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Retorno al hipocratismo
1
A. CASTIGLIONI, 1941 (1 ed. Italia 1927), p. 613.
2
P. HAZARD, 1988, p. 257.
93
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bación empírica de los resultados que se obtienen con los recursos te-
rapéuticos empleados3. El empirismo de los médicos ilustrados intro-
dujo en la farmacopea medicamentos nuevos y también aprovechó,
como remedios útiles, muchas sustancias naturales con propiedades cu-
rativas, que hasta ese momento no eran estimadas4.
El médico ilustrado tenía pocos caminos francos, ya que su racio-
nalismo le exigía no sobrepasar los límites de la experiencia y su empi-
rismo le obligaba a no apartarse de la observación directa. Experiencia
y observación serán los puntos básicos sobre los que gravita el ejercicio
médico. Se desconfiaba del arsenal terapéutico heredado de tiempos
anteriores, pues, con frecuencia, una gran cantidad de drogas utilizadas
resultaban inútiles y aún dañinas5.
Como consecuencia de ello, la terapéutica se orienta hacia una sen-
cillez racional y una peculiar estima de la naturaleza. Las prescripciones
de los médicos van siendo menos complicadas y se ve la necesidad de
una ordenación clara y segura de los medicamentos. Carlbohm, discí-
pulo de Linneo, había publicado en 1753 su Censura simplicium. En
España, la primera farmacopea oficial aparece en 1794, pero antes, se
habían publicado dos ediciones de la Pharmacopea matritensis.
Postulaban una simplificación de la compleja farmacología galéni-
ca con la utilización de remedios sencillos obtenidos directamente de la
naturaleza. Este naturalismo terapéutico lleva al médico a buscar el po-
sible efecto de las “fuerzas naturales”: “la del agua, la del oxígeno, la de
los cuerpos electrizados, la de un presunto magnetismo animal, la de la
materia en estado de suma raridad”6.
3
Renouard manifiesta que “todo el mundo cree que la terapéutica debe sus adelantos al
método experimental puro, es decir, al empirismo: no al empirismo ignorante y ciego de los
charlatanes, medicastros y farmacopolas que se contentan con saber el nombre de una enfer-
medad y sin más datos, mandar sus drogas, sino al empirismo ilustrado y metódico que no ol-
vida las indicaciones positivas de la fisiología, de la patología y ciencias accesorias, al empiris-
mo de Sydenham, Morton, Torti, Werlhof, Berenger de Carpi, Van Swieten, Lieutaud, Stoll,
Jenner y otros prácticos de esta talla. Al empirismo cuya apología ha hecho muchas veces Curt
Sprengel especialmente en los capítulos 2º y 3º de la sección XVI de su Historia de la Medici-
na”. P. V. RENOUARD, 1871, p. 575.
4
P. LAÍN ENTRALGO, 1963, pp. 261-318.
5
J. L. PESET, 1973. T. V.
6
P. LAÍN ENTRALGO, 1963, p. 319.
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LA POLÉMICA DEL AGUA
Fuente diseñada por el pintor Luis Paret y Alcázar (1788). Estuvo en la plaza del Castillo hasta 1910.
Pamplona, Ayuntamiento.
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7
Por ejemplo, en algunos de los escritos de Corpus Hippocraticum como “Sobre los aires,
aguas y lugares”. Tratados hipocráticos II y III ; introducciones, traducciones y notas por J. A.
PÉREZ y E. GARCÍA NOVO, 1986; también, L. GIL, 1969, pp. 140-141.
8
Casi todos los estudios históricos sobre la hidroterapia destacan el carácter continuo de
la recomendación del agua en la medicina que llega al siglo XVIII. Cf. J. A. RODRÍGUEZ-SÁN-
CHEZ, 1994, pp. 24-25, allí cita las obras de médicos renacentistas como Alfonso CHIRINO
(Tratado llamado menor daño de la medicina, 1513), Luis LOBERA DE ÁVILA (Libro del Regi-
miento de la salud, 1551), Francisco DÍAZ (Tratado nuevamente impreso de todas las enfermeda-
des de los riñones, vexiga y carnosidades de la verga, y urina, 1558), Luis MERCADO (Institutio-
nes..., 1594), etc.
9
Una visión histórica del uso terapéutico del agua puede verse en F. VIÑAS, 1989.
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LA POLÉMICA DEL AGUA
Antecedentes
10
P. LAÍN ENTRALGO, 1963, p. 319.
11
G. MARAÑÓN, 1970. T. V, pp. 399-404.
12
J. M. LÓPEZ DE AZCONA, 1966.
97
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13
L. ALDRETE Y SOTO, 1979, pp. 138-155.
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14
A. R. LESAGE, 1852, p. 32.
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15
L. S. GRANJEL, 1961, pp. 36-39.
16
A. R. LESAGE, 1852, p. 37.
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LA POLÉMICA DEL AGUA
defender este método y a ponerlo en práctica, hasta que llegó a ser tema
de conversación en las tertulias, y a alcanzar gran resonancia entre la po-
blación. La respuesta a este movimiento no se hace esperar y, en cada
ciudad, se producen enfrentamientos en los que intervienen médicos,
clérigos y profanos, utilizando generalmente los textos impresos.
