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1.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

España es un país formado diversas culturas, desde la época medieval hasta la formación
de un estado en la modernidad. En su ubicación geográfica, en la península Ibérica, se
visibiliza grandes sectores con una marca diferenciadora en su cultura e idioma, pues no
solamente se habla español. Esto enmarca el contexto como un país con diversos interese,
pasando de economías socialistas y capitalistas, desfavoreciendo y favoreciendo a diversos
sectores de su territorio.

Lo anterior permite inferir que esta situación conlleva a generar conflictos, de los cuales,
convocan en guerras civiles, masacres, entre otras. Uno de esos conflictos fue el del grupo
ETA, quien protestaba por los derechos de una parte del territorio español.

Además, el proceso de paz siempre es un proceso de continuos intentos de acercamiento


entre dos partes diferentes que buscan llegar a un acuerdo para colocarle el fin de la guerra.
En muy pocas ocasiones, para no decir que nunca, el proceso de paz se da de forma
inmediata, siempre está sujeto a innumerables problemáticas sociales, económicas,
culturales tanto de los polos enfrentados como las víctimas que se encuentran en medio
del conflicto.

El proceso de Paz de España en la Eta fue un proceso de continuos intentos y múltiples


interrupciones que superaron en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y este
proceso se identificó como un proceso de negociación de términos en los que imperaba la
entrega de armas, dejación de actos violentos y el reintegro a la vida pública.

Gracias a la labor de países internacionales como Francia y Suiza, se adecúo espacios de


encuentro que facilitaron llegar a feliz término entre la Eta, que defendía la independencia
del País Vasco y el Gobierno Español, que velaba por la integridad del territorio español.

Sin embargo, en múltiples ocasiones, el resentimiento de las víctimas llevó a diversas


protestas en los acuerdos de paz, que, bajo perspectivas de muchas personas, se
visualizaba como injusto muchos puntos del acuerdo y que pasaba por alto crímenes que
debía ser castigados con el peso de la ley.

Por ende, para darle viabilidad al planteamiento del problema de la paz, debemos entender
el origen del conflicto que tuvo como consecuencia la formación de un grupo denominado
como terrorismo. Para ello, habría que tener muy presente que el país Vasco era un pueblo
con una historia de muchos años, el cual perdió si independencia en el año 1200 y que en
el siglo XIX perdió todos los privilegios y derechos seculares, lo que empezó a formar una
conciencia nacional propia entre sus habitantes. Además, durante el franquismo, el pueblo
Vasco sufre una represión política y cultural, lo que conlleva que muchos se sientan
inconforme y inicien todo un proceso que culminará en el origen de la ETA (1959) y se inicie
las acciones violentas contra el Estado Español, desde 1968 hasta el 2010.

Así mismo, en esta identificación del problema de la paz debemos delimitar las exigencias
del grupo que está provocando los actos violentos, para analizar la viabilidad de unos
posibles acuerdos. Es decir, que, si las exigencias son muy utópicas o injustificadas, nunca
podría llegar a feliz término un proceso de Paz. Las exigencias de ETA pasaron por diversas
variaciones con a través de los años, como el de reclamar un amplio esquema político,
social, cultural y económico a exigir solamente el derecho a decidir en cuestiones políticas,
incluyéndose en un proceso democrático y reconocimiento de los estados franceses y
españoles.

Se debe esperar que la voluntad del Estado de garantías de respeto por la vida de los que
se alzaron en armas para que prospere el proceso en el futuro y no exista un rearme.
Cuestión que debe ser tomada con seriedad por parte del mismo gobierno. Estas garantías
deben estar presentes en el diálogo y post-diálogos, sin olvidar los compromisos que asume
el grupo que se reintegra a la sociedad.

Esta cuestión, fue tomada como tal con el proceso con los etarras, que agradecieron
públicamente al gobierno español y a la izquierda abertzale.

La justificación que siempre está de trasfondo en todos los grupos armados es debido a
una injusticia en el pasado, por lo que unas garantías legales de participación y eliminación
de esa injusticia inicial del Estado mayor, debe tener como consecuencia la finalización del
conflicto armado en cualquier situación. Esta deducción, al no ser ejecutada en la realidad,
demostraría dos cosas:

1. Aún el Estado no es garante para reducir la injusticia inicial que provocó el conflicto
y esto generará más años de guerra o de conflicto.
2. El grupo armado, no tiene intereses de participación política, sino que siempre ha
buscado otros intereses con la guerra y su justificación pierde total validez.

