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Tasa de ganancia y el teorema Okishio

En esta nota expongo lo central de la ponencia que presenté para las Jornadas de Economía Crítica, que se
realizan en Rosario. La ponencia trata sobre la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia (LBTTG),
formulada por Marx en El Capital (tercer tomo), y sobre un teorema, elaborado por el economista Nobuo
Okishio a comienzos de la década de 1960, que sostiene que la misma no se cumple. Mi trabajo completo
puede consultarse en mi página web, pero considero que este resumen (de todas formas inevitablemente
extenso) puede ser útil para aquellos que no están interiorizados en la cuestión.

Por problemas de tipo personal no podré asistir a las Jornadas, pero espero poder organizar algún encuentro
en el futuro con gente que esté interesada en debatir estas cuestiones.

La ley de Marx

La ley de Marx se basa en la idea de que a medida que se desarrolla el régimen de producción capitalista se
opera una disminución relativa del capital variable en relación con el capital constante. Esto significa que un
mismo número de obreros pone en movimiento una cantidad creciente de medios de producción, y por lo
tanto también un capital constante de volumen de valor también creciente (en otros términos, aumenta la
composición orgánica del capital, c/v). A esta evolución le corresponde también un abaratamiento progresivo
del producto. Esto significa que disminuye la parte del valor agregado por el trabajo vivo en cada producto;
aumenta la participación de la materia prima; y disminuye la participación del desgate de la maquinaria.

Pues bien, Marx sostiene que si la tasa de plusvalía se mantiene constante (esto es, la relación entre el tiempo
de trabajo necesario y el plustrabajo), la tasa de ganancia caerá tendencialmente. Observemos que si la tasa
de plusvalía se mantiene constante, y los productos se abaratan, el salario real aumenta. Sin embargo Marx
agrega que aun en el caso que la tasa de plusvalía aumente, no podrá contrarrestar la caída de la tasa de
ganancia en el largo plazo. En otros términos, si el salario real permanece constante, a medida que se
abaratan los medios de producción aumenta la tasa de plusvalía. Pero el aumento de la tasa de plusvalía no
podría contrarrestar, según Marx, la caída de la tasa de ganancia, en el largo plazo, debida al aumento de la
composición orgánica.

De la misma manera Marx pensaba que el abaratamiento de los productos, a consecuencia del desarrollo de
las fuerzas productivas, tenía como consecuencia que el volumen de valor del capital constante no aumentara
en la misma proporción en que aumentaba la masa de medios de producción. Por este motivo el
acrecentamiento de la productividad del trabajo no impedía que la tasa de ganancia bajara; solo hacía más
lenta la caída.

Aclaremos también que la LBTTG no excluye que crezca la masa de plusvalía, al aumentar la masa absoluta
de trabajo puesta en movimiento por el capital. Si la población obrera aumenta de 2 a 3 millones, la masa de
plusvalía aumentará un 50% (si se mantiene igual la tasa de explotación); pero si paralelamente el valor del
capital constante aumenta de 4 a 15 millones, la tasa de ganancia caerá del 33,3 al 16,67% (el ejemplo es de
Marx).

En la visión de Marx, los capitalistas compiten por obtener plusvalías extraordinarias, abaratando los costos
de producción. Esto los impulsa a tecnificar y mecanizar la producción. Pero a medida que las nuevas
tecnologías se generalizan, desaparecen las plusvalías extraordinarias, con el resultado que desciende la tasa
general de ganancia. El otro motor del cambio tecnológico es dominar crecientemente a la fuerza de trabajo,
desplazándola por la máquina. En cualquier caso el resultado siempre es el aumento de la composición
orgánica del capital. Marx supone también que cuando se introduce un cambio tecnológico (plasmado en una
nueva maquinaria) el valor de la máquina aumenta, pero en menor proporción de lo que aumenta la fuerza
productiva de esa máquina.

