre los
mamíferos.
Para Kropotkin, la principal lucha por la vida no es la representada por la
competencia entre individuos de la misma especie por hacerse con los recursos,
que escasean como consecuencia de un incremento malthusiano de la población.
Sino la lucha contra sus circunstancias: un entorno cambiante, recursos
alimenticios limitados, condiciones climáticas duras y presencia de
depredadores. Las especies favorecidas por la selección natural —aquellas cuyos
miembros sobreviven más tiempo y engendran mayor descendencia— adoptan
estrategias para evitar la competencia: hacen su propia comida, como en el caso
de las hormigas; la almacenan, como las ardillas; hibernan, como muchos
roedores; agrandan su hábitat; emigran temporal o permanentemente a un nuevo
hábitat; o cambian su dieta y sus costumbres y, en el transcurso de las
generaciones, evolucionan hacia una nueva especie mejor adaptada al nuevo
entorno. Los que no adoptan estas estrategias, fracasan en la lucha por la
supervivencia y desaparecen con el tiempo de forma natural sin que nadie los
haya matado y sin que los competidores malthusianos los maten de hambre,
como proponía Darwin.
Kropotkin desafía pues la idea de que la competencia entre miembros de una
misma especie es la única causal, o la causa principal, de la evolución y defiende
que el apoyo mutuo juega un papel más relevante.
Simbiogénesis
Mientras el naturalista ruso Kropotkin estudiaba la conducta de los animales
y desarrollaba luego sus ideas en Inglaterra, el botánico ruso Konstantin
Mereschkosky estudiaba los líquenes y desarrollaba en su país natal una
hipótesis a la que puso el nombre de simbiogénesis, un proceso evolutivo que se
inicia con la simbiosis.
Según el historiador especializado en biología Jan Sapp,[63] la simbiosis es
un medio de innovación evolutiva que se lleva discutiendo desde finales del
siglo XIX. La naturaleza dual de líquenes como los hongos y las algas, las
bacterias que fijan el nitrógeno en los nódulos de las raíces de las legumbres, los
hongos que se asientan en las raíces de los árboles de los bosques y de las
orquídeas, y las algas que viven en el cuerpo de los protistas, muestran lo íntimas
que pueden llegar a ser las relaciones fisiológicas entre organismos apenas
emparentados y que a veces conducen, como en el caso de los líquenes, a la
evolución de organismos completamente nuevos.
La simbiosis quedó definida en 1878 por el alemán Anton de Bary, que
estudió los hongos y las algas como «los organismos de nombre distinto que
viven juntos», lo cual podía conducir a un cambio evolutivo tipo saltación. El
botánico francés Andreas Schimper acuñó el término «cloroplasto» en 1884 y
sugirió que las plantas verdes tenían su origen en la simbiosis. En 1893, el
biólogo celular japonés Shosaburo Watase, que trabajaba en los Estados Unidos,
utilizó el concepto para explicar el origen de las células con núcleo. Según él, se
habían formado a partir de un grupo de pequeños organismos vivos de origen
distinto que, en su lucha por la supervivencia, habían realizado un intercambio
recíproco de sus productos metabólicos; la profunda interdependencia fisiológica
entre el núcleo de la célula y el citoplasma era muestra de ello.
En 1909, Mereschkovsky propuso una teoría detallada para el origen del
núcleo de la célula y del citoplasma a partir de dos tipos de organismo y dos
tipos de protoplasma que habían sido las primeras formas de vida de la Tierra.
Afirmaba asimismo que los cloroplastos de las células se habían originado como
algas azuladas y acuñó el término «simbiogénesis» para describir el proceso
mediante el cual dos tipos distintos de organismos simbióticos se fusionan para
formar un nuevo organismo más complejo. Mereschkosky sostenía que la
simbiogénesis explicaba mejor la evolución biológica que la teoría de Darwin.
La idea de que las mitocondrias de las células tuvieran un origen
simbiogenético similar, se remonta al trabajo realizado por el histólogo alemán
Richard Altmann en 1890. En 1918, y en el libro titulado Les Symbionts [Los
simbiontes], Paul Portier desarrolló el concepto de las mitocondrias como
antiguos simbiontes. En 1927, el biólogo norteamericano Ivan Wallin presentó
una perspectiva similar en Symbiotism and the Origen of Species [Simbiotismo y
el origen de las especies], donde proponía que las mitocondrias adquiridas eran
el origen de nuevos genes. Para Wallin, la evolución biológica estaba gobernada
por tres principios: las especies originadas mediante simbiosis; la selección
natural que regía su supervivencia y extinción; y un principio desconocido que
era el responsable del patrón de incremento de complejidad.
La mayoría de biólogos rechazó o ignoró estas ideas, siguió favoreciendo la
competencia darwinista por encima de la colaboración y consideró que la
simbiogénesis carecía de base empírica.
Mendel y la herencia
Experimentos
Neodarwinismo
Sin embargo, su trabajo tuvo poco impacto en los biólogos porque era teórico
y se expresaba principalmente con fórmulas matemáticas; además, únicamente
mostraba cómo podían producirse los cambios dentro de una especie y no cómo
podía evolucionar una nueva especie.
Lo que acabó conociéndose como «síntesis moderna», o Neodarwinismo,[64]
fue desarrollado a finales de la década de 1930 e inicios de la de 1940 por el
genetista norteamericano de origen ruso y zoólogo experimental Theodosius
Dobzhansky, en el libro que publicó en 1937 y que tituló Genetics and the
Origin of Species [Genética y el origen de las especies], el zoólogo inglés y
defensor del enfoque matemático a la genética, Julian Huxley en Evolution: The
Modern Synthesis [Evolución: La síntesis moderna], publicado también en 1942,
y el norteamericano que aplicó las técnicas estadísticas de genética de
poblaciones a la paleontología, George Gaylord, en Tempo and Mode in
Evolution [Tempo y moda en la evolución], publicado en 1944.
El objetivo era integrar la selección natural darwinista, surgida a partir de la
competencia, con los descubrimientos de la genética teórica y experimental, la
zoología y la paleontología, bajo el paraguas de una teoría de la evolución
biológica. Cambió el protagonista de la evolución, que pasó de los organismos
individuales a las poblaciones. Según lo expresó Dobzhansky, «La evolución es
un cambio en la composición genética de las poblaciones. El estudio de los
mecanismos de la evolución cae dentro del campo de la genética de
poblaciones».
Biología molecular
ATRIBUIDO A J. B. S. HALDANE
Especies
Lo que se conoce como el «problema de las especies» puede reducirse a una sencilla elección entre
dos alternativas: ¿son las especies una realidad en la naturaleza o son simplemente una invención de
la mente humana?[9]
1. Imposibilidad de verificación
Si la vía principal hacia la especiación es la separación geográfica de
partes de una población, al quedar dos partes aisladas entre sí se hace
imposible observar si los miembros de una parte son capaces de
emparejarse con los miembros de la otra. La rara excepción se produce
cuando los miembros de una parte de la población migran de nuevo hacia
el territorio donde vive la otra parte.
2. Reproducción asexual
La definición se apuntala sobre la reproducción sexual, pero la
mayoría de especies se reproduce asexualmente. Uno de estos métodos de
reproducción es la partogénesis, conocida también como nacimiento
virgen.
«Los conceptos de especies que están basados en el flujo genético y sus límites, como el concepto
biológico de especie, no son aplicables a los taxones asexuales. Tampoco son adecuados para
taxones “pansexuales”, como es el caso de algunas bacterias, donde el flujo de genes puede ser
común entre tipos incluso muy distintos[12]».
3. Hibridación exitosa
La actual definición neodarwinista deja implícito que del
emparejamiento entre miembros de dos especies distintas resulta una
descendencia que es inviable, estéril o tan poco adaptada para sobrevivir
y reproducirse, que su descendencia se extingue.
Sin embargo, el 25 por ciento de las plantas vasculares (que incluyen
todas las plantas con flor) de Gran Bretaña, el 16 por ciento de todas las
mariposas de Europa, el nueve por ciento de todas las aves del mundo y
el seis por ciento de todos los mamíferos de Europa (incluyendo el
ciervo), hibrida y produce descendencia fértil.[13]
4. Hibridación poliploide
La hibridación no solo es exitosa en muchas plantas, sino que además
puede generar nuevas especies casi de inmediato en vez de hacerlo de
forma gradual a lo largo de miles de generaciones. En el capítulo
siguiente trataré sobre este tipo concreto de hibridación, conocida como
poliploide, en la que el híbrido y su descendencia no pueden reproducirse
con miembros de las especies de sus progenitores.
Interpretación
El registro fósil
Las correlaciones con el registro fósil sugieren que los primeros microbios
eran extremófilos que se mantenían ingiriendo elementos químicos,
probablemente componentes sulfurosos e hidrógeno procedentes de la
descomposición del agua. Al final, los antepasados de las cianobacterias
evolucionaron para utilizar la luz del sol como fuente de energía. El oeste de
Australia posee uno de los registros más continuos y mejor estudiados de
estromatolitos, estructuras laminadas compuestas principalmente por
cianobacterias, organismos que dominaron el registro fósil en el periodo
comprendido entre dos mil y un millón de años antes de nuestros días.[20]
Algunas cianobacterias excretan oxígeno a modo de producto de desecho
metabólico. Pese a que el oxígeno era venenoso para las bacterias primitivas
(anaeróbicas), algunas especies se adaptaron para utilizar este oxígeno para su
metabolismo (bacterias aeróbicas).
El primer fósil de eucariota —una célula nucleada que contiene orgánulos
tipo mitocondrias, que utilizan oxígeno para generar energía para la célula— fue
descubierto en forma de finas películas de carbono en unas rocas de 2,1 miles de
millones de años de antigüedad localizadas en Empire Mine, cerca de Marquette,
Michigan. Pudo haber sido una colonia bacteriana, pero su tamaño superior a un
centímetro y su forma de tubo sugieren que podría tratarse de Grypania spiralis,
una alga eucariota.[21]
En 2010, un equipo interdisciplinario liderado por Abderrazak El Albani, de
la Universidad de Poitiers, anunció el descubrimiento de más de 250 fósiles
macroscópicos bien conservados, de 2,1 miles de millones de años de
antigüedad, en esquistos negros del sudeste de Gabón que interpretaron como
una representación de vida pluricelular. La datación isotópica con carbono y
azufre indican que las estructuras, que alcanzan un tamaño de hasta 12
centímetros, eran biogénicas y los patrones de crecimiento deducidos a partir de
la morfología fósil sugieren la señalización celular y las respuestas coordinadas
que normalmente se asocian a una organización pluricelular. Además, los
análisis de especiación sugieren que los organismos utilizaron probablemente
oxígeno para respirar. Igual que sucede con la supuesta Grypania spiralis, la
datación de estos fósiles coincide con los inicios de la oxigenación de los
océanos poco profundos y de la atmósfera (véase tabla 17.1). Los investigadores
no descartan la posibilidad de que estos fósiles representen las eucariotas
pluricelulares más antiguas.[22] Sin embargo, según señalan Philip Donoghue y
Jonathan Antcliffe, del departamento de Ciencias de la tierra de la Universidad
de Bristol, a falta de más evidencias, hay que suponer que representan colonias
bacterianas.22
Más ampliamente aceptados como los primeros fósiles eucariotas es la
abundante población de microfósiles esféricos conservados en los esquistos
costeros del grupo Ruyang, en el norte de china, clasificados como
Shuiyousphaeridium macroreticulatum, un organismo unicelular de entre 1,6 y
1,26 mil millones de años de antigüedad.[23]
Mientras que los niveles de oxígeno en los océanos y la atmósfera
permanecieron bajos durante casi tres mil millones de años, hace entre 0,85 y
0,54 miles de millones de años, la oxigenación de los océanos de escasa
profundidad se incrementó de manera significativa y la atmósfera alcanzó el
nivel actual de un 20 por ciento de oxígeno, presumiblemente como
consecuencia de la rápida diseminación de cianobacterias que excretaban
oxígeno. Todo esto es consistente con la aparición, hace aproximadamente 600
millones de años, de animales marinos simples que extraían oxígeno del agua
para su metabolismo, después de peces y, finalmente, de animales terrestres que
metabolizaban respirando oxígeno de la atmósfera.
En agosto de 2010, el geocientífico de Princeton, Adam Maloof y sus
colegas, afirmaron haber descubierto la primera evidencia de animales
invertebrados de cuerpo duro. Descubrieron fósiles con caparazón debajo de un
depósito glacial en el sur de Australia, lo que sugería que hace 650 millones de
años en los acantilados vivían criaturas semejantes a esponjas. De confirmarse,
significaría que la vida animal existía, y sobrevivió, antes de que la Tierra se
convirtiera en un enorme copo de nieve como consecuencia del suceso conocido
como la glaciación marinoana, que dejó gran parte del planeta cubierta de hielo.
[24]
Por todo el mundo se han localizado huellas fosilizadas en arenisca de un
amplio rango de animales primitivos de cuerpo blando datados hace
aproximadamente 600 millones de años. Marcan la aparición de la fauna
ediacárica, que recibe su nombre por las montañas Ediacara del sur de Australia,
donde fueron descubiertos por primera vez.
Desaparecen en su mayoría del registro fósil hace 542 millones de años,
aunque descubrimientos más recientes indican que hubo organismos ediacáricos
que siguieron existiendo en el periodo cámbrico. A pesar de ser organismos que
no se parecen a nada que conviva en la actualidad con nosotros, las huellas
sugieren algunos cnidarios semejantes a las actuales medidas, líquenes, corales
blandos, anémonas de mar, pennatulaceos y gusanos anélidos, aunque sigue
siendo controvertido si son ancestrales a especies extinguidas.[25]
A efectos prácticos, los paleontólogos conocen el primer periodo geológico
cámbrico, que se inició hace 545 millones de años, como la explosión cámbrica,
pues marcó la repentina aparición de una amplia variedad de miembros del reino
animal, tanto de cuerpo blando como de cuerpo duro —las eucariotas
unicelulares que consumen otros organismos y necesitan oxígeno para sobrevivir
—, seguida por una desaparición igualmente súbita de la mayoría de ellos al
finalizar el periodo, hace 485 millones de años. Sin embargo, teniendo en cuenta
que los estratos del último 10 por ciento de la historia de la Tierra están datados
por su contenido fósil, estamos ante un argumento circular. Descubrimientos más
recientes, además de la posterior datación radiométrica de los estratos rocosos,
sugieren que muchas especies y linajes aparecieron antes, o desaparecieron
después, de este periodo de tiempo.
Fósiles de transición
Extinción de especies
Y:
Una revisión selectiva de los datos y las interpretaciones de los proponentes de este punto de vista.
Han ignorado el gran cuerpo de evidencias inconsistente con su conclusión; evidencias acumuladas
por científicos de todo tipo de disciplinas (paleontología, estratigrafía, sedimentología, geoquímica,
geofísica y vulcanología) que documentan un complejo escenario a largo plazo que involucra una
combinación de impactos, vulcanismo y cambio climático.[39]
El registro fósil indica que la evolución morfológica es, en líneas generales, un proceso gradual. Los
grandes cambios evolutivos se deben normalmente a una acumulación de cambios relativamente
pequeños que se produce a lo largo del tiempo […]. Los paleontólogos suelen atribuir las aparentes
discontinuidades morfológicas del registro fósil a […] los sustanciales vacíos temporales
comprendidos en los límites entre estratos. El supuesto es que, si los depósitos de fósiles fueran más
continuos, mostrarían una transición gradual en la forma [la cursiva es mía].[49]
El mismo Darwin […] profetizó que generaciones futuras de paleontólogos llenarían estos vacíos
con su diligente investigación […], pero ha quedado abundantemente claro que el registro fósil no
confirmará esta parte de las predicciones de Darwin. Que el registro fósil sea miserablemente pobre
tampoco es el problema. El registro fósil muestra, simplemente, que esta predicción es errónea […].
La observación de que las especies son entidades que se muestran asombrosamente conservadoras y
estáticas a lo largo de prolongados periodos de tiempo presenta todas las cualidades del cuento del
traje nuevo del emperador: todo el mundo lo sabía, pero él prefería ignorarlo. Los paleontólogos,
enfrentados a un registro que de forma recalcitrante y obstinada se niega a confirmar el patrón
pronosticado por Darwin, se han limitado a mirar hacia el otro lado.[50]
Las formas fósiles suelen mantenerse virtualmente sin cambios a lo largo de varios estratos
geológicos, y cada uno de ellos representa millones de años […]. Encontramos ejemplos de ello en
los linajes de lo que se conoce como «fósiles vivos»; por ejemplo, el molusco Lingula, un género de
braquiópodo (un filo de invertebrados con dos valvas) que ha permanecido aparentemente
inalterable desde el periodo ordovícico, hace 450 millones de años; o el tuatara (Sphenodon
punctatus), un reptil que ha mostrado escasa evolución morfológica en 200 millones de años, desde
los inicios del mesozoico.[51]
Lo mismo aplica a muchos cocodrilos (aligátores, cocodrilos, caimanes,
gaviales), que se han mantenido sin cambios importantes durante 200 millones
de años, mientras que los restos perfectamente conservados de crustáceos
triopsidos de 220 millones de años de antigüedad no se distinguen en nada del
actual camarón de herradura, Triops cancriformis. Estos, y otros, son ejemplos
vivos de especies que han permanecido inalterables durante millones de años, a
pesar de los supuestos cambios catastróficos en el entorno que produjeron
sucesos de extinción en masa. Muchas más especies se muestran inalterables en
el registro fósil a lo largo de decenas de millones de años.
La ausencia de evidencias no es evidencia de ausencia. Debido a la escasez
del registro fósil, a los distintos caracteres morfológicos utilizados por distintos
taxonomistas para clasificar las especies, y a la posibilidad de que la aparición
aparentemente súbita (en tiempo geológico) de nuevas especies totalmente
formadas fuera causada por la inmigración de una nueva especie, podría
obtenerse un patrón de estasis si el mecanismo subyacente fuera gradual o de
equilibrio puntuado. Sin embargo, no hay aparentemente ejemplos fósiles
indiscutibles de cambios graduales y acumulativos que produzcan especies
claramente distintas. Por otro lado, hay muchos ejemplos indiscutibles de estasis
evolutiva.
Podemos concluir que el patrón normal de las evidencias fósiles de animales
es de estasis morfológica con cambios menores, y a menudo oscilantes,
puntuados por la aparición geológicamente súbita (decenas de miles de años) de
nuevas especies, que permanecen luego en estado básicamente invariable hasta
que desaparecen del registro fósil o siguen vigentes hasta la actualidad en forma
de lo que conocemos como «fósiles vivos».
La figura 17.7 describe el patrón actualmente aceptado del registro fósil para
animales y plantas, que se origina hace aproximadamente 650 millones de años.
Evolución de los mamíferos
La evolución es una inferencia de miles de fuentes independencia, la única estructura conceptual que
puede dar un sentido unificado a toda esta información dispar.
Durante los últimos cuarenta años apenas se han elaborado estudios sobre las
especies vivas que hayan sido diseñados para investigar si la evolución biológica
es o no una realidad. Los biólogos tienen asumido que lo es y, en su mayor parte,
asumen además que la evolución sigue el modelo neodarwinista. De ahí que
hayan centrado sus investigaciones en los detalles de dicho mecanismo o en
avanzar hipótesis para explicar los fenómenos que no coinciden con el modelo.
En consecuencia, solo encontramos las evidencias que sustentan el fenómeno
de la evolución en las especies vivas en forma de subproducto de estas
investigaciones. En el presente capítulo consideraré lo que, en un sentido
general, pueden denominarse análisis, que agruparé en ocho categorías: (a)
estructuras homólogas, (b) vestigios, (c) biogeografía, (d) embriología y
desarrollo, (d) cambios en especies, (e) bioquímica, (f) genética y (g) genómica.
En el capítulo siguiente examinaré la conducta de las especies vivas.
Estructuras homólogas
Vestigios
Biogeografía
Embriología y desarrollo
Cambios en especies
Selección artificial
Bacterias
Cambios reversibles
Los criadores eligen gallinas que producen huevos más grandes, vacas que dan más leche y maíz
con un contenido en proteínas más elevado. Pero la selección debe ser continuada o restablecerse de
vez en cuando, incluso después de haber alcanzado los objetivos deseados. Si se detiene por
completo, la selección natural vuelve a surtir efecto y los caracteres regresan a su valor intermedio
original.[4]
Hibridación
Poliploidía
Bacterias
1. Transformation natural
Absorción directa del ADN liberado en el entorno por células en
descomposición, células alteradas o partículas virales, o por excreción de
las células vivas.
2. Transducción
Transferencia de ADN de una bacteria a otra a través de un agente,
como podría ser un virus.
3. Conjugación
Transferencia de elementos genéticos móviles, como los plásmidos,
por contacto directo a través de los pili.[5]
Hibridación
Poliploidía
La poliploidía no es tan común entre los animales como entre las plantas, pero tampoco es tan
excepcional como suele suponerse. En parte, el porcentaje relativamente bajo de descubrimiento de
poliploidía entre animales es un reflejo del escaso nivel de esfuerzo dedicado a averiguarlo […].
Uno a uno, los supuestos sobre la poliploidía animal han ido tambaleándose ante la aparición de
nuevas evidencias.[8]
Dicho esto, mi convicción de que la depredación por parte de las aves es la gran responsable del
caso no se basa pura y simplemente en datos empíricos de publicados en la literatura. Sino que «sé»
que la hipótesis de la depredación diferencial de Tutt es correcta porque «conozco» la polilla
moteada. Sin embargo […], para los científicos, formados en el rigor y en los controles estrictos y
experimentales, esta afirmación, por diferentes motivos, parece resultarles insuficiente e incluso
herética. Yo, sin embargo, me aferro a ella.[11]
Poca distinción hay entre este «saber» y el «saber» de los creacionistas, que
defienden que Dios creó todas las especies. Tal vez sea una respuesta a la
aceptación sin críticas de Coyne del trabajo Kettlewell, pero es la antítesis de la
ciencia.
El mismo año de la publicación del libro de Majerus, Theodore Sargent,
biólogo evolutivo de la Universidad de Massachusetts y sus colegas, publicaron
una crítica de la explicación clásica del melanismo industrial y llegaron a la
conclusión de que «hay escasas evidencias convincentes, en forma de
observaciones y experimentos rigurosos y replicados, que sustenten esta
explicación [que la depredación por parte de las aves provoca una mutación
genética que acaba siendo dominante entre la población con el paso de las
generaciones] en estos momentos».[12] Sargent sugirió otras causas, como que
algún tipo de inducción desencadenada por un cambio medioambiental podría
haber producido el fenómeno del melanismo industrial en una población entera y
que esto explicaría mejor la velocidad con que la variedad melánica sustituyó la
forma típica en diversos estudios.
Algunos creacionistas aprovecharon las revelaciones sobre el trabajo de
Kettlewell para acusar a los biólogos evolucionistas de complicidad para ofrecer
pruebas fraudulentas del darwinismo. Pero las revelaciones no refutan el
fenómeno de la evolución biológica. Lo que hacen es poner al descubierto un
diseño experimental con fallos que, según la ley de la interpretación de datos,
intentar demostrar una hipótesis en la que el experimentador cree en vez de
someter dicha hipótesis a test. Los datos verificables suscitan preguntas, que
Sargent intentó plantear, sobre la causa y el mecanismo del melanismo
industrial. Sargent, sin embargo, no hizo más progresos porque los biólogos
evolutivos cerraron filas alrededor del modelo vigente como defensa contra los
creacionistas.
La controversia oscureció un aspecto importante del fenómeno del
melanismo industrial: se produjo cuando el entorno cambió y se invirtió cuando
el entorno volvió a cambiar. Por lo tanto, el cambio fenotípico era reversible, y
los cambios reversibles no forman parte de la evolución de las especies. Lo que
sucedió en el transcurso de 150 años —un instante desde el punto de vista
geológico— fue una oscilación en el color, que es menos importante que las
oscilaciones en torno a una morfología básica que Eldredge describe como
estasis evolutivo en el registro fósil.
Ecotipos
Como hemos visto en el capítulo 16, Darwin nunca utilizó los pinzones de
las islas Galápagos como ejemplo de la evolución biológica,[14] pero el equipo
formado por la pareja Peter y Rosemary Grant, biólogos evolutivos de la
Universidad de Harvard, dedicó más de veinticinco veranos a estudiar estas aves,
principalmente en la isla Daphne Mayor.
En su libro ganador del Premio Pulitzer de 1994, The Beak of the Finch: A
Story of Evolution in Our Time [El pico del pinzón: una historia de la evolución
en nuestra época], el escritor especializado en temas científicos, Jonathan
Weiner, repite el desacreditado mito de los pinzones de Darwin y describe la
obra de los Grant como «la mejor y más detallada demostración hasta la fecha
del poder del proceso de Darwin». Sin embargo, Darwin «desconocía la fuerza
de su teoría. Infravaloró tremendamente el poder de la selección natural. Su
acción ni es lenta ni es una excepción. Sino que conduce hacia la evolución a
cada día y a cada hora que pasa»[15] en vez de hacerlo gradualmente, a lo largo
de los prolongados periodos de tiempo vaticinados por Darwin y el modelo
neodarwinista.
De hecho, las meticulosas mediciones que realizaron los Grant de los picos
de pinzones muestran que las cantidades de pinzones con pico grande y con pico
pequeño oscilaron a lo largo de veinticinco años según si la sequía dejaba solo
semillas grandes y duras o las fuertes lluvias de otros años daban como resultado
semillas más pequeñas y blandas.
Esto no es evolución biológica. A lo largo de los veinticinco años no se
produce un cambio significativo. Los Grant, simplemente, descubrieron
redistribuciones periódicas de frecuencias de genes —variaciones genéticas ya
presentes en el acervo genético— como respuesta a condiciones
medioambientales cambiantes. Se trata de un ejemplo más de cambio adaptativo
reversible dentro de la población de una especie.
Los miembros de las seis especies de pinzones de la isla Daphne Mayor y la
isla Genovesa no se emparejaban con miembros de especies que no fueran la
suya debido a una de las barreras pre-copulatorias de los neodarwinistas, la
conductual (en este caso, el canto de las aves). Pero cuando lo hacían, su
descendencia era tan fértil como sus progenitores, igual que las dos primeras
generaciones descendientes de esos híbridos. Otros estudios de campo realizados
en Norteamérica han demostrado que la hibridación de especies de aves que
comparten territorio es posible y que los híbridos sobreviven y son fértiles en la
mayoría de los casos. Lo cual suscita la siguiente pregunta: ¿son estos pinzones,
clasificados básicamente por el tamaño y la forma del pico, especies distintas o
variedades de la misma especie? La pregunta resulta especialmente pertinente
porque la investigación de los Grant ha demostrado que los cambios en el
tamaño y la forma del pico son reversibles bajo distintas condiciones
medioambientales.
Los Grant apuntan que el concepto de especie biológica que defiende la
ortodoxia actual deriva de los estudios de la Drosophila, la mosca de la fruta. Y
que mientras que según esta definición existen casi 10.000 especies distintas de
aves,
Las interpretaciones de la especiación se han aplicado aproximadamente a 500 de ellas. Pero la base
genética de la variación en aquellos caracteres que producen el aislamiento precopulatorio y que
están implicadas en la especiación se conoce (y de forma incompleta) en menos de 100 especies,
mientras que la base genética del aislamiento postcopulatorio se desconoce prácticamente para todas
ellas. La base de conocimientos a partir de la cual generalizamos sobre la genética de la especiación
de las aves es precariamente escasa.[16]
Definición de especie
Bioquímica
Genética
Estos estudios que cuestionan los paradigmas son posibles gracias a los
avances tecnológicos del siglo XXI, que han permitido secuenciar no solo genes a
nivel individual sino también el genoma completo de un organismo,[22] la
totalidad de su contenido genético.
