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Los estudios sobre el cambio en la cobertura y uso nes, que propician variaciones en la cobertura natu-
del suelo proporcionan la base para conocer las ten- ral, durante las últimas décadas, las actividades hu-
dencias de los procesos de deforestación, degrada- manas se han convertido en el principal desencade-
ción, desertificación y pérdida de la biodiversidad de nador de la transformación de los ecosistemas (Vi-
una región determinada (Lambin et al. 2001). Aun- tousek et al . 1997). Por ejemplo, se estima que la
que existen eventos naturales, tales como los huraca- pérdida de bosques desde los albores de la humani-
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dad al presente va de un tercio (Noble y Dirzo 1997) Lambin et al. 2001), y es el tema al que se le da cen-
a casi la mitad (Cincotta et al. 2000) de la superficie tr al atención en este artículo.
total original. Este proceso se agudizó durante los úl-
timos dos siglos al cuadruplicarse la densidad de la EL ESCENARIO E N MÉXICO
población y desaparecer más superficie forestal que
durante toda la historia de la humanidad sobr e la La media mundial predice que México debería tener
Tierra (Cincotta et al . 2000). Esta acelerada pérdida alr ededor de 0.7 ha de cubierta arbolada per capita
de la cubierta forestal lleva consigo el exterminio de para la presente década. Los datos actuales, no obs-
la reserva genética inherente a los ecosistemas au- tante, indican que México alberga tan solo 0.5 ha de
tóctonos. Entre las consecuencias más obvias desta- cubierta for estal per capita, y la predicción para el
ca la pérdida del potencial de uso de los múltiples 2025 será de 0.3 ha per capita; es decir por debajo de
bienes y servicios ambientales que proporcionan los la media mundial (Maser a 1996; Velázquez et al.
ecosistemas para el bienestar humano, el calentamien- 2001). Se estima que las selvas mexicanas cubrían
to global, la alteración de ciclos hidr ológicos y bio- alr ededor de un 20% de la superficie nacional, y que
geoquímicos, la introducción de especies exóticas, el entre 1976 y 1980 la deforestación anual de éstas fue
exterminio de las especies nativas y la pérdida de de 160,000 ha/año (Masera et al. 1997). En el cuadro
hábitat en general (Velázquez et al. 2002). 1 se presentan las principales estimaciones que re-
Esta acelerada pérdida del capital natural se acen- sultan de estudios par ciales o regionales, o bien que
túa en forma alarmante en los bosques y selvas tropi- se derivan de fuentes indirectas. Las discrepancias
cales. Para el periodo 1964–1973 los ritmos de defo- son muy amplias; esta situación destaca aún más si
restación de los bosques tropicales en el mundo se se r evisa para cada tipo de vegetación o para una
calculó en 21 ha/minuto, lo que significó una pérdida región en particular. Los estudios consultados sostie-
anual de aproximadamente once millones de hectá- nen que la tasa de deforestación oscila entre 1 y 10.4%
reas. Se estima que la conversión de coberturas fores- anual según la región.
tales primarias tropicales a coberturas antrópicas en el En general los enfoques utilizados para el análi-
mundo alcanzó en promedio 15.5 millones de hectá- sis de cambio de cobertura y uso del suelo, incluyen-
reas al año en el periodo de 1981-1990, con una tasa do el forestal, no son homogéneos , y por lo tanto los
anual de pérdida de 0.8%. En Latinoamérica, la FAO resultados son incomparables en términos de las ca-
(1995) estimó que para finales del siglo XX los bos- tegorías de mapeo que se utilizan, así como de las
ques y selvas se reducirían al 53% de la cobertura escalas de tr abajo (tiempo-espacio). Además, las es-
original. Ésta se considera la mayor transformación timaciones adolecen de la falta de mecanismos de
que ha ocurrido en Centro y Sudamérica, principal- evaluación de la calidad de las bases de datos anali-
mente en Brasil, México y Costa Rica, quienes contri- zadas y de la confiabilidad de los resultados obteni-
buyen con un 32% del total estimado (FAO 1995). dos. Las extrapolaciones a nivel nacional, por lo tan-
El procedimiento más confiable para medir el gra- to, son poco confiables e imprecisas para entender
do de conversión ambiental antropogénica es el estu- las transiciones en los usos del suelo.