Resumo entonces los supuestos de Marx:

a) el cambio tecnológico afecta a los procesos productivos y disminuye el valor del producto;
b) el valor de la maquinaria empleada aumenta, pero en menor proporción de lo que aumenta la fuerza
productiva de esa maquinaria;

c) el valor de la materia prima aumenta su participación en el producto;

d) en cada producto disminuye la parte que constituye el desgaste de la maquinaria;

e) en cada producto disminuye la parte constituida por el nuevo valor agregado;

f) el capitalista innovador obtiene una tasa de ganancia (y una plusvalía) extraordinaria.

La LBTTG juega un rol importante en la teoría de Marx, porque demostraría que el desarrollo de las fuerzas
productivas en el sistema capitalista lleva a la caída de la tasa de rentabilidad, y por lo tanto de la inversión.

El teorema Okishio

Okishio demuestra que una vez que se ha generalizado una innovación que abarata el producto, la tasa de
ganancia, en lugar de bajar, sube, si los salarios reales se mantienen constantes. Esto se debe a que cae el
valor del capital constante, por un lado, y por el otro aumenta la tasa de plusvalía.

El teorema originalmente fue formulado para una economía capitalista en la que solo hay capital circulante.
Por eso la tasa de ganancia se confunde con lo que comúnmente se llama margen de ganancia. Aclaremos que
la tasa de ganancia es la relación entre la ganancia y el conjunto del capital invertido; y el margen de
ganancia es la relación entre la ganancia y el costo (capital constante más la asignación por la depreciación;
en el caso del teorema de Okishio no hay asignación por depreciación). Según el teorema, los capitalistas
introducen una innovación si ésta les permite bajar los costos y obtener una ventaja sobre sus competidores.
Entonces Okishio demuestra que cuando la innovación se generaliza, la nueva tasa de ganancia es más alta
que la tasa de ganancia que había antes de la innovación.

Lo ilustramos con un ejemplo inspirado en el trabajo original de Okishio (la demostración matemática es un
tanto compleja, y no la presentamos aquí).

Sean dos industrias, A y B; A es productora de un medio de producción, X0, y B es productora de un medio


de consumo, X1. Para producir una unidad de X0 se emplean 0,5 X0 y 10 unidades de trabajo (uL). Para
producir una unidad de X1 se emplean 0,25X0 y 15 uL. Tenemos entonces:

A) 0,5 X0 + 10 uL → X0 (medios de producción)

B) 0,25 X0 + 15 uL → X1 (bienes de consumo)

Un cálculo sencillo nos dice que el valor de X0 es 20 uL y el de X1 también 20 uL.

Luego suponemos que el salario, w, es igual a 0,022 X1. Calculamos la tasa de ganancia, π, y los precios,
P0 para el bien X0 y P1 para el bien X1. Es:

P0 = (1 + π) (0,5 P0 + 10 w)

P1 = (1 + π) (0,25 P0 + 15 w)

Siendo w = 0,022 P1, y haciendo P1 = 1 (numerario), encontramos que P0 = 1,337 y π = 50,5%.

Suponemos que en B aumenta la productividad, de manera que ahora se necesitan 1,46 uL y 0,33 X0 para
producir 1 X1. Tenemos:

A) 0,5 X0 + 10 uL → X0

B) 0,33 X0 + 1,46 uL → X1

El valor de X1 es 8,128 uL. El valor de X0 sigue siendo 20 uL. Manteniéndose igual el salario, w = 0,022 X1,
calculamos precios y tasa de ganancia:

P0 = (1 + π) (0,5 P0 + 10 w)

P1 = (1 + π) (0,33 P0 + 1,46 w)
De nuevo igualamos P1 = 1, y resolviendo encontramos que P0 = 1,79 y π = 60,6%. La tasa de ganancia ha
subido. El teorema luego fue generalizado por Roemer (1988) para el caso en que hay capital fijo.

