Esta bandera es reconocida históricamente como el primer modelo
del símbolo patrio de la actual República de Ecuador. Izada en el primer Grito de la Independencia, cuando Quito Luz de América enciende la antorcha de la libertad, aparece el primer símbolo patrio constituido por una bandera totalmente roja y con el aspa blanca en forma de x. El aspa de esta bandera llamada la Cruz de Borgoña es la representación de la Cruz de San Andrés. Lo cual significa la humildad y sufrimiento, y en la heráldica simboliza al caudillo invicto en combate. Pero Los miembros de la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito, usaron la cruz de Borgoña pintada en blanco, para indicar su oposición a la monarquía española. El 10 de Agosto de 1809 significa para los hombres libres del Ecuador y América Latina una fecha trascendental, porque implica no solamente un grito emancipador, sino porque es la siembra de la conciencia insurgente de nuestros pueblos. Con la sombra tutelar de Eugenio Espejo, los patriotas quiteños y latinoamericanos, como Arenas, Quiroga, Morales, Larrea, Villalobos, Salinas, entre muchos otros intelectuales y dirigentes barriales, reunidos en casa de Manuela Cañizares, definieron la estrategia que, años más tarde, sería reconocida como el levantamiento más original de los criollos anticolonialistas.
La historia registra sucesos y acontecimientos, casi siempre de
acuerdo a la lectura que los vencedores y poderosos determinan, pero, en este caso, gracias al Libertador Bolívar y la conciencia de los patriotas, esta fecha siempre será recordada como la piedra angular de la liberación del continente.
La acción política de los quiteños encontró la oportunidad propicia de
hacer historia cuando los franceses asumieron la Monarquía española, desplazando al Rey de España. Los representantes del agresor en la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla, debía ser depuesto para recuperar la dignidad, esa fecha fue el 10 de Agosto de 1809, fijando un hito imperecedero para la Historia el Ecuador. Han sido 209 años en que nuestra patria continúa luchando por su liberación definitiva, en procura de derrotar el subdesarrollo, la dependencia, la desigualdad, la inequidad, la ignorancia, la injusticia y el hambre. Doscientos nueve años de lucha para la implantación de una verdadera democracia que debe ser el trasunto de la libre determinación de los pueblos. Han sido 209 años de lucha por el imperio de los derechos ciudadanos, por la vigencia de los postulados de libertad, igualdad y fraternidad proclamados en Francia en 1789. Donde nosotros la sociedad ya no del futuro, porque cada vez más nos acercamos a ser la sociedad del presente, podemos y tenemos la obligación de poner fin al yugo del subdesarrollo y el conformismo, que implica erradicar las injusticias, la ignorancia, la desigualdad, la inequidad, y sobre todo la pobreza económica y mental. Creando así una sociedad de respeto, tolerancia y reciprocidad entre todos. Y dar el grito de la libertad absoluta.