17
Fernández Navarrete era natural de Granada. Fue médico del rey, catedrático de ana-
tomía y académico de la Historia. Falleció en 1742.
18
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, pp. 287-291.
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19
A. HERMOSILLA MOLINA, 1970, p. 326.
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LA POLÉMICA DEL AGUA
Feijoo y el agua
Conviene resaltar aquí el relieve de la figura de Feijoo en esta polé-
mica por la gran influencia del sabio benedictino, no sólo en los am-
bientes científicos y culturales, sino también en la gente del pueblo lla-
no. El método acuario, por lo que tenía de naturista y de antidroguista,
le era a Feijoo particularmente grato. Según Marañón, el monje galle-
go hubiera sido un nuevo abate Kneipp de haberlo permitido “su épo-
ca, su talento y su moralidad. Era nuestro fraile excelente catador del
líquido elemento, hasta el punto de que se vanagloriaba de reconocer,
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Juan Bernabé Palomino y Juan Moreno Tejada, El Teatro crítico universal o Discursos varios en todo gé-
padre Feijoo, 1781. Biblioteca del IFES. XVIII. nero de materias, para desengaño de errores comunes.
Universidad de Oviedo. Patrimonio bibliográfico Pamplona, imprenta de Benito Cosculluela, 1784-
de la Universidad de Navarra. 1785.
20
G. MARAÑÓN, 1970. T. V, p. 403.
21
B. J. FEIJOO, 1785. T. VIII, XVIII, p. 295. En una nota a pie de página, se apoya en Aris-
tóteles: “Aristóteles en los Problemas supone como cosa demostrada por la experiencia, que muy
frecuentemente se curan las enfermedades con excesos; y añade, que algunos médicos no las cu-
ran de otro modo... Aquí pueden ver los médicos que generalmente imprueban el curar dando
al enfermo excesiva copia de agua, que es antiquísimo el uso de este remedio, y que no sólo se
practicaba el uso de este exceso, más de otros muchos, según las oportunidades”. B. J. FEIJOO,
1785. T. VIII, XVIII, p. 298.
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se plantea dos problemas que habría que resolver ante el método hidro-
terapéutico: “Toda la dificultad, pues, de la cuestión se debe reducir a
dos puntos: el primero, si el agua cura, o puede curar a algunos, que sin
ese remedio prudentemente se juzgan deplorados. El segundo, si el
doctor Vázquez sólo la administra en esos casos”22.
Para justificar el primer punto, cita dos testimonios escritos sobre
curaciones con el agua en enfermos desahuciados. Uno se halla en las
Ephemerides de la Academia Leopoldina, y se ve recogido en las Memo-
rias de Trevoux del año 1718 (Tomo 2, p. 153). El segundo está referi-
do por el padre maestro fray Isidoro de la Neve, benedictino, en la
aprobación a los Apuntes de Mastrucio, y trata de una curación realiza-
da por el doctor Diego Garcés.
Más adelante, en otra de sus cartas, Feijoo toma una postura clara
ante la aplicación del agua:
Juzgo probabilísimo, que ésta, bebida en mucha copia, pueda ser instru-
mento para grandes curas en muchas ocasiones; pero con dos advertencias que
voy a proponer. La primera, que nunca convendré en que el agua sea remedio
universal, como pretendía el doctor don Juan Vázquez de Cortés..., la segun-
da advertencia, es que el remedio del agua en cantidad crecida pide ser admi-
nistrado por médico muy cauto, o reflexivo, que no sólo se entere bien de las
circunstancias de la enfermedad y del sujeto 23.
Es decir, Feijoo, aunque afirma estar persuadido de que el agua, be-
bida en mucha cantidad, puede en ocasiones resultar beneficiosa al or-
ganismo, no acepta el agua como “remedio universal”24 y al alcance de
cualquiera, sino del médico prudente.
22
B. J. FEIJOO, 1785. T. VIII, XVIII, p. 301.
23
B. J. FEIJOO, 1786. T. V, XXI, pp. 357-358. “Si V. md. (como me significa) vio mi res-
puesta al doctor N. en ella conocería, que en orden al decantado remedio del uso copioso del
agua, no tomo partido, ni puedo tomarlo, por no haberle visto practicar jamás; y en materia de
medicina, ninguna regla admito como segura, sino la colección bien reflexionada de muchos
experimentos. Algunas noticias, ya leídas, ya oídas..., esforzadas con algunas consideraciones fí-
sicas que he hecho sobre la materia, me representan probabilísimo, que el uso copioso, y aún
copiosísimo del agua, sea muy útil en varias enfermedades y circunstancias; más estoy muy le-
jos de pensar, que lo sea en todas”. B. J. FEIJOO, 1786. T. I, XIV, p. 142.
24
“Muchas veces se excitan, y eternizan las disputas, por no explicarse con precisión los
contendientes. Yo no puedo creer que el doctor Vázquez no haya hablado muy hiperbólica-
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Y de aquí nace la batalla entre los médicos, según el sistema que cada uno
sigue. Si el fin de todos fuera descubrir la verdad, y adelantar la práctica cu-
rativa a favor de los pobres enfermos, tuviéramos menos disgustos, y menos bo-
chornos en las camas de los enfermos. Los discursos metafísicos no sirven en la
medicina, deben fundamentarse en la naturaleza, y no en nuestra fantasía.
