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ENSAYO LOS INGENIEROS Y LAS TORRES DE MARFIL

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE MANIZALES


20/07/2019
WILLIAM CALLE 0116012
PRESENTADO A PROFESOR: JOAN NATHALIE SUAREZ

¿Qué es la ingeniería? Un arte, ciencia, técnica tal vez. Seguramente los eruditos
académicos que han dedicado sus carreras a definir tal concepto han propendido
por encaminar la misma a través de las ciencias puras y aplicadas. No obstante,
Hardy Cross hubo de traer a colación - con ocasión a introducir el tema - la palabra
“arte”. Si, él consiente en que la ingeniería es el arte que resulta tras la aplicación
de diversos materiales y fuerzas materiales al servicio de la humanidad; sin
embargo, esa carga creativa no desliga de las producciones científicas, por ello
mismo, aduce una interpelación tanto de las ciencias como del arte.

Es importante para el autor, resaltar el rol que juega la ingeniería - a través del
ingeniero - en los fenómenos sociales por medio de la evolución de la historia, y
como desde la educación, se forma a ese “ser” capaz de transformar diversas
fuerzas y materiales, obtenidos a través del análisis de datos y variables, en
constantes respuestas a las vicisitudes de la humanidad.

Es así como, arte y ciencia convergen en la mente del científico creador o


ingeniero; siendo que ciencia acude a ser más que un juego de sistemas y
métodos, y el arte a servir más allá que a los intereses “egoístas” del artista.

Este artesano que nos acoge, aprovecha las producciones científicas como una
contribución a la humanidad en el camino a dar solución y análisis a los diferentes
interrogantes o fenómenos. No obstante, el ingeniero está a la vista de la actividad
humana, por lo que termina siendo más un humanista que un hombre de ciencia.
Es su tarea que las máquinas, las relaciones humanas (universo y naturaleza) y
la sociedad se interrelacionen a fin de atender la multiplicidad de varíales un poco
más allá de los habituales sendos proporcionados por los hombres de ciencia. Así,
los datos, cálculos y análisis de estos, se convierten en una guía de la pletórica
cantidad de circunstancias - importancia, probabilidades, obstáculos - con el fin
de realizar sus construcciones, en últimas, sociales (puentes, sistemas de vías,
vías férreas, conglomerados, utilización de recursos naturales).

Tal es el ejemplo de la construcción de un sistema de transporte: el mismo insta


al análisis de las necesidades de la población, la demanda, las estructuras a
desarrollar, el trazo sistemático y el grupo de personas afectadas VS. Las
personas beneficiadas. Este fenómeno circunstancial informa que el oficio de
nuestro artesano, el humanista no sólo es un oficio mecanizado, de aplicación
inflexible e invariable de sistemas, métodos, procedimientos y fórmulas físicas;
sino que circunda por la transformación de las naciones contemporáneas a partir
de las vitalidades humanas.

Por ello, es indivisible que el ingeniero analice los símiles y disímiles de los
fenómenos físicos y sociales.

La indefinición de las leyes científicas no son sinónimo de innovación; sino la


capacidad de transformar abiertamente los cambios producidos por los hombres
de ciencia aunado a los datos obtenidos por los ingenieros junto a las relaciones
sociales. Cross expone, a modo de inquietud si será el método científico el
adecuado para la consecución de la verdad en la ingeniería, o si por el contrario,
deprecara en la libertad y flexibilidad pregonada entre ciencia y humanismo.
A la ingeniera, se integran de manera abyecta, la labor y actividades de otras
profesiones a fin de responder y otorgar soluciones a los cuestionamientos de una
manera inteligente. Los grandes ingenieros sopesan los resultados de cada una
de las variables por medio de juicios de confiabilidad construidos a partir de la
mezcla de técnica y arte; utilizando la experimentación más allá de los criterios
normalizados y casi universalizados.

Ahora bien, el proceso de a través del cual se inmiscuyen sin fin de condiciones
que alteran la normalización estandarizada de los métodos y procedimientos,
ayuda al nacimiento de multiplicidad de soluciones a partir de tres puntos
fundamentales en la labor del científico creador: imaginación, visión y curiosidad.

Las técnicas y sistemas utilizados en las diversas áreas de la ingeniería, incluso


en la elevación de puentes o trazo de vías, se encuentran en un constante
movimiento fruto de lo anterior; puesto que aún a las máquinas no les ha sido
dado el don de reemplazar a los hombres. Por esto, el ingeniero - y las diversas
profesiones - deben propender por el cambio de los métodos ya establecidos, ya
sea por el abandono o cuestionamiento de estos, o por la creación de otro nuevos.

Sin embargo, las herramientas DEBERÁN estar dispuestas incluso antes de que
sea indispensable usarlas. Es momento de innovar, y encontrar nuevas salidas a
través de la flexibilización y simplicidad; sin que novedad aclame por el
surgimiento de sistemas inútiles y fatuos, o por el contrario, implique la revaluación
de lo ya existente.

Cross profundiza en los sistemas académicos y de entrenamientos dispuestos en


las universidades. Para él, el problema radica en la sobre organización de la
mitología que complica dos adyacentes: estropea la iniciativa y esteriliza la
imaginación. Siendo el ingeniero abstemio en esto, viciaría la posibilidad de
correlacionar e interpretar el conocimiento a fin de construir en sociedad - tarea
por la cual la población contemporánea asiste a las aulas.

“Es más difícil enseñar reglas que entrenar el buen juicio”, expone H. Cross;
siendo ambos indispensables tanto en el periodo de educación como en el
despliegue de este en años venideros. El buen juicio, el juicio consciente solo será
fruto de la experimentación que a veces ni se logrará en las aulas o los laboratorios
dispuestos presuntamente para ello.

Así, consentimos al cuestionamiento del autor en cuanto a la paradoja entre


entrenamiento y no educación, visible en los centros universitarios. El fin de la
educación, como ya hemos visto, es el servicio; pero el entrenamiento se está
instituyendo, logrando únicamente informar y no educar, obviando por completo
la capacidad de análisis y síntesis inteligible. Una educación y no entrenamiento,
propendería por priorizar, establecer consecuencias (riesgos, fracasos, éxitos) y
probabilidades en el ejercicio posgradual del científico creador o ingeniero.

Es así como abstraemos que el ingeniero es un actor social que depreca tanto de
las ciencias puras y aplicadas como de las ciencias sociales para la construcción
de cultura, en últimas, de sociedad; a partir de la adaptación de fuerzas y
fenómenos naturales para el uso y conveniencia de las naciones a través de la
experticia ya adquirida, las circunstancias actuales y la evolución y canalización
de las probabilidades futuras. Es lograr que la obra “integre” la naturaleza, el
entorno, la sociedad a partir de la estética, utilidad y proporción conjunto a las
ciencias físicas en virtud de la realidad.

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