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miéticos y tecnécratas de la estrategia comunicacional en una relacién de fascinacién colectiva. Es preciso entonces reinventar la alteridad en estas nuevas condiciones de vida, fuera de toda nostalgia del pasado, en el sentido de la transvanguardia o del postmodernismo, omandoen cuenta el hecho de que vivimos sobre un planeta que sufre mutaciones prodigiosas y dramaticas, geopoliticas, demogrificas, ecnolégicas,y de cara alas cuales ~cosa extraordinaria~ los pensadotesy los filbsofos solo practican la politica del avestruz escondiendo la cabeza bajo la tierra. M.S. Sin embargo, vivimos en un mundo que parece haber con- fiemado el callej6n sin salida que implica cualquier eleccién personal que no esté sostenida por un enlace colectivo: yo puedo tener un comporcamiento ético que consiste en utilizar nafta ecolégica y decidir no hacer més de un nifio por familia. {Qué peso tiene eso sobre el destino de la humanidad? E.G. —Se tata justamente de pensaren términos deenlices maquinicos ys en ese sentido, he intentado establecer, en mi ensayo Las Tes Fcolog fos fundamentos de una ecosofia La prictica estética es una de esas pos lidades de creacién colectiva. Tomo el ejemplo de un taller de artistas que, cn Pars, administra un centro cerca della estacién del Este que el gobierno quisiera destruir—un centro de creacién estétca que es también una ex- traordinaria realizacién social. La propuesta del gobierno y del ministerio de cultura sera crear talleres de artistas y mink-apartamentos para acoger a cesta comunidad. Pero eso va exactamente en contra de una posibilidad de enlace, de una apertura hacia el exteior, de una consolidacién de las rela~ ciones entre escritores, flésofos, artistas jévenes... Esalli que “creatividad” y “creacin’ se encuentran sobre dos registos profundamence diferentes. M.S. ~Podria constituir el modelo estético también el fundamento del modelo ético? E.G. ~ El modelo estético podria dar lugar a dispositivos que pro- duzcan sentido, una creatividad al alcance de la mano, y que no quede confinada a las redundancias ontolégicas dominantes. E] modelo esté- tico sigue siendo un refugio para las précticas creativas % A propésito de las maquinas' El tema de la maquina me habita desde hace miticho tiempo y quizd ‘menos como tn objeto conceptual que como un objeto afectivo. Siem- pre me he visto atratdo, fascinado, como muchos de ustedes, por la miquina. Me acuerdo, cuando era estudiante en la Sorbonna, de haber hecho una exposicin sobre El abajo desmenuzado de Friedmann, y dela mirada espantada del profesor, mientras lanzaba invectivas contra Friedmann; yo era muy viralento en esa €poca conta las visiones meca- ras dela méquina. Pensaba, atraido quiz por el cientificismo, que 1 Bane texto, apaecido en la revista Chimérern® 19, primavera de 1993, es la etranseripcién de una conferencia dada en Valencia, en noviembre de 1990, en el marco de un encuentro (“Cine y literature tiempo de las miquinss")organizado por el, CCentto de investigaci y de acc cultural de Valencia. Aparecid,caducido al ings, cena revista Journal of Philrphy and she Visual Ars? 6, digi por Andrew Benjamin (1995, p. 812). Guattar intents pensar aque concepeo de magn como aquello que afrma los universos de eecenia ates que Ia estructura, lo cual le permite proponct, ‘conta “cortine ontoligid” que separ el sujet del objet, una composicién maquinica ropia ala caosmoss, 2 Geotges Friedmann (1902-1977) esun scilogo francis de obediencia comunist, Ss obra Le ment! enmietsapareci6 en Gallimard en 1956. 3 eta a I ai se podia esperar dela maquina una suerte de salvacién. En consecuencia, intenté nutrir ese objeto maquinico. Debo confesarles que no es algo que dominc sino una suerte de nticleo al cual me veo conducide por ciclos. El tiltimo fue desencadenado por el libro de Pierre Lévy, Las teonologias de la inteligencia, donde tuve la sorpresa de encontrar una reactivacidn de esta temética, en un registro que ¢s el suyo, el de las tecnologias informéticas. Dicho de otro modo, reivindico el derecho a cata forma de pensamiento que procede por ejes afectivos, por afectos, antes que un pensamiento que pretendiera dar una descripcién cien- tifica, axiomdtica. Lo repito, se trata de una temética completamente abierta y me gustaria quello fuera también en la discusi6n, para percibir los ecos que puede despertar este tipo de reflexién. Nos encontramos actualmente en una encrucijada inevitable que cs la del anatema lanzado conta la