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PRINCIPIOS GENERALES

DE DERECHO INTERNACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE

Max Valverde Soto•

I.Soberanía y Responsabilidad 2
II.Principios de buena vecindad y de cooperación internacional 5
III.Principio de Acción Preventiva 7
IV. Principio de precaución 9
V. Obligación de indemnizar por daños 10
VI. Principio de responsabilidad común aunque diferenciada 13
VII. Principio del desarrollo sostenible 14
a. Equidad Intergeneracional 14
b. Uso sostenible de recursos naturales 14
c. Integración de medio ambiente y desarrollo 15
VIII. Conclusión 16

Este artículo presenta una descripción de los principios y normas generales del
derecho internacional ambiental que surgen de los tratados, acuerdos y costumbres
internacionales.1 La importancia de la generalidad de estos principios es que pueden
aplicarse a la comunidad internacional para la protección del medio ambiente.2

De acuerdo a las opiniones tradicionales, el derecho internacional público deriva


de una de las siguientes cuatro fuentes: convenios internacionales, costumbres
internacionales, principios generales de derecho reconocidos por naciones civilizadas y
decisiones y enseñanzas judiciales de expertos jurídicos altamente calificados.3 A partir
de las fuentes mencionadas, así como de otras menos tradicionales y vinculantes está
surgiendo un derecho internacional ambiental nuevo.

No existe un instrumento internacional de aplicación global que defina los


derechos y obligaciones de los países en temas ambientales. Sin embargo, las
resoluciones y declaraciones de los organismos internacionales a cargo del control
ambiental, tales como la Agencia de Energía Nuclear, describen las prácticas y
decisiones de los tribunales internacionales que desempeñaron un papel importante en la
elaboración de normas. A partir de ese amplio conjunto de instrumentos internacionales


Candidato para el grado de licenciado en derecho de la Universidad de Costa Rica, 1996.
1
Para la diferencia entre los principios generales de derecho y los principios generales de derecho internacional (estos
últimos se tratan aquí) véase M. Virally, The Sources of International Law, en el Manual de Derecho Internacional Público
143 (1968). Los principios generales de derecho internacional ambiental pueden basarse en la costumbre internacional, en
normas derivadas de tratados, en principios generales de derecho, como se menciona en el artículo 38 (1) (c) del Estatuto
de la Corte Internacional de Justicia, o con enunciados lógicos emanados de decisiones judiciales. Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, 1945, CIJ, artículo 38 (1). Véase también G. Fitzmaurice, 2 General Principles Law, 92 Hague
Recueil (1957).
2
B. Cheng, General Principles of Law as applied by International Courts and Tribunal 376 (1953).
3
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, supra nota 1. Véase también L.Henkin y otros, Derecho Internacional 35
(1986).
se pueden señalar siete principios. No todos ellos tienen la misma uniformidad y
aceptación, tal como se observará más adelante.

I. Soberanía y Responsabilidad

El derecho internacional ambiental se ha desarrollado entre dos principios


aparentemente contradictorios. Primero, los estados tienen derechos soberanos sobre
sus recursos naturales. Segundo, los estados no deben causar daño al medio ambiente.
Aunque el concepto de la soberanía de un estado sobre sus recursos naturales está
arraigado en el antiguo principio de soberanía territorial, la Asamblea General de las
Naciones Unidas lo impulsó más aún, al declarar, inter alia, que el derecho de los pueblos
y naciones a la soberanía permanente sobre sus recursos naturales y riquezas debe
ejercerse en interés del desarrollo y el bienestar de los habitantes del país.4 Esta
resolución refleja el derecho a la soberanía permanente sobre los recursos naturales
como un derecho internacional, aceptado por los tribunales, como un reflejo de las
costumbres internacionales.5 La soberanía nacional sobre los recursos naturales se ha
corroborado en acuerdos internacionales.6

El concepto de soberanía no es absoluto y está sujeto a una obligación general de


no causar daño al medio ambiente de otros países o a zonas más allá de la jurisdicción
nacional. Tal como se señaló en la Declaración de Río de 1992:

“De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del
derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de
aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas ambientales
y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades
realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al
medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de los
límites de la jurisdicción nacional.”7

Esto deriva de la máxima general de que la posesión de derechos implica el


cumplimiento de las correspondientes obligaciones.8

4
Declaración sobre la Soberanía Permanente sobre los Recursos Naturales, Resolución AG 1803 (XVII) (14 de diciembre,
1962); véase también la Declaración del Derecho al Desarrollo, Resolución 41/128 (4 de diciembre de 1986) de la
Asamblea General.
5
Texaco Overeas Petroleum Co. y California Asiatic Oil Co. vs. Libia, 53 I.L.R. 87 (24 de marzo de 1982); Kuwait vs.
Independent American Oil Co., 21 I.L.M. 976.
6
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Convenio para la Protección del
Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, 16 de noviembre de 1972, artículo 15, 11 I.L.M. 1358, 1363 [en adelante UNESCO
sobre Patrimonio]; Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Ambiental: Convención sobre Diversidad
Biológica, 5 de junio de 1992, principios 2, 31 ILM 818 [en adelante la Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad
Biológica]; Convenio sobre la Conservación de la Fauna y la Flora en Estado Natural, del 8 de noviembre de 1933, artículo
9(6), 172 L.N.T.S 241; Convención Internacional para la Conservación de las Tierras Pantanosas de Importancia
Internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas (Convenio de Ramsar), 2 de febrero de 1971, artículo 2(3),
996 U.N.T.S. 245 [en adelante el Convenio de Ramsar sobre Pantanos]; Convenio Internacional sobre las Maderas
Tropicales, 18 de noviembre de 1983, artículo 1, documento de la ONU TD/TIMBER/11 rev.1 (1984); Convenio de Basilea
sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación, 22 de marzo de 1989,
artículo 12, 28 I.L.M. 649, 668; Cumbre de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo; Convención Marco
de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, 9 de mayo de 1992, artículo 14, 31 I.L.M. 849, 867 [en adelante
Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático].
7
Convenio de las Naciones Unidas sobre la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 15 de junio de
1992, principios 2, 31 I.L.M. 876 [en adelante la Declaración de Río]
8
Opinión Consultiva sobre Namibia, 1971, CIJ 16.
La responsabilidad de no causar daños ambientales precede a la Declaración de
Río. Todo estado tiene la obligación de proteger los derechos de los otros estados, tal
como se analiza detenidamente en el caso Trail Smelter9:

