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Suplemento infantil de Ciudad Mcy. 5 de agosto de 2019 / Año 3. No 139

Mi papá me cuenta un cuento de animales


Aquiles Nazoa

N ° 139

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2

Mi papá me cuenta un cuento de


animales
Cuento popular
Adaptación de Aquiles Nazoa
Ilustraciones / Alesky Aguilar

E n dos solares vecinos y


separados por una pobre
empalizada que les permitía
que deben tener esa tierra
coloradita de bachacos.
El chivo escuchaba aquello y se
hablarse todos los días, vivía de un le ponían esos ojotes enormes,
lado un perro y del otro un chivo. El sobre todo cuando le hablaba de
chivo se la pasaba suelto triscando las chivas y los bachacos, que son
en el corral; pero el perro como era las dos cosas que más le gustan a
bravo lo tenían encadenado. un chivo en este mundo.
Como el perro quería escaparse, El perro lo sabía, y después de
se la pasaba hablándole al chivo que le adornaba, hasta hacerle
de las cosas fabulosas que había agua la boca, las pinturas de la
fuera de sus corrales y lo sabroso vida que los dos llevarían por esos
que sería salir a recorrer el mundo. mundos si fueran libres, lo tentaba
Para tentarlo, le decía que qué a tirar la parada diciéndole:
sabrosos deben estar ahorita esos
montes verdecitos
cubiertos por todas
partes de cogollos
tiernos y esas chivotas
blancas
comiéndoselos para
ponerse bien buenas
mozas; que si qué
bonitos se ven desde
aquí aquellos cerros
Los libros de Pirueta 3

Otros días, cuando el chivo se


encontraba más distraído
comiéndose un trapo o buscando
en el suelo a ver si encontraba una
cueva de bachacos, el perro,
siempre con su idea en la cabeza,
lo sorprendía a boca de jarro:
−¿Qué hubo vale chivo? ¿Se
decide?
−Lo único que usted tiene que Y el chivo no contestaba
hacer es soltarme a mí cortando la enseguida, sino que se quedaba
correa con los dientes y como si estuviera consultando con
acompañarme. su conciencia, y después de
Pero el chivo era muy cobarde y mucho pensarlo le salía con lo
siempre se oponía a los planes del mismo.
perro. −No, vale perro; todavía no. Yo
Todos los días el perro le voy a pensarlo un poco más.
dedicaba la misma cantaleta, y Y pasaba un día y otro día, y
aunque se le salían los ojos de las pasaba el tiempo, y el perro seguía
ganas que le daban, siempre le con su cuestión y el chivo no y no.
contestaba:
−Uhm, mire vale perro, todo eso
que usted me cuenta es muy
bonito, pero a mí me da mucho
miedo salir. Por ahí hay mucho
animal malintencionado. A lo que
el perro, que era muy bravucón,
lanzaba tres gruñidos bien fuertes y
le retrucaba con esos dientes
pelados:
−¡No hombre! No tenga miedo,
vale chivo. ¿Usted cree que a mí
me tienen esta cadena en el
pescuezo por puro lujo? Es que
hasta el amo me tiene el miedo
hereje, y por eso me recogió desde
chiquito.
Los libros de Pirueta 4