En 2009 se habían secuenciado ya los genomas de unos 2.000 organismos y
muchos más virus, lo que permite análisis y comparaciones entre distintas
especies mucho más precisos que los que ofrecen los genes a nivel individual.
Gracias a ellos sabemos, por ejemplo, que mientras que el 98 por ciento del
código genoma de una procariota codifica para proteínas estructurales, en
eucariotas es solo un 2 por ciento.
En 2003 se secuenció el genoma humano y reveló, entre muchas otras cosas,
que no poseemos 100.000 genes, como se estimaba hasta entonces, sino
probablemente solo 30.000, una cifra que desde esa fecha se ha revisado a la
baja hasta dejarla en aproximadamente 25.000, con múltiples copias de algunos
genes. El Proyecto del Genoma Humano explicó:
«A pesar de que el proyecto se ha completado, seguimos teniendo muchas preguntas sin respuesta,
incluyendo la de cuál es la función de los 30.000 genes humanos estimados. Por otro lado, los
investigadores siguen sin conocer el rol de los Polimorfismos de Nucleótido Único, o SNP [del
inglés Single Nucleotide Polymorphism] [polimorfismos que producen una variación en un solo par
de bases dentro del genoma] ni el papel de las regiones no codificadoras y de las repeticiones en el
genoma».[23]
El hombre no solo tiene aproximadamente el mismo número de genes que
una rata, sino que además, otros datos demuestran que cuenta con menos de la
mitad de genes que las cepas de arroz japónica e indica. Estos descubrimientos
provocaron una respuesta general tipificada por las palabras del escritor
especializado en temas científicos, Matt Ridley: «Un destronamiento a tan gran
escala no se había vivido desde que Copérnico nos quitó del centro del sistema
solar».[24]
Esta respuesta se vio reforzada por conocidas estadísticas que indican que los
humanos compartimos el 98,5 por ciento de nuestros genes con el chimpancé, el
90 por ciento con la ata, el 85 por ciento con el pez cebra Danio rerio, de entre 4
y 6 centímetros de longitud, el 36 por ciento con la mosca de la fruta, Drosophila
melanogaster, y en torno al 21 por ciento con la lombriz de 1 milímetro de
longitud, Caenorhabditis elegans.
Esta respuesta, sin embargo, está basada en tres falacias. En primer lugar, la
cifra de que loso humanos compartimos el 98,5 de nuestros genes con los
chimpancés está sacada de una diferencia estimada del 1,5 por ciento entre
secuencias nucleotídicas de genes que se considera que tienen una función
similar. Pero los estudios que tienen en cuenta las pérdidas de genes, las
inserciones de genes y las duplicaciones dan a entender que, en sus genes
complementarios, humanos y chimpancés se diferencian en al menos el 6 por
ciento.[25]
En segundo lugar, no compara peras con peras ni manzanas con manzanas.
Por ejemplo, las plantas confían en la duplicación de genes para su diversidad
proteica, mientras que los humanos consiguen la diversidad proteica a través de
un proceso de empalme alternativo: un único gen realiza varias funciones y los
genes se dividen y empalman constantemente con una secuencia y una función
distintas. En consecuencia, el funcionamiento de los genes humanos produce un
organismo mucho más complejo que el de una planta de arroz.
En tercer lugar, asume que el grado de parentesco de las especies se calcula
mejor a partir del número de genes que tienen en común e ignora
aproximadamente el 98 por ciento del ADN de los cromosomas eucariotas, en
particular, las secuencias reguladoras que determinan cuándo, hasta qué punto y
durante cuánto tiempo se mantienen los genes conectados y, en consecuencia, los
caracteres observables del organismo.
La secuenciación del genoma nos ofrece evidencias de que la duplicación de
genes a gran escala, e incluso la duplicación completa del genoma,
contribuyeron de manera significativa tanto a la expansión de la familia de genes
como a la evolución del genoma.[26]
Fue la genómica la que reveló una inconsistencia más con la biología
ortodoxa que ya se ha mencionado: entre procariotas, e incluso entre especies
que no están estrechamente relacionadas, se producen transferencias genéticas
horizontales.[27] Según Ford Doolittle, bioquímico de la Dalhousie University,
los análisis genómicos muestran que, al menos para las procariotas, la
transferencia genética horizontal juega un papel más importante en el desarrollo
evolutivo que la transferencia genética vertical de una célula madre a una célula
hija.[28]
En las eucariotas encontramos también transferencia genética horizontal,
aunque no está tan extendida como en las procariotas. De todos modos,
contribuyó de forma significativa a la emergencia de las eucariotas. Hay que
tener en cuenta además, que las hibridaciones de animales y plantas son, de
hecho, transferencias horizontales de genes de carácter masivo.
Los recientes descubrimientos en el campo de la genética y la genómica no
invalidan el fenómeno de la evolución biológica; más bien al contrario, refuerzan
las evidencias. Aunque, por otro lado, cuestionan también la idoneidad del
modelo neodarwinista para explicarla.
Conclusiones
Ciertamente se ha dicho que todo en la naturaleza está en guerra; al final, los más fuertes
prevalecerán, los más débiles caerán […]. La dura y a menudo recurrente lucha por la existencia
determinará que aquellas variaciones favorables, por sutiles que sean, sean conservadas o seleccionadas, y
las desfavorables sean eliminadas.
Aquellas especies que voluntaria o involuntariamente renieguen de ella [de la sociabilidad] estarán
condenadas a la decadencia; mientras que los animales que sepan unirse del mejor modo, tendrán mayores
oportunidades de sobrevivir y evolucionar […]. Los más idóneos son, pues, los animales más sociables y la
sociabilidad parece ser el principal factor de la evolución.
Especies unicelulares
Especies pluricelulares
Plantas
Insectos
Los insectos son probablemente los animales más estudiados. Una amplia
mayoría de hormigas, avispas y especies de abejas (orden Hymenoptera) y
termitas (orden Isoptera, a pesar de que algunos investigadores las clasifican
ahora como un suborden de las Dictyoptera, o cucharachas) colaboran de un
modo tan coordinado que se les conoce como «insectos sociales».
A pesar de que algunas especies de abejas son solitarias, los miembros de la
mayoría de sus especies viven en colonias que, en el caso de las abejas melíferas
tropicales sin aguijón, pueden llegar a alcanzar los 180.000 ejemplares. Una
colonia de abejas trabaja en colaboración para utilizar la cera que segregan y
mezclarla con resina de plantas con el fin de construir y mantener sofisticados
panales compuestos por celdillas de forma hexagonal y paredes finas, lo que se
conoce como colmenas, con áreas diferenciadas para criar las larvas y almacenar
miel y polen, además de un espacio para reciclaje, todo ello rodeado por
sinuosos entramados.
Las hormigas cultivadoras de hongos de América Central excavan en el suelo
nidos que llegan a alcanzar varios centenares de metros de longitud y hasta seis
metros de profundidad, provistos con varios miles de entradas y alrededor de mil
cámaras distintas.
Las termitas construyen montículos para protegerse con una sustancia
parecida al cemento fabricada por las termitas obreras con tierra y saliva. Las
cámaras y los túneles se enfrían mediante un sistema de aire acondicionado que
lleva a las obreras a humedecer constantemente las paredes con su saliva e
incluye además cavidades que permiten que el aire caliente se eleve y salga al
exterior a través de minúsculos orificios realizados en la superficie del
montículo. En el centro de la construcción se encuentra la cámara real, en la cual
el rey –el único macho fértil de la colonia- y la reina viven y procrean. A su
alrededor, se disponen cámaras de incubación donde las termitas obreras
transportan los huevos después de ser puestos. Los túneles conducen a cámaras
donde almacenan la comida y, por encima de ellas, hay jardines de hongos,
donde se cultiva el alimento.
A pesar de las diferencias particulares en la conducta las especies de los
llamados insectos sociales, se evidencia un patrón general.
a. Colonia jerárquica
Los insectos sociales viven juntos como una colonia jerárquica de
miembros interdependientes en un nido, colmena o montículo que ellos
mismos se construyen.
b. Division del trabajo
La reproducción queda a cargo de solo una o más reinas (más un rey en
el caso de las termitas), mientras que las obreras suelen especializarse en
tareas como la construcción y mantenimiento del nido, la búsqueda de
alimento, la alimentación de las crías y la vigilancia y defensa de la
colonia. Una colonia de abejas, por ejemplo, puede contener 50.000
hembras, todas las cuales han desarrollado ovarios y pueden poner huevos.
Pero el 100 por ciento de las hembras y el 99,9 por ciento de los machos
son hijos de una sola hembra, la reina. Las demás hembras son las obreras,
mientras que los machos, o zánganos, carentes normalmente de aguijón, no
producen miel, no trabajan y su única función es aparearse con la reina en
vuelo.
c. Diferenciación morfológica
En muchos casos, los miembros de la colonia desarrollan una
morfología adecuada para su papel, como es el caso de reinas grandes
capaces de elevador niveles de reproducción. En el orden Hymenoptera,
por ejemplo, la reina necesita a menudo ser lo bastante grande como para
poder almacenar y mantener con vida millones de espermatozoides
recogidos en un único vuelo de apareamiento y luego ir racionando su
expulsión a lo largo de un periodo de veinte años para poder fertilizar los
huevos que irá poniendo.
d. Cambio en la capacidad reproductora
Mientras que las reinas desarrollan capacidades reproductivas
mejoradas, las obreras pierden su capacidad de apareamiento y solo ponen
huevos machos haploides sin fertilizar. En algunos géneros de hormigas y
abejas sin aguijón, las obreras son totalmente estériles.
e. Control y coordinación
La división del trabajo está coordinada y es obligada. Las abejas
obreras construyen una celdilla de mayor tamaño para criar a la reina, a la
que alimentan con jalea real, mientras que a las demás larvas no les
proporcionan los nutrientes necesarios para poder convertirse en reinas. En
el caso de la abeja Melipona, las obreras encierran a todas las larvas en
celdas idénticas y con comida idéntica; luego, cuando las larvas salen de la
celda convertidas en adultas, las obreras matan a las reinas sobrantes. En
muchas especies, los huevos puestos por las obreras acaban devorados por
otras obreras —el 98 por ciento en el caso de las abejas— o por la reina.
Las obreras que ponen huevos pueden, además, ser víctimas de ataques.
[11]
f. Altruismo
Algunos insectos exhiben una conducta aparentemente altruista. Una
abeja obrera utiliza su aguijón para defender a la colonia a pesar de que la
utilización y la pérdida del aguijón tienen como consecuencia la muerte.
La mayoría de biólogos evolutivos y etólogos describen como altruismo la
reducción o pérdida de capacidad reproductiva de las obreras a favor del
incremento de la capacidad reproductora de la reina. Sin embargo, si esta
conducta es obligada, no se trata de altruismo, según el concepto
generalmente entendido del término.
Peces
Primates
Igual que las especies menos complejas, algunos primates matan a miembros
de otras especies para comer, pero en general su dieta está integrada por fruta y
vegetales.
Dentro de su especie, los primates muestras conductas competitivas y
agresivas que pueden dar como resultado la muerte, sobre todo cuando los
machos compiten por hembras con las que copular o por el territorio y los
recursos. En el caso de los gorilas y los chimpancés, los primates más
estudiados, esta conducta puede llegar al infanticidio cuando el macho que se
hace con el dominio de un grupo mata a la descendencia engendrada por otro
macho. Pero los primates también son animales sociales que viven en grupo, y
dentro del grupo la agresión suele tener más un carácter de exhibición que un
deseo de hacer daño. La colaboración es como mínimo tan importante como la
competencia tanto para la supervivencia como para la reproducción, y se muestra
en conductas como la protección de los depredadores, la caza, la crianza de los
pequeños y la migración. El acicalamiento mutuo y el juego sirven para
reforzarla.
Los estudios del primatólogo Carel van Schaik sobre la conducta del
orangután llegan a la conclusión de que la inteligencia depende más de las
oportunidades para la transmisión social que del entorno o los genes, y que las
especies con más oportunidades para el aprendizaje social son más inteligentes.
[16] Para Laland, el aprendizaje social y la inteligencia de los primates no
humanos, medido por la invención de las soluciones más novedosas a los
problemas a los que se enfrentan, aumenta con el tamaño del cerebro.[17] La
comparación que realizó el etólogo cognitivo, Simon Reader, de 62 especies de
primates concluyó de un modo similar que el aprendizaje social evoluciona
conjuntamente con el aumento de tamaño del cerebro del primate y la
inteligencia.[18]
Estos y muchos más estudios realizados desde mediados de la primera
década del siglo XXI en adelante, extienden y refuerzan los descubrimientos que
realizó Kropotkin hace más de cien años:
El apoyo mutuo es tanto una ley de la vida animal como lo puede ser la lucha mutua, pero aquel,
como factor de evolución, es probablemente de mucha mayor importancia, en tanto que favorece el
desarrollo de hábitos y caracteres que garantizan el mantenimiento y el desarrollo de la especie,
junto con una cantidad superior de bienestar y de disfrute de la vida para el individuo, junto con la
disminución del gasto inútil energía.[19]
Y:
Por lo tanto encontramos, en lo más alto de cada clase de animales, las hormigas, los loros y los
monos, que todos combinan la mayor sociabilidad con el desarrollo más elevado de la inteligencia.
Los más adaptados son, por lo tanto, los animales más sociables, y la sociabilidad es el principal
factor de la evolución.[20]
Conclusiones
La ciencia tiene pruebas sin ninguna certidumbre. Los creacionistas tienen certidumbre sin ninguna
prueba.
Árboles filogenéticos
Parece desconcertante que existan tantas excepciones en la progresión ordenada de las especies
como las que determinan las homologías moleculares; tantas, de hecho, que pienso que la
excepción, las peculiaridades, podrían contener el mensaje más importante.[3]
Pienso que la naturaleza «roja en uñas y dientes» resume admirablemente nuestra comprensión
moderna de la selección natural.
El paradigma actual
Una buena teoría científica da sentido a una amplia cantidad de datos que hasta entonces eran
inexplicables. Además, una teoría científica debe realizar predicciones verificables y ser vulnerable
a la refutación […]. Todo fragmento de información que hemos recopilado sobre la naturaleza está
en consonancia con la teoría de la evolución, y no existe ni una pizca de evidencia que la contradiga.
El neodarwinismo, como la teoría de los enlaces químicos, se ha graduado de teoría a hecho [la
cursiva es mía].[8]
El patrón normal de las evidencias fósiles de animales es de estasis morfológica con cambios
menores, y a menudo oscilantes, puntuados por la aparición geológicamente súbita (decenas de
miles de años) de nuevas especies, que permanecen luego en estado básicamente invariable durante
decenas o incluso cientos de millones de años hasta que desaparecen del registro fósil o siguen
vigentes hasta la actualidad.[9]
Una teoría es solo buena si sus predicciones son buenas, y el neodarwinismo convencional, que
afirma ser una explicación completa del proceso evolutivo, no ha conseguido predecir la estasis
generalizada y prolongada que hoy en día reconocemos como uno de los aspectos más asombrosos
del registro fósil.[11]
Especiación
El modelo neodarwinista define una especie como una rama del árbol
evolutivo que se separa de otra rama y cuyos miembros son incapaces de
reproducirse con éxito con miembros de esa otra rama. El único ejemplo
inequívoco de este tipo de especiación, independientemente de si se consigue
mediante selección artificial o de si se observa en la naturaleza, es la
poliploidización en plantas y en algunos peces, anfibios, reptiles e incluso,
mamíferos. Este incremento en el número normal de cromosomas por célula
produce una nueva especie inmediatamente, no gradualmente a lo largo de miles
de generaciones, lo que contradice el mecanismo neodarwinista. El fenómeno
está seguramente más extendido de lo que en general se supone.[12]
Reproducción asexual
El modelo ortodoxo no explica qué es lo que causa que una única célula
formada por la fusión de un espermatozoide y un óvulo se replique en un cúmulo
de células con genoma idéntico, que se diferencian después en células con
funciones específicas que forman un embrión, que a continuación se desarrolla,
en el caso de los humanos, en un cuerpo independiente que puede ser macho o
hembra y que pesa como media entre 75 y 85 kilos, en el caso del adulto macho,
y entre 55 y 65 kilos, en el caso del adulto hembra, posee dos piernas para
caminar erecto, dos brazos y una cabeza que contiene el objeto más complejo del
universo conocido, un cerebro humano.
El descubrimiento de genes reguladores del desarrollo, como la familia Hox,
que determinan el desarrollo de las distintas partes del cuerpo en prácticamente
todos los animales bilaterales estudiados hasta el momento, no explica este
fenómeno. Estos genes, que organizan una cascada de sucesos de expresión
genética, son muy similares en la mosca de la fruta, los gusanos, los peces, las
ranas y los mamíferos. El modelo ortodoxo no explica qué es lo que provoca que
estos genes se pongan en funcionamiento o por qué activan cascadas de sucesos
distintas para producir los planes orgánicos tan distintos que producen moscas de
la fruta, gusanos, peces, ranas y mamíferos.
Genotipos y fenotipos
ADN «basura»
Como se apuntó al final del capítulo 16, durante cerca de cincuenta años, los
neodarwinistas, centrados siempre en el gen, descartaron como basura el 98 por
ciento del genoma humano que no estaba integrado por genes, puesto que no
tenía cabida en su modelo. Una postura arrogante, puesto que ahora sabemos que
alrededor del 80 por ciento de este ADN muestra signos de actividad funcional;
gran parte del mismo parece estar implicado en redes reguladoras colaborativas.
[19]
Muchos defensores del actual modelo ortodoxo argumentan que las regiones
del ADN que no codifican proteína siguen siendo ADN y, por lo tanto, están
sujetas a mutación y selección natural del mismo modo que las regiones
codificantes. Sin embargo, en 2007, Michael Lynch, profesor distinguido de
Biología de la Indiana University, revisó la evolución de las redes genéticas y
llegó a la conclusión de que, contrariamente a la creencia extendida, no existen
evidencias empíricas ni teóricas de que haya rasgos de las vías genéticas que
estén fomentados por la selección natural.[20]
Colaboración
Complejidad progresiva
Igual que Maynard Smith y Szthmary, en sus estudios sobre las principales transiciones en la
evolución, [los biólogos evolutivos] se sienten obligados a defender de boquilla la ideología
[relativista] apuntando la «falacia» de creer que existe algo como el progreso o el avance hacia un
incremento de la complejidad, y describiendo luego con detalle los ejemplos de este incremento que
han estudiado.[25]
Aumento de la complejidad: el proceso que hace que algo sea cada vez
más complejo.
Sin embargo, una mayoría [de los criterios para el progreso evolutivo] muestra que el hombre se
cuenta entre los productos más elevados de la evolución y el equilibrio que se da entre ellos nos
lleva a concluir que el hombre es, en el aspecto global aunque no en todos los sentidos, el pináculo
del progreso evolutivo hasta la fecha.[39]
Antes de que el hombre apareciera en la tierra ya había progreso […]. Su llegada sirvió para
continuar, modificar y acelerar un proceso que ha estado operativo desde el amanecer de la vida.[40]
A tenor de cualquier criterio razonable, el hombre representa el producto más elevado, más
progresista y más exitoso de la evolución orgánica. Lo realmente extraño es que algunos biólogos
cuestionen una y otra vez un elogio tan evidente.[41]
Si se pudiera demostrar que existe algún órgano complejo que no se hubiera formado a través de
numerosas, sucesivas, y sutiles modificaciones, mi teoría se desmoronaría por completo.
Durante la primera mitad del siglo XX, los biólogos estaban ansiosos por
convertir su especialidad en una ciencia respetable, como la física, cuyas teorías
se expresaban en ecuaciones matemáticas que permitían predicciones precisas y
verificables. Este deseo nació en los años veinte y treinta, con las formulaciones
matemáticas de adaptación evolutiva de Ronald Fisher, los diez documentos que
publicó J. B. S. Haldane bajo el título de A Mathematical Theory of Natural and
Artificial Selection [Una teoría matemática de la selección natural y artificial] y
los cálculos de paisajes adaptativos y deriva genética de Sewall Wright. Este
enfoque, que proporcionó la base teórica de la genética de poblaciones, estaba
enraizada en el determinismo newtoniano.
El modelo neodarwinista combinó este enfoque con los métodos analíticos de
la genética molecular. La ciencia de la biología observacional, que hasta el
momento había sido cualitativa, se endureció para pasar al determinismo y el
reduccionismo genético, con hipótesis expresadas como ecuaciones matemáticas
o modelos estadísticos.
Paradójicamente, la física experimentó al mismo tiempo un cambio de
paradigma y se alejó del determinismo para adentrarse en la teoría de la
relatividad y la indeterminación de la teoría cuántica con su no localización, su
principio de incertidumbre, sus entrelazamientos cuánticos y sus interpretaciones
holísticas. Sin embargo, la mayoría de las hipótesis presentadas para explicar los
patrones de las evidencias que el paradigma neodarwinista no explica adoptan el
enfoque general de ese paradigma y utilizan modelos matemáticos. Una minoría,
no obstante, adopta un punto de vista holístico y defiende que las formas de vida
están integradas por componentes colocados en distintos niveles jerárquicos que
interactúan entre sí y también con su entorno.
Las hipótesis van desde aquellas que buscan complementar o ampliar el
modelo neodarwinista hasta las que lo desafían. En este capítulo, examinaré las
presentadas para explicar el rápido incremento de complejidad y en el siguiente,
las presentadas para explicar la colaboración.
Diseño inteligente
Equilibrio puntuado
1. Búsqueda de hábitat.
Los miembros migran a un hábitat en el que estén bien adaptados.
2. Extinción.
Cuando los miembros no son capaces de encontrar un hábitat
adecuado.
3. Transformación muy lenta y gradual de la población para adaptarse al
entorno cambiado.
Esta tercera respuesta, menos probable, es el único mecanismo de
especiación reconocido por el modelo neodarwinista.
Orígenes súbitos
genera en algunos individuos, y durante un periodo de tiempo relativamente corto (unas pocas
generaciones), restructuraciones importantes y potencialmente no letales (¿y por lo tanto «útiles» ?).
[13]
Selección estabilizadora
El amplio rango de hábitats que están hoy en día explotados por especies modernas
morfológicamente uniformes aunque extensamente distribuidas, y la estasis morfológica prolongada
(hasta 17 millones de años) que exhiben muchos linajes fósiles en hábitats fluctuantes, es un potente
argumento contra la idea de que la selección estabilizadora es la explicación adecuada para el
fenómeno de la estasis biológica.[15]
Teoría neutral
Desde que en 1968 publicara su artículo introduciendo la idea, Motoo
Kimura lideró un grupo de genetistas de poblaciones que defendían con
argumentos matemáticos que prácticamente todas las mutaciones genéticas que
persisten o alcanzan una frecuencia elevada entre la población a lo largo de
generaciones son selectivamente neutrales; es decir, no tienen un efecto
apreciable sobre la idoneidad o la adaptación morfológica.
Entre las evidencias que aportan a la hipótesis está una especie conocida
como el tiburón de Port Jackson, que ha permanecido morfológicamente similar
durante unos 300 millones de años a pesar de los drásticos cambios
medioambientales que supuestamente han provocado tres extinciones en masa;
subsiste hoy en día como un «fósil vivo» a pesar de su tasa de cambio genético,
calculada por el número de diferencias en los aminoácidos de la globina alfa y la
globina beta (150) que se acerca a la del linaje humano (147). A lo largo del
mismo periodo, por otro lado, los humanos evolucionaron, con muchas
transiciones, a partir de mamíferos con aspecto de reptil. En general, la tasa de
cambio genético es constante para todos los linajes, pero la tasa de cambio
morfológico varía de forma significativa entre distintos linajes.[16],[17]
La teoría neutral es, esencialmente, la hipótesis de la deriva genética de
Sewall Wright, que fue ignorada por los arquitectos del modelo neodarwinista
por ser inconsistente con la transformación del acervo genético de una población
a partir de la selección natural de mutaciones genéticas adaptativamente
beneficiosas.
H. Allen Orr, defensor de la ortodoxia neodarwinista, argumenta que las
nuevas tecnologías que permiten la secuenciación del genoma y los nuevos test
estadísticos que facilitan la distinción entre los cambios neutrales que se
producen en el genoma y los cambios adaptativos, sugieren que los defensores
de la teoría neutral infravaloran la importancia de la selección natural. Cita un
análisis llevado a cabo por David J. Begun y Charles H. Langley, de la
Universidad de California, Davis, con 6.000 genes de dos especies de mosca de
la fruta que divergen de un antepasado común y llega a la conclusión de que la
selección natural positiva —en la que el entorno aumenta la frecuencia de una
mutación beneficiosa que de entrada es muy excepcional— es responsable de al
menos el 19 por ciento de las diferencias genéticas entre las dos especies.[18] De
ser así, no sería un respaldo categórico para un modelo cuyo único mecanismo
para la transformación genética es la selección natural (a pesar de la falacia de
que el entorno selecciona activamente).
Epigenética
Las evidencias de herencia de caracteres adquiridos sin que se produzca
ningún cambio genético amplió el interés en la epigenética, que se había estado
utilizando para investigar la embriología y el desarrollo.
Como el darwinismo, el término se utiliza con sentidos distintos. Los
investigadores actuales emplean términos técnicos en sus distintas definiciones,
que podrían resumirse como sigue:
Incluye mecanismos por los cales las células madre se diferencian en células
con funciones especializadas para formar el cuerpo de un embrión que acabará
desarrollándose en un organismo independiente. Muchos de estos patrones
epigenéticos se reinician cuando los organismos se reproducen, pero las
evidencias obtenidas a lo largo de estos últimos diez años demuestran la herencia
epigénetica.
Convergencia evolutiva
Lo que vemos a lo largo del tiempo geológico es la emergencia de mundos más complejos […] en
los animales vemos la emergencia de cerebros más grandes y más complejos, de vocalizaciones
sofisticadas, de ecolocalización, de percepción eléctrica, de sistemas sociales avanzados (incluyendo
la eusocialidad), de la viviparidad [parir crías vivas], de la sangre caliente y de la agricultura, todo lo
cual es convergente; a mí, todo esto me suena a progreso.
Además:
Teoría de la emergencia
Complejidad auto-organizada
Biología de sistemas
La biología de sistemas nació a mediado de la década de los años 60 como un
enfoque multidisciplinario que, a diferencia del reduccionismo del
neodarwinismo, adopta una visión holística del fenómeno natural y pretende
descubrir propiedades emergentes.
Los biólogos reclutaron científicos informáticos, matemáticos, físicos e
ingenieros para estudiar los seres vivos como una red integrada e interactiva de
genes, proteínas y reacciones bioquímicas que da lugar a la vida y es responsable
de la forma y las funciones de los organismos. Estas propiedades emergentes,
defendieron, no son atribuibles a ninguna parte única del sistema que es, en
consecuencia, una entidad irreducible. Según lo expresó uno de sus fundadores,
Denis Noble, profesor emérito y codirector de Fisiología computacional de la
Universidad de Oxford:
La biología de sistemas […] consiste en unir más que en separar, en integración más que reducción.
Exige que desarrollemos formas de pensar sobre esa integración que sean tan rigurosas como lo son
nuestros programas reduccionistas, pero distintas […]. Se trata de cambiar nuestra filosofía, en el
sentido más completo del término.[36]
La hipótesis de Gaia
Causación formativa
Después de considerar las hipótesis que amplían o desafían los principios del
neodarwinismo, principalmente para explicar el patrón empírico de rápido
incremento de la complejidad y de la innovación biológica, haré lo mismo para
las hipótesis que pretenden explicar el patrón de colaboración que encontramos
de forma ubicua en toda la naturaleza.
[1] Véase página 371.
[2]Wells (2000).
[3] Véase página 365.
[4] Véase página 523.
[5] Véase página 540.
[6] Véase página 498.
[7] Véase página 493.
[8] Véase página 541.
