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Presentación de
VINCENZO ROPPO
Profesor Ordinario de Derecho Civil
Universidad de Génova
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
©
© ARA Editores E.I.R.L.
Géminis 701 Dpto. 301-B Lima 39 - Perú
Telefax: (511) 522-8060
E-mail: araeditores@yahoo.com
Web site: http://www.araeditores.com
ISBN: 978-9972-238-
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional
del Perú N° 2014-
6
ÍNDICE
ÍNDICE
ABREVIATURAS Y ADVERTENCIAS SOBRE LA TRADUCCIÓN ............................... 21
PRESENTACIÓN ............................................................................................ 25
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN .................................................... 29
NOTA PRELIMINAR A LA SEGUNDA EDICIÓN ................................................... 45
I
INFLUENCIA DEL CÓDIGO CIVIL ITALIANO EN LOS
LIBROS DE LAS OBLIGACIONES Y CONTRATOS EN LA CODIFICACIÓN PERUANA
MANUEL DE LA PUENTE Y LAVALLE
......................................................................................................... 49
II
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS:
UNA COMPARACIÓN CON EL MODELO NACIONALSOCIALISTA
ALESSANDRO SOMMA
7
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
III
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
GUIDO ALPA
IV
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
LA TERMINOLOGÍA LEGISLATIVA ITALIANA EN MATERIA DE CONTRATOS
PIETRO RESCIGNO
8
ÍNDICE
V
LA CELEBRACIÓN DEL CONTRATO
ADOLFO DI MAJO
VI
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
(ANÁLISIS DEL SISTEMA DE TRANSFERENCIA DE
PROPIEDAD ADOPTADO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO)
FREDDY ESCOBAR ROZAS
9
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
VII
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL
CONSENTIMIENTO Y UNIDAD DEL NEGOCIO CONTRACTUAL
PIERO SCHLESINGER
VIII
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
NATALINO IRTI
10
ÍNDICE
IX
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
GIORGIO OPPO
X
“ES CIERTO, PERO...”
(RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
NATALINO IRTI
11
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
XI
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
(RÉPLICA SEMI-SERIA AL PROFESOR MASSIMO BIANCA)
NATALINO IRTI
1. El argumento de las pañoletas –sí, esas serias piezas
de tela de que acarician los erguidos cuellos de nuestras
damas, ni más ni menos– ha atravesado el umbral
de la literatura jurídica. Lo ha hecho por medio de
un pequeño apunte, como celado y tímido, pero es
legítimo creer que su camino será seguro y afortunado ........ 299
2. Analicemos, pues, esas dos objeciones fundamentales,
que se ciernen, amenazadoras, contra nuestro análisis.
Una de ellas es enunciada como sigue ..................................... 300
3. Bianca prosigue ............................................................................. 301
4. Bianca concluye ............................................................................ 302
XII
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
C. MASSIMO BIANCA
1. La tesis de los “intercambios sin acuerdo”. Los precedentes
de la doctrina de las relaciones contractuales de hecho ....... 307
2. Los precedentes de la doctrina de los contratos estándar .... 310
3. El contrato en masa como presunta suma de actos
unilaterales ..................................................................................... 310
4. Presunta falta del acuerdo por ausencia de diálogo .............. 312
5. La noción normativa del contrato como acuerdo
perfeccionado mediante la aceptación de la oferta ................ 312
6. La elección del bien por parte del adquirente y el
significado social de la aceptación de la oferta del vendedor ... 314
7. El pretendido encuadramiento de los contratos en masa
en la categoría de los actos lícitos .............................................. 314
8. Infructuosidad de la tesis de los intercambios sin acuerdo
en el plano aplicativo ................................................................... 315
9. Observaciones conclusivas .......................................................... 317
XIII
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
(ESTO ES, EL ACUERDO CONTRACTUAL ACROBÁTICO)
FRANCESCO GAZZONI
......................................................................................................... 319
12
ÍNDICE
XIV
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
A PROPÓSITO DE LAS TEORÍAS DEL CONTRATO Y DEL NEGOCIO JURÍDICO
RÓMULO MORALES HERVIAS
1. Introducción .................................................................................. 341
2. Teoría contractual de Labeón ..................................................... 343
3. Sistemas de contratación en el Derecho romano .................... 347
4. Tradición de la doctrina general del contrato ......................... 370
5. Tradición de la doctrina general del negocio jurídico ........... 384
6. Teoría general del negocio jurídico alemán ............................. 399
7. Teoría preceptiva del negocio jurídico ...................................... 401
8. Teoría normativa del negocio jurídico ...................................... 403
9. Teoría general del contrato ......................................................... 407
10. Teorías contemporáneas del negocio jurídico ......................... 408
11. Intercambios económicos sin acuerdo contractual ................ 410
12. Conclusión ..................................................................................... 421
XV
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
VINCENZO ROPPO
1. La formación del contrato: un tema noble, un tema actual,
un tema aparentemente dramático ........................................... 427
2. ¿Pero es verdad lo del drama? La hipótesis de una
“desdramatización” selectiva ..................................................... 430
3. El problema de la formación del vínculo contractual como
alternativa entre diversas técnicas de protección del interés
digno de amparo ........................................................................... 431
4. Casos de emersión de la alternativa entre protección por
vínculo y protección por resarcimiento: revocación de la
oferta e indemnización al destinatario; responsabilidad
precontractual; apariencia de poderes representativos......... 433
5. (Sigue) La normativa sobre la ilegítima negativa a
prorrogar el arrendamiento habitacional (art. 3, 3er. párrafo,
Ley n. 431/1998) como indicativa de la relevancia
de dos elementos: la fuerza del hecho y el lugar
central de la cuantificación del resarcimiento ......................... 436
6. (Sigue) La relevancia de los mismos elementos se manifiesta
también en un plano más general: los remedios frente
a la inejecución del contrato ....................................................... 439
13
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
XVI
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL
EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
PIER GIUSEPPE MONATERI
1. Las tratativas: entre el contrato y el acto ilícito civil .............. 451
2. Diligencia y buena fe .................................................................... 458
3. Las epifanías de la buena fe ........................................................ 462
4. Acuerdos, cartas y pactos precontractuales ............................ 468
5. La buena fe de la Administración pública ............................... 469
6. El conocimiento de la invalidez del contrato........................... 471
7. El receso de las tratativas ............................................................ 477
8. El daño resarcible .......................................................................... 485
XVII
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS
ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
1. Premisa ........................................................................................... 498
2. Hacia una tutela efectiva de los derechos de los consumidores
(y de los agentes económicos que no han participado
en la negociación de los contratos predispuestos por la
contraparte) ................................................................................... 499
3. Las “coordenadas” establecidas por el legislador nacional .. 501
4. La experiencia jurídica comparada ........................................... 507
4.1. La ley alemana sobre condiciones generales del
contrato (AGB-GESETZ) de 1976 .............................................. 507
4.2. La disciplina francesa (Ley No. 78-23 del 10.01.78
y Ley N° 95-96 del 01.02.95) ............................................. 511
14
ÍNDICE
XVIII
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
ANDREA D’ANGELO
15
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
XIX
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES
DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
MASSIMO FRANZONI
1. La equidad y las cláusulas normativas generales ................... 583
2. El papel de la equidad y de la buena fe en la integración
del contrato .................................................................................... 589
3. La buena fe y la equidad en los Principios Unidroit .............. 591
4. La buena fe y la equidad en el contrato con cláusula de
recontratación ............................................................................... 593
5. La función unitaria del abuso del derecho y de la
exceptio doli generalis en el ámbito del juicio según buena fe ..... 595
6. Normas mediante cláusulas generales, mediante conceptos
indeterminados o elásticos y mediante fattispecie analíticas .... 598
XX
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
1. Ideas preliminares ......................................................................... 603
2. El concepto de tipo negocial y su función en el
ordenamiento. Los criterios de distinción entre
categorías tipológicas. Corrientes doctrinales. La causa ...... 607
3. Tipicidad y tipo. Caracteres. Tipicidad legal y tipicidad
social. La denominada tipicidad causal. El tipo
jurisprudencial .............................................................................. 617
4. Grados de tipicidad. Niveles de tipicidad contractual
y negocial. Órdenes de tipificación. Tipo abstracto
y tipo efectivo................................................................................. 620
5. La integración como mecanismo de actuación del tipo
contractual efectivo. Tipo contractual abstracto y efectivo
(particular y concreto) ................................................................. 623
XXI
LA “COMÚN INTENCIÓN DE LAS PARTES” Y EL PRINCIPIO DE BUENA FE
EN LA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO:
UN PANORAMA DE LA AUTONOMÍA PRIVADA
MAURO GRONDONA
16
ÍNDICE
XXII
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
XXIII
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO
CAUSAL DE ANULABILIDAD DEL CONTRATO
LUIGI CORSARO
XXIV
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
(CON ESPECIAL REFERENCIA A LOS CONTRATOS)
LEYSSER L. LEÓN
17
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
XXV
LA RESOLUCIÓN POR INCUMPLIMIENTO
RODOLFO SACCO
XXVI
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
HUGO FORNO FLÓREZ
18
ÍNDICE
XXVII
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR
EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
GIOVANNA VISINTINI
1. Orígenes históricos y naturaleza jurídica................................. 855
2. Ámbito de aplicación ................................................................... 862
3. La declaración de nombramiento .............................................. 867
4. Plazo de caducidad: relaciones con la normativa tributaria .... 870
5. Condiciones de eficacia y forma de la declaración
de nombramiento .......................................................................... 874
6. Eficacia del contrato y legitimación para el ejercicio
de las acciones ............................................................................... 878
XXVIII
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA
RESOLUCIÓN POR EXCESIVA ONEROSIDAD
GIOVANNI BATTISTA FERRI
......................................................................................................... 883
XXIX
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
GUIDO ALPA
1. Prefacio ........................................................................................... 911
2. Perspectivas.................................................................................... 912
3. Los procesos de armonización y unificación del derecho
contractual ..................................................................................... 915
3.1. Los fundamentos ................................................................... 915
3.2. El método ............................................................................... 919
3.3. La construcción sistemática ................................................ 920
3.4. Ejemplos de comparación de textos ................................. 924
1) Libertad contractual .................................................... 924
2) Buena fe, lealtad y razonabilidad ............................. 925
3) Usos ............................................................................ 925
4) La protección de la parte débil ................................ 926
5) La tratativa................................................................. 926
6) La formación .............................................................. 927
7) El contenido ................................................................... 929
8) La forma ............................................................................ 930
9) La conservación ................................................................ 931
4. Algunas conclusiones ................................................................... 931
19
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
APÉNDICE I
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942
(NORMAS CITADAS)
......................................................................................................... 933
APÉNDICE II
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
......................................................................................................... 969
20
ABREVIATURAS Y ADVERTENCIAS SOBRE LA TRADUCCIÓN
ABREVIATURAS Y ADVERTENCIAS
SOBRE LA TRADUCCIÓN
*
Se citan a título completo, en cambio, revistas como: Annali dell’Istituto di
Scienze Giuridiche dell’Università di Messina; Contratto e Impresa. Dialoghi con la
Giurisprudenza Civile e Commerciale (Padua) y Contratto e Impresa/Europa
(Padua), ambas dirigidas por Francesco GALGANO; Democrazia e Diritto (ahora
publicada en Nápoles); Europa e Diritto Privato (Milán); Il Diritto della Famiglia
e delle Persone (dirigida por Vincenzo LOJACONO); Jus (de la Universidad Cató-
lica de Milán); Leipziger Zeitschrift für deutsches Recht (Leipzig); Meridiano;
Quaderni Fiorentini per la Storia del Pensiero Giuridico (dirigida por Paolo GROSSI);
Rendiconti del Reale Istituto Lombardo di Scienze e Lettere; y la extinta Quadrimestre
(Milán).
La abreviatura Riv. dir. civ., vale para la antigua Rivista di Diritto Civile
milanesa de la Società Editrice Libraia (publicada entre 1909 y 1943), y para
la homónima publicación paduana de la CEDAM (fundada por Walter BIGIAVI,
en 1955, y que continúa publicándose bimestralmente).
21
EL TRADUCTOR
22
ABREVIATURAS Y ADVERTENCIAS SOBRE LA TRADUCCIÓN
Digesto 4a. ed., sez. civ. Digesto delle Discipline Privatistiche. Sezione
Civile.
Turín, UTET, 1987-1999 (más apéndice).
Dirigido por Rodolfo Sacco.
Diz. prat. dir. priv. Dizionario Pratico di Diritto Privato
Milán, Vallardi (¿1924?-1941, obra incon-
clusa).
Fundado por Vittorio Scialoja.
Enc. dir. Enciclopedia del Diritto
Milán, Giuffrè, 1958-1993 (más apéndices)
Iniciada bajo la dirección de Francesco
Calasso.
Enc. forense Enciclopedia Forense
Milán, Vallardi, 1958-1962.
Dirigida por Francesco Santoro-Passarelli
et al.
Enc. giur. Enciclopedia Giuridica Treccani
Roma, Ist. della Enciclopedia Italiana,
1988-1993.
Noviss. Dig. it. Novissimo Digesto Italiano
Turín, UTET, 1958-1975 (más apéndices)
Dirigido por Antonio Azara y Ernesto
Eula,
Nuovo Dig. it. Nuovo Digesto Italiano
Turín, UTET, 1937-1940.
Dirigido por Mariano D’Amelio.
23
EL TRADUCTOR
24
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN
He aceptado con sincero agrado la gentil invitación de Leysser L.
León para escribir algunas palabras de presentación a esta selección
de estudios sobre el contrato, por él concebida y editada.
El gusto es aun mayor por una simpática coincidencia: el subtítulo
de la presente compilación recuerda los sesenta años del Código Civil
italiano, y es a la misma conmemoración que estuvo dedicado el Congreso
Internacional de Derecho Civil Patrimonial organizado por la Pontificia
Universidad Católica del Perú, realizado en septiembre del presente año,
en el que tuve la satisfacción y el honor de participar como ponente.
Perú e Italia están alejados geográficamente, mas no culturalmente.
Sabemos que nuestro Código, así como la doctrina que lo ha
tomado como base para desarrollar sus exposiciones teóricas, han
constituido objeto de alta consideración en el mundo del derecho civil
peruano. Para el jurista italiano, ello es motivo de satisfacción, pero
también fuente de gran responsabilidad cultural.
Asumir plenamente tal responsabilidad conlleva estar dispuestos
a un diálogo que sea lo más paritario y bilateral posible, y rechazar
toda tentación de adoptar un esquema de hegemonía-dependencia.
La doctrina italiana no puede limitarse a la satisfacción que suscita el
“éxito” que ha logrado entre los juristas peruanos; lo que debería hacer es
esforzarse en comprender el contexto dentro del cual sus teorías y
construcciones conceptuales han echado raíces; en otras palabras, debería
aprender a conocer, al menos a grandes rasgos, el derecho civil del Perú, a
partir del Código Civil de 1984, que constituye su estructura fundamental.
El estudio del Código Civil peruano (incluso si limitado a una lectura
veloz y superficial, como la emprendida por mí en esta oportunidad)
puede suministrar al jurista italiano temas de enorme interés.
25
VINCENZO ROPPO
*
Léase “de no renunciar a una Parte general” (Teil, “parte”, es masculino en
alemán, y aquí vale por el primer libro del BGB) [N. del T.].
26
PRESENTACIÓN
27
GUILLERMO EVARISTO MEDINA SANJINEZ
28
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
29
LEYSSER L. LEÓN
30
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
4
V. ROPPO, Istituzioni di diritto privato, 4ª ed., Monduzzi Ed., Bolonia, 1998,
p. 335; para un análisis más profundo del tema, ID., «Il contratto», en Trattato
di diritto privato dirigido por G. IUDICA y P. ZATTI, Milán, Giuffrè, 2001, pp. 5 y ss.
Cfr., conformemente, y sólo por citar algunos manuales: F. GAZZONI, Manuale di
diritto privato, 8ª ed., Nápoles, ESI, 2000, p. 749; P. GALLO, Istituzioni di diritto
privato, 2ª. ed., Turín, Giappichelli, 2000, p. 371; G. IUDICA y P. ZATTI, Linguaggio
e regole del diritto privato, 2ª. ed., Padua, Cedam, 2001, p. 268; E. RUSSO, G. DORIA
y G. LENER, Istituzioni delle leggi civili, Padua, CEDAM, 2002, p. 614.
“El requisito de la patrimonialidad de la prestación –explica el mismo ROPPO
(Istituzioni di diritto privato, cit., p. 266)– se funda en dos razones. Una razón
es ideal: los comportamientos que por su naturaleza, o por decisión de los
interesados, pertenecen a la esfera (no económica) de los sentimientos, de los
gustos, de la educación personal, de las convenciones sociales, no deben
someterse a la lógica del vínculo y de la coerción legal, que es la lógica típica de las
obligaciones. Y existe una razón práctica: si la prestación no fuera monetizable,
sería imposible, o muy difícil, determinar el resarcimiento que el deudor debe al
acreedor cuando no ejecuta, o ejecuta mal, la prestación misma: y el
resarcimiento es la sanción que surge cuando la obligación es infringida;
una sanción sin la cual la obligación no tendría sentido ni valor” (las cursivas
son del autor). Al respecto, cfr. las puntualizaciones de A. SOMMA, El derecho
fascista de los contratos: una comparación con el derecho nacionalsocialista, y
P. RESCIGNO, Contratto, accordo, convenzione, patto (la terminología legislativa
italiana en materia de contratos), ambos en el presente volumen, infra, II, § 6, y IV, § 5.
31
LEYSSER L. LEÓN
5
Son de citar las exhaustivas páginas que han dedicado a tan difícil tema
Adolfo DI MAJO, «Delle obbligazioni in generale», en Commentario del codice
civile Scialoja e Branca, ahora al cuidado de F. GALGANO, Roma y Bolonia, Soc.
Ed. del Foro Italiano y Zanichelli Ed., 1988, pp. 250 y ss., y C. Massimo
BIANCA, Diritto civile, 4, L’obbligazione (1990), reimpresión, Milán, Giuffrè, 1999,
pp. 77 y ss., y en nuestro medio, H. FORNO FLÓREZ, «Apuntes sobre el contenido
patrimonial de la obligación», en Advocatus, año I, Lima, 1991, pp. 21 y ss.; y
G. FERNÁNDEZ CRUZ, «La obligación: apuntes para una dogmática jurídica del
concepto», en Thémis-Revista de Derecho, 2ª época, núms. 27-28, Lima, 1994,
especialmente, pp. 49 y ss.
6
No podía ser de otra manera, si se tiene en cuenta que el modelo seguido no
es ni siquiera el original (el italiano, para entendernos), sino el tan voluminoso
cuanto desconcertante Proyecto de Código Civil argentino de 1998 debido a
una Comisión presidida por Atilio Aníbal ALTERINI . En efecto, en este
documento, que privilegia las definiciones (y por lo mismo las arbitrariedades
de sus redactores), se señala (art. 671) que “Se denomina obligación a la
relación jurídica en virtud de la cual una persona tiene el deber de cumplir
una prestación a favor de otra. La prestación puede ser de dar, de hacer o de
no hacer”, y se enumeran como requisitos de la prestación (art. 675) “tener
contenido patrimonial”, “corresponder a un interés del acreedor aunque sea
extrapatrimonial”, “ser física y jurídicamente posible”, “no configurar un
hecho ilícito” (¡!) y “ser determinada o determinable”.
El contrato, a su vez, es definido (art. 899, lit. a) como “el acto jurídico mediante
el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular,
modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”. En la
misma norma se incluyen definiciones verdaderamente inútiles como las de
“contrato discrecional” y “contrato predispuesto”.
Ya he tenido la oportunidad de evidenciar algunos de los no pocos deméritos
de este Proyecto, un vano tentativo de emular el BGB sin el talento de
WINDSCHEID o PLANCK, y del todo prescindible en los trabajos de reforma de
nuestro Código Civil, en mis «Consideraciones sobre los daños por homicidio
de un ser querido y las técnicas para su resarcimiento», en Revista Jurídica del
Perú, año 4, núm, 18, Trujillo, 2002, passim, especialmente, pp. xxx-xxxi, nota 49.
32
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
7
La lógica, y la habitual carga persuasiva, de los argumentos de Alfredo
BULLARD (que ha analizado el tema en uno de sus más recientes estudios:
«“La parábola del mal samaritano”. Apuntes sobre la lesión en el derecho
los contratos», en Thémis-Revista de Derecho, 2ª época, núm. 43, Lima, 2001
pp. 223 y ss.) invitan a cuestionar, con honda reflexión, la posibilidad misma
de establecer un diálogo entre iuseconomistas y civilistas. Tengo para mí que
es sencillamente inviable, incluso desde el punto de vista de la teoría de la
comunicación, oponer argumentos que tengan que ver con la justicia o con
los valores sociales a quien concede prioridad, exclusivamente, y como
consigna, a la eficiencia económica. Y cuando semejantes debates llegan a
escenificarse, surge la impresión de asistir a una discusión de credos
religiosos, o de ver, simplemente, a dos o más personas que se han puesto de
acuerdo para jugar una partida de póker (hablar de derecho o de economía) y una
de ellas pretende utilizar una baraja de Tarot (argumentos jurídicos o económicos).
33
LEYSSER L. LEÓN
34
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
35
LEYSSER L. LEÓN
desarrolló por etapas; como era de esperar, ello dio pie a algunas
incoherencias normativas. El primer libro que prepararon los
reformadores del Código Civil italiano de 1865 (de neta influencia
francesa) fue el libro de personas. Como es sabido, en el Código Civil
francés no se reconoce la distinción entre nulidad y anulabilidad12:
ésta ha sido una elaboración exclusivamente jurisprudencial y
doctrinal13. Pues bien, dado que en el decenio 1930-1940 la ascendencia
12
En los manuales y monografías franceses de derecho civil no se hace otra cosa
que estudiar la “teoría general de las nulidades” (théorie général des nullités), y,
comprendida en ella, la distinción entre nullités absolues y nullités relatives, y a
veces, simplemente, entre nullité, inopposabilité, rescision e inexistence. Véanse,
además de la clásica obra, con importantes referencias históricas, de Georges
LUTZESCO, Théorie & pratique des nullités, I, Nullités des actes juridiques à caractère
patrimonial, París, Sirey, 1938, especialmente, pp. 263 y ss.; J. GHESTIN, «Le contrat:
formation», 2ª ed., en Traité de droit civil bajo la dirección del mismo autor,
París, L.G.D.J., 1988, pp. 877 y ss.; H., L. y J. MAZEAUD, y J. CHABAS, Leçons de droit
civil, II, 1, Obligations. Théorie générale, 8ª ed., París, Montchrestien, 1991,
pp. 279 y ss.; J. FLOUR y J.-L. AUBERT, Les obligations, 1, L’acte juridique, 8ª ed., París,
Ed. Armand Colin, 1998, pp. 230 y ss.; P. MALAURIE y L. AYNÈS, Obligations, 2,
Contrats et quasi-contrats, 11ª ed., París, Cujas, 2001, pp. 163 y ss.
Excepcionalmente, A. PONSARD y P. BLONDEL, voz «Nullité», en Dalloz. Répertoire
de droit civil, VII, París, Dalloz, 1973, p. 2 (de la separata), rinden cuenta de la
distinción entre actes nuls de plein droit (los actos que una disposición legal declara
nulos, por ejemplo), y actes simplement annulables (los actos nulos por causa de
vicio de la voluntad o de incapacidad de una de las partes, por ejemplo). Huelga
decir que todos los autores citados destacan la delicadeza del problema.
13
Debida, en gran medida, a la progresiva imposición de la doctrina civilista
alemana (que reconoce la distinción entre Nichtigkeit, nulidad y Anfechtbarkeit,
anulabilidad o impugnabilidad), y el consiguiente abandono de los preceptos
de la llamada Escuela de la exégesis, que tuvo lugar en Italia desde fines del
siglo XIX. Con específica referencia a la nulidad y anulabilidad, véanse las
clásicas páginas de L. ENNECCERUS y H.-C. NIPPERDEY, Allgemeiner Teil des
bürgerlichen Rechts, t. II, 15ª ed., Tubinga, J. C. B. Mohr, 1960, pp. 1209 y ss.,
1224 y ss.; W. F LUME , Allgemeiner Teil des bürgerlichen Rechts, t. II, Das
Rechtsgeschäft, 4ª ed., Berlín, Heidelberg y Nueva York, Springer, 1992,
pp. 547 y ss.; D. MEDICUS, Allgemeiner Teil des BGB, 7ª ed., Heidelberg, C. F.
Müller, 1997, pp. 187 y ss., 275 y ss., y el reciente estudio del profesor Adolfo
DI MAJO, «La nullità», en Il contratto in generale, t. VII, a su vez en Trattato di
diritto privato dirigido por M. BESSONE, vol. XIII, Turín, Giappichelli, 2002,
especialmente pp. 36 y ss. Para consideraciones históricas sobre el tema
pueden consultarse, R. ZIMMERMANN, The Law of Obligations (1990), Cape Town,
Wetton y Johannesburg, Juta & Co. Ltd., reimpresión, 1992, pp. 681 y ss., y
G. B. FERRI, «Appunti sull’invalidità del contratto (Dal codice civile del 1865
al codice civile del 1942)», en Rivista del Diritto Commerciale e del Diritto Generale
delle Obbligazioni, año XCIV, parte I, Milán, 1996, pp. 367 y ss.
36
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
14
Y ello era conforme con la normativa del Código Civil italiano de 1865, donde no
se empleaban las voces “anulable”, ni “anulabilidad” ni “anulación”. Una
denuncia de la imperfección de la terminología derivada del Código francés fue
expresada por R. DE RUGGIERO, Istituzioni di diritto civile, 7ª ed., I, Mesina y Milán,
Casa Ed. Giuseppe Principato, 1934, p. 290; de la bibliografía más reciente, véanse,
A. FEDELE, La invalidità del negozio giuridico di diritto privato, Turín, Giappichelli,
1983, pp. 3 y ss., y G. IUDICA, «L’invalidità del contratto», en Dieci lezioni di diritto
civile, al cuidado de G. VISINTINI, Milán, Giuffrè, 2000, pp. 163 y ss.
15
Véanse, L. NIVARRA y G. PALMIERI, «Il matrimonio civile: L’invalidita», en
Trattato di diritto privato, dirigido por P. RESCIGNO, 2, Persone e famiglia, t. 1, 2a ed.,
Turín, UTET, 1999, pp. 915 y ss.; y R. TOMMASINI, «Invalidità del matrimonio»,
en Il diritto di famiglia, I, a su vez en Trattato di diritto privato, dirigido por M.
BESSONE, vol. IV, Turín, Giappichelli, 1999, pp. 462 y ss.
C. M. BIANCA (Diritto civile, 2, La famiglia-Le successioni, 3a ed., Milán, Giuffrè,
2001, p. 146) duda que en el sistema italiano actual, luego de la reforma del
derecho de familia de 1975, se pueda postular con nitidez la distinción entre
nulidad y anulabilidad del matrimonio. La obscuridad de la normativa italiana
en este punto ha sido igualmente denunciada por F. FINOCCHIARO, Matrimonio
civile, 3ª ed., Milán, Giuffrè, 1997, p. 55 y ss., y muchos años atrás por F. MESSINEO,
Manuale di diritto civile e commerciale, 9ª ed., vol. II, Milán, Giuffrè, 1965, p. 81.
Nada de lo señalado significa negar las diferencias entre matrimonio y
contrato. En su reciente volumen Il matrimonio (en Trattato di diritto civile e
commerciale dirigido por A. CICU y F. MESSINEO, continuado por L. MENGONI,
vol. V, t. 1, Milán, Giuffrè, 2002, p. 525), Gilda F ERRANDO expresa que
distintamente del contrato, el matrimonio “es una declaración de voluntad
sin contenido patrimonial, y que apunta a la constitución de un status cuyos
derechos y deberes inherentes son típicos. El matrimonio, entendido como
acuerdo de los contrayentes constituye, además, el fundamento de la familia,
de una comunidad a la cual el Estado asegura certeza y estabilidad. De aquí
la normativa particular del acto del matrimonio y de su invalidez, que es
diversa con respecto a la de los actos de autonomía, tanto en lo tocante a sus
causas, cuanto en lo tocante a sus efectos”.
37
LEYSSER L. LEÓN
16
La laudatio dedicada a OPPO, pronunciada por Angelo LUMINOSO con motivo
de la distinción del ilustre maestro como doctor honoris causa de la Universidad
de Cagliari, ha sido publicada en la Rivista di Diritto Civile, año XLVIII, núm.
1, Padua, 2002, pp. 1 y ss. En el mismo ejemplar de la revista (pp. 11 y ss.) se
incluye la hermosa lectio doctoralis de OPPO, que llevó por título Scienza, diritto
e vita.
17
Un sucinto testimonio sobre sus años universitarios obra en la entrevista
concedida a Natalino IRTI, Intervista sul diritto privato, Padua, CEDAM, 1988,
pp. 89 y ss.
38
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
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LEYSSER L. LEÓN
19
Véase, N. IRTI, «Emilio Betti, un maestro di taglio europeo», en ID., Scuole e
figure del diritto civile, Milán, Giuffrè, 1982, pp. 244 y ss.
40
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
20
Véase también mi Nota del traductor en E. BETTI y otros, Teoría general del negocio
jurídico-4 estudios fundamentales, Lima, ARA Editores, 2001, pp. 18-20.
41
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42
NOTA PRELIMINAR A LA PRIMERA EDICIÓN
43
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21
G. TERRANOVA, «La struttura delle situazioni soggettive: contributo ad una
semantica dell’obbligo», en Europa e Diritto Privato, Milán, 2002, núm. 2, p. 514.
22
Santi ROMANO, «Giuristi», en ID., Frammenti di un dizionario giuridico (1947),
reimpresión, Milán, Giuffrè, 1983, p. 115.
23
F. CARNELUTTI, «Dell’utilità delle opere giuridiche italiane per i lettori stranieri»,
en Rivista Internazionale di Filosofia del Diritto, año XXI, Roma, 1941, p. 307.
44
NOTA PRELIMINAR A LA SEGUNDA EDICIÓN
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invitación a ofrecer, o sea que pese a ser una oferta con las peculiaridades
propias de ella, por no ser completa (le falta la identidad del destinatario)
no se le reconocen los efectos de ésta sino los de la invitación a ofrecer,
salvo que claramente se le haya dado carácter obligatorio.
La doctrina peruana se encuentra dividida respecto a la bondad
de la fórmula utilizada por nuestro codificador. Personalmente soy
partidario de la solución dada por el primer párrafo del artículo 1388
del Código de considerar que la oferta al público vale como invitación
a ofrecer, considerándose oferentes a quienes accedan a la invitación
y destinatario al proponente. En cambio, discrepo de lo establecido en
el segundo párrafo del mismo artículo, según el cual si el proponente
indica claramente que su propuesta tiene el carácter obligatorio de
una oferta, valdrá como tal, desde que la propuesta del proponente,
pese a haberle dado este carácter obligatorio, no es completa, por lo
cual mal puede desempeñar el rol de oferta.
g) Uno de los grandes aciertos del Codice en materia contractual
es haber dado cabida en su artículo 1341 a las condiciones generales
del contrato, que constituyen, sin duda, una respuesta audaz e
inteligente el reto lanzado al derecho al tráfico de masas, en el cual se
encuentran, por un lado, los productores que lanzan masivamente al
mercado los bienes y servicios que producen; y, por el otro, hay una
masa de consumidores de esos bienes y servicios. La manera más eficaz
de vincular contractualmente estas dos partes es a través de las
condiciones generales del contrato.
El Código ha seguido el camino abierto por el Codice regulando
con bastante minuciosidad las cláusulas generales de contratación,
denominación que se ha adoptado para evitar la utilización de la
palabra “condiciones” para el significado que se le da, o sea para
denominar el fenómeno de la preconstrucción unilateral del esquema
del contrato, porque la condición, jurídicamente hablando, es un
elemento accidental del acto jurídico, que tiene por finalidad someter
su eficacia a un hecho incierto.
h) Otro aporte del Codice ha sido incorporar en su seno la cesión del
contrato, figura que, según el artículo 1406 del Codice, consiste en que
cada una de las partes puede sustituir a sí misma un tercero en las
relaciones de un contrato con prestaciones recíprocas, si éstas no hubiesen
sido todavía ejecutadas, con tal que la otra parte consiente en ello.
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EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
II
ALESSANDRO SOMMA
Università degli Studi di Ferrara
Max-Planck-Institut für Europäische Rechtsgeschichte
(Frankfurt a. M.)
*
Título original: «Il diritto fascista dei contratti: raffronti con il modello
nazionalsocialista», en Rivista Critica del Diritto Privato, año XVIII, núm. 4,
Nápoles, diciembre 2000, pp. 639-667.
El texto reproduce la ponencia de Alessandro SOMMA en el seminario Cultura
giuridica e ideologia fascista (È esistito un fascismo giuridico?), realizado en Roma
el 5 de mayo del 2000, y forma parte del volumen Das Europa der Diktatur.
Wirtschaftskontrolle und Recht, t. I, Der Italienische Faschismus, al cuidado de A.
MAZZACANE, Fráncfort, 2001.
65
ALESSANDRO SOMMA
66
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
*
Aquí y en texto, léase: “los perfiles de un derecho de los contratos «fascista,
mal de su grado»”. [N. de T.]
1
Cfr. especialmente: B. RÜTHERS, Die unbegrenzte Auslegung. Zum Wandel der
Privatrechtsordnung im Nationalsozialismus, Tubinga, 1968, y M. STOLLEIS,
Gemeinwohlformeln im nationalsozialistischen Recht, Berlín, 1974. El texto de
Bern RÜTHERS ha alcanzado una 5ª ed. (Heidelberg, 1997).
67
ALESSANDRO SOMMA
68
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
7
La tendencia ha sido desarrollada, en particular, por los estudiosos que retoman el
planteamiento de raíz “croceana” elaborado por N. BOBBIO, «La cultura e il fascismo»,
en AA.VV., Fascismo e società italiana, Turín, 1973, especialmente, pp. 209 y ss.; véase,
por todos, G. B. GUERRI, Fascisti. Gli italiani di Mussolini, Milán, 1995, pp. 154 y ss. La
misma tendencia se detecta en los estudios de autores que han “tomado partido
por una imagen no conflictiva de las relaciones entre intelectuales y régimen”: al
respecto, v. G. TURI, «Fascismo e cultura ieri e oggi», en A. DEL BOCCA, M. LEGNANI y
M. G. ROSSI (directores), Il regime fascista. Storia e storiografia, Roma-Bari, 1995, p. 531.
[Ad. del T.] “Croceano” (crociano, en italiano) está para evocar, obviamente, el
pensamiento de Benedetto CROCE.
8
Véase, por todos, R. TETI, Codice civile e regime fascista. Sull’unificazione del diritto
privato, Milán, 1990, p. 112, y C. GHISALBERTI, La codificazione del diritto in Italia
1865-1942, Roma-Bari, 1994, p. 38, con una síntesis del debate dedicado a este
aspecto. Entre los privatistas, véase, especialmente, G. B. FERRI, «Filippo Vassalli
e la defascistizzazione del Codice civile», en Diritto Privato, 1996, pp. 610 y ss.
9
N. IRTI, «Diritto civile», en Digesto, 4a ed., sez. civ., vol. IV, Turín, 1990, pp. 138
y ss. Precedentemente, v. M. ROTONDI, «Die italienische Rechtswissenschaft
der letzten hundert Jahre», en Rabels Zeitschrift für ausländisches und
internationales Privatrechts, 1996, pp. 114 y ss.
10
B. BIONDI, Il diritto romano cristiano, vol. I (Orientamento religioso della legislazione),
Milán, 1952, p. 55. Después de la Liberación, afirmaciones del mismo tenor se
encuentran, a menudo, en la obra de estudiosos favorables al mantenimiento de
la codificación civil: véase, por todos, G. FERRI, «Del codice civile, della codificazione
e di altre cose meno commendevoli», en Foro it., 1944/46, IV, cols. 34 y ss.
69
ALESSANDRO SOMMA
11
Similares afirmaciones se presentan, especialmente, en la experiencia
alemana, luego del concluida la Segunda Guerra. Véase, por ejemplo, W.
HALLSTEIN, Wiederherstellung des Privatrechts, Heidelberg, 1946, pp. 7 y ss. Del
período posterior, véase, por todos, H. P. H AFERKAMP , Die heutige
Rechtsmissbrauchslehre-Ergebnis national sozialistischen Rechtsdenken?,
Berlín–Baden-Baden, 1995, en especial, pp. 3 y ss. En la literatura italiana,
v. por todos, B. BIONDI, Il diritto romano cristiano, vol. I, cit., p. 55.
12
Controversia discutida, entre otros, por F. WIEACKER, Privatrechtsgeschichte der
Neuzeit unter besonderer Berücksichtigung der deutschen Entwicklung, 2a ed., 1967,
p. 468 y ss., y H. COING, «Sub Einleitung zum Bürgerlichen Gesetzbuch», en
BGB-Staudingers Kommentar, 13a reelaboración, Berlín, 1995, pp. 44 y ss.
13
Cfr. F. WIEACKER, «Das bürgerliche Recht im Wandel der Gesellschaftsordnung»,
ahora en ID., Industriegesellschaft und Privatrechtsordnung, Fráncfort, 1974,
pp. 38 y ss., y M. R. WILL, «Verso il Duemila: revisione del BGB?», trad. italiana
de A. Somma, en Rivista Critica di Diritto Privato, 1992, pp. 591 y ss.
70
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
14
En torno de la existencia y las características del derecho privado
nacionalsocialista, v. entre otros muchos, K. KROESCHELL, Rechtsgeschichte
Deutschlands im 20. Jahrhundert, cit., pp. 83 y ss., y B. RÜTHERS, Die unbegrenzte
Auslegung, 4a ed., cit., en especial, pp. 322 y ss.
15
Al respecto, A. J. DE GRAND, L’Italia fascista e la Germania nazista, trad. italiana
de M. L. Bassi, Bolonia, 1999, pp. 7 y ss., precisa: “El régimen fascista y el
régimen nazista se encuentran frente a un problema doble. Su base social
burguesa o pequeña burguesa hace difícil una ruptura potencia con la
Sociedad existente, con su élite burocrática y con la estructura del capital
privado [...] En busca de un común denominador que mantuviese el carácter
compacto de la alianza y la condujese al poder, ambos movimientos fueron
constreñidos, aun antes de asumir el gobierno, a liberarse de sus programas
radicales encaminados a promover una reestructuración fundamental de las
instituciones económicas y sociales [...] De ello resultó una fragmentación
del Estado en feudos dominados por dictaduras fuertemente personalizadas
que encarnaron en la persona de su líder supremo aquella unidad que no
habían realizado en la práctica”.
71
ALESSANDRO SOMMA
16
El sistema corporativista se corresponde, en la experiencia
nacionalsocialista, con el sistema elaborado en torno de la figura de los
“fiduciari del lavoro” (Treuhänder der Arbeit, “administradores fiduciarios
del trabajo”). En el § 2 Gesetz über Treuhänder der Arbeit del 19 de mayo de
1933, atribuye a los administradores fiduciarios la tarea de definir “an Stelle
der Vereinigungen von Arbeitnehmern, einzelner Arbeitgeber oder der
Vereinigungenabschluss von Arbeitgebern rechtsverbindlich für die Beteiligten
Personen die Bedingungen für den Abschluss von Arbeitsverträge” [“en lugar de
las asociaciones de trabajadores, empleadores individuales, o de las
asociaciones de empleadores, condiciones jurídicamente vinculantes para
las personas interesadas en la celebración de contratos de trabajo”]. En la
literatura italiana de la época se ocupó de estos aspectos, véase la
contribución de G. D’EUFEMIA, «Sul valore politico della legge germanica
del lavoro», en Lo Stato, 1934, pp. 774 y ss., quien “reivindic[a] la italianidad
de la concepción ético-social de las relaciones de trabajo, que desde casi
una década está vigente en el Estado fascista”. Véanse también, F. ERMARTH,
«Il nuovo ordinamento germanico del lavoro», en Lo Stato, 1934, pp. 81 y ss.,
y W. S IEBERT , «Principi fondamentali dell’ordine nazionalsocialista del
lavoro», en Lo Stato, 1938, pp. 321 y ss. De la bibliografía posterior, véase,
por todos, K. KROESCHELL, Rechtsgeschichte Deutschlands im 20. Jahrhundert,
Gotinga, 1992, pp. 98 y ss.
17
Sobre las analogías y diferencias entre las doctrinas fascista y
nacionalsocialista en materia de acrecentamiento del poder, véase,
entre otros: D. M AJER , «Recht und Gesetzgebung im italienischen
Faschismus», cit., p. 224, y R. TETI, Codice civile e regime fascista, cit., p. 189,
con ulteriores citas.
18
Estos aspectos también son valorizados por la investigaciones recientemente
dedicadas a la comparación entre las experiencias fascista y
nacionalsocialista: K. D. B RACHER y L. V ALIANI (directores), Faschismus
und Nationalsozialismus, Berlín, 1991, y F. LANCHESTER e I. S TAFF (directores),
Lo stato di diritto democratico dopo il fascismo ed il nazional socialismo,
Milán–Baden-Baden, 1999. En precedencia, v. K.-P. HOEPKE, Die deutsche
Rechte und der italienische Faschismus. Ein Beitrag zum Selbsverständnis und zur
Politik von Gruppen und Verbänden der deutschen Rechten, Düsseldorf, 1968, en
especial, pp. 241 y ss.
72
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
19
Véase, por ejemplo, F. OLGIATI, Il concetto di giuridicità nella scienza moderna del
diritto, Milán, 1943, pp. 183 y ss., y 215 y ss. De las publicaciones de autores
italianos en idioma alemán, cfr. G. LO VERDE, «Die verfassungrechtliche
Stellung der neuen faschistischen Kammer», en ZAkDR, 1939, pp. 257 y ss., e
ID., «Die Rechtsnachfolfe im Faschismus», en DR, 1939, pp. 1622 y ss. De la
literatura alemana, en fin, v. T. GERSTENMAIER, Wesen und Gehalte des Nationalsozialismus
und des Faschismus als zeitgenössische Staatsideen und Staatgestaltungen, Diss.
Heidelberg, 1937, en especial, pp. 68 y ss., y H. H ORSTMANN , «Neues
italienisches Verfassungsrecht. Die Kammer der Fasci und Korporationen»,
en DR, 1939, pp. 30 y ss. Véase, para terminar, C. SCHMITT, «La dottrina del
diritto nel fascismo e nel nazionalsocialismo», en Lo Stato, 1936, pp. 299 y ss.
20
El interés por los aspectos de orden politológico es testimoniado en las numerosas
obras en idioma alemán dedicadas al fascismo. Entre las debidas a autores
italianos, véase, por ejemplo, G. BORTOLOTTO, Faschismus und Nation. Der Geist der
korporativen Verfassung, Hamburgo, 1932. Entre las obras atribuidas al líder del
fascismo, cfr. B. MUSSOLINI, Der Geist des Faschismus. Ein Quellenwerk, Múnich,
1940, e ID., Schriften und Reden, ts. I/VIII, Zürich-Leipzig-Stuttgart, 1935. Véase,
además, T. BLAHUT, Staat und Führung im Faschismus. Ein Beitrag zur Geitesgeschichte
unserer Zeit, Berlín, 1940, y H. STOCK, Die faschistische Staatsjugend, Múnich, 1943.
Entre los textos editados antes de la imposición del nacionalsocialismo, en fin,
v. E. VON BECKERATH, Wesen und Werden des faschistischen Staates, Berlín, 1927, y W.
HEINRICH, Die Staats-und Wirtschaftverfassung des Faschismus, Berlín, 1929.
21
Véase, por ejemplo, J. Evola, «Sulle differenze fra la concezione fascista e nazista
dello Stato», en Lo Stato, 1941, pp. 143 y ss., y S. Villari, «L’idea dell’Impero e
l’idea del Reich», en Lo Stato, 1941, pp. 89 y ss. Entre los estudios sobre Carl SCHMITT,
v. «Tendenze nuove della dottrina tedesca: C. Schmitt», en Lo Stato, 1930, pp. 480 y ss.
22
La colaboración científica relativa al tema de la codificación se identifica, en
particular, en las obras en idioma alemán sobre el Código Civil italiano de 1942: S.
MESSINA, «Natur und Merkmale des faschistischen Kodifikation», en ZAkDR, 1941,
pp. 285 y ss., y A. AZARA, «Grundgedanken der Gesetzgebung Mussolinis», en
ZakDR, 1942, pp. 1251 y ss. Véanse, además, A. DRESLER, «Die Gesetzgebung
Mussolinis», en DR, 1942, pp. 867 y ss., y H. LEHMANN, «Der Entwurf des I. Buches
des künftigen VGB im Vergleich mit neueren Kodifikationen», en ZakDR, 1944,
pp. 153 y ss., con resaltos comparativos.
23
Al respecto, y recientemente, v. S. PATTI, «Fascismo, codice civile ed evoluzione
del diritto privato», en F. LANCHESTER e I. STAFF (directores) Lo stato di diritto
democratico dopo il fascismo ed il nazionalsocialismo, cit., pp. 347 y ss., con
abundantes referencias bibliográficas y comparativas.
73
ALESSANDRO SOMMA
24
El Comité es mencionado en el art. 7 del Acuerdo Cultural entre el Reino de
Italia y el Reich alemán del 23 de noviembre de 1938: “Las Altas Partes
contrayentes darán desarrollo al Comité de Colaboración instituido por la
Akademie für Deutsches Recht en Berlín, y por el Comitato italo-germanico
en Roma, con el fin de supervisar y estrechar las relaciones existentes en el
campo de las ciencias jurídicas, y en particular, de la evolución del derecho
y del derecho comparado”. Al respecto, véase por ejemplo:
S. MESSINA, «Origini scopi ed organizazione del Comitato», en Lo Stato, 1938,
pp. 387 y ss. De la bibliografía posterior, cfr. H.-R. PICHINOT, Die Akademie für
Deutsches Recht. Aufbau und Entwicklung einer öffentlich-rechtlichen Körperschaft
des Dritten Reichs, Diss. Kiel, 1981, pp. 112 y ss., y R. BONINI, Disegno storico del
diritto privato italiano (dal Codice civile del 1865 al Codice civile del 1942), 2a ed.,
Bolonia, 1990, p. 113, nota 27.
25
El Programa de la Deutsche Arbeiterpartei se lee, recientemente, en W. HOFER
(director), Der Nationalsozialismus. Dokumente 1933-1945, 46a ed., Fráncfort,
1999, pp. 28 y ss. En torno de las afirmaciones dedicadas al Derecho romano,
v. por ejemplo, P. KOSCHAKER, Europa und das römische Recht, 4ª ed., Múnich-
Berlín, 1966, pp. 311 y ss., y D. S IMON, «Die deutsche Wissenschaft vom
römischen Recht nach 1933», en M. S TOLLEIS y D. S IMON (directores),
Rechtsgeschichte im Nationalsozialismus. Beiträge zur Geschichte einer Disziplin,
Tubinga, 1989, pp. 161 y ss. En la literatura de la época, v. E. J UNG ,
«Deutschrechtliches und Römischrechtliches zur Reform des Bürgerlichen
Rechts», en ZakDR, 1934, pp. 183 y ss., W. MERK, «Wachstum und Schöpfung
im germanischen Recht», en Beiträge zur Neugestaltung des Deutschen Rechts.
Festschrift für E. Jung zum 70. Geburstag, Marburg, 1937, pp. 127 y ss. [Ad. del
T.] La cita señala: “Postulamos que el derecho romano, servidor del orden
materialista mundial, sea sustituido por un derecho común alemán”.
74
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
26
H. LANGE, Von alten zum neuen Schuldrecht, Hamburgo, 1934, p. 47. Al respecto,
v. por todos, H. SCHLOSSER, Grundzüge der Neueren Privatrechtsgeschichte, 7ª ed.,
1992, pp. 162 y ss.
[Ad. del T.] El pasaje citado dice: “[...] así como el nacionalsocialismo subordina
el individuo a la comunidad, debe invertir la relación entre derecho y voluntad
del individuo: la voluntad común deviene soberana y la voluntad individual
es puesta a su servicio”.
27
H. LANGE, Liberalismus Nationalsozialismus und Bürgerliches Rechts, Tubinga,
1933, en especial, pp. 1 y ss., quien precisa: “Der Liberalismus drängte in den
letzten 100 Jahren in Deutschland seinen grossen Gegner den preussischen Pflicht-
und Gemeinschaftsgedanke des 18. Jahrhunderts zurück. [...] Der Umturz dieses
Jahres is echte Revolution: er ändert nicht nur die Staatsfürung, sondern setzte auch
an die Stelle der liberalistischen eine neue Staatsgesinnung. Diese fusst auf dem
Pflicht- und Gemeinschaftsgedanke”. En la misma línea de pensamiento, por
ejemplo, G. BÖHMER, Einführung in das Bürgerliche Recht, Leipzig, 1932, p. 22, y
H. STOLL, Vertrag und Unrecht, 3a ed. al cuidado de W. FELGENTRAEGER, vol. I,
Tubinga, 1943, pp. 14 y ss.
[Ad. del T.] En el pasaje citado dice: “El individuo no asume significado por sí
mismo, sino por su posición en la colectividad”.
28
Como queda explicitado en la frase: “Du bist nichts – Dein Volk ist alles”. Al
respecto, y de lo reciente, v. H. HATTENHAUER , Die geistesgeschichtlichen
Grundlagen des deutschen Rechts, 4a ed. Heidelberg, 1996, pp. 309 y ss.
75
ALESSANDRO SOMMA
29
H. S TOLL, Vertrag und Unrecht, vol. I, cit., pp. 45 y ss. En el mismo sentido,
v. entre otros, K. LARENZ, Vertrag und Unrecht, parte I (Vertrag und Vertragsbruch),
Hamburgo, 1936, pp. 31 y ss.
[Ad. del T.] En el pasaje citado dice: “Sobre la base de la ideología jurídica
nacionalsocialista, la celebración del contrato constituye un evento relevante
para la comunidad entera. Por ello, la intervención del Estado en la celebración
del contrato [...] es oportuna. Todos los actos autoritarios generales o especiales
destinados a este fin son medidas [...] de una economía dirigida por el Estado”.
30
Este aspecto es destacado, principalmente, por G. OTTE, «Die zivilrechtliche
Gesetzgebung im “Dritten Reich”», en NJW, 1988, pp. 2836 y ss., quien aporta
una panorámica sobre las principales disposiciones. Una reseña sobre la
regulación concerniente a la materia privatista se encuentra también en
I. VON MÜNCH (director), Gesetze des NS-Staates, 3ª ed., 1994, pp. 145 y ss.
31
Al respecto, v. las síntesis de H. HATTENHAUER, «Das NS-Volksgesetzbuch», en
Festschrift für R. Gmür zum 70. Geburtstag, Gieseking, 1983, pp. 255 y ss., y G.
BRÜGGEMEIER, «Oberstes Gesetz ist das Wohl des deutschen Volkes. Das Projekt des
“Volksgesetzbuches”», en JZ, 1990, pp. 24 y ss. En la literatura de la época, v. por
ejemplo, H. W. HEDEMANN, «Arbeit am Volksgesetzbuch», en DR, 1941, pp. 1913 y ss.,
y H. LEHMANN, «Vom Werden des Volksgesetzbuchs», en DR, 1942, pp. 1492 y ss.
32
Cfr., en particular, H. FRANK, «Gesetzbung und Rechtsprechung im Dritten Reich»,
en ZakDR, 1936, pp. 137 y ss., y H. LANGE, Vom alten zum neuen Schuldrecht, cit.,
p. 41, quien precisa: “Ist so dem Richter die hohe Aufgabe der schöpferischen
Neugestaltung der Grundformen des neuen Rechtes verschlossen, so bleibt ihm doch
die schwerw und entsagungsvolle, das alte gestzte Recht mit dem Rechtsempfinden
des neuen Staates zu durchdringen, Unvereinbares zu beseitigen, Verhaltetes zu
76
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
77
ALESSANDRO SOMMA
35
Como se lee en el opúsculo titulado Professori ebrei e dottrina ebraica, publicado
con la firma de la Dirección de la revista Lo Stato, 1938, pp. 490 y ss. Al
respecto, v. la respuesta de P. DE FRANCISCI, «La difesa del diritto romano», en
Lo Stato, 1938, pp. 513 y ss.
36
Entre otros, v. G. MAFFEI, «La concezione “anti-romano” razzista del diritto»,
en Lo Stato, 1934, pp. 674 y ss.
37
Para estos aspectos, y de lo reciente, v. A. J. DE GRAND, L’Italia fascista e la
Germania nazista, cit., pp. 121 y ss. Comparaciones con la ideología
nacionalsocialista se hallan también en M. STOLLEIS, Geschichte des öffentlichen
Rechts in Deutschland, t. III, Múnich, 1999, pp. 323 y ss.
38
D. GRANDI, Tradizione e rivoluzione dei Codici Mussoliniani, Roma, 1940, p. 7. En
el mismo sentido, v. entre otros, C. CURCIO, «Germanesimo antiromano?», en
Lo Stato, 1933, pp. 703, y F. MAROI, «La codificazione fascista del diritto civile»,
cit., p. 66. Para una comparación entre las teorías fascista y nacionalsocialista
sobre el Derecho romano, v. especialmente A. MANTELLO, «La giurisprudenza
romana fra nazismo e fascismo», en Quad. Storia, 1987, I, pp. 23 y ss., e ID.,
«Das Jhering-Bild zwischen Nationalsozialismus und Faschismus. Die
Analyse eines ideologischen Vorganges», en O. BEHRENDS (director), Jherings
Rechtsdenken. Theorie und Pragmatik im Dienste evolutionärer Rechtsethik,
Rechtsanchauung, individualistische und soziale Ordnung, en J. RÜCKERT y D.
W ILLOWEIT (director), Die Deutsche Rechtsgeschichte in der NS-Zeit. Ihr
Vorgeschichte und ihre Nachwirkungen, Tubinga, 1995, pp. 95 y ss.
39
D. G RANDI , «Diritto romano-fascista e germanico-nazista di fronte alla
rivoluzione del secolo XX», en Mon. trib., 1941, pp. 3 y ss.
78
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
40
Por todos, v. A. ASQUINI, «Unificazione del diritto delle obbligazioni», en Lo
Stato, 1938, p. 413 y ss., quien resalta: “Da la impresión de que los juristas
alemanes tienden a dar al concepto de responsabilidad, cada vez más, un
significado de amplio contenido político, como responsabilidad del individuo
frente a la comunidad nacional. Ello responde, por lo demás, a los principios
de nuestra Carta del Lavoro”. En la misma línea de pensamiento: E. BODRERO,
«Evoluzione fascista del diritto di proprietà», en Lo Stato, 1930, p. 133, y A.
SERMONTI, «Sui principii generali dell’ordinamento giuridico fascista», en Lo
Stato, 1940, p. 283. Para los reflejos de estas apreciaciones en la distinción
entre derecho privado y derecho público, v. M. STOLLEIS , Geschichte des
öffentlichen Rechts in Deutschland, t. III, cit., p. 338 y ss.
41
F. MAROI, «La codificazione fascista del diritto», cit., p. 70.
42
Véase también el art. 250 de las disposiciones para la aplicación del Código
Civil: “En las leyes especiales se pueden establecer discriminaciones entre los
que pertenecen a razas diversas de la aria, con el fin de excluir en todo o en parte
las limitaciones impuestas en el Código para las personas que no son de raza
aria”. Sobre este punto, y en la literatura de la época, v. S. BORGHESE, «Razzismo e
diritto civile», en Mon. trib., 1939, pp. 353 y ss. Para referencias a la colaboración
ítalo-alemana en la configuración de un ordenamiento jurídico racista, v. «Razza
e diritto al Convegno italo-tedesco di Vienna», en Lo Stato, 1939, pp. 129 y ss.
43
Cfr. A. BUZZELLI, «La funzione sociale dell’impresa-azienda», en Dir. e prat.
comm., 1940, I, pp. 35 y ss., y G. STAMMATI, «L’impresa nell’ordinamento
corporativo», en Dir. e prat. comm., 1940, pp. 98 y ss.
44
Al respecto, v. las reflexiones de A. ACQUARONE, L’organizzazione dello stato
totalitario, 2ª ed., Turín, 1995, p. 287. Sobre las características del derecho
público fascista, y de lo reciente, v. L. FERRAJOLI, La cultura giuridica nell’Italia
del Novecento, Roma-Bari, 1999, p. 39, y G. ALPA, Storia del diritto civile italiano,
Roma-Bari, 2000.
79
ALESSANDRO SOMMA
45
Véase, entre otros, P. PERLINGIERI, «Scuole civilistiche e dibattito ideologico:
introduzione allo studio del diritto privato in Italia», ahora en ID., Tendenze e
metodi della civilistica italiana, Nápoles, 1979, pp. 44 y ss. En la amplia literatura
de la época, v. S. PUGLIATTI, «L’ordinamento corporativo e il codice civile», en
Riv. dir. comm., 1942, I, pp. 358 y ss.
*
La Carta del Lavoro fue dada el 21 de abril de 1927 por el Gran Consejo del
Fascismo y está compuesta de treinta “declaraciones” que cifran los
principios básicos del ordenamiento sindical-corporativista-fascista.
Pese al carácter político de su origen (el Gran Consejo era el órgano máximo
del Partido) la Carta se convirtió, definitivamente, en fuente de normas
jurídicas mediante la Ley n. 14 del 30 de enero de 1941, que reconoció a sus
“declaraciones” el valor de principios del ordenamiento jurídico del Estado,
y el valor de criterios para la interpretación y aplicación de las leyes. En las
primeras ediciones del Código Civil italiano de 1942, la Carta precedía el
texto propiamente dicho del Codice. Sobre este importante documento, cfr. la
óptima reseña de R. CORRADO, «Carta del lavoro», en Noviss. Dig. it., vol. II,
Turín, UTET, 1958, p. 967-968. [N. de T.].
46
Estas máximas han interesado a la literatura nacionalsocialista. Véase, por
todos, W AWRETZKO , «Grundzüge des deutschen und italienischen
Arbeitsrechts», en DR, 1942, pp. 1636 y ss. Véase también, A. PUTZOLU, «Das
Gesetzbuch der Arbeit», en DR, 1941, pp. 2577 y ss., y C. COSTAMAGNA, «Das
Gesetzbuch der Arbeit», en ZakDR, 1941, pp. 325 y ss.
47
Véanse, sobre todo, las intervenciones en el famoso congreso pisano al que se
hace referencia en G. PERTICONE, «Sui principii generali del diritto privato»,
en Arch. giur., 1940, pp. 129 y ss., e ID ., «Ancora sui principii generali
dell’ordinamento giuridico», en Arch. giur., 1940, pp. 54 y ss.
80
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
48
Esta cita figura en «Il comitato giuridico italo-germanico per la riforma del
diritto delle obbligazioni», en Riv. dir. comm., 1938, I, p. 437. Véase también,
A. ASQUINI, «Unificazione del diritto delle obbligazioni», cit., p. 411 y ss.
49
Véase, una vez más, «Il comitato giuridico italo-germanico per la riforma del
diritto delle obbligazioni», cit., p. 437. Sobre este punto, y de la literatura de la
época, v. A. BRUNETTI, «La riforma del diritto matrimoniale in Germania», en Giur.
it., 1939, I, cols. 129 y ss. Posteriormente, cfr. W. SCHUBERT (director), Ausschuss für
Personen-, Vereins-, und Schuldrecht. 1937-1939, a su vez en W. SCHUBERT, W. SCHMID
y J. REGGE (directores), Akademie für Deutsches Recht 1933-1945. Protokolle der
Ausschüsse, t. III-4, Berlín-Nueva York, 1992, p. XXXV y ss.
81
ALESSANDRO SOMMA
50
G. V ASSALLI, «Per un diritto unico delle obbligazioni», en Lo Stato, 1939,
pp. 206 y ss. En la literatura nacionalsocialista, v. H. L ANGE , «Die
Vertragstreue», en DR, 1934, pp. 531 y ss., y H. STOLL, Vertrag und Unrecht,
parte I, cit., pp. 43 y ss: “Daher bedeutet die Anerkennung der Privatautonomie
kein Recht gegenüber dem Staat zu willkürlichem Tun, sondern Verpflichtung
und Bindung gegenüber der Gemeinschaft” [“En los hechos, el reconocimiento
de la autonomía privada no es un derecho frente al Estado, para
comportarse arbitrariamente, sino un compromiso y un vínculo para con
la comunidad”].
51
En la literatura de la época, v. entre otros varios, H. WÜRDINGER, «Das subjektive
Recht im Privatrecht», en DR, 1935, pp. 492 y ss., y L. MOSSA, «Il rinnovamento
del diritto civile tedesco», en Riv. dir. comm., 1938, I, pp. 523 y ss. Para una
tímida defensa de la teoría del negocio jurídico, v. A. MANIGK, Neubau des
Privatrechts. Grundlagen und Bausteine und subjektives Recht, Leipzig, 1938,
pp. 1 y ss. A propósito, y de lo reciente, v D. GRIMM, «Gemeinschaftsvorrang
und subjektives Recht», en U. DAVY, H. FUCHS, H. HOFMEISTER, J. MARTE e I.
R EITER (directores), Nationalsozialismus und Recht. Rechtssetzung und
Rechtswissenchaft in Österreich unter der Herrschaft des Nationalsozialismus,
Viena, 1999, pp. 38 y ss.
52
Véase, por todos, C. C OSTAMAGNA , «Fascismo, Soviettismo e Diritto
“Tradizionale”», en Lo Stato, 1930, pp. 406 y ss., y P. DE FRANCISCI, «Ai giuristi
italiani», en Lo Stato, 1932, pp. 674 y ss.
53
Ecuación formalizada por el fundador de la Escuela histórica: F. C. VON
SAVIGNY, System des heutigen römischen Rechts, t. III, Berlín, 1840, en especial,
pp. 5 y ss., 309 y ss. Sobre este punto v. P. G. MONATERI y R. SACCO, voz
«Contratto in diritto comparato», en Digesto, 4a ed., sez. civ., vol. IV, Turín,
1989, p. 139, y G. ALPA, «Definizione codicistica di contratto e vinculum
iuris», en Mat. st. cult. giur., 1990, pp. 149 y ss.
54
Al respecto, v. H. LANGE, «Abstraktes oder kausales dingliches Geschäft?»,
en DR, 1935, pp. 485 y ss., y F. W IEACKER , Zum System des deutschen
Vermögensrechts. Erwägungen und Vorschläge, Leipzig, 1941, pp. 26 y ss.
82
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
55
En la literatura de la época, cfr. por ejemplo, W. SIEBERT, «Ergebnisse und Vorschläge
zum System des deustschen Vermögensrechts», en DR, 1941, pp. 1506 y ss. Sobre
este punto, v. por todos, R. KNIEPER, «Grenzelose Vertrags-und ausgrenzende
Gemeinschaftsverhältnisse im bürgerlichen Recht», en KJ, 1993, p. 242.
56
K. LARENZ, «Neubau des Privatrechts», en Arch. civ. Pr., t. 145 (1939), pp. 93 y ss.,
e ID., Vertrag und Unrecht, parte I, cit., p. 18. Sobre este punto, de lo reciente,
v. A. DAYERLING, Vertragslehre im Dritten Reich und in der DDR während der
Geltung des BGB. Eine vergleichende Betrachtung unter besonderer Berücksichtigung
der Diskussion des faktischen Vertrages in der Bundesrepublik, Beirut, 1996, pp. 34 y ss.,
y M. ZIRKER, Vertrag und Geschäftgrundlage in der Zeit des Nationalsozialismus,
Würzburg, 1996, p. 112.
[Ad. del T.] En el pasaje citado dice: “A nuestro entender, los esponsales, el
matrimonio, el formar parte de una relación laboral no son contratos, pues
no tienen por objeto el intercambio de prestaciones individuales o bienes,
sino la plena integración del individuo en una comunidad”.
57
G. VASSALLI, «Per un diritto unico delle obbligazioni», cit., p. 204, quien sintetiza
de este modo las tesis descritas, sobre el argumento, y en especial, por Hans
D ÖLLE. En la literatura nacionalsocialista, v. por todos, H. HILDEBRANDT,
«Rechtswandlungen im neueren Vermöngsverkehrsrecht», en ZAkDR, 1936,
83
ALESSANDRO SOMMA
84
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
61
G. HAUPT, «Über faktische Vertragsverhältnisse», en Festschrift der Leipziger
Juristenfakultät für H. Siber zum 10. April 1940, t. II, Leipzig, T. Weicher (ed.),
1943, pp. 3 y ss. Entre los autores alemanes de la época que analizan la teoría
de las relaciones contractuales de hecho, cfr. W. SPIESS, «“Faktische Verträge” oder
öffentliches Recht oder Tarif?», en ZAkDR, 1942, pp. 340 y ss., y F. WIEACKER,
«Leistungsbeziehungen ohne Vereinbarung», en ZAkDR, 1943, pp. 33 y ss. Sobre
el mismo tema, v. P. LAMBRECHT, Die Lehre vom faktischen Verträgsverhältnis.
Entstehung, Rezeption und Niedergang, Tubinga, J.C.B. Mohr, 1994, pp. 46 y ss.
62
G. HAUPT, «Über faktische Vertragsverhältnisse», cit., pp. 21 y ss. Sobre este
punto, v. por ejemplo, A. NIKISCH, «Über faktische Vertragsverhältnisse», en
Vom deutschen zum europäischen Privatrecht. Festschrift für H. Dolle al cuidado
de E. VON CAEMMERER, A. NIKISCH y K. ZWEIGERT, t. I, Tubinga, J.C.B. Mohr,
1963, pp. 79 y ss. Véanse, además, C. S YZ , Faktisches Vertragsverhältnis,
Zürich, Schulthess (ed.), 1991, pp. 20 y ss., y P. LAMBRECHT, Die Lehre vom
faktischen Vertragsverhältniss, cit., pp. 5 y ss. En la literatura italiana reciente,
v. V. FRANCESCHELLI, «Rapporti contrattuali di fatto: un cinquantenario», en I
contratti, 1993, p. 708.
63
Además de la literatura mencionada en precedencia, v. H.-C. NIPPERDEY, «Die
Vereinheitlichung des Rechts der Schuldverhältnisse in Italien und
Deustchland», en ZAkDR, 1938, p. 721, y W. HEDEMANN, «Das neue italienische
Obligationenrecht», en ZAkDR, 1941, pp. 305 y ss., quienes describen los
puntos en común de las reflexiones fascistas y nacionalsocialistas en materia
de autonomía privada. En la literatura italiana, v. entre otros varios, C. A. BIGGINI,
«Il principio corporativo e il sistema del diritto privato», en Lo Stato, 1930, p. 476,
y E. BETTI, «Sul codice delle obbligazioni. L’influenza francese e l’esempio
tedesco nel progetto (quarto libro) di riforma del Codice civile», en Mon. Trib.,
1939, pp. 422 y ss., con reflexiones sobre la experiencia nacionalsocialista.
64
Circunstancia denunciada por C. COSTAMAGNA, «Linee del diritto privato del
Fascismo», en Lo Stato, 1937, pp. 24 y ss., y E. B ETTI, «Sul codice delle
obbligazioni», cit., pp. 417 y ss.
85
ALESSANDRO SOMMA
65
L. FERRAJOLI, La cultura giuridica nell’Italia del novecento, cit., p. 43.
66
Sobre los extremos de tal intento, v. sobre todo R. TETTI, Codice civile e regime
fascista, cit., en especial, pp. 43 y ss., 153 y ss., y C. GHISALBERTI, La codificazione
del diritto in Italia 1865-1942, cit., pp. 270 y ss. Con específica referencia a la
materia contractual, véase V. ROPPO, Il contratto, Bolonia, 1977, pp. 50 y ss.
67
P. PERLINGIERI, Scuole civilistiche e dibattito ideologico: introduzione a lo studio del
diritto privato in Italia, cit., pp. 44 y ss.
68
Relazione della Commissione Reale al progetto del libro “Obbligazioni e contratti”,
p. 5, cit. por G. PANDOLFELLI, G. SCARPELLO, M. STELLA RICHTER y G. DALLARI,
Codice civile-Libro delle obbligazioni illustrato con i lavori preparatori e disposizioni
di attuazione e transitorie, Milán, 1942, p. 39.
69
Véase la Relazione del Guardasigilli al progetto ministeriale delle obbligazioni, n. 17,
cit. por G. PANDOLFELLI, G. SCARPELLO, M. STELLA RICHTER y G. DALLARI, Codice
civile-Libro delle obbligazioni, cit., p. 54. Sobre este punto, v. por todos L. BARASSI,
La teoria generale delle obbligazioni, vol. I (La struttura), reimpr. de la 2a ed.,
Milán, 1963, pp. 148 y ss. De lo más reciente, v. C. A. CANNATA, «Le obbligazioni
in generale», en Trattato di diritto privato dirigido por P. RESCIGNO, vol. 9, 2a ed.,
Turín, 1999, p. 12.
86
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
70
Relazione del Guardasigilli al progetto ministeriale delle obbligazioni, n. 156, cit.
por G. PANDOLFELLI, G. SCARPELLO, M. STELLA RICHTER y G. DALLARI, Codice civile-
Libro delle obbligazioni, cit., p. 154. En el mismo sentido, entre los autores de la
época, v. F. MESSINEO, Manuale di diritto civile e commerciale, reimpr. de la 6a ed.,
vol. II, Milán, 1943, p. 317.
71
A. DI MAJO, Obbligazioni in generale, Bolonia, 1985, p. 276, quien se refiere a
opiniones expresadas por Pietro RESCIGNO. De este último autor, v. Introduzione
al Codice civile, Roma-Bari, 1991, p. 139.
72
Sobre la circulación, veánse, por todos F. CALASSO, «Savigny e l’Italia», en Annali
di storia del diritto, vol. VIII (1964), pp. 1 y ss., y N. IRTI, «La scienza italiana del
diritto alla vigilia del BGB», en Riv. trim. dir. pubbl., 1997, pp. 341 y ss. Entre los
autores italianos fascinados por la ecuación que identifica el contrato con el
negocio jurídico bilateral, v. G. P. CHIRONI y L. ABELLO, Trattato di diritto civile
italiano, vol. I (Parte generale), Turín, 1904, pp. 375 y ss.
73
Relazione del Guardasigilli al progetto ministeriale delle obbligazioni, n. 10, cit.
por G. PANDOLFELLI, G. SCARPELLO, M. STELLA RICHTER y G. DALLARI, Codice civile-
Libro delle obbligazioni, cit., pp. 41 y ss., donde se precisa: “Es claro que las
87
ALESSANDRO SOMMA
88
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
77
Relazione del Guardasigilli al progetto ministeriale delle obbligazioni, nn. 193 y
194, cit. por G. PANDOLFELLI, G. SCARPELLO, M. STELLA RICHTER y G. DALLARI,
Codice civile-Libro delle obbligazioni, cit., p. 171. En el mismo sentido, v. la
Relazione al Re, n. 613, donde se rechazan las teorías de la causa como fin
práctico individual del contrato.
78
M. COSTANZA, Il contratto atipico, cit., p. 25. Véase también, A. M. PRINCIGALLI, «La
vicenda della codificazione, en N. LIPARI (director), Diritto privato. Una ricerca
per l’insegnamento, Roma-Bari, 1975, p. 57, y D. HART, «Sub Vorbemerkungen
von Par. 116», en BGB-Alternativkommentar, t. I, Neuwied-Darmstadt, 1987, p. 305.
De lo más reciente, v. G. ALPA, Storia del diritto civile italiano, cit.
89
ALESSANDRO SOMMA
79
Así se señala en el par. 1 “Gesetzentwurf von Heinrich Stoll aus der Denkschrift
des Ausschusses für Personen- Vereins- und Schuldrecht: Die Lehre von den
Leistungsstörungen”, en W. SCHUBERT (director), Volksgesetzbuch. Teilentwürfe,
Arbeitsberichte und sonstige Materialien, en W. SCHUBERT y J. REGGE (directores),
Akademie für Deutsches Recht 1933-1945. Protokolle der Ausschüsse, t. III-4, Berlín-
Nueva York, 1988, p. 270.
[Ad. del T.] El texto citado dice: “En particular, los acuerdos sobre el contenido
del contrato (condiciones generales de contratación) para un indeterminado
número de contratos futuros (contratos en serie) deben ser conformes a los
requerimientos de la vida en comunidad”.
80
W. HERSCHEL, «Die Vertragsordnung als Rechtsnorm. Zur praktischen Bedeutung
der neuen Lehre von den allgemeinen Geschäftsbedingungen», en DR, 1942,
pp. 753 y ss. Sobre la transición de la concepción liberal a la concepción
nacionalsocialista del tráfico de masa, v. por ejemplo, ID., «Der Ersatz des
indirekten Schadens. Ein Beitrag zur Frage der industriellen Lieferbedingungen»,
en DR, 1940, pp. 1451 y ss., y J. RITTER, «Legalisierung der allgemeinen deutschen
Spediteurbedingungen», en DR, 1940, pp. 779 y ss. En la literatura italiana, ha
prestado atención a estos aspectos, especialmente, V. ROPPO, «Le condizioni
generali di contratto tra “norma” e “negozio”», en Pol. dir., 1974, pp. 718 y ss.
81
Véase, por ejemplo, G. HAUPT, «Vertragsfreiheit und Gesetz», en ZAkDR, 1943,
pp. 84 y ss., y la propuesta formulada por el mismo autor de declarar nulas
90
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
91
ALESSANDRO SOMMA
86
Sobre el tema, v. por todos, P. RESCIGNO, «Presentazione», en A. BARENGHI
(coordinador) La nuova disciplina delle clausole vessatorie nel codice civile,
Nápoles, 1996, p. IX, y G. ALPA, I contratti dei consumatori. L’iter normativo degli
articoli 1469 bis-sexies del codice civile, Roma, 1997, pp. 7 y ss.
87
Relazione al Re, n. 612. Al respecto, v. por todos, M. FRAGALI, sub arts. 1341 y
1342, en Codice civile. Commentario, dirigido por M. D’AMELIO y E. FINZI, Libro
delle obbligazioni, vol. I, Florencia, 1948, p. 373, y A. GIORDANO, I contratti per
adesione, Milán, 1951, pp. 13 y ss. Posteriormente, v. sobre todo, V. ROPPO,
Contratti standard. Autonomia e controlli nella disciplina delle attività negoziali di
impresa, Milán, 1975, pp. 181 y ss.
88
H. STOLL, Vertrag und Unrecht, vol. I, cit., pp. 45 y ss. En la literatura fascista,
v. R. LABADESSA, «Produttori agricoli e consumatori», en Lo Stato, 1930, p. 344,
quien habla de “vínculo racional entre productores y consumidores”.
89
Véase, entre otros, C. E. FERRI, «Il sepolcro dell’uomo economico», en Lo Stato,
1931, pp. 708 y ss., y C. COSTAMAGNA, «La riforma della scienza giuridica. La
dottrina giuridica dello Stato e la sua crisi», en Lo Stato, 1933, p. 563.
90
Para reflexiones sobre el “economicismo fascista”, y de lo reciente, v. A.
MAZZACANE, «Relazione introduttiva», cit.
92
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
91
Cfr. el resumen expuesto por C. COSTAMAGNA, «Il giudice e la legge», en Lo
Stato, 1939, pp. 193 y ss. La reunión se concluye con una proclama que contiene,
entre otras, la siguiente máxima: “El juez, en el ejercicio de su ministerio, es
independiente de toda autoridad particular del Estado, pero debe inspirarse
en los ideales de la revolución fascista y nacionalsocialista”.
92
Cfr. el Gesetz zur Wiederherstellung des Berufsbeamtentums, del 7 de abril de 1933,
y en particular, el par. 4: “Beamte, di nach ihrer bisherigen politischen Betätigung
nicht die Gewähr dafür bieten, dass sie jederzeit rückhaltlos für den nationalen Staat
eintreten, könen aus dem Dienst entlassen werden [...]”. En la doctrina, v. sobre todo,
R. ANGERMUND, Deutsche Richterschaft 1919-1945, Fráncfort, 1990, pp. 50 y ss.
93
Según la opinión de A. AQUARONE, L’organizzazione dello stato totalitario, cit.,
pp. 11 y ss. El autor funda su parecer en el D. L. n. 1028 del 3 de mayo de 1923,
relativo a la dispensa del servicio a “los magistrados de todo grado, que por
enfermedad o incapacidad u otros motivos, no estén en condición de cumplir
con eficacia su función, o que demuestren un escaso rendimiento en su labor”.
Luego, v. la Ley n. 2300 del 24 de diciembre de 1925, que prevé la dispensa del
servicio para los funcionarios públicos que se hallaran “en condiciones de
incompatibilidad con los criterios políticos generales del Gobierno”. Y v. el
R. D. n. 12 del 30 de junio de 1941, sobre el poder judicial, aún en vigor. Sobre
este punto, v. F. GOVERNATORI, Stato e cittadino in tribunale. Valutazioni politiche
nelle sentenze, Bari, 1970, pp. 55 y ss., que desarrolla reflexiones sobre la
“superación consciente de las interpretaciones y evaluaciones de tipo liberal,
con adhesión a los principios y métodos del fascismo”.
93
ALESSANDRO SOMMA
*
En italiano se prefiere la expresión ordinamento giuridiziario (que se traduce
como “ordenamiento judicial”) en lugar de “poder judicial”, como ocurre
entre nosotros [N. del T.].
94
G. NEPPI MODONA, «La magistratura e il fascismo», en AA.VV., Fascismo e società
italiana, cit., pp. 135 y ss., y 153 y ss., con reflexiones sobre el “sistema de
controles ampliamente experimentado en los cincuenta años del Estado
liberal”. A propósito, v. la Relazione al Re sobre el poder judicial, n. 29: “No se
puede garantizar una buena administración de la justicia, si no se mantiene
la independencia de la jurisdicción en sus dictámenes”. Ello “no implica ya
que la jurisdicción constituya un poder autónomo del Estado, pues ella
también debe conformar su actividad a los criterios generales decididas por
el Gobierno para el ejercicio de toda función pública”.
**
En el original dice simplemente clausole generali (del alemán Generalklauseln).
Prefiero hablar de “cláusulas normativas generales” para dejar en claro que
se trata de un modo de legislar, y no de las “cláusulas generales (de
contratación)” de las que se habla en nuestro medio. Sobre esta terminología,
en el Código Civil peruano, véase la explicación del profesor Manuel DE LA
PUENTE Y LAVALLE, en su estudio incluido en el presente volumen. [N. del T.]
95
Véase, entre otras sentencias, RG, 9 de julio de 1935, en RGZ, t. 148 (1935),
pp. 266 y ss.: “Es kann keine Rede davon sein, dass der Richter berechtigt wäre, eine
klar verinbarte Vertragsleistung wie die hier streitige, in Geld festgesetzte Rente, bei
der kein Streit herrscht oder herrschen kann, wie sie zu bewirken ist, unter Berufung
auf den für das bürgerliche Recht in par. 242 BGB auffestellten Grundsatz, dass jede
Leistung nach Treu und Glauben zu bewirken ist, um deswillen herabzusetzen und
damit in den bestehenden Vertrag einzugreifen, weil das öffenliche Interesse von der
auf der einen Vertragsseite beteiligten Verwaltungsstelle infolge eines dem
Vertragsgegner [...] nicht zur Last liegenden und zu einer Anfechtung des Vertrags
nicht berechtigenden Irrtums nicht so gewahrt ist, wie dies nach Meinung des
Berufungsgerichts bei Kenntnis der Sachlage geschehen sein würde”.
94
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
96
En RG, 8 de enero de 1937, en RGZ, t. 153 (1937) pp. 294 y ss., se observa: “Der
Grosse Senat des Reichgerichts hat [...] augesprochen, der Begriff des Vertrages gegen
die guten Sitten sei durch das seit dem Umbruch herrschenden Volksempfinden, die
nationalsozialistische Volksanschauung, bestimmt, und mit dem daraus sich
ergebenden Inhalt erfüllt sei der Par. 138 BGB auch auf noch nicht abgewicketlte
Rechtsgeschäfte anzuwenden; wenn ein Vertrag nach der nunmerhr herrschenden
Anschauung gegen die guten Sitten Verstosse, so könne ihm kein Rechtsschutz durch
ein deutsches Gericht gewährt werden”. Sobre este punto, en la literatura de la
época, v. K. LARENZ, «Die Anfechtbarkeit des Kindesannahmevertrages wegen
Eigenschaftsirrtumms», en ZAkDR, 1939, pp. 11 y ss.
97
G. VASSALLI, «Per un diritto unico delle obbligazioni», cit., p. 205. A propósito,
véase también B. RÜTHERS, Die unbegrenzte Auslegung, 4ª ed., cit., p. 372.
***
Se refiere al Código Civil italiano de 1865 [N. del T.].
98
Véase, entre otras sentencias, Cass. civ., 1 de agosto de 1936, en Rep. Giur. it.,
1936, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 44, y Cass. civ., 23 de abril de 1937, en Rep.
Giur. it., 1937, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 18. Posteriormente, v. Cass. civ. 11
de diciembre de 1940, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 25,
y Cass. civ., 10 de abril de 1940, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni e
contratti, n. 28, con referencias a la causa como “función económica y jurídica”.