“…según los principios del derecho internacional, ningún Estado tiene


derecho a usar o permitir que se use su territorio de modo que se causen
daños por razón de emanaciones en el territorio o hacia el territorio de
otro Estado o a la propiedad o personas que se encuentren que allí se
encuentren, cuando se trata de ser un supuesto de consecuencias
graves y el daño quede establecido por medio de una prueba clara y
convincente.”10

Este principio se desarrolló aún más en 1961 cuando la Asamblea General de las
Naciones Unidas declaró que “los principios fundamentales del derecho internacional
imponen a todos los Estados una responsabilidad respecto de las medidas que, al
aumentar los niveles de precipitación radioactiva, puedan tener consecuencias biológicas
nocivas para la generación actual y las generaciones futuras de la población de los otros
Estados.”11 La obligación de evitar daños ambientales también ha sido aceptada en los
tratados internacionales12, así como en otras prácticas internacionales.13
Además, cuando se trata de recursos compartidos, es decir un recurso que no se
encuentra en su totalidad dentro de la jurisdicción de un estado, el concepto principal es
la obligación de utilizar el recurso en forma equitativa y armoniosa.14 Esta obligación se
relaciona principalmente con la cooperación sobre la base de un sistema de información y
previa consulta, y notificación para lograr la óptima utilización de dichos recursos sin
causar daño a los legítimos intereses de otros estados.15

9
Trail Smelter, Informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, 11 I.L.M. 1416 (16 de junio de
1972) [en adelante Declaración de Estocolmo]
10
Estados Unidos vs. Canadá, 2 R.I.A.A. 1907 (1941). Véase también: Pruebas Nucleares (Austlt. Vs. Francia), 1974 C.I.J.
389 (opinión discrepante del Juez de Castro).
11
Resolución 1629 de la A.G. (XVI) (1961). Véase también Resolución AG 2849, párrafo 4 (a) (1972).
12
Convención Internacional de Protección de Plantas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación, 6 de diciembre de 1951, preámbulo, 150 U.N.T.S. 68; Tratado sobre la Prohibición de Pruebas Nucleares en
la Atmósfera, en el Espacio Exterior y Bajo el Agua, 5 de agosto de 1963, artículo 1 (1), 480 U.N.T.S. 43; Convención
Africana sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, 15 de septiembre de 1968, 4 U.N.T.S. 1001;
UNESCO sobre Patrimonio, supra nota 6, en el artículo 16 (1)(b); Tratado de Cooperación Amazónica, 3 de julio de 1978,
artículo IV, 17 I.L.M. 1045; Convención para la Protección del Medio Marino y Áreas Costeras del Pacífico Sudeste, 12 de
noviembre de 1981, artículo 3(5). Materiales y Tratados Internacionales sobre Medio Ambiente 337; Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático sobre la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales, julio 1985, artículos 20
y 24 I.L.M. 1142; Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar; 10 de diciembre 1982, art. 193, 21 I.L.M.
1261 [en adelante Derecho del Mar]. Esta última convención establece que la obligación de prevenir el daño ambiental no
es solamente una obligación de no hacer algo; debe existir también una acción positiva hacia la protección del medio
ambiente.
13
Res. AG 2996 (XXVII) en general; Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, Res. AG 3281, artículo 30
(1974); Acta Final de Helsinki; Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, 14 I.L.M. 1292.
14
Véase, por ejemplo, Reglas de Helsinki sobre los Usos de las Aguas de los Ríos Internacionales, agosto 1966, en el
Informe de la Quincuagésimo segunda Conferencia de la Asociación de Derecho Internacional 484 (1967),
15
Resolución AG 3281, supra nota 13, en el capítulo II, artículo 3.
En aquellas zonas que se encuentran más allá de los límites de la jurisdicción
nacional, tales como la alta mar, el concepto aplicable no es el de soberanía, sino el de
patrimonio común de la humanidad. En una palabra, la propiedad mundial es pública y
su riqueza no puede ser propiedad de los estados. Los estados son sólo los
administradores de la riqueza y los recursos de aquella propiedad.16 Los estados deben
cooperar en la conservación y compartir los beneficios económicos de esas zonas.17
Hace poco tiempo, el concepto de patrimonio común de la humanidad se ha aplicado a la
protección de la Antártida.18

II. Principios de Buena Vecindad y de Cooperación Internacional

El principio de buena vecindad coloca en los estados la responsabilidad de no


dañar el medio ambiente. El principio de cooperación internacional también confía a los
estados la obligación de prohibir actividades dentro del territorio del estado contrarias a
los derechos de otros estados y que podrían dañar a otros estados y a sus habitantes.19
Esto se considera una aplicación de la máxima latina sic utere tuo ut alienum non laedas
(usa tus bienes de manera que no causes daño a los bienes ajenos).20

El principio de buena vecindad está estrechamente relacionado con la obligación


de cooperar para investigar, identificar y evitar daños ambientales. La mayor parte de los
tratados internacionales tienen disposiciones que requieren cooperación para producir e
intercambiar información científica, técnica, socioeconómica y comercial.21 Esta
obligación de cooperar no es absoluta. Está supeditada a las circunstancias locales, tales
como la protección de patentes.22

