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NOCHES DE POESÍA

Extraños Ser

Más me enredé con tus movimientos,


conjugando nuestras gélidas manos.
Curándonos las heridas del alma,
a través de nuestras aventuras.
O
Y el fulgor de tus ojos me atraparon,
yací paulatinamente sobre tu cuerpo.
Tu piel, hecha de polvo de estrellas,
tu mirada silenciosa y profunda.
O
¡Me perdí! Simplemente me perdí,
en tus ojos, en tus labios, en tu mirada.
Me perdí en cada recoveco de tu cosmos,
perdidamente enamorado, ¡Inefable!
O
Y ahora somos dos almas aterciopeladas,
recordándonos a la distancia como niños.
O
Nuestras almas consumaron, como dos astros.
Como dos astros en el firmamento,
¡Explotando como supernova para consumar!
Y el mundo cesó de existir al coincidir.
O
No hay fotografía que delate nuestro encuentro,
no existe evidencia tal de nuestras aventuras.
O
Aún te llevaré en lo más recóndito de mi alma,
porque es a ella a quien has tocado sutilmente.
Más allá del tiempo y la distancia te pienso,
y recuerdo los recuerdos vividos junto a ti.
Efímeros Celestes

Somos ese efímero parpadeo en el tiempo,


cuanto que por más ruido hagamos...
No seremos oídos en el firmamento.
Cuán pequeños y frágiles somos ante tanto.
O
Somos un suspiro, un instante pasajero.
Y no hacemos más ruido del que podemos.
Somos el olvido más profundo y silencioso,
cuerpos efímeros mortales como un sueño.
O
Y eso somos, un parpadeo sombrío cósmico.
Un punto sutil en la nada cósmico, en el vacío.
Ni vestigios ni sombras, ni memoria ni tiempo.
Sólo un lento suspiro, un distante parpadeo.
O
¿Qué es el hombre? Me preguntan sin cesar.
Es tan sólo un instante, ¿Y la vida?
Quizá un pequeño latido entre las montañas.
Nuestra grandeza está en ser pequeños.
Estío

Estrella de millones de estrellas,


cántaro de energía sutil y eterna.
En lo más recóndito te hayas,
habitando en cada átomo.
O
Más inefable para la mente,
que el mismo ego no comprende.
Quizá en el estado más elevado,
quizá sólo la espiritualidad.
O
Fuego, agua, aire y tierra eres.
Tiempo, espacio y formas.
Habitas por doquier,
y el mismísimo doquier eres.
O
¡Polvo de estrellas marinas!
¡Energía sutil transformadora,
la energía no se pierde,
la energía se transforma!
O
Eres el alba y el ocaso de la vida,
el día y la noche de un mundo.
Allende eres eternidad, infinidad.
¡Dentro y fuera del tiempo-espacio!
O
Somos los ojos con los cuales,
la creación se observa a sí misma.
¡Somos una unidad indivisible!
Observándose a cada instante.
O
Yo soy tú y tú eres yo, uno.
Somos lo mismo de modo singular.
Estío

Estrella de millones de estrellas,


cántaro de energía sutil y eterna.
En lo más recóndito te hayas,
habitando en cada átomo.
O
Más inefable para la mente,
que el mismo ego no comprende.
Quizá en el estado más elevado,
quizá sólo la espiritualidad.
O
Fuego, agua, aire y tierra eres.
Tiempo, espacio y formas.
Habitas por doquier,
y el mismísimo doquier eres.
O
¡Polvo de estrellas marinas!
¡Energía sutil transformadora,
la energía no se pierde,
la energía se transforma!
O
Eres el alba y el ocaso de la vida,
el día y la noche de un mundo.
Allende eres eternidad, infinidad.
¡Dentro y fuera del tiempo-espacio!
O
Somos los ojos con los cuales,
la creación se observa a sí misma.
¡Somos una unidad indivisible!
Observándose a cada instante.
O
Yo soy tú y tú eres yo, uno.
Somos lo mismo de modo singular.
Analema Del Alba

Viajamos a la par por inmensas galaxias,


recorrimos infinitos multiversos.
Y alcanzamos la plenitud en un despertar,
en esta última vida que tocará recordar.
O
Nos perdimos y nos volvimos a encontrar,
y en esta vida terrenal no te puedo divisar.
O
A la vera del firmamento yací y contemplé,
en el inmenso solsticio de invierno.
¡Un gran tumulto de astros vibrando por doquier!
Esperando ansiosamente tu esencia espiritual.
O
Pronto volveremos a la fuente universal,
pronto volveremos a empezar una vez más.
O
Ambos sabemos que nuestro paso aquí es efímero,
distante, pequeño, pero colosalmente sublime.
Como en otros planetas, como en otras galaxias.
Que ya hemos habitado durante largos años.
O
Y pensar que 80 años para el cosmos son segundos,
colosal diferencia entre lo terrenal y espiritual.
¡Minutos son los que vivimos aquí!
Y el tiempo no cesa de existir.
O
Sabemos que sólo estamos de paso,
experimentado el lado carnal de la vida.
Pronto volveremos a las estrellas,
para volver a nacer una vez más.
Los Quienes De Un Pueblo

¿Qué dirán? ¿Qué dirán las estrellas?


¿Qué dirán los ciegos y los sordos?
¿Qué dirán las miradas y las muecas?
¿Qué dirán los sabios y los ignorantes?
¿Qué dirán los tristes pueblos frustrados?
O
La ruta se divide de los que yacen en las habladurías,
una sombría ruta monótona y mundana, busca el hombre;
una ruta sublime, misteriosa, buscan los hambrientos,
los que no le temen a la vida, más late la vida de miedo.
Ellos, quienes mueven las raíces de la vida, prevalecen.
O
¿Qué dirían los lobos, cuántos sueños rotos dejaron?
¿Qué dirán aquellas voces fugaces y egoístas?
O
Ya es tiempo, aquí y ahora, ¡Alejarse de la manada!
Es hora, es momento de dejar la comarca y caminar,
hacia la trascendente búsqueda interior, espiritual.
Es de necesidad alejarse de la muchedumbre ciega,
para encontrarse con uno mismo, en la distancia.
O
¿Qué dirán los fracasados y los normales?
Si ellos no saben qué es la vida porque aún no han empezado.
¿Qué sabrán ellos cuán bella y posible es la vida?
¿Cómo sabrán? Si aún no han nacido, aunque estén vivos.
Ellos son los que más tiempo viven, muertos en el tiempo.
Ámbar

Llevas sobre tus manos cipreses descomunales,


brotando como el ámbar que llevas en tu corazón;
Infinita mujer de cristal, cántaro de amaneceres.
De la dinastía más valiente, salvaje y fuerte.
O
Océano profundo, inmenso en tus recovecos,
lleno de pasiones, misterios y secretos no dichos.
Cuerpo bañado de oleos que trascienden tu mirada,
labios hechos de estrellas marinas, ¡Sublimes...!
O
Mujer; tú que logras abrazar el océano con tus rayos,
en las adversidades más inefables, ¿Cómo quedas inmersa?
Quizá sea tu piel hecha del lienzo cósmico del amor,
o simplemente llevas en ti la savia de la vida, por doquier.
O
Si tan sólo pudiese yacer sobre tu vientre materno,
y comprender los secretos más recónditos de ti.
Divisar el ocaso y la pradera con tus infinitos ojos,
contemplar la fortaleza espiritual, eterna e infinita.
O
Océano profundo, inmenso en tus recovecos,
lleno de pasiones, misterios y secretos no dichos.
Cuerpo bañado de oleos que trascienden tu mirada,
labios hechos de estrellas marinas, ¡Sublimes...!
Reciprocidad

De mi agua, de tu agua; compartimos.


De nuestro elixir infinito conjugamos,
tu piel sobre mi piel, ¡Anagrama!
Tú equinoccio, yo solsticio.
O
De mis noches, de tus noches;
el caos místico de los astros,
¡La consumación espiritual!
De tu savia, de mi savia.
O
¿Cuál es la verdadera medida?
Aquella llamada reciprocidad.
O
De mis labios, de tus labios.
De tu simpleza, de mi simpleza.
De tus lágrimas, de mis lágrimas.
¡Sublime la espontaneidad!
O
De mi voluntad, de tu voluntad,
un mundo descomunal.
De tu espacio sideral,
de mi espacio sideral.
O
¡Como volutas entrelazadas,
en la inmensidad de nuestro ser!
Silencio O Verdad

Cómo duele tu mirada zurumbática,


Cómo duelen tus abrazos sin miel.
Y tus imágenes sin pasión, sin sabor.
Y tus canciones apagadas, sin acordes.
O
Tus gélidos besos ambiguos, azules.
Manos distantes sobre mis hombros,
como tus palabras superfluas, vacías.
¡Eras otoño sin brisas, sin ardor...!
O
Besos imaginarios, susceptibles...
Transformados en la escarcha matinal,
de una mañana de un domingo gris.
Cómo duele quererte siendo indiferencia.
O
Cómo duelen tus palabras vacías,
tus danzas sin vestigios a la vera del mar.
O
¡Hastiado, mujer, de tus arroyos sin fin!
De tus moléculas perdidas en el horizonte,
de tus caminos distantes, ciegos y borrosos.
¡Hastiado, mujer, de ser tu indiferencia!
O
¿Cómo he de prescindir de tu alma?
Si más allá de tus ojos hay silencio y verdad.
Allende de tus ojos se esconde lo sublime,
quizá, mujer, no soy quien deba explorar tu sed.
O
¡Hastiado, mujer, de tus arroyos sin fin!
De tus moléculas perdidas en el horizonte,
de tus caminos distantes, ciegos y borrosos.
¡Hastiado, mujer, de ser tu indiferencia!
Inefabilidad

Viento del sur, viento del norte.


Hojas que yacen lentamente,
verdes, amarillas, rojas, ¡Sublimes!
Tumbado mi cuerpo sobre la madre.
O
Rayos del gran astro que se filtran doquier,
entre las ramas, entre las hojas, doquier.
Ademanes que inspira la vida misma,
que conmueve y crea nostalgia.
O
Belleza singular por doquier.
Donde la vida misma sucede,
en constante movimiento eterno.
Por donde mires, la vida crea.
O
Lo simple nosotros, pequeños.
Lo inmenso, grandes detalles,
la vida, recóndita en cada recoveco,
presente sin nuestros ojos.
O
Lo más pequeño se hará eterno;
lo más sublime, atemporal.
Lo trascendental, cósmico, sutil.
El tiempo, dentro-fuera.
O
¿Cómo prescindir de esta inmensidad?
Donde la vida pasa delante de nuestros ojos.
Y no somos capaces de darnos cuenta,
y el tiempo es el mejor ladrón.
Inmarcesible

Seres atemporales en un mundo terrenal,


alcanzando paulatinamente la plenitud.
Mantiene la esencia en constante vida,
porque respirar solamente no es vivir.
Porque allende, se trata de sentir.
La diferencia abismal, trascendente.
O
Mantiene la edad añorada, eternamente.
Mantiene latente la pasión espiritual.
¡Dentro y fuera del espacio-tiempo!
O
El fulgor de tus ojos y las vibraciones,
que recorren cada partícula de tu ser.
Y eso mantiene la esencia inmersa,
en la inmensidad, frente a frente con Dios.
Cuerpos de cristal en el firmamento,
hechos de vibraciones sutiles.
O
10 años han pasado, aún siento lo mismo;
no hay acorde que haya marchitado,
ni canciones que hayan muerto en el aire.
Aún siento el mismo efecto cósmico,
de cada acorde, de cada triada, armonía.
O
Cuánto más podría pasar sin envejecer.
Los misterios del arte y la expresión,
que emanan directamente del alma.
Un Mar De Fulgores

Amaba su mirada, ¡Sus ojos brillantes!


