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PEDRO JACINTO PAZOS

Micronegocios vs. Megamercados


Otros sentidos de identidad, distinción y consumo
en los microempresarios de Lima Norte
Lima 2014. Fondo Editorial de la UNMSM

Mario Maldonado Valenzuela


Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga

M
icronegocios vs. Megamercados contextualizan en el libro Micronegocios vs.
es un libro de suma importan- Megamercados: otros sentidos de identidad,
cia, que nos conduce a estudios distinción y consumo en los microempresarios
de la antropología urbana, hechura de la de Lima Norte. El autor analiza y explica la
realidad peruana donde se ve lo que dijo sociedad limeña de las últimas décadas del
Arguedas1 (1968) «... No hay país más di- presente siglo, donde conviven sujetos so-
verso, más múltiple en variedad terrena y ciales diversos, de todas las sangres y quizá
humana; todos los grados de calor y color, es el epíteto del zorro de arriba y el zorro
de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de abajo, conglomerados sociales hetero-
de símbolos utilizados e inspiradores. No géneos con o sin diferencias, encuentros
por gusto, como diría la gente llamada y desencuentros en el geosocial de Lima
común, se formaron aquí Pachacamac y Norte, caracterizado por la geografía físi-
Pachacutec, Huaman Poma, Cieza y el ca y social; lo mismo, es simbólicamente
Inca Garcilaso, Tupac Amaru y Vallejo, dividido por el corte de la avenida Tupac
Mariátegui y Eguren, la fiesta de Qoyllur Amaru, descrito en los de arriba y los de
Riti y la del Señor de los Milagros; los abajo, o los de lejos del Centro, los de fue-
yungas de la costa y de la sierra; la agricul- ra de Lima- Centro, la no gente. También
tura a 4 000 msnm; patos que hablan en nos muestra una complejidad social de
lagos de altura donde todos los insectos de gentes de diferentes lugares que han en-
Europa se ahogarían; picaflores que llegan contrado el porvenir al final del túnel en
hasta el sol para beberle su fuego y llamear sus espacios calles o avenidas, repleto, en
sobre las flores del mundo. Imitar desde sí de una feria andina serrana-costeña a la
aquí a alguien resulta escandaloso». peruana, donde los nosotros son de todo
Discurso que apertura la invisibili- el Perú muy manifiesta en los rostros y la
dad de la sociedad andina, que ahora es práctica social que conlleva en sus senti-
plasmada en estudios antropológicos que dos de socializar.
Según, J. Pazos, en realidad, los mi-
1 Citado por C.I. Degregori (2000). Extractos del dis- croempresarios denominados así han en-
curso de recibimiento del premio Inca Garcilaso de
la Vega (Lima, octubre de 1968). contrado relaciones socioeconómicas con

YUYAYKUSUN 6 (2014) 15-30 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Perú 303