95
ALESSANDRO SOMMA
99
Cfr. Cass. civ., 11 de mayo de 1936, en Giur. it., 1936, I, 1, cols. 626 y ss., y Cass. civ.,
24 de abril de 1939, en Rep. Giur. it., 1939, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 9. En la
jurisprudencia de primera y segunda instancia, v. por ejemplo, App. Milán, 15
de marzo de 1938, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 32, y App.
Milán, 8 de marzo de 1940, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni e contratti, n. 34.
100
Trib. Caltanissetta, 22 de diciembre de 1933, en Rep. Giur. it., 1934, s.v.
Obbligazioni e contratti, n. 59.
101
Para una primera formulación de la teoría de la “base del negocio”, v.
P. OERTMANN, Die Geschäftsgrundlage. Ein neuer Rechtsbegriff, Leipzig, 1921,
pp. 63 y ss. Posteriormente, v. E. L OCHER , «Geschäftsgrundlage und
Geschäftszweck», en Arch. civ. Pr., t. 121 (1923), pp. 1 y ss., y H. RHODE, «Die
beiderseitigen Voraussetzung als Vertragsinhalt», en Arch. civ. Pr., t. 124
(1925), pp. 258 y ss. Asimismo: F. LEONHARD, Das Schuldrecht des BGB, t. II
(Besonderes Schuldrecht des BGB), Múnich-Leipzig, 1931, pp. 520 y ss., con una
síntesis de las opiniones de la doctrina en materia.
96
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
102
Premisas que habían llevado a relegar, de igual forma, la teoría de la
presuposición elaborada por B. WINDSCHEID, Die Lehre des römischen Rechts von
der Voraussetzung, 1850, e ID., Lehrbuch des Pandektenrechts, 8ª ed., reelaborada
por T. KIPP, t. I, Fráncfort, 1900, pp. 435 y ss., con una síntesis de las tendencias
expresadas por la pandectística sobre este punto. En la doctrina sucesiva,
v. R. ZIMMERMANN, The Law of Obligations. Roman Foundation of the Civilian
Tradition, Oxford, 1996, p. 581, y F. WIEACKER, Privatrechtgeschichte der Neuzeit
unter besonderer Berücksichtigung der deutschen Entwicklung, cit., p. 520.
103
El limitado reconocimiento de la teoría en mención conduce, en especial, a la
previsión contenida en el § 321 BGB: “Wer aus einem gegenseitigen Vertrage
vorzuleisten verpflichtet ist, kann, wenn nach dem Abschlusse des Vertrages in den
Vermögensverhältnissen des anderen Teiles eine wesentliche Verschlecterung eintritt,
durch die der Anspruh auf die Gegenleistung gefährdet wird, die ihm obliegende Leistung
verweigern, bis die Gegenleistung bewirkt oder Sicherheit für sie geleistet wird“. Sobre
este punto, y en los trabajos preparatorios, cfr. los Protokolle der Kommission für die
zweite Lesung des Entwurfs des Bürgerlichen Gesetzbuchs, en B. MUGDAN (director),
Die gesammten Materialien zum Bürgerlichen Gesetzbuch für das Deutsche Reich, t. II
(Recht des Schuldverhältnisse), Berlín, 1899, pp. 636 y ss. De la literatura al respecto,
cfr. por ejemplo: C. CROME, System des deutschen bürgerlichen Rechts, t. I (Einleitung
und allgemeiner Theil), Tubinga-Leipzig, 1900, p. 339, nota 5, y H. DERNBURG, Das
bürgerlich Recht des deutschen Reichs und Preussens, 4a ed., t. II (Die Schuldverhältnisse
nach dem Rechte des deutschen Reiches und Preussens), parte I (Allgemeine Lehren),
Halle a.d.S., 1909, pp. 300 y ss. Menos antiguamente, v. K. L ARENZ ,
Geschäftsgrundlage und Vertragserfüllung. Die Bedeutung “veränderter Umstände”
im Zivilrecht, 2a ed., Múnich-Berlín, 1957, pp. 5 y ss.
104
Cfr., sobre todo, Cass. civ. 13 de julio de 1942, en Giur. it., 1942, I, 1, cols. 606
y ss.: “una meditación sobre los principios generales de las obligaciones
contractuales inducía a entender que en una ejecución requerida de buena fe,
y de conformidad con el art. 1124, la admisión de la teoría de la presuposición
fuera implícita, dentro de los límites impuestos por la equidad, reconocida
por la ley como fuente de integración del contrato”. Al respecto, v. M. COSTANZA,
«La presupposizione nella giurisprudenza», en Quadrimestre, 1984, p. 598, y
M. BESSONE y A. D’ANGELO, voz «Presupposizione», en Enc. dir., vol. XXXV,
Milán, 1986, en especial, pp. 332 y ss.
97
ALESSANDRO SOMMA
105
Véase, por todos, App. Palermo, 29 de abril de 1938, en Rep. Giur. it., 1939, voz
«Obbligazioni e contratti», n. 16, y Cass. civ., 24 de junio de 1940, en Giur. it.,
1940, I, 1, cols. 919 y ss. Con específica referencia a la interpretación del art.
1131 cód. civ., véase Cass. civ., 4 de abril de 1941, en Giur. it., 1941, I, 1, cols.
385 y ss.: “La norma del art. 1131 del Código Civil, según la cual el juez tiene
el deber de investigar la común intención de las partes, y no atenerse al
sentido literal de las palabras, es una regla de la experiencia común, que no
es sugerida, sino impuesta, al juez, de manera preceptiva. La norma explica
la necesidad de averiguar lo que las partes han querido realmente, y no la
facultad de imaginar lo que ellas pudieron haber querido”. Véase también,
Cass. civ., 30 de abril de 1940, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni e contratti,
n. 56, y Cass. civ. 5 de agosto de 1940, en Rep. Giur. it., 1940, s.v. Obbligazioni
e contratti, n. 47, donde se afirma que “la buena fe contractual tiene que ver
con la ejecución del contrato, y no con la interpretación del mismo”.
106
Cfr., entre otras sentencias: App. Bolonia, 20 de julio de 1939, en Giur. it.,
1940, I, 2, cols. 137 y ss. Al respecto, véanse los resaltos críticos de R. CAJANI,
«Le clausole oro e il r. d. 5 ottobre 1936 n. 1745 sull’allienamento della lira»,
en Mon. trib., 1939, pp. 257 y ss., quien propone soluciones conformes con la
voluntad del poder político. Véase también: Cass. civ., 10 de mayo de 1940,
en Riv. dir. priv., 1941, II, pp. 173 y ss., que inaugura la tendencia opuesta.
107
Cass. civ., 10 de junio de 1938, en Giur. it., 1938, I, 1, cols. 1056 y ss., donde se
precisa, entre otras cosas, que: “El carácter hostil de las leyes extranjeras,
aplicadas en el exterior, no se transmitía, por lo tanto, y en el caso concreto, a
las particulares consecuencias invocadas en el presente juicio, que
respondían, en cambio, a las precisas disposiciones de los arts. 1225 y 1226
del Código Civil”.
98
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
108
A. ASQUINI, «Unificazione del diritto delle obbligazioni», cit., pp. 413 y ss.
Sobre este punto, y entre muchos otros, v. M. DE S IMONE, «Ancora sulla
sopravvenienza contrattuale nel diritto positivo», en Riv. dir. priv., 1940,
pp. 34 y ss., y A. MONTEL, «La revisione dei contratti ad opera del giudice», cit.,
cols. 218 y ss. En la literatura de la época, v. también, J. W. HEDEMANN, «Der
Vertrag und die veränderten Umstände», en Zt. für Ausl. und Int. Privatrecht,
12 Jg. (1938/39), pp. 714 y ss., con reflexiones comparativas sobre los diversos
planteamientos de la jurisprudencia, y de los estudiosos italianos y alemanes.
109
Véase, por todos, H. LANGE, Vom alten zum neuen Schuldrecht, cit., en especial,
p. 72, y K. LARENZ, Vertrag und Unrecht, parte I, cit., p. 162. Sobre este punto,
v. en especial, M. Z IRKER , Vertrag und Geschäftsgrundlage in der Zeit des
Nationalsozialismus, cit., pp. 130 y ss., con ulteriores referencias a la doctrina
nacionalsocialista.
110
RG, 24 de abril de 1940, en DR, 1940, pp. 1314 y ss., con nota de A. SCHOLL.
Este último autor observa: “Nicht nur grundstürzende Änderungen der
wirtschaftlichen Verhältnisse (Geschäftsgrundlage), sondern auch grundlegende
Wandlungen in den Rechtsanschauungen, aus denen heraus Verpfichtungen
eingegangen worden sind können eine Überprüfung dieser Verpflichtungen
rechtfertigen”.
99
ALESSANDRO SOMMA
[Ad. del T.] En el pasaje citado en el texto se dice: “La manifestación reforzada
de la idea racial [...] puede ser un motivo para reexaminar precedentes
acuerdos de pensiones con empleados judíos, con el objeto de verificar si, y
en qué medida, tales acuerdos siguen siendo compatibles con los
sentimientos, popular y jurídico, nacionalsocialistas”.
111
RG, 5 de abril de 1939, en RGZ, t. 160 (1939), pp. 257 y ss. Para un comentario
de esta sentencia, v. B. RÜTHERS, Die unbegrenzte Auslegung, 4ª ed., cit., p. 374.
Para otras referencias sobre le “sistema económico popular”, en relación con
la cláusula sobre la buena fe, v. RG, 30 de abril de 1935, en RGZ, t. 148 (1935),
pp. 81 y ss.
[Ad. del T.] En el pasaje citado en el texto se dice: “Para una jurisprudencia
constante, la conservación del contrato sería incompatible con el principio
de la buena fe si, a consecuencia de un error de ambas partes sobre la existencia
de una objetiva base del negocio, ha surgido una alteración entre prestación
y contraprestación [...]. En este contexto debe ser tomado en consideración el
punto de vista político-económico”.
112
Para estos aspectos, v. entre otros muchos, L. FERRAJOLI, La cultura giuridica
nell’Italia del Novecento, cit., p. 38.
100
EL DERECHO FASCISTA DE LOS CONTRATOS
113
Para estos aspectos, v. por todos, R. SACCO (y G. DE NOVA), «Il contratto», en
Trattato di diritto civile, dirigido por R. SACCO, t. 1, Turín, 1993, pp. 10 y ss.,
donde se identifican cuatro genotipos contractuales, y en primer lugar, el
contratto mezzo di illimitata autonomia (“contrato medio de ilimitada
autonomía”), referido a las circunstancias en que se reconoce a las partes la
libertad de celebrar el acto y la libertad de determinar el contenido. Para las
hipótesis en que no se presente la secunda, se presenta, en cambio, el esquema
del contratto accordo (“contrato acuerdo”). El contratto scambio (“contrato
intercambio”) abarca las fattispecie que presuponen un sacrificio o ventaja a
cargo o en favor de una parte. En el contratto d’affidamento (“contrato de
confianza”), el intercambio o el sacrificio es más bien reemplazado por la
confianza del acreedor. Análogamente, v. B. SCHMIDLIN, «La causa del contratto
nel codice civile francese. Qualche osservazione sul consenso unilaterale e la
causa lecita nell’obbligazione secondo l’art. 1108 del codice civile», en L.
V ACCA (coordinadora), «Causa e contratto nella prospettiva storico-
comparatistica», actas del II Congreso internacional de la Aristec, Palermo-
Trapani, 7 al 10 de junio de 1995, Turín, 1997, pp. 287 y ss.
114
Aludimos a las teorías desarrolladas en las experiencias alemana y francesa,
en particular, por O. LENEL, «Parteiabscicht und Rechtserfolg», en Jahrbücher
für die Dogmatik des heutigen römischen und deutschen Privatrechts, t. 19 (1881)
pp. 154 y ss., y C. D EMOLOMBE , Traité des contrats ou des obligations
conventionnelles en général, t. 8 (Traité des engagements qui se forment sans
conventions), París, 1882, pp. 18 y ss. Con referencia a las tesis desarrolladas
por los exponentes del socialismo jurídico, v. G. B. FERRI , «Relazione»,
presentada en el Seminario Cultura giuridica e ideologia fascista (È esistito un
fascismo giuridico?), Roma, 5 de mayo del 2000.
101
ALESSANDRO SOMMA
115
No son numerosos los autores que admiten este juicio. Entre los poco,
v. especialmente, F. L UCARELLI , Diritti civili e istituti privatistici, Padua,
1983, p. 130, y G. TARELLO, «Il termine “corporativismo” e le sue accezioni»,
ahora en Diritto del lavoro e corporativismi in Europa: ieri e oggi, al cuidado de
G. VARDARO, Milán, 1988, pp. 47 y ss.
116
F. LUCARELLI, Diritti civili e istituti privatistici, cit., p. 130, quien se detiene en
las “señales de la forma en que los juristas [han] mediado en el proceso
involutivo de la Sociedad”.
117
Véase, T. GIARO, Paul Koschaker: un fiancheggiatore del regime “malgré soi”, cit.
118
G. ALPA, Storia del diritto civile italiano, cit., p. 263.
102
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
III
EL CONTRATO EN EL DERECHO
PRIVADO ITALIANO ACTUAL*
GUIDO ALPA
Università di Roma “La Sapienza”
*
Título original: «Il contratto», en Istituzioni di diritto privato, al cuidado de Mario
BESSONE, 8a ed., G. Giappichelli Editore, Turín, 2001, cap. XLV, pp. 535-551.
103
GUIDO ALPA
104
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
1. El marco normativo
Un entero título del cuarto libro del Código civil italiano de 1942
(el título II) está dedicado a la regulación del contrato “en general”
(arts. 1321 a 1469). Con esta serie de disposiciones, nuestro legislador
ha establecido principios generales y reglas específicas aplicables a los
contratos (así como a los pactos contractuales) y a los actos unilaterales
(art. 1324), en tanto y en cuanto tales principios y reglas sean compatibles
con la naturaleza de estos actos. La materia examinada se refiere a la
noción de contrato y a la autonomía contractual, a los requisitos del
contrato y su formación, a la condición, a la interpretación, a los efectos,
a algunas figuras generales (contrato preliminar, contrato por persona
a nombrar, contrato en favor de tercero, cesión del contrato), a la
representación, a la simulación, a la invalidez (nulidad y anulabilidad),
a la rescisión y a las resoluciones (por incumplimiento, por imposibilidad
sobrevenida, por excesiva onerosidad sobrevenida).
El camino lógico seguido por el legislador italiano es, entonces,
bastante claro: se define el objeto a normar –esto es, el contrato– se
regula su estructura y función, así como las posibles anomalías en su
constitución y ejecución; se tienen en cuenta, de igual forma, hipótesis
que son frecuentes en la práctica de las relaciones negociales, como el
empleo de representantes, la producción de efectos en favor de un
tercero, la celebración de contratos simulados, etc.
Este primer grupo de disposiciones es seguido de un título (el título
III) dedicado a los contratos en particular, como la compraventa, la
105
GUIDO ALPA
106
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
contratos especiales, a los cuales ellas están dirigidas; sólo cuando median
lagunas se recurre al régimen general. Queda claro, en todo caso, el
principio que hace aplicables las reglas generales a los contratos atípicos.
Para entender cabalmente él régimen legal del contrato es
necesario partir de algunas disposiciones de tenor general, relativas a
su noción, función y efectos (arts. 1321, 1322, 1372, párrafos 1 y 2,
1373, 1366, 1375 cód. civ.).
El legislador italiano ha tenido el cuidado de brindar una
definición de contrato en la que éste es entendido como “acuerdo”
(literalmente: “el acuerdo de dos o más partes para constituir, regular
o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial”, ex art. 1321
cód. civ.), pero también como “vínculo” (“el contrato tiene fuerza de
ley entre las partes”, ex art. 1372 cód. civ.). Se ha precisado que las
partes son libres de celebrar contratos, aun cuando estos fueren
diversos de los regulados por la ley (art. 1322 cód. civ.); se ha señalado,
igualmente, que los efectos del contrato afectan sólo a las partes que
lo han celebrado y no pueden extenderse a terceros (ex art. 1372, 2do.
párrafo, cód. civ.), salvo los casos establecidos por la ley (art. 1411
cód. civ., donde se regula el contrato en favor de tercero); se ha
establecido que las partes pueden apartarse voluntariamente del
vínculo contraído sólo en casos excepcionales, o si deciden, de común
acuerdo, la extinción de la relación (art. 1321 cód. civ.), o si una parte
permite a la otra resolver el vínculo, o si ambas se han atribuido
recíprocamente este derecho potestativo; por último, se ha dictaminado
que las partes deben comportarse con arreglo a la lealtad y a la buena
fe al momento de celebrar el contrato, y también en el transcurso de
su ejecución (arts. 1175, 1337, 1358, 1366, 1375 cód. civ.).
Así pues, del régimen del Código Civil emergen algunos principios
generales, es decir, el principio del carácter vinculante del contrato, el
principio de relatividad del contrato, el principio de autonomía (o
libertad) contractual, el principio de la buena fe.
Junto con tales principios, las normas del Código Civil y la
jurisprudencia permiten identificar otros; y cabe apreciar que se trata de
muchos principios, de tenor menos amplio, que serán analizados a medida
que se vaya exponiendo la regulación del contrato. Con todo, los principios
que hemos enunciado, constituyen las columnas del régimen.
Pasemos a examinar, por separado, la noción de contrato y los
principios fundamentales.
107
GUIDO ALPA
2. La noción de contrato
El contrato puede ser entendido como “acto” y como “relación”: el
“acto” se refiere a la unión de las voluntades de los contratantes; la “relación”
tiene que ver con las consecuencias jurídicas que derivan del acto.
a) El acuerdo.- En el Código Civil se brinda una definición de
contrato: “El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular
o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial” (art. 1321)*.
Como todas las definiciones contenidas en el Código, se trata de un
enunciado que no es vinculante para el intérprete; su valor es meramente
de orientación. Para evitar tautologías, parece ser necesario deducir de la
citada definición que el término “acuerdo” es distinto, y más amplio, que
el término “contrato”; existen, por lo tanto, acuerdos que no son contratos,
y el contrato constituye una subcategoría de los acuerdos.
El acuerdo –que no es definido en el Código– es definido por la
doctrina como una expresión genérica, que alude a la unión de dos o
más voluntades: ejemplos de ello son los acuerdos colectivos laborales,
los acuerdos programáticos, los acuerdos entre entes administrativos
públicos, los convenios, etc.; puede tener por objeto una relación
jurídica patrimonial o un interés moral. En el segundo caso (interés
moral), nos encontraremos fuera de la definición de contrato.
Hay dos ejemplos de acuerdos no contractuales que son
representativos en este ámbito: el matrimonio y el gentleman’s
agreement. El matrimonio es clasificado como negocio jurídico bilateral:
es un acuerdo entre dos personas de sexo distinto encaminado a la
convivencia y asistencia recíproca; no tiene un contenido patrimonial,
aun cuando dicho acto se encuentre asociado, en virtud de la ley, con
consecuencias de carácter patrimonial (si los cónyuges no optan por
el régimen de la separación de bienes en el acto de la celebración del
matrimonio, las adquisiciones realizadas en el transcurso de la vida
matrimonial se consideran imputadas en cuotas iguales a ambos
cónyuges, aun cuando el marido fuera el único que contara con un
trabajo externo, y por lo tanto, con una fuente económica que se utiliza
para las adquisiciones, y la mujer se desempeñara solamente como
ama de casa). El gentlemant agreement es un acuerdo que vincula
*
Esta definición ha sido prácticamente transcrita en el Código Civil peruano:
“Art. 1351. El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial” [N. del T.].
108
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
117
GUIDO ALPA
**
En algunos tratados de derecho civil español e hispanoamericano es usual
encontrar que se hace referencia a este principio con el nombre de principio
de “obligatoriedad” de los contratos [N. del T.].
118
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
119
GUIDO ALPA
mismo modo, el juez puede aplicar, si así lo requiere una de las partes,
la teoría de la presuposición, y considerar que la base del negocio se
ha modificado por circunstancias presupuestas por los contratantes,
y no evidenciadas en las cláusulas del contrato; sin embargo, la
aplicación de la presuposición no conlleva una “reescritura” del texto
del contrato, sino la resolución de éste, y la disolución del vínculo.
Hoy en día, se discute si los tribunales, aunque no estén legitimadas
a modificar los acuerdos decididos por las partes, autolimitan sus
poderes sin interferir en la operación celebrada por las partes. Existen
formas, en mayor o menor medida ocultas, para interferir en la
actuación de los particulares.
Podemos citar algunos ejemplos. En cuanto a la calificación del
contrato, un principio constantemente aplicado en la jurisprudencia
italiana establece que el nomen iuris que las partes dan al contrato no es
vinculante para el juez: las partes pueden haber denominado
“compraventa” a un contrato que es (o el juez considera que es) en
atención a su causa y objeto, y en lo sustancial, una permuta, o una
compraventa de cosa futura ligada a una contrata de construcción
inmobiliaria; las partes pueden haber denominado su contrato con el
término “contrata”, cuando en realidad se trata de una contrata de
servicios, que se regula también mediante la normativa sobre el
suministro; a menudo las partes, para protegerse, no llaman de ninguna
manera a su contrato, y lo titulan, sencillamente, “minuta” (scrittura
privata), con lo que dejan al juez, íntegramente, la tarea de calificarlo.
Con respecto a la causa del contrato, el juez, una vez identificada la
causa concreta, y teniendo en cuenta el texto del contrato, así como
eventuales documentos complementarios o anexos, el comportamiento de
las partes y la naturaleza de la relación, puede establecer si determinados
riesgos están comprendidos en la causa, y por lo tanto, si son asumidos por
las partes, o si no están comprendidos en ella, y se imponen, por lo tanto,
sólo a una de las partes: por ejemplo, la bonificación que el empresario
otorga a un trabajador se considera compatible con la causa del contrato
de trabajo dependiente; en cambio, el retardo en el resarcimiento del daño
comporta un riesgo que no se comprende en la causa del contrato de seguro,
y es por ello que no puede ser asumido por el asegurado.
e) El principio de autonomía (o libertad) contractual.- La
autonomía contractual es una especificación de la autonomía privada,
120
EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
que se desenvuelve en todos los sectores que tienen que ver con las
actividades humanas y son relevantes para el derecho, como la
actividad comercial, las relaciones familiares, las relaciones sucesorias,
etc. En el sector que concierne a las relaciones económicas, la
autonomía (o libertad) contractual representa el modo como se
manifiesta, en la celebración de negocios, la libertad económica.
De aquí surge el problema de establecer si, más allá de la normativa
del Código Civil, que reconoce a las partes esta autonomía (art. 1322),
nuestro ordenamiento asegura a los particulares una protección más
fuerte, es decir, de rango superior al del Código, y por lo tanto, de
rango superior al de la ley ordinaria. Según la tendencia de la Corte
Constitucional, la autonomía contractual encuentra protección en el
dictado del art. 41 de la Constitución, que reconoce y garantiza la
libertad de iniciativa económica privada. Se trata, sin embargo, de
una protección indirecta (Sentencia de la Corte Constitucional n. 37
del 21 de marzo de 1969), porque no está prevista de manera específica;
es una protección que deriva, más bien, de valores (iniciativa
económica, propiedad privada) que la Constitución protege.
De aquí surge, asimismo, la cuestión de si sería admisible o no una
normativa sobre el contrato plasmada en normas de rango inferior a la ley
ordinaria. Puesto que la reserva de ley contenida en el art. 41 de la
Constitución es relativa (como fluye de la sentencia de la Corte
Constitucional n. 4, del 14 de febrero de 1962), la normativa también puede
provenir del Gobierno, el cual puede recurrir a la Administración pública;
es necesario, sin embargo, que la intervención no sea discrecional, sino que
se adecue a criterios dictados por el Parlamento. En esta línea de
pensamiento, es perfectamente conforme al dictado constitucional la
actividad reguladora de entidades administrativas, como por ejemplo, la
Commissione per le Società e la Borsa (CONSOB)* que dicten reglas
concernientes a la formación y el contenido de determinadas categorías de
contratos (en el ejemplo citado, los contratos que tienen por objeto valores
mobiliarios), o como el Istituto per la Vigilanza delle Assicurazioni Private
(ISVAP)**, que dicta reglas relativas al contenido de las pólizas de seguros.
*
La Comisión supervisora de las sociedades y de la bolsa, con funciones
similares a las de la CONASEV en nuestro medio [N. del T.].
**
El Instituto supervisor de los seguros privados, con funciones similares a las
de la Superintendencia de Banca y Seguros en nuestro medio [N. del T.].
121
GUIDO ALPA
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
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GUIDO ALPA
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
125
GUIDO ALPA
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EL CONTRATO EN EL DERECHO PRIVADO ITALIANO ACTUAL
1
Principles of European Contract Law. Parts I and II. Combined and revised,
prepared by the Commission of European Contract Law. Chairman: professor
Ole LANDO. Edited by Ole LANDO and Hugo BEALE, La Haya, Londres y Boston,
Kluwer Law International, 1999.
127
GUIDO ALPA
128
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
IV
PIETRO RESCIGNO
Profesor emérito de la
Università di Roma “La Sapienza”
Miembro de la Accademia dei Lincei
*
Título original: «Consenso, accordo, convenzione, patto (La terminologia
legislativa nella materia dei contratti)», en Rivista del Diritto Commerciale e del
Diritto Generale delle Obbligazioni, año LXXXVI, parte I, Milán, 1988, pp. 3-18.
129
PIETRO RESCIGNO
130
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
131
PIETRO RESCIGNO
132
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
133
PIETRO RESCIGNO
*
Código Civil italiano de 1865:
“1098. Il contratto è l’accordo di due o più persone per costituir, regolare o sciogliere
fra loro un vincolo giuridico” (“El contrato es el acuerdo de dos o más personas
para constituir, regular o disolver entre ellas un vínculo jurídico”) [N. del T.].
134
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
135
PIETRO RESCIGNO
136
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
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PIETRO RESCIGNO
138
CONTRATTO, ACCORDO, CONVENZIONE, PATTO
139
PIETRO RESCIGNO
los grandes criterios del régimen del retracto voluntario. Por otro lado, la
normativa sobre el “patto con el cual aquel que tiene derecho al suministro
se obliga a dar la preferencia al suministrante en la estipulación de un
contratto posterior para el mismo objeto” trae a colación, también a causa
de los límites temporales a los que está circunscrita su validez y por sus
formas de actuación, las reglas de los patti relativos a la competencia.
4. Patti derogatorios del régimen dispositivo. Clausola y patto
en el régimen de la interpretación.
Para concluir las consideraciones sobre el patto y la convenzione,
hay que recordar que a menudo los dos términos son usados en el
lenguaje legislativo con el significado de clausola contrattuale (“cláusula
contractual”). Así ocurre cuando la ley, con expresiones distintas, pero
equivalentes en lo sustancial (“salvo patto contrario”, “salvo pacto en
contrario”, “salvo diversa pattuizione”, “salvo que se pacte lo contrario”,
“se le parti non hanno diversamente convenuto”, “a menos que las partes
hayan convenido algo distinto”, y similares), dicta un régimen de
ciertos efectos de la fattispecie contractual, pero admite su derogación
por voluntad de las partes (véanse, por ejemplo, los arts. 1475, 1499,
1546, 1554, 1719, 1723, 2°. párrafo, 1774 cód. civ.). La configuración
del patto como mera clausola, en caso de derogación del régimen
dispositivo, no impide entrever en ello una peculiar manifestación de
la autonomía de los sujetos, porque en ausencia de esa expresa
previsión en sentido contrario, los efectos destinados a producirse
serían aquellos que la norma predispone, lo cual es conforme a una
consideración típica que induce a identificar un área de efectos
“naturales” del contrato. La generación automática de tales efectos
es impedida por la explícita y contraria voluntad de los contratantes.
En materia de interpretación del contrato (arts. 1362 a 1371 cód.
civ.), en el Código Civil italiano se emplea el término clausola con
coherente insistencia, tanto en los encabezados de las normas (arts.
1363, 1370 cód. civ.), cuanto en el texto de las disposiciones legales
(arts. 1363, 1367, 1368, 1370 cód. civ.).
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**
Estas reflexiones tienen que ver con el negozio di accertamento, es decir, con el
negocio destinado a eliminar las incertidumbres de una relación previamente
establecida. Accertamento vale, indistintamente, como “determinación”,
“aclaración”, o “constatación” [N. del T.].
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**
En el Código Civil peruano, la ocupación (occupazione) recibe el nombre de
“apropiación”, y la usucapión (usucapione) es la prescripción adquisitiva de
dominio. Con todo, “ocupación” y “usucapión” son voces reconocidas por
la Academia, como modos de adquisición de la propiedad [N. del T.].
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*
Título original: «La conclusione del contratto», en Istituzioni di diritto privato
al cuidado de Mario BESSONE, 8a ed., G. Giappichelli Editore, Turín, 2001, cap.
XLVII, pp. 558-575.
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*
En el original se emplea el término italiano oblato. No tiene equivalentes en
castellano, por lo que prefiero traducirlo, simplemente, como “destinatario”
[N. del T.].
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*
La normativa del Código Civil peruano es coincidente: “Art. 1380.- Cuando
a solicitud del oferente o por la naturaleza de la operación o según los usos,
la prestación a cargo del aceptante haya de ejecutarse sin respuesta previa, el
contrato queda concluido en el momento y lugar en que comenzó la ejecu-
ción. El aceptante debe dar aviso prontamente al oferente del inicio de la
ejecución y, en su defecto, queda obligado a la indemnización de daños y
perjuicios” [N. del T.].
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dos o más partes sin haber recibido un encargo formal para ello (art.
1754 cód. civ.). En el caso de la mediación, es suficiente que las partes
celebren el negocio por efecto de la intervención del mediador para
que ellas queden obligadas a pagarle su retribución (provvigione) (art.
1755 cód. civ.).
Otras fattispecie que se suelen asimilar a la temática de las
“relaciones contractuales de hecho” plantean problemas de orden
distinto. Tal es el caso de la prestación laboral realizada en ejecución
de un contrato de trabajo nulo, porque en esta situación “la nulidad o
anulabilidad del contrato de trabajo no produce efecto por el período
en que la relación ha sido ejecutada, a menos que la nulidad derive de
ilicitud del objeto o de la causa” (art. 2126 cód. civ.). Al respecto, es
de recordar el episodio de un periódico que invitó a un joven, no
inscrito en el Colegio de periodistas, a colaborar con la redacción.
Aunque en este caso no se produjo jamás un acto formal de asunción
(porque el joven no estaba inscrito en el Colegio), era posible reconocer,
de todas maneras, que entre la empresa y la otra parte se había
establecido una relación de trabajo subordinado, y por lo tanto, en la
determinación de la retribución correspondiente, se podían tener en
cuenta las tarifas establecidas en el convenio colectivo* de los
periodistas.
Otro caso es el de la nulidad de una sociedad anónima (società
per azioni) que no produce efectos con respecto a los actos realizados
en nombre del ente luego de la inscripción de ésta en el registro
societario (registro delle imprese) (art. 2332, 2º. párrafo, cód. civ.). Ello
significa que las relaciones establecidas entre la sociedad y los terceros
son válidas y eficaces, a pesar de la nulidad declarada del contrato de
sociedad. En esta situación, cobra relevancia la inscripción de la
sociedad en el registro, y el hecho de que la sociedad inscrita haya
entablado relaciones con terceros.
En los dos últimos casos citados, como es evidente, rige una ratio
diversa. Debía tenerse en cuenta el interés del trabajador –que había
realizado su prestación laboral en el ámbito de la empresa– en ser
retribuido, y en no menor medida, el interés de aquellos que, medio
tempore, habían tratado con la sociedad a través de los órganos de
*
En italiano se habla de contratto colettivo (de trabajo). Utilizo la expresión más
afín a nosotros [N del T.].
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*
Código Civil italiano:
“1155. Adquisición de buena fe y enajenación anterior a otro.- Si alguien, mediante
sucesivos contratos, enajena a varias personas un bien mueble, aquella que
ha adquirido de buena fe la posesión de este es preferida a las otras, incluso
si su título es de fecha posterior”.
“2643. Actos sujetos a inscripción.- Se deben hacer públicos mediante la
inscripción:
1) Los contratos que transfieren la propiedad de bienes inmuebles.” (parte
pertinente).
“2644. Efectos de la inscripción (trascrizione).- Los actos enumerados en el artículo
precedente no tienen efecto frente a terceros que por cualquier título hubieren
adquirido derechos sobre inmuebles por medio de un acto inscrito (trascritto)
o transcrito (iscritto) con anterioridad a la inscripción de tales actos.
Efectuada la inscripción, no puede tener efecto contra aquel que ha inscrito
ninguna inscripción o transcripción de derechos adquiridos frente a su
transferente, aunque la adquisición sea de fecha anterior” [N. del T.].
Las voces comunes en el discurso jurídico italiano son trascrizione y trascritto,
que traduzco, por ello, como “inscribir” (“tomar razón, en algún registro, de
los documentos o las declaraciones que han de asentarse en él según las
leyes”, según la 22ª ed. del DRAE) e “inscrito”, respectivamente. Marco
COMPORTI («Pubblicità e trascrizione», en Istituzioni di diritto privato, al cuidado
de Mario BESSONE, 8a ed., Giappichelli, Turín, 2001, cap. CX, p. 1173) define la
trascrizione como “la formalidad necesaria para hacer públicos los actos con
que se adquieren o regulan la propiedad y demás derecho reales de uso y
disfrute sobre bienes inmuebles”. El valor de esta operación es meramente
declarativo.
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VI
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1. Introducción
Desde que se promulgó el Código Civil de 1984, se ha instalado
en nuestro país un tenue pero importante debate acerca de la
posibilidad de que, al amparo de lo establecido por dicho cuerpo
normativo, el contrato produzca efectos reales; y, más concretamente,
de que transfiera la propiedad (mueble e inmueble). Como se podrá
suponer, este debate enfrenta dos posiciones: la que admite la referida
posibilidad y la que la niega.
Particularmente, considero que el debate en cuestión no debería
haber surgido, pues en mi opinión resulta indiscutible que bajo el
Código Civil de 1984 el contrato puede, además de crear –modificar o
extinguir– obligaciones, constituir y transferir derechos reales (e incluso
producir otro tipo de consecuencias que no pueden ser explicadas a
la luz de las categorías tradicionales). Es cierto que el lenguaje
empleado por el legislador no es el más adecuado y que la lectura
literal de algunas normas del referido código puede conducir a la
conclusión opuesta; pero es cierto también que dicha lectura no puede
prevalecer sobre la que se basa en la historia, la sistemática y la razón.
Reconociendo que puede resultar algo desconcertante el hecho
de considerar que el debate comentado no debería haber surgido, dos
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EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
2
CUENA C ASAS, Matilde, Función del poder de disposición en los sistemas de
transmisión onerosa de los derechos reales, José María Bosch Editor, Barcelona,
1996, p. 42 y 43.
3
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 226; DE LOS MOZOS, José Luis, «La doctrina de
F. C. Von Savigny en torno a la transmisión de dominio», en Revista General de
Legislación y Jurisprudencia, Reus, año CXVI, Segunda Época, Tomo LV, Número
223, 1967, p. 86.
189
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4
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 226.
5
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 225.
6
Según refiere C UENA C ASAS, la expresión “título” fue el resultado de la
comparación del requisito de la iusta causa de la tradición con el requisito del
justo título de la usucapión. Esta comparación determinó que la noción de
causa (tradicionalmente entendida como finalidad) se objetivara, al quedar
esta última asimilada a la causa hábil para transferir el dominio (título),
identificada con el contrato independiente. La equiparación de la iusta causa
de la tradición y el justo título de la usucapión parece encontrarse tanto en la
Instituciones de GAYO (II. 41-42) como en el Digesto (D. 18.1.74) (ver CUENA
CASAS, op. cit., p. 356 y sgtes).
7
DE LOS MOZOS, José Luis, op. cit., pp. 84 y 85.
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EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
8
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 228.
9
DE LOS MOZOS, José Luis, citado por CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 229.
10
En Roma ya se conocían casos en los cuales el objeto no pasaba materialmente
de manos del tradens a manos del accipiens. Estos casos fueron agrupados en
las siguientes figuras: traditio simbólica, traditio longa manu, traditio brevi manu
y constitutum possessorium.
11
COLIN, Ambrosio y CAPITANT, Henri, Curso elemental de derecho civil, Instituto
Editorial Reus, Madrid, 1961, t. II, vol. II, p. 725; C UENA CASAS, Matilde,
op. cit., p. 92.
191
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12
Se trata de la fórmula contenida en el artículo 1.138 del Code, según la cual
“l’obligation de livrer la chose est parfaite par le seul consentement des parties
contractantes. Elle rend le créancier propriétaire et met la chose à ses risques dès
l’instant où elle a dû été faite, à moins que le dèbiteur ne soit en demeure de la livrer;
auquel cas la chose reste aux risques de ce dernier”.
13
Según MARCADÉ, los redactores del Code, que eran más juristas prácticos que
teóricos, al formular el artículo 1.138 de este cuerpo normativo, trataron de
sancionar legalmente una situación (la espiritualización de la tradición) que
se estaba presentando en la práctica, sin percatarse de que en realidad estaban
consagrando un nuevo principio, según el cual el solo consensu transmitía la
propiedad (citado por CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 95).
14
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 95.
192
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
15
En palabras de FLUME, el problema de si la transmisión de propiedad mediante
tradición exige una iusta causa tiene una historia que ofrece rasgos dramáticos.
Para este autor, la discusión científica renovada constantemente a lo largo de
los siglos tuvo su punto de partida en la antinomia existente entre el D. 12, 1,
18 y el D. 41, 1, 36 (ver FLUME, Werner, El Negocio Jurídico, traducción de José
María Miquel González y Esther Gómez Calle, Fundación Cultural del
Notariado, Madrid, 1998, p. 218).
193
FREDDY ESCOBAR ROZAS
nulo, SAVIGNY sostuvo que la traditio era el negocio en virtud del cual
el tradens transfería al accipiens la propiedad de una cosa. En su
opinión, por tanto, la traditio no representaba, como lo entendían los
defensores de la teoría del título y el modo, la simple ejecución del
negocio obligacional precedentemente celebrado con el objeto de
efectuar la transferencia de la propiedad.
Para demostrar su tesis, SAVIGNY acudió a distintos ejemplos en
los cuales la traditio transfería la propiedad de la cosa, sin que existiera
una obligación previa que sujetara al tradens a la necesitas de entregarla.
Uno de los ejemplos más famosos fue, sin duda, el del mendigo. De
acuerdo con este ejemplo, cuando alguien ponía una limosna en manos
de un mendigo, era claro que la propiedad de la moneda quedaba
transferida únicamente en virtud de la traditio, pues no existía
obligación alguna que permitiera considerar a esta última como la
solutio de una iusta causa 16.
Habiendo considerado a la traditio como una verdadera
convención (desde que contenía las voluntades suficientes del tradens
y del accipiens para transferir y adquirir, respectivamente, la propiedad
de la cosa), capaz de provocar el efecto real buscado por las partes,
SAVIGNY tuvo que abordar el problema de la iusta causa, mencionada
en varios textos romanos como requisito de la referida convención.
La posición de SAVIGNY sobre dicho problema fue ingeniosa e
innovadora, pues, en lugar de cuestionar la trascendencia de la iusta
causa dentro del iter traslativo, le otorgó a la misma un papel mucho
más modesto que el que tenía en ese entonces para los defensores de
la teoría del título y el modo.
En efecto, según SAVIGNY, cuando se efectuaba la traditio no se
acostumbraba a indicar expresamente cuál era el animus, pues tal cosa
resultaba demasiado teórica para un acto tan natural como la entrega
de la cosa. Ahora bien, en los casos dudosos, en los casos en los que
no estaba claro cuál era el animus de las partes, era preciso acudir a
las circunstancias del caso para determinar si éstas efectivamente
deseaban transferir y adquirir la propiedad. En ese contexto, la iusta
causa, cuando existía, cumplía plenamente su función, pues, al ser el
negocio que antecedía a la traditio, revelaba la intención de las partes
16
MIQUEL, Joan, op. cit., p. 182; CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 189.
194
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
17
CUENA CASAS, Matilde, op. cit., p. 188 y 189.
18
Los críticos más importantes de la tesis de SAVIGNY fueron FUCHS y STROHAL.
Según FLUME, el trabajo de este último, redactado con ocasión del primer
proyecto del BGB, sigue siendo importante en la actualidad para considerar
los problemas que trae consigo la disposición abstracta (ver FLUME, Werner,
op. cit., p. 219).
19
Según J HERING, para demostrar la adquisición derivativa del derecho de
propiedad había que probar dos cosas: (i) que el enajenante tenía dicho
derecho antes del acto de transferencia; y, (ii) que el enajenante y el adquirente
habían realizado tal acto (si la cosa había pasado por varias manos, esta
prueba se multiplicaba tantas veces como sucesiones hubiese existido).
J HERING consideraba que la primera prueba implicaba remontarse al
nacimiento de la propiedad adquirida originariamente por el predecesor
remoto. En efecto, para él no bastaba con probar que la cosa había sido
entregada, pues la tradición sólo transfería la posesión. Por consiguiente,
era imprescindible demostrar que la tradición había sido hecha con la
intención de transferir la propiedad. Para tal fin, según JHERING, se tenía que
indicar y probar la existencia del acto que contenía la referida intención. Si
ese acto era, por ejemplo, una compraventa, se tenía que probar, además, que
195
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el precio ya estaba pagado, pues tal cosa era condición necesaria para la
transmisión. Sobre la base de tales consideraciones, JHERING concluía que la
realización de la primera prueba implicaba escribir toda la historia de la
cosa; empresa que resultaba penosa y que desanimaba a cualquiera. Pero el
drama no quedaba ahí. En efecto, según JHERING, si la transferencia de
propiedad no era más que la ejecución de otro acto, las causas de nulidad de
éste irremediablemente afectaban a aquélla, de modo tal que, ante tales causas,
lo único que le quedaba al accipiens era la usucapión. Para evitar un panorama
tan desalentador como el descrito, JHERING consideraba que se tenía que
separar el elemento de la causa de la transmisión de la propiedad, tomando
como modelo la mancipatio y la in iure cessio romanas, que contenían las
voluntades de transferir y adquirir en su estado más puro, aisladas
completamente de la causa de la operación (JHERING, citado por CUENA CASAS,
Matilde, op. cit., p. 194 y 195).
20
LARENZ, Karl, Derecho de obligaciones, traducido por Jaime Santos Briz, Editorial
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1957, p. 19 y 20; CLEMENTE DE DIEGO,
Felipe, Instituciones de derecho civil, J. San Martín, Madrid, 1959, tomo I, p. 400;
PUIG PEÑA, Federico, Tratado de derecho civil español, Editorial Revista de Derecho
Privado, tomo II, vol. I, Madrid, 1958,p. 177; WAYAR, Ernesto, Compraventa y
permuta, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1984,
p. 201.
196
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
21
LARENZ, Karl, op. cit., p. 22 y 23; ENNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y Martin
WOLFF, Tratado de derecho civil, traducido por Blas Pérez González y José
Alguer, Bosch, t. II, vol. I, Barcelona, 1971, p. 391; PUIG PEÑA, Federico, op. cit.,
t. II, vol. I, p. 177.
22
Así, por ejemplo, DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, El contrato en general, Fondo
Editorial PUCP, tomo III, Lima, 1991, p. 443; ARIAS SCHREIBER PEZET, Max,
Exégesis, Studium Editores, t. I, Lima, 1987, p. 155; OQUENDO HERAUD, Sergio,
«Posesión de buena fe y rescisión: virtualidad de un conflicto», en Themis-
Revista de Derecho, segunda época, número 7, 1990, p. 26; C ANTUARIAS
SALAVERRY, Luis Felipe, «Análisis económico de la compraventa con reserva
de propiedad», en AA. VV., El derecho civil peruano. Perspectivas y problemas
actuales, Fondo Editorial PUCP, Lima, 1993, p. 94.
197
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23
Así, por ejemplo, BULLARD, Alfredo, «Un mundo sin propiedad. Análisis del
sistema de transferencia de la propiedad inmueble», en Derecho, número 45,
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1991, p. 147.
24
Se trata de “La compraventa y la transmisión de Propiedad”, ensayó que
formó parte del primer volumen de la colección Para leer el Código Civil, editado
por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
25
BIGIO CHREM, Jack, op. cit., p. 183.
198
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199
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28
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo, op. cit., pp. 234 a 236.
29
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo, op. cit., pp. 236 y 237.
30
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo, op. cit., p. 237.
31
Se trata de “El contrato con efectos reales”, en Ius et Veritas, año IV, número 7,
Lima, 1993.
200
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32
FORNO FLÓREZ, Hugo, op. cit., p. 77.
33
FORNO FLÓREZ, Hugo, op. cit., p. 83.
34
FORNO FLÓREZ, Hugo, op. cit., pp. 83 y 86.
35
FORNO FLÓREZ, Hugo, op. cit., p. 86.
201
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36
Se trata de Estudios sobre el contrato de compraventa, Editora Jurídica Grijley,
Lima, 1993, parte I.
37
TORRES MÉNDEZ, Miguel, op. cit., p. 143.
202
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
38
TORRES MÉNDEZ, Miguel, op. cit., p. 145.
39
TORRES MÉNDEZ, Miguel, op. cit., p. 145.
40
TORRES MÉNDEZ, Miguel, op. cit., pp. 146 y 147.
41
TORRES MÉNDEZ, Miguel, op. cit., p. 148.
203
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42
Se trata de las siguientes obras: (i) “Exposición de motivos y comentarios.
Compraventa”, en Código Civil. Exposición de Motivos y Comentarios.
Compilación de los trabajos de la comisión encargada del estudio y revisión
del Código Civil, a cargo de Delia REVOREDO DE DEBAKEY, Artes Gráficas
Industrias Avanzada, parte III, vol. VI, Lima, 1985; (ii) “El contrato con efectos
reales”, en Ius et Veritas, año V, número 9, Lima, 1992; y, (iii) Estudios ....
43
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, Estudios …, p. 24.
44
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, Estudios …, p. 24.
45
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, Estudios …, p. 25.
204
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
46
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, Estudios …, pp. 25 y 26.
205
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206
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
207
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51
TORRES ha defendido la identificación de la obligación impuesta por el artículo
1549 del Código Civil con la obligación de producir o realizar la transferencia
de propiedad (ver: op. cit., p. 140). DE LA PUENTE, por su parte, ha defendido la
identificación de la referida obligación con la de entregar el bien al comprador
(ver: Estudios …, p. 126). Semejantes posturas, sin embargo, no pueden ser
compartidas, en tanto que desconocen que el propio Código Civil, en sus
artículos 1529 y 1550, obliga expresamente a producir la transferencia de la
propiedad (cuando tal efecto no deriva directamente del contrato) y a entregar
el bien al comprador. Atendiendo al criterio interpretativo según el cual debe
preferirse la interpretación que le otorga cierto efecto a la norma en lugar de
la que no le otorga alguno, no se puede aceptar que la obligación impuesta
por el artículo 1549 del Código Civil tenga exactamente el mismo contenido
que las obligaciones impuestas por los artículos 1529 y 1550 del mismo código.
52
ESCOBAR ROZAS, Freddy, «En el Código Civil peruano, ¿es el contrato de compraventa
el que transfiere la propiedad mueble?», en Ius et Veritas, Lima, año III, número 5,
1992, p. 79.
208
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209
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210
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
54
Para un mayor desarrollo: ESCOBAR ROZAS, Freddy, «Reflexiones en torno a la
venta de bien ajeno», en Themis-Revista de Derecho, Lima, 1994, número
29, p. 154. Comparte la crítica: FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, «La obligación de
enajenar y el sistema de transferencia de la propiedad inmueble en el Perú»,
en Themis-Revista de Derecho, número 30, Lima, 1994, p. 171, nota 79.
55
Evidentemente, no se trata de negar que resulta útil acudir a los antecedentes
e incluso a la voluntad del legislador para atribuirle un sentido u otro a las
normas jurídicas. Pero de ahí a considerar que la sustitución de uno de los
artículos contenidos en el proyecto indicado no puede determinar que el
211
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212
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
57
De acuerdo, aunque en términos abstractos: BERDARDES DE MELLO, Marcos,
Teoria do fatto jurídico (Plano da exisência), Editora Saraiva, São Paulo, 1998,
p. 19. Evidentemente, esto no significa que la aprobación de una norma jurídica
(por el poder estatal correspondiente) no tenga la naturaleza de hecho jurídico.
213
FREDDY ESCOBAR ROZAS
58
En palabras de HERNÁNDEZ MARÍN, las ficciones legales, al igual que las definiciones
legales, son enunciados jurídicos cualificatorios, esto es, enunciados que no son
susceptibles de verdad o falsedad (al establecer un enunciado jurídico
cualificatorio, el legislador no pretende afirmar o negar algo). Ahora bien, si
hipotéticamente las ficciones legales fuesen aserciones, esto es, enunciados
susceptibles de verdad o falsedad, las mismas serían patentemente falsas (ver
HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael, Introducción a la teoría de la norma jurídica, Marcial Pons,
Madrid, 1998, p. 284).
59
DÍEZ-PICAZO, Luis, Fundamentos del derecho civil patrimonial, Civitas, Madrid,
vol. III, 1995, p. 776.
214
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
El artículo 949 del Código Civil, por su parte, establece que “La
sola obligación de enajenar un inmueble determinado hacer al acreedor
propietario del mismo, salvo disposición legal diferente o pacto en contrario”.
Como resulta claro, este artículo, lejos de adoptar la teoría del título y
el modo, le otorga al contrato (de finalidad traslativa) la virtualidad
de transferir directamente la propiedad60.
En efecto, tomando en consideración el hecho que el artículo 949
del Código Civil no requiere la existencia de otro acontecimiento
distinto del consentimiento de las partes para que opere la transferencia
de propiedad inmueble, resulta evidente que hay que atribuirle a tal
consentimiento la consecuencia jurídica prevista por dicho artículo.
A la conclusión indicada no puede oponerse, como lo han hecho
OSTERLING y CASTILLO61, la consideración de que no es el contrato sino
más bien la “obligación de enajenar” creada por el mismo la que en
definitiva provoca la transferencia de la propiedad inmueble, pues,
bien visto el asunto, tal obligación no existe62. En efecto, todas las teorías
60
FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, op. cit., p. 173.
61
OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario, Tratado de las obligaciones,
Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 1994, primera
parte, tomo I, p. 425.
62
Como magistralmente lo ha notado FORNO, el hecho que el artículo 949 del
Código Civil contemple una “obligación de enajenar” que en realidad no
existe, encuentra su explicación en las circunstancias históricas que rodearon
al legislador francés al momento de redactar el artículo 1.138 del Code. En
efecto, en un primer momento, en Francia la transferencia de propiedad se
realizó mediante la entrega física de la cosa, tal como lo dictaba la teoría del
título y el modo. En un segundo momento, sin embargo, dicha entrega fue
sustituida por la cláusula dessaisine-saisine, suscrita por las partes ante notario.
El uso de la cláusula en cuestión determinó que en la práctica se entendiera
que la transferencia de la propiedad operaba por el solo consensus. Ahora
bien, cuando el legislador francés tuvo que redactar el Code, se encontró con
un dilema, pues, por un lado, la costumbre y los defensores del iusnaturalismo,
para los cuales la omnipotente voluntad debía ser capaz de transferir
directamente la propiedad, le exigían adoptar el principio del solo consensus;
y, por el otro, los defensores de la tradición romana le exigían adoptar la
noción de contrato como convención productora de obligaciones. Ante tal
situación, en lugar de optar por una solución honesta que hubiese implicado
el abandono del principio del solo consensus (en aras de la noción de contrato
como productor de obligaciones) o de la teoría del título y el modo (en aras de
la noción de contrato como creador de efectos reales), el legislador francés,
mediante un artificio, una triquiñuela jurídica, quiso satisfacer a unos y otros.
En efecto, influido por POTHIER, el referido legislador estableció en el artículo
215
FREDDY ESCOBAR ROZAS
1.101 del Code que el contrato sólo producía obligaciones. Seguidamente, sin
embargo, estableció en el artículo 1.138 del Code que la sola obligación de dar
convertía al acreedor en propietario. Con tal modo de actuar, el legislador
francés entendió haber encontrado la fórmula perfecta para recoger los
postulados básicos de las corrientes contrapuestas (ver FORNO FLÓREZ, Hugo,
op. cit., pp. 80 y 81).
63
La teoría subjetiva (SAVIGNY, WINDSCHEID); la teoría realista (KÖPPEN, SCHOTT,
BRINZ); la teoría del deber libre o de la carga (BINDER, BRUNETTI); la teoría del
débito y la responsabilidad (ROCCO, PACCHIONI, GANGI); la teoría del bien debido
(NICOLÒ); la teoría de la tolerancia (CARNELUTTI); la teoría neosubjetiva (ORLANDO
CASCIO, GIORGIANNI); y la teoría de la integración (BARASSI, HERNÁNDEZ GIL) han
admitido a la prestación como elemento de la obligación, aunque, claro está,
le han otorgado también roles y posiciones diversas.
64
OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario, op. cit., primera parte, tomo
I, p. 139.
65
Según OSTERLING PARODI y CASTILLO FREYRE, la prestación “… está constituida
por la conducta en cuya observancia estriba el deber del obligado. Esta conducta, a
través de la cual el deudor satisface un interés del acreedor, puede consistir en la
entrega de un bien, prestar un servicio o abstenerse de realizar una acción.” (ver
OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario, op. cit., primera parte, tomo
I, p. 145).
66
VON TUHR, Andreas, Tratado de las obligaciones, traducción de W. Roces, Editorial
Reus, Madrid, 1934, tomo I, p. 33; DE RUGGIERO, Roberto y MAROI, Fulvio,
Istituzioni di diritto privato, Casa Editrice Giuseppe Principato, Milán, 1947,
vol. II, p. 4; SCUTO, Carmelo, Istituzioni di diritto privato, Libreria Internazionale
Teves di Leo Lupi, Nápoles, 1955, vol. III, p. 12; LACRUZ BERDEJO, José Luis,
Elementos de derecho civil, Bosch Casa Editora, 1977, tomo III, p. 253; CRISTOBAL
MONTES, Ángel, La estructura y los sujetos de la obligación, Civitas, Madrid, 1990,
p. 157.
216
EL CONTRATO Y LOS EFECTOS REALES
67
En efecto, consideran que el artículo 1.138 del Code adopta el principio del
solo consensus: OSTI, Giuseppe, «Contratto», en Novissimo Digesto Italiano,
diretto da Antonio Azara e Ernesto Eula, Unione Tipografico-Editrice
Torinese, Turín, 1959, vol. IV, p. 468; BIANCA, Massimo, La vendita e la permuta,
Unione Tipografico-Editrice Torinese, Turín, 1972, pp. 72 y 73; CHIANALE,
Angelo, Obbligazione di dare e trasferimento della proprietà, Dott. A. Giuffrè
Editore, Milán, 1990, p. 76; LARROUMET, Christian, Teoría general del contrato,
traducido por Jorge Guerrero, Temis, Santa Fe de Bogotá, 1993, vol. II,
p. 185; PUIG BRUTAU, José, Fundamentos de derecho civil, Bosch, Casa Editorial,
Barcelona, 1994, tomo III, vol. I, p. 307; BADENES GASSET, Ramón, El contrato
de compraventa, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1995, tomo I, p. 17; CUENA
C ASAS , Matilde, op. cit., p. 89.K
217
FREDDY ESCOBAR ROZAS
218
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
VII
PIERO SCHLESINGER
Università Cattolica del Sacro Cuore
*
Título original: «Complessità del procedimento di formazione del consenso
ed unità del negozio contrattuale», en Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura
Civile, año XVIII, Giuffrè, Milán, 1964, pp. 1345-1365. El trabajo fue escrito
para los Studi in onore di Paolo Greco (Padua, CEDAM, 1965, 2 vols.).
219
PIERO SCHLESINGER
220
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
1. El problema
Según el art. 1326 cód. civ., para la celebración del contrato
son necesarias una “oferta” 1 y una “aceptación” que sea
1
El pandectismo –al identificar en el “consentimiento de las partes
legítimamente manifestado” el fundamento de la eficacia vinculante de los
contratos– acostumbraba considerar que el acuerdo de los contratantes
siempre era necesario, y siempre era suficiente, al mismo tiempo, para la
estipulación del negocio contractual. Esta enseñanza, de cariz iusnaturalista,
ha sido sometida a una profunda revisión en la actualidad, ya sea porque no
parece que una aceptación sea de verdad indispensable (cfr. SACCO, «Contratto
e negozio a formazione bilaterale», de próxima publicación en los Studi in
onore di Paolo Greco), o bien, y sobre todo, porque el acuerdo de las partes debe
encontrar una justificación de carácter objetivo para volverse vinculante.
Con todo, no son estos los temas que se tratan en el presente estudio: aunque
fuera cierto que la adhesión de ambos contratantes a una determinada
regulación constituye sólo uno de los posibles esquemas para la formación
del contrato, del cual se ha deducido con indebida generalización el dogma
que eleva el acuerdo al nivel de “requisito esencial” del negocio (cfr. GORLA,
«Il dogma del “consenso” o “accordo” e la formazione del contratto di
mandato gratuito nel diritto continentale», en Riv. dir. civ., 1956, I, pp. 923 y ss.),
sigue siendo indudable que cuando menos la más importante categoría
contractual, la de los contratos de intercambio “consensuales”, requiere
siempre, en efecto, una manifestación conforme de las partes. De aquí la
importancia de una investigación dirigida a aclarar el papel que se debe
reconocer a las correspondientes declaraciones de los contratantes.
221
PIERO SCHLESINGER
2
En el último párrafo del art. 1326 cód. civ. se establece, en efecto, que “una
aceptación no conforme a la oferta equivale a una nueva oferta”. Al respecto, hay
que observar que una aceptación “no conforme” a la oferta no es ni siquiera una
aceptación: si la expresión legislativa quiere referirse a la llamada aceptación
“pura y simple”, acompañada de algunas reservas, sólo se podrá hablar de
“nueva oferta” cuando el destinatario original precise las modificaciones que
pretende aportar a la operación (manteniéndose el problema, además, de si la
aceptación con modificaciones determina o no la caducidad de la oferta original:
cfr. GORLA, «Note sulla distinzione fra opzione e proposta irrevocabile», en Riv.
dir. civ., 1962, I, pp. 217 y ss.). El equívoco nace, como se apreciará mejor más
adelante, de la configuración como “aceptación de la oferta” de la declaración
con la cual el destinatario adhiere a la regulación contractual ya previamente
aprobada por el que ha tomado la iniciativa de formular la oferta.
3
Otro aspecto del mismo problema concierne a la naturaleza de las específicas
declaraciones de los contratantes, que son consideradas, por la mejor doctrina,
como “actos prenegociales” (para esta terminología cfr. SANTORO-PASSARELLI,
Dottrine generali del diritto civile, 7ª ed., Nápoles, 1962, p. 206, y voz «Atto giuridico
(dir. priv.)», en Enc. dir., IV, Milán, 1959, p. 204): si cada una de tales declaraciones
no es un negocio jurídico (y ciertamente, al menos por regla, no lo es) es necesario
preguntarse de qué manera es que ellas, sumándose, logran perfeccionar el
contrato, que en cuanto negocio consiste, justamente, y según la definición
usual, en “una declaración de voluntad”. Es claro que las soluciones posibles
son sólo dos: o se considera, como es acostumbrado afirmar, que las específicas
declaraciones de los contratantes, una vez perfeccionado el acuerdo, “se
fundan” en una única declaración, con lo cual se hace necesario explicar en
qué cosa consiste la “fusión” que se postula; o bien se reconoce, como resulta
más exacto, a mi parecer, que las manifestaciones de las partes, necesarias
para el perfeccionamiento del negocio, no deben ser confundidas con la
regulación concordada, que, sin embargo, sólo resulta vinculante por medio
de ellas: y con ello se hace necesario contraponer nítidamente el plano en que
se ubican los comportamientos de los contratantes y el plano en que debe
evaluarse la (única) declaración contractual en la cual resulta formulado el
precepto negocial.
4
CARNELUTTI, Teoria generale del diritto, 3ª ed., Roma, 1951, p. 351.
222
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
223
PIERO SCHLESINGER
224
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
10
ALLARA, La teoria generale del contratto, 2ª ed., Turín, 1955, p. 66, señala que en los
contratos con prestaciones recíprocas, las partes, o mejor dicho, ambas partes,
“quieren el intercambio de las prestaciones; este intercambio constituye el objeto
de la volición contractual” y que en el contrato de donación las partes, ambas
partes, quieren “la transferencia sin recibir algo a cambio”; así pues, sería del
todo arbitrario “desintegrar el elemento volitivo del negocio o del contrato”.
Con la misma agudeza, PIETROBON, L’errore nella dottrina del negozio giuridico,
Padua, 1963, p. 262, anota que “en concreto las partes, cuando celebran el
contrato, quieren llevar a cabo una única regulación de intereses”.
11
Tal es la antigua objeción, justificadamente planteada en el siglo XIX, contra
las inaceptables consecuencias a las que conducía el denominado “dogma
de la voluntad”.
12
Cfr., de lo reciente, P. TRIMARCHI, Invalidità delle deliberazioni di assemblea di società per
azioni, Milán, 1958, p. 19 (“el término ‘voluntad’ tiene un significado psicológico
que sólo permite referirla a los individuos, y no a las asambleas ni a las sociedades”).
13
Legítimamente, hace ya tiempo que la mejor doctrina ha ido desvalorando el
fundamento de la tradicional distinción entre interpretación “literal” e
interpretación “lógica”; rigurosamente hablando, en efecto, y teniendo en
cuenta sólo la letra de una proposición, se podría efectuar, a lo sumo, un
árido elenco de todos los significados posibles de cada símbolo adoptado
(cfr. CASELLA, Il contratto e l’interpretazione, Milán, 1960, pp. 122 y ss.). Por ello,
la interpretación es siempre, y necesariamente, “lógica”, es decir, que se
encamina a reconstruir el “mensaje” que puede haber sido confiado, por
parte del declarante, a los signos utilizados.
225
PIERO SCHLESINGER
14
“La palabra deja de tener significado, o (lo que es lo mismo) un significado
determinado, cuando se prescinde de las circunstancias, de los términos
implícitos, del énfasis, de los gestos, con los cuales ha sido pensada, dispuesta
y pronunciada” (CROCE, Logica, 7ª ed., Bari, 1947, p. 72).
15
Naturalmente, según el tipo de regulación adoptada –en interés propio o
ajeno; por una o más personas; en ejercicio de poderes discrecionales o en
cumplimiento de un deber, de un cargo o función; en relación con intereses
de carácter privado o público; para normar situaciones específicas y actuales,
o bien situaciones individuadas abstractamente y susceptibles de repetirse
infinitas veces, etc.– puede ser objeto de una mayor o menor consideración el
punto de vista de las personas físicas que han determinado su eficacia jurídica.
Se pasa, así, a través de toda una gama de sucesivos matices, desde los casos
en los cuales la máxima es la valoración concedida por el legislador a la
actitud del sujeto al que es imputada la regulación (como en el testamento, o
en general, en los actos unilaterales no recepticios), a los casos en que la
valoración es prácticamente nula, como ocurre en las disposiciones
legislativas.
16
Indudablemente, el concepto de “imputación” de un acto a un sujeto –elimi-
nando la equívoca referencia, de cariz individualista, a la “voluntad”, y
permitiendo abarcar sintéticamente, con una fórmula unitaria, la variedad
de procedimientos a través de los cuales una decisión deviene jurídicamente
relevante para una persona, grupo o ente– parece ser el más correcto para
expresar la relación entre todo tipo de “disposición” (pública o privada) y los
sujetos a los cuales la disposición, sobre la base de reglas de procedimiento
necesariamente jurídicas, llega a ser “imputada” en el ámbito de un ordena-
miento dado.
226
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
17
Se pueden citar, a propósito las bien conocidas polémicas en torno de la
definición de la ley como “voluntad general” : una definición que –incluso
en sistemas democráticos– asume un mero significado simbólico.
En materia contractual, lo cierto es que la referencia a una “voluntad común”
reviste un valor mucho más puntual y pleno desde el momento que el vínculo
naciente del acuerdo tiene como fuente, justamente, una decisión concreta y
específica de cada una de las partes interesadas. Sin embargo, la fórmula
deviene inaceptable cuando es entendida en el sentido de que el contenido
de la regulación aprobada debe corresponder a una representación conforme
y consciente de ambos contratantes.
18
Afirmar que en tal caso “debe imponerse la voluntad común” en la cual
encontraría su “límite” la voluntad individual (así lo sostiene, por ejemplo,
CARIOTA-FERRARA, Il negozio giuridico nel diritto privato italiano, Nápoles, s.a., p. 735),
parece ser un claro artificio para salvar a toda costa la definición del contrato
como “voluntad común”: de hecho, si esta última está constituida, justamente, y
únicamente, por el encuentro de voluntades individuales coincidentes, es
bastante evidente que no puede ni siquiera plantearse la hipótesis de un contraste
de ella con las voluntades individuales ¡que representan sus componentes!
En resumen: o la expresión “voluntad común” es adoptada como una mera
alegoría para indicar, sintéticamente la entera regulación contractual a la que
quedan vinculadas las partes –y por lo tanto, como comprensiva, incluso de
aquellos aspectos que las partes podrían no haber previsto en lo más mínimo,
o que, es más, una de ellas podría haber sometido a duda y descartado, con
certeza, de la representación de los efectos negociales que la ha decidido a
estipular el acuerdo– pero con ello la fórmula pierde toda vinculación con el
contenido efectivo de las voluntades individuales y deviene una mera
hipóstasis, inidónea para explicar la reducción a la unidad de las declaraciones
de los contratantes; o bien la expresión “voluntad común” es adoptada para
indicar una concreta coincidencia de las valoraciones de los contratantes en
torno del alcance de una determinada regulación de intereses –y es en este
sentido, a mi parecer, que se debe interpretar, sin más, el término “intención” al
que se hace referencia en el art. 1362 cód. civ.–, pero con ello se hace forzoso
reconocer que dicha coincidencia, por lo general, no logra cubrir el entero
ámbito de eficacia del negocio, ni constituir un presupuesto indispensable
para el perfeccionamiento del acuerdo, que también puede verificarse sobre la
base de una concordancia de propósitos puramente aparente o punitiva.
227
PIERO SCHLESINGER
19
Esta acción impugnativa está condicionada, por otro lado, a la esencialidad
y a la reconocibilidad del error, es decir, a circunstancias que nada tienen
que ver con la falta de coincidencia de las voluntades de las partes.
20
Como si fuera poco, las discrepancias en torno de la interpretación de los
contratos surgen, normalmente, en relación con conflictos de intereses que
las partes no se habían ni siquiera representado al momento de la estipulación
del negocio, y que por lo tanto, jamás podrían encontrar regulación en una
“voluntad” concreta. Por ello, afirmar que “cuando un acto es expresión de
una voluntad o de un sentimiento sólo existe un sentido que puede recabarse
del mismo” (como hace CARRESI, «L’interpretazione del contratto», en Riv.
trim. dir. proc. civ., 1964, p. 555) significa ignorar el valor normativo del
contrato, proyectado con función reguladora hacia el futuro (para análogas
apreciaciones, véase: DENTI, «L’interpretazione della senteza civile», en Studi
dell’Università di Pavia, XXVIII, 1946, pp. 9 y ss.).
228
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
21
Véanse, por ejemplo, BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, 2ª ed., 3ª reimpr.,
en Trattato di diritto civile italiano, dirigido por VASSALLI, Turín, 1960, p. 60 (“lo
que genera el precepto contractual es [...] el intercambio de las respectivas
declaraciones (oferta y aceptación) y su congruencia consciente”; I D .,
«Riflessioni sulla nozione di negozio giuridico», en Temi, 1963, p. 614 (“las
diferentes declaraciones [...] confluyen en el mismo negocio, y dado que son
complementarias entre sí, se funden en dicho negocio, en una síntesis”);
SCOGNAMIGLIO, Contributo alla teoria del negozio giuridico, Nápoles, 1950, p. 131
(el acuerdo es el “encuentro o congruencia exterior de la oferta y de la
aceptación”).
[Ad. del T.] Mi traducción de las Riflessioni sulla nozione di negozio giuridico de
Emilio BETTI (1890-1968) forma parte del volumen Teoría general del negocio
jurídico-4 estudios fundamentales, ARA Editores, Lima, 2001, pp. 27 y ss., y
para este punto, p. 47.
22
El concepto de “contenido” del contrato resulta ser uno de los más inciertos
y contradictorios de la dogmática jurídica: ya sea por las discutidas relaciones
(cfr. una cuidadosa reseña de opiniones al respecto en PERLINGIERI, I negozi su
cosa futura, I, Nápoles, 1962, pp. 60 y ss.) con el no menos vago concepto de
objeto del contrato (véanse las interesantes consideraciones de GORLA sobre
el tema, «La teoria dell’oggetto del contratto nel diritto continentale», en Jus,
1953, pp. 289 y ss.), o ya sea, sobre todo, por la inaceptable e implícita
contraposición a un “continente”. Así pues, deviene inevitable que –definido
el contenido del contrato como “el conjunto de las determinaciones de las
partes del cual resulta el tipo de regulación (de intereses) que ellas han querido
realizar con el contrato” (CARRESI, «Il contenuto del contratto», en Riv. dir.
civ., 1963, I, p. 365)– alguien se sienta persuadido a responder que “el conjunto
de las determinaciones de las partes es el contrato mismo, y no el contenido”
(CARNELUTTI, «Chiose», en Riv. dir. proc., 1964, p. 107).
A mi parecer, el fundamento del equívoco se debe identificar –como señalaré
más adelante– en la ambigüedad del término “contrato”: que por un lado
229
PIERO SCHLESINGER
230
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
25
Considerado en el plano de los hechos jurídicos, el contrato no puede ser
definido como un “acto jurídico” si se conserva para tal expresión el
significado usual de “comportamiento humano jurídicamente relevante”.
Por ello, se ha dicho justificadamente que “es inevitable apreciar en el seno
del contrato [...] una pluralidad de actos jurídicos propiamente dichos”
(SANDULLI, Il procedimento amministrativo, Milán, 1940, p. 196).
Además, y siempre en el plano de las fattispecie, el contrato no individua ni
siquiera un procedimiento típico, como hacía, por ejemplo, la stipulatio de
derecho romano, o como hace un moderno procedimiento legislativo: se limita
a ser un genérico “paradigma” (esta feliz terminología puede verse en
MESSINEO, voz «Contratto», cit., pp. 786-787).
La consecuencia es que cuando se identifica en el contrato una unidad, un
acto jurídico, es forzoso hacer referencia a un distinto concepto de contrato y
de acto; en otras palabras, ya no a comportamientos humanos, ni a hechos,
sino a valores jurídicos que a partir de aquellos comportamientos llegan a
insertarse en el ordenamiento, entendido como trama global del régimen de
las relaciones existentes entre los miembros de una comunidad organizada.
26
“Materialmente, y en su aspecto exterior, el contrato se presenta organizado
en una o más proposiciones” (MESSINEO, voz «Contratto», cit., p. 818).
27
A menudo se habla de “contenido” del contrato, en lugar de “texto”, pero
esta última expresión es adoptada, más frecuentemente, para indicar el tercer
significado de contrato, es decir, el conjunto de las “disposiciones” o
“preceptos” que emergen del texto aprobado. Véase, lo señalado infra, en este
mismo acápite.
231
PIERO SCHLESINGER
28
También la expresión “cláusula contractual” es susceptible de ser entendida
como “texto” del contrato y “precepto” negocial, a la vez (“Por cláusula se
puede entender, sobre todo, cada una de las proposiciones de las cuales
consta el negocio [...] Por cláusula se puede entender, en segundo lugar, un
precepto negocial autónomo [...] un imperativo jurídico inescindible”: esto
según GRASSETTI, voz «Clausola del negozio», en Enc. dir., VII, Milán, 1960,
pp. 184-185. Véase, además, N. COVIELLO, «In margine all’art. 1340 c.c.», en
Riv. trim. dir. proc. civ., 1963, pp. 502 y ss.
29
Por otro lado, toda declaración se resuelve en un “hecho lingüístico” –cfr.
PUGLIATTI, La trascrizione. La pubblicità in generale, Milán, 1957, p. 367; FALZEA,
voz «Apparenza», en Enc. dir., II, Milán, 1958, p. 687; G IAMPICCOLO, La
dichiarazione recettizia, Milán, 1959, p. 7; SCHLESINGER, voz «Dichiarazione (teoria
generale)», en Enc. dir., XII, Milán, 1964, pp. 373 y ss.– y por lo tanto, en un
conjunto de símbolos expresivos que se consideran “adecuados” para
representar, frente a un lector, el “mensaje” que se ha confiado a ellos (SCHICK,
Il linguaggio, Turín, 1960, p. 100).
30
“El negocio contiene y es, esencialmente, un estatuto, una disposición, un
precepto de autonomía privada en orden a concretos intereses propios de quien
lo lleva a cabo” (BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit., pp. 52-53).
Acentuando este aspecto, se ha llegado a afirmar que constituiría un error,
inclusive, “asimilar el negocio jurídico, como se hace desde tiempos de SAVIGNY,
al concepto genérico de los hechos jurídicos” (FLUME, «Das Rechtsgeschäft
und das rechtlich relevante Verhalten», en Arch. civ. Pr., vol. 161, 1962, p. 60).
232
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
31
Hablando de realidad objetiva no pretendo referirme sólo a las declaraciones
“incorporadas” –para las cuales un instrumento material, una res, garantiza la
posibilidad de someter a examen el texto contractual, aun cuando la actividad de
expresión se hubiese ya agotado– sino también a las declaraciones para las cuales se
hayan adoptado formas de lenguaje “transeúnte”, porque incluso en estos casos la
combinación de símbolos utilizada siempre puede ser reconstruida con posterioridad.
32
La relación entre texto del contrato y precepto negocial puede parecer simple –y
por consiguiente, la tarea del intérprete puede parecer limitada– a quien parta de
la ilusoria premisa de que todo texto tiene un significado propio, que sólo se trata
de lograr individuar con el sapiente uso de los instrumentos hermenéuticos.
Sólo que, en primer lugar, el lenguaje, todo lenguaje, constituye un medio de
comunicación imperfecto, y necesariamente es incierta, por lo tanto, la
reconstrucción del “mensaje” que le es confiado; en segundo lugar, el texto
de un contrato debe ser valorado, ya sea teniendo en cuenta los distintos, y a
veces contrapuestos puntos de vista de los sujetos que lo han aprobado, o
bien dirigiéndose, sobre todo, a resolver conflictos que a menudo surgen
solamente en el ámbito de actuación de la regulación predispuesta, sin haber
sido previstos al momento de la estipulación, de modo que difícilmente podrían
hallar solución mediante una investigación dirigida a encontrar el significado
que los mismos contratantes atribuían, inicialmente, al acto.
33
Sin embargo, el texto aprobado por los contratantes sigue siendo el único
objeto de la interpretación, y el comportamiento conjunto de las partes no
constituye sino el material del cual se sirve el intérprete para su actividad.
Por ello, afirmar que “la declaración no es dada sólo por la palabra o por el
escrito, sino también por el comportamiento global del declarante, es decir,
por las circunstancias” (OPPO, Profili dell’interpretazione oggettiva del negozio
giuridico, Bolonia, 1943, p. 17) puede ser aceptable sólo si se pretende hacer
referencia al significado de la declaración, y no a la declaración como “hecho
lingüístico”. De otra manera, en efecto, surgirían problemas muy delicados
en lo que concierne a la documentación en los negocios solemnes, y la
imposibilidad de oponer a los terceros el precepto contractual determinado
en virtud de una interpretación antiliteral (cfr. CARRESI, «Apparenza e realtà
233
PIERO SCHLESINGER
del contratto», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1963, pp. 479 y ss.).
Naturalmente, puede resultar de extrema dificultad, en los distintos casos
concretos, la distinción entre comportamiento directamente relevante en la
determinación del contenido negocial y comportamiento relevante sólo para
los fines de la interpretación.
34
Al respecto, me permito remitir a mi estudio «Interpretazione del contratto e
principio dispositivo», en Temi, 1963, pp. 1135 y ss., donde concluía –anotando
que “la relación entre la ‘fórmula’ de una declaración y su significado no es
asimilable a una relación entre hechos” (p. 1142)– en el sentido de que una
reconstrucción judicial de la regulación contractual, que no es un hecho,
sino un valor, “escapa a los principios normales que conciernen a la
reconstrucción judicial de la realidad extraprocesal” (p. 1144).
35
Adopto la expresión “acto normativo” con genérica referencia a todos los casos
en los cuales, a través de un determinado procedimiento, se atribuye valor
jurídico a una fórmula consistente “en una o más disposiciones idóneas para
plantearse como ‘reglas’ o ‘normas’ de conducta en la vida de relación”
(CRISAFULLI, voz «Atto normativo», en Enc. dir., IV, Milán, 1959, p. 238): sin afrontar,
entonces, el delicado problema de la admisibilidad de una diferenciación, en
el ámbito de los actos normativos, de la categoría de los actos “constitutivos de
ordenamientos objetivos” (un problema planteado con particular profundidad
en la citada voz de CRISAFULLI, quien destaca perspicazmente, sin embargo, y
bajo la influencia de la Escuela de Viena, que “parece ser posible considerar,
sin más, que entre las dos hipótesis-límite, del acto negocial con efectos
instantáneos y de la ley formal con duración potencialmente ilimitada, existe,
en la práctica, una gama de hipótesis intermedias, que gradualmente se van
desplazando, por decirlo así, de un extremo hacia otro”, op. cit., p. 258).
A la luz de tales observaciones, no se puede hacer menos que considerar totalmente
estériles las recurrentes discusiones sobre la posibilidad de incluir entre las
“normas jurídicas” las disposiciones negociales, discusiones que tienen por
objeto la presencia o no, en estas últimas, de las características de la “generalidad”
o de la “abstracción”: y ello, ni más ni menos, cuando la doctrina publicística
saca a la luz, justificadamente, la equivocidad de tales criterios, y su inidoneidad
para caracterizar las “verdaderas” normas jurídicas, frente a todas las demás
reglas por las que aún se encuentra normada la convivencia de los grupos sociales
(véase una vez más, al respecto, la citada voz de CRISAFULLI).
Mucho más interesante, en cambio, parece ser la confirmación “histórica”
del aspecto preceptivo del fenómeno negocial, como se desprende de agudas
investigaciones de derecho romano e intermedio (cfr. GROSSO, Il problemi
generali del diritto attraverso il diritto romano, Turín, s.a., pero de 1948, pp. 111
y ss.; CALASSO, Il negozio giuridico, 2ª ed., Milán, 1959, pp. 242 et passim).
234
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
se verifica, como regla, el mismo fenómeno; ello quiere decir que con
una sola expresión (como “ley”, “decreto”, “sentencia”, etc.) se indica,
según el caso, el acto, o mejor aun, el procedimiento36 a cuyo
perfeccionamiento está condicionada la relevancia jurídica de un texto,
pero también el texto mismo –o fórmula, o proposición37– que, una
vez perfeccionado el procedimiento establecido por el legislador, asume
valor para el mundo del derecho; y también, en fin, la norma38, el
estatuto, o mejor aun, la regulación39, deducible de la interpretación
36
Por ejemplo, el término “ley” –cuya equivocidad ha sido denunciada desde
hace mucho tiempo: cfr. ESPOSITO, voz «Legge», en Nuovo Dig. it., VII, Turín,
1938, p. 720– es utilizado, actualmente con predominancia, para indicar el
procedimiento legislativo, tal cual anota SANDULLI, voz «Legge (Dir. cost.)»,
en Noviss. Dig, it., IX, Turín, 1963, p. 632.
37
La diferencia entre la fórmula o proposición normativa y el estatuto (o estatutos)
que se deducen de ella surge, con particular evidencia, a propósito de la
controvertida cuestión en torno de la exacta determinación del objeto de las
sentencias de la Corte Constitucional, y en especial, de los pronunciamientos
que declaran infundados recursos, sobre la base de una particular (y no pacífica)
interpretación del texto legal impugnado por alegada ilegitimidad constitucional:
cfr. M. S. GIANNI, «Alcuni caratteri della giurisdizione di legittimità delle norme»,
en Giur. cost., 1956, pp. 802 y ss.; CRISAFULLI, «Questioni in tema di interpretazione
della Corte costituzionale nei rapporti con l’interpretazione giudiziaria», en
Giur. cost., 1956, pp. 829 y ss.; ASCARELLI, «Giurisprudenza costituzionale e teoria
dell’interpretazione», en Riv. dir. proc., 1957, pp. 351 y ss.; MONTESANO, «Norma e
formula legislativa nel giudizio costituzionale», en Riv. dir. proc., 1958, pp. 524 y ss.,
y «Le sentenze costituzionali e l’individuazione delle norme», en Rivista dir. proc.,
1963, pp. 20 y ss.; MAZZIOTI, «Efficacia delle sentenze interpretative di rigetto
della Corte costituzionale», en Giur. cost., 1960, pp. 1110 y ss.; SANDULLI, «Atto
legislativo, statuizione legislativa e giudizio di legittimità costituzionale», en
Riv. trim. dir. proc. civ., 1961, pp. 1 y ss.; ANDRIOLI, «Motivazione e dispositivo
nelle sentenze della Corte costituzionale», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1962,
pp. 529 y ss.; PIERANDREI, voz «Corte costituzionale», en Enc. dir., X, Milán, 1962,
pp. 982 y ss. Recientemente, véase el extenso análisis de CRISAFULLI, voz
«Disposizione (e norma)», en Enc. dir., XIII, Milán, 1964, pp. 195 y ss.