Y en cómo se conjugaban con los míos.
Cuando nuestras manos rozaban,
millones de chispas erizaban nuestra piel.
O
Su espontaneidad, su delirio sano.
Su forma sutil y elevada de seducir,
con su simpleza e inteligencia.
Con sus ganas de abarcar el universo.
O
Su alocada idea de danzar en la lluvia,
aunque finalmente enfermáramos.
Esa simpleza de descubrir el mundo.
En el fondo estábamos hechos a medida.
O
Nada distraía nuestras miradas,
nada podía interrumpir momentos.
Inmensamente conectados,
átomos con átomos, entrelazados.
O
Sé que no te olvidas de mí,
como yo tampoco de ti.
Vigentes el uno en el otro,
aunque el tiempo acelere más aún.
O
Pero Dios es sabio y sus tiempos.
Momentos quedan eternos,
en lo más recóndito del alma.
Aunque el destino no nos una.
Luna De Papel

De aquella copa bebimos sin cesar,


un océano inmenso en una sola copa.
Bebimos sin dudar, sin cuestionar.
Ahora no sabemos distinguir la realidad.
O
Hemos perdido la libertad, ¡Dios!
Y que el libre albedrío es la verdad,
para andar por la vida sin más.
Cuando sólo es posibilidad.
O
Entre una estrella, entre muchas,
no significa la misma libertad.
El deseo no es libertad,
pero así nos han hecho creer.
O
Este es el mundo que nos han pintado,
de millones de colores monótonos;
millones de tonalidades mundanas,
falsos caminos y falsas verdades.
O
¿Qué nos han inculcado?
Ya no podemos dudar ni creer.
La mente ha perdido la libertad,
pocos saben que es interior.
O
Ahora torpes somos sin libertad,
confundiendo con libre albedrío.
Más quizá libertinaje y lujuria;
más quizá caos y rebeldía.
Polvo De Estrellas

Doble eternidad entre tus labios,


doble silencio entre tus dedos.
Del elixir de las estrellas marinas.
O
De una estrella lejana, ¡Años luz!
Al final del túnel, donde a ella vuelves.
Tu alma tiene nostalgia por regresar.
O
Polvo de estrellas eres, al polvo vuelves.
Y vuelves a resurgir del mismo polvo,
¡Transformación de la vida!
O
Alma, cuerpo de cristal de estrellas;
por doquier observes, está hecho.
De la materia más elevada de Dios.
O
Tu carne no es nada, si habla el alma.
Sólo, tan sólo un traje de átomos,
para saborear el mundo carnal.
O
Polvo de estrellas marinas eres.
La energía más sutil de los cielos,
que transmuta, ¡Trasciende como un rayo!
A Tu Vera

Yo te elegí, mucho antes de llegar.


Mucho antes de mi misión, aquí.
Sabía que serías al ama perfecta,
para completar mi paso por la tierra.
O
Sabía de tul rol carnal para mí,
y yo para ti, complemento de misión.
Para alcanzar unidos la inmortalidad.
Porque en el amor se haya la verdad.
O
Aprendizaje mutuo, constante,
tan recíproco como la luna y el sol.
Almas pasajeras en un lazo común.
Aquí, para trascender hacia el ocaso.
O
El amor en su estado más puro,
el amor, la trascendencia del alma.
O
Yo te elegí, mucho antes de llegar.
Mucho antes de mi misión, aquí.
Sabía que serías al ama perfecta,
para completar mi paso por la tierra.
Nostálgico

Vibras que garabatean el cosmos con mi delirio,


abstruso como inefable, un recóndito lugar;
que llamo como a tu piel de cristal, ¡Soledad!
Mi cuerpo yace en la infinidad de tu fulgor.
O
Noche estrellada, misteriosa vestida de ámbar.
Luna amaranta con sus vestigios en el mar,
su resplandeciente luz en el cosmos, dilatada.
Y se contrae con la facilidad de las estrellas.
O
Ni lo más aurífero en el viento eleva el amor,
como los recuerdos de una mente nostálgica.
¿Dónde podríamos encontrar esa belleza recóndita?
Si ahora nuestras almas efímeras no pueden sentir.
O
Cálida brisa azul del ocaso de la luna, buscando un sueño.
Recuerdos, recuerdos que fluyen al tiempo de la vida.
El candor de su mirada dibujada entre las estrellas,
Sus ojos de color cerúleo de intenso fulgor, ¡Transparente!
O
Te recuerdo con regocijo, me siembro como sosegado por la luna,
en el cántaro como voluta más cósmica te recuerdo. Y me elevo.
Quisiera sumergirme en tus ojos, esconderme entre tus labios.
Recorrer el horizonte de tu cuerpo, sentir tus manos.
O
Vibras que garabatean el cosmos con mi delirio,
abstruso como inefable, un recóndito lugar;
que llamo como a tu piel de cristal, ¡Soledad!
Mi cuerpo yace en la infinidad de tu fulgor.
Cóctel

Las olas del mar en infinito concento,


como un ánsar en pleno movimiento.
Inmensas nubes allá, tan arrebolas;
inmersas en el silencio más colosal.
O
A la vera del firmamento cesé, paulatino.
Y sin prisa alguna de aquel cóctel maravilloso,
en la soledad más gélida, más mundana...
¿Y quién diría que fuese tan mundana, trivial?
O
Contemplé allí, en el ocaso cósmico,
las horas más amargas, inefables y espirituales.
Divisé como ave migrando al sur,
el horizonte, como de la lluvia mojada otoñal.
O
¿Y quién puede darme otro cóctel celestial?
¿Qué es, entonces nuestra soledad?
Y se me callan los silencios remotos, distantes;
que puedo bailar entre las gotas del cielo.
O
Más no prescindir de lo que explota como arañas,
en el interior, en lo más profundo y recóndito.
Y nosotros, los de entonces, aquellos...
Sabemos lo frágil de un corazón de cristal.
O
Dios está descansando, allá, en la inmensa estelar;
su silencio, nuestra debilidad, nuestro misterio.
O
¿Y quién puede darme otro cóctel celestial?
¿Qué es, entonces nuestra soledad?
Y se me callan los silencios remotos, distantes;
que puedo bailar entre las gotas del cielo.
Diáfano

Cuerpo de cristal bañado de océano amarillo,


corazón ámbar, como cantata a Dios;
vestigios sin sombras, sin mentiras.
Brillo latente en cada recoveco invisible.
O
Cuánta honestidad por doquier, intermitente.
Cuánta sinceridad que escapa de los ciegos,
de aquellos que han olvidado lo más sencillo.
De las chispas más pequeños en el manso río.
O
Mata la escarcha la noche como el silencio el olvido,
y nacen, así, intrépidos, los más sueños lúcidos.
O
Y qué decir, con esa mirada candente de solsticio,
como ráfagas matinales de brisa, sublimes.
Como la luz que se filtra en la oscuridad;
ese brillo interestelar en el ocaso primaveral.
O
Pero mis palabras son pequeñas y difícil,
para escribir cuán maravillosa eres.
O
Es una luna durante el día y un sol durante la noche.
Su cuerpo emanando hermosos brillantes colores,
Cuando llora, sus lágrimas gritan de alegría.
Su tristeza se transforma en felicidad.
O
Cuerpo de cristal bañado de océano amarillo,
corazón ámbar, como cantata a Dios;
vestigios sin sombras, sin mentiras.
Brillo latente en cada recoveco invisible.
Fumífero Corazón

Blanda lluvia que empaña tus ojos al ver el sol,


ni la más mínima idea pueda congelarte el alma.
Que las palabras del viento no impidan volar,
ni evitar a fin de ver lo más bello y sublime.
O
Cuánta facilidad para encontrar lo más oscuro.
Lo más fácil para mirar y criticar al filo,
encontrar lo más frágil, la debilidad del ser.
Y si te dijese, cuán simples y humanos somos.
O
¡Hombre! ¿Qué ha sucedido con tu evolución?
Que ya has matada cuantas veces tu corazón,
tu fumífero corazón, oculto en lo más profundo.
¿Qué ha sucedido con la mirada profunda?
O
Necios, que sólo hemos sabido yacer al abismo.
Que con nuestra estirpe hemos saltado al vacío.
Que hemos caído en la tentación y añoramos,
¿Nuestro pasado? ¿Nuestra esperanza?
O
Blanda lluvia que empaña tus ojos al ver el sol,
ni la más mínima idea pueda congelarte el alma.
Que las palabras del viento no impidan volar,
ni evitar a fin de ver lo más bello y sublime.
O
Vuelve al charco, limpia tu sed de vestigios;
sopla el último polvo de tus pasiones, hombre.
Vuelve a ti, a lo más recóndito, sublime, hombre.
Que un sueño se desvanece en la escarcha juvenil.
Estrella De Mar

Añoro con encontrarte estrella efímera,


que ilumine mi vergel paulatinamente.
Sé que hay muchas por doquier, brillando;
pero sólo te anhelo a ti, estrella de mar.
O
Que de seguro brillas como el fulgor de la luna,
como el ocaso matinal de una mañana cálida.
Como la luna sosegada por el canto de los astros;
brillo lúcido como big-bang cósmico e infinito.
O
No sé si tendré la certidumbre de encontrarte,
ya que la vida es la susceptibilidad de la impredecibilidad.
Pero, aun así, no pierdo el afán de estar a tu vera,
en un lugar donde no exista lo común.
O
La nostalgia fluye como la lluvia en una noche de invierno.
La soledad es el reflejo de las hojas que caen en otoño.
O
¡Oh! Estrella, ¿Dónde te encuentras?,
hay tantas que no logro encontrarte.
Escribo poemas en la arena, para regalarte
Y solo el mar, capaz de llevártelos.
O
No sé si tendré la certidumbre de encontrarte,
ya que la vida es la susceptibilidad de la impredecibilidad.
Pero, aun así, no pierdo el afán de estar a tu vera,
en un lugar donde no exista lo común.
O
En noche inmensa más inmensa te imagino,
¿Por qué te imagino? ¿Qué hago imaginándote?
Vibrante Sonoro

Esa nota pequeña y vibrante, sólida y profunda;


como cada acorde acompañado de sentimientos,
y que no es el compás en sí, sino del apasionado.
¡Tonos menores, tonos mayores! ¡La pasión!
O
Y cómo explicar con tan simples palabras,
estas sensaciones, estas vibras que juegan.
Cuánta inefabilidad se haya por doquier,
pero nos encontramos en la misma frecuencia.
O
Vibración profunda, intensa en el pecho,
que sacude y eleva el alma a las alturas,
aquellas alturas donde no existe la oscuridad.
Donde no existe sino lo más sincero y puro.
O
¿Qué sería sin música? ¿Qué sería la vida?
La única pureza que recorre como torrente,
y salpica cada borde de cada célula, átomo.
Y cómo entonces, prescindir del sonido.
O
Trasciende el arte en nuestros lugares,
por doquier nos encontremos, intrépidos.
Sólo el arte nos liberará de la locura,
sólo así, un viaje cósmico al interior.
O
Vibración profunda, intensa en el pecho,
que sacude y eleva el alma a las alturas,
aquellas alturas donde no existe la oscuridad.
Donde no existe sino lo más sincero y puro.
Efímera Nocturna

La cálida tentación de abrazar el silencio.


