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Paco Bezerra

GROOMING
A Emmanuel Montes Becerra

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Una CHICA de aspecto infantil y un HOMBRE con la cara de James Stewart, pero
vestido y peinado como Cary Grant, están sentados en el banco de un parque.

Atardece.

El HOMBRE mira al frente.

Silencio.

La CHICA también.

Silencio.

HOMBRE.- Julio alterna sus estudios con el fútbol como jugador amateur del Real
Madrid. Un día, el portero del equipo se lesiona y el entrenador le comunica que
debutará el próximo domingo. Julio celebra con sus amigos y con su novia su
debut como titular del Real Madrid, pero esa misma noche sufre un accidente de
coche y se queda paralítico. Ingresa en el hospital, lo operan y comienza una larga
fase de recuperación. Poco a poco, sus amigos y su novia dejan de visitarlo y se
queda solo, en la clínica.

El HOMBRE sigue mirando al frente.

La CHICA también.

HOMBRE.- Cada vez que la echaban daba la casualidad de que estaba en casa de
mi abuela. Ella nunca me dejaba ver el final. Al poco de meter a Julio en la clínica,
siempre la quitaba. Decía que era una pena y que no entendía por qué tenían que
hacer películas como ésa. Yo le explicaba que después del hospital venía la parte
final, que lo había visto en el tráiler: Julio se retira a un hotel, comienza a cantar y
se hace famoso. Pero mi abuela decía que no, que, después de lo que había
pasado, era imposible que sucediera algo así.

Silencio.

HOMBRE.- ¿Ves al capullo ese de ahí enfrente?

La CHICA no responde.

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HOMBRE.- Llegó hace un rato largo, se colocó justo al otro lado del estanque, en
donde está ahora, y empezó a tirarle gusanitos a los patos. ¿Tú crees que se los
comen?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Me apostaría el cuello a que piensa que vestir como una cucaracha y
tirar esa mierda al estanque mola un montón. Ése es el problema. La gente está
muy equivocada. Pero hay poco que hacer. Con los gilipollas no se puede hablar,
entre otras cosas porque nunca te hacen caso. Y aunque te lo hicieran daría lo
mismo. ¿Sabes por qué?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Los gilipollas nunca entienden nada de lo que les dices. Se creen que
les hablas porque tú eres igual de gilipollas que ellos.

Silencio.

HOMBRE.- Dentro de muy poco ya no se podrá ir al cine. Lo leí el otro día en un


periódico de esos que regalan por la calle: “Las diez cosas que desaparecerán de
aquí a diez años“. ¿Te gusta el cine? Cuál es tu película favorita.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- La que hayas visto más veces. ¿Conoces Con la muerte en los
talones?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- En mitad de una llanura, a Cary Grant le persigue una avioneta. Él no


sabe por qué. Entonces, busca un sitio donde esconderse. A lo lejos ve un maizal,
corre, se mete dentro, la avioneta planea sobre el maizal, empieza a fumigar y
Cary Grant casi se asfixia. Hasta que aparece un camión cisterna y Cary Grant
aprovecha, sale del maizal y corre de nuevo hacia la carretera, pero el camión no
se para y casi lo atropella. La avioneta cambia de sentido, vuelve a dirigirse a él,
pero no calcula bien, se desestabiliza y se estrella contra el depósito del camión,
que explota por los aires y todo se llena de gasolina, humo y fuego. Cuando
vuelven a enfocar a Cary Grant, no tiene ni un solo rasguño. ¿Sabes por qué?

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La CHICA no responde.

HOMBRE.- Cary Grant es un héroe. Todo lo contrario de James Stewart, un tipo


traumatizado y cobarde que se pasa el día en pijama mirando a través de unos
prismáticos la vida de los demás. Yo tampoco lo sabía, me enteré hace poco,
pero dicen que Cary Grant y James Stewart son la misma persona.

El HOMBRE se da cuenta de que tiene suelto el cordón de uno de sus zapatos.

HOMBRE.- Al principio parece extraño, dos tíos diferentes no pueden ser el


mismo, pero la movida es que mientras Cary Grant representa lo que a Hitchcock
le hubiese gustado ser, un tipo apuesto y decidido, James Stewart era un reflejo
de su verdadera personalidad: un gilipollas traumatizado, tímido y cobarde. Se fue
el capullo de los patos. Átamelo.

La CHICA sigue mirando al frente.

HOMBRE.- El zapato.

La CHICA deja de mirar al frente y dirige su vista hacia el zapato del HOMBRE.

HOMBRE.- Átamelo.

La CHICA retira su vista del zapato y, por primera vez, mira al HOMBRE.
HOMBRE.- Átamelo.

Silencio.

La CHICA, lentamente, se levanta del banco y se arrodilla en el suelo, junto al


zapato del HOMBRE.

HOMBRE.- Hitchcock me ha ayudado a entender cosas que no tienen que ver con
el cine ni nada de eso.

La CHICA agarra los cordones del zapato del HOMBRE y comienza a atárselos.

HOMBRE.- Hitchcock me ha ayudado, más bien, a entender cosas que tienen que
ver conmigo.

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La CHICA termina de atarle los cordones al HOMBRE.

HOMBRE.- Gracias.

La CHICA se levanta del suelo, se sienta en el banco y vuelve a mirar al frente.

HOMBRE.- Me llamo Leonardo. Me lo puso mi madre. La gente cree que fue por
Di Caprio, pero sólo por edad, y a menos que te pares tres segundos a pensarlo,
no tiene mucho sentido. Fue por Da Vinci, ese italiano que hacía de todo. ¿Sabes
quién fue Da Vinci?

La CHICA, que sigue mirando al frente, no responde.

HOMBRE.- Estudié Piano, Arquitectura y Bellas Artes. De joven tenía un grupo.


Tocaba la guitarra y escribía las letras. Pero lo que más me gusta es el cine, las
películas. Yo tengo talento, ¿sabes? Soy un artista. El problema es que me toca
los huevos perder el tiempo y prefiero quedar con chicas guapas como tú que me
la pongan dura.

El HOMBRE saca de uno de sus bolsillos un taco de tarjetas, hace una especie de
abanico con ellas y se las muestra a la CHICA.

HOMBRE.- Elige una carta.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Elige.

La CHICA mira las tarjetas.

HOMBRE.- Lo siento, pero tienes que elegir.

La CHICA se lo piensa y, finalmente, elige una tarjeta, que el HOMBRE agarra y


retira de su mano.

HOMBRE.- La movida es la de siempre. Yo te hago una pregunta. Si la aciertas,


puedes coger y volver por donde has venido, pero, si la fallas… La cosa es que
tengo un problemilla y me gustaría pedirte un pequeño favor. Historia, Lengua y
Literatura, Arte, Ciencias Naturales, Cine o Deportes.

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La CHICA se pone de pie.

HOMBRE.- A dónde vas.


CHICA.- Se está haciendo tarde.
HOMBRE.- Vuelve a sentarte en el banco, me estás poniendo nervioso.
CHICA.- Me dijo que no me tocaría.
HOMBRE.- Y no lo voy a hacer.
CHICA.- Usted no tiene dieciséis años.
HOMBRE.- Dices eso porque aún no me conoces.
CHICA.- Qué quiere.
HOMBRE.- Historia, Lengua y Literatura, Arte, Ciencias Naturales, Cine o
Deportes.

La CHICA continúa de pie.

CHICA.- ¿Si elijo me dejará marcharme?


