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NU CONOCIM I

CULTUR

LAS NTES DESCRIPTIVAS


LA OCUPACION DE LA TIERRA
la Plata ingresa tardíamente en la
érica.. No era ésta una tierra rica
--en el en que lo entendía el conquista- '
dor- .ni existían en ella poblaciones' numerosas
que contaran con una organización social supe-
'Í'¡or, de tipo Estado o proto Estado, como las ha-
bía en otras áreas del Continente, que justifica-
ran por ello el dominio y sirvieran de base a la
empresa colonial. Estas comarcas en nada se pa-
recían a México o al Perú; faltaban aquí los me-
s zonas de nuestro contin
tales finos y las civilizaciones sorprendentes.
estudios teóricos. Frustradas las esperanzas de riquezas metálicas,
anidades y Ciencias y en el I que habían servido sin embargo para dar nombre
iia desde 1957, y desde 1 definitivo al Paraná Guasú y a su región, ésta se
Ha publicado varios trabaros vio relegada en lo que respecta, a empresas colo-
niales. La margen septentrional del gran río per-
tamente una histo,ria de la conquista; se trata cuenta del muro
pues de una historia de blancos y su interés funda.. tre los cr: .
mental lo constituyen éstos, no los indígenas. Tales
Las referencias a los aborígenes se dan de· una no pueden d
manera marginal; únicamente aparecen menciona- la conquista, ni
dos en lo que toca a su relación con los europeos. rituales que la
Nada o casi nada hay por lo tanto que sirva para alienta en toda
reconstruir su mundo propio. Al estar además las expansivo de la
relaciones entre ambos grupos signados por la per.. procura no sólo la
manente hostilidad, es fácil comprender que la vi.. pagación de la fe.
sión de los indios ofrecida en los referidos documen- e! instrumento de
tos está muchas veces deformada por la animosidad. estos supuestos,
Generalmente el indio es presentado como enemigo, y España es
cruel, brutal, salvaje, carente de sentido mor~l, in- no son otra
ferior, componente de una raza vencida o a la que se edificará
es preciso vencer. Al lado de las diatribas y los A
juicios peyorativos no faltan, sin embargo, las opi- toda la
niones también prejuiciadamente favorables al neja-r la f
indio y que, por tanto, falsean la verdad 3.1 garque la
trocar la apreciación objetiva por un esquema ricanas
mental previo. Esta actitud se inspira en dos cia. Aun
posiciones ideológicamente opuestas, detectables toria del do
en las fuentes de los sigl'os XVII y XVIII: superioridad
por un lado, el humanitarismo cristiano de los frente a los a
escritos jesuíticos, aunque en ellos la consideración que llega mc
teñida de caritativa piedad generalmente se destina
rbilantes del Río de la Plata; grabado de la edición príncipe del vi(:lje de Hendrick Ottsen, f603. a los indios conversos, mientras se cargan las tin-
tas en la brutalidad de los renuentes al adoctrina-
Aquí era necesario pelear denodadamente En nuestro territorio diéha resistencia termina con miento; por otro, el humanitarismo de base ra-
al exterminio de las bandas, que justa- la extinción de l~ indígenas. cionalista propio de la época reformista de Car-
por carecer de una organización centrali..
E,L TRASFONbo DE LAS FUENTES los 111 y cuyo exponente más destacado es Azara.
resenta una resistencia mayor.
en la exageraci6n de Azara cuando En los relatos de esta última orientación es me-
En este marco de ocupación tardía de la tierra
Charrúas- han causado más trabajo. por 10$ españoles y de guerra sostenida con los nor ,el peso de los elementos emotivos. De cualquier
a los españoles y les han hecho derramar más san- aborígenes, se sitúan los relatos por cuyas referen- manera, aun en estos escritos, en los que aparece
ejércitos de los Incas y de Motezuma", cias podemos saber algo de ellos. como un ser desvalido, pueril, elemental, privado
e, confinnando lo expuesto, que los Por razón de su origen, éstos documentos pre- de las luces de la razón superior o de la conforta-
os más primitivos fueron los que hicieron la sentan defectos considerables. Son crónicas hechas ción de la auténtica fe, el indio es siempre "el
ión más enconada y continua a la conquista. por el grupo sOcial dominante y comportan estric... otro". Esta visión enajenaqa c;ie la criatura. da
-o la modificación Con la introducción
el contacto per- vacuno y su
grupos diferente cultura. "entradas" de coram reros
l~ ccltur~ relacionad~ en obligó a los indígen~ a en
los elementos culturales que tercambios que, como pago a
otro sean mayores, 'cua- queanos y a su ayuda en las
que los que a su vez los artículos de metal, las telas y los
europeo aprende del in- abalorios y adornos varios, el alcohol
rse a una naturaleza la yerba y los naipes. Todo esto
ella lo necesario a su guos modos de a la
ado ta en primer término, proveer la su . los g
de hacerlo, el, instru- tituyeron la caza de
del europeo. Luego tradicionales por la de
no siempre. vinculados yor tamaño, en la que
ciente la utilización de
de préstamos culturales im- chos abandonaron
o de aculturación sólo tiene mico para hacer .del saqueo su
cto se produce entre cultu- de vida. Este cam en l~ bases
en un grado de desarrollo las sociedades indígenas, unido al
, y sobre todo, cuando ambas las técnicas ecuestres, acentuó su
etapa de la civilización urbana. . La variación experimentada en la
cultur~ evolucionadas, con téc- hombre-medio y en el fundamento
.cos superiores, y socieda- esas sociedades produjo nuevas
, b~ad~ en la economía 'otros órdenes de' la cultura:
la recolección o la caza, determina ción social y el conjunto de
ginales de los indígenas se vi
cto rescltante sea un trasvaseunila-
tidos plor el impacto de la ccltura europea.
venientes de la cultura su-
El cuadro de destrucción de· las culturas origi-
acompañado, además, por
nales es aun más dramático en e~ caso de los pue-
,rdida de innúmer~. paut~ y
blos tribales que practicaban una agricultura in-
cult propios de la culttua inferior cipiente (chanaes y guaraníes) de la zona del li-
ada. Este. proceso se denomina decultu- toral del Uruguay; rápidamente convertidos y
asimilados, desaparecieron en época temprana.como
de los europeos al Río de la Plata etnias.
adaptativo de las culturas abo- En presencia de una fuente histórica debemos
a des orientadas a la preguntarnos cuál es la cultura indígena que se
reproducción. de 13.$ ,ondiciones ma- describe. Las referencias más antiguas, aquellas
aseguran la 4Uperviveneia de una que pudieron dejarnos elementos de juicio sobre
los pobladores de estas tierras cuando todavía su
Pictografía del arroyo Molles del Chamangá, Dpto.

Lettres édífía:ntes et cU'"ieuses de los jesuitas. Perd


éstas estaban destinadas a "edificar" a sus. lejanos
lectores por el contraste entre la exagerada baT-
No existe siquiera una obra com barie de las criaturas privadas de la revelación y.
eciaciones directas dedicada la superioridad de los que gozabándel conforta-
ca a los indígenas de la Banda Oriental.. miento cTistiano.
referencias son incidentales y se incluyen Las fuentes proceden por regla general de in-
en obras que nunca tuvieron por objeto pintar la dividuos carentes de la mínima formación reque-
realidad del contacto vivido. Una intencionalidaj rida por la tarea; muchas veces se deben a solda-
de cste tipo pa¡;:c:c;c:da. apreciarse tan sólo en las dos que no superaron su rudeza, o a fervientes re-
documentos no abundan las referencias a los in-
dios, . cuando ello ocurre casi nunca agregan datos
de valor etnográfico. POT ejemplo, con ser bastan-
te .numerosos los informes y partes militares. que
aluden a luchas con los indios tanto en el período
colonial como en el patrio, no puede desprendene
de los mismos más que indicios de la manera como
los indígenas trababan el combate, y nada de sus
ritos guerreros. Del mismo modo son escasos los

tografía jesuítica poste¡ior, aunque supera a aqué-


lla, tampoco aporta una certeza cabal.
Todo esto complica de manera extraordinaria
" Viaje de Pernetty, 1763-64. la atribución de rasgos culturales, lo que unido ::t
las consideraciones infundadas y a veces fantásti-
más sutiles de su cultura, cas vuelve engorrosa la tarea de desbroce de este
te una convivencia prolon- confuso material.
to de la lengua y una actitud Las deficiencias del mismo no pueden subsa-
e permitiera la comprensión de sus narse apelando a la documentación emanada de
o de su o~anización familiar. la actividad cotidiana que refleje reladones de
documentós, consistentes por lo distinto tipo con los indios, tales como partes mi-
es oficiales de variada natura- litares, actas notariales y capitulares:, actuaciones
hechos con otro fin que. el de refe- ju'diciales, etc.. Fuera del hecho de que en estos
su verificación y a la superaci6n de sus contradic-
ciones. En· nuestro caSo, no obstante, poco es lo
agregado por esta disciplina, si bien ella nos ha.
dado elementos que permiten intentar de modo
menos conjetural una reconstrucción de la vida
material de los indígenas, así como concluir que
en este territorio se sucedieron varios estratos cul-
turales.
-Este
y la
tipo
pre

OLOGIA
conocimie
que
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latos. y ayudado a
ESTRATOS Y
CULTURALES AR

Los diversos estratos culturales que la arqueo.. establecen


logía revela para nuestro país indican que el po- características
blamiento del mismo se cumplió en oleadas suce- cerámicas, Pensa
sivas; la comparación de estos datos con los de las clasificación más
fuentes documentales ponen de manifiesto .que tipificaciones soci
sólo los grupos correspondientes a las últimas eta- marca para esos
pas del proceso ocupaban el territorio en el mo-
mento del arribo de los europeos. Esta superposi-
ción de culturas señala que el área constituyó un LOS e
refugio para aquellos pueblos desplazados de sus El primer
viejos hogares por la pr~ión de grupos que con- nológico y también evolutivo,
taban con un acervo cultu~al más rico. de cazadores inferi
No se ha llegado a ningún acuerdo sobre los turas arqueológicas
estratos cultura!es del Uruguay in9ígena ni sobre reimense, cuyos hallazgos
la antigüedad probable de cada uno de ellos, como norte del país.
tampoco sobre la atribución de. vinculaciones con- El catalaneme parece
tinentales, y menos sobre la probable composición tura de cazadores
racial de los grupos implicados en dichos ·estratos. y en cuyas últimas f
Dada la naturaleza de este trabajo, y sin ne- utilizadas presumiblemente
gar el valor de las clasificaciones arqueológicas que Su utilaje consistía en toscos
El descubrimiento de una industria precerá-
mica planteó desde un primer momento el pro-
blema de su,datación. Como esta industria reviste
caTacterístic~ similares a las más primitivas de
América, las' primeras hipótesis le atribuyeron una
antigüedad que -a juzgar por las pruebas con
que se cuenta- puede considerarse exagerada, y
que varios autores han Techazado. Parece más
prudente atribuirle una antigüedad que, si bien es
elevada para nuestro territorio, responde a las fe-
chas aceptadas para las antiguas culturas del con-
tinente. BÓfmida ha señalado unos 8.000 años a. C.
para el catala.nense y unos 6.000 añosa. C. para
el cua,reímense, pero también estas f.echas deberán
ser confirmadas por estudios posteriores.
Dentro de este nivel algunos autores señalan la
presencia de puntas similaTes a las de la cultura
Ayampitinense de Córdoba, Rca. Argentina, lo
que implicaría la existencia de un horizonte cul-
tural de unos 5.000 años a. C. (Vidart, 1965).

