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AAA FORMATEADOresumen Final Educacional
AAA FORMATEADOresumen Final Educacional
1. identidad le la ψε
2. contenidos
3. estatus científico
4. investigación educativa
5. definición conceptual
1. problema de la identidad
¿qué es la ψε?, ¿qué tienen en común los psicólogos educacionales? No parecen ser ni
teorías ni métodos lo que tienen en común los psicólogos educacionales.
Berliner (2006): Lo que existiría en común es:
interés por el aprendizaje y la enseñanza de seres humanos
con un énfasis particular en el estudio empírico de estos fenómenos.
Falta de identidad: podría deberse a su dificultad para delimitar claramente sus límites
como disciplina autónoma, intentando dar respuestas a una gran cantidad de
problemáticas relacionadas con la educación, no diferenciando aquello que le compete
como disciplina psicológica, de lo propio de otras disciplinas afines, con las que podría
haber trabajado en conjunto, como son la sociología de la educación o la psicopedagogía.
Esta falta de identidad pudo hacerse aún más fuerte en este mismo periodo, pues son
tales las expectativas puestas en la ψε, que se le exige investigar científicamente todo lo
relacionado con el quehacer educativo, debiendo ofrecer respuestas a todos sus
problemas.
Sin embargo, la investigación educativa ha mejorado en los últimos años, y muchas de las
innovaciones educativas actuales son, en parte, resultados de la investigación como, por
ejemplo, la creación de nuevos roles educativos, sistemas de agrupamiento, actividades
extracadémicas, enseñanza en equipo, nueva organización del currículo, nuevas
condiciones del ambiente de clase, nuevas configuraciones arquitectónicas, nuevas
tecnologías, técnicas de intervención y de prevención psicopedagógicas, etc.
ECOLOGÍA DE LA CLASE
La ecología en el campo educativo representa más un punto de vista, una orientación,
que un contenido nuevo, destacando, por encima de todo, la influencia que el escenario
ejerce sobre la conducta del sujeto. Por tanto, ha aportado con una visión más sistémica
sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, ha desencadenado en el estudio de contenidos, en alguna manera novedosos,
dentro del ambiente escolar, como las variables estrictamente ecológicas, los programas
educativos y el clima social de la clase. La investigación realizada en torno a estas
variables ha servido para roturar un campo de estudios verdaderamente prometedor,
como es el examen de las condiciones ambientales específicas en que se realiza el proceso
de enseñanza-aprendizaje, pues es de esperar que la estructura del escenario, el nivel de
ruido, o la organización espacial de la clase tengan influencia sobre el comportamiento
del estudiante.
Coll, Cesar - Aportaciones de la psicología a la educación: teoría genética y de los aprendizajes escolares
Teoría genética:
teoría del desarrollo que describe la evolución de las competencias intelectuales mediante la génesis de nociones y conceptos
cuyo parentesco con los contenidos escolares parece evidente.
Idea básica: proponer al desarrollo como objetivo fundamental del aprendizaje escolar.
Desarrollo: construcción de estructuras intelectuales progresivamente más equilibradas
(más adaptadas al medio).
Esto tiene una base biológica, lo que le daría carácter universal e independiente al medio
y al sujeto.
Entonces la educación, al menos en los niveles iníciales, debe proponerse como meta
potenciar y favorecer el desarrollo de las estructuras. Una vez admitido este objetivo
general, los objetivos particulares dependen del nivel de enseñanza y del aspecto del
desarrollo (intelectual, social, moral) al que se atribuya mayor importancia.
Ej.: enseñanza preescolar, presidida por el objetivo de que los niños progresen hacia un
pensamiento operatorio concreto.
La idea de este tipo de aplicación es utilizar las pruebas operatorias (tareas o situaciones
experimentales que han servido para estudiar la génesis de la competencia operatoria)
con el fin de evaluar las posibilidades intelectuales de los alumnos ante la asimilación de
determinados contenidos, es decir, como instrumento de diagnóstico psicopedagógico.
Esto brinda información para constituir grupos homogéneos y adecuar los contenidos,
también para analizar el fracaso escolar y la dificultad de los alumnos.
Teoría genética y elaboración de psicopedagogía de los contenidos específicos del aprendizaje escolar.
La Teoría Genética ofrece una panorámica bastante amplia de lo que hay de más general
de los niveles de construcción de las categorías básicas del pensamiento, es decir de lo
que hay de más general, de universal en el conocimiento. Sin embargo, los contenidos
escolares tienen un alto grado de especificidad, y en consecuencia la manera como los
alumnos lo van construyendo progresivamente nos es desconocida casi por completo.
Será necesario conocer con el máximo detalle el camino que sigue el alumno para la
construcción de estos conocimientos específicos si aspiramos realmente a lograr una
adecuación entre contenidos escolares y niveles de construcción psicogenética. Los
contenidos escolares son considerados objetos de conocimiento con una identidad y una
característica propia.
La enseñanza debe favorecer las interacciones múltiples entre el alumno y los contenidos
que tienen que aprender. El alumno construye su propio conocimiento a través de la
acción y los procesos educativos deben respetar y favorecer la actividad del alumno, esta
actividad es autodirigida y autoestructurante. Su organización y planificación corre a
cargo del alumno.