HOMBRE.- No te lo voy a repetir.
CHICA.- Está bien: Historia.
HOMBRE.- Te estoy esperando.
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- He dicho que te sientes.

Silencio.

La CHICA baja su mirada, vuelve a sentarse en el banco y el HOMBRE lee la


tarjeta.

HOMBRE.- Quién fue la primera mujer en viajar al espacio: Adriana Sklenarikova,


Svetlana Savitskaja, Valentina Terechkova o Sally Ride. Tiempo.

La CHICA parece que se lo piensa, pero, finalmente, no responde.

HOMBRE.- Tiempo.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Por probar no pierdes nada.

La CHICA no responde.

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HOMBRE.- Di una. Quién sabe.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- A lo mejor tienes suerte.


CHICA.- La cuarta.
HOMBRE.- ¿Sally Ride?

El HOMBRE mira el dorso de la tarjeta y comprueba la respuesta.

HOMBRE.- No era una pregunta fácil. Lo siento.

El HOMBRE le cede la tarjeta a la CHICA para que ésta pueda comprobar la


respuesta.

HOMBRE.- Sabes lo que va a pasar ahora, ¿no?

La CHICA vuelve a mirar al frente.

HOMBRE.- Será sólo un momento. No voy a hacerte daño.

Silencio.

HOMBRE.- Tú confía en mí…

Silencio.

HOMBRE.- Y todo saldrá bien.

El HOMBRE se abre la bragueta de su pantalón.

Silencio.

La CHICA sigue mirando al frente.

HOMBRE.- Ya verás, te va a gustar. Dentro de lo que cabe, y tal y cómo está el


mundo, en el fondo, hasta has tenido suerte de dar conmigo.

Silencio.

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HOMBRE.- Creéme, Carolina, si te digo que podría haber sido mucho peor.

La CHICA se pone de pie.

HOMBRE.- Date la media vuelta y ponte de rodillas en el suelo.

La CHICA se da la media vuelta y se coloca frente al HOMBRE.

Silencio.

El HOMBRE se saca el pene a través de la bragueta de su pantalón y la CHICA se


arrodilla.

Silencio.

La CHICA acerca despacio su boca al pene del HOMBRE y comienza, muy suave,
a practicarle una felación.

Silencio.

La CHICA continúa practicándole una felación al HOMBRE, hasta que éste eyacula
y vuelve a guardarse el pene dentro del pantalón. La CHICA se echa a un lado y
escupe una buena cantidad de saliva al suelo.

Silencio.

HOMBRE.- No estarás enfadada conmigo, ¿verdad?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Qué vas a hacer ahora.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- ¿No me vas a responder?


CHICA.- Supongo que tiraré para casa.
HOMBRE.- Por qué. ¿No estás segura?
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- Como has dicho: “supongo que tiraré para casa”, no sé, a lo mejor es

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que no estás segura. Puede que vivas lejos, que vayas a quedarte en casa de
alguna amiga o no sé, a lo mejor es más sencillo que todo eso y, directamente, es
que no quieres hablar conmigo.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Te conozco desde hace poco, pero, ¿sabes de qué me da la impresión,


Carolina?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- De que no confías en mí. Vuelve a sentarte en el banco.


CHICA.- Lo siento, pero tengo que marcharme.
HOMBRE.- He dicho que te sientes en el banco.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- ¿O no me has oído?

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Vuelve a sentarte en el banco.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Si quieres por las buenas, por la buenas, pero si prefieres tener
problemas…
CHICA.- Por qué me hace esto.
HOMBRE.- Por qué te hago el qué.
CHICA.- Me gustaría volver a casa.
HOMBRE.- ¿Y? Qué ocurre. ¿Vives lejos?
CHICA.- Más o menos.
HOMBRE.- Y eso qué quiere decir. ¿Eres siempre tan ambigua? Qué significa más
o menos.
CHICA.- Cerca del aeropuerto.
HOMBRE.- Mucho ruido, ¿no?
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- Me refiero a los aviones.
CHICA.- Estoy acostumbrada.

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HOMBRE.- ¿Y tienes prisa?
CHICA.- Todas las noches cenamos sobre esta hora.
HOMBRE.- Entonces, sí que tienes, ¿no?
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- Prisa.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Te lo digo porque, si quieres, puedo acercarte.


CHICA.- No tiene que molestarse.
HOMBRE.- No es molestia ninguna, al contrario, tengo el coche ahí detrás.
CHICA.- No se preocupe. Cogeré el autobús.
HOMBRE.- No me preocupo, pero me quedo mucho más tranquilo.
CHICA.- Se lo estoy diciendo en serio.

El HOMBRE se pone de pie.

HOMBRE.- Yo también.

La CHICA da un paso atrás.

HOMBRE.- He dicho que te sientes en el banco.


CHICA.- Vine hasta aquí e hice lo que me dijo…
HOMBRE.- Por la autovía son quince minutos.
CHICA.- Ahora le toca a usted.
HOMBRE.- ¿Has pensado ya en lo que vas a decir cuando llegues y te pregunten
de dónde vienes?
CHICA.- No se lo voy a contar a nadie.
HOMBRE.- Ya, pero y yo cómo lo sé.
CHICA.- Si lo que quiere es que me suba en su coche, lo siento, pero no lo voy a
hacer.
HOMBRE.- Por qué.
CHICA.- Porque esto no fue lo que hablamos.
HOMBRE.- Cuándo.
CHICA.- Anoche.
HOMBRE.- ¿Anoche?
CHICA.- Sí. Por el Messenger.

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Porta horizontal MSN Messenger, también llamado masivo o de propósito
general.

Nunca revele sus contraseñas o números de


tarjetas de crédito en una conversación de mensajes
instantáneos. Para evitar infecciones de virus o gusanos en
el equipo, no acepte ni abra nunca un archivo o vínculo de
un mensaje instantáneo hasta que compruebe su
autenticidad con el remitente.

HOMBRE.- Primera escena, si te hace gracia, escribe: ja, ja, ja. Un tipo se cae al río
y se queda negro. Segunda escena: otro tipo se cae al mismo río y también se
queda negro. Tercera escena: otro tipo se cae al mismo río y también se queda
negro. Cómo se llama la película.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Río deja Neiro.

Silencio.

HOMBRE.- Qué pasa. ¿No te ha hecho gracia?


CHICA.- ¿Río deja Neiro? No conozco ninguna película que se llame así.
HOMBRE.- Se abre el telón y se ve a una chica diciendo: “¡La tengo que ver, sea
como sea, la tengo que ver, no puedo quedarme así, la tengo que ver, la tengo que
ver!” Se cierra el telón, se abre el telón y se ve, otra vez, a la misma chica diciendo:
“Tengo que ir, sea como sea, tengo que ir a verla, no puedo no ir, tengo que ir,
tengo que ir, tengo que ir!” Se cierra el telón. Cómo se llama la película.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Ve ya y la ves, tía.

Silencio.

HOMBRE.- Se abre el telón y se ve un Tetra Brik de Don Simón. Cómo se llama la


película.
CHICA.- Ni idea.