LOS CAZADORES SUPERIORES


La existencia del complejo del arco y la apari-
ción de la cerámica son los hechos que distinguen
, este nivel. Dentro del mismo se han señalado dis-
tintos estratos culturales:

A) CAZADORES EPIMIOLlTICOS
El primer. estrato se caracteriza por una tecno-
Utilale de los cazadores inferio~s; industria lítica catalanense. Museo de Historia Natural. logía similar a la del PaleoUtico 'Superior del Vie-
jo Mundo (epimiolítico), pero de menor antigüe-
casi sin excepción, de lascas relativamente del- dad como lo manifiestan las puntas de flecha con
bajo unifacial de lascas catalogados como perfo- pedúnculo o escotadura, las piedras de boleadoras
gadas" (Bórmidá, 19·64: 114) ·
radores cuchillos, .raederas y muescas. La dispersión de los yacimientos catalanenses de pulido rudimentario, una serie de instrumentos
La 'cultura. cuareimense presenta una industria
ha llamado la atención ya que se extienden super- cortantes y punzantes variados -raspadores pun-
diferenciable e indicadora de antigüedad también
ficialmente por' una amplia zona; los del cuarei· zones, buriles y los morteros. '
diversa. Mientras la industria del catalanense uti-
mense se' ubican en terrazas fluviales y se limitan El hallazgo de estos últimos objetos, ya se
liza lascas espesas, módulos y guijarros, la~el
a algunas barrancas. del· río Cuareim. acepte su adscripción a este nivel o a otro superior,
cuareimense "elabora sus instrumentos a partir,

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los rompecabezas de puntas múltiples, los lit~ que Los zoolitos constituyen sin duda las piezas más
representan animales -yen un solo caso l~ fIgura interesantes. Se han hallado. en nuestro país cinco
humana- tabuliformes y con una concaVIdad en ejemplares; tres de ellos representan incuestiona-
una de sus caras, las piedras lenticular~ de honda, blemente aves; uno que está incompleto figura
los bastones o pilones fusiformes, las piedras con para algunos un lagarto -para nosotros, también
hoyuelos ( rormpectJ.éas) , las hachas pulidas de un ave- y el quinto, encontrado en Mercedes,
doble escotadura, las placas planas y cilíndricas. es- una figura humana. Abundan en los sambaquís
culpidas con motivos geométricos y algunos tIpoS de Santa Catalina y Río Grande del Sur los zooli-
de boleadoras (Serrano, 1936).
tos con forma de aves y peces. Hasta, ahora, nin-
. Este autor sostiene el origen guayaná de estos guna pieza pisciforme ha sido encontrada en nues-
grupos. Muñoa (1965: 2), afiliándose a esta te- tro suelo. Los antropolitos en cambio son raros;
sis, considera que luego de negar por la costa pla- fuera del citado solamente se conoce uno que se
tense hasta la boca del Río Negro fueron recha- halla en el M useo de Río de Janeiro y que en
cclón del Museo d. H. Natural. zados por otros pueblos indígenas que los obliga- cuanto a calidades técnicas y estéticas puede con-
ron a refugiarse en los esteros de Rocha, donde siderarse inferior al de Mercedes.
los "cazadores con vinculaciones patagónicas" al "se extinguieron bajo la forma de tribu de l~s
La opinión referida de M uñoa de que los por~
que nos referiremos más adelante, y que por el Arachanes"; Vidart (1965: 53) completa esta hI-
tadores de. la cultura sambaquiana habrían llega- i
dominio de un instrumental más elaborado ha de pótesis suponiendo que fueron "aniquilados por
do hasta la desembocadura del río Negro parece
considerarse posterior. Es posible que ambos estra- pueblos guerreros notoriamente inferiores", que "se
apoyarse en el hallazgo aislado del aludido· antro-
tos correspondan a los mismos grupos indígenas, aposentaron en los «teJ"l'emotos» del Este urugua-
polito. Restaría saber si el mismo no llegó allí en
llegados en dqs momentos de su evolución tecno- yo". El citado autor aJfigDa para el arribo de este
estrato cultural una antigüedad de 3.000 años a. C. poder de grupos culturalmente diferentes que 10
lógica. hubieran obtenido como botín de alguna expedi-
El hecho de que las placas grabadas, los pilo-
nes fusiformes y los itaizás se encuentren caSI ex- ción guerrera o por trueque.
1) LA CULTUllA INCLUSIVA DEL SUR clusivamente en la zona ribereña del Uruguay al Todos estos objetos presentan -por lo común
norte del río Negro, en tanto que los rompecabe- 'en la región ventral- una depresión en forma de
rtadores de un rePertorio material zas erizados, las hachas y los zoolitos predominan bandeja o mortero. El arqueólogo brasileño Netto
culturas arqueológicas que se desa- en la zona de la costa atlántica del Este, hace pen- hizo notar la similitud formal de los zoolitos con
el Sur del Brasil, cuyos restos se ha- sar que, además de la vía de penetración indicada las tabletas de paricá amazónicas, que consisten en carozo de la pal
, sambaquís o concheros de la costa de por M uñoa, hubo otra por el Norte. ' objetos planos, zoomorfos y también con una de- estos rompe
los estados de Santa Catalina, Paraná y Río Gran- presión en la cual se deposita hierbas alucinógenas las zonas de
de del Sur, arribaron al país por la vía del litoral Pilón lítico fusiforme. Museo de Historia Natural. molidas. Ello ha llevado a aceptar que tuvieran demostrada y
atlántic·o. una utilidad similar (Serrano 1936,: 185); otros tuales de sign
Los objetos líticos de estas culturas presentan ven en los zoolitos especies de bandejas de ofrendas Tampoco
un trabajo de pulido y constituyen las semejantes a las existentes en otras áreas de' Amé- tadas sobre
hermosas de todos los hallazgos arqueo- rica. -a los que
nacionales. Dicho instrumental está com- ca, en. tanto que
También han sido interpretadas como depó- mando- p la de
par los remates de mazas circulares horada-
sitos de polvos alucinógenos las piedras con hoyue- clasifica c~mo objetos
~os en el centro y con un borde afilado (itaizás) ,
los que muchos consideran serVían para partir el leza. .
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VINCULACIONES
que la adopción creciente del instrumental metá-
cultores inferiores -para el que supone una an- lico significó la pérdida de sus técnicas originales
tigüedad de 2.000 años a. C.- y adelanta el pa- de trabajo de la piedra.
recer de que ·hubieran tomado, por aculturación A estos grupos se atribuye la construcción de
de los portadores de la cultura sambaquiana, una las sepulturas en los cerros llamadas cai:rnes, y de
técnica superior de pulido de instrumentos líticos; los vichaderos, cuyas funciones no son del todo
y de los alfareros litoraleños de vinculaciones para- conocidas.
n.aenses, la cerámica. La descri . ,nde una industria de hueso (Fi-
Su movilidad fue muy grande; llegaron a cu- gueira, J. J. Rodríguez, D., 1964) morfológica-
brir prácticamente todo el territorio nacional, como mente afín a las del Solutrerise y Magdaleniense
lo prueban los hallazgos de sus instrumentos ca- europeos, hace suponer a Vidart (1965) que ella
racterísticos. En épocas posteriores a la conquista indicaría la presencia de un grupo distinto al de
su dispersión espacial fue mayor aun, al tiempo los cazadores superiores de vinculaciones patagó-
nicas. Es verdad que en el Viejo Mundo este tipo
indígenas del Uruguay. Museo de H. Naturail. de industria corresponde a cazadores superiores;
Figueira (1965: 59) señala que en nuestro terri-
torio la misma se ubica en el área d~ las "alfarerías
gruesas", en el litoral del Uruguay. Ello nos lleva
a pensar que tal vez esta industria de hueso forme
parte del utilaje de una cultura cuya, economía
estuviera
. basada en una agricultura inciniente
rA
,
aso-
CIada como es normal con la caza, como pudiera
ser la de los chanaes. En tal caso, dicha industria
debe situarse no en éste, sino en el siguiente nivel.
Los objetos más destacables de este complejo.
son puntas de arp6n, ganchos de propulsores, un
pendiente pisciforme y astas de ciervo perforadas
en las que se ha creído ver ya bastones de mando,
ya enderezadores de varas para flechas, ya broches ximas a
para vestimenta. das por
sos, troz
mados
LOS AGRICULTORES INFERIORES elevados
Los yacimientos correspondientes a estos gru- distinta, si bien a
pos se ubican en el litoral del río Uruguay, desde en ellos.
las islas del Salto Grande hasta su desembocadura La deno
en el estuario del Plata. Dos pueblos son los re- por Serrano p
presentantes del nivel de agricultores inferiores: su cerámica que
los chaná-timbúes y chanaes, y los guaraníes., dalidades de tipo
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Acosta y Lara ( 1955: 8) considera el tipo
"plástico paranaense" como propio de los timbúes,;
y el "básico persistente" como característico de los
chanaes y beguaes.
La alfarena de ambas modalidades se encuenooi
tra ~iada, . muchas veces con objetos de proce-
dencia europea -cuentas de vidrio, trozos metá-
licos- lo que hace suponer que se encontraban en
pleno florecimiento en el momento de la con-
quista.
Dentro de la cerámica plástica se destacan laS
llamadas "alfarerías gruesas", consistentes en vasos
campanuliformes o cilindriformes .rematadosco-
múnmente por un gran apéndice por lo general
zoomorfo. Hasta ahora sólo se conocía un remate
de campana antropomorfo (Arredondo, 1927: 37);.
al final de este trabajo ofrecemos una comunica-
ción del Prof. Lucas Roselli sobre una hermosa
pieza de alfarería gruesa antropomorfa de reciente'
hallazgo.
Pese a que existen referencias históricas sobre
la práctica de una agricultura incipiente, los yaci-
mientos arqueológicos de la boca del río Negro
, no han confirmado tales datos que, además, alu-
dían a otras parcialidades de la macro etnia chaná-
.. timbú situadas en la región occidental del río
Uruguay. Persiste por lo tanto la duda· sobre si
los distintos grupos emparentados culturalmente
participarían del conjunto de complejos cultura-
les señalados para los más· evolucionados. .
Aunque también se les atribuye el carácter de
pescadores y navegantes, tampoco. se han cncon-_
trado instrumentos de pesca -excepto algunos po_
cos arpones--": ni canoas en nuestro territorio.
senta tres etapas en su evolución: "básica del li- tos propios de losarawak, como los apéndices zoo- Los yacimientos de este estrato cultural han
toral", alfarería sencilla, de fondo curvo, con de- morfos y la inclusión en la pasta cerámica de espí- revelado una abundante industria de hueso y una
coración incisa de series de puntos o líneas y ca- . culas de esponja; y la "básica litoral persistente" escasa industria de piedra, para nada comparable
rente de vertederos y apéndices zoomorfos; la que mantiene los estilos originales luego de la pe- con la que compone la cultura material de los
"plástica paranaense", en la que aparecen elemen~ netración de la modalidad plástica. cazadore$ de vinculaciones patagónicas. Cerámica d. las islas Vizcaíno e Infante, hrio.....
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la
LAS CULTURAS