[9]Behe (2007).
[10]Eldredge (1995), pp. 64–66.
[11]Eldredge, Niles y Gould, Stephen J., «Punctuated Equilibria: An Alternative to Phyletic
Gradualism», pp. 82-115 en Models in Paleobiology, Freeman Cooper, San Francisco, 1972.
[12]Dawkins (1996), pp. 250–251.
[13]Maresca, B. y Schwartz, J. H., «Sudden Origins: A General Mechanism of Evolution Based on
Stress Protein Concentration and Rapid Environmental Change», The Anatomical Record Part B: The New
Anatomist, 289B: 1, 2006, pp. 38–46.
[14]Stebbins, G. Ledyard y Ayala, Francisco J., «Is a New Evolutionary Synthesis Necessary?»,
Science, 213: 4511, 1981, pp. 967–971.
[15]Williamson, Peter G., «Morphological Stasis and Developmental Constraint: Real Problems for
Neo-Darwinism», Nature, 294, 1981, pp. 214–215.
[16]Kimura (1983).
[17] Véase página 527 para ejemplos similares aportados por Christian Schwabe en 1986.
[18]Orr, H. Allen, «Testing Natural Selection», Scientific American, 300, 2009, pp. 44–51.
[19] Véase página 438.
[20]Kasahara, Masanori, «The 2R Hypothesis: An Update», Current Opinion in Immunology, 19: 5,
2007, pp. 547–552.
[21] Véase página 493.
[22]Shubin, Neil, et al., «Deep Homology and the Origins of Evolutionary Novelty», Nature, 457:
7231, 2009, pp. 818–823.
[23]Conway Morris (2005).
[24] Véase páginas 353 a 362.
[25] Véase página 392.
[26] Véase página 232.
[27] Véase página 387.
[28]Kauffman, Stuart A., «Antichaos and Adaptation», Scientific American, 1991, pp. 78–84 y
Kauffman (1996).
[29] Kauffman propone en realidad 370, y no 316. El número de tipos distintos de células depende del
criterio de clasificación; la mayoría de clasificaciones establece entre 210 y 260, pero agrupan todas las
neuronas del sistema nervioso central como un solo tipo.
[30] Véase página 505.
[31]Koonin, Eugene V., «Are There Laws of Genome Evolution?», PLoS Comput Biol, 7: 8, 2011,
e1002173.
[32] Véase página 452.
[33] Véase página 503.
[34] Véase página 491.
[35]Shapiro (2011).
[36]Noble (2006), p. 21.
[37]Brenner, Sydney, «Sequences and Consequences», Philosophical Transactions of the Royal Society
B: Biological Sciences, 365: 1537, 2010, pp. 207–212.
[38] Véase página 301.
[39]Lovelock (1991), p. 99.
[40] Véase página 323.
[41]Sheldrake (2009), pp. 222–229.
[42] Véase página 325.
CAPÍTULO 23. HIPÓTESIS COMPLEMENTARIAS Y
EN COMPETENCIA 2: COLABORACIÓN
Uno de los mayores problemas de las ciencias biológicas y sociales es explicar conductas sociales
como la cooperación.
Gran parte de lo que Darwin dijo está, en detalle, equivocado. Si Darwin lo leyera [El gen egoísta]
apenas reconocería en él su teoría original.
Sociobiología
Selección de grupo
r x B > C
«Altruismo recíproco»
Teoría de juegos
Prueba empírica
Darwin sabía que el altruismo, y la ética en el sentido más general, representaba un auténtico
rompecabezas para su teoría de la selección natural. Pero si adoptamos el punto de vista del gen,
estos actos altruistas dejan de ser un reto para la lógica de Darwin. Los costes del altruismo quedan
neutralizados por el parentesco o por la perspectiva de una relación altruistamente recíproca. Pero a
pesar de que esta perspectiva teórica funciona, no logra explicar la práctica ausencia de altruismo
recíproco y rencor entre los vertebrados sociales [la cursiva es mía].[15]
El gen egoísta
El gen genial
Selección multinivel
Colaboración
Apoyo mutuo
Dentro de cada clase, el aumento de aprendizaje social está correlacionado con un aumento de la
complejidad cerebral, que va a su vez acompañado por un aumento de la inteligencia, medida por el
nivel de invención de soluciones novedosas para los problemas que se presentan.[44]
Y de que, en general:
Simbiogénesis
Unos cuarenta años más tarde, una adjunta del departamento de Biología de
la Universidad de Boston, Lynn Margulis (Lynn Sagan por aquel entonces),
desarrolló esta hipótesis. Su artículo fue rechazado por una quincena de revistas
antes de que el Journal of Theoretical Biology decidiera publicarlo en 1967.
Margulis siguió desarrollando sus ideas en un libro publicado en 1970, Origin of
Eukaryotic Cells [El origen de las células eucariotas].[47] Como sucediera en su
momento con las hipótesis de Kropotkin y de los primeros proponentes de la
simbiogénesis, las propuestas de Margulis fueron rechazadas o ignoradas por los
neodarwinistas, que dominaban la biología evolutiva.
Basándose en los estudios de las bacterias y de las protoctistas (especies de
eucariotas unicelulares y sus descendientes pluricelulares carentes de tejidos
especializados, como el alga kelp gigante) actuales, que viven en un entorno
anaeróbico (sin oxígeno), Margulis propuso que hacia finales del eón arcaico
(hace entre 3,8 y 2,5 miles de millones de años), cuando en los océanos y la
atmósfera apenas había oxígeno, las bacterias nadadoras antepasadas de las
actuales espiroquetas se unieron a las arqueobacterias (a las que comúnmente
nos referimos como arqueas) que vivían en un entorno rico en sulfuro y
formaron una asociación simbiótica en la que se alimentaban mutuamente de sus
productos de desecho metabólico. Algunas de estas espiroquetas arcaicas
penetraron la membrana de las arqueobacterias en busca de sustento. Es probable
que el parasitismo de estos antepasados de las espiroquetas provocara la muerte
de muchas arqueobacterias pero, en otros casos, la asociación se desarrolló para
dar lugar una endosimbiosis y, con el paso de millones de años, a una
simbiogénesis, en la que el ADN de los dos organismos se combinó.
Durante el eón proterozoico (hace entre 2,5 miles de millones de años y 540
millones de años), esta combinación generó diversas secuencias evolutivas:
alrededor del genoma combinado creció una membrana y se formó el núcleo de
una célula; se desarrollaron entonces orgánulos para dar motilidad (movimiento
independiente) a la célula, como podrían ser cilios y flagelos; el proceso de la
mitosis evolucionó y el cromosoma del interior del núcleo de la célula se duplicó
y el núcleo y el citoplasma se dividieron para producir dos nuevas células
genéticamente idénticas a la original. En algunas células, los cromosomas se
duplicaron una sola vez, pero el núcleo y el citoplasma se dividieron dos veces
para formar cuatro células sexuales —óvulos o espermatozoides—, conteniendo
cada una de ellas la mitad del número de cromosomas de la célula original y
facilitando con ello la reproducción sexual en la que una célula sexual se fusiona
con una célula complementaria de otro organismo para crear un nuevo individuo
que posee genes de ambos progenitores.
Estos nuevos organismos nucleados de mayor tamaño eran protoctistas
anaeróbicas, la raíz de todas las eucariotas. Durante ese mismo eón proterozoico,
se produjo una segunda y luego una tercera fusión simbiótica, que dieron como
resultado los reinos de animales, hongos y plantas (véase figura 23.2).
La segunda fusión se produjo entre las protoctistas anaeróbicas nucleadas y
bacterias que habían evolucionado para respirar oxígeno en su metabolismo y se
habían vuelto aeróbicas; el resultado fueron protoctistas aeróbicas unicelulares
en las que las antiguas bacterias independientes se convirtieron en mitocondrias.
La imposibilidad de separarse de algunas de estas células reproductoras dio lugar
a muchos tipos de eucariotas multicelulares. Algunas perdieron la capacidad de
moverse de forma independiente y formaron la base del reino de los hongos.
Otras conservaron la motilidad y formaron la base del reino animal. La fusión de
una célula sexual nadadora (un espermatozoide) con una célula sexual que había
conservado la capacidad de dividirse pero no de nadar (un óvulo) dio lugar a la
reproducción sexual con dos géneros.
La tercera fusión tuvo lugar cuando protoctistas aeróbicas ingirieron
bacterias capaces de realizar la fotosíntesis, que posteriormente perdieron su
capacidad de existir de forma independiente y se convirtieron en cloroplastos. La
fusión produjo un nuevo tipo de eucariota capaz de utilizar la luz del sol como
fuente de energía, protoctistas algales verdes. Entre ellas, algunas perdieron la
capacidad de moverse independientemente y sentaron las bases del reino vegetal.
[48]
Análisis genéticos realizados en los años 70 y 80 revelaron que los genes
cloroplásticos de algunas especies de algas se parecían muy poco a los genes de
los núcleos de las algas y sí se parecían a los genes de cianobacterias
fotosintéticas, mientras que otras evidencias del ADN sugerían que las
mitocondrias derivaban de proteobacterias alfa similares a unas bacterias
actuales conocidas como rickettsias. Todo esto aportó una base genética al
origen simbiogenético de los cloroplastos y las mitocondrias en las células
eucariotas.
Pese a que la mayoría de biólogos evolutivos acepta hoy en día que la
simbiogénesis ofrece la explicación más plausible para el origen de las
mitocondrias y los cloroplastos en las células eucariotas, no aceptan la hipótesis
de Margulis para el origen de las células eucariotas y la evolución de los reinos
taxonómicos.
Margulis contrataca argumentando que, aparte de en los modelos
matemáticos, no se ha demostrado nunca que la acumulación gradual de
mutaciones genéticas aleatorias que defienden los neodarwinistas haya
producido un nuevo órgano o una nueva especie, mientras que la simbiosis, la
endosimbiosis y la simbiogénesis están generalizadas en la naturaleza. Algunas
especies de hormigas viven en relaciones simbióticas con pulgones: las hormigas
comen la ligamaza azucarada que excretan los pulgones después de absorber la
savia de las plantas y a cambio protegen a los pulgones de los depredadores y los
transportan de plantas marchitas a plantas sanas. La endosimbiosis es la norma:
por ejemplo, un cuerpo humano está integrado por aproximadamente 100
billones de células, pero alberga en sus intestinos una cantidad de bacterias que
triplica esa cifra; las distintas especies de esas bacterias llevan a cabo funciones
útiles, como la síntesis de las vitaminas B y K. Un ejemplo conocido de
simbiogénesis son las más de 15.000 especies de líquenes. A pesar de que su
aspecto recuerda el de las plantas, no tienen antepasados vegetales; están
formados por la simbiogénesis entre miembros de dos reinos distintos: hongos y
bacterias fotosintéticas (cianobacterias) o protoctistas (algas).
Según Margulis, a pesar de que la simbiogénesis no es la única causa de la
innovación evolutiva, sí es la principal. Cuando dos o más tipos de organismos
fusionan sus respectivas identidades, el proceso genera conductas y morfologías
novedosas: nuevos tejidos, nuevos órganos o vías metabólicas, y nuevos grupos
de organismos, incluyendo nuevas especies.
A Margulis le costó publicar su trabajo en las revistas científicas y biológicas
conocidas porque, como explicó en 2011, la biología evolutiva está acaparada
por genetistas de poblaciones, zoólogos experimentales y biólogos moleculares
anglo-americanos de la escuela neoodarwinista que «bloquean cuatro quintas
partes de la información de la biología [ignorando bacterias, protoctistas, hongos
y plantas] y toda la información de la geología. No saben nada sobre sistemas
biológicos como la fisiología, la ecología y la bioquímica […]. Son
reduccionistas ad absurdum».[49]
El destacado neodarwinista, Jerry Coyne, se apresuró a responder estos
comentarios en su página web a través de un artículo titulado «Lynn Margulis
disses evolution in Discover magazine, embarrases both herself and the field»
[Lynn Margulis humilla a la evolución en la revista Discover y deja la materia y
a sí misma en una situación bochornosa]. Después de reconocer la contribución
de Margulis a la explicación del origen de las mitocondrias y los cloroplastos,
destaca que Margulis coincide con los creacionistas en su visión de la ineficacia
del paradigma neodarwinista, y comenta que «al menos ella no está tan loca
como para aceptar a Dios como explicación científica. Aunque sí que lo está lo
bastante como para postular su teoría “alternativa” que, naturalmente, es la
simbiosis [la cursiva es de Coyne]». Repite las bases del modelo neodarwinista y
concluye diciendo que «cuando discute la biología evolutiva, Margulis se
muestra dogmática, ignorante e intelectualmente deshonesta».[50]
El título que Coyne eligió para su respuesta es indicativo. Margulis era una
evolucionista comprometida; su falta de respeto no era hacia la evolución, sino
hacia el modelo neodarwinista de la evolución biológica. Al equiparar evolución
con neodarwinismo, Coyne revela parte del problema de la biología evolutiva
contemporánea, puesto que cualquier cuestión que ponga en duda la ortodoxia
actual suscita una respuesta desdeñosa que queda a menudo muy lejos de la ética
científica.
El consenso de la biología evolutiva actual es que la vida se dividió en
primer lugar en bacterias y arqueas, y de ahí en eucariotas que evolucionaron a
partir de las arqueas o de antepasados parecidos a arqueas. Posteriormente, las
eucariotas adquirieron genes de las bacterias dos veces, obteniendo la
mitocondria a partir de proteobacterias alfa y los cloroplastos a partir de
bacterias fotosintéticas, como Margulis defiende, y los tres dominios de
bacterias, Arqueas y Eucariaotas se bifurcaron en árbol de la vida darwiniano
descendiente gracias, principalmente, a la transmisión sexual y la acumulación
de mutaciones genéticas aleatorias dentro de las poblaciones de las distintas
especies.
De esta hipótesis se extrae la conclusión de que en las arqueas no deberían
encontrarse genes típicamente bacterianos, y que los únicos genes bacterianos de
las eucariotas deberían ser los del ADN mitocondrial o cloroplástico o los
transferidos al núcleo desde los precursores bacterianos de esos orgánulos, y
deberían estar implicados en la respiración o la fotosíntesis. Sin embargo,
secuenciaciones recientes de genomas completos han confundido esta hipótesis
al revelar transferencias horizontales desenfrenadas de múltiples genes. Muchas
arqueas poseen una reserva importante de genes bacterianos. Los genes
nucleares de las eucariotas codifican procesos no respiratorios y no fotosintéticos
que son críticos para la supervivencia de la célula. Además, muchos genes
eucariotas no se parecen en nada a los de cualquier arquea o bacteria conocida;
por ejemplo, los genes implicados en dos características definitorias de las
eucariotas, el citoesqueleto y el sistema de membranas internas.[51]
Esta evidencia genómica sugiere con fuerza que durante los primeros dos mil
millones de años de la evolución biológica, las fusiones de genomas y las
transferencias horizontales de genes resultantes de colaboraciones y
simbiogénesis entre distintas especies jugaron un papel mucho más importante
en la evolución biológica que la herencia vertical neodarwinista de genes
mutados aleatoriamente.
Durante los 1,5 miles de millones de años posteriores, la transferencia
horizontal siguió siendo probablemente el mecanismo de transmisión de genes y
especiación más importante de las procariotas. Dentro del reino taxonómico de
los animales, la hipótesis del apoyo mutuo —la colaboración en el seno de una
especie y entre miembros de distintas especies (simbiosis)— ofrece una
explicación más factible que la competencia neodarwinista para el patrón
evolutivo de las especies que sobrevivieron y se reprodujeron con éxito dentro
de cada clase y exhibieron habilidades cognitivas crecientes obtenidas a través
del aprendizaje social.
Mis conclusiones al final de la segunda parte incluirán las conclusiones
extraídas desde el capítulo 21 hasta el 23 más las del siguiente capítulo.
[1] Publicado en español como Sociobiología, Ediciones Omega, Barcelona, 1980.
[2]Wilson (2000).
[3]Darwin, Charles (1882), pp. 131–132.
[4]Williams (1996), p. 93.
[5]Ibíd, p. vii.
[6]Haldane, J. B. S., «Population Genetics», New Biology, 18, 1955, pp. 34–51.
[7]Hamilton, W. D., «The Genetical Evolution of Social Behaviour 1», Journal of Theoretical Biology,
7: 1, 1964, pp. 1–16.
[8]Harman (2010).
[9]Wilson, David Sloan y Wilson, Edward O., «Survival of the Selfless», New Scientist: 3 de noviembre
de 2007.
[10] Véase página 517.
[11] Véase página 520.
[12]Trivers, Robert L., «The Evolution of Reciprocal Altruism», The Quarterly Review of Biology, 46:
1, 1971, pp. 35–57.
[13]Wilkinson, Gerald S., «Reciprocal Food Sharing in the Vampire Bat», Nature, 308: 5955, 1984, pp.
181–184; Wilkinson, Gerald S., «The Social Organization of the Common Vampire Bat», Behavioral
Ecology and Sociobiology, 17: 2, 1985, pp. 123–134.
[14]Véase http://harvardmagazine.com/2010/08/harvard-dean-details-hauser-scientificmisconduct, 20
de agosto de 2010; http://www.thecrimson.com/article/2010/9/14/hauser-lab-research-professor/?
page=single, 14 de septiembre de 2010; y http://grants.nih.gov/grants/guide/notice-files/NOT-OD-12-
49.html «Findings of Research Misconduct», 10 de septiembre de 2012.
[15]Hauser, Marc, et al., «Evolving the Ingredients for Reciprocity and Spite», Philosophical
Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 364: 1533, 2009, pp. 3255–3266.
[16]West, Stuart A., et al., «Sixteen Common Misconceptions About the Evolution of Cooperation in
Humans», Evolution and Human Behavior, 32: 4, 2011, pp. 231–262.
[17]Gardner, Andy, et al., «Spiteful Soldiers and Sex Ratio Conflict in Polyembryonic Parasitoid
Wasps», The American Naturalist, 169: 4, 2007, pp. 519–533.
[18]Wilson, Edward O., «One Giant Leap: How Insects Achieved Altruism and Colonial Life»,
BioScience, 58: 1, 2008, pp. 17–25.
[19] Puvblicado en español como El gen egoísta, Salvat Editores, Barcelona, 1993.
[20]Dawkins (1989), p. 2.
[21]Ibíd, p. 87.
[22]Ibíd, p. 2.
[23]Ibíd, pp. 265–266.
[24]Ibíd, p. 248.
[25]Dawkins, Richard, «It’s All in the Genes», Sunday Times, Londres, 19 de marzo de 2006; libros
43–44.
[26]Dawkins (1989), p. 45.
[27] Véase página 503.
[28]Ibíd, p. 88.
[29]Ibíd, p. 264–266.
[30]Koslowski (1999), p. 308.
[31]Gould (2002), p. 614.
[32]Dawkins (1989), p. 37.
[33]Ibíd, p. 36.
[34] Véase página 513.
[35]Ibíd, p. 105.
[36]Ibíd, p. 140.
[37]Ibíd, p. 101.
[38]Dawkins, Richard, «The Genius of Charles Darwin, Episode 2», The Genius of Charles Darwin,
Gran Bre taña, Channel 4 Television, 4 de octubre de 2009.
[39]Roughgarden (2009).
[40]Dawkins, Richard, «Genes Still Central», New Scientist, 15 de diciembre de 2007.
[41]Clutton-Brock, T, et al., «The Evolution of Society», Philosophical Transactions of the Royal
Society B: Biological Sciences, 364: 1533, 2009, pp. 3127–3133.
[42] Véase páginas 429 a 434.
[43]Kropotkin (1978), p. 69.
[44] Véase página 479.
[45] Véase página 478.
[46] Véase página 434.
[47]Margulis (1970).
[48]Margulis, Lynn, et al., «“Imperfections and Oddities” in the Origin of the Nucleus», Paleobiology
31 (sp5), 2005, pp. 175–191, más comunicaciones personales del 8 de Agosto al 3 de octubre de 2011.
[49]Teresi, Dick, «Lynne Margulis», Discover Magazine, abril de 2011, pp. 66–71.
[50]http://whyevolutionistrue.wordpress.com/2011/04/12/lynn-margulis-dissesevolution-in-discover-
magazine-embarrasses-both-herself-and-the-field/, 12 de abril de 2011.
[51]Doolittle, W. Ford, «Uprooting the Tree of Life», Scientific American, 282, 2000, pp. 90–95.
CAPÍTULO 24. LA EVOLUCIÓN DE LA
CONSCIENCIA
La consciencia es un misterio tan grande para nuestra especie que no podemos ni siquiera empezar a
elucubrar sobre su existencia en otras.
Los humanos somos algo más que los caracteres fenotípicos resumidos en la
clase taxonómica Homo sapiens. Somos seres conscientes. Filósofos, psicólogos,
antropólogos y neurocientíficos no se ponen de acuerdo en cuanto a qué es la
consciencia humana. La mayoría lo estudian como algo en sí mismo, y trataré
más sobre la consciencia humana en la tercera parte. Sugiero, sin embargo, que
del mismo modo que el fenotipo humano evolucionó a partir de las primeras
formas de vida de la Tierra, también lo hizo la consciencia humana, y podremos
llegar a comprenderla mejor, o como mínimo comprender sus correlaciones
físicas, si somos capaces de seguir su trayectoria evolutiva a lo largo del linaje
humano.
Para ello, utilizaré una definición amplia de la consciencia que aplica en
cualquier forma de ser vivo incipiente o rudimentario y que lo distingue de la
materia inanimada.
Los fósiles rara vez insinúan conductas y, por lo tanto, la única manera de
trazar el recorrido de esta evolución consiste en examinar la conducta de
aquellas especies vivas que de un modo más razonable se asemejan a los fósiles
datados en su estimada primera aparición en las categorías taxonómicas que van
desde los dominios de Bacterias y Arqueas hasta la especie Homo sapiens, según
se muestra en la tabla 20.1.
Bacterias y arqueas
Las especies más parecidas a las primeras formas de vida de la Tierra son las
procariotas: bacterias y arqueas. Estos sencillos organismos actúan respondiendo
directamente a estímulos externos e internos para sobrevivir.
Los estímulos externos son el calor, la luz, los elementos químicos del
entorno y la presencia de otros organismos; pueden ser fuente tanto de sustento
como de peligro. Las bacterias y las arqueas responden moviéndose hacia los
elementos químicos y los organismos que pueden utilizar para su mantenimiento
y alejándose de aquellos que pueden resultarles nocivos. En el capítulo 19 vimos
un ejemplo de bacterias que respondían a otras bacterias emitiendo moléculas de
señalización hacia su entorno inmediato y con puntos receptores para esas
moléculas. Cuando sus receptores registraban una cantidad de señales suficiente
—lo que les daba una medida de la densidad de población local—, se
desencadenaba una respuesta directa y colaborativa, como un intercambio de
genes, que llevaba a la producción y excreción de polisacáridos para un biofilm
comunitario o enzimas para digerir las presas.[1]
Las bacterias muestran también una percepción rudimentaria de sí mismas al
responder directamente a estímulos internos. Un daño importante a su ADN
desencadena lo que se conoce como la respuesta SOS: el encendido de genes
SOS, normalmente en silencio, que activa un mecanismo reparador del ADN.
Eucariotas: unicelulares
Una eucariota sencilla unicelular, como una ameba, actúa también con una
respuesta directa sencilla a un estímulo externo, por ejemplo, formando
extensiones temporales de su citoplasma (conocidas como pseudópodos, o falsos
pies) para impulsarse hacia los elementos químicos que desprenden los
alimentos o alejarse de los elementos químicos nocivos.
Las eucariotas unicelulares más complejas presentan un sistema de respuesta
directo más complejo y utilizan orgánulos, o partes especializadas de la célula,
tanto a modo de receptores de estímulos como a modo de efectores de respuesta.
Entre los receptores destacan los filamentos sensoriales rígidos de los ciliados y
los puntos fotosensibles de los flagelados. Entre los efectores destacan los cilios
(apéndices múltiples con aspecto de pelo que surgen de la superficie de la célula
y son capaces de golpear al unísono) y los flagelos (cilios más alargados que se
asemejan a látigos) que impulsan la célula, junto con otros orgánulos que atraen
alimento.
Eucariotas: animales
a. Respuesta directa
Las respuestas directas a los estímulos vinculadas a la supervivencia
constituyen la parte principal de la conducta de animales sencillos, como
los invertebrados, pero persisten como un componente destacado del
repertorio conductual de animales más complejos y de evolución reciente,
tal y como queda ejemplificado en el humano que retira rápidamente la
mano del fuego.
La conducta de respuesta directa incluye los reflejos, que son
respuestas involuntarias a los estímulos. A medida que los animales se
vuelven más complejos en su linaje, también se vuelven más complejas sus
respuestas reflejas, que suelen implicar varios grupos musculares. Por
ejemplo, en los humanos, el reflejo de doblar la rodilla se produce cuando
un golpe en el tendón rotuliano produce una sacudida en los músculos de
la parte delantera del muslo lo suficientemente fuerte como para extender
la parte inferior de la pierna a partir de la rodilla.
b. Respuesta innata
Las conductas vinculadas a la respuesta directa y a la respuesta innata
se solapan en lo que podría agruparse como conductas instintivas, que son
respuestas no aprendidas a estímulos concretos. Incluyen cosas como la
necesidad de mantener relaciones sexuales estimulada por determinadas
visiones u olores, la respuesta de devolver el ataque o huir ante un ataque,
etc.
Creo que resulta útil distinguir entre la respuesta directa de
supervivencia que un individuo pueda tener ante un estímulo, de las
acciones heredadas, predecibles y fijas que un miembro de una especie
realice en distintos entornos (que ofrecen distintos estímulos) y que no
necesariamente le aportan un beneficio —de hecho, podría incluso tener un
coste para él—, pero que sí sirven para la preservación de su especie.
En los insectos, descendientes de antiguos artrópodos, encontramos
algunos de los ejemplos más sorprendentes de este tipo de conducta innata.
En unas 47 especies de hormigas cortadoras de hojas de Centroamérica y
América del Sur, por ejemplo, la casta encargada de buscar el alimento
colabora para cortar una hoja, luego la corta en trocitos y la transporta por
el bosque o, en algunas especies, por terrenos desérticos hasta el nido,
donde los trocitos se trituran, se convierten en pulpa y se utilizan como
mantillo para el huerto de hongos del nido.[2] Esta conducta no es una
respuesta directa al hambre de una hormiga concreta. Realizada por todas
las hormigas cortadoras de hojas en sus respectivas colonias, ayuda a
preservar la especie produciendo y almacenando sustento para las
necesidades futuras de la colonia.
Desconocemos prácticamente por completo el mecanismo genético, o
posiblemente epigenético, de estas conductas hereditarias fijas que tal vez
no benefician en nada al individuo. En el último capítulo vimos que las
hipótesis socio-biológicas no ofrecen un relato convincente. Lo cual queda
además subrayado por el hecho de que muchas conductas innatas no son
acciones colaborativas de un grupo, independientemente de que haya en él
parentesco o no, sino que se realizan a nivel individual.
Esta conducta innata individual está extendida entre los descendientes
de los vertebrados más primitivos, como los peces del periodo cámbrico.
La mayoría de especies actuales de salmón, después de pasar entre uno y
nueve años en el mar, migran hacia aguas dulces donde tienen sus zonas de
puesta de huevos. Para hacerlo, el salmón debe primero localizar un río y
luego librar una batalla contracorriente, a menudo superar cascadas, y
recorrer hasta mil kilómetros con desniveles de hasta doscientos metros. Es
complicado entender todo esto como la respuesta de un individuo a su
supervivencia; de hecho, el salmón del Pacífico muere poco después del
desove. Su cortejo y su conducta reproductora constituyen asimismo una
espinosa y complicada serie de acciones que ni son una respuesta directa
simple ni una respuesta aprendida.