La pedagogía negativa
La pedagogía negativa considera que aprender no es directamente equivalente al
aprendizaje escolar, es decir, que la escuela no necesariamente es un lugar posible para
aprender verdaderamente. Más bien se percibe a la escuela como un obstáculo para
aprender. En base a ello, plantea una ruptura consumada entre educación y sociedad,
naturaleza y cultura, la cual deberá ser considerada en el plano pedagógico y educativo.
Tal como dice el educador y psicoanalista francés Mannoni: "en nuestro sistema,
paradójicamente, el alumno está impedido a aprender. La escuela, después de la familia,
se ha convertido hoy en día en el lugar de fabricación de la neurosis".
I - LÓGICA DE ESTADO
¿En qué crisis estamos?
Una lógica entra en crisis cuando encuentra dificultades para reproducirse como hasta
entonces. La interrupción de la cadena reproductiva pone en jaque la lógica en cuestión.
La crisis actual consiste en la destitución del Estado Nación como práctica dominante,
como modalidad espontánea de organización de los pueblos, como entidad autónoma y
soberana con capacidad de organizar una población en un territorio. En este sentido, lo
que encuentra dificultades para reproducirse es la metainstitución Estado Nación.
Esta imposibilidad reproductiva no describe el mal funcionamiento de las instituciones
del Estado Nación, o por lo menos no se trata solamente de eso. Este agotamiento
describe una variación de otra estirpe: la descomposición del Estado para todas y cada
una de las situaciones. Ahora bien, sin Estado capaz de articular simbólicamente el
conjunto de las situaciones, las fuerzas del mercado también alteran su estatuto, y
devienen práctica dominante. Si el Estado Nación era ese terreno que proveía un sentido
para lo que allí sucediera, el mercado es esa dinámica que conecta y desconecta,
inevitablemente, lugares, mercancías, información, personas, capitales o tecnología, sin
que esa conexión/desconexión asegure a priori un sentido.Ahora bien, éste es el terreno
agotado, pero aún no indagamos el status de esta crisis. Ante todo es preciso aclarar que
la crisis actual no remite al pasaje de una totalidad a otra (de la totalidad Estado Nación a
la totalidad mercado). Sino que pasamos de una totalidad articulada a un devenir no
reglado. Hoy la crisis no es impasse ni coyuntura sino modo de funcionamiento efectivo.
En este sentido, la crisis como devenir caótico ha llegado para quedarse.
El término perplejidad circula con insistencia en los últimos años. Es un indicador de un
tipo específico de reacción ante la crisis. Perplejidad tal vez sea el término que designa,
sintomáticamente, la pérdida de vigencia de los parámetros capaces de leer la crisis
actual. Si se verifica una serie de dificultades para que una lógica se reproduzca como
hasta entonces, es posible pensar que también entra en crisis la serie de recursos y
operaciones de pensamiento disponibles para percibir la crisis. En este sentido, los
cambios aleatorios y desreglados que constituyen la experiencia actual llamada crisis,
convierten en obsoletos los parámetros disponibles para pensar. Así, también entran en
crisis los recursos para pensar la crisis.
La muerte del Estado
En Así habló Zarathustra, Zarathustra postula la muerte de Dios. Para nuestra estrategia,
no se trata de Dios sino del Estado, pero se trata de ser testigos del agotamiento de una
logica dominante. Por lo menos, hay dos tipos de cambio: los cambios que acontecen en
el interior de una lógica, y los cambios de lógica.
Para pensar las transformaciones en una lógica, disponemos de una variedad de
herramientas. Para pensar los cambios de lógica, estamos inevitablemente menos
entrenados, porque la mutación de una lógica no puede ser pensada con los recursos de
esa lógica. Pensar el pasaje del Estado al mercado sitúa esa dificultad, los cambios
actuales exigen, entonces, reinventar los recursos para pensar estas alteraciones.
En este sentido, el agotamiento del Estado Nación como modalidad dominante de
organización social sólo puede ser considerado como desarticulación de una lógica y
surgimiento de otra, distinta pero equivalente en su función totalizadora. Ahora bien, el
pasaje del Estado al mercado implica una mutación que no es sustitución de un
paradigma estatal por otro, sino alteración esencial en los modos de organización.
Antes de detenernos en la naturaleza de la muerte anunciada, tal vez sea conveniente
reseñar el estatuto del Estado en los tiempos nacionales.
En principio, vale decir que aquello que se ha desvanecido es el Estado como
metainstitución donadora de sentido. Ahora bien, qué significa que el Estado sea
metainstitución? Significa que es la condición de existencia institucional, el principio
general de consistencia y el articulador simbólico que dona sentido a las situaciones que
son parte de esa lógica. Si el Estado Nación es tales cosas, implica que el Estado es el
marco organizativo donde transcurre la vida. En este sentido, la dominación de los
Estados Nacionales es correlativa de un tipo específico de subjetividad. A saber: la
subjetividad ciudadana. Sin Estado Ilación como metainstitución, no hay subjetividad
ciudadana; sin ciudadanos como soporte subjetivo, no hay posibilidad de Estado Nación.
En este sentido, el agotamiento del Estado Nación como metainstitución también implica
el agotamiento de un tipo específico de subjetividad: la subjetividad ciudadana.