dio de la dinámica espacio temporal de la cubierta Ante esta situación es primordial mejorar los
vegetal (Berry et al. 1996) o «análisis del cambio de mecanismos de e valuación, predicción y seguimien-
uso/cobertura del suelo» (LUCC por las siglas en in- to para que sean más confiables y describan la diná-
gles de «land use/cover change», Turner y Meyer 1994; mica del capital natural que resguarda México en sus
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diversos ecosistemas. Para tal fin, es necesario contar tos para poder obtener predicciones que describan
con bases de datos multitemporales , compatibles en la dinámica de la cubierta del suelo y por ende las
sus categorías y con alta calidad geográfica, que per- tasas de pér dida del capital natural. Con este estu-
mitan responder a estas demandas de manera expedi- dio se contribuy e a desarrollar un mecanismo de
ta. Estas bases de datos, con cobertura nacional, son seguimiento de la dinámica de los r ecursos natura-
escasas y no completamente compatibles. les asociados a la cubierta v egetal.
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cial, ya que solamente se hizo para áreas forestales,
dando como resultado una cartografía híbrida en la
cual se combina información actualizada y de la se-
rie I (Sorani y Álvarez 1996). El sistema clasificatorio
se deriva del sistema de la FAO y comprende 29 tipos
de vegetación. Esta información se presenta organi-
zada por cartas, escala 1:250,000, y por zona UTM en
formato digital.
Al principio de la década de 1990, el INEGI llevó a INEGI y está organizado en forma jerárquica en cua-
cabo una actualización de la cartografía serie I con tro niveles (Formación, Tipo, Comunidad y Subco-
base en la interpretación visual de espaciomapas. munidad); el nivel más detallado comprende 75 cate-
Los espaciomapas fueron derivados de la composi- gorías (Palacio et al. 2000). Además de los 10,000
ción a color de imágenes Landsat TM (combinación puntos de campo de INEGI a partir de los cuales se le
de bandas del infrarrojo y visible 4, 3, 2) impr esos a adjudica una etiqueta de identificación a cada polí-
escala 1:250,000. El sistema clasificatorio es aún más gono, se llevó a cabo una evaluación de la confiabili-
detallado que el de la serie I con más de 600 catego- dad del etiquetamiento de los polígonos utilizando
rías. Los datos se encuentr an únicamente en forma- más de 18,000 fotografías digitales tomadas durante
to digital. el mismo año (Mas et al. 2002). Los detalles sobre la
metodología seguida y los productos obtenidos se
INVENTARIO FORESTAL N ACIONAL PERIÓDICO (1994) encuentran en Palacio et al. 2 000 y Velázquez et al .
2001.
Entre 1992 y 1994 el Instituto de Geografía lle vó a
cabo la cartografía del Inventario Forestal Nacional EL SISTEMA CLASIFICATORIO PARA ESTE TRAB AJO
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de la vegetación y uso del suelo; posteriormente, y leyenda se tipificó en forma anidada la cobertura del
en conjunto con INEGI y la entonces S EMARNAT, se de- terreno en cuatro niveles de resolución espacial y se
sarrolló una serie de talleres durante los cuales se definieron criterios para cada uno de los niveles
estableció un sistema jerárquico (cuadro 2). En esta de agregación; asimismo, se representó la dinámica
C UADRO 2. LEYENDA JERÁRQUICA UTILIZADA EN LA EVALUACIÓN DEL CAMBIO DE USO DEL SUELO
1
2 Agricultura (de temporal) Agricultura de temporal
2, 3
7 Mesófilo de montaña Bosque mesófilo de montaña
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FORMACIÓN TIPO DE VEGETACIÓN Y USO DE SUELO COMUNIDAD Y OTRAS COBERTURAS
1
Incluye dos categorías: con cultivos anuales o con cultivos permanentes y semipermanentes.
2 Incluye la vegetación primaria y la vegetación secundaria arbórea en una sola categoría.
3
Incluye a las comunidades con vegetación secundaria arbustiva y herbácea.
4 Se refiere a las comunidades de matorrales con vegetación primaria.
5 Incluye la vegetación secundaria derivada de la alteración de los matorrales.
de la vegetación al considerarse categorías en conti- das, que no son contempladas por ninguna otra
nua transformación (el nivel de subcomunidad; Ve- base de datos.
lázquez et al. 2001). Por esta razón, este sistema ca- 3. El IFN 1994 incluyó al bosque mesófilo, como
tegórico ha sido adoptado como modelo para las esti- parte de las selvas, lo que no ocurre en ninguna
maciones de cambio de uso y cobertura del suelo (Ve- otra de las bases de datos, donde se incluyen
lázquez et al. 2002). Así se aseguró que los cruces de como parte de los bosques.
mapas y las estadísticas derivadas fueran compati- 4. El IFN 1994 no definió en forma sistemática cada
bles entre los diversos sistemas clasificatorios de cada categoría utilizada y carece de un diccionario o
una de las fuentes de información. glosario.