Discernir qué conductas humanas son innatas es cuestión de largos
debates. El filósofo y lingüista Noam Chomsky afirma que el veloz
aprendizaje del lenguaje por parte de los niños sería imposible sin una
capacidad para el lenguaje biológicamente innata, o unas reglas innatas de
gramática universal, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con el
aprendizaje del juego del ajedrez.[3] Por otro lado, Michael Tomasello,
psicólogo evolutivo, rechaza este argumento y propone una teoría basada
en el uso que defiende que los niños aprenden estructuras lingüísticas
leyendo las intenciones y encontrando patrones en sus interacciones
discursivas con los demás.[4]
A medida que la especie evoluciona por el linaje humano y se vuelve
más compleja, también se vuelven más complejas sus conductas y las
conductas aprendidas, sociales e innovadoras pasan a desempeñar un papel
cada vez más importante.
c. Respuesta aprendida
Son acciones que modifican respuestas directas o conductas innatas. En
forma rudimentaria, se observan ya en los animales más sencillos y
primitivos, como los moluscos, a través de la habituación. En este caso,
cuando la respuesta repetida a un estímulo deja de producir el resultado
que producía, el animal deja de responder al estímulo. La actitud contraria
sería la sensibilización: las respuestas a un estímulo producen resultados
más intensos y el animal acaba respondiendo a un estímulo reducido.
Con la evolución biológica dando lugar a especies de mayor
complejidad morfológica, la imitación empieza a adquirir un papel cada
vez más relevante en la adquisición de la conducta aprendida. En el
capítulo 19 se ofrecieron ejemplos de peces que aprenden por imitación; la
evidencia indica que se trata de una conducta hereditaria, lo que sugiere
que la conducta aprendida podría volverse innata.
En el capítulo 19 se citaba también un estudio que demostraba no solo
como imitan las suricatas, pequeños mamíferos no primates, sino también
cómo los ejemplares adultos enseñan habilidades de caza a sus pequeños.
[5] La imitación se observa en primates no humanos, sobre todo en los
jóvenes que imitan las habilidades de supervivencia practicadas por los
progenitores o por parientes próximos.
Considero que debería hacerse una distinción entre los animales que
imitan, o incluso que son enseñados, por miembros de su propia especie —
para lo cual es necesario disponer de más trabajos de campo— y los
animales enseñados o entrenados por humanos. Esto último ha dado lugar
a muchas hipótesis sobre la conducta animal en las que el acuerdo no es ni
mucho menos unánime. Los experimentos que llevó a cabo Ivan Pavlov
con perros a principios del siglo XX le llevaron a proponer que «el reflejo
condicionado», asociado con determinadas áreas del córtex cerebral,
explicaba toda la conducta, incluyendo la humana, y sus teorías tuvieron
gran peso en el campo de la psicología y la psiquiatría. Sus experimentos,
sin embargo, simplemente nos dicen que es posible entrenar a animales
para que ofrezcan la misma respuesta cuando el estímulo original se
sustituye por otro; no aporta grandes ideas sobre la evolución de la
conducta en la naturaleza.
Los experimentos del psicólogo B. F. Skinner con ratas y palomas
intentaron llegar más lejos en la explicación del aprendizaje de nuevas
conductas. Su hipótesis del condicionamiento operante sostiene que un
animal responde a su entorno con una serie de acciones aleatorias y
variadas. Una de esas acciones (por ejemplo, presionar una palanca de su
caja de experimentación) podría ofrecerle una recompensa (una bolita de
comida). Este refuerzo positivo da como resultado que el animal aprenda a
repetir esta acción concreta en el futuro. Skinner lo calificó de selección
natural darwiniana de conducta a lo largo de la vida del animal comparable
con la selección natural darwiniana de caracteres físicos a lo largo de
muchas generaciones, y consideró que sería igualmente aplicable a la
conducta humana; rechazó fenómenos no observables como la mente y la
intención. La hipótesis obtuvo una aceptación considerable en el siglo XX.
Sin embargo, una analogía más adecuada sería con la selección artificial.
El experimentador humano es quien diseña el experimento y ofrece la
recompensa. La hipótesis es poco más que un ejemplo de animales que
aprenden mediante el entrenamiento de la sensibilización y la habituación,
y la reivindicación de Skinner de que esto explica la conducta humana
carece de una base de evidencias consistente.
Mientras que la habituación y la sensibilización a nivel individual
podrían suponer una pequeña contribución al aprendizaje humano (si
pones la mano en el fuego y te quemas, aprendes a no volver a hacerlo), la
imitación y la enseñanza juegan un papel mucho más destacado. Hablaré
más sobre esto en la tercera parte.
d. Respuesta social
Estas acciones incluyen conductas por respuesta directa, innata y
aprendida, pero van más allá de la supervivencia individual y de la
descendencia, que imita las habilidades para la supervivencia de sus
padres. Incluyen todas las formas de interacción que se producen entre los
animales que viven en un grupo.
Como vimos en el capítulo 19, los animales forman comunidades que
van más allá de los padres y su descendencia cuando los animales
colaboran para su supervivencia —defensa contra los elementos (cobijo y
construcción del nido), defensa contra los depredadores y competidores, y
labores de caza— y para el cuidado de las crías. Esta vida social ofrece
además oportunidades de apareamiento. Los grupos sociales de animales
se basan principalmente, aunque no de forma exclusiva, en el parentesco, y
muchos de estos grupos colaboran para formar grupos temporales más
grandes con fines de supervivencia, como sucede con las migraciones
estacionales o permanentes hacia hábitats más idóneos.
Las interacciones de los miembros de un grupo social de animales son
sensoriales: tacto, olfato, gusto, vista y oído.
A medida que la complejidad morfológica de las especies aumenta con
el tiempo evolutivo y a lo largo del linaje humano, estas interacciones
sensoriales cambian. En particular, el olor, el gusto y el tacto, que tienen
una gama corta, disminuyen gradualmente en importancia. Con el
incremento de complejidad de la vocalización en los primates para
comunicar una mayor variedad de mensajes a otros miembros del grupo
(amenazas, placer, gritos de alerta, etc.), el oído se desarrolla mediante la
evolución de un oído interno que permite la resolución de complejos
patrones información de frecuencias y momentos. La vista aumenta en
complejidad con el desarrollo de la visión estereoscópica, que lleva a que
los ojos se adelanten en los primates y aumente su percepción espacial.
Estos desarrollos permiten a los miembros del grupo interactuar de formas
más complejas y a distancias mayores.
El valor de las interacciones sociales en la supervivencia puede ser
directo o indirecto. El juego de algunos mamíferos, como los castores, y el
acicalamiento, como el de los chimpancés, sirve para reforzar la cohesión
de su único grupo social y, por lo tanto, tiene un valor indirecto para la
supervivencia.
e. Respuesta innovadora
Estas acciones se diferencian de las típicas respuestas directas, innatas
o aprendidas de las especies y se presentan comúnmente como respuestas a
circunstancias desafiantes y nuevas. El grado de innovación puede
utilizarse como medida de inteligencia y a veces se conoce como habilidad
cognitiva.
Inteligencia: capacidad de adquirir conocimientos y aplicarlos con éxito
con un objetivo, especialmente en situaciones desafiantes y nuevas.
Patrón evolutivo
El sistema nervioso
a. Neuronas sensoriales
Reciben la estimulación de las células receptoras sensoriales o de un
órgano (de las células que forman la capa exterior del animal o de un ojo,
por ejemplo), y transmiten directamente un impulso eléctrico a las
neuronas motoras o a las interneuronas coordinadoras. En este último caso,
reciben también el nombre de neuronas aferentes.
b. Neuronas motoras
Transmiten un impulso eléctrico a una célula efectora o a un órgano (un
músculo, por ejemplo). Se conocen también como neuronas eferentes.
c. Interneuronas
Reciben impulsos de las neuronas sensoriales y controlan, coordinan y
transmiten respuestas a las neuronas motoras.
Los primeros fósiles animales son radialmente simétricos, como los cnidarios
de la fauna ediacárica.[7] Los sistemas nerviosos más primitivos actuales los
encontramos en animales radialmente simétricos muy simples, como los
cnidarios (hidroides, medusas, anémonas de mar, corales), y se los conoce como
sistemas nerviosos difusos porque las células nerviosas están distribuidas por
todo el organismo, normalmente bajo la capa epidérmica externa, de la que
probablemente evolucionaron. Sus conexiones forman una red neural, o red
nerviosa, que queda ilustrada por la hidra de la figura 24.3.
Sistemas nerviosos central y periférico
3. Cociente de encefalización
Aquel mismo año, Harry Jerison, del departamento de Psiquiatria y
ciencias conductuales de UCLA, especializado en el estudio de fósiles y su
capacidad craneal, propuso el cociente de encefalización, o EQ (del inglés,
Encephalization Quotient), como una medida mejor del tamaño efectivo
del cerebro en las especies mamíferas. Se basa en la relación entre peso del
cerebro y peso corporal para distintas especies de mamíferos corregida por
una función de potencia derivada de las mediciones de distintos mamíferos
y demuestra que el tamaño del cerebro aumenta menos que el tamaño del
cuerpo a medida que el tamaño del cuerpo aumenta; permite realizar un
cálculo para predecir la masa cerebral de cualquier especie.
El EQ indica qué cantidad de la masa cerebral observada de una
especie se desvía del valor que cabría esperar por su masa corporal: un EQ
de 1 muestra que la masa cerebral observada es igual a la masa esperada;
un EQ mayor que 1 significa que el tamaño del cerebro de esa especie es
mayor de lo que cabría esperar por su masa corporal. Comparados con la
clase de los mamíferos, los humanos tienen el EQ mayor con diferencia,
entre 7 y 8. Comparados con la familia de los homínidos, los humanos
tienen un EQ de más de 3; los gorilas y los orangutanes tal vez sean más
grandes que los humanos, pero su cerebro tiene un tercio del tamaño del
humano.
El EQ es el estándar más utilizado. Sin embargo, la fórmula para
predecir la masa cerebral depende de la combinación de especies
observada. Además, su correlación con la inteligencia asume que cuánto
más grande es el cerebro en relación con el cuerpo, más peso cerebral
queda disponible para tareas cognitivas complejas: cabría esperar que los
animales con cerebro pequeño y EQ grande tengan más inteligencia que
los animales con cerebro grande y EQ inferior. Pero, a pesar de que el
mono capuchino tiene un EQ muy superior al de los gorilas, el rendimiento
cognitivo de estos últimos los supera con creces.
En resumen, a pesar de suponer una mejora con respecto a la
proporción entre cerebro y peso corporal, el EQ sigue siendo una medida
demasiado burda que no tiene en cuenta qué partes concretas del cerebro
son responsables de la conducta innovadora.
4. Neocórtex
En 1969, Heinz Stephan, del Max Planck Institute for Brain Research y
O. J. Andy, del departamento de Neurocirugía del University of
Mississippi Medical Center, llegó a la conclusión de que todos los
primates, así como muchos, sino todos, los órdenes más recientes de
mamíferos placentarios, descienden de antiguos insectívoros, pequeños
mamíferos comedores de insectos.
Quince años más tarde, Stephan, junto con Pierre Jolicoeur y sus
colegas del departamento de Ciencias biológicas de la Universidad de
Montreal, examinaron las diferencias en el cerebro de 28 especies actuales
de insectívoros, 63 especies de quirópteros (el orden de los murciélagos) y
48 especies de primates. Descubrieron que el componente del cerebro que
experimenta el mayor incremento volumétrico relativo desde los
insectívoros hasta los primates es el neocórtex, que está 150 veces más
desarrollado en el Homo sapiens que en un hipotético insectívoro basal del
mismo peso corporal.[13]
Por lo tanto, la característica más distintiva de la evolución del cerebro
humano con respecto a otros mamíferos y especies de primates es el
crecimiento del neocórtex, la parte del cerebro de evolución más reciente,
que procesa funciones cognitivas superiores como la memoria a corto
plazo, la asociación, la innovación, el lenguaje, el racionamiento y la
introspección, características todas ellas de niveles superiores de
consciencia.
El aspecto arrugado del neocórtex es importante por tres motivos. En
primer lugar, los dobleces del tejido neural proporcionan una
centralización incluso mayor: en el mismo volumen pueden caber más
neuronas, lo que consigue una mayor densidad neuronal. En segundo lugar,
y como consecuencia de lo primero, la longitud de las fibras que conectan
estas neuronas es inferior que si las neuronas estuvieran más distanciadas,
lo que reduce la transmisión interneuronal y el tiempo de respuesta del
cerebro. En tercer lugar, todo esto implica que la cabeza no tiene que
crecer para acomodar más volumen de cerebro. Como resultado de este
tercer factor, el tamaño del animal no tiene por qué aumentar; de ahí que la
cantidad y la longitud de las fibras nerviosas que conectan con el tejido
sensorial, como la piel, y con el tejido efector, como los músculos, situados
en partes remotas del cuerpo no necesita aumentar. Esto reduce el tiempo
de transmisión neural; y da también como resultado un porcentaje mayor
de neuronas asociadas a funciones cognitivas avanzadas con respecto a
neuronas asociadas a funciones motoras o de mantenimiento. En términos
generales, optimiza la proporción cerebro-cuerpo para una respuesta más
flexible y más rápida y para funciones cognitivas avanzadas, como la
innovación. Todo esto no es resultado de la selección natural entre un
abanico prácticamente ilimitado de posibilidades aleatorias, sino de las
leyes de la física.
[1] Véase página 510.
[2]Conway Morris, pp. 197–200.
[3]Chomsky (2006).
[4]Tomasello (2003).
[5] Véase página 519.
[6]Reader, Simon M. y Laland, Kevin N., «Social Intelligence, Innovation, and Enhanced Brain Size in
Primates», Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 99: 7, 2002,
pp. 4436–4441.
[7] Véase página 462.
[8] Por qué los animales evolucionaron bilateralmente en vez de hacerlo, por ejemplo, trilateralmente o
cuadrilateralmente es una pregunta que rara vez se formula y que nunca se ha respondido de manera
satisfactoria. El «principio adaptativo» no lo hará: el entorno posee tres dimensiones espaciales.
[9]Azevedo, Frederico A. C., et al, «Equal Numbers of Neuronal and Nonneuronal Cells Make the
Human Brain an Isometrically Scaled-up Primate Brain», The Journal of Comparative Neurology, 513: 5,
2009, pp. 532–541.
[10]Kendrick, Keith, «Understanding the Brain: A Work in Progress», Gresham College Lecture,
Londres, 22 de noviembre de 2010.
[11]Deaner, R. O., et al, «Overall Brain Size, and Not Encephalization Quotient, Best Predicts
Cognitive Ability across Non-Human Primates», Brain, Behavior and Evolution, 70: 2, 2007, pp. 115–124.
[12]Lahr, Marta Mirazon, «African Origins – the Morphological and Behavioural Evidence of Early
Humans in Africa», Human Evolution, Migration and HistoryRevealed by Genetics, Immunity and
Infection, Royal Society, Londres, 6 de junio de 2011.
[13]Jolicoeur, Pierre, et al, «Brain Structure and Correlation Patterns in Insectivora, Chiroptera, and
Primates», Systematic Zoology, 33: 1, 1984, pp. 14–29.
CAPÍTULO 25. REFLEXIONES Y CONCLUSIONES
SOBRE EL ORIGEN Y LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA
Nuestra existencia presentaba en su día el mayor de los misterios, pero ha dejado de ser un misterio
porque está solucionado. Lo solucionaron Darwin y Wallace, aunque deberíamos seguir durante un tiempo
incorporando notas a pie de página a su solución.
Nullius in verba (En las palabras de nadie) (No aceptes nada por autoridad).
Reflexiones
Una de las alegrías de este viaje ha sido descubrir cosas que no me esperaba.
Los cosmólogos ven el planeta Tierra como una de las cosas más insignificantes
de una galaxia integrada por miles de millones de estrellas, muchas de las cuales
tienen su propio sistema planetario, y esa galaxia no es más que una entre las
cien mil millones de galaxias del universo visible que es, según la cosmología
ortodoxa actual, una parte increíblemente mínima de la totalidad del universo.
Sin embargo, desde la relativamente nueva ciencia de la astrobiología es
posible deducir seis condiciones necesarias para que las moléculas más
complejas de 13 átomos del espacio interestelar y los asteroides evolucionen
hasta crear seres tan complejos como el hombre. Estas seis condiciones reducen
dramáticamente los lugares en una galaxia y en un sistema solar donde una
evolución como esta podría tener lugar en conformidad con las leyes físicas y
químicas conocidas. La superficie de la Tierra ofrece estas condiciones pero —y
aquí llega la sorpresa— solo las ofrece porque se produce en ella una
coincidencia de hechos estelares y planetarios de lo más poco común. Si no es
única, lo que sí que es la Tierra es un lugar excepcional para albergar vida
inteligente en esta galaxia.
Otra sorpresa es la ausencia de una definición generalmente acordada del
concepto de vida. Las definiciones propuestas no son ni suficientes ni necesarias
para distinguir los seres vivos de los que no lo están, y muchas de ellas excluyen
seres vivos, como las mulas, que no se reproducen. Confío en que la definición
sugerida en el capítulo 13 ofrezca una distinción viable y muestre que existe una
frontera irreversible, aunque trazada con imprecisión, que marca una importante
transición evolutiva de la materia inanimada a la vida.
Estoy muy agradecido a los astrobiólogos y los geólogos que corrigieron los
errores de hecho u omisión y comentado mis conclusiones en los borradores de
los capítulos. Lo hicieron con mentalidad abierta y sin dogmatismo, siguiendo la
mejor tradición de la ciencia. Tal vez sea así porque la astrobiología es una
ciencia nueva y emergente y la geología vivió un cambio de paradigma en los
60, después de que cincuenta años de testarudez ortodoxa rechazando la
hipótesis de la deriva continental cayeron bajo el peso de las evidencias que
sustentaban el mecanismo de las placas tectónicas, cuyos detalles siguen
investigándose hoy en día.
Por desgracia, en lo referente a la investigación de la evolución de la vida,
gran parte de las respuestas a mis preguntas y mis borradores fueron similares a
las posturas de los cosmólogos y los físicos teóricos ortodoxos comentadas en el
capítulo 11, al final de la primera parte. Estas respuestas podrían agruparse en
cinco tipologías:
a. Imperiosamente despectivas.
b. Educadamente despectivas.
c. Usted desconoce los hechos.
d. Usted parece conocer los hechos pero no entiende nada.
e. El neodarwinismo es compatible con todas las evidencias y con las
distintas hipótesis.
Conclusiones
El origen y desarrollo de la cultura humana —lenguaje hablado articulado e ideas con intermediación
simbólica, creencias y conducta— se cuenta entre los mayores rompecabezas sin resolver en el estudio de la
evolución humana. Son preguntas que ni los datos óseos ni arqueológicos pueden solventar.
¿Qué es un humano?
Definición propuesta
Predecesores humanos
Fósiles
Otros restos
Datación
La datación relativa asume que los ejemplares encontrados en las capas
geológicas inferiores son más antiguos que los encontrados en las capas
superiores. Pero las erosiones, los corrimientos de tierra, los terremotos y otros
fenómenos geológicos pueden confundir la cronología de las capas. En casos
excepcionales, las cenizas de una erupción volcánica pueden diseminarse y
puede afirmarse con confianza que los ejemplares encontrados en una capa de
este estilo corresponden a la misma época pero, aun siendo así, ese hecho no
sirve para proporcionar la datación.
La datación por radiocarbono introducida en los años 50 fue prometedora en
este sentido.[12] Sin embargo, posteriormente se reconoció que las dataciones
anteriores a 30.000 años son poco fiables debido a que la cantidad de carbono-14
que queda en una muestra transcurrido ese tiempo es demasiado pequeña como
para poder realizar mediciones precisas y la contaminación puede, además,
distorsionar los resultados. Descubrimientos posteriores sobre las fluctuaciones
de los rayos cósmicos y los cambios en la circulación atmosférica de la Tierra
socavaron el supuesto de que el porcentaje de carbono-14 en la atmósfera ha
sido siempre constante.
Se han desarrollado otras técnicas radiométricas, resumidas en la tabla 26.2,
para extender el rango de datación y ofrecer más verificaciones. Todas, sin
embargo, presentan sus propias limitaciones y problemas, que resume con
precisión Chris Stringer.
Genética
Especies actuales
Tribus de homininos
El género Homo
Neandertales
Hobbits
Denisovanos
En 2010, un equipo internacional liderado por Svante Paabo, del Max Planck
Institute for Evolutionary Anthropology, anunció que habían identificado una
nueva población de homininos en base no a evidencias fósiles, sino tan solo a
evidencias genéticas. Habían extraído ADN del hueso de un dedo desenterrado
en la cueva Denisova, en el sur de Siberia, donde los restos de utensilios de
piedra indicaban que el lugar había estado ocupado por ejemplares de Homo
desde hacía 280.000 años. El hueso se había localizado en una capa de entre
50.000 y 30.000 años de antigüedad que había producido previamente lascas
microscópicas de piedra y piedras pulidas típicas del Paleolítico superior, así
como utensilios más toscos más típicos del Paleolítico medio, lo que había
llevado a especular que la cueva había estado ocupada en uno u otro momento
tanto por neandertales como por humanos modernos.
Los análisis del ADN mitocondrial (ADNmt) indicaron que aquel individuo
pertenecía a un grupo clasificado como denisovano que se había separado hacía
un millón de años del linaje común que lleva al humano moderno y al
neandertal, es decir, el doble de tiempo antes de que se produjera la divergencia
entre el neandertal y el humano moderno y, en consecuencia, se trataba de una
especie anterior. Se demostraba asimismo que el genoma denisovano difería del
genoma humano moderno el doble de lo que difería del genoma neandertal.
Sin embargo, análisis posteriores del ADN nuclear basados en varios
supuestos, incluyendo entre ellos la fecha de la divergencia entre el humano y el
chimpancé, indicaron que el individuo compartía un origen común con los
neandertales hace aproximadamente 640.000 años, y que el genoma denisovano
difería del genoma humano moderno en la misma proporción en que difería del
genoma neandertal. El equipo de Paabo utilizo el análisis del ADNmt de un
diente que no se parecía ni a un molar humano ni neandertal para sugerir que los
denisovanos tenían una historia poblacional diferente. En particular, los
denisovanos no habían realizado ninguna contribución genética al humano
euroasiático, como sí habían hecho los neandertales, pero entre el 4 y el 6 por
ciento de su genoma sí había contribuido al de los melanesios actuales, aunque
no al de otras poblaciones asiáticas más próximas a Denisova, como los chinos
han o los mongoles.
El equipo se contuvo de asignar a los denisovanos o los neandertales a una
clasificación taxonómica específica. E interpretó los resultados genéticos del
dedo y el diente hallados en Denisova como la existencia de al menos dos
formas de homininos arcaicos en Eurasia a finales del Pleistoceno (hace entre
125.000 y 10.000 años): los neandertales, que estaban ampliamente extendidos
por la zona occidental de Eurasia y los denisovanos, que estaban ampliamente
extendidos por la zona oriental de Asia; cada uno de ellos tuvo un cruzamiento
limitado, aunque independiente, con el Homo sapiens.[32]
Utensilios
Símbolos y ornamentos
Travesías marítimas
En 1994, Jean-Marie Chauvet descubrió, junto con dos colegas, una serie de
imágenes espectaculares en los muros de una cueva situada en el desfiladero del
río Ardeche, en el sur de Francia. Incluyen cuatro cabezas de caballo dibujadas
con sombreado y perspectiva, junto con sofisticadas representaciones de dos
rinocerontes con los cuernos enredados, leones persiguiendo una manada de
bisontes, osos y otros animales. En su mayoría están pintadas con carboncillo o
con un pincel o un dedo embadurnados con pigmento rojo.
En la cueva no se detectó presencia de humanos, pero sí los huesos de más de
190 osos, incluyendo un cráneo colocado encima de una gran roca plana. Los
hallazgos suscitaron la sugerencia de que la cueva tenía un uso más ceremonial
que ocupacional, tal vez para la invocación de los espíritus de los animales con
el fin de garantizar el éxito en la cacería.
Se han realizado más de ochenta dataciones con radiocarbono de las marcas
de las antorchas y las pinturas de las paredes, así como de los huesos de animales
y el carbón del suelo, proporcionando una cronología detallada de lo que ahora
se conoce como la cueva de Chauvet. Las dataciones muestran que las obras de
arte se realizaron en dos periodos distintos, uno hace 30.000 años y el otro hace
35.000 años, lo que las convierte en las pinturas murales más antiguas que
conocemos.[47]
Algunos paleoantropólogos pusieron en duda estas dataciones, en particular
por la sofisticación de las pinturas, y sugirieron que las muestras estaban
contaminadas o que el carbón era de un periodo posterior, pero las técnicas de
datación se defendieron con vigor.[48] Pero es posible que estas pinturas no sean
las más antiguas. Un equipo italiano que trabaja en la cueva de Fumane, cerca de
Verona, ha datado fragmentos de piedra con imágenes de un animal y uno en el
que aparece una figura medio humana, medio animal, con una antigüedad que
oscila entre 32.000 y 36.500 años, aunque los fragmentos estaban separados de
la pared de la cueva.[49]
En Francia y en España se han descubierto casi 350 cuevas con arte de
tiempos prehistóricos. Las más famosas son las de Lascaux, en una cueva situada
en la ladera de una montaña de la región de la Dordogne, en el sur de Francia.
Este gigantesco complejo contiene cerca de 600 imágenes en los techos y las
paredes, creadas con carbón y diversos pigmentos minerales; algunas están
grabadas en la piedra. La altura a la que Estan situadas muchas de ellas sugiere
el montaje de andamios para su elaboración, lo que implica cooperación y, muy
probablemente, lenguaje.
En común con otro arte cavernícola del oeste de Europa, las pinturas de
Lascaux representan animales salvajes de tamaño grande, como bisontes,
caballos, uros y ciervos; uno de los ejemplares ha sido clasificado como un
unicornio, pero podría tratarse también de un caballo con una lanza clavada en la
cabeza. Las paredes de la cueva están además decoradas con huellas de manos
humanas, así como con dibujos abstractos, lo que se conoce como estrías o
acanalado con dedo. Dataciones recientes con radiocarbono ofrecen un rango de
fechas para las distintas imágenes que sitúa las más antiguas entre 18.900 y
18.600 años atrás.[50]
Las imágenes de humanos son muy excepcionales y cuando se encuentran,
son de figuras que combinan el humano con el animal, lo cual evidencia
imaginación además de representación; se trata posiblemente de humanos con
tocados de cabezas de león, águila u otros animales depredadores. En cualquier
caso, constituyen evidencia de creencia, probablemente en espíritus de animales
cuya intercesión debían de buscar los chamanes.
Las evidencias de creencias e imaginación se ven reforzadas por el
descubrimiento de fragmentos de colmillos de mamut en la parte posterior de la
cueva de Hohlestein-Stadel, en el sudoeste de Alemania. Estos fragmentos,
datados recientemente con radiocarbono en unos 40.000 años de antigüedad, se
han unido para crear la figura espectacularmente detalla de un hombre de 30
centímetros de altura con la cabeza de un león. En la cueva de Hohle Fels, a 40
kilómetros al sudoeste de Hohlenstein-Stadel, se encontró la figurilla de un
humano con cabeza de león creada a partir de marfil de mamut de tamaño mucho
más pequeño (2,5 centímetros de altura).
Esta región alemana ha producido muchas más figurillas con una antigüedad
de entre 30.000 y 35.000 años que se han encontrado en capas de cuevas ricas en
utensilios de piedra. Entre ellas destaca una figurilla de marfil de mamut de una
mujer sin cabeza ni piernas con pechos, nalgas y vulva exageradamente grandes.
