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Instituto bíblico betel anexo

distrito sur asambleas de


dios

Materia :
Epístolas Carcelarias

Maestro:
Carlos palacios

Tema:
Tarea 2

Nombre Del Alumno:


Edwin Steven Rivas arevalo
Predestinación y elección

Puede que Efesios 1,3-14 contenga algunas de las frases más largas de la Biblia. ¡Se aprecia algo así
como el excitado parloteo de un niño que vuelve a casa después de haber estado en un parque de
atracciones! Podría haber comenzado la vida como liturgia y, ciertamente, haber inspirado a
escritores de liturgias e himnos de todas las épocas. Padre, Hijo y Espíritu Santo son alabados y
celebrados.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la
fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos
predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su
voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros
en el Amado.

En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de
su gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento nos dio a
conocer el misterio de su voluntad según el beneplácito que se propuso en Él, con miras a una
buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en
Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él también hemos
obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las
cosas conforme al consejo de su voluntad, a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en
esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.

En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra


salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es
dado como garantía de nuestra herencia con miras a la redención de la posesión adquirida por
Dios, para alabanza de su gloria. (Efesios 1,3-14 Biblia de las Américas).

Quiero centrarme en tres palabras claves de este pasaje. Palabras claves cristianas que pueden
fácilmente ser malentendidas, pero cuya correcta comprensión nos proporciona un poderoso
mensaje. Estas son bendecido, escogido y predestinado. Necesitamos la ayuda de Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo para entender estas palabras.

Bendecido
Ser bendecido significa ser el recipiente de una bendición que se puede definir como un don o
afirmación especial de parte de Dios para el beneficio y el bienestar de la persona que lo recibe.
Pero quizás signifique mucho más que eso. Es Dios el Padre el que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual (v. 3) y es a Él a quien deberíamos mirar para entender lo que significa ser
bendecidos. Cuando hacemos eso, resulta evidente que la bendición en la Biblia no sólo es para el
beneficio del que la recibe.

Podemos retrotraernos a Abraham y Sara, a Noé y a su familia, incluso hasta Adán y Eva… y
veremos que a través de toda la Biblia en cada bendición dada por Dios y sin excepción adquiere
un gran efecto expansivo. Pensemos sobre esto. Quizás, en una época tan egocéntrica como esta
necesitemos más que nunca reflejar esta verdad. En lugar de “contar nuestras bendiciones” y
cantar “gracias Dios porque les pasa a ellos y no a nosotros “ (Band Aid “Feed the World”) cuando
llega el sufrimiento, la pobreza y la injusticia, necesitamos entender que las bendiciones de Dios
son extensivas a todo el mundo –y hacer, con una actitud activa y orante, algo para legar las
bendiciones que hemos recibido. Todo esto está muy bien, pero el escritor no sólo nos interpela a
trabajar por una sociedad más solidaria y equitativa. Recibir y compartir las bendiciones no es un
fin en sí mismo. Es sólo un aspecto de un gran cuadro, un cuadro que puede verse de forma clara
cuando también entendemos el significado de las palabras “escogido” y “predestinado”.

Escogido

Debemos tener en cuenta el contexto de “escogido” en el versículo 4 y en el versículo 11.


Adopción (un tipo de elección muy especial) también se encuentra en el versículo 5. Entraremos
en el terreno de los malentendidos en lo que respecta a estas palabras, si entendemos que, si Dios
ha elegido a alguien, esto debe significar que hay otras personas a las que no ha elegido. Personas
que han sido destinadas a quedarse fuera de la plenitud del amor de Dios y de sus bendiciones,
Esta es una trampa clásica en la que caen muchas personas religiosas de todo tipo especialmente
predispuestas a cometer dicho error, y todas ellas lo hacen demasiado a menudo.