La respuesta de los marxistas:

Los dogmáticos

El teorema Okishio presentó un problema para los marxistas, ya que cuestionaba una pieza vital de la teoría
de las crisis de Marx. Una respuesta bastante común, que sigue al día de hoy, es sostener que el teorema no
se cumple porque contradice lo que dijo Marx. Por eso estos autores se limitan a citar interminablemente a
Marx, como si la repetición de El Capital pudiera desarmar la lógica del teorema.

Shaikh

Posiblemente la respuesta más conocida es la de Anwar Shaikh. Shaikh (véase bibliografía) admitió que si se
acepta el supuesto de Okishio y de Marx de que los capitalistas eligen el método de producción de menor
costo, se eleva el margen de ganancia medio, con un salario dado. Sin embargo, argumentó Shaikh, si se
adopta un modelo competitivo, en el que los capitalistas luchan mediante bajas de precios, y si se introduce el
capital fijo, la tasa de beneficio debe bajar luego del cambio tecnológico. Presionados por la competencia los
capitalistas adoptan métodos de producción que reducen los precios de costo, lo que equivale a un margen de
ganancia mayor; pero lo hacen incluso cuando la tasa de ganancia baja. De manera que una vez que el nuevo
método de producción se generaliza, la tasa de ganancia necesariamente es menor que la anterior. Por eso
Shaikh admite que después de generalizado el nuevo método de producción el margen medio de ganancia se
eleva –como dice el teorema de Okishio–, pero afirma que esto no anula el hecho de que la tasa de ganancia
baja. En definitiva, si se incorporaba el capital fijo, el teorema de Okishio, según Shaikh, no se cumplía.
Shaikh sostenía que Okishio había olvidado, por otra parte, el carácter competitivo del capitalismo, y las
guerras de precios, y que su teorema correspondía a un modelo de competencia perfecta walrasiano.

La respuesta de Shaikh no es convincente, en nuestra opinión. En primer lugar, como dijimos, el teorema de
Okishio fue generalizado por Roemer al caso del capital fijo. En segundo lugar, no es cierto que Okishio
desconozca las guerras competitivas. De acuerdo al teorema, nada impide que cuando el capitalista
innovador obtiene un margen más alto de ganancia venda el producto a menor precio que el establecido en el
mercado, y con una ganancia más alta que antes de la innovación. En el período de transición hasta que se
generaliza la nueva tecnología, pueden introducirse las presiones competitivas y la baja de precios; de hecho
es el supuesto de Roemer. Además, como también sostiene Roemer, no es cierto que los capitalistas
innovadores no tomen en cuenta la tasa de ganancia, como pretende Shaikh. Roemer sostiene que éste es un
criterio que ha inventado Shaikh, y no corresponde con la competencia; pensamos que es correcta la
objeción.

Los temporalistas, Kliman

En los años noventa hubo otro intento de respuesta, dado por los autores de la corriente marxista
“temporalista”; el más conocido es Kliman. Kliman (1996) sostiene que la tasa de ganancia baja porque el
cambio tecnológico desvaloriza el capital que está utilizando el capitalista, y que ha comprado a un precio
más alto. Esto es, la tasa de ganancia baja porque se desvaloriza el capital a medida que avanzan las fuerzas
productivas.

El argumento tampoco nos parece sólido. Es que la caída del precio de los insumos de capital
constante puede afectar negativamente la valorización del capital, pero ¿por qué debe ser éste un efecto
generalizado? Si baja el precio de las materias primas y demás insumos, es lógico que se desvaloricen los
stocks de bienes ya adquiridos por los capitalistas y que están a la espera de ser consumidos
productivamente. Sin embargo esto no tiene por qué afectar en general al capital, ya que por otro lado los
capitalistas que están renovando sus stocks se verán beneficiados. La cuestión se puede ver también con el
ciclo de un capitalista individual. Supongamos que el aumento de productividad es constante, y que entre el
momento en que un capitalista compró el insumo, y el momento en que lo utiliza, su valor bajó 0,5%. El
capitalista sufrió una pérdida en el valor de su capital. Pero luego el producto se vende, el capitalista obtiene
D’ y renueva el ciclo. Si el valor del capital constante siguió bajando, supongamos otro 0,5%, ahora obtiene
una mejora.