38
Según MORTATI, Istituzioni di diritto pubblico, 6ª ed., Padua, 1962, p. 172, es
necesario distinguir: “a) el poder normativo, o fuente, en el cual hay que incluir
tanto al sujeto que es su titular cuanto la competencia atribuida al mismo; b) el
procedimiento de producción desarrollado mediante actos o hechos
normativos; c) la fórmula normativa, que es el producto de la disposición misma,
una vez que esta ha sido dada; d) el acto normativo, es decir, la expresión
externa que la fórmula asume (siempre que la fuente no sea consuetudinaria),
con la relativa documentación dirigida a su conocimiento; e) la norma (en
sentido específico) que el intérprete asume para regular la relación concreta”.
39
Prefiero hablar de “regulación”, ya sea para adoptar una expresión idónea
para abarcar la eficacia de todos los actos con carácter normativo, dejando al
margen el problema de la eventual admisibilidad de una categoría más
235
PIERO SCHLESINGER
236
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
237
PIERO SCHLESINGER
43
En confirmación de la autonomía del significado de “contrato” ahora
examinado, téngase presente que la Corte de Casación ha admitido
recientemente –aunque el art. 1453 cód. civ. se refiera expresamente a los
“contratos”– que la acción de resolución por incumplimiento se puede
plantear incluso con respecto a la “relación (rectius: regulación) nacida por
efecto de la sentencia constitutiva de procedencia de la demanda de
ejecución específica de la obligación de cumplir un contrato preliminar”, y
ello en atención a que “los efectos constituidos por la sentencia son de
naturaleza negocial” (Cass. 14 de febrero de 1963, n. 324, en Giur. it., 1963,
I, 1, c. 1116, y en Giust. civ., 1963, I, p. 1318, con nota adhesiva de G. E.
L ONGO , Esecuzione specifica dell’obbligo di contrarre e risoluzione per
inadempimento).
238
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
44
La misma variedad de significados, por lo demás, se detecta también con
respecto a otros actos negociales: así, por ejemplo, en las “deliberaciones” de
las sociedades o en el testamento –más allá del significado impropio de
“documento”– la misma expresión puede, según el caso, indicar la actividad
de formación de la “disposición” (cfr. arts. 2364, 1er. párrafo, n. 4, y 603 cód.
civ.), el texto o la fórmula en la cual el acto se concreta (por ejemplo, arts. 2375
y 602, 1er. párrafo, cód. civ.), el precepto o disposición que constituye el
resultado perseguido por el autor o autores del negocio (arts. 2373 y 587, 1er.
párrafo, cód. civ.), la regulación jurídica que tiene como fuente a la disposición
(arts. 2377 y 682 cód. civ.).
45
El examen de las razones políticas que justifican la concesión de dicha
potestad y la valoración de la relevancia que la autonomía privada asume en
el ordenamiento (y en cada ordenamiento en particular: democrático o
autoritario, de estructura capitalista, etc.) merecería una atención muy distinta
de la normalmente les dedican los jueces.
46
Una contraposición entre la conducta destinada a la utilización en el plano
social de una fórmula o proposición lingüística, y el texto que es utilizado de
tal forma es siempre proponible para toda declaración: a propósito, me
permito reenviar a mi voz «Dichiarazione (teoria generale)», cit., pp. 372 y ss.
En materia contractual es fuente de equívocos el hecho de que el procedimiento
a través del cual asume valor vinculante el texto que expresa la proyectada
estructura de intereses consiste a su vez –como ocurre, por lo demás, para
todos los actos normativos– de declaraciones, con las cuales las partes
manifiestan su aprobación a aquel texto.
239
PIERO SCHLESINGER
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COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
241
PIERO SCHLESINGER
53
La adhesión del destinatario tampoco debe ser configurada como aceptación
“de la oferta”, sino como aceptación del “contrato”, es decir, de la estructura de
intereses destinada a regular las relaciones entre los contratantes (justamente
por ello parece ser más feliz que nuestro art. 1326 cód. civ., la fórmula del § 145
del BGB, donde se habla de oferta “de celebrar un contrato”). La distinción entre
oferta y aceptación, por lo tanto, termina entendiéndose como destinada a normar
solamente el ciclo del procedimiento de formación del negocio, en el sentido de
que el ciclo se cierra solamente cuando el que ya ha manifestado su adhesión al
proyecto contractual recibe comunicación de la adhesión que también ha
realizado la otra parte: ¡Pero no hay quien no aprecie –por ejemplo, en el caso de
un proyecto enviado por un tercero a los dos interesados– el significado particular
que se debe dar a la afirmación según la cual el que manifiesta en primer lugar su
conformidad a dicho proyecto formula una “oferta”!
54
Sobre la absoluta y recíproca independencia de los conceptos de “oferta
contractual” y de “predisposición de las cláusulas contractuales”, cfr. Cass.,
14 de julio de 1948, n. 1143, en Giur. compl. cass. civ., 1948, III, p. 1069 (“el
contrato por adhesión se perfecciona en el lugar donde el oferente –contratante
adherente– tiene conocimiento de la aceptación de la otra parte, aun cuando
la oferta contenga cláusulas generales, predispuestas unilateralmente por el
aceptante”); DOSSETTO, Le condizioni generali di contratto ed i contratti conclusi
mediante moduli o formulari, Padua, 1951, pp. 35-38; GENOVESE, voz «Condizioni
generali di contratto», en Enc. dir., VIII, Milán, 1961, p. 804.
242
COMPLEJIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO...
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244
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
VIII
*
Título original: «Scambi senza accordo», en Rivista Trimestrale di Diritto e
Procedura Civile, año LII, Milán, 1988, pp. 347-364, ahora en N. IRTI, Norma e
luoghi. Problemi di geo-diritto, Roma y Bari, Ed. Laterza, 2001, pp. 103-129. El
texto es una renovada versión de la ponencia expuesta el 12 de diciembre de
1997, con ocasión del Congreso académico en honor de Renato SCOGNAMIGLIO.
Por expresa indicación del profesor IRTI, se traducen, asimismo, las críticas
formuladas a la teoría planteada en las páginas subsiguientes –que ha
desatado un apasionado debate en el medio jurídico italiano–, debidas a
autores como Giorgio OPPO y Massimo BIANCA.
245
NATALINO IRTI
246
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
1. Un programa fenomenológico
Imaginemos la jornada de una persona común y corriente.
Hagamos el intento de observarla y describirla. En horas de la mañana,
nuestro personaje, que ha decidido adquirir un departamento en una
céntrica de la ciudad, encuentra al propietario del inmueble, y discute
momentáneamente con éste sobre algunas cláusulas: una reducción
del precio, la modalidad de entrega, la elección del notario
correspondiente. Luego se traslada a la oficina de una institución
bancaria, de la que ha logrado obtener un préstamo. Pone su firma en
formularios previamente impresos. Por la tarde, se da una vuelta por
el centro comercial que domina la vida de su distrito: adquiere alimentos
y otros productos domésticos. Al final del día, se relaja frente a las
pantallas de su televisor y de su computadora. La jornada de esta
persona común y corriente concluye, y nuestra mirada lo abandona
entre las solitarias paredes de su casa.
El jurista, llamado a transcribir en su propio lenguaje las
experiencias cotidianas, no tendrá inconvenientes para identificar en
todo lo narrado cuatro, cinco o más contratos. Resulta ciertamente
útil y sencillo comprender múltiples episodios de la vida bajo un único
nombre, y explicarlos de un mismo modo, con el solo límite de señalar
247
NATALINO IRTI
*
Lo mismo se señala en el Código Civil peruano: Art. 1376, 1er. párrafo: “La
aceptación tardía y la oportuna que no sea conforme a la oferta equivalen a
una contraoferta” [N. del T.].
248
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
indefinido del hablar y del escuchar. Y puesto que las normas sobre la
interpretación hacen referencia a partes que usan “palabras”, y se
fían de “expresiones”, el Código Civil, al esbozar la fisonomía general
del contrato, continúa gravitando en torno de la palabra, es decir, en
torno de la expresión humana mediante los recursos de la lengua.
Las decisiones de realizar el intercambio –o las decisiones
unilaterales de vender y de adquirir, para mantenernos en el ámbito
del ejemplo más recurrente– se ubican en un momento anterior al
encuentro entre las preguntas y respuestas. El acuerdo referido en los
Códigos Civiles no coincide con las decisiones unilaterales de realizar
el intercambio: éstas no son más que presupuestos o razones que
empujan a las partes a entrar en el circuito de las preguntas y
respuestas. Personas que al inicio son desconocidas e indiferentes, la
una para con la otra, intercambian palabras, porque han decidido
intercambiarse bienes. El intercambio de valores económicos es, al
mismo tiempo, un intercambio de valores lingüísticos.
3. La técnica de la lengua
El intercambio en mención se asienta en el diálogo entre las partes.
El acuerdo, descrito en los códigos civiles nace del diálogo: es el
resultado discursivo y cognoscitivo que equilibra los puntos de vista
de las partes, y resuelve en unidad las dualidades discordantes de
éstas. El “contraer” se perfila como el resultado de un “contratar”; es
unirse en un vínculo, como resultado del hablar y del razonar de
manera conjunta. En otras palabras, es el resultado de un diálogo. El
logos que se desarrolla entre una y otra parte es, a la vez, un hablar y
un conocer, un querer decir y un querer entender. Es obvio que la
bilateralidad del contrato no indica las decisiones unilaterales de
realizar el intercambio económico, sino, justamente, aquella
reciprocidad dialógica, el hablar y entender de las partes. El “trato”
(intesa) nace de un “entendimiento” recíproco.
El acuerdo logrado y consagrado mediante palabras también
exige una tecnología, es decir una técnica de la lengua (como ya
la denominaba, a inicios del siglo XIX, el gran Wilhem VON
HUMBOLDT) 1, propiamente dicha. Tal es la razón de la implicancia
1
W. VON HUMBOLDT, La diversità delle lingue, trad. italiana de Di Cesare, Bari,
1993, pp. 67 y ss.
249
NATALINO IRTI
2
G. NENCIONI, Idealismo e realismo nella scienza del linguaggio, 1946, reimpresión,
Pisa, 1989, p. 113. Cfr. N. IRTI, Testo e contesto, Padua, 1996, pp. 159 y ss.
3
A. PAGLIARO, La parola e l’immagine, Nápoles, 1957, p. 195.
250
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
4
G. NENCIONI, Idealismo e realismo nella scienza del linguaggio, cit., p. 93.
5
W. VON HUMBOLDT, La diversità delle lingue, cit., p. 47; Cfr. M. HEIDDEGER,
Linguaggio tramandato e linguaggio tecnico (1962), trad. italiana de Esposito,
1997, pp. 50 y ss.
251
NATALINO IRTI
252
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253
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254
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7
N. IRTI, Letture bettiane sul negozio giuridico, Milán, 1991, p. 70; ID., Società civile,
Milán, 1992, pp. 125 y ss.; ID., Codice civile e società politica, Bari, 1995, pp. 95 y ss.;
ID., Testo e contesto, cit., pp. 103 y ss. El declive de la palabra ha sido bien
advertido por R. SACCO, «Il diritto muto», en Riv. dir. civ., 1993, I, pp. 689 y ss.
255
NATALINO IRTI
8
CICU, Gli automi nel diritto privato (1901), ahora en ID., Scritti minori, II, Milán,
1965, en especial, p. 315. La lección de CICU sigue teniendo eco en la actualidad,
y con provecho, en el libro de Al. GAMBINO, L’accordo telematico, Milán, 1997.
256
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257
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9
G. S ARTORI , “Homo videns”. Televisione e post-pensiero, Bari, 1997, p. 13.
Configura un diálogo entre usuario y mecanismo telemático P. ROSSI, «Quale
rivoluzione?», en AA.VV., Tecnologia domani, Bari, 1985, pp. 339 y ss.: “en
lugar de una situación de pasividad, del género de la impuesta por los medios
tradicionales de comunicación (piénsese, por ejemplo, en la televisión), las
tecnologías de la información determinan una situación de pregunta y
respuesta, en la cual el sujeto instaura un diálogo con la computadora y
elabora los datos que esta provee”.
10
DERRIDA y STIGLER, Ecografia della televisione, trad. italiana de Chiesa, Milán,
1997, pp. 87 y ss. Cfr. M. HEIDEGGER, L’abbandono, trad. italiana de Fabris,
Génova, 1983, p. 32.
258
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259
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260
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
12
E. TROELTSCH, L’essenza dello spirito moderno (1907), ahora en ID., L’essenza del
mondo moderno, trad. italiana de Cantillo, Nápoles, 1977, p. 141.
261
NATALINO IRTI
**
Constitución de la República Italiana: “Art. 41. La iniciativa económica
privada es libre.
No puede desenvolverse en oposición a la utilidad social o en modo que
ocasione daño a la seguridad, a la libertad, a la dignidad humana.
La ley determina los programas y controles oportunos para que la actividad
económica pública y privada pueda ser dirigida y coordinada con arreglo a
los fines sociales”. [N. del T.].
262
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
sujeto hacia la cosa: la cosa, por ser el punto de encuentro de los dos
actos, demuestra la idéntica funcionalidad de estos, y determina la
consideración unitaria del derecho. No es de tanta importancia atribuir
un nombre al fenómeno, ni ponerse a discutir sobre el contrato sin
acuerdo, o designaciones similares; el problema está en distinguir el
intercambio y el acuerdo, y en reducir el primero a una dualidad de
actos lícitos (que podríamos definir como actos binarios) encaminados
inmediatamente a la particularidad de las cosas. En el ejercicio de la
capacidad de entender y de querer, que sustenta los específicos actos
unilaterales, existe –y nadie piensa negarlo– un ejercicio de la libertad,
pero dirigida, justamente, hacia la cosa: una intención real, una
intención orientada hacia la res, y que se consume en la existencia
física o en la imagen de ésta.
El análisis descriptivo ha demostrado que los intercambios en masa
se desarrollan sin que medien acuerdos (porque acuerdo, según el
diseño mismo del legislador, es la consonancia obtenida mediante la
palabra y el diálogo), y que las partes dirigen sus decisiones hacia la
mercadería, y éstas se encuentran y combinan en la mercadería. La
supervivencia del término “contrato” deriva de su ligazón con el
acuerdo, y de la conjunción o disyunción con respecto a éste: si el
contrato se expande para designar la “operación” del intercambio,
así como la mera confluencia de decisiones unilaterales, entonces nada
impide ni prohibe su empleo. Liberado de su relación con el acuerdo,
el contrato también podrá denotar, sin problemas, los intercambios
en masa. En cambio, si se confirma –equivocadamente, a mi parecer–
la necesidad del requisito del acuerdo, la combinación de los dos actos
lícitos reclamará un nombre distinto13. En este punto, lamento carecer
de toda competencia en los estudios de derecho romano, y tener que
limitarme al simple recuerdo de una línea de pensamiento –amparada
en los grandes nombres de Silvio PEROZZI, Pietro BONFANTE, y de mi
venerado Maestro Emilio BETTI– que, al analizar la génesis histórica
13
¿Acaso ha llegado el momento de restituir dignidad constructiva a las variae
causarum figurae que el art. 1173 cód. civ. recoge, junto al contrato y al hecho
ilícito? De ello tenemos un autorizado anuncio en una página de RESCIGNO,
Introduzione al codice civile, 2ª ed., Bari, 1992, p. 161 y ss. También es de verse:
V. SCIALOJA, «In difesa dei termini giuridici fuori d’uso», 1930, en ID., Studi
giuridici, IV, 2, Roma, s.a., pp. 241 y ss. (en las pp. 243-245, la defensa del
término “cuasicontrato”).
263
NATALINO IRTI
14
BONFANTE, «Il contratto e la causa del contratto» (1908), ahora en ID., Scritti
giuridici varii, III, reimpresión, Turín, 1926, p. 128, nota 2; cfr. ID., Corso di
diritto romano, IV, Le obbligazioni, reimpresión, Milán, 1979, pp. 249 y ss. Y
téngase presente el parecer de BETTI, Istituzioni di diritto romano, II, 1, Padua,
1960, p. 68: “puede existir, por lo tanto, contractus sin acuerdo, y viceversa,
acuerdo sin contractus: el elemento esencial del contractus no es dado por la
estructura bilateral y consensual del acto, sino por la idoneidad a unir en un
vínculo la persona frente a los demás, por su referencia esencial a otro sujeto
(relatividad en este sentido)”. Cfr. BETTI, La struttura dell’obbligazione romana e
il problema della sua genesi, 1919, reimpresión, Milán, 1955, pp. 117 y ss.
15
Los artículos 1321 y 1325 cód. civ. –el primero, ordenando el contrato como
species al interior de la categoría del “acuerdo”; el segundo, enumerando el
“acuerdo de las partes” entre los requisitos del contrato– dan la impresión
de descartar los contratos sin acuerdo. Pero también es verdad que el mismo
Código Civil, luego de diseñar el acuerdo de las partes como consonancia de
declaraciones, y el “contraer” como resultado de un “contratar”, inserta bajo
el mismo encabezado las normas relativas a las condiciones generales de
contratación, y al uso de modelos y formularios. El contrato, entonces,
demuestra un apartamiento del acuerdo: el “sacrificio” de la “libertad de
tratativa”, es explícitamente confesado en el n. 612 de la Relazione al Codice
civile del Ministro Guardasellos. Acuerdo privado de la libertad de tratativa
no es concebible, si no es reduciéndolo a la elemental libertad de no cumplir
el acto, y de no asumir los efectos en su propia esfera jurídica. Que es una
nueva definición la palabra “acuerdo”, en forma tal que esta comprenda
también los actos que no se realizan con libertad de tratativa.
La honestidad constructiva aconseja no alterar el significado de las palabras,
y de ponerse, simplemente, frente a la elección: de ubicar los fenómenos,
desprovistos de acuerdo, fuera de la categoría del contrato; o bien de liberar
el contrato del acuerdo, de modo tal que aquél esté en condición de comprender
también los actos unilaterales, convergentes en una misma cosa. Esta última
solución no atentaría contra el léxico jurídico, y restituiría la palabra
“contrato” a la antigua acepción de “operación”, o de mera fuente de vínculo
jurídico. Dejando a un lado los requisitos del objeto y de la causa (y, cuando
sea necesaria, la forma), el contrato podría resultar del acuerdo de las partes,
o bien de la combinación de actos unilaterales, los cuales no están destinados
a declarar nada, sino solamente a exponer o preferir mercaderías. En el incidir
en la idéntica mercadería –es decir, en un bien inserto en la circulación
264
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
265
NATALINO IRTI
16
Es un gusto recordar, también en esta oportunidad, la aguda fórmula de
MENGONI, con respecto a la autonomía privada, como “variable dependiente
de garantías públicas”: «Proprietà e libertà», en ID., La costituzione economica,
Milán, 1990, p. 20. Sobre los problemas a que hacemos referencia en este
punto, cfr. N. IRTI, L’ordine giuridico del mercato, Bari, 1998.
266
INTERCAMBIOS SIN ACUERDO
17
P. VALÉRY, Sguardi sul mondo attuale, trad. italiana de Paffaro, Milán, 1994, p. 213.
18
Cfr. SARTORI, “Homo videns”. Televisione e post-pensiero, cit., p. 15.
267
NATALINO IRTI
268
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
IX
*
Título original: «Disumanizzzione del contratto?», en Rivista di Diritto Civile,
año XLIV, parte I, Cedam, Padua, 1998, pp. 525-533.
269
GIORGIO OPPO
270
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
271
GIORGIO OPPO
Civile, 1998, pp. 347 y ss.)* que transfiere al plano individual (inicia
con la descripción de la “jornada de una persona común y corriente”),
y concluye la configuración –elaborada por el mismo autor en varios
estudios (ahora compilados en su volumen L’ordine giuridico del mercato,
Bari, 1998– del derecho del mercado como “lugar de intercambios”.
El trabajo se puede considerar inserto en nuestro tema, aunque lo
cierto es que el mercado también debe ser considerado, para captar y
regir su función e incidencia social, como un lugar de producción y
trabajo, incluso con prescindencia del intercambio. Igualmente, el orden
jurídico del mercado debe ser considerado no sólo como regularidad
y previsibilidad de los intercambios, y como protección de un orden
espontáneo, sino desde una perspectiva de correlación con las
exigencias de la Sociedad civil.
Pues bien, con referencia a los intercambios de mercado, IRTI
propone ubicarlos, alternativamente, en una noción de contrato que
se extienda más allá del acuerdo, o bien en una noción de intercambio
sin contrato; en ambos casos, él identifica dos decisiones unilaterales,
que están destinadas a mantenerse como tales. Desde luego que frente
a semejante alternativa considero preferible la segunda
“configuración”, porque ni la ciencia, ni la práctica se benefician
cuando los conceptos e instituciones devienen pantanosos.
Las dos alternativas planteadas por IRTI parecen cargadas de
consecuencias, las cuales, sin embargo, no exceden del plano de la
técnica. Preferiría, en cambio, y atendiendo a la invitación de IRTI (también
dirigida a los romanistas, aunque no pueda equipararme a estos), brindar
“auxilio” a su meditación sobre el “contrahere sin consentire”; y quiero
acoger la invitación en un punto que me parece singularmente
estimulante en el plano, no sólo jurídico, sino también social y
“humano”. Más allá de la identificación y calificación, con la elegancia
propia del autor, de datos objetivos como el “texto”, la “cosa”, la
“imagen”, lo que suscita particular interés, pero también (al menos por
lo que a mí respecta) cierta inquietud, son las convicciones que conducen
al autor a proponer la antedicha alternativa.
Basta recordar algunas de ellas. “Las técnicas o tecnologías no
son siervos sumisos, sino patrones déspotas”. El diálogo, si bien esencial
*
Ver supra, cap. VIII [N. del T.].
272
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
273
GIORGIO OPPO
dominada por nosotros, sino que nos domina”; en otras palabras, está
ausente el diálogo, que es considerado, por lo demás, como un
“desperdicio irracional que reduce y anula las ventajas objetivas y
funcionales de la lengua”.
Dejemos a un lado el hecho de que si la lengua es la que nos
domina, no existen problemas de interpretación “subjetiva” (art. 1362
cód. civ.). Dejemos a un lado el hecho de que las ventajas de la lengua
son, o deberían ser, funcionales, principalmente, con respecto a la
manifestación del pensamiento y del propósito del que la usa (el mismo
IRTI escribe que “los signos se actualizan en la expresión concreta de
las partes”). Dejemos a un lado el hecho de que también puede existir
algo de diálogo, ciertamente no determinante, pero tampoco
irrelevante, ni mucho menos un “desperdicio irracional”, en los
intercambios que estamos examinando: se produce algo de diálogo
con los dependientes de la empresa (del banco, por ejemplo), que han
predispuesto modelos o formularios; lo mismo ocurre con el
predisponente de los mensajes que se leen por vía informática, sobre
la calidad, los precios, y la especie de las mercaderías ofrecidas. Por
otro lado, los “precios fijos” y las condiciones inmodificables no son
exclusivos de tales intercambios.
Dejemos a un lado todo lo anterior, aunque nada de ello pueda ser
ignorado. ¿Acaso lo que falta, o faltaría, en nuestros intercambios es
esencial para el acuerdo, para el consentimiento, para el encuentro de
las voluntades? Porque es ello, y nada más, lo que se requiere en el
contrato. En el art. 1321 cód. civ. no se requiere una tratativa, ni un
diálogo, ni tampoco una expresión lingüística, en mayor o menor medida
predominante o dominable. El diálogo no sólo no es requerido en el art.
1321 cód. civ., sino que falta, o puede faltar, en las hipótesis típicas del
art. 1327 (celebración “antes de la respuesta”, mediante la ejecución) y
del art. 1333 (celebración “por ausencia de rechazo” del contrato con
obligaciones para el solo proponente): aquí el acuerdo del art. 1321 es
reconocido sobre una base distinta del mecanismo previsto en el art.
1326, 1er. párrafo, sobre la base de un comportamiento distinto, que se
considera, igualmente, de adhesión a la oferta. La configuración (en la
hipótesis del art. 1333) de un “negocio unilateral salvo que exista
rechazo” –como propone Giuseppe BENEDETTI, y como he tenido
oportunidad de expresar en Riv. dir. civ., 1969, I, pp. 372 y ss.–, y, a
fortiori, la configuración de un “contrato” tout court “de declaración
274
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
275
GIORGIO OPPO
276
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
277
GIORGIO OPPO
*
Aquí el autor realiza un juego de palabras intraducible. Escribe: “ad eludere
o elidere, etc.” Eludere está por “eludir”; elidere, por “suprimir” o “anular”
[N. del T.]
278
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
279
GIORGIO OPPO
**
Código Civil italiano: “Art. 2046. Imputabilidad del hecho dañoso.- No responde
de las consecuencias del hecho dañoso aquel que no tenía la capacidad de
entender y de querer al momento en que lo ha cometido, a menos que el
estado de incapacidad derive de su culpa”.
280
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
281
GIORGIO OPPO
282
¿DESHUMANIZACIÓN DEL CONTRATO?
283
NATALINO IRTI
284
“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
*
Título original: «“É vero, ma...” (Replica a Giorgio Oppo)», en Rivista di Diritto
Civile, año XLV, parte I, Padua, 1999, pp. 273-278.
285
NATALINO IRTI
286
“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
1
N. IRTI, «Scambi senza accordo», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1998, pp. 347 y ss.
Las páginas de OPPO han sido publicadas en la Riv. dir. civ., 1998, I, pp. 525 y ss.
[Ad. del T.] Ambos ensayos forman parte de la presente compilación, supra,
capítulos VIII y IX.
287
NATALINO IRTI
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“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
289
NATALINO IRTI
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“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
291
NATALINO IRTI
292
“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
que me permite volver al art. 1326 cód. civ.); las decisiones unilaterales
de las partes, que realizan intercambios sin diálogo, se unen, combinan
o confluyen en algo distinto: la mercadería o la imagen de la
mercadería. Atendiendo a ello, yo proponía representar tales
decisiones como dos segmentos que descienden desde los sujetos hacia
un idéntico punto, y no como los lados de un triángulo. Por lo tanto:
A B
M
(Donde A y B son las partes del intercambio, y M la mercadería);
y no así:
A B
M
(Donde A y B, hablando de la mercadería, y tomándola como
objeto de su diálogo, se expresa uno frente al otro).
En la primera figura, las decisiones de las partes consisten en
exponer y preferir la mercadería; en la segunda, las decisiones consisten
en ofertar y aceptar (art. 1326 cód. civ.), y ellas asumen la mercadería
como objeto de la relación de diálogo. Yo diría que OPPO no niega los
dos modelos diversos, sino que también identifica en el primero un
encuentro de voluntades, y por lo tanto, un acuerdo.
5. Problemas normativos
En el penúltimo acápite del ensayo de OPPO –que me parece el
más útil y fructífero de todo el texto– se destacan concretos problemas
normativos, tanto para la hipótesis de combinación de actos
unilaterales, cuanto para la hipótesis de supervivencia del acuerdo.
293
NATALINO IRTI
294
“ES CIERTO, PERO...” (RÉPLICA A GIORGIO OPPO)
295
NATALINO IRTI
296
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
XI
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
(RÉPLICA SEMI-SERIA AL PROFESOR MASSIMO BIANCA)*
NATALINO IRTI
Università di Roma “La Sapienza”
Miembro de la Accademia dei Lincei
*
Título original: «Lo scambio dei foulards (replica semiseria al prof. Bianca)»,
en Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, año LIV, Milán, 2000,
pp. 601-604.
297
NATALINO IRTI
298
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
*
Tal es el título del tratado de derecho civil del Prof. BIANCA [N. del T.]
1
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, 2ª ed., Milán, 2000, pp. 43 y ss.
2
N. IRTI, «Scambi senza accordo», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1998, pp. 347-364.
299
NATALINO IRTI
**
En el texto original se lee: “Il fenomeno dei contratti di massa vedrebbe «la mancanza
del dialogo (in cui s’invera l’accordo), rimpiazzato da due atti solitari, i gesti
dell’offrire e dello scegliere»”. El profesor IRTI cuestiona el uso de los términos
invera y rimpiazza. La apreciación es, desde luego, intraducible [N. del T.].
300
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
Para comenzar, hay que indicar que esta última frase, con el
arcaico verbo inverare (concretizar) y el burocrático verbo rimpiazzare
(reemplazar), es fruto del gusto prosista de BIANCA: no figura en
ninguna página de Intercambios sin acuerdo, ni en mi réplica a OPPO3.
Pero ello es lo de menos. Lo más grave está en la equiparación de la
oferta y aceptación de mercaderías, por un lado, y el acuerdo de las
partes, por otro. Aquí el lector puede apreciar, de inmediato, la
indebida conversión de relaciones con la cosa en relaciones entre
las partes. La mercadería es expuesta, no es “ofrecida”; la mercadería
es escogida, no “aceptada”. BIANCA olvida aclarar cómo es que la
mercadería puede ser “aceptada”: ¿“aceptar” la mercadería no es
acaso escogerla en su pura naturaleza física, en lugar de ponerse de
acuerdo con otros sujetos? ¿Y qué tipo de acuerdo sería éste, en todo
caso, que es logrado por las partes mediante su acción sobre las cosas?
Y es inútil, para terminar, ampararse en el nombre de Giorgio OPPO,
con quien he tenido, y mantengo, discrepancias, ¡pero con otro estilo
argumentativo, con otra atmósfera!
3. Bianca prosigue
“Hay que observar, sin embargo, que es precisamente en el plano
de la fenomenología social donde se capta la realidad del acuerdo
contractual: el comerciante que expone su mercadería, la ofrece en
venta; el cliente que la toma, acepta la oferta. No es válido replicar
que las voluntades internas son inescrutables. Lo que interesa aquí es
el significado negocial objetivo del comportamiento de las partes
(significado bien distinto es el asumido por el comportamiento de
quien toma la mercadería y la esconde bajo su casaca). Tampoco es
válido argumentar la raigambre solitaria de los comportamientos,
porque su aptitud para constituir la relación contractual está dada
por la congruencia de sus significados, encaminados hacia el
intercambio”.
En este punto, invirtiendo el punto de vista, se regresa de las cosas
a las partes. La exposición de la mercadería deviene, entonces, oferta
de venta; la aceptación ya no concierne a la mercadería, sino a la
oferta de venta. BIANCA se olvida de las cosas, que en un primer
momento eran ofertadas y aceptadas, y se acerca a los
3
IRTI, «“É vero, ma...” (replica a Giorgio Oppo)», en Riv. dir. civ., 1999, I, pp. 273-278.
301
NATALINO IRTI
302
EL INTERCAMBIO DE PAÑOLETAS
4
Véase IRTI, «Scambi senza accordo», cit., pp. 361 y ss., nota 15; e ID., «Principi
e problemi di interpretazione contrattuale», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1999,
pp. 1165 y ss.
*
Se refiere a un famoso Autorretrato (1925) de la artista plástica polaca Tamara
DE LEMPICKA (1898-1980), que la representa al timón de un automóvil Bugatti
verde. Es considerado una obra maestra de la pintura del movimiento Art-
Deco [N. del T.].
303
NATALINO IRTI
304
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
XII
*
Título original: «Acontrattualità dei contratti di masa?», en Vita Notarile, año
LIII, núm. 3, Milán, septiembre-diciembre 2001, pp. 1120-1128.
305
C. MASSIMO BIANCA
306
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
1
N. IRTI, «Scambi senza accordo», en Riv. trim. dir. e proc. civ., 1998, p. 347. El
ensayo fue objeto de agudas críticas por parte de G. OPPO («Disumanizzazione
del contratto?», en Riv. dir. civ., 1998, I, p. 525), las cuales fueron proseguidas
por una réplica inmediata, en la que IRTI volvió a exponer su tesis («“È vero
ma...” (replica a Giorgio Oppo)», en Riv. dir. civ., 1999, p. 273).
[Ad. del T.] Todos los estudios citados por el profesor BIANCA integran la
presente compilación.
2
IRTI, «Lo scambio dei “foulards” (replica semiseria al prof. Bianca)», en Riv.
trim. dir. e proc. civ., 2000, p. 601.
307
C. MASSIMO BIANCA
3
IRTI, «Scambi senza accordo», cit., p. 360: “los intercambios en masa se
desarrollan sin acuerdo [...]. La supervivencia del término “contrato” deriva
del vínculo con el acuerdo [...]. Confirmada, en cambio –y creemos que
equivocadamente– la necesidad del requisito del acuerdo, la combinación de
los dos actos lícitos requerirá un nombre diverso”.
4
G. HAUPT, Über faktische Vertragsverhältnisse, Leipzig, 1941, p. 6: “in der Praxis
des Rechtsverkehrs auf großen Gebieten das Zustandekommen von
Vertragsverhältnissen ganz anders aussieht, als es nach den Regeln des Bürgerlichen
Gesetzbuches gedacht war. In der modernen Organisation des Zusammenlebens ist
der Einzelne in stärkstern Maße darauf angewiesen. Leistungen zu erbringen oder in
Empfang zu nehmen, ohne sich seinen Vertragspartener aussuchen oder mit ihm den
Vertragsinhalt individuell bestimmen zu können [...]. Bei einer derartigen
Verschiebung der Sachlage verliert jedoch die Willenseiningung der Beteiligten di
konstituierende Bedeutung, die ihr im System unserer Zivilgesetze zuerkannt ist”.
La amplia bibliografía alemana sobra las relaciones contractuales de hecho,
comprende, entre otros, los nombres de SIEBERT, Faktische Vertragsverhältnisse,
Karlsruhe, 1953; NIPPERDEY, «Faktische Verhältnisse», en Monatschrift f. Deutsches
Recht, 1957, p. 129; LARENZ, «Die Begründung von Schuldverhältnissen durch
sozialtypisches Verhaltens», en Neue Jur. Wochenschrift, 1956, p. 1897; SIMITIS,
Die faktischen Vertragsverhälnisse als Ausdruck der gawandelten sozialen Funktion
der Rechtsinstitute des Privatrechts, Frankfurt a. M., 1957; ESSER, «Gedanken
zur Dogmatik der faktischen Schuldverhältnisse», en AcP, CLVII (1957/58),
p. 86; NIKISCH, «Über faktische Vertragsverhältnisse», en Vom deutschen zum
europäischen Recht. Festschrift f. Hans Dölle, I, Tubinga, 1963, p. 79; LEHMANN,
«Faktische Vertragverhältnisse», en Neue Jur. Wochenschrift, 1958, p. 1;
LAMBRECHT, Die Lehre vom faktischen Vertragverhältnisse, Tubinga, 1994.
Entre los autores italianos, véanse: C. A. FUNAIOLI, «I rapporti di fatto in materia
contrattuale», separata de los Ann. Univ. Ferrara, I, 1950; BETTI, «Sui cosiddetti
rapporti contrattuali di fatto», en Nuova riv. dir. comm., 1956, I, p. 238; RICCA,
Sui cosiddetti rapporti contrattuali di fatto, Milán, 1965; V. F RANCESCHELLI,
«Premesse generali per uno studio sui rapporti contrattuali di fatto», en Rass.
dir. civ., 1981, p. 662; G. STELLA RICHTER, «Contributo allo studio dei rapporti
di fatto nel diritto privato», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1997, p. 151; ANGELICI,
voz «Rapporti contrattuali di fatto», en Enc. giur. XXV, Roma, 1991.
308
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
5
M. POSCH , Neugestaltung des Kaufrechts, Berlín, 1961, p. 125: “Der fiktive
Charakter des alten Vertragschemas erwies und erweist sich in Praxis des
kapitalistischen Rechtsleben immer häufiger als widersinnig. Es zeigt dies ebenso
bei den in der Zirkulation massenweise wiederkehrenden gleichförmig Sachverhalten,
bei denen die bürgerlichen Juristen darum streiten, in welchen tatsächlichen Vorgang
das Vertragsangebot und in welchen die Vertragsannahme hineinzuintepretieren
sei, wie bei den Fällen eines bewußten fiktiven Unterschiebens ein Vertragsabschlusses,
wo nach weislich kein Wille zum Vertragsabschluß vorlag”.
Obviamente, P OSCH toma distancia de la doctrina de las relaciones
contractuales de hecho, en atención de la matriz nazista y “burguesa” de
éstas.
6
Sobre la historia de las relaciones contractuales de hecho, y su declive, véase
LAMBERT, op. cit., 19, p. 125.
7
No es casual que ANGELICI, cit., p. 4, asuma como objeto de verificación de la
validez de la figura de las relaciones contractuales de hecho, a la sociedad
nula, el trabajo de hecho y la utilización de servicios ofertados al público.
A la teoría de las relaciones contractuales de hecho se remite en Cass., 22 de
enero de 1999, n. 589, en Giust. civ., 1999, p. 999, con nota de GIACALONE, y en
Corr. giur., 1999, p. 441, con nota de DI MAJO, para deducir la naturaleza
contractual de la responsabilidad del médico dependiente del servicio
sanitario nacional frente al paciente.
8
G. STELLA RICHTER, cit., p. 194: “las exigencias del tráfico, en continuo devenir,
jamás se prestan a ser encuadradas, para todos los casos, en criterios
309
C. MASSIMO BIANCA
310
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
9
R. SALEILLES, De la déclaration de volonté, París, 1929, p. 229 : “Il n’y a de contrat
véritable que là où l’on fait ressortir, par delà les divergences personnelles, une
volonté commune qui soit, non pas forcément la volonté de l’offrant, et non pas
forcément la volonté de l’acceptant, mais la volonté contractuelle, celle qui se déduit
du contrat comme devant être, ou comme ayant dû être, ce qu’il y a d’identique et de
commun dans les intentions unilatérales des deux parties. L’on s’exposera, sans
doute, à construire ainsi une volonté contractuelle, qui ne sera exactement, ni celle de
l’offrant, ni celle de l’acceptant, mais quelque chose de fictif et d’artificiel, une volonté
purement juridique, au lieu d’une volonté réelle”.
10
SALEILLES, op. cit., p. 230: “Ce qui doit constituer l’interprétation, ce n’est plus la
recherche d’une volonté moyenne, qui puisse répresenter la volonté commune des
deux contractants– ces procédés ne sont de mise que là où les deuz volontés ont un rôle
égal à jouer – mais bien l’interprétation de la seule volonté qui a été prédominante,
qui seule a formé l’engagement”.
11
La perspectiva analítica del contrato está presente en CIAN, quien en su
monografía Forma solenne e interpretazione del negozio, Padua, 1969, refiere la
operación interpretativa a las dos declaraciones de voluntad, singularmente
consideradas. Al comentar este libro, IRTI advierte que las observaciones de
CIAN en materia hermenéutica adquieren un alcance general y concurren a
la fundación de una teoría analítica del contrato («Per una teoria analitica
del contratto (a proposito di un libro di Giorgio Cian)», en Riv. dir. civ.,
1972, II, pp. 307 y ss.).
12
IRTI, «Scambi senza accordo», cit., p. 360: “actos lícitos, de exponer y de preferir”.
311
C. MASSIMO BIANCA
13
IRTI, «Scambi senza accordo», cit., p. 360.
14
U. ECO, Trattato di semiotica generale, Milán, 1964.
15
D ATTILO , «Il silenzio e la parola: polarità dinamiche nella relazione
terapeutica», en Riv. psicosintesi terapeutica, 2000, p. 25.
312
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
16
IRTI, «Scambi senza accordo», cit., p. 356.
17
LARENZ y WOLF , Allgemeiner Teil des deutschen Bürgerlichen Rechts, 8ª ed.,
Múnich, 1997, p. 598: “ist für das Angebot oder die Annahme auf die objektiv
normative Erklärung-sbedeutung aus der Sicht des Empfängerhorizonts
abzustellen”.
18
OPPO, «Disumanizzazione del contratto?», cit., p. 529.
19
IRTI, «“È vero ma...”», cit., p. 276.
20
El pago del precio no es, por sí mismo, la adquisición, sino uno de los
comportamientos que, inserto en las modalidades de la operación, manifiesta
objetivamente la decisión del cliente de proceder a la adquisición.
La distinción entre el comportamiento de las partes y la operación negocial que se
realiza a través de ella es claramente indicada por SCALISI, «La teoria del negozio
313
C. MASSIMO BIANCA
314
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
24
IRTI, «Scambi senza accordo», cit., p. 361, se pregunta “¿es acaso tiempo de
restituir dignidad constructiva a las distintas causarum figurae, que el art.
1173 recoge junto con el contrato y el hecho ilícito?”.
[Ad. del T.] Código Civil italiano: “1173. Fuentes de las obligaciones.- Las
obligaciones derivan de contrato, de acto ilícito o de todo otro acto o hecho
idóneo para producirlas de conformidad con el ordenamiento jurídico”.
25
La hipótesis de un regreso al cuasicontrato ya había sido propuesta con
respecto a las relaciones contractuales de hecho: véase HÜBNER, Zurechnung statt
Fiktion einer Willenserklärung, Festschrift f. Nipperdey, I, Múnich, 1965, p. 398.
26
Véase, KÖNDGEN, Selbstbindung ohne Vertrag, Tubinga, 1981, pp. 185, 284, y allí
mismo, un intento de generalización de una categoría de “comportamientos
comunicativos” que escapan de la ficción del consentimiento tácito.
27
IRTI, «Lo scambio dei foulards», cit., p. 603: “En cuanto a la fecundidad en el
terreno de la normativa –BIANCA habla elegantemente de ‘regulación de la
operación’– me limito a señalar la distinta capacidad de obrar que es propia
de los actos unilaterales, y por ello deducible del art. 2046 cód. civ.”.
315
C. MASSIMO BIANCA
316
¿SON NO CONTRACTUALES LOS CONTRATOS EN MASA?
317
C. MASSIMO BIANCA
318
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
XIII
*
Título original: «Contatto reale e contatto fisico (ovverosia l’accordo contrattuale
sui trampoli)». Estudio inédito, de próxima publicación en la revista Vita Notarile.
319
FRANCESCO GAZZONI
320
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
*
En italiano, un argumento “sui trampoli” (literalmente, “en zancos”,
aquellas largas varas de madera sobre las cuales caminan los equilibristas
en los carnavales y en el circo) es un argumento privado de lógica. El
ingenioso título que el profesor GAZZONI da a su estudio es intraducible en
su sentido original, por lo que he preferido hablar de “intercambios
acrobáticos” [N. del T.].
321
FRANCESCO GAZZONI
1
N. IRTI, Idola libertatis, Milán, 1985. Críticos, entre otros, DE CUPIS, «Sul contestato
principio di libertà delle forme», en Riv. dir. civ., 1986, II, p. 203; GRASSO, «La
forma tra regola ed eccezione», en Rass. dir. civ., 1986, p. 46.
2
IRTI, «Scambi senza accordo», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1998, p. 347.
3
G. OPPO, «Disumanizzazione del contratto?», en Riv. dir. civ., 1998, I, p. 525, a
quien IRTI ha replicado en «“È vero, ma...”», en Riv. dir. civ., 1999, I, p. 273.
4
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, 2ª ed., Milán, 2000, p. 43, a quien IRTI
ha replicado en «Lo scambio dei “foulards”», en Riv. trim. dir. proc. civ.,
2000, p. 601, y a quien, a su vez, ha replicado BIANCA, «Acontrattualità dei
contratti di massa?», en Vita Notarile, 2001, p. 1120.
5
IRTI, «Scambi», cit.
322
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
6
IRTI, «“È vero, ma...”», cit., p. 274, y «Scambi», cit., pp. 350-351.
323
FRANCESCO GAZZONI
**
Se refiere a artículos incorporados al Código Civil italiano para regular los
contratos con los consumidores [N. del T.].
***
Lo mismo se dispone en el Código Civil peruano: “Art. 1400. En los casos del
artículo 1397, las cláusulas agregadas al formulario prevalecen sobre éste
cuando sean incompatibles, aunque las últimas no hubieran sido dejadas
sin efecto” [N. del T.].
324
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
que ella, en todos los casos, debería cambiar por lo menos una de las
cláusulas predispuestas, aun cuando éstas sí fueran útiles para realizar
su propio interés. Así, el adherente se vería ante una alternativa
paradójica: o va contra sus propios intereses y establece un acuerdo,
o bien realiza sus intereses, para lo cual debe renunciar al acuerdo, y
contentarse con la soledad de una decisión individual.
Obviamente, la verdad es distinta. Lo que sucede es que la adhesión
no se diferencia de la aceptación, porque ésta se manifiesta
necesariamente, y con mayor razón, mediante la suscripción del módulo
o formulario. No se puede afirmar –ni siquiera de modo limitado, con
respecto a una específica parte del conjunto integral de reglas– que las
tratativas estén ausentes, salvo en el sentido de que ellas son consideradas
innecesarias por el adherente, tal cual ocurre todas las veces que una
oferta contractual no es seguida por una contraoferta, ex art. 1326,
último párrafo, cód. civ., una norma que IRTI invoca para apoyar su
tesis sobre el indisoluble nexo entre acuerdo y diálogo, como si la
contraoferta, una vez más, fuera un acto obligatorio, o como si ésta
constituyera, al menos en términos estadísticos, la pauta.
Es cierto que “la persona que pregunta espera una respuesta”,
pero también corresponde al concepto de respuesta la acción de la
persona que se limita a replicar con un puro y simple “sí”, que no
significa otra cosa que aquella aceptación plena de la oferta, en nada
diversa de la adhesión, si no es en las modalidades en que la oferta es
formulada, por el hecho de que ésta integra un módulo o formulario.
3. En cuanto a las ventas en los centros comerciales, y a las ventas
telemáticas y televisivas, la ausencia de diálogo, es decir, de tratativa,
es el resultado de una precisa e intuitiva realidad de mercado,
vinculada con el circuito comercial de venta de los mismos bienes.
El único elemento del contrato en relación con el cual las partes
podrían instaurar una tratativa es, ni más ni menos, el precio de la
mercadería. Pero en la realidad del mercado, el precio se hace más
competitivo, entre otras cosas, gracias a la reducción de los costos del
personal; en la venta televisiva o telemática, ello es posible gracias a la
permanente ausencia de un intermediario, porque la relación se
establece directamente entre productor y consumidor.
Por lo tanto, esa persona común y corriente prefiere este último
tipo de adquisición debido a su conveniencia económica. La ausencia
325
FRANCESCO GAZZONI
*
En Italia, la Autoridad garante de la competencia cumple funciones en mayor
o menor medida equiparables a las del INDECOPI, entre nosotros [N. del T.].
7
OPPO, op. cit., pp. 528-529.
326
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
**
Porta Portese es la sede del mercado de productos de segunda mano más
grande de Roma [N. del T.].
8
IRTI, «Scambi», cit., pp. 353, 354, 355.
327
FRANCESCO GAZZONI
9
OPPO, op. cit., p. 530.
10
A. CICU, «Gli automi nel diritto privato», ahora en ID., Scritti minori, II, Milán,
1965, especialmente, p. 315.
328
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
11
DI MAJO, «Delle obbligazioni in generale», en Commentario del codice civile
fundado por SCIALOJA y BRANCA, ahora al cuidado de GALGANO, Bolonia y
Roma, 1988, p. 200.
12
Al respecto, v. F. GAZZONI, Manuale di diritto privato, Nápoles, 2001, p. 848.
13
IRTI, «Scambi», cit., p. 361, nota 15.
329
FRANCESCO GAZZONI
14
OPPO, op. cit., p. 529, quien no considera, empero, que en el art. 1327 cód. civ.
se prevé, en todo caso, no la ejecución iniciada, sino la concluida.
15
IRTI, «“È vero, ma...”», cit., p. 276.
330
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
16
F. GALGANO, Diritto civile e commerciale, II, 1, Padua, 1999, p. 177.
331
FRANCESCO GAZZONI
17
Así se expresa, en cambio, B IANCA , Diritto civile, 3, cit., p. 43, e I D .,
«Acontrattualità», cit., p. 1124. Este comportamiento puede infringir, a lo
sumo, normas reglamentarias, impuestas por la empresa.
*
En italiano se utiliza el adverbio lapalissianamente, que vale por “groseramente
obvio y evidente”. Recuerda la ingenuidad de una canción de la soldadesca
a la muerte de Jacques DE CHABANNES, señor de La Palice: “un cuarto de hora
antes de morir, estaba vivo”, y nuestro “si mi abuela viviera, no estaría
muerta” [N. del T.].
332
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
18
IRTI, «Scambi», cit., pp. 356-357.
**
Una popular vidente, mezcla de astróloga y cartomántica, con programa de
televisión propio. Más famosa, hoy por hoy, por haber sido denunciada
penalmente por estafa [N. del T.].
19
IRTI, «“È vero, ma...”», cit., p. 277.
333
FRANCESCO GAZZONI
cód. civ.***, sino que seguirían siendo meros actos unilaterales lícitos,
sujetos a la normativa prevista en el art. 2046 cód. civ.20.
La capacidad se resolvería, por lo tanto, en imputabilidad, de
modo que tiene razón quien, entre otras críticas radicales, ha destacado
el problema de la incapacidad de obrar, y ha observado que “no puede
contentarnos la invocación del más bien remoto art. 2046 cód. civ.”21.
Por su parte, Emilio BETTI, uno de los maestros (y no ya “el”
Maestro) de IRTI, a propósito de un problema cercano, las relaciones
contractuales de hecho, advertía sobre lo apresurado de inducir que,
al no poderse identificar una declaración de voluntad en dicho
supuesto, la capacidad de obrar no tendría ninguna relevancia en
éste: “semejante apreciación sería simplista y errónea, al igual que
aquella otra apreciación, según la cual en los llamados «actos reales»
no se requeriría la capacidad de obrar, sino solamente la llamada
voluntad natural”22.
¿No habría sido también simplista y errónea, para BETTI, la tesis
irtiana? No es seguro, desde luego, pero la duda es más que legítima,
y el discípulo habría debido advertirlo.
¿Pero cuáles, entonces, son las normas sobre el contrato que
podrían ser extendidas por vía analógica? Este es otro problema que
no interesa a IRTI, pero es claro que no sería aplicable ninguna de las
normas que presuponen el acuerdo, en vía de formación; podrían surgir
dudas, en cambio, con respecto a las normas sobre la validez y eficacia,
si se considera, igualmente, que no se estaría en presencia de
actividades negociales, aunque sean unilaterales.
Si dicha mercadería, por ejemplo, no pudiera ser vendida en los
centros comerciales, porque estar reservada a las farmacias, ¿serían
nulos, por ir en contra de normas imperativas, los dos actos unilaterales
y singulares? Y si la respuesta es positiva, ¿sería necesario impugnarlos
ambos, o bastaría impugnar sólo uno? Y si la mercadería tiene algún
vicio, ¿qué es lo que se resuelve?
***
Código Civil italiano: “1324. Normas aplicables a los actos unilaterales. Salvo
disposición distinta de la ley, las normas que regulan los contratos se
observan, en cuanto fueren compatibles, en los actos unilaterales entre vivos
que tengan contenido patrimonial” [N. del T.].
20
IRTI, «Scambi», cit., p. 361, nota 15; ID., «“È vero, ma...”», cit., p. 277.
21
OPPO, op. cit., p. 531.
22
E. BETTI, «Sui cosiddetti rapporti contrattuali di fatto», en Jus, 1957, p. 368.
334
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
23
IRTI, «Scambi», cit., p. 361, nota 15.
24
OPPO, op. cit., p. 531.
25
IRTI, «Lo scambio dei “foulards”», cit., p. 602.
26
BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 44, nota 140.
27
IRTI, «Lo scambio dei “foulards”», cit., p. 603. BIANCA, «Acontrattualità», cit.,
p. 1125, nota 22, replica que el contrato no se celebraría aunque la vendedora
callase, porque mantendría la oferta a aceptar. En efecto, según BIANCA, la
exposición de la mercadería con el precio no sería, como me parece, una
invitación a ofrecer.
335
FRANCESCO GAZZONI
28
IRTI, «Lo scambio dei “foulards”», cit., p. 604.
*
Fuera de valoraciones críticas sobre todas estas agudas inquisiciones, y ante
la imposibilidad de incluir aquí una reproducción del autorretrato en
cuestión, anotaré, y confío en la confianza de los lectores, que el profesor
GAZZONI está en lo cierto en todas sus aclaraciones sobre la obra, y el nombre,
de Tamara DE LEMPICKA [N. del T.].
29
Ibíd, p. 602.
[Ad. del T.] La cita del texto de IRTI, por parte del profesor GAZZONI, dice: “Il
rapporto, come nesso di posizioni soggettive, può ricollegarsi a contratti od [sic!] a
coppie di atti unilaterali”. Ese sic está para subrayar un error ortográfico (la
“d” después de la “o”, y antes de “a”).
336
CONTACTO REAL Y CONTACTO FÍSICO
30
GAZZONI, Amore e diritto, Nápoles, 1994, p. 65.
31
SALOMÉ, Riflessioni sull’amore, Roma, 1993, p. 36.
337
FRANCESCO GAZZONI
338
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
XIV
339
RÓMULO MORALES HERVIAS
340
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
1. Introducción
El presente estudio tiene el propósito de analizar
comparativamente la realidad contemporánea de la contratación y
las teorías que han tratado de explicar tal realidad. Este estudio
comparativo es un presupuesto necesario para verificar si las teorías
negociales y contractuales explican satisfactoriamente la actual
realidad. No se trata de aplicar una teoría por aplicar sino por el
contrario se trata de utilizar adecuadamente teorías que nos ayuden
a adecuar convenientemente los casos concretos a los supuestos de
hecho de las normas jurídicas y calificar racional y razonablemente
adecuadas consecuencias jurídicas.
Se ha expresado erróneamente que los contratos “masivos o
predispuestos” han constituido una verdadera revolución en el aspecto
contractual, donde la existencia de cláusulas predispuestas por uno de
los contratantes disminuye considerablemente la libertad negocial del
adherente. Al respecto se distingue entre la libertad contractual y la
libertad de contratar; la primera de ellas se refiere a la libertad de las
partes de poder o de tener la facultad de establecer reglas al contrato,
en tanto que la segunda de ellas se refiere a la libertad de optar entre
celebrar o no el contrato. En base a este marco teórico se ha formulado
341
RÓMULO MORALES HERVIAS
1
LORENZETTI, Ricardo Luis, “Esquema de una teoría sistémica del contrato”, en
AA.VA., Contratación contemporánea, Teoría general y principios, Instituciones de
derecho privado, Palestra, Editorial Temis S.A., Santa Fe de Bogotá, 2000,
pp. 17-20. Influenciada por esta doctrina se ha expresado a propósito de los
contratos conexos o coligados que “se precisa de un enfoque sistémico que
facilite el entendimiento de este novedoso tema sin inhibir la iniciativa privada
y que al abordarlo tenga en cuenta que por lo general los usuarios no pueden
quedar desprotegidos. Como es evidente, habrá que replantear,
necesariamente, nuestros viejos conceptos del contrato si queremos estar a
tono de los tiempos que corren”: VEGA MERE, Yuri, “Brevísimos apuntes sobre
la conexidad contractual”, en Revista jurídica del Perú, año LIII, Nº 49, agosto,
Lima, 2003, pp. 6-7.
2
De allí que se han expresado afirmaciones que desnaturalizan el concepto
mismo de contrato: SOTO COAGUILA, Carlos Alberto, “La transformación del
contrato: del contrato negociado al contrato predispuesto”, en A A .V V.,
Contratación contemporánea, Teoría general y principios, Instituciones de derecho
privado, Palestra y Editorial Temis S.A., Lima y Santa Fe de Bogotá, 2000,
p.p. 406-407: “Entonces, la contratación masiva no es un contrato, sino un
fenómeno jurídico que se ha constituido en una nueva forma de contratar,
un nuevo sistema de contratación, que aparece ante la necesidad urgente
de agilizar el intercambio masivo de bienes y servicios a un menor costo,
para lo cual la etapa de las tratativas del iter contractual ha sido reducida
o eliminada en muchos casos”. S OTO C OAGUILA , Carlos Alberto, “Las
cláusulas generales de contratación y las cláusulas abusivas en los contratos
predispuestos”, en Contratación privada, Contratos predispuestos, contratos
conexos, Código europeo de contratos, Jurista Editores E.I.R.L., Lima, 2002,
p. 257: “De una observación de la realidad negocial, podemos afirmar que,
hoy en día, el contrato por negociación es una excepción, siendo la regla la
contratación masiva o predispuesta”.
342
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
3
DE RUGGIERO, Roberto, Instituciones de derecho civil, tomo II, volumen I, Instituto
Editorial Reus, Madrid, p. 250. DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, El contrato en
general, Comentarios a la Sección Primera del Libro VII del Código Civil, primera
parte, en Biblioteca para leer el Código Civil, volumen XI, tomo I, Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1991, pp. 31, 340.
4
L ÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge, “Algunas consideraciones sobre el contrato,
formuladas a propósito de los Artículos 1351 y 1352 del Nuevo Código Civil
del Perú”, en El Código Civil peruano y el sistema jurídico latinoamericano,
Ponencias presentadas en el Congreso Internacional celebrado en Lima del 9
al 11 de agosto de 1985, organizado por la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad de Lima y la Associazione di Studi Sociali
Latinoamericani (ASSLA), Cultural Cuzco S.A. Editores, Lima, 1986, p. 371.
343
RÓMULO MORALES HERVIAS
5
GUZMÁN BRITO, Alejandro, “Para la historia de la formación de la teoría general
del acto o negocio jurídicos y del contrato (I), El vocabulario de la negocialidad
jurídica en el Derecho romano”, en Corso di Perfezionamento e di Magister in:
“Sistema jurídico romanístico, unificación del derecho y derecho de la
integración (con especial atención al derecho de los contratos)”, Materiali VI,
Centro di Studi Latinoamericani della Università degli Studi di Roma “Tor
Vergata”, Aracne Editrice, Roma, 1998, p. 43.
6
TALAMANCA, Mario, Istituzioni di diritto romano, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A.,
Milán, 1990, p. 534.
7
BURILLO LOSHUERTOS, Jesús, “Contrahere y Contractus”, en TEMIS, Revista de
ciencia y técnica jurídica, Nº 13, Facultad de Derecho de la Universidad de
Zaragoza, Zaragoza, 1963, p. 128.
344
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
8
GUZMÁN BRITO, op. cit., p. 40: “[…] el verbo contrahere prácticamente carece de
todo tecnicismo específico y que en general es utilizable para describir
cualquier actuación bilateral para indicar bien la celebración del acto, bien
su resultado, es decir, la relación generada misma”.
9
BURDESE, Alberto, Manuale di diritto romano, ristampa de la 4a edizione, Unione
Tipografico-Editrice Torinese-Utet, Turín, 1998, p. 419.
10
GALLO, Filippo, Synallagma e conventio nel contratto, Ricerca degli archetipi della
categoria contrattuale e spunti per la revisione di impostazioni moderne, Corso di
diritto romano, tomo I, G. Giappichelli editore, Turín, 1992, p. 113, nota (100).
11
GALLO, op. cit., t. I, p. 156.
12
CANNATA, Carlo Augusto, “Contratto e causa nel diritto romano”, en Causa e
contratto nella prospettiva storica-comparatistica, Palermo, 7-8 giugno 1995, a
cura di Letizia VACCA, Unione Tipografico-Editrice Torinese, Turín, 1997, p. 47.
345
RÓMULO MORALES HERVIAS
346
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
13
BONFANTE, Pietro, Instituciones de derecho romano, traducción de la 8ª edición
italiana por Luis BACCI y Andrés LARROSA, Editorial Reus S.A., Madrid, 1929,
pp. 399-400, nota (2).
14
BONFANTE, Pietro, “Il contratto e la causa del contratto”, en Rivista del diritto
commerciale, industriale e maritimo, parte prima, Casa Editrice Dottor Francesco
Vallardi, volume VI, Milán, 1908, p. 121.
15
BONFANTE, Instituciones de derecho romano, cit., pp. 399-400.
347
RÓMULO MORALES HERVIAS
16
BETTI, Emilio, Teoría general de las obligaciones, traducción y notas de derecho
español por José Luis DE LOS MOZOS, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1969-1970, p. 16: “El contractus es por su misma esencia, negocio
creador de obligación”.
17
ESPÍN CÁNOVAS, Diego, Manual de derecho civil español, Parte general. Obligaciones
y contratos, volumen III, 6ª edición revisada y ampliada., Editorial Revista de
Derecho Privado, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1983, p. 335.
BIANCA, Massimo, Diritto civile, 3, Il contratto, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán,
1984, pp. 4-5: “La afirmación, frecuentemente repetida, según la cual el
derecho romano no conoció el contrato en general sino sólo singulares
contratos aparece al respecto insuficiente. Aquello que se trata de saber es
más bien si en el momento que los Romanos alcanzaron a reconocer la eficacia
vinculante del pacto, prescindieron de la dependencia a categorías típicas
conocidas. En el derecho justinianeo esto aparece un resultado alcanzado.
Otro problema es si los juristas romanos, sin elaborar una teoría del contrato,
habían tenido la idea de la conventio como fundamento común de las varias
figuras contractuales. Igualmente esto es un resultado seguramente
alcanzado en el derecho postclásico mientras es controvertido si ya en la
época clásica prevaleció la consideración de la importancia del ánimus, es
decir de la voluntad negocial”.
18
BONFANTE, “Il contratto e la causa del contratto”, p. 115; ID., Instituciones de
derecho romano, cit., p. 400.
19
SERAFINI, Felipe, Instituciones de derecho romano, traducción y corrección a la
9ª edición italiana por Juan de Dios Trías y Trías De Bes, tomo II, Espasa
Calpe, S.A., Madrid, 1927, p. 19.
348
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
20
ARIAS RAMOS, J. y ARIAS BONET, J., Derecho romano, tomo II, 18ª edición, Editorial
Revista de Derecho Privado, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1986,
p. 601.
21
OSTI, Giuseppe, voz “Contratto”, en Novissimo Digesto italiano, diretto da
Antonio AZARA e Ernesto EULA, tomo IV, Unione Tipografico Editrice Torinese,
1959, pp. 467: “El acuerdo de voluntad no es considerado idóneo para
producir obligaciones”.
22
“Hermogeniano; Epitome del Derecho, libro II.- El pacto de división, si no tuviese
efecto por la tradición o la estipulación, como nudo pacto, no podrá aprovechar a
nadie para una acción”. (D.2.14.45).
349
RÓMULO MORALES HERVIAS
23
BONFANTE, Instituciones de derecho romano, cit., pp. 10-13; ARANGIO RUIZ, Vincenzo,
Instituciones de derecho romano, traducción de la 10ª edición italiana por José
M. Carames Ferro, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1973, p. 1.; DE LOS MOZOS,
José Luis, El negocio jurídico, Estudios de derecho civil, Editorial Montecorvo
S.A., Madrid, 1987, pp. 214-215, nota (286).
24
GROSSO, Giuseppe, “Il problema dell’autonomia privata attraverso l’esperienza
viva degli ordinamenti giuridici romani”, en Scritti giuridici en onore di Francesco
Carnelutti, vol. III, Diritto Privato, Casa Editrice Dott. Antonio Milani, Cedam,
Padua, 1950, p. 4.
25
ARANGIO RUIZ, op. cit., p. 2.
26
SOHM , Rodolfo, Instituciones de derecho privado romano, Historia y sistema,
17ª edición corregida por L. MITTEIS y traducida por W. Roces, Librería General
de Victoriano Suárez., Madrid, 1928 pp. 35-36.
27
GROSSO, Giuseppe, voz “Causa del negozio giuridico nel diritto romano”, en
Enciclopedia del diritto, tomo VI, Dott. A. Giuffrè Editore, Varese, 1960, p. 533:
“[…] el contrato era individualizado en la forma (como en la stipulatio), la
forma creaba el efecto, y permitía la libertad contractual a las partes sea en la
determinación del objeto, sea en aquella del elemento causal”.; ARIAS RAMOS,
J. y ARIAS BONET, J., op. cit., tomo II, p. 613.
350
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
28
LÓPEZ SANTA MARÍA, op. cit., p. 372: “En el antiguo derecho, el consentimiento
no es base de las obligaciones contractuales. Estas nacen automáticamente
al cumplirse las ritualidades externas”.
29
DE LA ESPERANZA MARTÍNEZ-RADIO, Antonio, “La función de la voluntad en los
negocios jurídicos”, en Estudios de derecho civil en honor del profesor Castán
Tobeñas, Ediciones Universidad de Navarra, tomo V, Pamplona, 1969,
pp. 467-468.; D’ORS, Alvaro, Derecho privado romano, 4ª edición revisada,
Ediciones Universidad de Navarra, S.A., Pamplona, 1981, pp. 216- 217.
30
MARTÍN BALLESTERO, Luis, “De la causa en los negocios jurídicos contractuales”,
en Revista general de legislación y jurisprudencia, año CIV, Nº 6, 2ª época, junio,
tomo XXXII, volumen 200, Madrid, 1956, pp. 707-708.
31
BETTI, Emilo, “La tipicità dei negozi giuridici romani e la cosidetta atipicità
del diritto moderno”, en Diritto, metodo, ermeneutica. Scritti scelti, a cura di
Giuliano CRIFÒ, Giuffrè Editore, Milán, 1991, p. 329.
32
BETTI, Emilio, Istituzioni di diritto romano, ristampa inalterata della 2ª edizione,
Casa Editrice Dott. Antonio Milani-Cedam, Padua, 1947, p. 10: “La segunda
fase comprende, después de un primer período de desarrollo (III-I sec. a. C)
caracterizado por la formación del ius gentium y del derecho pretorio [...],
aquella que se suele llamar edad clásica (I-III s.d.C)”.; BONFANTE, Instituciones
de derecho romano, cit., p. 11.; MARTÍN BALLESTERO, op. cit., p. 709.
33
GROSSO, voz “Causa del negozio giuridico nel diritto romano”, cit., p. 532: “Ahora
si consideramos esta categoría de los contratos, en la cual es afirmada una
sistemática, vemos que ellos a su vez son reagrupados en cuatro categorías, en
las cuales se dice que obligatio contrahitur re, o verbis o litteris o consensu”.
34
GORLA, Gino, El contrato. Problemas fundamentales tratados según el método
comparativo y casuístico, Exposición general, traducción y notas de comparación
y adaptación al derecho español por José FERRANDIS VILLELLA, tomo I, Bosch,
Casa Editorial, Barcelona, 1959, p. 31.
351
RÓMULO MORALES HERVIAS
35
DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis, Fundamentos del derecho civil patrimonial,
volumen I, Introducción, Teoría del contrato, Las relaciones obligatorias,
2ª reimpresión de la 1ª edición, Tecnos S.A., Madrid, 1979, p. 86.
36
JÖRS, Paul, Derecho privado romano, edición totalmente refundida por Wolfgang
KUNKEL, traducción de la 2ª edición alemana por L. Prieto Castro, Editorial
Labor S.A., Barcelona, 1937, p. 138: “Su uso tan extendido respondió a la
variedad de sus aplicaciones. Su contenido podía ser cualquiera que deseen
las partes en cuanto fuera permitido por la ley; y si esta flexibilidad se pone
en relación con el hecho de que el derecho romano no admitió la obligatoriedad
de las convenciones no formales, se comprende que se acudiera a ella siempre
que se quería dar origen a una obligación que no tuviese concedida tutela
jurídica especial. He aquí por qué la stipulatio encontró aplicación en todo el
ámbito del derecho privado y llegó a constituir el regulador indispensable
del comercio jurídico”.
37
ARIAS RAMOS, J. y ARIAS BONET, J., op. cit., tomo II, p. 619.
352
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
38
PUIG BRUTAU, José, Fundamentos de derecho civil, tomo II, volumen I, Doctrina
general del contrato, 2ª edición ampliada, Bosch, Casa Editorial S.A., Barcelona,
1978, p. 25.
39
DE COSSIO, Alfonso, Instituciones de derecho civil, tomo I, Parte general, Derecho
de obligaciones, 1ª edición, en Alianza Universidad Textos, Alianza Editorial
S.A., Madrid, 1977, pp. 244-245.
40
LUNA SERRANO, Agustín, “La autonomía privada”, en Elementos de derecho
civil, I, Parte general de derecho civil, volumen III, El derecho subjetivo, por LACRUZ
BERDEJO, José Luis, LUNA SERRANO, Agustín y RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco,
Librería Bosch, Barcelona, 1984, p. 146, nota (2).
353
RÓMULO MORALES HERVIAS
354
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
44
G ETE-A LONSO Y C ALERA, María del Carmen., Estructura y función del tipo
contractual, Bosch, Casa Editorial, S.A., Barcelona, 1979, p. 423.
45
BETTI, “La tipicità dei negozi giuridici romani e la cosidetta atipicità del diritto
moderno”, cit., p. 332.
46
GORLA, op. cit., pp. 31-32.
47
BUCKLAND y MCNAIR, Roman Law and Common Law, 2ª edición adicionada por
F. H. LAWSON. Cambridge, 1952, p. 267 y p. 269., citados por PUIG BRUTAU,
op. cit., tomo II, volumen I, pp. 23-24.
355
RÓMULO MORALES HERVIAS
48
“La obligación verbal se contrae por medio de una pregunta y una respuesta, lo que
tiene lugar cuando estipulamos que se nos dé o se haga algo a nuestro favor. De aquí
nacen dos accione: la “condicción”, si lo que se estipuló era una cosa determinada,y la
“acción por lo estipulado” (actio ex stipulatu), si era indeterminada. El nombre de
estipulación viene de que los antiguos stipulum quería decir firme, quizá tronco
(stipes)”.
49
“En otro tiempo se contraía por escrito la obligación, que se decía hecha “por
medio de inscripciones en los libros de cuenta” (nominibus); lo que actualmente
ya no se practica. Pero si hubiese reconocido por escrito ser deudor de una cantidad
–que, a pesar de lo dicho por él, no se había entregado realmente- y deja de pasar
mucho tiempo sin aclarar las cosas, no puede luego alegar la circunstancia de que
el dinero no le había sido entregado, pues así se ha resuelto reiteradamente. De
aquí que cuando ya ha pasado el tiempo de hacer oportuna alegación, uno está
obligado solamente por el escrito; y que de la escritura nace una “condicción”,
siempre que no exista obligación verbal. El plazo fijado por las constituciones
imperiales para hacer valer la circunstancia de no haber recibido el dinero era
largo y se extendía hasta cinco años; pero para que los acreedores no estén durante
tanto tiempo en peligro de ver defraudados sus intereses, hemos reducido el plazo
en virtud de una constitución nuestra, de suerte que ahora no puede exceder de los
dos años”.
356
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
50
“La obligacion se perfecciona por la entrega de la cosa (re), cuando, por ejemplo, se da
en mutuo. Se entregan en mutuo las cosas que se pesan, cuentan o miden, como vino,
aceite, trigo, dinero en efectivo, cobre, plata u oro. Estas cosas las entregamos
-contándolas, o midiéndolas, o pesándolas- para que se hagan propiedad del que las
recibe y más tarde nos sean devueltas otras tantas de la misma naturaleza y calidad,
no las mismas. De aquí viene el nombre de mutuo, porque yo te entrego a ti cualquiera
de estos objetos para que de mío se haga tuyo (ut ex meo tuum fiat). De este contrato
nace la accion llamada “condicción” (condictio)”.
51
“En los contratos de compraventa, arrendamiento, sociedad y mandato, las
obligaciones nacen del mero consentimiento”.
52
“Se dice que la obligación se contrae por el solo consentimiento, porque no se requiere
en absoluto la redacción de un escrito, ni de la presencia de las contratantes, ni
tampoco la entrega de una cosa, para que nazca la obligación, sino únicamente que los
que celebran el contrato estén de acuerdo”.
53
“Por tanto, esta clase de contratos también se celebra entre ausentes, utilizando unar
carta o un mensajero”.
54
“Además en estos casos, las partes se obligan entre sí a lo que la equidad exija,
mientras que en las obligaciones verbales uno pregunta taxativamente y otro
responde”.
357
RÓMULO MORALES HERVIAS
358
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
59
TABOADA CÓRDOVA, op. cit., p. 88.
60
BETTI, Istituzioni di diritto romano, cit., pp. 10-11: “En la fase postclásica y
justinianea (secc. IV y V d. C. hasta la compilación del Corpus iuris civilis, que
es de los años 529-34) se inicia aquel desarrollo del derecho romano fuera del
nativo ambiente cultural, que proseguirá en oriente, desembocando al derecho
bizantino, y en occidente, dando vida al derecho romano-común de varios
países europeos”.
61
BONFANTE, Instituciones de derecho romano, cit., p. 402; JORDANO BAREA, op. cit.,
pp. 53-54; DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, op. cit., p. 86.
62
ARIAS RAMOS y ARIAS BONET, op. cit., tomo II, p. 634.
63
GETE-ALONSO Y CALERA, op. cit., pp. 396-397.
359
RÓMULO MORALES HERVIAS
64
GORLA, op. cit., p. 32.
65
Ibid., loc. cit.
66
SERAFINI, op. cit., tomo II, pp. 21-23.
67
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “La tipicidad en la teoría general del negocio jurídico”,
en El jurista. Revista peruana de derecho, año I, mayo, Nº 2., Lima, 1991, pp. 23-24.
360
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
361
RÓMULO MORALES HERVIAS
68
BIROCCHI, Italo, Causa e categoria generale del contratto, Un problema dogmatico
nella cultura privatistica dell’età moderna, I. Il cinquecento, Il diritto nella storia,
Collana coordinata da Umberto SANTARELLI, 5, G. Giappichelli Editore, Turín,
1997, p. 48.
362
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
69
GARCÍA G ARRIDO, Manuel, “Causa contractual en el Derecho intermedio:
influencia de glosadores y canonistas en las partidas y el ordenamiento de Alcalá”,
en Causa e contratto nella prospettiva storica-comparatistica, cit., pp. 176-177.
70
FLUME, Werner, El negocio jurídico, traducción de José María Miquel González
y Esther Gómez Calle, 4ª ed., no modificada, Fundación Cultural del
Notariado, Madrid, 1998, pp. 202-203.
363
RÓMULO MORALES HERVIAS
71
ZWEIGERT, Konrad y Hein KÖTZ, Introduzione al diritto comparato, Istituti, II,
edizione italiana a cura di Adolfo DI MAJO e Antonio GAMBARO, traduzione di
Estella Cigna, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Milán, 1995, p. 99.
72
SOHM, op. cit., pp. 357-358.; JÖRS, op. cit., p. 271; JORDANO BAREA, op. cit., pp. 54-55.
73
LÓPEZ SANTA MARÍA, op. cit., p. 373.
364
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
74
GETE-ALONSO Y CALERA, op. cit., pp. 428-429: “Las obligaciones que nacen de
CONTRATO (concepto que interesa que sea general) son causadas: Tienen, o
mejor dicho, deben estar acompañadas, necesariamente, de una causa, de un
fundamento de obligatoriedad. La unificación, ahora, se lleva al grado
365
RÓMULO MORALES HERVIAS
366
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
76
OSTI, op. cit., p. 470.
77
DE COSSIO, op. cit., tomo I, p. 249.
78
PUIG BRUTAU, op. cit., tomo II, volumen I, p. 31.
367
RÓMULO MORALES HERVIAS
79
SOHM, op. cit., pp. 354-355.
80
“La acción no es más que el derecho de perseguir judicialmente lo que le
deben a uno. (Cels. 3 dig)”. (D. 44.7.51). “Quedamos obligados o por recibir
una cosa, o por unas palabras, o por las dos cosas a la vez, o por el
consentimiento, o por la ley, o por derecho honorario, o por necesidad ‘del
mismo derecho’, o por una falta. (1) Por recibir una cosa, cuando media algo
‘que hay que restituir’. (2) Por unas palabras, cuando precede una pregunta
y sigue la respuesta congruente. (3) Por recibir una cosa y por unas palabras
a la vez, cuando interviene también una cosa junto a la pregunta y consentimos
algo. (4) Por el consentimiento se entiende que nos obligamos necesariamente
368
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
cuando es por nuestra voluntad. (5) Nos obligamos por la ley cuando hacemos
algo conforme a lo preceptuado en ella o en contra. (6) Por derecho honorario,
por lo que el edicto perpetuo o el magistrado ordenan o prohiben hacer. (7) Se
obligan por necesidad los que no pueden hacer algo distinto de lo que está
ordenado, como sucede con el heredero necesario, ‘que no puede repudiar la
herencia’. (8) Por una falta, cuando toda la cuestión consiste en probar un
hecho. (9) Basta el nudo consentimiento para contraer una obligación, aunque
pueda expresarse en palabras. (10). Muchas veces basta sólo un gesto. (Mod.
2 reg)”. (D. 44.7.52).
81
S TEINWENTER , en Zeitschrift der Savigny-Stiftung für Rechtsgeschichte,
Romanistische Abteilung, Weimar, 1929, p. 493. BETTI, Emilio, Istituzioni di
diritto romano, Cedam, Padua, 1942, 1962, I, pp. 253-254. PUGLIESE, Salvatore,
Actio e diritto subietivo, Milán, 1939, pp. 249 y s.s. ARIAS RAMOS, J. y ARIAS
BONET, J., op. cit., tomo I, pp. 162-163: “Y como quiera que únicamente en
tanto en cuanto el ordenamiento jurídico otorga este medio es posible hacer
valer judicialmente una pretensión, de ahí la característica postura mental
del jurisconsulto romano, el cual, frente a un derecho subjetivo en estado de
pretensión, se pregunta e indaga si se dispone o no de una actio para aquel
caso y cúal sea ésta”.
82
IRTI, Natalino, “Formalismo e attività giuridica”, en Rivista di diritto civile,
Fondata da Walter Bigiavi, Casa Editrice Dott. Antonio Milani-Cedam, Padua,
anno XXXVI, parte I, 1990, p. 5: “El formalismo pierde así toda nota
despreciativa y crítica; y viene propiamente a tomar la expresión de una
objetiva conformidad. El sistema de la legalidad es un sistema de conformidad:
Todo acto suscita la interrogación de lo conforme y de lo disconforme. El
formalismo, como teoría de las modalidades expresivas, se reduce al capítulo
de la más amplia y general conformidad”.
369
RÓMULO MORALES HERVIAS
83
GROSSO, “Il problema dell’autonomia privata attraverso l’esperienza viva degli
ordinamenti giuridici romani”, cit., p. 5: “No obstante la palabra individualismo,
de por sí de un modo abstracto, como tema polémico, dice poco, y el desarrollo
histórico del derecho clásico al postclásico y justinianeo presenta una
complejidad de aspectos y de flujos y reflujos que condenan la tentativa de
reducirlo a la simple fórmula de una corriente lineal en un cierto sentido”.
84
COING, Helmut, Derecho privado europeo, Derecho común más antiguo (1500-1800),
tomo II, traducción y apostillas de Antonio Pérez Martín, Fundación Cultural
del Notariado, 1996, p. 506.
370
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
85
GORLA, op. cit., p. 64.
86
ASTUTI, op. cit., pp. 759-784; ID., “I princìpi fondamentali dei contratti nella
storia del diritto italiano”, en Annali di storia del diritto, 1957, citado en LÓPEZ
SANTA MARÍA, op. cit., p. 374.
371
RÓMULO MORALES HERVIAS
87
DE COSSIO, op. cit., p. 247.
88
Ibid., loc. cit., p. 246.
89
Ibid., loc. cit., p. 247.
90
Ibid., loc. cit., p. 247.
91
CANELO DÁVILA, Gherman, “Bases para un estado de la autonomía de la
voluntad en el Código Civil de 1984”, en Revista del Foro. Colegio de Abogados
de Lima, año LXXVI, Nº 2, Lima, 1989, p. 248.
372
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
92
DE ASSO, Jordán y DE MANUEL, Miguel, El ordenamiento de leyes que don Alfonso
XI hizo en las Cortes de Alcalá de Henares en año de 1348, Madrid, 1847. GARCÍA
G ARRIDO , “Causa contractual en el Derecho intermedio: influencia de
glosadores y canonistas en las partidas y el ordenamiento de Alcalá”, cit., p. 187.
CASTÁN TOBEÑAS, José, Derecho civil español, común y foral, tomo III, Derecho de
obligaciones, La obligación y el contrato en general, 12ª edición revisada y puesta
al día por Gabriel GARCÍA CANTERO, Reus S.A., Madrid, 1978, pp. 473-474:
“Pero el Ordenamiento de Alcalá, al promulgar por primera vez dicho Código,
creyó necesario purgarlo de ese formalismo, y a ello respondió la ley única,
título XVI, que consagró el principio de libertad de contratación, de
conformidad con las tradiciones nacionales”. LUNA SERRANO, Agustín, “La
autonomía privada”, cit., p. 146, nota (2); DE LA PUENTE Y LAVALLE, El contrato
en general, cit., p. 34.