carbón y trozos· cerámica molidos. El segundo LOS PUEBLOS INDIGENAS DEL Más adelan
corresponde a cerámica pintada que muestra .URUGUAY EN EL CONTEXTO tuaba al
sobre un fondo claro dibujos de líneas rojas o peo, la Ú
negras de formas geométricas variadas. El tercero
CONTINENTAL
"infieles"
es la cerámica corrugada o imbricada, técnica uti- La observación de diferencias en los grupos res como
lizada para unir 105. rodetes de arcilla mediante la .aborígenes americanos dio nacimiento a clasifica- de
presión del dedo que deja así marcas rítmicas. Se ciones de los mismos que por lo común han toma- limi
considera que los guaraníes tomaron esta técnica do en cuenta no sólo sus rasgos culturales sino, las
de otros pueblos. además, sus características físicas y lingüísticas.
Los objetos más característicos del estrato gua- La Antropología nace tarde dentro del con-
raní son las grandes urnas de chicha en las que cierto de las demás ramas del conocimiento. Ello
practicaban el entierro secundarío de los esquele- hizo que la comparación y la ubicación de las
tos ya descarnados. culturas no se llevara a cabo hasta por lo menes
Aunque estos pueblos fueron navegantes, no mediados del siglo pasado. Con anterioridad a
se distin· se ha hallado en nuestro territorio restos de sus em- este momento se utilizaron criterios preclasifica-
su cerámica, barcaciones. La úJ;lica canoa encontrada en el limo torios .burdos, que sólo tomaban en cuenta una
llamado liso, de la boca del río Queguay es considerada de ori- determinada característica.
mode superponiendo rodetes gen misionero, es decir, guaraní pero de una época En los primeros tiempos de la conquista fe
y luego alisando la superficie; presentan estos ob- posterior, en que el sistema de reducciones había consideraba la ausencia o la existencia de un po-
jetos un color osc,Uro a causa de la utilización de modificado totalmente su cultura originaL del' centralizado,· de antropofagia o agricultura.
es distinguida por las siguientes característica~: civilización'- por la realidad geográfica y se halla país, par la predominancia
"color moreno oliva o castaño pronunciado. Es- en íntima correspondencia con ella, Se tiende así ron los·· grupos de econ
tatura media, 1 metro 688 milímetros. Formas a manejaT do~criterios ,clasificatorios: o bien fe malmenteconsiderados
herc.úleas. Frente comba. Rostro ancho, aplastado. da predominancia a la regionalización geográfica, cultural que en el sur de
Nanz muy corta y chata, de fosas anchas y abier- dentro de la cual se ubican luego las variantes eco- pueblos cazadores, 'a los
tas. Boca muy .grande. Labios gruesos y muy sa- nómico-culturales, o por el contrario se determinan loca en la categoría
lientes. Ojos horizontales, a veces cerrados en d zonas económico-culturales que abarcan diversas
~ngulo exterior. Pómulos salientes.~asgos mascu- regiones geográficas. En uno se busca destacar las
hnos y pronunciados. Fisonomía fría, generalmen- relaciones de vecindad y en el otro los fenómenos
te feroz".
culturales paralelos.
Se deja ver que la determinación de· caracte- Dentro del primer criterio, Serrano (1947)
rísticas. físicas res}>?nde a un criterio superficial, divide el territorio de la Argentina en siete gran-
pero el destaque que' a continuación hace de ras- des zonas geográficas, indicando los pueblos que
gos culturales similares entre los pueblos cazado- las ocupan. En la correspondiente a los "pueblos
r:s de la. PaÜtgonia, el Chaco y el Uruguay signi-· del litoral" coloca cuatro grupos culturales indí-
{Ica un Importante aporte. Alude así a los ritos genas que habitaron en ella: chanaes, charrúas,
f?nebres consistentes en ayunos, mutilaciones dac- guaraníes y guayanas. Como .ejemplo del· segundo
tilares y heridas, y a la designación de jefes tem- criterio tenemos·-·-la c1asificaci§n de Palavecino
porarios para la guerra. La lista de rasgos cultu- ( 1948) ,quien señala tres grand·es formac~ones cul-
rales comunes puede ser ampliada por muchos otros turales -protoculturas, agricultores de tIpo ama-
como, .por ejemplo, la existencia de capas de pie- zónico del Litoral y el Chaco, y agricultores andi-
les pintadas, de carcajesde cuero, de boleadoras, nos- dentro de· las cuales ubica a los pueblos co-
de chozas de tipo para.Vílentos, del arco musical sin rrespondientes. El· grupo charrúa-querandí aparece
resonador y de técnicas shamán,icas. . clasificado -dentro de las protoculturas -,-pueblos
El establecimiento de estas· vinculaciones cons- cazadqres y recolectores--- en la amplia área de
tituye un acierto del gran sabio francés, confirma- los "cazadores de g,Janacos de la Tierra del Fue-
do por posteriores estudios etnológicos y arqueoló- go, Patagonia. y Pampas'~. Los pueblos del Chaco,
gicos que dieron amplia boga·a su idea clasifica- aunque clasificados también, entre las protocultu-
toria.
ras, son desvinculados de los grupos ".de cazadores
Las clasificaciones más modernas, aunque por australes. Otros autores -como Krikeberg (1946)
lo común manejaa a la vez criterios radiológicos, -'-Separan a los charrúas de los cazadores de las
lingüísticos y económicos, tienden a delimitar corno tierras del Sur, englobándolos en el complejo cul-
Areas económicas indfgenas según Steward y Faron
principio macro clasificatorio grandes áreas cul- tural chaqueño.
turales caracterizadas por los modos de adaptarse Vemos pues que el esquema comprensivo de
designaban "tribus" de una misma "nación" -la a la naturaleza que en ellas prevalecieron, dentro
chamía- los integrantes de aquélla son los únicoS D'Orbigny se reitera en la medida en que la mo-
de las cuales juegan las distinciones· aportadas por derna etnología adopta los criterios económicos
mencionados en su cuadro clasificatorio.
los otros criterios. Es evidente que un sistema para fundar las clasificaciones.
Estos. indígenas perteriecen para D'Orbigny a adaptativo está en gran parte determinado -cuan-
la rama Pampeana de la raza Pampeana, la que En los esquemas más modernos· de determina-
dQ se trata de estudios culturales inferiores a la ción· de áreas culturales los habitantes de nuestro
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.bemos sfn embargo recordar que existieron tam- en la fisonomía casi inexistente.
bién en este territorio pequeñas inclusiones de gru- se distinguen por su estatura
pos cuya subsistencia se basaba en un tipo de agri- moderadamente dolicoide con
cultura. incipiente complementada con caza y quicefalia, cuerpo robusto de
colecta. bros, cuello y brazos bien
relativamente cortas y débil
LA CLASIFICACION RACIOLOGICA en las mujeres, rostro sin rasgos
cutáneo de fondo amarillento.
DE LOS GRUPOS A juzgar por las descripcion
A partir de la referida clasificación de D'Or- de los indígenas de nuestra
bigny, para quien las particularidades físicas de pondería a la caraoterizac'
los pueblos cazadores del Sur motivan la creación de los pámpidos. Debemos
de una "raza pampeana", se han elaborado otras que únicamente D'Orbigny
que, por lo general, han afinado aquella idea sin in vivo de los mismos, y que
modificarla. En las clasificaciones antropológicas tomadas a un conjunto de m
más . recientes han desempeñado un importante Los contados estudios de los
papel las hipótesis qu.e atribuyen el poblamiento cientes a los aborígenes no
primitivo de América a la llegada en épocas dis- mento, confirmar las hipótesis
tintas de oleadas sucesivas compuestas por gru- cir que existen apenas cinco
pos física y cultriralmente diferenciables. Haremos dicado:
solamente referencia a la de Imbelloni, por ser a) las fotografías de los
una de las más aceptadas y la única con cuyos extraídos de la zona del arroyo
supuestos se han realizado lós escasísimos estudios publicadas por J. H. Figueira (
de antropología física en nuestro país. estudios de los mismos;
Considera Imbelloni (1958) que el aporte ra- b) las descripciones de al
cial predominante corresponde a la raza pámpida Dpto. de Maldonado hechas por
(macro etnia charrúa). La misma se extendió por c) el análisis realizado por
nuestro territorio" un sector de Mato Grosso, el esqueleto del cacique Vaimaca
bosque y la sabana del Chaco, las estepas y me- indios nevados a Francia en 1833;
setas del Sur y una porción de la Tierra del Fuego. d) los tx.:abajos antropométricos de
Señala también para el territorio uruguayo la in- (1954) practicados en una pequeña serie de res-
trusión de pueblos amazónidos (guaraníes), proce- tos óseos exhumados a fines del siglo pasado, pro-
dentes del Norte por la región costera atlántíca y cedentes de la cuenca de la laguna Merín y
por la vía del Paraná; y una pequeña zona de Grupos raciales sudamericanos según Imbelloni. adyacentes, que debe considerarse el mejor
"metam9rfismo local" en la que indica la existen- jo hasta la fecha;
cia de una base láguida en las poblaciones pám- sentan una estatura alta, cráneo dolicomorfo, ros- . .e) lasmedidones efectuadas por Dres.
pidas. tro alargado de pómulos poderosos, mentón grue- reguy, Matteo y Soto (1956,) de un esqueleto in-
un esqueleto Sintetizando los rasgos genéricos de los al'itdi- soy saliente, porte atlético, pigmentación intensa, fantil extraído por Taddei de un túmulo situado
oncordia, Soriano.. dos grupos podemos decir que los pámpidos pre- ojos oscuros, pelo duro y liso, dimorfismo sexual en la colonia Concordia, Dpto. de Soriano.
28
29
IL 'ROkIMA DE LAS LENGUAS la etnia chaná así como de' las de otras etnias ñalan la utilización del guaraní
emparentadas.. como lengua de relación con
INDIGINAS DEL ARIA El segundo problema se refiere a la filiación y en creer que aquél era sú
El conocimiento de las lenguas de los grupos lingüística de los grupos; en este sentido las posi- ron los conquistadores y los
no guaraníes es también muy pobre, aunque ma- ciones han sido muy variadas. Azara .decía que los ron al guaraní una di!
yor que el que' se tiene de otras lenguas a las que grupos hablaban lenguas diferentes; pese a ello - principio...Sin embargo"
se ha considerado emparentadas, como las de la y a otras muchas referencias de época, especial- prehispánicos, los dis!'
familia lingüística pampa (guénaken y querandí). mente de origen jesuítico-- la opinión que preva- blantes de idiomas no
El inventario de términos conocidos no llega en leció entre los historiadores del siglo pasado como éste como lengua de
total a 100 palabras. I De la Sota y Bauzá, también compartida por al- hecho de que las primeras
Fuera de unas ROcas frases supuestamente directo como el Gral. Díaz y por auto- lenguaraces guaraníes para
charnías consignadas' por Thevet en su Cosmo- res emos, como Araújo, y Arredondo, indígenas de! área y és
grapAie Universelle de 1575," de atribución muy fue la de atribuir filiación guaraní a sus lenguajes. puede servir
dudosa, y de algunos nombres propios pretendi- Esta atribución, actualmente insostenible, parece Distintas
damente charrúas tomados por Rana de archivos haber nacido del desconocimiento de los materiales lengua charr
misioneros, los materiales que restan son los si- pertinentes, asi como de un doble error. Por un guay'curú, B
guientes: considerar que los nombres de las parciali- no la kaingang
11}) Un fragmento de catecismo en lengua a es -:-de indudable procedencia guaraní- co- última tesis contó en
guenoa compuesto de 19 frases incluido por ndian a las designaciones que aquéllas se mayor que las otras,
Hervás en su Catálogo' de las Lenguas, publicado a sí mismas, olvidando que les habían sido sólidos argumentos. (
en 1800. otorgadas por los intérpretes guaraníes de que se actuales vinculan el charrúa
21}) Un limitado conjunto de palabras recogi- servían los españoles. Por el otro, creer que la cazadores pampeanos o
do por Larrañaga en Soriano, que constan en su t . . nacional -casi, toda guaraní- tenía ller -ya expuesta por
Compendio del Idioma, de la Naci6n Cha,ná junto hispánico. La misma fue estable- cionándola con las 1
con el cual compuso un vocabulario que se ha posteriores a la conquista por ba- rrano (según Rona,
perdido y al q~e Canals Frau (1953: 249) consi- qu y también por la penetración mejanzas entre e!
dera, por ciertos datos del Dia.riO'· del capitán Juan en el territorio de indios de este origen venidos de tica mataco-macá,
~rancisco Aguirre de 1793, como formado por los pueblos de las Misiones en pos de los ganados, el charrúa de
términos bohanes y no chanaes. Lenguas indígenas sudamericanas según Greeberg. ya se tratara de vaquerías dirigidas por los jesui- Mc Quown y
31}) Dos vocabularios recogidos por el Dr. Teo- , tas, ya de indios escapados de las reducciones. milia macro-
doro Vilardebó en 1841 del Sargento Mayor Be- rrúas y los chanaes puede establecerse una rela- Una serie de hechos lleva a pensar que hasta bas- sub familia no
nito Silva, y' en 1842 de una "china de Don Ma- ción que permita desigtlar el conjunto linüístico tante avanzado el siglo XIX el idioma predominan- Dado e!
nuel Aria&", que constan 'Fespectivamente de 31 como "lengua chaná-charrúa", 'como lo hicieron te en la campaña de nuestro país y en "las zonas juicioso co
y de 20 voces y dos frases. Estos léxicos, pese a Outes y Serrano., De aceptarse los argumentos de linderas fue e! guaraní, y que su sustitución por da, correspon
su pequeñez, son los más importantes; su conoci- Canals Frau a que aludimos, la conclusión es que', e! español y e! portugués fue el resultado del pro- conocida. Así lo
miento es relativamente reciente ya que fueron pu- sólo contamos con una material lingüístico propio ceso de ~xpansi6n de la cultura de los centros ur· Blixen y Tovar. Esta
blicados por primera vez en 1937. de la macro etnia charrúa -lo que tal vez supon- banos y de! aumento de la emigración ibérica. acorde con la de las fu
Dos problemas deben ser deslindados: el pri- ga diferencias dialectales para sus parcialidades- Un error vinculado con los anteriores ha con- ron la desemejanza
mero, si entre las lenguas habladas por loscha- pero carecemos de elementos sobre la lengua de sistido en 'interpretar mal algUnas fuent~ que ee.. etnia charrú.~ een otra~