Por otro lado, queda la cuestión de las víctimas que siempre tienen la sensación de que no
se hizo justicia. La justificación de la injusticia inicial no debe justificar la acción de actos
violentos como legítimos y por lo tanto ser exentos de cárcel. Por lo que, el proceso mismo
de la paz reclama un proceso extraordinario de llegar a dicha justicia, un proceso que
contemple una verificación de los hechos ocurridos, reparación de las víctimas (Tanto en el
conocimiento de los acontecimientos, como regulación de recursos perdidos en el conflicto)
y la garantía de no volver a ejecutar actos violentos por parte del grupo que se reintegra a
la sociedad.

Desde este último escenario se piensa como una acción para evitar más víctimas, más
sufrimiento y lograr una verdadera posibilidad de finalización de la guerra. El proceso de
paz de España desde la ETA, debe tener presenta dichas características y esto ofrece una
esquema para otras naciones que atraviesan por conflictos armados y que ansían llegar a
un feliz término en la paz. Estas experiencias significativas, las estructuras que validaron el
proceso, las estrategias de diálogo que llevaron a la salida pacífica del conflicto, podrán
implementarse cómo válidas a cualquier situación similar.

El proceso de Paz con el grupo ETA, inicia desde la restauración de la democracia todos
los gobiernos han intentado mantener conversaciones con el grupo armado. Entre 1981 y
1982 se celebraron negociaciones lideradas por el ministro del Interior del Gobierno de la
UCD, que permitieron la disolución de ETA Político Militar VII Asamblea en septiembre de
1982, acordándose un Plan de Reinserción Social para los etarras que dejaron las armas.

Ante los continuos atentados que realizaban el resto de etarras, entre 1986 y 1987 el
Gobierno socialista inició una serie de contactos en Argel con los dirigentes etarras “Txomin”
y “Antxon”, a través del secretario de Estado para la Seguridad y un delegado del Gobierno,
entre otras personas.
Una treintena de etarras se habían refugiado en este país, huyendo de la persecución
policial de España y Francia. No es hasta enero de 1989, sin embargo, que se iniciaron
oficialmente las llamadas “Conversaciones de Argel”, tras una tregua de tres meses
decretada por ETA, y que finalizaron sin resultado a primeros de abril, tras negarse el
Gobierno a las exigencias de ETA de trasladar a Argelia a varios etarras presos en Francia,
y a iniciar conversaciones entre el Gobierno
y la izquierda abertzale. También influyó negativamente, al parecer, la celebración de una
multitudinaria manifestación en Bilbao contra la violencia y el terrorismo.

A pesar de la ruptura, durante 1990 el Gobierno continuó explorando con “Antxon” la


posibilidad de reabrir negociaciones, sin resultado, hasta el punto de que en abril de 1991
el Gobierno anunció que negociaría con ETA en Suecia si mantenía una tregua de dos
meses.

En los últimos años, y en particular a partir de 1997, sucedieron diversos acontecimientos,


tanto en el interior como en el exterior del País Vasco, que influyeron notablemente en la
creación de unas condiciones que con el tiempo resultaron favorables al inicio de un
proceso de negociación, y que podrían catalogarse en las siguientes siete etapas:

1. Julio 1997 a agosto de 1998: Influencia irlandesa.


2. Septiembre 1998 a noviembre 1999: Tregua frustrada
3. Diciembre 1999 a diciembre 2001: Vuelta a la violencia y a las contradicciones
4. Enero 2002 a mayo 2003: Primeros encuentros y búsqueda de nuevos escenarios
5. Junio 2003 a marzo 2006: Cambio de Gobierno y fase de prenegociación
6. Marzo a diciembre 2006: Alto al fuego permanente de ETA, negociación y búsqueda
de consensos amplios
7. A partir de enero 2007: Ruptura del alto al fuego por parte de ETA. Período de
reflexión y de replanteamientos generales
Para lograr el tratado de paz se propuso la siguiente metodología de las dos mesas
propuesta por Batasuna en noviembre de 2004
1 – Una mesa en la que se reúnen el Gobierno y ETA para hablar exclusivamente de la
situación y futuro de los presos etarras y el abandono de las armas.
2 – Otra mesa en la que sentarían a dialogar todos los grupos políticos que quisieran, para
sentar las bases de la solución política del conflicto.

El proceso en los últimos años, En mayo de 2005, el presidente del Gobierno, J.L.
Rodríguez Zapatero, expuso en un Pleno del Congreso su propuesta de paz, formalizando
el proceso que hasta entonces tenía un carácter exploratorio. Posteriormente,
representantes del Gobierno español se reunieron durante el verano y en noviembre con el
ex dirigente etarra Josu Urrutikoetxea “Ternera”7 en Oslo y Suiza, iniciando un camino
exploratorio que permitió que ETA declarara un alto al fuego permanente el 24 de marzo de
2006, aunque luego se comprobó que en los meses anteriores a esta declaración, ETA se
rearmó abundantemente y tenía las condiciones logísticas suficientes para cometer un
atentado.