Notas y reseñas

los megamercados en la sociedad de Lima. En el lado de la antropología, citaré


Sí, antes fueron pobladores que arribaron solo a uno de los autores conocidos de
en busca de un futuro mejor, con expec- muchos que ha discutido Jacinto Pazos
tativas en mejorar los estilos de vida, di- en el texto, el antropólogo francés Marc
ferentes de su origen sociogeográfico que, Augé2 (1997), Los no lugares. Augé, seña-
una vez que lograron llegar a la sociedad la que la sobremodernidad, introduce la
limeña, la cara visible de la sociedad an- diferencia entre lugar y no lugar, la que
dina, han formado los denominados pue- se establece por el criterio temporal de la
blos jóvenes, asentamientos humanos, permanencia o la transitoriedad, pues los
vía invasiones en los conos de Lima. En no lugares, dice, los transitamos como pa-
el texto Micronegocios vs. Megamercados, sajeros: esta oposición entre el lugar donde
todo lo dicho ha transitado y es distingui- vivimos y el lugar por donde pasamos, la
do hoy en día con el término incluyente traduzco como lugar y no lugar. Es una
que excluyente, Lima Norte, Lima Sur. La oposición de tipo empíric: el lugar que
mayoría es y son migrantes del Perú pro- vivimos que es la casa, y después el lugar
fundo, generaciones de ayer, de hoy vi- por donde pasamos, posiblemente el liceo,
ven y conviven, seguramente del mañana el supermercado, el banco y cosas como
también, al lado de otros macronegocios ésa. Agrego, el punto de vista de Abilio
que en la actualidad son conocidos como Vergara3 (2013), quien precisa, «una de
megaplazas o supermercados donde con- las problemáticas quizá no debidamente
vergen y se entrecruzan limeños y provin- debatidas en el trabajo antropológico en
cianos. Tal como dice el autor, Lima en la / de la ciudad es pertinencia del método
actualidad representa la ciudad de todos etnográfico para estudiar las metrópolis».
los peruanos, porque hay personas de to- En este sentido, «los lugares refieren a las
das las ciudades y por qué es la capital del prácticas que allí se realizan, pero también
país, Lima simboliza el Perú entero y em- de cuestiones imaginarios, articulando de
presarios de Lima y provincias. esta forma una función instrumental a
Asimismo, en el libro, discute pos- un orden simbólico, y a la inversa». Marc
turas antropológicas contemporáneas, Augé, según Abilio Vergara, es «como la
específicamente, la antropología urba- expresión más característica del no lugar,
na. También encara estudios de consu- señala al metro, pues, dice, en la multi-
mo y marketing de Rolando Arellano tud coexiste pero no intercambia, y lo que
(2005/2010). Contrastando sus plantea- lo denomina es el efecto de pasar, otros
mientos de Arellano al afirmar que «lo ejemplos paradigmáticos serían los hosta-
único que le queda al país y sus poblado- les y aeropuertos». Según Augé, provienen
res consumidores es el marketing. Según
este autor, lo único válido es la mercado-
2 Marc Augé. Los no lugares. (1997). Los no lugares.
tecnia con la publicidad y sus estadísticas Espacios del anonimato. La antropología de la sobre-
gruesas y genéricas cuyo conocimiento lle- modernidad. Barcelona: Gedisa.
va a las grandes inversiones y los grandes 3 Abilio Vergara (2013). Etnografía de los lugares.
Una guía antropológica para estudiar su concreta
capitales. complejidad. México, D.F.

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de los no lugares, en la pequeña relación efectuado en los megamercados de Lima