Oscura convicción del mar posando en el cielo,
como una estrella que busca su brillar.
La luna entre las estrellas, eterno fulgor sensato.
O
Entre lazos se unieron las olas del mar.
A la vera, tibia brisa proveniente del horizonte,
Noches marginales, días pixelados.
Gélida monótona mañana, las noches son especiales.
O
Inmerso en la devoción de la noche, el día se volvió Negligente,
Siempre prescindiendo del día, Itinerario finito.
Para cada noche hay un prefacio nuevo, una nueva aventura.
Para cada noche un umbral nuevo para cada persona.
O
El estereotipo del día, el estereotipo de la noche.
Una Yuxtaposición en ambas.
Vestigio de un sendero de paz, en paz.
Páginas de un libro en blanco.
O
Luna llena, como un edén reflejado en tus ojos.
Un aerolito como una saeta gélida, iluminaron la noche,
resplandor de rojo carmesí transparente.
La dicha, devoción lúcida.
O
El cielo tomo un fragmento de las montañas.
Las nubes inmersas en la atmósfera.
Las estrellas tienen la Solvencia de somnoler tus sueños.
El criterio está en tus manos.
Quebradizo Sensorial

Como las hojas del otoño, todo había cesado.


Caminaba entre la niebla y el olvido,
mi sombra yacía sobre aquella morada de soledad.
Eternos pasos, cerca de la infinidad de un misterio.
O
Mi espíritu ha dejado de ser robusto.
Mis ojos temblaron, formando grietas entre mis pupilas.
Extraña melodía de un Oasis cristalino sobre el mar.
Extraña sensación de un mundo paralelo.
O
A la vera del mar. Las estrellas dejaron de brillar.
Las campanas irisadas de la eterna soledad,
iluminaron mi tristeza, como un resplandor de la luna,
como una conexión directa con el silencio y el olvido.
O
Las estrellas flotaban, la luna flotaba, tu flotabas.
Y cada día te alejabas más de mí, me perdía,
me perdía en aquel horizonte monótono frío.
El sol ya no ha de cruzar entre el horizonte y las montañas.
O
En un telar escribí tu nombre, y en el edén, sentí tu devoción,
en una saeta empaqué el frío, y en un fulgor mi dolor.
Mis gélidas manos sintieron el gozo jovial, de que algún día te verán,
en el vergel de la felicidad... Sin ti, todo fue tedioso.
O
Somos tan marginales, que nunca tuvimos un diálogo.
Quizá para ti, sea trivial. Las cosas no son triviales.
Tal vez, sea la nada sobre un espacio, pero no soy tan convencional,
como tú crees. Quebradizo corazón sensorial en un mar cristalizado.
Susceptibilidad

Un tercio de sus anhelos se desvanecieron,


entre las cálidas olas del mar.
El ocaso del sol había cesado entre las montañas.
Las estrellas dejaron de brillar en las noches.
O
Pasaban las horas, y los días se volvían noches,
El silencio en sus ojos se posó.
las nubes formaron grandes vacíos en el cielo.
Las estrellas se volvieron gélidas.
O
¿Qué más da cuando la luna deja de brillar?
¿Qué más da cuando el sol ya no cruza el horizonte?
¿Qué más da cuando la brisa del mar cesa?
¿Qué más da cuando ya no hay más nada?
O
De pronto, en un abrir y cerrar de ojos,
la vida se tornó monótona y común.
Y allí estaba él, a la vera del mar,
esperando transcurrir los días.
¿Qué Es El Amor?

Recorriendo anchas carreteras hacia el horizonte,


entre la niebla mi sombra me anhela.
El viento golpeando sobre mi cara,
el viento, la libertad.
O
Compartiendo, dejando ser, siendo ser,
Libertad en la atmósfera, sin posesión.
Libres de apego, libres de miedo.
El amor es amor, no hay otra cosa más que amor.
O
El miedo, alejándote del ocaso del sol,
alejándote de lo bello de la vida.
El miedo, producto cruel de la mente humana.
Celos, producto tristemente cruel de la mente.
O
El amor universal, libre de apegos.
Naturaleza viva, universo vivo,
vida por todas partes, amor por todas partes.
Silencio amoroso rodeado de felicidad.
O
Cierra los ojos, deja ser. Se tu ser.
Respira, siente el aroma y la melodía del sol.
Duerme entre el cielo y la tierra.
Vuela hasta donde lleguen los límites.
Luces

Observando el eterno resplandor de la vida,


a orillas de las palabras, que se volviendo hechos.
Cegado ante la impredecibilidad de los sucesos.
El impacto de la luz en mis ojos, yaciendo sobre ellos.
Vida como laberinto hacia un fin superior.
O
¡Oh! No será fácil, tampoco será difícil.
Larga es la ruta cuando nacen los sueños
en alguna parte del alma del hombre.
¿Tarde, temprano, nunca?
Las luces, que nos ciegan...
Quedamos totalmente cegados.
O
La voluntad, el combustible delicioso de mi alma.
La voluntad, el atrapa sueños.
Avanzamos y retrocedemos, esquivamos y nos equivocamos.
Dulces errores, que nos vuelven guerreros.
Grandes covalencias, que nos vuelven eternos.
O
¡Atrápalo! Aférrate a lo imposible y vive lo posible.
Las luces, que tanto nos ciegan, pero que no nos detienen.
Corre sin caer al abismo, duerme entre las estrellas.
Sé el cielo sigiloso entre las montañas, muévete hacia el horizonte.
O
Danzando entre las hojas de los árboles, me escondí,
me escondí de la maldad y el miedo de los humanos.
Permitiéndome simplemente ser, ser yo mismo.
Somos esa inefable gota en el mar, atravesando el océano.
O
Cierra los ojos, abre tu corazón. Abre tus manos, cierra tu egoísmo.
Abre las manos y estira los brazos a lo eterno.
Es que, tan solo, vivimos una vida pasajera, pero somos eternos.
Somos la eternidad fuera del tiempo y el olvido.
Somos la eternidad viviendo mundos pasajeros.
O
A veces, el silencio, un gran amigo, me habla de la vida.
Me cuenta la tristeza colectiva del mundo.
Dulce Piel

¡Oh amor! Tu piel, tu dulce piel de miel.


Tu suave piel de terciopelo, como el cielo.
Te busco en mis palabras y te siento entre mis sueños.
Entre palabras te encuentro, entre párrafos te observo.
O
¡Oh amor! Eres el azúcar que llena mi alegría.
Un minuto contigo, es un segundo en la eternidad.
Imaginarte es poco, sentirte es como ver el ocaso de la vida.
No sabemos de distancia o tiempo.
O
¡Oh amor! Es que tan solo el mundo es gigantesco.
¿Dónde te encuentras? ¿Por qué huyes?
Me aferro a ti, tan solo te deseo a ti.
No huyas corazón de porcelana.
O
Las ráfagas de viento del eterno silencio,
me hablan de ti... Hablan muy bien de ti.
Ojalá (Poesía)

Ojalá nunca me olvides, mujer.


Que aquí en mi regazo te llevo,
por caminos recónditos, sublimes.
Te llevo donde la vida me lleve.
O
Llegamos al mismo tiempo...
Nuestra misión no es tan distinta.
Pero nuestros caminos cambiaron,
tu allá, en el polo norte y yo sur.
O
Tiempo-espacio, formas inconscientes.
Colores, sabores, todo y más...
Que hemos experimentado a la distancia.
Porque, aunque no lo sepamos...
O
Estamos conectados, vibramos mutuamente.
Y por las noches más frías, al dormir...
Nos encontramos en nuestros sueños,
allí todo es tan distinto, tan sublime…
O
Porque no hablamos con la mente,
hablamos en el mundo espiritual.
Pero al despertar lo olvidamos todo,
como si nunca nos buscáramos...
O
Ojalá nunca me olvides, mujer...
El universo se hace pequeño,
muy pequeño si no se siento,
y me vuelvo pequeño, sombrío...
O
Ojalá nunca me olvides,
Ojalá nuca te olvide...
Porque te espero,
aquí, con mi fatal poesía.
Primavera

Como enjambre de abejas se consuman,


las hojas verdes que caen paulatinamente.
Los rayos del sol que se filtran entre ellas,
y esos colores que forman, y danzan felices.
O
Cuántas ráfagas de viento como volutas,
que suaves caen a la inmensidad otoñal.
Cómo solsticio de césped como viento,
y se proclama esa bocanada de sinceridad.
O
Cuánto regocijo que regocijan hojas verdes,
que casi hojas sueltas cantan sin cesar.
Que tus hojas llevan el misterio del universo,
como el hilo del firmamento caes inmensa.
O
Cuánto anaranjado por doquier, sin cesar.
Aquí y allá, donde la vida sucede. Donde,
la vida es movimiento constante y sutil,
donde la vida no puede ser estática...
O
Qué primavera con sus vestigios de oro,
que saltan los verdes-amarillos caóticos,
colores invisibles y visibles como el mar.
Cuántos destellos, cuánta combinación.
Días Para Escucharte

Aquí estaré, en el susurro más inmenso.


Aquí, en cada vera, en cada recoveco.
Para escucharte, para comprenderte.
Sin prejuicios, sin estereotipos...
O
En cada pétalo cósmico para abrazar,
en cada llanto lunar, en cada estrella.
O
El consejo más pequeño, frágil, único.
O más quizá escucharte lentamente,
aunque no siempre pueda aconsejarte.
Pero allí, en cada situación, estaré.
O
Como la luna aferrándose al océano,
en las noches más inefables y recónditas.
Como las estrellas inmersas en el aire,
buscando lo más simple, transparente.
O
En cada pétalo cósmico para abrazar,
en cada llanto lunar, en cada estrella.
O
El consejo más pequeño, frágil, único.
O más quizá escucharte lentamente,
aunque no siempre pueda aconsejarte.
Pero allí, en cada situación, estaré.
Sus Ojos

Sus ojos eran un vergel de constelaciones.


Brillaban por doquier, como la inmensa luna.
Grandes e infinitos como el firmamento...
Algo recóndito había en ellos, ¡Cósmico!
O
Sus ojos decían más de lo que ella sabía,
una red infinita de pasiones y sentimientos.

II

Bocanada efímera como un castillo en tu sien.


