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Contrato
Definición:
Es elemento esencial para la validez del contrato que las partes tengan capacidad
legal para contratar y que cumplan con la actitud jurídica para ejercer derechos y
contraer obligaciones. Pueden ser partes del contrato:
Elementos Esenciales
Son aquellos sin los cuales el contrato no tiene valor, o degenera en otro
diferente. Estos son: la capacidad, el consentimiento, el objeto y la causa. En
algunos ordenamientos jurídicos y para algunos contratos puede exigirse como
validez también la forma.
-Capacidad: se subdivide en capacidad de goce (la aptitud jurídica para ser titular
de derechos subjetivos) y capacidad de ejercicio (aptitud jurídica para ejercer
derechos y contraer obligaciones sin representación de terceros).
-Objeto: pueden ser objeto de contratos todas las cosas que no están fuera del
comercio humano, aun las futuras. Pueden ser igualmente objeto de contrato
todos los servicios que no sean contrarios a las leyes o a las buenas costumbres.
Elementos Naturales
Son aquellos que se entienden incorporados en el contrato, pero que las partes
pueden libremente eliminar del mismo, sin que éste deje de ser válido.
Elementos Accidentales
Son aquellos que las partes establecen por cláusulas especiales, que no sean
contrarias a la ley, la moral, las buenas costumbres o el orden público. Por
ejemplo: el plazo, la condición, el modo, la solidaridad, la indivisibilidad, la
representación, etc.
En conformidad con la libertad de la voluntad, los contratantes pueden establecer
los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por convenientes, siempre que no
sean contrarios a la ley, la moral, las buenas costumbres o el orden público.
Los contratos sólo producen efectos entre las partes que los otorgan, y no
alcanzan a los terceros. Sin embargo, los herederos también resultan obligados
por los contratos del causante, porque son continuadores jurídicos de éste, y los
cesionarios también, por la misma razón.
primera semana clase 02
El tercer presupuesto de validez del negocio (idoneidad del Objeto) supone que
los bienes o cosas sobre los que versa el negocio o que constituyen la materia de
el, sean susceptibles dc experimentar la regulación que de ellos hagan las partes
Así. en los negocios patrimoniales, serán objetos idóneos las denomidas res in
commercio, es decir, las cosas que entran en el tráfico dice de los particulares,
quedando excluidas, por ende las res extra commercium.
Semana 02 clase 01
PERFECCIÓN DE CONTRATOS
El Código Civil en su artículo N° 1352 nos dice que: “El contrato queda
perfeccionado con el consentimiento, es decir, en el momento en que las
manifestaciones de voluntad de las partes coinciden, excepto en aquellos en que,
además del consentimiento, debe observarse la forma bajo sanción de nulidad”.
Este periodo preparatorio suele iniciarse por una oferta que formula una de
las partes contratantes y una aceptación simultanea que lleva a cabo la otra parte
contratante. La oferta es una voluntad declarada manifestada por una parte
contratante; no tiene una duración concreta de tiempo, salvo que se acuerde lo
contrario.
- Ha de ser inequívoca
- Ha de ser completa
- Ha de estar vigente en el momento de producirse la aceptación, esto
quiere decir que debe haber la intención de obligarse. El oferente-
contratante ha de ser preciso en cuanto a la oferta, que contendrá todos
los elementos esenciales para que la contratación se lleve a efecto; y por
último.
- Ha de ser dirigida a la persona con la que se quiere contratar.
1. EL CONSENTIMIENTO
a) Tienen que concurrir, al menos, dos sujetos que actúen como partes
contratantes.
Puede ser que la ley o incluso las partes exijan que además concurran otros
requisitos para considerar perfeccionado el contrato, tales como la entrega de la
cosa o el cumplimiento de formalidades especiales, como sucede en los contratos
reales o solemnes; pero ellos juegan siempre como un plus del consentimiento. Y
en tanto ese plus, como decimos puede o no requerirse, en cambio consentimiento
siempre debe haber. Inclusive ciertas promesas de contratos reales obligan; crea
ciertas consecuencias jurídicas.
2. COMPONENTES DE LA PERFECCIÓN
Al acuerdo de voluntades que conforma el consentimiento se llega a través
de un proceso en donde intervienen ambas voluntades. De ellas una es la
que propone la realización del contrato, y la otra es la que asiente sobre el
mismo.