de los no lugares la gente no intercambie. norte. Señala que, la etnografía vista en la
Al contrario, dice, Abilio Vergara, que, los metodología antropológica ha llegado a su
mejores amigosy de toda la vida, pueden cenit con la discusión epistemológica que
surgir del liceo y los compadres, del centro implica hacer etnografía hoy. En sus pa-
de trabajo. Entonces se observa cierta con- labras dice, priorizo el texto en contrapo-
fusión en Augé, cuando extiende el con- sición a lo que hizo Nigel Barley4 (2002)
cepto de no lugar a toda la ciudad. Pues, como antropólogo primer mundista, es
el lugar es como el espacio que, circuns- decir no puedo escribir El antropólogo ino-
crito y demarcado, contiene determinada cente, notas desde una choza de barro, sino,
singularidad emosignificativa y expresiva, El antropólogo no inocente, notas desde un
es el espacio donde específicas prácticas depa tercermundista. Eso da temor y suena
humanas construyen el lazo social, (re) a burla pero se puede hacer y hasta se pue-
elaboran la memoria a través de la ima- de ironizar a Barley o Malinowski. Todas
ginación demarcándolos por el afecto y la estas reflexiones nacen de la lectura de
significación, (Vergara, 2013). los viejos antropólogos. En parte Barley,
Jacinto Pazos, reorienta las categorías como etnógrafo, me llevó a este transitar
de Marc Augé (1997), en el mundo con- no tan efímero que digamos, pero sí, con
temporáneo, donde según sus escritos, se los espacios sociales completamente dis-
cruzan dos categorías claves: los lugares y tintos a nuestros viejos objetos de estudio
los «no lugares». Dice, «describo-pero, no en la antropología (Pazos, 2014).
asumo la frase no lugar, en el sentido de En realidad, Jacinto Pazos, invita a
dicho autor, cuando explica que estos son estudios antropológicos y el trabajo de
aquellos espacios que indican sentido no campo de la antropología urbana con-
identitarios, no relacionales y no históri- temporánea, constatando con el método
cos, en oposición al lugar que establecía etnográfico la construcción e interacción
la clásica antropología para ubicar preci- sociocultural de los sujetos sociales en mo-
samente identidades, historias y sentidos vimiento en mega plaza de Lima Norte,
relacionados en contextos predetermina- rodeado de entornos y calles adyacentes
dos de los otros o de lo exótico y lo ex- de micronegocios de los «limeños» de hoy.
cluido». Además, los no lugares, son espa- Entonces, el lugar antropológico y el actor
cios donde nos encontramos bajo ciertas social están presentes al lado nuestro, toda
interacciones de contractualidad solitarias una complejidad sociocultural tejido y en-
producto de nuestras relaciones constitui- tretejido que confluyen limeños y provin-
das a partir del transporte, el comercio o cianos, quizás está, lo que dijo años atrás,
el ocio. Donde el no lugar, a mi entender, C.I. Degregori (2000) cuando responde a
es inexistente en el buen dicho conceptual la interrogante ¿no crees que en ese dis-
que Augé propone, (Ibid). curso de Uchuraccay5 termina la antro-
Por otro lado, el profesor Pazos, re-
curre a la mirada etnográfica, describe los 4 Barley, Nígel. (2002). El antropólogo inocente. No-
tas desde una choza de barro. Barcelona: Anagrama.
cambios y trastrocamientos que se han 5 El 23 de enero de 1983 se dio a conocer la muerte

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pología en el Perú?, y él precisa: «en todo chos y fenómenos sociales de las décadas
caso, termina una manera esencialista de anteriores, la antropología no podría estar
entender a las comunidades y los pue- al margen de este fenómeno migratorio,
blos indígenas como reductos congelados de la informalidad, la lucha con la for-
de una tradicionalidad ubicada fuera del malidad, y el Estado peruano sin ningu-
tiempo y al margen del país. Sin embargo na respuesta política, económica, al cual,
la antropología no murió en Uchuraccay. Hernando de Soto llamó el otro sendero6.
Por esos años las y los antropólogos cargan Mientras, Matos Mar7 denominó, desbor-
otra vez sus mochilas y emprenden con de popular. Desborde popular, en toda
retraso el camino del campo a la ciudad, dimensión, de las pautas institucionales
siguiendo a su objeto de estudio rural que que encausaron la sociedad nacional y so-
había sido protagonista de masivas migra- bre las cuales giró desde su constitución
ciones desde mediados del siglo. Desde como república. Además, precisa, que «el
ese entonces se habían realizado estudios desborde en marcha altera la sociedad, la
de antropología urbana, a partir de los 80 cultura y la política del país creando ince-
ellos se multiplican (Ibíd). sante y sutilmente nuevas pautas de con-
En otros términos, estaríamos expli- ducta, valores, actitudes, normas creencias
cando retrospectivamente lo que se ha y estilos de vida, que se traduce en múl-
llamado la antropología en la ciudad, es tiples y variadas formas de organización
decir, estudios sobre migrantes que llegan —social, económica y educativa— lo cual
a las ciudades, sus redes, sus asociaciones, significa uno de los mayores cambios de
su éxito como movimiento barrial o como toda nuestra historia» (Ibíd). Finalmente,
microempresario, hasta llegar a las migra- en la mirada de Matos Mar, cambia el
ciones transnacionales. rostro de la ciudad urbana limeña, «el
Entonces, la antropología en la ciu- centro de Lima, la llamada Lima cuadra-
dad, abordó temas de la migración, el da virreinal ha venido cristalizando ese
escenario donde los sujetos migrantes se nuevo rostro desde las décadas de 1960.
ubicaron y el rol social que desempeñaron Sus calles adquieren el aspecto de ferias
en la ciudad, de tal modo hubo confusión, provincianas por el discurrir de multitu-
encuentro y desencuentro entre la socie- des que las copan. Sus múltiples servicios
dad de migrantes campesino rural y con son mayoritariamente utilizados por estas
un envoltorio cultural diferente a los ci- nuevos personajes populares y el sector de
tadinos de la costa limeña, frente a los he- economía contestataria tienen en ella su
núcleo de acción más importante. Nuevos
de un número indeterminado de cuadros del par-
fenómenos concurren a alterar no sólo el
tido comunista del Perú- Sendero Luminoso (SL)
en Huaychao, comunidad de las alturas de Huanta
(Ayacucho). La noticia parecía confirmar el rumor
de que las comunidades iquichanas se estaban en- 6 Hernando de Soto. 1990. El Otro Sendero. Insti-
frentando a SL. Un grupo de ocho periodistas inte- tuto Libertad y Democracia. 8ª. Edición. Bogotá –
resado en averiguar lo ocurrido viajó a la zona pero Colombia.
fue asesinado en Uchurraccay, comunidad vecina de 7 Matos Mar. 1986. Desborde popular y crisis del Es-
Huaychao. tado. Instituto de Estudios peruanos. Lima.

