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Seas ELTERRORY EL TERRORISMO COMO HA GESTIONADO LA HUMANIDAD SUS MIEDOS José Maria Perceval B CATEDRA ‘Coleccién ditigida por Ricardo Garcfa Cércel Disefio de cubierta: INGenius Tustracién de cublerta: Mara Artigas Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra ext protegido ‘por la Ley, que establece penas de prisién y/o malas, ademds de las ineerpreacién o cjecucién ‘de soporte o comunicada la preceptiva autorizacién, arttica Bjada en cualg a tras de cunlquier mi © José Maria Perceval, 2017 © Ediciones Césedra (Grupo Anaya, S. A), 2017 Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Depésito legal: M. 8.242017 LSB. 978-84-376-3700-6 Printed in Spain INDICE Ibrrropucci6n. Los vampiros solo pueden entrar en casa si se Carfruvo raisenno, Bl cuento y el emperadot ‘Una incursién previa Miedo y superacién Gestores del miedo: Shi Huang, 247. El terror estatal no es Cartruto 2. La violencia de lo sagrado El espacio sagrado y la violencia Lainvencién del demonio y l problema del monotelsmo .. Los Apocalipss: los mértresjustifican la violencia contra los PAGANOS sn ene Cavtruzo 3. Los miedos de Occidente y Ia formacién de una sociedad represiva (500-1250) Exisi6 realmente el terror del afio Concilio de Letrin (1215): inventos del sistema conspirativo y de la contaminacién ss Inrropuccién LOS VAMPIROS SOLO PUEDEN ENTRAR EN CASA SI SE LES INVITA olencia provoca la ruptura de la comunicacién entre los anos. Se acaba el didlogo y comienza la lucha. La fuer- 1 despliegue de la violencia, por tanto, interrumpe el bio equilibrado y continuo de informaciones que cons- 3, l entramado de las comunicaciones humanas. El por un acto de fuerza jerérquico nado, muerto o sin poder expresat su opinién vencedor que habla por los dos. raste, el terror se presenta como un fendmeno de acién pura y didfana. Su base es la publicidad del acto que se realiza, del que se ha realizado o del que tan solo fa como una amenaza préxima, que puede suceder en el en el espacio cercanos. El terror necesita piblico, nece- ser comprendido por los amenazados, vive, en definitiva, en bro de los aterrorizados, (15) La mayoria de las violencias entre humanos intentan ocul- tarse, pasar des vertidas para convertirlas 1 das por extrafias leyes. La vidar incluso que lo son o justifican embargo, se expone y se exhibe como un especticulo, histérica, el terror trabaja sobre los miedos més profundos del alma humana, sobre los temores y pesadillas que forman las construcciones culturales de cada época y momento (Bour- ‘ke, 2005). El terror no existe en la realidad, sino en la mente del que se aterroriza. Fl terror se basa en la incapacidad de asu- mir una situacién, de superarla, de aceptar esa tragedia concre- ta que explota el «sinsentido». Pero esta incomprensién ante algo ca6tico y amenazante cons- tituye uno de los sentimientos mds humanos y ancestrales. El sinsentido es la forma més aguda de poner todos nuestros senti- dos en alerta. El relato, lo que los humanos se cuentan entre si organiza de manera constante claves para interpretar y calmar esos miedos, para convertir el caos de la realidad en orden. Por tanto, en esta historia del terror y el terrorismo es fundamental analizar el relato que se articula y se construye, que se mancja y se gestiona de forma diferente en cada periodo histético y con miiktiples y variados administradores de nuestros miedos. El relato especifica los miedos y oftece soluciones concretas que nos devuelven la tranquilidad. El relato de ficcién describe y analiza el terror dandonos claves pero, al mismo tiempo, modela la forma en que nos asustamos, crea escuela de los terrores subst- guientes, determina la accién para cauterizarlos. Por tanto, el e- lato es el que crea el terror. En nuestra sociedad meditica actual, ya lo veremos, este relato responde tanto a los esquemas desple- gados en las series televisivas como a las tramas de los videojuegos violentos (Salvador Acevedo, 2016). (16) ues, de que los terrores crean el terrorismo y nol as se aprovechan de los terrores previos, co- por el miedo al sinsentido de la accién violenta. Estos pueden ser y son muy diversos: los terrores de los que que sin terror no es posible la convivencia, ya que es lencia estatal para evitar la posibilidad de la vio- los terrores de unas personas que sittian ppor encima de las personas concretas que (0 por naturaleza y deben lencia sin importarles