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Marta Crivos
INTRODUCCIÓN
Ante las definiciones de una tesis doctoral que ofrece Umberto Eco (1982): “...
constituye un trabajo original de investigación con el cual el aspirante ha de
demostrar que es un estudioso capaz de hacer avanzar la disciplina a que se
dedica (pp. 19) ... supone construir un “objeto” que, en principio, sirva
también a los demás (pp. 24)”, surge mi pregunta inicial. ¿En qué reside el
aporte original de este trabajo? ¿Puede considerarse de interés y permanecer
vigente – con relación al estado actual del conocimiento antropológico – una
investigación iniciada hace más de veinte años?. Quizás lo sea, atendiendo al
actual centramiento en los condicionantes subjetivos de la producción
antropológica, ubicar la investigación en mi propia trayectoria, concebir la
tesis como una re-presentación de un recorrido personal y profesional, un
tránsito por las certidumbres y las dudas – individuales y colectivas – que
acompañaron las primeras etapas de mi formación como antropóloga y que de
alguna manera dan sentido a mi actual quehacer profesional. La tesis como
oportunidad de revisar mi iniciación en una práctica – el trabajo de campo –
fundante de mi identidad como etnógrafa y clave para la interpretación de los
textos en que pretendo dar cuenta de otras prácticas, aquellas que configuran
las estrategias frente a la enfermedad de los pobladores de los Valles
Calchaquíes.
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Contribución al Estudio Antropológico de la Medicina Tradicional
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De este modo, los inefables mundos culturales podían abrirse al escrutinio del
etnógrafo a través de procedimientos rigurosos siguiendo precisas reglas
metodológicas. Los cálculos/algoritmos derivados de tal análisis cultural
despliegan en una racionalidad intercambiable mundos posibles, “patterns” en
los que toda conducta adquiere inteligibilidad y sentido. A la manera de las
leyes naturales las reglas culturales, o menos pretenciosamente, las reglas
que rigen la conceptualización y actuación en determinados dominios del
quehacer cultural pueden derivarse del análisis del discurso de informantes
calificados. Lexemas de designación de parientes, especies biológicas,
enfermedades, colores, despliegan alternativas culturalmente específicas de
clasificación y ordenamiento del mundo natural y social. El corpus léxico-
semántico construído en base a la entrevista etnográfica – diseñada desde las
recomendaciones de Frake (1964) – será el sustrato del análisis cultural desde
la perspectiva cognitiva.
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En principio, resultaba claro que sólo es posible describir a partir del relato la
referencia a conductas, no las conductas referidas. En este sentido, el "valor
referencial" del relato no residía en su adecuación a "lo realmente sucedido" -
en este caso las conductas que integran la secuencia en que se desarrollan las
prácticas terapéuticas tendientes a la recuperación de la salud de un individuo
–, sino en su referencia a conductas posibles - y como tales "narrables" – para
el informante, o más precisamente, a conductas verosímiles14 en el contexto
de su diálogo con el entrevistador. Si bien consideramos que estas conductas
concebidas como posibles por el informante eran tan pertinentes a su universo
cultural como las "conductas reales"15 registradas mediante otras técnicas
etnográficas y, en tanto tales, una forma de acceso válida a dicho universo,
debíamos, sin embargo, ser conscientes de las limitaciones de esta
metodología. Una descripción adecuada del comportamiento terapéutico a
nivel comunitario suponía limitar este tipo de aproximaciones sólo a una etapa
inicial de exploración tendiente a la formulación de hipótesis relevantes a una
caracterización de estrategias locales frente a la enfermedad16.
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proposiciones que describen los eventos asociados con esos objetos para un
individuo. El significado y los valores asignados a las categorías que refieren a
esos objetos – entre ellos la de enfermedad –, no son fijos ni compartidos
(independientes del contexto) sino que varían de acuerdo al contexto de su
utilización (son sensibles al contexto). La variación interindividual y aún la
variación individual – en la información provista por un mismo informante a
través del tiempo o con referencia a distintos episodios – es función del
contexto: los informantes asignan significados y valores a las categorías
evocando situaciones específicas. Asimismo, las distinciones y criterios
involucrados en la clasificación de enfermedades son los mismos que
intervienen como consideraciones importantes en la formulación de estrategias
para prevenirlas y aliviarlas. El dominio conceptual se delimita en relación a
las experiencias en que estas categorías se actualizan. De este modo, el
“caso” se constituye en el contexto adecuado para la consideración de los
principios y criterios que rigen los procesos de categorización de la
enfermedad en condiciones naturales.
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Notas Introducción
1
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina.
2
Tarea a la que dedicaron gran parte de su vida profesional los Drs. Armando Vivante y Nestor H. Palma,
pioneros de la Antropología Médica en el Museo de La Plata
3
Los términos en negrita están incluídos en el Glosario.
4
La producción en ambos campos se reducía entonces a un conjunto de aspiraciones programáticas más que
al desarrollo de estrategias analíticas para su aplicación en la resolución de problemas concretos
5
La obra del fílósofo del lenguaje L. Wittggenstein “Tractatus Lógico Philosophicus”, referente ineludible en
el debate que da origen a la reflexión filosófica sobre la ciencia y al positivismo lógico en las primeras
décadas del siglo XX, ofrece un fundamento a esta postura.
6
“A reported act is an act as conceived and set forth by an informant and is therefore a significant item of
information about the informant and presumably his culture; an observed act is an act as delineated by and
conceived by the observer, and is therefore a significant item of information about de observer, but is not
necessarily signifícant concerning the informant” (Adams, 1962).