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HOMBRE.- Es tinto básico. Se abre el telón…
CHICA.- Perdona, de qué nos conocemos.
HOMBRE.- Si quieres que hablemos de otra cosa…
CHICA.- No es eso, es sólo que no sé quién eres.
HOMBRE.- Charlamos hace tiempo.
CHICA.- Dónde.
HOMBRE.- En el chat, imagino.
CHICA.- Qué chat.
HOMBRE.- O en Tuenti, ahora no me acuerdo.
CHICA.- Qué edad tienes.
HOMBRE.- Dieciséis.
CHICA.- Cuál es tu nick.
HOMBRE.- ¿Mi qué?
CHICA.- En el Tuenti, tu nick. No me sale tu foto.
HOMBRE.- Perdona, pero a veces no entiendo lo que escribes.
CHICA.- En el Tuenti. Cuál es tu nombre.
HOMBRE.- Dani_wapete. Te envié unas fotos no hace mucho, delante de un pulpo.
CHICA.- Qué pulpo.
HOMBRE.- En un parque de atracciones. Sin camiseta. Un pulpo. ¿No te
acuerdas?
CHICA.- Sigue sin salirme tu foto.
HOMBRE.- Es que este ordenador no es mío.
CHICA.- Entonces, mejor hablamos otro día.
HOMBRE.- Espera.
CHICA.- En serio. Tengo cosas que hacer.
HOMBRE.- Un segundo.
CHICA.- Lo siento, pero no suelo hablar con gente sin foto.
HOMBRE.- Hay algo importante que me gustaría decirte. He cambiado tu
contraseña y tu pregunta secreta. Si cierras el Messenger ya no podrás abrirlo.
Acabo de robarte la cuenta de correo con todos tus mensajes dentro.

Silencio.

HOMBRE.- Si no cambias la pregunta secreta, por defecto, aparece siempre la


misma: el nombre de tu mascota. La primera vez que hablamos te pregunté si te
gustaban los animales. Yo te dije que tenía un perro, Manolo, y tú me hablaste de
tu periquito: Jimmy Jimmy. Hace semanas que entro a tu correo y veo todas tus
fotos. Creo que me he enamorado de ti.

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En la pantalla aparece una petición de webcam para iniciar una vídeollamada.

Mr.Hitchcock desea iniciar una vídeollamada con Carolina16. Aceptar (Alt+C)


Rechazar (Alt+D)

HOMBRE.- Acepta, por favor.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- O te quedas sin cuenta.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Tú decides.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Está bien, como quieras, pero luego no digas que no te avisé.

La CHICA acepta la invitación, entra en la red digital de comunicación Messenger


y su imagen aparece en la pantalla del computador del HOMBRE.

HOMBRE.- Súbela, por favor.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- La cam. No te veo bien.

La CHICA sube la webcam.

HOMBRE.- Un poco más.

La CHICA sigue subiendo la webcam hasta colocarla a la altura de su cara.

HOMBRE.- Está desenfocada.

La CHICA acerca su mano al objetivo de la webcam y, poco a poco, va


enfocándose la cara hasta que se ve completamente nítida.

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HOMBRE.- Cómo te llamas.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Quiero oír tu voz. Dime tu nombre.

La CHICA responde hablando frente a la webcam.

CHICA.- Carolina.
HOMBRE.- Y qué edad tienes.
CHICA.- Dieciséis.
HOMBRE.- Levántate la camiseta.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Súbetela.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Por favor.

Silencio.

La CHICA, finalmente, se levanta su camiseta y muestra los pechos a la webcam.

HOMBRE.- Coge algo.

Silencio.

HOMBRE.- El mando de la tele.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- O un bote.

La CHICA agarra su móvil.

HOMBRE.- Enséñamelo.

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La CHICA muestra a la webcam su móvil.

HOMBRE.- Métetelo.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- En la boca.

La CHICA abre la boca y se acerca el teléfono móvil a ella.

HOMBRE.- Chupa.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Chupa.

La CHICA desconecta la webcam y la imagen desaparece de la pantalla del


HOMBRE.

En la pantalla de la CHICA vuelve a aparecer la invitación de vídeollamada.

Mr.Hitchcock desea iniciar una vídeollamada con Carolina16. Aceptar (Alt+C)


Rechazar (Alt+D)

HOMBRE.- Por qué la has quitado.

La CHICA rechaza la invitación de vídeollamada.

El HOMBRE vuelve a enviársela.

Mr.Hitchcock desea iniciar una vídeollamada con Carolina16. Aceptar (Alt+C)


Rechazar (Alt+D)

HOMBRE.- Acepta.

La CHICA vuelve a rechazar la petición de webcam y el HOMBRE le envía un


archivo de descarga instantánea. En la pantalla de la CHICA aparece el icono en
cuestión.

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HOMBRE.- Es un vídeo. Bájatelo.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Sales muy guapa. En serio. Te va a gustar.

Silencio.

La CHICA, finalmente, acepta el archivo y éste se descarga automáticamente en


su ordenador. Al finalizar, suena un pitido, y en la pantalla del ordenador de la
CHICA se reproduce un pequeño vídeo de lo que ésta acaba de hacer desde que
aceptó la invitación de vídeollamada enviada por el HOMBRE hasta que la detuvo:
subir un poco la webcam, un poco más, acercar su mano al objetivo para
enfocar, decir su nombre, su edad, levantarse la parte de arriba, mostrar los
pechos, agarrar un móvil, enseñarlo a la webcam, abrir la boca y acercarse el
móvil a la boca.

HOMBRE.- Qué harías si mandase el vídeo a todas las direcciones y lo viesen tus
contactos.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Carolina, ¿estás ahí?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Por cierto, qué haces mañana.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- En una de las direcciones, en tu lista de contactos, pone papá.


Supongo que papá será tu padre.
CHICA.- Por favor, no hagas eso.
HOMBRE.- Sé de un sitio.
CHICA.- No mandes ese vídeo a nadie.
HOMBRE.- Al otro lado del puente que divide la ciudad hay un parque, con un lago.
Tiene cuatro entradas. ¿Lo conoces?

La CHICA no responde.

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HOMBRE.- La puerta del norte es la que está más cerca del estanque. Nada más
entrar, detrás de las escaleras que bajan a los jardines, hay dos caminos. En el de
la derecha, al principio, hay una estatua de un ángel con un pájaro en la cabeza. Si
coges el camino de la estatua y sigues recto, llegas sin problema a una plaza,
pequeña, sin fuente, ni escultura, sólo con un banco. Camina hasta el banco y
siéntate. Mañana, por la tarde, a las siete y media. Tú sola.

Silencio.

HOMBRE.- Te aseguro que soy el primer interesado en destruir ese vídeo y en no


mandárselo a nadie. Así que espero que estés de acuerdo conmigo y que no me
des opción.

*****

El HOMBRE y la CHICA siguen de pie, junto al banco.

HOMBRE.- Lo que menos me gustaría es que te llevaras una impresión


equivocada de mí.
CHICA.- El autobús está a punto de pasar.
HOMBRE.-¿Vas a dejarme con la palabra en la boca?
CHICA.- No me gustaría perderlo.
HOMBRE.-¿Y no puedes esperar siquiera un minuto?
CHICA.- Es que ya no pasan más.
HOMBRE.- Qué ocurre luego con los malentendidos.
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- En qué trabaja tu padre.

La CHICA mira su reloj.

HOMBRE.- ¿Fabrica relojes? ¿Los vende?

La CHICA vuelve a mirar al HOMBRE.

HOMBRE.- ¿Tiene una tienda?


CHICA.- El autobús está a punto de pasar.
HOMBRE.- ¿Podemos cambiar de tema o vamos a estar todo el rato hablando del
autobús?

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La CHICA no responde.