méquina, con la idea de que las tecnologias nos llevan a una situacién de inhumanidad, de ruptura con todo proyecto ético. De hecho, la historia contemporinea re- fuerza esta perspectiva maquinica catastréfica, con las degradaciones ccoldgicas y otras. Podriamos estar tentados asi de hacer un vuelta atrds por relacién a la era maquinica, para volver a partir de no sé cul territorialidad primiciva Pierre Lévy utiliza esta férmula, para mi muy feliz: “intentar derribar Lacortina de hierro ontoligica entre el ery las cosas”. Me parece que uno de los medios para dersibar esa cortina de hierro, preocupacién que habiea toda la filosofia hasta Heidegger, es quiz esta interfiz maqui- hica, o esta maquina concebida como interfaz, que Pierre Lévy llama un “hipertexto”. En efecto, para salir de esta fascinaci6n por la técnica, 9 Pierre Léy (1956) s un socidlogo y filsof, especilista de Ia comunicaci6n y de la informacion, y en especial de todo aquelo que linda con Interne. “De todos les contemponéneos exloradore: de plegues, Iya Prgoginee labelle Stenger: se euentan sin dua enre kes rds notable. En rus dor obra, Ente el tiempo la eternidad,y La Nueva ‘lianas, han inzontado derribar la corina de hiro onsléica gue cera madi fils Inaba consruid ene as seres (el en) y las ests (el para.” (Perr Ly, “Dl fractal ‘ou Comment les machines de Guta peuvent nous aider& penser le wanscendental aujourd'hui, revista Chimerer a? 21 invieeno 1994 y Les Technologies de Vintelligenc. Avenir deli pense 3 Tore informatique, Pais, La Découverte, col. “Sciences et sciée”, 1990). Ver Chaaomaie, op. ct, p. 57. Sobre Stengersy Prigogine, ver nota 10, p. 56 el texto “Los sistemas de interfaz maqulnica’,p. 219. 8 as Apt desma y de la dimensién mortifera que en ocasiones adopta, nos hace falta re-aprehender, reconceptualizar de otro modo la méquina, para partic dei ser de la maquina como de aquello que estéen el cruce, tanto del seren su inetcia, su carécter de nada, como del sujeto, la individuacion subjetiva ola subjetividad colectiva. Este tema esti presente en la historia dela literatura y del cine, en los mitos, como el de una méquina habitada por un alma y que posce un poder diabélico. Lo que yo propondria no ¢s exactamente el retorno a una concepci6n animista sino al menos intentar considerar que, en la maquina, en la interfiz maquinica, existe algo que seria, no del orden del alma, humana o animal, anima, sino del orden de tina procosubjecividad. Es decir que hay en la méquina tuna funcién de consistencia, de relacién consigo misma y de relacién. con una alteridad. Es segiin estos dos ejes que buscaré ir més adelante. Partimos de lo més simple, de lo que esti. mis o menos adquirido, Ia idea de que el objeto técnico no puede ser redueido a su materiali- dad. Hay, en la techné, clementos ontogenéticos’, elementos de plan, de construccién, relaciones sociales que sostienen dichas tecnologfas, un capital de conocimiento, relaciones econémicas y, gradualmente, toda una seric de interfaces en el seno de las cuales se inserta el objeto ‘técnica. A partir de esta concepcién, se puede establecer un puente entre una maquina tecnolégica de tipo moderno y las herramientas clas piezas mismas de la maquina, y consideratlas como otros tantos clementos que se conectan entre si. A partic de Leibniz, disponemos del concepto de una méquina articulada, de una forma que hoy en dia calificariamos de “fractal”, con otras méquinas, compuestas ellas rmismas de elementos maquinicos al infin. Ast, mas acd y mésalla de a méquina, el entorno de la méquina forma parte de agenciamientos maquinicos. El elemento liminar del ingreso en el 4rea maquinica pasa por cierto alisado, la uniformizacién de un material, tal como el acero que ¢s trabajado, desterritorializado y uniformizado para amoldarse a las formas maquinicas. La esencia de la miquina est ligada a los pro- cedimicntos que desterrtorializan sus elementos, su funcionamiento, + La onogénsisconcieme al desarrollo (en especial embriol6gco) del individuo mientras que la filogericonciere aa evolucién global de una especie (yen especial de sus eanaformaciones ‘ea el marco dela tora de a evo). & assess sus relaciones de alteridad. Se hablard de una relaciin de ontogenia de fa maquina técnica, que la hace abrirse sobre el exterior. Al lado de este elemento ontogenético, hay otra dimensién que ¢s flogenética. Las miquinas tecnol6gicas estén tomadas en un filum donde algunas maquinas las preceden y otras las suceden. Van de a generaciones ~como las generaciones