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Universidad del Valle

Escuela de estudios literarios


Licenciatura en literatura
Taller de escritura de ensayos
Miguel Ángel Arredondo - 1427105

¿Evolución o virtuosismo?

Toda costumbre vuelve más graciosa a


nuestra mano y más torpe a nuestro ingenio.
Friedrich Nietzsche.

Las manos son las extremidades más importantes en lo referente a la evolución del ser
humano, pues con ellas sopesamos los objetos en la búsqueda de su comprensión y su
perfeccionamiento. Un gran ejemplo de ello son los niños, a quienes vemos en su etapa
inicial con el deseo constante de tocar todo lo que ve para saber de qué se trata. Quizás no
siempre lo sabe como tal, es decir, puede no aprehender el concepto del objeto que toca, pero
conoce lo que toca, y eso ya es muy importante para seguir en su proceso de creación de
conceptos. Por lo tanto, puedo aventurarme a decir que las manos son el puente al
pensamiento, el conocimiento y la inteligencia. Han sido, además, las extremidades más
sometidas al desarrollo de la destreza, puesto que los diversos trabajos manuales que
debemos hacer para lograr la satisfacción de nuestras necesidades, cada vez nos exigen más
la perfección en su control (si dicha perfección existe). Son a su vez nuestra parte más
expresiva (después del rostro), con la que le hacemos saber a los demás qué queremos (como
cuando señalamos, o extendemos la palma para evitar que alguien pase, o indicamos a qué
lugar hay que ir, etc.). Y para mí, una de las fotografías que demuestran esto, y que
podríamos denominar como “fotografía histórica”, es la que nos muestra al guitarrista Jimi
Hendrix en el ​“​Fehmarn Love & Peace Festival” acontecido en Alemania el 6 de septiembre
del año 1970.

En la foto vemos la espalda del guitarrista, quien está frente a miles de personas que le
observan en pleno acto de destreza instrumental. Uno de los aspectos más reconocidos de esta
foto es que fue la última en captar a Hendrix en un festival, pues dos semanas después
moriría asfixiado por su propio vómito a causa de una intoxicación de barbitúricos. Se dice
insistentemente que fue uno de los últimos festivales que dieron muerte al movimiento hippie
y que Jimi Hendrix fue el último en disfrutar de la fama que rodeó a los músicos referentes de
dicho movimiento, aunque esa misma fama le haya llevado a la muerte; a propósito de ello,
después de un concierto cuatro días antes del ​“​Fehmarn Love & Peace Festival”​, y después
de tocar sólo tres canciones, dijo: ​«Llevo muerto mucho tiempo».

En los extremos de la multitud vemos una gran cantidad de carpas en donde se alojaron
cientos de personas a la espera de la entrada al festival, pues, como en el Woodstock de 1969,
habían filas tan largas que desde el día anterior ya había gente con sus carpas preparadas a la
espera de que les permitieran la entrada, además de que los festivales solían durar entre tres y
cuatro días.

Pero dejemos a un lado los detalles históricos, porque ya se ha hablado mucho (mitos y
verdades) de lo que fue y significó el movimiento cultural y juvenil de los sesenta y parte de
los setenta. Enfoquémonos mejor en la fotografía. Hendrix está prácticamente en el centro, en
la interpretación de uno de sus alocados solos; casualmente está solo, puesto que no se ven al
baterista ni el bajista donde deberían estar. Tiene sus manos dirigidas hacia el público, las
manos que ejecutan con destreza la guitarra eléctrica que Hendrix llegó a dominar con tal
grandeza, que llegó a ser seleccionado por ​Salón de la Fama del Rock and Roll como el mejor
guitarrista en la historia del rock, pero estos son detalles que a él realmente no le interesaban.

Hay una cantidad considerable de pasado en esta fotografía, pues inmediatamente nos remite
a la época y a todo lo que tenemos construido sobre el movimiento de los jóvenes en busca de
la abolición de las guerras y el despertar de los sentimientos de paz y amor en la sociedad.
Actualmente, vemos lo vano que fue todo aquello, del triunfo (quizás temporal) del odio
frente al amor, pero la fotografía nos queda como prueba del intento. Es como lo que dice
Roland Barthes, a propósito del tema de su libro ​La cámara lúcida, ​que la fotografía es una
“plasmación de lo que fue”, refiriéndose también al “tiempo interrumpido”. De ahí que diga,
además: “La fotografía recoge una interrupción del tiempo a la vez que construye sobre el
papel preparado un doble de la realidad.” (Barthes, 1972, p. 22) Es la fotografía el testigo del
tiempo, por ello: “La Fotografía es a la Historia lo que el biografema es a la biografía”
(Barthes, 1972, p. 70)