Pero además es una realidad que en las empresas modernas en las que los stocks tienden a reducirse, la
desvalorización de los insumos de capital circulante no parece ser un gran problema para la rentabilidad.
Más bien sucede lo contrario, es la subida de los precios de las materias primas y otros insumos, que tiende a
ocurrir a medida que se expande la producción, la que genera presiones bajistas sobre la tasa de ganancia,
por lo menos si se trata de la economía de un país industrializado que es importador neto de materias primas
o recursos energéticos. Un factor que ya Marx señalaba para explicar la caída de la rentabilidad en
determinadas coyunturas. Según el enfoque temporalista, esa suba de los precios de las materias primas
debería provocar un aumento de la ganancia del capital. Es un resultado que está a contramano de lo que
sucedía en el siglo XIX, y también en épocas más recientes. Por ejemplo, siguiendo el criterio del
temporalismo habría que decir que la suba de los precios del petróleo en 1973 elevó la tasa de ganancia, en
lugar de empujar a su caída. Y que la suba de los precios de las materias primas y del petróleo a partir de
2005 habría actuado en un sentido positivo para la tasa de ganancia de las empresas manufactureras de
Estados Unidos. Pensamos que esto no es así, que el efecto fue negativo, y por las mismas razones que veía
Marx: al elevarse los precios de las materias primas y del petróleo, se elevó en general el costo del capital, al
margen de que algunas empresas hayan visto elevarse el valor de sus stocks de insumos acumulados.
Curiosamente, los temporalistas han invertido el argumento de Marx, y lo que sucede en la realidad. La
desvalorización del capital, por aumento de la productividad, en la teoría de Marx (y en la realidad)
contrarresta la caída de la tasa de ganancia. Además, durante las crisis se producen las grandes
desvalorizaciones del capital –no antes–, que reestablecen las condiciones para el aumento de la tasa de
ganancia (en nuestro trabajo desarrollamos más extensamente la crítica a Kliman y el temporalismo).

Un argumento de Okishio

Años después de haber demostrado su teorema, Okishio (1977) planteó la posibilidad de que la tasa de
ganancia cayera a partir de que debía caer la tasa máxima de ganancia.

Siendo π = s/(c + v), y siendo s + v = L, es:

s/(c + v) < L/c

Donde s es plusvalía, c es capital constante, v capital variable y L trabajo vivo. Si la composición orgánica del
capital aumenta, la tasa de beneficio debe bajar. Durante mucho tiempo pensé que este argumento
demostraba la caída de la tasa de ganancia. Sin embargo hoy estoy convencido de que, si bien es
intuitivamente atrayente, no resiste un examen riguroso. Es que si los aumentos de productividad implican
que el trabajo incorporado se reduce, necesariamente el valor de c también se reducirá, de manera que la
mecanización no necesariamente significa que L/c tenderá a cero. De aquí que la mera sustitución de trabajo
vivo por trabajo muerto no puede ser la razón principal de la caída de la tasa de ganancia.

No es posible construir un contraejemplo

A pesar de la demostración matemática de Okishio, durante bastante tiempo he intentado construir un


contraejemplo, en base a un pequeño modelo de economía, con capital fijo, en el que se respetaran los
supuestos de Marx y además el capitalista innovador tuviera un aumento de la tasa de ganancia (en línea con
el ejemplo que presento hacia el final de la nota). He llegado a la conclusión de que es imposible
construirlo. Es que a medida que avanza la productividad, se abarata el capital constante y la fuerza de
trabajo; si los salarios reales permanecen constantes, la tasa de ganancia aumenta, como dice el teorema
Okishio. Lo presento con un ejemplo muy sencillo (aclaración: es solo al efecto de tener una aproximación
intuitiva; el ejemplo correcto es el que presenté antes, de Okishio; y al que vuelvo al final, esto es, teniendo en
cuenta el efecto pleno del cambio de productividad).

