COMENTARIO

Título posesorio basado en adopción

y Código Civil peruano de 1936
¿es título insuficiente para desvirtuar
la posesión precaria?

Diego André PESANTES ESCOBAR*

Es objeto del presente comentario la adopción como válida (dado que no

Casación Nº 1886-2016-Lima Este, en
la cual es materia de reflexión y pos-
terior pronunciamiento un interesante
caso de desalojo por ocupación pre-
caria. Respecto a ello, antes de entrar
a mayor análisis, debemos dejar claro
los siguientes puntos: i) que del lado
de los demandados (además de la pri-
mera emplazada y demás poseedo-
res integrados al proceso) tenemos a
Ángela Mujica Morales, quien alega
ser hija de la causante y propietaria pri-
migenia, esto basándose en un proceso
judicial de adopción; ii) que respecto
de tal adopción no se cumplió con el
requisito de inscripción en el registro
civil exigido por el artículo 343 del
Código Civil de 19361, requisito que
por no haberse verificado conllevó que
luego la Corte Suprema considere tal
se vulneró algún aspecto que compro-
meta la estructura del acto, máxime
cuando la presentación de dicho acto
al registrador exige como presupuesto
justamente la existencia de un acto ya
constituido) pero ineficaz (pues con-
sideró que el artículo 343 del Código
Civil de 1936 fue previsto por el legis-
lador como un requisito de eficacia,
es decir, importante para el desplaza-
miento de los efectos que sean de inte-
rés); iii) que el demandante es el nuevo
propietario, quien adquirió dicho
inmueble mediante la celebración de
una compraventa con los sobrinos y el
primo de la causante, quienes a través
de sucesión intestada fueron declara-
dos únicos herederos, no tomando en
cuenta, como es obvio, a la hija adop-
tiva; y iv) es muy importante señalar

* Asesor legal en el Estudio Jurídico Prolegal Asesores y Consultores - Trujillo. Miembro asociado
del área civil y procesal civil de la asociación civil Inquisitio Essentia Ius. Diplomado en Nego-
cio Jurídico, Contratos y Responsabilidad Civil.
1 Artículo 343.- La adopción y su revocación se inscribirán en el registro civil, al margen de la par-
tida de nacimiento.