Ahora bien, si el Padre nos ayuda a entender la bendición es el Hijo, Jesús, el que nos ayuda a
entender el significado de ser elegido por Dios. El versículo 5 nos dice que a través de Jesús, aún a
través de su sangre adquirimos nuestra adopción. Tanto a través de la vida ejemplar de Jesús
como de su perfecto, inagotable y victorioso amor, incluso hacia sus enemigos, durante todo su
camino a la cruz e incluso más allá hacen posible que hombres, mujeres y niños sean bendecidos
con la adopción como hijos de Dios, como hermanos y hermanas de Jesús. Para entender a dónde
quiere llegar Dios con esto debemos hacer referencia al versículo 10, donde vemos que su último
propósito, el cual se hará realidad, es otorgar en Cristo la unidad de todas las cosas, tanto en el
cielo como en la tierra. Esto tiene grandes implicaciones, las cuales van más allá del ámbito de esta
breve reflexión.

Pero la cuestión clave aquí no es quién es escogido o adoptado, sino para qué las personas son
escogidas. Entender para qué somos escogidos afecta ineludiblemente las elecciones que hacemos
en nuestro día a día, tal y como podemos apreciar en las historias de la vida de Jesús y en los
Hechos de los Apóstoles. Y las personas son elegidas para esto: llegar a ser “santos y sin mancha”
delante de Dios (v. 4). No porque Dios sólo pueda tolerar a las personas santas e inocentes, sino
para abrir los ojos de los que se extrañan de la sorprendente aceptación, clemencia e inclusión que
Él lleva a cabo.

Predestinado

Esta palabra la encontramos en los versículos 5 y 11 y, a menudo, también se malentiende.


¿Significa lo mismo que destino? ¿Cada cosa que nos pasa ha sido arbitrariamente decidida? ¿No
podemos hacer nada porque Dios realmente ha determinado todas las cosas? El origen de esta
forma de pensamiento puede deberse a un elevado criterio sobre la grandeza y el poder de Dios.
Pero también puede tener un efecto poco saludable que puede llevarnos a la complacencia o a un
pesimismo fatalista, dependiendo de si “tienes” o “no tienes”; la élite religiosa o los extrañados.
¡Recientemente me he dado cuenta de que algunas de las más populares notas devocionales
diarias usadas por muchos cristianos apenas pueden distinguirse de las lecturas del horóscopo que
se publican en periódicos y revistas!

Pero la predestinación no es igual al destino, y de la misma manera que Dios el Padre nos ayuda a
entender qué significa “bendecido” y Jesús el Hijo nos ayuda a entender “escogido”, necesitamos
al Espíritu Santo para que nos ayude a entender lo que realmente significa “predestinado”. Porque
estamos predestinados a ser una comunidad llena del Espíritu Santo. Una comunidad que es activa
y dinámica, su influencia es transformadora y se difunde como la luz y el calor del sol naciente,
como el viento que produce el viaje del polen, o como la lluvia reanimando la tierra seca. Lo que
necesitamos es una relación íntima y dinámica con Dios, los unos con los otros y con el mundo.

Tal y como dice el teólogo Karl Barth, el Espíritu Santo es la forma particular del ser de Dios que
introduce profundamente a los cristianos en la fe y al mismo tiempo los visibiliza en la medida que
ellos/ellas participan en el ministerio de Cristo hacia el mundo: “El Espíritu Santo crea una
comunidad que empuja más allá de sí misma porque Él atrae a la comunidad para el trabajo de
salvación universal de Cristo” (Church Dogmatics IV/1, pp. 665-6).
Por tanto, los cristianos no han sido predestinados para una vida regalada o mísera, o para una
aceptación pasiva del destino, sino para un papel activo, fructífero, influyente y dirigido por Dios
en su plan global de salvación.