La primera de esas voluntades se denomina oferta, y la segunda aceptación.
Para que haya contrato, esa oferta debe tener por objeto una relación de
derecho.
El contrato implica la integración de dos voluntades inicialmente distintas,
opuestas, pero que llegan a una coincidencia, pues al combinarse cada una
de ellas encuentra su satisfacción.
Es indispensable que esas voluntades se comuniquen, por ello ambas son
declaraciones recepticias. El intercambio de ambas llevará al acuerdo, a la
armonización, integrándolas.
Esa oferta y aceptación, para que tengan valor jurídico deben exteriorizarse.
Dado que de ese modo probarán su convergencia.
2.1 LA OFERTA
2.1.1 REQUISITOS:
i. Debe ser completa. Debe tener todos los elementos del contrato
propuesto, de tal manera que, mediante la simple aceptación del
destinatario se forme el contrato.
2.1.3 LA CONTRAOFERTA
2.2 LA ACEPTACIÓN
iii. Aceptaciones que se realizan mediante actos que pueden ser ya sea
las aceptaciones por medio de actos que se caracterizan como
comportamientos o conductas, así como aquellos otros que se
caracterizan como actos de ejecución (envío de las mercancías y pago
del precio, fundamentalmente) deben comunicarse al oferente. Existen
dos requisitos para considerar como aceptación a la ejecución:
La ejecución
Soportar la carga de comunicar al oferente.
2.2.1 REQUISITOS:
Para ello pueden distinguirse dos pautas objetivas y una subjetiva, para
calificar a un contrato como realizado entre partes presentes en cuanto al momento
de su nacimiento:
Hasta aquí hemos analizado dos de los principales principios que se recogen en
materia contractual: la conformación de la relación contractual a la luz del principio
de la autonomía de la voluntad, y el efecto de ella en el contrato, que se encuentra
en el principio de obligatoriedad contractual. Sin embargo, cabe aquí preguntarse:
¿Qué sucede con los terceros ajenos al vínculo creado por las partes? Es común
pensar que efectivamente existen situaciones en que los sujetos se obligan a favor
de un tercero, como ocurre en el contrato de seguro donde el beneficiario puede ser
un tercero ajeno a la relación jurídica entre la entidad prestadora del servicio y el
asegurado. Roppo señala, por eso, que “el principio de relatividad no significa que
el tercero sea inmune a cualquier consecuencia fáctica que derive del contrato inter
alias. Es muy posible que un contrato tenga, de hecho, consecuencias también muy
relevantes para terceros ajenos al mismo”. Lo expresado se observa claramente en
ciertas obligaciones de “no hacer”, en las que se aprecia con claridad el principio de
relatividad de los contratos. Por ejemplo, en un contrato de suministro con
exclusividad o en un contrato de distribución con la misma obligación de no hacer o
de no contratar con 4 terceros, es notorio que los efectos de la celebración del
contrato que inicialmente perseguían las partes se han extendido hacia terceros,
quienes están impedidos de celebrar un contrato de distribución similar con una de
las partes.
EL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD CONTRACTUAL EN EL CODIGO CIVIL
PERUANO
Esta norma no sólo es aplicable al campo contractual sino también a toda la teoría
del acto jurídico. Este principio consiste en que el contrato solo surte efecto entre
las partes que lo han otorgado. No afectando, por consiguiente, a terceras
personas ajenas a la relación contractual y que no han concurrido con su voluntad
a su otorgamiento. El fundamento de esta relatividad está en la misma esencia del
principio de la autonomía de la voluntad, por que si esta es considerada como una
potestad de los individuos para regular por si mismos sus propios intereses, es
obvio que no pueden reglamentar los intereses de terceras personas. El contrato
tiene fuerza de ley entre las partes, pero la tiene en virtud de que nace de la
voluntad de esas partes. En consecuencia, el principio de la relatividad de los
contratos diferencia claramente la fuerza obligatoria del contrato de la fuerza
obligatoria de la ley. La ley rige para todos pero el contrato rige tan solo entre las
partes que lo celebraron. Diez-Picazo [1] al respecto refiere : “ El Contrato, es un
acto de ejercicio de un poder de autonomía privada, es un acto de ejercicio de un
poder de autonomía privada y la autonomía privada consiste en la posibilidad de
dictar la ley-el precepto- por el cual se ha de regir la propia esfera jurídica . Un
contrato con una eficacia en la esfera jurídica de terceras personas, no sería un
acto de autonomía, sino que constituiría una invasión de la esfera jurídica ajena”.