los y colocan la sociedad que jefender por encima de los derechos de las personas la terra o en el més all, que comporean i «sidad del terror para mantenerlos o propi das las ideotogias que i personas pueden derivar su estrategia politica en accio- ristas. Es deci, précticamente todas las ideologias estin junto comin que une a este conjunto heteréclito es que los terrorismos se basan en un discurso amenazante que debe ptado y asumido por el piblico al que se desea atemorizar. relato de lo eterrorifico> tiene tres aspectos fundamentales y sentido que le darian Jung o Fraser. Junto a esto, una historia de f17) larga duracién de construccién del miedo en la humanidad que ‘cuenta con relatos magnificos que han servido para constituir las sociedades humanas y también justificar los poderes que evita- ban esos miedos. Y, finalmente, una historia concreta y actual que desarrolla estrategias concretas de interpretacién, actuacién y gestién del terror en un momento concteto, La historia del terror tiene, sin embargo, un peligro: puede perderse en la visién general que no explica finalmente lo concte- to, 0 puede encontrar dificultades para una comprensién del fe- némeno por fijarse Ginicamente en la anéedora terrible del estalli- lema de la vieja meréfora del bosque y los érboles. Es dificil no caer en un extremo (lo concre- to) u otro (lo general), en una visién paralizada en el incidente puntual (sincrénica) 0 excesivamente volitil (diacrénica). Para comprender esta relacién entre aspectos generales y par- entre la historia de larga duracién y la del aconteci- iteratura que explican con Los relatos pretenden definir el terror tanto como exorcizar nuestros terrores mediante el psi- codrama de su exposicin y el susto que nos provocan. Sus com- ponentes estin definidos en magnificos cuentos que nos aterro- rizan con sus protagonistas horripilantes: como Eo, el pet sin nombre, del novelista Stephen King, que quizds simboliza el elemento més crucial de lo que deseamos estu [18] El terror cuenta con una vieja despensa de esquemas religio- 08 y miticos, de seres demoniacos y fantasmas, como El exorcista tra vuelta de twerca (Henry James, 1898); vive de leyendas sales como El caballero sin cabeza 0 \a idea de ser enterra- vos quale mers psig oie ea M3), Edgar Allan Poe; de relatos herederos del horror gético, com Bets (1796) o los mistrios de Udolfo (1794), que Lovecraft ejarfaen los mitos de Cehulhu (1932). A los que se afiaden. 1evos miedos, como los del higienismo, el cientificismo, los vi- las catéstrofes nucleares y las espaciales, los asteroides y los climaticos... ys claro, los cientificos locos reflejados en diferentes versiones desde ese personaje inaugural que fue el rankenstein, sabios que pueden 38 a cataclismos ticos como en Soy leyenda, Junco a ellos, personas nor- que se pueden convertir en monstruos, como el doctor |, 0 vecinos que se pueden transformar en engendros zom- 10 en La noche de los muertos vivientes (George A. Rome- (Mary Harron, 2000); que nos envuelven en conspi- parancicas, como en La semi del diablo, de Ira Levin : Roman Polanski, 1968). O, mas profundamente ain, cara de uno mismo, como fenémeno mediético que se convertiré en la gran espiral del ca- pitalismo (Catala, 2016), Este miedo es uno de los negocios més rentables del siglo xx1, ya que la industria cultural mueve miles de millones asustando al blico mediatizado; ¢s el factor principal de poder y control de lades; y es la base de la legitimidad de la fuerza Estados, ya que determina, y justfica, las acciones de los politicos en su lucha por evitar la violencia, El poder politico vive del miedo que pretende eliminar mediante acciones para las que ‘exige una legitimidad propia y poderes especiales. Pero jes real 7a © es una pantalla que oculta las luchas de poder de La historia del terror y-el terrorismo como juegos del poder constituyen en cada época un conglomerado apasionante que los. relatos literarios describen con gran crudeza: desde la Iiada a las comedias de Shakespeare, desde la Biblia a Juego de tronos (RR. Martin, 2010), la violencia es supremacta, y el poder necesita el temor al poderos has y los atentados esconden siempre fren 10 en La verdad sobre el caso Savolea ror hace aflorar los senti- sociedad, el terrorismo usa llar su estrategia de poder, En muchos for parte igualmente de un relato con el ican los terroristas y que esté compuesto smeenso victimismo que debe scr