30
I'~,ortero de piedra con su mano, ~erteneciente a la, colección del Museo de Híctftll'iíl"t NlahJral.
Antropolito de Mercedes.
Museo de' Historia Natural. Urna funeraria guaraní de cerámica .imbricada procedente de Isla Vizcaíno.Son(lno. M •. de
ARRIBA IZQUIERDA: soporte de propulsor, arp6r; f
amuleto de hueso de Campo Morgan, Río Negro.

ARRIBA DERECHA: fragmento cerámico de la Isla


Vizcaíno. ABAJO: asta de cérvido perforada de la
Isla Naranio. Colecc:i6n del Museo de H. Natural.
C1mi,olito· de Balizas¡ . ROi:ha. Museo Hist6r.icoNal. Oinitolito del CaboPolonio, Rocha. M. Histórico.

DERECHA ARRIBA: Zoolito de San Luis, Rocha. M.


Histórico.

DERECHA ABAJO: Ornitolito del Tacuarí, Cerro Largo.


LAS DENOMINACIONES DE LAS el deslinde de los
ETNIAS ABORIGENES te de
tador,
Cuando se habla de los indígenas del Uruguay tó la
todos evocamos los mapas etnográficos escolares Rí
en los que aparecen los nombres de charrúas, ya-
ros, bohanes, guenoas, minuanes, chanaes y ara-
chanes, cada uno situado en la zona que supuesta-
mente ocuparon. Descartado el hecho de que ta-
les mapas comportan muchos desajustes espacio-
temporales por mezclar las ubicaciones que tuvie-
ron los grupos en épocas distintas, hemos de ver
qué realidades sociales y .culturales suponen tantos
nombres, es decir, si efectivamente habitaron nues-
tro país tantos pueblos diferentes.
En las primeras fuentes históricas sólo apare-
cen mencionados los charrúas -,-también llamados
charruases,charrusíes, zechurruas y jacToas- en
el Sur del territorio, mientras en la zona del litoral
del Uruguay, aguas abajo de la boca del río Ne-
gro, así como en las costas platenses hasta el río
Santa Lucía, se señala la presencia de chanaes y
guaraníes.
El problema de si coexistían grupos étnicos
distintos fue más bien soslayado por las fuentes,
que adoptaron criterios simplistas de clasificación.
Azara destaca que charrúas, yaros, bohanes, cha-
naes y minuanos constituían "'naciones" diferentes,
poseedoras incluso de lenguajes propios.
Pese a esta afirmación, D'Orbigny, ate.ndiendo
a las similitudes culturales de las parcialidades -ya
de antiguo señaladas eSPecialmente por las fuentes
jesuíticas- sostuvo que todas ellas integraban la
"nación charrúa", y que esos variados nombres
designaban "'tribus" de la misma. La idea de una
macro etnia charrúa ha sido desde entonces acep-
tada aunque no con la configuración dada por el
citado autor.
Los indios timbúes según el grabae:to publicado en la edición de 1602 de la obra de Ulrich SchmideL Hemos expuesto ya la dificultades que ofrece
A los chanaes también se les ha emparentado mente tienen guerra con los indios Charrúas ... ". 1) La macro etnia c
con los charrúas, como lo hizo Serrano, aunque Muñoa les atribuye un origen guayaná. No nos nuestro país por los charfÚ
después modificó.esa opinión. Su habitat era más pare~e que pueda llegarse a una certeza siquiera los. guinuanes, los bohanes
extenso de lo que se supone cOI~rientemente; ocu- medIana sobre este. grupo; lo único que honesta- bohanés, mbohanes,
paban no sólo las márgenes del Uruguay y sus mente puede anotarse del mismo es que la refe- yaros, y. en las zonas p
islas, sino el área del Paraná en zonas situadas en rencia transcripta lo menciona con ese nombre. otras parcialidades que
las provincias de Entre Ríos, Santa Fe. y Buenos La seriedad documental del texto deja muchas variadas. De todos estos
Aires.' La etniá chaná comprende varias entidades dudas, y su valor etnográfico es nulo. de ser considerado como
a cuya denominación se antepone generalmente En conclusión, podemos señalar a partir de la de los yaros, siempre que
este nombre, -como los timbúes o atembures, y época de la conquista tres entidades' culturales per- ten datos más condu
los beguaes o mbeguas- y otros grupos de las fectamente diferenciables: datos que se poseen auto
provincias argentinas mencionadas, tales como los
corondas, mepenes, mocoretás, quiloagas, calchi- Mapa de la región rioplatense publicado en las
l

nes, caTacarás. Acosta y Lara sugiere la designa-


ción genérica de chaná-timbúes para ellos.
Las característic~ culturales de los chanaes
no justifican una vinculación con los charrúas, y
el señalamiento de rasgos culturales similares sólo
del Techo a su vez adara que '~minuanes
f1 úas"; puede deberse a una tipificación incorrecta en
era el nomblre que daban los españoles a los alguna fuente que consideró chanaes a indios que
noas". eran en realidad charrúas; a menos que se admita
rrmación de Hervás no ha sido en ge- la adquisición de esos rasgos extraños por acultu-
en cambio ha predominado el pa- ración con grupos charrúas. Se ha indicado ade-
. oas más la existencia de un proceso de guaranización
de los chanaes (Acosta y LaTa, 1955) previo a la
llegada de los españoles, acentuado luego por
obra de la vida común en la reducción de Soriano.
De los arachanes o arechanes· poco y nada sa-
bemos, ya que la única y lejana referencia que
existe es un fragmento de Ruy Díaz de Guzmán
de 1612 por completo insuficiente y en ·la que
consigna un número exageradísimo de integrantesf/
Dice este autor: "Las riberas de Río Grande .es-
tán pobladas por más de 20.000 indios Guaraníes,
que los de aquella tierra llaman Arachanes, no
porque en las costumbres y lenguajes se diferen-
cien de los demás de esta nación, sino porque traen
el cabello revuelto y encrespado para a:rriba. Es
gente muy dispuesta y corpulenta y ordinaria-
42
parcialidades como "fratrlas" en el sentido que gaba. Las correrías de los chamías p:opiamente
le dio a este término. dichos cubrían, según Azara, una franja paralela na a Santa Fe. Por estas fechas, los guenoas des- Hacia principios del siglo
nivel cultural de las entidades componentes a la costa del Plata desde la desembocadura del cienden de la zona del Cuareim estableciéndose en contraban en proceso
de la macro etnia charrúa era el de los cazadores Uruguay hasta Maldonado, de unos 150 Kmts. ~e las cercanías de Castillos (Depto. de' Rocha) . afirma que ésta fue
superiores, presentando' rasgos comunes con los ancho. Esta tierra es la que los documentos antI- Hacia el fin "el siglo XVIII los bohanes., según parece más verosímil
otros os 'también cazadores del Chaco, Pam- guos llaman muchas veces "Banda de los Cha- Aguirre, se integraron a la población mestiza de enfermedades traídas por
pa y atagonia. rrúas". Santo Domingo de 'Soriano, ,antigua reducción Lara, 1955: 23).
11) Los chanaes, entidad. perten~ciente ~ !a Los minuanes se situaban en aquella época en chaná. Azara pretende que fueron exterminados
En cuanto a los
macro etnia chaná-timbú cuyo habztat se sltua Entre Ríos, en tanto que los guenoas -usamos por los charrúas lo mismo que los yaros, dato que y chandules en las-
prefeTentemente al occidente del río Uruguay. Su ambas denominaciones en sentido tradicional- y recoge también Oyarvide en 1801 de un sobrevi-
de ser nombrados_
nivel cultural correspondía probablemente a una los cloyas, que parecen ser una pequeña fracción viente chaná. De todos modos, las referencias a bocas de los
etapa de tránsito entre la economía basada en la de éstos, ocupaban la región N. O. de la Banda muchqs grupos desaparecen a partir de aquella los cuales los
caza a distaJcia' rco) y probablemente la pesca, Oriental y las tierras del S. O. de lo que hoyes época. Las luchas entre parcialidades de la misma nes. Procurad
e. el Estado de Río Grande del Sur. Los yaros habi- etnia -probablemente existente desde tiempos ser los únicos
. arames situados en el ba- taban la maTgen oriental del Uruguay al Sur del pre hispánico- se acentuaron, en este siglo, sobre tos a las e
las costas del Plata hasta 1a río Negro. Los 'bohanes componían presumible- todo entre los grupos charrúas merodeadores de la guaraces
del Santa Lucia formados por mente un grupo reducido ubicado entre los ríos región de Santa Fe, cuyo sistema de vida princi- se
este origen procedentes de, ,la 'reglOn
" "f! ,
Negro. y Da pal consistía en el saqueo y la captura de otros in- los eu
el Paraná. Se ubican también en el Ya en .el XVII, al aun1entar los ganados dígenas para venderlos como esclavos. Sallaberry
bable
agricultores inferiores aunque en. un en las estancias entrerrianas, algunos grupos pro- ( 1926) ha documentado el rrialoqu.eo incluso' so-
otro
más alto que el correspondiente a los cha- cedentes de, la Ban . 1 pasaron a la mar.. bre otros grupos también charrúas, lo que demues-
tra el avanzado' grado de disolución en que se en- para
gen occidental del· Los mapas jesuíticos'"
AParte de su completa y temprana desapari- de esta épOCa y de p os del siglo XVIII CQ-, contraban h~setnias aborígenes 'adscriptasal mun-:
do de los conqui~tadf:)fes,:
ción no creemos que los datos que se tienen de ,los Iocan allí a los yaros:
at~lcb.anles autoricen a incluirlos en esta etJ}ia. Por otro lado, las persecuciones' de los españo- En los. documentos. de finales del, siglo XVIII
les hicieTon que .los minuanes pasaráb"' hacia este y de principios del XIX los únicos indígenas men-
cionados -y muchas veces confundidos- son los Resulta difícil aventurar
lado del Uruguaya', mediados del siglo XVIII número de indígenas al
uniéndose a los charrúas propiamente dichos, que charrúas y minuanes, que se han corrido, hacia el
-y aun ,en los PQf;terlOrle8
se
a "SU vez retiran al norte del río Negro. La car- Norte, a la región meridional de Río Grande del
Sur. mínimo de verosimilitud.
llevaron espa- tografíade ,este período los designa como "a~ti­
gueses contra 10& enas a, lo: largo guos charrúas",' en tanto que' los minuanes ~ecIén Los, chanaes, según Az.ara se encontraban en por las fuentes parten de 'nr~'r'31M'3"
obligaron a desplazaTSe a veces llegados 'son tn,uchas veces llamados charruas a la época -de la llegada de l~s conquistadores. en rales dada la extrema movilidad los grupos.
a uy alejados de sus comarcas originales. secas. las islas del río Uruguay frente al río Negro, pOSI- Para el siglo XVI la única indicación procede
visto ya que la macro etnia "charrúa ': Parecería que los 4esp~azamientos de' estos gru- ción que los pondría a cubierto de la hostilidad de de Schmidl, que consigna 2.000 charrúas y cuya
ocupaba al momento de la conquista no sólo gran pos s~. aCCfntuaronhasta cubrir, un, área muy vasta sus vecinos. Pasaron luego a la costa onental más certeza es dudosa; Carecemos de indicaciones de
, del territorio actual de 1JuestTo país, sino al promediar el XVIII. Abundan las referen- al Sur al abandonar los españoles San Salvador, población para el siglo XVII y para la primera
zonas de, la actual provinCia'.de cias,que señalan a os charrúas como autores de
¡
pero, acosados por los charrúas, volvieron a las mitad del XVIII. ,
esta extensa, área' tenían lugát'las actos de·! . en la zona -del Paraná, y en 1750 islas. Entre 1624 y 1632 se funda la reducción
Un balance de los datos numéricos contenidos
a ,que su sistemaeconótnico los, ()bli~ ~e '. funda con e la reducdón de Cayastá, cerca- , de Santo Domingo de Soriano con contingentes
en los documentos de mediados del. siglo XVIII
chanaes a los que se agregaron indios guaraníes.
hasta principios del XIX indica que la parcialidad