Conclusión

Bendecido. Escogido. Predestinado. Si entendemos estas palabras correctamente, de acuerdo con


la percepción de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, estaremos más capacitados para hacer lo que
nos toca en el fascinante plan de Dios. Para los seres humanos, creer en Dios puede resultar
extraordinario en los tiempos que vivimos. Pero resulta mucho más extraordinaria la audacia de
Dios al creer en los seres humanos. Dios nos atrae para participar en su plan, bendiciéndonos y
escogiéndonos para provocar todo lo que Él ha predestinado, es decir, que las vidas que vivimos y
las elecciones que hacemos no sean ni insignificantes ni fútiles

Calvinismo y arminianismo

El Calvinismo y el Arminianismo son dos sistemas de teología que intentan explicar la relación
entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana con respecto a la salvación. El Calvinismo
es llamado así por Juan Calvino, teólogo francés que vivió en 1509 – 1564. El Arminianismo es
llamado así por Jacobo Armiño, un teólogo holandés que vivió en 1560 – 1609.

Ambos sistemas pueden sintetizarse en cinco puntos. El Calvinismo sostiene una total depravación
del hombre, mientras que el Arminianismo dice que la depravación es parcial. La depravación total
asegura que cada aspecto de la humanidad está contaminado por el pecado, por lo que los seres
humanos son incapaces de venir a Dios por su propia voluntad. La depravación parcial dice que
cada aspecto de la humanidad está contaminado por el pecado, pero no al extremo de que sea
incapaz de colocar su fe en Dios por su propia voluntad.

El Calvinismo se adhiere a una elección incondicional, mientras que el Arminianismo dice que la
elección es condicional. La elección incondicional sostiene que Dios elige individuos para salvarlos
basado enteramente en Su soberana voluntad, no en alguna otra cosa inherente en el individuo.
La elección condicional dice que Dios elige a los individuos para la salvación, basado en Su pre-
conocimiento de quién será un creyente en Cristo para salvación.
El Calvinismo sostiene que la expiación es limitada, mientras que el Arminianismo dice que la
expiación es ilimitada. Este es el más controversial de los cinco puntos. La redención limitada es la
creencia de que Jesús sólo murió por los elegidos. La redención ilimitada es la creencia de que
Jesús murió por todos, pero que Su muerte no tiene efecto hasta que la persona crea en Cristo.

El Calvinismo se adhiere a una gracia irresistible, mientras el Arminianismo se adhiere a una gracia
resistible. La gracia irresistible sostiene que cuando Dios llama a una persona a la salvación, esta
persona inevitablemente llegará a la salvación. La gracia resistible sostiene que Dios llama a todos
a la salvación, pero que mucha gente resiste y rechaza este llamado.

El Calvinismo cree en la perseverancia de los santos, mientras que el Arminianismo sostiene que la
salvación está condicionada. La perseverancia de los santos se refiere al concepto de que una
persona que ha sido elegida por Dios, perseverará en la fe y nunca negará a Cristo o se apartará de
Él. La salvación condicional es la opinión de que un creyente en Cristo puede, de su libre albedrío,
alejarse de Cristo y por lo tanto, perder la salvación.

Así que en el debate del Calvinismo vs. el Arminianismo, ¿quién está en lo correcto? Es interesante
notar que en la diversidad del Cuerpo de Cristo, hay toda clase de mezclas del Calvinismo y el
Arminianismo. Hay cinco puntos Calvinistas y cinco puntos Arminianistas, y al mismo tiempo tres
apuntan al Calvinismo y dos al Arminianismo. Muchos creyentes llegan a una clase de mezcla entre
estos dos sistemas. A fin de cuentas, creemos que los dos sistemas fallan al intentar explicar lo
inexplicable. Los seres humanos somos incapaces de abarcar un concepto como éste. Sí, Dios es
absolutamente soberano y omnisciente. Sí, los seres humanos podemos ser llamados a hacer una
genuina decisión de poner nuestra fe en Cristo para salvación. Estos dos factores nos parecen
contradictorios, pero en la mente de Dios, ambos tienen perfecto sentido

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