compensado, que exige la muerte de inocentes actuales en funcidn de los males realiza- dos por sus antepasados 0 En el siglo 20a, el siglo de la inmediatez informativa y de una relativa conexién anénima, el cerrorismo k y atractivo como medio de inmediat reducido y cuentan con unos politicos muy débiles frente a la 1 piiblica, Para el rerrorismo del siglo 204, las masas ae son sus vitimas prindpales, y los medios de comunicacién la ayuda de las redes sociales—, pales propagan- El terrorismo solo lanza la primera piedra, los demés tra- oes «s la forma de accién politica estrella porque el lo promueve: la coordinaciGn della globalizacién econé- ay mediética, la mayor concentraci6n humana en ‘que ha conocido la historia, la red informativa més legado a este callej6n sin sa ibilidad de escape, convertido en ido una sociedad de la judadanos; cémo se per 15 —no los autores di- 3s gestores del miedo y monstruoso— para de estudiar el comple- lesean imponer una idea posibilidad de los mismos— para conservar sus estructuras de poder. Se trata de un juego: a m{ como cludadano me interesa {que no me aterroricen, al poder —como gestor del miedo— le inveresa que exista ese tertor para demostrar que es efectivo y necesario en la lucha contra mis miedos. Cada uno de estos elementos requiere una historia, ya que es su coordinacién la que hace explotar la bomba. Ni son eternos ni hhan surgido de la nada como un cataclismo, Son invenciones fhumanas y, para desactivarlos, es necesario conocer cémo se construyeron y cules son los engranajes que los hacen tan efec- tivos. Captruto PRIMER EL CUENTO Y EL EMPERADOR 1 necesitamos al emperador? ;Por qué el monarca ab- xe introduce en el cuento de nifios adultos y restaura la ad después de un supuesto caos? Un personaje por en- ley al que se reconoce que dicta la ley, que condena o ms lacaniano, gracias a esta figura inapela- aliza la violencia del relato con la coaccién de su deci- utible. El golpe de Estado de donde nacié el Estado (incluso rea- lizado en un proceso imperceptible) aestigua un golpe de fuerza simb¢lico extraordinatio que consiste en lograr que se acepte universalmente, en los limites de determinada fuerza corial que se construye por medio de la construccién de wunto de vista dominante, la idea de que no valen todos juntos de vista y de que no hay més que un punto de vista que es la medida de todos los puntos de vista, que es dominante y legtimo (Bourdieu, 2014, 102), [23] ce su presencia, debemos admiti que la ‘mente y que es preciso eliminarla. Pero i Iencia que debemos corn! esttipida 0, como minim violencia. Los historiadores nos dedicamos a acumular hechos violen- tos, catalogatlos y categorizarls, y algunas veces a magnifi sison el origen de nuestros Estados nacionales o de las revo nes que han marcado los hitos de la humanidad. ;Estam cando la violencia o justficando al Estado que nos protege de esa violencia? UNA INCURSION PREVIA POR LA NEUROCIENCIA El miedo puede convertirse en un terror patalizante o pro- ‘vocar una agresividad que se desate en vi tos de belicosidad asf deseritos parecen tan claros or ser calificados de instintivos. La humanidad se en un grupo de atemorizadas victimas ino- lun poco estiipidas, rodeadas por una hor- iolentos que las extorsionan, las explotan y las humillan, El esquema es tan clésico que constituye el guion de milti- piles relatos, es laj ién mayor del orden y de la necesidad de un poder fuerte, cuando no de un Iider. Para colmo, cuenta con una cantidad de complicidades cientificas que intentan de- ‘mostrarlo, Por eso, es necesario, antes de comenzar la historia del terror y su utilizaci6n en la historia, desarmar a los volentélogos —los que propugnan como natural ‘mana— y los lencia en Ja mente hu- storia como natural para J propugnan en l fa de los violent [24] Si alguien elimina la violencia mediante el terror que produ- Es tan evidente que existe la cuestién es més inttincada, y la mente de los humanos, cl mas complejo, El tema de la violencia es una materia con muchos expertos ¢ investigadores. En sendero para los historiadores, discuten sobre él los filésofos que re- «logos que especulan sobre la ¥ pseudociencias que, con prudencia rudencia la mayorla de las veces, consideran este asunto enos sropiedad. ae (que lor dite corsoboren la quc el bithradoe ‘Muchembled muestra sobre la disminucién constante de .cia en la Edad Moderna (Muchembled, 2008) 2 nl La expresi6n «Vivimos en una sociedad