El escultor omitió deliberadamente la cabeza para surtirla por un pequeño aro de
marfil del que debía de colgar la figurilla. Este tipo de figuritas, de menos de 10
centímetros de altura, se han encontrado también en otros yacimientos de
Europa. Algunas son de animales; muchas representan mujeres en distintas fases
de su vida fértil: jóvenes, embarazadas y dando a luz. A pesar de que algunas
van adornadas con collares de cuentas o cinturones, casi todas van desnudas a
pesar datadas en una Edad del Hielo en la que debía de ser habitual vestirse con
pieles. Muchas de las figuritas exhiben pechos y nalgas grandes, cuando debía de
tratarse de una morfología excepcional (los restos de esqueletos indican cuerpos
delgados que caminan grandes distancias, cargan bultos pesados y sufren con
frecuencia desnutrición). Los detalles se concentran más en el cuerpo desnudo
que en las extremidades o la cara, que a menudo ni siquiera se representan, lo
que sugiere que tratarse de símbolos de fertilidad. Muchas de estas figuras
incluyen un orificio, por lo que se piensa que es probable que se concibieran
como talismanes para llevar colgados. En las sociedades actuales de cazadores-
recolectores, los hombres no toman parte del proceso del parto por lo que es
posible que las mujeres fueran las encargadas de tallas estas figuras.[51]
Tres de los yacimientos alemanes de datación similar han producido también
los instrumentos musicales más antiguos. Se han encontrado cuatro flautas
fabricadas con huesos de alas de cisnes y buitres, con orificios en toda su
longitud situados a intervalos regulares; la más completa fue encontrada a 70
centímetros de la figurita de mujer sin cabeza ni extremidades.
Una demostración de incluso mayor inventiva, imaginación, creatividad y
raciocinio es una flauta fabricada con colmillo de mamut, reconstruida a partir
de 31 fragmentos hallados en la cueva de Geisenklosterlen, cerca de Ulm. En
vez de fabricarla a partir del hueso hueco de un ala de ave, su creador tuvo que
partir el colmillo curvo sin estropearlo, vaciar cada mitad, realizar tres orificios
en cada parte y luego pegar las dos mitades de marfil sin que quedaran espacios
por donde se pudiera filtrar el aire.[52]
Muchos arqueólogos siguen considerando estas evidencias del Paleolítico
superior en forma de arte representativo, imaginativo y simbólico, plasmado en
ornamentos personales, esculturas, pinturas y utensilios decorados, junto con los
instrumentos musicales, como un fenómeno único de la región occidental de
Europa. Tal y como Colin Refrew, del McDonald Institute for Archaeological
Research de la Universidad de Cambridge escribió en 2008:
Es importante recordar que lo que se califica a menudo como arte rupestre —las pinturas de las
cuevas, las bellas figuritas de «Venus»— se produjo durante el Paleolítico (es decir, en el periodo
climático del Pleistoceno) y se limita a una única trayectoria de desarrollo que localizamos en
Europa occidental.[53]
Lenguaje
Hipótesis explicativas
Modelo multirregional
Chris Stringer y otros defendieron al principio que los Homo erectus que se
dispersaron regionalmente murieron o evolucionaron hacia especies sucesoras,
como el Homo neanderthalensis en Eurasia; solo en África, y muy
probablemente en un área pequeña y propicia como África Oriental,
evolucionaron hacia Homo sapiens hace aproximadamente 130.000 años.
Hace cuestión de 100.000 años, algunos grupos de Homo sapiens migraron
hacia Israel y Oriente Próximo y algunos llegaron a Australia hace unos 60.000
años. El rápido desarrollo de los utensilios en la Edad de Piedra tardía y la
conducta compleja del Homo sapiens en África hace alrededor de 50.000 años,
permitió que algunos pudieran migrar hacia Europa, adonde llegaron hace
35.000 años (aunque, al parecer, el Homo erectus o su sucesor ya había llegado a
Asia y Europa un millón de años antes sin utensilios tan avanzados y sin
conductas tan complejas).
El Homo sapiens, cognitivamente más avanzado, sustituyó a las especies
indígenas de Homo, que acabaron extinguiéndose. Solo después de esta
emigración relativamente reciente desde África, y como consecuencia de la
adaptación a los entornos regionales, se fueron desarrollando las distintas
características raciales.
Los defensores del modelo argumentaron que los trascendentales análisis del
ADN mitocondrial (la «Eva mitocondrial») sustentaban su hipótesis, aunque
estos análisis fueron criticados posteriormente (véase página 680).
Modelo de asimilación
Modelo gradualista
Mutación genética
Conclusiones
Por encima y fuera de la biosfera está la noosfera […] con la hominización, a pesar de la
insignificancia del salto anatómico, tenemos el inicio de una nueva era.
Físicamente
Genéticamente
Noéticamente
El ritmo de cambio de la conducta humana, sobre todo en el aspecto social e
innovador, desde que la consciencia reflexiva señaló la emergencia de los
humanos en el Paleolítico superior hace entre 40.000 y 10.000 años (de aquí en
adelante hablaremos de hace 25.000 años) nos cuenta cómo evolucionaron los
humanos y siguen aún evolucionando. Pero lo que detectamos no es ni físico ni
genético, sino noético: la evolución de la consciencia reflexiva.
Esta evolución puede agruparse en tres fases que se solapan entre sí:
pensamiento primitivo, pensamiento filosófico y pensamiento científico.
Oriente Próximo
Los poblados agrícolas más antiguos descubiertos hasta la fecha son los
localizados en el Levante, es decir, la región que bordea el Mediterráneo oriental
y que comprende lo que hoy en día es Israel, los territorios palestinos, Jordania,
Líbano, Siria y el sur de Turquía.
Muy probablemente, se desarrollaron a partir de los pueblos seminómadas
natufienses de esa región. Desde aproximadamente 9000 a. C, los manantiales de
agua dulce de Jericó, que hoy forma parte de los territorios palestinos, convirtió
el lugar en una zona de acampada atractiva para los cazadores-recolectores
natufienses. Los restos arqueológicos y de todo tipo indican que el lugar acabó
transformándose en un asentamiento agrícola de carácter permanente con
viviendas circulares de unos 5 metros de diámetro construidas con ladrillos de
adobe y donde se practicaba el cultivo de cereales, como el trigo y la cebada, y la
crianza de ovejas y cabras.
Unos mil años más tarde, Jericó había crecido hasta convertirse en una
ciudad rodeada por una impresionante muralla de piedra coronada con una torre;
se estima que la población había pasado de 200-300 habitantes a 2.000-3.000.
No existen nuevas evidencias hasta finales del cuarto milenio a. C., cuando
Jericó volvió a convertirse en una ciudad amurallada; se sabe asimismo que las
murallas se reconstruyeron en numerosas ocasiones.
Hacia 1900 a. C., los cananeos desarrollaron una ciudad que fue destruida
entre 1550 y 1400 a. C.[10] Cuando el suceso quedó registrado varios siglos
después, los escribas hebreos responsabilizaron a su Dios del suceso. El Dios
hebreo había dado órdenes al rey israelita José para que sus guerreros marcharan
en círculo alrededor de las murallas y gritaran mientras siete sacerdotes hacían
sonar sus trompetas, después de lo cual las murallas se derrumbaron. José entró
en la ciudad y se hizo con todos los objetos de oro, plata, cobre y hierro mientras
sus guerreros masacraban a todo ser viviente —hombres, mujeres, niños y
animales— como ofrenda a su Dios todopoderoso.[11] Posteriormente, la ciudad
fue reconstruida en las cercanías.
Este patrón de conquista, destrucción y reconstrucción, normalmente con un
tipo de asentamiento más sofisticado, se repitió varias veces, aunque carecemos
de relatos escritos que achaquen de nuevo el suceso a la intervención divina.
Encontramos un patrón similar en Mesopotamia, el área comprendida entre
los ríos Tigris y Éufrates, que incluye gran parte del Irak moderno y limita al
norte con las montañas de Armenia (parte de la actual Turquía), al este con la
región montañosa del Kurdistán iraní, y al oeste con los desiertos de Siria y
Arabia Saudí. Era el Jardín del Edén bíblico. Sin embargo, las condiciones de la
zona no eran ni mucho menos idílicas. Una de las hipótesis, que tiene divididos a
los eruditos, es que un cambio climático global produjo una transformación que
redujo drásticamente las lluvias excepto en la zona más montañosa del nordeste,
[12] dejando el resto de la región sumida en veranos largos, secos y calurosos, y
sometida a las rápidas crecidas del Tigris, que provocaron inundaciones
destructivas y crearon una zona de marismas en el delta formado por la
confluencia del Tigris y el Éufrates en su desembocadura en el golfo Pérsico.
Los primeros asentamientos, como Jarmo, en el norte, datan probablemente
de alrededor de 7000 a. C. Evidencias no concluyentes sugieren que en las
llanuras aluviales del Éufrates, al sur de Mesopotamia, florecieron pequeños
poblados agrícolas hacia 5800 a. C.[13] Los pueblos del sur inventaron o
desarrollaron tecnologías, como diques y canales de irrigación, para ampliar la
superficie de sus tierras de cultivo. Los sumerios inventaron el torno de alfarero,
lo que les permitió una producción más efectiva de recipientes cerámicos con
fines de almacenaje, y posteriormente los vehículos con ruedas. En el sur había
una importante carencia de determinados recursos naturales, como árboles que
produjeran madera adecuada para construcciones grandes, menas de metal y
piedra, razón por la cual los sumerios tuvieron que recurrir a saquear otras áreas
y a desarrollar el comercio para obtener tanto estos materiales como los
productos producidos a partir de ellos.
Las nuevas tecnologías y el comercio impulsaron el crecimiento de los
asentamientos entre 4000 y 3000 a. C., transformándolos en ciudades
socialmente estratificadas y posteriormente en ciudades-estado, como Uruk y Ur,
centradas en un templo dedicado a un dios o diosa patrón que protegía la ciudad.
Al principio, las ciudades estaban gobernadas como una teocracia, liderada por
un sumo sacerdote o sacerdotisa, en, y con un líder laico, lu-gal (hombre fuerte),
elegido por los ciudadanos para que gobernase durante un año. Las guerras entre
las pujantes ciudades llevó a que la mayor amenaza para su supervivencia fueran
los otros pueblos, no las fuerzas naturales, lo que dio como resultado un cambio
en el poder, que pasó mayoritariamente al lu-gal, que se estableció con poder
permanente, y posteriormente dinástico, momento en el cual el término lu-gal
pasó a significar «rey», el personaje que asumió también parte de las funciones
sacerdotales.[14]
Siguieron conquistas e integraciones de otros pueblos, lo que llevó a que los
gobernadores dinásticos extendieran su control a toda la región, creando
imperios que fueron sucediéndose en el tiempo, como el acadio, el babilónico y
el asirio, hasta que Mesopotamia acabó conquistada por Alejandro Magno en
332 a. C.
Egipto[15]
Europa
La cultura neolítica se extendió hacia el norte, hacia una Europa más fría y
más húmeda, donde las viviendas de adobe del Levante fueron sustituidas por
viviendas comunales de forma alargada, de tamaño más grande, junto con
túmulos, o montículos funerarios, construidos con tierra amontonada sobre
estructuras funerarias de madera.
Una característica destacada son los cuatro tipos de monumentos megalíticos
construidos con grandes piedras toscamente talladas: la sepultura de corredor, la
piedra aislada o menhir, la hilera de piedras y el círculo de piedras.
El monumento de este estilo más famoso es el de Stonehenge, en el sur de
Gran Bretaña, en cuyo desarrollo se distinguen tres fases: un foso circular
construido alrededor de 2950 a. C., una serie de estructuras de madera del
periodo comprendido entre 2900 y 2400 a. C., cuando el lugar fue utilizado
como cementerio crematorio, y una tercera fase, que va de 2550 a 1600 a. C.
durante la cual se erigieron círculos concéntricos de piedras, el más exterior de
los mismos conectado mediante dinteles de piedra, dispuestos alrededor de un
altar de piedra, y una larga avenida de acceso.[17]
Pero tal vez los vestigios más reveladores de la vida neolítica en las islas
británicas sea un yacimiento descubierto muy recientemente, en el Ness of
Brodgar, una zona de 2,5 hectáreas localizada en Orkney, un grupo de islas al
nordeste de Escocia, que pudo estar ocupada a partir de 3500 a. C. Se ha
excavado tan solo una décima parte del yacimiento, pero se han descubierto ya
viviendas de piedra con techo de pizarra con las paredes pintadas con pigmentos
de colores, y lo que Nick Card, el coordinador de las excavaciones, equipara con
un templo: un edificio de piedra de 25 metros de largo por 19 metros de ancho,
con muros de casi 5 metros de grosor, que debía dominar las cercanas Rocas de
Stenness y el círculo de piedra conocido como el Anillo de Brodgar. El
yacimiento está rodeado por un grueso muro de piedra y, por lo que parece,
estuvo habitado alrededor de 1.500 años.[18]
Anteriores también a Stonehenge son las numerosas sepulturas de corredor
de Irlanda.[19] Situadas en una colina dominando los fértiles terrenos agrícolas
del valle del río Boyne, a 50 kilómetros al norte de Dublín, la impresionante
sepultura de corredor de Newgrange esta datada en torno a 3200 a. C.
Profusamente decorada con símbolos grabados, sobre todo espirales, su
descubridor, Michael J. O’Kelly, del University College de Cork, estima que la
construcción se prolongó durante 30 años. Los restos humanos se incineraban,
pero Newgrange es una tumba para muy pocas personas, como sucede con las
pirámides reales de piedra que se construyeron 500 años más tarde en Egipto, y
tanto su orientación como su diseño sugieren que el lugar era un centro ritual.
Comentaré con más detalle estos aspectos en una sección posterior, cuando trate
del desarrollo de las creencias y las religiones.
La evidencia de aleación de metales en Europa se remonta a 3200 a. C., en la
isla mediterránea de Chipre, cuyos artesanos combinaban el cobre de las minas
de la isla con el escaso estaño importado de tierras lejanas para producir
artefactos de bronce. Los minoicos de Creta, llamados así por su legendario rey
Minos, controlaron gran parte del comercio del bronce y utilizaron los beneficios
obtenidos con ello para construir suntuosos palacios, como el de Knossos.
El subcontinente indio[20]
China[22]
América Central[24]
Conclusiones
1. Durante la mayor parte del tiempo transcurrido desde que emergió del
hominino, hace aproximadamente 25.000 años, el humano moderno ha
vivido como cazador-recolector y ha vivido en pequeños grupos integrados
por la familia extendida en los que la competencia por la supervivencia
con otros grupos similares y con los depredadores dio como resultado una
tasa de mortalidad elevada.
2. Los primeros destellos de consciencia reflexiva evolucionaron muy
lentamente hasta hace aproximadamente 10.000 años, momento en el cual
los humanos inventaron la agricultura como un método de sustento más
efectivo que la caza y la recolección y comprendieron los beneficios de la
cooperación, lo que los llevó a establecerse en poblados agrícolas más
grandes. Este avance se produjo en distintos lugares y en distintos
momentos, y en algunos lugares no ha llegado a producirse nunca.
3. Con más oportunidades para reflexionar y transmitir ideas a través del
dibujo, el habla y la escritura, los humanos de estas comunidades agrícolas
cooperaron para inventar tecnologías que ayudaron a mejorar y ampliar el
tamaño de sus tierras de cultivo, y empezaron a cooperar con otros
asentamientos para comerciar tanto bienes como ideas, lo que permitió el
crecimiento de los poblados tanto en tamaño como en complejidad.
4. A pesar de que la cooperación había empezado a evolucionar, chocaba
constantemente con el instinto de competencia arraigado durante millones
de años de antepasados pre-humanos; como consecuencia de ello,
abundaron las luchas por el control de los poblados y sus recursos, tanto
dentro de los asentamientos como con otros poblados. El resultado fue la
centralización y la colaboración forzada.
5. A medida que los asentamientos crecieron, fueron desarrollando una
jerarquía social que reflejaba las distintas habilidades transmitidas de
padres a hijos: gobernantes, sacerdotes, guerreros, comerciantes y
artesanos, campesinos y esclavos. Los poblados dieron lugar a ciudades
gobernadas autocráticamente, luego a ciudades-estado y finalmente a
imperios, que vivieron épocas de esplendor y de caída. El patrón general
en todo el planeta fue de un incremento de tamaño, complejidad y
centralización de las sociedades humanas.
6. La evolución del pensamiento primitivo estuvo íntimamente relacionada
con la evolución de creencias supersticiosas surgidas de la imaginación,
combinadas con la falta de comprensión de los fenómenos naturales y el
miedo a lo desconocido. A partir del animismo, el totemismo y el culto a
los antepasados de los cazadores-recolectores, las creencias dieron paso a
religiones[50] organizadas que fueron un reflejo del crecimiento en
tamaño, complejidad, estructura y especialización de las sociedades
humanas. Las religiones evolucionaron a partir del culto a una diosa de la
fertilidad, pasaron por el politeísmo y por los panteones gobernados por un
poderoso dios del cielo y de la guerra, hasta llegar al monoteísmo
patriarcal, donde todos los dioses quedan sometidos a un Dios único o
degradados a la categoría de ángeles.
7. Al aplicar la consciencia reflexiva a la concepción de tecnologías para la
supervivencia y la reproducción, así como destinadas a influir a las fuerzas
naturales que supuestamente determinaban estos factores, el pensamiento
primitivo sentó las bases del arte, la música el lenguaje hablado y escrito,
las matemáticas y la astronomía.
8. A pesar de que muchas ideas e invenciones se difundieron y desarrollaron
mediante transmisión cultural, existen casos evidentes de evolución
convergente o paralela, ejemplificados por la evolución independiente de
la escritura y la evolución independiente de la astronomía y los sistemas
numéricos.
9. Esta primera fase de la evolución humana, el pensamiento primitivo, se
caracteriza, pues, por la necesidad de sobrevivir y reproducirse, por el
dominio de un instinto competitivo profundamente arraigado sobre la
recién surgida cooperación, y por la superstición.
La figura 27.1 ofrece una representación simplificada de la evolución de
algunas de las principales ramas del pensamiento primitivo que siguió a la
emergencia de la consciencia reflexiva. No se trata de un diagrama de árbol
convencional, como podría ser un árbol genealógico con relaciones fijas, sino de
una imagen bidimensional de un proceso dinámico de cuatro dimensiones en el
que las ramas y las sub-ramas no solo cambian con el tiempo —desarrollándose,
ramificándose más aún o marchitándose, quedándose en un estado moribundo o
muriendo—, sino que además interactúan con otras ramas para hibridarse, mutar
o generar una rama nueva.
Por ejemplo, la imaginación —la capacidad de la mente para formar
imágenes, sensaciones e ideas no vistas ni experimentadas hasta el momento—
no solo dio lugar a creencias supersticiosas, como la de un espíritu que habita en
el cuerpo de un hombre y en la cabeza de un león, sino que además interactuó
con la creatividad para producir objetos prácticos nuevos, como la rueda,
mientras que, por otro lado, la creatividad dio también lugar a cuestiones no
prácticas, como el arte abstracto.
La inventiva —la capacidad de crear objetos nuevos— podría ser resultado
de la interacción entre creatividad e imaginación, pero podría serlo también de la
experimentación, como sucede con el proceso de prueba y error consistente en
combinar cobre líquido y estaño en distintas cantidades para producir una
aleación, el bronce, con propiedades superiores a cualquiera de sus dos
integrantes para la fabricación de utensilios y armas.
La figura 27.1 muestra también el instinto, que llevaba varios millones de
años arraigado en nuestros antepasados homínidos.
Solo hay una cosa que un filósofo a buen seguro hará bien: contradecir a otros filósofos.
[Los griegos] inventaron las matemáticas, la ciencia y la filosofía […]. La filosofía empieza con
Tales que, por suerte, puede datarse por el hecho de que predijo un eclipse que, según los
astrónomos, se produjo en el año 585 a. C. La filosofía y la ciencia —que en un origen no eran
disciplinas separadas— nacieron juntas a principios del siglo VI.[1]
India[5]
Los primeros ejemplos conocidos de pensamiento filosófico están contenidos
en los Upanishads indios, de los que el filósofo alemán Arthur Schopenhauer
dijo: «De cada frase surgen pensamientos profundos, originales y sublimes».[6]
Tradicionalmente, iban anexos a los Vedas, himnos a los dioses y rituales
descritos en el capítulo 27. Los Upanishads recopilan las visiones de videntes
iluminados y su objetivo, según Eknath Easwaran, uno de sus traductores
modernos, es:
Descubrir con seguridad quién somos, qué es el universo y cuál es el significado del breve drama de
la vida y de la muerte que representamos con el telón de fondo de la eternidad.[7]
China[13]
Europa[16]
Este elemento místico entró en la filosofía griega con Pitágoras, que fue reformador del orfismo, y
Orfeo fue reformador de la religión de Dionisos. A partir de Pitágoras, los elementos órficos
entraron en la filosofía de Platón, y a partir de Platón en cualquier filosofía que fuera en algún
sentido religiosa.[17]
Oriente Próximo[18]
América Central
India[19]
Shramana
Jainismo
Budismo
China[22]
Europa[23]
Sócrates
empezó a pelearse con algún problema justo al amanecer y se quedó allí en pie, perdido en sus
pensamientos, y cuando le llegó la respuesta siguió todavía allí, pensativo […]. Y por fin, cuando
cayó la noche, después de cenar, los jonios le trajeron la ropa de cama […] en parte para ver si
pensaba quedarse allí toda la noche. Y allí se quedó, hasta la mañana, y en cuanto amaneció, dirigió
sus oraciones al sol y se marchó.[24]
Platón
Filosofía helenística
Filosofía grecorromana
las demostraciones, las pruebas, el diálogo del alma consigo misma. Pero no confundamos la razón
con el acto y la facultad de ver; porque ambas cosas son mejores que la razón y aun anteriores a ella,
como lo es su objeto mismo.[26]
Escolasticismo
Filosofía moderna
La filosofía es una búsqueda colaborativa, a diferencia de la actividad meditativa de los sabios, que
normalmente florece mejor en condiciones de aislamiento e, incluso, eremíticas. El tipo de
colaboración involucrada, sin embargo, no es colaborativa sino competitiva […] un asunto de
argumentos críticos. Los argumentos tienen que persuadir y, para alcanzar el éxito, deben superar
los contrargumentos. Los sabios se limitan a comunicar sus pronunciamientos a aquellos que visitan
su lugar de retiro.[28]
Esta última frase está muy lejos de la realidad. Además, que un método de
pensamiento filosófico sea superior al otro es cuestionable. El razonamiento
depende de un conjunto de supuestos previo o de la selección e interpretación de
las evidencias. Aristóteles, el racionalista supremo, razonó que los cuerpos
celestiales están incrustados en esferas cristalinas que giran alrededor de la
Tierra, junto con otras cosas que son claramente erróneas.
Por otro lado, la revelación mística de que una realidad suprema inefable —
independientemente de que se llame Brahmán, Tao, lo ilimitado de Anaximandro
o el logos de Heráclito— dio lugar a todas las cosas del cosmos, se acerca a la
hipótesis moderna del campo cuántico que defiende que el universo que
percibimos se materializó a partir de una fluctuación en un campo quántico
cósmico preexistente.[29]
De un modo similar, la revelación mística de los Upanishads de que por
debajo de toda la materia y energía existe una fuerza de energía universal
(prana), igual que la revelación del pyr de Heráclito, recuerda la moderna
conjetura de cuerdas de que toda la materia y la energía consisten en cuerdas de
energía.[30]
Y la revelación mística de los primeros taoístas de que el Tao no es solo el
origen de todo sino también el Camino hacia el funcionamiento natural del
mundo, así como el logos de Heráclito, prefiguran las leyes físicas de la ciencia
que regulan la formación y la evolución del universo que percibimos pero cuya
causa la ciencia no puede explicar.[31]
Estas revelaciones no implican ningún dios o Dios antropomórfico. Las
llamaré místicas para diferenciarlas de las revelaciones espirituales que
reivindican una revelación por parte de Dios o de un dios o por parte de un
mensajero de ese Dios o dioses que normalmente exhorta al receptor a defender
un determinado proceder entre los creyentes en esa deidad. En este sentido, la
revelación espiritual forma parte del pensamiento primitivo tal y como se definió
en el anterior capítulo. El límite entre ambos aspectos es borroso y así se ve, por
ejemplo, cuando Aristóteles atribuye divinidad a la primera causa sin causa o
cuando algunas escuelas hinduistas interpretan Brahma como el dios supremo
que está por encima de todas las formas. Otras escuelas hinduistas, sin embargo,
cruzan este límite y personifican a Brahma como el dios Visnú o el dios Shiva,
cada uno de los cuales, según sus devotos, se encarna periódicamente para
intervenir en los asuntos humanos.
Si aceptamos como principal ramificación de la filosofía la división que se
produjo del siglo XII en adelante, cuando en Occidente se identificó el
razonamiento como único método filosófico válido, ¿cómo podemos plasmar las
ramificaciones que se han producido posteriormente en el pensamiento
filosófico?
A medida que el pensamiento filosófico fue extendiéndose, interactuando y
multiplicándose, y a medida que fueron produciéndose descubrimientos que
generaron más pensamiento, se empezaron a formar incontables escuelas. La
tendencia clara para afrontar este gran incremento de ideas fue la
especialización. La forma más útil de plasmar el siguiente nivel de ramificación
es a partir de los objetos de indagación, lo que genera seis campos principales de
especialización. A pesar de que sus límites son confusos, en términos generales
podrían resumirse como sigue.
Conclusiones
Un científico, queridos amigos, es un hombre que predice; y es así porque la ciencia proporciona los
medios para predecir lo que es útil, y los científicos son por ello superiores a todos los demás hombres.
A pesar de que solapa con la tecnología, considero útil realizar una distinción
entre ambas.
Una nueva idea llega de repente y de forma intuitiva. No se llega a ella a través de mediante
conclusiones lógicas conscientes.[3]
Las primeras ciencias pueden dividirse en tres grupos que se solapan entre sí
—ciencias físicas, ciencias de la vida y ciencias médicas—, cuyas ramas
emergieron en momentos distintos.
Ciencias médicas
Este último grupo aplica los descubrimientos de los dos primeros, en especial
de las ciencias de la vida, para alcanzar el objetivo de la supervivencia humana.
Sus raíces se remontan a la antigüedad, cuando las enfermedades y los males se
consideraban producto de los espíritus o los dioses. Los primeros intentos de
comprender y tratar las causas físicas de la enfermedad surgieron a partir de
estas supersticiones y están relacionados con ellas.
Sin embargo, tanto el Papiro Edwin Smith, datado hacia 1600 a. C. y
considerado una copia de varias obras egipcias anteriores, como el Manual de
diagnóstico, de origen babilónico y datado hacia 1050 a. C., detallan de manera
racional el examen, diagnóstico, tratamiento y prognosis de diversas
enfermedades.
El texto fundacional de la medicina china es el Huangdi neijing, atribuido
tradicionalmente al mítico Huangdi, o «emperador amarillo», datado entre el
siglo IIIy II a. C. El texto aborda con un enfoque empírico, basado en la filosofía
taoísta, diversas enfermedades y sus tratamientos y se impone como objetivo
recuperar el equilibrio dinámico de las energías vitales del cuerpo, en especial
del qi (la fuerza vital) y de la circulación sanguínea, armonizando el yin y el
yang tanto de la conducta como de los órganos del cuerpo.[6] Su legado es la
medicina tradicional china que se practica hoy en día.
En la antigua India, la ayurveda, que significa conocimiento de una larga
vida, aplicaba métodos racionales a los tratamientos médicos. Sus dos textos más
influyentes pertenecen a las escuelas de Charaka y Sushruta, nacidas ambas en
torno a 600 a. C. El primero detalla ocho ramas de la medicina, mientras que el
segundo incorpora un amplio abanico de técnicas quirúrgicas, entra las que
destaca la cirugía de las cataratas y la cirugía plástica para reconstruir la nariz
(que solía cortarse a modo de castigo). La ayurveda aplicaba la teoría de los
cinco elementos que componen todo el universo y hacía hincapié en el equilibrio
entre tres energías elementales, o humores, para mantener un estado óptimo de
salud. En la antigua Grecia (ver más adelante) encontramos un enfoque similar.