Lástima es ver los impresos de los médicos tan desnudos de enseñanza, y tan
llenos de dicterios y picantes, que sólo sirvan de divertir los estrados... El agua
en la realidad es utilísima y necesaria, así a los que gozan de salud como a los
que están enfermos... y por consiguiente se debe confesar por Medicina Uni-
versal, pues ella sola basta a rendir los morbos 26.
mente cuando dio al agua el no merecido atributo de remedio universal, ni aún cuando con
ánimo de rebajar algo tan insigne prerrogativa, la dejó en el estado de auxilio generoso en to-
das las enfermedades...; porque, en escritos doctrinales de medicina deben las expresiones ce-
ñirse al punto fijo de la verdad”. B. J. FEIJOO, 1785. T. VIII, XVIII, p. 304.
25
M. GUTIÉRREZ DE LOS RÍOS, 1759, p. 4.
26
M. GUTIÉRREZ DE LOS RÍOS, 1759, pp. 99-100.
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27
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, p. 294.
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28
J. ORTIZ BARROSO, Advertencias al lector.
29
F. BUENDÍA Y PONCE, 1766. T. 1, pp. 406-429.
30
J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, 1754, pp. 22-24.
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31
Andrés Piquer (1711-1772), filósofo y médico fue una persona influyente en la vida
cultural y científica española. En 1751 el marqués de la Ensenada le nombró médico de cá-
mara de Fernando VI y se trasladó a Madrid. En 1752, cuando Fernando VI reorganiza me-
diante Real Cédula el Real Tribunal del Protomedicato nombraría a Piquer miembro del tri-
bunal. Más adelante, sería designado director de la Academia Médico-Matritense. Tradujo al
castellano la obra de Hipócrates (1757-1770). Su Física moderna racional y experimental
(1745) es el primer libro sobre esta materia publicado en lengua española. También escribió
un método de lógica (Lógica moderna, 1747). Cf. M. SELLÉS, J. L. PESET, A. LA FUENTE,
1988, pp. 31-72.
32
C. RICO-AVELLO, 1952, XVIII, 227, pp. 355-357. Este hecho está también recogido
por: A. CHINCHILLA Y PIQUERAS, 1846. T. III, p. 232; J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO,
1754, pp. 22-24 y A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, p. 295.
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nos otros escribieron después sobre el mismo asunto; pero son obras
sin importancia y que, por lo mismo, no acrecentaron la polémica.
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33
G. GARCÍA-HERRERA, 1966. II, pp. 233-239.
34
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, p. 296.
111
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35
Sobre este autor, P. LEÓN SANZ, 1991; VII (2): 73-155. Escribió un gran número de tra-
tados de escaso valor literario y científico entre 1740 y 1771.
36
A. HERMOSILLA MOLINA, 1970, p. 325.
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LA POLÉMICA DEL AGUA
37
Está situado este municipio en la provincia de Ciudad Real. Fue donado por la coro-
na, en el s. XVI, al célebre almirante don Alvaro de Bazán, que de allí tomaría su título de mar-
qués de Santa Cruz.
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Portada de El promotor de la salud de los hombres, sin dispendio el menor de sus caudales, admirable métho-
do de curar todo mal con brevedad, seguridad y a placer. Disertación histórico-crítico-médico-práctica en que
se establece el agua por remedio universal de las dolencias. Pamplona, imprenta de los Herederos de Martí-
nez, 1753. (Publicada a nombre de Vicente Pérez).
114
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38
El volumen está presentado en 4º, con 8 hojas preliminares sin numerar y 70 páginas
de texto.
39
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, fue ministro de Fernan-
do VI y una de las personalidades más prominentes en el reinado de este monarca. Son conoci-
das las reformas financieras y la actividad económica que desarrolló en la España del siglo XVIII.
115
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40
V. PÉREZ, 1752, pp. 11-12.
41
Ibíd., pp. 23-24.
42
Transcribimos algunas de sus expresiones sobre este punto: “La experiencia es la mejor
luz en el arte oscurísimo de curar” (p. 26); “sobre la experiencia y no sobre la razón se cons-
truye el nobilísimo arte de curar” (p. 27). “Muchas cosas dicta la razón, que la experiencia
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LA POLÉMICA DEL AGUA
prueba no ser verdad” (p. 27). “Aun cuando no se halle razón, se debe seguir la experiencia
como ley” (p. 27). V. PÉREZ, 1752.
43
B. J. FEIJOO, 1786. T. I, XIII, p. 138.
44
V. PÉREZ, 1752, p. 34.
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45
“Podrá, pues, sangrarse un doliente, cuando se halle con plenitud de sangre”. V. PÉREZ,
1752, p. 60.
46
“Añada que por este método de curación, ninguno pone en peor estado su salud, no
pasan las dolencias de actuales a habituales y se ahorran muchísimos intereses”. V. PÉREZ,
1752, p. 69.
118
LA POLÉMICA DEL AGUA
El efecto que estas dos obras produjeron entre el pueblo dividió las
opiniones de los facultativos de Madrid, y algunos de ellos, enardeci-
dos ya por la polémica instaurada, aguzaron sus plumas para manifes-
tarse a favor o en contra de ellas.