Destacada la naturaleza del Estado en tiempos nacionales, retomemos nuestro punto de
partida: den qué consiste la muerte del Estado Nación? Consiste en la destitución del
Estado como marco general de la vida en sociedad, en el desvanecimiento del Estado
como práctica dominante. Ahora bien, el Estado que resulta de esta destitución altera
radicalmente su estatuto. De esta manera, si el Estado deviene incapaz de producir un
sentido para orientar la experiencia vital (social e individual), pierde su condición de
articulador simbólico, es decir, de Estado Nación. Siendo esto así, estamos en presencia
de otro tipo de Estado: el Estado Técnico-administrativo.
La muerte del Estado Nación y la emergencia del Estado Técnico-administrativo son
contemporáneas de otra variación decisiva: si el Estado ya no es lo que era, el mercado
tampoco lo es. En otros términos, la destitución del Estado Nación acontece cuando el
mercado deja de ser una institución regulada, en mayor o menor medida, por los Estados
Nacionales. Sobre la operatoria actual del mercado volveremos en otro apartado, pero
resta realizar aquí, por los menos, dos observaciones: primero, si el Estado supo ser
práctica dominante en tiempos nacionales, el mercado deviene práctica dominante en
tiempos postnacionales; segundo, si el mercado deviene práctica dominante, la
naturaleza de la dinámica social se altera radicalmente. Dicho de otro modo, el pasaje del
Estado al mercado tiene consecuencias radicales en los modos de organización social. En
este sentido, el pasaje del Estado al mercado implica el pasaje de un tipo de organización
basada en una metaestructura de lugares a una dinámica que no necesita ni de una
posición metaregulatoria ni del anudamiento integral de los términos que forman parte
de ese universo. En síntesis, la operatoria mercantil no es la articulación simbólica entre
los términos institucionales de una metaestructura, sino la conexión aleatoria entre los
nodos de esa red llamada mercado.
El paisaje actual está marcado, entre otras, por tres condiciones: la destitución del Estado
Nación como metainstitución; la instalación de un Estado que se legitima como
administrador técnico de las nuevas tendencias; y la dinámica de mercado como práctica
dominante. Declarada la muerte del Estado, la tarea subjetiva parece consistir en
inventar modos de pensar y de habitar capaces de operar en condiciones sin Estado
metainstitucional.
Lógicas activas, lógicas agotadas
¿A qué llamamos agotamiento? Una lógica activa es aquella lógica que dispone de un tipo
especifico de enlace social, enlaces discursivos y practicos que instituyen un sentido que
significa y orienta a los agentes que son parte de ese universo.
Ahora bien, una lógica agotada se da por una variación en las condiciones de la lógica,
donde el sentido producido (lazo social e instituciones) deviene en incapaz de significar y
orientar a los agentes del sistema. De ser así, estamos en presencia de una lógica
agotada.
Por lo antes señalado, una lógica está activa cuando tiene capacidad de significar lo que
allí sucede. Por otra parte, una lógica está agotada cuando deviene incapaz de simbolizar
lo que en ese terreno acontece. En otros términos, el agotamiento no describe la
desaparición de los términos de la lógica en cuestión sino el desvanecimiento de su
consistencia integral.
Así definida, la noción de agotamiento deviene decisiva para pensar tanto el
desvanecimiento del Estado Nación, suelo metainstitucional, como sus consecuencias
sobre los términos que supieron componer esa lógica. Sin Estado Nación como práctica
dominante, las viejas instituciones ya no son las mismas: su existencia y su consistencia se
han visto alteradas. Y nada será lo mismo porque de aquí en más, el Estado Nación como
condición suprainstitucional ha desaparecido, por lo menos, para nuestra estrategia de
pensamiento.
III – Exclusión, Reclusión, Expulsión
De la Reclusión a la Expulsión
El agotamiento del Estado Nación como metainstitucion genera una variedad de efectos.
El motivo de esta nota es indagar acerca de la variación del estatuto de la Exclusión en
condiciones postnacionales, la modificación del objeto pero también del procedimiento
de exclusión en tiempos de mercado. En otros términos, si el estado nación producía un
tipo especifico de exclusión, en tiempos de mercado esas condiciones no son las mismas.
Los cambios en el lazo social y la subjetividad no solo trastocan el status de la inclusión
sino también de la exclusión social.
Es necesario precisar las formas concretas que adquiere la exclusión en la lógica estatal y
en la lógica mercantil. La reclusión es el modo de exclusión de los Estados Nacionales, la
expulsión es el modo de exclusión del mercado neoliberal. Son modos distintos de ser
excluido. Se trata de operaciones diversas sobre la exclusión.
Reclusión consiste en el encierro de los excluidos en instituciones de los Estados
Nacionales. En la lógica nacional, la inclusión social es responsabilidad estatal, pero
tambien reclusión. En este sentido una población encerrada es sistemáticamente tratada
por los dispositivos del Estado. Esto significa que el encierro en condiciones de Estado
Nación produce subjetividad (disciplinaria, institucional, estatal). Esto es, el tipo subjetivo
pertinente para transitar las instituciones estatales, para habitar esta lógica. ¿Quiénes
son encerrados? Los niños en la escuela, los locos en hospitales y los presos en cárceles,
con el propósito estatal de producción y diciplinamiento de las conciencias. Producida la
disciplina se ingresa en la vida ciudadana para la cual la conciencia es atributo esencial.
