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EQUIVOCACIÓN ACTIVA PARA ORDENAR AL MUNDO

1.-
Ayer había un dios caballo
en el monte ancho de nuez.
Su antigua mente linfática
se hundía paulatina en ramas secas;
en la agónica voluntad
equina y roja que le quedaba,
nervioso como en sus días
broncíneos de pureza y rabia hitita,
elaboraba glosarios
vastos y asfixiantes como islas
y los recitaba ante nadie,
para demostrar todavía a nadie
su amor terrible al mundo o al monte,
su pasión sin fe hacia la roca
que se hizo polvo.

2.-
Y dijo dios caballo a media tarde:
aprendida ya mi lección
tras siglos de ser mi voz humo sin rito,
que la confusión de las golondrinas me ampare
si alguna vez vuelvo a regir;
seré tan ingenuo como el acto
de pedir perdón al mundo,
será mi sombra poderosa
delicada y altiva y brillante sin luz
como un tulipán negro devoto a mis devotos,
seré el no yo jamás definitivo
y será el mundo una piedra hueca
repleta de oídos atentos al ruido
de dios, que seré yo,
y será entre nosotros a veces la muerte
espléndida, bien forjada
si alguien otra vez me escucha.
¡Yo prometo!
Sí, por qué no; prometo.
3.-
Más allá del eco y de los muros
en ruina, en el mundo sin cielo
de los que respiran poco, y tienen piel
humana y voz humana, la promesa
última de dios caballo transita
hecha pliegue dentro de una onda:
viaja lejos y nocturna,
por venerables y débiles caminos
de plata y de nenúfar
y de arcilla, hacia las mentes
jamás desamparadas de unos pocos
inmunes al insomnio; viaja
y rebota y alcanza la periferia blanca
de una entidad humana tal vez joven
adicta a la esperanza y al vacío
que sin saberlo anhela voces
de otros días, y en su lecho de cansancio
contrarresta las vigilias opresivas
en el sueño luminoso de los tristes,
eterno penúltimo amparo,
en espera de lo que alguna vez han de traerle
ciertos caminos venerables y débiles,
de plata y de nenúfar y de arcilla.

4.-

(las mentes son nueces)

…………….

entre quienes duermen profundo, y reciben


a veces voces antiguas venidas

un humano inmune al insomnio


en el mundo hecho de cielo de los que respiran,

alguien escucha y acepta

las palabras penúltimas de Dios caballo.

Alguien que no nació ayer abre los ojos,

la boca, los tendones:

recibe aire frío y ceniza.

Desde entonces, azul


en el ayuno, refractario

a todas las músicas,

alguien avanza sin cerrar los ojos,

la boca, los tendones.


En sus heridas cada vez nuevas

vive un hogar:

sereno y desnudo como un dragón

allí Dios caballo duerme.

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