45
Pero la extinción de los aborígenes presenta de agricultores inci
además otro aspecto: el iqeológico. La lectura de y muy mermados
la documentación pertinente de la época colonial pe definitivo en 1832 en
y patria muestra el afán deliberado de los blancos del Tigre. El Sargento May
por obligar a los indios a abandonar su estilo de 500 su número para 1825,
vida errante y sus actividades depredatorias, tanto vivido entre estos indios;
más manifiesto cuanto mayor era la ocupación y con ellos en 1840, y declara
control de los territorios interiores y su vinculación eran 18 entre ho,mbres,
al sistema de economía mercantil propio de los muestra tan al desnudo el
centros urbanos. de una etnia como la com
De esta manera, y aunque perfilada ya con cifras.
mucha antelación, se va concretando en el primer Se ha considerado en ge
cuarto del siglo pasado una ideología del extermi- fueron siempre renuentes al
nio justificada en la defensa de la civilización y cio de admitir su mez
en la imposibilidad de l<;>gTar otro entendimiento origen indígena o ~uropeo
con los indígenas a causa de su naturaleza irreduc- en .el caso de otras etnias,
tible y feroz. Vaya como ejemplo esta carta fe- cación deba aceptarse de manera
chada en Montevideo el 24 de febrero de 1830, sencia muchas veces 'confirmada
del entonces Ministro de Guerra Juan Antonio fugiados
Lavalleja a Fructuoso Rivera, que ocupaba el car- duce a
go de Comandante GeneTal de Armas: "Por d de d
, adjunto parte que 'en copia autorizada se acom- estimaba como una d
paña, se ha impuesto al' Sr. Gral. de los excesos ción la mezcla con in
cometidos por los charrúas. Para contenerlos en Nuestra población
adelante y teducir~os a un estado de orden y al propia de un pueblo
caza oen la agricultura inferior pueden sustentar
relativamente' más numerosa fue la de los charrúas mismo tiempo escarmentaTlos, se hace necesario principal es la raza bla
muy reducidas poblaciones. . , ,
propiamente dichos, lo~ cu~les nu~,~ ~a~Tían con- La misma carencia de datos impIde segmr el
que el Sr. Gral. tome las providencias más activas dencia de la negra.
tadocon más de medIO mIllar de mdlOs de pelea y eficaces, consultando de este modo la seguridad los genes aborígenes
proceso de extinción de los grupo~ y apreci~ren
en total cifra que al parecer no superaron cada del vecindario y la garantía de su propiedades. parece poco menos que
el mismo cuál fue la verdadera lmportancl~ ,de
uno de 'íos grupos que cumplían separadamente Dejados estos malvados a sus inclinaciones natura- cias vinculadas entre sí
las distintas campañas punitivas, así como que m-
les y no conociendo freno alguno que los contenga, tuviera una
sus correrías. , cidencia tuvieron las enfermedades tr~ídas;par ?l
Los chanaes tampoco parecen habeT sIdo en se librarán sin recelo a la repetición de actos seme- de la de otros palses am
hombre blanco. Es indudable que la sltuaclOn be-
conjunto ~ás de 500, a estar a lo .dic~? por lica continuada desgastó enormemente los grupos,
jantes al que nos ocupa y que les son familiares. número de la población
que les' atribuía un total de ~ 00 familIas. y, del mismo modo, ocasionalmente aparece en
El infrascripto ha recibido órdenes del Gobierno científicamente probado de que la
En términos muy' tentatIvos, creemos' que el de recom~ndar altamente al Sr. Gral. la más pron- tural y la mezcla biológica apenas
las fuentes una indicación de los estragos. que pro-
total de la población indígena del país no pasó ducía la viruela. Nada sabemos dd efecto de ,Otras ta diligencia en la conclusión de este asunto, en el caso de los pueblos cazadores o
nunca de unos pocos millares; nos par~ce muy enfe~medades aunque existen buenas Tazones' paT~ que tanto se interesa el bien general de los habitan- feriores ; c) el aluvión de inmigrantes
exagerado el cálculo de 20~OOO.para el ano 1500 . creer que fueron la causa de la rápida desapan:.. tes de la campaña"..- (Acosta y Lara, inédito). llegados sobre' todo a partir de la mitad
que hace Steward (1946, y: 6~6). Recordemos Desaparecidos desde mucho antes- los grupos pasado.
que hl.s sociedades cuya economla se funda en la ción de algunos grupos.,
47
46
fibras textiles que permitan .su hilado a los efectos
ETNOGRAFIA DE LOS INDIGE de confeccionar líneas y redes. ,En la literatura
Igualmente, sólo por error
geográfica o por atribuir a unos
arqueológica apenas se encuentra la referencia a
DEL .URUGU dos anzuelos de piedra de practicidad muy discu-
turales de otros, se puede hablar
de canoas. entre los charrúas', a
tible procedentes de Maldonado. Las puntas de cordemos una vez más que nu
flecha que los yacimientos han librado no parecen ofrece árboles cuyo tamaño permita
tamp?co adecuadas a la captura de peces, y las ción de tales embarcaciones.
tambIén escasas puntas de arpón de hueso corres-
ponden probablemente -por s.u tipología y por' LA DIETA ORIGINAL Y
la zona de los hallazgos- a pueblos del nivel de La' dieta se componía funda
agricultores inferiores. No creemos que la ubica- ne -venado, ñandú y otros
ción de "paraderos" en distintos puntos de la cos- primero; luego vaca y cab
asada en asador de palo o
ta -especialmente en el Este- indique otra cosa
de bano-. Incluía además
que estaciones temporales para la caza del lobo de ñandú y perdiz; Silva habla
marino.
"cogollos de ceibo" ( ?) como esti
Piedras de boleadora:s de distintos tipos conservadas

LA MACRO ETNIA CHARRUA de dos y de tres piedras v~riables en su tamaño y


forma, hondas y mazas de cabeza de piedra. Apa-
NIVEL ADAPTATIVO rentemente, los arcos fueron cortos, aunque es di-
fícil saber si este porte no indica una modificación
OBTENCiÓN DE LA SUBSISTENCIA. - El sis- impuesta posteriormente por el uso del caballo;
tema de caza practicado originalmente se carac- sobre su construcción, forma, tipo de cuerda y
terizaba por el complejo del arco, lo que algunos modo de atarla, carecemos de indicaciones. Del
autO'res califican como economía de caza superior mismo modo, el número de p1umas de las flechas
en tanto otros le llaman caza a larga distancia. y su disposición, así como la manera de unir la
Este sistema se veía complementado por la reco- punta al ástil, nos es desconocida.
lección de otros productos; no disponemos de Las características naturales del país, en cuya
datos como para afirmar la existencia de una fauna predominan los animales de pequeño porte
división de tareas a estos respectos en razón del y cuya flora no ofrece plantas comestibles o fru-
sexo. tales de importancia, hizo que normalmente las
El instrumental .utilizado común a la obten- bandas estuvieran compuestas de p'ocos individuos
ción de la subsistencia y a las actividades bélicas- e impuso además un nomadismo probablemente
consistía en flechas ·cortas de puntas de piedra, que determinado por las variaciones estacionales.
se acomodaban en forma de abanico en carcajes En general las fuentes señalan la pesca entre
chatos de cuero que.se cargaban a la espalda, las actividades económicas' de estos grupps. Recor-
azagayas también de puntas de pie~ra,. boleadoras demos que no existen en nuestra tierra plantas de