Un océano en tus ojos recorre mi cuerpo,
en los días más ínfimos, inefables, tristes.
Desprenden solsticios a cada instante...
O
Eterno resplandor, eterno fulgor, eterno brillo.
Sus ojos eran primavera en invierno,
eran otoño en verano, ¡Sonrisas que yacen!
Yacen lentamente en lo más profundo.
III

Veía sus ojos y ella sonreía paulatinamente.


Porque sabía que estábamos conectados.
Y yo lo sabía, porque podía naufragar en ellos,
y ella lo sabía porque podía naufragar en los míos.
O
¡Ay! Cariño. Qué inmenso y colosal es el cosmos,
que aquí, en este planeta, hemos de coincidir.
Cuán difícil se haya esta verdad plena de coincidir.
En el momento adecuado con las personas adecuadas.
Cósmico Salto

¿Qué más da cuando ya nada queda en el envase de mi cuerpo?


Me siento como un gorrión encerrado en sus propios miedos.
Atrapado y ahogado en las perturbantes olas del silencio,
donde las acciones se esconden entre las piedras de la vida.
O
Llegando al abismo, cayendo al vacío.
En mi interior, fluyendo el triste vacío.
La ausencia de mí, ¿Adónde se encuentra?
Caminando entre hilos sutiles, frágil vida.
O
Me necesito, me necesito. ¿Adónde me encuentro?
¿Quién soy? ¿Qué han hecho de mí?
O
Momentos frágiles, como copas de cristales.
Momentos tristes, como la lluvia del cielo.
Mi corazón se ahoga en el vacío.
Dios, ¿Qué ha de pasar conmigo?
O
Muero a cada instante, nazco a cada instante.
Me desvelo, me duermo, me alejo de mí mismo.
Me he alejo de mí, me he alejo de mi interior.
Este vacío que tanto mata, es una burla cruel.
O
Las cartas que nunca se jugando, fueron escondidas.
Y ahora, ahora, ¿Qué más da?
Ciprés

Cipreses llevo en mi corazón.


Y un lento suspiro en mi calma,
que no perdona, no olvida.
En lo más solitario yazco lento.
O
Bocanadas perdidas en mi mente,
como cuervos entre arboladas.
Volutas entre mis dedos, ¡Escapan!
Qué sutileza, qué tristeza más.
O
Yo, tan simple, más perdido...
¿Buscando? ¿Qué buscar ya?
Las posibilidades degradan,
y yo me hundo en mi horizonte.
O
Ese océano de sensaciones muere,
el viento ya no toca el cielo,
ni las madrugadas vuelan a lo alto.
Tristeza no coincidir, perderme.
Spinetta

A la vera de la mar, contemplar una vez más.


A tu vera, a mi vera, a nuestra vera, juntos.
Mientras una fogata enciende las estrellas,
y la fresca brisa destapa algunas cervezas.
O
Unas cuantas canciones de Spinetta,
en la guitarra, mientras tú cantas.
O
Un cielo nocturno casi estrellado,
una blanca luna, blanca infinita.
El firmamento rozando nuestros cuerpos,
nosotros, mirándonos lentamente.
O
Y suena "Tu nombre sobre mi nombre"
y el universo entero regocija colosal,
y luego "Perdido en ti"...
Y me pierdo, me enredo en tus cabellos.
Inerte

Cántaro divino del maquillaje de la dinastía,


oleos en sus partes superficiales, ¡Sublime!
Cabello dorado brillante como la luna,
ráfagas de vientos entre sus manos, ¡Sublime!
O
Más aquel cántaro inerte por dentro, inefable.
Un cosmos desconocido, sin pasiones, devoción.
¡Ay! Pero qué cántaro tan apagado, vacío.
Más puro belleza exterior, únicamente.
O
Qué tristeza, aquel cántaro que parecía más,
pero sólo era aquello que podía mostrar.
O
Cántaro inerte en tus pasiones, ¿Sólo belleza?
¿Para qué tanta belleza...? ¿Y las habilidades?
Qué cántaro más superficial, qué tristeza...
Increíble de las cosas que te pierdes, triste es.
O
Aquel cántaro no era para mí...
un hombre lleno de pasiones y devociones.
Abrazos

En un abrazo sabrás todo lo que siento.


En un abrazo mi tristeza recorrerá,
por todo tu torrente sanguíneo,
más descubrirás lo recóndito de mi alma.
O
En un efímero abrazo sabrás lo que hay en mí.
Más descubrirás el amor sincero que,
abunda en mi espíritu aventurero.
En un lento abrazo sabrás todo lo que callo.
O
Descubrirás que no siempre sonrío por dicha.
En un abrazo te diré la verdad y lo no dicho.
En un eterno abrazo descubrirás que...
mi corazón es un océano de secretos.
O
Más si aceptas este pequeño corazón,
te llevaré por mundos descomunales.
Te enseñaré lo más elevado de la vida,
te enseñaré a ver el cosmos inefable.
Jazz

Así solían ser mis inefables noches.


Algunas veces vacías, otras tristes.
Donde un lento jazz me violaba,
en cada recoveco, recóndito lugar.
Un whisky latente entre mis manos,
a oscuras en el sofá yacía mi alma.
O
Sonaba aquel saxo melancólico,
entre acordes disonantes el piano aún.
Y mi soledad abundaba el espacio infinito.
no contemplo más que la tristeza,
aquella tristeza inefable y rotunda.
Y caía a ciegas al vacío más inmenso.
O
Así eran mis noches. Paseando por las calles,
mientras la lluvia mojaba aquel jazz.
No solía ser obscuro, más quizá triste.
O bien quizá, más aún, melancólico.
Caminando paulatinamente, solitario.
O
Volver a casa, sólo, en la cruda monotonía.
Apagar las luces y mirar hacia el techo,
mientras Chet Baker invade todo mi ser.
Así eran mis días, después del trabajo.
Así pasaban los días y las horas, ¡Rápido!
La rutina estaba comiendo mi alma.
Efímero Instante

Me pregunto: ¿Qué sería yo sin mí?


Tengo que aceptarme, valorar, conocerme.
Soy una persona más en el mundo,
tengo que verme como una persona más.
O
Debo conocerme, amarme y aceptarme,
como lo hago con muchas personas.
También tengo cosas buenas,
como también tengo cosas malas.
O
Y así, todos tenemos algo para compartir.
Todos debemos aceptarnos tal cual somos,
mostrarnos tal cual somos y,
que nos acepten tal cual somos.
O
Tan solo un instante para conocerme.
Tan solo un instante para conocerte.
O
Todo empieza por uno;
Si no me acepto, ¿Por qué esperaría a
que los demás me acepten, cuando
ni siquiera yo puedo aceptarme?
O
Tan solo un instante para conocerme.
Tan solo un instante para conocerte.
Quebradizo Sensorial

Como las hojas del otoño, todo había cesado.


Caminaba entre la niebla y el olvido,
mi sombra yacía sobre aquella morada de soledad.
Eternos pasos, cerca de la infinidad de un misterio.
O
Mi espíritu ha dejado de ser robusto.
Mis ojos temblaron, formando grietas entre mis pupilas.
Extraña melodía de un Oasis cristalino sobre el mar.
Extraña sensación de un mundo paralelo.
O
A la vera del mar. Las estrellas dejaron de brillar.
Las campanas irisadas de la eterna soledad,
iluminaron mi tristeza, como un resplandor de la luna,
como una conexión directa con el silencio y el olvido.
O
Las estrellas flotaban, la luna flotaba, tu flotabas.
Y cada día te alejabas más de mí, me perdía,
me perdía en aquel horizonte monótono frío.
El sol ya no ha de cruzar entre el horizonte y las montañas.
O
En un telar escribí tu nombre, y en el edén, sentí tu devoción,
en una saeta empaqué el frío, y en un fulgor mi dolor.
Mis gélidas manos sintieron el gozo jovial, de que algún día te verán,
en el vergel de la felicidad... Sin ti, todo fue tedioso.
O
Somos tan marginales, que nunca tuvimos un diálogo.
Quizá para ti, sea trivial. Las cosas no son triviales.
Tal vez, sea la nada sobre un espacio, pero no soy tan convencional,
como tú crees. Quebradizo corazón sensorial en un mar cristalizado.
Alma Voluta

Cenizas inmersas y colosales, ¡Cenizas azuladas!


Yacen paulatinamente, como la blanca nieve;
se elevan nuevamente, una y otra vez, por doquier.
Vuelve la zurumbática sensación del firmamento.
O
Y salto al abismo, hastiado, de noches sin estrellas.
Gélido vacío, descomunal, cuánto dejar caer, ídem.
Y camino sobre el vacío, sobre la tela sutil de Dios,
susurra, intrépido, más mi alma no se contenta.
O
¡Qué laberinto poco suculento! Infinito en sus átomos.
Me pierdo entre lianas y palabras, sugestivas y negativas;
¡Cierto cuán mi alma no se contenta de la vida humana!
Laberinto que no suelta la niebla entre pasajes obscuros.
O
En cuanto divisé la inmensidad, cesé de existir;
En cuanto mis ojos abrieron, el mundo volvió a nacer.
En cuanto mi corazón dejó de latir, el universo se contrajo.
En cuanto mis palabras hablaron, mis pensamientos cesaron.
O
Perdido en mi existencia, el ocaso muere en su regazo.
Y mi alma zurumbática, hastiada, sensible vuelve a morir.
¡Qué gran verdad! Si te dijese cuán triste se encuentra hoy,
esta noche de soledad, de mera tristeza por doquier, aquí.
O
¡Qué gran mentira! Si te dijese cuán poco logro contemplar,
el cielo nocturno con sus estrellas infinitas marinas.
¡Oh gran astro, que suelo llama Dios! Llévame en tu regajo,
llévame hacia la plenitud, hacia la dicha, hacia tu regocijo.
O
Esta noche, de noches sin brisas tibias, tu susurro no vuelve.
Y aquí estoy, bañado en la fría esperanza de encontrarme,
donde las preguntas despiertan la consciencia de todas las cosas.
Cierto decir, cuántas noches he pasado a tu vera, en el cosmos.
Oda A La Osadía

¡Cuán intrépido viajero de efímeros oasis!


Lanza saetas cósmicas como polvo en el viento;
y chispas explotando vibrantes en el osado.
O
Efímera es la vida de aquellos que no regocijan,
más tampoco divisan la belleza en todas las cosas.
Y mueren en el solsticio latente de los Dioses.
O
Laten sus pasos como ecos amarillos, ¡Late!
Late en la inmensidad, en el instante aquí;
en su humildad atemporal, en su simpleza.
O
Osado tu que con tus manos todo lo curas,
que con tu suspiro todo lo elevas suculento;
Que tu silencio es la debilidad de los necios.
O
Latente voz, así en la pequeñez, suena fuerte.
Aunque alma pasajera en parpadeo vive uno,
como el oasis de cristal, que poco perdura.
O
¡Cuán dichoso osado que muestra su sensibilidad!
Que el miedo no es más que una mundana idea.
Y feliz es, en su esencia, el osado que divisa el arte.
O
Osado quien no yace en la preocupación,
sino más bien en la ocupación de los asuntos.
Y así, sin más, no cae en el error de la esperanza.
Cantata A Los Pueblos (2)

¿Qué dirán? ¿Qué dirán las estrellas? ¿Qué dirán?