La pregunta de si se trata de conclusiones alcanzadas de forma independiente o
resultado de la transmisión cultural sigue abierta.
En la antigua Grecia se construyeron asclepieia, templos dedicados a
Escolapio, el dios de la curación, adonde acudían los pacientes para ser tratados.
A partir de esos inicios basados en la superstición surgieron cerca de setenta
textos atribuidos al médico del siglo V a. C., Hipócrates de Cos (aunque lo más
probable es que fueran escritos por sus alumnos a lo largo de varias décadas),
que describen y clasifican muchas enfermedades, tratamientos —incluyendo
tratamientos quirúrgicos— y prognosis. Los textos se basan en la visión
dominante en la época de que todo en el cosmos estaba constituido por cuatro
elementos: fuego, aire, agua y tierra.[7] Por el cuerpo circulaban además cuatro
humores, o líquidos —la bilis negra, la bilis amarilla, la flema y la sangre—,
resultado de distintas combinaciones de los cuatro elementos. Para conservar un
cuerpo sano y una buena disposición mental era imprescindible que estos
humores se mantuvieran en equilibrio.
Durante el periodo helenístico, las disecciones de animales realizadas por
Aristóteles estimularon la aparición de nuevas ideas sobre la anatomía y la
fisiología humanas, una tendencia que culminó en el periodo grecorromano con
las obras del griego Galeno (circa 130-200 d. C.). Su síntesis y desarrollo de las
teorías anatómicas y médicas aristotélicas, platónicas e hipocráticas, incluyendo
los cuatro humores, crearon un canon.
Hacia 750 d. C., los eruditos del imperio musulmán habían traducido al árabe
las obras atribuidas a Charaka, Sushruta, Hipocrates y Galeno. Sus médicos, y
muy en especial el erudito Ibn Sina (conocido en Occidente como Avicena),
utilizaron y desarrollaron estas ideas. La magistral enciclopedia escrita por
Avicena en 1025, el Canon de Medicina, fue traducida al latín en el siglo XII y se
convirtió en el texto médico más influyente hasta el siglo XVII, no solo en el
mundo musulmán sino también en Europa.
A mediados del siglo XVI, sin embargo, la investigación con cadáveres
humanos llevada a cabo por el belga Andreas Vesalio, de la Universidad de
Padua, demostró unos doscientos errores en la anatomía de Galeno (los
conceptos de Galeno estaban basados en la disección de animales, a partir de los
que se habían extraído conclusiones sobre la anatomía humana). En 1628, el
médico inglés William Harvey publicó Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et
Sanguinis in Animalibus (Estudio anatómico sobre los movimientos del corazón
y la sangre de los animales), que describe una serie de experimentos que
condujeron al descubrimiento de la circulación de la sangre y del papel
desempeñado por el bombeo del corazón que anuló numerosos conceptos
galénicos. Este respetable trabajo empírico señaló la emergencia de la ciencia
médica moderna a partir de sus raíces en la medicina antigua.
Ciencias de la vida
Ciencias físicas
Ciencias físicas
Astronomía
Física
Los físicos se sienten orgullosos del aforismo que dice: «Si un biólogo no lo
entiende, pregúntale a un químico; si un químico no lo entiende, pregúntale a un
físico; y si un físico no lo entiende, se lo pregunta a Dios». La frase captura la
realidad de que la física es la ciencia fundamental, puesto que las relaciones
entre materia, energía, fuerza y movimiento forman parte de todas las demás
ciencias físicas, que se ramificaron a partir de la física a medida que los
conocimientos produjeron campos de estudio cada vez más especializados.
A pesar que con el fin de facilitar su comprensión, la figura 29.1 muestra la
física como una sola rama, está ramificada en sub-ramas como la mecánica —
que a su vez se divide en la mecánica de sólidos y la mecánica de fluidos, que
incluye ramas como la hidrostática (fuerzas sobre fluidos en reposo), la
hidrodinámica (fuerzas sobre fluidos en movimiento), la aerodinámica y la
neumática—, la acústica, la óptica, la termodinámica, la electricidad estática y
corriente y el magnetismo.
A partir de esta física clásica, que estudiaba lo que es normalmente
observable, los físicos desarrollaron tecnologías para investigar la materia y la
energía que no son normalmente observables. Las investigaciones sobre la
desintegración radiactiva llevadas a cabo por Ernest Rutherford a finales del
siglo X I X y principios del XX, le llevaron a postular la existencia del núcleo
atómico. Esto, a su vez, provocó la segunda revolución científica que se inició
con la teórica cuántica y la teoría de la relatividad a principios del siglo XX.
Esta segunda revolución produjo más ramificaciones y dio lugar a las sub-
ramas especializadas de la física atómica, la física nuclear, la física de partículas
y la física del plasma.
De los físicos que trabajaban en solitario, como Einstein, y los pequeños
laboratorios, como el laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge
donde Rutherford trabajaba con J. J. Thompson, la cooperación ha ido
incrementándose, no solo entre científicos sino también entre países. Desde
1954, los veinte estados miembros del CERN cooperan para financiar la
construcción de aceleradores de partículas diseñados por sus físicos e ingenieros
para descubrir la interacción de las partículas fundamentales. En 2008, se puso
en funcionamiento el producto tecnológico más grande y más complejo conocido
hasta la fecha, el Gran Colisionador de Hadrones.
Todas las sub-ramas de la física tienen su propio sub-departamento dentro de
los departamentos de física de las universidades y sus propias publicaciones
especializadas.
Química
La química es otra sub-rama que acabó siendo reconocida como ciencia por
derecho propio.
Ciencias de la Tierra
Entre los siglos X y XII, los intelectuales del imperio musulmán escribieron
sobre estos temas. En la segunda parte del compendio titulado El libro de la
curación, publicado en 1027, el físico y erudito persa Avicena propuso,
basándose en estudios de campo realizados en lo que hoy en día es Uzbekistán,
explicaciones sobre la formación de las montañas, el origen de los terremotos, la
formación de minerales y fósiles y otros temas clasificados en la actualidad
como geología y metereología.[17] A finales del siglo XV, Leonardo da Vinci
especuló correctamente sobre la naturaleza de los fósiles y el papel que juegan
los ríos en la erosión del terreno y la estratificación de las rocas sedimentarias.
Las ciencias de la Tierra emergieron claramente como disciplina
independiente en 1795, cuando James Hutton[18] publicó su teoría del
uniformismo, que defendía que los procesos que observamos ahora y que dan
forma a la Tierra —como la erosión, el volcanismo, etc.— fueron también los
responsables de dar forma a la Tierra en el pasado. De ahí que la Tierra fuera
mucho más antigua que lo calculado por la Biblia y que sus rasgos no fueran
consecuencia de sucesos catastróficos como el Diluvio universal del que se salvó
Noé.
Las ciencias de la Tierra se dividieron en cuatro ramas interrelacionadas: la
geología, el estudio de la corteza rocosa de la Tierra, o litosfera, que a su vez se
ramificó en especialidades como la mineralogía, la petrología, la paleontología y
la sedimentología; la geografía física, el estudio de las características de la
superficie del planeta; la oceanografía; y las ciencias atmosféricas.
Ciencias de la vida
Psicología
La ciencia más novedosa, la psicología, que emergió a finales del siglo XIX,
tiene sus raíces en la filosofía.
Neuropsicología
La Hipótesis Asombrosa es que «Tú», tus alegrías y tus penas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu
sentido de la identidad y tu libre albedrío, no son en el fondo más que la conducta de un montón de
células nerviosas y de las moléculas asociadas a ellas.[24]
El acertijo de los qualia queda perfectamente ilustrado con un experimento mental. Imaginemos un
neurociéntifico del futuro, que conoce a la perfección el funcionamiento del cerebro —incluyendo
los mecanismos de la visión del color— pero que resulta que tiene problemas para discriminar los
colores y no puede diferenciar entre rojo y verde. Utiliza las técnicas más novedosas de escaneado
para generar una descripción completa de todos los sucesos eléctricos y químicos que se producen
en el cerebro de un ser humano normal cuando visualiza un objeto rojo. El relato funcional podría
parecer completo, ¿pero cómo es posible que lo sea sin una explicación del carácter de la
experiencia única que proporciona el rojo y que el científico nunca ha percibido personalmente?
Existe una distancia epistemológica inmensa entre las descripciones de los sucesos físicos que se
producen en el cerebro y las experiencias personales y subjetivas que suponemos asociadas a dichos
sucesos.[25]
Psicología evolutiva
Tendencia convergente
Cualquier tipo de unidad de medición, independientemente de cómo se haya llegado a ella, muestra
a primera vista que la ciencia aumenta exponencialmente, con un interés compuesto de en torno al 7
por ciento anual, lo que significa que suplica su tamaño cada 10-15 años, se multiplica por diez cada
medio siglo, y por un millón en los 300 años que nos separan del invento del artículo científico en el
siglo XVII, cuando se inició el proceso.[33]
A pesar de que, en todos los casos excepto en los datos más recientes, se trata
de burdas estimaciones, lo que resulta chocante es el gran incremento en la
esperanza de vida observado a lo largo de los últimos cien años en países
científicamente desarrollados como los Estados Unidos, lo que demuestra de
manera inequívoca que es un hecho que no puede atribuirse a la selección
natural. Y no se trata simplemente de una prolongación de la vida libre de
enfermedades, sino también de la duración de la vida activa.[35] La explicación
más razonable es la correlación existente con la evolución de las ciencias
médicas, que han producido una mejor comprensión de las enfermedades y han
desarrollado medidas para combatirlas. Por ejemplo, el agua potable, el
alcantarillado, la eliminación de basuras, los estándares de seguridad alimentaria,
los programas de control del mosquito y los programas de educación para la
salud han reducido drásticamente la propagación de muchas enfermedades
infecciosas. Las vacunas han eliminado prácticamente enfermedades que
antiguamente eran comunes como la difteria, el tétanos, la poliomielitis, la
viruela, el sarampión, las paperas y la rubeola. Además de las tecnologías de
diagnóstico antes mencionadas, este periodo ha vivido también el desarrollo de
intervenciones quirúrgicas cada vez más perfeccionadas, incluyendo trasplantes
de riñón, corazón y otros órganos.
La primera parte de este libro y el primer capítulo de la segunda parte
detallan los principales resultados del pensamiento científico en las ciencias
físicas que han producido un veloz incremento de nuestros conocimientos y
nuestra comprensión del origen y la evolución del universo y de cómo la Tierra
acabó convirtiéndose en un planeta adecuado para la vida, y detallan asimismo
los límites actuales de estos conocimientos y comprensión. El resto de la
segunda parte hace lo mismo para las ciencias de la vida en términos de
emergencia y evolución de la vida en general, mientras que la tercera parte es un
intento de mostrar los resultados de nuestro conocimiento y comprensión de
nuestra emergencia y evolución, no solo a través de la física y las ciencias de la
vida, sino también a través de las ciencias sociales.
Este incremento geométrico del conocimiento —un logro notable para el
pensamiento científico— ha dado necesariamente como resultado el crecimiento
de la especialización del pensamiento científico, demostrado por el aumento en
el número de publicaciones científicas, cada una de las cuales se centra en un
campo de investigación determinado. Sin embargo, el distinguido entomólogo y
pensador Edward O. Wilson, lanza unas palabras de advertencia:
Los científicos, en su mayoría, nunca han sido más que obreros de prospección. Y hoy en día la
situación es aún más clara. Se concentran única y exclusivamente en su profesión; su formación no
los orienta hacia los contornos más amplios del mundo. Adquieren la formación necesaria para
viajar hasta la frontera y hacer descubrimientos, y hacerlos lo más rápidamente posible, puesto que
la vida en el límite es cara e incierta. Los científicos más productivos, instalados en laboratorios de
millones de dólares, no tienen tiempo para pensar en la imagen global y tampoco ven que puedan
obtener de ella pingües beneficios […]. No es de extrañar, por lo tanto, encontrar físicos que no
sepan ni lo que es un gen y biólogos que piensen que la teoría de cuerdas es algo que tiene que ver
con los violines. En la ciencia, las becas y los premios se otorgan por descubrimientos, no por la
erudición y la sabiduría.[36]
Un cambio esencialmente relevante en el orden descriptivo exigido por la teoría cuántica consiste,
pues, en dejar de lado el concepto de análisis del mundo en partes relativamente autónomas, que
existen por separado pero interaccionan. El énfasis principal debe ponerse ahora en la totalidad
indivisa.[39]
Toda la materia se origina y existe solo en virtud de una fuerza […]. Debemos asumir detrás de esta
fuerza la existencia de una Mente consciente e inteligente. Esta Mente es la matriz de toda la
materia.[42]
Los dos temas básicos [de las revelaciones místicas orientales] son la unidad e interrelación de todos
los fenómenos y la naturaleza intrínsecamente dinámica del universo. Cuánto más nos adentremos
en el mundo submicroscópico, más nos daremos cuenta de que el físico moderno, al igual que el
místico oriental, ve el mundo como un sistema de componentes inseparables, interrelacionados y en
constante movimiento, en el que el observador forma parte integral de dicho sistema.[44]
Si las ramas de la física llevan convergiendo los últimos 25 años hacia una
explicación de que todo lo que percibimos en el universo son manifestaciones de
energía inferior de la energía única que estaba presente en sus inicios, y esto
converge también con las antiguas revelaciones místicas, podríamos estar ante
una profunda tendencia convergente opuesta a la tendencia divergente que ha
caracterizado más de 400 años de evolución del pensamiento científico.
[1] Véase página 58.
[2]Roberts (1989), pp. 75–81.
[3]Citado en Stachel (2002), p. 89.
[4] Véase, por ejemplo, página 146, página 155, página 435 y página 608.
[5] Véase, por ejemplo, página 154, página 597 y página 640.
[6]Ni (1995).
[7] Véase página 763.
[8] Véase página 775.
[9] Véase páginas 740 a 743.
[10]Ragep, F. Jamil, «Copernicus and His Islamic Predecessors: Some Historical Remarks», History of
Science, 45, 2007, pp. 65–81; Saliba, George, «Whose Science is Arabic Science in Renaissance Europe?»,
1999, http://www.columbia.edu/~gas1/project/visions/case1/sci.1.html#t1,consultado el 30 de noviembre
de 2012.
[11]Gottlieb (2001), p. 386.
[12]Ibíd, pp. 402–403.
[13] De hecho, en inglés se conserva el nombre original y spyglass significa catalejo o anteojo. (N. de
la T.)
[14]Van Helden, Albert, 1995, http://galileo.rice.edu/sci/instruments/telescope.html#4, consultado el 11
de mayo de 2014.
[15]Gottlieb (2001), p. 414.
[16]http://www.eso.org/public/teles-instr/e-elt.html, consultado el 8 de marzo
de 2013.
[17]Al-Rawi, Munim M., «The Contribution of Ibn Sina (Avicenna) to the Development of Earth
Sciences», Foundation for Science Technology and Civilisation, 2002,
http://www.muslimheritage.com/uploads/ibnsina.pdf, consultado el 11 de mayo de 2014.
[18] Véase página 401.
[19] Véase página 438.
[20] Véase página 441.
[21]Nuland, Sherwin B., «Bad Medicine», New York Times, 8 de Julio de 2007, Book Review.
[22] Véase página 615.
[23]The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search for the Soul, publicado en español bajo el título
La búsqueda científica del alma, Editorial Debate, Barcelona, 2003.
[24]Crick (1995), p. 3.
[25]Ramachandran, V. S. y Blakemore, Collin, «Consciousness», en The Oxford Companion to the
Body, Oxford University Press, Oxford, 2003.
[26]Cosmides, Leda y Tooby, John, «Evolutionary Psychology: A Primer», 1997,
http://www.cep.ucsb.edu/primer.html, consultado el 30 de enero de 2013.
[27] Véase páginas 585 a 602.
[28]Cosmides y Tooby (1997); Wright (1996).
[29] Véase páginas 88 y 192.
[30] Véase página 192.
[31] Véase página 130.
[32]Véase, por ejemplo, MacIntyre, Ferren y Estep, Kenneth W., «Sperm Competition and the
Persistence of Genes for Male Homosexuality», Biosystems, 31: 2–3, 1993, pp. 223–233.
[33]Price (1965).
[34]Larsen, Peder Olesen e Ins, Markus, «The Rate of Growth in Scientific Publication and the Decline
in Coverage Provided by Science Citation Index», Scientometrics, 84: 3, 2010, pp. 575–603.
[35]«Life Expectancy», Gale Encyclopedia of American History, 2006.
[36]Wilson (1998), pp. 40–41.
[37] Véase páginas 326 a 339.
[38] Véase página 160.
[39]Bohm (1980), p. 134.
[40]My View of the World, publicado en español bajo el título Mi concepción del mundo, Tusquets
Editores, Barcelona, 1988.
[41]Schrodinger (1964).
[42]Citado en Braden (2008), p. 212, de una conferencia «Das Wesen der Materie» ofrecida por Planck
en 1944 en Florencia.
[43]The Tao of Physics, publicado en español bajo el título El tao de la física, Editorial Sirio, Málaga,
2012.
[44]Capra (2000), p. 25.
CAPÍTULO 30. LA SINGULARIDAD DEL SER
HUMANO
Este es un regalo de un mundo pequeño y lejano, una muestra de nuestros sonidos, nuestra ciencia,
nuestras imágenes, nuestra música, nuestras ideas y nuestros sentimientos. Estamos intentando sobrevivir a
nuestro tiempo para poder vivir en el vuestro.
La ortodoxia actual
Ego-antropocentrismo
Según este argumento, pese a que los humanos son superiores a otras
especies en determinadas características, como el tamaño del cerebro y la
destreza manual, existen otras especies que los superan en otras características.
Así, los murciélagos poseen unas dotes de ecolocalización excelentes, las aves
poseen unas dotes de navegación supremas, y podríamos encontrar muchos
ejemplos más entre otras especies. Poner un conjunto de características por
encima de otro por el simple hecho de que las poseemos nosotros es
antropocéntrico, egoísta, subjetivo y en absoluto científico.
Este punto de vista se centra en las diferencias fisiológicas y no reconoce las
facultades que transforma u origina la consciencia reflexiva, una facultad
superior exclusiva del hombre. Por mucho que los humanos no dominen la
ecolocalización, han inventado el radar, que realiza esta función por ellos. Por
mucho que los humanos no sean buenos navegantes, han inventado el GPS
(Global Positioning System) que les ofrece una capacidad de navegación muy
precisa. Resulta difícil pensar en una característica animal que la creatividad y la
inventiva de los humanos no haya compensado. Ninguna otra especie ha
trascendido sus características fisiológicas naturales de esta manera.
Identidad genética
Este argumento, articulado por Gerhard Roth, del Brain Research Institute de
la Universidad de Bremen, defiende que los humanos comparten el 99 por ciento
de sus genes con dos especies de chimpancés. Estas tres especies están más
estrechamente relacionadas genéticamente que los chimpancés puedan estarlo
con cualquier otro primate actual. De ahí que podría crearse un nuevo taxón que
incluyera el chimpancé, el bonobo y el hombre.[1]
De hecho, los humanos y los chimpancés no comparten el 98,5 por ciento de
sus genes, como se afirma con frecuencia. Esta diferencia del 1,5 por ciento es
una medida de la diferencia entre genes equivalentes; la diferencia real en
complementos de genes es más bien del 6 por ciento.[2] Además, una serie de
mutaciones en el ADN humano producidas con posterioridad al antepasado
común de chimpancés y humanos genera, entre otras cosas, moléculas de ARN
que están implicadas en el desarrollo del cerebro en los fetos humanos.[3]
Y lo que es más importante, esta fijación en el 2 por ciento del genoma
humano que consiste en genes productores de proteínas ignora secuencias
reguladoras mucho más importantes que determinan cuándo, en qué grado y
durante cuánto tiempo están conectados los genes y, en consecuencia, las
características observables del organismo. Ignora también el aspecto cualitativo
conductual y otras diferencias que se consideran en la réplica siguiente.
Diferencia conductual solo en grado
En la actualidad, la red de relaciones que conecta el género humano consigo mismo y con el resto de la
biosfera es tan compleja, que todos los aspectos se influyen mutuamente en grado extremo. Alguien debería
estudiar el sistema en su totalidad, aunque sea toscamente, porque la suma de los estudios parciales de un
sistema complejo no lineal no puede dar idea del comportamiento del todo.
En el hombre científico moderno, la evolución ha empezado por fin a cobrar consciencia de sí misma.
Conclusiones
Reflexiones
Disminución de la agresividad
Debemos protegernos contra la adquisición de influencias indebidas, sean buscadas o no, por parte
del complejo militar-industrial. Existe y existirán circunstancias que harán posible que surjan
poderes en lugares indebidos, con efectos desastrosos. [6]
La segunda mitad del siglo XX vivió pasos titubeantes para dejar atrás los
imperios en competencia y avanzar hacia la cooperación de las sociedades
humanas a nivel supranacional y global. Los vencedores de la Segunda Guerra
Mundial reclutaron 51 países en 1945 para formar las Naciones Unidas con los
objetivos de mantener la paz y la seguridad y fomentar la cooperación
internacional para abordar problemas globales que afectaran a toda la
humanidad. La consecución de este objetivo, sin embargo, se vio entorpecido
por la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero, de todos
modos, las Naciones Unidos hicieron avances a escala global a nivel económico,
cultural y humanitario a través de las agencias que estableció, como la
Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF). Paradójicamente, el imperio soviético fue derrotado no por
la fuerza de las armas, sino por la escalada de precios, que socavó la economía
soviética, combinada con las demandas de libertad por parte de los pueblos que
la opresión soviética había oprimido.
Europa, el continente donde se inició la revolución científica, tomó el
liderazgo en la búsqueda de la cooperación, y no la competencia, entre naciones
estado. En 1951, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo
fundaron la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Su objetivo
era integrar las industrias del carbón y el acero de los estados miembros para no
tener que librar nunca la guerra por esos productos. La CECA evolucionó hasta
la actual Unión Europea (UE) integrada por 28 naciones, 17 de las cuales
comparten además divisa. La pérdida de parte de su soberanía nacional a cambio
de paz y beneficios sociales y económicos, junto con la percepción de
imposición burocrática de medidas presupuestarias en 2013 y 2014, generó un
incremento de votos de facciones ultranacionalistas en las elecciones
parlamentarias europeas de 2014. La crisis de refugiados resultante de las
guerras internas de Oriente Próximo y Afganistán impulsó el auge del
nacionalismo en toda Europa y llevó a la decisión que tomó el Reino Unido por
referéndum en 2016 de abandonar la UE. Pero la evolución noética, igual que la
evolución biológica, no es proceso regular. Fundamentalmente, resulta
impensable que cualquiera de los estados miembros pudiera declarar la guerra a
otro, un hecho reconocido por el Premio Nobel de la Paz que recibió la UE en
2012 por «durante más de seis décadas, haber contribuido a los avances de paz y
reconciliación, democracia y derechos humanos en Europa».[7]
La reducción generalizada de la agresividad entre sociedades ha tenido un
paralelismo en la reducción de la agresividad tanto entre individuos como entre
sociedades e individuos, independientemente de que dichos individuos sean
miembros de esa o de otra sociedad. La amplia aceptación de esta tendencia
estuvo marcada por la adopción en 1948 por parte de la Asamblea General de las
Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por 48
votos a favor contra cero y las ocho abstenciones del bloque soviético, Sudáfrica
y Arabia Saudí. El primer artículo declara:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
razón y consciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Aumento de cooperación
Los poemas épicos, las inscripciones de los monumentos, los tratados de paz… prácticamente todos
los documentos históricos tienen el mismo carácter; hablan de fragmentos de paz, no de la paz en sí
misma. Por lo tanto, incluso el historiador con mejores intenciones traza inconscientemente una
imagen distorsionada de los tiempos que pretende describir.[10]
Aumento de la complejidad
Durante al menos el 60 por ciento del tiempo de existencia del hombre, los
humanos han vivido en pequeños grupos de estructura sencilla, principalmente
familias ampliadas, en movimiento constante, con el único objetivo de la
supervivencia y con una división del trabajo entre caza y recolección; todos los
adultos varones participaban en la guerra. Tal y como se ha detallado en el
capítulo 27, la invención de la agricultura, y los asentamientos permanentes que
se asocian a ella, iniciaron un proceso de aumento de complejidad de las
sociedades humanas y de su cultura.
La evolución del pensamiento científico llevó a un rápido aumento de la
complejidad en todos los aspectos de las sociedades humanas y de su cultura,
desde las organizaciones sociales, económicas y políticas hasta las
comunicaciones, la educación, los oficios, las artes y las actividades de ocio. En
el siglo XXI, un individuo de un país científicamente avanzado puede vivir con su
familia inmediata y ser miembro de una familia extendida diseminada por el
planeta con la que se comunica electrónicamente. Gracias a su formación, puede
ser una persona socialmente móvil y tener una ocupación profesional muy
distinta a la de sus progenitores. Puede trabajar en una empresa u organización
local, regional, nacional o internacional. Puede ser miembro de un barrio, de una
comunidad local, de un partido político, de un ayuntamiento, de una nación y de
una organización supranacional, como la Comunidad Europea. Por otro lado,
puede ser además miembro de un coro local, de un club de fútbol y de un grupo
de lectura, que pueden ser organizaciones tanto locales como globales, además
de miembro de varias redes sociales globales. Este aumento de la complejidad se
ha iniciado hace aproximadamente 65 años de modo que, teniendo en cuenta que
la especie humana está presente desde hace 25.000 años, estamos hablando de
menos del 0,25 por ciento de la existencia humana.
Convergencia
Hominización
Observación y medición
Datos
Subjetividad
Se dice a menudo que el método científico es la única manera de obtener una
explicación objetiva de los fenómenos, pero tal y como observó el inmunólogo y
Premio Nobel, Peter Medawar, «La observación inocente y no tendenciosa es un
mito».
La subjetividad puede limitar el poder explicativo de la ciencia en tres
aspectos relacionados entre sí: la adopción (a menudo inconsciente) de supuestos
de base, la selección de datos y la interpretación de los datos.
Adopción de supuestos
Selección de datos
La decisión de qué fenómeno observar o medir sistemáticamente o de qué
fenómeno experimentar, y qué datos recopilar entre todos los obtenidos a partir
de estas observaciones o experimentos, siempre tiene un matiz interesado. La
selección está fuertemente influenciada por la elección consciente o inconsciente
de los supuestos de base y con frecuencia también por los resultados que se
espera obtener. En el ejemplo del reloj molecular que se acaba de citar, los
investigadores seleccionan qué datos utilizar para calibrar el reloj y seleccionan
que secuencias de nucleótidos comparar en las distintas especies. Distintas
selecciones pueden llevar a conclusiones muy distintas. Por ejemplo, las
estimaciones en cuanto a la división entre el género de chimpancés Pan y el
género humano Homo oscilan entre hace 2,7 y hace 13 millones de años.[10]
La selección de datos suele estar relacionada con la interpretación de dichos
datos.
Interpretación de datos
Método
Teoría
¿Energía psíquica?
Ciencia defectuosa
El poder explicativo de la ciencia queda limitado cuando las propuestas que
afirman ser científicas contradicen algún dogma básico de la ciencia o sus
métodos. La frontera entre ciencia y ciencia defectuosa puede llegar a ser muy
difuso. Antes he sugerido que la objetividad en la elección de supuestos y en la
selección e interpretación de datos es un ideal inalcanzable. Cuando el grado de
subjetividad es pequeño, estamos ante buena ciencia; cuando es grande, y sobre
todo cuando además es deliberado, tenemos ciencia defectuosa. Esta
investigación se ha encontrado con otros tipos adicionales de ciencia defectuosa.