16
Véase en términos generales, A. Kiss. Droit International de l′environnement, Paris, 1989; Nouvelles Tendentes en Droit
International de l′environnement, Y.B. INT′L. L. (Dunker y Humboldt, Berlin, eds., 1990).
17
Derechos del Mar, supra nota 12, en los artículos 136, 137, 140, 21 I.L.M: 1261; Tratado sobre los Principios que
Gobiernan las Actividades de los Estados en la Exploración y Uso del Espacio Exterior, incluyendo la Luna y Otros Cuerpos
Celestes, 27 de enero 1967, 610 U.N.T.S. 205 [en adelante Tratado sobre la Exploración y Uso del Espacio]
18
Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, 4 de octubre, 1990, 30 I.L.M. 1461 (1991) (no está
en vigor). El concepto de patrimonio común de la humanidad ha sido de utilidad. Sin embargo, nos aporta un marco
conceptual menos convincente para la reglamentación de temas tales como el efecto invernadero y la protección de la
biodiversidad. Por lo tanto, surgió otro concepto, aquel del interés común de la humanidad. Todavía no está definido y creo
que nunca se definirá. Ese vacío es el que permite el surgimiento de la reglamentación internacional para actividades que
caerían bajo la jurisdicción interna de los estados.
19
La cooperación internacional se impuso a través del fallo de la Corte Internacional de Justicia en el caso del Estrecho de
Corfú (Reino Unido vs. Albania.), CIJ, 1949 (22 de abril). Véase también el Arbitraje del Lago Lanoux (España vs. Francia),
12 R.I.A.A. 285 (El Tribunal de Arbitraje afirmó: “Francia tiene derecho a ejercer sus derechos; no puede hacer caso omiso
a los intereses de España.” Isla de Palmas (EEUU vs. Holanda), 11 R.I.A.A. 829; Alabama Claims Arbitration, 7; J. Moore,
Digest of International Law 1059-67; American Mexican Claims Commission, Texas Cattle Claims Report to the Secretary
of State 51; Estados Unidos vs. Arjona, 120 U.S. 479 (1887); H. Kelsen, Principios del Derecho Internacional 96, 205-206
(1966).
20
Hungría invocó esta máxima como norma en el Proyecto Gabcikovo-Nagymaros (Hungría vs. Slovakia), 1992, C.I.J. 32.
Hungría apoyó su presentación en el caso del Estrecho de Corfú; Declaración de Estocolmo, supra nota 9, Declaración de
Río, supra nota 7 y el Proyecto de Artículos sobre Responsabilidad de los Estados aprobado por la Comisión de Derecho
Internacional (1990).
21
Derechos del Mar, supra, nota 12, en el artículo 200; Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica,
supra nota 6, en el artículo 17; Convenio sobre la Protección y Uso de los Cursos de Agua Transfronterizos y los Lagos
Internacionales, 17 de marzo de 1992, artículo 8 31 I.L.M. 1312; Convenio de Viena para la Protección de la Capa de
Ozono, 22 de marzo de 1985, artículo 4, 26 I.L.M. 1517 [en adelante el Convenio sobre la Protección del Ozono].
22
Convenio sobre la Protección del Ozono, supra nota 21, artículo 4; 26 I.L.M. en 1530-32; Derechos del Mar, supra nota
12, artículo 17.
El intercambio de información general es fundamental para controlar la puesta en
marcha de las obligaciones internacionales en el ámbito interno. Por ejemplo, un
intercambio de información basado en la cooperación con respecto al comercio de la
fauna en peligro de extinción es esencial para investigar la evolución de la población
animal.23 Ocurre lo mismo con las emisiones del efecto invernadero.24 Debido a la
importancia del intercambio de información, algunas convenciones crearon órganos
internacionales separados con las funciones de generar y distribuir información.25
Además, muchas convenciones contienen disposiciones referentes al conocimiento
científico26, a los cambios atmosféricos27, a la contaminación marina28 y a la preservación
cultural.29

Otros subprincipios que forman parte de la buena vecindad y de la cooperación


internacional son los de notificación y consulta previas. La notificación previa obliga a los
estados actuantes a dar aviso previo y a tiempo, así como a suministrar la información
pertinente, a cada uno de los estados que podrían perjudicarse a consecuencia de
actividades que afecten el ambiente.30 Por supuesto que los estados comunicarán
inmediatamente a otros estados acerca de cualquier desastre natural u otro tipo de
emergencia que puedan producir efectos transfronterizos.31 Asimismo, es especialmente
importante dar aviso cuando se produce un derrame de petróleo32, un accidente
industrial33 o un accidente nuclear.34

23
Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestre, 3 de marzo de 1973,
artículo 7, 993 U.N.T.S. 243.
24
Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, supra, nota 6, artículo 12.
25
íd. en art. 9 (se refiere a la Conferencia de las Partes, creada para asesorar en temas tecnológicos y científicos).
26
Véase la Declaración de Estocolmo en términos generales, supra nota 9, principio 20; Decisión del Consejo de la
Administración del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente: Principios de Conducta en la Esfera del Medio
Ambiente como Guía para los Estados en la Conservación y Utilización Armoniosa de los Recursos Naturales Compartidos
por dos o más Estados, 19 de mayo de 1978, 17 I.L.M. 1091 [en adelante Convención sobre la Conservación de Recursos
Naturales Compartidos].
27
Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, supra nota 6, artículo 15; Convención sobre la Protección del
Ozono, supra nota 21, artículo 3. La Convención sobre la Capa de Ozono es un modelo importante que invita a reaccionar
con rapidez ante los problemas ambientales. En un anexo se describen en detalle los aspectos que es necesario investigar
en forma científica coordinada. Por ejemplo, las posibles consecuencias del aumento de las radiaciones ultravioletas sobre
la salud humana y el medio ambiente. Este es uno de los motivos principales por los que las partes pueden lograr el éxito
en su lucha por evitar la destrucción del ozono.
28
Derechos del Mar, supra, nota 12, artículo 200.
29
UNESCO sobre Patrimonio, supra nota 6.
30
Declaración de Río, supra, nota 7, principio 19; Normas de Montreal sobre Derecho Internacional Aplicables a la
Contaminación Transfronteriza, septiembre 1982, Informe de la Sexagésima Conferencia de la Comisión de Derecho
Internacional 1-3 [en adelante las Normas de Montreal sobre la Contaminación Transfronteriza]; Convenio de Naciones
Unidas sobre la Conservación de Recursos Naturales Compartidos, supra nota 26, principio 6; Derechos del Mar, supra,
nota 12, artículo 206. Como parte del requisito de notificación, se pueden establecer disposiciones especiales para
proteger la revelación de información. Véase, por ejemplo, la Recomendación sobre los Principios relacionados con la
Contaminación Transfronteriza de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, del 14 de noviembre de
1974, Anexo 14 I.L.M. 242 [en adelante Principios de la OCDE relativos a la Contaminación Transfronteriza]; Decisión del
Consejo de la Administración del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente: Directrices de Londres para el
Intercambio de Información acerca de Productos Químicos de Comercio Internacional, mayo 1989, artículo 11.
31
Declaración de Río, supra, nota 7, principio 18.
32
Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación de los Buques, 2 de noviembre 1973, 12 I.L.M.1319, 1434 (no se
encuentra en vigor).
Además, si le fuera solicitado, el estado actuante tiene la obligación de entrar en
consultas con los estados que podrían estar afectados durante un período razonable de
tiempo.35 Sin embargo, aunque el estado actuante no esté obligado por las opiniones de
los estados consultados, debe tenerlas en cuenta. Por último, cuando un estado está
actuando en el territorio de otro, no alcanza con notificación y consulta. Se requiere un
informado consentimiento previo. Este consentimiento es obligatorio en actividades tales
como el transporte de desechos peligrosos a través de un estado,36 la prestación de
asistencia urgente después de un accidente37 y para realizar prospecciones de recursos
genéticos.38

III. PRINCIPIOS DE ACCIÓN PREVENTIVA

El principio de prevención de la contaminación debe diferenciarse de la obligación


de evitar daños ambientales. De acuerdo a esta nueva norma, un estado puede estar
obligado a prevenir daños dentro de su propia jurisdicción.39 Por lo tanto, es necesario
detener la eliminación de substancias tóxicas en cantidades o en concentración que
excedan la capacidad de degradación del medio ambiente, a fin de garantizar que no se
causarán daños a los ecosistemas.40 Es preferible actuar al comienzo del proceso para
reducir la contaminación, en lugar de esperar y luego restaurar las áreas contaminadas.