Contra El secreto a voces se publicaron dos anónimos: la Apología de
paso contra una crítica de asiento y la Carta del médico de Aix... sobre el
Secreto a voces 48.
A favor se declararon los autores de sendas obras en verso, tan ma-
las en su calidad poética, como desmedidas en su elogio del método
acuario. La primera de ellas, alude directamente al doctor Vicente Pé-
rez, al nombrarlo con su apodo habitual: Sobre el médico (vulgarmente)
47
El volumen se presenta en 4º con 14 hojas preliminares sin numerar y 42 páginas de
texto. La Dedicatoria, como hemos leído en el título, es a la marquesa de Santa Cruz, locali-
dad de la que Vicente Pérez era médico titular. Data la Aprobación del 29 de marzo de 1753
y fue dada en Madrid por el doctor don Miguel Rodríguez, médico de cámara del rey, exami-
nador del protomedicato, socio de la Real Sociedad Médica de Sevilla y director de la Socie-
dad Médica de Nuestra Señora de la Esperanza. Licencia del ordinario don Tomás de Náxera
Salvador (por su mandato, firma Felipe Ignacio Vázquez de Neyra), dada en Madrid el 3 de
abril de 1753. Aprobación de don Manuel Ubago y Oñate, examinador sinodal del arzobispa-
do, en Madrid a 28 de marzo de 1753. Fe de erratas y Licencia de don Manuel Licardo de Ri-
vera, corrector general por su majestad, en Madrid a 14 de abril de 1753. Tasa por don José
Antonio de Yarza a 14 de abril de 1753, en Madrid.
48
L. MARTÍNEZ REGUERA, 1892. T. I (impresos), p. 201.
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Portada del Parto del Océano. Madrid, imprenta Juan de San Martín, 1753.
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de el agua, sueño jocoso. Noticias de Galeno, y carta del otro mundo. Com-
puesto por don Antonio Aguilar... Año de 1753 49.
La segunda lleva por título: Parto del Océano; consistorio de Júpiter
con los dioses, y XIII signos del Zodiaco. Entusiasmo poético en elogio del
doctor don Vicente Pérez, Vulgo: médico del agua. Su autor don Antonio
Alexandro de Santiago y Palomares, natural de Toledo, con licencia; en
Madrid, por Juan de San Martín. Año de 175350.
Ambos trabajos presentan a la medicina tradicional como una nave
sin timón y sin rumbo; critican sus métodos y terapéuticas y procla-
man la ignorancia en la que, según los autores, se hallaban sumidos los
médicos y los profesores.
Los versos publicados, aunque malos en su factura eran hirientes
en sus conceptos, por lo que debieron excitar aún más los ánimos en
la sociedad madrileña. De nuevo simpatizantes y antagonistas se lan-
zan al ruedo para defender o atacar con sus escritos la terapéutica del
agua. La mayor parte de ellos, carecieron de importancia, ya que no
contribuían a esclarecer el dilema, ni con experiencias, ni con teorías
científicas.
Otros autores, aprovecharon la situación para lanzar sus invectivas
en ambas direcciones, ridiculizando a las dos partes contendientes. Así
por ejemplo, Aguilar Piñal cita un impreso de José Ibáñez y Gassia ti-
tulado “Ibáñez sobre el agua. Carta joco-seria y médico-crítica, respon-
diendo por el mismo correo a un amigo matritense... sobre el papel de don
49
Está impresa en 4º, con sólo 18 páginas. El texto comienza en la p. 3. La portada es or-
lada y no consta el lugar de impresión. A pesar de la banalidad de este texto, en el mismo año
de su aparición, volvería a editarse, en un folleto de 20 páginas: Sobre el médico..., corregida y
enmendada por su autor don Antonio Aguilar. En Madrid. Año de 1753.
50
Presentado en 4º, con 8 hojas preliminares sin numerar y 39 páginas de texto. La De-
dicatoria es a don Bartolomé Felipe Sánchez de Valencia y está suscrita por Palomares y fecha-
da en Toledo a 9 de abril de 1753. Da su Parecer don Ignacio de Loyola, marqués de Olmeda,
en Madrid, a 6 de julio del mismo año. La Licencia del ordinario va firmada por don Thomás
de Náxera Salvador, dada en Madrid el 23 de julio de 1753. Censura del padre maestro fray
Agustín de Torres, carmelita, en Madrid a 23 de junio de 1753. La Licencia del Consejo está
suscrita por don Joseph Antonio de Yarza. Fe de erratas. Tasa, protesta y prólogo. El texto está
a dos columnas y en verso.
121
PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
Supongo, ocasionó en Vmd. esa duda, la variedad, con que oyó hablar
del doctor don Vicente Pérez, llamado vulgarmente el médico del agua. Yo
también oí hablar mucho de ese médico; pero elogiándole por la mayor par-
te, y concurriendo a los elogios algunos pocos de la profesión aunque impro-
bando su método los más... siempre que algún profesor introduce alguna no-
vedad en la medicina, todos los demás, aunque por lo común mutuamente
discordes en cualquier cura particular, conspiran contra él, tratándole de se-
dicioso, rebelde, y perturbador del sagrado imperio hipocrático, o galénico...