Suponemos la siguiente economía:

200c + 50v + 50s = 250


50v representan 10 unidades de trabajo; cada unidad de trabajo produce $10 de valor; π = 20%.

Supongamos que la productividad aumenta un 5%, de manera que se necesitan 9,5 unidades de trabajo para
producir el mismo producto; estas 9,5 unidades de trabajo generarán $95 de valor. Por lo tanto se abarata el
capital constante y el variable un 5%. Supongamos también que se reinvierten los 50s de plusvalía para
aumentar la producción, de manera que aumenta el volumen de producción (y el trabajo empleado aumenta
a 11,52 unidades). El salario real permanece constante (o sea, baja v).

El resultado es 240c + 54,72v + 60,48s = 345,6; π = 21,21%.

Prolongué el cálculo durante 25 años períodos, y la tasa de ganancia continúa aumentando. Observemos que
c/v aumenta, debido al abaratamiento del costo de la mano de obra; pasa de 4 a 4,2. Sin embargo c/L, esto
es, la inversión de capital constante por obrero, se mantiene igual; esto se debe, como ya hemos explicado, a
que el valor del capital constante se abarató en la misma proporción en que bajó el trabajo vivo.

Una alternativa

Como conclusión podemos decir que no es posible construir un contraejemplo numérico al teorema Okishio,
respetando los supuestos de Marx. En particular, para que el cambio tecnológico del capitalista innovador
tenga sentido económico, es necesario suponer que el aumento de la productividad, obtenido con la nueva
maquinaria, es superior al aumento del valor de la maquinaria. Pero en este caso, cuando la innovación se
generaliza, la tasa de ganancia sube.

Las respuestas de Shaikh y Kliman parten de reconocer que el teorema no puede ser refutado en sus
términos, a no ser que se cambien los supuestos. Pero por las razones que hemos dado, sus explicaciones no
son satisfactorias.
Por otra parte es un hecho que la inversión de capital por obrero ha tendido a aumentar con el desarrollo del
capitalismo. Por ejemplo, en la industria de EEUU el empleo entre 1948 y 2006 disminuyó un 3,6%; en 1948
estaban empleados 14,248 millones de trabajadores y en 2006 eran 14,741 millones. El stock de capital sin
embargo aumentó 4,8 veces entre 1948 y 2006 (cálculo propio, fuente Chain Type Quantity Tables Fixed
Assets BEA); de manera que la composición orgánica, entendida como la relación c/L aumentó 5 veces. Lo
cual parece dar la razón al planteo de Marx: a largo plazo c/L aumenta, y esto ejerce una presión bajista sobre
la tasa de ganancia. ¿Qué decir entonces del teorema Okishio, y de la LBTTG?

La respuesta que propongo es que hay que modificar uno los supuestos del cambio tecnológico de Marx,
cuando formuló la LBTTG, para explicar lo que sucede en la realidad. Es que Marx hizo un supuesto irreal, a
saber, que el cambio tecnológico siempre está abaratando los mismos productos, sean estos bienes de
producción o bienes de consumo. Es como si supusiéramos que con la mejora de la máquina a vapor se
consigue abaratar la producción de máquinas a vapor para construir la misma máquina a vapor, cada vez
más barata. Y así a lo largo del tiempo. En el fondo, es el supuesto que mantiene Okishio en su teorema, y da
como resultado el aumento de la tasa de ganancia (si los salarios reales no aumentan); y el no aumento de la
relación c/L.