7
Algunos autores asumen la posición de que los códigos culturales preexistentes son proyectados sobre el
mundo exterior, mientras otros consideran que los procesos perceptivos y cognitivos son el resultado de una
realimentación dialéctica entre los códigos culturales y el mundo exterior.
8
La posibilidad de inferir conocimiento cultural a partir del consenso entre informantes (Boster y
Johnson;1989), los estudios de confiabilidad (Garro;1986) en que la misma se propone como un índice de
conocimiento cultural o experto o función del acuerdo entre informantes -grado de correspondencia entre un
individuo y la mayoría o el agregado de respuestas del grupo-, constituyen algunos de los refinados modos de
indagar en esta cuestión metodológica.
9
A diferencia del “pensamiento cotidiano”, el “pensamiento sistemático” que caracteriza al experto busca
conscientemente la coherencia. Su objetivo es construir un sistema de ideas en el cual la existencia de un
concepto no contradice la existencia de ningún concepto relacionado. Concierne a hacer consistente lo que
supuestos y premisas dicen o predicen acerca del mundo real con lo que realmente pasa. Su interés es
siempre la comprensión de un dominio entero de fenómenos (Young, 1976).
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Se efectuaron observaciones y entrevistas grabadas a 21 “médicos campesinos” –12 mujeres y 10 varones,
de una edad promedio de sesenta años- residentes en las localidades de Molinos, Humanao, Tomuco, El
Churcal, La Angostura, Colomé, Amaicha, Tacuil, Seclantás, El Colte y El Refugio (Luracatao) (ver Anexo I.
Mapa)
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Las diferencias en las tradiciones de trabajo empírico etnográfico han sido recientemente objeto de
consideración por parte de historiadores de la Antropología como George W. Stocking Jr. (1990), quien
distingue entre la tradición americana (breves estadías y predominio del registro oral) y la británica (largas
estadías y predominio del registro observacional). El autor atribuye estas diferencias a factores políticos y
tecnológicos. En Argentina, las dificultades para sostener largos períodos de trabajo empírico en localidades
muy distantes de los centros de investigación científica se deberían fundamentalmente a factores económicos.
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Al respecto, estudios de las últimas décadas señalan el importante rol que juegan las narraciones e historias
acerca de experiencias propias y ajenas en la construcción y transmisión del conocimiento humano. La gente
no sólo comunica información vital en forma de historia, sino que también recuerda y aplica historias que han
oído a situaciones posteriores. Desde una perspectiva cognitiva, investigadores como Schank y Abelson
(1977;1995) las consideran unidades estructurantes por excelencia de la representación y el almacenamiento
de la información en la memoria. Mientras la memoria semántica almacena el conocimiento más general
acerca del mundo, la memoria episódica es básicamente autobiográfica y contiene conocimiento acerca de
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eventos temporalmente datados. Si bien tanto la memoria semántica como la episódica son campos fértiles
para los antropólogos y cada uno es apropiado para dar respuesta a diferentes preguntas, las historias
almacenadas en una forma streamlined en la memoria episódica tienen un rol central en la construcción y
refinamiento de los modelos cognitivos compartidos ( Price, 1997)
13
Ver Capítulo 2, pp.49-50.
14
“Lo verosímil es...reducción de lo posible, representa una restricción cultural...de los posibles reales”.
(Metz, 1970)
15
“La Etnografía concierne a la evidencia” Raymond Firth. 11 de Junio de 1999. Alocución en el Research
Seminar on Anthropological Theory, Department of Anthropology, London School of Economics and
Political Science. Londres. Asistencia en carácter de Academic Visitor, a través de una pasantía otorgada por
el FOMEC.
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Todos los inconvenientes que representa el uso de los materiales cualitativos como elemento de
verificación se transforman en ventajas cuando se los utiliza en la formulación de problemas, clasificaciones,
hipótesis, conceptos y teorías, es decir, en el tipo de investigaciones exploratorias. Tanto es el énfasis que se
ha puesto en el material cualitativo en los primeros pasos de la investigación que se ha llegado a decir que "el
método de casos no es tal método sino simplemente un mero paso del método científico" (Allport en Yin,
1993). A diferencia de lo que ha sucedido en las discusiones de la década del treinta, hoy el método de casos
y la estadística no se contemplan como antinómicos, sino como elementos suplementarios o sucesivos dentro
de la lógica de la investigación social.
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A esta etapa corresponden los informes elevados al CONICET en el período de becaria de Iniciación y
Perfeccionamiento (1977-1982).
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A esta etapa corresponden los informes elevados al CONICET en el período de becaria de Formación
Superior (1983-1985).
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Desde el año 1976 e inicialmente en el marco del proyecto "Estudio de la realidad antropológica de la
medicina argentina" bajo la dirección del Profesor Emérito Armando Vivante, se realizaron una serie de
trabajos en colaboración con Amalia Eguía y María Rosa Martínez, tendientes a la caracterización de
enfermedades y recursos terapéuticos locales en base a información obtenida en entrevistas realizadas a
"médicos campesinos" y pobladores de la zona.
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"regiones" según Fabrega (1977a:84)
21
En trabajos recientes he explorado las proyecciones e implicancias filosóficas de la teoría pragmática del
significado que subyace a gran parte de la metodología etnográfica (Crivos, 1995a, 1995b).
22
Ver Nota al pié 12.
23
“As an acquired system of generative schemes objectively adjusted to the particular conditions in which it
is constituted, the habitus engenders all the thoughts, all the perceptions, and all the actions consistent with
those conditions” (Bourdieu, 1977,Cap. 2)
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