93
SMITH, Juan Carlos, “La problemática ontológica, gnoseológica y lógica del
derecho”, en Revista jurídica “La Ley”, Buenos Aires, 1980, tomo 1980-A,
p. 1058; DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, op. cit., volumen I, p. 88.
94
VIGO, Luis, Visión crítica de la historia de la filosofía del derecho, Rubinzal y
Culzoni S.C.C., Editores, Santa Fe, 1984, p. 62. G OLDSCHMIDT , Werner,
Introducción Filosófica al Derecho, 3ª reimpresión inalterada de la 6ª edición,
Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1985, p. 478.
95
VIGO, op. cit., p. 26.
96
Ibid., p. 64.
373
RÓMULO MORALES HERVIAS
97
GROCIO, Hugo, Del derecho de la guerra y de la paz, traducción de J. Torrubiano
Ripoli, Madrid, 1968, tomo II, capítulo XII. GETE ALONSO Y CALERA, op. cit.,
pp. 440-441.
98
DE CASTRO Y BRAVO, Federico, El negocio jurídico, reedición de la 2ª reimpresión
de la edición original de 1971, Editorial Civitas. S.A., Madrid, 1985, p. 169.
99
GETE-ALONSO Y CALERA, op. cit., p. 109.
374
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
375
RÓMULO MORALES HERVIAS
105
GETE-ALONSO Y CALERA, op. cit., p. 430.
106
Ibid., loc. cit., p. 447: “LA CAUSA OBLIGACIONAL, se refiere a los efectos típicos
de los contratos: Nacimiento de las obligaciones, es decir, a lo particular. En este
sentido, glosadores y postglosadores, y humanistas, decían “viste al nudo pacto
o conventio”: Es un algo más que sobreviene al nudo consentimiento».
107
DOMAT, Jean, Le leggi civili nel ordine naturale, eseguita sulla traduzione di
Napoli, rettificata in vari luoghi dal Dottor Giuseppe Andrea Z ULIANI ,
aggiuntavi una di lui analisi sulle Leggi Civili dello Statuto Veneto, prima
edizione Veneta, Venezia, MDCCXCIII, tomo primo, prima parte, libro primo,
titolo I, sezione I, p. 212.
108
DOMAT, Jean, Les Loix Civiles dans leur ordre naturel, (Le droit public, et legum
delectus), nouvelle édition, París, 1777, tomo I, part. I, tít. I, secc. I. GETE-
ALONSO Y CALERA, op. cit., p. 133.
376
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
109
POTHIER, Robert Joseph, Trattato delle obbligazioni, secondo le regole tanto del foro
della coscienza quanto del foro civile, Con l’indicazione de’cambiamenti fatti dal
Codice civile francese, del Sig. Bernardi ex-legislatore, capo della divisione civile al
ministero del Gran Giudice, edizione seconda, notabilmente emendata e corretta:
Colla giunta di alcune annotazioni, e delle citazioni corrispondenti al nostro Codice
civile, Napoli, Tipografia di Gio: Battista Seguin, 1819, volume I, p. 14.
110
SCHMIDLIN, op. cit., p. 288.
111
SOMMA, op. cit., p. 167. SCHIPANI, Sandro, “Las definiciones de contrato del
sistema jurídico latinoamericano”, en Bases para un Código latinoamericano
tipo, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2001, p. 23.
112
GUZMÁN BRITO, op. cit., p. 55.
113
RUBIO CORREA, Marcial, «El derecho civil», en Biblioteca “Lo que debo saber”,
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1992,
volumen II, pp. 16-17.
114
DAWSON, John P, The Oracles of the Law, The University of Michigan Law School, 1968. LE
PERA, Sergio, La naturaleza jurídica, Ediciones Pannedille S.A., Buenos Aires, 1971, p. 14;
DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis, “Codificación, descodificación y recodificación”, en
Thémis-Revista de derecho, editada por alumnos de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 2ª época, Nº 25, 1993, p. 12.
115
D AWSON , op. cit.. L E P ERA , op. cit., p. 14; D ÍEZ -P ICAZO Y P ONCE DE L EÓN ,
“Codificación, descodificación y recodificación”, cit., p. 13.
116
GALGANO, Francesco, “Teorías e ideologías del negocio jurídico”, en Metodologías y
Derecho Privado, a su vez en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, traducción de Mariano
Maresca de la versión publicada en Categorie giuridiche e rapporti sociali, Il problema del
negozio giuridico, a cura de Cesare SALVI, Milán, Feltrinelli, 1978, Departamento de
Filosofía del Derecho de la Universidad de Granada, Granada, Nº 22, 1982, p. 49.
DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, “Codificación, descodificación y recodificación”, cit., p. 13.
377
RÓMULO MORALES HERVIAS
378
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
121
VILLEY, Michel, En torno al contrato, la propiedad y la obligación, Ediciones Ghersi,
Buenos Aires, 1980, pp. 27-28. VILLEY, Michel, “Grandeza y decadencia del
voluntarismo jurídico”, en Revista de la Facultad de Derecho, Universidad
Externado de Colombia, Nº 2, Setiembre, Bogotá, 1961, pp. 232-233.
122
GOUNOT, Le principe de l’autonomie de la volonté, Dijon, 1912, p. 129. LALAGUNA,
op. cit., tomo XV, p. 804.
123
DUALDE GÓMEZ, Joaquín, “Los imperativos contractuales”, en Anuario de derecho
civil, Madrid, fascículo II, abril-junio, 1949, tomo II, p. 527; PELLICANO, Aldo,
Causa del contrato e circolazione dei beni, Seminario Giuridico della Università
di Bologna XCI, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1981, p. 13: “Se consolida la
opinión que como voluntariamente el individuo ha renunciado, en los
tiempos, del “estado de la naturaleza”, así, igualmente, es determinado para
vivir en sociedad. El individuo, en suma, sale de la soledad “orgánica” de la
edad medieval, se presenta a la convivencia social y aprueba, de este modo al
contrato. El fundamento que constituye la sociedad civil es el contrato, y es
éste el instrumento en razón del cual todos los individuos reivindican su
propia autonomía en las confrontaciones con el Estado, que no puede, sin el
consenso válidamente prestado, intervenir en la sociedad civil”.
124
POTHIER, Robert Joseph, Œuvres de Pothier, edición de M. Dupin. París, 1827, Traité
des Obligations, tomo I, número 3. GETE-ALONSO Y CALERA, op. cit., pp. 135-136:
Une convention par laquelle les deux parties reciproquement, ou seulement l’une des
deux, promettent envers l’autre a lui donner quelque chose, on a faire ou a ne pas faire
quelque chose. “En la nueva definición del contrato estarán recogidos todos
los elementos y caracteres específicos de éste que se presentan en la doctrina
actual: 1. “El contrato es convención”: es decir, consentimiento, acuerdo
consensual. 2. “Por el que dos partes recíprocamente”: que debe de tener una
causa negocial. 3. “Prometen y se obligan hacia la otra”: consentimiento
cualificado por la obligación que es la que surge del contrato. 4. “A darle,
hacer o dejar de hacer alguna cosa”: prestación contractual”. DÍEZ-PICAZO y PONCE
DE LEÓN, Fundamentos del derecho civil patrimonial, cit., vol. I, p. 88.
379
RÓMULO MORALES HERVIAS
380
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
130
ESPÍN CÁNOVAS, op. ult. cit., p. 11.
131
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “La problemática del objeto del negocio jurídico
en la dogmática jurídica moderna y la necesidad de unificar la noción de
objeto del contrato y del acto jurídico dentro del Código Civil”, en Ius et Veritas,
revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, año III, Nº 5, 1992, p. 55: “Ahora bien,
como resulta evidente, dentro de una concepción individualista y voluntarista
del campo negocial y contractual, que no reconoce mayor valor a la
intervención del ordenamiento jurídico ni a los principios en los cuales se
inspira, y que desconoce toda vinculación del contrato o del negocio jurídico
con la realidad social, lógico es decir y afirmar, como verdad absoluta, que la
obligación, en vez de ser un simple efecto jurídico, sea elevada a la categoría
de un aspecto estructural del contrato o del negocio jurídico en general”.
132
BIANCA, op. cit., p. 4, nota (4).
381
RÓMULO MORALES HERVIAS
133
Artículo 1254.- El contrato existe desde que una o varias personas consienten
en obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o prestar algún
servicio.
134
Artículo 1226.- Contrato es un convenio celebrado entre dos o mas personas,
por el que se obligan a dar, hacer o no hacer alguna cosa.
135
Artículo 1438.- Contrato o convención es un acto por el cual una parte se
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede
ser una o muchas personas.
136
Artículo 213.-
1.- Un contrato en el sentido de este título es un acto jurídico multilateral, en
que una o más partes contraen una obligación frente a uno u otros más.
2.- A los contratos entre más de dos partes no son de aplicación las disposiciones
legales referentes a los contratos, en cuanto la finalidad de las disposiciones en
cuestión en relación con la naturaleza del contrato se oponga a ello.
137
Primer párrafo del artículo 1378.- Un contrato es un acuerdo de voluntades
por el cual una o más personas se obligan ellas mismas frente a una o más
personas para realizar una prestación.
138
GORLA, op. cit., p. 99: “Ciertas concepciones religiosas y morales de una
promesa hecha a Dios, o a un Dios, o a sí mismo (las primeras se pierden en
la prehistoria del Derecho) que, en cierto modo, implicaban la idea de una
382
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
383
RÓMULO MORALES HERVIAS
142
FERRI, Luigi, La autonomía privada, traducción de Luis SANCHO MENDIZÁBAL,
Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1969, p. 149. BAGOLINI, Luigi,
“Norma negoziale e paradigma normativo”, en Rivista trimestrale di diritto civile
e procedura civile, Milán, anno XII, 1959, p. 1222: “La voluntad del promitente
de autoobligarse restituye al concepto de autolimitación de la voluntad. Tal
concepto aparece desde varios puntos de vista absurdo. En efecto la voluntad
presente que se autolimita es una voluntad presente que tiene como objeto una
voluntad futura, es una voluntad-voluntad. Pero la voluntad-voluntad no es
una voluntad concreta y real, es una voluntad irreal. La voluntad del
promitente de autoobligarse es por eso un presupuesto irreal”.
143
IRTI, Natalino, “Autonomia privada e forma di stato (Intorno al pensiero di Hans
Kelsen)”, en Rivista di diritto civile, fondata da Walter Bigiavi, Casa Editrice Dott.
Antonio Milani-Cedam, anno XL, gennaio-febbraio, Nº 1, Padua, 1994, p. 16.
144
LARENZ, Karl, Metodología de la ciencia del derecho, traducción de Marcelino
Rodríguez Molinero, 2ª edición definitiva de la 4ª edición alemana definitiva
de 1978, Editorial Ariel S.A., Barcelona, 1980, p. 41; WILHELM, Walter, La
metodología jurídica en el siglo XIX, traducción de Rolf Bethmann, Editorial
384
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1980, pp. 76-77; FASSO, Guido, Historia de
la filosofía del derecho, Ed. Pirámide, tomo III, Madrid, 1979, p. 55. VIGO, op. cit.,
p. 151; VALLET DE GOYTISOLO, Juan, Metodología jurídica, 1ª ed., Editorial Civitas
S.A., Madrid, 1988, p. 291; FORNO FLÓREZ, Hugo, “Precisiones conceptuales en
torno a la promesa de hecho ajeno”, en Advocatus. Revista de derecho de los alumnos
y egresados de la Universidad de Lima, año III, 4ª entrega, Lima, 1992, p. 43.
145
PIANO MORTARI, Vincenzo, voz “Dogmatica giuridica (Premessa storica)”, en Enciclopedia
del Diritto, volumen XIII, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Varese, 1960, p. 677.
146
SAVIGNY, Friedrich Carl von, System des heutigen römischen Rechts, 1840, tomo I,
pp. 262 y 290 y ss. WILHELM, op. cit., p. 58; FASSO, op. cit., tomo III, p. 56. VIGO, op. cit.,
pp. 149-150; LARENZ, op. cit., p. 34; VALLET DE GOYTISOLO, op. cit., p. 290.
147
SAVIGNY, Friedrich Carl Von, «Sistema del derecho romano actual», en La
ciencia del derecho, Ed. Losada, Buenos Aires, 1949, p. 60 y p. 62, citado en
VIGO, op. cit., pp. 148-149.
148
SAVIGNY, Friedrich Carl von, De la vocación de nuestro siglo para la legislación y
la ciencia del derecho, traducción del alemán de Adolfo G. Posada, Editorial
Heliasta S.R.L., Buenos Aires, s.f., p. 80.
149
P ARESCE, Enrico, voz “Dogmatica giuridica”, en Enciclopedia del diritto,
volumen XIII, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Varese, 1960, p. 682.
385
RÓMULO MORALES HERVIAS
150
WIEACKER, Franz, Historia del derecho privado de la Edad Moderna, traducción
del alemán por Francisco Fernández Jardon, Aguilar, Madrid, 1957, p. 405.
151
NARDOZZA, Massimo, “Tradizione romanistica e dommatica moderna, Crisi
della scienza del diritto e fondazione storiografica del metodo”, en Rivista
internazionale di filosofia del diritto, ottobre-dicembre, Nº 4. Serie LXXIII, Giuffrè
Editore, Varese, 1996, p. 703.
152
SAVIGNY, De la vocación de nuestro siglo para la legislación y la ciencia del derecho,
cit., pp. 146-147.
153
CANNATA, Carlo Augusto, Historia de la ciencia jurídica europea, traducción de
Laura Gutiérrez-Masson, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1996, pp. 206-207.
386
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
154
GUZMÁN BRITO, Alejandro, “Los orígenes de la noción de acto jurídico a través
de la construcción de un sistema jurídico”, en Corso di Perfezionamento e di
Magister in: «Sistema jurídico romanístico, unificación del derecho y derecho
de la integración (con especial atención al derecho de los contratos)», Materiali
VI, Centro di Studi Latinoamericani della Università degli Studi di Roma
«Tor Vergata», Aracne Editrice, Roma, 1998, pp. 7-26.
155
WIEACKER, op. cit., p. 427.
156
CALASSO, Francesco, Il negozio giuridico, Lezioni di storia del diritto italiano, 2ª ed.,
Milán, 1967, p. 340; GALGANO, op. cit., p. 48, nota (22).
157
GARCÍA AMIGO, op. cit., p. 655.
158
DE CASTRO Y BRAVO, op. cit., p. 20.
159
Ibid., loc. cit., p. 31.
387
RÓMULO MORALES HERVIAS
160
SAVIGNY, Friedrich Carl von, Sistema del diritto romano attuale, trad. de V. Scialoja,
Utet, Turín, 1886, I, p. 40, nota (b). FERRI, La autonomía privada, cit., p. 18; DE LA
PUENTE Y LAVALLE, op. cit., pp. 269-270.
161
Es cierto que los códigos que fueron influenciados por esta tradición indican
que el contrato es fuente de obligaciones SCHIPANI, op. cit., pp. 43-54. No obstante
ello, se debe interpretar sistemáticamente las normas para atribuir un
significado amplio a los efectos jurídicos provenientes del contrato.
162
S CHALL , Der Parteiwille im Rechtsgeschäft, Stuttgart, 1887, pp. 1 y ss.
SCOGNAMIGLIO, Renato, Contributo alla teoria del negozio giuridico, 2a edizione,
Casa Editoriale Dott, Eugenio Jovene S.N.C., Nápoles, 1969, p. 34.
163
CALASSO, op. cit., p. 342.
164
TARELLO, Giovanni, Cultura jurídica y política del derecho, Fondo de Cultura
Económica, México, 1995, pp. 50-51.
165
GALGANO, op. cit., p. 50.
388
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
166
DE CASTRO Y BRAVO, op. cit., p. 20.
167
TUHR, Andreas von, Derecho civil, Teoría general del derecho civil alemán, Los
hechos jurídicos, traducción directa del alemán por Tito Ravà, Editorial
Depalma, Buenos Aires, 1947, volumen II, p. 121, nota (21).
168
DE CASTRO Y BRAVO, op. cit., p. 22.
169
Artículo 944.- Son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos, que tengan por
fin inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear,
modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos.
170
Artículo 81. - Todo o ato lícito, que tenha por fim imediato adquirir, resguardar,
transferir, modificar ou extinguir direitos, se denomina ato jurídico.
171
Primer párrafo del artículo 140.- El acto jurídico es la manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.
172
Artículo 296.- Son actos jurídicos los actos jurídicos voluntarios lícitos, que tengan
por fin inmediato crear, modificar, transferir, conservar o extinguir derechos.
173
Artículo 49.-
1. El acto jurídico es una manifestación lícita de voluntad, expresa o tácita,
que produce los efectos dispuestos por la ley, consistentes en la constitución,
modificación o extinción de una relación jurídica.
174
Artículo 33.- Un acto jurídico consiste en una voluntad dirigida a una
consecuencia jurídica, que ha sido exteriorizada mediante una declaración.
389
RÓMULO MORALES HERVIAS
175
TUHR, op. cit., p. 120: “El negocio jurídico es el instrumento que utilizan las
partes para reglamentar sus relaciones jurídicas dentro del límite que la ley
les permite. La modificación del estado jurídico es siempre el objeto del
negocio y también es su efecto, si se lo realiza válidamente. En el negocio, la
consecuencia jurídica se halla en relación de dependencia esencial con el
contenido de la declaración”.
176
TUHR, op. cit., p. 121: “Integran esta categoría de actos jurídicos, en el sentido
más restringido a que nos referimos, las numerosas manifestaciones de
voluntad, importantes para la vida jurídica, que procuran la realización o la
conservación de un derecho”.
390
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
177
Ibid., loc. cit., p. 124.
178
SCOGNAMIGLIO, op. cit., pp. 45-46.
179
SCOGNAMIGLIO, op. cit., p. 46: “Basta considerar que se adopta así un concepto
empírico, una categoría de la realidad natural, que es susceptible ya de
aplicación en las materias más diversas pudiéndose tener declaraciones de
voluntad, en relación al contenido que asumen, en temas de moral, de religión,
de costumbres sociales”.
180
NEGRI, op. cit., p. 244; GALGANO, op. cit., pp. 49-50; ID., El negocio jurídico, traducción
realizada por Francisco de P. Blasco Gascó y Lorenzo Prats Albentosa de la
1ª edición italiana, Tirant lo Banch, Valencia, 1992, pp. 41-43. TABOADA CÓRDOVA,
Lizardo, “La necesidad de abandonar la concepción clásica del acto jurídico”,
en Thémis-Revista de Derecho, editada por alumnos de la Facultad de Derecho
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2ª época, Nº 30, Lima, 1994, p. 62:
“En este sentido, la concepción pandectista clásica del negocio, utilizó también
la denominación de «negocio jurídico» para referirse a los comportamientos
del hombre, en su vida de relación con los demás, que producen consecuencias
jurídicas, en correspondencia con el propósito jurídico que los determinara,
apareciendo también dentro de esta nueva orientación la doctrina o teoría de
la «voluntad dirigida al efecto jurídico».
181
LA HOZ TIRADO, Ricardo, “Negocio jurídico y declaración de voluntad ”, en
Revista de jurisprudencia peruana, año XXI, Lima, mayo, 1963, p. 549.
391
RÓMULO MORALES HERVIAS
182
LEONHARD, Der Irrthum als Ursache nichttiger Verträge, Breslau, 1907, I, pp. 103
y ss.; HENLE, Vorstellungs- und Willenstheorie, Leipzig, 1910, pp. 242 y ss.
SCOGNAMIGLIO, op. cit., p. 50.
183
DE CASTRO Y BRAVO, op. cit., p. 22. COPA SILVA y CHÁVEZ BARDALES, op. cit., p. 243.
PALACIOS M ARTÍNEZ, Eric Moisés, “Algunos apuntes dogmáticos sobre el
concepto de negocio jurídico”, en Thémis-Revista de derecho. Editada por alumnos
de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2ª época,
Nº 30, Lima, 1994, p. 69: “Con ello queda claro la insuficiencia de la definición
en tanto se constate que la declaración de voluntad no es propia tan sólo de
los negocios jurídicos. Piénsese en la interpelación y en la oferta como
ejemplos claros de actos no negociales con declaración de voluntad”.
184
PIETROBON, Vittorino, El error en la doctrina del negocio jurídico, traducción y
extensas anotaciones y concordancias al Derecho Español por Mariano
ALONSO-PÉREZ, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1971, p. 187.
392
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
185
GERBER , System des deutschen Privatrechts, 13ª ed., Jena, G. F ISCHER, 1878,
pp. 170 y 430 (parr. 64 y 159). SOMMA, op. cit., p. 223 y nota 166.
393
RÓMULO MORALES HERVIAS
186
LEÓN, Leysser L., “Las malas lecturas y el proceso de codificación civil en el
Perú, El acto jurídico, el negocio jurídico y la historia de una confusión”, en
Proceso & justicia. Revista de derecho procesal, Editada por la Asociación Civil
Taller de Derecho, Nº 2, año 2002, Lima, p. 124. Se indica dos ideas: “Sólo que
nunca ha existido una “teoría” francesa del acto jurídico”. “La teoría francesa
del acto jurídico no es otra cosa que la original alemana, sin otra modificación
que la nominativa”. LEÓN HILARIO, Leysser L., “Vigencia y papel central del
negocio jurídico en la parte general del Código Civil”, en Advocatus, Nueva
Época, Revista editada por alumnos de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Lima, Nº 9, II, Lima , año 2003, p. 258: “La teoría francesa del
acto jurídico no existe”.
187
SACCO, Rodolfo, voz “Negozio giuridico (circolazione del modello)”, en Digesto
delle Discipline Privatistiche. Sezione civile. Sotto gli auspici dell’Académie
Internationale de Droit Comparé e dell’Associazione Italiana di Diritto
Comparato. Unione Tipografico-Editrice Torinese (Utet). 1995. Volume XII.
pp. 89-90.
188
PLANIOL, Marcel, Traité elementaire de droit civil, 3 vol., 1ª ed., 1899 y numerosas
ediciones sucesivas.
189
CARBONNIER, Jean, Droit civil, 4 vol., 1ª ed., 1955, y muchas ediciones sucesivas,
especialmente, vol. 4º, Obbligations, pp. 27-43.
190
WEILL, Droit civil, 4 vol., 1970 e Introduction générale, pp. 219-237.
191
MALAURIE, «Introduction genérale», en MALAURIE y AYNÈS, Droit civil, 1991, pp. 66 ss.
394
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
192
G AMBARO , Antonio y S ACCO , Rodolfo, Sistemi giuridici comparati, Unione
Tipografico-Editrice Torinese, Turín, 1996, p. 314.
193
DEMOLOMBE, Traité des contrats ou des obligations conventionnelles en général,
tome 1, D& P. Larriel et al., París, 1877.
194
MARCADÉ, Explication théorique et pratique du Code Napoleón, tome 4.
195
DE CASTRO Y BRAVO, Federico, op. cit., p. 20.
196
SACCO, voz “Negozio giuridico (circolazione del modello)”, cit., p. 89.
395
RÓMULO MORALES HERVIAS
197
DE LA PUENTE Y LAVALLE, op. cit., t, I, p. 38. TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “La
causa del negocio jurídico”, en El jurista. Revista peruana de derecho, año I, Nº 1,
Lima, 1991, pp. 147-148.
198
LEÓN, Leysser L., “Apuntes sobre el papel de la voluntad en los negocios
jurídicos (con especial referencia a los contratos)”, en Estudios sobre el contrato
en general por los sesenta años del Código Civil italiano (1942-2002), selección,
traducción y notas de Leysser L. LEÓN, presentación de Vincenzo ROPPO, ARA
Editores, Lima, 2003, p. 838, nota (25). Por el contrario, la teoría voluntarista
está estrechamente ligada a la teoría francesa del acto jurídico, como lo sostiene
TABOADA.
396
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
199
TABOADA CÓRDOVA, “La necesidad de abandonar la concepción clásica del
acto jurídico”, cit., p. 63.
397
RÓMULO MORALES HERVIAS
200
JOSSERAND, Louis, Derecho civil. Teorías generales del derecho y de los derechos, Las
personas, revisado y completado por André BRUN, traducción de Santiago
Cunchillos y Manterola, Ediciones Jurídicas Europa - América, Bosch y Cía.
Editores, Buenos Aires, 1950, pp. 122-123.
201
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, “La convención y el contrato”, en Advocatus,
revista de los alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima,
nueva época, Nº 7, diciembre, Lima, 2002, pp. 109-110.
398
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
202
ZITELMANN, Irrtum und Rechtsgeschäft, Leipzig, 1879, p. 243. SCOGNAMIGLIO,
op. cit., p. 35.
203
ENNECCERUS, Ludwig, y Hans-Carl NIPPERDEY, «Derecho civil (Parte general)»,
en Tratado de derecho civil, Nacimiento, extinción y modificación de los derechos
subjetivos, Pretensiones y excepciones, Ejercicio y aseguramiento de los derechos,
por ENNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y WOLFF, Martin, primera Parte,
15ª revisión, traducción de la 39ª ed. alemana, con estudios de comparación
y adaptación a la legislación y jurisprudencia españolas por Blas PÉREZ
GONZÁLEZ y José ALGUER; y actualizada por Eduardo VALENTÍ FIOL, 3ª edición
al cuidado de A. HERNÁNDEZ MORENO y María Del Carmen GETE-ALONSO, Bosch,
Casa Editorial, S.A., Barcelona, 1981, t. I, vol. 2, p. 64.
204
LEHMANN, Heinrich, Tratado de derecho civil. Parte general, traducción de la
última edición alemana con notas de derecho español por José Ma. Navas,
Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1956, vol. I, p. 216.
205
SCOGNAMIGLIO, op. cit., p. 40.
399
RÓMULO MORALES HERVIAS
206
TABOADA CÓRDOVA, “La necesidad de abandonar la concepción clásica del
acto jurídico”, cit., p. 64.
207
RYCK, “Der Irrthum bei Rechtsgeschäften”, en Festgabe für Beseler, Berlin, 1885,
p. 123 y ss.; BIERLING, Juristische Prinzipienlehre, Freiburg, 1898, II, p. 117. DANZ,
Die Auslegung der Rechtsgeschäfte, 1a ed. Jena, 1897, pp. 4 y ss. D’EUFEMIA,
L’autonomia privata e i suoi limiti, Milán, 1942, pp. 12 y ss. M ANIGK , Die
Privatautonomie im Aufbau der Rechtsquellen, Berlin, 1935; ID., Das Rechtswirksame
Verhaltem, Berlin, 1939, p. 84 y s.s. SCOGNAMIGLIO, op. cit., pp. 39-40.
208
ENNECCERUS y NIPPERDEY, op. cit., t. I, vol. 2, p. 13.
400
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
209
BETTI, Emilio, Teoría general del negocio jurídico, traducción y concordancias
con el derecho español por A. MARTÍN PÉREZ, Editorial Revista de Derecho
Privado, Madrid, s/f, pp. 39-68. Ahora: BETTI, Teoria generale del negozio
giuridico, Edizioni Scientifiche Italiane (ESI), Nápoles, 1994. SCOGNAMIGLIO,
op. cit., pp. 83-110. IRTI, Natalino, Letture bettiane sul negozio giuridico, Dott. A.
Giuffrè Editore, S.p.A. Milán, 1991, pp. 43-66. BETTI, Emilio, “Reflexiones
sobre la noción del negocio jurídico”, y SCOGNAMIGLIO, Renato, “El negocio
jurídico: aspectos generales”, en AA. VV., Teoría general del negocio jurídico,
4 Estudios Fundamentales, traducción y edición al cuidado de Leysser L. LEÓN,
ARA Editores, Lima, 2001, pp. 31-38 y pp. 128-146 respectivamente. La teoría
preceptiva del negocio jurídico es descrita y objetada en: MORALES HERVIAS,
Rómulo, Estudios sobre teoría general del negocio jurídico, ARA Editores, Lima,
2002, pp. 112-138.
401
RÓMULO MORALES HERVIAS
402
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
403
RÓMULO MORALES HERVIAS
210
FERRI, Luigi, “Nozione giuridica di autonomia privata”, en Rivista trimestrale
di diritto e procedura civile, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Milán, Anno XI,
1957, pp. 129-200; ID., “Norma e Negozio nel quadro dell’autonomia privata”,
en Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A.,
Milán, anno XII, 1958, pp. 38-132; ID., La autonomía privada, cit., pp. 24-104;
ID., Lezioni sul contratto, Corso di diritto civile, 2ª edizione, Zanichelli, Bologna,
1982. DE RIVERO SANTANA, Eduardo Ignacio, “El contrato desde la perspectiva
de la teoría general del Derecho”, en Thémis-Revista de derecho, editada por los
alumnos de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, 2ª época, Nº 33, Lima, 1996. pp. 217-219. Un resumen de esta teoría y su
reformulación: MORALES HERVIAS, op. cit., pp. 138-198.
404
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
405
RÓMULO MORALES HERVIAS
211
FERRI, Lezioni sul contratto, cit., p. 18: “El contrato es fuente de normas, y por
eso de deberes jurídicos, y por ello de obligaciones en sentido lato”. ID.,
“Definizione giuridica e significato di contratto. La parola come limite all’
arbitrarieta’ dei concetti giuridici”, en Giurisprudenza italiana, con ripertorio
generale annuale di giurisprudenza, Dottrina e legislazione, Unione
Tipografico-Editrice Torinese (Utet), fasc. 1, volume CXXII, serie 7ª, cols. 26-27.
Esta concepción del contrato tiene como presupuesto la idea que el deber
jurídico tiene prioridad lógica: IRTI, Natalino, Introduzione allo studio del diritto
privato, Cedam-Casa Editrice Dott. Antonio Milani, Padua, 1990, p. 26.
212
ROPPO, Vincenzo, Il contratto del duemila, G. Giappichelli Editore, Turín, 2002,
pp. 4-5.
213
D’ANGELO, Andrea, Contratto e operazione economica, G. Giappichelli Editore,
Turín, 1992, pp. 58-69. D’ANGELO, Andrea, «Contrato y operación económica»,
en Estudios sobre el contrato en general por los sesenta años del Código Civil italiano
(1942-2002), selección, traducción y notas de Leysser L. LEÓN, presentación
de Vincenzo ROPPO, ARA Editores, Lima, 2003, pp. 608-623.
214
D’ANGELO, Contratto e operazione economica, cit., p. 62. ID., «Contrato y operación
económica», cit., p. 613.
406
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
215
Ibid., locc. citt.
216
SCHMIDLIN, op. cit., p. 286.
217
SOMMA, op. cit., p. 400.
218
Artículo 1321.- El contrato es el acuerdo de dos o más partes para constituir,
regular o extinguir entre sí una relación jurídica patrimonial
219
Artículo 450.- Hay contrato cuando dos o más sujetos se ponen de acuerdo
para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurídica.
220
Artículo 1351.- El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear,
regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial.
407
RÓMULO MORALES HERVIAS
221
MORALES HERVIAS, op. cit., pp. 147-150.
222
Artículo 1324.- Salvo disposiciones contrarias de la ley, las normas que
regulan los contratos se observarán en cuanto fueren compatibles, respecto
de los actos unilaterales entre vivos que tengan contenido patrimonial.
223
Artículo 451.-
II. Son aplicables también, en cuanto sean compatibles y siempre que no
existan disposiciones legales contrarias, a los actos unilaterales de contenido
patrimonial que se celebran entre vivos así como a los actos jurídicos en
general.
224
VALLE, Laura, “Il dibattito sul negozio giuridico in Italia”, en Contratto e
impresa, Dialoghi con la giurisprudenza civile e commerciale, dirigida por
Francesco GALGANO, Casa Editrice Dot. Antonio Milani, Cedam, Padua,
Volume 2. 1985, pp. 593-595.
408
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
225
FERRI, Giovanni Battista, Il negozio giuridico tra libertà e norma, 5ª edizione,
Maggioli Editore, Rimini, 1995, pp. 62-86. ID., El negocio jurídico, traducción y
notas de Leysser L. León, ARA Editores, Lima, 2002, pp. 125-158.
409
RÓMULO MORALES HERVIAS
226
SCALISI, Vicenzo, “La teoria del negozio giuridico a cento anni dal BGB”, en
Rivista di diritto civile, parte prima, Cedam, Casa Editrice Dott. Antonio Milani,
Padua, anno XLIV, Nº 5, septiembre-octubre, 1998, pp. 564-582.
227
IRTI, Natalino, “Scambi senza accordo”, en Rivista trimestrale di diritto e procedura
civile, anno LII, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Milán, 1998, pp. 347-364,
traducidos por Nélvar CARRETEROS TORRES y Rómulo Morales Hervias, en Ius
et veritas, Revista editada por Estudiantes de la Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, año XII, Nº 24, Lima, 2002, pp. 53-55.
También ha sido traducido en Estudios sobre el contrato en general por los sesenta
años del Código Civil italiano (1942-2002), cit., pp. 334-341.
410
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
228
IRTI, Natalino, “El intercambio de pañoletas (Réplica semi-seria al profesor
Massimo Bianca)” en Estudios sobre el contrato en general por los sesenta años del
Código Civil italiano (1942-2002), cit., pp. 387-388. Los actos unilaterales
estarían normados por el artículo 2046 del código civil italiano (Imputabilidad
del hecho dañoso.- No responde de las consecuencias por el hecho dañoso
quien no tenía la capacidad de entender o de querer al momento de la comisión
del hecho, a menos que el estado de incapacidad se haya producido por su
culpa). La aplicación de esta norma es objetada: GAZZONI, Francesco, “Contacto
real y contacto físico (Es decir, el acuerdo contractual acrobático)”, en Estudios
sobre el contrato en general por los sesenta años del Código Civil italiano (1942-
2002), cit., pp. 427-429.
229
IRTI, Natalino, “Es verdad pero.... (Réplica a Giorgio Oppo)”, en Estudios sobre
el contrato en general por los sesenta años del Código Civil italiano (1942-2002),
cit., pp. 375-377.
411
RÓMULO MORALES HERVIAS
230
IRTI, Natalino, L’ordine giuridico del mercato, Gius, Laterza & Figli Spa, Roma-Bari,
1998, p. 81: “Propongo definir el mercado como unidad jurídica de las relaciones de
intercambio, referentes a un determinado bien o determinadas categorías de bienes”.
231
IRTI, Letture bettiane sul negozio giuridico, cit., p. 71.
232
IRTI, Natalino, «I cinquant’anni del codice civile», en Rivista di diritto civile,
Fondata da Walter Bigiavi, Cedam, Casa Editrice Dott. Antonio Milani, Padua,
anno XXXVIII, mayo-junio, Nº 3, 1992, p. 234.
412
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
233
IRTI, Natalino, “Autonomia privada e forma di Stato (Intorno al pensiero di
Hans Kelsen)”, cit., p. 23.
234
IRTI, “Autonomia privada e forma di stato (Intorno al pensiero di Hans
Kelsen)”, cit., p. 18.
235
GUZMÁN BRITO, op. cit., p. 51.
413
RÓMULO MORALES HERVIAS
236
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “¿Ha optado el Código Civil peruano por el
voluntarismo en materia contractual?”, en Thémis-Revista de Derecho, Editada
por los alumnos de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, 2ª época, Nº 17, Lima, 1990, pp. 83-86. El Código Civil en
materia de consentimiento es declaracionista.
237
BIANCA, C. Massimo, “¿Son no contractuales los contratos en masa?”, en
Estudios sobre el contrato en general por los sesenta años del Código Civil peruano
(1942-2002), cit., pp. 393-396.
238
HAUPT, Günther, en Festschrift Heinrich Siber, 1943, II, pp. 5 y ss. FLUME, op. cit.,
p. 128.
239
LARENZ, Karl, Derecho de las obligaciones, traducción de Jaime Santos Briz,
Editorial Revista de Derecho Privado, tomo I, Madrid, 1958, pp. 60-61.
414
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
240
FLUME, op. cit., p. 129.
241
FLUME, op. cit., p. 130.
242
OPPO, Giorgio, “Disumanizzazione del contratto?”, en Rivista di diritto civile,
anno XLIV, Nº 5, Cedam-Casa Editrice Dott, Antonio Milani, Padua, 1998,
pp. 525-533, traducidos por Nélvar CARRETEROS TORRES y Rómulo MORALES
HERVIAS, en Ius et Veritas, Revista editada por estudiantes de la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, año XIII, Nº 25, Lima,
2002, pp 40-41.
243
Artículo 1327 del Código Civil italiano.- Ejecución antes de la respuesta del
aceptante.- Cuando a pedido del oferente o por la naturaleza de la operación,
o según los usos, la prestación deba ejecutarse sin una respuesta previa, el
contrato se tiene por celebrado en el momento y en el lugar en que ha tenido
inicio la ejecución.
El aceptante debe dar pronto aviso a la otra parte de la ejecución iniciada, y
en caso de omisión, está obligado al resarcimiento del daño.
El Código Civil peruano de 1984 tiene una norma similar: “Artículo 1380.-
Cuando a solicitud del oferente o por la naturaleza de la operación o según
los usos, la prestación a cargo del aceptante haya de ejecutarse sin respuesta
previa, el contrato queda concluido en el momento y lugar en que comenzó la
ejecución. El aceptante debe dar aviso prontamente al oferente del inicio de la
ejecución y, en su defecto, queda obligado a la indemnización de daños y
perjuicios”.
244
Artículo 1333 del Código Civil italiano.- Contrato con obligación para el solo
oferente.- La oferta dirigida para la celebración de un contrato en el que sólo
se deriven obligaciones para el oferente es irrevocable desde el momento en
que llega a conocimiento de la parte a la cual ella está destinada.
El destinatario puede rechazar la oferta dentro del término requerido por la
naturaleza de la operación o por los usos. En ausencia de dicho rechazo, el
contrato se tiene celebrado.
415
RÓMULO MORALES HERVIAS
245
Artículo 18 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los contratos de
compraventa internacional de mercaderías.-
1) Toda declaración u otro acto del destinatario que indique asentimiento a
una oferta constituirán aceptación. El silencio o la inacción, por sí solos,
no constituirán aceptación.
2) La aceptación de la oferta surtirá efecto en el momento en que la indicación
de asentimiento llegue al oferente. La aceptación no surtirá efecto si la
indicación de asentimiento no llega al oferente dentro del plazo que éste
haya fijado o, si no se ha fijado plazo, dentro de un plazo razonable,
habida cuenta de las circunstancias de la transacción y, en particular, de
la rapidez de los medios de comunicación empleados por el oferente. La
aceptación de las ofertas verbales tendrá que ser inmediata a menos que
de las circunstancias resulte otra cosa.
3) No obstante, si, en virtud de la oferta, de prácticas que las partes hayan
establecido entre ellas o de los usos, el destinatario puede indicar su
asentimiento ejecutando un acto relativo, por ejemplo, a la expedición de las
mercaderías o al pago del precio, sin comunicación al oferente, la aceptación
surtirá efecto en el momento en que se ejecute ese acto, siempre que esa ejecución
tenga lugar dentro del plazo establecido en el párrafo precedente.
246
K ÖNDGEN , Johannes, Selbstbindung ohne Vertrag. Zur Haftung aus
geschäftsbezogenem Verhaltem,J. C. B. Mohr, Tübingen, 1981, pp. 101 y ss.;
SOMMA, op. cit., pp. 382-384.
247
RESCIGNO, Pietro, “Apuntes sobre la autonomía negocial”, en El contrato en el
sistema jurídico latinoamericano, Bases para un Código latinoamericano tipo,
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2001, pp. 104-105.
416
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
248
FORNO FLÓREZ, Hugo, “La oferta al público, Razones para una discrepancia”,
en Derecho, revista de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, Nº 45, diciembre, 1991, pp. 228-232.
249
FALZEA, Angelo, Voci di teoria generale del diritto, 3ª ed. aumentada, Dott. A.
Giuffrè, S.p.A., Milán, 1985, pp. 806-819.
417
RÓMULO MORALES HERVIAS
418
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
250
Texto original del artículo 141.- La manifestación de voluntad puede ser
expresa o tácita. Es expresa cuando se formula oralmente, por escrito o por
cualquier otro medio directo. Es tácita, cuando la voluntad se infiere
indubitablemente de una actitud o de circunstancias de comportamiento que
revelan su existencia.
No puede considerarse que existe manifestación tácita cuando la ley exige
declaración expresa o cuando el agente formula reserva o declaración en
contrario.
Artículo 141 (Ley Nº 27291).- La manifestación de voluntad puede ser expresa
o tácita. Es expresa cuando se realiza en forma oral o escrita a través de
cualquier medio directo, manual, mecánico, electrónico u otro análogo.
Es tácita, cuando la voluntad se infiere indubitablemente de una actitud o de
circunstancias de comportamiento que revelan su existencia.
No puede considerarse que existe manifestación tácita cuando la ley exige
declaración expresa o cuando el agente formula reserva o declaración en
contrario.
251
Artículo 142.- El silencio importa manifestación de voluntad cuando la ley o
el convenio le atribuyen ese significado.
419
RÓMULO MORALES HERVIAS
252
ROPPO, Vincenzo, “La formación del contrato en el derecho italiano”, en Proceso &
Justicia, Revista de derecho procesal, traducción de Leysser L. León, editada por la
Asociación Civil Taller de Derecho, Nº 3, año 2002, Lima, p. 143. ROPPO, Vincenzo,
Il contratto, Dott. A. Giuffrè Editore, S.p.A., Milán, 2001, pp. 198-199.
253
Artículo 1381.- Si la operación es de aquellas en que no se acostumbra la
aceptación expresa o si el destinatario ha hecho una invitación a ofrecer, se
reputa concluido el contrato si la oferta no fue rehusada sin dilación.
La prueba de la costumbre y de la invitación a ofrecer corresponde al oferente.
254
BIANCA, “¿Son no contractuales los contratos en masa?”, cit., p. 400.
255
FERRI, Giovanni Battista, Il negozio giuridico tra libertà e norma, cit., p. 241. FERRI,
Giovanni Battista, El negocio jurídico, cit., p. 364.
256
FERRI, Giovanni Battista, Il negozio giuridico tra libertà e norma, cit., p. 246. FERRI,
Giovanni Battista, El negocio jurídico, cit., p. 372.
420
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
257
GALGANO, El negocio jurídico, cit., p. 500: “La objetivación del intercambio
tiende, de un lado, a hacer prevalecer la declaración sobre la voluntad, en el
caso en el que la divergencia entre la primera y la segunda sea recognoscible
por el destinatario de la declaración. Por otro lado, tiende a variar el eje del
contrato del requisito del consentimiento al de la causa”. IRTI, “Formalismo e
attività giuridica”, cit., p. 9: “Aquí no está más en juego la fides entre hombres
de negocios o la palabra dada de los empresarios, sino la objetiva funcionalidad
de los acuerdos. Las relaciones entre empresas (y entre consumidores y
empresas productivas; y entre prestadores y dadores de trabajo) son
reguladas por textos negociales, que ambicionan una suerte de cerrada e
impenetrable plenitud. La cultura oral es decididamente suplantada por la
cultura escrita”.
258
VALLE, op. cit., p. 608-609.
259
GALGANO, El negocio jurídico, cit., p. 501: “El legislador de 1942, de un lado
privó al acto de intercambio de muchos de sus tradicionales caracteres de
voluntariedad, afectando al antiguo dogma del «señorío del querer», y
tendiendo, de este modo, hacia una «objetivación» del intercambio, por otro
lado, sin embargo ha acentuado mucho más que en el pasado el elemento
causal del contrato, y ha instaurado, a través de las cláusulas generales de la
buena fe (buena fe en la formación, en la interpretación y en la ejecución del
contrato), y de buena fe también entendida en sentido objetivo, la posibilidad
de un control judicial sobre la función económica del intercambio”.
421
RÓMULO MORALES HERVIAS
260
MORALES HERVIAS, op. cit., pp. 240-241.
261
Es evidente que los efectos jurídicos del contrato son más amplios: FORNO
F LÓREZ , Hugo, “Acerca de la noción de contrato”, en Gaceta jurídica,
Legislación, doctrina y jurisprudencia, tomo Nº 78-B, Mayo, W.G. Editor,
Lima, 2000, pp. 22-25.
422
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
262
Code Européen des contrats, Avant-projet, Academie des privatistes européens,
Coordinateur: Giuseppe GANDOLFI, Dott. A. Giuffrè Editore, 1998, p. 140.
263
CANCINO, Fernando, Estudios de derecho privado, Editorial Temis Librería, Bogotá,
1979, p. 24. DE LA PUENTE Y LAVALLE, op. cit., p. 268, nota (21): “El tráfico
jurídico no se entorpece, y los ciudadanos al utilizar este poder derivado de
regulación de sus asuntos jurídicos, colaboran con la función normativa del
Estado, quien, impotente para atender a todas y cada una de las situaciones
de Derecho que los asociados generen, les delega un cierto poder normativo,
por medio del cual pueden llenar los naturales vacíos que el cuerpo legislativo
puede presentar. Así, las cosas, agrega, la autonomía privada se nos impone
como una necesidad de la vida social, en orden a la satisfacción de las
necesidades del tráfico jurídico particular, que el ordenamiento jurídico, por
obvias limitaciones, no puede de antemano ni ex post facto resolver”.
264
Code Européen des contrats, Avant-projet, cit., pp. 147-148.
423
RÓMULO MORALES HERVIAS
265
GAZZONI, op. cit., p. 432.
266
FERRI, Giovanni Battista, Saggi di diritto civile, 2ª ed., reimpresión revisada y
corregida, Maggioli Editore, Rímini, 1994, p. 591.
424
¿EXISTEN INTERCAMBIOS ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL?
XV
VINCENZO ROPPO
Università degli Studi di Genova
*
Título original: «A partire dalla formazione: divagazioni non molto ortodosse
in tema di contratto», en V. ROPPO, Il contratto del duemila, G. Giappichelli,
Turín, 2002, pp. 61-84.
425
RÓMULO MORALES HERVIAS
426
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
427
VINCENZO ROPPO
428
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
429
VINCENZO ROPPO
430
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
431
VINCENZO ROPPO
432
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
433
VINCENZO ROPPO
434
DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
435
VINCENZO ROPPO
*
En el ordenamiento italiano, esta negativa del arrendador a la prórroga del
contrato de arrendamiento se conoce con el nombre de disdetta. Llama la atención
la riqueza de la terminología jurídica italiana en esta materia. En castellano
contamos solamente con expresiones como “resolución”, “rescisión” y
“renuncia”. En italiano se emplean, además de todos estos términos (risoluzione,
rescissione, dimessa), recesso y disdetta. Como enseña el mismo Enzo ROPPO («Il
contratto», en Trattato di diritto privato, dirigido por Giovanni IUDICA y Paolo
ZATTI, p. 650), el recesso extingue un contrato que todavía está en curso (sin
plazo, o con el plazo aún no vencido); la disdetta procede en un contrato vencido,
para impedir que este se prorrogue. Ateniéndome a estas precisiones traduzco
“negativa a prorrogar el contrato”. He tenido oportunidad de referirme a estos
resaltos terminológicos en las notas a mi traducción de Il negozio giuridico, de
Giovanni Battista FERRI (Lima, ARA Editores, 2002). [N. del T.].
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DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
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DIVAGACIONES NO MUY ORTODOXAS EN MATERIA DE CONTRATOS
*
Código Civil italiano:
“1988. Promesa de pago y reconocimiento de deuda.- La promesa de pago o el
reconocimiento de deuda dispensan a aquel en cuyo favor han sido realizadas
de la carga de probar la relación fundamental. La existencia de esta se
presume, salvo prueba en contrario”.
447
VINCENZO ROPPO
448
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
XVI
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL
EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO*
*
Título original: «Le trattative», en P. G. MONATERI, La responsabilità civile, en
Trattato di diritto civile dirigido por Rodolfo SACCO, Le fonti delle obbligazioni, 3,
cap. XVIII, Utet, Turín, 1998, pp. 635-671.
449
PIER GIUSEPPE MONATERI
450
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
1
Desde el punto de vista teórico, véase, de lo reciente, KAPLOW y SHAVELL, «Do
Liability Rules Facilitate Bargaining?», en Yale Law Journal, vol. 105, 1995, p. 221.
2
JHERING, «Culpa in contrahendo: oder Schadenersatz bei nichtigen oder nicht zur
Perfection gelangten Verträgen», en Jahrbücher für die Dogmatik, vol. 4, 1861, p. 1.
451
PIER GIUSEPPE MONATERI
3
DE CUPIS, Il danno, Milán, 1966.
4
MENGONI, «Sulla natura della responsabilità precontrattuale», en Riv. dir.
comm., 1956, II, 362; en el mismo sentido, G. STOLFI, nota a la Sent. n. 1040
(1954) de la Corte de Casación Civil Italiana, en Foro it., 1954, I, col. 1110.
5
Para una crítica a este planteamiento, cfr. C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, Il
contratto, Milán, 1991, p. 166.
6
F. MESSINEO, «Il contratto in genere», en Trattato di diritto civile e commerciale,
dirigido por Antonio CICU y Francesco MESSINEO, XXI, 1, Milán, 1968, p. 365.
7
F. BENATTI, “Culpa in contrahendo”, en Contratto e Impresa, 1987, p. 304.
8
F. GALGANO, Diritto civile e commerciale, II, 1, Padua, 1993, p. 492.
452
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
9
Por citar a algunos, v. GRECO, “Formazione del contratto nullo e responsabilità
extracontrattuale”, en Temi, 1952, p. 467; CALUSI, “In tema di trattative e
responsabilità precontrattuale”, en Riv. trim. dir. proc. civ., 1956, p. 470; G.
MIRABELLI, Dei contratti in generale, Turín, 1958, p. 80; G. OSTI, voz “Contratto”,
en Noviss. Dig. it., Turín, 1959, p. 514; ROTONDI, Istituzioni di diritto privato,
Milán, 1962, p. 369; F. CARRESI, “In tema di responsabilità precontrattuale”,
en Temi, 1965, p. 463; S. RODOTÀ, Il problema della responsabilità civile, Milán,
1975, p. 676; CHECCHINI, Rapporti non vincolanti e regola di correttezza, Padua,
1977, p. 269; A. VIGOTTI, “La responsabilità civile del professionista”, en La
responsabilità civile, al cuidado de G. ALPA y M. BESSONE, Turín, 1987, p. 259; F.
CARRESI, «Il contratto», en Trattato di diritto civile e commerciale, dirigido por
Antonio CICU y Francesco MESSINEO, XXI, 2, Milán, 1987, p. 734; C. M. BIANCA,
Diritto civile, 3, Il contratto, cit., p. 159.
10
R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», en Trattato di diritto civile, dirigido por
Rodolfo SACCO, Turín, 1993, II, p. 255.
11
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 161.
12
D E M ARTINI , “Invalidità del contratto del falsus procurator e interesse
contrattuale negativo”, en Giur. compl. cass. civ., 1949, I, p. 295.
453
PIER GIUSEPPE MONATERI
13
A. VIGOTTI, “La responsabilità civile del professionista”, cit., p. 264.
14
A. LUMINOSO, “La lesione dell’interesse contrattuale negativo (e dell’interesse
positivo) nella responsabilità civile”, en Contratto e Impresa, 1988, p. 792.
15
L. BIGLIAZZI-GERI, voz “Buona fede nel diritto civile”, en Digesto, 4a ed., sez.
civ., II, Turín, 1988, p. 178.
16
DE MARTINI, Invalidità, cit., I, p. 301.
454
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
17
BIANCA, Diritto civile, 3 , cit., p. 159.
18
Banca Manusardi c. Minoggio, App. Milán, 2.2.1990, en Giur. it., 1992, I, 2, col.
49; Minoggio c. American Service Bank, Tribunal de Milán, 11.1.1988, en Banca,
Borsa e Titoli di Credito, 1988, II, p. 532, y en Giust. civ., 1988, II, p. 585.
19
Minoggio c. American Service Bank, Tribunal de Milán, 6.11.1987, en Giur. it.,
1988, 2, col. 796; Tribunal de Milán, 17.9.1973, cit. en L. NANNI, «La buona
fede contrattuale», a su vez en I grandi orientamenti della giurisprudenza civile
e commerciale, Padua, 1988, p. 113; igualmente, App. Venecia, 11.12.1953, en
Foro pad., 1954, I, col. 1950, y en Riv. dir. civ., 1954, II, p. 346.
20
Min. sanità c. Inail, Cass. sez. I, 30.8.1995, n. 9157, en Mass. Giust. civ., 1995,
p. 1568; Soc. Fitt c. Soc. Montedipe, Cass. sez. II, 1.2.1995, ivi, 1995, p. 254; De Liso
c. Soc. Simar, Cass. sez. II, 13.12.1994, n. 10649, ivi, 1994, p. 12; Bellucci c. Ministero
della Difesa, Cass. sez. II 11.5.1990, n. 4051, en Giust. civ., 1988, I, p. 197, y en Riv.
not., 1989, p. 1183; Maino c. Villa, Cass. sez. II, 19.4.1983, n. 2705, en Mass. Giust.
civ., 1983, p. 4. Más recientemente, son de destacar: Itatelecine c. Cineriz, Cass.
28.1.1972, n. 199, en Foro it., 1972, I, col. 2088; Giaccone c. fall. Sampietro, Cass.
28.9.1967, n. 2224, en Rep. Foro it., voz Obbligazioni e contratti, col. 115; Brancaleon
c. Com. di Padova, Cass. 14.12.1966, n. 2459, ivi, 1966, voz cit., cols. 172, 231,
238; Soc. Coop Il nido nella Pineta c. Com. di Roma, Cass. 23.6.1964, n. 1650, ivi,
1964, voz cit., cols. 128, 130; Benegiamo c. De Donno, Cass. 28.9.1956, n. 3299, en
Foro it., 1957, I, col. 1027; Cass. 12.1.1954, n. 22, ibíd.
455
PIER GIUSEPPE MONATERI
21
Marlin e Soc. imm. Caravella c. Com. di Roma, Salas reunidas de la Corte de
Casación, 6.3.1976, n. 749, en Giust. civ., 1976, I, p. 1671.
22
Bellucci c. Min. della Difesa, Cass. sez. II, Sent. del 11.5.1990, n. 4051, en Giust.
civ., 1991, I, p. 113, y en Foro it., 1991, I, col. 184.
23
Maino c. Villa, Cass. sez. II 19.4.1983, n. 2705, en Mass. Giust. civ., 1983, p. 4;
Cass. 7.5.1952, n. 1279, en Mass. Foro. it., 1952, col. 316.
24
Bellucci c. Min. della Difesa, Cass. sez. II, Sent. del 11.5.1990, n. 4051, en Giust.
civ., 1991, I, p. 113, y en Foro it., 1991, I, col. 184; Beck Peccoz c. Mascheroni, Cass.
sez. III, Sent. del 18.6.1987, n. 5371, en Giust. civ., 1988, I, p. 197; Amm. Finanze
Stato c. Stefani, Cass., Sent. del 19.10.1972, n. 3129, en Giust. civ., 1973, I, p. 818;
y para la jurisprudencia de primera y segunda instancia, C.A.M.M.A. c. Baracchi,
Tribunal de Modena, Sent. del 25.5.1972, en Giur. it., 1974, I, 2, col. 429.
456
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
25
Com. di Firenze c. Soc. immobiliare Interme, Cass. sez. I, Sent. del 16.7.1987,
n. 6255, en Mass. Giust. civ., 1987, p. 7.
26
Movillez c. Reg. Lazio, Cass. sez. II, Sent. del 17.3.1994, n. 2544, en Mass. Giust.
civ., 1994, p. 330; Sala reunida de las Cortes de Casación, Sent. n. 749 del
6.3.1976, en Giust. civ., I, p. 1671.
27
Cass., 17.6.1974, n. 1781.
28
Cass., 21.5.1976, en Mass. Giur. it, 1976, cols. 488-489.
29
Servizio segnalazioni stradali c. Comune di Bari, Cass., sez. II, 16.4.1994, n. 3621,
en La Calabria Giudiziaria, 1994, 8, p. 986, y en Giur. it., 1995, I, 1, col. 880.
30
Tribunal arbitral, laudo del 19.11.1994, en Rivista dell’Arbitrato, 1995, 113.
457
PIER GIUSEPPE MONATERI
31
Valchera c. Casadei, Cass., 12.2.1982, n. 855, en Mass. Giust. civ., 1982, fasc. 2;
Doccato c. Pasqualino, Cass. 25.1.1988, n. 582, ivi, 1988, fasc. 1.
32
A. VIGOTTI, “La responsabilità civile del professionista”, cit.
33
Ministero Sanità c. Inail, Cass. Sez. I, 30.8.1995, n. 9157, en Mass. Giust. civ.,
1995, p. 1568.
458
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
34
F. B ENATT , “Culpa in contrahendo”, cit., p. 303; I D ., La responsabilità
precontrattuale, Milán, 1963.
35
Ministero Sanità c. Inail, Cass. 30.8.1995, n. 9157, cit.; Soc. Mim Mobili c. Mariani,
Cass. 30.3.1990, n. 2693, ivi, 1990, fasc. 3; Onofri c. Ferriccioni, Cass. 11.9.1989,
n. 3922, ivi, 1989, fasc. 8-9; Maffei c. Ravasio, Cass. 18.1.1988, n. 340, ivi, 1988,
fasc. 1; Bonano c. Soc. Seram, Cass. 17.1.1981, n. 430, en Rep. Giust. civ., 1981, voz
Obbligazioni e contratti, p. 353; Cass. 14.4.1975, n. 1411, ivi, 1975, voz cit., p. 383.
36
Ministero Sanità c. Inail, Cass. 30.8.1995, n. 9157; Soc. Mim Mobili c. Mariani,
Cass. 30.3.1990, n. 2693; Onofri c. Ferriccioni, Cass. 11.9.1989, n. 3922; Maffei c.
Ravasio, Cass. 18.1.1988, n. 340; Bonano c. Soc. Seram, Cass. 17.1.1981, n. 430;
Cass. 14.4.1975, n. 1411; Roberti c. Bocca, Cass. 27.10.1961.
37
Ministero Sanità c. Inail, Cass. 30.8.1995, n. 9157; Soc. Mim Mobili c. Mariani, Cass.
30.3.1990, n. 2623; Onofri c. Ferriccioni, Cass. 11.9.1989, n. 3922; Maffei c. Ravasio,
Cass. 18.1.1988, n. 340; Bonano c. Soc. Seram, Cass. 17.1.1981, n. 430; Cass. 14.4.1975,
n. 1411; Roberti c. Bocca, Cass. 27.10.1961. Lo mismo se detecta en algunas
sentencias de las cortes de primera y segunda instancia: T.A.R. Campania 19.1989,
en Foro amm., 1989, I, 1033; App. Milán 15.11.1988; App. Roma 29.10.1986; Comune
di Trento c. soc. S.P.I., Trib. Roma, 14.5.1980, en Temi Romana, 1980, 531; Trib.
Turín 25.11.1978; App. Roma 31.3.1971, en Temi Romana, 1971, 520.
459
PIER GIUSEPPE MONATERI
38
P. G. MONATERI , “Concorso di colpa e affidamento nella responsabilità
precontrattuale”, en Resp. civ. prev., 1985, p. 761; L. NANNI, «La buona fede», cit.
39
G. VISINTINI, La reticenza nella formazione dei contratti, Padua, 1972.
40
Ditta Ridentour c. Reg. Puglia, Cass. 20.8.1992, n. 9682, en Giur. it., 1993, I, 1,
col. 2160; Soc. LDP c. Soc. Schiffini, Cass. 29.11.1985, n. 5920, en Mass. Giust.
civ., 1985, fasc. 11; Soc. Bacino Carenaggio c. Amm. Finanze, Cass. 14.3.1985,
n. 1987, en Foro it., 1985, I, col. 2279.
41
Soc. LDP c. soc. Schiffini, Cass. 29.11.1985, n. 5920.
460
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
42
Soc. Bacino Carenaggio c. Amm. finanze, Cass. 14.3.1985, n. 1987; Soc. Italiana
Cauzioni c. Com. di Frattamaggiore, Cass. 11.10.1994, n. 8295, en Foro it., 1995,
I, 1903, y en Foro amm., 1995, p. 392.
43
R. SACCO, «Il contratto», cit.; G. ALPA, “Appunti sulla responsabilità precontrattuale
nella prospettiva della comparazione giuridica”, en Resp. civ. prev., 1981, 535;
ARIETTI, “Sintesi d’informazione”, en Riv. dir. civ., 1991, II, 729; AMATO, “La
buona fede nella formazione del contratto”, en Resp. civ. prev., 1994, 1085.
44
AMATO, “La buona fede”, cit.; G. ALPA, “Appunti”, cit.; ARIETTI, “Sintesi”, cit.
45
R. SACCO, «Il contratto», cit.; G. ALPA, “Appunti”, cit.; ARIETTI, “Sintesi”, cit.
461
PIER GIUSEPPE MONATERI
462
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
51
Venturelli c. Companella, Cass. 23.2.1994, n. 1781, en Foro it., 1994, I, col. 1760,
y en Riv. not., 1994, p. 1156; Papari c. Banco di Roma, Trib. Roma 24.9.1993, en
GIUS, 1994, 159; Cariplo c. Soc. Selle Aquila, App. Milán, 13.11.1992, en Banca,
Borsa e Titoli di Credito, 1994, II, 40; Soc. LDP c. soc. Schiffini, Cass. 29.11.1985,
n. 5920.
52
A. MUSY, voz “Responsabilità precontrattuale”, cit.; F. BENATTI, “Culpa”, cit.;
A. VIGOTTI , «La responsabilità precontrattuale», cit.; ALBERICI , “Il dovere
precontrattuale”, cit., 1051; L. NANNI, “La buona fede”, cit.
53
F. BENATTI, “Culpa”, cit.
54
ALBERICI, “Il dovere”, cit.; F. BENATTI, “Culpa”, cit.
55
A. MUSY, voz “Responsabilità precontrattuale”, cit.; F. BENATTI, “Culpa”, cit.; A.
VIGOTTI, “La responsabilità precontrattuale”, cit.; L. NANNI, “La buona fede”, cit.
463
PIER GIUSEPPE MONATERI
56
Roberti c. Bocca, Cass. 27.10.1961, n. 2425, en Giur. it., 1963, I, 1, col. 404.
57
App. Turín, 4.1.1957, en Rep. Giur. it., 1957, Obbligazioni e contratti, 2475,
col. 709.
58
Chonchol c. soc Laboratori di Chimica Applicata A. Gabbiani & C., App. Milán,
15.1.1952, en Foro pad., 1952, I, 580.
59
Biagioni c. Magni, Cass. 20.4.1959, n. 1179, en Rep. Giust. civ., 1959, Obbligazioni
e contratti, 483.
60
Amm. Agricoltura e Foreste Reg. Sicilia c. Trapani, Cass. 17.11.1978, n. 5328, en
Giust. civ., 1979, I, p. 32.
464
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
61
Idem.
62
Soc. Alben c. Consorzio Bonifica Grossetana, Cass. 8.10.1981, n. 5300.
63
Trib. Macerata, 31.5.1988.
64
Tiberia c. Istituto Poligrafico Zecca dello Stato, Pret. Roma 2.7.1990, en Riv. giur.
lav., 1991, p. 425.
465
PIER GIUSEPPE MONATERI
65
Soc. Bonifica di Porto Corsini, Trib. Ravenna 12.3.1954, en Foro pad., 1954, I, col. 1299.
66
App. Palermo 6.11.1957, en Rep. Giur. it., 1958, Obbligazioni e contratti, 2312,
col. 676.
67
Soc. Italiana Cauzioni c. Com. di Frattamaggiore, Cass. 11.10.1994, n. 8295, en
Foro it., 1995, I, 1903, con nota de BELLANTUONO.
68
Danesi c. Calcaterra, Cass. 30.12.1968, n. 4081, en Rep. Giust. civ., Vendita, p. 23;
Bonifazi c. Pegno, Cass. 4.1.1966, n. 47, en Giust. civ., 1966, I, p. 13; Soc. Immob.
Comm. Milanese c. Fabiani, Cass. 7.1.1965, n. 6, en Giust. civ., 1965, I, p. 224;
Ghezzi c. Soc. Acquistapace, Cass. 30.5.1959, n. 1638, en Foro it., 1959, I, col.
1280, y en la doctrina, F. CARRESI, “In tema di responsabilità”, cit.
466
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
69
App. Venecia, 14.1.1956.
70
T.A.R. Campania, Nápoles, 19.1.1989, n. 1, en Foro amm., 1989, I, p. 1033.
71
Romano c. Mascaro, Trib. Rossano, 5.7.1952, en Temi, 1952, 467.
467
PIER GIUSEPPE MONATERI
72
App. Milán, 15.11.1988.
73
App. Roma, 29.10.1986.
74
Soc. Winterthur c. Iangella, Cass. 20.11.1990, en Giur. it., 1991, I, 1, 1029; Cass.
16.5.1975, n. 1917, en Assicurazioni, 1976, II, 65, con nota de DURANTE.
75
M. BESSONE, “Rapporto precontrattuale”, cit.
468
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
469
PIER GIUSEPPE MONATERI
81
App. Milán, 7.6.1968, en Riv. dir. comm., 1973, II, p. 22; Opera Pia Collegio
Guastalla c. Soc. Immob. Patro, Cass. 8.2.1972, n. 330, ivi, 1973, II, p. 22.
82
Prov. Catania c. Associazione temporanea imprese, Cass. 6.10.1993, n. 9892, en
Giust. civ., 1994, I, p. 53; Cataldi c. Min. Tesoro, Cass. 29.7.1987, n. 6545, en
Rivista Trimestrale di Scienza dell’Amministrazione, 1991, p. 231; Soc. Beta Holding
c. Min. Transporti, Cass. 9.5.1983, n. 3152, en Rassegna Amministrativa Sanità,
1983, I, p. 863.
83
Com. Trieste c. Bufo, Cass. 10.12.1987, n. 9129, en Il Foro della Lombardia, 1989,
p. 195.
84
Ibidem; Amm. Agricoltura e Foreste Reg. Siciliana c. Trapani, Cass. 17.11.1978,
n. 5328, en Giust. civ., 1979, I, p. 32.
470
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
85
Trib. Macerata, 31.5.1988, inédita.
86
Scudery c. Banco Roma, Pret. Roma 2.7.1990, en Rivista Generale del Lavoro e
Previdenza Sociale, 1991, p. 425.
471
PIER GIUSEPPE MONATERI
87
F. BENATTI, La responsabilità precontrattuale, cit., p. 57; C. M. BIANCA, Diritto civile,
3, cit., p. 161; F. CARRESI, «Il contratto», cit., p. 716; GAZZONI, Manuale di diritto
privato, Nápoles, 1993, p. 824; L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., p. 122;
G. PATTI y S. PATTI, «Responsabilità precontrattuale e contratti standard», en
Il codice civile. Commentario, dirigido por P. SCHLESINGER, Milán, 1993, p. 162; R.
SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit., II, p. 565; R. SCOGNAMIGLIO, «Dei contratti
in generale», en Commentario del codice civile, fundado por A. SCIALOJA y G.
BRANCA, 1970, p. 220; VIALE, «Considerazioni sull’art. 1338 del Codice Civile»,
en Giur. mer., 1984, I, p. 193.
88
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 174; F. CARRESI, «Il contratto», cit., 717; L.
N ANNI , «La buona fede contrattuale», cit., 122; G. P ATTI y S. P ATTI ,
«Responsabilità precontrattuale», cit., 165; R. SACCO y G. D E N OVA , «Il
contratto», cit., p. 568; Cass. 26.5.1992, n. 6294.
89
Locatelli c. Risso, Cass. 22.6.1948, n. 990, en Riv. dir. comm., 1949, II, p. 242.
90
Beck Peccoz c. Mascheroni, Cass. 18.6.1987, 5371, en Giur. it., 1989, I, 1, col. 1056.
91
Fanini c. Lloyd Adriatico, Cass. 26.5.1992, n. 6294; Beck Peccoz c. Mascheroni,
Cass. 18.6.1987, 5371; Locatelli c. Risso, Cass. 22.6.1948, n. 990, cit.; Fanini c.
Lloyd Adriatico, App. Florencia, 11.7.1988, en Arch. civ., 1989, p. 511. En la
doctrina: R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit., p. 567.
472
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
92
Servizio segnalazioni stradali c. Comune di Bari, Cass. sez. II, 16.4.1994, n. 3621,
en La Calabria Giudiziaria, 1994, 8, p. 986, y en Giur. it., 1995, I, 1, col. 880. Por
ejemplo: la obtención de un acuerdo total respecto de los elementos de una
compraventa inmobiliaria, aún no expresado en las formas de ley, al no
configurar una hipótesis de contrato nulo por defecto de la forma escrita
requerida ad substantiam, puede tener relevancia a efectos de la responsabilidad
precontractual, en la medida que determine una confianza de las partes más
fundada en la celebración del contrato. En cambio, se debe descartar el
resarcimiento de los daños ex art. 1338 cód. civ., que no permite considerar
culpable a la parte que haya confiado en la validez del contrato bajo la
ignorancia de una norma legal: Filosa c. Di Dato, Trib. Nápoles, 30.4.1984, en
Dir. giur., 1984, p. 1010.
93
L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., p. 130.
94
F. BENATTI, La responsabilità precontrattuale, cit., 57; R. S COGNAMIGLIO, «Dei
contratti», cit., p. 221; VIALE, «Considerazioni», cit., p. 193.
95
F. BENATTI, op. ult. cit., p. 58; C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 174; GAZZONI,
«Manuale», cit., p. 825; L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., p. 123;
R. SCOGNAMIGLIO, loc. ult. cit.
96
Beck Peccoz c. Mascheroni, Cass. sez. III 18.6.1987, 5371, en Giust. civ., 1988, I, p. 197,
y en Riv. not., 1989, p. 1183.
97
Centro Studi Aleardi c. Faccioni, Trib. Verona 31.5.1980, en Giust. civ., 1982, I, 2,
p. 623.
473
PIER GIUSEPPE MONATERI
98
R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit., p. 571; R. SCOGNAMIGLIO, loc. ult. cit.
99
F. BENATTI, La responsabilità precontrattuale, cit., p. 59; C. M. BIANCA, Diritto civile,
3, cit., p. 181; L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., p. 130; VIALE,
“Considerazioni”, cit., p. 194.
100
Cass. 21.7.1954, n. 2616.
101
Danesi c. Calcaterra, Cass. 30.12.1968, n. 4081 (hipótesis relativa a actos
administrativos generales, como los vínculos derivados de planes
reguladores).
102
Bordone c. Vivaldi, Cass. 9.10.1979, n. 5240 (hipótesis de invalidez del
negocio constitutivo de servidumbre por defecto de la forma escrita
requerida ad substantiam). Véase también: Trib. Nápoles, 30.4.1984, en Dir.
giur., 1984, p. 1010.
474
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
103
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 176; F. BENATTI, La responsabilità precontrattuale,
cit., 63; F. CARRESI, «Il contratto», cit., p. 717 (para la no resarcibilidad en caso de
error de derecho); L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., p. 136; G. PATTI y
S. PATTI, «Responsabilità precontrattuale», cit., p. 200; R. SACCO y G. DE NOVA,
«Il contratto», cit., p. 574; R. SCOGNAMIGLIO, «Dei contratti», cit., p. 223; VIALE,
“Considerazioni”, cit., p. 196; adde G. VISINTINI, «La reticenza», cit., p. 269.
104
Com. Trento c. soc. SPI, Trib. Roma 14.5.1980, en Temi Romana, 1980, p. 531.
105
Trib. Pescara, 4.3.1978, en Riv. dir. comm., 1983, II, p. 233 (hipótesis en la cual
la Administración pública encargó la ejecución de trabajos sin poner en acción
el contrato escrito, pero con la promesa del pago a la presentación del
comprobante de pago, e invocó, posteriormente, la invalidez del contrato
sobre la base de que éste se había estipulado sólo de manera verbal).
106
De Angelis c. Ditta Sinistrario, Cass. 18.6.1955, n. 1900, en Foro it., 1956, I, col. 368.
475
PIER GIUSEPPE MONATERI
107
Idem.
108
G. PATTI y S. PATTI, «Responsabilità precontrattuale», cit., p. 234; R. SACCO y G.
DE NOVA, «Il contratto», cit., p. 572; G. VISINTINI, «La reticenza», cit., p. 271.
109
Ridenttour c. Reg. Puglia, Cass. 20.8.1992, n. 9682, en Giur. it., 1993, I, 1, col. 2160.
110
Soc. Buitoni c. IRI, Trib. Roma, 19.7.1986, en La Nuova Giurisprudenza Civile
Commentata, 1987, I, p. 416.
111
F. BENATTI, La responsabilità precontrattuale, cit., p. 57; GAZZONI, «Manuale», cit.,
p. 824; L. NANNI, La buona fede contrattuale, cit., p. 128; R. SCOGNAMIGLIO, «Dei
contratti», cit., p. 222. En sentido contrario: C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 175.
112
Es decir, respecto de las cualidades subjetivas de los tratantes. Cfr. M. BUSSANI,
«La colpa soggettiva», cit., 1991.
476
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
113
R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit.
114
ALBERICI, «Il dovere precontrattuale», cit., p. 1058.
115
M. BESSONE, «Rapporto precontrattuale», cit., p, 972.
116
Min. Sanità c. INAIL, Cass. 30.8.1995, n. 9157, en Mass. Giust. civ., 1995, 1568.
117
M. BESSONE, «Rapporto precontrattuale», cit.
118
M. BESSONE, loc.ult. cit.
477
PIER GIUSEPPE MONATERI
478
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
479
PIER GIUSEPPE MONATERI
130
Trib. Voghera, 13.5.1987, n. 143.
131
Trib. Nápoles, 5.8.1991.
132
Min. Lavori Pubblici c. Istituto di Medicina Dinamica, Cass. 12.7.1980, n. 4473,
en Giust. civ., 1981, I, p. 329.
133
App. Roma, 29.10.1986.
134
App. Venecia, 11.4.1953.
135
Montedison c. Di Pietro, Cass. Sala laboral, 22.10.1994, n. 8682, en Rivista
Italiana del Diritto del Lavoro, 1985, II, p. 524, con nota de BOLLANI.
480
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
136
Trib. Nápoles, 10.2.1971.
137
Colombo c. soc. Refi, Trib. Milán, 12.2.1987, n. 1267, en Giur. comm., 1990, II, p. 563.
138
Petrazzuolo c. Morgese, Cass. 18.5.1971, n. 1499, en Mass. Giust. civ., 1971, fasc. 5.
139
App. Florencia, 21.12.1964.
140
Allegra c. IACP Messina, Cass. 18.4.1983, n. 2651, en Mass. Giust. civ., 1993,
fasc. 4.
141
Sepe c. Barra, Cass. 7.8.1974, en Mass. Giust. civ., 1974, fasc. 8.
142
Trib. Nápoles, 23.12.1971.
481
PIER GIUSEPPE MONATERI
143
En jurisprudencia: Dell’Erba c. Min. Difesa, Cass. 10.10.1957, n. 3706, en Mass.
Giust. civ., 1957, fasc. 10; Dell’Erba c. Ente Autonomo Acquedotto Pugliese, Cass.
12.6.1959, n. 1789; Italtelecine c. Cineriz, Cass. 28.1.1972, n. 199, en Foro it.,
1972, I, col. 2088; Savini c. Imperato, Cass. 22.10.1982, n. 5492, en Giur. it.,
1984, I, 1, col. 1199; Soc. LDP c. soc. Schiffini, Cass. 29.11.1985, n. 5920; Trib.
Milán, 3.4.1967.
144
F. BENATTI, “Culpa”, cit.
145
ALBERICI, “Il dovere”, cit.; el mismo concepto se lee en R. SACCO y G. DE NOVA,
«Il contratto», cit.
146
ALBERICI, “Il dovere”, cit.; R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit.; en
jurisprudencia: Cass. 5.6.1952, n. 1599; App. Roma, 2.2.1955.
147
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit.
148
R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», cit.; Cimadomo c. Doria Pamphili, Cass.
13.7.1968, n. 2521, en Mass. Giust. civ., 1968, fasc. 7.
482
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
149
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit.; Roberti c. Bocca, Cass. 27.10.1961, n. 2425, en
Mass. Giust. civ., 1961, fasc. 10; Maffei c. Ravasio, Cass. 18.1.1988, n. 340, ivi,
1988, fasc. 1.
150
Ellena c. Peris, Cass. 28.3.1966, n. 825, en Mass. Giust. civ., 1966, fasc. 3.
151
ALBERICI, “Il dovere”, cit.
152
A. VIGOTTI, “La responsabilità contrattuale”, cit.
153
A. VIGOTTI, loc. ult. cit.
154
App. Nápoles, 11.6.1968.
483
PIER GIUSEPPE MONATERI
155
Frediani c. Gallino, Cass. 17.4.1970, n. 1098, en Mass. Giust. civ., 1970, fasc. 4.
156
Com. Trieste c. Bufo, Cass. 10.12.1987, n. 9129, en Il Foro della Lombardia, 1989,
p. 195.
157
GALLI, Corso di diritto amministrativo, 1994.
158
GALLI, loc. ult. cit.
484
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
159
Cataldi c. Min. Tesoro, Cass. 29.7.1987, n. 6545, en RTAp, 1991, p.231.
160
Saraca c. Min. Lavori Pubblici, App. Roma, 17.4.1990, en Foro it., 1990, I, col. 2953.
161
La genérica descripción del daño resarcible contenida en el art. 1338 cód. civ.
se remonta a JHERING, Culpa in contrahendo: oder Schadenersatz bei nichtigen oder
nicht zur Perfektion gelangten Verträgen, cit., también disponible en “Culpa in
contrahendo ecc.”, al cuidado de SCHMIDT, Hamburgo-Berlín-Zurich, 1969, p. 7),
quien fue el primero en afirmar que aquel que conscientemente causa la
invalidez del contrato no está obligado a corresponder con el equivalente de la
prestación comprometida, sino a colocar a la otra parte en la misma situación
patrimonial en que ésta se habría encontrado si no hubiese estipulado el
contrato; se resarce, en consecuencia, el denominado “negative Vertragsinteresse”.
162
A. LUMINOSO, “La lesione dell’interesse negativo”, cit., 782 ss.
485
PIER GIUSEPPE MONATERI
163
Entre muchas otras: Crespi c. Airaghi, Cass. 7.2.1966, n. 402, en Rep. Foro it.,
1966, Obbligazioni e contratti, n. 435, y Rizzitelli c. Borghese, Cass. 7.3.1964,
n. 486, ivi, 1964, voz cit., n. 341.
164
Di Vincenzo c. Scaletta e Cantarino, Cass. 7.5.1977, n. 1756, en Rep. Foro it., 1977,
Rappresentanza e contratti, n. 8.
165
F. BENATTI, voz “Responsabilità precontrattuale”, en Enc. giur., Roma, 1991, e
idénticamente, en ID., “Culpa in contrahendo”, cit., p. 306.
486
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
166
En el mismo sentido, A. LUMINOSO, “La lesione”, cit., p. 782.
*
Véase supra, § 3 [N. del T.].
167
V. PIETROBON, L’errore nella dottrina del negozio giuridico, Padua, 1963, p. 121.
487
PIER GIUSEPPE MONATERI
168
En tal sentido se han pronunciado F. MESSINEO, «Il contratto in genere», cit.,
304; N. DISTASO, «I contratti in generale», en Giurisprudenza sistematica di diritto
civile e commerciale, fundada por W. BIGIAVI, I, Turín, 1980, p. 316; SANTAGATA,
“Osservazioni in tema di recesso dalle trattative”, en Giur. merito, 1973, I, p. 589,
y F. CARRESI, «Il contratto», cit., p. 741.
169
R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto,» cit.
488
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
170
Para una completa descripción de esta teorían, véanse ROGERSON, “Efficient
Reliance and Damages Measures for Breach of Contract”, 15 Rand J. Econ., 39
(1984), y en Italia: CARUSO, “Note in tema di danni precontrattuali”, en Foro it.,
I, 1991, col. 192.
171
F. BENATTI, “Culpa in contrahendo”, cit., p. 306, y antes en ID., La responsabilità
precontrattuale, cit., p. 150. Dicha conclusión, con la cual concuerdan CUFFARO
(voz “Responsabilità precontrattuale”, en Enc. dir., XXXIX, Milán, 1988, p. 1274),
A. DE CUPIS (Il danno, I, Milán, 1966, p. 305), V. PIETROBON (L’errore nella dottrina
del negozio giuridico, cit., 119), R. SCOGNAMIGLIO (Dei contratti in generale, cit.,
p. 213) y C. TURCO (Interesse negativo e responsabilità precontrattuale, Milán, 1990,
p. 19). En abono de la ausencia de una limitación de este tipo, se recuerda,
asimismo, la doctrina de JHERING, quien sostuvo expresamente que el interés
negativo podía superar al positivo. Por lo demás, esta doctrina ha sido
desatendido por el legislador alemán, quien, en los §§ 122 y 179, 2º. párrafo
del BGB ha establecido que el interés contractual negativo debe reducirse, de
todas formas, dentro de la medida del interés contractual positivo.
172
FERRARINI, “Investment banking”, prospetti falsi e “culpa in contrahendo”, en
Giur. comm., 1988, II, 608; también: F. BENATTI, loc. ult. cit.