¿Qué dirán los ciegos y los sordos? ¿Qué dirán?
¿Qué dirán las miradas y las muecas? ¿Qué dirán?
¿Qué dirán los sabios y los ignorantes? ¿Qué dirán?
¿Qué dirán los tristes pueblos frustrados? ¿Qué dirán?
O
La ruta se divide de los que yacen en las habladurías,
una sombría ruta monótona y mundana, busca el hombre;
una ruta sublime, misteriosa, buscan los hambrientos,
los que no le temen a la vida, más late la vida de miedo.
Ellos, quienes mueven las raíces de la vida, prevalecen.
O
¿Qué dirían los lobos, cuántos sueños rotos dejaron?
¿Qué dirán aquellas voces fugaces y egoístas?
O
Ya es tiempo, aquí y ahora, ¡Alejarse de la manada!
Es hora, es momento de dejar la comarca y caminar,
hacia la trascendente búsqueda interior, espiritual.
Es de necesidad alejarse de la muchedumbre ciega,
para encontrarse con uno mismo, en la distancia.
O
¿Qué dirán los fracasados y los normales? ¿Qué dirán?
Si ellos no saben qué es la vida porque aún no han empezado.
¿Qué sabrán ellos cuán bella y posible es la vida?
¿Cómo sabrán? Si aún no han nacido, aunque estén vivos.
Ellos son los que más tiempo viven, muertos en el tiempo.
O
Yace el hombre de cristal en la pradera de la indiferencia,
comprende que las habladurías no desembocan desde el alma,
sino más bien de los apegos de la egolatría y la envidia.
Danza De Su Vestigio

Rompe el silencio la lluvia derramada,


cae al tiempo un suspiro como voluta.
Y escucho, en la nada, tu devoción.
Pero estamos delirados, lo colosal.
O
Ni fotografía sobre diván, ni lejos de allá.
Ni video que lance los instantes de la vida.
O
En el recuerdo yacen los sentimientos,
escondidos, como el aroma de una mañana.
Cuán caja llena de sensaciones, aquí y ahora.
Pero nos dejamos caer paulatinamente.
O
Dos simples e intrépidos extraños,
con recuerdos en común. ¡Qué sensación!
O
¡Cuánta espontaneidad cae al vacío!
Y en el abismo recuerdo lo imprescindible,
lo trascendental de algo puramente real.
Y caigo a la tristeza como el rocío al pasto.
O
Noches continuas, llenas de felicidad;
al menos, así, lo consideré. Infinito.
Pero las noches ya no pertenecen,
a nuestras queridas y tristes almas.
O
Y tengo presente recuerdos espontáneos,
que no anhelan yacer en el olvido profundo.
Y te llevo en cada recoveco, en lo recóndito,
y me pierdo entre finas líneas llamas verdes.
¡Qué suspiro! De aquellos que dicen mucho,
de aquellos suspiros que gritan, laten, nacen.
Y caigo en el vicio de la monotonía de la vida,
muero lentamente sobre tu invisible regazo.
O
Ya estoy aquí, en el solsticio de invierno,
anhelando tu encuentro con mi encuentro.
¿Dónde sino? Que te buscaré en las alturas,
así, contemplar una vez más tus pupilas.
Pero ya estoy viejo, y el tiempo muere.
O
En el recuerdo partiré hacia las sombras,
en la tiniebla de tus gélidos labios,
donde el engaño mató las hojas marinas.
¿Dónde sino...? Te llamaré en pensamientos.
O
Ni fotografía sobre diván, ni lejos de allá.
Ni video que lance los instantes de la vida.
O
¡Cuánta espontaneidad cae al vacío!
Y en el abismo recuerdo lo imprescindible,
lo trascendental de algo puramente real.
Y caigo a la tristeza como el rocío al pasto.
O
En el recuerdo partiré hacia las sombras,
en la tiniebla de tus gélidos labios,
donde el engaño mató las hojas marinas.
¿Dónde sino...? Te llamaré en pensamientos.
Ámbar Quimérico

Cae la noche como la lluvia al alma,


y el cielo no se contenta de mi alba.
Cuán temible, zurumbático estoy,
y giro entonces en el cielo estrellado.
Las luces del ocaso descienden,
y yacen paulatinamente en el olvido.
Hastiado el silencio de mis labios,
la burbuja del intrépido en la parca.
O
Qué delirio, de convicciones pasadas.
La herradura de los prisioneros,
que han perdido la pasión de la locura.
Quimérico en ámbar de cristal azulino.
O
Viaja el tiempo en las mañanas frías;
De aquellos desvelos al azar otoñales.
O
Eleva mi vida hacia la plenitud de Dios,
llévame hacia donde el silencio yazca.
Y cuán saber cuán laberinto estoy,
saber de aquí, cuán lamento estoy.
O
Dios oye los sublimes latidos de un
corazón embalsamado en cristal,
en su regazo grita la plenitud.
Dicha que regocija como océano,
vientos plenos de felicidad latente.
Cae la noche como la lluvia al alma,
y el cielo no se contenta de mi alba.
¡Cae al abismo más abismo colosal!
O
Eleva mi vida hacia la plenitud de Dios,
llévame hacia donde el silencio yazca.
Y cuán saber cuán laberinto estoy,
saber de aquí, cuán lamento estoy.
Definirse

¿Por qué debería definirme?


Si al hacerlo, estaría limitado.
Y acabaría en lo más sumiso,
en lo más profundo inhumano.
O
Pues, cierto que puedo leer,
filosofía y cantar psicología.
Cierto puedo oír metafísica,
y yacer sobre la ciencia.
O
Cierto puedo escribir poesía,
y cantar ciencias sociales.
O bien divisar la tecnología,
bien comprender informática.
O
Y cuánto que puedo cocinar,
y ser, ciertamente, gran cocinero.
Pero también músico y escritor,
quizá entonces bohemio...
O
Y puedo ser panadero, como...
también chef, músico, filósofo.
Porque también compositor,
como así también emprendedor.
O
Tantas cosas hago, como emprender,
ser inversionista, pero también,
amante de la naturaleza, el cosmos.
También materialista, como no.
O
Cuánto que puedo aprender o bien,
descubrir, explorar, divisar, entender.
¿Por qué debería definirme?
Si al hacerlo, estaría limitado.
Escarcha

Mis pies están gélidos por la escarcha,


mis manos se desvanecen por doquier;
Cuán sombrío, cuán catatónico...
Cuánta terqueza abunda en mí, sólido.
O
Mis pies están gélidos y no puedo volar,
atrapado en la inmensa muchedumbre.
Inalcanzable cielo de papel en la luna.
O
¡Esta noche el cielo está de luto!
Y las estrellas lloran sin cesar, lloran;
las estrellas marinas no se contentan,
y la luna está de luto esta noche frágil.
O
Qué silencio es la debilidad, astro infinito.
Que giras inmerso con tus ráfagas...
allá, en la inmensidad del firmamento.
O
Qué difícil me encuentro en esta densidad,
luces de la utopía fuera de foco, fuera de sí.
Llévame sin razón alguna en tu regazo,
que fértil regocijaré en tu vientre...
O
Cuánta melancolía matinal, como gotas de rocío;
como aquella humedad de los bosques y el paso.
Esa humedad que trae consigo recuerdos,
fresca y sublime, llévame contigo al olvido.
O
¡Esta noche el cielo está de luto!
Y las estrellas lloran sin cesar, lloran;
las estrellas marinas no se contentan,
y la luna está de luto esta noche frágil.
Cantata A La Libertad

Cae la lluvia matinal como enjambre de volutas,


en los inmensos vergeles del solsticio de otoño.
Danzan las estrellas, inmersas en el firmamento,
garabatos estelares, como efímeras saetas...
O
¡Cuán dichosa estrella azulina, allá en lo caótico!
En la noche más estrellada entre la muchedumbre,
sosegada por los vestigios más nobles de la luna,
que convergen, suspiran y explotan como chispas.
O
¡Ay! Si te dijese cuán dichosa se encuentra ella,
¡Cuántos acordes que yacen en la inmortalidad!
Puros, transparentes como cuerpos de cristal,
y se contenta, de lo más pequeño, lo más humilde.
O
¡Cuán silencioso que habla con su resplandor!
Enciende la magia en cada recoveco, cuán...
¡Cuán recóndita se encuentra como bocanada!
Y aquellos, los hombres, dieron el último suspiro.
O
¡Cuán dichosa estrella azulina, allá en lo caótico!
En la noche más estrellada entre la muchedumbre,
sosegada por los vestigios más nobles de la luna,
que convergen, suspiran y explotan como chispas.
Errar

¡Cuánto por errar sin aprender...!


¡Cuánto aprender sin errar...!
Y qué dilema si te dijese cuán
vertiginosa es la vida subjetiva.
O
Que de recónditos lugares cesamos,
cuánto que volvemos a empezar.
Divagamos por el ocaso de la noche,
y zurumbáticos, hastiados morimos.
O
Y cae la noche lentamente sobre mí,
rendida por última vez en mi ocaso.
Ascienden por suspiro las campanas,
y nada se pierde, lucha el impacto.
O
Por momento, intrépido como hombre,
errantes y caminantes, silenciosos,
hombres conscientes del todo, y la nada.
Divisan, pues, las brisas volutas del ocaso.
O
Qué errar cuando nada aprender hay,
y gritan insaciables, como temblor.
Qué camino, pues, elegir sin errar,
¿Cuál es, entonces? Y volvemos a nacer.
Almas En La Inmensidad

¡Qué inmensidad no coincidir!


En bosques secretos y distantes,
en espacios descomunales,
en tiempos imperfectos.
O
Quizá allí te espere,
donde la vida sucede paulatina.
O
Quizá en la próxima vida,
en otras vidas, logremos coincidir.
Y a fin de consumar dos almas.
Vibrar en la misma frecuencia.
O
No me siento sólo en mi soledad.
Pero el tiempo pasa sin cesar,
y mil aventuras me pierdo gozar,
en la complicidad y la inmortalidad.
O
Quizá sea la complicidad un desafío,
quizá sea el coincidir un desafío.
O
Quizá pasen muchas vidas en encontrarnos,
en el tiempo perfecto y espacio perfecto.
Y como gotas de rocío amar, amar sin cesar.
Como gotas de rocío entrelazar dos almas.
Llévame

¡Llévame entre montañas


cubiertas de sábanas estelares!
Donde las estrellas brillen,
brillen con mayor intensidad.
Donde el cielo sea de colores,
donde el océano sea eterno.
O
¡Llévame contigo! Al espacio,
a la inmensidad del firmamento.
Regocijar en tu sublime vientre,
descansar entre tus pechos.
¡Llévame contigo, cariño! Llévame.
Donde la vida vibre intensamente.
O
Llévame a la espontaneidad,
elévame hacia la inmensidad...
... de los astros descomunales.
Sacude mi mirada con tu mirada,
nuestras pieles al rozar han de flotar.
Sacude mi cuerpo de átomos.
¿Quién Soy?