Ciertamente no es el doctor Pérez el inventor de este método. Muchos le pre-
51
F. AGUILAR PIÑAL, 1981-86. T. IV, pp. 502-3.
52
B. J. FEIJOO, 1786. T. V, XXI, pp. 336-339.
122
LA POLÉMICA DEL AGUA
53
Ibíd., p. 357.
54
Francisco Rodríguez Corcho, nació en 1707, fue médico y presbítero. Sobre él: A.
CHINCHILLA Y PIQUERAS, 1841-1846, Supl, I 820, 229-231; A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842.
T. VII, p. 291; N. DÍAZ Y PÉREZ, 1884-1888, 1095, 94-95.
55
F. RODRÍGUEZ CORCHO, 1753, prólogo.
123
PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
56
F. AGUILAR PIÑAL, 1981-86. T. I, pp. 369-370.
124
LA POLÉMICA DEL AGUA
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PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
El doctor Martín Martínez57 fue uno de los personajes que más des-
tacaron entre los impulsores del nuevo pensamiento médico y filosófi-
57
Martín Martínez (1684-1734), médico y filósofo fue médico en el Hospital General de
Madrid, profesor de anatomía, médico de cámara de Felipe V, examinador del protomedicato
126
LA POLÉMICA DEL AGUA
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PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
Otros dos libros sobre el método del agua firmados por el doctor
Carvallo
Las dos obras publicadas a nombre del doctor Vicente Pérez, “el
médico del agua”, dieron base doctrinal a su acción práctica. Pero poco
después aparecería una tercera publicación en esta línea, con idéntica
mentalidad y escrita con el mismo estilo que no iba ya cobijada por su
nombre sino por otro de los componentes de aquel “círculo de Toledo”
al que nos referimos en el capítulo biográfico, el doctor Carvallo de Cas-
tro. Este era su título y estas las características del volumen: El médico de
sí mismo. Modo práctico de curar toda dolencia con el vario, y admirable uso
del agua. Dispuesto por el doctor don Joseph Ignacio Carballo de Castro de
la Real Academia Matritense, y médico titular de la antigua villa de Ajofrín.
Quien lo dedica al Excmo. señor conde-duque de Luna, duque de Villaher-
mosa. En Pamplona: en la imprenta de los herederos de Martínez. Año de
1754 60. Termina con las iniciales mayúsculas I.F.V.F.I.B.
59
F. BRUNO, 1755, p. 95.
60
La obra va en un volumen en 4º, con 8 hojas preliminares sin numeración y 95 pági-
nas de texto. Está dedicada al “Excmo. señor don Joseph Claudio de Aragón... conde-duque
de Luna”. La Censura es del reverendísimo, padre fray Lucas Bara, maestro de estudiantes del
convento y Universidad de Santiago, Orden de predicadores de Pamplona, y está dada a 5 de
febrero de 1754. La Licencia del ordinario, fechada en Pamplona a 22 de mayo de 1754, dice:
“Nos el licenciado don Manuel de la Canal, abogado de los reales consejos de Castilla, provi-
sor, y vicario general de este obispado de Pamplona por el ilustrísimo señor don Gaspar de Mi-
randa y Argaiz, obispo de dicho obispado...”. Aprobada por el doctor don Juan Joseph Cía y
Sagaseta, el 1 de mayo de 1754. Se dio un privilegio real concediendo, por decreto de 24 de
mayo de 1754, a don Miguel Antonio Domech, facultad para imprimir y vender por diez años
esta obra. El texto es a dos columnas y apostillado, y al principio, hay un grabado que repre-
senta dos físicos examinando aparatos científicos.
128
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Portada de El médico de sí mismo. Modo práctico de curar... Pamplona. Imprenta de los herederos de Mar-
tínez, 1754.
129
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61
También está presentado en 4º, con 8 hojas preliminares sin numerar y el texto consta de
88 páginas. Mientras que las aprobaciones y licencias de Pamplona se sustancian entre febrero y
mayo, las de la villa y corte se emiten entre junio y julio. Tras la portada, figura la relación de
obras favorables al agua que, anteriormente, hemos mencionado. La Censura es del doctor don
Joseph Llorente “médico residente en esta corte de Madrid y académico con ejercicio de su Real
Academia Médica”, y está dada en Madrid a 12 de julio de 1754. La Licencia del ordinario, en
Madrid a 17 de julio de 1754, es de don Thomás de Naxera. Está aprobada por el padre Joseph
Velasco, jesuita, en Madrid, el 20 de junio del mismo año. La Licencia del Consejo está suscrita
por don Joseph Antonio de Yarza, en Madrid, a 4 de julio de 1754. Fe de erratas. Tasa, prólogo.
62
El padre Castrogianni fue discípulo del monje capuchino aragonés Róbida que, a prin-
cipios del siglo XVIII, hizo numerosas curaciones con el agua fría, prescribiendo a los enfermos
de fiebres eruptivas alrededor de un litro diario de agua helada y sometiéndoles a afusiones.