HOMBRE.- A lo mejor es que no trabaja en nada y está en el paro. Últimamente


hay mucha gente sin trabajo. Puede ser, ¿no?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- No sé, Carolina, porque me ofrezco a acercarte en el coche y no


quieres, y te digo que me digas en qué trabaja tu padre y tampoco quieres, pero
luego sí que quieres que confíe en ti y que te deje que te vayas como si tal cosa.
No sé si me entiendes.
CHICA.- No me gusta hablar del tema.
HOMBRE.- Qué tema.
CHICA.- De mi padre.
HOMBRE.- Por qué.

La CHICA se encoge de hombros.

HOMBRE.- ¿Está enfermo?


CHICA.- No.
HOMBRE.- Entonces, qué le pasa.

La CHICA baja la mirada dirigiendo su vista al suelo.

CHICA.- No lo sé. Nunca lo he visto.

Silencio.

CHICA.- Ni si quiera sé si existe.


HOMBRE.- Será duro.

La CHICA eleva la vista y vuelve a mirar al HOMBRE.

CHICA.-¿Puedo irme ya, por favor?


HOMBRE.- No saber quién es tu padre, digo. ¿Vives sola, entonces? ¿O tienes
más hermanos?
CHICA.- No va a dejar que me vaya, ¿verdad?
HOMBRE.- Si hay algo que quieras contarme, cualquier cosa, es sólo que me
gustaría que supieras, Carolina, que aquí tienes un amigo y que puedes confiar

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en mí.

La CHICA no resiste más y rompe a llorar.

HOMBRE.- Carolina…

La CHICA sigue llorando.

HOMBRE.- Carolina…
CHICA.- Deje que me vaya, por favor.
HOMBRE.- Está bien, pero contesta a lo que te pregunto.
CHICA.- Soy hija única. Vivo con mi madre.
HOMBRE.- ¿Las dos solas o con más gente?

La CHICA, que sigue llorando, se derrumba contra el suelo.

HOMBRE.- Carolina, te he hecho una pregunta.


CHICA.- Vivimos con su novio.
HOMBRE.- El de tu madre.
CHICA.- Sí.
HOMBRE.- Y en qué trabaja su novio.

La CHICA, que sigue llorando, no responde.

HOMBRE.- Porque de algún sitio tendrá que sacar para comer. ¿O no come?

La CHICA, que parece que ha parado de llorar, mira al HOMBRE desde el suelo.

HOMBRE.- Qué te ocurre, Carolina.


CHICA.- Por qué me hace tantas preguntas.
HOMBRE.- Y tú por qué nunca me contestas.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- ¿Te gusta hacerte la interesante?


CHICA.- No.
HOMBRE.- Entonces, por qué no respondes a lo que te pregunto.
CHICA.- Hormigón pretensado.
HOMBRE.- Qué es eso.

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CHICA.- Ni idea. ¿Puedo irme ya?
HOMBRE.- No lo sabes.
CHICA.- No.
HOMBRE.- Y cómo dices que se llama.
CHICA.- Hormigón pretensado.
HOMBRE.- Digo el novio de tu madre.
CHICA.- Lo hace para que lo pierda, ¿verdad?
HOMBRE.- Creí que había quedado claro que no volveríamos a hablar del autobús.
CHICA.- Marian.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Me preguntó por el nombre del novio de mi madre, ¿no? Se llama
Marian.
HOMBRE.- Qué nombre es ése. Ningún hombre se llama así.
CHICA.- Es extranjero.
HOMBRE.- De dónde.
CHICA.- De Rumanía.
HOMBRE.- Y qué mide.
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- ¿Es más alto o más bajo que yo?
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- ¿Crees que soy gilipollas?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Contesta, ¿crees que soy gilipollas?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Pude haber elegido cualquier otra, en el Messenger, pero,


precisamente, fui a escoger la de tu padre. Anoche. Ni siquiera sabes si existe
pero en tu lista de contactos está su dirección. Curioso, ¿no te parece?

La CHICA se levanta y da un paso atrás.

CHICA.- No se mueva de ahí.

El HOMBRE se mira las puntas de los zapatos.

HOMBRE.- ¿Tú me has visto moverme?

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CHICA.- Si da un solo paso más…
HOMBRE.- Qué.
CHICA.- Grito.
HOMBRE.- ¿Lo ves?, ya te va saliendo el carácter.
CHICA.- Si vuelve a tocarme, le juro que grito.
HOMBRE.- Me gusta lo que haces al hablar, eso que haces con la boca.
CHICA.- Será mejor que dejemos las cosas como están.
HOMBRE.- ¿Y lo peor? ¿Has pensado en lo peor? Yo sí, es una costumbre. No sé
si buena o mala, pero es algo que hago bastante: pensar en lo peor, de cualquier
cosa, de mentir, por ejemplo.
CHICA.- Yo he cumplido con mi parte.
HOMBRE.- ¿Sabes qué es lo peor de mentir?
CHICA.- Ahora le toca a usted.
HOMBRE.- Que una vez que te pillan, luego, siempre tienes que contar la verdad.
CHICA.- La gente no miente por gusto.
HOMBRE.- Y por qué lo hacen, según tú.
CHICA.- Porque no todo el mundo está preparado para oír la verdad.
HOMBRE.- Dónde has aprendido a hablar así.
CHICA.- Así, cómo.
HOMBRE.- Así, como lo estás haciendo.
CHICA.- Escucho y, luego, hablo, en ese orden.
HOMBRE.- Eso no tiene mucho misterio.
CHICA.- No se crea, hace falta paciencia.
HOMBRE.- Por cierto, no sé la tuya, pero la mía empieza a agotarse. ¿Vas a
decirme ya en qué trabaja tu padre o vas a seguir haciéndote de rogar?
CHICA.- No me hago de rogar.
HOMBRE.- Pues no se nota, porque no paras de poner pegas.
CHICA.- No estoy poniendo pegas.
HOMBRE.- Por el Messenger parecías más inteligente, pero ya veo que era sólo
una impresión mía.
CHICA.- Hace tiempo que no vive con nosotras.
HOMBRE.- Quién.
CHICA.- Mi padre. Es maquinista. De metro. Pero no lo veo desde hace año y
medio porque desde que mi madre lo echó, él no ha vuelto a aparecer por casa.
HOMBRE.- ¿Y es verdad que tu madre sale con un rumano?
CHICA.- Qué importa eso.
HOMBRE.- Digo que si es verdad.
CHICA.- No, no es verdad.
HOMBRE.- Y por qué me mientes.

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CHICA.- No le he mentido.
HOMBRE.- Pero te lo has inventado.
CHICA.- Tampoco me lo he inventado.
HOMBRE.- Porque eres tú la que sale con él, ¿no?
CHICA.- No. Yo no tengo novio.
HOMBRE.- Entonces, quién mierda sale con el rumano.
CHICA.- Mi padre.

Silencio.

CHICA.- Aunque, según mi madre, están a punto de dejarlo porque el rumano


siempre ha estado enamorado de su novia de toda la vida, y no de mi padre,
como él piensa.
HOMBRE.- Es gay.
CHICA.- Quién.
HOMBRE.- Tu padre.
CHICA.- A usted qué le parece.
HOMBRE.- ¿Y te han tocado alguna vez?
CHICA.- Quién.
HOMBRE.- Tu padre. O el rumano.
CHICA.- De qué habla.
HOMBRE.- Digo si te han tocado.
CHICA.- ¿Toca usted a su hija mientras la ducha? Mi padre puede ser un
estúpido, y un inmaduro, como casi todos los hombres, pero es un caballero.
HOMBRE.- Qué has dicho.
CHICA.- Que mi padre puede ser un inmaduro, pero que es un caballero.
HOMBRE.- Antes. Repite lo que has dicho.
CHICA.- No sé de qué me habla.
HOMBRE.- ¡Repítelo!

