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Hace dos días, Mercedes Aráoz confirmó lo que Alan García nos había presagiado, al vacarla del
último concejo de ministros. El paso ha sido audaz, pero nadie duda que este ya tenga implicancias
políticas interesantes en la conformación de los bloques y alianzas con miras al 2011 y al 2016.
Para empezar, el coqueteo entre las cúpulas apristas y pepecistas terminaron con la aceptación a
regañadientes de Lourdes Flores de su solapada derrota, su felicitación a Aráoz por su adelantada
candidatura, y el posterior decline de la lideresa socialcristiana a postular a la presidencia en el
2011. Entonces, las conversaciones entre cúpulas, según Omar Quesada, van en buen curso,
sobretodo, por las ya innegables coincidencias en los aspectos económicos y en la conclusión de
que el bloque que estaba conformando Castañeda le cerraba las puertas al PPC. Otros aspectos
oscilan entre las pocas dotes comunicativas de ex alcalde de Lima, su vinculación a casos de
corrupción en la municipalidad, el poco posicionamiento de su partido a nivel nacional, el cúmulo
de tránsfugas del cual se ha rodeado, y en general, a la sospecha de que Castañeda es débil ante
Keiko u Ollanta, y al mismo tiempo, débil en defender al gobierno y a García en su retorno al 2016.
El problema de Aráoz quizá radique en la polarización que generará su candidatura frente a los
que se oponen al modelo económico neoliberal. Junto al Fujimorismo, el PPC, Castañeda y Toledo,
representarán un bloque por el continuismo. En el medio, el aprismo, hayista y alanista, teniendo
ya serias posiciones divergentes, a pesar de las forzadas sustentaciones de la cúpula de candidatos
al parlamento, afirmando pertenecer a la "izquierda democrática", o de su propia candidata, que
trata de convencernos de ser pro "inclusión social", sonando a un Toledo con "chorreo". Similar
postura la del partido FS, quienes afirmando también ser de "izquierda democrática", dudan entre
unirse a Toledo para blanquear sus posturas económicas, o afrontar junto a las otras "izquierdas
modernas" los avatares de la polaridad por el cambio. Y ante el modelo iniciado por Fujimori, los
sectores populares y progresistas, democráticos, izquierdistas y nacionalistas, en conversaciones
para concretar un frente electoral y enfrentar juntos la política neoliberal, con 20 años cumplidos.
Obviamente, la experiencia de las últimas elecciones nos indica que el voto por el cambio sigue
presente, pero también las características del elector por preferir rostros renovados que
promuevan una lucha frontal a la corrupción, aseguren una economía estable o resuelvan
problemas cotidianos como la seguridad ciudadana o el acceso a servicios de salud y educación
acordes al crecimiento que nos enrostran en cada publicidad estatal. Aráoz polariza perfectamente
el espectro político en base al modelo económico. Por tanto, es una gran responsabilidad esa
unidad progresista al 2011, en vez de seguir pensando como Alan García, en negociar y acumular
fuerzas al 2016.
René Galarreta