La exclusión en la lógica de mercado es diferente, no hay reclusión, sino expulsión de la
red de consumo. No se busca un tratamiento del recluso (volver a la ciudadanía) sino la
eliminación de los agentes. Esto implica una destitución de la humanidad.
La expulsión es una consecuencia no predeterminada por la dinámica del mercado, a
diferencia de la reclusión que era responsabilidad del estado. Por otro lado, no existe la
reinserción del expulsado, es definitiva.
¿Qué es lo que define la expulsión? La expulsión es amenaza. Puede transformarse en
destino para cualquiera. De esta manera, un rasgo especifico de nuestra
contemporaneidad es la instalación de la amenaza generalizada de exclusión de la lógica
de consumo.
Es posible pensar Pensar un lazo social partiendo del estatuto que tenga el castigo en esa
situación histórica.
En la lógica estatal la reclusión produce diciplinamiento del recluido para que reingrese a
la lógica. Esto es, capaz de producir en la subjetividad castigada una marca en la
responsabilidad. La punición tiene función reparadora. El la lógica de mercado, donde la
expulsión es definitiva, no se busca la reinserción del expulsado, sino la depuración de la
sociedad de sus elementos antisociales.
IV Operatoria de Mercado
Desgarro, Fragmentacion, Desligadura
Para esta estrategia no es posible pensar las transformaciones actuales en el lazo social y
la subjetividad sin apelar al agotamiento de la lógica nacional y la emergencia de la
dinámica de mercado. En este sentido, la alteración que nos permite pensar la
contemporaneidad es lo que venimos llamando pasaje del Estado al mercado. Sobre la
naturaleza de este pasaje, la operatoria de mercado y sus efectos en la subjetividad
(desgarro, fragmentación, desligadura), ya es momento de pronunciarnos. Empecemos,
entonces, por la modalidad que adquiere ese pasaje.
El pasaje del Estado al mercado no es reemplazo sino emergencia de una dinámica social
radicalmente diversa. En otros términos, el mercado no es metainstitución donadora de
sentido ni principio general de consistencia.
¿Qué significa que el mercado no proceda del mismo modo que los Estados Nacionales?
Por un lado, que la nueva dinámica social opera sin ligar objetivamente sus términos, sin
regular lo que allí sucede, sin anudar consistencias; por otro lado, que su operatoria no
busca la articulación simbólica de los agentes de la lógica en cuestión, sino la conexión
real entre distintos puntos de esa red llamada mercado. Pero esta conexión que pone en
contacto los nodos de la red no produce una regulación previa para esos roces.
En la naturaleza del pasaje del Estado Nación al Mercado, el desgarro, la fragmentación y
la desligadura, toman presencia, son los efectos subjetivos.
El desgarro es un efecto en la subjetividad cuya temporalidad es la velocidad, la
sustitución, la inmediatez, los tiempos de permanentes cambios, en donde estos
fenómenos dejan marcas de desligadura de anudamientos simbólicos, es decir, no hay
producción de significación al producirse el agotamiento del Estado Nación la cual era
productora de una lógica totalizadora, de esta manera, la desligadura de lo ligado y la
fragmentación de lo articulado es donde circulara la subjetividad contemporánea. Y la
fragmentación ocurre como consecuencia al no existir un procedimiento que unifique
bajo un mismo régimen de sentido, y con el agotamiento del Estado Nación como meta
institución y reguladora de las significaciones que criterio de unidad existe?
El autor dice: hay que hacer algo con lo que han hecho de uno, sin embargo los
padecimientos están dirigidos por la ausencia de reglamentación en estos tiempos de
mercado, siendo justamente aquí donde la tarea subjetiva necesita orientarse, poniendo
el foco en la transformación de los fragmentos, en los espacios desreglados por
excelencia, en situaciones habitables, pero para que esto suceda, es necesario convertir
los procedimientos heredados en estrategias para producir ligaduras en tiempos de
destitución y es aquí donde me parece importante mencionar aquello que queda como
moraleja de una entrevista que se le realiza a una persona en donde lo que se dice es que
(…) “Hoy nos toca navegar en las aguas del mercado. Algunos se podrán lamentar por
eso, pero lo decisivo no parece ser las aguas sino el modo en que decidimos navegarlas”.
Desgarros en tiempos de mercado
Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo: flexibilidad y
reinvención son operaciones ineludibles en tiempos de mercado, vale preguntarse por los
efectos que produce en la subjetividad contemporánea semejantes requerimientos.
No hay dudas, flexibilidad y reinvención prosperan como virtudes en tiempos de
velocidad. Todo transcurre en el corto plazo, y Sin Estado Nación que garantice la
consistencia, el mercado hace libremente su número. Y en este hacer sin restricciones,
conecta y desconecta los términos de esa red.
Por lo señalado, la existencia mercantil exige flexibilidad y reinvención, pero sobre todo
exige que estas operaciones estén pautadas por la dinámica del mercado. Pero ser
participante de este juego tiene consecuencias, y las consecuencias también se dejan
sentir en el campo identitario de la subjetividad. Esto es, en una condición con la que
tendrán que lidiar, inevitablemente, los ocupantes de la lógica en cuestión.
Ahora bien, ese desvanecimiento en las condiciones actuales significa dispersión,
desligadura y desarticulación de los ordenadores simbólicos de la subjetividad. (la
subjetividad mercantil busca adaptarse a la velocidad del mercado vía innovación y
flexibilidad, y en ese intento desgarra la subjetividad, destituye consistencias, desliga los
términos ligados)
Inventarse o desaparecer
En la renovada literatura de management de los años `90, insiste un imperativo que
podría ser formulado en estos términos: reinventarse o desaparecer; alterarse o morir.