A fin de garantizar este principio, los estados han establecido procedimientos de


autorización, compromisos sobre normas ambientales, métodos para acceder a la
información, uso de sanciones y la necesidad de realizar estudios de impacto ambiental.41

33
Directiva 82/501/CEE del Consejo, artículo 5, 1982, O.J.
34
Convenio de Naciones Unidas sobre la Pronta Notificación y Asistencia en caso de Accidentes Nucleares o Emergencias
Radiológicas, 26 de septiembre de 1986.
35
Normas de Montreal sobre Contaminación Transfronteriza, supra nota 30, artículo 8; Convención de Naciones Unidas
para la Conservación de los Recursos Naturales Compartidos, supra nota 26, principios 6-7; Principios de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económicos relacionados con la Contaminación Transfronteriza, supra nota 30, principio
7; Convención sobre la Protección del Medio Ambiente celebrada entre Dinamarca, Finlandia y Suecia.
36
Convenio sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación, marzo
1989, artículo 6 (4), 28 I.L.M. 649; Organización de la Unidad Africana: Convención de Bamako sobre la Prohibición de la
Importación a África y la Fiscalización de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos dentro de África, 29
enero de 1991, artículo 6, 30 I.L.M. 773, 785.
37
No existe una obligación general afirmativa de prestar asistencia de urgencia si el estado que ayuda no es responsable
por el daño. Sin embargo, en algunos instrumentos internacionales se estipula la asistencia al territorio de las zonas
afectadas. Véase, por ejemplo, Convención sobre Asistencia en caso de Accidente Nuclear o Emergencia Radiológica, 26
de septiembre de 1986, artículo 2, 25 I.L.M. 1377; Declaración de Río, supra nota 7, principio 18; Derechos del Mar, supra,
nota 12, artículo 199; Convención de Naciones Unidas sobre la conservación de recursos naturales compartidos, supra
nota 26, principio 9 (3).
38
Convenio sobre la Diversidad Biológica, supra nota 6, artículo 15 (5).
39
Juez N. Singh, Prólogo de: Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible: Principios jurídicos y recomendaciones XI-XII
(1986).
40
Declaración de Estocolmo, supra nota 20, principio 6. El principio de prevención se puede encontrar en 1933 en el
Convenio sobre la Conservación de la Fauna y la Flora en Estado Natural, supra nota 6, creada para prevenir la extinción
de especies de fauna y flora.
41
El estudio de impacto ambiental es un procedimiento para examinar, analizar y evaluar las actividades propuestas antes
de tomar decisiones, a fin de minimizar los efectos adversos. Requiere la participación de las autoridades
gubernamentales y, cuando corresponda, la participación del público en los procedimientos.
Por ejemplo, los organismos internacionales42 así como muchos convenios43 incorporaron
los estudios de impacto ambiental como instrumentos de decisión. El principio de
prevención ha sido respaldado por instrumentos internacionales que previenen la
introducción de contaminantes44 y también por acuerdos en el campo del derecho
económico internacional.45 Por último, también ha sido amparado por la jurisprudencia
internacional.46

IV. PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

Aunque esta norma todavía está en evolución, se manifiesta en el principio quince


de la Declaración de Río, el cual establece que cuando existe un peligro de daño grave o
irreversible, la falta de certeza científica absoluta no se utilizará como justificación para
postergar la adopción de medidas eficaces en costos para evitar la degradación del
medio ambiente.47 Debido a que la certeza científica llega a menudo muy tarde para que
los políticos y abogados protejan el medio ambiente contra los peligros, se traslada la
carga de la prueba. Esperar a obtener pruebas científicas de los efectos que tienen los
contaminantes que se despiden en el ambiente, puede producir daños ambientales
irreversibles y sufrimiento humano. Tradicionalmente, los estados que deseaban adoptar
determinadas medidas protectoras debían probar de manera indiscutible el peligro y la
urgencia de las medidas deseadas.48 Afortunadamente, a raíz del principio de
precaución, este criterio tradicional sobre la carga de la prueba se invirtió de manera que
un estado pueda actuar antes, sin esperar hasta la presentación de la carga de la prueba.
Otra interpretación posible con respecto a esta reorientación en la carga de la prueba es
que los estados que desean emprender ciertas actividades, deberán probar que ellas no
causarán daño al medio ambiente.49