489
PIER GIUSEPPE MONATERI
173
Min. Sanità c. Inail, Cass. 30.8.1995, n. 9157, en Mass. Giust. civ., 1995, fasc. 8.
174
Dietzch c. Andolina, Cass. 21.1.1985, n. 226, en Resp. civ. prev., 1985, 757, con
nota de MONATERI, “Concorso di colpa e affidamento nella responsabilità
precontrattuale”. Los hechos afrontados por dichas sentencias fueron los
siguientes: en 1976 la Sra. Andolina, titular de la empresa Poseidon, conoce
al Sr. Dietzsch, quien le sugiere ampliar su empresa, con la promesa de aportes
de capital, nuevo personal y amplias fianzas bancarias. Confiando en dichas
promesas, Andolina asumió importantes compromisos frente a los terceros.
Sin razones, e improvisamente, Dietzsch se retira del negocio, y causa, con
ello, graves males a Andolina. El tribunal, con sentencia confirmada en
apelación y en casación, reconoce la responsabilidad de Dietzsch, ex art.
1337 cód. civ., pero también un concurso de culpa por parte de Andolina.
490
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
175
Cardinale c. Stefer, Cass. 19.11.1983, n. 6906, en Foro it., 1984, I, col. 459.
176
Troiani c. Com. Moncalieri, Cass. 10.10.1962, n. 2919, en materia de
responsabilidad civil.
491
PIER GIUSEPPE MONATERI
177
Es así como CUFFARO, voz “Responsabilità precontrattuale”, cit., p. 1274,
entiende que “podría configurarse la posibilidad de un resarcimiento en
forma específica cuando las circunstancias lo permitan”, tal como ocurre
cuando “por ejemplo, resulte violado el deber de custodia de los bienes
consignados en el transcurso de las tratativas”. La regla operacional me
parece justa, pero el problema de la devolución de los bienes no está
relacionado, en modo alguno, con la responsabilidad precontractual, sino
con relaciones harto distintas.
*
Léase sobre la existencia de la responsabilidad [N. del T.].
178
Sólo se han pronunciado respecto de la demanda sobre el an, Barbieri c. Oliva,
Cass. 12.11.1986, n. 6629, en Rep. Foro it., 1986, Obbligazioni e contratto, n. 73,
que confirma App. Génova 26.3.1982, inédita, y Trib. Nuoro, 9.9.1986, en
Rivista Giuridica Sarda, 1988, p. 85.
179
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, cit., p. 179, en una de las descripciones doctrinales
más complejas afirma que “los gastos comprenden los costos afrontados
para el desarrollo de las tratativas (viajes, redacción de proyectos, etc.)”,
además de “los costos asumidos para ejecutar o recibir la prestación
(adquisición de mobiliario, alquiler de locales, etc.).
180
Lamentablemente, los gastos son difícilmente subdivisibles en las útiles
categorías sugeridas por C. M. BIANCA (gastos para el desenvolvimiento de
las tratativas, gastos para la celebración del contrato y gastos para ejecutar o
para recibir la prestación), en la medida que casi siempre los jueces han
tenido que afrontar casos en los cuales los gastos realizados podían
comprenderse en varias categorías. Léase la casuística en M ONATERI , La
responsabilità contrattuale e pre-contrattuale, Turín, 1997.
492
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
181
Rinaldi c. soc. Dickson, Cass. 20.8.1980, n. 4292, en Rep. Giust. civ., Obbligazioni e
contratti, n. 382; Min. Difesa c. soc. S.A.M.A.R., Cass. 11.1.1977, n. 93, en Giur. it.,
1977, I, 1, col. 1691; De Cristoforo c. Papascinto, Cass. 28.3.1955, n. 923, en Foro it.,
1955, I, col. 812, si bien solamente incidenter tantum. En cambio, en Com. Trento
c. SPI, Cass. 26.5.1992, n. 6294, en La Nuova Giurisprudenza Civile Commentata,
1993, I, p. 351; y en Cardinale c. soc. Stefer, Cass. 19.11.1983, n. 6906, en Foro it.,
1984, I, col. 459, se ha hablado del hecho de haber perdido la oportunidad real
de celebrar con otro el mismo contrato que no llegó a consumarse”.
En otras sentencias se ha considerado igualmente resarcible el daño derivado
de la frustrada celebración de un contrato “idéntico o similar” a aquel por el
cual fueron entabladas las tratativas injustamente abandonadas: Dassati c.
Leonardi, Cass. 13.4.1973, n. 1057, en Rep. Giust. civ., 1973, Obbligazioni e
contratti, n. 426, y Troiani c. Com. Moncalieri, Cass. 10.10.1962, n. 2919, en
Giust. civ., 1963, I, p. 1110. Mayor criterio se demuestra en Spinello c. Assesorato
del Lavoro, Cass. 6.4.1968, n. 1053, en Mass. Giust. civ., 1963, p. 543; allí, para
valorar el daño causado a un trabajador por el empleador que se había
apartado injustificadamente de las tratativas, se consideró resarcible el daño
derivado de la falta de celebración de “un contrato idéntico o similar al no
celebrado, o bien de la pérdida de otras oportunidades de trabajo”.
Dos sentencias, en cambio, parecen no haber planteado ningún límite a la
resarcibilidad de las oportunidades perdidas: Vignati c. Caravaglia, Cass.
28.4.1986, n. 2945, en Mass. Giust. civ., 1986, y Cass. 25.1.1988, n. 952, ivi,
1988, p. 163, han postulado la resarcibilidad de los daños derivados de la
oportunidad perdida de celebrar “otro contrato válido”.
182
En doctrina se emplean fórmulas distintas: hay quien afirma la resarcibilidad
de los daños derivados de la “pérdida de otras oportunidades para contratar”
(R. SACCO, «Il contratto», en Trattato di diritto civile italiano, dirigido por Filippo
VASSALLI, VI, Turín, 1975, p. 926); otros, la resarcibilidad de los daños derivados
493
PIER GIUSEPPE MONATERI
494
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
conductiva que ésta última hubiese recibido por un año de alquiler. Aquí se
rechazó, por tanto, la tesis de la AAN relativa a que el interés negativo no
comprende el perjuicio económico derivado de la renuncia a celebrar un contrato
con contenido distinto, si comparado con aquel contrato sobre el cual versaban
las tratativas. La Corte de Casación, confirmando la sentencia de segunda
instancia, afirma que el interés negativo “no postula necesariamente [...] que el
contrato perdido (en el caso, el contrato con TOTAL) sea idéntico a aquel contrato
respecto del cual se interrumpieron las tratativas (la compraventa de la
motocisterna) [...] si la frustrada conclusión del primer contrato se manifiesta
como consecuencia inmediata y directa del comportamiento de la contraparte”.
El episodio de la motonave “Giuliana”, que concluyó en el nivel casatorio, con
la afirmación expresa de la resarcibilidad del daño por la frustrada conclusión
de otro contrato, cualquiera que éste fuera, no ha modificado en gran medida la
tendencia jurisprudencial precedente (tal como creen algunos autores). Se
trataba en efecto, de la primera vez que una Corte tenía que pronunciarse
acerca de la resarcibilidad de los daños derivados de la frustrada estipulación
de un contrato “distinto” o “menos ventajoso” que el contrato no celebrado, y
la respuesta fue positiva. En la doctrina, pocos autores han estudiado con
profundidad el problema de la doble limitación impuesta a la tutela
precontractual de la frustrada celebración de un contrato idéntico o similar,
tan o más ventajoso. La excepción está representada por CARBONE, con su nota
a AAN c. soc. NIM, Cass. 12.3.1993, n. 2973, en Corr. giur., 1993, p. 563.
184
Com. Trento c. SPI, Cass. 26.5.1992, n. 6294, en La Nuova Giurisprudenza Civile
Commentata, 1993, I, p. 351.
185
Onori c. Ferriccioni, Cass. 11.9.1989, n. 3922, en Rep. Foro it., 1989, Obbligazioni e
contratto, n. 154. La jurisprudencia parece ser más exigente, además, al requerir
la prueba de la efectiva presencia de contratos alternativos, a efectos de cuantificar
los daños causados por personar que han actuado sin representación, cfr. Fanini
c. Lloyd Adriatico, App. Florencia 11.7.1988, n. 643, en Arch. civ., 1989, p. 511, con
nota de BRONZINI, “Falsus procurator” e sue responsabilità.
495
PIER GIUSEPPE MONATERI
496
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
XVII
497
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
498
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
1. Premisa
Libertad contractual, protección de los consumidores y simetría
informativa resultan ser tres principios que pueden resultar de difícil y
de diversa articulación, según sea la perspectiva del agente económico
que participa dentro del fenómeno de la contratación masiva. En efecto,
para el empresario que profesionalmente se dedica a la colocación de
bienes o de servicios en el mercado, la libertad contractual será entendida
como la facultad que tiene para disponer unilateralmente el contenido
de la relación contractual con los consumidores, por cuanto la
negociación individual con los mismos resulta impracticable y anti-
económica, así como el derecho de decidir con quien celebrará dicho
contrato. Para los consumidores, la libertad contractual es concebida
como el derecho de elegir entre varias ofertas colocadas en el mercado
aquella que más le conviene en función de sus intereses y posibilidades.
499
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
1
VEGA MERE, Derecho privado, tomo I, Grijley, Lima, 1996, 206. Sin embargo, el
autor rectifica su posición, a raíz de un estudio de BULLARD GONZÁLEZ, («¡Firme
primero, lea después! La contratación masiva y la defensa del consumidor»,
en Estudios de análisis económico del derecho, ARA Editores, Lima, 1996, 249),
afirmando que “Gracias a la búsqueda de información de los demandantes,
en la cual exponen sus preferencias, gustos, expectativas, las empresas no
siempre habrán de imponer sus condiciones. (...), no siempre fijan
unilateralmente sus condiciones sino que recogen las mismas a través de la
información que el mercado les da en los términos que son expuestos y
demandados por los consumidores”(en Consumidor, contrato y sociedad
postindustrial, Universidad de Lima, Fondo de Desarrollo Editorial, 1998, 85).
Dicho en otras palabras, ya no se trata de dos monólogos (empresario y
consumidor), sino de un libreto bien aprendido del empresario (sobre la base
de un estudio de mercado) para “captar” al consumidor.
500
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
2
GIAMPIERI, «L’attuazione della direttiva sulle clausole abusive negli Stati
dell’Unione Europea», en Le clausole abusive nei contratti stipulati con i
consumatori. L’attuazione della direttiva comunitaria del 5 aprile 1993, a cura de
BIANCA y ALPA, CEDAM, Padua, 1996, 273.
3
Así, con respecto a la experiencia jurídica italiana, BUSNELLI, «Fondamento
costituzionale e linee di tendenza di uno “statuto dei diritti del risparmiatore”»,
en Scritti in onore di Alberto Predieri, tomo I, Giuffrè, Milán, 1996, 210.
4
ESPINOZA ESPINOZA, «Apuntes en torno al contrato de sponsorship», en Temas
de Derecho, Nº 3, Lima, 1996, 85.
5
ALPA, Il diritto dei consumatori, Laterza, Roma-Bari, 1995, 21 y ss.
501
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
502
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
10
BIANCA, «Le tecniche di controllo delle clausole vessatorie», en Le clausole abusive nei
contratti tipulati con i consumatori, cit., 359. En este mismo sentido, FURGIUELE, cuando
expresa que: “el punto de partida no es el de la pretendida igualdad formal, sino
de la efectiva desigualdad sustancial que diversifica la posición del sujeto que
predispone las cláusulas y que provee el bien o el servicio, respecto de la posición
del destinatario de las mismas” («Tre osservazioni e due corollari per l’attuazione
della direttiva comunitaria sulle clausole abusive», en Le clausole abusive nei contratti
stipulati con i consumatori, cit., 478).
11
Art. 1398: “En los contratos celebrados por adhesión y en las cláusulas generales
de contratación no aprobadas administrativamente, no son válidas las
estipulaciones que establezcan en favor de quien las ha redactado, exoneraciones
o limitaciones de responsabilidad; facultades de suspender la ejecución del
contrato, de rescindirlo o de resolverlo; de prohibir a la otra parte el derecho de
oponer excepciones o de prorrogar o de renovar tácitamente el contrato”.
12
Los cuales son definidos como “una manera de contratar en la cual, sin perderse
la autonomía privada manifestada por la libertad de conclusión del contrato, la
determinación de las condiciones del mismo es hecha unilateral y exclusivamente
por una de las partes y plasmada en su oferta, para que la otra parte, o sea el
destinatario, decida a su solo criterio contratar o no en tales condiciones. En el
primer caso, aceptará la oferta; en el segundo, la rechazará” (DE LA PUENTE Y
LAVALLE, «El contrato en general. Comentarios a la Sección Primera del Libro VII
del Código Civil», en Biblioteca Para Leer el Código Civil, Vol. XI, Primera Parte,
Tomo III, Tercera Edición, PUCP, Fondo Editorial, Lima, 1996,26).
13
Definidas por el art. 1392 c.c. como “aquellas redactadas previa y unilateralmente
por una persona o entidad, en forma general y abstracta, con el objeto de fijar el
contenido normativo de una serie indefinida de futuros contratos particulares,
con elementos propios de ellos”. Sostiene que se trata de fenómenos muy similares
BULLARD GONZÁLEZ, cuando afirma que “resulta difícil imaginar un ejemplo en el
que, la adhesión no se dé a cláusulas generales. Por el contrario, el fenómeno de
las cláusulas generales resulta teniendo un espectro de cobertura más amplio,
permitiendo que la “adhesión” se produzca no a la integridad del contenido
contractual, sino a algunas condiciones particulares” («Contratación en masa
¿Contratación?», en Thémis, Segunda Epoca, Nº 15, Lima, 1989, 54).
14
DE LA PUENTE Y LAVALLE, op. cit., 202.
503
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
15
Sobre el particular, MARTÍNEZ COCO, «Las cláusulas generales exonerativas de
responsabilidad (apuntes acerca de su nacimiento y los problemas que su utilización
conlleva)», en Revista de Derecho y Ciencias Políticas, UNMSM, vol. 48, años 1990-
1991, Lima, 209 y ss. y a propósito de los contratos de alquiler de cajas de seguridad,
ESPINOZA ESPINOZA, «La responsabilidad civil de los bancos en el servicio de cajas de
seguridad», en Derecho, PUCP, Nº 50, Lima, diciembre, 1996, 313 y ss.
16
El texto original consideraba como vejatoria la estipulación de fijar cláusulas
compromisorias y sometimiento a arbitraje. Este ha sido derogado por la Primera
Disposición Modificatoria del Código Procesal Civil. Esta supresión ha sido
criticada, por cuanto “si el sometimiento a arbitraje resulta de una manifestación
libre, reflexiva y consciente, en el marco de un equilibrio negocial de las partes, no
hay ningún inconveniente. Empero no puede descartarse la imposición de esta
vía, en el caso de las CGC, para beneficio del predisponente, quien estará en aptitud
de definir el tipo de arbitraje, el lugar en que se desarrollará y aún el procedimiento
al que estará sometido” (CÁRDENAS QUIRÓS, «Las cláusulas generales de contratación
y el control de las cláusulas abusivas», en Ius et Veritas, Nº 13, Lima, 1996, 24).
17
Art. 1354: “Las partes pueden determinar libremente el contenido del contrato,
siempre que no sea contrario a norma legal de carácter imperativo”.
18
En este sentido, DE LA PUENTE Y LAVALLE, op. cit., 210-212, quien propone como ejemplo
el caso que en una cláusula general se aumentase la responsabilidad de la contraparte
por inejecución de sus obligaciones. En este mismo sentido, CÁRDENAS QUIRÓS, op. cit.
19
Así, ARIAS SCHREIBER PEZET, con la colaboración de CÁRDENAS QUIRÓS, ARIAS
SCHREIBER MONTERO y MARTÍNEZ COCO, Exégesis, tomo I, Contratos: Parte General,
Studium, Lima, 1986, 152.
504
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
20
Dentro del concepto de proveedores están comprendidos los distribuidores o
comerciantes, los productores o fabricantes, los importadores y los prestadores
de servicios (art. 3).
21
El art. 65 establece que “el Estado defiende el interés de los consumidores y
usuarios. Para tal efecto garantiza el derecho a la información sobre los bienes
y servicios que se encuentran a su disposición en el mercado (...)”.
505
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
22
PERLINGIERI, Il diritto civile nella legalità costituzionale, ESI, Nápoles, 1991, 101.
23
BULLARD GONZÁLEZ, op. cit., 48.
24
BULLARD GONZÁLEZ, op. cit. En efecto, el autor sostiene que “la estandarización
de los bienes y servicios que concurren al mercado lleva, indefectiblemente, a
estandarizar las relaciones jurídicas vinculadas a dicha concurrencia. Las
relaciones jurídicas se producen en serie” (cit., 49). Compartimos el criterio
por el cual se advierte que: “la contratación en masa ha rebasado por completo
los marcos de la concepción tradicional de “contrato” con lo que quedan dos
posibles salidas: o le damos al concepto “contrato” un contenido distinto al
de un simple acuerdo de voluntades, para poder englobar a la llamada
“contratación en masa”, o creamos una nueva terminología que permita
explicar a cabalidad este nuevo fenómeno” (cit., 50).
25
BULLARD GONZÁLEZ, op. cit., 53.
26
CÁRDENAS QUIRÓS, op. cit., 22.
27
CÁRDENAS QUIRÓS, op. cit.
506
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
507
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
31
BIRK, «Il recepimento della direttiva e il diritto tedesco», en Le clausole abusive
nei contratti stipulati con i consumatori, cit., 29.
32
BIRK, op. cit., 30. En este mismo sentido, HOHLOCH, cuando afirma que “la ley
tutela contra el uso de cláusulas abusivas por parte de todos los operadores”
(«Quale destino per l’AGBG?», en Le clausule abusive nei contratti stipulati con
i consumatori, cit., 40).
33
BIRK, op. cit., 31.
34
Tal como se puede entender de los comentarios de KLESTA DOSI, «Il controllo
delle clausole abusive: la direttiva 93-13 alla luce della giurisprudenza
tedesca, francese e inglese», en NGCC, segunda parte, 1994, 429.
508
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
35
KLESTA DOSI, op. cit., 433.
36
ALPA, op. cit., 143-144.
37
ALPA, op. cit., 144-145.
509
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
38
ALPA, op. cit., 144.
39
KLESTA DOSI, op. cit., 437.
40
KLESTA DOSI, op. cit.
41
KLESTA DOSI, op. cit., 434.
510
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
511
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
512
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
Siguiendo a la Ley No. 78-23 del 10.01.78, la Ley No. 95-96, del
01.02.95, establece que las disposiciones relativas a las cláusulas abusivas
que ésta fija, “son aplicables cualquiera sea la forma o el elemento accesorio
del contrato. Forman parte del mismo, particularmente, las notas de
comisión, las facturas, los certificados de garantía, los bonos de entrega o
recibos, que contengan cláusulas contractuales negociadas libremente o
no, incluso referencias a condiciones generales prestablecidas”48. Ello nos
rebela a un legislador preocupado por la aplicación de esta normatividad
especial a todos los documentos contractuales.
La Ley No. 95-96 regula la denominada interpretación contra
proferentem, cuando establece que las cláusulas de los contratos
propuestas por los profesionales a los consumidores o a los no
profesionales se interpretan en caso de duda, de la manera más
favorable al consumidor o al no profesional49.
La Ley No. 78-23 establecía que una cláusula es abusiva cuando
es impuesta a los no profesionales o consumidores con un abuso de
poder económico de la otra parte y confiere a esta última una ventaja
excesiva. En cambio, la Ley No. 95-96 define como abusivas las
cláusulas que tienen por objeto o por efecto aquel de crear, con daño
al no profesional o al consumidor, un significativo desequilibrio entre
derechos y obligaciones de las partes del contrato50.
La Ley 78-23 limitaba la propia aplicación de la cláusula general a
algunas condiciones que enumeraba de manera restringida. Se trataba de
las cláusulas relativas al carácter determinado o determinable del precio
así como de su pago, a la consistencia del objeto o de su entrega, a la
asunción de los riesgos, a la extensión de la responsabilidad y de las
garantías, a las condiciones de ejecución, rescisión, resolución o
reconducción a equidad de los acuerdos. Sin embargo, la Ley 95-96,
establece que la valorización del carácter abusivo de las cláusulas no se
refiere ni a la definición del objeto principal del contrato ni a la adecuación
del precio o de la remuneración al bien vendido o al servicio ofrecido51.
La Ley francesa vigente es de carácter extensivo. En efecto, contiene
en anexo “un elenco indicativo y no exhaustivo de las cláusulas que
pueden ser consideradas como abusivas”, basado exactamente en el elenco
48
GHESTIN y MARCHESSAUX, op. cit., 64.
49
GHESTIN y MARCHESSAUX, op. cit., 71.
50
GHESTIN y MARCHESSAUX, op. cit., 73-74.
51
GHESTIN y MARCHESSAUX, op. cit., 74-75.
513
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514
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
515
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516
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
517
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
69
ROPPO, op. cit., 283. El segundo y tercer párrafo de este artículo establecen,
además, lo siguiente: “El hecho de que ciertos elementos de una cláusula o
que una cláusula aislada se hayan negociado individualmente no excluirá
la aplicación del presente artículo al resto del contrato si la apreciación global
lleva a la conclusión de que se trata, no obstante, de un contrato de adhesión.
El profesional que afirme que una cláusula tipo se ha negociado
individualmente asumirá plenamente la carga de la prueba”.
70
Así, TROIANO, «L’ambito oggettivo di applicazione della Direttiva CEE del 5
aprile 1993: la nozione di clausola “non oggetto di negoziato individuale”»,
en Le clausole abusive nei contratti stipulati con i consumatori, cit., 604, quien
sostiene que “la referencia a la simple posibilidad para el consumidor de
ejercitar cualquier influencia sobre el contenido de la cláusula, y no en cambio
a la circunstancia que tal influencia haya sido materialmente ejercitada, parece
legitimar una interpretación de la norma en el sentido que, para poder revisar
una negociación individual, no sea necesario que la cláusula haya sido
modificada respecto al texto originalmente preformulado” (cit., 606).
71
TROIANO, op. cit., 610, quien afirma que, para tal efecto, “sería irrelevante una
declaración suscrita por el consumidor en la cual éste declare que el contenido
del contrato haya sido negociado en todos sus detalles”, así como “la hipótesis
en la cual se deje al consumidor, mediante el instrumento de los modelos a
elección múltiple, la opción entre varias condiciones generales de contrato
preformuladas” (cit., 612).
72
TROIANO, op. cit., 613, quien, en este orden de ideas, precisa que «la generalidad
o estandarización de la cláusula no parece constituir un carácter
indispensable para que se pueda revisar en la misma una “cláusulas no
negociada individualmente”» (cit., 627-628).
518
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
73
TROIANO, op. cit., 634.
74
TROIANO, op. cit., 639-640.
75
ROPPO, op. cit.
76
TROIANO, op. cit., 641.
77
TROIANO, op. cit., 646.
78
TROIANO, op. cit., 650.
79
ROPPO, op. cit., 287 y ss.
519
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
80
Esta disposición tendría problemas de compatibilidad en el caso de los
contratos de seguros, concretamente, en la situación prevista en el art. 1898
del c.c.italiano, cuyo segundo párrafo establece que “el asegurador puede
rescindir el contrato, dando comunicación por escrito al asegurado dentro
de un mes a partir del dia en el cual ha recibido el aviso (de hechos que
agraven el riesgo, cuya comunicación es obligatoria para el asegurado, según
el primer párrafo de este artículo) o ha tenido de otra manera conocimiento
del agravamiento del riesgo” (GAGGERO, op. cit., 502).
81
ROPPO, op. cit., 288.
520
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
521
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
82
ROPPO, op. cit., 289.
83
ROPPO, op. cit.
84
ROPPO, op. cit.
522
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
85
ROPPO, op. cit., 290. Dentro de esta línea de pensamiento se afirma que: “según
el modelo de definición comunitaria, las cláusulas sobre el jus variandi no
son abusivas, puesto que la calificación no puede prescindir de la aplicación
en concreto de los dos principios implícitos de la directiva: del equilibrio de
las posiciones jurídicas subjetivas de las partes y de la buena fe, de las
cuales constituyen expresión de la inteligibilidad de las cláusulas
contractuales” (G AGGERO , «La disciplina del jus variandi nel testo unico
bancario (D.lgs. 1 settembre 1993, n. 385)», en Le clausole abusive nei contratti
stipulati con i consumatori, cit., 382).
523
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
86
ROPPO, op. cit.
87
Art. 8: “Los Estados miembros podrán adoptar o mantener en el ámbito regulado
por la presente Directiva, disposiciones más estrictas en sean compatibles con
el Tratado, con el fin de garantizar al consumidor un mayor nivel de protección”.
88
“Considerando que, a los efectos de la presente Directiva, la lista de cláusulas que
relaciona al Anexo no puede tener sino carácter indicativo y que, dado su carácter
mínimo, los Estados miembros, en el marco de su legislación nacional, pueden
someterla a añadidos o a formulaciones más restrictivas, en particular con respecto
al alcance de dichas cláusulas”. Nótese que se habla de formulaciones más restrictivas,
lo cual difiere del sentido de eliminar cláusulas de la lista de esta directiva.
89
ROPPO, op. cit., 292, el cual afirma que “la calificación del carácter abusivo de las
cláusulas está, si así se puede decir, circundada de una doble indeterminación,
que corresponde a un doble ejercicio de discrecionalidad por parte del intérprete:
por un lado, la indeterminación interna del elenco, ligada a las fórmulas
elásticas usadas para definir muchas de las cláusulas; y por otro lado, al
exterior del elenco, la indeterminación derivada de los conceptos amplios
empleados para identificar, de manera general, la noción de abuso” (cit.).
90
GIUDICA, «Clausole abusive e razionalità del mercato», en Le nuove leggi civili
commentate, cit., 777.
524
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
91
Así, DE NOVA, el cual afirma que “el Código Civil (italiano)(...) es el gran
índice de nuestro derecho privado e inserir la nueva disciplina en un lugar o
en el otro tiene un significado particular” (cit., 308). A favor de esta posición
se encuentra OPPO, «Ulteriori osservazioni», 349; COSTANZA , «Condizioni
generali di contratto e contratti stipulati dai consumatori», 454; ambos en Le
clausule abusive nei contratti stipulati con i consumatori, cit.
92
V. CARBONE, «Il commento. La tutela del consumatore: le clausole abusive», en
Il Corriere Giuridico, Nº 3, IPSOA, 1996, 250
93
Así, BARBIERA, «Il recepimento della Direttiva del 5 aprile 1993 del Consiglio
CEE sulle clausole abusive nei contratti stipulati con i consumatori
nell’alternativa tra inserzione nel Codice e redazione di una legge speciale»,
en Le clausole abusive nei contratti stipulati con i consumatori, cit., 311, quien a
propósito del entonces proyecto de ley italiano, sostenía que: “se realiza en
tal modo una contaminación de la precisión metodológica del código y, al
mismo tiempo, se da la ocasión para que surjan dudas sobre la
conciliabilidad de los contenidos divergentes de las reglas de la Directiva
con los contenidos de las normas del Código” (cit., 315). También es de este
parecer, NUZZO, «Controllo giudiziario sulle clausole abusive. Valutazione
dell’operazione economica complessiva e nullità parziale necessaria», 329;
DI MAJO, «Proposte e scelte dei progetti di recepimento», 335; ambos en Le
clausole abusive nei contratti stipulati con i consumatori, cit; LENER, «La nuova
disciplina delle clausole vessatorie nei contratti del consumatori», en Il
Foro Italiano, Año CXXI, No. 4, abril, 1996, Roma, 154, entre otros.
94
Así, BIGLIAZZI GERI, quien parte de la definición de novelación como “relectura
y refacción orgánica y sistemática de reglas y principios”, sostiene que “tengo
525
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
526
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
98
Se ha preferido utilizar el término vejatorias y no abusivas para “no evocar los
temidos escenarios del abuso del derecho” (Así, LENER, op. cit., 146).
99
En lo que se refiere a esta expresión, reproducimos los comentarios de ROPPO
expresados respecto de la versión italiana de la directiva comunitaria 93/
13/CEE. En este sentido interpretativo, para el caso de la reforma del código
civil italiano, se alinea LENER, op. cit., 160. ALPA sostiene que “una formulación
más precisa habría evitado las deformaciones interpretativas que están
destinadas a perpetuarse” («Breve glossa», en Le clausole abusive nei contratti
stipulati con i consumatori, cit., 708). Sobre el principio de la buena fe, se afirma
que “debería imponerse al juez italiano un esfuerzo de evaluación de la
“justicia” del contrato” (PATTI , «Le clausole abusive nei contratti con i
consumatori», en Saggi di diritto privato europeo: persona proprietà contratto
responsabilità civile privative, a cura de PARDOLESI, ESI, Nápoles, 1995, 114).
100
A propósito del término “significativo” (aunque el comentario fue hecho
respecto del proyecto de ley italiano, es del todo vigente para el actual art.
1469-bis), se afirma que nos encontramos frente a “una probable nueva fuente
de una específica equitas reconocida ahora al intérprete, que hace
indispensables el artículo bajo comentario”, así, FORCHIELLI, «Clausole abusive
e disciplina vigente dell’interpretazione», en Le clausole abusive nei contratti
stipulati con i consumatori, cit., 461.
101
V. CARBONE, op. cit., 257.
102
En este sentido, se sostiene que “cláusula no negociada es sinónimo, la mayor
parte de las veces, de cláusula no conocida” (COSTANZA, op. cit., 459).
527
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
103
LENER, op. cit., 147.
104
LENER, op. cit.
105
Frente a la opinión corriente que quedaría fuera de la prohibición de la
limitación o exoneración de la responsabilidad contractual por culpa leve, se
afirma que “la ineficacia de las cláusulas en examen estará subordinada a
un juicio sobre el significado de desequilibrio a la luz del principio de buena
fe: un juicio no descontado, no pudiéndose compartir ni la tesis según la cual
una cláusula de exclusión o limitación de responsabilidad por culpa leve no
determinaría un desequilibrio significativo de los derechos y de las
obligaciones derivados del contrato, ni la tesis exactamente opuesta”
(BUSNELLI, op. cit., 772).
106
LENER, 155-156.
528
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
529
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
111
Que establece que se presumen vejatorias, salvo prueba contraria, las
cláusulas que tienen por objeto o efecto “establecer que el precio de los bienes
o de los servicios sea determinado al momento de la entrega o de la prestación”.
112
Que establece que se presumen vejatorias, salvo prueba contraria, las
cláusulas que tienen por objeto o efecto “consentir al profesional aumentar el
precio del bien o del servicio sin que el consumidor pueda resolver el contrato,
si el precio final es excesivamente elevado respecto a aquel originariamente
convenido”.
530
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
113
Así, se afirma que: “La exclusión de la presunción del carácter abusivo de las
cláusulas sobre el jus variandi depende, en principio, del concurso de dos
elementos: el condicionamiento del poder unilateral reservado al profesional
cuando concurren motivos justificados y la indicación específica en el contrato
de estos dos elementos” (GAGGERO, op. cit., 387).
114
ANTONIOLLI DEFLORIAN, «Il consumatore, un personaggio in cerca d’autore»,
en Responsabilità civile e previdenza, vol. LX - Nº 6, noviembre-diciembre,
Giuffrè, Milán, 1995, 970.
115
ANTONIOLLI DEFLORIAN, op. cit.
116
ANTONIOLLI DEFLORIAN, op. cit. Este caso se vio en la Pretura de Milán, el 17.01.95
y se resolvió en base al d. leg. 50/92 (actuación de la directiva 85/577/CEE,
en materia de contratos negociados fuera de los locales comerciales) y no de
la directiva 93/13/CEE, sobre cláusulas abusivas en los contratos estipulados
531
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
532
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
118
Art. 1 “Están sujetas a la presente Ley todas las personas, naturales o jurídicas,
de derecho público o privado, que se dediquen en establecimientos abiertos
al público, o en forma habitual, a la producción o comercialización de bienes
o la prestación de servicios en el territorio nacional”.
119
En un pasaje de la motivación de esta resolución, se afirma que “en ese
contexto, en principio, no le es exigible a quien adquiere, utiliza o disfruta un
bien o servicio la diligencia propia del proveedor, sino únicamente la que le
corresponde como un consumidor razonable”.
533
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534
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
535
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
120
Sobre este concepto de abuso de derecho, Cfr. ESPINOZA ESPINOZA, Ensayos sobre
teoría general del derecho y los derechos de las personas, Huallaga, Lima, 1996,
27 y ss. Para un análisis jurisprudencial a nivel nacional, del mismo autor,
«Sobre la necesidad de salvar al abuso del derecho de los excesos de la
doctrina», en Diálogo con la jurisprudencia, año II, Nº 2, Lima, 1995, 69 y ss;
«Algo más sobre el abuso de derecho y la arquitectura interpretativa del
operador jurídico en materia de disolución y decaimiento del vínculo
conyugal», en Diálogo con la jurisprudencia, año III, Nº 6, Lima, 1997, 129 y ss.
Sobre este tema han escrito páginas fundamentales, RESCIGNO, «L’abuso del
diritto», en Rivista di Diritto Civile, CEDAM, Padua, año XXI, 1965 y FERNÁNDEZ
SESSAREGO, Abuso del derecho, Astrea, Buenos Aires, 1992, entre otros.
536
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
537
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
538
LAS CLÁUSULAS VEJATORIAS EN LOS CONTRATOS ESTIPULADOS UNILATERALMENTE
539
JUAN ESPINOZA ESPINOZA
6. Colofón
El estudio comparativo de la circulación de otros modelos jurídicos
nos lleva a la reflexión que el operador del derecho, sea académico,
juez, abogado, legislador, debe tomar conciencia del problema (del
cual también forma parte) que se presenta frente a las cláusulas
vejatorias predispuestas unilateralmente y, si el mismo no se siente
parte de este problema, me permito recordarle la siguiente frase, con
la cual concluyo este trabajo121:
“La muerte de cualquier hombre me disminuye porque soy parte
integrante de la humanidad; y por eso, nunca hagas preguntar por
quién doblan las campanas, doblan por ti”.
121
Que figura en ARRARTE ARISNABARRETA, op. cit., 131. Esta es una frase de DONNE
usada por HEMINGWAY, que a su vez se reitera en un trabajo de DE ANGELIS.
540
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
XVIII
*
Título original: «Contratto e operazione economica», en I contratti in generale -
Aggiornamento 1991-1998, dirigido por Guido ALPA y Mario BESSONE, a su vez
en Giurisprudenza sistematica di diritto civile e commerciale fundada por Walter
BIGIAVI, Turín, UTET, 1998, pp. 257 y ss.
541
ANDREA D’ANGELO
542
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
543
ANDREA D’ANGELO
1
Aquí no viene al caso repasar las etapas del debate doctrinal sobre las relaciones
entre ley y autonomía privada, sino más bien la determinación de los efectos
del contrato y la distinción y relación entre contenido y efectos. Para una
información sobre las posiciones relativas a este punto, y como ulteriores fuentes
de referencia bibliográfica en la doctrina italiana y alemana v. BETTI, Teoria
generale del negozio giuridico, Turín, 1950, pp. 80 y ss.; SCOGNAMIGLIO, «Dei contratti
in generale», en Commentario del Codice civile al cuidado de A. SCIALOJA y G.
BRANCA, Bolonia-Roma, 1970, pp. 27-32; CATAUDELLA, Sul contenuto del contratto,
Milán, 1966, passim, en especial, pp. 6-43, 50 y ss.; RODOTÀ, Le fonti di integrazione
del contratto, Milán, 1969, pp. 76 y ss.; GAZZONI, Equità e autonomia privata, Milán,
1970, pp. 185 y ss.; SACCO, «Il contratto», en Trattato di diritto civile italiano
dirigido por F. VASSALLI, Turín, 1975, pp. 477 y ss.; L. FERRI, Lezioni sul contratto.
Corso di diritto civile, Bolonia, 1975.
544
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
545
ANDREA D’ANGELO
4
BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit., pp. 179 y ss.; CARIOTA-FERRARA, Il
negozio giuridico nel diritto privato italiano, Nápoles, s.a., pp. 603 y ss.; SANTORO-
PASSARELLI, Dottrine generali del diritto civile, Nápoles, 1954, pp. 153 y ss.;
MESSINEO, voz «Contratto (dir. priv.)», en Enc. dir., IX, Milán, 1961, p. 684; y con
anterioridad a ellos, V. SCIALOJA, Negozi giuridici (lezioni 1892-1893), 4ª reimpr.,
Roma, 1938, pp. 94 y ss. Para un análisis crítico de estas tendencias, v. GIORGIANNI,
voz «Causa (dir. priv.)», en Enc. dir., VI, Milán, 1960, pp. 562 y ss., y G. B. FERRI,
Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit., en particular, pp. 250 y ss.
546
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
5
Se reenvía al § 6, infra, y a las notas respectivas. Por ahora señalamos las
fundamentales revisiones críticas de G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del
negozio giuridico, cit., y de G. DE NOVA, Il tipo contrattuale, Padua, 1974, pp. 112 y ss.,
140 y ss. Véanse, igualmente, RESCIGNO, «Note sulla attipicità contrattuale»,
en I contratti in generale, dirigido por G. A LPA y M. BESSONE, a su vez en
Giurisprudenza sistematica di diritto civile e commerciale fundada por W. BIGIAVI,
II, 1, Turín, 1991, pp. 7 y ss., quien aprecia, en la actitud de los jueces, “una
suerte de evasión del principio de libertad de los tipos”; y CARBONE y D’ANGELO,
«Dequalificazione e fonti normative di disciplina del contratto di
cooperazione tra imprese», en Dir. comm. int., 1987, pp. 45 y ss.
6
BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit., pp. 183 y 514; SANTORO-PASSARELLI, Dottrine
generali del diritto civile, cit., p. 159. Para una reconsideración del dogma, véanse, en
particular, y desde distintas perspectivas, RESCIGNO, «L’abuso del diritto», en Riv. dir.
civ., 1965, I, p. 235; G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit., pp. 380
y ss.; BESSONE, Adempimento e rischio contrattuale, reimpr., Milán, 1974, pp. 216 y ss.; y
con anterioridad a ellos: DEIANA, I motivi nel diritto privato, Turín, 1939, pp. 18 y ss., 80
y ss. Véanse también: RICCA, voz «Motivi (dir. priv.)», en Enc. dir., XXVIII, Milán, 1977,
pp. 269 y ss.; FERRANDO, voz «Motivi», en Enc. giur., XX, Roma, 1990, pp. 3 y ss.
7
B ESSONE , Adempimento e rischio contrattuale, cit., pp. 278 y ss.; B ESSONE
y D’A NGELO , voz «Presupposizione», en Enc. dir., XXXV, Milán, 1986,
p. 330.
547
ANDREA D’ANGELO
8
G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit., en especial, pp. 249
y ss., 355 y ss.; y sobre la configuración de la “causa concreta”, v. BIANCA,
Diritto civile, 3, Il contratto, cit., pp. 425 y ss.; cfr. BESSONE, Adempimento e rischio
contrattuale, cit., pp. 214 y ss.
9
Véase, DE NOVA, Il tipo contrattuale, cit., en particular, pp. 112 y ss., y para una
completa información sobre la doctrina alemana en materia, pp. 121 y ss.; y
ahora, del mismo autor, «Il tipo contrattuale», en AA.VV., Tipicità e atipicità nei
contratti, Milán, 1983, pp. 32 y ss.
10
Véase, BESSONE, Adempimento e rischio contrattuale, cit., pp. 331 y ss.; BESSONE y
D’ANGELO, voz «Presupposizione», pp. 328 y ss., 338 y ss., 341 y ss.
11
RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., en particular, p. 104.
548
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
12
Aunque las perspectivas sean diversas, reconocen la función integrativa de la
buena fe: GALGANO, Diritto privato, Padua, 1981, pp. 321 y ss.; ID., Diritto civile e
commerciale, II, Le obbligazioni ed i contratti, 1, Padua, 1993, p. 462; ID., «Il negozio
giuridico», en Trattato di diritto civile e commerciale dirigido por A. CICU y F.
M ESSINEO , continuado por L. M ENGONI , Milán, 1988, p. 434; V ISINTINI ,
«Inadempimento e mora del debitore», en Il Codice civile. Commentario dirigido
por P. SCHLESINGER, sub arts. 1218-1229, Milán, 1987, p. 231; RODOTÀ, Le fonti di
integrazione del contratto, cit., pp. 175 y ss.; ID., voz «Diligenza (dir. civ.)», en Enc. dir.,
XII, Milán, 1964, p. 543; BESSONE, Adempimento e rischio contrattuale, cit., pp. 397 y ss.;
y véanse también, BESSONE y D’ANGELO, voz «Buona fede», en Enc. giur., Roma,
1988, p. 2; D’ANGELO, «La buona fede e l’esecuzione del contratto», en I contratti
in generale, dirigido por G. ALPA y M. BESSONE, cit., IV, 2, Turín, 1991, pp. 763 y ss.
13
Cass. 28 de agosto de 1952, n. 2781, en Rep. Foro it., 1952, voz Obbligazioni e
contratti, n. 138; Cass. 2 de agosto de 1969, n. 2913, en Foro it., 1969, I, 2407;
Cass. 3 de abril de 1970, n. 896, en Foro it., 1971, I, 2376; Cass. 11 de enero de
1973, n. 63, en Foro it., 1973, I, 1085.
14
Cass., 17 de mayo de 1976, n. 1738, en Giur. it., 1977, I, 1, col. 2242; Cass., 21
de julio de 1980, n. 4775, en Riv. dir. comm., 1983, I, p. 413.
15
Cass., 10 de diciembre de 1976, n. 4601, en Giur. it., 1977, I, 1, col. 1894.
549
ANDREA D’ANGELO
16
D’ANGELO, «La buona fede e l’esecuzione del contratto», cit., pp. 773 y ss, et passim,
y para la parte conclusiva, pp. 797 y ss., así como la jurisprudencia allí
analizada. Sobre el punto véase el § 7 del capítulo VII de D’ANGELO, Contratto
e operazione economica, Turín, 1992. Para un exhaustivo reconocimiento, y
una aguda reconsideración, crítica de las tendencias jurisprudenciales en
materia de buena fe, v. NANNI, La buona fede contrattuale, Padua, 1988.
17
Cass., 9 de abril de 1987, n. 3480, en Giur. it., 1988, I, 1, col. 1609.
18
La obra de la jurisprudencia al respecto, y la atención de la doctrina por el
estudio a fondo de las variadas tipologías de operaciones económicas
“innominadas” que han ido afirmándose en la práctica de los negocios,
están documentadas en los volúmenes II, 1 y 2 de I contratti in generale, dirigido
por G. ALPA y M. BESSONE, cit., enteramente dedicados a los contratos atípicos.
19
Particularmente significativa al respecto, es la jurisprudencia formada, ya desde
hace un tiempo, en materia de concesión exclusiva (Cass., 16 de mayo de 1968,
n. 1542, en Foro it., 1968, I, col. 2159; y cfr. Cass. 15 de abril de 1959, n. 1108, en
Foro it., 1960, I, col. 1926), y sobre todo en materia de leasing (Trib. Catania, 7 de
diciembre de 1984, en Riv. it. leasing, 1985, pp. 270 y ss.; Trib. Florencia, 19 de
julio de 1980, en Riv. it. leasing, 1986, p. 133; Cass., 13 de diciembre de 1989,
n. 5573, en Riv. it. leasing, 1989, pp. 585 y ss.; Cass. 13 de diciembre de 1989,
n. 5572, en Foro it., 1990, I, col. 461; y véase también, Cass. 28 de octubre de
1983, n. 6390, en Foro it., 1983, 1, col. 2997, que más allá del mérito del resultado
de la sentencia (véase, al respecto, A LPA , «Introduzione alla nuova
giurisprudenza», en I contratti in generale, dirigido por G. ALPA y M. BESSONE, cit., I,
550
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
Turín, 1991, pp. 232 y ss.), desarrolla argumentaciones desde el punto de vista
de la concreta consideración de los intereses comprometidos en la operación
económica contractual, y de decisión de una regulación legal adecuada a ellos,
independientemente de procedimientos de subsunción en tipos legales.
20
Aquí recordaremos, como referencias esenciales sobre las tendencias citadas:
MENGONI, voz «Responsabilità contrattuale (dir. vig.)», en Enc. dir., XXXIX, Milán,
1988, pp. 1072 y ss., y en particular, 1086 y ss., y ya en ID., «Obbligazioni “di
risultato” e obbligazioni “di mezzi”», en Riv. dir. comm., 1954, I, pp. 319 y ss.;
VISINTINI, Inadempimento e mora del debitore, cit., pp. 269 y ss.; de la misma autora,
voz «Inadempimento», en Enc. giur., XVI, Roma, 1988, pp. 6 y ss.; BESSONE,
Adempimento e rischio contrattuale, cit., passim, y especialmente, pp. 349 y ss.; BRECCIA,
Diligenza e buona fede nell’attuazione del rapporto obbligatorio, Milán, 1968, p. 57.
21
Véase, GALGANO, «La responsabilità contrattuale: I contrasti giurisprudenziali»,
en Contratto e Impresa, 1989, pp. 32 y ss. La tendencia jurisprudencial a
articular las reglas de responsabilidad en función de los diversos tipos
negociales y de las concretas estructuras de intereses establecidos en los
particulares contratos y bien documentado por las investigaciones de VISINTINI,
Inadempimento e mora del debitore, cit., y más recientemente, SANTORO, La
responsabilità contrattuale, Padua, 1992, cuyas conclusiones sobre el “código
jurisprudencial de la responsabilidad contractual” (pp. 828 y ss.) señalan la
relevancia, para efectos del juicio de responsabilidad, de elementos atinentes
a la economía de la específica relación. Sobre la oportunidad de una
adecuación “casuística” de los criterios de responsabilidad, “que sea
coherente con los aspectos económicos” en relación con la multiplicidad de
las tipologías negociales, véase M AJELLO , Responsabilità contrattuale e
responsabilità extracontrattuale, Turín, 1988, p. 114. Véase, igualmente, P.
TRIMARCHI, Istituzioni di diritto privato, Milán, 1989, pp. 340 y ss., 342 y ss.
22
Desde la perspectiva indicada, en tal sentido, por BESSONE, Adempimento e
rischio contrattuale, cit., se han planteado una serie de estudios específicos;
recordamos, en particular, los compilados en ALPA, BESSONE y ROPPO, Rischio
551
ANDREA D’ANGELO
552
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
26
Es antigua la identificación del problema del “carácter lagunoso de la fórmula
negocial”, sobre el cual, v. BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit.,
pp. 343 y ss.; G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit.,
pp. 292 y ss.; véase también: RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit.,
pp. 93 y ss., y GAZZONI, Equità e autonomia privata, cit., pp. 244 y ss.; y con
anterioridad a todos ellos: COSAK-MITTEIS, Lehrbuch des bürgerlichen Rechts, I,
Jena, 1927, p. 239, y LARENZ, Die Methode der Auslegung des Rechtsgeschäfts,
Leipzig, 1930, pp. 92 y ss.
553
ANDREA D’ANGELO
554
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
28
CARBONE y D’ANGELO, «Contratti di cooperazione e responsabilità delle imprese
(La pratica del commercio internazionale e l’ordinamento italiano)», en Giur.
comm., 1984, I.
29
SAVATIER, La théorie des obligations, 4ª ed., París, 1979; ASCARELLI, «Norma
giuridica e realtà sociale», y «Ordinamento giuridico e processo economico»,
ambos en ID., Problemi giuridici, I, Milán, 1959.
555
ANDREA D’ANGELO
30
Véase, GALGANO, Diritto civile e commerciale, cit., II, 1, pp. 122 y ss., 125, y ALPA,
«Introduzione alla nuova giurisprudenza», cit., pp. 15, 123 y ss., donde se
confirma la persistente actualidad del contrato como metodología consensual
de definición de intereses. Para una hipótesis de explicación de la autonomía
contractual en distinto sentido a la constitución de una operación económica,
v. MARINI, La clausola contrattuale, Nápoles, 1984, pp. 38 y ss., donde se plantea
el caso del acuerdo de definición del resarcimiento de un daño ya producido.
31
ATIYAH, An Introduction to the Law of Contract, cit., p. 130.
32
SACCO, «Il contratto», cit., p. 12.
556
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
557
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34
G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit., p. 372.
558
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
1175 y 1375 cód. civ.), y a la equidad (art. 1374 cód. civ.) no parece
ser menos crítica, en principio, y desde la perspectiva indicada, con
respecto a la atribución de valor normativo a la operación económica.
En realidad, y como hemos de ver, la buena fe y la equidad operan, al
menos en relación con algunas de sus potencialidades, en el mismo
sentido, y alientan el reconocimiento de dicho valor normativo.
Entre las referencias normativas indicadas, cobra un significado
muy relevante y específico, en el sentido indicado, el último párrafo
del art. 1411 cód. civ., que reconoce la “voluntad de las partes” y la
“naturaleza del contrato” como fuentes de efectos jurídicos diversos
de los previstos dispositivamente por la norma: esta última, por lo
tanto, asigna a la naturaleza del contrato un valor normativo distintos
y ulterior con respecto al que es propio del enunciado de las cláusulas
que son “voluntad de las partes”.
El problema también puede ser considerado desde el punto de vista,
distinto pero vinculado, de la posibilidad de asumir como fuente del
derecho la “naturaleza de las cosas”. Sin profundizar en este tema de
teoría general del derecho35, es forzoso destacar que contra la afirmación
de la propiedad normativa de la operación económica no parece ser
alegable el argumento tradicional de los defensores de la tesis contraria
a la asunción de la naturaleza de las cosas como fuente de derecho, a
saber, el argumento de la imposibilidad de “extraer un juicio de valor
de un juicio de hecho”36. Si se aprecia bien, la contraposición doctrinaria
entre las concepciones que asumen el negocio como valor, y las
concepciones que lo califican como hecho, en tanto sus efectos jurídicos
son atribuibles al ordenamiento, se centra en la identificación de la fuente
original de la fuerza jurídica del negocio. Pero nadie, al parecer, niega
al negocio la propiedad, original y adquirida, que es designada por la
35
Y aquí es suficiente remitir al fundamental ensayo de BOBBIO, «La natura
delle cose nella dottrina italiana», en Riv. int. fil. dir., 1964, pp. 489 y ss.,
prolífico en referencias sobre la doctrina civilista y mercantilista, y donde se
asimilan a la noción de naturaleza de las cosas las previsiones legislativas
sobre la “naturaleza de la operación”, la “naturaleza de la relación”, la
“naturaleza del contrato” (ibid., p. 499). Véase también, TAMMELO, «La natura
dei fatti come “topos” giuridico», en Riv. int. fil. dir., 1963, pp. 655 y ss.; y
sobre la naturaleza de las cosas como argumento naturalista en la
interpretación de la ley, v. TARELLO, L’interpretazione della legge, cit., pp. 378 y ss.
36
El argumento es racionalizado de esta manera, en un contexto globalmente
crítico, por BOBBIO, La natura delle cose nella dottrina italiana, cit., p. 493.
559
ANDREA D’ANGELO
37
Véase, como referencia fundamental, DE GIOVANNI, Fatto e valutazione nella
teoria del negozio giuridico, Nápoles, 1958, en particular, pp. 106 y ss., 115 y ss.;
cfr. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., pp. 84 y ss.; G. B. FERRI, Il
negozio giuridico tra libertà e norma, 3ª ed., Rimini, 1990, p. 21; GAZZONI, Equità
e autonomia privata, cit., pp. 199 y ss.; NUZZO, Utilità sociale e autonomia privata,
Milán, 1975, pp. 192 y ss.
38
Sobre los peligros de una concepción que agote la autonomía, y por lo tanto,
la esfera del valor, al “puro elemento material de la posición de un contenido”,
v. DE GIOVANNI, Fatto e valutazione nella teoria del negozio giuridico, cit., pp. 115
y ss.; pero también: RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., p. 85.
39
Véase, BESSONE, Adempimento e rischio contrattuale, cit., pp. 331 y ss.; BESSONE y
D’ANGELO, voz «Presupposizione», cit., pp. 341 y ss.; D’ANGELO, «La buona
fede e l’esecuzione del contratto», cit., p. 772.
40
BESSONE y D’ANGELO, voz «Buona fede», cit. p. 6; cfr. D’ANGELO, «La buona
fede e l’esecuzione del contratto», cit., p. 773, y para el reconocimiento de la
jurisprudencia, passim, en especial, pp. 797 y ss.
41
D’ANGELO, «La buona fede e l’esecuzione del contratto», cit., p. 774; y véase DI
MAJO, «Delle obbligazioni in generale», en Commentario del codice civile, fundado
por A. SCIALOJA y G. BRANCA, ahora al cuidado de F. GALGANO, sub arts. 1173-
1176, Bolonia y Roma, 1988, pp. 334 y ss., que reconoce la relevancia, en la
aplicación de la buena fe, y junto con valores extracontractuales, de índices
emergentes de la regulación convencional).
560
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
42
D’ANGELO, «La buona fede e l’esecuzione del contratto», cit., y CARBONE y
D’ANGELO, «De-qualificazione e fonti normative di disciplina del contratto di
cooperazione tra imprese», cit., pp. 35 y ss., en especial, pp. 47, 55-57.
43
RODOTÀ, «Conclusione: il tempo delle clausole generali», en Il principio di buona
fede. Atti della Giornata di Studio tenuta a Pisa il 14 giugno 1985, Milán, 1987, p. 268.
561
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562
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
48
BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, cit., p. 491; sobre las relaciones entre la equidad
y el canon hermenéutico enunciado en el art. 1371 cód. civ., y sobre la relación
con la “economía del contrato” véase BESSONE y ROPPO, «Equità interpretativa
ed “economia del contratto”. Osservazioni sull’art. 1371 c.c.», en AA.VV.,
L’equità, cit., pp. 271 y ss. Y en el sentido de que la equidad concurre para
introducir en el contrato reglas encaminadas a la realización “de los fines
contractuales, armonizándose con el esquema expresamente determinado por
las partes, véase TRIMARCHI, Istituzioni di diritto privato, cit., p. 316.
49
RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., p. 239. También si se parte de
la perspectiva que reconoce un papel muy amplio a la intervención del juez
en el contrato, hasta ver en el juicio de equidad el vehículo para la realización
de valores sociales, según las pautas de las normas constitucionales, no hay
que dejar de advertir que dicha intervención tiene un límite en la “lógica misma
de la operación económica que debe encaminar al juez hacia la búsqueda del
interés comprometido en la estructura pactada y hacia la protección de éste”,
como escribe GAZZONI, Equità e autonomia privata, cit., p. 176.
563
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50
Véanse, con diversas perspectivas, BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, cit.,
pp. 473, 493; RODOTÀ, «Conclusione», cit., pp. 268 y ss.; D’ANGELO, «La buona
fede», cit., pp. 771 y ss.
51
Véanse, BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, cit., pp. 491 y ss.; RODOTÀ, Le fonti di
integrazione del contratto, cit., pp. 242 y ss., e ID., «Quale equità?», en AA.VV.,
L’equità, cit., pp. 50 y ss.
52
Cass. 11 de junio de 1965, n. 1189, en Giust. civ., 1965, I, p. 1544.
564
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
565
ANDREA D’ANGELO
55
Véase, con específica referencia a la interpretación, GRASSETTI, L’interpretazione
del negozio giuridico, Padua, 1938, en especial, pp. 99 y ss., cuyo pensamiento
ha tenido una influencia determinante en las orientaciones de la
jurisprudencia italiana, en la que se ha acreditado la inherencia de la
interpretación al negocio como fattispecie, reservando al ordenamiento la
determinación de los efectos jurídicos. En la doctrina alemana, la teoría de la
interpretación como operación encaminada incluso a la determinación de
los efectos fue elaborada por DANZ, Die Auslegung der Rechtsgeschäfte: Zugleich
ein Beitrag zur Rechts-und Thatfrage, 3ª ed., Jena, 1911, pp. 58 y ss., y en la
doctrina italiana, v. G. ROTONDI, Istituzioni di diritto privato, Padua, 1936,
p. 371; en contra: OERTMANN, Rechtsordnung und Verkehrsitte insbesondere nach
bürgerlichen Recht, Leipzig, 1914, pp. 248 y ss., y Fr. LEONHARD, «Die Auslegung
der Rechtsgeschäfte», en Arch. civ. Pr., 1922, pp. 34 y ss.
56
Sobre las distintas doctrinas en materia de contenido y efectos del contrato y
sobre las implicaciones en orden al papel y al ámbito de la interpretación,
v. CATAUDELLA, Sul contenuto del contratto, cit., pp. 61 y ss., 90-147; SACCO, «Il
contratto», cit., pp. 749 y ss.; y CASELLA, Il contratto e l’interpretazione, Milán,
1961, en particular, pp. 117 y ss.
57
Véase, RODOTÀ, Le fonti d’integrazione del contratto, cit.; cfr. GALGANO, Diritto
civile e commerciale, cit., pp. 142 y ss.
58
Véase RODOTÀ, Le fonti d’integrazione del contratto, cit., pp. 91 y ss., 105 y ss. A
propósito es oportuno recordar el debate que tuvo lugar en la doctrina alemana
con respecto a la aplicación del § 157 del BGB, relativo a la admisibilidad del
procedimiento de interpretación integradora: v. OERTMANN, Rechtsordnung und
566
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
Verkehrsitte, cit., pp. 152 y ss., 172 y ss.; H ENKEL , «Die ergänzende
Vertragsauslegung», en Arch. civ. Pr., 1960-1961, pp. 106-126; LARENZ, Die Methode
der Auslegung des Rechtsgeschäfts, Leipzig, 1930, p. 122; ID., Geschäftsgrundlage und
Vertragserfüllung, 3ª ed., Múnich-Berlín, 1963, pp. 159 y ss.; ID., «Ergänzende
Vertragsauslegung und dispositives Recht», en NJW, 1963, pp. 737 y ss. Para
una actualizada síntesis del debate doctrinal y de las orientaciones
jurisprudenciales en materia de interpretación integradora en la doctrina alemana,
v. FIKENTSCHER, Schuldrecht, Berlín-Nueva York, 1992, pp. 104 y ss. En la doctrina
italiana se consolidó una orientación contraria a la legitimidad de una operación
de interpretación integrativa: v. GRASSETTI, L’interpretazione del negozio giuridico,
cit. p. 19, nota 31; ASQUINI, «Integrazione del contratto con le clausole d’uso», en
ID., Scritti giuridici, III, Padua, 1961, p. 378.
59
Véase CASELLA, Il contratto e l’interpretazione, cit., pp. 160-200; ID., voz «Negozio
giuridico (interpretazione del)», en Enc. dir., XXVIII, Milán, 1978, pp. 29 y ss.;
SACCO, «Il contratto», cit., pp. 761 y ss.; y en el ámbito de una concepción crítica
de la distinción entre interpretación y determinación de los efectos, SCALFI, La
qualificazione dei contratti nell’interpretazione, Milán-Varese, 1962, especialmente,
pp. 59 y ss.; SCHLESINGER, «Intepretazione del contratto e principio dispositivo»,
en Temi, 1963, pp. 1137 y ss.; y F. ZICCARDI, voz «Interpretazione del negozio
giuridico», en Enc. giur., XVII, Roma, 1989, p. 3, quien, a pesar de destacar la
distinción entre las operaciones, resalta asimismo su proximidad e intersección.
60
SACCO, «Il contratto», cit., p. 754.
61
B IGLIAZZI G ERI , «L’interpretazione del contratto, Artt. 1362-1371», en Il
Codice civile. Commentario, dirigido por P. SCHLESINGER, Milán, 1991, pp. 13
y ss., quien perfila una “interpretación histórico-evolutiva” propiamente dicha
del contrato; véase, asimismo, PERLINGIERI, «Interpretazione e qualificazione: profili
dell’individuazione normativa», en Dir. e giur., 1975, pp. 826 y ss.
62
ALPA, voz «Rischio contrattuale», cit., loc. ult. cit.
567
ANDREA D’ANGELO
568
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
67
ANSON, Law of Contract, 25ª ed., Oxford, 1979, pp. 137 y ss.; CHITTY, On Contracts,
25ª ed., I, Londres, 1983, pp. 451 y ss. (par. 841 y ss.); CHESIRE y FIFOOT, Law of
Contract, 9ª ed., Londres, 1976, pp. 121 y ss.; TREITEL, The Law of Contract, 4ª ed.,
Londres, 1975, pp. 128 y ss.; WILSON, Principles of the Law of Contract, Londres,
1957, pp. 265 y ss.; ATIYAH, An Introduction to the Law of Contract, cit., pp. 207 y ss.;
FARNSWORTH, Contract, 9ª ed., Boston-Toronto, 1982, pp. 520 y ss.; y véase,
CRISCUOLI, Il contratto nel diritto inglese, Padua, 1990, pp. 123 y ss.
569
ANDREA D’ANGELO
68
CORBIN, On Contracts, St. Paul Minn., 1952, p. 590; SMIT, «Frustration of Contract:
A Comparative Attempt at Consolidation», en Columbia Law Review, LVIII,
1958, p. 314; PATTERSON, «Constructive Conditions in Contracts», en Columbia
Law Review, 42, 1942, pp. 945 y ss.; FARNSWORTH, Contract, cit., loc. ult. cit.; SWAN,
op. cit., especialmente, pp. 232 y ss.; ATIYAH, «Contract and Fair Exchange», en
ID., Essays on Contract, Oxford, 1986, pp. 337 y ss., y en particular, p. 340, donde se
destaca, en el análisis de un case, que “the obligations [...] had to be constructed
out of the nature of the relationship”; y véase, RODOTÀ, Le fonti d’integrazione del
contratto, cit., pp. 97 y ss.; DE NOVA, Il tipo contrattuale, cit., pp. 35 y ss.
69
BESSONE y D’ANGELO , voz «Presupposizione», cit., p. 338; y véase ALPA ,
«Contratto nei sistemi di common law», pp. 180 y ss.
70
WEIL y TERRÉ, Droit civil, Les obligations, 4ª ed., París, 1986, pp. 363 y ss.
71
RIPERT y BOULANGER, Traité de droit civil, II, París, 1957, p. 177.
570
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
72
La tendencia ha sido señalada, y eficazmente reconstruida por G. DE NOVA,
Il tipo contrattuale, cit., en particular, pp. 3 y ss., y previamente por SACCO,
«Autonomia contrattuale e tipi», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1966, p. 785; véase
también ASCARELLI, «Il negozio indiretto e le società commerciali», en Studi di
diritto commerciale in onore di Cesare Vivante, I, Roma, 1931, pp. 25-26, y ASTUTI,
I contratti obbligatori nella storia del diritto italiano, I, Milán, 1952, pp. 18, 78 y ss.
73
Sobre las finalidades reguladoras del procedimiento de tipificación, véanse: SACCO,
«Autonomia contrattuale e tipi», cit., pp. 799 y ss.; ID., «Il contratto», cit., pp. 816 y ss.;
ID., «La qualificazione», en Trattato di diritto privato dirigido por P. RESCIGNO, 10,
II, Turín, 1982, pp. 443 y ss., y G. DE NOVA, Il tipo contrattuale, cit., pp. 24 y ss.
571
ANDREA D’ANGELO
74
Para una útil referencia comparativa, G. DE NOVA, Il tipo contrattuale, cit., pp. 35
y ss., y en particular, pp. 42-48, donde se describen las peculiaridades del
sistema francés, que tiende a integrar la referencia a los tipos legales con las
indicaciones normativas expresadas por la distinción entre obligations de
moyens e obligations de résultat, y del sistema alemán, en el cual, junto con la
referencia a los tipos legales y a la consideración de la distinción entre
obligaciones de medio y obligaciones de resultado, juega un papel determinante
el recurso a Treu und Glauben: allí mismo, hay referencias esenciales sobre la
doctrina francesa y alemana. En los sistemas de common law, la problemática
de la explicación de la regulación de las relaciones contractuales gira, en cambio,
en torno del papel del juez en relación con la autorregulación de las partes.
75
Véase, G. DE NOVA, op. ult. cit., pp. 121 y ss., y allí, amplias referencias sobre la
doctrina alemana, con respecto a la cual véase, como referencias esenciales
sobre el fundamento teórico de la orientación doctrinal, LARENZ, «Typologisches
Rechtsdenken. Bemerkungen zur v. Tuka Die Rechtssysteme», en ARSP, 1940-
1941, especialmente, p. 20; ID., Methodenlehre der Rechtswissenschaft, 2ª ed.,
Berlín-Heildelberg-Nueva York, 1969, especialmente, p. 66; LEENEN, Typus
und Rechtsfindung, Berlín, 1971, pp. 118 y ss., 131 y ss.
76
Véase G. DE NOVA, op. ult. cit., pp. 112 y ss.
77
Véase G. DE NOVA, op. ult. cit., loc. cit. La tendencia crítica de la doctrina italiana
es actualmente difundida; además de los ya citados estudios de SACCO, véase
BELVEDERE, Il problema delle definizioni nel codice civile, Milán, 1977, pp. 63 y ss.,
179 y ss.; COSTANZA, Il contratto atipico, Milán, 1981, pp. 189 y ss.; BIANCA, Diritto
civile, 3, Il contratto, cit., pp. 452 y ss.; GALGANO, Diritto civile e commerciale, cit., I,
2, pp. 388 y ss., quien destaca que el criterio de la causa predominante termina
“frustrando el mismo principio de la atipicidad”; ROPPO, «Contratto», cit., p. 119,
quien denuncia que “el tipo ejerce generalmente una indebida vis atractiva
frente a los contratos que las partes han querido que sean atípicos”; RESCIGNO,
572
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
«Note sulla attipicità», cit., p. 7, quien lamenta “una suerte de evasión del
principio de libertad de los tipos”; MAJELLO, «I problemi di legittimità e disciplina
dei negozi atipici», en Riv. dir. civ., 1987, I, pp. 487, y ahora en ID., Scritti di
diritto patrimoniale, Nápoles, 1992, pp. 27 y ss.; y véase ALPA, «Introduzione alla
nuova giurisprudenza», cit., pp. 228 y ss., quien no deja de destacar, por otro
lado, distorsiones y riesgos de ciertas tendencias jurisprudenciales
innovadoras; y cfr. las reservas de BUSNELLI, «Contratti “di serie” atipici e loro
qualificazione: osservazioni sparse», en AA. VV., Tipicità, cit., p. 109.
78
Véanse las amplias referencias brindadas por G. DE NOVA, Il tipo contrattuale,
pp. 122-124, notas 5-7.
79
Véase, G. D E NOVA , Il tipo contrattuale, cit., pp. 128 y ss., e ID ., «Il tipo
contrattuale», en AA.VV., Tipicità e atipicità nei contratti, Milán, 1983, pp. 32 y ss.;
y para algunas aplicaciones específicas, v. SPADA, La tipicità delle società, Padua,
1974, p. 231; BUONOCORE, «La locazione finanziaria nell’ordinamento italiano»,
en BUONOCORE, FANTOZZI, ALBERIGHI y FERRARINI, Il “leasing”. Profili privatistici e
tributari, Milán, 1975, pp. 3 y ss.; G. FERRARINI, La locazione finanziaria, Milán,
1977, pp. 15 y ss.; ROMANELLI, Profilo del noleggio, Milán, 1979, pp. 95 y ss.
80
Referencias evolutivas en tal sentido se detectan también en la jurisprudencia,
donde no faltan significativos síntomas de superación de la lógica de la
tipificación y calificación. Hay, en efecto, sentencias que, aun sin contradecir, en
el plano de los enunciados con carácter de principio, la adopción de los criterios
de la causa predominante y de la aplicación integral de la normativa sobre el
contrato cuya causa prevalece, sin embargo, de hecho, se apartan de ello en
cuanto a la concreta solución de los conflictos; una vez reconocidos elementos
de heterogeneidad del concreto fenómeno contractual con respecto al tipo de
573
ANDREA D’ANGELO
574
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
82
Véase, GALGANO, Diritto civile e commerciale, cit., I, 2, p. 388.
83
Véase, GAZZONI, Equità e autonomia privata, cit., pp. 314 y ss.; ROPPO, Contratti
standard, Milán, 1974, p. 113; P. TRIMARCHI, Istituzioni di diritto privato, cit.,
p. 291; de igual forma, véase la amplia variedad de hipótesis de configuración
de los tipos legales y de conformación a ella realizada por SACCO, «Il contratto»,
cit., pp. 820 y ss.
575
ANDREA D’ANGELO
84
Al respecto, es significativo que BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, cit., p. 380,
inserte la calificación en una operación más amplia, consistente en la
“evaluación típica del contrato”, a la que pertenece la integración misma. Y
a propósito, también debe señalarse la opinión de M. BARCELLONA, «Un breve
commento sull’integrazione del contratto», cit., pp. 541 y ss., quien admite
que la procedencia de la integración no legal del contrato, incluso para los
contratos que pertenecen a un tipo legal.
85
MAJELLO, «I problemi di legittimità», cit., p. 32 de sus Scritti, cit.
576
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
86
Véase, DE NOVA, «Sul rapporto tra disciplina generale dei contratti e disciplina
dei singoli contratti», en La civilistica italiana dagli anni ’50 ad oggi tra crisi
dogmatica e riforme legislative, Padua, 1991, p. 324. Y sobre la relación entre
normas generales sobre el contrato y regulación de los tipos con respecto a
problemas vinculados con contratos que se ubiquen en “zona de penumbra”,
respecto de la definición legal de un tipo, v. GABRIELLI, «Fra atipicità e atipicità del
contratto: locazione o servitù irregolare?», en Riv. dir. civ., 1990, I, pp. 359 y ss.;
VITUCCI, «Parte generale e parte speciale nella disciplina dei contratti», en Contratto
e Impresa, 1988, pp. 804 y ss., y SBISÀ, «Fattori di evoluzione del diritto privato,
scomposizione degli istituti e ricostruzione del sistema», en La civilistica italiana,
cit., pp. 363, 366, percibe en los indicados fenómenos la huella de una tendencia
general y actual a la “descomposición de las figuras y de las normativas”.
87
Véase, GALGANO, «Il contratto nella società post-industriale», cit., pp. 342 y ss.,
y CARBONE, «L’avvocato e il diritto privato del commercio internazionale», en
Dir. comm. int., 1991, pp. 60 y ss.
88
CARBONE y D’ANGELO, Cooperazione tra imprese e appalto internazionale, cit.,
pp. 37 y ss., 67 y ss.; y sobre la amplitud de expresión reconocida a la autonomía
privada en el ámbito del derecho del comercio internacional y en el derecho
internacional privado, v. R. DE NOVA, voz «Obbligazioni (dir. intern. priv.)»,
en Enc. dir., XXIX, Milán, 1979, pp. 456 y ss.; GIULIANO, «La loi d’autonomie e
sa mise en oeuvre», en Studi in onore di Cesare Grassetti, II, Milán, 1980, pp. 887 y ss.;
C ARBONE , «L’autonomia privata nel diritto internazionale privato delle
obbligazioni», en Dir. communit. scambi int., 1982, pp. 15 y ss.
577
ANDREA D’ANGELO
89
Véase M AJELLO , «I problemi di legittimità», cit., pp. 44 y ss., y A LPA ,
«Introduzione alla nuova giurisprudenza», cit., pp. 231 y ss.
578
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
90
Véase, por ejemplo, Cass., 20 de octubre de 1981, n. 5528, en Mass. Giust. civ.,
1981, y Cass., 15 de diciembre de 1987, n. 9272, citada por ALPA, «Introduzione
alla nuova giurisprudenza», cit., p. 217.
*
“Ablatorio” es adjetivo reconocido en castellano, como relativo a la
“ablación”, que es el “menoscabo de derechos” [N. del T.].
91
Véase, RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., pp. 195 y ss.
579
ANDREA D’ANGELO
580
CONTRATO Y OPERACIÓN ECONÓMICA
93
Sobre la subsidariedad de la equidad con respecto a la ley en el sistema del art.
1374 cód. civ., véanse, desde distintas perspectivas, RODOTÀ, Le fonti di integrazione
del contratto, cit., pp. 243 y ss.; y GAZZONI, Equità e autonomia privata, cit., pp. 311 y
ss. En relación con la subsidiariedad, se ha planteado el problema de si la equidad
puede o no expresarse con relación a los contratos típicos; al respecto, véase, en
distinto sentido, G. B. FERRI, Causa e tipo nella teoria del negozio giuridico, cit., p. 320;
RODOTÀ, op. ult. cit., p. 245, y GAZZONI, op. ult. cit., pp. 312 y ss. Véase también, M.
BARCELLONA, «Un breve commento sull’integrazione del contratto», cit., loc. ult. cit.
94
Véase, al respecto, DE MARTINI, Il giudizio di equità nel processo civile, Padua, 1957;
RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., pp. 220 y ss.; y asimismo, B.
DONATI, «Sul principio d’equità», en Annali Perugia, 1913, p. 354. También GAZZONI,
Equità e autonomia privata, cit., pp. 142 y ss.; sobre la relevancia de los “valores de
mercado” en la aplicación de la equidad integradora del contrato, v. GALGANO,
«Diritto ed equità nel giudizio arbitrale», en Contratto e Impresa, 1991, p. 477.
581
ANDREA D’ANGELO
582
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
XIX
MASSIMO FRANZONI
Università degli Studi di Bologna
*
Título original: «Buona fede ed equità tra le fonti di integrazione del
contratto», en Contratto e Impresa, año XV, Padua, 1999, pp. 83-97.
583
MASSIMO FRANZONI
584
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
*
Como he hecho en los demás estudios que integran el presente volumen,
mantengo la traducción literal (“integración”-integrazione), aunque en castellano
es más común hablar de “complementación”. Giacomo DEVOTO y Gian Luca OLI
(Dizionario della lingua italiana, 1ª ed., 20ª reimpr., Florencia, Le Monnier, 1987,
p. 1180) anotan que integrare es “volver completo, desde el punto de vista
cuantitativo y cualitativo, la más de las veces mediante el añadido de convenientes
elementos complementarios”. En todo caso, pongo en evidencia que “integrar”
vale aquí en su significado de “completar un todo con las partes que faltaban”
(la 2ª acepción que le reconoce la 22ª ed. del DRAE) [N. del T.].
1
Cfr. S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, Milán, 1969, p. 214; y F.
GAZZONI, Equità e autonomia privata, Milán, 1970, pp. 172 y ss. La tesis es
igualmente defendida por aquellos autores que atribuyen una relevancia general
a la equidad, a partir, ni más ni menos, del citado art. 1374 cód. civ. Cfr., del
mismo F. GAZZONI, Manuale di diritto privato, Nápoles, 1987, pp. 748 y ss., quien
da cuenta de una opinión que él define como minoritaria; L. MENGONI, «Spunti
585
MASSIMO FRANZONI
per una teoria delle clausole generali», en Riv. crit. dir. priv., 1986, pp. 5 y ss.,
especialmente, p. 19. La reflexión más reciente sobre estos temas está recogida
en el volumen Clausole e principi generali nell’argomentazione giurisprudenziale
degli anni novanta, al cuidado de L. CABELLA PISU y L. NANNI, Padua, 1998, donde
se han compilado las contribuciones sobre el tema de todos los estudiosos
italianos, con el aporte de sus similares de la cultura alemana, francesa e inglesa.
2
Cfr. R. SACCO y G. DE NOVA, «Il contratto», II, en Trattato di diritto civile dirigido
por R. SACCO, Turín, 1993, p. 416, donde se definen estas reglas de la experiencia
como “normas de opinión”, cuya constitución se ha tratado de aparentar; S
RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., pp. 165 y ss., 180 y ss., lo ha hecho
para la lealtad (correttezza) y la buena fe; F. GAZZONI, Equità e autonomia privata,
cit., p. 176, lo ha hecho para la equidad. En términos análogos: TUCCI, «L’equità
del codice civile e l’arbitrato di equità», en Contratto e Impresa, 1998, p. 486.
3
Cfr. S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, p. 225.
4
Cfr. S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, loc. ult. cit.
5
S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, p. 246: “la equidad, entonces, no
puede ser comprendida entre las cláusulas normativas generales, justamente
porque ella no se concreta en la identificación de un parámetro, aunque sea
elástico, sino únicamente en una ampliación de los poderes del juez en orden a
la apreciación de circunstancias que de otra manera serían irrelevantes”. De esta
forma, se hacen esenciales los fundamentos que el juez debe exponer sobre el
punto de la valoración de las circunstancias del caso. Cuando los fundamentos
sean correctos, resolviéndose en un juicio sobre el hecho, no podrán ser
censurados en la instancia casatoria, porque la equidad no es fuente de derecho.
586
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
6
C. M. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, Milán, 1984, p. 493.
7
Cfr. F. G AZZONI, Equità e autonomia privata, cit., p. 292, y allí, ulteriores
indicaciones conformes a su planteamiento. El autor citado critica la opinión
de aquellos que han asociado con la buena fe incluso las llamadas “cargas”
(oneri) de información y los deberes instrumentales, con lo que han ampliado
desmesuradamente el alcance de la norma. Frente a esta tesis, se pueden
exponer las siguientes objeciones: si la buena fe se traslada al plano del
comportamiento, ella se halla en clara superposición a la diligencia; si no se
ubican al interior de ella los deberes instrumentales, no existe la posibilidad
de atribuirles relevancia jurídica, salvo para las hipótesis en tales deberes
han sido tipificadas: por ejemplo, los arts. 1914 y 1915 cód. civ.
[Ad. del T.] Código Civil italiano:
“1914. Deber de salvamento.- El asegurado debe hacer cuanto le sea posible
para evitar o disminuir el daño” (parte pertinente).
“1915. Incumplimiento del deber de aviso o de salvamento.- El asegurado que no
cumple, dolosamente, el deber de aviso o de salvamento, pierde el derecho a
la reparación (indennità).
Si el asegurado omite culposamente el cumplimiento de tal deber, el asegurador
tiene derecho de reducir la reparación en atención al prejuicio sufrido”.
En el art. 1913 cód. civ. se establece el deber del asegurado de “dar aviso del
siniestro al asegurador o al agente autorizado a celebrar el contrato, en un
plazo de tres días a partir del día en que se produjo el siniestro, o del día en
que el asegurado tuvo conocimiento del mismo”.
8
Tal es la opinión de S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit., p. 176.
587
MASSIMO FRANZONI
588
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
***
Código Procesal Civil italiano (1940): “114. Pronunciamiento según equidad a pedido
de parte.- El juez, tanto en primera instancia cuanto en apelación, decide sobre el
mérito de la causa según equidad, cuando tiene que ver con derechos disponibles
de las partes y estas le han dirigido un pedido de mutuo acuerdo” [N. del T.].
12
En un estudio reciente, P. RESCIGNO, «Le clausole generali: dalle codificazioni
moderne alla prassi giurisprudenziale», en Clausole e principi generali nell’argomentazione
giurisprudenziale degli anni novanta, cit., p. 30, sintetiza, precisamente, que: “en
las cláusulas normativas generales, existe una delegación al juez, para que
tenga en cuenta algo que es extraño a la fórmula legislativa, leída conforme a
los términos y palabras que la componen, y elaborada según los criterios que el
ordenamiento mismo prescribe seguir. La delegación es distinta del mandato,
que el juez recibe otras veces, para deducir conceptos de experiencias ubicadas
fuera del derecho, pero que de todas formas son indispensables para entender
el significado de las proposiciones normativas”.
13
Cfr., supra, y M. FRANZONI, «Degli effetti del contratto», II, en Il Codice civile-
Commentario dirigido por P. SCHLESINGER, Milán, 1999, sub art. 1374, cap. III, § 5.
*
La norma citada establece que la medida de la retribución (compenso) en la
prestación de obra, de no haber sido pactada, es determinada por el juez (1er.
párrafo), y en todos los casos debe ser adecuada “a la importancia de la obra
y al decoro de la profesión” (2º párrafo) [N. del T.].
589
MASSIMO FRANZONI
14
Cfr. F. GALGANO, Squilibrio contrattuale e mala fede del contraente forte, en Contratto
e Impresa, 1997, pp. 417 y ss., quien recuerda el precedente de la Corte de
Casación alemana del 19 de octubre de 1993, referido, a su vez en Nuova giur.
civ. comm., 1995, I, p. 197, con nota de BARENGHI, en conformidad con las
consideraciones expuestas en el texto.
590
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
15
En este sentido, M. BIN, «Clausole vessatorie: una svolta storica (ma si attuano
così le direttive comunitarie?)», en Contratto e Impresa, 1996, p. 439, quien
afirma que el desequilibrio significativo del art. 1469bis cód. civ. no es otra
cosa que un modo de evidenciarse de la mala fe, entendida en sentido objetivo,
y que tal desequilibrio es sólo el “normativo”; en cambio, el económico debe
ser resuelto sobre la base del art. 1469ter, 2º párrafo, cód. civ.
16
Es útil citar el texto de la norma: “1. Está prohibido el abuso por parte de una
o más empresa de la situación de dependencia económica en que se encuentra,
frente a ella o ellas, una empresa cliente o proveedora. Se considera
dependencia económica la situación en que una empresa está en grado de
determinar, en las relaciones comerciales con otra empresa, un excesivo
desequilibrio de derechos y obligaciones. La dependencia económica se
evalúa teniendo en cuenta, asimismo, la posibilidad real que tiene la parte
que ha sufrido el abuso de distribuir en el mercado alternativas satisfactorias.