Ese imperativo entiende la reinvención como estrategia de adaptación a un medio
ambiente cambiante. Así definida, la alteración se transforma en operación necesaria
para permanecer en la dinámica de mercado. Entonces, la subjetividad mercantil tendrá
que entrenarse en semejante quehacer.
La estadía en esta lógica exige, entonces, de la reinvención permanente de sus agentes
en virtud de las demandas cambiantes del mercado. Esto implica una temporalidad de la
reinvención que prospera al ritmo del mercado. Esto produce un efecto que podríamos
llamarlo: caducidad sin experiencia. ¿Qué significa esto? Significa que el abandono de un
recurso por parte de un agente mercantil, no resulta de una operación que hace la
experiencia y agota, en su productividad, ese recurso. Por el contrario, se trata de un
mecanismo de adaptación a unos estímulos variables, que impiden cualquier posibilidad
de indagación, de retencion. Sin posibilidad de retención, no hay posibilidad de
apropiación y agotamiento. Entonces, la variación exigida por el mercado marca la
caducidad inmediata de las cosas, las personas, las ideas. De esta manera, la innovación
queda reducida a un imperativo neoliberal. Esto es, a una sustitución sin experiencia, a
una caducidad sin apropiación.
En este sentido, el discurso del management ofrece una estrategia de tránsito: la
reinvención en conexión con las demandas del mercado. Dicho de otro modo, el sujeto
debe reinventarse cuando los estímulos del mercado así lo demanden.
Que la reinvención sea un modo de transitar las condiciones actuales no significa que sea
el único. Por el contrario, significa que es el modo ofrecido por la dinámica dominante. Si
la reinvención es la modalidad producida por los agentes del mercado, será posible un
estar no sometido a la temporalidad del mercado. Esto implica otro modo de subjetividad
que podemos llamar “habitar” a la práctica de determinación subjetiva.
Así definido, el habitar requiere de una serie de operaciones de pensamiento capaces de
suspender, las operaciones de la subjetividad dominante.
Para que el habitar acontezca, será necesario construir un dispositivo competente para
desacelerar la velocidad del mercado y albergar otra temporalidad. Dicho de otro modo,
será necesario producir un tiempo capaz de habilitar la retención (y no la sustitución) de
aquello que se presente.
Por lo dicho hasta aquí, estar y habitar describen operaciones de pensamiento
radicalmente distintas, aunque ambas condicionadas por las transformaciones actuales.
El estar, como estrategia de reinvención continua, permanece sometido a la operatoria
de mercado. Mientras que el habitar, como operación sobre ese funcionamiento,
determina un espacio y un tiempo en autonomía respecto del mercado.
Vimos la noción de habitar, pero aún no nos detuvimos en las operaciones de
pensamiento características del habitante. Esta es la Reinvención. Conviene distinguir la
entre reinvención como exigencia objetiva (lo que describe el management de los ’90) de
la reinvención como decisión subjetiva (que consiste en una estrategia de invención de
un espacio y tiempo diferente al del mercado y por otro lado no queda determinado por
el mercado). En este sentido, la reinvención no es imperativo neoliberal sino herramienta
disponible para un recorrido.
La violencia de los resultados
En una entrevista a un joven gerente, en el suplemento Económico de Clarín del 29 de
octubre de 2000, se lee. "Trabajamos en una compañía muy orientada a los resultados, y
hoy la violencia de los resultados es enorme". Los dichos del entrevistado describen una
alteración radical en los parámetros de racionalidad instituidos por los Estados
Nacionales. Esto es, en los modos de leer y calificar un recorrido personal, profesional o
político. Ahora bien, la confesión del joven gerente también revela una transformación
no menos radical: hoy los resultados operan como principio general de consistencia.
Marcan los movimientos de los agentes que danzan al ritmo de los requerimientos del
mercado.
Los parámetros de racionalidad instalados por el mercado son los resultados, la vigencia
de estos parámetros es posible en una dinámica donde no importa el recorrido.
Del empleo vitalicio al empleo temporarioPartamos de una evidencia compartida: el
trabajo ya, no es lo que era. El uso de nuevas tecnologías, los efectos del mercado global,
la sustitución de pirámides institucionales por organizaciones en red, la desaparición de
la programada carrera abierta al talento, la inestabilidad, el riesgo y la flexibilidad como
rutina describen algunos rasgos del nuevo modo de trabajo. Un buen indicador de esta
alteración es el desvanecimiento del empleo vitalicio como destino social por excelencia.
Que el empleo no sea centralmente vitalicio tiene consecuencias. Entre ellas: es
necesario buscar, una y otra vez, empleo: es necesario ofrecer, una y otra vez, nuestras
capacidades. Esto indica una doble variación: por un lado, la condición temporaria del
empleo no es un accidente sino la temporalidad específica del trabajo actual; por otro, la
búsqueda de trabajo transita unas condiciones distintas a las supuestas por la
subjetividad ciudadana.
El pasaje del empleo vitalicio al empleo temporario produce una diversidad de efectos.