63
Del método de Castrogianni (un litro diario de agua helada y diversas afusiones) habla
B. J. FEIJOO, 1786. T. IV, XVII, p. 211.
130
LA POLÉMICA DEL AGUA
Presenta también en esta segunda parte, dos cartas del doctor Pérez
dirigidas a don Gregorio Hidalgo y Esteban, visitador eclesiástico del
partido de Ajofrín, fechadas respectivamente en “Almagro, junio 8 de
1746” y “Santa Cruz, agosto 14 de 1747”. En la primera de ellas (p.
57), comunica Pérez a don Gregorio Hidalgo algunas de las curaciones
que ha realizado con el agua: “He curado el caso de la señora de edad
de 14 años, que con gran dolor de estómago vomitaba comida y bebi-
da. De este accidente la liberté en cuatro días. Al caballero eclesiástico,
que padecía accidente de orina, liberté en el mismo tiempo, bajo el
pronóstico de que no recaería en el mismo”.
Pasa luego a detallarle la aplicación del método para curar el herpes,
asunto que debía haber solicitado don Gregorio64. Y transcribe luego la
segunda carta, en la que “el médico del agua” detalla su práctica de ha-
cer sudar a sus enfermos.
Tres años más tarde las prensas madrileñas sacaban a la luz otro li-
bro puesto a nombre del doctor Carvallo, cuya portada reza así: La ver-
dad desnuda. Arcanidades del médico de sí mismo, descubiertas a la luz del
desengaño. Adicciones a el méthodo del agua y sala de apelación en los
achaques que no ceden al agua promptamente. Por el doctor don Joseph Ig-
nacio Carvallo de Castro, de la Real Academia Médica Matritense, médi-
co titular de la antigua rica villa de Ajofrín (Grabado tipográfico) Con
licencia: en Madrid. Año de 1757. Por Antonio Balbás, calle de las Infan-
tas. Se hallará en la librería de Pedro Vibanco, junto al colegio imperial, y
en su puesto gradas de San Phelipe el Real. Y en dicha librería, y puesto se
hallarán los papeles del méthodo del agua, que van puestos al fin de éste 65.
64
“Se le darán unos pediluvios de rodillas abajo con agua bien caliente, por media hora: se
le limpiarán los pies y piernas con una toalla, y se meterá en la cama con bastante ropa para su-
dar. Tomará luego un vaso de agua de limón, de nieve o del tiempo, como más gustare a la enfer-
ma, de hora en hora, hasta sudar copiosamente”. J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, 1754, p. 58.
65
Es un volumen en 4º, con 4 hojas preliminares sin numerar y X + 46 páginas de texto. A la
vuelta de la portada hay dos temas latinos de Séneca y Hoffman dentro de una orla cuadrada. La
Dedicatoria es al doctor don Andrés Piquer, del claustro y gremio de la Universidad de Valencia,
ex-catedrático de ella, médico de cámara de su majestad; protomédico y presidente subdelegado de
la Real Academia Médico Matritense, y está dada en Ajofrín a 25 de julio de 1757. La Licencia del
ordinario, va firmada por don Thomás de Náxera Salvador, está fechada en Madrid a 7 de diciem-
bre de 1757. Don Joseph Antonio de Yarza firma la Licencia del Consejo en Madrid el 7 de junio
de ese mismo año. Fe de erratas. Tasa. Advertencias al que leyere (II-IX). Nota del autor (X).
131
PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
El texto lleva las notas al margen y al final tiene otra nota que y
dice: “Donde este se hallarán los papeles siguientes”:
El médico de sí mismo...
El promotor de la salud de los hombres...
El secreto a voces... Juicio sobre la méthodo controvertida... del Doctor
Don Manuel Gutiérrez de los Ríos.
Sueño Jocoso: Noticias de Galeno...
Parto del Oceáno...
Medicina en las fuentes...
Trata de la controversia organizada por el método del agua y co-
menta que, si es eficaz, el tiempo lo demostrará:
Si el método del agua es dañoso, él se destruirá por sí mismo; pero si por
el contrario se fuere experimentando útil, en vano es destacar papelones, ful-
132
LA POLÉMICA DEL AGUA
66
A. CHINCHILLA Y PIQUERAS, 1846. T. III, pp. 234-243.
67
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, pp. 297-300.
133
PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
El desvelamiento de la estratagema
68
J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, 1757, p. 15.
134
LA POLÉMICA DEL AGUA
69
“No es el designio (ni puede ser) que se cure con sola agua todo mal, porque además
de que no toda enfermedad se puede curar con agua sola... también yo receto más que agua,
siempre que me parece que importa. La habilidad de curar todo mal con sola agua la reservó
Dios a la alta comprehensión del doctor Pérez...” J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, 1757, p. I.
135
PILAR LEÓN SANZ / DOLORES BARETTINO COLOMA
70
Detalles que son también denunciados por el autor de La verdad desnuda cuando dice
(pp. 2-3): “La locución, contextura, modo de traer las noticias, transiciones y otras señas, es-
tán jurando a una voz que son producciones del lector Ferrer, como lo conocerán bizcos, y
tuertos que hayan visto alguna obra suya, o merecido su correspondencia”.