Los marcos conceptuales y sistemas clasificato- 5. El IFN 1994 es un producto cartográfico híbrido
rios de los dos últimos inventarios forestales son di- derivado de imágenes de satélite y de fotografías
ferentes, por lo que no pueden compararse. Entre los aéreas de la cartografía de INEGI serie I (28%).
argumentos sobre su incompatibilidad destacan:
Por lo anterior, en este trabajo se consideraron las
1. El IFN 1994 utilizó la categoría áreas forestales dos bases de datos del INEGI (serie I y II) y el IFN
perturbadas que incluye gran diversidad de cla- 2000 para monitorear los cambios de los tipos de ve-
ses de diversos orígenes, tales como matorrales, getación y uso del suelo entre tres fechas, que lla-
bosques y selvas secundarias, pastizales y áreas maremos en lo subsiguiente t1 (serie I), t2 (serie II) y
agrícolas. Esta categoría no existe en las otras t3 (IFN 2000). La compatibilidad entre cada una de
bases de datos, pero comprende alrededor del las bases de datos incluyó una revisión detallada
12% de la superficie del país. de las categorías que las constituyen a través de los
2. El IFN 1994 incluyó los conceptos de coberturas diccionarios que las describen. A partir de esto se
abierta y cerrada, y bosque y selva fragmenta- logró encontrar una o un grupo de categorías que INEGI
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maneja en sus dos series y se adecuaron a la leyenda
de la base de datos t3 (IFN 2000). De esta forma se
pudieron hacer compatibles las tres bases de datos
en cuanto a su leyenda (tanto en jerarquía como en
categorías).
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no se llevó a cabo el proceso de evaluación de su fuente original (t2 ) describe las ár eas de cambio en
calidad digital en forma independiente en esta eta- forma sistemática. Las coberturas evaluadas pre-
pa del trabajo. Sin embargo, se efectuó una evalua- sentaron una confiabilidad por arriba del 75% a
ción de la confiabilidad digital de t2 , al compararla nivel de «comunidad» (Mas et al. 2001). Esta con-
con la base de datos multifecha. En general se en- fiabilidad se incrementó a un 85% a nivel de «tipo
contraron inconsistencias entre las etiquetas de los de vegetación» y a un 95% a nivel de «formación»,
polígonos de esta base de datos y la del IFN 2000 todo ello como resultado del proceso de corrección
(t3). Esto se corr oboró con una revisión detallada de de este estudio.
la literatura existente par a el sur y sureste del país En síntesis, el grado de esfuerzo para la verifica-
en donde el 98% de las diferencias entre t2 y t3 se ción y corrección de las tres bases de datos (t1 , t2 y t3 )
atribuyeron a t2 . Esta base de datos se corrigió hasta buscó conciliar un nivel de precisión adecuada, una
llegar a un 95% de confianza. exactitud aceptable y un esfuerzo de corrección facti-
ble. En total, se invirtieron ±2,200 horas/hombre para
BASE DE DAT OS t 3 ( IFN 2000) llegar a los niveles deseados.
Esta base de datos corresponde exclusivamente al año ESTIMACIÓN DE LOS PROCESOS DE CAMBIO
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1/ n El cruce entre t1-t2 y t2 -t3 aportó evidencias del pro-
δn = () S2
S1 −1
(Ecuación 1) blema de la fecha asignada a t2 (1993). Los resultados
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para cada formación, y las tasas de cambio expresadas por ciento del total por lo que no afectan las estadísticas
en porcentaje. Los valores negativos describen las for- generales y son parte del error estimado en nuestras
maciones que pierden y los valores positivos las que estadísticas. En síntesis, el esfuerzo (medido en horas/
ganan superficie. Las cifras en negritas representan una hombre y costos financieros) para poder eludir al 100%
categoría denominada «falsos cambios». Esto se puede los «falsos cambios» se incrementarían exponencial-
deber a dos razones: conversiones entre categorías no mente mientras que los resultados generales no se mo-
factibles (cambio de bosques a selvas, por ejemplo) que dificarían en forma significativa. Por lo anterior se con-
son producto de las inconsistencias entre las bases de sidera a este análisis como confiable en sus estimacio-
datos, o bien al uso de criterios diferentes para tipificar nes entre t1 (1976) y t3 (2000).