Una noche de lunas gélidas,


estrellas marinas en un río,
vergeles por doquier.
A la vera, preguntando...
O
En esos domingos,
donde el silencio habla.
Y la mente inquieta pregunta,
¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy?
O
El mundo cesa de existir,
tan sólo por un instante,
pequeños parpadeos...
¿De dónde vengo? Pregunto.
O
En el reflejo del agua observo,
observo a un niño inocente,
ahogado entre preguntas,
que fáciles no son de responder.
O
¿A qué he venido a la tierra?
Y mi corazón se detiene.
¿Habrá vidas anteriores?
Y mi alma se congela...
O
¡Esos domingos...!
Sin duda llenos de misterios,
que me llevan a la duda.
Pues mi alma no se contenta.
¿Hacia dónde voy?
Y mi corazón calla.
¿Qué hay más allá de la vida?
Y mis sentidos se apagan.
O
Muchas preguntas espirituales.
Muchas dudas que yacen,
yacen en cada recoveco,
en cada recoveco de mi ser.
O
¿Será la vida tan sólo un parpadeo?
¿Será la muerte un eterno sueño?
¿Será todo lo que hacemos en vano?
Y mi corazón silencioso muere.
Íngrimo

Íngrimo como la luz de la luna,


caminando entre la muchedumbre.
Largas horas en el camino
más solitario, entre multitudes.
O
Sin coincidir, sin ser comprendido.
Sin ser escuchado en la necesidad.
O
Qué triste se hace este viaje,
que en esta vida no resulta fácil.
Qué tristeza no pertenecer,
no poder encajar en el juego.
O
Y así se hacen los días solitarios.
Y camino sólo entre la gente,
¿Qué significa estar sólo...
Cuando no tienes con quién hablar?
O
Quizá eso significaba estar sólo,
no cuando no tienes con quien estar,
sino cuando tienes a alguien y no puedes platicar.
¡Qué ironía! ¡Qué inefabilidad!
O
Sin coincidir, sin ser comprendido.
Sin ser escuchado en la necesidad.
O
Qué triste se me hace este largo camino,
sin coincidir, sin poder compartir.
Y los días dilatan sin ajetreo.
Y yo, lento en calma yazco.
Soltería

Así mejor, entre estrellas marinas.


Recorrer largos recovecos eternos,
con la mirada solitaria en el reflejo.
Sin mirar a mi vera, sin contemplar.
O
Este es el viaje de los viajes.
El más difícil de estos tiempos,
así mejor, así es mejor digo yo.
Y miro hacia delante con regocijo.
O
Porque hastiado anteriormente,
no podría volver al intento,
hastiada volvería mi alma,
con la infinita sed del cosmos.
O
Así mejor, mirar las estrellas,
contemplando la mar sólo.
Y en el reflejo encontrarme,
50 años o más, quizá...
O
Cuanto tiempo sea necesario,
mantener la soledad y soltería.
Hasta que las personas
hayan logrado superarse...
Perspicaz

Puedo sentirlo, puedo verlo, puedo apreciarlo.


Siento la esencia natural de cada cosa.
Siento y veo el núcleo de las cosas.
Es tan bello y profundo.
O
Tan solo cierro los ojos,
trato de sentir más allá de lo físico,
intento ser el objeto,
conociéndolo y apreciándolo.
O
Metafísica, subjetividad, espiritualidad.
La esencia de la naturaleza,
la esencia del silencio, del arte, de la vida.
puedo sentir cada núcleo...
O
Tan solo cierro los ojos,
trato de sentir más allá de lo físico,
intento ser el objeto,
conociéndolo y apreciándolo.
Un Poco Más Allá

Allende los mares, allende sol.


Allende horizonte, allende silencio.
O
A orillas de la eternidad, yaciendo paulatinamente,
mi alma haciendo aspaviento ante la inefable belleza.
Yo, casi tan autista, viviendo a cada instante en el mundo
metafísico transcendental. A cada instante soy autista.
O
La vida transciende, el alma transciende cuando se
encuentra consigo mismo.
Mi vida en ciernes, en el umbral de la sabiduría.
Buscando una razón, buscando...
O
Allí afuera, aún continúa el asedio espiritual y humano.
¿Cuánta maldad más reflejada en los ojos del hombre?
O
El Deceso es parte del equilibrio; Se necesitan, se consuman.
Por ello, la vida, en su perfección, va más allá de lo que parece.
Y aun así el desbarajuste se manifiesta a cada instante,
a cada segundo, a cada minuto. ¿Qué sucede?
O
Crédulo ante la espiritualidad, incrédulo ante la realidad.
Anhelo esa infinita devoción universal, donde todo es eterno.
Mi alma tan perspicaz, tan subjetiva ante la esencia,
tan subjetiva ante la esencia de las cosas.
O
Será que el cuerpo físico es temporal, pasajero
y el alma atemporal, eterno.
Será que somos eternos viviendo una vida pasajera.
Es el velo del olvido, quien no nos permite recordar.
O
Hoy más que nunca, el hombre debe encontrarse.
Hoy más que nunca, el hombre debe ''ser''.
Hoy más que nunca, debemos fluir en nuestro interior.
Hoy y siempre la vida es lo que es, como el hombre.
Nuestro interior un mundo aparte,
un mundo hermético...
Un lugar donde uno debe encontrar la verdad.
Solo ahí, solo en ese lugar fluye lo verdadero.
O
Tanta gente fatua, tanta gente idolatrando,
tanta gente arrogante, tanta gente fanática.
Y han de olvidar el secreto de la vida,
creen ser más por ignorar lo esencial de la vida.
O
Con el tiempo aquellas personas que han de
olvidar lo esencial de la vida, alejándose
totalmente de sus almas, nace un huraco,
un vacío interior, llevándolos a la destrucción del alma.
O
La realidad exterior, un mundo ilusorio.
La realidad exterior, donde la felicidad no está.
La realidad interior, un mundo eterno.
La realidad interior, donde la felicidad está.
O
Recorriendo pequeñas praderas, en el que
la luna y el sol juegan a consumarse, fluye
el silencio filosófico de la vida.
La noche, el misterio.
O
Personas muriendo por Inanición de sabiduría,
conocimientos, amor y paz.
Personas caminando, negándose rotundamente
a encontrar sus caminos espirituales.
O
En tus ojos, en el fulgor resplandor veo las
cadenas de tu espíritu. Veo como intenta ser.
O
Allende los mares, allende sol.
Allende horizonte, allende silencio.
Allende los mares, allende sol.
Allende horizonte, allende silencio.
En Ausencia De Ti

En ausencia de ti, escribí esta canción.


Y qué largo es este viaje solitario,
buscando en la inmensidad, tu recuerdo.
La fragancia que llevabas por doquier.
O
Traer al presente un pasado sublime,
donde en cada mirada te veo, te siento.
En cada ser, en cada luz te percibo,
y yo suculento, vuelvo a brillar.
O
Más sólo fue lo que tuvo a lugar,
en algún tiempo-espacio,
en este mundo pequeño, frágil.
Más divisaría con alegría.
O
Más el mismo tiempo necesitaré,
con aquella certeza, nada en vano.
Serás aquella musa eterna,
que en mi corazón dejó una huella.
Amor Descartable

El invierno ha llegado pronto.


¿Qué fue ayer? ¿Qué será hoy?
Ya no somos los de entonces,
¡Oh Dios! Cuánto hemos cambiado.
O
Mi dolor es la indiferencia humana,
duele mi alma ante tanto caos.
Arden mis manos ante tanto dolor.
¡Será esta generación, será!
O
Corre la indiferencia entre venas,
viaja sin cesar el interés propio.
De aquellos humanos que buscan,
alguien por interés propio.
O
Tiempos cambian, tiempos mueren.
Hoy parece ser nunca, ayer un recuerdo.
Ya no existe tal vigencia en lo puro,
en lo que alguna vez fue, en su tiempo.
O
Así es el mundo, ¡Nada importa!
Sólo importa uno, aunque esté con alguien,
así es el caos espiritual, así estamos.
Qué dolor, cuánta angustia, hastiado.
O
El amor dura lo que dura el atardecer,
la amistad dura lo que dura la noche.
El mundo gira más rápido que antes,
y todo parece ser un circo de máscaras.
O
Qué dolor ser parte de esta generación,
cierto que he tenido que nacer aquí.
Y mi alma, pues, no se contenta mucho,
se siente pequeña y triste ante el caos.

La indiferencia no es hacia el resto,


sino hacia uno mismo y por ende hacia el resto.
El interés siempre será para uno, a convenir,
nadie importa nada, nada, absolutamente.
O
Hablan de amor, sólo buscan interés propio.
Hablan de amistad, sólo buscan interés propio.
O
Derrama la sangre universal, derrama lenta.
En esta era totalmente superficial,
donde la tecnología ha sabido reinar,
donde el mismo hombre se ha dejado morir.
O
Pocos valoran el tiempo de una persona.
Pocos mantienen vigente los valores,
hemos de vivir en una sociedad fría,
y superficialmente distante.
O
Quizá a nadie le importe nada,
este es el nuevo mundo moderno.
Sueños De Luna

Más tuve que recorrer laberintos,


de altas paredes, gigantes sin salida.
Más tuve que elevar mi mirada,
sin perder aquella supervivencia.
O
Trepé por paredes sin salida,
más volví hacia mi interior.
En busca de algo inefable,
algo que excediera mis límites.
O
Ellos nunca lo entendieron, saben.
Nunca entendieron el precio
que conlleva el éxito y la gloria.
Más cosechamos las siembras.
O
Los años edifican el trabajo,
buscando la plenitud del alma.
O
Más descubrí encantos falsos,
seres pocos transparentes.
Hui de ellos rápidamente,
buscando nuevos horizontes.
O
Aquél sería el precio del éxito,
pocos lo entenderían, los necios.
O
Qué elevación más sutil,
aquella que no tiene precio,
más el precio es la misma entrega.
Aquella alma que se entrega.
Lo Recóndito Del Alma

No te diste, mujer, la oportunidad.