El empleo vitalicio como destino social por excelencia es posible en unas condiciones
determinadas. Entre otras, una institución lineal y progresiva del tiempo. Un ciudadano
promedio de los Estados Nacionales, criado en esa linealidad progresiva, sabía de su
destino porque el futuro era, entonces, predecible. En el ámbito laboral, por ejemplo,
rara vez se registraban cambios radicales. Lo mismo sucedía en otros ámbitos de la vida
social. De esta manera, nuestro ciudadano sabía dónde y cuándo iba a jubilarse. Pero
también sabía que antes de esa jubilación, los logros resultaban acumulativos en una
carrera profesional.
Ahora bien, sin progresividad ni linealidad, el tiempo, social es otro. Así modificado,
también es otro el tiempo de trabajo. Una buena guía de esta modificación es la
condición temporaria del empleo, condición que parece ser un nuevo modo de
organización del trabajo. Este: modo de organización introduce, entre otras, una novedad
decisiva: la estacionalidad del empleo exige buscar reiteradamente trabajo.
Si es cierto que se ha desvanecido el empleo vitalicio, si es cierto que la condición
temporaria define el trabajo actual, suponer que la búsqueda de empleo sigue siendo lo
mismo destaca la impericia de una subjetividad que se resiste a habitar en unas
condiciones que han cambiado. Será conveniente inventar las operaciones capaces de
entrar en relación con esa novedad. En definitiva, forjar las condiciones de empleabilidad
pertinentes para una lógica de empleo temporaria.
Un ejemplo puede aclarar esto último. Según la definición vitalicia de empleo, el
curriculum vitae describe las instituciones por las que pasó un trabajador, y el juego de
calificaciones adquirido a lo largo de una vida de trabajo. El curriculum vitae, entonces,
presenta un recorrido uniforme y progresivo. Este curriculum anclado en la estabilidad
del Estado Nación resulta inoperante a la hora de lidiar con la velocidad actual del
mercado. Definido de este modo, el curriculum vitae se convierte en un obstáculo (y no
en una herramienta) en la búsqueda de empleo. ¿Cuál será, entonces, el formato
curricular capaz de habitar y operar en las nuevas condiciones?
Declarada la inoperancia del curriculum vitae en una lógica de empleo temporario, el
curriculum actual como herramienta productora de subjetividad empleable necesitará
transitar el cada vez. ¿Qué significa este cada vez? Puede que tenga que ver con una
operación de historización capaz de discriminar qué aspectos del recorrido profesional
generan posibilidades para la obtención del empleo en el cada vez. Así definido, el
currículum actual opera como un procedimiento de selección de los recursos y las
operaciones pertinentes para cada situación.
Scavino, C. Hacia un análisis de las relaciones entre psicología y educación desde la historia de la psicología
en APRENDIZAJES ESCOLARES – Desarrollos en Ψε
Otro
LA ΨΕ EN LA ARGENTINA:
Desde mediados del Siglo XIX y hacia principios del XX, se desarrollan en la Argentina,
acciones orientadas a la constitución de un Estado – Nación tanto en el plano de la
organización política como civil.
Por entonces, la educación primaria se constituirá en uno de los elementos principales
del proyecto de país. Cobra fuerza por parte de la Generación del ‘80 (fines Siglo XIX), la
necesidad de impartir una educación OBLIGATORIA, LAICA Y GRATUITA A LA SOCIEDAD
ARGENTINA (Ley 1420). En simultáneo crece el interés por la Ciencia, como saber capaz
de contribuir al desarrollo nacional. La ciencia, en la Argentina y en gran parte de América
Latina, aparece a principios del Siglo XX como un discurso crítico frente a la tradición
espiritualista imperante en la época. Se constituye en un discurso capaz de dar
respuestas a los problemas de la organización nacional. La educación gratuita, obligatoria
y laica se había transformado en uno de los objetivos políticos para la conformación del
Estado – Nación.
El problema por resolver era la DIVERSIDAD DE TRADICIONES CULTURALES que
constituían la sociedad argentina (inmigrantes, herencia española…fechas y signos
patrios) Los hijos de inmigrantes comienzan a ser vistos como los futuros ciudadanos que
había que «educar» y el Estado reconoce en la infancia un tema del que había que
ocuparse: Estado – Guarda / Estado – Cuidador (prevención de una «infancia
descarriada»)
Feinmann, E. ya adjudicaba a la falta de educación, a la negligencia de los padres y al
medio ambiente, las causas de la «infantilidad delincuente», proponiendo para su
erradicación, una fórmula moderna de prevención. El «saber hacer» sobre los niños,
vendría de la mano de los discursos científicos de la época, tanto del área de la medicina
como de la educación y la criminología. El discurso psicológico sería una de las
herramientas para construir una regla sobre los valores de normalidad y patología en el
desarrollo infantil.
El Estado otorga una primacía de una política asistencialista de la infancia: en esta época
se construyen colonias de vacaciones, escuelas especiales, escuelas de artes y de oficios,
clubes de niños y reformatorios. Desde el campo educativo esencialmente, se sostiene
una concepción higienista de moralización de la sociedad argentina. En las escuelas
argentinas, el discurso pedagógico tradicional era positivista y normalizador,
caracterizado por una fuerte figura del docente sobre la organización y el desarrollo de la
actividad escolar.