42
Directiva Operacional (OD) 4.01 (1991) del Banco Mundial; 1 World Bank Environmental Sourcebook, 1990.
43
Declaración de Río, supra, nota 1, principio 17; Convención sobre la Regulación de las Actividades Antárticas Relativas a
los Recursos Minerales, 29 de enero de 1988, artículos 37 (7) (d)-(e), 39 (2) (c), 54 (3) (b), 27 I.L.M. 68, principio 11 (c) [en
adelante Convención sobre Minerales de la Antártica]; Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, supra
nota 6, artículo 14.
44
Léase en términos generales el Convenio para la Prevención de la Contaminación Marina Procedente de Fuentes
Terrestres, 22 de marzo de 1974, 13 I.L.M., 546; Convenio para la Protección del Mar Mediterráneo contra la
Contaminación, 15 de febrero de 1976, 15 I.L.M. 290; Convenio sobre la Protección y Uso de los Cursos de Agua
Transfronterizos y los Lagos Internacionales, supra nota 21; Convenio para la protección de los Alpes, 7 de noviembre de
1991, 31 I.L.M. 767 (no se encuentra en vigor). Véase también Convención Internacional para Prevenir la Contaminación
de las Aguas del Mar por Hidrocarburos, 12 de mayo 1954, 327 U.N.T.S. 3, preámbulo; Convención sobre la Alta Mar, 29
de abril de 1958, 450 U.N.T.S. 82, artículo 25; Convenio para la Prevención de la Contaminación Marina Provocada por
Vertidos desde Buques y Aeronaves, 15 de febrero 1972, 932 U.N.T.S. 3, artículo 1; Derechos del Mar, supra nota 12,
artículo 194 (1); Convenio relativo a la Pesca en las Aguas del Danubio, 29 de enero de 1958, 339 U.N.T.S. 23, artículo 7;
Tratado por el que se Prohíben los Ensayos con Armas Nucleares en la Atmósfera, en el Espacio Exterior y Bajo el Agua,
supra nota 12, art. 1 (1); Convenio sobre la Contaminación Atmosférica Transfronteriza a Larga Distancia, 13 de noviembre
de 1979, 18 I.L.M. 1442, artículo 2; Convenio para la protección de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente de la
región del Pacífico Sur, 25 de noviembre, 1986, 26 I.L.M., 38, artículo 5 (1).
45
Cuarta Convención de Lomé entre los Estados de África, el Caribe y del Pacífico y la Comunidad Europea, 15 de
diciembre de 1989, 29 I.L.M. 783, artículo 35 (no está en vigencia); Tratado de la Unión Europea, 7 de febrero de 1992,
artículo 130r (2), 31 I.L.M. 247.
46
Ciertos yacimientos de fosfato en Nauru (Nauru vs. Australia), 1992, Corte Internacional de Justicia, 240, 244.
47
Declaración de Río, supra nota 7, principio 15.
48
Convenio para la Prevención de la Contaminación Marina Procedente de Fuentes Terrestres, supra, nota 44, artículo 4
(4).
49
Esta interpretación fue adoptada por el Convenio para la Protección del Medio Marino del Atlántico Nordeste de 1992, 22
de septiembre de 1992, 32 I.L.M. 1069, Anexo II, artículo 3(3)(c). En virtud de este acuerdo, las partes deben dar a
El primer tratado que incorpora este principio es el Convenio de Viena para la
Protección de la Capa de Ozono.50 A partir de entonces, se ha abordado extensamente
el concepto de precaución en la protección del medio ambiente.51 Lamentablemente, los
requisitos del principio no son precisos y sus formulaciones varían. Lo que todavía sigue
siendo ambiguo es la determinación del punto a partir del cual la falta de pruebas
científicas no puede aducirse como argumento para postergar la adopción de medidas.

¿Cuándo puede exigirse legalmente una acción preventiva? Si bien el Convenio de


Bamako de 199152 vincula los principios de prevención y de precaución y no exige que se
trate de una posibilidad de daño grave (baja el nivel a partir del cual se exige la adopción
de medidas sin la comprobación científica)53, el Convenio para la Protección del Medio
Ambiente Marino del Nordeste Atlántico54 exige más que una mera posibilidad de daño,
elevando el umbral necesario para la adopción de medidas preventivas55.

V. OBLIGACIÓN DE INDEMNIZAR POR DAÑOS

Los estados tienen la responsabilidad de garantizar que las actividades que se


realizan dentro de su jurisdicción o su control no causen daño al medio ambiente de otros
estados o áreas fuera de los límites de su jurisdicción nacional. La violación de esta regla
ampliamente aceptada puede causar daños.56 Todo estado que haya cometido una
violación al derecho internacional debe poner fin a esa manera ilegal de proceder y
reestablecer la situación anterior a la conducta ilegal. Si fuera imposible restablecer las
circunstancias anteriores, el estado debe pagar indemnización.57 Un acto ilegal o

conocer los resultados de los estudios científicos que demuestren que cualquier operación de vertimiento de desechos
radioactivos no tendrá resultados peligrosos para los seres humanos, recursos vivos y otros recursos del mar. Íd.
50
Convenio sobre la Protección del Ozono, supra nota 21, preámbulo.
51
Íd., artículo 2(2)(a); Convenio para la Protección del Medio Ambiente Marino de la Zona del Mar Báltico, abril 1992, 30
I.L.M. (1992) (no está vigente); Declaración Ministerial de la Conferencia Internacional sobre la Protección del Mar del
Norte, Bremen, 1º de noviembre de 1984; Declaración Ministerial de la Segunda Conferencia sobre la Protección del Mar
del Norte, Londres, 25 de noviembre de 1987; Tercera Conferencia del Mar del Norte, La Haya, 8 de marzo de 1990;
Declaración Ministerial sobre Desarrollo Sostenible en la Región de la Comunidad Económica Europea, Bergen, 16 de
mayo de 1990; Convenio sobre la Prohibición de la Importación en África y el Control del Movimiento Transfronterizo y el
Manejo de Desechos Peligrosos dentro de África, supra nota 36, artículo 4(3)(f).
52
Organización de la Unidad Africana: Convención de Bamako sobre la Prohibición de la Importación a África y la
Fiscalización de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos dentro de África, 29 de enero de 1991, 30 I.L.M.
773.
53
Según el artículo 4(3)(f) del Convenio de Bamako, las partes deben adoptar e implementar enfoque preventivos y
precautorios para los problemas de contaminación, lo cual implica, inter alia, prevenir la liberación de sustancias al
ambiente, que puedan causar daño a la humanidad o al ambiente sin esperar que las pruebas científicas prueben el daño,
Íd. Esta formulación también vincula los enfoques de prevención y de precaución.
54
Convenio para la protección del medio marino del Nordeste Atlántico, supra, nota 49.
55
Según el artículo 2(2)(a) del Convenio para la protección del medio ambiente marino del Atlántico del Nordeste, las
medidas preventivas deben tomarse cuando existan “motivos razonables para pensar que….incluso cuando no haya
pruebas concluyentes de una relación de causalidad entre el hecho y sus consecuencias.” Convenio para la protección del
medio ambiente marino del Atlántico del Nordeste, supra nota 49. Este acuerdo también vincula los enfoques de
prevención y de precaución.
56
Declaración de Estocolmo, supra nota 20, principio 21, Declaración de Río, supra, nota 7, principio 2.
57
R. Wolfrum, Reparation for International Wrongful Acts, Enciclopedia de Derecho Internacional Público 352; Véase
también el caso: Ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia polaca (el llamado caso Chorzow) (República Federal
Alemana vs. Polonia), 1928 P. C.I.J. (serie A) No.17, página 377 (13 de septiembre); Restatement (third) of the Foreign
Relations Law of the United States, párrafo 901 (1986).
improcedente tiene lugar cuando: a) la conducta consiste en un acto u omisión imputada
a un estado de acuerdo al derecho internacional, y b) dicha conducta constituye una
violación de una obligación internacional del estado.58 Esta definición plantea tres
problemas con relación al derecho internacional ambiental. Primero, ¿qué criterio se
aplica para imputarle a un estado una determinada responsabilidad? Segundo, ¿cuál es
la definición de daño ambiental? Tercero ¿cuál es la forma apropiada de reparación?