48
Desde mediados del siglo XVII las fuentes- Z en 1812- trabajado pbr crudo. El
aluden a la afición de los indios por' el alcohol, el que hace pensar que tal vez tensión
tabaco y la yerba mate. Según el Gral. Antonio constituYeTan tos particu- aceptar
Dlaz el mate se preparaba en recipientes de cala- sus asaltos a las estancias y invento
baza o cuerno y se bebía en rueda, sorbiéndose aún hoy con muchos pue- como el
con el agua una porción de hojas. molidas que han conservado las puntas
eran luego masticadas. El tabaco era mascado Figueira (1965: 15) pu-
-Silva dice que mezclándolo con polvo de hue- na flecha de este tipo, ex~­
sos- y también fumado; el Gral. Díaz habla de Indio Americano de Nue~a
la borrachera tabacaria resultante de fumar cu- también que cuchillos, tijeras, *a-
briéndose la cabeza con una manta. es y otros instrumentos de metal eTan
Azara dejó referencias de la preparación de que habitualmente recibían los i
una especie de hidromiel fermentada, pero esto pa- trataban con ellos; sobre todo los fa-
rece improbable; el consumo de bebidas alcohó- ugueses se lOs daban como retribu-
licas -a veces abusivo- es un rasgo típico de en los arreos y matanzas de
aculturación. Utilaie de los cazadores inferiores; industria lítica nas reclamaban estos
catalanense. Fotografía' de Antonio Taddei. os en cambio.
MODIFICACION:ES EN EL SISTEMA ECONO.. enriqueció además por la
La introducción o modificó M'esopotamia argentina en esta época parecen ha- uropeos cuando la adquisi-
el sistema proporcio- ber sido exclusivamente merodeadores qJ.le viVÍan era posible, como los rela-
ás rendidoras ácil captu- de la venta de cautivos, aunque Persistieron en las caballo: frenos de madera
que acentuó la de los gru- actividades de caza. Pequeños cuernos, prendas
mente Permiti6 ta cimien- en simples jeTgas de cuero
áfico. Está fuera de dudas que la pre- CAMBIOS EN LA CULTURA MATERIAL. -
las reses y caballos no produjo entre los Los contactos con los blancos afectaron también
tipo de economía de p1astoreo; ad- la cultura material indígena, abandonándose el
te las técnicas utilaje primitivo y adoptándose, en la medida de (e sigl
atimiento. El ~aIlaa,o lo posible, el de aquéllos. Sus armas contaTán con
lo que es
como una caza nuevo puntas metálicas; la lanza aumentará de tamaño
cultura; y Bohm, a fines del
, aparte del caballo, el perro para adaptarse al uso del jinete y se transformará
domesticado pOT los indígenas, en el arma indígena por excelencia, en tanto dis- cen haber visto una en poder del
luego, s610 en época post hispánica. minuirá la utilización del arco hasta llegar a ser yaros por visitado, lo que s
La mayor' alteración experimentada por la muy poco usado en los tiempos finales. de rango, justamente por su origen
cultura aborigen fue la provocada por el complejo Es' posible que ya en el siglo XVII hicieTan utilización exclusiva el
cultural del caballo. COfi"el dominio del mismo el los indígenas un consumo considerable de instru- Varios autores refieren que al trasladarse de
sistema de la caza se vio sustituido más y más mentos de hierro; de cualquier manera, en el si- un sitio a otro los indios cargaban con los toldos.
01' el del pillaje, como prácticamente sin excep- glo XVIII parecen no hacer más las puntas y No hay' indicaciones sobre transporte de rescoldos;
lo indiean las fuentes a partir del siglo XVIII. moharras de piedra. El hierro empleado p~ovenía según Lozano, procedían a encenderlo al estable-
¡ropas charrúas y yaros. situados en la por lo Común de materiales de desecho -flejes de cerse en eT nuevo lugar mediante la,. fricción de
-así como las pictografías y petroglifos de aquella disolución del vínculo matrim
área y de nuestro país- como un encadenamiento que la separación era poco
sin fin de figuras humanas estilizadas de simbolis- jos y que acordaban poca
mo genealógico. D~graciadamente no se ha con- rio. Igualmente atribuye est
servado ningún quillapí para estudiar sus decorados. cia al divorcio y a la POlig'
A despecho de la adopción de otras prendas Vázquez de Espinosa ca
-chiripás, ponchos, pañuelos, camisetas, sombre- (derecho de la primera
ros, etc.- la vestimenta descrita fue usada hasta Lozano habla de hospitalidad
el final, ya que los charrúas llevados a París fue- traños; ambas cosas resultan
ron representados con ella. Al parecer no había Las uniones podían tener
diferencias en los qu.illapís de uno y otro sexo. Al- duos <;lel mismo grupo o de
gunos autores hablan del usO;) preferentemente pocos datos que poseemos sobre
entre las mujeres, de un taparrabos o pampanilla; cial impiden sin embargo form
su adopción, así como la de las vinchas para suje- sobre el tipo de endogamia o
tar el pelo con telas de algodón, es una: de las tantas lente. Se ha anot
modificaciones indumentarias originales por la acul- incesto que Azara
turaci6n. ' manos, aunque no sabemos
No existen referencias sobre ningún tipo de tuación que aquella sociedad'
calzado. Por otra parte, fuera de "in
"guamaní" (cuñado) carecemos
ADORNOS. - Llevaban el cabello largo y en- nominación de parentesco.
marañado. Fuera de Sepp y Bohm, que dicen ha- El análisis de las prácticas
ber visto entre las mujeres yaro collares de huesos indica una familia de estructura
y brazaletes (?), y de Silva, que habla de tocados Azara refiere que entre los
de plumas de ñandú, no indican las fuentes el padres ni las madres cuidan
uSo de adornos originales. tras maman; después los ent
Hay, sí, referencias sobre el uso de abalorios y p2trientes casados, tío, primo o
adornos metálicos obtenidos de los europeos, y los v.uelven a recibir en su casa y a
Indios charrúas en su toldo. -Escena reconstruida imaginariamente. Grabado de me hallazgos arqueológicos 10 han confirmado. hijos suyos; así éstos no los reconocen por sus pa-
EL VESTIDO. - Las f de tas épocas dres ni hacen duelo por ellos sino por los
dos maderas. Nada más sabemos de este proce- NIVEL ASOGIATIVO han educado". Al -carecer de datos más
dimiento. insisten en destacar la como lo 'propio
y definitorio de la condición indígena. Se usaba ORGANIZACION FAMILIAR. ..,.- Sabemos muy se puede aclarar los problemas de organización
La toldería -conjunto de chozas o "toldos"- poco sobre la organización familiar aborigen. familiar que este párrafo sugiere, ya que parece
se erigía sobre las colinas por razones de vigilancia sin embargo como abrigo el quillapí o torr()pí, man-
to' formado por ,pequeñas pieles rectangulares co- Aparentemente coexistieron las uniones monogá- aludrr a una modalidad de avunculado.
y defensa, o bien en la casta de los arroyos y en mICas con las poligámicas de tipo poligínico (va-
los campos abundantes de ganado. Los campa- sidas con fibras, de anima e se llevaba
con el pélo hacia' de y que lucía en su parte rias esposas); no existió la poliandria (varios es- CICLO DE VIDA. - Contamos igualmente con
mentos eran abandonados por la escasez de éste posos). _Saldanha indica que entre los minuanes referencias apenas indiciales sobre el ciclo de vida
y p'or la acumulación de restos corrompidos, dada exterior dibujos geométricos de líneas rectas de
color gris y ocre. Schuster (1955) considera los la poliginia era privilegio de los jefes. No se cono- y proceso de socialización. A menos que fuera d
la costumbre de carnear en los toldos, consumir ,cen las ceremonias que presidian la formación y resultado del cautiverio, la actitud de Tacuabé
algunas partes de la res y abandonar el resto. dibujos similares de mantos de pieles patagónicos
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marido asistía a su mujer en el e:iad ai consignar que los caciques elegían
a de los hombros y sacudién- uno de los mayores. Azara señala res,pecto
el descenso de la criatura, a la rPinuanes que las mujeres que ejercían la
los primeros cuidados. na eran de avanzada edad.
de haber nacido, la madre
varón el labio inferior y le colocába DIFERENCIACiÓN DE FUNCIONES POR SEXO.
temibetá, según Azara, que lo consi- La diferenciación de funciones en razón del
viril, y que probablemente fuera sexo es más clara. Los hombres se ocupaban
también marca de pertenencia al grupo.. de las actividades bélicas -decisión, explora-
pequeños eran cargados a la espalda ción, lucha- y de fabricar las armas, aunque
con la ayuda de una pieza de paño Silva señala que las piedras de boleadoras las pu-
una vez que pudieron conseguirlo. Cuando &u lían las mujeres. A éstas les incumbía las tareas
desarrol1o les permitía montar marchaban en el auxiliares: armado, desarmado y traslado de las
mismo caballo que la madre. chozas y del resto de los útiles, la faena de las re-
El varón adquiría el status de adulto al tomar ses y la preparación de las comidas, la confección
mujer; a pa e ese momento se separaba de de lazos y quíUapís. No sabemos si la elaboración
sus padres, podía participar en las deliberaciones de los recipientes de cerámica tosca también co-
y en los combates. A las mujeres charrúas al lle- rrespondía a las mujeres, aunque' puede presu-
gar a la nubilidad se les 'hacía un tatuaje consis- mirse.
tente en tres rayas azules, paralelas desde la raíz
asta la p'Unta de la nariz y cruzadas por PIOPIIEDAD. La poseslOn y distribución de
izontales desde una sien a otra. Entre los los bienes se inscribe en el sistema típico de los
minuanes las marcas faciales eran atributo de hom- pueblos cazadores. Los objetos y prendas persona-
jeres, y su dibujo sólo constaba de tres les, incluidos algunos caballos, eran las únicas co-
verticales. Estas diferencias afirman la idea sas susceptibles de aproPÍación individual. Los je-
de que los tatuajes tenían, además de su significa- fes poseían en exclusividad a veces, y como sím-
do conmemorativo de madurez, el valor de distin- bolo de rango, algún objeto exótico o algún ador-
gos étnicos. No conocemos detalles del ceremonial
no especial. La propiedad de estos bienes era res-
de paso ni sus· contenidos ideológicos. grupos.
petada, y el Gral. Díaz nos ha dejado el relato
Las prácticas del tatuaje facial y del uso del
del castigo ap'1icado por el jefe al culpable de un Las fuentes indican tanto el origen electivo
"barbote" fuer<in paulatinamente abandonadas has-
hurto. como ,hereditario. de l~ jefaturas, por lo que no
ta desaparecer en los últimos tiempos.
El cazador destribuía el producto de su activi- es pOSIble saber SI coeXIStieron ambas formas, o si
No parece haber' existido otra definición del
papel masculino adulto que la de guerrero. Se dad en el maTCO de la familia nuclear; los ganados se produjo al cabo del tiempo una transfonnll-
desconoce cuál era el status de los ancianos ya y caballadas cuyos arreos implicaban una actua- ción en la forma de designación.
imposibilitados de participar en las op~raciones ción colectiva pertenecían al conjunto (toldería). . .Alg~na$ vec~ la figura del cacique aparece
bélicas. Pernetty, en la segunda mitad del siElo El botín obtenido en los asaltos correspondía al d~stmgUlda por CIerto atuendo especial:
XVIII pone a su cargo la "presidencia" de la tol- parecer al que lo tomapa. ,En ~l caso de presas hu- vI11e nos habla en 1767 de una eSPecie de
dería; Silva sugiere la importancia relativa de la manas la conclusión es más difícil; las mujeres que- de cuero recortado con ues de cobre, y Sal-
Hoja de lanza del río Queguay. Mu•• Hi~tórico. danha de una suerte de m ra de piel de onza con
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secuencia, el ataque tenía lugar al rayar el día y contabilizaban con cicatrices
se cumplía sin orden y cOn grandes gritos. Sabían las muertes que habí¿m ejecl
mlrla:r ¿ttaques y huidas y preparar emboscadas, absoluta falta de
pero difícilmente explotaban la ventaja ni perse- . no pueden validarse.
guían al enemigo.
El Gral. Díaz describi6 una ceremonia pre- NIVEL IDEOLOGICO
paratoria de un combate en la que el cacique IDEAS RELIGIOSAS.
pronunci6 una arenga en tanto que las mujeres, juicio racionalista -notable
en fila detrás de los guerreros, entonaban un cán- Díaz, Brito del Pino- relativ
tico propiciatorio. Silva, de modo similar, dice religión entre los indígenas.
que a la señal de que el enemigo se acercaba, los dieron hacer abstracci6n de
guerreros comenzaban a "dar vueltas en hilera su propia sociedad, caracterizado
unos detrás de los otros, mientras que las mujeres cia de un sacerdocio OfllaIllz:adc::>,
nen a gritar de un modo tan lúgubre que tucionalizados y
rnecer (sic)". Éstas son las únicas Tefe- fcridas a la idea de
a sus ritos de guerra. universo. Por SUDuesto
s si se pintaban especialmente para vel evolutivo de aborígenes
combate; Azara presenció en el pueblo no puede pretenderse la existencia
de San Miguel en 1784 una pa'fodia de de organización religiosa.
combate entre españoles e indígenas protagoniza- El Gral. Díaz dirá que
da por charrúas y minuanes, donde los que· asu-, la existencia de un espíritu m
mían el papel de indios iban "muy pintados en buían sus desgracias, enfermeda
todo el cuerpo y con muchas y varias plumas en que llamaban Gualiche. Hay
la cabeza y en los pretales de los caballos". Care- error manifiesto, si no en su
cemos de más detalles como para saber si esos probable-, en la denominaci6
adornos bélicos no respondían nada más que a en cuestió!1, ya que el era
aQueJlla pantomima. esa palabra, de araucano,
Todos estos usos aparecen luego de la adopción pampas. Saldanha que los rninuanes te-
del caballo. Los relatos de combates a pie dejados nían una idea vaga un ser supremo, tal vez
de cierta por Centenera son totalmente inverosímiles, así tomada de los misioneros o de otros cris-
a li ues de lat6n; ambos se refirieron. a paración de una ,del jefe, como no es probable que tuvieran "trompas", tianizados.
cordones y P q, B"h dicen que la, mUjer
los minuanes. Sepp y o m t' le corona tejida, envergaduta , l' e seguros de la "bocinas" y "atambores", entre otras razones par-
, 1 en ugar s ..
del cacique yaro l~evd~ba .~nad~Puso de una pren- suporna a , as ue no partlc1pabap. que no se llega a imaginar qué elementos usarían fUNEBRIA. - Las prácticas mortuorias de los
ésta es la única In lcaClOn . ' "chusma:', o sea las =:ien~ de puestos de ob- para construirlos. Silva indica, en el primer cuarto indígenas impUcan un conjunto de ideas sobrena-
y d" nia por una mUJer.
da con valor e mSlg , . d d blanca sobre ~a en la ffilSma, el est~ o . 'omúnicaci6n con los del, si;glo pasado, el uso de prututos de cuerno de turales de cuyo, contenido nada sabemos.
El impacto de la soCle a hecho de que los servación · del enemlg c, 1i da noT medio vacuno paTa hacer señales. Las tumbas se ubicaban en las cumbres de los
el dos muchas veces rea za r~-
aborigen vuelve a notars~ en el relato de Silva, grupos a l la .' Centenera -a quien después repetiría Lo- cerros y el cadáver, que era cubierto de piedras?
on
jefes indígenas, de ~cueróso f~nales los nombres de de fuegos y humo. dían acci6n alguna zano-- señaJó la existencia de 'trofeos consistentes se acompañaba con sus pertenencias personales.
os De noche nunca empren " Id s'" en con- en la piel del cráneo y, además, que los guerreros Díaz anota que "dejaban el caballo [d~l muerto]
adoptaron en.l.l tleb7Incos prominentes, así como . . ra de sus to o ,
caudillos y mI 1t ares.. ni se apartaban slqule
el uso de grados militares. 57