violenta» forma de un consenso general, afirmado medisticamente cada he en ‘ste «saber» a la moda, La neurociencia no define el miedo un elemento eterno ¢ inapelable incluido en los cerebros. que estudia son reacciones fisiol6gicas ante determinadas si- es labor del cientifico, las causas toriador o al socidlogo. La neu- lades que el cerebro procesa de formas diferentes segin ls crminaciones del grupo social en el que se encuentra. Es deci, rcurociencia nos ensefia las herramientas de las que disponemos, [25] no las actuaclones que van a determinar en cada humano a lo largo de la historia. Si no se tiene miedo a las arafas, el cerebro ‘no manifieta ninguna reaccién al encontrarnos con este animal, La neurociencia, probablemente el auxiliar mas importante de la historia en el siglo 201, es tan fundamental al aclaramos ‘cémo se estructuran las ideas como peligrosas cuando algunos de Sus pregoneros pretenden determinar que funcionamos como un robot. Por eso, comenzaremos estudiando lo que aclara sobre el fancionamiento del miedo y hasta dénde llegan sus estudios en ¢st0s comienzos del siglo x00. «El ser humano es agresivo por na- jetud ante una accién furura imprevisi- ica puede ser el desencadenante de ial, mediante el desarrollo del sentimiento de proteccién y de la necesidad de proteger al grupo. Pero, tam- bién, puede destruir al colectivo para siempre. La comunidad se encuentra entre la necesidad del miedo que previene y el peligro del panico que paraliza. Afrontar estas situaciones une, superar- fas aporta sentimiento de superioridad personal y de grupo. Dentro del colectivo las situaciones de enfrentamiento también .. Hay una gran diferencia ent Aicto y pelea, entre disputa y combate, entre desacuerdo y cilla personal, La mente reacciona ordenando la fabricacién de determina- dos neurotransmisores hormonales que preparan al c la accién pero que tienen efectos inciertos. La adrenalina 3 por cualquier situacién de tensién, de conmocién, tanto una catistrofe o una amenaza violenta como una emocién intensa y solidaria al sentirse unidos en una accién comunitaria. Es la ‘mente la que ha ordenado su produccién y la que canaliza sus efectos para bien para mal. Atin més equivoca es la respuesta emocional, La amigdala es el nticleo cerebral que activa los circuitos neuronales en situacio- tuna gran cohesién (26) jue segreguemos dopamina, neurotrans- activo en todas las respuestas a las emo- sun neurotransmisor que se relaciona con «3 las emociones y la sensacién de placer. Es desinhibe y facilita la acci6n, va unida a una mnes emocionales, Pero las emociones pueden miedo y el sentimiento de exaltacibn, cl pla- 00 el premio... La dopamina va unida rico que puede ser un acto placen- una violacién. Es decis, la mente no determi- bondad o maldad de una accién, sino que o para realizar un acto excepcional ¢ inhibe me- retardarian o evitarfan. tanto obsesionaba en el at las mito- exceso de fuerza propio de los héroes y semi- jegue de energia que los levaba a realizar grandes masacres, quizds pueda set una clave para en- meno tan complejo que nos hace sobrehumanos sntos (para bien © para mal). El «furor» es nece- 1 énfasis en una accién o acometer un trabajo ntentar alcanzar un deseo con ardor. El entusiasmo, creemos que impiden— alcanzar este objetivo tan bnubila nuestra mente, Es en relacién con el poder, poder, el abuso real o supuesto del poder... fomo sapiens, No es natural esta violencia, pot 1 para los que histéricamente estin interesado: su libro La mente de los violentos, Sanmartin Esplu- (27) 2005; 20082). En muchos casos, el miedo, como fenmeno absolutamente hhumano, evita la violencia deca, imagen mental qui El amedrentado se pliega a los descos del atemorizador e incluse, Puede llegar a pensar que desea seramenazado, que es parte desu ‘dad y es feliz. con su dominio, El miedo es el medio mas 'vo de control sobre los grupos humanos por parte de las clices. Es imposible un control de las poblaciones sin un miedo concreto del que descen ser protegidas, Homo sapiens n0 mata, sin embargo, por una agresvidad "todo caso, canaliza la necesidad de accién debido a una serie de situaciones reales o narraciones descriptivas que le conducen a practicar la violencia. Puede ejercer la violencia ante alguien que lo amenaza con un arma—el menor de los casos ante alguien que estéutilizando sus armas contra otro... pero i violencia para impedir un supuesto mal me- io humano o encabeza