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AUTOR: VALDEMAR QUIROZ CALDERÓN

LIBRO: MICROECONOMÍA

Mercado de competencia perfecta

Un mercado de competencia perfecta explica la presencia de un conjunto numeroso de


empresas que producen y ofrecen productos homogéneos. La producción de cada empresa
representa una limitada cantidad de la oferta de mercado. De manera que su presencia es
irrelevante para influir en la modificación del precio del producto que es fijado por el mercado
de acuerdo a la ley de la demanda y la oferta.

Características de un mercado de competencia perfecta

Las condiciones fundamentales para caracterizar a un mercado de competencia perfecta son:

a) Las empresas no tienen barreras de entrada y salida del mercado.

b) Las empresas producen y venden productos estandarizados, es decir homogéneos.

c) Los vendedores y los compradores son precios aceptantes, es decir tienen que adaptarse al
precio que es fijado por el mercado.

d) La presencia de las empresas de manera individual es irrelevante para influir en la


modificación del precio establecido por el mercado.

e) Las empresas de forma individual toman decisiones de producir cantidades de bienes que
les permita maximizar su utilidad.

f) Se identifica en el mercado un gran número de vendedores y compradores.

g) Tanto vendedores como compradores conocen la calidad y los precios de los bienes y
servicios.

Todas estas condiciones forman parte del modelo de un mercado de competencia perfecta.

Muestra el mercado en equilibrio de maíz, cuando al precio de 2 soles el kilogramo, la oferta


de 200 toneladas se iguala a la demanda.
Muestra el comportamiento de un productor individual que está tomando la decisión de
producir 30 toneladas del producto (maíz). De manera que los compradores individuales
siempre le compran a 10 soles el kilogramo. Dado que la cantidad del productor individual es
insignificante frente a las 200 toneladas del mercado.

AUTOR: PINDIK

¿Qué es la competencia perfecta?

Las empresas que analizaremos en este capítulo se enfrentan a la fuerza de la competencia


más pura. A esta forma de competencia extrema le llamaremos competencia perfecta. La
competencia perfecta es una industria en la que:

■ Muchas empresas venden productos idénticos a muchos compradores.

■ No hay restricciones para entrar a la industria.

■ Las empresas establecidas no tienen ventaja con respecto a las nuevas.

■ Los vendedores y los compradores están bien informados acerca de los precios.

La agricultura, la pesca, el procesamiento de madera y la fabricación de papel, la manufactura


de vasos de cartón y de bolsas de plástico, la venta de abarrotes al menudeo, el revelado
fotográfico, los servicios de jardinería, plomería, pintura, tintorería y lavandería, son todos
ejemplos de industrias altamente competitivas.

Cómo surge la competencia perfecta

La competencia perfecta surge cuando la escala eficiente mínima de un solo productor es


pequeña en relación con la demanda del bien o servicio. En esta situación, hay espacio para
muchas empresas en una industria. La escala eficiente mínima de una empresa es la cantidad
de producción más pequeña a la que el costo medio a largo plazo alcanza su nivel más bajo
(vea el capítulo 11, página 265). En la competencia perfecta, cada empresa produce un bien
que no tiene características únicas, de tal manera que a los consumidores no les importa a qué
empresa comprarle.

Tomadores de precios
Las empresas en competencia perfecta son tomadores de precios. Un tomador de precios es
una empresa que no puede influir en el precio de mercado porque su producción es una parte
mínima del mercado total.

Imagine que usted es un productor de trigo que posee cien hectáreas de cultivo. Suena
impresionante, ¿verdad? Pero, en comparación con los millones de hectáreas de cultivo de
trigo que hay en México, Argentina, Brasil, Colombia, España y Estados Unidos, entre otros
países, sus cien hectáreas son apenas como una gota en el océano. Nada hace que su trigo sea
mejor que el de cualquier otro agricultor; además, todos los compradores de trigo conocen el
precio al que pueden hacer negocio.

Si el precio de mercado del trigo es de 4 dólares por kilo, ése es el precio más alto que puede
obtener por su trigo. Si usted pide 4.10, nadie le comprará. Si usted establece su precio en
3.90, lo venderá rápidamente, pero estaría regalando 10 centavos de dólar por kilo. No puede
hacer otra cosa que vender al precio de mercado.

Ganancias económicas e ingreso

El objetivo de una empresa es maximizar sus ganancias económicas, lo que es igual a su


ingreso total menos el costo total. El costo total es el costo de oportunidad de la producción, el
cual incluye el beneficio normal (vea el capítulo 10, página 228).

