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cación tiene intencionalidad, la cual está marcada por la cultura, la política y las diversas razones

de ser de una sociedad, por eso también es un poder que libera de la opresión, por tanto, no es
neutral, tiene objetivos de transformación y construcción individual, colectiva y social, se dirige al
logro de uno o varios fines como: el desarrollo del ser humano, reconocimiento y respeto de los
derechos humanos, y la libertad; la comprensión entre los seres humanos, los pueblos y las
naciones; el respeto a las diferencias, y la construcción y mantenimiento de la paz. Estos fines son
respaldados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual estipula la educación
como un derecho humano. En su artículo 26 enuncia algunos de sus principios centrales:

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el


fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá
la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o
religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz. (Naciones Unidas, s. f., párr. 2)

Así como la educación, la paz también es un derecho humano y una vivencia que está implícita en
un concepto amplio, complejo y multidimensional, vinculado con las relaciones y las condiciones,
es decir: “(…) no puede existir paz positiva si hay relaciones caracterizadas por el dominio, la
desigualdad y la no-reciprocidad, aunque no haya ningún conflicto abierto” (Lederach en Caireta y
Barbeito, 2005, p. 19). Esta noción no se limita al concepto de paz como ausencia de guerra, sino
que incluye el término griego eirene, el cual implica armonía, serenidad y tranquilidad interna del
ser humano y social. Además, comprende la construcción y promoción de relaciones no violentas
basadas en el respeto, la solidaridad, la confianza, la comunicación, el diálogo y el afecto. La paz es
un derecho humano consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Artículo 28.
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos” (Naciones
Unidas, s. f., Artículo 28, párr. 1). La base de este derecho es el reconocimiento de la dignidad del
ser humano, el reconocimiento y respeto de sus derechos y libertades fundamentales. Es
indispensable para la realización de otros derechos. La paz se concibe en el espacio social, no es
algo inalcanzable, sino que se manifiesta en el diario vivir y en nuestras relaciones; lo indicado
sería que se haga notoria en medio de estas y por estas, por lo que se asume que la paz inicia en
cada persona, en el grupo del que c

cación tiene intencionalidad, la cual está marcada por la cultura, la política y las diversas razones
de ser de una sociedad, por eso también es un poder que libera de la opresión, por tanto, no es
neutral, tiene objetivos de transformación y construcción individual, colectiva y social, se dirige al
logro de uno o varios fines como: el desarrollo del ser humano, reconocimiento y respeto de los
derechos humanos, y la libertad; la comprensión entre los seres humanos, los pueblos y las
naciones; el respeto a las diferencias, y la construcción y mantenimiento de la paz. Estos fines son
respaldados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual estipula la educación
como un derecho humano. En su artículo 26 enuncia algunos de sus principios centrales:
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá
la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o
religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz. (Naciones Unidas, s. f., párr. 2)

Así como la educación, la paz también es un derecho humano y una vivencia que está implícita en
un concepto amplio, complejo y multidimensional, vinculado con las relaciones y las condiciones,
es decir: “(…) no puede existir paz positiva si hay relaciones caracterizadas por el dominio, la
desigualdad y la no-reciprocidad, aunque no haya ningún conflicto abierto” (Lederach en Caireta y
Barbeito, 2005, p. 19). Esta noción no se limita al concepto de paz como ausencia de guerra, sino
que incluye el término griego eirene, el cual implica armonía, serenidad y tranquilidad interna del
ser humano y social. Además, comprende la construcción y promoción de relaciones no violentas
basadas en el respeto, la solidaridad, la confianza, la comunicación, el diálogo y el afecto. La paz es
un derecho humano consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Artículo 28.
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos” (Naciones
Unidas, s. f., Artículo 28, párr. 1). La base de este derecho es el reconocimiento de la dignidad del
ser humano, el reconocimiento y respeto de sus derechos y libertades fundamentales. Es
indispensable para la realización de otros derechos. La paz se concibe en el espacio social, no es
algo inalcanzable, sino que se manifiesta en el diario vivir y en nuestras relaciones; lo indicado
sería que se haga notoria en medio de estas y por estas, por lo que se asume que la paz inicia en
cada persona, en el grupo del que c

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