Con respecto a la primera pregunta, existen tres opciones: falta (negligencia),


responsabilidad objetiva (se presume responsabilidad, pero se admiten causas
excluyentes)59 y obligación incondicional (no se admiten causas excluyentes de
responsabilidad, y el estado sería responsable aún por un acto de Dios). Si bien la
negligencia se basa en la debida diligencia, la responsabilidad objetiva y la obligación
incondicional imponen responsabilidad por actos que no están prohibidos en el derecho
internacional. La responsabilidad objetiva recalca el daño más que la conducta.

Se ha generalizado la opinión de que el derecho internacional carece, en líneas


generales, de responsabilidad objetiva u absoluta.60 No hay una fuente única de
responsabilidad aplicable en todas las circunstancias, sino varias, cuya naturaleza
depende de la obligación en cuestión.61 Por lo tanto, el derecho internacional no es
concluyente con respecto a los criterios que deben aplicarse para cumplir con las
obligaciones del medio ambiente. Por ejemplo, la responsabilidad objetiva en el caso de
actividades extremadamente peligrosas puede considerarse un principio general de
derecho, dado que se encuentra en todas las legislaciones locales del mundo.62 Algunos
tratados establecen incluso la obligación incondicional para estas actividades.63 Sin
embargo, la responsabilidad estricta u obligación incondicional son más difíciles de
imputar con respecto a actividades que no son de naturaleza extremadamente
peligrosa.64 Debe tenerse en cuenta que el daño también puede proceder directamente
de órganos estatales, de particulares dentro del territorio65 o también del cumplimiento de
medidas legítimas.66

58
Proyecto de Artículos sobre la Responsabilidad de los Estados, [1980] 2 Anuario de la Comisión de Derecho
Internacional, 30-4.
59
I. Brownlie, System of the Law of Nations, State Responsibility, Parte I, página 44 (1983). Véase también el Caso del
Estrecho de Corfú, 1949, Corte Internacional de Justicia 4, 84-86 (9 de abril) (voto discrepante de J. Azevedo).
60
M. Sorensen, Manual de Derecho Internacional 539 (1968).
61
1 L. Oppenheim, Derecho Internacional 509 (1955).
62
11 A. Tunc, Enciclopedia Internacional de Derecho Comparado, capítulo V.
63
Convenio sobre la Responsabilidad Internacional por Daños Causados por Objetos Espaciales, 29 de marzo de 1972,
961 U.N.T.S. 187, artículo II.
64
Algunos convenios contienen disposiciones exculpatorias para casos de fuerza mayor (el estado se encuentra
involuntariamente en una situación en la que le es materialmente imposible adoptar una conducta que se ajuste a las
obligaciones internacionales, o de dificultad grave (ajustarse a la obligación es posible pero puede resultar en la pérdida
de vida). Véase, los Derechos del Mar, supra, nota 12, artículo 18 (2), 39 (1) (e); Convenio Internacional para la Prevención
de la Contaminación de las Aguas por Hidrocarburos, supra nota 44, artículo V.
65
Véase el caso British Property in Spanish Morocco, 2 R.I.A.A. 642 (1925), en el cual el árbitro, Max Huber, declaró, en
relación con los daños causados por los particulares a propiedades británicas en Marruecos español “que un estado tiene
la obligación de ejercer vigilancia”.
66
Por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial, tras la derrota de Italia, el gobierno francés embargó propiedades
italianas en Túnez: Comentarios sobre el caso en, en re: Rizzo, INT´L L. Rev. 322 (1955). La Comisión de Conciliación
Con relación a la segunda pregunta, los daños al medio ambiente deben definirse
como el resultado de una violación al derecho internacional. Esto presenta un dilema,
puesto que el derecho internacional consuetudinario aún se está desarrollando y algunos
tratados sobre el medio ambiente se basan fundamentalmente en la cooperación
voluntaria. Además, los daños ambientales han sido definidos como perjuicios causados
a los recursos naturales, así como67 también, una degradación de los recursos naturales,
de las propiedades68, del paisaje y de los valores estéticos y recreativos del medio
ambiente.69

Por último, con respecto al concepto de reparación, la Corte Permanente de


Justicia Internacional declaró que:

El principio esencial que contiene la noción de un acto


ilegal…es que la reparación debe, en la medida de lo posible,
eliminar todas las consecuencias producidas por el acto ilegal y
restablecer la situación que, con toda probabilidad no hubiera
sucedido si no se hubiera cometido ese acto. La restitución en
especie, o de no ser posible, el pago de una suma que
corresponda al valor que tendría la restitución en especie; de
ser necesario, indemnización por daños y perjuicios sufridos,
que no estén cubiertos por la restitución en especie. Estos son
los principios que deben utilizarse para determinar la suma de
la debida indemnización, por un acto contrario al derecho
internacional.70

El problema es que en el medio ambiente, la reconstrucción idéntica puede no


ser posible. Una especie extinta no puede reemplazarse. Sin embargo, el objetivo debe
ser, al menos, limpiar el medio ambiente y restaurarlo de manera que pueda cumplir
con sus principales funciones. Pero, aún si la restauración es físicamente posible,
puede no ser económicamente viable. Además, la restauración de un medio ambiente
al estado en que se encontraba previamente al daño, podría significar costos que no
guardan proporción con los resultados esperados. Dichos elementos, combinados con
la falta de precedentes legales y la insuficiencia del estado tradicional para evaluar los
daños al medio ambiente, hacen el panorama difícil. 71