2. El abuso también puede consistir en la negativa a vender o comprar, en la
imposición de condiciones contractuales injustificadamente gravosas o
discriminatorias, en la interrupción arbitraria de las relaciones comerciales vigentes.
3. El pacto mediante el cual se concreta el abuso de dependencia económica es nulo”.
591
MASSIMO FRANZONI
17
Premonitorias resultaron las indicaciones de Francesco GALGANO, en Contratto
e Impresa, 1997, p. 423, quien se interrogaba sobre la posibilidad de extender
la protección del consumidor incluso a quien no es tal, pero que se presente,
de todas formas, como contratante débil.
18
Cfr., de lo reciente, M. FRANZONI, «Degli effetti del contratto», II, cit., sub art.
1375, sez. III, para referencias al respecto, v. infra § 5.
19
El papel residual de la equidad es también atribuido por A. DI MAJO, «Delle
obbligazioni in generale», en Commentario del Codice civile fundado por A. SCIALOJA
y G. BRANCA, ahora al cuidado de F. GALGANO, Roma-Bolonia, 1988, sub art. 1175, p. 301;
“no obstante las oficiales proclamas del Código (art. 1374), el espacio de la equidad
es residual en nuestro sistema. Es un espacio que vive en los ‘vacíos’ dejados por
la autonomía de las partes y por las normas legales”. Y prosigue: “cuando la ley
autoriza a ello, el juez ejerce un poder de apreciación equitativo, al evaluar todas las
circunstancias del caso. La más amplia y genérica ‘autorización’ contenida en la
norma sobre los contratos (art. 1374) no debe inducir al equívoco, y el juez no
puede, evidentemente, imponer consecuencias ‘equitativas’ a las partes,
modificando así lo establecido por ellas” (ibid., p. 302, las cursivas son del autor).
592
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
593
MASSIMO FRANZONI
BONELLI, FERRARI BRAVO, CARBONE, KAHN P., GIARDINA, LALIVE P., LUZZATO, LANDO O.,
FERRI G. B., DI MAJO, KRAMER E. A., FARNSWORTH E. A., FONTAINE, BERNARDINI, DROBNING
U., ALPA, SCHLECHTRIEM, CASTRONOVO y TALLON D., Contratti commerciali internazionali
e principi Unidroit, Milán, 1997; BONELL, «I principi Unidroit-Un approccio moderno
al diritto dei contratti», en Riv. dir. civ., 1997, I, p. 231; TIMOTEO, «Nuove regole in
materia di squilibrio contrattuale: l’art. 3.10 dei principi Unidroit», en Contratto e
Impresa, 1997, p. 141; DI MAJO, «I principi dei contratti commerciali internazionali
dell’Unidroit», en Contratto e Impresa, 1996, p. 287; FERRARI, «I “principi per i
contratti commerciali internazionali” dell’Unidroit ed il loro ambito di
applicazione», en Contratto e Impresa, 1996, p. 519; PERNAZZA, «I principi Unidroit
dei contratti commerciali internazionali: codificazione ed innovazione in un
nuovo modello di uniformazione del diritto», en Riv. dir. comm., 1996, I, p. 297;
MARI, «Le prime decissioni arbitrali in applicazione dei principi Unidroit», en Dir.
comm. internaz., 1995, p. 495, con nota a Coll. arb. internaz. Viena 15 de junio de
1994, y Coll. arb. internaz. Viena 15 de junio de 1995; VENEZIANO, «La convenzione
sulla vendita internazionale e i principi Unidroit dei contratti commerciali
internazionali, in due recenti lodi della corte arbitrale della camera di commercio
di Vienna», en Riv. arbitrato, 1995, p. 547, en nota a Coll. arb. internaz. Viena 15
de junio de 1994; DE NOVA, «I principi Unidroit come guida nella stipulazione
dei contratti internazionali», en Contratti, 1995, p. 5; DRAETTA, «Principi Unidroit
per i contratti internazionali e progetto di codice europeo dei contratti-Due
proposte a confronto», en Dir. comm. internaz., 1994, p. 681; BONELL, «I principi
Unidroit dei contratti commerciali internazionali: origini, natura e finalità», en
Dir. comm. internaz., 1995, p. 3.
22
Cfr. F. GALGANO, «Degli effetti del contratto», cit., sub art. 1375, p. 96.
23
Esta idea ha permanecido sustancialmente inmutada en el curso del tiempo:
TRABUCCHI, «Il nuovo diritto onorario», en Riv. dir. civ., 1959, I, p. 495; TORRENTE,
«Il giudice e il diritto», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1962, p. 1261.
594
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
24
Cfr. las reflexiones de S. RODOTÀ, Le fonti di integrazione del contratto, cit.,
pp. 194 y ss., también para la indicación de los precedentes sobre el punto,
algunos de los cuales he tenido oportunidad de recordar en M. FRANZONI,
«Degli effetti del contratto», II, sub art. 1374, cap. III, §§ 6 y 7.
595
MASSIMO FRANZONI
juez bien puede, con juicio equitativo, establecer el contenido del derecho
de que la parte desleal (scorretta) ha negado la determinación25. En la
responsabilidad precontractual, la censura de la conducta de la parte
que se aparta injustificadamente de la tratativa madura para la celebración
del contrato sólo puede conducir a la sanción resarcitoria; aquí, en cambio,
es el presupuesto para el empleo de la equidad.
Este ejemplo puede dar una idea de la dimensión de las relaciones
que median entre las figuras de la buena fe y de la equidad: ambas
apuntan a garantizar la ejecución del contrato según el originario
programa fijado por las partes, pero son diversas, cualitativamente y
cuantitativamente, las áreas de incidencia. La represión de un abuso
con la buena fe es el presupuesto lógico y jurídico para restablecer el
equilibrio con la equidad “sin hacer de la buena fe el instrumento de
un juicio equitativo”26.
5. La función unitaria del abuso del derecho y de la exceptio
doli generalis en el ámbito del juicio según buena fe
Muchos de los casos resueltos por los jueces, en aplicación
implícita o explícita del abuso del derecho o de la exceptio doli generalis,
no podrían explicarse si no es con recurso a la existencia de la cláusula
normativa general de lealtad y de buena fe, cuyo fundamento consiste
en la exigencia de solidaridad en la relación obligatoria. Entre estas
figuras, existe una posibilidad de intercambio sustancial, porque una
y otra pueden bien ser empleadas para resolver el mismo conflicto27.
25
Esta, justamente, ha sido la solución adoptada por la Federal Court (Canadá)
British Columbia, 21 de septiembre de 1990, en Foro pad., 1996, I, col. 40:
“cuando las partes hayan pactado concordar luego la contraprestación de
un contrato, está implícita una obligación de negociar de buena fe, y de no
negar su propio consentimiento irrazonablemente. Ello ocurre aunque en
general no exista una obligación implícita de negociar de buena fe; si resulta
una expectativa de las partes, la obligación de negociar de buena fe existe”.
Cfr. MACARIO, Adeguamento e rinegoziazione nei contratti a lungo termine, Nápoles,
1996; y T IMOTEO, «Contratto e tempo-Note a margine di un libro sulla
rinegoziazione contrattuale», en Contratto e Impresa, 1998, p. 619.
26
L. NANNI, «La buona fede contrattuale», en I grandi orientamenti di giurisprudenza
civile e commerciale, colección dirigida por F. GALGANO, Padua, 1988, p. 149; en
una línea de pensamiento análoga a la que exponemos en este punto, y en
adición a los autores ya citados, cfr. L. MENGONI, «Spunti per una teoria delle
clausole generali», en Riv. crit. dir. priv., 1986, p. 19.
27
Esta es la tesis de L. NANNI, «La buona fede contrattuale», cit., pp. 599 y ss.; Cass., 21
de mayo de 1973, n. 1460, en Mass. Foro it., 1973, quien equipara la buena fe a la
596
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
Así pues, las diversas expresiones no son otra cosa que la misma
representación de la cláusula de buena fe, reflejada en ámbitos
diversos, o en momentos diversos, de la relación obligatoria28. El abuso
del derecho y la exceptio doli generalis no son otra cosa que modos
alternativos para designar un comportamiento incorrecto de uno de
los sujetos, o de una parte contractual, cuya relevancia puede incidir,
asimismo, en la fase de ejecución de la relación29. Y a esta solución se
puede arribar en vía directa, sin tener que recorrer a otras elaboraciones
conceptuales, como la teoría de la confianza, cuyo contenido es no menos
incierto30. A menos que se lea la confianza como el reflejo subjetivo de
modelos de comportamiento deducidos de estándares sociales
normalmente aceptados, como por ejemplo, la lealtad profesional
(correttezza professionale) citada en el art. 2598, n. 3, cód. civ.*. De esta
manera, también la confianza deviene un modo diverso de expresión
del precepto expresado con los arts. 1175 y 1375 cód. civ.
597
MASSIMO FRANZONI
**
En la parte citada de este último artículo de la Constitución italiana (art. 3, 2º
párrafo) se prevé que “Es tarea de la República remover los obstáculos de orden
económico y social que, al limitar de hecho la libertad e igualdad de los
ciudadanos, impiden el pleno desarrollo de la persona humana y la participación
efectiva de todos los trabajadores en la organización política, económica y social
del país”. En el art. 2, a su vez, se señala que “La República reconoce y garantiza
los derechos inviolables de la persona, sea como individuo, sea en las formaciones
sociales donde desarrolla su personalidad, y requiere el cumplimiento de los
deberes inderogables de solidaridad política, económica y social” [N. del T.].
31
DI MAJO, Delle obbligazioni in generale, cit., sub art. 1175, p. 314, entre otros, observa
que “el aferramiento a valores constitucionales (por ejemplo, a los principios del
respeto a la dignidad de la persona), inclusive, no siempre resuelve los problemas
vinculados con una evaluación de la conducta del sujeto desde el punto de vista
de la lealtad-buena fe”. Los principios constitucionales “deberían ser objeto de
mediaciones y filtros ulteriores, que tengan en cuenta la concreta relación
instaurada entre las partes”. En otro pasaje se señala el papel superabundante,
y de obiter dictum, de la invocación de las normas constitucionales (ibid., p. 342).
De la misma opinión me parece M. B ARCELLONA , «Un breve commento
sull’integrazione del contratto», en Quadrimestre, 1988, pp. 555 y ss.
598
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
32
De ello se deduce que un límite a la exceptio doli está dado por el hecho de que
el abuso debe existir en el momento en que el mismo se hace valer, y no debe
referirse a circunstancias sobrevenidas (Cass. 16 de julio de 1997, n. 6503, en
Mass. Foro it., 1997): principio afirmado en el caso de una institución bancaria
que luego de la negociación de un título había procedido a dar en prenda
mercaderías que ya habían sido vendidas al tratante, como ella bien lo sabía.
599
MASSIMO FRANZONI
33
Cfr. ROSELLI, Il controllo della Cassazione sulle clausole generali, Nápoles, 1983, pp. 3 y ss.,
texto en el que se comprueba que las diversas figuras parecen, más bien, tratadas
del mismo modo. En el mismo sentido, y más recientemente, G. VISINTINI, «Principi
e clausole generali nella disciplina dei fatti illeciti», en Clausole e principi generali
nell’argomentazione giurisprudenziale degli anni novanta, cit., p. 407.
34
Sobre este último ejemplo, cfr. M. FRANZONI, «Degli effetti del contratto», II, cit.,
sub art. 1375, § 9.1.
600
LA BUENA FE Y LA EQUIDAD COMO FUENTES DE INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
35
El problema es aludido, y resuelto del mismo modo, por A. DI MAJO, Delle
obbligazioni in generale, cit., sub art. 1175, p. 305, nota 1.
36
El mismo DI MAJO, Delle obbligazioni in generale, cit., sub art. 1175, p. 305,
especialmente, nota 1, donde se expone ampliamente sobre la diferencia, y se
destaca que “una definizione de la ‘cláusula general’ puede ser dada, sea en
positivo, sea en negativo” (las cursivas son del autor citado).
601
MASSIMO FRANZONI
602
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
XX
*
A Rocío con cariño y afecto. Te espero.
603
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
604
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
1. Ideas preliminares
Cuando los particulares se proponen realizar una regulación de
los intereses inmersos en sus esferas de disposición (negocio), canalizarán
esta necesidad específicamente en su intento práctico, el cual sirve como
punto de referencia sobre el cual el ordenamiento realiza su labor de
control y ordenación, concretada en la calificación. Esta se manifiesta,
en lo que principalmente nos atañe, en la reconducción del intento
práctico a una de las categorías negociales predispuestas por el
ordenamiento jurídico o aceptadas por el mismo. Con respecto a éste
último caso, tal apertura encuentra sustento genérico, –contemplado
implícitamente en el artículo 62° de la Constitución Política del Perú y
en el artículo 1353° del Código Civil–, en el reconocimiento de la
autonomía privada como poder o facultad, de acuerdo a la teoría que
se adopte, de los sujetos para crear negocios jurídicos no contemplados
directamente en la ley1. A estas categorías se les ha denominado como
“tipos contractuales o negociales”. Importante desde un inicio es resaltar
que la teoría del tipo, reconociendo su vinculación innegable con la
interacción social, encuentra su principal desarrollo en el paradigma
contractual, lo que se revela cuando se le define como un modelo de
1
Afirmación que se ha venido desenvolviendo restrictivamente en las conceptuaciones
de tipicidad y atipicidad por la doctrina mayoritaria, sobre todo nacional. Más adelante,
efectuando las citas del caso, se anotará cómo éste criterio de bipartición no se puede
compartir por el desarrollo doctrinal de la teoría del tipo.
605
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
2
Es la definición de ROPPO, Vincenzo, «Il contratto», en Trattato di Diritto Privato, al
cuidado de Giovanni IUDICA e Paolo ZATTI, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 2001,
p. 419. Resulta evidente que la utilización del término “operación económica” está
ligada innegablemente al fenómeno contractual, tal y como se le ha utilizado por la
doctrina italiana, en el sentido de que sus construcciones, más allá de la presencia
de la función de intercambio, se basan siempre sobre una realidad de carácter
patrimonial, de lo que incluso deriva que la mentalidad para configurar la figura
del negocio jurídico, p.e a través de sus principios - llámese de la confianza - esta
necesariamente conectada a dicho carácter, lo que en nuestro parecer, encuentra
explicación en que el negocio no ha sido expresamente reconocido en el Codice
Civile Italiano de 1942, por lo que los análisis sobre el particular, que deben partir
en la realidad italiana necesariamente del plano legislativo, se ven atados a las
directrices generales del contrato. “Por ejemplo, la compraventa es un tipo
contractual: es el modelo de operación económica con la que las partes realizan,
mediante contrato, el intercambio entre la propiedad de un bien y dinero” (p. 419).
3
La postulación del negocio como un fenómeno social que implica el
reconocimiento, por parte del ordenamiento, de la autonomía privada fue
primigeniamente puesta de manifiesto por BETTI, Emilio, Teoría general del
negocio jurídico, traducción del italiano por A. Martín Pérez, nueva reimpresión
con prólogo de José Luis MONEREO PÉREZ, Colección Crítica del Derecho, Sección
Arte del Derecho, Editorial Comares, Granada, 2000, pp. 39 y ss.
606
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
607
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
608
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
609
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
BGB, (Código Civil Alemán) por los pandectistas frente a aquella que
cumple en la moderna dogmática civil.
El tipo en el derecho penal, y en general en el derecho público, hace
alusión directa al principio de legalidad, fundamental en aquella esfera
normativa, el que se formula en la máxima: nullum crimen, nulla pena sine
praeviae lege. En el derecho alemán esto se manifiesta en la rígida tipicidad
legal, la que adquiere carácter configurativo porque sólo aquellos negocios
jurídicos legalmente tipificados serán considerados como productores de
los efectos jurídicos asignados y previstos por el ordenamiento11. En cambio
en el derecho privado, y en las actuales orientaciones dogmáticas, el tipo
legal, cumple una función principalmente clasificatoria-ordenativa; ordena
las conductas consideradas como negocios en determinados esquemas
predispuestos. Junto al tipo legal, por otro lado, se habla del tipo social,
inadmisible en la dogmática penal, cuando se está ante esquemas creados
por el uso de la praxis sin una específica disciplina. Advirtamos desde ya
que la idea de tipo social, en nuestro parecer, guarda íntima conexión con
el concepto de tipicidad causal que abordaremos sintéticamente
posteriormente en el presente trabajo12.
En tal sentido, se ha puesto de relieve que el presupuesto general
informante de todas las actuales regulaciones contractuales, parece ser
el fenómeno de la tipificación o actuación a través de tipos. Esto supone
una especial manera de reordenación de las conductas humanas, a las
que se eleva a categorías jurídicas; un especial modo de organizar las
conductas contractuales a través de tipos13.
Es de particular atención que en el desarrollo de la “teoría del tipo” se
haya efectuado la distinción entre “tipo” y “concepto”, distinción que ha
11
Así: LARENZ, Derecho Civil. Parte general, traducción de la 3ª edición alemana
por Miguel IZQUIERDO Y MACÍAS-PICAVEA, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1978, pp. 421 y ss.; y ENNECCERUS, Lugwig y Hans-Carl NIPPERDEY, «Parte
general», en ENNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y Martin WOLFF, Martín, Tratado
de Derecho Civil, traducción de trigésimo quinta edición alemana por Blas Pérez
González y José Alguer, con notas de actualización de María GETE-ALONSO Y
CALERA, Casa Editorial Bosch, Barcelona, t. I-2°, vol 1°, 1985, p. 6.
12
Por ello, y sólo por el momento, en el presente punto solo nos referiremos a los
tipos legales.
13
GETE-ALONSO Y CALERA, Estructura, cit., p. 10. Para una reciente aproximación
a la problemática de la tipicidad es fundamental el contenido vertido en la
obra de MAJELLO, Umberto, «Atipicità e tipizzazione nella disciplina del contratto»,
en Casi e questioni di diritto privato Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1998 y de
ROPPO, Vincenzo, «Qualificazione del contratto, contratto innominato e nuovi tipi
contrattuali», en Casi e questioni di diritto privato, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1999.
610
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
sido recibida en las ciencias jurídicas por las corrientes de carácter valorativo
ante la insuficiencia del sistema lógico formal fundado estrictamente sobre
conceptos abstractos. Y es que el tipo no puede ser “conceptuado”, solamente
descrito14, por ello se le coloca como un elástico punto de referencia al cual
viene reconducida la fattispecie, prescindiendo de la comparecencia de todos
los elementos contenidos en una abstracta formula definitoria. De allí que
con criterio especial se haya dicho que el tipo se coloca como una categoría
dinámica que quiere sustraerse a la necesaria abstracción de la subsunción,
sirviéndose más bien del pensamiento analógico, en el sentido de incluir un
evento determinado en un cuadro significante sobre la base de un mayor o
menor grado de similitud15.
Sólo atendiendo a lo expuesto se puede comprender como la
categoría general del tipo ofrece una sugestiva alternativa al conceptualismo
jurídico y haya encontrado una buena acogida por parte de varios sectores
doctrinales. El llamado concepto abstracto había sido ya bastante criticado,
sobretodo en la cultura jurídica italiana, de la que da muestra la afirmación
referida al valor relativo de los conceptos jurídicos y a su consideración
como el punto de partida bastante seguro para cualquier investigación,
máxime cuando se precisa que los conceptos jurídicos no tienen carácter
rígido y estático, sino elástico en su adecuación a situaciones comprendidas
en un ámbito más restrictivo y que son sujetas a un continuo proceso de
adaptación a la realidad histórica16. En suma, los conceptos jurídicos –
claro dentro de la elaboración de la teoría del tipo– no son tomados en
consideración bajo el perfil de su absolutividad o relatividad, sino de su
configuración cerrada específicamente en lo que concierne a sus elementos
constitutivos, mientras que el tipo es caracterizado por su configuración
abierta en virtud de la estructura elástica de los índices de tipo o caracteres
que lo conforman17.
Dentro de la tipología contractual (negocial) no todos los tipos
presentan características similares, por lo que la doctrina ha intentado
plantear criterios de distinción encaminados a descubrir “categorías” que
permitan un mejor análisis y estudio de ellos mediante una reconducción
14
DE NOVA, Giorgio, Il tipo contrattuale, Casa Editrice Dott. Antonio Milani
(Cedam), Padua, 1974, p. 132.
15
Así: DATTILO, Giovanni, “Tipicità e realtà nel diritto dei contratti”, en Rivista
di diritto civile Casa Editrice Dott. Antonio Milani (Cedam), anno XXX, parte
prima, Padua, 1984, p. 788.
16
DATTILO, op. cit., p. 789.
17
DE NOVA, Il tipo, cit., pp. 121 y ss.
611
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
612
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
20
Aunque con discrepancias particulares, BIANCA, Massimo, Diritto civile, t. III,
Il contratto, Milán, 1987, p. 445; B ETTI , Teoría general, cit., p. 377; R UIZ
S ERRAMALERA, Ricardo, El negocio jurídico, Sección de publicaciones de la
Universidad Complutense, Madrid, 1980, pp. 66 y ss.; DE CASTRO Y BRAVO, El
negocio, cit., p. 166, cuando alude a la función “caracterizadora” de la misma.
613
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
otro, cualquiera que sea la concepción que se adopte de causa, sea como
función económica-social o sea como síntesis de los efectos negociales”21. A
lo que COSTANZA agrega que “la misma finalidad puede ser perseguida
mediante esquemas negociales diversos: la causa no serviría por ello siempre
para distinguir uno de los otros; en suma ella no ofrecería los criterios para la
determinación de la función específica en el singular tipo”22.
Nos encontramos, en definitiva, ante la disyuntiva de aceptar o no a
la causa como criterio definitorio del tipo. Pensamos que mucho influencia,
en este punto, el concepto de causa que se adopte para tal efecto; si
asumimos a la causa como función económico y social, inserta en las teorías
preceptivas, o en sus variantes normativas (función individual?)23,
21
DE NOVA, Giorgio, “Il tipo contrattuale”, Relazione, cit., pp. 30-31. En igual
dirección: BIGLIAZZI-GERI, Lina; BRECCIA, Umberto; BUSNELLI, Francesco Donato;
NATOLI, Ugo, Derecho civil, Universidad Externado de Colombia, Santa Fe de
Bogotá, 1992, t. I. vol. II, p. 885; pero parece que, en este último caso, los
autores citados se refieren al concepto “causa” desde su aspecto subjetivo.
22
COSTANZA, Maria, Il contratto atipico, Dott A. Giuffrè Editore, Milán, 1981, p. 188;
DE NOVA, Giorgio, Il tipo contrattuale, cit., p. 62. Merece atención especial lo
expuesto por PORZIO, L’anticipazione bancaria. Casa Editrice Dott. Eugenio Jovene,
Nápoles, 1964, p. 15, el que señala que “o la función viene determinada en
torno a las características del tipo, y entonces no puede servir para establecer
cuales ellas sean, o viene determinada primera e independientemente de ellas,
y entonces no se ve sobre cual criterio la individualización pueda tener lugar”.
En nuestra opinión, el argumento es evidentemente efectista. Si decimos que la
causa (función), es determinada sobre la base de los caracteres del tipo no se sabe
cómo los elementos estructurales de este puedan ser articulados a fin de servir
como instrumentos para que se cumpla aquella en el contexto social. El autor
olvida que la función del tipo determina sus caracteres y su operatividad, y no al
revés, comprobándose esto a través de la existencia de componentes estructurales
comunes en varios tipos contractuales-negociales (piénsese en concreto en las
prestaciones restitutorias, de custodia, de entrega, etc.; o en el bien objeto del
negocio, entendido como «materia social) los que configurados de distinta forma
pueden estar dirigidos a la verificación de una función distinta en cada caso.
Si de los componentes, estrictamente considerados, al margen de la causa
(función), no se puede llegar a diferenciar un tipo de otro, el único criterio de
distinción tendrá que ser aquella. Cada tipo tiene una función concreta
específica que lo diferencia de los demás.
23
Entre nosotros explícitamente sostiene la teoría normativa MORALES HERVIAS, la
que, en nuestro modesto parecer, limita arbitrariamente la amplitud de la teoría del
negocio jurídico al ámbito contractual. Así se infiere de la afirmación efectuada por
el citado autor “Actualmente la teoría normativa se vincula estrechamente con la
teoría del contrato entendida como operación económica” señalando luego que
“se puede afirmar que la operación económica constituye por si misma, una fuente
de regulación de la relación y libera reglas ulteriores con respecto a las directamente
expresadas en la declaración negocial de las partes. Por tanto, la teoría normativa
del negocio jurídico explica adecuadamente la noción de contrato – operación
económica” (MORALES HERVIAS, Rómulo, “¿Existen intercambios...? ”, cit.).
614
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
615
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
616
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
617
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
31
GETE-ALONSO Y CALERA, Estructura, cit., p. 16.
32
BETTI, Emilio, Teoría general de las obligaciones, Editorial Revista de Derecho
Privado, Madrid, 1969, t. II, p. 68; ID., Teoría general del negocio jurídico, cit., p. 153.
618
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
619
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
34
Así: SACCO, “La qualificazione. I tipi contrattuali”, en op. cit. pp. 450.
35
SACCO, op. ult. cit., loc. cit.
36
Por ejemplo tenemos como, casi recientemente, en la realidad italiana se ha
confirmado la tendencia de la jurisprudencia italiana a reducir, o intentar
reducir, los contratos atípicos a los tipos regulados por el sistema. Así lo señala
RESCIGNO, Pietro, Manuale, cit., Avvertenza e appendice di aggiornamento, p. XXXIX.
37
SACCO, “La qualificazione”, cit., p. 451.
620
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
38
GETE-ALONSO Y CALERA, Estructura, cit., p. 19. En donde además se agrega que “al
tipo de primer orden, que es el contrato, se le caracteriza y define de acuerdo con lo
que se presenta en la realidad social: acuerdo consensual tendente a la producción
de obligaciones que luego se le descubrirá jurídicamente con arreglo a la exigencia
de determinados elementos: consentimiento, objeto y causa dando lugar al tipo
jurídico básico y abstracto. Los de segundo orden, supondrán especificación,
concreción, es decir, adición de nuevos datos a los elementos que componen la
figura básica; frente al “contrato” se puede hablar de «contratos en especial».”
39
Nos permitimos realizar la individualización tan solo dentro de los negocios
patrimoniales por la diversidad de figuras negociales que se ubican en esta categoría,
lo que puede ser visto como la demostración de que la teoría normativa incurre en
una arbitraria omisión al supeditar su análisis solamente a la figura del contrato.
621
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
40
Son las palabras de GAZZONI, Francesco, “Atipicità del contratto, giuridicità del
vincolo e funzionalizzazione degli interessi”, en Rivista di Diritto Civile Casa Editrice
Dott. Antonio Milani (Cedam), anno XXIV, parte prima, Padua, 1978, pp. 52-106.
En igual sentido DATTILO, Giovanni, “Tipicità e realtà nel diritto dei contratti”,
en Rivista di diritto civile, Casa Editrice Dott. Antonio Milani (Cedam), anno
XXX, parte prima, Padua, 1984, pp. 804. En nuestro medio solitariamente ha
abordado el tema MORALES HERVIAS, Rómulo, «Objeto y tipo en las teorías del
negocio jurídico y del contrato. A propósito de la reforma del Código Civil», al
que hemos tenido acceso sólo por la amistad y gentileza del autor antes de su
publicación en Advocatus, Nueva Época, Revista editada por alumnos de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, Nº 9, II, Lima, 2003, pp. 232-253.
622
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
623
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
44
Como señalan ESPÍN CÁNOVAS, Diego, Manual de derecho civil español, Editorial
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1982, vol. I p. 181; CASTÁN TOBEÑAS, José,
Derecho civil español, común y foral, Introducción y parte general, reimpresión de
la décimocuarta edición revisada y puesta al día por José Luis DE LOS MOZOS.
REUS, Madrid, 1987, t. 1, pp. 567 y ss.; LEGAZ Y LACAMBRA, Luis Filosofía del
derecho, 5ª edición revisada y aumentada, Casa Editorial Bosch, Barcelona,
1979, pp. 536 y ss., y GARCÍA MAYNEZ, Filosofía, cit., p. 303.
45
FERREIRA RUBIO, Delia Matilde La buena fe. El principio general en el derecho civil,
Editorial Montecorvo, Madrid, 1984, p. 250.
46
Sobre el principio de conservación de los negocios jurídicos es importante remitirse
a los trabajos de STELLA RICHTER, Giorgio, “Il principio di conservazione del negozio
giuridico”, en Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, anno XXI, Milán, 1967,
pp. 411 y ss; y de MARÍN PADILLA, María Luisa, El principio de conservación de los actos
y negocios jurídicos “utile per inutile non vitiatur”, Librería Bosch, Barcelona, 1990.
47
ALPA, Guido y BESSONE, Mario, op. cit. p. 290.
48
ALPA, Guido y BESSONE, Mario, op. cit. p. 290.
624
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
49
LÓPEZ Y LÓPEZ, Ángel, «De la interpretación de los contratos y conceptos afines
(comentarios a los arts. 1281ª 1289ª C.c.), en Comentarios al código civil y
compilaciones forales, dirigidos por ALBALADEJO, t. XVII, vol. 2ª, Editoriales de
Derecho Reunidas S.A. (EDERSA), Madrid, 1981,. p. 6. Los corchetes son
nuestros para aclarar el alcance mayor al campo contractual de la integración.
50
LÓPEZ Y LÓPEZ, Ángel, De la interpretación, cit., p. 9.
51
DE LOS MOZOS, José Luis, La conversión del negocio jurídico, Casa Editorial Bosch,
Barcelona, 1959, p. 56. Pero este autor no precisa el campo específico sobre el que
actúa la integración, ya que solo se ocupa de la conversión y a ella remite su
análisis. Sin embargo, podemos inferir de su lectura su adherencia a dicha posición.
52
Entre otros: TRIMARCHI, Pietro, Istituzioni di diritto privato, Dott. A. Giuffrè Editore,
Milán, 1989; GALGANO, Francesco, «Il negozio giuridico», en Trattato di diritto civile
e commerciale, diretto da CICU e MESSINEO, continuato da MENGONI, Dott. A. Giuffrè
Editore, Milán, 1988, p. 55; BIANCA, Diritto civile, cit., t. III, p. 472; RODOTÀ, Stéfano,
Le fonti di integrazione del contratto Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1969, p. 9.
625
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
626
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
57
ALPA y BESSONE, Elementi, cit., pp. 290-291.
58
RODOTÀ, Le fonti, cit., p. 4.
627
ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
59
Como es patente en OPPO, Giorgio, Profili dell’interpretazione oggettiva del negozio
giuridico, Bolonia 1943, pp. 15 y ss.; SCADUTO, “Sulla tecnica giuridica”, en
Rivista di diritto civile, 1927, p. 249; PUGLIATTI, Salvatore, Diritto civile. Metodo,
teoria, pratica. Saggi, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1951, p. 353; entre otros.
60
RODOTÀ, Le fonti, cit., p. 6.
61
LÓPEZ Y LÓPEZ, La interpretación, cit., p. 7. La voluntad conjetural o hipotética en la
conversión es, como se ve, una de las formas de aplicación de aquella, por lo que
su crítica se puede hacer extensiva a todo fenómeno en el que se quiera aplicar.
628
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
62
Así rechazamos el concepto de integración propuesto por MOSSET ITURRASPE
como la actividad dirigida a señalar las consecuencias jurídicas que emergen
del negocio, sea por voluntad de las partes, manifestada de manera expresa
ó tácita, sea por voluntad del legislador a mérito de los elementos estructurales
y de los efectos naturales (Compraventa inmobiliaria, EDIAR, Buenos Aires
1976 p. 67), donde implícitamente se considera a la autointegración, cuando
se alude al señalamiento de las consecuencias jurídicas que emergen del
negocio por la voluntad tácita de las partes.
63
RODOTÀ, Le fonti, cit., p. 9; de acuerdo: BIANCA, Diritto civile, cit., t. III, p. 471; CATAUDELLA,
Antonino, Sul contenuto del contratto, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1966.
64
Que inclusive puede llevar a nuevos enfoques con respecto a conceptos
fundamentales, como sería aquel de contrato, ya no como el simple acuerdo de
declaraciones sino como el precepto con contenido autodeterminado y
heterointegrado que regule sobre la materia social calificada como patrimonial.
65
SACCO, R., «L’integrazione», en Trattato, cit., p. 472.
629
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66
SACCO, R., «L’integrazione», en Trattato, cit., p. 473.
67
El ejemplo lo encontramos claramente en el art. 1396° del C.C. donde el
comportamiento, consistente en el consumo o utilización de un bien o servicio,
genera la obligación de pago, aún cuando haya sido involuntario. Se recoge
así lo que la doctrina italiana ha llamado “conducta social típica”.
630
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
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LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
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ERIC PALACIOS MARTÍNEZ
Nótese además que los usos y la equidad poseen solo una función
integrativa de estricta naturaleza completiva, y nunca modificativa,
desprendiéndose de esto que es necesario al menos que el núcleo esencial
de los efectos del negocio sea positivamente querido por las partes77.
Queda así configurada nuestra posición de rechazo hacia la
sistematización que identifica al contenido con la actividad declarativa
de las partes. Esta, por demás, ha sido rechazada con mucha vivacidad78
en tanto la idea de contenido vertida en dicha postura se relaciona
directamente con el concepto de negocio como declaración de voluntad,
lo que en la doctrina moderna la deslegitima por completo. En cambio
si tomamos, como lo hemos hecho, al negocio como una regulación
subjetiva manifestada en un precepto, no se tendrá ningún problema
para aceptar la eventual actuación del ordenamiento sobre el contenido
y su participación en la formación del mismo.
En definitiva, debe aceptarse la heterodeterminación del contenido
negocial por el ordenamiento en vista al concepto renovado de autonomía
privada, y al de negocio jurídico como una derivación necesaria de aquél.
En resumen, concurren entonces, para determinar el reglamento o
contenido, las declaraciones preceptivas de los particulares, la ley (con
las denominadas normas integrativas sean de aplicación necesaria o
voluntaria), los usos, así como la equitativa apreciación del juez79.
Dentro del panorama planteado, es decir, aceptando que la
integración del negocio se produce sobre su contenido y, a su vez, que
sobre este mismo pueda actuar el ordenamiento, el que no solo se
limitaría a fijar los efectos, sino imprescindiblemente también parte
del contenido; se debe ahora necesariamente concretar una breves
634
LA PROBLEMÁTICA DE LA TEORÍA DEL TIPO Y LA INTEGRACIÓN CONTRACTUAL
80
RODOTÀ, Le fonti di integrazione, cit., p. 53.
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XXI
*
Texto inédito.
[N. del Autor] Expreso mi más sincera gratitud a mi amigo Leysser L. LEÓN
–investigador curioso de temas jurídicos italianos, traductor apasionado e
infatigable– por su cordial invitación a participar en el presente volumen
conmemorativo de los sesenta años del Código Civil italiano.
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1
En la bibliografía en lengua italiana son de señalar: G. MESSINA, L’interpretazione
dei contratti, 1906, ahora en ID., Scritti giuridici, vol. V, Milán, 1948, pp. 153 ss.;
C. GRASSETTI, L’interpretazione del negozio giuridico con particolare riguardo ai
contratti, Padua, 1938; G. OPPO, Profili dell’interpretazione oggettiva del negozio
giuridico, Bolonia, 1943; G. STOLFI, Teoria del negozio giuridico, Padua, 1947, pp. 223 ss.;
L. CARIOTA FERRARA, Il negozio giuridico nel diritto privato italiano, Nápoles, s.a.,
pero de 1948, pp. 706 ss.; L. MOSCO, Principi sulla interpretazione dei negozi giuridici,
Nápoles, 1952; C. GRASSETTI, voz «Interpretazione dei negozi giuridici “Inter
vivos”» (Diritto civile), en Noviss. Dig. it., vol. VIII, Turín, 1962, pp. 903 ss.; P.
SCHLESINGER, «Interpretazione del contratto e principio dispositivo», in Temi – Rivista
di giurisprudenza italiana, 1963, pp. 1135 ss.; R. SCOGNAMIGLIO, Contributo alla
teoria del negozio giuridico, 2a ed., Nápoles, 1969, pp. 127 ss.; R. SACCO, «Il contratto»,
en Trattato di diritto civile italiano dirigido por F. VASSALLI, vol. VI, tomo II, Turín,
1975, pp. 749 ss.; E. ROPPO, «Il contratto», Bolonia, 1977, pp. 154 ss.; M. CASELLA, voz
«Negozio giuridico (interpretazione del)», in Enc. dir., vol. XXVIII, Milán, 1978,
pp. 16 ss.; G. ALPA, «Alle origini della teoria moderna dell’interpretazione del contratto»,
in Riv. crit. dir. priv., 1983, pp. 323 ss.; M. COSTANZA, Profili dell’interpretazione
del contratto secondo buona fede, Milán, 1989; F. ZICCARDI, voz «Interpretazione
III), Interpretazione del negozio giuridico», in Enc. giur., vol. XVII, Roma, 1989,
ad vocem; L. BIGLIAZZI GERI, «L’interpretazione del contratto (Artt. 1362-1371)»,
en Il Codice Civile. Commentario dirigido por P. SCHLESINGER, Milán, 1991; F.
CARRESI, «Interpretazione del contratto (art. 1362-1371)», en Commentario del Codice
Civile Scialoja e Branca, al cuidado de F. GALGANO, Bolonia-Roma, 1992; And.
D’ANGELO, Contratto e operazione economica, Turín, 1992, especialmente, pp. 191 ss.;
C. SCOGNAMIGLIO, Interpretazione dei contratti e interessi dei contraenti, Padua, 1992;
M. COSTANZA, voz «Interpretazione dei negozi di diritto privato», en Digesto, 4a ed.,
sez. civ., vol. X, Turín, 1993, pp. 25 ss.; R. SACCO, «L’interpretazione», in R. SACCO-
G. DE NOVA, Il contratto, tomo II, en Trattato di diritto civile dirigido por R. SACCO,
Turín, 1993, pp. 357 ss.; E. BETTI, Teoria generale del negozio giuridico (reimpresión
corregida de la 2a edición), Nápoles, 1994, pp. 321 ss. (la 1a edición de la Teoria
generale, se publicó en 1943, por la Utet, en el Trattato di diritto civile italiano
dirigido por F. VASSALLI); N. IRTI, Testo e contesto. Una lettura dell’art. 1362 codice
civile, Padua, 1996; F. GALGANO, Diritto civile e commerciale, vol. II, tomo I, 3a ed.,
Padua, 1999, pp. 435 ss.; C.M. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, 2a ed., Milán,
2000, pp. 407 ss.; C. SCOGNAMIGLIO, «L’interpretazione», en Trattato dei contratti
dirigido por P. RESCIGNO, I contratti in generale, al cuidado de E. GABRIELLI, tomo
II, Turín, 1999, pp. 913 ss.; A. CATAUDELLA, I contratti. Parte generale, 2a ed., Turín,
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LA “COMÚN INTENCIÓN DE LAS PARTES” Y EL PRINCIPIO DE BUENA FE...
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MAURO GRONDONA
negocio jurídico)5 son tres6. Hay que señalar, como primer punto, que
la regla fundamental es aquella que toma el nombre de interpretación
objetiva, y que se funda en la determinación de la voluntad de las
partes (lo que el legislador peruano escribe, en realidad, es “lo que se
haya expresado”, una fórmula con la que parece hacer referencia, en
principio, y de manera esencial, a las palabras dichas o escritas por
los contratantes) leída a través del filtro de la buena fe objetiva.
Asimismo, es imperioso añadir inmediatamente, que nos parece que
la mención del principio de buena fe, por parte del legislador peruano,
debe ser leída en estricta relación de necesidad lógico-sistemática con la
mención de “lo que se haya expresado”: ello equivale a sostener que si bien
el Código peruano pone el acento en “lo que se haya expresado” –es decir,
en las palabras dichas o escritas–, y si bien ello podría originar una variada
serie de problemas interpretativos iniciales, con referencia, no ya y no
sólo al significado del contrato como operación económica –es decir, a los
efectos del contrato–, sino también a la determinación del significado
intrínseco, antes que negocial, de las palabras de los contratantes, con
claros riesgos de subjetivismo extremo –es decir, al análisis lingüístico del
texto contractual–, el legislador ha tenido el cuidado, de todos modos, de
superar el impasse, por medio del criterio de buena fe objetiva.
El legislador italiano advirtió el problema y ha intentado darle solución
ubicando en primer plano la común intención de los contratantes, la cual,
por sí misma, constituye un concepto que se encuentra (o puede encontrarse)
más allá y fuera del significado literal de las palabras usadas. Aquí no es
posible, ni oportuno, evaluar la decisión de técnica legislativa del legislador
peruano, pero hay que señalar que la circunstancia de haber reunido en la
5
El legislador habla de “interpretación del acto jurídico”: para los problemas
dogmáticos y de traducción que se originan por dicha expresión, véase, ahora,
G. B. FERRI, «Introducción a la edición peruana», El negocio jurídico, trad. de
Leysser L. León, Lima, 2002, pp. 45 y ss.
6
Art. 168 (Interpretación objetiva). El acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo
con lo que se haya expresado en él y según el principio de la buena fe.
Art. 169 (Interpretación sistemática). Las cláusulas de los actos jurídicos se
interpretan las unas por medio de las otras, atribuyéndose a las dudosas el
sentido que resulte del conjunto de todas.
Art. 170 (Interpretación finalista). Las expresiones que tengan varios sentidos
deben entenderse en el más adecuado a la naturaleza y al objeto del acto.
Hay que tener presente, asimismo, el art. 1362 (Buena fe y común intención de
las partes): Los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las
reglas de la buena fe y común intención de las partes.
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9
Véase el clásico estudio de G. GORLA, «La «logica-illogica» del consensualismo o
dell’incontro dei consensi e il suo tramonto», en Riv. dir. civ., 1966, I, pp. 255 y ss.,
quien escribe (p. 273): “[…] [E]l derecho de los contratos o la institución del contrato,
más que en la lógica del consensualismo o del encuentro de consentimientos, o de
la fusión de las voluntades que se quiera hablar, se revela fundado en la protección
de las expectativas de buena fe y en la composición de los intereses que nacen de
ellas, en una balanza que el derecho trata de verificar de la forma más conveniente,
o menos imperfecta, en un ambiente dado e históricamente determinado”.
648
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10
E. BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit. supra, nota 1, p. 322.
11
ID., op. loc. ult. cit.
12
Ibid.
650
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13
ID., op. cit., pp. 323 s.
14
ID., op. cit., pp. 324 s.
15
ID., op. cit., p. 330.
16
I D ., op. cit., p. 333. Idea retomada por B ETTI en su Teoria generale
dell’interpretazione (edición corregida y ampliada por G. CRIFÒ), vol. II, Milán,
1990, pp. 810 s.: “[O]ficio del intérprete (cód. civ. italiano, art. 1362) es,
principalmente, reconstruir en el contenido del negocio aquellos fines
prácticos («común intención», en los contratos) y aclarar este significado,
como suelen ser concebidos y apreciados en la conciencia social”.
17
G. STOLFI, Teoria del negozio giuridico, cit. supra, nota 1.
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18
Al respecto, v. F.A. VON HAYEK, Liberalismo (trad. it.), Roma, 1997; B. LEONI, La
libertà e la legge (trad. it.), Macerata, 1995, con importante introducción de R.
CUBEDDU, quien afronta, entre otras cosas, el clásico problema de la relación
entre el liberalismo económico y el liberalismo político; M. N. ROTHBARD, L’etica
della libertà (trad. it.), Macerata, 1996; C. L OTTIERI , Il pensiero libertario
contemporaneo, Macerata, 2001.
En cuanto al empleo de las expresiones «libertario» y «liberal», es necesario
advertir al lector que, al analizar las posiciones de BETTI y STOLFI, no se pretende
realizar una obra de “deshistorización”: si no se olvida el contexto político-
cultural en el cual ambos operan, con resultados opuestos, creo lícito indicar,
en no menor medida, cierto punto de reflexión sobre lo que las teorías sobre el
negocio jurídico de los dos estudiosos citados –trabajos ideológicamente
caracterizados– pueden significar para el estudioso moderno, con respecto a
los modernos cuadros ideológicos de referencia. Véase, infra, nota 23.
19
G. STOLFI, Teoria del negozio, cit. supra, nota 1, en particular, la Introduzione, pp. XII-
XIII, cuyo contenido he reproducido parcialmente en este punto de mi trabajo.
653
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Pero así nos vemos inmersos en un camino sin salida. Porque las reglas
contenidas en la parte general sobre el contrato –arts. 1321 a 1469 sexies
del Código Civil italiano, y por lo tanto, también los criterios de
interpretación– no pueden ser considerados eliminados por el contexto
político-cultural del momento histórico, en el sentido de que, de por sí, la
parte general sobre el contrato no es un baluarte de perenne defensa, por
ejemplo, de la autonomía privada, como se verá más adelante, con particular
referencia al papel que el principio de interpretación según buena fe ha
jugado en la elaboración teórica de aquella parte de la doctrina italiana
más sensible a los valores de la Constitución republicana italiana de 1948.
La polémica de STOLFI es también ideológico-política, y ello es
algo que él mismo admite, al definir el negocio jurídico, tal cual he
recordado, como la consecuencia del principio político de la autonomía
de la voluntad.
Por otro lado, el mismo BETTI centra su razonamiento en el papel
del negocio como autorregulación de intereses, es decir, como
consecuencia de la operación empírica de la autonomía privada, la
cual puede encontrar un límite en la conciencia social del momento
histórico, es decir, en la sensibilidad política –y por lo tanto, legislativa
y jurisdiccional– que, a través de variados tecnicismos –por ejemplo,
la causa del contrato; la protegibilidad (meritevolezza) de los intereses
perseguidos por los contratantes–, permitirá a la voluntad negocial
de las partes producir efectos jurídicamente relevantes.
No es imposible, según ha escrito IRTI, que lo que divide a BETTI
de STOLFI sea el solidarismo de uno y el individualismo del otro; pero
también puede ser cierto que el conservadurismo jurídico –la expresión
es la antes citada, del mismo IRTI– de STOLFI, es decir, la defensa de
valores que él considera reflejados, naturaliter, en la parte general de
los contratos, se muestra impermeable a los cambios sociales, mientras
que la remisión de BETTI a la tipicidad social, es decir, “a las evaluaciones
económicas o éticas de la conciencia social históricamente
determinada”24, de por sí, no parece excluir la posibilidad de una
concreta expresión de las potencialidades propias del pluralismo
económico, social, cultural, como genuina expresión, justamente, de
la sensibilidad política, en el sentido más amplio, de una colectividad
humana cada vez más global, pero no por ello necesariamente
globalizante ni globalizada.
24
E. BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, cit. supra, nota 1, p. 323.
656
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25
L. BIGLIAZZI GERI, «L’interpretazione del contratto (Artt. 1362-1371)», en Il
Codice civile - Commentario, dirigido por P. S CHLESINGER, Milán, 1991, en
especial, la Introduzione, pp. 1-84, a ser leída como declaración de enunciación
de valores y de análisis de los tecnicismos a través de los cuales perseguir
dichos valores en la interpretación del contrato.
26
ID., op. cit., p. 3.
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34
Véase la completa síntesis de información al cuidado de A. S OMMA ,
«Autonomia privata», en Riv. dir. civ., 2000, II, pp. 597 y ss.
35
V. ROPPO, «Il contratto», en Trattato di diritto privato, al cuidado de G. IUDICA y
P. ZATTI, Milán, 2001.
36
ID., op. cit., p. 456.
663
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37
ID., op. cit., p. 467.
38
ID., op. cit., pp. 469 y s.
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39
ID., op. cit., pp. 470 y s.
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40
ID., op. cit., pp. 475-477.
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41
En materia de “buena fe y contrato”, véase, And. D’ANGELO, Contratto e
operazione economica, cit. supra, nota 1, especialmente, pp. 233 y ss.
Véase, de lo reciente, P. GALLO, «Buona fede oggettiva e trasformazioni del
contratto», en Riv. dir. civ., 2002, I, pp. 239 y ss.
42
Principles of International Commercial Contracts, Roma, 1994 (redactados por
Unidroit: International Institute for the Unification of Private Law, con sede en
Roma): el capítulo 4 está dedicado a la interpretación del contrato: arts. 4.1-
4.8. Cada artículo va seguido de un comentario oficial.
Principi di diritto europeo dei contratti. Parte I e II (versión italiana al cuidado de
C. CASTRONOVO [con texto inglés al frente], Milán, 2002 (se trata de los Principios
elaborados por la Comisión para el derecho europeo de los contratos, presidida
por el profesor O. LANDO), sobre los cuales v. G. ALPA, I «“Principles of European
Contract Law”», predisposti dalla Commissione Lando, en Riv. crit. dir. priv.,
2000, pp. 483 y ss.
Véanse, además, los trabajos de la Accademia dei Giusprivatisti Europei,
concretados en el Code européen des contrats – Avant-projet, Livre premier, Milán,
2000, sobre los cuales v. G. GANDOLFI, «Il progetto «pavese» di un codice
europeo dei contratti», en Riv. dir. civ., 2001, I, pp. 455 y ss.
Para una visión de conjunto de las reglas contractuales de los países europeos, v.
H. KÖTZ y A. FLESSNER, European Contract Law, vol. I (trad. de T. WEIR), Oxford, 1997.
Desde la perspectiva transnacional, con específica referencia a la
interpretación del contrato, v. C. GORRIZ LÓPEZ, «L’interpretazione del contratto
nei Principi Unidroit dei contratti commerciali internazionali», en Contratto
e impresa / Europa, 1998, pp. 467 y ss.
43
Art. 4.1 (Intention of the parties)
(1) A contract shall be interpreted according to the common intention of the parties.
(2) If such an intention cannot be established, the contract shall be interpreted according
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cuanto a los segundos, hay que considerar el art. 5:101 (General Rules
of Interpretation), el art. 5:102 (Relevant circumstances), y el art. 5:103
(Contra Proferentem Rule)44.
to the meaning that reasonable persons of the same kind as the parties would give
to it in the same circumstances.
Art. 4.2 (Interpretation of statements and other conduct)
The statements and other conduct of a party shall be interpreted according to that
party’s intention if the other party knew or could not have been unaware of that
intention.
If the preceding paragraph is not applicable, such statements and other conduct shall
be interpreted according to the meaning that a reasonable person of the same kind as
the other party would give to it in the same circumstances.
Art. 4.3 (Relevant circumstances)
In applying Articles 4.1 and 4.2, regard shall be had to all the circumstances, including
(a) preliminary negotiations between the parties;
(b) practices which the parties have established between themselves;
(c) the conduct of the parties subsequent to the conclusion of the contract;
(d) the nature and the purpose of the contract;
(e) the meaning commonly given to terms and expressions in the trade
concerned;
(f) usages.
Señalamos que Unidroit ha preparado una versión en castellano de los
Principios. En el Apéndice, el lector puede consultar la traducción oficial de
los artículos citados en esta nota.
44
Art. 5:101 (General Rules of Interpretation)
(1) A contract is to be interpreted according to the common intention of the parties
even if this differs from the literal meaning of the words.
(2) If it is established that one party intended the contract to have a particular
meaning, and at that time of the conclusion of the contract the other party
could not have been unaware of the first party’s intention, the contract is
to be interpreted in the way intended by the first party.
(3) If any intention cannot be established according to (1) or (2), the contract is to be
interpreted according to the meaning that reasonable persons of the same kind as
the parties would give to it in the same circumstances.
Art. 5:102 (Relevant circumstances)
In interpreting the contract, regard shall be had, in particular, to:
(a) the circumstances in which it was concluded, including the preliminary
negotiations;
(b) the conduct of the parties, even subsequent to the conclusion of the contract;
(c) the nature and purpose of the contract;
(d) the interpretation which has already been given to similar clauses by the
parties and the practice they have established between themselves;
(e) the meaning commonly given to terms and expressions in the branch of
activity concerned and the interpretation similar clauses may already
have received;
(f) usages; and
(g) good faith and fair dealing.
668
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45
Sobre este punto, v. M. BARCELLONA, La buona fede e il controllo giudiziale del
contratto (se trata de la ponencia leída en el Congreso “Il contratto e le tutele:
prospettive di diritto europeo”, 31 mayo al 1 de junio del 2001, organizado por
la Facultad de Derecho de la Universidad de Roma-Tre), quien subraya que
“en los PICC dell’Unidroit, “buena fe”, “lealtad” y “razonabilidad” se
encuentran mencionadas por lo menos once veces […]. […] Y todavía más
generosos al respecto se presentan los PECL de la Comisión LANDO; donde,
en efecto, “buena fe”, “lealtad” y “razonabilidad” concurren por lo menos
17 veces […]”, p. 2 de texto dactilográfico.
46
Un discurso análogo podría efectuarse con respecto a los artículos 1.7 (Good
faith and fair dealing) y 3.10 (Gross disparity) de los Principios Unidroit.
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INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
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INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
9
FERRI, Luigi, op. cit., pp. 170, 188 y 194. Opinión compartida por todos los
juristas italianos partidarios de la teoría normativista, tales como Santi
ROMANO, DE STEFANO, TEDESCHI y BARBERO, entre otros.
10
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 388.
681
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
11
Lo que parece ser objeto de confusión entre algunos juristas nacionales, tales
como TORRES VÁSQUEZ, Aníbal, Acto Jurídico, Editorial San Marcos, Lima, 1998,
p. 346, quien, al señalar que la interpretación no debe agotarse en el análisis
gramatical de las expresiones usadas por las partes, sino que debe tomar en
cuenta los comportamientos anteriores, simultáneos o sucesivos, para encontrar
la “voluntad real” de las partes, confunde esta “voluntad real” con la
concepción subjetiva del acto jurídico. Para la opinión contraria en la doctrina
nacional y que refuerza la tesis expuesta en el presente artículo, consultar:
LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo, El Negocio Jurídico, Segunda Edición,
Editorial Jurídica Grijley EIRL, Lima, 1994, p. 254; VIDAL RAMÍREZ, Fernando, El
Acto Jurídico en el Código Civil Peruano, Cultural Cuzco S.A. Editores, Lima,
1989, pp. 220-221; y ARANA COURREJOLLES, Carmen, La Interpretación del Acto
Jurídico, Cultural Cuzco S.A. Editores, Lima, 1992, pp. 320-321.
682
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
coloca las más importantes, en primer lugar, por lo que puede entenderse
que la regla interpretativa de la voluntad declarada y de la común
intención de las partes primero y, la regla de interpretación según la buena
fe después, corresponden para el acto jurídico en general y, para el
contrato en particular, respectivamente, los dos principales criterios de
interpretación. Debajo de ellas se encuentra la regla de interpretación
sistemática y, por último, la regla de interpretación funcional del contrato,
no siendo producto de la casualidad el orden que legislativamente han
guardado en el Título IV del Libro del Acto Jurídico12.
En doctrina, se han postulado también otros criterios o reglas
interpretativas, entre las que cabe destacarse aquéllas referidas a la
interpretación de expresiones generales e indicaciones demostrativas
y las reglas de interpretación objetiva, referidas, por ejemplo, al
principio de conservación del contrato; la de interpretación según los
usos y costumbres; la regla de interpretación contra el autor de una
cláusula (que en el CC peruano ha sido recogido como regla de
interpretación objetiva, en el art. 1401°); y otras.
Todas las reglas legales de interpretación contenidas en los artículos
168º, 169º, 170º y 1362º del Código Civil peruano constituyen reglas de
interpretación subjetiva, en el sentido que están dirigidas a clarificar la
común intención de las partes. En cambio, las reglas de interpretación
objetiva, están más bien dirigidas a fijar el significado del contrato
cuando resulta dudosa la común intención de los contratantes, por lo
que en este supuesto el significado del contrato se complementa o
uniforma recurriendo a cánones legales fundamentalmente destinados
12
Comparten esta tesis, aún sin la contundencia deseada, en nuestro medio:
VIDAL RAMÍREZ, Fernando, op. cit., pp. 220 y 222, quien afirma que el art. 168° c.c.
contiene el principio general en materia de interpretación, siendo los artículos
169° y 170° “normas complementarias”; y L OHMANN LUCA DE TENA, Juan
Guillermo, op. cit., pp. 261, 270, 273 y 275, quien, luego de diferenciar la existencia
de reglas subjetivas y objetivas de interpretación, afirma que son las reglas
subjetivas las que primeramente deben aplicarse en la labor interpretativa, en
tanto buscan determinar “[...]el alcance y el significado de las expresiones o el
comportamiento por medio de los que se exterioriza la declaración de
voluntad[...]”, calificando como tales las reglas de interpretación legal recogidas
en el Código Civil peruano (arts. 169°, 170° y 171°), entre los que destaca, como
principio básico, el de la buena fe (independientemente de la utilización que
puede hacerse de este criterio, en la interpretación integrativa). En contra: ARANA
COURREJOLLES, Carmen, op. cit., p. 319, quien señala que entre las normas
hermenéuticas recogidas por el Código Civil peruano “[...]no hay preferencias,
es decir, norma fundamental y normas subsidiarias[...]”.
683
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
13
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 385.
14
Desde que, semánticamente, la palabra “duda” significa “[...]suspensión o
indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca
de un hecho o una noticia[...]” o “[...]cuestión que se propone para ventilarla
o resolverla[...]” y, desde un punto de vista filosófico “[...]suspensión
voluntaria y transitoria del juicio para dar espacio y tiempo al espíritu a fin
de que coordine todas sus ideas y todos sus conocimientos[...]”. REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA, Diccionario de la Lengua Española, tomo I, Vigésima Segunda Edición,
Editorial Espasa Calpe S.A., Madrid, 2001, p. 854; por lo que, desde un punto
de vista coloquial, la sola necesidad de “interpretar algo” podría significar
la existencia de una “duda”; significado éste que no se condice con la
necesidad del trabajo hermenéutico interpretativo en el campo jurídico y,
específicamente, en el área del acto jurídico y de los contratos, en donde la
interpretación es siempre necesaria, aun cuando se esté frente a una
declaración de voluntad, palabras o cláusulas contractuales, aparentemente
claras.
15
BIANCA, Massimo, op. cit., pp. 406-407.
684
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
16
VIDAL RAMÍREZ, Fernando, «Exposición de Motivos y Comentarios al Libro II
del Código Civil. Acto Jurídico», en Código Civil. Exposición de Motivos y
Comentarios, tomo IV, compilación a cargo de Delia REVOREDO DE DEBAKEY.
Edición de la Comisión Encargada del Estudio y Revisión del Código Civil.
Lima, 1985, p. 297.
685
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
17
BETTI, Emilio, op. cit., p. 347.
18
VIDAL RAMÍREZ, Fernando, El Acto Jurídico en el Código Civil Peruano, op. cit.,
p. 220.
686
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
687
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
21
Ibídem, p. 396.
22
MIRABELLI, Giuseppe, “Dei Contratti in Generale”, en Commentario del Codice
Civile, Libro IV, Tomo Secondo, Unione Tipografico-Editrice Torinese, UTET,
Turín, 1980, Ristampa 1987, pp. 274-275. En este sentido, deben considerarse
superadas las posiciones doctrinarias expresadas por autores como MESSINEO,
Francesco, Voce: «Contratto (dir. priv. - teoria generale), en Enciclopedia del
Diritto, volume IX, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1961, p. 950; BARASSI, Lodovico,
La Teoria Generale delle Obbligazioni, volume II,: Le Fonti, Seconda Edizione
Aumentata, Dott. A. Giuffrè Editore, Milán, 1948, p. 243; y OSTI, Giuseppe, Voce
«Contratto”, en Novissimo Digesto Italiano, Volume IV, Unione Tipografico-
Editrice Torinese-UTET, Turín, 1959, p. 522; en el sentido que la interpretación
extratextual destinada a valorar el comportamiento integral de las partes tiene
un carácter subsidiario y jerárquicamente subordinado a la interpretación
textual regida por el principio “in claris non fit interpretatio” y en donde aquélla
resultaría aplicable solamente en caso de que la interpretación literal de las
688
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
689
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
690
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
27
GRASSETTI, Cesare. “L’interpretazione del Negozio Giuridico con particolare
riguardo ai contratti”. Citado por C OSSU , Cipriano, “In claris non fit
interpretatio”, en L’interpretazione del Contratto, a cura di ALPA, Guido, Dott A.
Giuffrè Editore, Milán, 1983, pp. 165-166.
28
ROPPO, Enzo, op. cit., pp. 155 y 156.
691
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
29
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 398.
30
BETTI, Emilio, Teoría General del Negocio Jurídico, traducción de la edición
italiana por A. Martín Pérez, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid,
1952, p. 251.
31
SCOGNAMIGLIO, Claudio, “L’interpretazione”, en I Contratti in Generale, a cura di
Enrico GABRIELLI, Trattato dei Contratti diretto, da Pietro RESCIGNO, tomo secondo.
Unione Tipografico - Editrice Torinese, UTET, Turín, 1999, p. 930. Ver también al
respecto: DANZ, Erich, La Interpretación de los Negocios Jurídicos, traducción de la
692
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
693
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694
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
695
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696
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
40
DANZ, Erich, op. cit., p. 195.
41
SCOGNAMIGLIO, Renato, op. cit., p. 242.
42
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 395. Nota a Pie de Página N° 59, quien, además señala
que “[...] a falta de diversas indicaciones que justifiquen la confianza sobre un
697
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
698
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
47
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 395.
48
FUEYO LANERI, Fernando, Instituciones de Derecho Civil Moderno, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago de Chile, 1990, p. 310.
49
BIGLIAZZI GERI, Lina, “Note in tema di interpretazione secondo buona fede”.
Citada por NANNI, Luca, La Buona Fede Contrattuale, Casa Editrice Dott. Antonio
Milani-CEDAM, Padua, 1988, p. 399.
699
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
50
DÍEZ-PICAZO, Luis, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, volumen primero,
2ª edición, Editorial Tecnos S.A., Madrid, 1983, p. 265.
700
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
obtenido del sentido total que tenga la misma dentro del esquema
contractual del que ella participa, no pudiendo entenderse
desvinculada de la total relación que la misma tiene dentro del
programa contractual. Así, PASQUINI, comentando el artículo del
Código Civil italiano equivalente (art. 1363° CC) dice:
“[...] El artículo 1363 cod. civ. trae un principio bastante simple,
que se encuentra en cualquier técnica de interpretación textual,
inclusive no necesariamente destinada a aclarar el sentido de una
expresión jurídica: el significado de las cláusulas no puede ser
segmentado, sino que debe ser reconducido al conjunto de la
intención común de los contratantes. En otros términos, la cláusula
oscura, o las cláusulas oscuras, forman parte de un todo, y es
precisamente a la luz de cuanto emerge totalmente de la completa
declaración que es menester considerarlas para dar sentido a la
operación negocial y a la singular cláusula en particular [...]”51.
Como puede apreciarse, entonces, una cláusula contractual no
puede ser interpretada desvinculada de las demás que conforman el
contrato en su conjunto, pues ello sería restringir el sentido que la misma
adquiere del conjunto de las disposiciones que dan significado al
contrato, evitando con ello las contradicciones que se puedan presentar
por el hecho de interpretar una cláusula separada del conjunto.
Cabe recordarse que, como se ha indicado al inicio de este trabajo,
las reglas de interpretación recogidas por el Código Civil peruano,
para el acto jurídico y los contratos, tienen un orden de prelación que
significa que, en primer lugar, deba atenderse a una interpretación
del contrato según la común intención de las partes y bajo el principio
de la buena fe, debiéndose recurrir a la interpretación sistemática,
solamente, cuando no ha podido ser aprehendida la común intención
de las partes, mediante el empleo de las antes señaladas reglas de
interpretación subjetiva. Normalmente, sin embargo, se hace necesario
el empleo de la interpretación sistemática para complementar la
interpretación realizada bajo los criterios hermenéuticos de la “común
intención de las partes” y de la “buena fe”. Es más, en doctrina, se
considera que las normas hermenéuticas de interpretación no
constituyen normas imperativas, en el sentido que las partes pueden
decidir su no aplicación al contrato que han celebrado o la aplicación
51
PASQUINI, Nello, “L’interpretazione complessiva”, en L’interpretazione del
Contratto, a cura di ALPA, Guido, op. cit., p. 224.
701
GASTÓN FERNÁNDEZ CRUZ
52
BIANCA, Massimo, op. cit., p. 386. Ver también: SACCO, Rodolfo, op. cit., p. 386,
quien señala que en el ámbito de los medios de interpretación subjetiva no se
fijan criterios de prioridad. Empero, este autor no considera regla de
interpretación subjetiva del contrato al principio de la buena fe, subsistiendo,
bajo el Código Civil italiano, el problema de la inserción en la jerarquía de
aplicación de las reglas legales de interpretación, de este principio. En cambio,
autores como BIGLIAZZI GERI, Lina; BRECCIA, Umberto; BUSNELLI, Francesco
Donato; y NATOLI, Ugo, Derecho Civil, tomo I, volumen 2: Hechos y Actos
Jurídicos. Traducción de la edición italiana por Fernando Hinestrosa.
Universidad Externado de Colombia. Santa Fe de Bogotá, 1992, pp. 987-988,
señalan que, pese a su ubicación en el Código Civil italiano, la interpretación
conforme a la buena fe constituye una de las dos reglas generales (la otra
sería la interpretación según la común intención de las partes) que rigen toda
la labor interpretativa, en donde la buena fe apuntaría a “valorar” el
“significado” negocial, para establecer si dicho significado resulta posible
de ser armonizado con los principios fundamentales del ordenamiento. De
esta forma, existirían dos aspectos necesarios y básicos en la interpretación
del negocio: los de puntualización del hecho, para lo cual se utiliza el criterio
de la “común intención de las partes”; y los de valoración del hecho, para lo
cual se utiliza el criterio de la buena fe, no existiendo entre estos jerarquía
alguna, por tratarse de momentos estrechamente conexos.
702
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
703
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704
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57
DÍEZ-PICAZO, Luis, op. cit., p. 175.
58
DÍEZ-PICAZO, Luis, op. cit., p. 267.
706
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA INTERPRETACIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
59
SCOGNAMIGLIO, Claudio, op. cit., pp. 990-991.
60
OPPO, Giorgio, “Profili dell’interpretazione oggettiva del negozio giuridico”.
Citado por: BIANCA, Massimo, op. cit., p. 404. Nota a Pie de Pagina No. 89.
707
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712
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
XXIII
LUIGI CORSARO
UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI PERUGIA
*
Título original: «La minaccia di far valere un diritto (Riflessini sull’art. 1438
e sul suo valore innovativo)», en Rivista di Diritto Civile, año XVII, parte I,
Padua, 1971, pp. 459-476.
713
LUIGI CORSARO
714
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
1. Introducción
Es indudable que la violencia moral, causal de anulabilidad del
contrato, constituye una figura en torno de la cual siempre ha existido
una serie de unánimes consensos y pacíficas opiniones1-2.
1
En el plano de la producción científica, la consecuencia más vistosa de este fenómeno
radica en el hecho de que, por algún tiempo, la doctrina moderna no hubiera dedicado
ningún trabajo monográfico al argumento. Y un autor como CARRESI («La violenza
nei contratti», en Riv. trim. dir. e proc. civ., 1962, pp. 411 y ss.), logró tratar enteramente
el tema de la violencia en breves y claras páginas. En lo tocante a la doctrina menos
reciente, los únicos trabajos monográficos fueron, en orden cronológico, el de BOCCA
(Contributo allo studio della violenza nei negozi giuridici, Turín, 1904), y el de G. B.
FUNAIOLI (La teoria della violenza nei negozi giuridici, Roma, 1927).
Una situación análoga se detectaba en la doctrina extranjera cercana a la italiana.
En Alemania, luego de la codificación, no se contaba con ningún estudio
monográfico sobre el argumento; en Francia, las contribuciones científicas sobre
el tema fueron algunas thèses y un extenso artículo de DEMOGUE («De la violence
comme vice du consentement», en Rev. trim. dr. civ., 1914, pp. 435 y ss.).
Sobre la distinción entre violencia física y violencia moral, cfr. CRISCUOLI,
«Violenza fisica e violenza morale», en Riv. dir. civ., 1970, I, pp. 127 y ss.
2
Ello no queda desmentido por el hecho de que existan algunas discusiones
sobre puntos particulares: tal es el caso, por ejemplo, del extremadamente
importante debate relativo al nexo de causalidad que debe mediar entre
amenaza y contrato celebrado. Al respecto, es de recordar que en la doctrina
existen dos tendencias: uno tradicional e imperante (y seguido por la
jurisprudencia; cfr., por ejemplo, App. Génova, 27 de junio de 1960, en Rep.
Giust. civ., 1960, voz «Obbligazioni e contratti», n. 397; Cass., 10 de abril de
1965, n. 633, en Rep. Giust. civ., 1965, voz «Obbligazioni e contratti», n. 440),
según el cual, la amenaza debe tener como fin inmediato la prestación del
consentimiento de un determinado contrato (cfr., especialmente, SANTORO-
PASSARELLI, «Violenza e annullamento del contratto», en Dir. e giur., 1947, p. 162;
715
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716
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
717
LUIGI CORSARO
con el art. 1438 se acoge una opinión que, sí, es generalmente amplia, pero
al mismo tiempo, poco meditada desde el punto de vista sistemático5.
Por lo tanto, el trabajo que el intérprete puede desarrollar
provechosamente en esta materia consiste en sistematizar la señalada
hipótesis de amenaza, contenida en el art. 1438 cód. civ., en el ámbito
de la regulación sobre la violencia. Tal es el objetivo de la presente
investigación. Pero hay que identificar, ante todo, los principios en
que se apoya la normativa que nos interesa.
2. El principio informador de la normativa sobre la violencia moral
La doctrina común y corriente, luego de definir la violencia moral
como amenaza de un mal injusto y notable encaminada a inducir a
alguien a celebrar un contrato6, pasa a ilustrar, por lo general, los
particulares elementos de esta definición y a complementarla desde el
punto de vista de las consecuencias conexas con la violencia, es decir,
con la anulabilidad del contrato llevado a cabo. Y no le falta razón,
porque esta definición, en sí misma, no expresa de forma inequívoca
la normativa a la cual se refiere. En ella falta, en efecto, alguna
precisión sobre la naturaleza notable e injusta del mal; y falta,
asimismo, una precisa descripción de la situación psíquica de aquel
que se encuentra sometido a la amenaza.
Así pues, el análisis comúnmente realizado para aclarar la
definición tradicional de la violencia es útil, por un lado, para identificar
los principios en que se funda la institución, pero también debe ser
tomada en consideración por todo aquel se ocupe de la violencia. La
finalidad, sin embargo, no es volver a proponer los temas de un debate
que ya ha tenido lugar7, sino algo más significativo y productivo, desde
el punto de vista de las ideas, que replantear lo que ya ha sido propuesto,
o controlar, desde varios puntos de vista, los principios propugnados.
Para proceder en este trabajo dedicado al tema de la violencia, es
probable que sea suficiente plantearse una única pregunta, a saber, por
qué el contrato celebrado bajo violencia es inválido; ello se debe a que
todos los demás problemas que se debaten, o se deberían debatir, en
esta materia tienen su punto de convergencia en esta cuestión, y ésta,
correspondientemente, es susceptible de ponerlos a todos en juego.
5
Cfr., supra, nota 4.
6
Es sabido que esta definición es comúnmente adoptada para el negocio en general,
y que ella se funda en el art. 1434 cód. civ., dictado en materia de contratos.
7
Me refiero a los problemas indicados supra, nota 3.
718
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
8
Cfr., entre otros, BETTI, Teoria generale del negozio giuridico, 2ª ed., Turín, 1952,
pp. 457, 462; MESSINEO, Manuale di diritto civile e commerciale, 9ª ed., vol. I, Milán,
1957, p. 565; G. STOLFI, Teoria del negozio giuridico, reimpresión, Padua, 1961, p. 136;
CARRESI, «La violenza nei contratti», cit., p. 411; TRABUCCHI, Istituzioni di diritto civile,
17ª ed., Padua, 1970, p. 157; MIRABELLI, Dei contratti in generale, 2ª ed., Turín, 1967; y
para la doctrina menos reciente: N. COVIELLO, Manuale, cit., I, p. 368; SIMONCELLI,
Istituzioni di diritto privato italiano, 3ª ed., al cuidado de F. VASSALLI, Roma, 1921,
p. 319; VENZI, Manuale, cit., p. 132; DE RUGGIERO, Istituzioni, cit., I, p. 245.
9
Así, claramente, TRABUCCHI, Il dolo nella teoria dei vizi del volere, Padua, 1937,
pp. 58 y ss.; ID., Istituzioni, cit., p. 157; y en la doctrina alemana, VON TUHR, Der
allgemeine Teil, cit., II, 1, p. 610; COING, en Staudingers Kommentar zum Bürgerlichen
Gesetzbuch, 11ª ed., I, Berlín, 1957, p. 675, n. 8, sub § 123. En el mismo sentido,
en la jurisprudencia, App. Florencia, 21 de mayo de 1958, en Rep. Giust. civ., 1958,
voz «Obbligazioni e contratti», n. 716; App. Catanzaro, 7 de abril de 1964, en
Rep. Giust. civ., 1965, voz «Obbligazioni e contratti», n. 443; Trib. Cassino, 14 de
abril de 1965, en Rep. Giust. civ., 1968, voz «Obbligazioni e contratti», n. 548.
10
Algunos autores han afirmado, en coherencia con las premisas expuestas,
que cuando la voluntad hubiese existido aun sin la violencia, no se da lugar
a la anulabilidad (así, ENNECCERUS y NIPPERDEY, Allgemeiner Teil des bürgerlichen
Rechts, 15ª ed., Tubinga, 1960, p. 1062).
11
Cfr., en la doctrina italiana, BETTI, Teoria generale del negozio, cit., p. 462; MESSINEO,
Manuale, cit., I, p. 565; G. STOLFI, Teoria del negozio, cit., p. 157; G. BRANCA, Istituzioni
di diritto privato, 4ª ed., Bolonia, 1961, p. 77; CARRESI, «La violenza nei contratti»,
cit., p. 412; TORRENTE, Manuale di diritto privato, al cuidado de SCHLESINGER, Milán,
1968, p. 189; TRABUCCHI, Istituzioni, cit. p. 157; y para la doctrina precedente al
Código Civil actual, N. COVIELLO, Manuale, cit., I, p. 377; SIMONCELLI, Istituzioni,
cit., p. 319; DUSI, Istituzioni, cit., I, p. 139; G. B. FUNAIOLI, La teoria della violenza, cit.,
719
LUIGI CORSARO
pp. 162 y ss.; VENZI, Manuale, cit., p. 141; A. RAVÀ, Istituzioni di diritto privato,
Padua, 1937, p. 121; DE RUGGIERO, Istituzioni, cit., I, p. 246.
En el mismo sentido, cfr. CROME, Parte generale del diritto privato francese, trad.
italiana de Ascoli y Cammeo, Milán, 1906, pp. 206 y ss.; LAURENT, Principes de
droit civil, 3ª ed., vol. XV, Bruselas y París, 1878, p. 586; VON TUHR, Der allgemeine
Teil, cit., II, 1, p. 610; BAUDRY-LACANTINERIE, Trattato teorico-pratico di diritto civile,
Delle obbligazioni, I, Milán, 1915, p. 116; BOULANGER, en Dalloz, Repertoire de
droit civil, vol. V, París, 1955, voz “Violence”, p. 740; H., L. y J. MAZEAUD,
Leçons de droit civil, 2ª ed., vol. II, París, 1962, p. 159.
Esta tesis se funda en precedentes romanistas (PAULUS, D. 4, 221, 5) y ha sido
siempre comúnmente aceptada (cfr. SAVIGNY, Sistema, cit., III, pp. 126 y ss.; DERNBURG,
Pandekten, 5ª ed., Berlín, 1896, p. 243; WINDSCHEID, Diritto delle Pandette, cit., I, p. 258.
12
En este sentido, cfr., por ejemplo, COLIN y CAPITANT, Traité de droit civil, al cuidado
de JULLIOT DE LA MORANDIERE, II, París, 1959, p. 375; RIPERT y BOULANGER, Traité de
droit civil (d’après le Traité de PLANIOL), II, París, 1957, p. 80; DE PAGE, Traité élémentaire
de droit civil belge, 3ª ed., I, Bruselas, 1962, p. 74; H., L. y J. MAZEAUD, Leçons, cit., II,
p. 162; y en la doctrina alemana, VON TUHR, Der allgemeine Teil, cit., II, 1, p. 610;
ENNECCERUS y NIPPERDEY, Allgemeiner Teil, cit., p. 1060; HEFERMEHL, en SOERGEL y
SIEBERT, Bürgerliches Gesetzbuch, I, Stuttgart, 1959, p. 418, n. 444, sub § 123.
De este tenor hay que considerar la doctrina y la jurisprudencia italiana, aun
cuando ellas, a veces, no califican expresamente como “determinante” la
violencia vicio del consentimiento. En efecto, se afirma comúnmente, sobre la
base de la letra de la ley (“mal notable”), que la violencia vicio tiene que hacer
optar al amenazado por la celebración del contrato como mal menor que le
conviene realizar (cfr. infra, nota 20). Por lo demás, hay que anotar que una
autónoma relevancia a la violencia incidente es comúnmente descartada, ya
porque ella es considerada inadmisible (G. B. FUNAIOLI, Teoria della violenza, cit.,
pp. 30 y ss.; en contra, MENGONI, “Metus causam dans” e “metus incidens”, en
Riv. dir. comm., 1952, I, pp. 26 y ss.; C RISCUOLI, «Precisazioni in tema di
annullabilità parziale del negozio giuridico in rapporto ai vizi della volontà»,
en Riv. dir. civ., 1964, I, p. 378), ya porque es asimilada en sus consecuencias a
la violencia determinante (así, por ejemplo, MENGONI, “Metus causam dans”, cit.,
pp. 28 y ss.; CARRESI, «La violenza nei contratti», cit., p. 412; y para la jurisprudencia,
FORMICA, «Violenza (rass. giur.)», en Riv. dir. civ., 1958, II, pp. 49 y ss.). En favor
de una autónoma relevancia de la violencia incidente, la cual produciría sólo
el resarcimiento del daño y no la anulabilidad del contrato, cfr. GIORGI, Teoria
delle obbligazioni, cit., IV, p. 99; TRABUCCHI, Violenza, cit., p. 1068; A. FEDELE, en
Comm. cod. civ., dirigido por D’AMELIO y FINZI, Libro delle obbligazioni, I, Florencia,
1948, pp. 732 y ss., sub art. 1435; G. STOLFI, Teoria del negozio, cit., p. 157, nota 1.
720
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
13
Ello es expresado por los atributos con que la doctrina caracteriza la amenaza,
el mal con el que se amenaza, y el temor por ésta producido: “amenaza
verdadera y seria; mal verosímil, inminente, actual o futuro, grave, no
insignificante, notable; temor fundado, razonable, actual”, etc.; para estas
connotaciones, cfr., sobre todo, en la doctrina menos reciente: N. COVIELLO,
Manuale, cit., I, p. 378; BRUGI, Istituzioni di diritto civile italiano, 3ª ed., Milán,
1914, p. 202; DUSI, Istituzioni, cit., I, pp. 139 y ss.; VENZI, Manuale, cit., p. 142; DE
RUGGIERO, Istituzioni, cit., I, p. 248; A. RAVÀ, Istituzioni, cit., p. 121.
14
Normalmente, se habla de la pérdida de la libertad de autodeterminarse, y esta
fórmula vale para todo tipo de negocio (cfr., por ejemplo, App. Florencia, 25 de
mayo de 1963, en Rep. Giust. civ., 1964, voz «Obbligazioni e contratti», n. 446;
Cass., 18 de febrero de 1967, n. 397, en Rep. Giust. civ., 1967, voz «Obbligazioni
e contratti», n. 454). Sin embargo, en este trabajo la investigación está limitada
al contrato; y para el contrato, la libertad de autodeterminarse en la que incide
la violencia es libertad de celebrar o no el contrato, es decir, libertad de contratar.
15
Esta afirmación, no compartida en términos tan rigurosos por la doctrina, ni
por la jurisprudencia (para la primera, cfr. CARRESI, «La violenza nei contratti»,
cit., pp. 418 y ss.; SCOGNAMIGLIO, Contratti in generale, 2ª ed., en Trattato di diritto
civile italiano, dirigido por GROSSO y SANTORO-PASSARELLI, Milán, 1966, p. 167;
MIRABELLI, Dei contratti, cit., p. 497; y para la segunda, DE MARTINI y GIANNATTASIO,
en Rassegna di giurisprudenza sul cod. civ., dirigida por NICOLÒ, IV, 2, Milán,
1956, p. 747, sub art. 1435; ID., Rassegna, cit., Appendice di aggiornamento, Milán,
1963, p. 515, sub art. 1435), debería ser la necesaria consecuencia de haber
establecido que la anulabilidad del contrato celebrado bajo violencia tiene su
fuente de perturbación del normal iter formativo de la voluntad.