un pogromo contra un humano acusado de un supuesto mal. En ue tne a estos colectivos agresivos es el miedo 4 un mal que el humano piensa que va a suceder y que se debe evitar. El Homo sapiens es el tinico animal que siente miedo de fus congéneres —una de las razones por las que los ataca © por las que huye, por ls que se inde o acepta condiciones que nin. Biin otro animal aceptaria. Y este miedo a una agresin, real 0 Supuesta, también se arricula en relatos, leyendes y fibuilas que Sustituyen la violencia directa, fsica, por la mental, por la induc. cién del miedo al otro en el cerebro humano. Ese miedo exige un relato previo, En un misterioso juego de imaginarios diversos, la humanidad, para liberarse del miedo o (28) i ia, de un amedrentarse, necesita la seduccién de una historia, 0, ¥ estas historias sven tanto para liberarse del miedo ala rncia como para poder ejercerla, para violentar a los otros. cesita un relato que se construye histéricamente, que se escu- y se asimila, que se articula en la mente antes de matar u bedecer. : Volvamos a la produccién de dopamina, ese premio neuro- su forma escrita como en su formato audiovisual. Es pie asen negra, la pelicula de accién, herederos del ima y la tragedia del teatro clésico que del mismo modo sa- ica a su piblico en la exposicién del dolor ajeno como si el propio. ‘ ise haace ae dhe ot eric le os ae Jencia humana entre el bienestar y la afliccién, el gozo y el legando a la conclusién de que la diferencia entre el pla- y el dolor se reduce a una cuestin de intensidad (Higgins, Los mismos centros nerviosos son los que sienten el con- ea agradable o desagradable, Jos que lo admiten como lo rechazan como dafio—por ser un contacto doloroso ;pugnante, Un nuevo componente se une a esta sensacién lable o desagradable: el asco, El hecho de que en entera y otra sea repulsiva o iritante no depende solo de la sino de la persona que la da y de la imaginacién de la recibe, La zona de sensacién dolorosa —pero también ¢ rechazo por asco— no esté en la piel, sino en el cerebro, (29) que pxrocesa la sensacién de manera diferente en cada persona (Apkarian et al, 2005, 463-484). Esta unidn entre los centros del placer y el dolor va a consti- tuir urno de los problemas que trataremos cuando describamos la gestiéra del miedo —que es la ansiedad que siente un ser humano ante la. posibilidad de suftir dolor. El ser humano puede llegar a Ja decisién aparentemente contradictoria de querer sentir dolor 0 autolesionarse para evitar un dolor psicolégico, actuar sobre la piel provociindose dafio para calmar una ansiedad que ha nacido en el cerebro. La conclusién es que, para sentir placer y dolor, hay que imaginar sentirlos ( y Ksingelbach, 2008, 457-480). La construccién de las imagenes de mal y de datio satisfaccién y de deleite son creaciones de las sociedades huma- nas que varfan a lo largo del tiempo. ¥ los fabuladores, los gesto- res de estas imagenes dobles, de placer y de dolor, son muchas ‘veces los mismos, como veremos. Estos incitadores y reguladores de la accién humana individual o de grupo —por ejemplo, los managers deportivos, los lideres sociales, empresarialés 0 politi- ‘cos— prometen obtener el placer a través del dolor, mediante el esfuerzo, el sudor de una accién vigorosa o el sactificio de un placer a cambio de un deleite futuro. En definitva, el «ftrot» que lleva a triunfo, Estas fronteras confusas entre placer y dolor, y su construccién mental, van a ser fundamentales en la actuacién social de ls elites alo largo de la historia, en la creacién de expec tativas sociales gozosas que requieren sacrficios previos pero, también, en la utilizacién de los temores y futuros como arma para el control de las poblaciones. En todos estos casos, los agentes sociales actdan sobre una zona del cerebro, el niicleo accumbens, situado en cada hemisfe- rio que forma el estriado ventral con el tubérculo olfativo. Este conjunto de neuronas interviene en los sistemas de recompensa, de aascumbramiento, del placer, de la risa, del miedo y del efec- (30) ‘bo. Un conjunto disperso y contradictorio que esté afin en profundided (Cavanna et al, 2011). indamental que no nos quedemos en el espacio fsiolS- 0, al mismo tiempo, caminemos en paralelo asus inves- Js, porque es sobre el cerebro donde trabajan los agentes del miedo, Es la cultura la que determina los factores ientales y diferenciadores del placer y el dolor, del placer sentimos al liminar