El supuesto que introduzco por lo tanto es que el cambio tecnológico no solo tiende a abaratar la producción
del mismo bien, sino genera cada vez bienes más complejos, que exigen mayores inversiones de capital
constante. En otras palabras, la competencia entre los capitalistas no solo se da por abaratamiento en la
producción del mismo bien, sino también por mejoras tecnológicas (que implican más valor de uso) de los
bienes, sean de producción o de consumo. Lo cual, además, está de acuerdo con la concepción general de
Marx sobre el desarrollo de las fuerzas productivas. Este tipo de avance tecnológico está en línea con la idea
de Marx, de que la mecanización implica crecientes acervos de capital fijo, métodos crecientemente
indirectos y aumentos de los stocks de capital adelantado por unidad de producto, como señala Shaikh.
También está en línea con la idea de Okishio (1977), de que la relación capital constante sobre trabajo vivo,
c/L, tiende a aumentar, a pesar de que aumenta la productividad. Aunque Okishio no podía demostrarlo con
los supuestos de su teorema.
El cambio tecnológico que no solo abarata el producto, sino mejora también su calidad, implica el aumento
de la inversión de capital por obrero en una proporción mayor a lo que aumenta la plusvalía relativa, debido
a que el capital fijo se hace cada vez más complejo y sofisticado. Esto significa que el aumento de la
productividad en ramas decisivas va acompañado del incremento del valor de la maquinaria (y otros
elementos del capital constante fijo) que permite ese aumento de productividad y de calidad.

Cambio tecnológico en Guerrero

Es importante tener en cuenta que en el sistema capitalista se están produciendo permanentemente bienes
totalmente nuevos (por ejemplo, el primer aparato de TV en blanco y negro); también bienes con mejoras
cualitativas importantes (por ejemplo, aparatos de TV en blanco y negro de mejor calidad que los anteriores);
y bienes con diferencias cualitativas radicales (por ejemplo, pasar de la TV en blanco y negro a la de color).
Todos estos cambios implican guerras competitivas entre los capitales que involucran costos y calidad. Diego
Guerrero señala que esto se corresponde “…con la concepción que los clásicos y Marx tenían de las
estrategias competitivas de coste y diferenciación como estrategias complementarias y teóricamente
equivalentes”. Agrega también que los clásicos planteaban que la presión competitiva se reflejaba en el
imperativo “de reducción del valor por unidad de valor de uso o, lo que es lo mismo, aumento de la cantidad
de valor de uso ofrecida por unidad de valor de cambio” (Guerrero, 1995, p. 164). De hecho la competencia
exige una continua mejora de calidad y costes, ya que “competir con una sola de estas variables, olvidando la
otra es suicida” (Canals, citado por Guerrero, p. 165). Guerrero también plantea que “el incremento de
calidad de un producto equivale, o puede ser reducido, a incrementos cuantitativos”, y que en términos
puramente teóricos “es totalmente equivalente mejorar la calidad del producto que se vende por un precio
dado, que disminuir el precio de la unidad de producto de calidad dada” (ídem, p. 185). También los autores
neoschumpeterianos han puesto el énfasis en este tipo de cambio tecnológico (véase, por ejemplo,
Freeman et al., 1985).

Por otra parte admitir que este tipo de cambio tecnológico es la norma en el largo plazo lleva a tener que
admitir que la canasta de bienes salariales mejora en un sentido preciso, aun si el trabajador sigue recibiendo
la misma cantidad de un determinado tipo de bien. Por ejemplo, el cambio tecnológico en el mediano o largo
plazo implica el descenso del valor de televisores o teléfonos celulares que consumen los trabajadores, pero
los aparatos de TV o celulares que se venden hoy son cualitativamente distintos (incluso tomando el
promedio de los que se venden popularmente en un país capitalista) de los que existían hace 10 o 15 años.
Es en este sentido que vamos a mantener, en el ejemplo numérico que presentamos luego, el supuesto de que
el salario real no aumenta. Es irreal sostener que el salario real se mantiene igual porque los trabajadores a lo
largo del tiempo siguen consumiendo exactamente el mismo tipo de bienes.