De observar con profundidad.
Sólo lo superficial, protagonista.
Ninguna mujer me ha mirado,
como se miran las estrellas.
Ninguna ha sido capaz,
de conocerme con profundidad.
O
Sólo se han quedado con la imagen,
aquella imagen vaga y superficial.
No han querido recorrer en mí,
en mi mundo interior de papel.
No te diste, mujer, la oportunidad.
De conocerme a profundidad.
Imágenes triviales sobre mi persona.
O
Nadie sabe de mí, ni hacia dónde voy.
En este viaje pasajero, solitario, colosal.
O
Entre millones de astros,
ninguno a la tarea de conocerme.
Sólo lo estético, lo mundano.
Lo que alguna vez será polvo,
lo que alguna vez será cenizas,
pequeñas cenizas en la inmensidad.
Sólo lo eterno es olvidado, ¡Inefable!
O
Más, ninguna se ha atrevido...
A conocer más allá de mi corazón.
O
Este viaje de ida, será en soledad.
Porque mi sensibilidad no entiende,
más no se contenta ante lo gélido.
Madrugada En Pieles

Llévame al encanto de tus estrías,


en esta noche tan fría y divina.
Llévame hacia lo más profundo,
allí donde vibras por doquier.
O
Déjame entrar lentamente en tu piel,
recorrer cada centímetro singular.
Déjame conquistar tus labios de pétalos,
y perderme en el cosmos de tus ojos.
O
Sosegado y yacido sobre tu cuerpo,
piel a piel, mirada a mirada, sublime.
O
Entonces exploraré cada parte de ti,
cada parte de tu cuerpo marino,
hecho de polvo de estrellas marinas.
Hasta llegar a la matriz del firmamento.
O
Penetrar paulatinamente en ti,
hasta llegar al punto de tu alma.
Conectar de ser a ser, de voz a voz.
Y en cada latido seremos uno.
O
Un ejército de hormigas me hace vibrar,
al sentir tus labios sobre los míos.
Un ejército de hormigas me hace vibrar,
al sentir cada recoveco de tu cuerpo.
O
Consumamos nuestro elixir natural,
sentir el estado más elevado y puro.
O
Quiero perderme entre tus cabellos,
sí, en esta noche estrellada y gélida.
Quiero volar sobre la habitación,
y llevarte hacia mundos desconocidos.
A Mi Hija

Las mejores cosas de la vida,


sin duda, no se planean.
Nacen como una aurora boreal.
En el momento menos imaginado.
O
Así llegaste tú, con tu alma eterna.
Alma de diamante, transparente.
Con la savia de la vida en tu cuerpo,
con la sabiduría de la bondad.
O
Cómo no decirlo, hija mía, Francesca.
Que tu mirada me envuelve suculento,
me eleva hacia universos desconocidos.
Y yo, inefable, anonadado de tu luz.
O
Tu mirada recorre mi alma, lentamente.
En el momento indicado, justamente.
Para enseñarme lo más sencillo de la vida,
que, sin duda, es el amor más puro y elevado.
O
Cómo no amar tu mirada, tus ojos descomunales.
Cómo no amar tu simpleza, tu motivación constante.
O
Eres luz, polvo de estrellas marinas, eres cielo.
Eres el todo y la nada en un cuerpo pequeño.
Eres la misma naturaleza, de mi propio cuerpo,
una pequeña parte de mi en ti, unidad indivisible.
O
Cómo no amar tu mirada, tus ojos descomunales.
Cómo no amar tu simpleza, tu motivación constante.
O
Llegaste en el momento preciso, cuánto que no imaginé.
Aquí, para enseñarme los secretos de la vida,
merced a ti, para aprender a vivir de otro modo, hija.
Llegaste al mundo para enseñarme a amar.
De A Dos

Almas conjugadas, ya comprenden.


Han trascendido en la inmensidad,
Perduran, perdurarán eternamente.
Porque han sabido, sabiamente.
O
De a dos se forma aquel mundo,
juntos, en equipo, compañerismo.
Trabajo constante, a la par.
Sin diferencias e indiferencias.
O
No hay machismo, feminismo.
Sólo hay integridad, humanidad.
Más el alma no conoce de tales.
Equilibrio es sinónimo de armonía.
O
Cocinar de a dos, limpiar de a dos.
Trabajar de a dos, soñar de a dos.
O
Así se construye, se edifica el amor.
Así florece el amor en primavera.
Así se llega a la eternidad en un paso,
juntos, vera con vera, juntos.
O
En la complicidad, en la reciprocidad.
De igual modo, par a par, juntos.
O
Un equipo de almas consumadas,
trabajando por un mismo sueño.
Porque de a dos, siempre es más fácil,
no jefes, no autoridades, ¡Más líder!
O
Amar de a dos, construir de a dos.
Formar de a dos, imaginar de a dos.
Aprender de a dos, corregir de a dos.
Amar, amar, eternamente, sin prejuicios.
Ella, Amor

Cuán pequeño se me hace el mundo,


cuán dilatado se entorna con tu ser.
Que penetro en tus ojos y veo el amor,
infinito amor del alba, de las noches.
O
La pureza esa mirada tierna y pura,
felicidad por doquier recorriendo...
¡Eres alma de diamante, transparente!
Cuerpo de cristal, ¡Luz del alba!
O
Porque me enseñaste a amar incondicional,
porque me enseñaste la simpleza de la vida.
Porque en tu mirada pura me siento en calma.
Eres el puente entre lo espiritual y lo terrenal.
O
Haces de mis días más allá de la eternidad,
Que sólo importa el momento en el que estamos.
Y que lo que somos, es todo lo que tenemos.
La esencia, el alma, somos energía pura infinita.
O
Tu sonrisa penetra todo mi ser y me eleva,
me deja anonadado, inefable, en la inmensidad.
Tu mirada me lleva a otros mundos, otros lugares.
Donde allí yacer paulatinamente y amar, amar, amar.
O
Porque me enseñas cada día que la vida se resume en amor,
amar, amar, amar hasta morir y volver a amar, infinitamente.
O
Tan poco tiempo y grandes cosas que he aprendido,
Me elegiste como padre, y yo te elegí como hija.
Y aquí estamos, para complementarnos, para guiarnos.
Para guiarnos en este largo camino espiritual.
O
Fulgor de tus ojos, pasión en tus silencios,
llantos sin palabras hechas amor, verdad...
Dimensional

Vibran aquellas entrañas,


que viajan por doquier, sin cesar.
Oscuridades paralelas,
aquellas que sueñan despiertas.
Hombre, ¿Qué os sucede?
O
Mira hacia la derecha,
entonces nada observa.
Mira hacia la izquierda,
el mundo parece desaparecer.
O
Explotan los bichos,
en el espacio infinito,
donde la luz es eterna,
y las galaxias chocan,
astros, dimensionales.
O
Un cigarrillo en Júpiter,
movimientos en el cosmos.
Marte parece jugar, ídem.
La inmensidad muere.
O
Hombre, ¿Qué os sucede?
Desconoce lo trascendental,
lo que algunos llaman:
metafísica, más allá...
O
Imaginación, dimensional,
música sin confines, arte.
La eternidad en un instante,
volutas en abril, volutas, sombrías,
eternas, ya yacidas, elevan.
O
¡Cuántas dimensiones! ¿Cuántas?
Hombre, ¿Sabes? Entonces,
mira hacia tu derecha.
Alma Vieja

Viajando por el multiverso,


buscando algún universo.
Algún planeta, para habitar.
Buscando en la inmensidad.
O
Años luz han pasado...
Parece ayer...
Cuando las constelaciones,
cumplían 5.000 años.
¡Qué relatividad! Tiempo.
O
He tocado la superficie,
aquí estoy, ¡Ya no recuerdo!
He olvidado todo, completamente.
¿Quién soy? ¿De dónde vengo?
Pues, ¿Hacia dónde voy?
Siendo Ser

Voy soñando con la mirada mojada de un niño,


desvelado para improvisar un día más.
Aprendiendo las lecciones de la vida,
para encontrarme conmigo mismo al final.
O
Aprendiendo a improvisar, aprendiendo a vivir.
Aprendiendo el arte de lo más sencillo: Ser feliz.
Aprendiendo el arte del amor y la paciencia,
aprendiendo a contener la respiración y volar.
O
Voy por doquier, como las hojas de otoño.
Que yacen paulatinamente en paz, armonía.
Como el silencio de las estrellas en un océano,
algún océano en la inmensidad del firmamento.
¡Al Abismo!

Viajando por la carretera, pensando.


Observando por doquier la vida, latente.
Enjambres de sentimientos inmersos,
recorren paulatinamente mi corazón.
O
Viajando por la carretera, observando.
Y la tristeza recorre mi torrente sanguíneo,
como un ejército de hormigas rojas.
¡Ya es un vicio, maldita sea! Tristeza.
O
Caminando por bosques, sintiendo...
Sintiendo las hojas de los árboles,
mientras mi corazón no se contenta.
Más no se contenta de este vacío.
O
Más se pregunta qué es la vida.
Más se pregunta mi corazón,
¿A qué he venido a este mundo?
Y observo la lluvia caer lenta.
O
Tan sólo, ¿Quién o qué soy?
Y miro hacia el espacio infinito.
Y mis manos gélidas descomunales,
me hacen titubear de esta vida sombría.
O
Basta con ponerme los auriculares,
para perderme por bastos mundos.
Basta con música para acompañar...
para acompañar esta inefable tristeza.
Y cuántas veces habré caminado...
entre la muchedumbre, sintiéndome sólo.
¿Dónde pertenece uno...? Ídem.
Cuántas veces habré tocado fondo.
O
Es esta tristeza que me acompaña,
me acompaña sin cesar, cada instante.
Es un vicio, es una costumbre...
¿Qué es en estos tiempos...?
O
Qué inefable resulta la vida.
Algo tan sencillo y complejo,
llena de misterios y verdades.
Qué inefable resulta la vida.
O
Es este vacío existencial,
que atormenta mi alma,
que anhela el abismo.
Que anhela un sueño eterno.
O
Las horas pasan como pasa la vida,
el tiempo cada vez más rápido.
Y los días de la vida, claro,
parecen repetirse uno tras otro.
Epitafio

Con la certeza que nada es para siempre,


con la frente erguida, ¡Un señuelo aquí!
para contener la inmensidad del océano.
Y viajar allende de los confines del cosmos.
O
Es el ámbar que habita en todas las cosas,
la esencia de las posibilidades infinitas.
Como la eternidad de los fractales.
Con la certeza que nada es para siempre,
O
¡Cuántas horas! ¡Cuántos meses!
Navegar por mundos descomunales,
escuchar aquella voz en lo más recóndito,
nadar sobre la superficie del cielo.
O
Conquistar aquellos vergeles, doquier.
De todos modos igual llegará el epitafio,
la carne será ceniza superflua.
Tarde o temprano, volvemos a las estrellas.
O
Y en las mismas estrellas otro sueño,
otro cuerpo para amar, otros ojos para sentir.
Otra voz para errar nuevamente.
Será un génesis sin principio, sin fin.
O
Un sinfín de posibilidades latentes,
de la misma imaginación, creatividad.
Como bosques y praderas cayendo,
desde lo más colosal del firmamento.
La Oportunidad

Te di la oportunidad de conocerme,
y yo quería la oportunidad de descifrarte.
Te di la eterna posibilidad, ¡Y la dejaste ir!
Será tarde, será tarde ya para ti.
O
Y ahora vienes a mí, cuando ya es tarde.
Cuando ahora soy más exitoso que antes,
y he alcanzado un sueño imposible.
Antes era la nada oculta a las sombras.
O
Vienes ahora a mí, cuando te di el tiempo.
¿Ahora? Ya es tarde mujer, demasiado.
O
Tú te privaste de conocer algo más,
quizá para bien, quizá para mal.
Tú te privaste de conocer la vida,
de conocer infinitas galaxias por doquier.
O
Ya no, has perdido la posibilidad.
Quizá te creías superior por tu belleza,
pero la belleza no lo es todo,
tu ego te ha hecho creer que sí.
O
Ya es en vano, es tarde, ¡Te lo perdiste!
Quizá hubiese sido sublime,
consumar dos almas en la eternidad,
y mirar juntos el infinito.
O
Pero ahora mi vida continúa sola,
así he aprendido los secretos de la vida.
¡Maldito Hombre!

Hombre, tú, ser diminuto.