a cada una de las categorías (por ejemplo un «bosque» Una manera clara de mostrar las tasas de conversión
abierto puede ser categorizado como «pastizal natural», es comparar las tasas de cambio entre las diversas forma-
dependiendo del intérprete). La sumatoria de todas las ciones. Las que se disponen por debajo del cero indican
celdas de falsos cambios no representan más de un tres las categorías que están a) perdiendo y las que se dispo-
CUADRO 4 A. MATRICES DE CAMBIO PARA AMBOS PERIODOS A) t1 (1976) Y t3 (2000) Y B) t2 (1993) Y t3 (2000)
2000
Otras coberturas
Matorral
Bosques
C ultivos
Totales
Selvas
A)
Bosques 29,72 0,440 874,204 309,215 794 13,612 367,858 2,374,394 1,532,731 10,864 35,204,112 -0.25
Selvas 863,519 27,940,359 187,743 156,000 47,388 36,856 4,844,220 3,626,278 56,615 37,758,978 -0.76
Matorral 557,484 222,597 53,252,429 34,810 863,475 596,808 2,658,647 2,439,049 120,554 60,745,853 -0.33
Vegetación 3,491 166,865 80,049 1,599,906 67,893 8,099 249,189 114,332 4,264 2,294,088 -0.59
hidrófila
1 Otros tipos 11,821 25,485 544,125 63,008 4,267,381 51,471 112,219 237,868 18,367 5,331,745 0.52
9
7 de vegetación
6 Pastizales naturales 360,508 30,532 666,854 1,131 491,537 7,184,708 965,958 766,016 10,386 10,477,630 -0.81
Pastizales inducidos 787,056 1,146,434 358,245 95,523 42,719 69,934 10,077,694 2,273,335 110,432 14,961,372 1.72
y cultivados
Cultivos 818,423 1,026,214 678,828 37,376 240,923 308,032 1,228,366 21,506,847 393,273 26,238,282 0.90
Otras coberturas 147 614 325 149 430 33 2,317 8,510 221,901 234,426 5.99
Totales 33,122,889 31,433,304 56,077,813 1,988,697 6,035,358 8,623,799 22,513,004 32,504,966 946,656 193,246,486
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CUADRO 4B. MATRICES DE CAMBIO PARA AMBOS PERIODOS A ) t1 (1976) Y t3 (2000) Y B) t2 (1993) Y t3 (2000)
2000
Otras coberturas
Matorral
Bosques
C ultivos
Totales
Selvas
B)
Bosques 31,455,228 269,099 89,018 167 2,839 127,759 1,939,988 820,701 5,091 34,709,890 -1.02
Selvas 554,077 29,087,098 113,532 41,272 15,871 37,651 3,053,474 2,340,559 37,828 35,281,362 -2.06
Matorral 152,579 130,875 53,785,413 19,496 318,483 167,0 32 1,468,978 1,131,615 39,858 57,214,329 -0.52
Vegetación 363 77,337 13,557 1,945,157 31,578 1,358 52,559 48,785 1,746 2,222,440 -0.61
hidrófila
1 Otros tipos 5,668 9,219 776,937 52,852 5,723,739 7,758 76,503 163,363 6,843 6,822,882 -0.13
9
9 de vegetación
3 Pastizales naturales 136,267 11,769 136,355 1,028 13,629 7,837,985 936,246 414,102 7,780 9,495,161 -1.97
Pastizales inducidos 240,812 515,615 321,726 43,097 22,976 49,429 14,960,584 1,175,587 46,22 0 17,376,046 4.62
y cultivados
Cultivos 271,131 654,647 376,399 19,514 61,989 121,359 729,771 26,599,335 199,651 29,033,796 1.96
Otras coberturas 5,503 1,003 3,019 165 615 160,183 8,589 28,388 895,960 1,103,425 1.69
Totales 32,821,628 30,756,662 55,615,956 2,172,748 6,191,719 8,510,514 23,226,692 32,722,435 1,240,977 193,259,331
Los valores en las celdas indican el total de hectáreas que se transforman entre las diversas formaciones. Al final se incluyen las tasas de cambio
expresadas en porcentaje. Las superficies consideradas en el cálculo de las tasas de cambio se limita a las ár eas compartidas entre dos bases de datos ya
sea t1-t3 o t2-t 3. Por lo tanto, las superficies totales derivadas de los cruces difieren en forma no significativa.