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rostro de la vieja y tradicional ciudad, sino nales y peruanos que fluyen diariamente
toda el área metropolitana (Ibíd). en este gran complejo comercial de Lima
El texto de Jacinto Pazos es la opción Norte. Estos lugares constituyen una ciu-
de hacer la antropología urbana, que nos dad comercial, donde los consumidores
conduce a la continuidad de esos estudios interactúan de la manera más variada y
socioculturales de la ciudad, quizá diría, moderna en ambientes de compra y di-
conforme pasan los años, se desarrolle la versión que implica a la vez a la familia,
antropología de la ciudad, es decir, aque- los paisanos y amigos en su conjunto. En
lla que estudia sujetos netamente urbanos cuanto a la segunda pregunta, conlleva a
en ciudades que experimenta transforma- analizar y explicar los procesos cotidianos
ciones vertiginosas en su cultura y sensi- en la sociedad limeña, investiga el com-
bilidad. Bajo esta entrada, Pedro Jacinto plejo sociocultural del microempresario-
Pazos, en Micronegocios vs. Megamercados megamercado y, relación directa con la,
analiza y explica la antropología de la ciu- identidad/ modernidad, distinción y con-
dad, pues, observa en Lima Metropolitana sumo, desde sus principales representa-
una cadena de supermercados y galerías ciones limeñas como imaginarios urbanos
que vienen renovando la imagen y la in- teniendo como base la modernización en
fraestructura limeña. Él mismo señala, la que se dinamiza la capital.
son centros de abastecimiento denomi- Del mismo modo, analiza, «los nue-
nados actualmente «malls», que llevan el vos espacios socioculturales que se recrean
nombre de Wong, Vivanda, Ripley Max, en la gran Lima impuestos por el mundo
Sagafalabella, Santa Isabel, Totus, Eco, del capital, cuya expresión se observa des-
Plaza Vea, Metro etc. Que anteriormente de los medios de comunicación así como
estos mercados se encontraban en lugares en los servicios y comercios expresados
estratégicos de la gran Lima, en lugares de en los grandes «malls» hacen percibir una
estratos sociales medios, para luego ubi- serie de nuevos códigos, símbolos y len-
carse en los conos de la capital, cuyos es- guajes que trastocan los niveles de cono-
pacios son categorizados por las ciencias cimiento de los individuos, sobre todo de
sociales como zonas populares. los pobladores migrantes que forman del
Algunas preguntas de Jacinto Pazos microempresariado, que están generando
son: ¿por qué estudiar micronegocios vs me- una serie de estilos y comportamientos
gamercados? ¿Cuáles son las percepciones mucho más relacional, familiar, solidario
de distinción que se establecen desde los y de redistribución, en ámbitos que se
establecimientos de los megamercados y/o suponen implican relaciones individua-
de los espacios sociales de consumo en los lizadas modernas producto del consumo
microempresarios de la Lima actual? ¿Se que dichos establecimientos generan».
incluyen o se (auto) excluyen en la capital Es decir, «los mismos espacios expuestos
limeña desde sus imaginarios urbanos los en los megamercados van recreando una
referidos actores sociales en escena? Según re-socialización familiar y amical, que no
la primera pregunta arguye, lo que vemos rompe los cánones de las añejas redes so-
es una dinámica de capitales multinacio- ciales, establecidas en los migrantes de los