71
Podemos leer a modo de ejemplo, en El Promotor de la salud: “Después que por el pri-
mer pecado incurrimos en aquel fatal decreto... según enseña san Agustín en sus elegantes li-
bros de la Ciudad de Dios...” (p. 7); “En el estado de la inocencia (según san Agustín) era pa-
sible e impasible Adán...” (p. 8); “... que es lo mismo, hablando con el debido respeto, que ad
primam, ad vesperas et ad completorium...” (p. 46).
136
LA POLÉMICA DEL AGUA
macéutica que compita con el vino de Peralta? ¿Qué jarabe que iguale
al vino de Tudela...?”. Y más adelante, en la página 63, critica a los de-
fensores de la purga y de la sangría diciendo que “se responde a un ar-
gumento que alegan como decisión de Rota”, expresión más propia de
un religioso que de un médico.
Llama también la atención el ataque y las críticas a médicos y boti-
carios en las tres primeras obras sobre el agua. En el Artículo I (pp. 7-21)
de El promotor de la salud, el autor acusa a los médicos antiguos de ig-
norantes y obcecados, y a los farmacéuticos de negociantes de la salud y
el dinero de los enfermos: “si (el enfermo) tropieza con algún ignorante
profesor, hará mortal la enfermedad”; habla de “la grande ignorancia de
la profesión”; “... siguen con ciega obstinación los dogmas...”; “... que-
rer canonizar el homicidio que estudiaron en lo ruidoso de las aulas”.
Argumenta, incluso, que debe haber cierto control permanente so-
bre los médicos:
Se debe residenciar a los médicos anualmente, para saber el fondo intelec-
tual de sus caudales; compeliéndoles a que presenten información auténtica de
cuántos curan y cuántos matan; informándose por menor de los hospitales, y
enfermos; qué beneficios han logrado con su asistencia, o qué perjuicios con su
ignorancia; si hay enfermedades habituales; si ha sido excesiva la mortandad
de los jóvenes; que a estas dos cosas, sin razón de dudas, debe ser responsable
todo profesor. (p. 19)
Estas opiniones no parecen muy propias de un médico, pues ni res-
peta su profesión, ni confía en la preparación de sus colegas. Están más
de acuerdo con la personalidad, más agresiva, y el estilo de Ferrer.
Sin embargo, el prólogo de El promotor de la salud sí que debe ser
obra de Vicente Pérez: por su estilo sencillo y directo, y por las referen-
cias concretas que da de su actuación clínica en Santa Cruz de Mudela
y en Pozoblanco de los Pedroches.
En cuanto a los dos poemas laudatorios, Sobre el médico del agua y
El Parto del océano, no hay motivos para atribuirlos también a Ferrer
como hace Anastasio Chinchilla72; sin duda lo hará por figurar en
72
A. CHINCHILLA Y PIQUERAS, 1846. T. III, pp. 259 y 265.
137
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73
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, p. 298.
74
A. CHINCHILLA Y PIQUERAS, 1846. T. III, p. 260.
138
LA POLÉMICA DEL AGUA
Portada de La verdad desnuda. Arcanidades de el médico de sí mismo, descubiertas a la luz del desengaño...,
Madrid, Antonio Balbás, 1757.
139
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lances, y los medios de dar al agua más virtud, para que se asegure y abrevie
la curación. Yo, ha mucho tiempo que estoy a la mira de los sucesos de el mé-
todo del agua: fue mi maestro el doctor Nicolao, conocido por el acuario en
todo el mundo: víle hacer prodigios con el agua: con que, sin poderlo reme-
diar, me arrebató su método la afición. (p. 22).
75
“Critiquizando, pues, aquel escrito del Secreto a voces que trabajó el padre...” (p. III);
“... que es la condición que pide para esto el padre Ferrer en su escrito del Secreto a voces...” (p. V);
“Mas al fin cedió el padre maestro y lo dejó a disposición de sus amigos...” (p. 6).
76
Hablando de Pérez comenta: “Como quien es, quise decir, inventor del método del
agua, y espantajo de todas las dolencias...” (p. 5). Y de Ferrer: “El padre, pues, fray Vicente Fe-
rrer y Beaumont, que es una de las más brillantes plumas que giran por la región de las bue-
nas letras...” (p. 5).
140
LA POLÉMICA DEL AGUA
77
V. FERRER GORRAIZ BEAUMONT, Disertación o memoria sobre el fomento y progresos de la
agricultura, 1785, p. 38.
78
V. FERRER GORRAIZ BEAUMONT, 1780, p. 42.
79
Ibíd., p. 73.
80
En su Juicio o dictamen (p. 64) citando La verdad desnuda dice Ferrer: “Pero sobre todo,
mi grande amigo y confidente el doctor don Joseph Ignacio Carvallo, en las adiciones a nues-
tro método, apoya con su acostumbrada erudición esta idea”; y en su obra Composición, uso y
virtudes (p. 26) de 1786, afirma: “Por esta regla, poco o nada tenemos que hacer para reducir
a método la curación que debe practicarse, según lo tengo publicado treinta y tres años ha en
mis obras del Médico de sí mismo, de La verdad desnuda del doctor Carvallo”.