el dolor o al provocarlo (en nosotros mis- los dems). Porque incluso el disfrute ajeno, el hecho de | sentimiento de la envidia) o, del mismo modo, el dolor 10s puede producir una inmensa alegria, como muy bien ha en su trabajo el equipo japonés dirigido por Hlidehiko «When Your Gain Is My Pain and Your Pain Is My ral Correlates of Envy and Schadenfreude»' (Talcaha- , 2009). Todo esto ¢s absoluramente cultural, por tanto, vamos a ir explicéndolo, La cultura no es algo dado, sino en construccién permanen- un universal sinerénico, sino un fenémeno diacrénico se adapta a circunstancias y lugares diferentes, que evolucio- ina charla continua con el presente y, sobre todo, con el iedos cambian y se adaptan, son un ob- tcorfas del miedo las trataremos hist6ricamente. Vere- los miedos sociales estin determinados por las formas los constructores de relatos han ideado mecanismos y es- ppara que nos asustemos, del mismo modo que se han. cestrategias mentales y fabulaciones para que superemos jedos mediante un final en el que el mal es castigado, En . es una palabra del alemin que designa cl sentimiento de eee eae dad del otro, El término se usa iomas, como el inglés y el espa los grupos humanos que son némadas durante la mayor parte de 4a historia humana. Andanza y correria son sinénimos de relato y cuento, indican este cardcter viajero de las comunidades tras- humantes que nos precedieron, La mayorta de estos relatos pre- sentan una cierta elaboracién con trama, personajes y un punto de vista narrativo que pretende convencemos de algo en concre- to, que nos seduce o nos manipula, Estas historias y narraciones han sido compartidas en todas las culturas como medio de entre- tenimiento, de educacién, de preservacién cultural de la memo- ria del grupo y, fundamentalmente, para inculcar determinados valores, como los que se han estudiado de los pueblos originarios americanos (Langellicr, 1989). Esta suma de relatos que forma la tradicién universal de los uentos se intenté organizar con la clasifcacién de los folcloristas Aarne-Thompson (Aarne, 1961). El componente de miedo es ‘gual a la emocién de la aventura o, lo que es lo mismo, la hazafia que el héroe desempefia requiere superar un determinado miedo or parte del protagonista de la peripecia. Los personajes se repi- ten en sus actuaciones y comportamiento, los monstruos del imaginario son tan arquetipicos que, con solo nombratlos, los imaginamos. La clasificacién de Aarne-Thompson nos plantea la superacién del miedo mediante la posesién de elementos migicos y donde el héroe se enfrenta a adversarios sobrenatura- les: dragones, gigantes, ogros, brujas, genios malignos, vampiros, hombres lobo, espectros, la muerte misma como personaje... (Aame, 1961, 300-399), La operacién del grupo humano con el cuento es un exor- cismo: se sittia un miedo en un espacio intemporal —pero real, porque pertenece a la memoria del grupo (el cuento atin no ha sido considerado un relato falso, sino que es simplemente una noticia», algo que se cuenta). Alguien, un héroe, va a luchar con ese miedo y lo supera, lo vence, demostrando que es posi- ble lograrlo. Estos relatos se cuentan tantas veces que son me- comunidad y relatados de generacién en ge- aes un relato, el miedo es parte fundamental de ros —donde siempre hay un elemento de tensién » de hadas (1994), defendiendo su carécter trans- ico para los nifos, y enfenténdose a la corriente orteamericana que deseaba eliminar los finales san- as escenas escabrosas de la mayoria de estos cuentos, siglo xx comienzos del x04, ante los relatos violen- ulas gore o los videojuegos de hiperviolencia, se re- polémica sobre la ambigtiedad del relato de terror. personajes de los cuentos no son exactamente buenos . Su comportamiento, en muchos casos, no seria el segiin los pardmetros morales actuales. Su poder migi- xecesivo, son seres que poseen demasiada fuerza, que des- se «furor» sobrehumano que les permite superar cl lo de la realidad, que es tan ben in por un momento en la fuerza del relato que les do. as contadores de cuentos, los primeros gestores de estos s de la comunidad, son los primeros en ser afectados por eso de «fuerza», Al estar en contacto con el relato, vivirlo, mismos se encuentran estigmatizados, cargados de un exce- furor» que canalizan al describirlos y deben atenerse a determinados tabiies que pueden incluir la ausencia de re (34) (35)

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