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que la reflexión y el debate central de
esta casación giró en torno determinar
si basta el expediente judicial de adop-
ción (sin su posterior inscripción como
requisito de eficacia) para ser consi-
derado como un título posesorio que
impida en este caso a la hija adoptiva
ser considerada poseedora precaria.
Ahora que ya he dejado en claro el
contexto del presente caso, debo seña-
lar que no estoy de acuerdo en gran
parte con lo resuelto. Expondré, a con-
tinuación, mis motivos. Primero, es
de conocimiento que el concepto de
poseedor precario es uno que, durante
el paso del tiempo, se ha tratado de
ampliar cada vez más, para ello basta
solo echar un vistazo a nuestro actual
Código Civil peruano en su artículo
9112 para darnos cuenta de que tiene
un concepto bien básico sobre este,
es decir, bajo este artículo es precario
quien ejerce posesión sin ningún título
o cuando el que se tenía ha fenecido (y
nada más; no se da a entender que deba
entrar a tallar un análisis más a fondo
sobre el título). Luego, nos encontra-
mos con casaciones como la Nº 3346-
2012-Lima, del 7 de mayo de 2013,
en la que se señala que “no cualquier
prueba ofrecida por el demandado
puede ser considerada como ‘prueba’
y servir para contradecir las ofrecidas
con la demanda, menos conceder la
categoría jurídica de título a un docu-
mento que no presentaría garantías
mínimas de veracidad de su contenido”
2 Artículo 911.- Posesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha
fenecido.
DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA | Nº 235 • ABRIL 2018 • ISSN: 1812-9587
[JURISPRUDENCIA ACTUAL]: COMENTARIOS
(es decir, puedes presentar un título
posesorio, pero será puesto a evalua-
ción). Así también, conviene apuntar
la quinta regla plasmada en el Cuarto
Pleno Casatorio como supuesto de pre-
cariedad: cuando el título del poseedor
esté inmerso en una causal de invalidez
absoluta y esta sea evidente, conforme
a los artículos 219 y 220 del Código
Civil; “este caso se presenta, por ejem-
plo, cuando durante el trámite del pro-
ceso de desalojo el juez advierte que el
título posesorio adolece de simulación
absoluta o hubiera sido practicado por
una persona absolutamente incapaz”
(Avendaño & Del Risco, 2016, p. 136).
De lo expuesto podemos darnos cuenta
de que el proceso de desalojo, aun
siendo un proceso sumario, ahora pasa
a evaluarse asuntos de suficiencia o
validez del título posesorio. Sobre ello,
una importante doctrina nacional ha
destacado que “las situaciones jurídi-
cas consolidadas y definitivas requie-
ren de procesos plenarios; mientras
que las situaciones interinas se confor-
man con procesos sumarios, más bre-
ves y expeditivos; por tanto, la estruc-
tura técnica del desalojo calza perfec-
tamente con la protección de la pose-
sión” (Gonzales, 2013, p. 517). Asi-
mismo, también se ha señalado que:
[L]a actual configuración (judicial)
del desalojo incurre en un error insal-
vable: reconoce que esta vía tiene la
condición de acción posesoria, pero,
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 el demandante no es poseedor, por
lo que basta exhibir un título de pro-
piedad. Aquí, la confusión jurispru-
dencial es grave, pues tenemos sen-
tencias de la Corte Suprema que, en
el mismo texto y en forma simultá-
nea, dicen que el desalojo es acción
posesoria pero el demandante debe
exhibir título de propiedad, por lo
que carece de posesión. (Gonzales,
2013, p. 517)
En el presente caso, la persona deman-
dante alega un derecho de propiedad
derivada de una compraventa contra las
personas que están poseyendo el inmue-
ble. Lo anterior encuadra en un caso
común de reivindicación. Sin embargo,
más allá de ello y ya estando el pro-
ceso de desalojo en marcha, se fue exa-
minando si es que el título posesorio
que alegaba la persona adoptada era
suficiente (teniendo un título posesorio
existente y válido, se entró a un examen
mayor sobre su eficacia). Al respecto,
es imposible no sentir confusión ante
la diversidad de formas de resolver este
tipo de supuestos, esto es, que tengamos
ahora un caso en el cual se desaloje a
una persona porque su título posesorio
(adoptado) no cumplió con un requisito
de inscripción, pero que en otros casos
ni siquiera se demuestre la existencia
de título posesorio alguno.
Sobre los supuestos en los cuales la
jurisprudencia peruana ha señalado
que no se puede verificar un desalojo
por precario a pesar de no existir título
posesorio, recordamos los siguientes:
- La Casación Nº 2945-2013-Lima,
en la cual se resuelve que el abuelo
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del propietario actual no es precario
porque fue propietario primigenio y
es familiar directo, pero ¿y el título
posesorio dónde está? (sobre este
caso es posible que produzca dentro
de nosotros un sentido de inmorali-
dad el que se quiera desalojar a un
abuelo, pero, insisto, no hay título
posesorio en dicho caso a pesar de
ser un caso que nos pueda causar
indignación).
- La Casación Nº 1784-2012-Ica, en
donde se señala que la conviviente
del hijo del propietario no es preca-
ria porque de esa forma se resguarda
la “unidad familiar”, y el “derecho
de uso y habitación” se extiende a la
familia. Pero nos preguntamos otra
vez ¿y el título? Definitivamente, es
inexistente.
- En la Casación Nº 1968-2014-Callao
se señaló que no es precario el
demandado si es que tiene constan-
cia de posesión, es decir, una simple
constancia de posesión que, paradó-
jicamente, solo prueba eso, es decir,
solo acredita una situación poseso-
ria, pero que, sin embargo, no se
verifica título.
Es así que, teniendo en consideración
las tres casaciones enunciadas, ¿cómo
podemos desalojar a una persona que
sí tiene un título posesorio válido,
aunque haya incumplido aspectos de
inscripción?
Sobre la adopción en el Código Civil
peruano de 1936, en efecto, se exi-
gía la inscripción en el registro civil
como presupuesto para su eficacia,
 [JURISPRUDENCIA ACTUAL]: COMENTARIOS

pero también exigía muchos otros del adoptado o la carencia de des-

requisitos, los cuales hoy en día serían
completamente cuestionados y que, en
aquel tiempo, causaban gran desazón
por el excesivo formalismo a seguir
para llevar a cabo una adopción; valga
decir que el panorama de su regulación
era muy confuso. Así, el autor Cornejo
(1985) recuerda a la adopción en aquel
tiempo (refiriéndose a la adopción
cendientes con derecho a heredar,
aparte de la ambigüedad en la
regulación de la forma de efectuar
la adopción, a la se ha hecho refe-
rencia y que contribuyó al escaso
uso de la figura. (p. 404)
Cornejo (1985), enfatizando también
sobre el escaso uso de la adopción en
aquel tiempo, nos brinda un interesante