VI. PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD COMÚN AUNQUE DIFERENCIADA

declaró que “el acto contrario al derecho internacional no es la medida de embargo en sí, sino la presunta falta de debida
diligencia de parte del estado francés en la ejecución de tal medida.” Íd.
67
Véase, en términos generales, la Convención para la Reglamentación de las Actividades sobre los Recursos Minerales
Antárticos, supra nota 43.
68
Proyecto de Artículos sobre la Responsabilidad de los Estados, supra, nota 58, artículo 24.
69
Convenio sobre Responsabilidad Civil por el Daño Resultante de Actividades Peligrosas para el Medio Ambiente, 21 de
junio de 1993, 32 I.L.M. 1228.
70
Ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia polaca (República Federal Alemana vs. Polonia), 1928, Corte Permanente
de Justicia Internacional (series A) No. 17, página 377 (13 de septiembre).
71
Comunicación de la Comisión de la Comunidad Europea al Consejo y al Parlamento Europeos sobre responsabilidad
ambiental, página 32 (1993).
La protección del medio ambiente es un desafío común a todos los países.
Debido a las diferentes orientaciones en el desarrollo y a la necesidad de compartir la
responsabilidad de la degradación ecológica, algunos países tendrían que asumir una
mayor proporción del peso de la conservación. La idea es que los estados deben
cumplir con las obligaciones internacionales de conservación del medio ambiente
teniendo en cuenta la equidad y de conformidad con sus responsabilidades en común
aunque diferenciadas y con sus respectivas capacidades. Este principio fue reconocido
en la Declaración de Río en los principios cuatro y siete.

Este principio incluye dos elementos constitutivos. El primero es la


responsabilidad común de los estados de proteger el medio ambiente.72 Esto significa
que los estados deben participar en una labor mundial de conservación. El segundo
elemento es entender las diferentes circunstancias de cada estado.73 Por ejemplo, los
países industrializados contribuyeron más al calentamiento del planeta que los países
en vías de desarrollo. 74 Si bien todos los estados tienen la obligación de participar en
la solución para el medio ambiente, la adopción de normas nacionales y obligaciones
internacionales pueden diferir. Por ejemplo, el plazo para la implementación de
medidas preventivas puede variar de país a país.75

VII. EL PRINCIPIO DE DESARROLLO SOSTENIBLE

El principio de desarrollo sostenible se define por primera vez en el Informe


Brundtland76, como un desarrollo que satisface las necesidades (en especial las
necesidades esenciales de la población pobre del mundo) del presente, sin comprometer
la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer las suyas. Se impone la idea de
las limitaciones en la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades del
presente y del futuro.77

El desarrollo sostenible sugiere que la idea central de la labor de protección del


medio ambiente es el mejoramiento de la condición humana.78 Según el enfoque
antropocéntrico, la protección de la fauna y de los recursos naturales no es un objetivo

72
Convenio para el Establecimiento de una Comisión Interamericana del Atún Tropical, 31 de mayo de 1949, 80 U.N.T.S.
72, preámbulo; Convención de Ramsar sobre Pantanos, supra nota 6, preámbulo; UNESCO sobre Patrimonio, supra nota
6, preámbulo; Tratado sobre la Exploración y el uso del Espacio Exterior, supra nota 17, artículo 1; Resoluciones 43/53
(1988), 44/207 (1989) y 45/212 (1990) de la Asamblea General.
73
Declaración de Estocolmo, supra nota 9, principio 23; Declaración de Río, supra nota 7, principios 11 y 6; Convenio de
Cooperación para la Protección y Desarrollo del Medio Ambiente Marino y Costero de la Región del Este y Centro de África
(Abidjan), 28 de marzo de 1981, artículo 4 (1), 20 I.L.M. 746; Convenio de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
supra nota 6, preámbulo; Convenio sobre la protección del Ozono, supra nota 21, artículo 2 (2); Derechos del Mar, supra
nota 12, artículo 207.
74
Resolución 3281 de la Asamblea General, supra nota 13, artículo 30.
75
Protocolo sobre Substancias que Agotan la Capa de Ozono; 16 de septiembre de 1987, artículo 5(1), 26 I.L.M. (permite
que los países en desarrollo retrasen el cumplimiento de las medidas de control si se cumple con algunos de los
requisitos).
76
Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (el informe Brundtland).
77
Id. Nuestro futuro común, 43 (1987).
78
Declaración de Río, supra nota 7, principio 1.
en sí, sino una necesidad para garantizar una mejor calidad de vida para los seres
humanos.

El desarrollo sostenible, tal como se refleja en los acuerdos internacionales,


abarca al menos tres elementos:

A. Equidad intergeneracional

La equidad intergeneracional es la responsabilidad de cada generación de dejar a


las nuevas generaciones una herencia de riquezas que no sea menos que lo que ellas
mismas heredaron. La generación actual tiene la responsabilidad de administrar el
cuidado de los recursos naturales para las nuevas generaciones.79 Tanto los primeros
tratados80 en el tema como los tratados más recientes81 se refieren a este principio.

B. Uso sostenible de los recursos naturales

Los orígenes de este principio de uso sostenible de los recursos humanos se


remontan a 1893, cuando Estados Unidos proclamó el derecho de garantizar el uso
adecuado de las focas para salvarlas de la extinción.82 El término se ha utilizado en los
convenios sobre conservación.83

Si bien se ha intentado definir el principio del uso sostenible de los recursos


naturales, no existe una definición general. Se usan términos tales como: apropiado,84
uso prudente,85 explotación sensata86, gestión ambientalmente sana,87 ecológicamente
sana y utilización racional88, intercambiándose sin definiciones.

79
E. Brown Weiss, Our rights and obligations to future generations for the environment, American Journal of International
Law, 84:1, 198 (1990).
80
Convención Internacional para la Conservación de la Ballena (CICAA), 2 de diciembre de 1946, UNTS 161, 72,
preámbulo; Convenio Africano sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, supra nota 12, preámbulo.
81
Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres, 3 de marzo 1973, 993
U.N.T.S., 243, preámbulo; Convenio de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, supra nota 6, artículo 3 (1); Convención
de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, supra nota 6, preámbulo.
82
Caso de arbitraje sobre las focas del Mar de Bering (Gran Bretaña vs. Estados Unidos), reimpreso por J.Moore,
International Arbitrations 755 (1893); véase también Fisheries Jurisdiction (Reino Unido vs. Islandia) 1974, CIJ, 34-35, en
donde se defendió la obligación de cooperar para la conservación y uso sostenible del patrimonio de la humanidad, entre
ellos los recursos biológicos del mar.
83
Acuerdo sobre el Plan de Acción para una Gestión Ambientalmente Sana del Sistema del Río Zambezi, 28 de mayo de
1987, 27 I.L.M. 1109, preámbulo; Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, supra nota 6, artículos 1, 8,
11, 12, 16-18; Convención de Naciones sobre Cambio Climático, supra note 6, artículo 3 (4).
84
Acuerdo para el Establecimiento de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo de la FAO, 24 de septiembre de
1949, 126 U.N.T.S. 237, artículo IV (a).
85
Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, 22 de junio de 1979, preámbulo,
19 I.L.M. 15 (1980).
86
Ley relativa a la navegación y cooperación económica entre los estados de la cuenca del Río Níger, octubre de 1963,
preámbulo, 587 U.N.T.S. 9.
87
Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe, 24 de marzo de 1983,
artículo 4 (1), 22 I.L.M. 221.
88
Convención sobre los Efectos Transfronterizos de los Accidentes Industriales, UN-ECE, 17 de marzo de 1992, artículo 2
(2) (b), 31 I.L.M. 1333.
C. Integración del medio ambiente y desarrollo

“A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente


deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en
forma aislada.”89 Por lo tanto, al poner en práctica las obligaciones ambientales, es
necesario tener en cuenta el desarrollo económico y social y viceversa.