El ingreso total de una empresa es igual al precio de su producción multiplicado por el número
de unidades de producción vendidas (precio cantidad). El ingreso marginal es el cambio en el
ingreso total como resultado del aumento en una unidad de la cantidad vendida. El ingreso
marginal se calcula dividiendo el cambio en el ingreso total entre el cambio en la cantidad
vendida.

En la figura 12.1 se ilustran estos conceptos relativos al ingreso. En la gráfica (a), la curva de
demanda de mercado, D, y la curva de oferta de mercado, O, determinan el precio de
mercado. El precio de mercado permanece en 25 dólares por camisa. Camisas Don Carlos es
uno de los muchos fabricantes de camisas. Así que lo mejor que la empresa puede hacer es
vender sus camisas a este precio.

Ingreso total

El ingreso total es igual al precio multiplicado por la cantidad vendida. En la tabla de la figura
12.1, si Camisas Don Carlos vende 9 camisas, el ingreso total de la empresa es de 9 25 dólares,
es decir, 225 dólares. La gráfica (b) de la figura 12.1 muestra la curva de ingreso total de la
empresa (IT ), que representa gráficamente la relación entre el ingreso total y la cantidad
vendida. En el punto A sobre la curva IT, Camisas Don Carlos vende 9 camisas y tiene un
ingreso total de 225 dólares. Debido a que cada camisa adicional vendida representa una
cantidad constante (25 dólares), la curva de ingreso total es una línea recta con pendiente
ascendente.

Ingreso marginal

El ingreso marginal es el cambio en el ingreso total como resultado del aumento en una unidad
de la cantidad vendida. En la tabla de la figura 12.1, cuando la cantidad vendida aumenta de 8
a 9 camisas, el ingreso total aumenta de 200 a 225 dólares. El ingreso marginal es de 25
dólares por camisa. Como la empresa en competencia perfecta es un tomador de precios, el
cambio en el ingreso total que resulta del aumento en una unidad de la cantidad vendida es
igual al precio de mercado. En la competencia perfecta, el ingreso marginal de la empresa es
igual al precio de mercado. La gráfica (c) de la figura 12.1 muestra la curva de ingreso marginal
de don Carlos (IMg), que es una línea horizontal al precio de mercado corriente.

Demanda del producto de la empresa

La empresa puede vender cualquier cantidad que elija al precio de mercado. Por lo tanto, la
curva de demanda del producto de la empresa es una línea horizontal al precio de mercado, la
misma que la curva de ingreso marginal de la empresa.

Smith, Say, James Mill y Ricardo: la identidad de Say

Algunos de los argumentos implicados por la ley de Say, tal y como Jean Baptiste Say la expuso
en su Tratado, se encontraban ya en La Riqueza de las Naciones de Adam Smith. Sin embargo,
puede decirse que Smith no los expuso de forma precisa ni tampoco llegó a plantear
expresamente el argumento central de dicha ley. En el capítulo titulado De la acumulación del
capital, o del trabajo productivo e improductivo, del libro segundo de La Riqueza de las
Naciones, Smith afirma lo siguiente

“Los capitales se incrementan con la parsimonia y disminuyen con la prodigalidad y disipación


[...]Así como el capital de un individuo sólo puede incrementarse con lo que ahorre de sus
ingresos o de sus ganancias anuales, el capital de una sociedad, que es el mismo de todos los
individuos que la componen, sólo se puede incrementar de la misma forma [...] Lo que
anualmente se ahorra se consume regularmente de la misma forma que lo que anualmente se
gasta, y ello ocurre casi en el mismo período, pero lo hace gente distinta […]La parte que
anualmente se ahorra, se emplea inmediatamente como capital con el objeto de obtener
beneficios, y se consume de la misma forma y aproximadamente en el mismo período de
tiempo, pero por gente diversa, por trabajadores, manufactureros y artesanos que reproducen
con un beneficio el valor de su consumo anual.”

Un poco más adelante, Smith afirma que “el único fin del dinero es permitir la circulación de los
bienes de consumo.”

De este modo Smith establece tres ideas sobre las que Say insiste en todas las ediciones de su
Tratado:

(a) el ahorro, más que el consumo, promueve la acumulación de capital y el crecimiento;

(b) los ingresos se gastan o invierten en su totalidad; y

(c) la única función del dinero es la de ser medio de cambio.

Pero Say da un paso más: establece que los productos se pagan con productos y enfatiza la
idea de que es la producción y no el consumo lo que crea riqueza. A pesar de que Say expresó
su ley de mercados de muy diversas formas, ninguna de ellas resulta más esclarecedora que la
siguiente:

[...] Un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos
por todo el monto de su valor. En efecto, cuando un productor termina un producto, su mayor
deseo es venderlo, para que el valor de dicho producto no permanezca improductivo en sus
manos. Pero no está menos apresurado por deshacerse del dinero que le provee su venta, para
que el valor del dinero tampoco quede improductivo. Ahora bien, no podemos deshacernos del
dinero más que motivados por el deseo de comprar un producto cualquiera. Vemos entonces
que el simple hecho de la formación de un producto abre, desde ese preciso instante, un
mercado a otros productos.”