Por otra parte, cabe hablar del virtuosismo que poseía Hendrix para la ejecución de la
guitarra. En él primaba la improvisación, los movimientos rápidos que producen el sonido de
muchas notas cada segundo, en los riffs furiosos y el canto del blues. Sennett dice que “En
música, el oído opera de consuno con la yema del dedo en la exploración.” (Sennett, 2008, p.
195) Esto es evidente en la interpretación de Hendrix, puesto que con sus manos (en su caso,
su mano derecha, pues era zurdo) exploraba todo el diapasón de la guitarra con relación a lo
que su oído escuchaba. Sin embargo, tal virtuosismo no debió haberle llegado de la nada,
“por puro talento”, como dirían los puristas del arte, sino del ensayo y el error. Incluso puede
decirse que el ensayar y errar es el único camino seguro para alcanzar la maestría en la
improvisación. “En la interpretación musical, la confianza en recuperarse de un error no es un
rasgo de personalidad, sino una habilidad aprendida.” (Sennett, 2008, p. 199) Según esto,
Hendrix vendría siendo un virtuoso en recuperarse de los errores.
Si ponemos en comparación la manera de aprender la improvisación por medio del ensayo y
el error, encontramos que tanto en la música, como en la pintura, el teatro y la literatura,
podemos llegar a la idea de que: “El horizonte completo del programa de las sesiones
prácticas que mejoran la destreza es éste: preparar, pensar en los errores, recuperar la forma.”
(Sennett, 2008, p. 200). Así es la mano. Aprende gracias a la falla, pero, especialmente, a la
identificación y posterior superación de esa falla. Sennett dice, además, que la costumbre
viene a estropear casi siempre los procesos de aprendizaje, porque en ella la persona se siente
segura y no se atreve a dar el siguiente paso, en el que hay siempre una posibilidad de errar.
Sin el atrevimiento no se llega al virtuosismo, así como el ser humano no hubiese
evolucionado su habilidad manual si no se hubiera lanzado a explorar más allá de las ramas
de los árboles. Cabe anotar también lo siguiente: “Darwin observó que, en todo
comportamiento del organismo, las dotes físicas son un punto de partida, no un fin.” (Sennett,
2008, p. 189). Es decir, de nada vale tener, por ejemplo, unas manos grandes y esbeltas,
consideradas como la cumbre evolutiva, si no se ensaya constantemente esa dote física en
busca de los errores y la solución a ellos.

Hablemos otra vez un poco sobre la fotografía en sí. A primera vista, es una fotografía como
cualquier otra de un concierto como cualquier foto. De hecho, fotos así abundan. Pero si
tenemos en cuenta a Susan Sontag, quien dice que “la fotografía sólo adquiere su valor pleno
con la desaparición irreversible del referente, con la muerte del sujeto fotografiado, con el
paso del tiempo…” (Sontag, 2006, p. 23) llega entonces la razón del valor que tiene la foto.
Jimi Hendrix fue uno de los artistas más sobrevalorados a causa del éxito al que alcanzó a
llegar, éxito con razón, pues su habilidad para tocar la guitarra fue considerada en varias
ocasiones de virtuosismo puro. Pero dicha fama le llegó tal punto, que la industria de la
música de su época ya había creado toda una figura publicitaria en torno a su imagen, la
misma figura que vendía los sueños de paz y amor de las juventudes, cosa que le disgustó
demasiado, y razón última por la que en su último año de vida dejara de presentarse en
conciertos con la regularidad que lo hacía. Por ello, después del Festival Woodstock, dejan de
hacerse tantos videos de su trabajo en el escenario; pero, por otra parte, nos quedan las
fotografías como prueba de su arte y grandeza. A la final, “Las imágenes fotográficas menos
parecen enunciados acerca del mundo que sus fragmentos, miniaturas de realidad que
cualquiera puede hacer o adquirir.” (Sontag, 2006, p. 17)
En últimas, la fotografía se ha erigido como una revolución cultural, eso muy bien lo
sabemos y reconocemos quienes crecimos en este siglo apresurado y confusamente pletórico.
Digo pletórico porque siempre vamos por la vida con esa manía, quizás obsesión, de tener
cada imagen del mundo en una cámara, y apresurado porque el tiempo que nos toma
fotografiar la realidad no lo recuperamos, terminamos perdidos en una realidad paralizada.
Toda esta revolución se debe a lo que Susan Sontag se refiere como una mentalidad creciente
a lo largo de la evolución tecnológica presente en las cámaras y los modos de fotografiar, que
“mira el mundo como un conjunto de fotografías en potencia.”. En otras palabras, habla de
una democratización de las experiencias traduciéndolas con imágenes. (Sontag, 2006, pp.21)
Deja de ser un privilegio individual el ver cosas sorprendentes que nadie jamás ha visto y
pasa a ser un deber y un derecho más compartir lo que se ve y no puede explicarse con
palabras.

Y, por otro lado, el virtuosismo de Jimi Hendrix no se explica tan sólo por la teoría evolutiva
que expresa Darwin. Más tuvo que ver su obsesión con la guitarra y el blues que adquirió en
su adolescencia, empezando con una guitarra vieja que apenas sonaba. Por ese empeño en
superarse y levantarse de los errores, es que podemos decir ahora, con un toque de leyenda,
que fue el guitarrista más virtuoso; virtud que, con ingenio, iluminó el espíritu de la
revolución juvenil que despertaba del sino represivo al cual los sometía el “orden” adulto y
anciano que sólo buscaba el camino más fácil hacia la riqueza. Lamentable es que después de
la iluminación, aquél “orden” viniera con más fuerza y con menos posibilidad de
revolucionarlo.

Bibliografía
Sennett, Richard. (2008). ​El artesano. ​Barcelona: Editorial Anagrama.

Barthes, Roland (1972). ​La cámara lúcida. ​Barcelona: Paidós.

Sontag, Susan (2006). ​Sobre la fotografía. ​México: Alfaguara.

Link de la fotografía: ​http://www.fehmarnfestival1970.com/daythree/feh.jpg

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