nen hacia arriba las que están ganando superficie (figura inducidos y cultivados» representan actualmente más de
1). La categoría «otras coberturas» incluye los asentamien- 41 millones de hectáreas (21% del territorio nacional);
tos humanos, y ésta junto con los cultivos y los pastizales esta cifra se sigue incrementando a tasas de conversión
inducidos y cultivados representan las categorías que más superiores a las que se observan en el resto de los países
superficie ganan del resto de las formaciones. Las «sel- intertropicales. Esto sólo es superado por Brasil, aunque
vas» seguidas de la «vegetación hidrófila», los «pastizales las estadísticas para otros países no permiten una com-
naturales», «los matorrales» y los «bosques» son las for- paración confiable.
maciones que más terreno pierden proporcionalmente. Estos resultados, a su vez, pueden ser expresados
Cabe destacar que los «cultivos» junto con los «pastizales en valores de probabilidad de cambio o cadenas de
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FIGURAS 1A Y 1 B. TASAS DE CAMBIO PARA LAS FORMACIONES QUE PIERDEN Y LAS QUE GANAN SUPERFICIE AL COMPARAR
2.00
1.50
1.00
Tasa de cambio (%)
0.50
0.00
5.00
4.50
4.00
3.50
3.00
2.50
Tasa de cambio (%)
2.00
1.50
1.00
0.50
0.00
-0.5 0 Pastizales Cultivos
Otros tipos
-1.00 de inducidos y
Matorral Vegetación
-1.5 0 Bosques hidrófila vegetación cultivados
-2.00
-2.5 0 Selvas Pastizales naturales
Markov. Este modelo describe de manera confiable se presentan las formaciones; las flechas indican la
la tasa de cambio entre las diversas formaciones en dirección de cambio y el valor indica la probabilidad
un periodo de tiempo equiparable (24 años); pero no de cambio de una formación a otra. Solamente se in-
es confiable para estimar la pr obabilidad de cambio cluyeron las pr obabilidades de procesos r elevantes
en periodos de cambio menores (por ejemplo proba- (sobre el 3%). Así se describe la dinámica de la vege-
bilidad de cambio anual). tación en un 95% de los cambios a nivel nacional.
En la figura 2 a y b se muestra la probabilidad de Los contrastes más importantes entre estos r esul-
cambio de las formaciones entre el periodo t1 (1976)- tados y otras experiencias anteriores de análisis del
t3 (2000) y periodo t2 (1993)-t3 (2000). En esta figura cambio de usos de suelo se pr esentan en cuanto a la
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tasa de deforestación. En general, las tasas estimadas imágenes satelitales, se confunden hasta en un 28%
por estudios regionales sobre o subestiman este pro- (Mas et al. 2001). Ambas categorías, no obstante, per-
ceso y por lo tanto se suelen cometer errores a nivel tenecen a la formación «bosques» por lo que las confu-
nacional, al hacer extrapolaciones. A diferencia del siones se eliminan considerando niveles de agregación
presente estudio, ninguno de los que documentan ta- más generales para estimaciones estadísticas a nivel
sas de pérdida de cobertura para el país se sustentan nacional. Ello es inherente a la complejidad propia de
en un análisis cartográfico riguroso. En este sentido, la vegetación de México y es independiente de la esca-
este trabajo ofrece un método replicable para alcan- la de trabajo; es frecuente confrontar este problema
zar resultados confiables a varias escalas. aún a escalas uno a uno.
Las bases de datos que aquí se presentan ofr e-
C ONSIDERACIONES FINALES cen una indicación cuantitativ a de confiabilidad, alta
flexibilidad en su manejo digital al ser compatibles
A nivel regional (estatal, municipal o por región hidro- con otros sistemas, y están actualizadas en su con-
lógica) es indispensable mejorar las fuentes de datos tenido. Estos resultados permiten tener una visión
de referencia con intensivo trabajo de campo que con- sinóptica y cuantitativa de la condición de los recur-
sidere aspectos florísticos-fisonómicos de la vegetación. sos natur ales y su dinámica espacio-temporal a ni-
De esta manera se pueden evitar las inconsistencias vel nacional. Por lo anterior, pueden apoyar a diver-
encontradas a niveles de agregación detallados, tales sas tar eas vinculadas con la puesta en marcha de
como confusiones entre «bosques de pino» y «bosques políticas ambientales, en especial el ordenamiento
de pino-encino»; éstas, a nivel nacional y a partir de ecológico.