Cambio tecnológico con caída de la tasa de ganancia

En el ejemplo numérico que presentamos ahora el capitalista invierte más en máquina más sofisticada,
obteniendo un margen y una tasa de ganancia (obsérvese, no sólo un margen) más altos que el resto de la
industria. A su vez el capitalista innovador que lanza el medio de producción más sofisticado desplaza a la
competencia por la calidad del producto (se trata de un medio de producción más eficaz que los existentes), y
obtiene mayores ganancias. Este medio de producción más sofisticado permite bajar los costos de
producción y aumentar la calidad del bien. Pero cuando la nueva tecnología se generaliza, caen tanto la tasa
de ganancia sobre capital circulante (o margen de ganancia, según Shaikh) como la tasa de ganancia sobre el
capital total invertido. Hacemos entonces este ejercicio de simulación en una economía en pequeño.

Supongamos una situación inicial en la que hay una máquina X0 que se utilizar para producir X1; X0 se
amortiza a razón de 0,0001 X0 por cada unidad X1 producida.

X1 se utiliza para producir X0 y X1 y además es bien de consumo de los trabajadores. De manera que
X0 conforma el capital constante fijo y X1 el capital constante circulante y los bienes adquiridos con el capital
variable. Las ecuaciones en las industrias A y B son:

A) 0,2 X0 + 300 X1 + 1000 uL → X0


B) 0,0001 X0 + 0,625 X1 + 0,5 uL → X1

El valor de X0 = 1994,5 uL y el valor de X1 = 1,852 uL.

Consideremos que la unidad de trabajo se paga con un salario 0,4 X1 y calculamos los precios de producción
y la tasa de ganancia, haciendo P1 = 1.

P0 = (1 + π) (0,2 P0 + 300 + 1000 w)


1 = (1 + π) (0,0001 P0 + 0,625 + 0,5 w)

Resolviendo, encontramos que P0 = 969,6 y π = 8,46%.

Calculamos también la tasa de ganancia anual sobre capital invertido. Para esto introducimos supuestos
sobre la rotación de los capitales. Suponemos que en la industria A se producen 3 bienes X0 al año, y que el
capital circulante rota 3 veces. El capital invertido es 1669,6 (300 de capital constante circulante + 400 de
variable + 969,6 de capital fijo). La ganancia por bien X0 es 75,8 y la ganancia anual (se venden 3 productos)
es 227,4. La tasa de ganancia es 13,6%.

Por otra parte suponemos que en la industria B se producen 2000 bienes X1 al año, en tandas de 200 cada
una; por lo tanto el capital circulante rota 10 veces en el año. El capital invertido es 1134,6 (40 de capital
variable, 125 de capital constante circulante y 969,6 de capital fijo), la ganancia por producto es 0,0781 y la
ganancia anual es 156. La tasa de ganancia anual es 13,7% (ver nota aclaratoria al final).

Etapa de transición, se introducen las innovaciones

Ahora se produce un nuevo medio de producción, X’0 que permite la producción de un bien X’1 con 0,3
unidades de mano de obra, teniendo X’1 un valor de uso un 50% superior a X1 (siguiendo el criterio explicado
por Guerrero; puede suponerse que se trata de un microprocesador con un 50% más de capacidad).

Suponemos que la producción de X’0 exige mayor utilización de capital constante fijo, más capital constante
circulante, y empleo de mano de obra. El valor de uso de X’0 equivale a 2,5 valores de uso de X0, ya que no
sólo permite producir más X1, sino un bien de mejor calidad.

El capitalista innovador produce X’0 utilizando X0 y X1. La producción innovadora es:

A) 0,4 X0 + 800 X1 + 2500 uL → X’0 (equivalente a 2,5 X0)

B) 0,0001 X’0 + 0,625 X1 + 0,3 uL → X’1 (equivalente a 1,5 X1)

Dado que X’0 equivale a 2,5 X0, se vende a 2424,75 (= 969,6 × 2,5). Con un costo de 2187, el capitalista
innovador tiene un margen de ganancia del 10,88% y una tasa de ganancia anual (sobre el conjunto del
capital invertido) del 25,8%, suponiendo siempre que vende tres productos.