Casi por las mismas fechas en que Say escribía, James Mill expresó el mismo argumento de
forma más precisa centrándose en la idea de que el valor de la producción se iguala al poder
de compra. En su obra Commerce Defended, publicada por primera vez en 1808, James Mill se
expresaba en los siguientes términos: “[..]Cada porción del valor de la producción anual de un
país se distribuye en forma de ingreso de algún individuo. Y cada individuo del país hace
compras, o algo que es equivalente a hacer compras, con cada céntimo que llega a sus manos.
La parte que se destina al consumo se emplea, evidentemente, en hacer compras. Y la parte
que se emplea en capital también. O bien se paga en forma de salarios a los trabajadores, que
inmediatamente compran alimentos y otros bienes necesarios, o bien se emplea en la compra
de materias primas. La totalidad del producto anual del país es, de este modo, empleado en
hacer compras. Como la totalidad de la producción anual del país se pone en venta, entonces
toda la renta nacional se emplea en comprar la totalidad de la producción ; por grande que
pueda ser la producción anual, siempre creará un mercado para ella. ”

Esta cita se puede resumir diciendo que la propensión al gasto es igual a uno para todo el
mundo. En otras palabras, los planes de gasto de cada individuo coinciden siempre y en todo
momento con sus expectativas de ingreso. Esto, automáticamente, implica la identidad entre
la oferta y la demanda agregadas. Dicha identidad se conoce habitualmente como identidad de
Say.

La identidad de Say no excluye la posibilidad de excesos de oferta (o de demanda) de carácter


local. Puede ocurrir que la gente deje de demandar un artículo y que quiera sustituirlo por
otro. Como consecuencia de ello nos encontraríamos con un exceso de oferta en un mercado
determinado y con un exceso de demanda en otro mercado. Pero estos desajustes acabarían
corrigiéndose a través de cambios en los precios relativos.

Ricardo reflejó sus opiniones sobre esta cuestión en el capítulo 21 de sus Principios y en la
voluminosa correspondencia que mantuvo con Malthus. Como ya se ha adelantado en el
capítulo anterior, Ricardo admite la posibilidad del atesoramiento, lo cual implica la
desigualdad entre oferta y demandas agregadas. Ricardo apunta incluso en sus Principios un
proceso de ajuste cuando la demanda y la oferta agregadas no coinciden. El siguiente pasaje
resulta ilustrativo al respecto: “Cuando los precios de las mercancías bajan en un mercado
debido a una oferta abundante, a una disminución de la demanda o a un alza del valor del
dinero, un industrial acumula naturalmente una extraordinaria cantidad de artículos
manufacturados, y no está dispuesto a venderlos a precios depreciados. Para hacer frente a sus
pagos ordinarios, a los cuales atendía con la venta de sus mercancías, trata ahora de tomar el
dinero en préstamo, y a menudo se ve obligado a pagar por él un interés elevado. Pero esto
sólo es temporal, pues o bien las esperanzas del industrial estaban bien fundadas, o bien
descubre que la demanda ha disminuido de modo permanente y no se resiste más al curso de
las cosas: los precios bajan y el dinero y el interés recobran su valor real.”

A pesar de todo, Ricardo parece sostener que los ahorros atesorados acaban siempre
canalizándose hacia la inversión aún en ausencia del mencionado ajuste En una referencia a
Say, Ricardo se preguntaba: “¿Están las líneas que siguen de acuerdo con el principio de Mr.
Say?: –“Cuánto más abundante es el capital disponible en proporción al número de empleos
que hay para él, tanto más bajará el tipo de interés sobre los préstamos”- A esto Ricardo
objetaba: “Si puede emplearse en un país capital en cualquier cantidad, ¿cómo puede decirse
que (el capital) es abundante, en proporción al número de empleos que hay para el mismo?” Es
decir, Ricardo parece suponer que la acumulación del capital y el crecimiento de la producción
tienen lugar con independencia del proceso de ajuste de del tipo de interés.

Todo esto parece indicar que, para Ricardo, los fenómenos de atesoramiento carecen de
importancia en una economía en crecimiento. Aunque pueda haber diferencias transitorias
entre ahorro e inversión (atesoramiento o desatesoramiento), si tomamos un período de
tiempo suficientemente amplio como unidad de análisis, la identidad ahorro-inversión queda a
salvo. Sólo se admite que en ciertos sub-períodos pueda dejar de cumplirse.

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