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FIGURA 2 A. DIAGRAMA DE FLUJO CON LA PROBABILIDAD DE TRANSICIÓN ENTRE LAS DIVERSAS FORMACIONES
4%
84%
BOSQUES
4%
7% 5%
10%
15%
SELVAS 8%
74%
4% 82%
88%
7%
9%
4%
PASTIZALES
11% NATURALES
5%
MATORRALES
69%
4%
VEGETACIÓN
HIDRÓFILA
70%
OTROS TIPOS
DE
VEGETACIÓN
80%
Los tamaños de las figuras son proporcionales a las superficies que cada formación ocupa en el territorio nacional.
Las principales aplicaciones potenciales se enlis- y sus procesos asociados (e.g., deforestación,
tan a continuación. fragmentación). A partir de esto se puede pre-
1. Identificación de los principales focos de cambio decir la dirección del cambio. En consecuencia
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FIGURA 2 B. DIAGRAMA DE FLUJO CON LA PROBABILIDAD DE TRANSICIÓN ENTRE LAS DIVERSAS FORMACIONES
91%
BOSQUES
7%
6%
7%
9%
SELVAS
PASTIZALES CULTIVOS
86%
INDUCIDOS Y
CULTIVADOS
82%
92%
94%
10% 4%
PASTIZALES
NATURALES
MATORRALES
83% 4%
OTROS
TIPOS DE
11% VEGETACIÓN
84%
84%
Los tamaños de las figuras son pr oporcionales a las superficies que cada formación ocupa del territorio nacional.
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trampa para el carbono y mitiga el calentamien- ——— 1997. State of the World Forest in 1997. FAO, Roma.
to global. Su conservación permite la del valor Grainger 1984. «Quantifying changes in forest cover in the
3. En diversos estudios regionales es necesario con- Lambin, Eric F., B.L.Turner, Helmut J. Geist, Samuel B.
tar con este tipo de datos para identificar las áreas Agbola, Arild Angelsen, John W. Bruce, Oliv er T.
más favorables para fines de conserv ación y de- Coomes, Rodolfo Dirzo, Gunther Fischer, Carl Folke,
sarrollo regional. Este es el caso del Corredor P.S. George, Katherine Homewood, Jacques Imbernon,
Biológico Mesoamericano, las regiones Sureste y Rik Leemans, Xiubin Li, Emilio F. Moran, Michael
del Mar de Cortés y otros proyectos prioritarios. Mortimore, P.S. Ramakrishnan, John F. Richards,
Agradecemos a Salvador Sánchez-Colón sus comentarios moving beyond the myths». Global Environmental
críticos a una primera versión del manuscrito. Este pro- Change 11: 261–269.
yecto fue auspiciado por el INE (Proyecto 312A-00215). Mas, J.F., A. Velázquez, J.L. Palacio-Prieto y G. Bocco
1996. «The Land-Use Change and Analysis System (LU- datos cartográficas, Memoria Digital, I Congreso Na-
CAS) for Evaluating Landscape Management Decisions». cional de Geomática, Guanajuato, 26-28 de septiem-
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Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México. Correos electrónicos: avmontes@igiris.igeograf.unam.mx
y jfmas@igiris.igeograf.unam.mx. Circuito exterior, Ciudad Universitaria, A.P. 20-850, C.P. 01000, México, D.F. G. Bocco. Director General
de Investigación en Ordenamiento Ecológico y Conservación de los Ecosistemas. Instituto Nacional de Ecología. Periférico sur 5000, 2° piso,
Col. Insurgentes Cuicuilco, C.P. 04530, México, D.F. Correo-e: gbocco@ine.gob.mx. E. Ezcurra. Pr esidente del Instituto Nacional de
Ecología. Correo-e: eezcurra@ine.gob.mx.
Ilustraciones: Charles Wilkes 1845. Narrative of the United States Exploring Expedition . . . Lea and Blanchard, Philadelphia (pág. 21, lado
izquierdo). Las demás ilustraciones fueron tomadas de Alfred Russel Wallace 1997 (orig. 1869). Archipiélago malayo. Conaculta, México.
Col. Cien del Mundo.
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