Que la doctrina y la jurisprudencia no arriben a este resultado se explica con
el hecho de que así se producirían consecuencias bastante graves: se trataría,
721
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LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
723
LUIGI CORSARO
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LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
24
A propósito, se podría recordar la investigación de BOCCA (Contributo allo studio
della violenza, cit., pp. 49 y ss.) dirigida a establecer, incluso en el plano histórico,
si la anulabilidad del contrato constituye una sanción para el autor de la
violencia, o bien un medio de protección para quien ha sufrido la violencia (es
de notar que la cuestión se vincula con la observación, ya recordada, según la
cual la figura de la violencia es comúnmente empleada para comprender dos
hechos distintos entre sí, el hecho ilícito consistente en la amenaza y el temor
que induce al contrato; sobre este punto, cfr. supra, nota 15.
El análisis de este problema no está de más, como podría parecer a primera vista.
Basta pensar que aceptar la segunda tesis (defensa del amenazado) podría conllevar
graves argumentos para afirmar que el contrato es anulable incluso en el caso en que
la violencia es ejercida en estado de incapacidad natural por parte de su autor (para
este punto, cfr. CARRESI, «La violenza nei contratti», cit., p. 414; FORMICA, Violenza, cit.,
p. 40; a la que se adhiere App. Brescia, 6 de diciembre de 1961, en Rep. Giust. Civ.,
1962, voz «Obbligazioni e contratti», n. 418; y en la doctrina alemana, HEFERMEHL, en
SOERGEL y SIEBERT, Bürgerliches Gesetzbuch, cit., I, p. 503, n. 45, sub § 123), o para afirmar
que la alteración del proceso formativo de la voluntad debe ser real y no sólo
configurable abstractamente (en este sentido, BOCCA, Contributo allo studio della violenza,
cit., pp. 62 y ss.). Pero, con carácter preliminar a todo discurso sobre el tema, y a toda
solución, está el análisis de la normativa positiva de la violencia, para verificar a cuál
de las dos tesis adhiere el ordenamiento, y el art. 1434, relativo a la violencia ejercida
por el tercero, haría propender por la segunda (sobre el art. 1434, cfr. infra, nota 29).
Hay que recordar, finalmente, que el problema aquí tratado no se resuelve
afirmando, como lo hace la jurisprudencia (cfr., por ejemplo, Cass., 24 de mayo
de 1961, n. 1232, en Rep. Giust. Civ., 1961, voz «Obbligazioni e contratti», n. 452;
Cass., 21 de marzo de 1963, n. 697, en Rep. Giust. Civ., 1963, voz «Obbligazioni
e contratti», n. 478; App. Turín, 9 de diciembre de 1966, en Rep. Giust. Civ., 1967,
voz «Obbligazioni e contratti», n. 455; Cass., 12 de febrero de 1968, n. 480, en Rep.
Giust. Civ., 1968, voz «Obbligazioni e contratti», n. 549) enlazándose de nuevo
con una exigencia ya advertida en el derecho romano (sobre el punto, BRETON,
La notion de violence, cit., p. 20) está dirigida a descartar la relevancia del metus
ab intrinseco, que se tiene anulabilidad del contrato sólo en presencia, tanto del
elemento objetivo de la amenaza ajena, cuanto del elemento subjetivo del temor
causado. En efecto, en este planteamiento, la anulabilidad sí viene a ser
consecuencia de una alteración del proceso volitivo del amenazado, pero
también de una actividad ilícita ajena. Y vuelve así a la luz el dualismo inherente
a la figura de la violencia, que ya ha sido destacado por otros autores.
725
LUIGI CORSARO
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LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
aquel que sufre la amenaza, el ejercicio del derecho ajeno es un mal en tanto
y en cuanto dicho ejercicio le generaría un daño (para una análoga
consideración, cfr. MENGE, Der Begriff der Widerrechtlichkeit, cit., p. 37). Lo que
importa aquí, en efecto, es que el temor de deber sufrir un evento de por sí
desventajoso induzca al amenazado a celebrar el contrato.
28
Semejante planteamiento se asimilaría a la tesis expuesta líneas arriba (cfr.
supra, nota 24), según la cual, la invalidez del contrato celebrado bajo violencia
constituye una sanción para el que ejerce la violencia, en lugar de ser una
defensa para la víctima de la violencia.
Es de observar, de todas formas, que la objeción que efectuaremos en el presente
estudio es válida incluso si no se toma posición con respecto a las dos tesis
mencionadas.
29
En el sentido expresado en este punto, cfr. BOCCA, Contributo allo studio della
violenza, cit., pp. 51 y ss. Pero que esta sea, en el fondo, la opinión común en
materia de violencia, es algo que se puede deducir de la forma en que la
727
LUIGI CORSARO
Por otro lado, se debe anotar que la diversidad entre las dos
hipótesis de violencia no puede ser apreciada con un análisis del
requisito de la injusticia del mal. Es verdad que se podría afirmar que
en la primera, en la violencia “normal”, el mal con el que se amenaza
es injusto, es decir, que es un mal que alguien no tiene deber de sufrir;
en la segunda, en la violencia prevista en el art. 1438 cód. civ., el mal
con el que se amenaza es justo, es decir, que existe el deber de sufrirlo,
y correlativamente, el deber de imponerlo. Pero es evidente que,
planteado así el problema, la diversidad entre las dos hipótesis podría
tender a desaparecer. Porque, si el mal injusto es aquel que no se tiene
derecho de infligir a otro, y si en la hipótesis “especial” de violencia,
la amenaza del ejercicio de un derecho deviene injusta por estar
dirigida a realizar una ventaja injustificada, las dos hipótesis de
violencia parecerían idénticas desde todo punto de vista.
Se podría destacar, ciertamente, que en la hipótesis “normal” el
mal con el que se amenaza es, de por sí, lo injusto, mientras que en la
hipótesis “especial”, el ejercicio del derecho en el que consiste el objeto
de la amenaza es, de por sí, justo, y concluir, entonces, que existe una
sustancial diversidad entre las dos hipótesis, porque en la segunda de
ellas el requisito de la injusticia se referiría, no a un elemento de la
fattispecie, sino a la amenaza, considerada en su conjunto.
Sin embargo, es evidente que se objetaría, de inmediato, y con varios
argumentos, que el ejercicio de un derecho, por estar destinado a alcanzar
doctrina corriente analiza este vicio de la voluntad, cuyo análisis es reservado
a aquella parte de los tratados en que se estudia la voluntad, la formación de
ésta y su manifestación.
En favor de esta tesis se podría invocar el art. 1434 cód. civ., según el cual, también
la violencia ejercida por el tercero hace anulable el contrato. Esta disposición, en
efecto, es también válida en la hipótesis en que el contratante no tenga conocimiento
de la violencia ajena (en este sentido, cfr. Cass., 17 de marzo de 1954, n. 765, en
Giust. civ., 1954, p. 657; Cass., 8 de octubre de 1954, n. 3464, en Giust. civ., 1954,
p. 2302; Cass., 8 de julio de 1954, en Mon. trib., 1955, p. 125; ENDEMANN, Lehrbuch des
bürgerlichen Rechts, 9ª ed., I, Berlín, 1903, p. 361, nota 24; PLANIOL y RIPERT, Traité
pratique de droit civil français, VI, París, 1930, pp. 258 y ss.; DE PAGE, Traité, cit., I, p. 77;
SCOGNAMIGLIO, Note in tema di violenza, cit., p. 387, nota 4, y p. 391; SANTORO-PASSARELLI,
Dottrine generali, cit., p. 168; LARENZ, Allgemeiner Teil, cit., p. 400; en contra: REDENTI,
«La causa del contratto», en Riv. trim. dir. e proc. civ., 1950, p. 912, según el cual,
existe anulabilidad sólo si la violencia ajena es reconocible para el contratante;
CARRESI, «La violenza nei contratti», cit., p. 413, según el cual, el contrato es anulable
sólo si el contratante ha obtenido ventaja de la amenaza ajena).
La conveniencia de esta normativa ha sido puesta en duda desde hace tiempo:
cfr. ALLARA, La teoria generale del contratto, 2ª ed., Turín, 1955, pp. 194 y ss.
728
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
fines injustos, puede ser injusto (“abuso del derecho”). Y así se comenzaría
a tener que discutir en términos mucho más amplios y generales de cuanto
es necesario, probablemente, para resolver el problema de coordinar entre
sí la violencia en general y la amenaza del ejercicio de un derecho.
Para resolver este problema, y para verificar, en particular, si existe
una sustancial diferencia entre las dos hipótesis de violencia, el camino
a seguir es sólo uno: hay que apreciar si las dos hipótesis son explicables
con el mismo principio comúnmente adoptado en materia de violencia
moral, y que ya hemos ilustrado precedentemente.
El principio al que nos referimos es el de la libre formación del
consentimiento en orden a la celebración del contrato, es decir, el
principio de la libertad de contratar. Éste es el punto clave de la
normativa sobre la violencia moral, y su violación comporta la
anulabilidad del contrato celebrado bajo violencia30-31.
30
Se ha sostenido que la violencia produce anulabilidad sólo en tanto genere
un daño al amenazado (LUCARELLI, Lesione d’interesse e annullamento del contratto,
Milán, 1964, pp. 54 y ss.), porque el Código vigente, al hacer referencia, en el
art. 1438, a la “ventaja injusta”, y por lo tanto, al “daño injusto”, ha pretendido
dar importancia, no a la violencia en sí misma, sino a sus “repercusiones
nocivas sobre el contenido del contrato”.
Esta tesis no puede ser compartida. La “ventaja injusta” a la que se refiere el
art. 1438 cód. civ. constituye una peculiaridad de la amenaza del ejercicio de
un derecho, y tiene que ver con las condiciones para que esta amenaza no sea
susceptible de aprobación por parte del ordenamiento. En la violencia
“normal”, la anulabilidad no está dada por este ulterior elemento requerido
en el art. 1438. La ley se contenta con menos, basta que uno sea constreñido
a celebrar un contrato, para que se produzca la anulabilidad. Aquí lo relevante
para la anulabilidad es el hecho de haber sido constreñidos a prestar el
propio consentimiento.
Es de destacar, finalmente, que esta reciente tesis es la mejor prueba de que
entre las dos hipótesis de violencia existe cierta diferencia, que impide una
consideración unitaria de las mismas, la cual no puede estar fundada ni
siquiera, como quiere LUCARELLI, en el principio que conforma la base del art.
1438 cód. civ.
31
Es de notar que este principio es válido para investigar la eventual diversidad
de los dos tipos de violencia, ya sea que se acceda a una interpretación
subjetivista, o bien si se accede a una interpretación objetivista del hecho de
que la violencia vicio del consentimiento deba ser “determinante” para
producir la anulabilidad del contrato. El hecho de que la violencia deba ser
subjetivamente y objetivamente determinante, en efecto, es un problema que
concierne a la concreción de la lesión de la libertad de contratar del
amenazado; y la solución de ésta se conecta, necesariamente, con la que se dé
al problema de la realidad o de la ficción de la perturbación del iter formativo
del consentimiento (cfr., supra, nota 15).
729
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731
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37
Este argumento, en efecto, parecería un argumento que, por lo demás, no lograría
salvar, como decimos a continuación en nuestro estudio, el principio de la lesión
de la libertad de contratar en la hipótesis prevista por el art. 1438 cód. civ.
38
Cfr., supra, § 2.
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39
Cfr., supra § 1, nota 3; a lo que se adhiere, G. B. FUNAIOLI, La teoria della violenza,
cit., pp. 161 y ss.
40
Cfr., supra, § 1, nota 3.
41
Cfr., supra, § 2.
733
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42
Para el acercamiento entre violencia moral y rescisión del contrato celebrado
en estado de peligro o de necesidad, cfr. ALLARA, La teoria generale del contratto,
cit., p. 205. Este planteamiento ha sido criticado por MIRABELLI, La rescissione
del contratto, 2ª ed., Nápoles, 1962, pp. 99 y ss.
43
Cfr., supra, nota 12.
734
LA AMENAZA DEL EJERCICIO DE UN DERECHO COMO CAUSAL DE ANULABILIDAD...
44
Recuérdese que MENGONI (“Metus causam dans”, cit., pp. 28 y ss.) considera
el art. 1440 cód. civ., como una disposición excepcional, y como tal, no
expansible en vía analógica a la violencia moral.
45
Sobre este punto, cfr. supra, nota 24.
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46
Cfr., supra, nota 24.
47
Cfr., supra, nota 29.
48
Para citas de jurisprudencia en ese sentido, cfr. DE MARTINI y GIANNATTASIO, en
Rassegna di giurisprudenza, cit., IV, 2, pp. 595 y ss., sub art. 1438 cód. civ.
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49
Cfr. supra, nota 29.
737
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APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
XXIV
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD
EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
(CON ESPECIAL REFERENCIA A LOS CONTRATOS)
LEYSSER L. LEÓN
Pontificia Universidad Católica del Perú
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APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
1. Introducción
El ilustre jurista siciliano Michele GIORGIANNI tiene escrito que la
relevancia de la voluntad en los comportamientos que dan lugar a
“una modificación del mundo jurídico” –a la adquisición o pérdida
de derechos, como él precisa– constituye un problema de derecho
positivo, y que por dicha razón, las investigaciones sobre este tema se
deben sustentar en un examen del régimen legislativo del ordenamiento
al que se aplica la interpretación1.
Esta doble enseñanza no puede ser desatendida.
Creo que analizar la voluntad, y los negocios jurídicos en general,
sin ceñirse a la normativa de base, conlleva el riesgo de todo discurso que
privilegia los conceptos y no las aplicaciones prácticas2. Y no dudo, por
otro lado, que el sistema trazado por el legislador peruano en el Libro II
del Código Civil demanda una lectura autónoma, es decir, un análisis
que lo reconozca como referente de la reflexión doctrinal, y no al contrario.
1
M. GIORGIANNI, voz “Volontà (diritto privato)”, en Enciclopedia del diritto, vol.
XLVI, Milán, Giuffrè, 1993, p. 1050, y ahora en ID., Raccolta di scritti, Padua,
CEDAM, 1996, p. 294 (en adelante cito esta última edición).
2
Me he referido a ello en mi trabajo «El daño existencial. ¿Un aporte valioso o
sólo el último grito de la moda italiana en el campo de la responsabilidad
civil?», en Ius et Veritas, año XI, núm. 22, Lima, 2001.
741
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APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
con arreglo, pues, a la teoría general del negocio jurídico que es dado
construir con la normativa suministrada por el Código Civil del Perú4,
y con especial atención en las falencias y posibilidades de enmienda
del régimen normativo vigente sobre el error, el dolo y la intimidación.
Es bienvenida la lectura de una vindicación del voluntarismo en
estas páginas.
2. Planteamiento del problema en clave de política del derecho
La idea primaria de las denominadas teorías “objetivas” del
negocio jurídico5 estipula que los particulares tienen legalmente
reconocida una atribución para ordenar o componer sus intereses,
que se conviene en denominar “autonomía privada”. La
materialización de la “autorregulación” o “estructura” de intereses
resultante implica que estos sean exteriorizados a través del mecanismo
de la declaración. Exigencias de protección de la confianza ajena
imponen que no se ampare la intención que se mantiene en el fuero
interno o psicológico de los individuos; tal privilegio –y los partidarios
de esta corriente no admiten dudas al respecto– corresponde, en
exclusiva, a los propósitos que se vuelven reconocibles para los terceros.
Hay más, sin embargo. No distintamente de los defensores de la
opinión contraria –el bando de la teoría “voluntarista”–, los autores
que definen el negocio jurídico como un acto de “autorregulación de
intereses” aceptan también que la protección del derecho no recae
sobre cualquier comportamiento: para merecerla es imprescindible que
4
Mi premisa podría estar condenada una “muerte súbita”, dado que comienzo
hablando del negocio jurídico, cuando es bien sabido que el legislador peruano no
utiliza este término. Mi posición al respecto consta en mi trabajo «Las malas lecturas
y el proceso de codificación civil en el Perú. El acto jurídico, el negocio jurídico y la
historia de una confusión», en Proceso & Justicia, año II, Nº 2, Lima, 2002, pp. 121 y ss.
5
La didáctica contraposición entre las teorías objetivas (la teoría “preceptiva”,
en especial) y la concepción voluntarista del negocio tiene un punto de
referencia imprescindible en la obra del profesor Renato S COGNAMIGLIO,
Contributo alla teoria del negozio giuridico, 2ª ed., Nápoles, Jovene, 1969, pp. 33 y ss.,
quien tomará partido, esencialmente, por las primeras.
El ilustrativo recuento del autor, y su crítica sistemática a las teorías sobre el
negocio jurídico tiene un precedente inmediato en la edición original del mismo
libro (Nápoles, Jovene, 1950, pp. 35 y ss.) y una exposición ulterior en la voz
“Negozio giuridico I) Profili generali”, en Enciclopedia Giuridica Treccani, vol. XX,
Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana, 1990, pp. 3 y ss. (de la separata), que
he traducido e integrado al volumen E. BETTI y otros, Teoria general del negocio
jurídico. 4 estudios fundamentales, Lima, ARA Editores, 2001, pp. 119 y ss.
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6
Un claro ejemplo es la obra de Emilio BETTI, Teoria generale del negozio giuridico
(2ª ed., 1950), reimpr., en Trattato di diritto civile italiano dirigido por Filippo
VASSALLI, vol. XV, t. 2, Turín, UTET, 1952, de quien se recuerda más la preconización
de la teoría preceptiva, la supuesta condena del “dogma de la voluntad”, y no
tanto un párrafo como el siguiente: “La crítica del dogma de la voluntad no debe
ser mal interpretada, en el sentido que con ella se desconozca el elemento subjetivo
del negocio jurídico, o que se propugne un regreso al formalismo en el estudio de
esta figura. Nadie duda que la voluntad constituye un elemento normal del
negocio jurídico, ni que debe ser tomada en cuenta en la apreciación de un
comportamiento, especialmente cuando dicho comportamiento, en cuanto tal, y
según su apariencia exterior, no resulte unívoco. Con esta crítica, se pretende
destacar que el elemento «voluntad» –que ya no debe ser entendido en sentido
meramente formal, como hecho psicológico individual del querer en el vacío,
sino como una tendencia concreta y una toma de posición con respecto a ciertos
intereses– debe hacerse reconocible exteriormente, en el ambiente social, para
poder adquirir relevancia frente a los miembros de la Sociedad, y para obtener la
protección del ordenamiento jurídico” (ibíd., p. 65).
Hay que reconocer, sin embargo, que estas reflexiones no bastan para desmentir
la doctrina antivoluntarista predicada por el ilustre autor. BETTI –como dijera,
alguna vez, Jorge Luis BORGES de DOSTOYEVSKY– “no debe ser juzgado por cada
página”, sino por “la suma de páginas” que componen su obra.
744
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
7
Sin embargo, la relatividad de este prejuicio ha sido denunciada por G. B. FERRI
(Il negozio giuridico tra libertà e norma, 5ª ed., Rimini, Maggioli, 1995, pp. 89 y ss.,
y ahora en Il negozio giuridico, Padua, Cedam, 2001, pp. 75 y ss., cuya edición
castellana ha estado a mi cuidado: El negocio jurídico, Lima, ARA Editores,
2002), sobre la base de los trabajos preparatorios del Código Civil italiano.
8
Del citado proyecto de la Comisión de Reforma (publicado como separata por
la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima en 1999,
con el título “Hacia la reforma del Código Civil peruano: 15 años después”, 42
p.) puede resaltarse la afirmación de la naturaleza “libre” de la manifestación
de voluntad, pues se considera que el error, el dolo y la intimidación actúan en
desmedro, precisamente de dicha libertad. Ya Lizardo ALZAMORA SILVA (El dolo
en nuestra legislación civil, Lima, Imprenta Minerva, 1926, p. 30) escribió, al
respecto, que “sólo una voluntad completamente libre tiene valor ante la ley.
Una voluntad que corresponde a un querer circunstancial y ficticio, que no es
manifestación de sí misma, sino producto de una causa extraña, no es sino
una nominal resolución del espíritu, y no una resolución efectiva jurídicamente
hablando. Falta en tal caso la relación entre la voluntad real y su expresión”.
9
En el Código Civil peruano de 1936 –cuya normativa era, sustancialmente, la
suma de diversos artículos de los Códigos de Argentina (1869) y de Brasil
(1916)– se empleaban de modo indistinto las expresiones “manifestación de
voluntad” (art. 1076.- La manifestación de la voluntad puede consistir en la
expresión positiva o tácita, o en la ejecución de un hecho material. [...]”) y
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749
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13
Refiriéndose al ordenamiento italiano vigente, Antonino CATAUDELLA escribe
que “en la regulación de los supuestos de ausencia de voluntad y de vicios de
voluntad en nuestro Código, no se ha seguido la teoría de la voluntad, que
atribuye valor determinante para la validez del negocio, en todos los casos, a la
voluntad efectiva, ni tampoco la teoría contraria, de la declaración, que atribuye
valor decisivo a la declaración. En realidad, se ha seguido una línea intermedia,
impuesta por la exigencia de atemperar los intereses del autor de la declaración
con los del destinatario de la misma, en razón de lo cual se niega importancia
a la falta o vicio de la voluntad en los casos en que la declaración determine en
el destinatario una confianza inimputable” (voz “Negozio giuridico”, en
Enciclopedia forense, Milán, Casa Editrice Francesco Vallardi, 1959-1960, p. 28).
750
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
14
La conclusión es de Alberto TRABUCCHI (Il dolo nella teoria dei vizi del volere,
Padua, CEDAM, 1937, p. 113 y notas 1-2), a pesar del pasaje de GAYO en
Instituciones (IV.13:1) que reúne los tres supuestos clásicos de vicios de la
voluntad: “Por ejemplo, si obligado por miedo, inducido por dolo, o incurriendo
en error, has prometido sobre la estipulación de Ticio lo que no debías prometer,
es evidente que según el derecho civil estás obligado, y la acción por la que se
sostiene que debes dar, es válida; pero tu condena sería injusta; y por lo tanto,
para rechazar la acción, se te da la excepción de miedo, de dolo o una excepción
concebida in factum”. TRABUCCHI aclara que esta cercanía está determinada
solamente por la unicidad del punto de referencia, pues los remedios previstos
para cada uno de los tres elementos que pueden viciar la voluntad son distintos.
15
Predomina, en este punto, la idea de que la voluntad era trascendental en la
generalidad de los negocios. A decir de Vittorio SCIALOJA (Negozi giuridici, cit.,
p. 40) los romanos –los jurisconsultos, especialmente– consideraban que los
efectos jurídicos de los negocios se basaban en la voluntad interna de las
partes, es decir, a la intención de las mismas. No menos autorizadamente, y
con el sólido respaldo de las fuentes medioevales, Francesco CALASSO (Il negozio
giuridico, 1ª ed., Milán, Giuffrè, 1959, p. 119) ha demostrado la preocupación
existente, en la jurisprudencia del derecho intermedio, por garantizar el
requisito de la voluntad libre e idónea, de la voluntad no viciada.
Reinhard ZIMMERMANN (The Law of Obligations. Roman Foundations of the Civilian
Tradition, 1a ed., [1990], reimp., Juta & Co. Ltd, Cape Town - Kluwer Publishers,
Deventer-Boston, 1992, p. 587), informa que en el antiguo derecho romano lo
único que contaba era la declaración. Todos los actos tenían una naturaleza
estrictamente formal, y existía una presunción irrefutable de que la voluntad de
las partes estaba correctamente y adecuadamente reflejada en la declaración, de
modo tal que no existía espacio para figuras como el error, por ejemplo.
751
LEYSSER L. LEÓN
752
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
753
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23
La apreciación es de Francesco GALGANO (“Crepuscolo del negozio giuridico”, en
Contratto e Impresa, año 3, núm. 3, Padua, 1987, p. 750, y mi traducción en Teoría
general del negocio jurídico–4 estudios fundamentales, cit., p. 105), y es fácil de
constatar en libros publicados en países receptores del debate, donde el negocio
se define como “acto de autorregulación de intereses privados”. Entre los textos
españoles, véase, por ejemplo, L. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Fundamentos del
derecho civil patrimonial, vol. I, 5ª ed., Madrid, Civitas, 1996, p. 73.
Entre los representantes de las doctrinas objetivas en Italia destacan E. BETTI,
Teoria generale del negozio giuridico, cit.; M. COZZI, “Contributo alla dottrina del
negozio giuridico”, en Annuario di Diritto Comparato e di Studi Legislativi, año
XXIX, vol. XXIX, Roma, s.a., pp. 185 y ss.; R. SCOGNAMIGLIO, Contributo alla teoria
del negozio giuridico, cit.; y en tiempos más recientes, G. B. FERRI, Causa e tipo nella
teoria del negozio giuridico, Milán, Giuffrè, 1966, pp. 22 y ss.; ID., Il negozio giuridico
tra libertà e norma, cit, passim.; ID., voz “Negozio giuridico”, en Digesto delle
Discipline Privatistiche, Sezione civile, vol. XII, Turín, UTET, 1995, pp. 61 y ss.,
passim (mi traducción de este estudio forma parte de Teoria general del negocio
jurídico–4 estudios fundamentales, cit.); ID., Il negozio giuridico, cit., passim.
24
Aunque este trascendental debate merezca más que una reseña limitada a
una nota, hay que decir algo sobre el mismo. La primera edición de la Teoria
generale del negozio giuridico de Emilio BETTI, para el Trattato dirigido por
Filippo VASSALLI se publicó en 1943 (UTET, Turín). En 1947, como se ha
indicado, compareció la obra de STOLFI, Teoria del negozio giuridico (CEDAM,
754
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
Padua), que constituye, por sí misma, una reacción contra la tesis preceptiva
defendida por BETTI, y una reafirmación del voluntarismo.
“Hoy –escribe STOLFI (Teoria del negozio giuridico, cit., p. xxviii)– luego de que
con tantos años de luto y tragedias hemos podido medir la catástrofe que
representa para el Individuo (sic) abdicar frente al estado (sic), la relevancia
de aquella teoría radica esencialmente en su valor vital: es decir, en entender
el negocio jurídico como expresión de la autonomía de la voluntad, y por
tanto, como garantía de la libertad del Ciudadano (sic)”.
BETTI respondió con un comentario bibliográfico contundente (“Il negozio giuridico
in una pubblicazione recente”, en Giurisprudenza Italiana, vol. XCIX, Turín, 1947,
cc. 137 y ss.) en el cual reprochó a STOLFI el excesivo enaltecimiento del
individualismo: “[...] nos parece –concluye BETTI– que un culto semejante, de ser
tomado en serio, propende inexorablemente a la anarquía en el campo del derecho
privado; y no creemos que esto constituya un resultado auspicioso. [...] francamente,
no podemos identificar en la soberanía del individuo el ideal positivo de un nuevo
orden dere derecho privado, ni mucho menos un canon plausible de interpretación
de un código civil destinado a una sociedad moderna” (ibíd., c. 144).
STOLFI replicó (“Il negozio giuridico è un atto di volontà”, en Giurisprudenza
Italiana, vol. C, Turín, 1948, cc. 41 y ss.) en los siguientes términos: “dado que
para mí el derecho en general y el derecho civil en especial tienen sentido en
cuanto apuntan a proteger al Individuo, no puedo imaginar cómo se puede
escribir sobre el negocio jurídico sin considerarlo como la más alta expresión
de la autonomía de la voluntad humana y sin extraer del mismo todas las
deducciones lógicas” (ibíd., c. 59).
El debate ha sido objeto recurrente de comentarios en el medio italiano. Stefano
RODOTÀ (Il diritto privato nella società moderna, Bolonia, Il Mulino, 1971, p. 208) y
Pietro BARCELLONA (Diritto privato e società moderna, Nápoles, Jovene, 1998, pp. 441
y ss.) no pueden disimular su intención de reducirlo al absurdo (por su
abstracción). Según este último autor (ibíd., p. 444): “El ocaso de las perspectivas
voluntaristas, confiadas a las argumentaciones nominalistas de G. STOLFI y a su
defensa apasionada del negocio como garantía de la libertad del ciudadano sólo
encontrarán acogida en las actitudes retrógradas de la jurisprudencia, tendentes
a conceder protección a intereses sociales (la clase de los propietarios) que hoy
por hoy han sido rebasados, no solamente por el sistema del Código Civil, sino
ante la irreversible afirmación de la lógica económica de la producción, tanto en
la economía privada, cuanto en la actividad pública, en todos sus aspectos [...]”.
Al respecto, véanse las consideraciones, más ponderadas, de Natalino IRTI, “Il
negozio guridico come categoria storiografica”, en Quaderni Fiorentini per la Storia
del Pensiero Giuridico Moderno, núm. 19, Milán, 1990, especialmente pp. 563 y ss.
En el Perú, las únicas referencias sobre el debate se deben a Lizardo TABOADA,
La causa del negocio jurídico, 2a ed., Ed. San Marcos, Lima, 2000, pp. 53 y ss.
755
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28
P. BARCELLONA, Diritto privato, cit., p. 426.
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APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
en la obra de Otto LENEL (1849-1935), según refieren DANZ (Die Auslegung, cit., p. 7,
nota 1), VON TUHR (Der allgemeine Teil, ed. cit., II-1, § 50, p. 188 y nota 145), L. MOSCO,
La conversione del negozio giuridico, Nápoles, Jovene, 1947, § 29, pp. 120 y ss., y
PALAZZO, “Considerazioni”, cit., p. 105, nota 4. Ahora parece ser la predominante,
y hasta se da por descontada, a juzgar de la informada reseña de Vincenzo SCALISI,
Il negozio giuridico tra scienza e diritto positivo, Milán, Giuffrè, 1998, p. 68.
En Italia, la relevancia del propósito jurídico es reconocida por STOLFI (Teoria
del negozio giuridico, cit., p. 4: “La intención de los sujetos debe estar dirigida
a dar vida, no a cualquier relación, sino a una relación jurídica, es decir, a
una relación en condición de ser protegida por el derecho [...]”. Del mismo
autor, “Negozio giuridico”, en ID., Note di giurisprudenza e saggi di vario diritto,
Milán, Giuffrè, 1981, p. 793. Menos efusivo es Francesco SANTORO-PASSARELLI
(Dottrine generali del diritto civile, 9a. ed. [1966], reimpr., 1974, § 28, pp. 134-135),
quien reconoce, de todos modos, que “[la voluntad] es el elemento que hace
del negocio una categoría distinta, y más precisamente, la máxima categoría
de los actos jurídicos privados, porque, como ya hemos advertido, aquí no es
sólo el acto, sino los efectos del acto, los que son queridos por el sujeto, y si se
producen es porque han sido queridos”.
El más autorizado de nuestros autores reconoce, igualmente, la relevancia de
la voluntad: José LEÓN BARANDIARÁN, Tratado de derecho civil peruano, II, Acto
jurídico (1954), Lima, WG Editor, 1991, p. 38: “Esta finalidad tendiente a crear
el efecto jurídico es la única determinante, mejor dicho calificante del acto”.
31
D. BARBERO, Il sistema del diritto privato, nueva ed. al cuidado de Antonio
LISERRE y Giorgio FLORIDIA, Turín, UTET, 1988, § 206, p. 196. Del mismo autor,
me ha resultado fructífera la consulta del ensayo “Rilevanza della volontà
nel negozio”, en Studii in memoria di Bernardino Scorza, Roma, Società Editrice
del “Foro Italiano”, 1940, pp. 27 y ss.
759
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760
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
37
A. PASSERIN D’ENTRÈVES, Il negozio giuridico, cit., p. 11.
38
G. BENEDETTI, “Negozio giuridico e iniziativa economica privata. Per una moderna
teoria generale”, en AA.VV., La civilistica italiana dagli anni ’50 ad oggi tra crisi
dogmatica e riforme legislative, Actas del congreso de civilistas realizado en Venezia
del 23 al 26 de junio de 1989, Padua, CEDAM, 1991, p. 318. En similar sentido: G.
B. FERRI, “Il negozio giuridico e il mercato”, en AA.VV., Studi in onore di Renato
Scognamiglio, vol. I, Roma, Istituto Poligrafico dello Stato, 1997, pp. 296 y ss.
761
LEYSSER L. LEÓN
39
Véase, por ejemplo, y con amplias referencias a obras de autores españoles y
argentinos, el reciente estudio del profesor Carlos FERNÁNDEZ SESSAREGO, “El supuesto
de la denominada «autonomía de la voluntad»”, en Contratación contemporánea.
Teoría general y principios, dirigida por A. A. ALTERINI y otros, Lima, Palestra Editores -
Bogotá, Editorial Temis, 2000, pp. 213 y ss., especialmente, pp. 251 y ss.
40
S. PUGLIATTI, “Nuovi aspetti del problema della causa dei negozi giuridici” (1934),
en ID., Diritto civile. Metodo-Teoria-Pratica, Milán, Giuffrè, 1951, pp. 83 y ss.; ID.,
“Abuso di rappresentanza e conflitto di interessi”, en Rivista del Diritto Commerciale
e del Diritto Generale delle Obbligazioni, vol. XXXIV, parte I, Milán, 1936, pp. 17 y ss.;
ID., “La volontà elemento essenziale del negozio giuridico”, cit., pp. 240 y ss.;
ID., I fatti giuridici, cit., pp. 65 y ss. La consulta de todos estos trabajos permite
apreciar la evolución del pensamiento del Maestro de la Universidad de Mesina,
cabeza de la escuela siciliana de derecho civil, en el lapso temporal que dista
entre los dos Códigos Civiles italianos (el de 1865 y el de 1942). Cfr. L. CARIOTA
FERRARA, Il negozio giuridico, cit., § 27, p. 120, para quien los elementos esenciales
son la voluntad, la manifestación –y una determinada forma de la misma en
los negocios solemnes–, la capacidad, la legitimación, el objeto (en los negocios
de derecho patrimonial) y la causa (salvo en el caso de los negocios abstractos).
762
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
41
En un curso universitario de fines del siglo XIX, Emanuele GIANTURCO (Del
diritto delle obbligazioni [1894], ahora en ID., Opere giuridiche, vol. II, La Libreria
dello Stato, Roma, 1947, p. 511), considera que los essentialia negotii (los elementos
esenciales del negocio jurídico) se subdividen en requisitos esenciales para la
“existencia” (el objeto y la causa lícita, por ejemplo), en ausencia de los cuales
el acto no existe “[...] y por ello el magistrado, al no poder anular la nada, se
contentará con declararlo inexistente; y tampoco las partes podrán, mediante
confirmación o ratificación posterior dar vida a la nada”, y requisitos esenciales
para la “validez” del acto (el consentimiento válido en los contratos, por ejemplo),
763
LEYSSER L. LEÓN
764
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
43
M. GIORGIANNI, Volontà, cit., p. 363-364. En la lectura de estas reflexiones se
debe tener en cuenta que se publicaron cuando el autor acababa de cumplir
78 años, y que tienen, por lo tanto, el respaldo de la experiencia y de casi seis
décadas dedicadas al estudio del derecho privado.
Igualmente valiosas son las apreciaciones de G. B. FERRI, “La volontà privata
e la teoria del negozio giuridico”, en Contratto e lavoro subordinato (in occasione
della presentazione degli Scritti in onore di Renato Scognamiglio), Padua, CEDAM,
2000, pp. 55 y ss., especialmente, p. 82: “en el «valor» expresado por la
autonomía de los particulares sigue siendo fundamental el papel que están
llamadas a desempeñar la voluntad, la libertad y la conciencia que deben
servir de base para la realización de dicha autonomía”.
44
A. TRABUCCHI, Istituzioni di diritto civile, 38ª ed., Padua, CEDAM, 1998, § 69,
p. 143. Basta, para apreciar la fortuna de este manual, reparar en el número
de la edición (la trigésima octava, nada menos), que no tiene parangón en el
mundo universitario italiano.
765
LEYSSER L. LEÓN
45
La Constitución Política del Perú (1993) consagra expresamente la iniciativa
privada: “Art. 58: “La iniciativa privada es libre. [...]”, y la llamada libertad
de contratar: “Art. 62.- La libertad de contratar garantiza que las partes
garantiza que las partes pueden pactar válidamente según las normas
vigentes al tiempo del contrato. Los términos contractuales no pueden ser
modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase. [...]”.
Al respecto, véanse los ensayos de Carlos CÁRDENAS QUIRÓS, “Autonomía privada,
contrato y Constitución” (1994), en A. BULLARD GONZÁLEZ y G. FERNÁNDEZ CRUZ (eds.),
Derecho civil patrimonial, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, 1997, pp. 39 y ss., y de Luigi MENGONI, “Autonomia privata e Costituzione”,
en Banca, Borsa e Titoli di Credito, año LX, I, Milán, 1996, pp. 1 y ss.
46
A. TRABUCCHI, Istituzioni, cit., p. 53. Sin embargo, el mismo autor expresa (ibíd.,
p. 34) que “mientras mayor sea la libertad reconocida al desenvolvimiento de
la voluntad es mayor, también lo será también la necesidad de garantizar su
pureza, respecto de eventuales vicios, y viceversa. En todos los casos, los vicios
de la voluntad pueden tener influencia en la validez del negocio sólo en la
medida en que el negocio sea expresión de una actividad libre de los sujetos”.
“La voluntad –anotan Pietro PERLINGIERI y Rossana PANE (en P. PERLINGIERI,
Manuale di diritto civile, Nápoles, Esi, 1997, p. 367)–, como elemento esencial
de acto de autonomía, se debe traducir, a efectos de la obtención de la
relevancia jurídica, en una manifestación que tenga en carácter de un
compromiso serio en el plano social, y que sea reconocible para los terceros,
al mismo tiempo. Esta es la razón por la que el legislador circunda con cautelas
especiales el proceso de formación de la voluntad, y dispone que es posible
argumentar la anulabilidad del acto negocial en presencia de circunstancias
que alteren, en alguna media, dicho proceso”.
766
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
47
D. BARBERO, “Rilevanza della volontà nel negozio”, cit., p. 35.
48
Tal es el planteamiento de Luigi CORSARO, L’abuso del contraente nella formazione
del contratto (Studio preliminare), Università di Perugia, Pubblicazioni della
Facoltà di Giurisprudenza, 1979, passim, especialmente, pp. 121 y ss.
49
Lo mismo ocurriría en el caso citado por Pietro TRIMARCHI (Istituzioni di diritto
privato, 11ª ed., Milán, Giuffrè, 1996, p. 207, de la venta de una obra de arte a
la que se atribuye, erróneamente, la cualidad de bien exportable.
767
LEYSSER L. LEÓN
La ley prefiere al que se equivocó –sin dejar de considerar, eso sí, que
yo, como contraparte, no tengo nada qué replicar, legítimamente, frente
al despropósito de vender un terreno no edificable, a pesar de mi
desconocimiento de esta característica de mi inmueble– y le concede,
en consecuencia, el remedio de anular la transacción celebrada.
Dos comentarios son de interés antes de tratar la regulación sobre
los vicios de la voluntad en particular.
En primer término, hay que dar la razón a Renato SCOGNAMIGLIO
cuando sostiene que la ley no tiene en cuenta, en ninguna de las hipótesis
bajo examen, el vicio o deficiencia de la voluntad en particular. Se evalúa,
más bien, la causa del vicio. Lo que cuenta en el mundo exterior, y para
el derecho, no es tanto la deficiencia de la voluntad por sí misma
considerada, “sino más bien el vicio en relación con las causas que
pueden determinarlo, y que merecen, por los criterios imperantes de
evaluación de los intereses en conflicto, una adecuada reacción”50.
Al respecto, el art. 201 del Código Civil peruano –que es traducción
del art. 1428 del Código italiano– establece que el error, que es causa
del vicio o defecto, ocasionará la anulación del negocio, a su vez, cuando
constituya un error esencial y conocible por la otra parte51.
Por otro lado, y limitándose al ámbito contractual, Francesco
GALGANO destaca el valor metafórico de la expresión “vicio” de la
voluntad, en atención a que es indicativa de que la voluntad de una
de las partes está presente, pero que el proceso formativo de dicha
voluntad ha sido alterado; que la voluntad, en otras palabras, “se
encuentra viciada, a pesar de que existe”52.
7. El error
Distintamente del Código Civil de 1936 –inspirado, esencialmente,
en las legislaciones de Brasil y España53–, en el Código Civil peruano
de 1984 se transcriben, prácticamente en su integridad, los artículos
del Código Civil italiano relativos al error. Sólo se apartan de este
50
R. SCOGNAMIGLIO, Contratti in generale, 3ª ed., en Trattato di diritto civile dirigido
por Giuseppe GROSSO y Francesco S ANTORO-PASSARELLI , Casa Editrice Dr.
Francesco Vallardi, Milán, 1976, p. 41.
51
V. infra, § 7.
52
F. GALGANO, en Commentario del codice civile Scialoja-Branca, cit., sub art. 1427,
p. 276.
53
Véase el detalle de las fuentes del Anteproyecto de M. A. OLAECHEA, en Actas de
las sesiones de la Comisión Reformadora del Código Civil, cit., fasc. IV, pp. 215 y ss.
768
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
modelo el art. 205, que regula el error en el motivo, y el art. 209, relativo
al denominado “error indiferente”, que es una versión modificada
del art. 20 de la ponencia original de Manuel Augusto OLAECHEA,
inspirada en el art. 91 del Código brasileño: “El error sobre la persona,
o sobre la cosa a que se refiere la declaración de voluntad, no vicia el
acto, cuando por su texto, o por las circunstancias se puede identificar
la cosa o a la persona designada”, que no llegó a reproducirse en el
texto definitivo del Código peruano de 1936.
En sentido lato, la equivocación abarca cualquier representación
inexacta de la realidad que tiene la potencialidad de suscitar una
conducta. La aclaración no es poco relevante porque dicha
representación puede circunscribirse a una mera creencia en algo que
no es cierto. Estaban tan errados, en otras palabras, los que creyeron
en la existencia del Necronomicon, un libro repetidamente citado en
los relatos de Howard Phillips LOVECRAFT, cuanto los incautos que
compraban boletos, en el siglo XIX, para visitar la galería de
excentricidades (entre las que se encontraban la bicentenaria nodriza
de George WASHINGTON, y el cuerpo disecado de una sirena, por
ejemplo) del circo del gran BARNUM.
La mera creencia es indiferente para el derecho. La equivocación
que nos interesa se singulariza por ser generadora de conductas. Las
operaciones de intercambio alentadas por falsas expectativas sobre el
bien ofertado es un caso típico. Es entendible que en Alemania, los
primeros estudios jurídicos sobre el error se caracterizaran por la
primacía del análisis filosófico y psicológico de la figura54.
54
El más importante de todos, debido a Ernst ZITELMANN (1852-1923) lleva por
título Irtumm und Rechtsgeschäft, eine psychologisch-juristische Untersuchung (Leipzig,
1879), esto es, Error y negocio jurídico, una investigación psicológico-jurídica.
“El error –escribe Riccardo FUBINI– consiste en un estado mental, y es así como
lo estudian los filósofos; pero ellos se ocupan de la doctrina del error en el
marco, más amplio, de la teoría del conocimiento, y la meta que se proponen en
sus investigaciones, es lograr concebir lo verdadero. Por lo tanto, la investigación
psicológica realizada por los filósofos recibe la influencia de un método similar:
la concepción subjetiva de la persona del errante, en sí misma considerada,
asume un aspecto bien distinto del que se estudia en una doctrina jurídica. El
tipo abstracto del error, como la condición de la personalidad del errante y el
fin que este se propone, forman parte, únicamente, de un estudio filosófico del
problema del error. En el derecho, en cambio, el fin de la doctrina es del todo
distinto; no se busca, abstractamente, el error en tanto contrapuesto a lo
verdadero, sino más bien aquel error que influye en el consentimiento, de forma
tal que le resta eficacia; en otras palabras, aquel error que impide a la voluntad
769
LEYSSER L. LEÓN
770
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
58
Así, A. TRABUCCHI, “Errore (diritto civile)”, en Novissimo Digesto Italiano, vol.
VI, UTET, Turín, 1960, p. 670.
59
Al respecto, v. las importantes contribuciones de Adriano D E CUPIS , La
scusabilità dell’errore nei negozi giuridici, Padua, CEDAM, 1939; y bajo el Código
Civil italiano vigente: ID., “La scusabilità dell’errore nel diritto civile”, en
Giurisprudenza Italiana, año 136, parte IV, Turín, 1984, c. 70 y ss. En este
último trabajo, el Maestro romano reconoce que la excusabilidad del error no
ostenta más la condición de principio general para que esta causa viciante
produzca las consecuencias favorables que le otorga la ley: “la exclusión de
la exigencia de la excusabilidad en ciertas hipótesis está justificada por su
sustitución por la reconocibilidad del error, o por la voluntad legislativa,
tendiente a facilitar la producción de tales consecuencias” (ibíd., c. 72).
En el ordenamiento italiano de hoy en día, el requisito de la excusabilidad
está limitado a hipótesis no escasamente importantes, como el pago indebido
y la posesión de buena fe.
Distintamente, los autores españoles continúan señalando este requisito (v.,
por todos, F. DE CASTRO Y BRAVO, El negocio jurídico, Instituto Nacional de
Estudios Jurídicos, Madrid, 1967, pp. 115-116); L. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE
LEÓN, Fundamentos del derecho civil patrimonial, cit., vol. I, pp. 184-185; y J.
LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de derecho civil, cit., vol. I-3, pp. 159-160),
pero con la debida atención a su jurisprudencia que avala dicho dictamen (v.
L. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Estudios sobre la jurisprudencia civil, 2a ed.
[1973], vol. I, reimpr., Tecnos, Madrid, 1979, n. 51, pp. 127 y ss.; J. A. DORAL
GARCÍA, El negocio jurídico ante la jurisprudencia, Ed. Trivium, Madrid, 1994,
p. 146; y J. R. DE VERDA Y BEAMONTE, “El requisito de la excusabilidad del error
en la jurisprudencia del Tribunal Supremo”, en Revista de Derecho Privado,
Madrid, septiembre del 2000, pp. 673 y ss.).
771
LEYSSER L. LEÓN
60
Así, J. GHESTIN, La notion d’erreur dans le droit positif actuel, París, Librairie
Générale de Droit et de Jurisprudence, 1963, pp. 48 y ss., quien comprende en
el subcapítulo sobre l’erreur sur les motifs, el error sobre la aptitud del objeto
del contrato para la realización del fin deseado por la parte que se equivoca,
y el error de derecho. Sin embargo, el autor francés dedica un trato especial al
erreur sur les motifs déterminants, una figura que se identificaría mejor con
aquello el legislador peruano denominó, simplemente, “error en el motivo”.
61
V. PIETROBON, voz “Errore”, cit., loc. cit., tras los pasos, aparentemente, de E.
DEIANA, I motivi nel diritto privato, Instituto Jurídico de la Real Universidad de
Turín, 1939, quien seis décadas atrás escribió (ibíd., p. 160): “[...] en nuestra
opinión, es necesario entender como error en los motivos, únicamente, aquel
error que recae en las representaciones psíquicas que han inducido al sujeto
a desear la celebración del negocio. [...] Ticio cree haber recibido un encargo
de su amigo para comprarle un reloj de oro, cuando en realidad no ha existido
ningún encargo; pero la adquisición se realiza, siguiéndose las mismas
indicaciones que se creen haber recibido”.
772
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
62
No deja dudas el hecho de que en la misma Relazione del Ministro de Justicia
y –una suerte de exposición de motivos oficial del Código Civil italiano de
1942– se deje constancia del apartamiento de la legislación “fascista” de la
teoría de la voluntad: “[...] en un sistema como el fascista, en el cual la libertad
de la voluntad es regulada y tiene que conformarse a las exigencias del
conjunto social, se atenúa la relevancia absoluta de la intención, porque esta
sacrifica en demasía los derechos y expectativas de los terceros, en favor del
dominio de la potestad individual” (n. 173). El documento puede consultarse
en la edición del Codice Civile al cuidado de G. PANDOLFELLI y otros, Milán,
Giuffrè, 1942, p. 235.
63
P. GALLO, “I vizi del consenso”, en Contratti in generale, vol. I, cap. VIII, al
cuidado de Enrico GABRIELLI, a su vez en Trattato dei contratti dirigido por
Pietro RESCIGNO, UTET, Turín, 1998, p. 442.
64
R. E. LANATTA GUILHEM, Texto, exposición de motivos y comentarios del Libro de
Sucesiones del Código Civil, en D. REVOREDO (compiladora), Código Civil:
Exposición de motivos y comentarios, vol. V, 2a. ed., Lima, 1988, pp. 113-114. A
pesar de todo, esta desacertada concepción del motivo, como sinónimo de
causa, ha sido saludada por el autor de la exposición de motivos
773
LEYSSER L. LEÓN
correspondiente al Libro II (ibíd., vol. III, 3ª ed., 1988, pp. 321-322), F. VIDAL
RAMÍREZ: “El error como vicio de la voluntad funciona como motivo que
determina la formación de la voluntad”, y por J. G. LOHMANN LUCA DE TENA, El
negocio jurídico, cit., p. 478. El desliz es más inexplicable en LOHMANN, quien
demuestra, con su habitual rigor, un encomiable conocimiento de la doctrina
extranjera.
No comparto, por otro lado, la identificación de la “falsa causa” del Código
Civil de 1936 (“art. 1084.- La falsa causa sólo vicia el acto cuando,
expresamente, se manifiesta como su razón determinante, o bajo forma de
condición”, que OLAECHEA promovió, inspirándose en el art. 90 del Código
brasileño), en la norma actual; una identificación que VIDAL y L OHMANN
auspician. Es probable que toda esta confusión tenga que ver con la
asimilación que la doctrina española hace entre “motivación errónea” y “falsa
causa” (v. J. LACRUZ BERDEJO, Elementos de derecho civil, cit., vol. I-3, p. 159), y
que su solución dependa de un mero cambio en la redacción.
65
Ni siquiera sirve, para estos efectos, la disposición del art. 205, en principio
aplicable a todos los negocios jurídicos, porque su propia redacción (y la del
art. 201, antes analizado) ha limitado su ámbito a los negocios bilaterales. Se
requiere de “una contraparte”, que acepte la alegación del error en el motivo.
66
Véase, por todos, J. A. DORAL GARCÍA, El negocio jurídico ante la jurisprudencia,
cit., pp. 147-148, y nota 172.
774
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
67
Cfr. la reseña de L. CARIOTA FERRARA, Il negozio giuridico nel diritto privato
italiano, cit., n. 48, pp. 192 y ss., quien deduce la naturaleza de “negocio
familiar” del matrimonio de la exigencia de la capacidad jurídica de ambos
contrayentes, del mutuo consentimiento, y de la manifestación de voluntad.
68
Otro tanto hay que decir del art. 277 n. 6, donde se regula el matrimonio
celebrado bajo intimidación: “Es anulable el matrimonio [...] 6. Del quien lo
contrae bajo la amenaza de un mal grave e inminente, capaz de producir en
el amenazado un estado de temor, sin el cual no lo hubiera contraído. El juez
apreciará las circunstancias, sobre todo si la amenaza hubiera sido dirigida
contra terceras personas. La acción corresponde al cónyuge perjudicado y
sólo puede ser interpuesta dentro del plazo de dos años de celebrado. El
simple temor reverencial no anula el matrimonio”.
69
“Dolus en latín tanto quiere decir en romance como engaño; et engaño es enartamiento
que los homes facen unos a otros por palabras mintrosas o encubiertas o coloradas que
dicen con entención de los engañar, o de los decebir: et a este engaño dicen en latín
dolus malus”– como constaba en las Partidas (VII, tít. XVI, Ley I). La cita es de
Lizardo ALZAMORA SILVA, El dolo, cit., p. 6.
775
LEYSSER L. LEÓN
70
L. ALZAMORA SILVA, El dolo, cit., p. 13.
71
Ibíd., p. 15. Repárese en que las ideas de este ALZAMORA SILVA son expuestas
sobre la base del Código Civil peruano de 1852 –inspirado, directamente, en
el Código francés– y algunas de sus sugerencias demuestran que siguió de
cerca los trabajos de la Comisión de Reforma, que prefiguraron el texto del
Código de 1936. La obra –única en su género en el Perú– contiene algunas
iniciativas destacables del autor, como la referida a la admisión del dolo
como causal de vicio de la voluntad en el matrimonio. “Las razones que
tradicionalmente se ha invocado para excusar el dolo dentro del matrimonio
–argumenta nuestro autor (ibíd., pp. 260-261)– son fácilmente refutables, y
carecen hoy de toda eficacia. Las circunstancias de la vida conducen a poner
de lado los argumentos especulativos aducidos para rechazar el dolo en las
relaciones matrimoniales. Nuestro Código Civil está dentro del criterio clásico;
y del texto mismo de las disposiciones pertinentes dedúcense las dificultades
de nuestra jurisprudencia, si quisiera, a imitación de la francesa, reaccionar
contra el sentido estricto de la ley, incluyendo el dolo como causa de nulidad
del matrimonio. Urge una reforma de nuestro Código en este sentido”.
776
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
777
LEYSSER L. LEÓN
75
Ibíd., pp. 314-315.
76
Ibíd., p. 316.
778
APUNTES SOBRE EL PAPEL DE LA VOLUNTAD EN LOS NEGOCIOS JURÍDICOS
77
L. CORSARO, voz “Violenza”, en Enciclopedia giuridica Treccani, cit., vol. XXXII,
1994. Mi traducción al castellano de este estudio ha sido publicada como
separata para uso de los estudiantes del curso de Acto Jurídico de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
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Véase: L. CORSARO, “La minaccia di far valere un diritto”, en Rivista di Diritto
Civile, año XVII, I, Padua, 1971, pp. 458 y ss. (mi traducción al castellano
forma parte del presente volumen, supra, cap. XXI).
79
G. MIRABELLI (Dei contratti in generale, cit., pp. 453, 528) es enfático en sostener
que la simulación no integra los supuestos de discordancia entre la voluntad
y la declaración, porque no solamente el negocio disimulado es “no querido”,
sino la operación simulatoria por completo.
En el Anteproyecto DE LA PUENTE-ZUSMAN, en cambio, la simulación es regulada
en el cap. III del Título VII, De la declaración discrepante de la voluntad.
80
A. VON TUHR, Der allgemeine Teil, ed. cit., vol. II-1, § 66, p. 238.
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81
En el conjunto de propuestas de enmienda presentadas por Lizardo TABOADA
CÓRDOVA con ocasión del Congreso Internacional “Diez años del Código Civil
peruano: Balance y Perspectivas” (1994), organizado por la Universidad de
Lima, encontramos una propuesta de norma (art. 141) en cuyo último párrafo
se lee, simplemente, que “son irrelevantes las reservas mentales y las
intenciones no declaradas”. Las actas de dicho evento fueron publicadas en
1995 (2 vols.). La ponencia de TABOADA figura en el vol. I, pp. 279 y ss.
82
El elenco es de A. VON TUHR, Der allgemeine Teil, ed. cit., vol. II-1., § 66, pp. 251.
83
El resalte es de F. SANTORO-PASSARELLI, Dottrine generali, cit., pp. 150 y ss.
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V. supra, nota 41.
85
L. TABOADA CÓRDOVA, op. ult. cit., p. 279.
86
G. MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., pp. 528-529. Cfr. la Relazione del
Ministro de Justicia y Gracia al Código Civil italiano (n. 171): “El proyecto de
la Comisión real fue criticado porque no se ocupaba de la reserva mental, ni
de la declaración carente de seriedad. [...] Dado que –como señalaré,
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91
L. CORSARO, voz “Rescissione”, en Digesto delle Discipline Privatistiche, Sezione
civile, cit., vol. XVI, 1997, pp. 628 y ss.
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LA RESOLUCIÓN POR INCUMPLIMIENTO
XXV
LA RESOLUCIÓN POR INCUMPLIMIENTO*
RODOLFO SACCO
Profesor emérito de la
Università degli Studi di Torino
Miembro de la Accademia dei Lincei
*
Título original: Voz «Risoluzione per inadempimento», en Digesto delle Discipline
Privatistiche, Sezione Civile, vol. XVIII, UTET, Turín, 1998, pp. 56-65.
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1. Generalidades
En todo sistema fundado en la libertad de los contratos, si alguien
vende un caballo, pero al final lo mata y se lo come, se evitará forzar
al comprador al pago del precio.
La completa y sistemática elaboración de tal remedio no se debió a
los romanos, sino a los canonistas, por la preocupación de estos en reprimir
el abuso cometido por el deudor que no cumplía. Dado que deseaban
considerar todo aspecto éticamente relevante de la conducta de las partes,
los canonistas prefirieron evitar el vínculo automático entre la fattispecie
del incumplimiento y la resolución, y confiar el remedio al poder del
juez. La institución fue adoptada, conforme a este sentido, en el Código
napoleónico, pero en el BGB la sanción quedó desligada de la mediación
judicial, y con ello, terminó asimilándose a la solución inglesa.
El sistema italiano no constituye una excepción a la regla, y
predispone una cuidadosa regulación de la resolución del contrato
por incumplimiento.
El legislador comprende bajo esta denominación la cancelación
de los efectos del contrato, debida al hecho central del incumplimiento,
encuadrado, a su vez, en una serie de circunstancias que lo preceden
o lo acompañan. En atención a la variedad de estas circunstancias
concomitantes, se pueden distinguir cuatro diversos itinerarios que
conducen, por igual, a la resolución.
La norma genérica contenida en el art. 1453 del Código Civil italiano
(aclarada por el art. 1455) prevé que en los contratos con prestaciones
recíprocas, cuando uno de los contratantes incurre en un incumplimiento
que no sea de escasa importancia, la otra parte puede demandar la resolución.
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13
En el sistema italiano, cuidadoso de las formas, la demanda restitutoria no
está incluida en la demanda de resolución, y no podría ser interpuesta por
primera vez al momento de la apelación (Cass., 24 de febrero de 1995, n. 2135;
Cass., 26 de junio de 1995, n. 7234; Cass., 29 de noviembre de 1997, n. 10632).
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22
MOSCO, op, cit., § 6 y ss.; en contra: AULETTA, Risoluzione, cit., pp. 412 y ss.
23
Por ejemplo: Cass., 15 de septiembre de 1970, n. 1441, en Giur. it., 1971, I, 1,
col. 1480; Cass., 22 de diciembre de 1977, n. 5701; Cass., 14 de marzo de 1986,
n. 1742; Cass., 11 de mayo de 1990, n. 4039; Cass., 7 de mayo de 1982, n. 2852.
24
Cass., 26 de agosto de 1975, n. 3022, en Foro it., 1976, I, col. 1053; Cass., 22 de
diciembre de 1977, n. 5701.
25
Cass., 20 de marzo de 1980, n. 1853; Cass., 11 de diciembre de 1981, n. 6553;
Cass., 22 de enero de 1986, n. 394.
26
Esta reducción de la falta de culpabilidad a la presencia de eximentes típicas
ha sido bien desarrollada y documentada, incluso fuera del área de la
resolución, por DE LORENZI, Classificazioni dogmatiche e regole operazionali in
tema di responsabilità contrattuale, Milán, 1981.
27
Cass., 16 de julio de 1994, n. 1507.
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7. El juicio de resolución36
El juicio de resolución se debe desarrollar frente a quienes fueron
parte en el contrato, porque los efectos pretendidos comprometen el
contrato por entero.
El dictamen de resolución por incumplimiento presupone una
demanda específica. La jurisprudencia aplica rígidamente, hasta el límite
máximo, esta regla, y niega, asimismo, las conversiones menos riesgosas.
El derecho de obrar es imprescriptible porque se trata de un
remedio, y como todos los remedios, puede ser ejercido mientras esté
en vigor la situación ilícita que se debe remediar37. Puede prescribirse,
además, el derecho al cumplimiento, en cuyo caso el problema se reabre.
La acción se funda en un hecho dado, causa petendi con respecto a tal
juicio. La referencia a hechos distintos equivale a una mutación de la demanda38.
El art. 1453, 2º. párrafo, cód. civ. dispone que la resolución puede
ser demandada incluso cuando el juicio ha sido promovido para obtener
el cumplimiento; en cambio, no se puede pedir el cumplimiento cuando
se ha demandado la resolución39.
La norma contenida en el Código Civil italiano concuerda
perfectamente con la lógica del sistema. En efecto, si la demanda de
cumplimiento también fuera válida como renuncia a los efectos resolutorios
del incumplimiento actual, no podría valer como renuncia a los efectos
resolutorios del incumplimiento futuro. El derecho a la resolución, fundado
en una fattispecie destinada a agravarse día tras día sobrevive –o mejor
dicho, renace– luego de toda demanda de cumplimiento, y luego de toda
sentencia de condena al cumplimiento, si ésta no ha sido interpuesta40.
Propuesta la demanda de resolución, el deudor adquiere el derecho
a no cumplir: abandonará la búsqueda de la mercadería a proveer,
soluciones en Cass., Salas reunidas, 15 de enero de 1983, n. 329; Cass., 14 de
diciembre de 1978, n. 5940; Cass., 29 de abril de 1993, n. 5065.
36
Sobre el tema, v. CONSOLO, op. cit.
37
Solución diversa en NATUCCI, op. cit.
38
Cass., 4 de septiembre de 1996, n. 8070 (la mutación se había producido en la
etapa de apelación). A fortiori, no se puede pedir en etapa de apelación la resolución
por incumplimiento, cuando se ha actuado para hacer constatar que se ha
producido la resolución consensual (Cass., 17 de abril de 1996, n. 3623).
39
Pero la regla es aplicable sólo si el interesado formula excepción (Cass., 24 de
mayo de 1993, n. 5838).
40
Es posible, entonces, demandar la resolución luego de haber obtenido una
sentencia de condena al cumplimiento: Cass., 21 de mayo de 1952, n. 1464;
Cass., 6 de septiembre de 1960, n. 2428; Cass., 14 de junio de 1968, n. 1897;
Cass., 18 de mayo de 1994, n. 4830.
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ello sin necesidad de un poder ad hoc 44; pero hay que entender que si
la mutación se produce en el transcurso del juicio el demandado
contumaz tendrá derecho a la notificación.
8. La intimación al cumplimiento
La resolución judicial comporta un elemento intermedio: la
sentencia, que es un elemento que se inserta entre la voluntad del
contratante y los efectos resolutorios que ella apunta a producir.
Si el contratante víctima del incumplimiento ajeno prefiere actuar
por autoridad propia, el art. 1454 cód. civ., antes citado, le brinda
esta posibilidad, al prever la resolución como efecto de una intimación
al cumplimiento (diffida ad adempiere) ejercida dentro de un plazo, y
la simultánea declaración de resolución.
La intimación procura al acreedor, por lo tanto (y a falta de
cláusula resolutoria expresa o de plazo esencial) el medio para resolver
el contrato sin recurrir al juez.
A veces el acreedor preferirá recurrir al juez, porque la citación
(como se ha visto) impide, a diferencia de la intimación, la prestación
tardía. La intimación contiene, en cambio, y necesariamente, una
tolerancia para el deudor, por un período que, como máxima, no será
inferior a quince días45.
La intimación vuelve superflua la citación; pero no podría sustituir
los demás presupuestos de la resolución: gravedad del incumplimiento46,
imputabilidad de la inejecución al deudor, imposibilidad de censurar el
comportamiento del que formula la intimación.
La intimación es un negocio unilateral irrevocable, recepticio (por
ende, produce sus efectos desde el momento en que arriba al
destinatario). Ella está sujeta a requisitos de forma47 y de contenido: el
plazo asignado al deudor debe ser expresado con claridad, la
conminación de la resolución debe ser específica48. La intimación y el
44
Cass., 22 de abril de 1970, n. 1160; Cass., 11 de mayo de 1987, n. 4325.
45
Si el plazo asignado es incongruente, el juez lo sustituye con uno que sí sea
congruente, y la intimación siempre produce el efecto de perdonar al deudor en
cuanto al plazo, y de impedir, durante el plazo, la demanda de resolución judicial,
según Cass., 30 de octubre de 1980, n. 5842, en Giur. it., 1981, I, 1, col. 1475, y en
Riv. dir. comm., 1982, II, p. 35, con nota de SCOZZAFAVA. Similarmente, Cass., 22 de
febrero de 1994, n. 5979. En contra: Cass., 25 de noviembre de 1983, n. 7070.
46
De lo reciente: Cass., 4 de mayo de 1994, n. 4275; en Foro it., 1995, I, col. 2537.
47
Cass., 25 de marzo de 1995, n. 3566, habla, por otro lado, y liberalmente, de la
“forma más idónea”.
48
Recientemente, Cass., 13 de enero de 1981, n. 276; Cass., 30 de enero de 1982,
n. 590; Cass., 29 de mayo de 1990, n. 5017.
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49
Cass., 23 de abril de 1977, n. 1530, en Giur. it., 1978, I, 1, 537, y en Foro it., 1977,
I, col. 1913; Cass., 18 de mayo de 1987, n. 4536, en Giur. it., 1988, I, 1, col. 448,
con nota de C. SCOGNAMIGLIO.
50
Cass., 9 de mayo de 1980, n. 3052.
51
Cass., 14 de julio de 1954, n. 2467; Cass., 20 de agosto de 1954, n. 2978; Cass.,
13 de mayo de 1961, n. 1139; Cass., 26 de enero de 1962, n. 126.
52
La copiosa jurisprudencia al respecto es conforme.
*
En el correspondiente artículo del Código Civil peruano, el adjetivo
“determinada” precede al término “prestación”. Las reflexiones del Autor
son, pues, perfectamente aplicables en nuestro ordenamiento: “Art. 1430.
Puede convenirse expresamente que el contrato se resuelva cuando una de
las partes no cumple determinada prestación a su cargo, establecida con toda
precisión” [N. del T.].
53
De lo reciente: Cass., 28 de enero de 1993, n. 1029, en Foro it., 1993, I, col. 1470;
Cass., 26 de noviembre de 1994, n. 10102; Cass., 17 de octubre de 1995,
n. 10815. En tal sentido, SMIROLDO, op. cit., 177; COLLURA, op. cit., 135.
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54
A su surgimiento, que coincide con Cass., 17 de julio de 1946, n. 900, en Foro
it., 1947, I, col. 903, esta jurisprudencia ha suscitado contrastes (véase, en
efecto, el agitado comentario de GAUDENZI a Cass., 8 de julio de 1948, n. 1109,
en Foro it., 1949, I, cols. 101 y ss.). La doctrina, en precedencia, parecía orientada
hacia la preclusión del cumplimiento desde el momento en que la condición
era madurada.
55
Cass., 17 de mayo de 1995, n. 5436, en Giur. it., 1996, I, 1, col. 367.
56
Cass., 5 de mayo de 1995, n. 4911.
57
Cass., 5 de mayo de 1995, n. 4911.
58
Cass., 8 de noviembre de 1957, n. 4291; Cass., 29 de diciembre de 1960,
n. 4052; Cass., 16 de febrero de 1988, n. 1661, en Giur. it., 1989, I, col. 142, con
nota de D. CARUSI; Cass., 18 de junio de 1997, n. 5455.
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59
La cuestión es la misma que se presenta en materia de cláusula resolutoria
expresa, y de intimación al cumplimiento. Y la jurisprudencia no puede sino
adoptar la solución indicada en este punto: cfr., en efecto, Cass., 14 de octubre
de 1953, n. 3352; Cass., 26 de junio de 1987, n. 5710; Cass., 22 de julio de 1993,
n. 8195.
Sin embargo, y en sentido discrepante, Cass., 5 de mayo de 1951, n. 1063.
60
Cass., 23 de junio de 1953, n. 2019; Cass., 23 de enero de 1954, n. 153; Cass.,
4 de febrero de 1954, n. 274, en Giur. it., I, 1, col. 221, en Giur. compl. Cass. civ.,
1954, 2, p. 111, y en Sett. Cass., 1954, p. 168; Cass., Salas reunidas, 30 de marzo
de 1972, n. 1010; Cass., 26 de junio de 1987, n. 5710.
61
Cass., 25 de marzo de 1972, n. 934.
62
Cass., 22 de julio de 1993, n. 8195.
63
Cass., 31 de mayo de 1971, n. 1637, en Foro it., 1971, I, col. 2973.
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EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
XXVI
811
HUGO FORNO FLÓREZ
812
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
1. Introducción
El derecho de resolución por incumplimiento puede bien
caracterizarse como un mecanismo de tutela que apresta el
ordenamiento jurídico para provocar la ineficacia del contrato,
eliminando del panorama jurídico los efectos que aquél había producido.
Mecanismo de tutela, decimos, en tanto que aparece como una reacción
del ordenamiento jurídico frente a la lesión actual del interés que el
acreedor tenía en el cumplimiento, en la prestación, inferida a causa
del incumplimiento por parte del deudor. Esta forma de tutela es siempre
alternativa a la pretensión de cumplimiento y se configura
frecuentemente como un derecho potestativo que puede ejercer su titular
en forma discrecional si ahora su interés no es ya compatible con la
ejecución del contrato. En consecuencia, la resolución se presenta
siempre, conviene repetirlo, como un remedio opcional alternativo cuya
actuación depende de un acto desicional del acreedor. Este mecanismo
de tutela admite distintas modalidades que, con la evolución que el
derecho privado experimenta constantemente, se han ido desarrollando
para adecuarse a las diversas circunstancias en las que puede
encontrarse el acreedor, permitiendo así que éste pueda disponer en
todo momento de una forma de protección que procura reponer las
cosas al estado anterior al del sufrimiento de la lesión1.
1
La caracterización de la resolución por incumplimiento como una forma de
tutela restitutoria o repristinatoria es adecuadamente defendida por LUMINOSO,
A., «Risoluzione per inadempimento», en Commentario del Codice Civile
Scialoja e Branca a cura di F. Galgano, Libro quarto, Delle obbligazioni (arts. 1453-
1454), Bolonia-Roma, 1990, p. 16. También la acepta implícitamente DI MAJO,
Adolfo, La tutela civile dei diritti, Milán, Giuffrè, 1993, p. 362.
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HUGO FORNO FLÓREZ
2
La idea tan equivocada como difundida en el siglo XIX (y bien entrado el
siglo pasado) de que el derecho de resolución por incumplimiento tenía la
naturaleza jurídica de una condición resolutoria pero que la fuerza de su
utilización debía conducir a que se la considerase tácitamente estipulada o
sobreentendida en todos los contratos sinalagmáticos, penetró en el código
francés y en los códigos en él inspirados. De este modo, por ejemplo, el
artículo 1184 del Code señala que “La condición resolutoria se sobrentiende
siempre en los contratos sinalagmáticos...”; el artículo 1165 del código civil
italiano de 1865 decía que “La condición resolutoria se sobrentiende siempre
en los contratos bilaterales [...]”; el artículo 1498 del código chileno dice que
“En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria [...]”. En
el Perú, los códigos civiles anteriores al vigente no fueron una excepción; el
de 1852 tenía en su artículo 1286 el siguiente texto “Se supone que hay
condición resolutoria en todo contrato bilateral [...]”; y el artículo 1341 del
de 1936 decía “Hay condición resolutoria en todo contrato bilateral [...]”.
Un caso por demás peculiar fue el código civil argentino antes de la reforma
introducida por la ley N° 17711 porque la regla general era que si no se
pactaba el derecho de resolver el contrato, la resolución estaba excluida.
Pero el actual Proyecto de Código Civil de la República Argentina, unificado con
el Código de Comercio para el año 2000 (Editorial San Isidro Labrador, 1999)
habla todavía de “Cláusula Resolutoria Implícita” en sus artículos 1053,
1054 y 1055.
814
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
3
Para una visión de este mecanismo resolutorio me permito remitir a mi
artículo: «Resolución por intimación», Themis, Revista de derecho, N° 38, Lima,
1998, pág. 103 y siguientes. Una versión actualizada de este artículo ha sido
entregada para su publicación en el libro homenaje a Piero SCHLESINGER.
4
La norma resulta ahora tanto más necesaria cuanto que las actividades
económicas y comerciales están experimentando en la actualidad un
acentuado y creciente dinamismo, y es en el ámbito del comercio donde acaso
puede encontrar una mayor utilidad. Resulta sintomático que uno de los
más seguros antecedentes legislativos de la figura sea el código de comercio
italiano de 1882 (artículo 69) (Ver, entre otros a PISCIOTTA, G., La risoluzione per
inadempimento, Milán, Giuffrè, 2000, p. 273; BIANCA, M., Diritto civile, vol. 5, La
responsabilitá, Milán, Giuffrè, p. 319.) y no el código civil, de manera que si
nuestro legislador quiere continuar ahondando en la tarea de unificación de
las legislaciones, tiene ahora una magnifica oportunidad para dar cabida a
este instituto. Algo similar parece estar ocurriendo en la Argentina. La Ley
N° 17711 que en 1968 estableció –entre muchas otras cosas- un sistema más
adecuado de tutela resolutoria que hasta entonces sólo admitía como regla
general la resolución expresamente pactada, olvidó incluir en su artículo
1204 la resolución por vencimiento del plazo esencial, de manera que ahora
se corregirá la omisión si se sanciona el proyecto de código unificado que
contiene una norma sobre el particular. Lamentablemente la regulación que
en el referido proyecto se le ha pensado dar a esta modalidad resolutoria no
es la más adecuada.
815
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817
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9
CANTILLO , M., op. cit., vol. I, pp. 513 a 515. B IANCA, M., L’obbligazione cit.,
pp. 217 a 219.
818
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12
La literatura sobre este particular no es escasa. Véase referencialmente FADDA, C.,
op. cit., pp. 522 y ss.; DI MAJO, A., «Dell’adempimento», cit., pp. 182 y ss.; BIANCA,
M., PATTI, G. PATTI, S., Lessico di diritto civile, Giuffrè, Milán, 1995, p. 781. TRIMARCHI,
P., Istituzioni di diritto privato, Giuffrè, Milán, 1983, p. 373. CANTILLO, M., op. cit.;
vol. I, p. 516. CARDENAL, J., El tiempo en el cumplimiento de las obligaciones, Editorial
Montecorvo, Milán, 1979, pp. 75 y ss.
820
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
13
La Ley Nº 26872 establece como regla general la obligación desarrollar un
procedimiento conciliatorio extrajudicial como requisito indispensable para
poder acudir a la protección jurisdiccional ordinaria.
14
Hemos reclamado la inclusión de una norma sobre resolución por
vencimiento del plazo esencial desde hace mucho tiempo; ver por todos
nuestro artículo «Resolución por incumplimiento», en Temas de derecho
contractual, Cultural Cuzco, Lima, 1987, pp. 135 y 136.
15
El proyecto de norma que propuse en el seno de la Comisión tenía el tenor
siguiente: Resolución por vencimiento de plazo esencial.- Si el plazo
establecido para la ejecución de la prestación a cargo de una de las partes
fuera esencial en interés de la otra, la prestación no puede ser ejecutada una
vez vencido el plazo esencial salvo que el acreedor la requiera al deudor
dentro de cinco días contados a partir del vencimiento del plazo esencial.
Transcurrido el plazo de cinco días sin que se produzca el requerimiento, la
resolución de la relación obligatoria tiene lugar de pleno derecho.
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17
ZATTI, P. y COLUSSI, V., Lineamenti di diritto privato, 2ª edizione, CEDAM, Padova,
1989, p. 445. BIANCA, PATTI, G. y PATTI, S., Lessico di diritto civile, cit., p. 771.
TRIMARCHI, P., op. cit., p. 372. TORRENTE, A. y SCHLESINGER, P., Manuale di diritto
privato, 14ª edizione, Milán, Giuffrè, 1994, p. 495. BIGLIAZZI, L., BRECCIA, U.,
BUSNELLI, F., y NATOLI, U., Derecho civil, t. I, vol. 2, trad. Fernando Hinestrosa,
Universidad Externado de Colombia, 1992, p. 1082. R OSETTI , M., «La
risoluzione per inadempimento», en I contratti in generale, t. XIII, a su vez en Il
diritto privato nella giurisprudenza, a cura di Paolo CENDON, UTET, Turín, 2000,
p. 283. BIANCA, M., La responsabilità, cit., p. 319.
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18
ROPPO opina que no hay diferencia entre el plazo esencial subjetivo y la cláusula
resolutoria expresa («Il contratto», en Trattato di diritto privato, a cura di
Giovanni IUDICA e Paolo ZATTI, Giuffrè, Milán, 2001, p. 970.
19
BIGLIAZZI, L., BRECCIA, U., BUSNELLI, F., NATOLI, U., op. cit., t. I, vol. 2, p. 1082;
TORRENTE, A. y SCHLESINGER, P., op. cit., p. 495. TRIMARCHI, P., op. cit., p. 373. DI
MAJO, A., Dell’adempimento in generale, cit., p. 184. BIANCA, M., La Responsabilità,
cit., 1994, p. 319.
20
MOSCO, L., «La risoluzione per inadempimento», citado por ÁLVAREZ VIGARAY,
R., La resolución de los contratos bilaterales por incumplimiento, Granada, 1986,
p. 126. MICCIO, R., I diritti di credito, UTET, Turín, 1971, vol. I, p. 104.
21
L’inadempimento, 3ª edizione, Giuffrè, Milán, 1975, p. 99.
22
MIRABELLI, G., «Dei contratti in generale», en Commentario del codice civile,
UTET, Turín, 1989, p. 629.
824
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825
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826
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25
MIRABELLI, G., op. cit., p. 630.
26
SMIROLDO, A., Profili della risoluzione per inadempimento, Giuffrè, Milán, 1982, p. 71.
827
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828
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27
«La risoluzione della vendita commerciale e il termine essenziale», en Rivista
del diritto commerciale e del diritto generale delle obbligazioni, vol. XVII, parte
prima, Milán, 1919, pp. 646 a la 652.
28
«Ancora sulla risoluzione del contratto per inadempimento», cit.
29
VIVANTE, C., op. cit., p. 651.
30
VIVANTE, C., op. cit., p. 652.
31
FADDA, C., op. cit., p. 523.
32
FADDA, C., op. cit., p. 523.
33
FADDA, C., op. cit., p. 523.
829
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36
DI MAJO, A., «Dell’adempimento», cit., p. 183.
37
GRONDONA, M., op cit., p. 110; PISCIOTTA, G., op. cit., p. 285.
831
HUGO FORNO FLÓREZ
38
CANTILLO, M., op. cit., p. 525. PELLEGRINI, G., Codice civile, a cura di RESCIGNO,
Giuffrè, Milán, p. 1665. ROSETTI, op. cit., pp. 293 y 294 opina también que la
simple extensión del plazo esencial no determina la pérdida de su carácter
esencial.
39
CANTILLO, M., op. cit., p. 525.
832
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
40
Conforme CANTILLO, M., op. cit., p. 527. Entendemos que esta es la situación (es
decir la concesión de una dilación después de expirado el plazo esencial) en
la que CARRESI (op. cit., pp. 915 y 916), considera implícita la exigencia de
ejecución.
41
CANTILLO, M., op. cit., p. 529.
833
HUGO FORNO FLÓREZ
834
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
42
El legislador argentino también sigue la misma tendencia indicando en el acápite
a) el artículo 1054 que es requisito de la resolución del contrato por virtud de la
cláusula resolutoria implícita que el incumplimiento sea significativo. Llama
poderosamente la atención que, desde el punto de vista formal, un proyecto tan
reciente como este mantenga una terminología anacrónica haciendo uso todavía
de la expresión “cláusula resolutoria implícita”; desde el punto de vista sustancial
el proyecto de norma se presenta como excesivamente duro para con el acreedor
cuando en lugar de evitar la resolución en los casos de incumplimiento sin
importancia, exige más bien que éste sea significativo, adelgazando
considerablemente la tutela liberatoria, a menos que se piense todo
incumplimiento que no sea significativo es de escasa importancia.
43
BIANCA, La responsabilità, cit., p. 321. FRANCESCHELLI, Vincenzo, Introduzione al diritto
privato, Giuffrè, Milán, 1994, p. 913. MAIORCA, Sergio, Il contratto, Turín, Giappichelli,
s.a., p. 282. PELLEGRINI, op. cit., p. 1665. SACCO y DE NOVA, «Il contratto», vol. II en
Trattato di Diritto civile diretto da Sacco, UTET, Turín, pp. 628-629.
835
HUGO FORNO FLÓREZ
4. El procedimiento resolutorio
Vencido el plazo considerado esencial para una de las partes sin
que la otra haya ejecutado la prestación, se inicia el procedimiento
resolutorio que, como veremos, debe tener ciertas características
particulares que lo diferencian claramente de las demás modalidades
resolutorias. Por lo pronto, este procedimiento está integrado por un
espacio de tiempo que se inicia tan pronto como el plazo esencial ha
expirado, y es un lapso cuya función consiste fundamentalmente en
permitir que el acreedor pueda evaluar las circunstancias y decidir si
todavía tiene interés en el cumplimiento o si, como se presume, éste ya
desapareció por la tardanza y ahora sólo existe en él un interés en la
liberación del vínculo, es decir en la resolución. Cabe recordar que la
resolución por incumplimiento es un mecanismo de tutela puesto en
interés del acreedor como una alternativa a su derecho al cumplimiento
y por ello se configura frecuentemente como un derecho potestativo cuya
actuación debe quedar librada a su entero arbitrio. Incluso en aquellos
supuestos como podría ser el del plazo esencial, en que la resolución por
incumplimiento no se quiera ver como una consecuencia de la actuación
de un derecho potestativo, sino como un efecto derivado directamente
de la ley, siempre se articula a través de un procedimiento que deja a
salvo la facultad de optar del acreedor y por tanto de decidir si se mantiene
su derecho al cumplimiento o se extinguen los efectos contractuales
mediante la resolución. Por lo tanto, o bien puede provocar directamente
los efectos resolutorios cuando tiene el derecho para hacerlo, o puede
evitar que ocurra la resolución si ésta es causa de la actuación de la ley (si
es que se quiere considerar que en el caso del plazo esencial la resolución
por incumplimiento opera ex lege). En consecuencia, es correcta la
apreciación de quienes consideran que ese nuevo lapso otorga al acreedor
un spatium deliberandi que precisamente le permite ponderar sus intereses
y decidir el ejercicio de sus derechos44.
