Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3ER CUATRIMESTRE
2. IMPORTANCIA DE LA HISTORIA
2.1 En el pensamiento pedagógico.
2.2. De la Pedagogía en la historia.
1
Véase L. Luzuriaga, Pedagogía, Buenos Aires, Losada, 6ª ed., 1962.
De otra parte, la educación es un componente tan fundamental de la
cultura, como puedan serlo la ciencia, el arte o la literatura. Sin la educación no
sería posible la adquisición y transmisión de la cultura, ya que por ella vive
ésta en el espíritu de los hombres. Una cultura sin educación sería una cultura
muerta. Y ésta es también una de las funciones esenciales de la educación, hacer
que la cultura siga viviendo a través de los siglos.
A la reflexión sistemática sobre la educación llamamos pedagogía. La
pedagogía es la ciencia de la educación; por ella adquiere unidad y elevación
la acción educativa. La educación sin pedagogía sin reflexión metódica, sería
pura actividad mecánica, mera rutina. La pedagogía es una ciencia del
espíritu, y está en íntima relación con la filosofía, la sicología., la sociología y otras
disciplinas, aunque no depende de ellas, ya que es una ciencia autónoma.
La educación y la pedagogía están en la relación de la práctica y la teoría,
de la realidad y la idealidad, de la experiencia y el pensamiento, pero no como
entidades independientes sino fundidas en una unidad indivisible como el anverso
y el reverso de una moneda.
Aunque la educación es un elemento esencial y permanente de la vida
individual y social, no se ha realizado siempre del mismo modo, sino que ha
variado conforme a las necesidades y aspiraciones de cada pueblo y de cada
época. La sociedad a que se refiere la educación no es, en efecto, algo estático,
constituido de una vez para siempre, sino que está en continuo cambio y desarrollo.
Así lo está también la educación. En tal sentido, la educación tiene su historia. La
historia de la educación estudia el cambio y desarrollo, que ha experimentado
la educación a través del tiempo en los diversos pueblos y épocas. Por otra parte,
como la educación es una parte de la cultura, y ésta se halla también condicionada
históricamente variando según las características de los pueblos y las épocas, la
historia de la educación es también una parte de la historia de la cultura, y estudia
las relaciones de ésta con la acción educativa.
Si la educación tiene su historia, asimismo la posee su parte teórica y científica,
la pedagogía. La historia de la pedagogía estudia el desarrollo de las ideas e
ideales educativos, la evolución de las teorías pedagógicas y las
personalidades que más han influido en la educación.
La historia de la pedagogía está íntimamente relacionada con las ciencias
del espíritu, y como la historia de éstas es relativamente reciente. Es tanto que
la historia de la educación comienza con la vida del hombre y de la sociedad,
la historia de la pedagogía era pieza sólo con la reflexión filosófica, es decir, con el
pensamiento helénico, con Sócrates y Platón principalmente.
Aunque la historia de la educación y de la pedagogía se halla en íntima
relación con la historia de la sociedad y la cultura, constituye un campo
autónomo; tiene sus características y modalidades propias. Por otro lado, no
se la puede considerar totalmente independiente, sino que forma parte de un todo
más amplio, que es la pedagogía. Así como dentro de ésta hay una parte
descriptiva y otra normativa, así también hay en aquélla una parte histórica
constituida por la historia de la educación y la pedagogía; ésta sería la pedagogía
considerada en su desarrollo histórico y por tanto no distinta de la pedagogía
misma.
La historia de la educación y de la pedagogía no es sólo un producto del
pensamiento y la acción de los pedagogos y hombres de escuela, sino que está
integrada por multitud de factores históricos -culturales y sociales-, los más
importantes de los cuales son:
La situación general histórica de cada pueblo y de cada época. Es decir, la
posición, ocupada por la educación en el suceder histórico. Así, la educación
europea del siglo XVII, atormentada por las guerras religiosas, no es la misma
que la educación del siglo XIX, en que se desarrolla más pacíficamente su
historia.
El carácter de la cultura. Según que en ella se destaquen unas u otras
manifestaciones espirituales: la política o la religión, el derecho o la filosofía,
influirán en la educación de la época. Así, la educación clásica es
esencialmente política; la medieval, religiosa; la del siglo XVII, realista; la del siglo
XVIII, racionalista, etc.
La estructura social. Según las clases sociales, la constitución familiar, la vida
comunal y los grupos profesionales que predominen en la sociedad, la educación
tendrá uno u otro carácter. Así la educación ateniense era sólo para los
hombres libres; la de la Edad Media, principalmente para los clérigos y
guerreros, la del Renacimiento para los cortesanos, etc.
La orientación política. Según que el momento histórico de un pueblo sea
imperial como en la Roma del siglo I o regional como en la Europa del siglo XIV,
absolutista como en Alemania del siglo XVIII o revolucionario como en la Francia
de la misma época, así será también su educación.
La vida económica. La educación es distinta, según sea la estructura
económica de la época, su posición geográfica, su tipo de producción. Así, la
educación primitiva era principalmente agrícola y ganadera; la del siglo XIV, gremial
y la del siglo XIX, comercial e industrial.
A estos factores históricos hay que añadir los específicamente educativos y
pedagógicos, como son:
Los ideales de educación, que están en relación con la concepción del mundo
y de la vida de cada época. Al ideal caballeresco de la Edad Media corresponde
la educación del noble; al ideal del Humanismo la educación del erudito.
La concepción estrictamente pedagógica, basada en las ideas educativas
más importantes. La educación sensorialista de Locke es muy diferente de la
idealista de Fichte; la educación naturalista de Rousseau, de la intelectualidad
de Herbart; la educación pragmática de Dewey, de la cultural de Spranger.
La personalidad y la actuación de los grandes educadores son decisivas para
la marcha de la educación: Sócrates y Platón, Lutero e Ignacio de Loyola, Comenio,
Pestalozzi y Froebel son ejemplos, cada uno en su género, de este tipo.
Las reformas de las autoridades públicas, como las llevadas a cabo por
Federico el Grande en Prusia, por Napoleón en Francia, por Horacio Mann en los
Estados Unidos, por Sarmiento en la Argentina, etc., transforman radicalmente la
realidad educativa.
Finalmente, las modificaciones de las instituciones y métodos de la educación,
como las de Ratke y Basedow en tiempos pasados o las de Montessori y Decroly
en el nuestro, son también decisivas para la historia educativa.
Vemos así como la educación está influida por un conjunto de factores de todo
género. Pero, a su vez, la educación influye también en todos ellos. Siempre, en
efecto, que se ha querido realizar o consolidar un cambio esencial en la vida de la
sociedad o del Estado, se ha acudido a la educación para ello. Así ocurrió, por
ejemplo, con la Reforma religiosa en el siglo XVI o con la Revolución francesa en
el XVIII. Lo mismo puede decirse de la cultura. Las grandes conquistas de la
ciencia, como las realizadas después del Renacimiento con Galileo y Copérnico,
con Bacon y con Descartes, sólo tienen arraigo y permanencia mediante la acción
educativa. Así se establece en suma un movimiento de acción y reacción entre la
sociedad y la educación, y entre ésta y la cultura, que dan continuidad y estabilidad
a la historia de los pueblos.