Si bien las organizaciones internacionales tales como el Banco Mundial y la


Organización Mundial del Comercio no solían abordar el tema del medio ambiente, hoy
en día se están dirigiendo gradualmente hacia ello.90 En la macroeconomía, el cambio
hacia un desarrollo sostenible exige, por ejemplo, nuevos sistemas de contabilidad para
la evaluación del progreso del país. El sistema de contabilidad debería incluir
mecanismos de control de la contaminación y del daño ambiental al calcular el producto
interno bruto (PIB). Por ejemplo, la extracción de minas no reflejaría un aumento del
PNB, sino también una reducción de los recursos naturales.91 En la microeconomía, el
desarrollo sostenible requeriría, por ejemplo, la imposición de costos por daños
ambientales al estado que causó el daño.92

La integración del medio ambiente y el desarrollo se remontan a la Conferencia de


Naciones Unidas de 1949 sobre Conservación y Utilización de Recursos,93 la cual
reconoció la necesidad de desarrollo permanente y la aplicación generalizada de las
técnicas de conservación y utilización de recursos.94 Este enfoque también toma en
cuenta los tratados regionales95 y mundiales.96

VIII. CONCLUSIÓN

El significado y las consecuencias legales de los principios anteriormente


expresados todavía están sin resolver. Algunos de ellos se han desarrollado en un
período de tiempo corto y a veces en contextos distintos. Además, las costumbres de los
estados también están en evolución. Otro factor que complica el campo del medio
ambiente es que algunos principios no tienen un significado definido. Tampoco hay
unanimidad con respecto a las consecuencias legales de estas normas. Esta

89
Declaración de Río, supra nota 7, principio 4.
90
E. Iglesias. El papel de los organismos multilaterales de cooperación en el desarrollo sostenible: el caso del BID, 20
Revista de Ciencias Sociales Iberoamericanas de la Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas
Iberoamericanos, 147-157 (1993).
91
Oficina de Estadísticas de la Secretaría de las Naciones Unidas, Proyecto de Manual sobre Contabilidad Ambiental y
Económica Integrada (1992).
92
Este es el principio del que contamina paga, lo cual supone que el que contamina tiene la responsabilidad de pagar los
gastos por medidas de prevención contra la contaminación o bien de pagar por el daño causado debido a que no se
incorporaron los costos ambientales de la producción.
93
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Conservación y Utilización de Recursos.
94
Resolución 32 (v) de las Naciones Unidas, Consejo Social y del Medio Ambiente (1947).
95
Convenio Regional de Kuwait de Cooperación para la Protección del Medio Ambiente contra la Contaminación, 24 de
abril de 1978, 1140 U.N.T.S. 133; Tratado de Cooperación para el Desarrollo de la Cuenca Amazónica, supra nota 12.
96
Convenio de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, supra nota 6; Convenio sobre Diversidad Biológica, supra nota 6,
preámbulo.
combinación de circunstancias hace difícil obligar a la comunidad internacional a proteger
el medio ambiente.

Las normas de soberanía permanente sobre los recursos naturales, la


responsabilidad de prevenir el daño al medio ambiente, la buena vecindad y la
cooperación en relación con la protección ambiental se encuentran muy establecidas y
arraigadas en la práctica de los estados y en los instrumentos internacionales. Más aún,
la soberanía permanente puede considerarse como un derecho internacional
consuetudinario.

Por otra parte, la obligación de indemnizar por daños causados al medio ambiente
puede considerarse un corolario de la obligación general de indemnizar por daños
provocados por actos internacionales ilegales. Sin embargo, la dificultad de evaluar el
daño ambiental en relación con las normas actuales de responsabilidad, hace difícil la
aplicación de las normas. Además, no hay acuerdo con respecto al tipo de
responsabilidad que debe aplicarse (subjetiva u objetiva). No obstante, la tendencia
imperante es evitar estas nociones vagas y definir la conducta que obligatoriamente cada
nación debe mantener para no causar daño a los demás estados. Por lo tanto, la
obligación de evitar el daño ambiental se expresaría como la obligación de tomar las
medidas que garanticen que las actividades controladas por el estado coincidan con las
normas internacionales de protección ambiental. Estas normas de conducta serán las
normas utilizadas para decidir si se violó un acuerdo.97

Las medidas preventivas y precautorias y los principios de desarrollo sostenible


son más difíciles de defender, por tratarse de conceptos bastante nuevos e imprecisos.
Sin embargo, ellos merecen atención, dado que, sin lugar a dudas, determinarán el futuro
desarrollo del derecho internacional. Por ejemplo, si el principio de desarrollo sostenible
se arraiga rápidamente en el sistema de derecho internacional, todas las decisiones
podrían estar sujetas a la investigación ambiental.

Por último, no debe subestimarse la influencia de la litigación internacional.98 Las


decisiones de los tribunales internacionales tales como el Tribunal de Justicia de la
Comunidad Europea (se le otorgó poder decisorio supranacional dentro de la Comunidad
Europea)99 y de la Corte Internacional de Justicia sobre temas ambientales contribuirán a
la codificación de estos principios.100

97
L. Henkin y otros, supra, nota 3, página 529.
98
Z. Plater y otros, Environmental Law and Policy: Nature, Law and Society 1007 (1992).
99
P. Sands, European Community Environmental Law: Legislation and the European Court of Justice (1991) (señala varios
casos recientes en los que se defienden con firmeza los principios ambientales).
100
En julio de 1993, la Corte decidió formar una Sala de Asuntos Ambientales compuesta de siete miembros en vista de la
evolución del derecho y de la protección del medio ambiente que ha tenido lugar durante los últimos años.

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