141
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81
A. HERNÁNDEZ MOREJÓN, 1842. T. VI, p. 298.
82
C. RICO-AVELLO, 1952. XVIII, 227, pp. 355-357.
83
J. I. CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, 1757, p. 1.
142
LA POLÉMICA DEL AGUA
84
J. DE PEDRAZA Y CASTILLA, 1761, p. 8.
85
Citada en L. MARTÍNEZ REGUERA, 1892. T. I (impresos), p. 201.
143
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86
G. MARAÑÓN, 1970. T. V, pp. 399-404. También: C. RICO-AVELLO, 1952, pp. 355-357.
87
Curiosamente, Gaspar Casal incluye en su Historia natural y médica de el Principado de
Asturias (Madrid, 1762), un estudio sobre las aguas medicinales de aquella zona. Cf. S. MÁ-
LAGA GUERRERO, 1969, p. 181.
88
V. PÉREZ, Informe de don Vicente Pérez al rey don Felipe V sobre la enfermedad de la rei-
na y los remedios para corregirla; Aranjuez 8 de agosto de 1758. En la Biblioteca Nacional, ms.
10.683. El título es de letra distinta al texto y está equivocado, pues la reina doña Bárbara de
Braganza era esposa de Fernando VI.
144
LA POLÉMICA DEL AGUA
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146
LA POLÉMICA DEL AGUA
rando están los propios institutos en las clases, son físico impedimento para
aplicar medicinas desde sus cátedras 89.
Pedraza y Rodríguez Corcho son los polemistas más objetivos e im-
parciales en esta controversia. Destierran el agua como remedio univer-
sal y ponen en su lugar adecuado al doctor Pérez, a Ferrer y a Carvallo.
De este último dice Pedraza en La verdad sobre el agua (p. 1): “Lo
que extraño, y de lo que no daré el parabién al doctor Carvallo, es en
haber desnudado tanto su Verdad desnuda; pues no es lícito, según reglas
morales, el manifestar las verdades tan claras y satíricas”. Y de Pérez (p.
2): “En parte se le emplea muy bien al doctor Pérez que le vulneren por
varios modos; que a eso se expone quien en blanco pone sus firmas”.
Pero hace ver (p. 7) que, prescindiendo del abuso del método, Pé-
rez ejercía realmente: “digo que sabrá menos mal curar el doctor Pérez
sus enfermos que el padre maestro Ferrer los suyos. Porque el padre so-
lamente los visita y cura en su teórica fantasía; y el médico del agua en
sus propios lechos con física existencia: y va tanta diferencia entre una
y otra curativa, como va de lo vivo a lo pintado”. No encontró esta
obra respuesta, seguramente porque no habría nada que objetar a tan
imparcial exposición.
En ese mismo año de 1761, Carlos III resolvió un pleito a favor de
Pérez, en el que ordena que no debe examinarse otra vez, puesto que se
había examinado en 1721 y manda que se le devuelva su libro, que di-
cha institución había requisado. Pérez debía de contar con protectores
influyentes en la corte –quizás el marqués de Santa Cruz, y doña Caye-
tana de Silva, su esposa, a quienes conoció en Mudela–, y el decreto or-
dena que se le devuelva el título del que había sido despojado, desapro-
bando la actitud del Real Protomedicato para con el médico del agua.
Pero, como dice Marañón, “no debió de bastar esta rehabilitación ofi-
cial, pues los biógrafos cuentan que acabó, olvidado y sin prestigio, su
vida”90.
89
J. PEDRAZA Y CASTILLA, 1761. Prólogo.
90
Decreto de S. M. en el expediente del médico del agua don Vicente Pérez, del 26 de
agosto de 1761, manuscrito 11265 de la Biblioteca Nacional. G. MARAÑÓN, 1970. T. V,
p. 402.
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91
Sobre la hidrología en este autor, cf. S. MÁLAGA GUERRERO, 1969, pp. 174-178.
148
LA POLÉMICA DEL AGUA
tre los mismos médicos, que no sabían si debían utilizar las terapéuti-
cas tradicionales o los nuevos sistemas:
Pero éste y los demás sistemas dan motivo a una grandísima confusión al
médico; porque, si atiende a los antiguos, verá persuadida la purga y sangría,
que son la piedra de escándalo de las contiendas; si a los modernos, en unos se
da por el pie todo purgante, como venenoso; en otros, se persuade el purgante,
y contradice la sangría, y en este del agua se excusan sangrías y purgas: con
que, atendiendo a todos, el médico se verá confuso 92.
92
A. GODÍNEZ DE PAZ, 1766, p. 3.
93
Hubo más, como, por ejemplo: A. CAPDEVILA, Teoremas i problemas, para examinar, i
saber usar qualesquiera aguas minerales... Madrid, 1775; P. GUTIÉRREZ BUENO, Instrucción so-
bre el mejor método de analizar las aguas minerales y en los posible, imitarlas. Madrid, 1782; J.
DE D. AYALA, Examen de las aguas medicinales de más nombre que hay en las Andalucías, Ma-
drid-Baeza, 1793-98; ... Son libros que se refieren más al análisis de las aguas que a la polémi-
ca sobre la hidroterapia. Poco a poco fueron incorporando los avances químicos y aportaron
datos novedosos en las obras españolas. Cf. J. A. RODRÍGUEZ-SÁNCHEZ, 1994; S. MÁLAGA
GUERRERO, 1969, pp. 169-219.
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