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años setenta u ochenta del siglo pasado, mirones y consumidores de espectáculos


a pesar de obtener cotidianamente signos, musicales o de diversión, largas filas en las
códigos y símbolos productos de una mo- oficinas de las principales compañías tele-
dernidad sobrepuesta bajo los afanes de fónicas para consumo o pagos de recibo.
una hiper-individualidad hedonista del Lo detallado revela un espacio social
consumo que se trata de imponer». en movimiento de interacción, dinamici-
El autor manifiesta una intermedia- dad sociocultural compleja en términos
ción de dominio en el trato que parece ser culturales. Es decir, el afán de la gente co-
de igualdad u homogeneidad, cuando en bra un sentido socializado y colectivizado
realidad el poder real está subsumido en el en sus actos y compañías que los lleva a
consumo de las mercancías adquiridas por pensar el consumo desde la emoción y la
los propios microempresarios en dichos alegría. Otro aspecto importante que vi-
establecimientos. Desde esta lógica, todas sualiza, es entrar o mirar a los grandes cen-
las relaciones anteriores existentes en los tros comerciales. La distinción desde esta
mercadillos, paraditas de compra, tienda perspectiva viene por las poblaciones de
de abarrotes e, incluso la variedad de con- los asentamientos humanos que se mues-
sumo en servicios, donde la intermedia- tran por la parte alta de la avenida Tupac
ción era de confianza, con jerarquías de Amaru, y los que viven por debajo de ella.
respeto en el trato, complementando con Es decir, el corte poblacional se observa
las relaciones familiares y de paisanaje, se desde dicha avenida, si uno viaja de norte
pierden por las relaciones sociales que se a sur o viceversa se nota claramente los de
presentan como invisibles a nivel de los arriba y los de abajo (Ibíd.).
consumidores en estos nuevos centros de De esta forma, en los sentidos de
venta (Ibíd.). identidad, distinción e inclusión mi-
Cuando explora los espacios sociales croempresarial, el autor aborda las expre-
y desplazamiento en el megamercado de siones familiares y parentales. Trata de un
Lima Norte, nos presenta, «desde una grupo que prácticamente está dejando de
mirada etnográfica describe los cambios y lado las fiestas religiosas en la familia, los
trastocamientos que se han efectuado en el amigos y, los vecinos. Los paisanos en un
gran megamercado de Lima Norte» y ob- primer momento eran los soportes de las
serva los conglomerados sociales y lugares redes sociales que implicaba la compra y la
comunes en el complejo comercial como: venta, cuando aún el comercio ambulato-
clientes de los bancos y usuarios de tarje- rio era la fuerza de los ahora los microem-
ta de crédito, consumidores de productos presarios. En este trabajo, el autor, mues-
«alimentos perecibles» y no «perecibles» tra las formas en que dichas interacciones
de los supermercados, consumidores solos siguen latentes o en su defecto son parte
y en familia, conglomerados en los proba- del pasado. También se averiguó sobre los
dores/ vestidores de ropa, espacios de en- comportamientos existentes a partir de las
cuentro y enamoramiento de los jóvenes fiestas religiosas. Lo que encuentra en los
y adolescentes asistentes a dichos recintos, microempresarios, es que, no asisten a las
sujetos sociales espontáneos: escuchas y fiestas religiosas con sus familiares, paisa-