Fraude
A modo de corolario:
Experiencias subjetivas
Ideas no verificables
Todos los aspectos de la realidad están sujetos a evolución, desde los átomos y las estrellas hasta los
peces y las flores, pasando por las sociedades y los valores humanos; de hecho […] toda la realidad es un
único proceso de evolución.
Reflexiones
Conclusiones
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GLOSARIO
A. C.: antes de Cristo; según la convención, antes del año teórico del nacimiento
de Jesús del calendario cristiano.
Abstracción: concepto general formado por la extracción de características
comunes de realidades concretas, casos reales o ejemplos concretos.
ADN: ácido desoxirribonucleico, localizado en las células, contiene las
instrucciones genéticas utilizadas para el mantenimiento y la reproducción de
todos los organismos independientes conocidos y de algunos virus. Una
molécula de ADN está formada por dos largas cadenas con cuatro nucleótidos
dispuestos en una secuencia característica; las cadenas (denominadas
comúnmente «hebras») están trenzadas en una doble hélice y unidas
mediante enlaces de hidrógeno entre las bases complementarias de adenina
(A) y timina (T) o citosina (C) y guanina (G), de tal modo que su estructura
recuerda la de una escalera de caracol. Cuando se copia el ADN en una
célula, las hebras se separan y actúan a modo de plantilla para unir una nueva
cadena complementaria a partir de las moléculas de la célula. Las hebras de
ADN actúan también como plantillas para la síntesis de proteínas en la célula
a través de un mecanismo que utiliza otro ácido nucleico, el ARN, como
intermediario.
Agujero negro: objeto con un campo gravitatorio tan grande que nada, ni
siquiera la luz, puede escapar de él, puesto que la velocidad exigida para
hacerlo excede la de la luz. La hipótesis plantea que los agujeros negros se
formaron a partir del colapso de estrellas con masas de varios soles cuando
su combustible nuclear se agotó. Un agujero negro puede crecer en masa
porque su potente campo gravitatorio absorbe los objetos que lo rodean. La
teoría cuántica sugiere que los agujeros negros emiten radiación de cuerpo
negro, pero el efecto es significativo solo en el caso de agujeros negros muy
pequeños.
Altruismo: conducta caracterizada por una preocupación desinteresada por el
bienestar de los demás; abnegación.
Aminoácido: una molécula que consiste en un átomo de carbono enlazado con
un grupo amino (-NH2), un grupo carboxilo (-COOH), un átomo de
hidrógeno y un cuarto grupo que difiere de un aminoácido a otro y que suele
denominarse grupo-R o cadena lateral. El grupo-R, que puede variar mucho,
es el responsable de las diferencias en las propiedades químicas de la
molécula.
ARN: el ácido ribonucleico se parece al ADN porque consiste en una cadena de
cuatro nucleótidos dispuestos en una secuencia característica, pero aquí el
uracilo (U) sustituye a la timina (T) que, junto con la adenina (A), la citosina
(C) y la guanina (G) forman las bases de los nucleótidos, y las hebras son
únicas, excepto en determinados virus.
Arqueas: procariotas que se diferencian de las bacterias tanto en su
composición genética como en la de sus membranas plasmáticas y sus
paredes celulares. Incluyen la mayoría de los extremófilos. A pesar de ser
estructuralmente similares a las bacterias, su ADN cromosómico y su
maquinaria celular se parecen más a los de las eucariotas.
Asteroide: objeto rocoso o metálico, más pequeño que un planeta pero mayor
que un meteoroide, que orbita alrededor del sol u otra estrella; conocido
también como planeta menor. Las órbitas de la mayoría, aunque no todos, los
del sistema solar se encuentran entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Astronomía: estudio observacional de lunas, planetas, estrellas, galaxias y
cualquier otra materia que quede más allá de la atmósfera de la Tierra, y de
sus movimientos.
Átomo: la unidad fundamental de un elemento químico. Está formado por un
núcleo central denso consistente en protones con carga positiva y neutrones
sin carga, en torno al cual orbitan nubes de electrones con carga negativa
equivalentes en número y carga a los protones, lo que hace que el átomo sea
electrónicamente neutro. El número de protones determina exclusivamente
qué es cada elemento.
Aumento de la complejidad: el proceso que hace que algo sea cada vez más
complejo.
Bacterias: organismos unicelulares extremadamente pequeños cuya información
genética, codificada en un bucle de ADN de doble hebra, no queda encerrada
en un núcleo delimitado por una membrana (y por lo tanto son procariotas).
Además de este nucleoide, la célula puede incluir uno o más plásmidos,
hebras circulares de ADN capaces de replicarse independientemente y que no
son responsables de la reproducción del organismo. Suelen reproducirse
dividiéndose en dos y produciendo copias idénticas de sí mismas. Presentan
diversas formas, destacando entre ellas las esferas, las barras, las espirales y
las comas.
Bariones: protones y neutrones, que constituyen la mayor parte de la masa de la
materia común, más una cantidad de partículas de vida corta como Sigmas,
Deltas y Xis; según el modelo estándar de la física de partículas, cada uno de
ellos está compuesto por tres quarks.
Big Crunch: el resultado de un universo en expansión con una densidad de
masa superior a un valor crítico, cuando la gravedad acabará cambiando el
sentido de la expansión y provocando el colapso del universo en el estado
que se conjetura que tenía al principio.
Bosón: partícula subatómica con espín integral (0, 1 y un hipotético 2) que no
obedece el Principio de exclusión de Pauli, lo que significa que el número de
bosones que puede ocupar el mismo estado cuántico es ilimitado.
Brahma: el dios creador de la trinidad védica, cuyos demás miembros son
Visnú, el conservador, y Shiva, el destructor. Posteriormente fue eclipsado
por estos dos, No hay que confundirlo con Brahmán. (Sánscrito)
Brahmán: realidad suprema, que existe fuera del espacio y del tiempo, de la que
mana todo, y en la que consiste todo; interpretada a menudo como la
Consciencia Cósmica o el Espíritu o el Dios Supremo por encima de todas
las formas. (Sánscrito).
Cambio de fase: un cambio importante en la conducta de una sustancia. Por
ejemplo, el hielo calentado a 0º Celsius experimenta un cambio de fase de
sólido a agua líquida; el agua líquida calentada a 100º Celsius experimenta
un cambio a vapor gaseoso.
Campo escalar: en matemáticas y física, un campo escalar asocia un valor
escalar a todo punto del espacio. El escalar puede ser tanto un número
matemático como una cantidad física.
Catalizador: una sustancia, normalmente utilizada en pequeñas cantidades en
relación con los reactivos, que cambia el ritmo de una reacción química sin
experimentar cambio alguno en ese proceso.
Ciencia: el intento de comprender y explicar los fenómenos naturales mediante
la observación y la experimentación sistemáticas, y preferiblemente
mensurables, y de aplicar el razonamiento al conocimiento obtenido de esta
manera para deducir leyes verificables y realizar predicciones o
retrodicciones.
Ciencias de la tierra: las ramas de la ciencia que estudian el origen, la
naturaleza y la conducta de la Tierra y sus partes, incluyendo sus
interacciones.
Ciencias de la vida: las ramas de la ciencia que estudian las características de
los organismos vivos (plantas, animales y humanos), así como las relaciones
entre dichas características.
Ciencias físicas: las ramas de la ciencia que estudian los fenómenos
inanimados; incluyen la astronomía, la física, la química y las ciencias de la
Tierra.
Ciencias médicas: las ramas de la ciencia que se aplican para conservar la salud,
impedir y tratar enfermedades, y tratar lesiones.
Cientificismo: la creencia de que la ciencia, incorporando métodos de las
ciencias naturales, es el único medio para alcanzar al verdadero conocimiento
y a la auténtica comprensión.
Citoplasma: todo lo que queda en el exterior del núcleo de la célula y dentro de
la membrana celular. Consiste en un líquido gelatinoso con base acuosa
denominado citosol, que contiene sales, moléculas orgánicas y enzimas, y en
el que flotan orgánulos, la maquinaria metabólica de la célula.
Cladística: sistema de clasificación de los seres vivos que se basa únicamente en
las características compartidas por todos los descendientes de un antepasado
común. Parte del supuesto del linaje darwinista con modificación; esta
agrupación genealógica en clades (del griego «rama») produce un
cladograma, o árbol familiar con ramas.
Cognición: facultad mental que permite conocer —a través de procesos como la
percepción, el reconocimiento, la revelación, el razonamiento, la
memorización o la concepción— y que se diferencia de las experiencias de
sentir o querer.
Colaboración: todas las formas de trabajar conjuntamente, incluyendo la
cooperación y la colectivización.
Colectivización: trabajar conjuntamente de manera involuntaria,
independientemente de que se haga por instinto, por aprendizaje aprendido o
por coerción (véase cooperación).
Cometa: cuerpo pequeño, normalmente de unos pocos kilómetros de diámetro,
que contiene trozos de hielo y gases congelados junto con fragmentos de
piedras y polvo incrustados, y que tiene posiblemente un núcleo rocoso, que
se describe a menudo como una bola de nieve sucia. Los cometas presentan
órbitas alargadas y excéntricas, comúnmente con una inclinación muy
superior al plano de la órbita de la Tierra. Cuando pasan cerca del sol,
desarrollan capas gaseosas difusas y largas colas brillantes.
Complejidad: cualidad de ser complejo.
Complejo: un todo compuesto de distintas partes interrelacionadas.
Comprensión: capacidad de captar el significado de las cosas.
Conjetura: opinión o conclusión basada en evidencias incompletas o no
concluyentes; una especulación.
Conocimiento: información sobre alguna cosa adquirida a través de la
experiencia, la inferencia, la revelación o la formación.
Consciencia reflexiva: la propiedad de un organismo por la que es consciente de
su propia consciencia, es decir, no solo lo sabe, sino que además sabe que lo
sabe; la capacidad de un organismo de pensar sobre sí mismo y sobre su
relación con el resto del universo, del que sabe que es parte integrante.
Consciencia: la percepción del entorno, de otros organismos y de uno mismo
que incentiva a la acción; una propiedad compartida por todos los
organismos en distintos grados, desde niveles rudimentarios en organismos
muy simples hasta niveles más sofisticados en organismos con sistemas
cerebrales complejos. (Definida de este modo para diferenciar esta propiedad
de la consciencia reflexiva).
Cooperación: trabajar conjuntamente de manera voluntaria para alcanzar
objetivos acordados por todos o por el beneficio mutuo.
Cosmología: el estudio del origen, la naturaleza y la estructura a gran escala del
universo físico, que incluye la distribución y la interrelación de todas las
galaxias, cúmulos de galaxias y objetos cuasi-estelares.
Cosmos: todo lo que existe, incluyendo varias dimensiones hipotéticas
adicionales a las tres dimensiones de espacio y una de tiempo que
percibimos, así como otros universos con los que no tenemos contacto físico
y de los que no podemos obtener información observable o experimental.
Creatividad: la capacidad de utilizar la imaginación para producir cosas nuevas
como ideas, soluciones a problemas, imágenes, sonidos, olores, sabores y
artefactos.
Cromosoma: la estructura que contiene la información genética de la célula. En
una célula eucariota, consiste en hebras filiformes de ADN envueltas en una
doble hélice alrededor de un núcleo de proteínas dentro del núcleo de la
célula; además de este cromosoma nuclear, la célula puede contener otros
cromosomas más pequeños, por ejemplo, una mitocondria. En una célula
procariota, consiste en un único bucle de ADN estrechamente enrollado; la
célula puede contener también una o más moléculas circulares y más
pequeñas de ADN, lo que se conoce como plásmidos.
Cultura humana: el conocimiento, las creencias, los valores, la organización,
las costumbres, la creatividad expresada en forma de arte y la innovación
expresada en forma de ciencia y tecnología, de una sociedad, aprendido y
desarrollado todo ello por sus miembros y transmitido entre ellos y hacia los
miembros de generaciones sucesivas.
D. C.: después de Cristo; según la convención, después del año teórico del
nacimiento de Jesús del calendario cristiano.
Darwinismo: la hipótesis de que todas las especies del mismo género han
evolucionado a partir de un antepasado común. La causa principal de esta
evolución biológica es la selección natural, o supervivencia del mejor
adaptado, por la cual los descendientes cuyas variaciones los hagan mejor
adaptados para competir con los demás miembros de su especie para la
supervivencia en un determinado entorno, vivirán más tiempo y producirán
más descendientes que los peor adaptados. Estas variaciones favorables son
hereditarias y, en el transcurso de sucesivas generaciones, acabarán
gradualmente dominando la población de ese entorno, mientras que las
variantes peor adaptadas perecerán en manos de los demás, morirán de
hambre o se extinguirán. La selección sexual de caracteres favorables al
apareamiento, y el uso y desuso de órganos, son también hereditarios y causa
de la evolución biológica.
Deducción: proceso de razonamiento en el que la conclusión debe ser cierta si
las premisas, o proposición, son ciertas; inferencia de lo general a lo
específico.
Deriva genética: la variación en la frecuencia de alelos (juegos de genes) en una
población pequeña que tiene lugar como consecuencia del azar y no a través
de la selección natural. Puede dar como resultado la pérdida de rasgos
genéticos en una población, o la difusión de otros, independientemente del
valor de supervivencia o el valor reproductivo de dichos rasgos genéticos.
Dharma: palabra sanscrita cuyo origen se encuentra en los Upanishads de la
antigua India y que significa la ley natural que regula y coordina el
funcionamiento del universo y de todo lo que este contiene, asi como la
conducta de los individuos en conformidad con esta ley. El concepto se
utiliza en el hinduismo, el budismo y el jainismo.
Dualismo: la especulación o creencia de que el universo consta de dos
elementos constituyentes fundamentales, materia y mente, o consciencia.
Electrón: partícula fundamental que forma parte de todos los átomos. Lleva una
carga de electricidad negativa (aproximadamente 1,6 x 10-19 culombios) y
su masa es aproximadamente 1/1836 la del protón, que lleva una carga de
electricidad positiva.
Elemento: sustancia que no puede descomponerse en sustancias más simples
por procedimientos químicos. Todos los átomos del mismo elemento se
caracterizan por tener el mismo número atómico.
Emergencia: la aparición en un todo complejo de una o más propiedades nuevas
que ninguna de sus partes constituyentes presenta. La «emergencia débil» se
da cuando las propiedades nuevas que aparecen en el nivel superior pueden
explicarse por la interacción de las partes constituyentes.
La «emergencia fuerte» se da cuando las propiedades nuevas que aparecen en el
nivel superior no pueden reducirse ni predecirse a partir de la interacción de
las partes constituyentes. La «emergencia de sistemas» se da cuando las
propiedades nuevas que aparecen en el nivel superior interactúan
causalmente con propiedades de nivel inferior; esta causalidad descendente,
y también ascendente, suele formar parte de un enfoque sistémico que, en
contraste con el enfoque reduccionista, considera cada componente como una
parte interdependiente del todo.
Endosimbiosis: asociación en la que un organismo pequeño vive en el interior
de uno más grande, normalmente en condiciones de colaboración, en las que
un organismo se alimenta de la excreción metabólica del otro (véanse
simbiosis y simbiogénesis).
Entropía: una medida del desorden o desorganización de las partes integrantes
de un sistema cerrado; una medida de la energía que no está disponible para
ser utilizada. Cuanto menor sea la entropía, mayor será la organización de sus
partes integrantes y, en consecuencia, habrá más energía disponible para su
utilización y podrá obtenerse más información a partir de la observación de
su configuración. Con niveles de entropía máximos, la configuración es
aleatoria y uniforme, sin estructura ni energía disponible para su utilización;
esto ocurre cuando el sistema ha alcanzado un estado de equilibrio. Se
expresa estadísticamente como:
S = k ln Ω
Donde S representa la entropía, k es una constante, conocida como la constante
de Boltzmann por el científico que formuló la ecuación, ln es un logaritmo
natural y Ω es el número de las distintas maneras en que puede producirse un
estado de equilibrio.
Enzima: catalizador biológico, o elemento químico, que acelera la velocidad de
una reacción química sin ser consumido por dicha reacción. Estos
catalizadores son esenciales para el funcionamiento de cualquier organismo
porque hacen posibles procesos que, de otro modo, se producirían con una
lentitud excesiva sin la entrada de energía (medida a partir de un incremento
de temperatura) necesaria para activar la reacción, y dañarían o destruirían el
organismo.
Epigenética: el estudio de los mecanismos de la regulación genética que causan
cambios en el fenotipo de un organismo pero no implican ningún cambio en
las secuencias de ADN de dichos genes.
Epistemología: la rama del razonamiento que investiga la naturaleza, las
fuentes, la validez, los límites y los métodos del conocimiento humano.
Equinoccio: los dos días del año en que el sol se sitúa exactamente encima del
ecuador y el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración sobre
la Tierra. El equinoccio vernal se produce alrededor del 21 de marzo y el
equinoccio otoñal en torno al 22 de septiembre.
Escalar: una cantidad, como la masa, la longitud o la velocidad, que está
totalmente especificada por su magnitud y no tiene dirección.
Especie: población de organismos cuyos caracteres hereditarios definitorios
adultos han experimentado un cambio irreversible con relación a los de la
población o poblaciones a partir de las cuales ha evolucionado.
Especulación: idea o conclusión basada en evidencias incompletas o no
concluyentes; una conjetura.
Estética: la rama del razonamiento que intenta comprender y comunicar la
esencia de la belleza en la naturaleza y en las creaciones humanas.
Ética: la rama del razonamiento que evalúa la conducta humana e intenta
producir códigos que gobiernen la buena conducta entre individuos, entre un
individuo y un grupo de individuos (como podría ser una sociedad o un
estado), y entre grupos de individuos.
Eucariotas: organismos cuyas células incorporan un núcleo delimitado por una
membrana y que contiene la información genética de la célula, además de
orgánulos, que son estructuras discretas que realizan funciones concretas.
Más grandes y tanto estructural como funcionalmente más complejas que las
procariotas, comprenden organismos unicelulares, como las amebas, y todos
los organismos multicelulares, como las plantas, los animales y el ser
humano.
Evolución: proceso de cambio que afecta a alguna cosa, especialmente de un
estado sencillo a otro más complejo (véase también evolución biológica).
Evolución biológica, cuarta ley de la: el aumento de la consciencia se
correlaciona con un aumento de la colaboración, la complejidad y la
centralización.
Evolución biológica, primera ley de la: la competencia y el rápido cambio
medioambiental causaron la extinción de especies.
Evolución biológica, segunda ley de la: la colaboración causa la evolución de
las especies.
Evolución biológica, tercera ley de la: los seres vivos evolucionan mediante el
aumento de la complejidad y la centralización a lo largo de linajes que se
fusionan, bifurcan y que desembocan en estasis en todos, excepto en un
linaje.
Evolución biológica: proceso de cambio que experimentan los organismos y
que da como resultado una nueva especie.
Extinción filética o pseudoextinción: una especie evoluciona en una o más
nuevas especies; la primera especie se ha extinguido, pero el linaje evolutivo
continúa.
Extinción terminal: una especie deja de existir sin dejar ningún descendiente
evolucionado.
Extremófilo: organismo que vive en condiciones extremas de calor, presión o
entorno químico, como alta acidez o concentración de sal.
Fenómeno: algo que puede percibirse o experimentarse mediante los sentidos.
Fenotipo: características observables de un organismo, como forma, tamaño,
color y conducta.
Filogenética: estudio de las relaciones evolutivas entre grupos de organismos,
en particular de los patrones de ramificación de los distintos linajes.
Filosofía natural: la rama del razonamiento que investiga e intenta comprender
el mundo natural que perciben nuestros cinco sentidos, así como su
funcionamiento.
Filosofía: amor a la sabiduría; la reflexión sobre la realidad suprema, la esencia
y la causa de las cosas y de la existencia, el mundo natural, la conducta
humana y el pensamiento en sí a través de la revelación o el razonamiento.
Física: la rama de la ciencia que investiga la materia, la energía, la fuerza y el
movimiento, y la interacción entre todos ellos.
Fisicalismo: la especulación o creencia de que solo la materia física es real y
que todo lo demás, como la mente, la consciencia o los pensamientos,
acabarán explicándose como objetos físicos o sus interacciones; conocido
también como materialismo, incorpora una visión más amplia de la fisicidad
que la materia, por ejemplo, fuerzas no materiales como la gravedad, que
surgen de la materia.
Fisión binaria: división de una célula en dos, en la que cada célula resultante es
idéntica a la célula original y suele alcanzar su mismo tamaño.
Fotón: un cuanto de luz u otra forma de energía electromagnética que posee
propiedades tanto de partícula como de onda y tiene masa cero, no posee
carga eléctrica y tiene un tiempo de vida indefinidamente largo.
Gen: la unidad fundamental de la herencia, que normalmente comprende
segmentos de ADN (en algunos virus son segmentos de ARN, no de ADN); la
secuencia de las bases de cada gen determina las características hereditarias
individuales, codificando para la síntesis de proteínas. Los segmentos suelen
estar dispersos, de modo que algunas partes se encuentran en regiones lejanas
del cromosoma y se solapan con otros genes.
Genoma: la totalidad del contenido genético de un organismo consistente en
hebras largas, llamadas cromosomas, de moléculas de ADN o, en
determinados virus, de ARN. Incluye los genes, las regiones de codificación
del ADN que se traducen en proteínas y moléculas de ARN, así como
regiones reguladores y no codificantes.
Genotipo: la composición genética de un organismo, a diferencia de sus
características físicas (véase fenotipo).
Gravedad cuántica: la esperada teoría de la gravedad cuántica que permitiría
que la energía gravitatoria se unificara con otras formas de energía en único
marco teórico cuántico.
Gravedad: fenómeno natural por el que los cuerpos físicos se atraen
mutuamente a causa de una fuerza proporcional a su masa, descrita por
Newton pero modificada por la teoría de la relatividad. Véase interacción
gravitatoria.
Herencia epigenética: transmisión de una célula madre a una célula hija, tanto
por replicación asexual como por reproducción sexual, de variaciones que
dan lugar a variaciones en los caracteres de un organismo pero que no
implican variaciones en las secuencias de base del ADN.
Hipótesis: teoría provisional planteada para explicar un fenómeno o un conjunto
de fenómenos y utilizada como base de posteriores investigaciones; suele
llegarse a ella bien por revelación, bien por razonamiento inductivo después
de examinar evidencias incompletas y puede ser susceptible de ser falsa.
Homogéneo: que tiene una composición o estructura uniforme. Un universo
homogéneo es el mismo en todos sus puntos.
Horizonte de partículas: es imposible estar causalmente influidos, obtener
información e interactuar con toda partícula, independientemente de que
tenga masa positiva o masa cero, que esté más alejada de nosotros que la
distancia que pueda recorrerse a la velocidad de la luz desde que empezó el
tiempo.
Horizonte visual: según el modelo del Big Bang, solo podemos retroceder hasta
el momento de la escisión entre materia y radiación electromagnética
(estimado actualmente 380.000 años después del Big Bang) porque antes de
eso los fotones estaban dispersos por la interacción continua del plasma
inicial, lo que hacía que el universo fuera opaco.
Humano: la única especie conocida que posee consciencia reflexiva.
Idealismo: la especulación o creencia de que las cosas materiales no existen
independientemente sino que existen solo como construcciones de la mente o
consciencia.
Imaginación: capacidad de la mente para formar imágenes, sensaciones e ideas
no vistas ni experimentadas hasta el momento, incluyendo cosa que nunca
podrán experimentar los sentidos, como un hombre con la cabeza de un león.
Inducción: método consistente en recopilar hechos, detectar un patrón y
establecer una conclusión generalizada, o ley, basada en ese patrón; la
conclusión puede ser cierta, pero no es necesariamente cierta como lo es una
conclusión a la que se llega por deducción a partir de premisas válidas.
Inferencia: proceso de razonamiento a partir de premisas o hechos conocidos
que produce una conclusión que puede ser necesariamente o probablemente
cierta (véase deducción e inducción).
Ingeniería: la aplicación del conocimiento del mundo natural, normalmente
obtenido a través de la ciencia, para concebir medios de alcanzar los
objetivos deseados.
Instinto: respuesta innata e impulsiva a los estímulos, normalmente determinada
por necesidades biológicas como la supervivencia y la reproducción.
Intelecto: capacidad de aprender, razonar y comprender.
Inteligencia: capacidad de adquirir conocimientos y aplicarlos con éxito con un
objetivo, especialmente en situaciones desafiantes y nuevas.
Interacción débil: una de las cuatro fuerzas fundamentales entre las partículas
elementales de la materia (véase interacción electromagnética, interacción
fuerte e interacción gravitatoria). Juega un papel trascendental en la
transformación de unas partículas en otras, por ejemplo, a través de la
desintegración radiactiva. Es la responsable de transformar un electrón y un
protón en un neutrón y un neutrino, una fase fundamental de las reacciones
nucleares. Es varias órdenes de magnitud más débil que la interacción
electromagnética y mucho más débil que la interacción fuerte, mientras que
su rango es de en torno a una milésima de diámetro de un núcleo atómico.
Interacción electromagnética: la fuerza asociada con los campos eléctricos y
magnéticos, que son manifestaciones de un único campo electromagnético.
Gobierna la interacción entre dos partículas cargadas eléctricamente, como
un protón y un electrón, y es responsable de las interacciones químicas y de
la propagación de la luz. Igual que sucede con la interacción gravitatoria, su
alcance es infinito y su fuerza es inversamente proporcional al cuadrado de la
distancia entre partículas; pero a diferencia de la interacción gravitatoria,
puede ser tanto atractiva, cuando las dos cargas son distintas (positiva y
negativa) como repulsiva, cuando las dos cargas son iguales (ambas positivas
o ambas negativas). La interacción electromagnética entre átomos es 1036
veces más fuerte que su interacción gravitatoria. Según el modelo estándar de
la física de partículas, opera por el intercambio de una partícula mensajera, o
intermediario, el fotón sin masa, de la que existe evidencia experimental.
Interacción fuerte: una de las cuatro interacciones fundamentales entre
partículas elementales de materia (véase interacción electromagnética,
interacción débil e interacción gravitatoria). Se cree que es la fuerza que
mantiene unidos a los quarks para que forman protones, neutrones y otros
hadrones, y que une a protones y neutrones para que formen el núcleo del
átomo, superando con ello la repulsión eléctrica de los protones con carga
positiva. Su rango es aproximadamente el de un núcleo atómico y a estas
distancias su fuerza es de unas 100 veces la de la fuerza electromagnética.
Interacción gravitatoria: en la física newtoniana, es una fuerza instantánea de
interacción entre todas las partículas de masa. Es la única universal de las
cuatro interacciones fundamentales (véase interacción electromagnética,
interacción fuerte e interacción débil). Su alcance es infinito, siempre es
atractiva y se obtiene multiplicando las masas y dividiendo el producto
obtenido por el cuadrado de la distancia entre los centros de masa de las
partículas y multiplicando el resultado por la constante universal, G, lo que
se conoce como la constante gravitatoria de Newton. Matemáticamente:
F = G m1m2
———
r2
Donde F es la fuerza gravitatoria, m1 y m2 son las masas, r es la distancia entre
los centros de masa y la constante, G, es un número increíblemente pequeño:
6,67 x 10-11 metros3 (kg-seg2)-1. En la teoría de la relatividad, sin embargo,
no es una fuerza sino una deformación del tejido espacio-tiempo provocada
por la masa y no es instantánea.
Inventiva: la capacidad de crear objetos nuevos, bien por la utilización creativa
de la imaginación, bien por el proceso de prueba y error.
Ion: átomo que ha perdido o ganado uno o más electrones y, en consecuencia,
tiene una carga positiva o negativa.