En las reuniones exploratorias se acordó que el esquema negociador sería el siguiente:


contactos previos- prediálogo – tregua – negociaciones con apertura de dos mesas
paralelas (una militar con
ETA, y otra, política, con Batasuna y el PNV) – acuerdos – implementación de los
acuerdos… y normalización de Euskadi.

Las reuniones que se celebraron fueran las siguientes:


A mediados de 2010, por tanto, cuando la izquierda abertzale llegaba a un acuerdo histórico
con Eusko Alkartasuna (EA), con el objetivo estratégico de luchar por la creación de un
Estado vasco por medios pacíficos, y con el esquema referencial de “paz por participación
política”, ETA quedaba en la disyuntiva de preparar el terreno para su autodisolución a corto
plazo, o para decretar una tregua a largo plazo, aunque sólo el primer escenario es el que
posibilitaría la plena incorporación de la izquierda abertzale a la vida política con el
beneplácito del Gobierno de Madrid.

PROPÓSITO GENERAL

Identificar experiencias significativas que brinden soluciones pacíficas del conflicto interno
en España de la ETA.

PROPÓSITOS ESPECÍFICOS

Identificar factores políticos y económicos permitieron convencer a las partes de llegar a


unos acuerdos y declarar definitivamente el cese al fuego y la incorporación a la sociedad.

Comprender el cómo manejaron los intereses y las denuncias de las víctimas del conflicto
armado, para garantizar justicia frente a los atentados, secuestros, asesinatos que
ocurrieron.

Valorar las garantías aplicadas en el proceso de la paz con ETA, sirven como orientación a
los tratados de paz en otros países, para que se respeten los acuerdos y se repare a las
víctimas.

Identificar el procedimiento que debe seguir en el caso que el tratado de paz fracase y evite
que los integrantes de la ETA se rearmen, sino que resuelvan sus nuevas dificultades por
vía legal.

CAPÍTULO 2: MARCO TEÓRICO


CAPÍTULO 4: ANÁLISIS DE RESULTADOS.

Como resumen del proceso de paz de la ETA en España se describe como un proceso de
continuos intentos y múltiples interrupciones hasta completar los acuerdos. En dicho
proceso de negociación de términos en los que imperaba la entrega de armas, dejación de
actos violentos y el reintegro a la vida pública, reinó al principio la desconfianza. Aunque
gracias a la labor de países internacionales como Francia y Suiza, se adecúo espacios de
encuentro que facilitaron llegar a feliz término entre la Eta, que defendía la independencia
del País Vasco y el Gobierno Español, que velaba por la integridad del territorio español.

Por otro lado, en múltiples ocasiones, el resentimiento de las víctimas llevó a diversas
protestas en los acuerdos de paz, que, bajo perspectivas de muchas personas, se
visualizaba como injusto muchos puntos del acuerdo y que pasaba por alto crímenes que
debía ser castigados con el peso de la ley. Para darle viabilidad al planteamiento del
problema de la paz, debemos entender el origen del conflicto que tuvo como consecuencia
la formación de un grupo denominado como terrorismo. Para ello, habría que tener muy
presente que el país Vasco era un pueblo con una historia de muchos años, el cual perdió
si independencia en el año 1200 y que en el siglo XIX perdió todos los privilegios y derechos
seculares, lo que empezó a formar una conciencia nacional propia entre sus habitantes.
Además, durante el franquismo, el pueblo Vasco sufre una represión política y cultural, lo
que conlleva que muchos se sientan inconforme e inicien todo un proceso que culminará
en el origen de la ETA (1959) y se inicie las acciones violentas contra el Estado Español,
desde 1968 hasta el 2010.

Partiendo de esta última exigencia, se infiere que el proceso de paz es más realista y que
los acuerdos pueden celebrarse bajo algunas exigencias que se le deben hacer al grupo
que entra en un proceso de reinserción a la sociedad. Estas exigencias deben ser cumplidas
como garantía de cumplimiento de los acuerdos. Clasificando estas exigencias, desde el
proceso de paz con la ETA, podemos enumerarlas de la siguiente forma: Dejación de armas
y de actos violentos, como atentados, asesinatos, secuestros, entre otros. Localización,
buscar un lugar para realizar el proceso de diálogo y conversación de los puntos del
acuerdo. Dicho lugar no puede vulnerar a las víctimas o entorpecer la vida pública de otros.