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nos y amigos o vecinos. Parece que las fies- Las preguntas como esta; ¿si tuviera
tas pasan a un segundo plano. Pero cuan- los capitales necesarios, lograría hacer
do se trata de reuniones con los familiares una competencia con espacios de venta
y amigos, parece que allí están presentes, disponible en lugares exclusivos? , los suje-
para mantener las buenas relaciones, cele- tos sociales respondieron que sí serían ca-
brar fechas especiales o también para di- paces de comprarse un puesto de venta en
vertirse, en realidad este lazo mantienen el centro histórico. Argumentan, que exis-
aún con cierta solidez para estos casos, o ten: como venden por estos lugares por-
en su defecto mantiene aún las apariencias que tienen más clientes y son dueños de la
de las familias en armonía o en real situa- casa. Con capital comprarían sus puestos
ción de convivencia familiar. en centro histórico y Miraflores. Sus ca-
En cuanto a exclusión e inclusión en pitales no les dan para comprar galería en
los espacios comerciales y sus manifesta- el centro y ya tienen clientes cautivos. Sus
ciones socioétnicas. Jacinto Pazos, dice capitales no responden para competir en
que el sentido de resistencia que asume Miraflores y no conocen a la gente. Nunca
frente a los mismos macrocomercios que fueron desalojados de lugares de venta.
son los poseedores del capital y cuya ló- Las ventas siguen igual etc. (Ibid).
gica es vencer o arrasar con todo rasgo de Finalmente, al decir, lo cholo «como
negocio micro. Esto no ocurre ni se reti- peruano» y lo «serrano como orgullo pro-
ran de la zona con tremendo movimiento vinciano» en este punto nos muestra la ex-
de capitales que se les impone, por lo cual, presión de los sujetos sociales estudiados
deben de caer en desgracia y autoexcluirse quienes manifiestan que Lima es la ciudad
o buscar trabajo en otras actividades labo- donde se trabaja solo para sobrevivir, y es
rales, lo cual es imposible. Más bien lo que la ciudad donde encontré trabajo, los cho-
se observa es, una consolidación y solidez los progresan en Lima y es todas las san-
de los mismos, es decir, son las lógicas de gres, nunca discriminados por su color, en
los comerciantes cuya continuación de los Lima se sienten regular, por su situación
negocios, se les presenta bajo la ventaja de económica, cholo significa ser peruano y
los años que llevan en la zona. provinciano, lo serrano significa orgullo
«Por ello, el pánico del gran ogro que provinciano y del Perú.
los llevaría a la quiebra no se ve. Y, las re- Entonces, el libro de, Jacinto Pazos,
ferencias, de las causales del por qué ven- nos invita en la actualidad, a que,la antro-
de en estos lados es respondida porque, pología ha abierto un abanico de orienta-
tienen más clientela.En realidad, es un ciones teóricas desde ciertas subdisciplinas
problema de costumbre con la clientela, el que tienen una gama de propuestas que
espacio de ventas y gente ya conocida que deben ser debatidas en toda su amplitud.
puede ser sus vecinos, amigos o clientes, Por ello, es un texto de la antropologías
cuya confianza es cultivada desde buen de la ciudad con una mirada en contex-
tiempo atrás, y donde es imposible arries- tos socioculturales de la complejidad so-
garse con la competencia o sus caseros en cial limeña, peruana, provinciana que se
otros lados» (Pazos, 2014). entrecruzan heterogéneamente los sujetos

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sociales de todas las sangres, los de arriba peruana, por un antropólogo no inocente,
y los de abajo en términos de Arguedas, en estudiar la diversidad cultural del Perú
por ello, es recomendable la lectura aca- desde la antropología de la ciudad.
démica y crítica la producción intelectual
hecha desde un país tercer mundista a la Ayacucho, junio del 2014

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