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aca. Decían ellos que era para el que los extremos de la caña salgan igualmente por gue al pecho. En él pasa de pie el resto de la no- trovertidos postulados
em el difunto". La exis- ambos lados. La primera caña se clava en la mu- che, y a la mañana se va a un toldo o casa que culturales, que
charrúas de esta costumbre pam:- ñeca, y se pone otTa a cada pulgada de distancia siempre tienen preparado para los dgIientes donde en el ciclo co
siguiendo lo exterior del brazo hasta la espalda y se quita las cañas y se echa dos días sin comer ni riores. Fuera de
pa y su interpretación nos merecen dudas.. '
Resulta también imaginaria la atribucIón de por ésta. Las cañas son astillas de dos a cuatro beber. Al día siguiente y en los días sucesivos, has- cutible, creem
líneas de anchura, sin disminución sino en la punta ta diez o doce; le llevan los muchachos de su na- para permitir
Lozano de que en sus traslados cargaban con los
que entra. En esta miserable y espantosa disposi- ción, agua y algunas perdices y huevos ya cocidos Digamos p
restos de sus muertos. Pudiera esto suponer la prác-
e undario, pero ninguna otra ción se va solo y desnudo al bosque o a una loma y se los 'dejan retirándose sin hablaTle". Respecto de bit~ la funebria
o altura, llevando un garrote pu do con el loS'minuanes el mismo autor refiere que "el due- duelo fueron abando
más reiterado en las fuentes cual y con las manos excava un p'Ozo que le lle- lo de los hombres es como el de los Charrúás, pero
es el m n dactilar por duelo. Haya dura menos', y en lugar de clavarse pedazos de
este respecto algunas confusiones entre los autoTes, Práctica de automortificación entre los charrúas. caña en sus brazos, se atraviesan con gruesas es-
Ilustración de la descripción deiada por Azara. pinas de pescado las piernas y musJos, así como
ya que se habla de la ablación de una falange, de
todo un dedo, de los dedos de las manos solamente, los brazos, sólo hasta el codo". También en el re-
de manos y pies, que constituía una forma de lato de la "china de Arias" Tecogido por Vilardebó
duelo femenino por muerte del padre o marido y se alude a dicha práctica, con la variante de in-
que era practicado por hombres y mujeres a la dicar la utilización de plumas de ñandú como ins-
muerte del jefe. La descripción de Azara parece trumento de tormento.
ser la más digna de crédito: a la muerte del "p~-. Muchas ideas y comparaciones etnográficas su-
dre marido o hermano que haga cabeza de famI- giere esta ceremonia, pero 10 que sabemos de ella
lia,' se cortan las hijas, la viuda y las her~arias resulta insuficiente Para deteTminar la naturaleza
casadas un artejo o coyuntura por cada d~funt.o de los conceptos de sacrificio, impureza ritual, etc.,
principiando pm el dedo chico". El duelo. ImplI- que parece suponer. A partir de algunos de estos
caba además para las mujeres hacerse hendas en hechos eS que se ha pretendido deducir la existen-
brazos, pechos y flancos con la lanza del muerto, cia de totemismo entre los chaITúas estableciendo
y dos semanas de reclusión y semi ayuno. Las hue- la existencia de totems caña, pez. y ñandú (Pe-
llas dejadas por estas heridas -lo mismo que las tit, 1968: 7).
que se practicaban los homb:es..- .indujeron ~ mu- La brevedad del espacio impide exponer con
chos autores a señalar la eXIstenCIa de tatuajes de detalle nuestras objeciones a esta hipótesis. Dire-
cicatrices entre 108 charrúas. n:?S simplemente que tal idea revela una con~ep­
"El marido no hace duelo por muerte de su Clon del totemismo ya abandonado por la moderna
mujer, ni el padre por la de sus hijos -dice siem- Antropología, como es la de considerarlo una con-
pre Azara- pero si éstos son adultos cuando fa- cepción religiosa caracterizada por la existencia
llece su ptadre, están desnudos ocultos dos días en de un ente emblemático -planta, animal- que
" identifican como antecesor mítico los miembros
casa comic;ndo poco y aun esto ha de ser 'yambu
o perdiz, o sus huevos. La tarde segunda de este del grupo dado (clan), lo que determina el pa- un..
entierro les atraviesa otro indio de parte a parte la rentesco de aquéllos y la necesidad de realizar las
carne que puede pillar, pellizcando el brazo, con uniones matrimoniales fueTa del clan (exogamia).
un pedazo de caña larga .de un palmo, de modo Indica asimismo una aceptación total de los con-

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a uno de los charrúas llevados a Francia que to- mo huesos infantiles en urnas
caba un arco rnusical utilizando la caja bucal como que muestra una fuerte
resonador. Arcos de este tipo se dan también en
Ningún otro dato tene
las áreas patagónica y chaqueña.
asociativo e ideológico. Lo
En cuanto a sus juegos, existen indicaciones so- cultura material es su cerá
bre carreras de caballos, el pato, las competencias des 'características propias
cfln boleadoras y los naipes, todos practicados por 'fiares con vinculaciones p
los hombres.
También dijimos, al tI'
Indudablemente hubo exageración en Azara
lenguas indígenas del área,
cuando afirmó que "no tienen [los indios] ni jue-
mática chaná compilado por
.gas, ni bailes, cantares ni instrumentas músicos",
dera bohán.
pero el desconocimiento sobre tantas cosas, hace
que el resultad~ sea equi valente.
LOS GUARA
LA ETNIA CHANA Urna guaraní de cerámic,a corrugado¡. M. Histórico. De los guaraníes pre hispánicos tenemos tan
Pocos son' los datos relativos a 'la cultura de pocas referencias como de los chanaes; al
los chanaes, y su temprana extinCión lleva a con- El pescado era desecado o ahumado para con- que éstos, desaparecieron muy de la escena
siderarla como una cultura arqueológica. En las servarlo -técnicú de origen guaraní- y, a juzgar histórica. Ub· eso
escasas y antiguas fuentes que tratan de estos in- por las referencias de los conquistadores que ase- del Paraná, pequeños gro
El cacique Vaimaca:"Perú. Museo del Hombre, París. dígenas se les asigna muchos rasgos característicos guran haber recibido cantidades considerables,' su puntos del actual territorio
de la macro etnia charrúa, con 10 que se vuelve capacidad de producción y almacenamiento era ciernn marcada influencia
MEDICINAS SHAMANICA. - Su concepción difícil determinar si esas atribuciones serían el re- elevada, lo que los pondría a resguardo de los ries- naes.
de la muerte nos es desconocida. Sabemos en cam- sultado del error de los cronistas que tomaron par gos normales entre los cazadores. Su sistema
bio por Azara' que sus médicos utilizaban ·la téc- chanaes a quienes no lo eran, o de efectivas acul- Sus vestidos eran el quilla:pí de tipo charma nera prevalente
nica del "chupado", asociada siempre a la creen- turaciones. También se ha señalado un proceso de ya descrito, y un taparrabos de algodón segura- tivaban también calabazas y
cia de que la enfermedad es el resultado de la guaranización de los chanaes, probablemente pre mente oqtenido de sus vecinos guaraníes. pesca. Desecaban y ahumaban
Intrusión de un cuerpo extraño, lo' que configura hispánico, 10 cual complica más el panorama. Sus marcas étnicas consistían en perforaciones bable que fueran los únicos
una ~erapéutica shamánica típica. La misma ha Su sistema económico, basado en la caza, pes- del tabique na'5al y de las orejas, comunes a am- una bebida alcohólica por
sido descrita para los indios del Chaco y la Pa- ca y agricultura inferÍor de maíz, calabazas y po- bos sexos, en cuyos orificios colocaban adornos' di- masticado.
tagonia. rotos, supone un distingo muy significativo con el versos; los hombres llevaban además el barbote en Grandes canoeros
de la macro etnia charrúa aunque se sospecha el labio inferior. Hay indicaciones de tatuajes y rrieron los ríos y
ARTE Y JUEGOS. - Muy poco puede decirse que no todas las parcialidades realizaban cultivo'5. pinturas corporales pero sin detanes de los mismos. indios, a los que
de otros as.~ctos del mundo espiritual del indíge- Usaron un af(~O corto con flechas de punta de Usaron además adornos de origen europeo como devorarlos de ma
na, tales como sus manifestaciones artísticas, ya de hueso y probablemente made'ra, y también propulsor collares de cuentas de vidrio y discos de cobre. toda duda que f
tipqplástico -dibujos de quillapís, pinturas cor- de dardos y boleadoras. No se han encontrado en Se ha señalado la práctica de la mutilación en consecuencia,
porales-, ya musicales. A este respecto, la única nuestro país canoas, pero para las parcialidades de dactilar por duelo. Practicaron el entierro secun- época, f uc comido.
referencia que se tiene, salvo que se acepten las opi- la Argentina se han señalado embarcaciones mono~ dario, ya que los huesos' humanos hallados están Usaban grandes arcos con
niones de Centenera y. fuera de la ya indicada xiIas de 20 metros de largo. Tampoco se sabe pintados de ocre rojo; las ~rtenencias del muerto de madera o hueso sin carcaj, y m
bocina de cuerno anotada por Silva; c~rresponde cuáles eran los medios empleados en la pesca. se ponían en la tumba.' Se han encontrado asimis- Hilaban el algod6n con las mujeres
60
.aparraoos. Se tatuaban y pintaban ~I cuerpo de
manera compleja, y usaban adornos muy variados.
No hay referencias de que los guaraníes de
Posteriormente a la conquista otros guaraníes
llegaron a nuestro territorio: los traídos para en-
grosar las reducciones sorianas y los que 'bajaron
eONe
esta zona cOO$truyeran chozas colectivas grandes de los pueblos de las Misiones jesuíticas, ya como
ni aldeas al estilo de las hechas por otros grupos vaqueros de sus estancias, ya como fugitivos a la
de la etnia. sujeción de aquella teocracia comunitaria o de las
Del particularmente rico mundo ideológico de expediciones esclavizadoras de los paulistas. Estos
los guaraníes -mitos, antropofagía ritual, shama- indios, por com leto deculturados, cumplieron un
nismo, etc.- hay copiosas y detalladas referencias, imp~rtante p la formación de la proto so-
pero todas corresponden a grupos distintos a los ciedad y la proto cultura nacionales, pero dicho
que ocuparon parte de nuestro territorio. Cabe proceso escapa a nuestro tema.. Digamos' sólo que
pensar por ello si pueden ser extendidas a éstos sin si en el Uruguay de hoy sobrevive algún rasgo pro-
más, sobre todo cuando muchos piensan que no veniente del pasado indígena se debe a estos guara-
se trataba -de guaraníes típicos sino de pueblos níes epigonales, mezclados profusamente en las ba-
guaranizados. ses de nuestra sociedad rural de los siglos pasados.