El HOMBRE rodea a la CHICA y se pone a sus espaldas.

HOMBRE.- Acabas de meterte en un buen lío, jovencita. Vuelve a sentarte en el


banco.

La CHICA se da la media vuelta y encara al HOMBRE.

CHICA.- Lo que vaya a contarme voy a oírlo igual ahí sentada que aquí de pie.
HOMBRE.- Por qué has dicho eso.

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CHICA.- Si le digo la verdad, creo que preferiría no saberlo.
HOMBRE.- ¿Te estás quedando conmigo?
CHICA.- No. Sólo que hay cosas que una vez que se dicen… Es como si se abriera
una puerta que jamás pudiera volverse a cerrar.
HOMBRE.- Qué puerta. De qué hablas.
CHICA.- De su hija. Me preguntó por ella, ¿no?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Es curioso, pero cada vez que voy, siempre hay algo que me llama la
atención. Los clientes, por ejemplo, entran, cogen una barra de pan o un paquete
de lentejas y ya quieren irse de allí. A la gente no le gusta comprar en el Día, por
eso hay siempre peleas en las colas. Los pasillos son estrechos, y si los
productos estuvieran mejor colocados, la gente se quedaría más tiempo y
entonces sí que no cabría nadie. Por eso las cajeras y los que trabajáis dentro
sois todos tan feos, para que los clientes se vayan rápido y pueda seguir
entrando gente.

Silencio.

El HOMBRE sonríe.

CHICA.- ¿Te ha hecho gracia?

No hay réplica.

CHICA.- No era un chiste. Hay días en los que, mientras a usted se le hielan las
manos reponiendo bolsas de ultramarinos dentro de los congeladores, yo me
acerco a su telefonillo, toco y digo que soy de Asuntos Sociales.

Silencio.

CHICA.- Entonces, al subir, su mujer, muy amable, siempre me invita a un café, y


yo, por educación, lo acepto, aunque no debería, porque el café no me sienta bien
y en seguida se me suelta la tripa. Así que le pido, por favor, que me deje pasar al
baño. Pero su casa tiene un pasillo difícil y al entrar, sí, pero al salir siempre me
equivoco de puerta, y, sin saber cómo, aparezco en una especie de despacho con
un ordenador portátil encima de una mesa. Suelo resistir la tentación, pero hoy,
no sé por qué, no fui capaz y me lo llevé. Antes de venir al parque lo encendí y lo vi.
Primero, mi vídeo; luego, el de todas las demás, incluido el de su hija, dentro de la
bañera.

24
La CHICA vuelve a sentarse en el banco.

CHICA.- No sé si le he respondido a la pregunta.

No hay réplica.

CHICA.- Su mujer no vale un duro, pero su hija es preciosa. Y bastante


fotogénica. No es que en vivo sea fea, pero sale mucho mejor en las fotos. ¿Las
hace usted mismo?

No hay réplica.

CHICA.- Las fotos, me refiero. ¿O llama a algún amigo?

No hay réplica.

CHICA.- Lo de que le gusta el cine, escribir letras y tocar la guitarra, puede, pero
lo de Leonardo y todo eso, va a ser que no, ni por Da Vinci, ni por Di Caprio. Te
llamas Cecilio, Expósito, y trabajas como reponedor en un supermercado de la
cadena Día.

La CHICA agarra un paquete de tabaco.

CHICA.- Ya te dije que la gente no mentía por gusto.

La CHICA saca un cigarro del paquete.

CHICA.- ¿Te apetece un cigarrillo?

No hay réplica.

CHICA.- Es light. Aunque, en realidad, es todo un poco mentira porque llevan más
basura que los normales y dicen que enganchan más.

Silencio.

El HOMBRE, lentamente, se dirige de nuevo al banco y vuelve a sentarse junto a


la CHICA, esta vez de forma inversa a como se encontraban al principio.

25
El HOMBRE mira al frente.

CHICA.- Lo que menos me gustaría, Cecilio, es que te llevaras una impresión


equivocada de mí.

Silencio.

CHICA.- ¿De verdad no quieres un cigarrillo?


HOMBRE.- No fumo.
CHICA.- Haces bien. El tabaco es una mierda.

La CHICA saca un mechero, se enciende el cigarro y le da una calada.

CHICA.- Yo lo estoy dejando.

La CHICA le da otra calada al cigarro.

CHICA.- A ver si lo consigo.

El HOMBRE sigue mirando al frente.

CHICA.- Átamelo.

No hay réplica.

CHICA.- Agáchate y átamelo.

El HOMBRE mira a la CHICA.

HOMBRE.- Quién eres.


CHICA.- El zapato.

El HOMBRE mira el zapato de la CHICA.

La CHICA vuelve a darle otra calada al cigarro.

CHICA.- A qué esperas.

El HOMBRE vuelve a mirar a la CHICA.

26
HOMBRE.- No tiene cordones.
CHICA.- Qué importa.

La CHICA fuma de nuevo.

CHICA.- Tú átamelo.

Silencio.

El HOMBRE, finalmente, se levanta y se arrodilla junto al zapato de la CHICA.

CHICA.- ¿Vienes mucho a este parque?

No hay réplica.

CHICA.- De día, para mi gusto, es bastante feo, pero por la noche tiene su
encanto, le pasa como a ti.

El HOMBRE, desde el suelo, vuelve a mirar a la CHICA.

CHICA.- Levántate y vuelve a sentarte en el banco.

El HOMBRE obedece a la CHICA, se levanta del suelo y vuelve a sentarse en el


banco.

CHICA.- Ge, erre, doble o, eme, i, ene, ge: grooming. ¿Lo habías oído alguna vez?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- ¿Una comida, el nombre de un vídeojuego, una marca de desodorante…?
A qué te suena.

No hay réplica.

CHICA.- A nada, ¿verdad?

No hay réplica.

CHICA.- Te dire por qué: este país está lleno de paletos que piensan que el
castellano es poco técnico y que estas cosas quedan mejor en un idioma que
nadie entiende. Ciberacoso sexual a menores hubiese quedado más claro, pero

27
grooming… No sé a ti, pero a mí, personalmente, no me gusta. Es corto y
contundente, eso sí, pero me parece feísimo. Tú qué opinas.

No hay réplica.

CHICA.- Que se llame grooming cuando podría haberse quedado con ciberacoso
sexual a menores.

No hay réplica.

CHICA.- No te importa.

No hay réplica.

CHICA.- Estas cosas, digo, te dan igual.

No hay réplica.

