La responsabilidad social, tiene un efecto mucho más amplio en el actual ambiente de
globalización, en que el espíritu de solidaridad ha de manifestarse en un mundo más pequeño y poblado, con fronteras cada vez más tenues, en que el espíritu solidario debe extenderse en el espacio no sólo a los que están cerca sino también a los que están lejos. No sólo a quienes compartimos el planeta en estos momentos, sino también respecto de las futuras generaciones que lo poblarán, a quienes debemos entregar un ambiente vivible en lo ambiental y en lo social. En la actualidad se requiere profesionales éticos de las empresas y organizaciones practiquen la responsabilidad social y sean éticos, necesitamos que los actores de la innovación institucional sean competentes, creativos, contextuales, conceptuales y que comprendan que la solidaridad es la clave para lograr la sostenibilidad y para afrontar esta crisis de legitimidad que vivimos. Se necesita que las personas en las organizaciones entiendan que la Responsabilidad Social, Corporativa o Empresaria, debe de la mano de la ética profesional dejar de ser sólo discurso y reflejarse en la acción cotidiana, en los actos, en las actividades, en las tareas y en nuestro trabajo diario.