Que tú mismo te has limitado,
y has caído lento al vacío.
¿Dónde se encuentra aquel amor?
O
Tan bajo como la luna que cae,
en las noches más gélidas,
en los días más nublados, eternos.
Así, hombre, ¿El amor?
O
Que tanto así, es...
Una presa fácil,
Aquellas no necesitan anzuelo,
tú hombre eres un señuelo.
O
Ahora nadie quiere saber de mí,
ahora nadie quiere saber de ti.
O
Porque poco te has de valorar,
porque fácil te entregas,
y poco amor propio llevas.
Y así la debilidad crece.
O
Ahora nadie quiere saber de mí,
ahora nadie quiere saber de ti.
O
¡Ay! Hombre, ¿Por qué?
¿Por qué caes fácil...?
Tan sólo hay más mujeres,
hombres escasean...
Pero poco te valoras,
pero poco te amas.
¿Dónde tu amor propio?
¿Tan fácil puede caer?
O
Y así, caemos todos.
Ya no tenemos poder,
ahora no valemos nada.
Por culpa de unos cuantos.

Almas Brillantes

De nuevo llamé a tu ser.


Y querer tocar tu alma,
Entre bocanadas azules.
Tocar tus nubes pomposas.
O
Latir en la inmensidad de ti,
Flotar en tus sueños colosales.
Regocijar dentro de tu mirada,
Perderme en ocasos divinos.
O
De nuevo quise tocar tu ser,
Ser el alba de tus noches.
Y tú mis estrellas marinas,
Jugando en el firmamento.
O
Flotar nuestras almas,
Acariciar el horizonte,
Caminar sobre la luna,
Morir en nuestros brazos.
Las Formas Del Amor

Aquél día nació una flor silvestre,


Aquél día la vida volvió a sentir.
O
Una flor silvestre en cada vergel,
en cada pradera hecha ámbar.
O
Aquél día la luz se hizo cristal
y las blancas lluvias conquistaron
nuestros corazones, aquél día.
Aquél día nació una flor silvestre.
O
Y el cielo voló hacia la inmensidad,
y los océanos se elevaron,
y nuestras miradas se cruzaron.
Aquél día nació una flor silvestre.
O
Qué formas curiosas el amor,
qué sensaciones inefable el amor.
Que te eleva y te sacude,
como acordes disonantes.
Estoy Sólo

¿Estoy sólo? Me pregunto.


Y camino entre sombras,
me pregunto, ¿Estoy sólo?
Y el mundo parece vibrar.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto.
Y una hoja parece yacer
a lo lejos, cerca del cielo.
Al borde del horizonte.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto.
Entonces miro por doquier,
unos cuantos árboles,
unas cuantas estrellas.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces miro al firmamento.
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces miro las constelaciones.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces contemplo el solsticio.
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces yazco sobre hojas verdes.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces miro a mi alrededor.
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces observo mis manos.
O
¿Estoy sólo? Me pregunto,
entonces me observo a mí mismo.
Perdido en tu interior

Tu mirada tensa mi cuerpo como un ejército de hormigas,


mientras mis manos recorren cada recoveco de tu cuerpo,
hasta llegar a lo más elevado y sublime de tus labios,
perderme en ellos y desarmarme lentamente arriba tuyo.
O
Besar paulatinamente el espacio infinito de tu cuello,
mientras el resplandor de la luna se quema en tu matriz.
Se encienden las olas que vibran en la nada eterna,
tu boca desprende polvo de estrellas entre los míos.
O
El cosmos se dilata entre nuestras miradas,
aprieto fuerte tu cuerpo, tensando cada recoveco.
Juego al azar en tus curvas hasta llegar a tu matriz,
perderme adentro tuyo y explorar tu sed.
O
Conjugar nuestras savias, sentir las vibraciones inefables.
Como cuando llueve sobre mojado en invierno y otoño.
Llevarte hacia aquella habitación, sintiéndonos,
mientras el agua recorre nuestros cuerpos, tú contra pared.
Susúrrame lento

Ata mis sentidos,


sacúdeme en calma.
O
Susúrrame tus gemidos,
que yo te regalaré los míos.
O
Ténsame con tu mirada,
haciendo mi cuerpo titubear.
O
Explotemos como astros,
flotando de mirada en mirada.
O
Regálame tu sonrisa en esta noche,
mírame con regocijo infinito.
O
Que caminaré por cada cráter,
apreciando cada silueta de tu cuerpo.
O
Contemplando cada estría, perdido.
Suculento en cada línea perfecta.
O
Ser tu arco que tensas en las noches,
aquellas noches más recónditas.
Tu alma sobre la mía

Un cigarrillo se hace eterno si no escucho tu voz.


El humo parece desvanecerse en mis ojos.
Disfruto de algún amanecer en mi interior,
pensando en ti, pensando en ti.
O
Esta línea delgada que nos divide, nos atormenta;
como el horizonte entre el cielo y la tierra.
Un cántaro de sentimientos invade mi ser,
una dulce y amarga tortura, nostalgia, alegría.
O
Tú allá, en el solsticio más recóndito e inefable.
Yo aquí, en el ocaso más sublime, sintiéndonos.
Sin saber si esperarte o imaginar que ya estoy contigo,
durmiendo entre tus brazos en este amanecer.
O
La comunicación más elevada la encontré a la distancia,
divisando directamente hacia tu interior,
hacia lo más profundo de tu mente y alma.
Perderme en tu océano inmenso, en tu solsticio.
Pétalos De Tragicomedia

Si pronuncio tu nombre, el mundo cesa.


Si observo algún paisaje, nace tu cuerpo.
Si imagino bosques, tu nombre aparece.
Si te veo bailando, muero de agonía.
O
¿Será totalmente mutuo, recíproco?
¿Será un ida y vuelta de sentimientos?
O
¿Será lo que alguna vez fue en este presente?
Miraría con regocijo algún amanecer,
siempre sin pronunciar tu nombre.
Siempre recordando tu ser infinito.
O
¿Será totalmente mutuo, recíproco?
¿Será un ida y vuelta de sentimientos?
O
Has usurpado una parte de mi alma,
has tomando una parte de mi ser.
Más también sé aún formo parte ti.
Lo niegues, aunque no lo pronuncies.
Luna Azul

Quisiera mirarte fijamente a los ojos,


comunicarte directamente con el infinito.
Apagar nuestro estado más elevado del ego,
conectar de mirada a mirada, alma a alma.
O
Quisiera poder comunicarme a través de tu mirada,
Poder perderme en el fulgor eterno de tus ojos.
Decirte tantas cosas, desde lo más recóndito.
Poder expresar esta angustia, esta tristeza.
O
Hablarte del caos y la indiferencia,
que se disfrazan de sutileza y bondad.
Hablarte del odio y la burla,
que se pasean por las calles mojadas.
O
¡Cuántas cosas que agobian mi alma!
Quizá me digan susceptible, sensible.
Pues, así es mi alma ante la negatividad.
Vivir rodeado de bajas vibraciones.
O
Aunque me niegue rotundamente,
soy como una esponja que absorbe.
Que absorbe la energía negativa,
aquella energía negativa que se pasea
por doquier me encuentre.
No sé si avanzamos,
no sé si retrocedemos.
No sé hacia dónde vamos,
más tampoco sé de dónde venimos.
O
Quisiera mirarte fijamente a los ojos,
comunicarte directamente con el infinito.
Apagar nuestro estado más elevado del ego,
conectar de mirada a mirada, alma a alma.
O
Dejar de lado toda ideología, religión,
nacionalidad, costumbres, más...
O
Intentar ver el mundo con otros ojos,
intentar mostrar otra forma de vida.
Quizá nunca se pueda transformar el mundo,
más quisiera mostrar mi filosofía de vida.
Taj Mahal

Una mañana en el ocaso,


caminando entre cipreses.
Vergeles por doquier,
iluminando el camino.
O
Muchos caminos se dividen.
Este se encuentra gélido,
distante como la luna sola.
Tiene cierto encanto, misterio.
O
He decidido, ya la decisión.
No encuentro con quién
dialogar, platicar, profundizar.
Es largo este camino.
O
No falta tanto para aquella brisa,
que toque mi cuerpo, lo eleve.
Que me sacuda hacia la inmensidad,
como pequeñas volutas.
O
Pronto me encontraré,
flotando en el espacio infinito.
Pronto me encontraré,
frente a frente con mi ser.
Despertares (Extra)

Me gusta la gente que obra y piensa diferente, la que no se deja manipular por
ideologías ajenas para formar parte de la muchedumbre; o la que sigue las tendencias y las
ideologías ajenas para formar parte de la manada, por miedo a no encajar o miedo
simplemente a la soledad. El precio de ser uno mismo es muy elevado, pero satisfactorio
en todas sus formas posibles.
Me gusta la gente que piensa diferente. La que puede sumar en tu vida, la que puede
aportar nuevas cosas, la que puede enseñarte a ver la vida desde otros ojos, desde otros
ángulos. Me gusta rodearme de gente mucho más inteligente que yo; para que me ayuden
a crecer, trascender como ser humano, ciudadano, escritor.
Me gusta la gente que piensa y actúa diferente, bajo sus propias convicciones. No
necesitan encajar en la sociedad ni identificarse con la sociedad. Son independientes de
cuerpo, mente y alma. Crean su propia filosofía de vida y la comparten con el mundo.
Me gusta la gente que tiene la habilidad de ver detalles y posibilidades donde otros
ven absolutamente nada. Me gusta la gente aventurera de cuerpo, mente y alma; aquellas
almas que se nutren día a día. Aquellas almas intrépidas, que reconocen que la vida es un
libro útil para aquellos que se instruyen.
Diría que son una minoría aquellas personas, y diría con certeza que son almas
intrépidas de un despertar de la consciencia humana. Aquellas que no se definen porque
comprenden que se condicionan hacia mundos vacíos y gélidos en su esencia.
Ser & Determinar (Extra)

La determinación es un puente entre el ser y la plenitud; la dosis de determinación


determinará el grado de plenitud del sujeto. Demás está en decir que la pasión es la mayor
de las virtudes de la naturaleza humana; la pasión es el alma hablando por sí sola.
La pasión juega un papel importante en la determinación. Mientras mayor sea la
pasión, mayores serán las convicciones y, por ende, la determinación.
Para abarcar grandes cosas, no solamente debemos creer en lo que hacemos, sino
también creer en lo que somos o lo que queremos llegar a ser, y serlo, aquí y ahora.
Muchos otros factores influyen de manera rotunda. Tal como lo es la seguridad,
confianza, convicciones, ideales, positivismo, tenacidad, valor, integridad, pasión,
devoción, constancia, disciplina, desarrollo, creatividad, imaginación, perspicacia,
sutileza, mentalidad abierta, etc.
Aquellos que están locos son los que transforman el mundo, porque no pertenecen
ni buscan pertenecer a un grupo de manadas, con las mismas o similares ideologías. El loco
tiene sus propias convicciones, sus propios ideales; y su determinación hará frente a las
adversidades hasta alcanzar lo dicho o anhelado.
Defiende tus ideales a muerte, ten convicción. Sean buenos o no, defiende tus
ideales hasta alcanzar algo grande, inmenso, que supere los confines del cosmos. Y no
habrás vivido en vano.

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