CHICA.- Pues deberían, aunque sólo fuese por la cuenta que te trae. Por cierto,
hablando de cuentas, cuántas tienes: Fotolog, MySpace, Tuenti, Facebook,
Twitter y qué más.
HOMBRE.- Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo.
CHICA.-¿Utilizas programas espía?
HOMBRE.- Escúchame.
CHICA.- Los virus, cómo se llaman.
HOMBRE.- Te juro que…
CHICA.- Los gusanos, ¿los compartes?
HOMBRE.- Carolina…
CHICA.- A cuántas has grabado.
HOMBRE.- ¿No me vas a dejar hablar?
CHICA.- Be, i, te: BIT ¿Te suenan de algo?
HOMBRE.- El qué.
CHICA.- Las siglas.
HOMBRE.- Qué siglas.
CHICA.- Be, i, te.
HOMBRE.- Dónde está mi ordenador.
CHICA.- Te lo estoy intentando decir desde hace un rato, pero, por lo que sea, o
no te interesa o no me estás prestando demasiada atención. Be, i, te. La b es de
Brigada, la i de Investigación, y la t de Tecnológica: Brigada de Investigación

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Tecnológica. Piratería de señales, estafa en el comercio electrónico, pornografía
infantil y casos de grooming. Te camuflas bajo la identidad de una menor, eliges
un nombre, un nick, entras en un chat, esperas a que alguien te contacte y, en
cuanto sospechas de algún usuario: detectas la IP de su ordenador y le investigas
en su propio domicilio. Ésa es una posibilidad.

La CHICA se pone de pie.

CHICA.- La otra es ésta.

Silencio.

El HOMBRE mira a la CHICA.

CHICA.- La agente continúa haciéndose pasar por la menor y acude a la cita.

Silencio.

El HOMBRE sigue mirando a la chica.

CHICA.- El problema es que, como no pueden meter a menores como topos, la


BIT no tiene más remedio que echar mano de colaboradoras: actrices con
aspecto infantil y cosas por el estilo. Aunque lo ideal es que el trabajo lo
desempeñen las propias agentes de la unidad. Se viene por la mañana temprano,
se monta el dispositivo, se cablea bien a la chica y se comprueban las señales de
audio y de vídeo. Cuando llega la hora, la cita es grabada por los agentes desde
puntos estratégicos. Hay lugares en los que resulta más difícil, espacios cerrados
y cosas así, pero en sitios como éste no suele haber problema. El parque es
grande y está lleno de árboles.

Silencio.

El HOMBRE, lentamente, mira a su alrededor.

CHICA.- Cuando la chica decide que la información es suficiente y que la situación


ya no da para más…

La CHICA camina hasta el borde del estanque.

29
CHICA.- Hace una señal.

La CHICA saca de su muñeca una goma elástica, se da la media vuelta, y se la


muestra al HOMBRE.

CHICA.- La señal es siempre la misma. Cuando la chica se recoge el pelo.


Entonces, los agentes que vigilan escondidos, salen de sus puestos y rodean a la
pareja.

Silencio.

CHICA.- ¿Sabes lo que hacen con él?

No hay réplica.

CHICA.- A dónde se lo llevan.

No hay réplica.

CHICA.- Una vez que lo rodean

Silencio.

HOMBRE.- Esta mañana, en el despacho del encargado, que huele a humedad y a


leche —los cartones se rompen y la leche se pudre—, estaba la tele puesta. De
repente, reconocí los diálogos, agarré una silla, me senté y la vi. Era La vida sigue
igual. Al final, Julio canta. Hace tiempo que conozco la canción, pero nunca le
había prestado atención a la letra. Dice que lo intentes o no, ganes o pierdas,
llores o rías, triunfes o te hundas en la miseria, friegues o no friegues, el suelo
volverá a llenarse de mierda. Supongo que si mi abuela nunca quiso que la viera,
sería por algo.
CHICA.- Cómo se llaman los gusanos.
HOMBRE.- Cada vez que me ducho, rezo, para que se vaya por el desagüe.
CHICA.- ¿Intercambias los vídeos?
HOMBRE.- Y me restriego.
CHICA.- Quién te enseñó a configurar los virus.
HOMBRE.- Fuerte, con una esponja.
CHICA.- ¿En serio piensas que una niña de mi edad se comportaría como lo estoy
haciendo yo en una situación como ésta?

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El HOMBRE mira de nuevo a la CHICA.

HOMBRE.- Hay algo que estás intentando decirme y que, por alguna razón, yo no
estoy entendiendo, ¿verdad?
CHICA.- No me preguntes por qué, Cecilio, pero me da la impresión de que tú
tampoco confías mucho en mí.

El HOMBRE mira de nuevo la goma elástica de la CHICA y se da cuenta de que


continúa entre los dedos de ésta.

HOMBRE.- Recógetelo.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- El pelo.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- A qué esperas.

La CHICA no hace ni dice nada.

HOMBRE.- Recógetelo.

El HOMBRE vuelve a mirar a su alrededor.

CHICA.- Por el Messenger parecías más inteligente, pero ya veo que era sólo una
impresión mía.

La CHICA camina de nuevo dirección al banco y vuelve a sentarse en él.

HOMBRE.- Enséñamela.
CHICA.- El qué.
HOMBRE.- La placa.
CHICA.- Qué placa.
HOMBRE.- Los polis siempre llevan una placa.
CHICA.- Siempre, no. Sólo cuando estamos de servicio.
HOMBRE.- Y tú, hoy, estás de vacaciones.
CHICA.- No exactamente, sólo es mi día libre.

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HOMBRE.- Qué casualidad.
CHICA.- Yo no lo llamaría así.
HOMBRE.- Y cómo lo llamarías.
CHICA.- Creo que me has malinterpretado.
HOMBRE.- Imagino que cobrarás bien. Chupar pollas a desconocidos, eso se
pagará con un plus.
CHICA.- Cecilio, a veces vengo sola.

Silencio.

CHICA.- Sin avisar a nadie.

La CHICA le mete la mano al HOMBRE en el bolsillo de su pantalón.

HOMBRE.- Qué haces.

La CHICA saca del bolsillo del pantalón del HOMBRE el taco de tarjetas que antes
utilizara éste con ella.

CHICA.- Para que me entiendas, tengo dos trabajos, muy distintos, como James
Stewart y Cary Grant, pero que, en el fondo, son el mismo. En uno hago lo que
tengo que hacer y en el otro lo que realmente me gustaría.

La CHICA comienza a barajar las tarjetas.

CHICA.- No sé si sabes que en las cárceles a las únicas personas que aíslan de
los demás presos es a los terroristas y a la gente como tú.

La CHICA deja de barajar el taco de tarjetas.

CHICA.- Tampoco digo que te tires al suelo y que te pongas a besarme los pies,
pero te comento que es de bien nacidos ser agradecidos. Y me sorprende,
sinceramente, que a estas alturas, ni siquiera me hayas dado las gracias.

La CHICA forma un abanico con las tarjetas y se las muestra al HOMBRE.

CHICA.- Tú aún no te has dado cuenta, pero hoy es tu día de suerte.

El HOMBRE no hace ni dice nada.

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CHICA.- Prueba y verás.

El HOMBRE no hace ni dice nada.

CHICA.- Elige una.

El HOMBRE no hace ni dice nada.

CHICA.- La que quieras.

El HOMBRE no hace ni dice nada.

CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.


HOMBRE.- Por qué.
CHICA.- Porque yo también tengo un problemilla. Y, como tú, necesito que me
hagas un pequeño favor.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- La movida es la de siempre. Te hago una pregunta, si la aciertas, puedes
coger y volver por donde has venido, pero, si la fallas…

La CHICA saca un sobre cerrado.

CHICA.- Me gustaría que le echaras un vistazo a esto.

El HOMBRE mira el sobre.

CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.

El HOMBRE vuelve a mirar a su alrededor.

CHICA.- Te dije que vine sola.

El HOMBRE mira de nuevo a la CHICA.