de aucoméviles-, abriendo cada tuna la virtualidad de otras maquinas por venir. Ellas esbozan, por tal 6 cual de sus elementos, una confluencia con todas las filiaciones ma- quinicas del futuro Estas dos categorfas de ontogénesis y de filogénesis, aplicadas al objeto tecnolégico, nos periniten hacer un puente con otros sistemas ‘maquinicos que, por su parte, no son tecnolégicos. Generalmente, en la historia de la filosofia, se tiene el problema de la méquina por un elemento segundo de una cuestién més general, la de la techn, de las téenicas. Esaqui que propondrfa una inversién de punto de vista, en el sentido de que el problema de la técnica ya solo serfa un subconjunto de una problemstica maquinica mucho mas amplia. Esta “méquina” std abierta sobre el exterior, sobre su entorno maquinico y mantiene todo tipo de relaciones con componentes sociales y de subjetividades individuales. Se eataria por tanto de ensanchar este concepto de mé- ‘quina tecnolégica con el de agenciamientos maguinicos, categoria que engloba todo lo que se desarrolla como méiquinas en los diferentes registos y soportes ontolégicos. Alli, en lugar de tener una eposicién entre el sery la mAquina, el sry el sueto, esta nueva concepcidn de la ‘méquina implica que el ser se diferencia cualitativamente y desemboca sobre una pluralidad ontolégica, que es el prolongamicnto mismo de la ereatividad de los vectores maquinicos. En lugar de tener un ser, ‘como rasgo comuin que habitaria el conjunco de los entes maquinicos, sociales, humanos, césmicos, tenemos, por el contrario, una méquina que desarrolla univers de referencia, universos ontolégicos heterogé- rneos, marcados por curvas histricas, un factor de irreversibilidad y de singularidad. No voy a dar aqui una descripcién exhaustiva de ello, seria demasiado largo. ‘Allado de la herramienta procomdquina y de las méquinas tecno- logicas, hay entonces conceptos de miquinas sociales. Por ejemplo, la ciudad es una megaméquina. Funciona como una maquina. Teéricos 9 Appt eas mgs dela lingiistica como Chomsky? introdujeron el concepto de mdguina bstracta la cual habica las méquinas lingifsticas © chos bidlogos, hoy en dia, hablan de maquina a propésito de la célula viviente, del drgano, de la individuaci6n e incluso del cuerpo social. Alli también, el concepto de méquina tiende a imponerse. Méquinas ‘matemiticas, de Turing’. En cl campo de las idealidades -otro universo de referencia, se asiste también al ensanchamiento del concepto de mé- quina, Méquina musical. Muchos misicos contempordncos desarrollan ‘esta nocién. Maquina légica, méquina césmica pues ciertos teéricos dicen que el ccosistema de la Tierra es el equivalente de un ser viviente, ‘ode una méquina, en el sentido amplio que le doy aqui. Para remitie a tun pasado de veinte afi atras, podemos evocar las mdguinas deseantes, {que retoman la tcoria de los objetos parcales psicoanaliticos ~del objeto ‘a como miquina deseante pero bajo la forma de elementos no redu- Cibles a objetos adyacentes al cuerpo humano, Por el contratio, aqui se trata de objetos de desco, de méquinas de deseo, de objetos-sujetos de deseo y de vectores de subjetivacién parcial, que se abren mucho més allé del cuerpo y de las relaciones familiares, sobre conjuntos sociales, ccésmicos, y universos de referencia de toda naruraleza, En el campo dela biolog(a, este concepto de maquina fue desarro- llado recientemente por tedricos como Humberto Maturana y Francisco ‘Varela’. La miquina es definida alli por el conjunto de las interrelacio- nes entre sus componentes, independientemente de sus componentes mismas. Suministran alli una definicién que es proxima a la de una maquina abstracta y que describe la méquina como autopoiética, autoproductora de si misma y que reproduce permanentemente sus componentes tal como ua sistema sin input ni output, Varela desarrolla -mis lejos esta teoria. En su concepeién, opone la autopoiesis, a la que relaciona esencialmente con los sees vivientes biol6gicos, a una alopoiesis agmaticas. Mu- > En Mil metas, Deleuze y Guartari definen la maquina abscacta del lingista ‘Chomlyy como un elemento de a lengua que ao apelarls a ningén factor extinseo. © Turing es un matemitico inglés (1912-1954) que, con su concepto de magus de Thring, sen las bases de la ciencia informatica Concept desatllado por Delee-Guatari cn El Antiedip yabandonado en sus libros posteriores, en especial en provecho dl concepto de agencimient © Ver nota 5 p 129. 3”

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