“
plena, pero dándonos un gran pano-
rama de la regulación) panorama a través de
de la manera siguiente: una investigación efec-
Es imposible no sentir tuada por el Instituto de
Las características confusión ante la diversi- Investigaciones Jurídi-
fundamentales del dad de formas de resolver cas de la Universidad
este tipo de supuestos,
ordenamiento legal
esto es, que tengamos Católica, en la que se
incidieron, en pri- ahora un caso en el cual comprobó que, a nivel
mer lugar, en una se desaloje a una persona del distrito regional de
suerte de dicotomía porque su título poseso- Lima, en los años 1938,
en virtud de la cual ni rio (adoptado) no cum- 1943, 1948 y 1953, es
salía el adoptado por plió con un requisito de decir, uno por cada
entero de los ámbitos inscripción, pero que en quinquenio, fueron
de su familia consan- otros casos ni siquiera registradas 4, 5, 6 y 7
guínea, ni ingresaba se demuestre la existen- adopciones, respecti-
por completo en los cia de título posesorio vamente (p. 405).
del adoptante, situa- alguno .
ción que se traducía
” Añadido a todo lo men-
en el doble apellido que llevaba y cionado, debemos reflexionar acerca
que repercutía en el funcionamiento de la condición de la persona adopta-
de figuras como la de los alimen- da, quien se encontraba confiada de tal
tos, la patria potestad o la heren- condición, poseyendo igualmente con
cia, amén de originar impedimen- total confianza (al momento de la inter-
tos matrimoniales en extensión más posición de la demanda como poseedo-
amplia que la de la propia adopción; ra mediata y la persona a la cual dejó
en segundo lugar, en una serie de a cargo el cuidado del inmueble como
requisitos previos de tinte acentua- poseedora inmediata, es decir, se en-
damente individualista, que dificul- tiende que la persona encargada no fue
taron grandemente la vigencia prác- un guardián y, por el contrario, poseía
tica de la figura, tales como la edad con total desenvolvimiento acompaña-
mínima exigida para poder adop- da de otras personas, valga decir, hubo
tar, el consentimiento del cónyuge una relación de poseedor inmediato y

DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA | Nº 235 • ABRIL 2018 • ISSN: 1812-9587 165

 mediato “con base en un pacto de caba-
lleros”). Causa extrañeza que la Corte
Suprema no se conduela de la situación
de esta persona adoptada y sí lo haga
en el caso de una conviviente o de un
abuelo que ya no es propietario, no se
entiende, pues, qué diferencia pueda
existir. Ciertamente, cabe preguntar-
nos también qué culpa podría tener un
adoptado de que su proceso de adop-
ción no se haya llevado correctamente,
más aún cuando ya se ha dejado en cla-
ro que la adopción sirve para crear vín-
culos de parentesco y brindar un hogar
a la persona adoptada.
En suma, es imposible estar de acuerdo
con lo resuelto, puesto que, más allá de
los efectos legales que bien puedan ser
materia de debate, en la realidad ha
primado siempre el goce de esa per-
sona adoptada de dicho hogar brin-
dado precisamente a través del proceso
de adopción judicial (¿cómo reputarle
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Avendaño, F., & Del Risco, L. (2016).
El desalojo por ocupación preca-
ria a la luz del Cuarto Pleno Casa-
torio Civil. En Los plenos vinculan-
tes de la Corte Suprema. Análisis y
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al adoptado una falta de diligencia en
aquel tiempo de un requisito de ins-
cripción que brindaba eficacia a su
adopción?), es así que ha existido, en
buena cuenta, una primacía de la rea-
lidad y una gran cantidad de derechos
gozados a lo largo del tiempo. Tam-
bién, como ya se dijo, no hay ausen-
cia de título posesorio, pues existe y es
válido (hecho contrario a las tres casa-
ciones expuestas en un inicio, donde
se resolvió que no procedía el des-
alojo a pesar de no haber título) y no
caben, en todo caso, este tipo de aná-
lisis sobre la eficacia en un proceso de
desalojo que, por su carácter sumario,
exige ciertos límites. Por último, tam-
poco se respetó la naturaleza del pro-
ceso de desalojo, pues el demandante,
en todo momento, invocó su derecho
de propiedad, convirtiendo este pro-
ceso de cierta forma en una reivindica-
ción encubierta.
comentarios críticos de sus reglas.
Lima: Gaceta Jurídica.
Cornejo, H. (1985). Derecho familiar
peruano (Vol. I). Lima: Studium.
Gonzales, G. (2013). Tratado de Dere-
chos Reales (Tercera ed., Vol. I).
Lima: Jurista Editores.