Sin embargo, hacia principios del Siglo XX se instaló en el ámbito educativo, la discusión
sobre la función y rol de la escuela oposición entre discursos pedagógicos
tradicionales o espiritualistas y los discursos de la «escuela nueva» que ingresan por
aquel entonces en el país, provenientes de Europa y Estados Unidos.
No sólo era una discusión académica, sino que también allí se expresaban las intenciones
acerca del «modo de organización social» que se establecería en la sociedad argentina.
La «escuela nueva» ingresó por medio de figuras como C. Vergara, J. M. Torres, S.
Eccleston entre muchos otros.
Esta escuela debía enfrentarse a los discursos de la pedagogía positivista y la política
asistencialista (cuya finalidad = reproducción de clases sociales).
A partir de la «escuela nueva» se constituye el campo PSI; buscando una mirada más
democrática sobre los alumnos; planteaba la necesidad de trabajar con los docentes para
mejorar los vínculos pedagógicos. No obstante, para las clases medias, sólo la infancia
«normal» tenía cabida en este nuevo discurso de la «educación nueva».
La pedagogía positivista vigente al momento y avalada por el gobierno, encontró en los
saberes de la psicología experimental una herramienta de enorme utilidad. Auge de los
instrumentos de medición, de los psicólogos experimentales….El estado debía
«administrar» las diferencias entre los niños. Las reestructuraciones educativas fueron
posibles, siendo la medida, gran facilitadora para ordenar a la población infantil según
parámetros de normalidad – anormalidad, su rendimiento escolar y sus aptitudes.
Desde el plano disciplinario: el discurso normativo estaba centrado en la figura del
docente. Auge de investigaciones sobre hipnosis y sugestión, al ser consideradas como
técnicas muy valiosas para el control de las masas (control del alumnado)
A la par, predominaba en la época, un sentido de desigualdad social, que orientaban las
propuestas de reforma curricular como tendencia a preservar la diferenciación social
la pedagogía sólo perfeccionaría lo ya dado…buscando máxima excelencia a los que se
mostraban «aptos» y para quienes no, sólo estarían destinados a los trabajos manuales,
los oficios, etc. Se trataba de una tendencia renovadora muy impulsada por la oligarquía,
con resistencias en el plano social de parte de la clase media.
También se opusieron al discurso de la «educación nueva», las corrientes socialistas y
anarquistas, por considerar que atentaba contra la autoridad docente, el promover una
educación donde las familias tenían un mayor protagonismo (peligro del ascenso de
clases, del que era garante el Estado).
Hacia los años ‘30 la escuela nueva, se espiritualiza: comienza a emerger una lectura
pedagógica y católica sobre la educación: la familia pasó en consecuencia, a la instancia
de educadora principal. Con ella debían colaborar la sociedad civil y el Estado.
También surgieron opositores, entre ellos, Aníbal Ponce quien criticó cómo venía
dándose el proceso educativo y qué uso se le estaba dando a los recursos de la psicología
experimental. El autor respondía a una concepción de psicología evolutiva, siguiendo a
Piaget como la figura más relevante de la época y dando profundo acento a la función de
la inteligencia. No obstante, ninguna de estas miradas logró imponerse, manteniéndose
una educación nacionalista y católica que se extendería hasta fines de la década del ‘50.
El eje central en Argentina durante estos años: «el hombre de la nueva generación» en
una articulación entre pedagogía y catolicismo.
Como era propio en la época, las escuelas estaban orientadas a organizar a la población
infantil entre normales, delincuentes, discapacitados, etc. Basados en procesos de
clasificación estadísticos. Surgió la duda con aquellos cuyos modos de actuar o aprender
no resultaban tan claros. (normales - no tan normales)
Allí comienza a ganar espacio otro discurso: el proveniente del campo médico –
psiquiátrico. Así, la articulación entre medicina y psicología en las escuelas, dio origen a
un nuevo fenómeno escolar: «el problema de conducta». A estas alturas ya se
consideraba que los problemas que debía enfrentar la escuela, no se relacionaban con
una educación disciplinaria, vinculada al control y la promoción de una identidad nacional
del alumnado, SINO con las POSIBILIDADES DE ADAPTACIÓN que los niños eran capaces
de realizar en un espacio «natural» como lo era la escuela.
El comportamiento del alumno comienza a ser un tema diferenciado de toda una
variedad de problemas dentro de las escuelas. La conducta comenzaría a manifestarse
como un objeto relevante a tener en cuenta y remitiría a esta posibilidad de adaptarse al
medio, según los recursos disponibles. Las dificultades que se planteen en este sentido
por parte del niño, serán analizadas a la luz del discurso médico.
Telma Reca sintetizó gran parte del pensamiento médico de la época sobre las relaciones
de la medicina – psiquiatría y la educación. Propuso el concepto de «inadaptación
escolar» en su sentido más amplio (con un criterio psicobiológico y social) Sostuvo: «…la
inadaptación puede manifestarse por un problema de conducta, una dificultad escolar o
aparentes desviaciones de la salud psíquica, y se introduce junto con esta categoría, la
concepción del niño – problema…» Tobar García y Reca, consideraban a la escuela como
un espacio de detección de patologías, de evaluación de las posibilidades de adaptación
de los niños. La escuela sería pensada entonces, como un espacio que vela por el
desarrollo integral de la personalidad del niño y lo orienta para su desarrollo futuro.