En cuanto a X’1, dado que tiene un valor de uso un 50% superior a X1, se vende a 1,5. El margen de ganancia
del capitalista innovador de B es del 52% y la tasa de ganancia anual sobre capital invertido del 162%. En
términos de valor, X’0 = 4779,4 uL y X’1 = 1,9354.

Última etapa, se generaliza la innovación

Al generalizarse la innovación se incorpora X’1 en la producción de X’0 y X’1, y también en la canasta de


bienes salariales, ya que cesa la producción de X0 y X1. En este sentido se produce una mejora en el salario
real, debido a cambios en la calidad de bienes, como hemos explicado anteriormente.
A) 0,3 X’0 + 800 X’1 + 1500 uL → X’0

B) 0,0001 X’0 + 0,625 X’1 + 0,25 uL → X’1

Armando el sistema de ecuaciones que iguale las tasas de ganancia (margen de ganancia según Shaikh)
obtenemos que la tasa de ganancia es 6,1% (contra 8,46% antes de que se iniciara la innovación), y el precio
de producción de X’0 = 2178.
Si seguimos suponiendo la venta de 3 X’0 anuales, con un capital circulante que rota 3 veces, la tasa de
ganancia anual sobre capital invertido en A es 10,4%, también más baja que antes de la innovación.

En B ahora se produce el doble de bienes, esto es, 4000 anuales. Suponiendo que se producen en tandas de
400 cada una, y que por lo tanto el capital circulante rota 10 veces al año, la tasa de ganancia anual sobre
capital invertido es 9,3%, más baja que antes de la innovación.

Por otra parte, en términos de valor, X’0 = 3692,6 uL. Esto es, el valor ha subido con respecto a X0, pero no
en la misma proporción en que aumentó la productividad. El valor de X’1 = 1,356 uL, menor que el valor de
X1.
En conclusión, es sencillo construir un modelo económico en el que la tasa de ganancia baja, por aumento de
la relación c/L, aunque aumente la tasa de plusvalía debido a que los salarios reales permanecen
constantes. Todo se reduce a agregar una dimensión más al cambio tecnológico supuesto por Marx al
formular su ley. Es una solución sencilla, que permite explicar más acertadamente lo que sucede en la
realidad, que lo que lo hace el teorema Okishio. Esto tiene consecuencias para el estudio de la dinámica del
capitalismo a largo plazo. Pero esto da para otra nota.
Textos:

Freeman, C.; J. Clark y L. Soete (1985): Desempleo e innovación tecnológica, Madrid, Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social.

Guerrero, D. (1995): Competitividad: teoría y política, Barcelona, Ariel.

Kliman, A. (1996): “A value-theoretic critique of the Okishio theorem” en A. Freeman y G. Carchedi Marx and
non-equilibrium economics, Cheltenham, UK, Edward Elgar Publishing.

Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.

Okishio, N. (1961): “Technical Changes and the Rate of Profit”, Kobe University Economic Review, pp. 85-99.

Okishio, N. (1977): “Notes on technical progress and capitalist society”, Cambridge Journal of Economics, pp.
93.100.

Roemer, J. E. (1988): Analytical foundations of Marxian economic theory, Cambridge University Press.

Shaikh, A. (1991): Valor, acumulación y crisis. Ensayos de economía política, Bogotá, Tercer Mundo Editores.
Nota aclaratoria sobre el ejemplo numérico: Dadas las rotaciones supuestas, las tasas de ganancias anuales
son casi idénticas entre A y B. Al haber igualado la tasa de ganancia tomando en cuenta el capital constante
incorporado el producto, y prescindiendo de las rotaciones del capital, no podemos igualar la tasa de
ganancia por capital fijo sin alterar los precios de producción. La pequeña diferencia que se obtiene entre
ambas tasas de ganancia calculadas sobre el conjunto del capital invertido no altera los resultados que
obtenemos.

Rolando Astarita
Buenos Aires, 2010

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