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Ricoeur se pregunta ¿cómo pasar del individuo en general al individuo que somos cada uno?
Para responder ello, toma a Strawson, quien propone que de todo un conjunto de seres, se aísle
a particulares a los cuales se puede identificar “particulares de base”. Tanto cuerpo físico como
personas se corresponden uno a otro, por tanto ambos son considerados particulares de base.
La persona, piensa Strawson, es una de las cosas de las que hablamos, pero debe distinguirse de
las cosas del mundo. Aun así, nos aproximamos a ella como a las cosas, a través de pronombres
demostrativos, posesivos. De todas formas, Ricoeur, se pregunta si se debe distinguir las
personas de los cuerpos para que no se preste a mayores problemas en posteriores
investigaciones.
En esta parte, Ricoeur vuelve a basarse en Strawson y resalta que un primer criterio del cuerpo
es de referencia, de localización. A partir de ahí podemos situar a las personas en un esquema
espaciotemporal. Un segundo punto es que de esta persona se puede referir en primera,
segunda y tercera persona. El problema vendría a ser la tercera persona, pues de ella no hay
certeza, no participa del encuentro de los interlocutores, entonces, ¿cómo hablar de ella, si su
cuerpo, por ende la persona no está presente?, ¿cómo saber lo que le pasa, sino por meras
intuiciones? No se puede hablar de un tercero como una cosa, sin réplica, sin intercambio de
mensajes. “Lo que llamo mi cuerpo es cuando menos un cuerpo, una cosa material” (10)
Para Ricoeur, el fenómeno del cuerpo resulta ser de carácter enigmático. Hace mención de
concepciones del cuerpo humano vista desde varios autores como Strawson, Maine Biran,
Merleau- Ponty, entre otros. Y cree que hay que revisar sus trabajos. En este escrito hace una
rápida revisión de algunos de ellos.
Ricoeur en medio de un repaso por diversos autores, hace visible que si bien el cuerpo es
concientizado, asumido, puesto en acción por el sí mismo, está en constante contacto con otros
cuerpos como él, y por tanto, recibe información y trato. Esto lleva a tratar el problema
mediante la fenomenología de la pasividad. La identidad narrativa, manera en como uno se va
definiendo y entendiendo a través de lo que cuenta de sí mismo, pasa por una unión de agentes
y pacientes en una mezcla de muchas historias de vida. El ser humano en medio de todo esto,
para Ricoeur actúa y sufre. Sufre por su incapacidad de contar, sufre por su negativa a hacerlo.
Sufer por no poder obrar, de disminución de esfuerzo. El cuerpo no solo sufre por sí mismo, por
su dolor propio sino porque percibe el sufrimiento del otro, e incluso, de sentir que puede ser el
otro que sufre (alteridad).
Maine de Biran, es otro autor, en el que Ricoeur se detiene para explicar grados de pasividad.
Vincula nociones de identidad con acción. “Decir soy es decir quiero, muevo, hago” (356). Un
primer grado se trata del esfuerzo y resistencia del cuerpo a a la acción. Un segundo grado, se
refiere a las sensaciones, impresiones de bienestar o malestar. Y, por último, un tercer grado es
la resistencia que pone el cuerpo a las cosas exteriores. El cuerpo es un mediador entre la
intimidad del yo y la exterioridad del mundo (357).
Por otro lado, Ricoeur se pregunta si sería conveniente hacer una distinción entre carne y
cuerpo. Los cuerpos vendrían a ser los percibidos, en general, de la misma naturaleza. En
cambio, la carne es el cuerpo sobre el que se reina, se siente. “La carne es el lugar de todas las
síntesis pasivas sobre las que se edifican las síntesis activas, las únicas que pueden llamarse
obras… (360)”. Husserl, piensa de esto, que es necesario mundanizar la carne, hacerla cuerpo
entre los cuerpos y se vuelve un yo mismo entre todos los demás y así pueda haber tal cosa
como una naturaleza común tejida. Finalmente, Ricoeur, tomando a Heidegger, menciona que
la investigación de la carne es verla como un arrojada ahí, de la cual el Dasein se encarga de sí
mismo, hace, por tanto, una remisión a sí mismo, lugar en el que sensaciones, y afecciones
íntimas se le presentan y lo hacen tomar acciones que son modos de aparecer, de ser en el
mundo.