Los conflictos son una expresión humana de inconformidad que se transforma en un


problema mayor, debido a que genera más violencia de la que desea cambiar. Por ende, la
única salida es el proceso de paz, porque permite llegar a unos acuerdos a través del
diálogo en las partes afectadas. Así mismo, se requiere comprender que los victimarios
fueron en cierto sentido, víctimas de un conflicto anterior, que tomaron como salida la
promoción de actos bélico; aunque no se puede justificar los actos terroristas que se han
cometido, se debe comprender que su accionar guerrista parte de una protesta armada,
contra una injusticia, de la cual debe darse solución para empezar a buscar salidas
pacíficas. Siendo así, el proceso de paz incluye una reparación primitiva de la injusticia
pasada.

Por otro lado, se debe mencionar las nuevas víctimas, las cuales han sufrido el accionar de
estos grupos insurgentes, de las cuales, en un proceso de paz, deben tener un reparo. Este
tipo de reparo, que no es absoluto porque no se le pueden devolver a la vida a los muertos,
debe al menos contemplar la integralidad e integridad de cada una de ellas. En otras
palabras, no hay paz si no hay reparación. Por ello, no podemos dejar la reparación solo en
la parte económica, también en el desvelar la verdad de los hechos, la verdad que hay
detrás de las muertes, del dolor de la pérdida de un ser querido. Entonces, la reparación
debe incluir también el salvaguardar la vida de las víctimas, restituir los bienes robados,
devolver la seguridad a los territorios y velar por la no repetición de los hechos violentos.

Además, el problema de los diálogos implica buscar un lugar diferente, un espacio ajeno al
conflicto que permita garantizar la vida de los que se someten al diálogo. Para ello, es
primordial que ese lugar sea otro país que vele por las anteriores garantías y facilite los
encuentros entre las partes en conflicto. Pero, sin olvidar que esto no significa que los
tiempos del proceso sean interminables o que el grupo implicado, pueda extenderse sin
remediar algunos plazos máximos para llegar a los acuerdos. Desde otra perspectiva, se
debe mencionar que las garantías que deben darse son: brindar seguridad al grupo que se
encuentra en la salida al conflicto, dar garantías de participación, habilitar espacios de
estancia y de diálogo, permitir la comunicación y evitar la fuga de los actores en proceso de
desmoviliza miento. Por último, en todos los procesos de paz, se debe contemplar la idea
que no hay dialogo perfecto, que se presentan diversas dificultades.

CAPÍTULO 5: CONCLUSIONES

La solución pacífica de los conflictos marca una gran expectativa en el siglo XXI, como un
factor que involucra acciones que promuevan las soluciones de los conflictos por la vía
pacífica, muy diferente en las otras épocas de la historia humana. El ser humano, como un
sujeto libre e inteligente, hace un salto enorme entre la violencia y el conflicto, es muy
importante seguir apoyando esta clase de acciones que involucran la paz en los territorios
o en los países más pobres del mundo. El caso de España y Colombia, son ejemplos en
los que se coloca aun lado las diferencias y llegan a una solución que garantice los derechos
de las victimas y reparación de los daños causados.

Por eso, el acuerdo de paz permitió que España se uniera y empezara a resolver sus
conflictos desde el diálogo, propiciando un ambiente que evite la generación de nuevas
formas de violencia y vuelvan a llevar al país a una guerra civil. La economía y la política
del país cuenta con un mejor multi-expresividad y las normas acobijan alternativas de
solución por las vías que mejor favorezcan a las mayorías como a las minorías. Así mismo,
se ha vista una promoción de los derechos humanos, el crecimiento del mercado, la
importancia del mercado internacional con la participación de la inversión española y un
buen rendimiento en la participación de la comunidad europea.

Este modelo del acuerdo, permite ser ejemplo para otros países que busquen resolver sus
problemas internos. La solución pacífica, genera nuevas expectativas que avanzan hacia
la formación de un proceso mundial de paz, quedando grandes retos como el del medio
oriente y el de Israel con Palestina. Por otro lado, se busca que los acercamientos
fortalezcan a las grandes organizaciones como la ONU, la OEA, pero desde la construcción
de la verdad y reconfiguración de la justicia para las víctimas. Gracias a ello, se plantean
diversas posibilidades que enfocan a la historia del ser humano hacia nuevas formas de
superar las cadenas de violencia.

Por último, la paz duradera debe estar enfocada a diversos factores como a la reparación
de víctimas, reconstrucción de la verdad de los hechos, justicia reparatoria y la no repetición
de los hechos. Desde la reparación de las víctimas, se busca devolver pertenencias,
recursos, vivienda, entre otras más, de las que fueron despojadas las víctimas durante la
guerra. Desde la reconstrucción de los hechos, se dispone de la verdad para aclarar las
circunstancias que colaboren en garantizar la justicia reparatoria en donde se juzgue todas
las partes implicadas. Lo anterior nos lleva a garantizar la no repetición de los actos
violentos que permitan la convivencia pacífica y la solución de futuros conflictos.

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