44
NICOLÒ, R., «Termine essenziale e mora debendi», en Raccolta di scritti, Tomo
I, Giuffrè, Milán, 1980, pp. 526 y ss.
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EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
45
Conforme NATOLI, op. cit., pp. 774 y 775. GIORGIANNI, M., op. cit., p. 96.
46
SMIROLDO (op. cit., pág. 253) relata que en el proyecto preliminar para el nuevo
código de comercio que elaboró la comisión presidida por Cesare VIVANTE, el
artículo 437 tenía un último apartado que excluía explícitamente la
posibilidad de cumplimiento tardío por parte del deudor. Sin embargo, en el
proyecto siguiente redactado por la comisión presidida por Mariano D’AMELIO
y más tarde en los proyectos del libro de las obligaciones del código civil
837
HUGO FORNO FLÓREZ
838
EL PLAZO ESENCIAL Y LA TUTELA RESOLUTORIA
47
Digo normalmente porque existen algunos supuestos en los que la ley hace
responsable a quien no ha sido causante del daño. Por lo demás no basta ser sólo
causante del daño para responder, porque también es necesario que se presente
el criterio en base al cual la ley asigna responsabilidad al causante (llamado
factor de atribución de responsabilidad). Por ahora pretendo destacar nada más
que por lo general no hay responsabilidad en quien no causa ningún daño.
839
HUGO FORNO FLÓREZ
48
Ver la norma que contiene e artículo 1336 del código civil.
49
Este es el efecto que tendría en el caso planteado en el texto la aplicación de la
norma que contiene el inciso 2 del artículo 1333 en concordancia con el
artículo 1336 de nuestro código.
50
Conforme SMIROLDO, A., op. cit., p. 233. MIRABELLI, G., op. cit., p. 630. PELLEGRINI,
op. cit., p. 1644.
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841
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843
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54
MIRABELLI, G., op. cit., p. 628.
55
NATOLI, U., op. cit., p. 766; NICOLÓ, R., op. cit., p. 526. Aunque no resulta del
todo claro, esta parece ser también la tesis de BUSNELLI, Francesco D., voz
«Clausola risolutiva», en Enciclopedia del Diritto, vol. VII, Giuffrè, Milán,
1960, p. 200.
56
BIANCA, M., La Responsabilidad, cit., p. 323. Sustancialmente igual a esta postura
aunque con alguna ligera variante, SMIROLDO, A., op. cit., pp. 242 y ss.
57
MIRABELLI, G., op. cit., p. 628.
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845
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59
NATOLI, U., op. cit., p. 766; también NICOLÒ, R., op. cit., p. 526.
60
La forma en que NICOLÒ (op. cit., pág. 526) entiende el funcionamiento del silencio
es la siguiente: “En tanto que la actuación de una sanción de esa naturaleza
está puesta a disposición de la voluntad del contratante que sufre la lesión de
su derecho, se habla legítimamente de un derecho (potestativo) de obtener la
resolución del contrato, derecho que, en cuanto tal, debe ser ejercido a través de
una conveniente manifestación de voluntad de su titular. La resolución no es
nunca, en efecto, una sanción que opere automáticamente (como el mecanismo
de la condición resolutoria en sentido técnico), fuera de la iniciativa o en general
del comportamiento del contratante en cuyo favor está dispuesta, sobre la base
del simple hecho objetivo de la falta de cumplimiento. Su concreta actuación
está subordinada a un determinado comportamiento conforme del contratante,
que en algunos casos consiste en una verdadera y propia declaración de voluntad
(unilateral), judicial (así en la hipótesis prevista por el artículo 1453) o
extrajudicial (así en las hipótesis previstas por los artículos 1454 y 1456), y en
el caso del término esencial se reduce a la mínima expresión, y consiste en un
mero acto omisivo voluntario, del cual se puede deducir la existencia de una
voluntad conforme y puede por ello considerarse como una tácita manifestación
de voluntad, o sea en el silencio del contratante a cuyo favor se ha estipulado
el término esencial, silencio que se prolonga por tres días después del
vencimiento del término mismo.”
61
Es el caso de SMIROLDO (op. cit., pp. 242 y 243) quien sostiene en sustancia, que
el silencio determina ciertos efectos prescindiendo de la existencia de una
coherente intención del sujeto, y prescindiendo también de la relevancia de
aquel comportamiento a la luz de los principios de buena fe y de corrección
es decir de la objetiva idoneidad para generar legítimas expectativas en los
terceros. Por lo tanto, según este autor, parece superfluo calificar la inercia
bajo el aspecto de la manifestación.
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62
BIANCA, M., La responsabilità, cit., p. 323.
63
La tesis de BIANCA (La responsabilità, cit., p. 323) aparece más ajustada al dato
normativo. Muy cercana a ella, como ya anticipé, la postura de SMIROLDO
(op. cit., pp. 242 y ss.) que considera que la resolución es provocada por el
silencio del acreedor, pero considerándolo como un fenómeno objetivo,
desprovisto del todo de valor negocial.
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64
Es la conocida tesis de NATOLI, U., op. cit., pp. 766 a 768, quien sostiene que un
simple examen de los artículos 1456 (resolución por cláusula expresa) y
1457 (resolución por vencimiento de plazo esencial) demuestra la afinidad
entre las dos cláusulas. El autor explica que el artículo 1456 afirma que “la
resolución se produce de derecho cuando la parte interesada declara a la
otra que quiere valerse de la cláusula resolutoria. Ello significa que el
interesado, como consecuencia del incumplimiento de la otra parte, adquiere
un derecho potestativo a provocar la resolución, o para ser más precisos un
derecho de receso unilateral. La otra parte se encuentra en la típica posición
de sujeción que es característica frente a los derechos potestativos: es decir
nada puede hacer para impedir los efectos del receso del otro contratante,
necesariamente debe sufrir sus consecuencias.
Si bien el artículo 1457 adopta para el término esencial una fórmula distinta
es en sustancia idéntica, a saber ‘en defecto (de la comunicación dentro de 3
días a la otra parte de la voluntad de obtener la prestación tardía), el contrato
se entiende resuelto de derecho’. Por lo tanto, la situación aquí es la siguiente:
el interesado tiene 3 días para decidir si escoge la resolución o la ejecución
tardía. Pero si él escoge la primera solución puede adoptar un comportamiento
pasivo, que, empero, no es menos expresión del ejercicio de su derecho
850
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EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
XXVII
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR
EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO*
GIOVANNA VISINTINI
Università degli Studi di Genova
*
Título original: «Del contratto per persona da nominare», en F. GALGANO y G.
VISINTINI, Degli effetti del contratto. Della rappresentanza. Del contratto per persona
da nominare, en Commentario del Codice civile Scialoja e Branca, al cuidado de F.
GALGANO, sub art. 1372-1405, Bolonia y Roma, Zanichelli Editore y Soc. Ed.
del Foro Italiano, 1993, pp. 341-363.
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GIOVANNA VISINTINI
856
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
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GIOVANNA VISINTINI
1
Cfr. para la explicación histórica de los orígenes de la figura: SCISCA, «I contratti per
persona da dichiarare», escrito con anterioridad a la vigencia del Código Civil italiano
actual, y STOLFI, «La conclusione dei contratti per persona da dichiarare» (Riv. dir. civ.,
1925-26, pp. 536 y ss., especialmente, p. 540, nota 3, para citaciones de los autores del
derecho común).
2
Cfr. el Code de procedure civile francés, modificado mediante D. L. del 17 de
junio de 1938 (art. 707 y 709), el Código sardo de 1859 (art. 808), el Código
Procesal Civil de 1865 (arts. 672 y 678), y a propósito de la venta judicial de
naves, el Código de Comercio de 1882 (art. 893).
Estas disposiciones atribuían al procurador legal la posibilidad de participar
en las subastas públicas, adquiriendo para sí mismo o para persona a nombrar.
3
Cfr. la Relazione del Guardasellos sobre el Proyecto ministerial del libro Delle
obbligazioni, n. 265, donde se lee que la decisión del legislador de 1942, de no
persistir en el silencio del Código Civil precedente frente a la contratación por
persona a nombrar, fue determinada por la frecuencia con la que ésta tenía
lugar en la práctica de las adquisiciones inmobiliarias y en consideración a su
función de instrumento para facilitar la circulación de los bienes.
4
Originalmente, se había debatido sobre la duración del período dentro del
cual el estipulante podía efectuar la declaración de nombramiento. Contra la
tesis que fijaba un plazo breve (cuarenta días) se sostenía que el período
debía ser el mismo que el previsto, de manera ordinaria, para la validez del
apoderamiento: un año a partir de que éste era otorgado.
Cfr. STOLFI, «La conclusione dei contratti», cit., pp. 536 y ss., especialmente, p. 540,
nota 3, para las citas respectivas.
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EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
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12
Cfr. el texto citado en las motivaciones de las sentencias de Cass., 24 de
marzo de 1979, n. 1742 (Riv. not., 1979, p. 821) y de Cass., 5 de octubre de
1983, n. 5795 (Foro pad., 1984, I, col. 354).
En el mismo sentido expresado en este punto véanse también: Cass., 13 de mayo de
1969, n. 1807 (Giust. civ., 1959, I, 1476); App. Florencia, 3 de septiembre de 1962 (Riv.
not., 1963); Cass., 27 de febrero de 1963, n. 482 (Giur. it., 1963, I, 1, col. 1474); 19 de
octubre de 1965, n. 2142 (Foro it., 1966, I, col. 683); 8 de septiembre de 1970, n. 1330
(Giust. civ., 1970, I, p. 1346); 24 de marzo de 1979, n. 1742 (Riv. not., 1979, p. 821); 8 de
abril de 1981, n. 1998 (Foro it., 1981, I, 2213); App. Milán, 29 de abril de 1983.
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13
Tribunal de Milán, 18 de septiembre de 1989 (Giur. it., 1990, I, 2, col. 166).
En el caso específico, se asimiló a la “representación in incertam personam” el
acuerdo mediante el cual una empresa se compromete a la adquisición de un
paquete accionario para entes y personas a nombrar, porque de la expresa
voluntad de los contratantes resultaba excluida la posibilidad de la asunción de
la obligación por parte del sujeto que se presenta, formalmente, como estipulante.
Fue así como se descartó el subingreso del Banco Ambrosiano en el acuerdo
mencionado, para la readquisición de las acciones poseídas por la CIR y por
la FINCO, sociedades controladas por De Benedetti.
14
G. MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., p. 410, sugiere como preferible esta
segunda expresión, para aclarar que el sujeto a nombrar no es simplemente
indeterminado sino también eventual.
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864
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
No obstante esta premisa teórica, y como máxima, hay que señalar que
un análisis jurisprudencial realizado con método casuístico revela que el
mecanismo de la reserva de nombramiento ha sido relanzado, sobre todo en
los últimos diez años, en relación exclusiva con el sector de las contrataciones
inmobiliarias, pero no tanto para la celebración de contratos inmediatamente
traslativos, sino para la estipulación de contratos preliminares23.
Por otro lado, la práctica contractual demuestra una frecuente
recurso al esquema de la persona en la reserva de nombramiento en el
ámbito de las operaciones de leasing, cuando el futuro usuario adquiere
el bien del proveedor reservándose el nombramiento de un tercero, es
decir, la empresa de leasing; cuando el nombramiento se produce, la
empresa confiere el bien, en leasing, al usuario24.
Presumiblemente, el relance de la figura del contrato por persona
a nombrar en relación con el contrato preliminar, se ha debido a una
suerte de mejor tratamiento fiscal, con respecto al preliminar, en la
coordinación con el esquema contractual analizado25, pero también a
la exigencia de agilización del tráfico jurídico a través de una circulación
23
Para referencias, véanse: Cass., 13 de febrero de 1981, n. 891 (Giur. it., 1982, I, 1,
col. 1461); 24 de febrero de 1982, n. 1135 (Riv. giur. edil., 1983, I, 215); 23 de marzo
de 1982 (Mass. Giur. it., 1982, n. 1847); 18 de noviembre de 1982 (Mass. Giur. it.,
1982, n. 6200); 13 de mayo de 1983, n. 3272 (Giust. civ., 1984, I, 2573); 8 de noviembre
de 1983, n. 6587 (Foro it., 1984, I, col. 465); 18 de enero de 1984 (Mass. Foro it., n.
422); 26 de junio de 1984 (Mass. Foro it., 1984, n. 422); 26 de junio de 1984 (Mass.
Foro it., n. 3737); 1 de febrero de 1985, n. 658 (Giur. agr. it., 1985, II, 612); Trib.
Latina, 7 de julio de 1988 (Nuovo diritto, 1989, 1135), con nota de CAIANIELLO.
Recientemente, se ha admitido la posibilidad de configurar una permuta, estipulada
para uno mismo o para persona a nombrar, en la exclusiva hipótesis en la cual se
atribuyan a ella “efectos obligatorios” –como ocurre en la permuta de cosa futura–
y no en el caso en que ella tenga “efectos instantáneos” –como ocurre en el
intercambio inmediato de bienes existentes–: en tal sentido, cfr. Cass., 28 de agosto
de 1980 (Mass. Giur. it., 1980, n. 864); App. Nápoles, 10 de mayo de 1984 (Riv. giur.
edil., 1984, 676). Pero véanse, precedentemente: Cass., 13 de junio de 1959 (Foro it.,
1960, I, col. 1387) y App. Nápoles, 8 de marzo de 1958 (Temi nap., 1958, I, p. 258), en
las que se había descartado la posibilidad de establecer un contrato para uno
mismo o por persona a nombrar, optando, en cambio, por el encuadramiento en el
ámbito de un contrato “en favor de tercero”, en relación con un caso de permuta de
cosa presente (terreno edificable) con cosa futura (departamento en edificio en
construcción); y ello en atención al estricto vínculo de interdependencia recíproca
entre las dos prestaciones, que impide configurar una sustitución ex tunc de uno de
los sujetos de la relación, que tiene origen en la estipulación de un contrato de
permuta y permite, sólo de forma eventual, hacer beneficiario de la prestación a un
tercero, que permanece, en todos los casos, extraño a la relación.
24
Así lo expresa DE NOVA, «La conclusione per altri», cit.
25
Véase, infra, el comentario al art. 1402 Cód. Civ.
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26
Así lo expresa DE MATTEIS, «Il contratto per persona da nominare», cit.
27
Cfr., de aquí en adelante, Cass., 13 de febrero de 1981, n. 891 (Giur. it., 1982, I, 1,
col. 1461, con nota de CUFFARO, «Preliminare di contratto a favore di terzi e riserva
di “electio amici”, Giust. civ., 1981, I, p. 2295, con nota de VIRGILIO, «Preliminare e
soggetività contrattuale», en Foro it., 1981, I, col. 1615, con nota de SFORZA.
Esta sentencia ha captado el significado económico de la práctica contractual
que señalamos en este punto. En su extensa fundamentación se observa, entre
otras cosas, que en la práctica cotidiana de los negocios ya no es posible configurar
el contrato preliminar como fuente de la mera obligación de estipular el contrato
definitivo, porque el mismo tiene casi siempre la característica de la previsión de
la ejecución anticipada de las prestaciones (entrega del bien y/o pago del precio)
reservándose al acto definitivo sólo la producción del efecto traslativo del derecho.
Y así, según la sentencia, la inclusión en un contrato preliminar de la cláusula
“para sí o para persona a nombrar” no puede tener el efecto de determinar una
sustitución del sujeto ex tunc, en el ámbito de una relación que ya ha logrado una
realización casi integral a través de la ejecución anticipada de las prestaciones,
sino solamente el efecto de atribuir a un tercero que no participa en la contratación
preliminar la posición de titular del bien. La sentencia, en el caso concreto, opta
por el encuadramiento en el contrato preliminar en favor de tercero, pero es sin
duda interesante porque capta las interferencias de la práctica examinada con el
fenómeno de la ejecución anticipada de los contratos. Al respecto, v. el análisis
de DE MATTEIS, La contrattazione preliminare ad effetti anticipati (promessa di vendita,
preliminari per persona da nominare e a favore di terzo, p. 51).
*
Como se aprecia, estos artículos también han sido adaptados y fragmentados
en el Código Civil peruano. La única variación es la erradicación de las
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867
GIOVANNA VISINTINI
3. La declaración de nombramiento
Según la doctrina netamente predominante, la declaración de
nombramiento constituye un acto jurídico no negocial o recepticio28.
Se observa, además, que tratándose de un acto unilateral que
produce sus efectos en la esfera de un destinatario que no tiene poder
de paralizar sus efectos con una declaración de renuncia, dicho acto
no puede tolerar la imposición de plazos o condiciones29.
En lo tocante al destinatario de esta declaración recepticia se trata
del promitente, pero según la jurisprudencia de la Corte de Casación
italiana, el nombramiento puede resultar también de una carta dirigida
al mismo designado, o de una declaración realizada ante notario30.
Según una sentencia más reciente, no es necesario, de manera
estricta, que la declaración de nombramiento sea comunicada al otro
contratante, cuando, en el respeto de las formas y de los plazos
establecidos por las partes o por la ley, éste logre, como quiera que
sea, un conocimiento del acuerdo producido entre aquel que se ha
reservado la facultad de nombramiento y el tercero31.
Otra aclaración que proviene de la doctrina, y que no está privada
de relevancia práctica, es la que establece que el nombramiento constituye
ejercicio de un poder discrecional, y por lo tanto, de un derecho
potestativo32; pero se han propuesto también otras configuraciones como
la del cumplimiento de un deber asumido en el ámbito de un contrato,
que sería el deber de realizar la determinación del sujeto33.
Es preferible el primer encuadramiento, que da razón del hecho
de que incluso cuando el poder de nombramiento resulta justificado
28
Cfr. ENRIETTI, «Il contratto per persona da nominare», pp. 296 y ss.; CARRESI, voz
«Contratto per persona da nominare», cit., pp. 129 y ss.; GIAMPICCOLO, La dichiarazione
recettizia, p. 79; GAZZONI, voz «Contratto per persona da nominare», I) Diritto civile, cit., p. 7; DE
MARTINI y RUOPPOLO, Rassegna di giurisprudenza sul codice civile, dirigida por NICOLÒ y
STELLA-RICHTER, IV, 2, sub art. 1402, p. 699; MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., p. 312.
29
Véase, especialmente, CARRESI, cit. en la nota precedente. Del mismo modo,
Cass., 19 de octubre de 1965, n. 2142 (Foro it., 1966, I, col. 683), y 10 de mayo
de 1976, n. 1644 (en Foro it., 1976, I, col. 1845) con nota de A. LENER.
30
Cass., 25 de agosto de 1986 (Mass. Giur. it., 1986, n. 5164).
31
Cfr., una vez más, CARRESI, voz «Contratto per persona da nominare», cit., pp. 129 y ss.;
GAZZONI, voz «Contratto per persona da nominare», I) Diritto civile, cit., p. 7.
32
Cfr., para la calificación de la determinación del sujeto como acto debido, en
cumplimiento de un deber asumido en sede contractual: App. Venecia, 7 de
mayo de 1947 (Temi, 1947, 527).
33
G. MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., p. 321; ID., L’atto non negoziale nel
diritto privato italiano, Nápoles, 1955, p. 321; Cass., 10 de mayo de 1976, n. 1644
(Foro it., 1976, I, col. 1845).
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EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
869
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870
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
42
Cass., 4 de enero de 1966, n. 42 (Giur. it., 1966, I, 1, col. 1536).
43
Véase la sentencia citada en la nota anterior.
44
Cass., 26 de octubre de 1968, n. 3570 (Foro pad., 1969, I, col. 883); 10 de mayo
de 1976, n. 1644 (Foro it., 1976, I, col. 1845) con nota de A. LENER; 18 de noviembre
de 1982, n. 6200 (Arch. civ., 1983, 386).
45
Cass., 10 de mayo de 1976, n. 1644 (Foro it., 1976, I, col. 1845); 24 de febrero de
1982, n. 1135 (Riv. giur. edil., 1983, I, 215).
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EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
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GIOVANNA VISINTINI
53
Cfr. GALGANO, voz «Negozio giuridico. Premesse, problematiche e dottrine
generali», en Enc. dir., p. 932 y ss., especialmente, p. 941; ID., Il diritto privato
tra codice e Costituzione, p. 108; quien ha expresado repetidamente el criterio,
digno de ser compartido, de que el favorecimiento de la circulación de la
riqueza, la más intensa y la más rápida circulación posible, caracteriza la
normativa de las relaciones patrimoniales codificada en 1942.
54
Ya en el sentido que señalamos en este punto: DE MATTEIS, La contrattazione
preliminare ad effetti anticipati, p. 91; SCALONE, «Spunti critici» (Riv. dir. comm., 1958, I,
p. 132); pero véase también la doctrina que resuelve la función de este esquema
contractual en hacer más fáciles las iniciativas especulativas y de evasión fiscal:
BRACCINI, voz «Contratto per persona da nominare, Diritto tributario», en Enc.
giur., p. 2; GAZZONI, «Profili della riserva di nomina del contraente», cit., p. 231).
55
Cfr. Relazione al Re, n. 639.
56
Así se señala, textualmente, en Cass., 3 de julio de 1946 (Mass. Giur. it., 1946,
n. 786); ID., 8 de noviembre de 1970, n. 1330 (Giust. civ., 1970, I, p. 1346); 4 de
octubre de 1983, n. 5777 (Foro pad., 1984, I, col. 354).
874
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
57
Cfr. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, p. 140; GAZZONI, voz «Contratto per persona
da nominare», I) Diritto civile, cit., p. 3, GIACCOBE, «Appunti e spunti in tema di
contratto per persona da nominare» (Giust. civ., 1959, I, p. 1480); G. MIRABELLI,
Dei contratti in generale, cit., p. 406; P. M. VECCHI, «Il contratto per persona da
nominare», en Contratti in generale, dirigido por G. ALPA y M. BESSONE, IV, p. 211.
58
Cfr. Relazione al Re, n. 639.
59
Véase, también en este punto la Relazione al Re, y la Relazione del Guardasellos
al Proyecto Preliminar, n. 267.
60
Así lo expresa GAZZONI, voz «Contratto per persona da nominare», I) Diritto
civile, cit., p. 5.
875
GIOVANNA VISINTINI
61
Cfr. ENRIETTI, «Il contratto per persona da nominare», p. 244; STOLFI, «La conclusione
dei contratti», cit., p. 551, y con algo de duda, GAZZONI, citado en la nota anterior, p. 5.
Según G. MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., pp. 410 y ss., se debería requerir al
estipulante, en todos los casos, una capacidad negocial plena para que él pueda
ser, aun cuando lo fuera eventualmente, el destinatario de los efectos.
62
GAZZONI, voz «Contratto per persona da nominare», I) Diritto civile, cit., p. 6.
63
CARRESI, voz «Contratto per persona da nominare», cit., p. 137.
64
Véase lo señalado supra. También se admite un nombramiento acumulativo de
varias personas. Cfr. DE NOVA, «La conclusione per altri», p. 412; BIANCA, Diritto
civile, 3, Il contratto, p. 140, nota 286. Cfr. también, Cass., 7 de febrero de 1975
(Mass. Foro it., 1975, n. 463).
876
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
65
Cass., 19 de octubre de 1965, n. 2142 (Foro it., 1966, I, col. 683).
66
Cass., 6 de diciembre de 1966, n. 2855 (Giur. it., 1967, I, 1, 872).
67
Cass., 25 de agosto de 1986 (Mass. Foro it., 1986, n. 5164).
68
Cass., 23 de marzo de 1982 (Mass. Foro it., 1982, n. 1847).
877
GIOVANNA VISINTINI
878
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
72
Véase GAZZONI, voz «Contratto per persona da nominare», I) Diritto civile, p. 5.
73
En este sentido se expresa GAZZONI, citado en la nota anterior.
74
En la doctrina: ENRIETTI, «Il contratto per persona da nominare», pp. 55 y ss.; CARRESI,
voz «Contratto per persona da nominare», cit., p. 137; GAZZONI, citado supra, en la nota 72.
En la jurisprudencia, v. Cass., 14 de noviembre de 1959, n. 3374 (Giust. civ., 1960, I,
p. 22); 9 de junio de 1975, n. 2303 (Giust. civ., 1975, I, p. 1673). Cfr. también, Tribunal
de Nápoles, 26 de febrero de 1982 (Rep. Foro it., 1983, voz Contratto in genere, n. 282, y
en Vita not., 1982, p. 1281), conforme a la cual en la hipótesis del contrato por persona
a nombrar afectado por simulación relativa, el sujeto nombrado, que ignore la
simulación y haya aceptado el nombramiento, debe demandar la ineficacia de todo
el contrato y no solamente de la específica cláusula disimulada desfavorable para él.
75
CARRESI, citado en la nota anterior, p. 137, y GAZZONI, voz «Contratto per persona da
nominare», I) Diritto civile, cit., p. 9, quienes se remiten al principio fijado en el art. 2925
cód. civ.
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GIOVANNA VISINTINI
76
SCISCA, «I contratti per persona da dichiarare», p. 16; FALZEA, «La condizione
e gli elementi del negozio giuridico», cit., p. 283; SANTORO-PASSARELLI, Dottrine
generali del diritto civile, p. 269; CARRESI, citado supra, nota 74, pp. 132 y ss.; en
contra: ENRIETTI, «Il contratto per persona da nominare», p. 671; LAZZARA, «Il contratto
per persona da nominare», pp. 23 y ss.; BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, p. 137.
77
Cfr. Cass., 13 de junio de 1959, n. 1807 (Giust. civ., 1959, I, p. 1476, con nota de
GIACCOBE, y en Foro it., 1960, I, col. 1388, con nota de N. VISALLI); y Tribunal de
Nápoles, 17 de febrero de 1969 (Giur. merito, 1969, I, 513).
78
Cass., 24 de marzo de 1979, n. 1742 (Riv. not., 1979, p. 821).
Contrariamente, para efectos de la acción de manutención ex art. 1170 cód. civ., la
posesión del demandante que ha adquirido el inmueble como tercero nombrado se
suma con la posesión eventualmente ejercida por el estipulante, adquirente original,
sin interrupciones, según Cass., 5 de marzo de 1988 (Mass. Foro it., 1988, n. 2293).
880
EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ITALIANO
881
GIOVANNA VISINTINI
81
GAZZONI, «Profili della riserva di nomina del contraente», cit., p. 245. En la
jurisprudencia, cfr. Cass., 17 de septiembre de 1981, n. 5145 (Foro it., 1981, I,
col. 1107) según la cual la oferta a los remates por persona a nombrar, efectuada
por un sujeto desprovisto de poder no puede considerarse nula, porque de
ella deriva la adquisición del bien expropiado en la esfera del oferente, según
los principios del contrato por persona a nombrar.
Y en Cass., 5 de febrero de 1985 (Mass. Giur. it., 1985, n. 842) el agente que compromete
a la entidad oferente en actos de venta con adquisidores ficticiamente indicados,
responde frente a la entidad como deudor del precio propiamente dicho, en virtud
de los principios fijados en los arts. 1045 y 1762, 2º. párrafo, cód. civ.
82
Cfr. Cass., 20 de diciembre de 1972, n. 3644 (Giur. it., 1975, I, 1, col. 775), con
nota de TARTAGLIA.
882
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
XXVIII
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA
RESOLUCIÓN POR EXCESIVA ONEROSIDAD*
*
Título original: «Dalla clausola “rebus sic stantibus” alla risoluzione per
eccesiva onerosità», en Quadrimestre, núm. 1, 1988, Milán, pp. 54-75.
883
GIOVANNI BATTISTA FERRI
884
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
1
BISCOTTINI, «Clausola “rebus sic stantibus” (dir. internaz.)», en Noviss. Dig. it., III,
Turín, 1959, p. 360. Sobre este punto, cfr. en general: KAUFMANN, Das Wesen des
Völkerrechts und di klausola “rebus sic stantibus”, Tubinga, 1911, passim; SALVIOLI,
«Sulla clausola “rebus sic stantibus” nei trattati internazionali», en Riv.
internaz., 1914, pp. 264 y ss.; OPPENHEIM, International Law, I, Londres-Nueva
York-Toronto, 1928, pp. 746 y ss.; MORELLI, Nozioni di diritto internazionale, Padua,
1958, pp. 323 y ss.; R. QUADRI, Diritto internazionale pubblico, Palermo, 1960,
pp. 169 y ss.; PARRY, The Law of treaties, en SÖRENSEN, Manual of Public International
Law, Londres-Melbourne-Toronto, 1968, pp. 233-235.
Sin embargo, ya se encuentran referencias a la cláusula examinada, en materia de
derecho internacional, en la obra de GROCIO, De iure belli ac pacis (citado por OSTI,
«Clausola “rebus sic stantibus”», en ID., Scritti giuridici, I, Milán, 1973, p. 543).
885
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DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
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GIOVANNI BATTISTA FERRI
888
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
11
Sobre este punto, cfr. OSTI, «Clausola “rebus sic stantibus”», cit., p. 548.
[Ad. del T.] Voraussetzung está por “presuposición”; Geschäftsgrundlage, por
“base del negocio jurídico”.
12
No obstante la fórmula ciertamente restrictiva, en tanto limitada a las
obligationes dandi, el principio contenido en el art. 1298 se aplicaba también a
las obligationes faciendi aut non faciendi. En efecto, “pérdida de la cosa debida es
una expresión usada por el legislador por antonomasia; y en la más amplia
acepción, comprende toda especie de imposibilidad sobrevenida, sin hecho
del deudor, para el cumplimiento de la obligación” (G IORGI, Teoria delle
obbligazioni nel diritto moderno italiano, VIII, Florencia, 1906, p. 217).
13
De tenor exactamente contrario es el principio contenido en el homólogo art.
1664 del Código Civil vigente, que por no ser más que una aplicación del art.
1467 cód. civ., y por ende, de la cláusula (cfr. Relazione al Codice civile, n. 702),
vuelve relevantes, para efectos de una revisión del precio, la onerosidad o
dificultad de ejecución sobrevenidas que afecten al contratista.
14
Cfr., sobre todo, BARSANTI, La clausola risolutiva “rebus sic stantibus” nei contratti a lungo
termine, Florencia, 1898, passim; ID., «La risolubilità dei contratti a lungo termine pel
successivo mutamento dello stato di fatto», en Foro it., 1901, I, pp. 737 y ss.
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GIOVANNI BATTISTA FERRI
15
OSTI, «Clausola rebus sic stantibus», cit., ahora en Scritti giuridici, cit., I, p. 551.
*
“D. Lt.” está por “Decreto Luogotenenziale” [N. del T.].
16
SEGRÉ, «Su alcuni provvedimenti in materia di diritto privato interno emessi
in occasione della guerra», en Riv. dir. comm., 1915, I, p. 892; ID., «Sulla eccessiva
onerosità della prestazione e le prestazioni in denaro, D.L. 27 maggio 1915»,
en Riv. dir. comm., II, p. 345; GIOVENE, «Sul fondamento specifico dell’istituto
delle “sopravvenienze”», en Riv. dir. comm., 1921, I, p. 177, n. 1.
17
OSTI, «Clausola rebus sic stantibus», cit., p. 552; ID., «Revisione critica della
teoria sulla impossibilità della prestazione», en Scritti giuridici, cit., I, pp. 53-55.
**
R.D.L. está por “Regio Decreto-Legge” [N. del T.].
18
Sobre este punto, cfr. OSTI, «Clausola rebus sic stantibus», cit., p. 562 y M.
ANDREOLI, «Revisione delle dottrine sulla sopravvenienza contrattuale», en
Riv. dir. civ., 1938, pp. 366 y ss.
890
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
891
GIOVANNI BATTISTA FERRI
mientras que más allá de tal límite él quedaría exonerado–; teorías que
tienen como punto de referencia la voluntad contractual; y teorías que
hacen referencia a una exigencia de equidad en los contratos.
Hay que decir, de inmediato, que entre las teorías que se refieren
a la voluntad contractual, y aquellas que apelan, en cambio, a un
principio de equidad, existe cierto grado de cercanía.
Estas últimas teorías26 tienen como fundamento el art. 1124 del
Código Civil de 1865, en el que se mencionaban, al mismo tiempo (y
en materia de ejecución de los contratos), los principios de la buena fe
y de la equidad (que han pasado a ser considerados, en el Código
Civil italiano vigente, en dos artículos separados: el primero, en el art.
1375, y el segundo, en el art. 1374).
Fundar la aplicación de la cláusula rebus sic stantibus en el principio
de la equidad no parece conllevar una remisión –como sí han creído
algunos autores27, dado el énfasis con que este principio era invocado–
a una idea general y abstracta del principio; en realidad, da la impresión
de tratarse de una remisión a una suerte de equidad aplicada y naciente
del examen del contrato concreto, y por lo tanto, de la fisonomía que
es posible establecer del mismo, sobre la base de la interpretación.
Se ha afirmado que “el problema de la cláusula rebus sic stantibus
no pertenece al tema de la interpretación, sino al de la determinación
de los efectos, o si se quiere, de la eficacia jurídica”28; pero a ello se
puede responder que “cuáles son, en particular, los efectos del
contrato, es algo decidido por la especial naturaleza de cada uno y el
contenido concreto de la voluntad de los contratantes”29; y por lo tanto,
aquel concreto contenido del contrato que resulte sobre la base,
justamente, de la interpretación.
No por casualidad, se destacaba que los contratos no sólo
producen los efectos “previstos y declarados, sino también todos los
demás efectos que derivan de él según la equidad o la ley (art. 1124),
por lo cual estos también se deben considerar virtualmente
26
Así lo afirma, expresamente, DE RUGGIERO, Istituzioni di diritto civile, III, Mesina-
Milán, 1935, pp. 287-289, y BARASSI, Istituzioni di diritto privato, Milán, 1933,
p. 269. Pero ya hay referencias al respecto en N. COVIELLO, Del caso fortuito,
Lanciano, 1895, pp. 190 y ss.
27
M. ANDREOLI, «Revisione delle dottrine sulla sopravvenienza contrattuale», cit., loc. cit.
28
GRASSETTI , L’interpretazione del negozio giuridico con particolare riguardo ai
contratti, Padua, 1938, p. 61, nota 1.
29
DE RUGGIERO, Istituzioni di diritto civile, cit., III, p. 288.
892
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
30
Ibid., pp. 288-289.
31
REDENTI, Dei contratti nella pratica commerciale, I, Padua, 1934, p. 236.
32
GRASSETTI, L’interpretazione del negozio giuridico con particulare riguardo ai
contratti, Padua, 1938, p. 61, nota 1.
893
GIOVANNI BATTISTA FERRI
33
DUSI, «Sulla clausola “rebus sic stantibus”», en Riv. dir. comm., 1915, II, p. 154.
En el mismo sentido: MANARA, «Sula clausola “rebus sic stantibus” nei
contratti continuativi di fornitura», en Riv. dir. comm., 1916, II, pp. 46 y ss.
34
DUSI, «Sulla clausola “rebus sic stantibus”», cit., loc. cit.
35
COGLIOLO, «La così detta clausola “rebus sic stantibus” e la teoria dei presupposti»,
ahora en ID., Scritti varii di diritto privato, cit., I, Turín, 1913, pp. 365 y ss.; y en
el volumen II de la misma compilación: Di nuovo del “presupposto contrattuale”,
pp. 111 y ss. Contra la admisibilidad de la presuposición en el sistema del
Código: BRUGI, «Impossibilità oggettiva della prestazione e clausola rebus sic
stantibus», en Riv. dir. comm., 1923, II, pp. 629 y ss. A su vez, B ESSONE,
Adempimento e rischio contrattuale, Milán, 1969, pp. 56 y ss., anota con acierto
que fue justamente el repudio, por parte de la pandectística, de la cláusula
rebus sic stantibus lo que favoreció la sustitución de esta en la teoría del negocio
jurídico, a manos de la doctrina de la presuposición, como elemento en el cual
podían evidenciarse aquellas expectativas y suposiciones de los autores del
negocio que la cláusula estaba en condición de poner en claro.
36
BARSANTI, «Risolubilità dei contratti a lungo termine», cit., loc. cit. Una perspectiva no
muy diversa del problema parece soterrada en GABBA, «Contributo alla dottrina
della promessa bilaterale del contratto», en Giur. it., 1903, IV, pp. 64-65.
894
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
37
GIOVENE, «Sul fondamento specifico», cit., pp. 156 y ss.
38
Ibid., pp. 160-161. En la doctrina sobre el Código Civil vigente, BARASSI parece
retomar esta teoría: Teoria generale delle obbligazioni, III, Milán, 1946, p. 1142.
39
GIOVENE, «Sul fondamento specifico», cit., p. 175.
40
OSTI, «Appunti per una teoria della “sopravvenienza”», ahora en Scritti
giuridici, cit., pp. 241 y ss.
41
Solución acogida por el legislador italiano de 1942, en la fórmula actualmente
vigente del art. 1467 cód. civ.
42
OSTI, «Appunti per una teoria della “sopravvenienza”», cit., pp. 314-321.
43
Ibid., p. 320.
895
GIOVANNI BATTISTA FERRI
44
Ibid., pp. 320-321. Más adelante (p. 321), el ilustre autor aclara: “Según la lógica de
la voluntad contractual, a mí me parece, entonces, que se debe entender
comprometida en el contrato la voluntad marginal de las partes, sí y sólo si: 1) tiene
como substrato la representación de un efecto concreto atinente a la entidad objetiva
de la prestación; 2) y una representación tal, que se deba considerar conocida para
la contraparte su conexión, lógicamente y psicológicamente necesaria, con la
voluntad declarada en el acto obligatorio, según los criterios brindados por la
naturaleza y condiciones concretas de la contratación específica”.
Sobre este punto, y prácticamente en sentido conforme: VENZI, Manuale di diritto
civile italiano, Turín, 1929, p. 159, y A. RAVÁ, Istituzioni di diritto privato, Padua,
1939, p. 134 (que asimilaba la cláusula con los elementos naturales del negocio).
En contra: OSILIA, «La sopravvenienza», cit., p. 305, y M. ANDREOLI, Revisione,
cit., p. 344. También con el Código actualmente vigente hay quien ha visto en
esta teoría un homenaje a la voluntad normal, antes que a la voluntad real
(PINO, La eccessiva onerosità della prestazione, Padua, 1952, p. 126). Sin embargo,
hay que señalar que la voluntad normal (tal cual es entendida por OSTI), termina
coincidiendo con la voluntad real del específico y concreto negocio.
896
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
45
Sobre este punto, cfr. las pertinentes consideraciones de O SILIO , La
sopravvenienza, cit., p. 304.
46
BOSELLI, «Eccessiva onerosità», en Noviss. Dig. it., VI, Turín, 1960, p. 333. Sin
embargo, hubo quien quiso desvincular la excesiva onerosidad de la
problemática del contrato, para enlazarla con la extinción de la obligación
por imposibilidad sobrevenida (DE MARTINI, «Eccessiva onerosità, diminuita
utilità della contraprestazione e principio di corrispettività nella dinamica
del contratto», en Giur. Cass. civ., 1951, III, pp. 681 y ss.). No lejos de este
planteamiento parecía estar también OSILIA, Eccessiva onerosità e impossibilità
sopravvenuta della prestazione, Génova, 1950, passim. En contra: SCOGNAMIGLIO,
«Contratti in generale», en Trattato di diritto civile dirigido por Giuseppe GROSSO
y Francesco SANTORO-PASSARELLI, Milán, 1980, pp. 287-288.
47
BOSELLI, La risoluzione del contratto per eccessiva onerosità, Turín, 1952, pp. 94-95;
COTTINO, L’impossibilità sopravvenuta della prestazione e la responsabilità del
debitore, Milán, 1955, p. 130.
48
BOSELLI, «Eccessiva onerosità», cit., p. 334; de una opinión diversa parecen
BRACCIANTI, Degli effetti dell’eccessiva onerosità sopravvenuta nei contratti, Milán,
1946, p. 80, n. 28, y DE SIMONE, «Il contratto con prestazioni correspettive», en
Riv. dir. proc. civ., 1948, p. 31 (con especial referencia a los contratos gratuitos).
897
GIOVANNI BATTISTA FERRI
49
BOSELLI, «Eccessiva onerosità», cit. p. 334, y precedentemente PINO, L’eccessiva
onerosità della prestazione, Padua, 1952, pp. 56 y ss.
50
Sobre este punto, cfr. SACCO, «Il contratto», en Trattato di diritto civile italiano
dirigido por Filippo VASSALLI, Turín, 1975, p. 985, n. 1. Otro autor (OSILIA, «Sul
fondamento della risolubilità del contratto per sopravvenuta eccessiva onerosità
della prestazione», en Riv. dir. comm., 1949, I, pp. 15 y ss.) aprecia en la institución
el afirmarse “de una concepción moralista del contrato conmutativo” (ibid., p. 46).
51
Sobre este punto, por todos, SANTORO-PASSARELLI, Dottrine generali del diritto
civile, Nápoles, 1983, pp. 185-186; MIRABELLI, Dei contratti in genere, Turín,
1980, pp. 649 y ss.; SCOGNAMIGLIO, «Contratti in generale», cit., p. 288; REDENTI,
«Sulla nozione di “eccessiva onerosità”», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1959, p. 347.
52
Por ejemplo: Cass. 6 de julio de 1971, n. 2104, en Rep. Foro it., 1971, s.v. Contratto
in genere, p. 731, n. 443, y Cass. 3 de octubre de 1972, n. 2828, en Foro it., s.v.
Contratto in genere, pp. 679-680, n. 201. Véanse, sobre todo: Cass. 1 de julio de
1947, con nota de S ACCO, «La presupposizione e l’art. 1467», en Riv. dir.
comm., 1948, II, pp. 163 y ss. Sobre las tendencias de la jurisprudencia, cfr.
CANTELMO, «La presupposizone nella giurisprudenza italiana», en Testi per
esercitazioni-Istituto giuridico dell’Università di Camerino, sez. XI, n. 7, Milán,
1969, pp. 5 y ss., y P EREGO , «La presupposizione come istituto
giurisprudenziale», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1983, pp. 735 y ss.
53
El resalto es añadido.
54
CATAUDELLA, Sul contenuto del contratto, Milán, 1966, p. 296.
898
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55
SACCO, «Il contratto», cit., p. 984.
56
RESCIGNO, Interpretazione del testamento, Nápoles, 1952, p. 173. En el sentido
que referimos en este punto, ya se expresaba MESSINEO, Dottrina generale del
contratto, Milán, 1946, p. 68 (nota 28-ter) que confirma su tesis en su posterior
volumen «Il contratto in genere», I, en Trattato di diritto civile e commerciale
dirigido por Antonio CICU y Francesco MESSINEO, Milán, 1968, pp. 124 y ss.
57
Sobre este punto, cfr. por todos, BARBERO, Sistema del diritto privato italiano, I,
Turín, 1962, pp. 510 y ss., y PERLINGIERI, «Modi di estinzione delle obbligazioni
diversi dell’adempimento», en Commentario del Codice civile dirigido por
Antonio SCIALOJA y Giuseppe BRANCA, Bolonia-Roma, 1975, pp. 440 y ss.
899
GIOVANNI BATTISTA FERRI
57bis
En esta línea de pensamiento: NICOLÒ, «Aspetti pratici del concetto di causa»,
ahora en ID., Raccolta di scritti, I, Milán, 1980, pp. 1382-1383.
58
SACCO, «Il contratto», cit., p. 996. El punto central de la institución consistiría en
el riesgo normal “enunciado, pero no determinado, en el art. 1467, 2º párrafo.
El riesgo normal puede ser considerado un límite interno para la aplicabilidad
de la institución” (MIRABELLI, Dei contratti in generale, cit., p. 657).
900
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
59
SACCO, «Il contratto», cit., p. 996.
60
Ibid., p. 997.
61
SCOGNAMIGLIO, Contratti in generale, cit., p. 290.
62
MIRABELLI, Del contratto in generale, cit., p. 656.
63
BOSELLI, La risoluzione, cit., pp. 119 y ss.
901
GIOVANNI BATTISTA FERRI
902
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
69
Sobre este punto, cfr. RUBINO, «Svalutazione monetaria e risoluzione per eccessiva
onerosità», en Foro it., 1947, I, pp. 727 y ss.; BOSELLI, La risoluzione del contratto, cit.,
pp. 160 y ss.; SCOGNAMIGLIO, «Risoluzione del contratto di rendita vitalizia per
svalutazione monetaria», en Studi in onore di A. De Gregorio, II, Città di Castello,
1955, pp. 494 y ss.; ID., Contratti in generale, cit., pp. 290-291; SACCO, «Il contratto»,
cit., pp. 998-999.
70
Cfr., supra, nota 52.
71
SACCO, «La presupposizione», cit., p. 163.
72
SCOGNAMIGLIO, Contratti in generale, cit., p. 287.
903
GIOVANNI BATTISTA FERRI
de los motivos, y, ¿por qué no?, con el tema mismo de la causa) en que
la doctrina, dividida entre defensores y detractores, ha sucumbido,
probablemente, a cierto exceso de dramatización.
Si se aprecia bien, el tema de la presuposición gira, como bien
hubo de destacar Giuseppe OSTI, en torno de la relevancia de la
situación “presupuesta”, de acuerdo con los principios de la
interpretación (artículos 1362 y 1366 cód. civ., en particular), conforme
a los cuales “las declaraciones de voluntad contractual asumen un
sentido objetivo y tienen un alcance objetivamente determinable”73 a
tenor de la naturaleza normal del contrato específico74.
Desde esta perspectiva, el tema de la situación presupuesta pertenece
tanto al área de la relevancia de los motivos (y por lo tanto, evidentemente,
al área de la Geschäftsgrundlage), cuanto al área de la cláusula rebus sic
stantibus, y del riesgo normal (alea normale) mismo del contrato, donde la
“normalidad” de dicho riesgo (que es riesgo económico, y como tal,
extrínseco a la fattispecie)75, parece ser identificable, no tanto por el tipo
abstracto a que pertenece el contrato76, sino (y sobre todo) por la naturaleza
de la operación contractual concreta, tal cual resulta de la común
intención de las partes y de las condiciones “del ambiente económico y
social en que se desenvuelve la contratación”77.
Pero la solución a todos estos problemas no parece ser tan difícil,
si se recurre a los cánones normales de la interpretación de buena fe,
que, aun cuando ausente en el Código Civil de 1865, no era extraña,
de todos modos, a las reflexiones de los estudiosos más sagaces que
escribieron sobre la base de aquel texto legal78.
73
OSTI, «Appunti per una teoria della “sopravvenienza”», cit., p. 287.
74
Ibid., p. 321.
75
En tal sentido, y con específica referencia al art. 1467 cód. civ., DI GIANDOMENICO,
Il contratto e l’alea, Padua, 1987, p. 77. Sobre la diferencia entre riesgo económico
y riesgo jurídico, cfr. NICOLÒ, «Alea», en Enc. dir., I, Milán, 1958, pp. 1024-1025.
76
El cual, en todo caso, expresa justamente por ser hipótesis abstracta de
organización de intereses, y por lo tanto, hipótesis abstracta de distribución de
riesgos hipotéticos, un riesgo solamente jurídico. Sobre este punto, además de
NICOLÒ, «Alea», cit., loc. cit., DI GIANDOMENICO, Il contratto e l’alea, cit., pp. 50 y ss.
77
OSTI, «Appunti per una teoria della “sopravvenienza”», cit., p. 321.
78
A la interpretación de buena fe se remitían, esencialmente, además de OSTI,
«Appunti per una teoria della “sopravvenienza”», cit., loc. cit.; N. COVIELLO,
Manuale di diritto civile italiano, I, Milán, 1910, p. 392; VENZI, Manuale, cit., loc.
cit.; REDENTI, Dei contratti nella pratica commerciale, I, Padua, 1953, pp. 227 y ss.;
G RASSETTI, L’interpretazione del negozio giuridico con particulare riguardo ai
contratti, Padua, 1938, p. 36.
904
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
79
BRANCA, «Considerazioni pratiche sulla presupposizione», en Foro it., 1962, I,
p. 239; más recientemente, en el mismo sentido, cfr. nuestro volumen Il negozio
giuridico tra libertà e norma, Rimini, 1987, pp. 140 y ss.
80
Así lo hemos considerado en nuestro volumen Il negozio giuridico tra libertà e
norma, cit., loc. cit. En tal sentido: cfr. BIANCA, Diritto civile, 3, Il contratto, Milán,
1984, pp. 140 y ss.
81
DEIANA, I motivi nel diritto privato, Turín, 1939, pp. 14 y ss.
82
Ibid., pp. 15-17. Sobre el problema, cfr. SACCO, «La presupposizione», cit., p. 165.
905
GIOVANNI BATTISTA FERRI
83
WINDSCHEID, Die Lehre das römischen Rechts von der Voraussetzung, Düsseldorf,
1850, p. 7.
84
WINDSCHEID, Diritto delle pandette (trad. italiana de C. FADDA y P. E. BENSA), I,
Turín, 1920, p. 400.
85
Ibid., p. 398. El ilustre Maestro aclara, además: “al respecto, no pueden dejarse
a un lado las declaraciones de voluntad inter vivos y las declaraciones por
causa de muerte. En las declaraciones de voluntad inter vivos la presuposición
no sólo debe poderse evidenciar genéricamente de las circunstancias
concomitantes: debe también haberse podido conocer por aquel en cuya ventaja
ha sido emitida la declaración de voluntad. En cambio, en las declaraciones de
voluntad por causa de muerte, basta, que ahora, al momento en que la
declaración de voluntad es sometida a la apreciación jurídica, se pueda deducir
de las circunstancias concomitantes la convicción de que el testador ha querido,
justamente, sólo bajo la presuposición de un determinado estado de cosas. En
otras palabras: con respecto a las declaraciones por causa de muerte se debe
establecer la máxima de que ellas pueden ser impugnadas en cuanto ineficaces
siempre que pueda probarse que el testador, de haber conocido el verdadero
estado de cosas en el momento de su disposición, o la actitud que ellas han
tomado en lo sucesivo, no habría realizado la disposición”.
906
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
86
Sobre este punto, cfr. nuestro volumen Il negozio giuridico tra libertà e norma,
pp. 144 y ss. (y allí, referencias sobre la doctrina al respecto).
87
PFAFF, Die Clausel rebus sic stantibus, cit., loc. cit.
88
Cfr., por todos, SACCO, «La presupposizione», cit., loc. cit.; y SCOGNAMIGLIO,
Contratti in generale, cit., p. 287.
89
CATAUDELLA, Sul contenuto del contratto, cit., p. 296.
90
SCOGNAMIGLIO, Contratti in generale, cit., p. 287; del mismo parecer es SACCO,
«La presupposizione», cit., p. 163.
91
Sobre este punto, cfr. SCOGNAMIGLIO, «I contratti in generale», cit., loc. ult. cit.
907
GIOVANNI BATTISTA FERRI
908
DE LA CLÁUSULA “REBUS SIC STANTIBUS” A LA RESOLUCIÓN...
909
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93
SANTORO-PASSARELLI, Dottrine generali del diritto civile, cit., pp. 185-186. En este
sentido: PINO, L’eccessiva onerosità, cit., pp. 127 y ss., y BOSELLI, La risoluzione del
contratto, cit., pp. 45 y ss.
94
Sobre este punto, cfr. nuestro volumen Il negozio giuridico tra libertà e norma,
cit., pp. 140 y ss.
95
CATAUDELLA, Il contenuto del contratto, cit., pp. 344 y ss.; TRIMARCHI, Istituzioni di
diritto privato, Milán, 1986, p. 369.
96
TRIMARCHI, Istituzioni di diritto privato, cit., loc. cit.
910
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
XXIX
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL*
GUIDO ALPA
Università di Roma “La Sapienza”
*
Título original: «Les nouvelles frontières du droit des contrats», en AA.VV.,
Études offertes à Jacques Ghestin. Le contrat au début du XXIe siècle, París, L.G.D.J.,
2001, pp. 1-18.
El Autor expresa su especial reconocimiento a Michele SASSIO, doctor en
derecho comparado en la Universidad de Génova, por su colaboración
brindada en la redacción de estos apuntes.
911
GUIDO ALPA
912
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
1. Prefacio
*
Es para mí una verdadera alegría, y a la vez un honor, haber
sido invitado a participar en la redacción de los estudios en honor del
profesor Jacques GHESTIN.
El magisterio del profesor GHESTIN es bien conocido en Italia, y su
contribución al progreso del derecho civil, especialmente en la materia
contractual, representa una piedra fundamental por la que todos los
juristas europeos le estamos profundamente reconocidos. Adicionalmente,
habiendo tenido la oportunidad de conocerlo personalmente y de haber
establecido con él una relación no sólo de colaboración en el mundo del
derecho, sino también de amistad, me ha sido dado apreciar sus grandes
dotes científicas en no menor medida que sus cualidades humanas.
Es, entonces, a un Magister del derecho y de la vida a quien están
dedicadas las páginas que siguen.
2. Perspectivas
La pregunta sobre las nuevas fronteras del derecho contractual no
demanda una respuesta única, sino una multiplicidad de respuestas. Si
*
La versión italiana original del presente estudio llevó por título «Nuove frontiere
del diritto contrattuale», y fue publicada en la revista Contratto e Impresa, año
XIII, núm. 3, Padua, 1997. Mi traducción al castellano fue publicada en Thémis-
Revista de Derecho, 2ª época, núm. 38, Lima, 1998, pp. 31-40.
Posteriormente, el texto original sirvió de prefacio al primer volumen de
Aggiornamento 1991-1998 de I contratti in generale, dirigido por G. ALPA y M.
BESSONE, en Giurisprudenza sistematica di diritto civile e commerciale fundada
por W. BIGIAVI, Turín, Utet, 1999, pp. XLV-LVII. La versión francesa que ahora
se traduce puede considerarse definitiva.
913
GUIDO ALPA
**
En el texto italiano, el autor utiliza la expresión responsabilità civile, y en el
francés, responsabilité délictuelle. Ambos deben ser traducidos por
responsabilidad extracontractual.
1
En la bibliografía italiana, estas cuestiones han sido ampliamente tratadas
en los últimos años. Véase, por todos, S. RODOTÀ, «Modelli e funzioni della
responsabilità civile», en Riv. crit. dir. priv., 1984, p. 595.
El debate en el terreno del “daño injusto” fue retomado por F. GALGANO, «Le
mobili frontiere del danno ingiusto», en Contratto e Impresa, 1985, pp. 1 y ss.,
y «La commedia della responsabilità civile», en Riv. crit. dir. priv., 1987, p. 191.
En tal debate han participado, entre otros, M. LIBERTINI, «Le nuove frontiere del
danno risarcibile», en Contratto e Impresa, 1987, pp. 85 y ss.; F. D. BUSNELLI, «La
parabola della responsabilità civile», en Riv. crit. dir. priv., 1988, p. 643 y ss. [hay
trad. al castellano de Leysser L. LEÓN, «La parábola de la responsabilidad civil», en
Ius et Veritas, año XII, núm. 24, Lima, pp. 12 y ss. ]; C. CASTRONOVO, «Le frontiere
nobili della responsabilità civil», en ID. La nuova responsabilità civile. Regola e metafora,
Milán, 1991; F. FERRARI, Atipicità dell’illecito civile, Milán, 1992.
El problema ha sido abordado, naturalmente, en obras de largo aliento. Véanse: M.
FRANZONI, «Dei fatti illeciti», en Commentario Scialoja e Branca, 1994; M. BIANCA, Diritto
civile, 5, La responsabilità, Milán, 1994; G. ALPA, M. BESSONE y V. ZENO-ZENCOVICH, «I fatti
illeciti», en Trattato di diritto privato, dirigido por P. RESCIGNO, 2a ed., Turín, 1995; G.
VISINTINI, Trattato breve della responsabilità civile, 2a ed., Padua, 1999; P. G. MONATERI, «La
responsabilità civile», en Trattato di diritto civile dirigido por R. SACCO, Turín, 1998.
La delimitación de las fronteras de las fronteras del daño resarcible se plantea,
en distintos ordenamientos, con respecto a las técnicas apropiadas a los
orígenes y estructura de los sistemas jurídicos de base: a veces se trata de la
aplicación de cláusulas normativas generales, de la expansión interpretativa
de determinadas fórmulas, de equilibrio entre intereses contrapuestos, etc.;
en todos los casos, estas evaluaciones quedan confiadas al poder discrecional
del juez, y así el campo de la responsabilidad extracontractual deviene un
virtual laboratorio de la discrecionalidad de los jueces: v. A. BARAK, Judicial
Discretion, trad. italiana al cuidado de U. Mattei, con prefacio de A. GAMBARO,
Milán, 1995 (sobre el pensamiento de BARAK me he pronunciado, con algunas
observaciones críticas, en L’arte di giudicare, Roma y Bari, 1996; la
discrecionalidad se apoya, invariablemente, en los valores de base del
intérprete: v. I. ENGLARD, The Philosophy of Tort Law, Dartmouth, 1993 (y sobre
914
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
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GUIDO ALPA
916
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918
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
7
B. MARKESINIS, The Gradual Convergence, Oxford, 1996.
8
P. LEGRAND, «Sens et non-sens d’un Code civil européen», en Rev. int. dr. comp., 1996, p. 779.
9
Pero tampoco hay que asumir posiciones superficiales ni simplestas; en este
punto son de destacar las advertencias formuldas por algunos juristas
franceses como C. JAUFFRET-SPINOSI y B. OPPETIT (véanse las actas del seminario
del 10 de mayo de 1997, “Los principios del derecho europeo de los contratos”,
organizado por Anna DE VITA en la Universidad de Florencia).
919
GUIDO ALPA
3.2. El método
Los procesos de armonización y unificación del derecho de los
contratos no han nacido ex novo; por el contrario, presentan un
trasfondo fascinante y complejo al mismo tiempo. Es un trasfondo
integrado por varios estratos, a menudo amalgamados, y otras veces
superpuestos. Hay que tener cuenta, entre ellos, la comparación
jurídica, el análisis económico y el análisis hermenéutico.
(i) Los estudios comparativos más cuidadosos se han ocupado de
la circulación de los modelos nacionales, sea en el aspecto de las
codificaciones, en el de los principios generales, en el de las legislaciones
especial, o bien en el aspecto de los modelos conceptuales10; (ii) los
estudios de los iuseconomistas han introducido medios conceptuales
uniformes para evaluar los efectos económicos de las reglas jurídicas11;
la elaboración del análisis económico del derecho ha devenido un modo
común de dialogar entre juristas de orígenes y formaciones distintos,
de sopesar instrumentos y técnicas, de comparar soluciones y problemas;
la variedad de las teorías y las diferencias de discurso y de presupuestos
ideológicos no ha impedido circulación de textos, manuales y ensayos,
ni la discusión y apreciación de estos; el realismo jurídico no ha
acostumbrado a la idea de que los fenómenos jurídicos deben ser
considerados no sólo en su forma, sino también en su sustancia; y más
en el fondo, dentro de la regla, hay intereses reales que se deben apreciar,
sopesar y componer; la actitud de los juristas no puede ser entendida
como algo dado, como una referencia que no puede ser suprimida, sino
más bien como la consecuencias de una tradición y de culturas que
deben ser decodificadas, de acuerdo con los códigos analíticos
convencionales, que por la misma razón, son necesariamente uniformes;
así pues, los intereses de los trabajadores, de los profesionales, de los
consumidores, de los ahorristas, la dinámica de los mercados nacionales,
10
Véase, por todos, A. GAMBARO y R. SACCO, Sistemi giuridici comparati, Turín, 1996; para
el análisis de ciertos campos específicos (fuentes, personas, contratos, responsabilidad
extracontractual), véanse también las investigaciones coordinadas por G. ALPA, Corso
di sistemi giuridici comparati, Turín, 1996; en materia contractual son de destacar las
obras de B. MARKESINIS, The Law of Contracts and Restitution. A Comparative Introduction,
Oxford, 1997; K. ZWEIGERT y H. KÖTZ, Ein führung in die Rechtsvergleichung, 3ª ed.,
Tubinga, 1996; y M. VRANKEN, Fundamentals of European Civil Law, Londres, 1997.
11
En materia contractual, es muy importante para el jurista de Europa continental
la obra de H. B. SCHÄFER y C. OTT, Lehrbuch der ökonomischen Analyse des Zivilrechts,
Berlín, 1995, pp. 321 y ss.
920
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
***
Didascaliques, en el original. Tiene el mismo valor que en castellano: didáctico,
pedagógico, docente [N. del T.].
12
De ello se ha ocupado un equipo de investigadores dirigido por N. LIPARI,
Diritto privato europeo, Padua, 1997.
921
GUIDO ALPA
13
El texto de este documento, y un comentario sobre el mismo puede verse en Towards
an European Civil Code, al cuidado de A. S. HARTKAMP, M. W. HESSELINK, E. H. HONDIUS,
C. E. DU PERRON y J. B. M. VRANKEN, Nijmegen, 1994 (el texto ha sido objeto de
modificaciones); O. LANDO, «European Contract Law», en Il diritto privato europeo:
problemi e prospettive, al cuidado de L. MOCCIA, Milán, 1993, p. 119. La creación de
un Código europeo de los contratos ha apasionado a la doctrina, que ha contribuido
repetidamente en la materia: véase, en particular, G. GANDOLFI, «Per la redazione di
un “codice europeo dei contratti”», en Riv. trim. dir. proc. civ., 1995, p. 1073, e ID.,
«Sul progetto di un “codice europeo dei contratti”», en Rass. dir. civ., 1996, p. 105.
14
Texto y comentario en Principî dei contratti commerciali internazionali, Roma, 1994;
en este punto, véanse: M. J. BONELL, Un “codice” internazionale per il diritto dei
contratti, Milán, 1995; ID., «The Unidroit Principles in Practice: The Experience of
First Two Years», en Uniform L. Rev., 1997, pp. 1, 30; AA. VV., Principî per i contratti
commerciali internazionali e il sistema giuridico latino-americano, al cuidado de M. J.
BONELL y S. SCHIPANI, Padua, 1996; algunas áreas de estos “Principios” han sido
objeto de tres excelentes estudios: véanse G. DE NOVA, «I Principî Unidroit come
guida nella stipulazione dei contratti internazionali», en Contratti, 1995, p. 5; A.
DI MAJO, «I Principles dei contratti commerciali internazionali tra “civil law” e
“common law”», en Riv. dir. civ., 1995, I, p. 609; G. B. FERRI, «Il ruolo dell’autonomia
delle parti e la rilevanza degli usi nei Principî dell’Unidroit», en Contratto e Impresa/
Europa, 1996, p. 825; por mi parte, he participado en el debate con «Prime note di
raffronto tra i principî dell’Unidroit e il sistema contrattuale italiano», en Contratto
e Impresa/Europa, 1996, p. 316, y «La protezione della parte debole nei Principî
Unidroit dei contratti commerciali internazionali», en Economia e diritto del terziario,
1996, p. 519.
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LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
923
GUIDO ALPA
924
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
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16
Sobre este tema existe, actualmente, una vasta bibliografía: entre otros autores,
véanse Contract Law Today. Anglo-French Comparisons, al cuidado de D. HARRIS y D.
TALLON, Oxford, 1989; S. J. BURTON, Judging in Good Faith, Cambridge, 1992; A.
FARNSWORTH, The Concept of Good Faith in American Law, Roma, 1993; P. SCHLECHTRIEM,
Good Faith in German Law and International Uniform Laws, Roma, 1997; R. BROWNSWORD,
«“Good Faith in Contracts”, Revisited», en 49 Current Legal Problems, 1996, p. 111.
926
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
sobre los “usos y prácticas” que son vinculantes para las partes, con
el solo límite de la aplicación carente de razonabilidad (art. 1.8).
El Código europeo, junto con los usos comúnmente asumidos,
para los cuales prevé una disposición similar a la contenida en los
Principios Unidroit, introduce una noción subjetiva de “uso”, en tanto
considera vinculante el uso que las partes hayan acordado o instaurado
entre sí (art. 1:105).
4) La protección de la parte débil
Gran parte de la regulación sobre el contrato aportada por las
Directivas comunitarias está destinada a proteger los intereses de la
parte débil, entendida, tal cual se ha anotado, como “consumidor”;
en el Código europeo no hay una definición de “parte débil”, pero
algunas disposiciones tienen en cuenta la posición de “debilidad” de
una de las partes, de modo indirecto, como ocurre respecto de las
cláusulas no negociadas individualmente (art. 2:104), de las cláusulas
abusivas no negociadas individualmente (art. 4:110), y de la
interpretación contra proferentem (art. 5:103). En los Principios Unidroit
–no obstante haber sido concebidos para regular las relaciones entre
sujetos que pertenecen a una misma categoría– se encuentran reglas
sobre cláusulas no habituales (art. 2.20), sobre la interpretación contra
proferentem (art. 4.6), y sobre la ventaja excesiva (art. 3.10).
5) La tratativa*
En materia de tratativas, la orientación es sustancialmente
uniforme en los tres cuerpos normativos citados; se enuncia, en efecto,
la libertad de las partes en la fase de contacto anterior a la celebración
del contrato; la libertad de contratar es también entendida como libertad
negativa, de no contratar (art. 2:301 del Código europeo; art. 2.15 de
los Principios Unidroit); la falta de concretización del acuerdo no puede
comportar, en modo alguno, responsabilidad; sin embargo, en ambos
textos se enlaza la libertad en la tratativa con el comportamiento con
arreglo a la buena fe, de modo tal que el comportamiento contrario a
la buena fe implicará responsabilidad; responsabilidad que está
prescrita para el caso del apartamiento injustificado.
En el ámbito comunitario, es bastante pormenorizada la regulación
sobre los comportamientos de las partes en el transcurso de la tratativa,
*
En el texto francés el Autor utiliza el término négociation. Aquí prefiero la
expresión “tratativa” (coincidente con la trattativa del original italiano), por
ser más afín a nosotros [N. del T.].
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LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
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LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
8) La forma
En el contenido del principio de libertad contractual se considera,
igualmente, la libertad de forma. Es natural que ello acontezca en el comercio
internacional, donde la forma no haría otra cosa que obstaculizar la
celebración de los negocios (véanse los artículos 1.2 y 2.18 de los Principios
Unidroit). Es natural, asimismo, que en una variedad de sistemas, en los
cuales la forma es regulada de las maneras más heterogéneas, se piense
que ésta constituye un elemento irrelevante del contrato (al respecto, el
Código europeo no regula específicamente la materia).
Contrariamente, también en este sector, las Directivas asumen una
tendencia intervencionista. La forma es entendida con un doble perfil:
sea como una técnica para hacer conocer a la parte más débil el contenido
del contrato que está a punto de celebrar, sea como una técnica para
llamar la atención con respecto a las cláusulas específicas de la relación.
Son elocuentes, en este punto, la Directiva sobre los contratos de viaje
(art. 6), la Directiva sobre los contratos a distancia (art. 5), la Directiva
sobre los contratos celebrados fuera de los locales comerciales (art. 1.9),
y la Directiva sobre los contratos de multipropiedad (art. 4).
9) La conservación
Un análisis más detallado y completo es el requerido por las reglas
relativas a la resolución y a la invalidez del contrato. Más aun, la
confrontación entre los tres cuerpos normativos no estaría completa,
porque las Directivas comunitarias no se ocupan de esas figuras, salvo
en casos particulares de invalidez de determinadas cláusulas. Lo que
vale la pena aclarar es la tendencia a la conservación del contrato que
se detecta en la regulación de los Principios Unidroit, en los que se
confieren al juez notables poderes modificativos. Más tradicional en
este aspecto es el régimen del Código europeo. Las Directivas
comunitarias prevén un control permanente de las cláusulas por parte
del juez, pero no muestran mayor preocupación en conservar el
contrato: cuando el interés del consumidor es conculcado, parece que
lo preferible fuera disolver el vínculo o reducir su incidencia, en lugar
de mantener en vida la relación, sin importar el costo; a menos que la
conservación de esa relación pudiera favorecer al consumidor.
4. Algunas conclusiones
De la comparación entre la regulación comunitaria, el Código
europeo y los Principios para los contratos comerciales internacionales,
931
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932
LAS NUEVAS FRONTERAS DEL DERECHO CONTRACTUAL
APÉNDICE I
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942
(NORMAS CITADAS)
933
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934
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Libro Cuarto
De las obligaciones
Título I
De las obligaciones en general
Capítulo I
Disposiciones preliminares
Título II
De los contratos en general
Capítulo I
Disposiciones preliminares
1
Cfr. Art. 1351 Cód. Civ. peruano.
2
Cfr. Art. 1354 Cód. Civ. peruano.
935
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo II
De los requisitos del contrato
Sección I.
Del acuerdo de las partes
3
Cfr. Art. 1353 Cód. Civ. peruano.
4
Cfr. Art. 1352 Cód. Civ. peruano.
5
Art. 1373 Cód. Civ. peruano.
6
Art. 1375 Cód. Civ. peruano.
7
Art. 1376, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
936
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
8
Art. 1378 Cód. Civ. peruano.
9
Cfr. Art. 1376, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano (que extiende la consideración
como contraoferta a la aceptación oportuna que no sea conforme a la oferta).
10
Art. 1380 Cód. Civ. peruano.
11
Cfr. Art. 1383 Cód. Civ. peruano.
937
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
938
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
*
“[...] o por las normas corporativistas”, en el texto original de 1942 [N. del T.].
14
Cfr. Art. 1398 Cód. Civ. peruano.
15
Cfr. Art. 1400 Cód. Civ. peruano.
939
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Sección II.
De la causa del contrato
Sección III.
Del objeto del contrato
16
Art. 1407 Cód. Civ. peruano.
17
Art. 1408 Cód. Civ. peruano.
940
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Sección IV.
De la forma del contrato
1350. Actos que deben realizarse por escrito.- Deben efectuarse por
escritura pública o por documento privado, bajo sanción de nulidad:
1) Los contratos que transfieren la propiedad de bienes inmuebles.
2) Los contratos que constituyen, modifican o transfieren el
derecho de usufructo sobre bienes inmuebles, el derecho de superficie,
el derecho del enajenante de bienes inmuebles y del enfiteuta.
3) Los contratos que constituyen la comunión de derechos
indicados en los números precedentes.
4) Los contratos que constituyen o modifican las servidumbres
prediales, el derecho de uso sobre bienes inmuebles y el derecho de
habitación.
5) Los actos de renuncia de los derechos indicados en los números
precedentes.
6) Los contratos de redención del fundo enfitéutico.
7) Los contratos de anticresis.
8) Los contratos de locación de bienes inmuebles de duración
superior a nueve años.
9) Los contratos de sociedad o de asociación con los cuales se
confiere el uso y disfrute de bienes inmuebles o de otros derechos reales
inmobiliarios por un tiempo que su supere los nueve años o por un
tiempo indeterminado.
10) Los actos que constituyen rentas perpetuas o vitalicias, sin
perjuicio de las disposiciones relativas a las rentas del Estado.
11) Los actos de división de bienes inmuebles y de otros derechos
reales inmobiliarios.
12) Las transacciones que tienen por objeto controversias relativas
a las relaciones jurídicas mencionadas en los números precedentes.
13) Los demás actos específicamente indicados por la ley.
941
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo III
De la condición en el contrato
942
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo IV
De la interpretación del contrato
24
Cfr. Art. 169 Cód. Civ. peruano.
943
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
25
Cfr. Art. 168 Cód. Civ. peruano.
26
Cfr. art. 170 Cód. Civ. peruano.
27
Art. 1401 Cód. Civ. peruano.
944
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo V
De los efectos del contrato
Sección I.
Disposiciones generales
Sección II.
De la cláusula penal y de las arras
28
Cfr. art. 1363 Cód. Civ. peruano.
29
Cfr. art. 1362 Cód. Civ. peruano.
30
Art. 1470 Cód. Civ. peruano.
945
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
31
Art. 1341, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
32
Cfr. art. 1478 Cód. Civ. peruano.
946
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo VI
De la representación
33
Cfr. art. 145 Cód. Civ. peruano. En un rapto de originalidad, y en manifiesta
ignorancia de conocimiento de los conceptos fundamentales del derecho
civil, nuestro legislador traduce “facultad de representación”. En el resto de
la regulación se habla de “poder”.
34
Art. 160 Cód. Civ. peruano.
35
Art. 163 Cód. Civ. peruano.
947
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
36
Cfr. art. 164 Cód. Civ. peruano.
37
Art. 166 Cód. Civ. peruano.
38
Art. 161, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
948
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo VII
Del contrato por persona a nombrar
39
Art. 1473, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
40
Cfr. art. 1474, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano
41
Art. 1474, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
42
Art. 1475 Cód. Civ. peruano.
949
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo VIII
De la cesión del contrato
43
Art. 1476, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
44
Art. 1475, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
45
Cfr. art. 1435, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
46
Cfr. art. 1435, 3er párrafo, Cód. Civ. peruano.
950
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo IX
Del contrato en favor de tercero
47
Cfr. art. 1437 Cód. Civ. peruano.
48
Art. 1438, 3er párrafo, Cód. Civ. peruano.
49
Art. 1438, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
50
Art. 1438, 2o párrafo, Cód. Civ. peruano.
51
Cfr. art. 1457, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
52
Cfr. art. 1458, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
53
Art. 1460 Cód. Civ. peruano.
951
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo X
De la simulación
54
Art. 1459 Cód. Civ. peruano.
55
Art. 1469 Cód. Civ. peruano.
56
Art. 191 Cód. Civ. peruano.
57
Art. 194 Cód. Civ. peruano.
952
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo XI
De la nulidad del contrato
58
Art. 224, 2o párrafo, Cód. Civ. peruano.
953
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo XII
De la anulabilidad del contrato
Sección I.
De la incapacidad
59
Art. 223 Cód. Civ. peruano.
60
Cfr. art. 220, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
61
Art. 220, 3er párrafo, Cód. Civ. peruano.
954
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Sección II.
De los vicios del consentimiento
62
Art. 221, núm. 2, Cód. Civ. peruano.
63
Art. 201 Cód. Civ. peruano.
64
Art. 202, n. 1, Cód. Civ. peruano.
65
Art. 202, n. 2, Cód. Civ. peruano.
66
Art. 202, n. 3, Cód. Civ. peruano.
67
Art. 203 Cód. Civ. peruano.
955
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
68
Art. 206 Cód. Civ. peruano.
69
Art. 208 Cód. Civ. peruano.
70
Art. 214 Cód. Civ. peruano.
71
Cfr. art. 215, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
72
Art. 216 Cód. Civ. peruano.
73
Cfr. art. 215, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
74
Art. 217 Cód. Civ. peruano.
75
Art. 217 Cód. Civ. peruano.
76
Art. 210, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
956
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Sección III.
De la acción de anulabilidad
77
Art. 210, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
78
Art. 211, Cód. Civ. peruano.
79
Art. 228 Cód. Civ. peruano.
80
Cfr. art. 230 Cód. Civ. peruano.
957
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo XIII
De la rescisión del contrato
81
Cfr. art. 231 Cód. Civ. peruano.
82
Art. 1447 Cód. Civ. peruano.
83
Cfr. art. 1447 Cód. Civ. peruano.
958
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Capítulo XIV
De la resolución del contrato
Sección I.
De la resolución por incumplimiento.
959
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
86
Art. 1429, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
87
Art. 1429, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
88
Art. 1430, 1er párrafo, Cód. Civ. peruano.
89
Art. 1430, 2º párrafo, Cód. Civ. peruano.
960
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
90
Art. 1434 Cód. Civ. peruano.
91
Cfr. art. 1426 Cód. Civ. peruano.
92
Cfr. art. 1427 Cód. Civ. peruano.
961
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Sección II.
De la imposibilidad sobrevenida
93
Cfr. art. 1431 Cód. Civ. peruano.
94
Cfr. art. 1433 Cód. Civ. peruano.
95
Art. 1434 Cód. Civ. peruano.
962
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
Sección III.
De la excesiva onerosidad
Capítulo XIV-BIS
De los contratos del consumidor
(Capítulo inserto por el art. 25 de la Ley n. 52 del 6.2.1996)
96
Cfr. art. 1440 Cód. Civ. peruano.
97
Art. 1442 Cód. Civ. peruano.
98
Cfr. art. 1441, n. 2, Cód. Civ. peruano.
963
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
964
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
965
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
966
CÓDIGO CIVIL ITALIANO DE 1942 (NORMAS CITADAS)
967
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
968
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
APÉNDICE II
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
969
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
970
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
LIBRO II
ACTO JURÍDICO
Título IV
Interpretación del acto jurídico
Título VIII
Vicios de la voluntad
971
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
972
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
LIBRO VII
FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
Sección primera
Contratos en general
Título I
Disposiciones generales
973
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
974
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
975
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título II
El consentimiento
*
Modificado por la primera disp. modif. del Texto Unico Ordenado del D.Leg.
768 (Código Procesal Civil), aprobado por R.M. 010 93 JUS de 8.1.93.
976
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
977
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
978
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
979
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
*
Párrafo agregado por la primera disp. modif. del Texto Unico Ordenado del
D.Leg. 768 (Código Procesal Civil), aprobado por R.M. 010 93 JUS de 8.1.93.
*
Párrafo agregado por la primera disp. modif. del Texto Unico Ordenado del
D.Leg. 768 (Código Procesal Civil), aprobado por R.M. 010 93 JUS de 8.1.93.
980
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
Título III
Objeto del contrato
981
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título IV
Forma del contrato
Título V
Contratos preparatorios
*
Artículo modificado mediante Ley 27420 del 7-2-2001 quedando vigente el
siguiente texto:
“Artículo 1423.- Plazo del contrato de opción
El plazo del contrato de opción debe ser determinado o determinable. Si no se
estableciera el plazo, éste será de un año.”
982
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
**
Artículo modificado mediante Ley 27420 del 7-2-2001, quedando vigente el
siguiente texto:
“Artículo 1416.- Plazo del compromiso de contratar
El plazo del compromiso de contratar debe ser determinado o determinable.
Si no se estableciera el plazo, éste será de un año”.
983
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título VI
Contrato con prestaciones recíprocas
984
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
Título VII
Cesión de posición contractual
*
El art. 1433 fue modificado según este texto mediante ley 26451 publicada en
el Diario El Peruano el 11 de mayo de 1995.
985
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título VIII
Excesiva onerosidad de la prestación
986
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
Título IX
Lesión
987
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título X
Contrato en favor de tercero
988
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
989
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Título XI
Promesa de la obligación o del hecho de un tercero
Título XII
Contrato por persona a nombrar
990
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
Título XIII
Arras confirmatorias
Artículo 1477.- La entrega de arras confirmatorias importa la conclusión
del contrato. En caso de cumplimiento, quien recibió las arras las devolverá
o las imputará sobre su crédito, según la naturaleza de la prestación.
Artículo 1478.- Si la parte que hubiese entregado las arras no
cumple la obligación por causa imputable a ella, la otra parte puede
dejar sin efecto el contrato conservando las arras. Si quien no cumplió
es la parte que las ha recibido, la otra puede dejar sin efecto el contrato
y exigir el doble de las arras.
Artículo 1479.- Si la parte que no ha incumplido la obligación
prefiere demandar la ejecución o la resolución del contrato, la
indemnización de daños y perjuicios se regula por las normas generales.
Título XIV
Arras de retractación
Artículo 1480.- La entrega de las arras de retractación sólo es
válida en los contratos preparatorios y concede a las partes el derecho
de retractarse de ellos.
Artículo 1481.- Si se retracta la parte que entrega las arras, las
pierde en provecho del otro contratante.
Si se retracta quien recibe las arras, debe devolverlas dobladas al
tiempo de ejercitar el derecho.
Artículo 1482.- La parte que recibe las arras puede renunciar al
derecho de retractación.
Artículo 1483.- Si se celebra el contrato definitivo, quien recibe
las arras las devolverá de inmediato o las amputará sobre su crédito,
según la naturaleza de la prestación.
Título XV
Obligaciones de saneamiento
Capítulo primero
Disposiciones generales
Artículo 1484.- Hay lugar a saneamiento en los contratos relativos
a la transferencia de la propiedad, la posesión o el uso de un bien.
991
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo segundo
Saneamiento por evicción
992
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
993
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
Capítulo tercero
Saneamiento por vicios ocultos
994
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
995
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
996
CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
Capítulo cuarto
Saneamiento por hecho propio del transferente
997
ESTUDIOS SOBRE EL CONTRATO EN GENERAL
POR LOS SESENTA AÑOS DEL CÓDIGO CIVIL ITALIANO (1942-2002),
de GUIDO ALPA, C. MASSIMO BIANCA, LUIGI CORSARO, entre otros,
se terminó de imprimir en la ciudad de Lima
en los talleres de Impresiones Angélica EIRL,
Jr. Huamanga Nº 145 (Cercado de Lima), en febrero de 2015.