CHICA.-¿O es que no me crees?


HOMBRE.- Por qué me lo has contado.
CHICA.- El qué.
HOMBRE.- Todo.
CHICA.- Qué es todo.

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HOMBRE.- Quién eres y a qué te dedicas.
CHICA.- Querías conocerme, ¿no?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- O, al menos, eso me dijiste, que estabas enamorado de mí. Pues aquí me
tienes. Ahora viene lo difícil. Ahora tienes que demostrármelo.

Silencio.

HOMBRE.- Carolina…
CHICA.- No me llames Carolina.

Silencio.

HOMBRE.- Y cómo quieres que te llame.


CHICA.- A ti cómo te gustaría.
HOMBRE.- Por qué no hablamos claro.
CHICA.- Nada puede apetecerme más.
HOMBRE.- Querías pedirme algo, ¿no?
CHICA.- Sí.
HOMBRE.- Y por qué no lo haces directamente y nos dejamos de preguntas y
respuestas.
CHICA.- Primero, por educación.
HOMBRE.- Qué educación.
CHICA.- Tú me has dado una oportunidad. Yo también te la quiero dar a ti. Y
segundo, porque no me gusta jugar con ventaja.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Yo sé quién eres, en dónde vives y a qué te dedicas. No veo por qué tú no
vas a poder saberlo todo sobre mí también.

El HOMBRE se levanta de golpe y comienza a caminar hacia el estanque.

HOMBRE.- Esto es de locos.

La CHICA se levanta tras él y lo persigue con el abanico de tarjetas en la mano.

CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.

El HOMBRE se para en seco y se da la media vuelta.

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HOMBRE.- ¿Y si me niego?
CHICA.- No sé a ti, pero a mí ésta no me parece forma ninguna de empezar una
relación.
HOMBRE.- Qué coño hablas de relación.
CHICA.- Ver para creer.
HOMBRE.- Qué pasa si no lo hago, ¿eh?
CHICA.- Pues no sé, échale imaginación.
HOMBRE.- ¿Y si no tengo imaginación?
CHICA.- Entonces, prueba y mira a ver lo que pasa.
HOMBRE.- Esto es ridículo.
CHICA.- En la vida hay que elegir. Cuando uno quiere tenerlo todo, eso es lo
ridículo. Es el primer comentario inteligente que haces en toda la tarde.
Felicidades.
HOMBRE.- No te burles de mí.
CHICA.- No lo estoy haciendo. Todo lo contrario. Tan sólo me alegro de que seas tú
mismo el que, aunque sea poco a poco, se vaya dando cuenta.
HOMBRE.- Si vuelves a aparecer por mi casa…
CHICA.- Paso a paso, Cecilio. Las cosas han de hacerse paso a paso y con cabeza.
Piénsatelo. Y no vayas a decir nada que te comprometa. Mi consejo es que te
calles durante cinco, o diez segundos, sí, mejor diez, y que, después, digas algo,
como poco, constructivo, o que, al menos, deje de empeorar las cosas.

Largo silencio.

HOMBRE.- Deportes.

La CHICA, que sigue ofreciéndole al HOMBRE el abanico de tarjetas, sonríe.

Silencio.

Finalmente, el HOMBRE se decide, agarra una tarjeta, y la CHICA se la quita


rápidamente de la mano.

La CHICA lee la tarjeta.

CHICA.- Cómo se llama la peña ultra seguidora del Sevilla Fútbol Club: Boixos Nois,
Frente Atlético, Ultra Sur o Biris Norte. Tiempo.

El HOMBRE se lo piensa.

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CHICA.- Tiempo.
HOMBRE.- Ultra Sur.

La CHICA ofrece al HOMBRE el sobre que ella misma sacó hace un momento.

CHICA.- No era una pregunta fácil. Lo siento.

El HOMBRE no coge el sobre.

HOMBRE.- No sé de qué va todo esto, pero…


CHICA.- Por eso, te lo lees y me dices. Sin prisa. Tómate tu tiempo.

La CHICA sigue ofreciéndole el sobre al HOMBRE, hasta que éste lo coge, lo abre
y saca de dentro una hoja, que desdobla y comienza a leer para sí mismo.

CHICA.- Hay más de 130, tipificadas, tanto en el CIE-10 de la Organización


Mundial de la Salud, como en el DSM-IV de la Asociación Norteamericana de
Psiquiatría. Se llaman parafilias, y pueden padecerse por separado o mezcladas
entre sí.

El HOMBRE termina de leer la carta y vuelve a mirar a la CHICA.

CHICA.- Se supone que eres parafílico cuando el placer sexual no lo encuentras


en la mera penetración, sino en otra actividad. Oler flores, por ejemplo. Ver fumar
a otra persona, comer heces, rozar los genitales de un desconocido, los
criminales, la gente peligrosa… Aunque, según la Medicina Moderna, no tienen
solución alguna que vaya más allá de la prevención de recaídas y de los
tratamientos farmacológicos con acetato de medroxiprogesterona. ¿Sabías que
el monstruo de Amstetten, el austriaco ese que encerró y violó a su hija y a sus
nietos durante años en el sótano de su casa, recibe a diario cientos de cartas de
mujeres proponiéndole favores sexuales?

No hay réplica.

CHICA.- Ni idea, entonces, ¿no?

No hay réplica.

CHICA.- De que eras parafílico.

36
No hay réplica.

CHICA.- Lo tengo ahí detrás, todo lo que necesitas, dentro de un contenedor. De


todas formas, si queremos estar seguros, podemos coger una piedra y romper
la farola.

Silencio.

HOMBRE.- No es verdad.
CHICA.- El qué.
HOMBRE.- Todo esto. Es una broma.
CHICA.- Me temo que no.
HOMBRE.- Me vas a perdonar, pero no es posible.
CHICA.- Te gustaban los deportes, ¿no?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Pues ahora tienes un equipo.

El HOMBRE dobla la carta, la mete otra vez dentro del sobre, se dirige de nuevo
al banco y la deja sobre él.

CHICA.- Qué haces.


HOMBRE.- Nadie en su sano juicio aceptaría hacer algo así.
CHICA.- Querrás decir: nadie que no estuviera en tu misma situación.
HOMBRE.- Por qué no te buscas a otro.
CHICA.- Por muchas razones.
HOMBRE.- Dime una.
CHICA.- La primera: porque ya te tengo a ti.
HOMBRE.- ¿Y la segunda?
CHICA.- Porque ahora somos un equipo.
HOMBRE.- Un equipo.
CHICA.- Sí, un equipo.
HOMBRE.- Un equipo de qué.
CHICA.- De eso, precisamente, es de lo que me gustaría que hablásemos.
HOMBRE.- Deja de decir tonterías.
CHICA.- No son tonterías, lo que pasa es que tú aún no te has dado cuenta.
HOMBRE.- Será que soy retrasado.
CHICA.- Yo no he dicho eso.
HOMBRE.- Y qué es lo que has dicho, entonces.
CHICA.- Que aún no te has dado cuenta.