caja de monte divisaron en el suelo


Hasta que, por fin, una tarde el
una cabeza de tigre toda llena de
perro parece que estaba más
sangre. Ver el chivo aquella
inspirado y logró convencer al
cabezota y ponerse a temblar de
chivo con sus historias y su labia.
−Bueno, vale chivo –le dijo 5
miedo, fue una. Y paticas pa’ qué
te tengo, se echó a correr por esa
entonces el perro al chivo−, ya que
sabana, y el perro atrás trayéndolo
estás decidido… quítame esta
por una oreja se puso a
cadena.
convencerlo:
El chivo le quitó la cadena al
−¡No sea zoquete, hombre! ¿No
perro y los dos se fueron a correr
ve que esa bicha es de tigre muerto
mundo. El perro iba escotero; no
que ni cuerpo tiene?
llevaba nada de bastimento; pero
El chivo no se mostraba muy
el chivo sí llevaba el hocico metido
convencido, pero así y todo el
dentro de un morralito de maíz con
perro logró hacer que recogiera la
las puntas amarradas de cacho a
cabeza y la metiera en el morralito
cacho. Ese es el “porsiacaso” de los
junto al maíz, y hecho esto siguieron
chivos. Cuando se lo ponen parece
su camino.
que andan con una careta.
Camina que te camina, ya
habían recorrido muchas leguas de
sabana y la tarde estaba cayendo,
cuando al desembocar en una
Los libros de Pirueta 5
−Usted va a ver que esa cabeza El chivo, al ver a los tigres y oír
nos va a ser muy útil, compañero esa ronca, paralizado como estaba
–le dijo el perro. por el miedo, se quedó a prudente
Ya de nochecita estaban bien distancia. Pero al perro no se le
cansados cuando, sin darse enfrió el guarapo. Al contrario,
cuenta, fueron a dar a la entrada sacó el pechito y se enfrentó muy
de una cueva, donde una familia fresco con los tigres.
de como cinco tigres mariposos −¿Quién es el jefe aquí, ah?
estaban comiéndose un burro que −¿Y a ti qué te importa
habían matado esa tarde. cagoncito?
Cuando los tigres vieron venir a −No, yo para señalarle una
los viajeros que se acercaban, se cosa.
pusieron contentísimos y −¿Qué cosa?
empezaron a decir con esa −¿Ah, usted es? Bueno: ¿usted
chocancia: ve aquella cabezota que trae el
−¡Caray, miren lo que viene ahí! chivo en el morral? Esa es la del
Pasen adelante, amigos; a buena tigre más chiquito que hemos
hora llegan, porque no teníamos matado hoy.
seco para hoy. Y llamó al chivo.
El chivo sabía que si corría
estaba perdido y
aunque casi no podía
moverse con el
temblor que tenía,
se acercó al
perro.
Los libros de Pirueta 6
El perro sacó la cabezota de −Allá arriba, en aquella trojita
tigre del morral, y con una gran –le contestó humildemente el tigre.
bravuconería la colocó en el suelo −¿Y suben…?
ante la admiración y el terror de los −Por ese tronco que está ahí
tigres, que ahí mismo se pusieron –contestó el tigre más humilde
chiquiticos y no hallaban qué todavía.
zalamerías y agasajos hacerles −Está bien –tronó el perro−.
para que les perdonaran la vida. Nosotros necesitamos la troja por
Les sirvieron la mejor comida esta noche. Ustedes dormirán
que tenían. Los viajeros comieron abajo.
hasta más no poder, y el perro −Lo que usted mande
entre bocado y bocado soltaba los –contestaron todos los tigres.
ladridos más roncos que tenía en su Enseguida el perro subió a la
repertorio, cosa que hacía que los troja por el tronco. Pero el chivo, al
tigres se les destiñeran las manchas verse solo entre las fieras, le entró
de tan pálidos que se ponían. otra vez el miedo y empezó a
Ya bien entrada la noche, el temblar de nuevo.
perro le preguntó a uno de los Viéndolo con ese temblor, uno
tigres: de los tigres dijo con burla:
−¿Y dónde duermen ustedes? −¡Guá! ¡Adiós carrizo! El maestro
como que está temblando.
A lo que el perro contestó desde
arriba:
−Ese tiembla de lo puro bravo
que está. Modere ese carácter,
vale chivo, y véngase a dormir.
El chivo había empezado a
subir; pero qué va. ¿Usted cree que
podía? Sea porque el temblor no lo
dejaba, sea porque tenía las
pezuñas muy afiladas, cada vez
que trataba de afincarse en el palo
se resbalaba.
−¡No haga tanto ejercicio y suba
ligero! –le gritó el perro desde la
troja. Animado por lo cual el chivo
logró al fin subir.
−¡Concha! Con esa amoladita
que les dio, le quedaron esas
pezuñas como cuchillos. –le dijo el
Los libros de Pirueta 7

perro−. Eso debe ser para Se despertó dando un berrido, y


equiparárselas con los cachos, soltó un brinco que hizo que se
porque esos cachos suyos cortan desbandaran los palos de la troja,
un pelo en el aire. armando un gran escándalo y
Los tigres escuchaban esto cayendo el pobre chivo de bruces
abajo y se quedaban calladitos, al suelo en medio de los tigres. Con
mirándose medrosamente unos a la misma se despertó también el
otros. perro, y dándose cuenta de lo que
Al poco rato los tigres, que se pasaba, rápidamente le gritó al
habían acostado abajo, se chivo con un vozarrón:
durmieron y empezaron a roncar. −¡Así es, compañero! ¡Agarre
Pero el chivo, nada que dejaba usted al más grande, que yo me
que el pobre perro cogiera el ocupo de los demás!
sueño. Y los tigres, tan sorpresivamente
−En buen berenjenal me metiste despertados, confundidos por lo
–le reclamaba− Yo estoy que estaba pasando, al verse al
temblando de miedo… chivo encima y oír la gritería del
−Pero, chico, no seas cobarde; perro, dijeron: “¡La pistola, y
duérmete y déjame, ¡carrizo! paticas pa' qué te quiero!!” y
Así estuvieron hasta media salieron a la desbandada, para a
noche. la mañana siguiente amanecer
Por fin, el sueño venció al chivo; contándose los unos a los otros que
pero apenas acababa de se habían salvado de milagro.
quedarse dormido, cuando Mientras el perro y el chivo, ya
comenzó a soñar que millones de lejos del lugar continuaban su
tigres con las bocotas abiertas, camino muertos de risa.
venían a comérselo.
Juego
Soluciones 8

El mensaje secreto

E l perro y el chivo de
nuestro cuento
dejaron un mensaje
secreto en ub pergamino.

Lo escribieron en un
código especial para que
no lo descubrieran los
tigres.

Descífralo con ayuda del


libro de claves.

Pirueta, suplemento para niñas y niños del diario Ciudad MCY


Todos los lunes una nueva edición digital
Coordinación general, textos y diagramación;
Carolina Álvarez Arocha
G­20011668­4 // Maracay 2019

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