Grabado holandés del siglo XVI que representa a los ,guaraníes devorando a SoUs y sus com.pañeros.
El lector seguramente hubiera querido encon- utiliza de
trar más afirmaciones y menos dudas en estas pá- mente a los
ginas. Creemos que hay que tener el coraje inte- cutibles, 'no universalmente
lectual de reconocer de una buena vez que' es muy científicamente de moda.
poco lo que se sabe de los indígenas que habitaron En determinados trabajos
nuestra tierra y que existen muy pocas posibilida- que marcadamente histórico,
des de que lleguemos a saber mucho más. Es ver- hallar en ellos una . .
dad que siempre puede pensarse en el descubri- mentas. Muchos contienen
miento de algún documento perdido o desconocido tas 0, lo que es más grave,
tan importante como lo fue en su momento el lla-
fías. Ha sido un mal muy
mado CódiceVilardebó, pero aun en este caso
de indicaciones relativas a las fuentes
una apreciación realista de las circunstancias hace
que no pueda esperarse otra cosa que la verifica- san las afirmaciones o las hil)ótes~s Y',
ción de algunos puntos inciertos, y nunca la refe- se alude muchas veces a fuentes que
rencia sensacional que signifique un vuelco en el blemente nunca se han visto.
conocimiento de nuestra et"nografía histórica. No obstante, para que el cuadro
La amplísima literatura que el tema ha pro-- menos pesimista, debemos decir
movido carece, con muy contadas excepciones, de perar ni'eJOTes estudios desde el
valor etnológico. Por lo general los autores no etnográfico, realizados con
demuestran un particular conocimiento de la teo- convincente apoyo
ría y método de esta disciplina. En la mayoría de mas que la al habrá de
lasooras se ignora la conceptuaci6n etnológica, se mentar considerables progresos.
APeNDICE I dos, situados hast~ unos 200 metros de la costa.
. Es corriente que la erosión pluvial provoque el
UNA CERAMICA' 'PREHISPANICA desprendimiento de masas de esta capa humífero-
CAMPANULIFORME ANTROPOMORFA arenosa de los sitios más elevados (médanos, ba-
Prof. lUCAS F. ROSElll: rrancas) que se vuelcan sobre las partes más Ha:-
nas de ~a margen fluvial. Puede por esto conCluir-
se que no se trata de un hallazgo in s,itu.

Cronología. - La circunstanCia anteriormente ex-


puesta y la ausencia de elementos seguros para el
establecimiento de una geocronología hacen' que
no pueda adelantarse una datadón estratigráfica.
Puede sí afirmarse por las características estilísti-
cas de la pieza que corresponde a la época plre-
hispánica, puesto que el contacto de los grupos in-
dígenas con la cultuTa europea provocó, con la
pérdida de sus rasgos culturales originales; la desa-
píarición de sus artesanías.

L:teratura. - Se tlata .de una pieza de reciente


hallazgo e inédita. Aun cuando existen descripcio-
nes de cerámicas 'campanuliformes del. litoral uru- Bowerba:n.k como lo revela la observación al micros- Modelado. - Se ha construido
Procedencia. - Esta pieza procede de Nueva guayo, no hay ninguna qúe consigne una repre- copio. '. Este procedimiento ha sido descrito paTa abajo, y, al parecer, sin'
Palmira, departamento de Colonia, Uruguay. El sentación antropomorfa. la cuenca del Amazonas (Linné) y pára elUru- cedimiento del rodete de
sitio del hallazgo queda comprendido entre la zona I guay (Serrano), quien señala que' la alfarería del bOl:ación se sostuvo la pieza
Franca yel arroyo Higueritas, en la margen i~­ D,imensiones y pleso. ~-'- La altura es de 173 mm., Uruguay con espículas que ha "podido revisar está precisamente en el interior
quierda del río Uruguay. Formaba parte de un y tanto el diámetro transversal como el anteropos- desprovista de representaciones plásticas y de' asas; forma la cabeza se
conjunto arqueológico compuesto por varios frag- terior son de 135 mm. Estas medidas córrespon- nosotros hemos podido comprobar la existencia de medio e Índice de
mentos de tiestos de cerámica decorados con inci- den al estado actual de la pieza; no obstante,
tales espícu1as en la alfaú:ría plástica de Nueva El interior es bastante
siones, y de otTOS de la '. denominada "alfarería considerando otros fragmentos que parecen des-
Palmira. ,Presenta una película de
gruesa" (Serrano). Se destaca.n en dicho conjunto prendimientos de la misma pieza, aquellas dimen-
La "campana" es de un cplor amarillo rojizo superficie bien lisa.
una pequeña pipa ligeramente acodada y una re- siones alcanzarían aproximadamente a 200 mn;..
no uniforme a causa de la cochura' al aÍ're libre.
y a 165 mm. El espesor de las. paredes varía de
presentación zoomorfa, aparentemente un apéndi- Su parte posterior es oscura, siendo del c~lor ca- Orna;menlac1JÓn. -
ce caudal. Se. encontraron también algunos restos 8 a 18 mm. ~l peso es de 1.020 grs. racterstico que adquieren las piezas que han per- incisa visible en la parte
de huesos humanos. manecido en la arcilla de tipo platense. PJ.lede del agujero anterior, los
Las piezas se hallaban en la or~lla del río, in- Material. - Se utilizó arcilla bastante compacta
pensarse que habría tenido un color plomizo que coración sobreelevada han sido hechos
cluidas en las capas aTcillosa y arenosa que' afloran y homogénea a la que se agregó como antiplásti-
ha perdido, pero que aún puede verse en algunas dientemente de la ca luego adheridos.
allí. En esta zona los yacimientos arqueológicos se cos, arena mediana y fina, vegetales y espículas
de sus partes. Estos apliques están rltmicamente marcades por
ubican en terrenos humífero-arenosos más eleva- de' espongiario~de la especie Uruguaya c~ralloides:.
6$
uras ,o incisiones transversales presumible- hayan indicado sus orificios; las orejas muestran las estancias. Pregu
hechas con un instrumento de· hueso. una perforación en la parte media. La frente está los mismos, respo
coronada por una aplicación en relieve con decora- UNA REFERENCIA AL STATUS DE la nariz aguileña (
. - Se trata de una pieza incompleta ción incisa que continúa en círculo hasta la parte LOS CHARRUAS A FINES DEL le llamaban la atención
ya que le falta una gran parte de la base; sin em- posterior donde deja libre una zona de 45 mm. que' les llegaban hasta las
SIGLO XIX
bargo, no puede considerársela como apéndice de cortada por una "coleta" también en relieve y con dosos y negros.
un objeto mayor. Constituye una pieza en sí, dd la misma decoración. De cada costado y hacia Preguntado sobre si tenían
tipo llamado" rería gruesa" (Serrano), "alfa- atrás de las orejas dos apliques, igualmente en re- hacían unas chozas bajas de
rería campanuliforme" (Acosta y Lara), o "cam- lieve e incisos, representan . el peinado; los pó", sic), con canaleta u
panas chaná-ti (G ,. correspondiente~ al lado izqmer o se han despren- tierra y cubiertas de esas
El rostro es t con el men- dido aunque sus huellas son bien visibles. campo muy sucio y con mue
tón pronunciado, esentado los . Sobre la cabeza un círculo más pequeño, si- lo hacía poco frecuentado y 1
ojos ni la boca. La nariz es , sin que se mIlar a los apliques descritos, culmina en un apén- porque eran muy retraídos y no
dice cilíndrico liso algo indinado atrás, po- lestados.
sible figuración de un sombrero, o del remate del Preguntado
tocado. dice que ign
La parte posterior de la cabeza está' cruzada lenguaje, etc.,
por la "coleta" referida que al llegar al cuello do- , Preguntado
bla "hacia la derecha en ángulo de 909 , pasando referencias de
r
por el ho~bro terminando en la "faz anterior pre- en 1904 (1
las había estuc
sumiblemente junto a un agujero que la pieza plre_'
senta en esa región. Otra abertura circular de este "Charrúas civilizados" por Debret. M. Hist6rico. bre que en la
tipo y también rota, se aprecia al final de la parte do Sul, Brasil,
posterior de la pieza; tiene un diámetro de SO mm., Nombre y 'datos del informante. - Serapio Mén- combatir en las avanzadas
y su contorno no está decorado. Los dos agujeros dez; edad 90 años. Lugar de nacimiento: costas que no se escaparan
forman un eje perpendicular al objeto, y varios de Avestruz, 6 sección del Dpto. de Treinta y Tres,
110 de las carretas, y
arqueólogos los han considerado característicos de campos de Emeterio Barreto. Analfabeto. Sirvió
esta clase de cerámica (Marcano, Torres). en las guerras de 1897 y 1904, fue partícipe de los Informaciones
A ambos lados se han representado los brazos combates de Tupambaé, Paso de los Carros y Ma- Morozowicz en la
de manera arcaica y con la misma técnica de apli- soller, de todo lo que posee un rico anecdotario. en octubre de 1965.
ques en relieve y con escotaduras. El derecho está Presenció la acción de Arbolito 'y la muerte" de
doblado hacia adelante y en su remate se ha pre- Chiquito Saravia. Se desempeñó como tropero de Estas referencias
tendido indicar de manera elemental los dedos. José Saravia y sirvió en el bando Colorado. la Sección
El brazo izquierdo está incompleto aunque se po- toria Natural
see el fragmento desprendido; el mismo muestra Cuestionario. - Preguntado si conoció charrúas, recopilando .
estar doblado hacia atrás. responde que sí. Cuando era tropero de Saravla Dicho 1
y tendría unos 18 años, conoció un grupo como de que contribuya
MuseografÍ'a. - La pieza forma parte de la ca-- 8 ó 10, en" campos de Avestruz. Vestían como fichero, como
lección particular del autor. gauchos; eran muy pobres y hacían changas en cuestionario, valor
AFIA

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1965. ' O ALTERAR EL O
Montevideo, 1956.

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EL MARTES DE LA SEMANA PROXIMA APARECE EL VOLUMEN:

EL BORDE DEL MAR


MIGUEL A. KLAPPENBACH y VICTOR SCARABINO

y L O S M A R T E S S U B S I G U I E N T E S:

13 ANFIBIOS Y 'REPTILES
3 REUEVE y COSTAS M. A. Klappenbach Y Braulio Orejas
Jorge Chebataroff TIPOS HUt,\ANOS Del CAMPO Y LA CIUDAD
14
4 EL MOVIMIENTO SINDICAL Daniel Vidart
Germón D'Elía El COMERCIO INTERNACIONAL
15
5 EL SISTEMA EDUCATIVO y LOS PROBLEMAS MONETARIOS
Y LA SITUACION NACIONAL Samuel Lichtenstejn
Mario H. Otero LAS AVES Del URUGUAY
16
6 MAMIFEROS AUTÓCTONOS Juan Cuello
Rodolfo V. Tólice El LENGUAJE DE LOS URUGUAYOS
17
7 TIEMPO Y CLIMA Horacio de Marsilio
Sebaslión Vieira LA SOCIEDAD URBANA
18
8 LAS IDEAS Y LAS FORMAS Horacio Martorelli
EN LA AROUITECTURA
19 LA SOCIEDAD RURAL
Aurelio Lllcchini Germón Wettstein
9 LA ECONOMIA Del URUGUAY ACTUAL 20 El LEGADO DE LOS INMIGRANTES
Instituto rie Economía Daniel Vidart y Renzo Pi Hugarte
10 LAS IDEOLOGIAS y LA FILOSOFIA HISTORIA DE NUESTRO SUBSUelO
21
Jesús C. Guiral Rodolfo Méndez Alzola
11 . RECURSOS MINERALES DEL URUGUAY 22 INSECTOS Y ARACNIDOS
Jorge Bossi Carlos S. Carbonell
12 EL DESARROLLO AGROPECUARIO 23 EL COMERCIO Y LOS
Antonio Pérel Gardo SERVICIOS DEL ESTADO
José Gil

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