¿Pero qué quiere decir que el contrato tiene efecto relativo? Quiere decir que sólo
puede reclamar la acreencia quien es el acreedor de la obligación contractual, y
que sólo queda obligado a cumplir con su obligación el que es deudor de la
obligación contractual. Ni la acreencia aprovecha a terceros, ni puede ser
reclamada por terceros, ni tampoco la obligación puede ser exigida a terceros.
Para explicar el principio de la relatividad, se debe distinguir los efectos internos
del contrato de los efectos externos del mismo. Los efectos internos del contrato
son el producir obligaciones. Las obligaciones sólo pueden ser exigidas por el
acreedor contractual al deudor contractual. Nadie puede por un contrato, en
principio, obligar a un tercero. Tampoco nadie puede por un contrato, en principio,
hacer que un tercero sea acreedor de la otra parte. Se aplica la regla: res inter
alios acta aliis prodesse nec nocere potest”. Los efectos externos del contrato es :
la oponibilidad del contrato, aquí la regla aplicable es la opuesta: el contrato tiene
efectos externos contra todos, esto quiere decir, que el contrato tiene efectos
externos contra todos, no queremos expresar que obliga a los terceros. Con ello
se quiere expresar tan solo que los terceros tienen que reconocer el hecho jurídico
de que se ha celebrado un contrato. Por ejemplo: A es propietario de un
departamento, y celebra un contrato de venta por el cual transfiere dicha
propiedad a B, cumpliendo todos los requisitos exigidos por ley para su existencia,
validez y oponibilidad; por lo tanto, toda la sociedad tiene que reconocer que aquel
departamento que antes estaba en el patrimonio de A ha sido traspasado al
patrimonio del comprador B. Este es un efecto externo del contrato. Todos
tenemos que admitir que ha operado la transferencia del derecho de propiedad.
En cambio, no es posible, en principio, que en este contrato diga el comprador que
el precio será pagado por un tercero, cargue la deuda a un tercero. Los efectos
internos del contrato sólo se aplican a las partes contratantes. Esta es, pues, la
diferencia fundamental entre efectos internos del contrato y efectos externos u
oponibilidad.
Pero a quienes se les denomina partes y quienes son terceros:
En nuestro Código Civil conforme se aprecia del texto del citado artículo 1363º del
Código Civil , quienes reciben los efectos del contrato serían sólo los sucesores a
título universal de las partes, más no los sucesores a título singular. Aplicándose a
los herederos la regla general prevista en el artículo 660º del Código Civil de que a
la muerte del causante estos asumen no solo los derechos y bienes de este sino
también sus obligaciones o cargas; pero los herederos tendrán sólo una
responsabilidad limitada o intra vires hereditatis , por la cual responderán por la
deudas y cargas de la herencia sólo hasta donde alcancen los bienes de ésta ,
conforme lo indica el artículo 661º del Código Acotado. Asimismo, conforme lo
señala el propio texto del artículo 1363 del Código Civil con relación a los
herederos , los contratos no producen efectos en ellos si se trata de derechos y
obligaciones no transmisibles ; esto es , si se refieren a derechos y obligaciones
que por su naturaleza no son transmisibles , por ejemplo, en el caso del contrato
de renta vitalicia, en el cual conforme lo señala el artículo 1937º del Código Civil ,
si muere la persona cuya vida se designó para el pago de la renta, se extingue
ésta. De La Puente y Lavalle[2] ha señalado al respecto que : “…la inaplicación de
la regla de que los efectos de los contratos recaen en los herederos de las partes,
se produce no sólo cuando los derechos y obligaciones son, por su naturaleza, no
transmisibles, sino también cuando se pacta en contrario, la ley lo establece o se
trata de condiciones personales del causante” , en este último caso nos
encontramos ante las llamadas obligaciones intuitu personae.