Isótopo: los átomos con el mismo número atómico pero con un número distinto
de neutrones —y, por lo tanto, una masa distinta, son isótopos del elemento.
Isotrópico: que tiene propiedades físicas que no varían en ninguna dirección. Un
universo isotrópico es aquel que parece ser el mismo en cualquier dirección;
si el universo es isotrópico cuando se observa desde cualquier punto, será
necesariamente homogéneo.
Lenguaje: comunicación de sentimientos, narraciones, explicaciones o ideas a
través de una estructura compleja de símbolos aprendidos hablados, escritos
o de signos, que transmite un sentido en el seno de la cultura en la que se
utiliza.
Leptón: grupo de partículas fundamentales que no participa en la interacción
fuerte. Un leptón puede llevar una unidad de carga eléctrica, como un
electrón, o ser neutral, como el neutrino.
Ley de interpretación de los datos. El grado en el cual un científico se
distancia de una interpretación objetiva de los datos de su investigación es
función de cuatro factores: su determinación por validar una hipótesis o
confirmar una teoría; el tiempo que la investigación ha ocupado en su vida;
su grado de inversión emocional en el proyecto; y su necesidad profesional
de publicar un documento importante o salvaguardar su reputación.
Ley, científica o natural: una afirmación sucinta y general, capaz de ser
verificada mediante observación o experimentación y respecto a la cual no se
han documentado resultados contrarios repetibles, según la cual un conjunto
de fenómenos naturales se comporta invariablemente de manera idéntica
dentro de los límites especificados. Normalmente se expresa mediante una
única ecuación matemática. El resultado de aplicar una ley puede predecirse
si se conocen los valores de aquellas variables que especifican el fenómeno
concreto a considerar. Véase también principio y teoría.
Lógica: la rama del razonamiento que intenta distinguir de manera sistemática
las inferencias válidas de aquellas que no lo son concibiendo reglas para el
razonamiento inductivo y deductivo, principalmente.
Longitud de Planck (lp): la unidad de longitud más pequeña de cualquier teoría
cuántica de la gravedad; por debajo de esta longitud, las fluctuaciones
cuánticas son incompatibles con el continuo espacio-tiempo de la teoría de la
relatividad. Se expresa matemáticamente como: lp = √ (h–G/c3) y es
aproximadamente de 10-35 metros (véase Unidades de Planck para una
explicación de los símbolos).
MACHO: los objetos masivos de halo compacto (MACHO del inglés «Massive
Compact Halo Objects») son formas de materia densa —como los agujeros
negros, las enanas marrones y otras estrellas tenues— que los astrofísicos
utilizan para explicar la materia oscura. Véase también WIMP.
Masa de Planck (mp): la masa de la partícula elemental hipotéticamente más
masiva; con una masa mayor que esta, la partícula elemental se vería
superada por su propia fuerza gravitatoria y colapsaría en un agujero negro.
Se expresa matemáticamente como: mp = √ (h–c/G) y es aproximadamente
de 1019 GeV o 10-5 gramos (véase Unidades de Planck para una explicación
de los símbolos).
Materialismo: la especulación o creencia de que solo las cosas o fenómenos
materiales son reales y que todo lo demás, como la mente, la consciencia o
los pensamientos, acabarán explicándose como objetos físicos o sus
interacciones. (Véase fisicalismo.)
Mecánica cuántica: la teoría que explica la conducta de la materia a escala de
un átomo o inferior y que se basa en la teoría cuántica e incorpora el
principio de incertidumbre de Heisenberg y el principio de exclusión de
Pauli.
Megaverso: un hipotético universo con más dimensiones en el que estaría
incrustado nuestro universo de tres dimensiones espaciales. Algunas
especulaciones defienden que el cosmos comprende muchos megaversos.
Mente: lo que concibe, percibe, razona, desea y recuerda.
Metafísica: la rama del razonamiento que investiga e intenta comprender la
realidad suprema o la esencia y la causa de todas las cosas, tanto materiales
como inmateriales.
Meteorito: cuerpo sólido natural que alcanza la superficie de la Tierra o de otro
planeta después de atravesar la atmósfera.
Meteoro: un rayo de luz en el cielo nocturno causado por un cuerpo sólido
natural, conocido como un meteoroide, calentado hasta su incandescencia por
la fricción cuando atraviesa la atmósfera de la Tierra o de otro planeta.
Meteoroide: cuerpo sólido natural que atraviesa la atmósfera de la Tierra o de
otro planeta.
Método científico (teórico):
1. Los datos se recopilan mediante la observación sistemática, o la
experimentación, del fenómeno objeto de estudio.
2. A partir de estos datos se obtiene una conclusión provisional, o hipótesis.
3. Las predicciones deducidas a partir de esta hipótesis se someten a test
mediante más observaciones o experimentos.
4. Si los test confirman las predicciones, y verificadores independientes
reproducen estas confirmaciones, la hipótesis se acepta como teoría
científica hasta que llega el momento en que nuevos datos entran en
conflicto con la teoría.
5. Si aparecen nuevos datos que entran en conflicto con la teoría, la teoría se
modifica o se descarta a favor de una nueva hipótesis que es consistente
con todos los datos.
Mito: relato tradicional, ficticio en parte o en su totalidad, que suele incluir seres
sobrenaturales, antepasados o héroes y que explica algún fenómeno social o
natural o alguna práctica cultural o religiosa.
Mitocondria: orgánulo recubierto por una membrana localizado en el
citoplasma de casi todas las células eucariotas; su principal función es
generar energía.
Modelo: versión simplificada de una teoría construida para facilitar su cálculo o
su representación visual.
Modelo estándar de física de partículas: pretende explicar la existencia y las
interacciones de todo lo que observamos en el universo, excepto la gravedad,
en términos de partículas fundamentales y sus movimientos. En la actualidad
describe 17 tipos de partículas fundamentales, que se agrupan en quarks,
leptones o bosones. Cuando se tienen en cuenta las variaciones de
antipartículas y bosones, el número total de partículas fundamentales
asciende a 61.
Molécula: la unidad física más pequeña de una sustancia capaz de existir
independientemente y consiste en uno o más átomos enlazados por
compartición de electrones y es eléctricamente neutral.
Monismo neutral: la especulación o creencia de que tanto lo mental como lo
físico puede reducirse a algún tipo de tercera entidad.
Monismo: la especulación o creencia de que todo lo que existe está formado, y
es reducible, a la misma realidad suprema o principio de existencia. Puede
dividirse en materialismo (o fisicalismo), idealismo y monismo neutral.
Contrasta con el dualismo y el pluralismo.
Monopolo magnético: partícula hipotética que solo tiene un polo de carga
magnética (un polo norte sin un polo sur o viceversa) en vez de los habituales
dos.
Moralidad: la costumbre de mantener una buena o mala conducta.
Morfología: tamaño, forma y estructura de un organismo; su estudio.
Multiverso: un cosmos hipotético que contiene nuestro universo más múltiples,
e incluso infinitos, universos con los que no tenemos contacto físico y de los
que no podemos obtener información observable o experimental. Se han
propuesto distintos tipos de multiverso, cada uno con distintas propiedades.
Neodarwinismo: la síntesis de la selección natural darwinista con las teorías
mendelianas y la genética de poblaciones, en la que variaciones genéticas
aleatorias son las responsables de los caracteres que hacen que los individuos
de la población de una especie estén mejor adaptados para competir por los
recursos de su entorno, sobrevivir más tiempo y producir más descendencia.
Estos genes favorables se heredan en cantidades cada vez mayores, haciendo
que el acervo génico —el total de genes de la población— varíe
gradualmente en el transcurso de muchísimas generaciones hasta que se
produce la emergencia de una nueva especie. Los miembros de la población
que carecen de las variaciones genéticas responsables de estos caracteres
adaptativos acaban pereciendo en manos de los demás, mueren de hambre o
se extinguen gradualmente en ese entorno.
Neurona: célula eucariota especializada en responder a la estimulación y la
conducción de impulsos electroquímicos.
Neutrón: partícula subatómica eléctricamente neutra que se encuentra en el
núcleo de todos los átomos con la excepción del hidrógeno común. En los
núcleos ligeros, la configuración estable consiste en neutrones y protones en
cantidades casi iguales, pero a medida que los elementos se vuelven más
pesados, los neutrones superan en número a los protones. A pesar de que un
neutrón es estable dentro del núcleo, un neutrón libre tiene una vida media de
unos 15 minutos y se descompone para producir un protón, un electrón y un
antineutrino.
Noético: de la mente, perteneciente a ella u originado en ella.
Número atómico: el número de protones de un átomo, indicado por Z; es el
número que determina fundamentalmente qué es el elemento y lo distingue
de otros elementos.
Ontogénesis u ontogenia: origen y desarrollo de un organismo individual, desde
el embrión hasta convertirse en adulto.
Ontología: subrama de la metafísica que investiga lo que existe.
Ortogénesis: la hipótesis de que la evolución biológica posee una dirección
causada por fuerzas intrínsecas; su versiones van desde aquellas que
sostienen que la adaptación juega también un papel destacado en la evolución
de las especies, hasta la postura de que la adaptación solo influye las
variaciones dentro de una misma especie, pasando por la que defiende que
esa dirección demuestra la existencia de un fin o propósito en la evolución
biológica.
Paradigma: patrón dominante de pensamiento y supuestos, incuestionables en
gran medida, que integra una disciplina científica, dentro del que se
desarrollan las investigaciones y según el cual se interpretan los resultados.
Parámetro: en ciencias, y en términos generales, uno de entre varios conjuntos
de factores mensurables —como, por ejemplo, la temperatura y la presión—
que define un sistema y determina su conducta; en un experimento, un
parámetro suele variarse mientras los otros permanecen constantes. En
matemáticas, donde es el instrumento preferido por los físicos teóricos, es
una constante en una ecuación que varía en otras ecuaciones del mismo
formato.
Partogénesis: desarrollo de un óvulo hasta convertirse en cría sin que se
produzca la fecundación por parte de un macho.
Pensamiento: el proceso de aplicar la mente para profundizar en algo; el
resultado de este proceso.
Pensamiento científico: la tercera fase de la consciencia reflexiva, en la que la
reflexión sobre el yo y su relación con el resto del universo se ramifica hacia
el empirismo.
Pensamiento filosófico: la segunda fase de la consciencia reflexiva, cuando la
reflexión sobre el yo y su relación con el resto del universo se aleja de la
superstición para adentrarse en la filosofía.
Pensamiento primitivo: la primera fase de la consciencia reflexiva en la que la
reflexión sobre el individuo y su relación con el resto del universo se centra
principalmente en la supervivencia y la superstición.
Pensar: aplicar la mente, sea por razonamiento o por revelación, a alguna cosa,
a diferencia de responder a ello por instinto.
Péptido: cadena de dos o más aminoácidos formada por la unión química del
grupo carboxilo de un aminoácido y el grupo amino de otro aminoácido.
Planeta: objeto de masa y volumen aproximadamente constantes que
normalmente orbita alrededor de una estrella o de un resto estelar, posee una
masa suficiente para que su campo gravitatorio le dé una forma
aproximadamente esférica pero insuficiente como para provocar la fusión
termonuclear de su núcleo, y no es un satélite de otro planeta; ha limpiado su
zona orbital de planetesimales y otros desechos y puede tener parte de los
mismos en órbita a su alrededor en forma de lunas o anillos de polvo.
Plasma: fase de la materia que comprende gas ionizado con núcleos de átomos
(iones) con carga positiva, electrones libres con carga negativa y partículas
neutras, sin una carga neta general; es conductivo eléctricamente y está
afectado por campos magnéticos.
Plásmido: molécula circular de ADN, a veces de ARN, localizada en el
citoplasma de la mayoría de procariotas y en la mitocondria de algunas
eucariotas. Se replican independientemente del cromosoma de la célula.
Pluralismo: especulación o creencia de que la realidad consiste en numerosos
tipos de seres o sustancias.
Poliploide: que posee más de dos conjuntos de cromosomas en una célula.
Prana: energía vital, el poder de la vida; el sustrato esencial de todas las formas
de energía. (Sanscrito)
Primera ley de la termodinámica: la variación de la energía de un sistema
cerrado que utiliza o produce calor es igual a la diferencia entre la cantidad
de energía calorífica incorporada al sistema y la cantidad de trabajo
intercambiada por el sistema con sus alrededores. Se trata de una aplicación
específica del Principio de conservación de la energía.
Principio de conservación de la energía: la energía no se crea ni se destruye; la
energía total de un sistema aislado permanece constante, aunque puede
transformarse de unas formas a otras.
Principio de exclusión de Pauli: no puede haber dos electrones de un átomo o
molécula con los cuatro números cuánticos iguales. En términos más
generales, en un sistema no puede haber al mismo tiempo dos fermiones (un
tipo de partículas que incluye electrones, protones y neutrones) en estados
caracterizados por los mismos números cuánticos.
Principio de incertidumbre (Heisenberg): principio de la mecánica cuántica
que cuánto más seguros estemos de la medición de la posición de un objeto,
menos seguros estaremos de la medición simultanea de su velocidad. Esto
aplica también a la medición de la energía de un objeto en un momento
concreto. Para los objetos visibles, el producto de estas dos incertidumbres es
tan pequeño que puede ignorarse. Sin embargo, en el caso de objetos con la
masa de un átomo o incluso inferior, como podría ser un electrón, la
incertidumbre resulta significativa.
Principio del aumento de entropía: durante cualquier proceso que tenga lugar
en un sistema aislado, la entropía se mantiene constante o, normalmente, se
incrementa; por ejemplo, el desorden aumenta, la energía disponible
disminuye y la información se pierde con el paso del tiempo, a medida que el
sistema avanza hacia un estado de equilibrio.
Principio, científico o natural: una ley considerada fundamental y
universalmente cierta. Por ejemplo, la primera ley de la termodinámica aplica
al trabajo y a la energía calorífica, mientras que el principio de conservación
de la energía aplica a todas las formas de energía.
Procariota: célula que no tiene su material genético encerrado en su interior
mediante una membrana.
Proteína: molécula consistente en una cadena formada por entre cincuenta y
varios miles de aminoácidos que proporciona estructura a todas las células y
controla reacciones. Una proteína se caracteriza por la secuencia formada por
los hasta los veinte tipos distintos de aminoácidos que integran la cadena,
más la configuración tridimensional de dicha cadena.
Protón: particular subatómica estable que lleva una carga de electricidad
positive y constituye el núcleo de un átomo de hidrógeno. Los protones,
junto con los neutrones —algo más masivos— se encuentran en el núcleo de
todos los átomos y el número de protones define el elemento químico.
Psicología: la rama de la ciencia que investiga los procesos mentales y las
conductas de individuos y grupos.
Quark: grupo de partículas fundamentales que crean protones, neutrones y otras
partículas que perciben la interacción fuerte.
Química: la rama de la ciencia que investiga las propiedades, la composición y
la estructura de las sustancias y los cambios que experimentan cuando se
combinan o reaccionan en determinadas condiciones.
Razonamiento: intento de comprender la esencia de una cosa a través de un
proceso lógico, basado en evidencias o en supuestos tomados como obvios.
Reduccionismo: método que consiste en desglosar algo en las distintas partes
que lo componen para comprender en qué consiste y cómo funciona; la
creencia de que todo puede comprenderse y explicarse estudiando las partes
que lo constituyen y cómo interactúan. (Véase, por contraste, emergencia)
Regla: indicación para que los científicos lleven a cabo un procedimiento o
solucionen un problema, a diferencia de una ley que siguen los fenómenos
naturales (la naturaleza obedece a leyes, los científicos emplean reglas).
Religión: organización establecida para conservar, interpretar, aplicar, enseñar y,
normalmente, divulgar las revelaciones, creencias y exhortaciones resultantes
de la persona considerada su fundadora. Los miembros de la organización
aceptan las verdades e interpretaciones de estas revelaciones como cuestiones
de fe. La organización se asegura la fidelidad y la cohesión de sus miembros
mediante tres métodos: inculcación, sobre todo de los jóvenes; reglas, cuyo
quebrantamiento supone castigos; y ritual, la práctica que genera satisfacción
emocional.
Retrodicción: un resultado que se ha producido en el pasado y que se deduce o
predice a partir de una ley o teoría científica posterior.
Revelación: ver con claridad la esencia de una cosa, normalmente de forma
repentina después de una meditación disciplinada o después de un intento
infructuoso de llegar a su comprensión a través del razonamiento. (Para tipos
de revelación, véase revelación mística, revelación espiritual, revelación
científica, revelación matemática, revelación psicológica, revelación ética y
revelación artística. A modo de contraste, véase razonamiento.)
Revelación artística: la comprensión directa que da como resultado la creación
de obras visuales, musicales o escritas bellas o capaces de provocar el
pensamiento.
Revelación científica: la comprensión directa de la esencia o las causas de los
fenómenos naturales, sus interacciones u otras relaciones y, a menudo, de las
reglas que gobiernan estas interacciones o relaciones.
Revelación espiritual: supuesta revelación por parte de un dios o Dios, o su
mensajero, que suele exhortar a su receptor a defender un determinado
proceder entre los creyentes en la deidad.
Revelación ética: la comprensión directa de cómo, y a menudo por qué, los
humanos deberían comportarse como individuos o como grupo con respecto
a otros individuos y otros grupos.
Revelación matemática: la comprensión directa de las propiedades, o de las
relaciones, entre números, formas reales y abstractas y, a menudo, de las
reglas que gobiernan estas relaciones.
Revelación mística: la comprensión directa de la realidad suprema; la esencia y
la causa de todas las cosas.
Revelación psicológica: la comprensión directa de por qué y cómo los
individuos, o grupos de individuos, piensan y se comportan como lo hacen.
Ribosoma: partícula redonda compuesta por ARN y proteínas que se encuentra
en el citoplasma de las células. Actúa a modo de lugar de reunión de las
proteínas y traduce el código genético lineal que transporta un ARN
mensajero y lo transforma en una secuencia lineal de aminoácidos.
Segunda ley de la termodinámica: el calor nunca pasa espontáneamente de un
cuerpo frío a un cuerpo caliente; la energía siempre va de las formas más
utilizables a las menos utilizables. Se trata de una aplicación específica del
Principio de aumento de entropía.
Selección natural (darwinista y neodarwinista): el efecto acumulativo de
pequeñas variantes, producidas aleatoriamente y heredadas a lo largo de
muchísimas generaciones, que permite a los organismos sobrevivir más
tiempo en un entorno particular y reproducirse en mayor cantidad que los
organismos que no poseen estas variantes; da como resultado un incremento
en el número de las variantes favorables, o mejor adaptadas, a ese entorno y
la eliminación de las variantes desfavorables. Véase también darwinismo,
neodarwinismo y ultradarwinismo.
Simbiogénesis: fusión de organismos distintos para formar un nuevo organismo
más complejo (véase endosimbiosis).
Simbiosis: asociación física de dos o más tipos distintos de organismos a lo
largo de la mayor parte de la vida de uno de ellos.
Singularidad: región hipotética en el espacio-tiempo donde la fuerza de la
gravedad hace que una masa finita quede comprimida en un volumen
infinitamente pequeño, y por lo tanto tenga una densidad infinita, y donde el
espacio-tiempo queda infinitamente distorsionado.
Sistema nervioso: un grupo organizado de células, llamadas neuronas,
especializadas en la conducción de estímulos electroquímicos a través de una
red nerviosa, desde un receptor sensorial hasta un efector, lugar en el cual se
produce una respuesta.
Solsticio: momento (21 de junio o 22 de diciembre) en el cual el sol está más al
norte o más al sur del ecuador celeste de la Tierra y parece quedarse quieto
hasta que regresa hacia el ecuador. El día más largo coincide con el solsticio
de verano, mientras que el día más corto lo hace con el solsticio de invierno.
Superstición: creencia que entra en conflicto con las evidencias o que carece de
base razonable y que suele surgir como consecuencia de una falta de
comprensión de los fenómenos naturales o del miedo a lo desconocido.
Tao: realidad suprema, inefable; el Camino por el que todo cobra existencia y se
manifiesta en el Camino mediante el cual funciona el cosmos. (Chino)
Taxonomía: clasificación jerárquica de los organismos en grupos según los
caracteres que tienen en común, empezando por los más generales hasta
llegar a los más específicos.
Tecnología: La invención, creación y utilización de herramientas o máquinas
para solventar un problema.
Teoría: explicación de un conjunto de fenómenos que ha quedado confirmada
por diversos experimentos y observaciones y que se utiliza para realizar
predicciones o retrodicciones precisas sobre dichos fenómenos. Véase
también hipótesis, modelo, ley y principio.
Teoría cuántica: la teoría de que la energía es emitida y absorbida por la materia
en cantidades minúsculas y discretas, cada una de las cuales se conoce como
un cuanto que está relacionado con la frecuencia de radiación de la energía y,
por consiguiente, posee propiedades tanto de las partículas como de las
ondas. Dio lugar a la mecánica cuántica. El término se utiliza ahora en
general para hacer referencia a todos los desarrollos teóricos subsecuentes.
Tercera ley de la termodinámica: la entropía a temperatura cero absoluto de un
cristal perfectamente ordenado es igual a cero.
Tiempo de Plank (tp): el tiempo que tarda la luz en viajar una longitud de
Planck. Se expresa matemáticamente como: tp = √ (h–G/c5) y es
aproximadamente de 10-43 segundos (véase Unidades de Planck para una
explicación de los símbolos).
Ultradarwinismo: cualquier hipótesis que emplee el concepto de la evolución
de cosas que no sean organismos por medio de la selección natural y en la
que el efecto acumulativo de pequeñas variaciones aleatorias en los
caracteres de esas cosas, o en los caracteres causados por esas cosas, las
haga, a lo largo de numerosas generaciones, cada vez mejor adaptadas para
competir por la supervivencia y la reproducción en su entorno.
Unidades de Planck: un sistema de escalas absolutas de medida elegidas para
que las constantes físicas universales sean igual a uno, concretamente: G = c
= k = h– = 1, donde G es la constante de gravitación universal de Newton,
que mide la fuerza de la gravedad; c es la velocidad de la luz constante; k es
la constante de Boltzmann, que mide la entropía, o grado de desorganización,
de un sistema cerrado; h– es la constante de Planck, h, que mide la escala de
los fenómenos cuánticos, dividida por 2π. En consecuencia, estas constantes
desaparecen de las ecuaciones de las leyes físicas que utilizan estas escalas.
Universo: toda la materia y energía que existe en la única dimensión de tiempo
y las tres dimensiones de espacio que perciben nuestros sentidos; es distinto
al universo observable y al cosmos.
Universo observable: la parte del universo que contiene materia capaz de ser
detectada mediante la observación astronómica. Según la cosmología
ortodoxa actual, queda circunscrito por la velocidad de la luz y por el tiempo,
puesto que la materia y la radiación se escindieron unos 380.000 años
después de que el universo empezara a existir a partir del Big Bang.
Upanishad: relato de las enseñanzas de un vidente de la Antigua India surgido a
partir de sus revelaciones místicas. Tradicionalmente, van unidos al final de
uno de los Vedas, pero se ocupan de aspectos de realidad suprema más que de
asuntos relacionados con la veneración a los dioses. (Sánscrito)
Veda: sabiduría revelada; concretamente, una de las cuatro colecciones que
forman las escrituras hindúes. Se utiliza con frecuencia para hacer referencia
a la primera parte, y también la más antigua, de cada colección, la samhita,
una recopilación de himnos a los dioses. (Sánscrito)
Vida: la capacidad de una entidad cerrada de responder a los cambios que se
producen dentro de sí misma y en su entorno, de extraer energía y materia de
su entorno y de convertir esa energía y esa materia en una actividad dirigida
internamente que incluya el mantenimiento de su propia existencia.
Voluntad: utilización de la mente para tomar decisiones sobre cosas.
WIMP: las partículas masivas de interacción débil (WIMP, del inglés «Weakly
Interacting Massive Particles») son partículas dejadas por el Big Bang —
como los neutrinos, con una masa que multiplica por cien la del protón, y
otros— que los físicos de partículas utilizan para explicar la materia oscura.
Véase también MACHO.
CRÉDITOS DE LAS ILUSTRACIONES
Figuras 3.2 y 3.3 de The Inflationary Universe © 1997, Alan Guth, con la
debida autorización por parte del autor.
Figura 4.1, NASA.
Figura 5.1 de A Brief History of Time © 1988, Stephen Hawking con la
debida autorización de Writers House LLC, en nombre del autor.
Figura 5.2 de Facts and Speculations in Cosmology © Jayant Narlikar y
Geoffrey Burbidge, 2008 con la debida autorización de Jayant Narlikar.
Figura 5.3 con la debida autorización de Paul Steinhardt.
Figura 8.1 From The Inflationary Universe © 1997, Alan Guth con la debida
autorización por parte del autor.
Figura 8.2, NASA.
Figura 8.3, Observatorio Europeo Austral.
Figuras 8.4, 9.1, y 9.2, NASA.
Figura 9.3 con la debida autorización de International Union of Pure &
Applied Chemistry.
Figura 10.1, NASA.
Figura 12.2, Dna-Dennis.
Figura 12.3 de Environmental Science: Earth as a Living Planet, de Daniel
D. Botkin y Edward A. Keller (Media Support Disk) © 1999, de John Wiley and
Sons Inc. con la debida autorización del editor.
Figura 12.4, NASA.
Figura 12.5, dibujo de un original de Stephen Nelson, con su debida
autorización.
Figuras 12.6, 12.7 y 12.8, The United States Geological Survey.
Figura 14.1 con la debida autorización de Norman Pace.
Figura 14.2, Mariana Ruiz Villarreal.
Figure 14.3, The National Human Genome Research Institute.
Figura 14.4, adaptada de un original de Yassine Mrabet.
Figura 14.5, Yassine Mrabet.
Figuras 15.1 y 15.2 de At Home in the Universe © 1995, Stuart Kauffman;
figuras © 1993 Oxford University Press, reproducidas con la debida autorización
de Oxford University Press.
Figura 16.1, John Gould.
Figuras 17.1 y 17.2 de The Crucible of Creation © 1998 Simon Conway
Morris, con la debida autorización del autor y de Oxford University Press.
Figura 17.3 © John Hands, digitalizada por Kevin Mansfield.
Figura 17.5 de http://web.neomed.edu/web/anatomy/Pakicetid.html.
Figura 17.6 de http://web.neomed.edu/web/anatomy/Pakicetid.html,
ilustración de Carl Buell.
Figura 17.7 con la debida autorización de Encyclopedia Britannica Inc. ©
2011.
Figura 18.1, Trevor Bounford.
Figura 19.1, Mediran.
Figura 20.1, © John Hands.
Figura 20.2, con la debida autorización de Douglas L. Theobald.
Figura 23.1, © John Hands.
Figura 23.2, Kathryn Delisle, reproducida con la debida autorización de Lynn
Margulis.
Figura 24.1, adaptada del dibujo de Quasar Jarosz.
Figura 24.2, © John Hands, dibujo modificado por Trevor Bounford.
Figura 24.3, dibujo modificado por Trevor Bounford a partir de un original
de William Tietien.
Figura 24.5, adaptada con la debida autorización de la página web de
HOPES, Universidad de Stanford, https://www.stanford.edu/group/hopes/cgi-
bin/wordpress/?p=3787.
Figura 24.6, con la debida autorización de http://brainmuseum.org/ y
https://www.msu.edu, con el apoyo de la US National Science Foundation.
Figura 26.1, © John Hands.
Figura 26.2, con la debida autorización de Encyclopedia Britannica Inc. ©
2013.
Figura 27.1, © John Hands.
Figura 28.1 Klem.
Figuras 28.2, 29.1, 29.2, 31.1 y 31.2, © John Hands. figura 31.1 dibujo
modificado digitalmente por Kevin Mansfield. figura 31.2 dibujo modificado
digitalmente por Fakenham Prepress Solutions.