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HOMBRE.- Y de qué tendría que haberme dado cuenta.
CHICA.- De que, llegados a este punto, lo único que podemos hacer es lo que
hacen los equipos.
HOMBRE.- Lo que hacen los equipos.
CHICA.- Sí, cubrirnos las espaldas y confiar el uno en el otro.
HOMBRE.- Estás como las cabras.
CHICA.- ¿Te lo parece?
HOMBRE.- Sí, me lo parece. Claro que me lo parece. Me lo parece. Me lo parece
muchísimo.
CHICA.- ¿Y podrías decirme por qué?
HOMBRE.- Porque esto no tiene ningún sentido.
CHICA.- Grabar a menores desnudas a través de la cam para luego chantajearlas
a que vengan a chupártela a este parque, tampoco tiene mucho sentido.
HOMBRE.- No compares.
CHICA.- Tú eres el que compara, no yo. Y el que juzga.
HOMBRE.- Yo no juzgo.
CHICA.- Sí que juzgas. Yo, en cambio, entiendo lo que te pasa. Así que lo menos
que podías hacer es entenderme tú a mí también. Además, te recuerdo que si
estoy aquí es porque tú me has obligado.
HOMBRE.- Lo siento, pero no puedo.
CHICA.- Inténtalo, al menos.
HOMBRE.- Nunca he hecho nada parecido.
CHICA.- Por eso, inténtalo. Para todo hay una primera vez.
HOMBRE.- Pero, ¿y si falla algo?
CHICA.- Bajando una escalera o haciendo un huevo frito, siempre puede fallar
algo. Además, eso no es asunto tuyo.
HOMBRE.- Ah, ¿no?
CHICA.- No. Y si tuvieras otra opción, todavía, pero por mucho que busco, no sé
tú, pero, yo, al menos, no encuentro alternativa.

El HOMBRE retira rápido la mirada de la CHICA. Luego, dirige su vista al sobre,


que él mismo posó sobre el banco y que sigue en el mismo lugar.

Silencio.

El HOMBRE vuelve a mirar a la CHICA.

Silencio.

38
El HOMBRE mira, de nuevo y una vez más, el sobre.

Silencio.

HOMBRE.- Cuánto tiempo.


CHICA.- Tú mismo.

El HOMBRE vuelve a mirar a la CHICA.

HOMBRE.- Yo no tengo ni idea.


CHICA.- Por eso. El tiempo lo decides tú.
HOMBRE.- Cómo voy a decirdirlo yo.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- ¿Y si llego tarde?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- ¿No te da miedo?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Qué pasa si…

Silencio.

HOMBRE.- ¿No lo has pensado?

La CHICA no responde.

HOMBRE.- Qué pasa si no te saco.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- ¿Te da igual?

La CHICA no responde.

39
HOMBRE.- Si me voy y te dejo.

La CHICA no responde.

HOMBRE.- O, si….

Silencio.

HOMBRE.- Que pasa si, de repente…

La CHICA se dirige de nuevo al banco y vuelve a sentarse en él.

CHICA.- Una chica que no hace ni dice nada está sentada en el banco de un
parque. Hasta que aparece un conejo. Bien vestido. Entonces, la chica, no se
sabe muy bien por qué, se interesa por el animal, decide seguirlo y, sin pararse a
pensar en cómo saldrá luego de allí, entra en su madriguera. Cómo se llama la
película.
HOMBRE.- De qué hablas ahora.
CHICA.- Alicia en el país de las maravillas. No sé si es mi favorita, pero es la que
he visto más veces.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Te lo digo para que veas que yo también he aprendido cosas de las
películas, cosas que no tienen que ver con el cine ni nada de eso, sino que tienen
que ver conmigo. ¿Sabes cómo sigue la película?

No hay réplica.

La CHICA se pone a buscar algo, lo localiza, se levanta del banco y camina hacia el
objeto.

CHICA.- Una vez que la chica entra por el agujero…

La CHICA se agacha y agarra el objeto. Es una piedra.

CHICA.- La madriguera se convierte en otra cosa.

La CHICA vuelve a ponerse de pie con la piedra en la mano.

CHICA.- El túnel cambia de sentido y, tanto la chica como el conejo, se precipitan

40
por lo que parecen las paredes de un pozo sin fondo.

La CHICA se saca la goma elástica de la muñeca.

CHICA.- Crees que serás capaz de controlarlo y de que, por una vez, vas a
resistirlo, pero los nervios siempre te traicionan. Y si a eso le sumamos que
dentro del agujero la luz es mínima y nunca puede saberse con exactitud a qué
distancia se encuentra uno del precipicio…

La CHICA se recoge el pelo con la goma elástica.

CHICA.- La cosa, evidentemente…

La CHICA apunta en dirección a la farola.

CHICA.- Se complica.

La CHICA lanza la piedra, rompe el cristal de la farola y todo se queda


completamente a oscuras.

*****

Albutofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea o el acto de visitar duchas,
urinarios, servicios públicos, saunas o baños calientes.

Balloning
La excitación sexual aparece sólo al ver a alguien inflar globos, estirándolos o
explotándolos.

Canibalismo
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea o el acto de devorar o ser
devorado en vida por tu pareja.

Douching
La excitación sexual aparece sólo mediante la inyección de un líquido, por lo
general, agua en la vagina.

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Ecdemolagnia
La excitación sexual aparece sólo al estar lejos del hogar.

Flatofilia
La excitación sexual aparece sólo al oler los gases intestinales propios o ajenos.

Gomfipotismo
La excitación sexual aparece sólo mediante la contemplación de los dientes de la
persona amada.

Hibristofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea o el acto de copular con
criminales.

Ipsofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea de copular con uno mismo.

Jactitafilia
La excitación sexual se produce sólo mediante el relato de las propias hazañas
sexuales.

Keraunofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la audición o visión de rayos y truenos
en el cielo.

Latronudia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea o el acto de desnudarse ante
el médico por una dolencia falsa.

Masoquismo
La excitación sexual aparece sólo al humillar a tu pareja, física o moralmente.

Nosolagnia
La excitación sexual aparece sólo al mantener relaciones con personas que
sufren una enfermedad terminal.

Odofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante el acto de viajar en autocares, trenes
o transporte público.

42
Pedofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea de mantener relaciones con
un menor, convirtiéndose en pederastia una vez que el acto se realiza.

Quinunolagnia
La excitación sexual aparece sólo al ir a sitios a los que sabes que no deberías ir
a hacer cosas que sabes que no deberías hacer.

Renifleurismo
La excitación sexual aparece sólo al tacto u olor de la orina.

Somnofilia
La excitación sexual aparece sólo al acariciar o realizar sexo oral a una persona
dormida hasta despertarla.

Tafefilia
La excitación sexual aparece sólo al ser enterrado en vida.

Voyeurismo
La excitación sexual aparece sólo al contemplar cuerpos desnudos desde una
posición secreta.

Xenofilia
La excitación sexual aparece sólo ante personas de otros países.

Zoofilia
La excitación sexual aparece sólo mediante la idea o el acto de copular con uno o
varios animales.

*****

En el parque ha amanecido. Ya es otro día.

La CHICA está sentada en el banco, sola.

CHICA.- Cuando el pozo llega a su fin y la chica choca contra el suelo…

La CHICA se pone de pie.

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CHICA.- Ésta se levanta y se pone de pie.

La CHICA se mira por encima.

CHICA.- Se mira por encima, para ver si se ha hecho algo, pero se da cuenta de
que sigue intacta.

La CHICA echa un vistazo alrededor del parque.

CHICA.- Entonces se pone a buscar al conejo.

Silencio.

CHICA.- Pero el conejo ya no está.

Silencio.

CHICA.- Ha desparecido.

La CHICA se pone en marcha y comienza a caminar hasta que desaparece.

El lugar se queda vacío.

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