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Análisis y comentario – Historia del Arte

San Foy de Conques (1050). Languedoc, Francia

Nos encontramos ante una imagen


que muestra el interior de una iglesia desde
su nave central hasta el altar mayor y el
coro. Obra arquitectónica realizada en
piedra mediante de la técnica del sillarejo y
la utilización de tambores circulares para
elementos de sección circular. Encontramos
también labores de labrado en piedra para
capiteles, elementos decorativos de la
tribuna y las hornacinas.

En planta podemos observar una nave central con dos naves


laterales anexas, de muros gruesos y empaque macizo, de esta
nave arrancan unos pilares compuestos, es decir, que poseen
columnillas adosadas que se elevan desde una basa circular. Estas
acaban en los arcos formeros de medio punto, cerrando el
intercolumnio y separando las naves. Un pequeño arquitrabe separa
la nave lateral cubierta por una bóveda de arista, que se forma por
la intersección de dos medias bóvedas de cañón, de la tribuna. Este
elemento es novedoso en el Románico, una solución parecida a un
arbotante interno que aumentaba la capacidad de la iglesia y aliviaba la carga de fuerzas de la
techumbre. Como dijimos, la nave lateral posee una bóveda de arista que refuerza el peso extra
de la tribuna.

Desde los pilares arrancan pequeñas columnillas de forma intermitente, creando un ritmo
dentro del templo. Estas columnillas finalizan en una pequeña moldura o modillón y esa línea de
imposta comienza el arco fajón o perpiaño, tirantes estructurales que refuerzan la cubierta de
cañón derivando las fuerzas a las naves laterales y luego a los contrafuertes externos, dando
solidez al conjunto. Este tipo de templos solían ser oscuros e iluminados por luz artificial que
ayudaba al misticismo de la eucaristía y a la meditación.

La parte más importante de la iglesia, la cabecera o altar mayor, posee una serie de
novedades como la construcción de un coro elevado para el clero de la diócesis y un pasillo
semicircular cubierto con una bóveda anular, que conectaba las naves laterales y permitía una
circulación a través de las capillas absidiales que podemos observar al fondo. Este hecho nos
permite decir que estamos ante una iglesia de peregrinación.

De igual trazado y conjunción de naves, el transepto se cruza con la nave central,


formando un hueco denominado crucero, en él mediante un elemento de transición arquitectónica,
la trompa, pasamos de una sección cuadrada a una octogonal, abriéndose una serie de
ventanucos abocinados y una cubierta con una cúpula nervada. A este cuerpo elevado de cara al
exterior se le denomina cimborrio, cubierto por una techumbre octogonal.

Todos estos rasgos y características nos hacen hablar de un edificio religioso encuadrado
en el estilo Románico, San Foy de Conques. Este estilo, estuvo dedicado al estamento clerical en
exclusiva, construyéndose en esta época una gran cantidad de catedrales que seguían un patrón
medido y pensado, donde los elementos sustentantes y sustentados se organizasen entre sí
siguiendo un módulo, en este caso la proporción aurea o número de Dios.

Edificios relativamente bajos de aspecto austero y silenciosos con soluciones


arquitectónicas que recordaban al Imperio Romano como el uso de arcos y cúpulas, pero
diseñando elementos novedosos como la tribuna, espacio superior con decoración minimalista de
sucesión de arco y parteluz con capitel corintio esquemático o historiado. El uso de deambulatorio
o girola supuso una solución imaginativa para el momento en el que se inician las peregrinaciones.

Algunas iglesias que pertenecían o se encontraban en el trayecto que recorría una de las
cuatro rutas de peregrinación, una serie de caminos que conectaban Francia y España, a raíz de
la costumbre medieval de visitar los lugares que poseían reliquias de los Santos. Estos caminos
eran Vézelay, Arlés, Le Puy y Tours, en estas rutas se recogían a los peregrinos de toda Europa
para llegar a Santiago de Compostela.

Un arte nacido de la experimentación y la meditación, el Románico fue poco a poco


inculcándose en el seno de toda ciudad, feudo o reino, estableciéndose como el primer estilo
internacional en un contexto donde las luchas de poderes y los juegos de tronos cristalizarían en
un arte que aún hoy sigue sorprendiendo.

Bibliografía: VV. AA., El Románico, Ed. Üllman, Barcelona, 2012.

Fabián Alcaide López

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