Función escolar que sólo sería posible con la articulación de los saberes de la psicología y
la psiquiatría.
Períodos entre los años ‘30 y ‘40 entonces, organizaba a la escuela como espacios de
«clasificación de los problemas escolares» (no sólo retrasos o debilidades mentales, sino
verdaderos problemas de conducta)
Hacia 1946 – Estanislao Maldones era Ministro de Educación de la Provincia de Buenos
Aires, época en que surgió el Proyecto para crear un Departamento dentro de la DGE
para el tratamiento de los niños con Síndrome de Down y los niños que estaban en las
cárceles.
En 1949, se creó el Departamento de Ψε y Orientación Vocacional. Se puede sostener
que recién a partir de entonces, aparece en Argentina, la experiencia de la Ψε.
En conclusión, se pueden reconocer 2 ejes:
Uno relacionado con la vinculación de la psicología y la pedagogía, cuyos trabajos
estuvieron orientados en las primeras décadas del Siglo XX, a distribuir la población
infantil entre «lo normal y lo patológico».
Otro eje, en el que los saberes psicológicos se vinculan al saber médico y en ese caso, la
escuela es vista como un espacio de detección de patologías infantiles. Aparecen los
«niños – problema» y los problemas de conducta como indicadores de las dificultades de
aquellos, para adaptarse a la escuela; bajo el supuesto de que están en un espacio
natural y de adaptación normal.
UNIDAD 2
Nardoni - Proyecto institucional (pei): un instrumento para alcanzar acuerdos
- Explica y sintetiza propuestas de acción para alcanzar los objetivos que se persiguen.
Concepto
El PEI es una herramienta para reducir los márgenes de incertidumbre que caracterizan la
vida de las escuelas, constantemente interpeladas por múltiples demandas y
requerimientos, en la que participan y viven sujetos diferentes, con roles y funciones
diversas. Frente a esta complejidad el PEI surge como necesidad pero también como
respuesta a esa necesidad.
Es la producción singular, propia y específica de cada institución, elaborada por todos sus
miembros, que permite establecer prioridades. Al definir los objetivos institucionales
concentra las acciones alrededor de un eje que reúne los esfuerzos individuales y
armoniza la tarea docente con el resto del colectivo institucional
Características
* Sintetiza una propuesta de acción en una institución escolar, explicitando sus principios
y convicciones; es decir sus señas de identidad, los objetivos que pretende y la estructura
organizativa que se dará a sí misma, para tratar de conseguirlos.
* Explicita los cursos de acción a seguir para alcanzar los objetivos que se persiguen.
* Resume las convicciones ideológicas de la institución.
* Se elabora y se aplica de manera participativa y democrática.
* Nace del consenso y de la confluencia de intereses diversos.
* Asume un carácter prospectivo.
* Es singular y propio de cada escuela.
* Establece el patrón de referencia para la evaluación de la acción educativa que se
desarrolla en la escuela.
* Es el marco de referencia para el diseño y el desarrollo del currículum y de los sucesivos
proyectos específicos que se propongan .
* Su elaboración y desarrollo debe estar centrado en las necesidades de los alumnos.
seleccionando algunos conceptos del cuerpo teórico del Análisis Institucional para
abrirnos camino en el tratamiento de la educación y sus instituciones. Algunos son
construcciones o adecuaciones aplicables solamente al análisis de la educación.
Conceptos y teorías que dan cuenta de fenómenos institucionales específicos del campo
educativo o escolar. La escuela es algo más que una institución. Es una Institución de
Instituciones. Dentro de ella, en cada establecimiento, existen muchísimas instituciones
pedagógicas y sociales que la atraviesan formando su tejido institucional. Las
Instituciones Educativas: Instituciones de Existencia Todo conjunto educativo
(organización- establecimiento) son instituciones de existencia en el sentido que lo
sintetizamos antes. En primer lugar, porque ellas tienen un papel primordial en la
formación social global; papel uno y múltiple; desde la regulación, la reproducción y
transmisión hacia el cambio y la transformación. En segundo lugar, porque ellas tienen
una función esencial para los seres humanos- “función psíquica”, en tanto posibilitan el
desarrollo de la identidad de cada sujeto singular; función de socialización, en tanto
posibilitan la humanización en términos de “hacerse” un humano reconocible como
miembro de una sociedad, y una cultura; función social en tanto posibilitan la
constitución de cada sujeto como sujeto social, en el trabajo y las relaciones sociales;
funciones aún más básicas como posibilitar, o no, el desarrollo biológica y la
sobrevivencia al que, en la complejidad de las sociedades actuales, no se efectiviza sino
en las tramas de instituciones (familiares, educativas, terapéuticas). Si quisieramos hablar
de las instituciones educativas en términos de “producción”, tendríamos que decir que su
objetivo es “producir” sujetos educados, formados, capacitados, críticos, creativos… Lo
cual instala en el corazón de la institución la “cuestión del sujeto” y, aunque sus
resultados sean lo contrario, desplaza a los sujetos para privilegiar otros fines, la
“cuestión del sujeto” reaparece; se hace sentir de mil maneras: en el fracaso, la violencia,
la negatividad… Permanecer enmascarada, resistiendo. La importancia que la “cuestión
del sujeto” tienen en las instituciones de existencia explica, como lo desarrollamos antes,
que no podamos hablar solo de historia y debamos reconocer la historización originada
en las relaciones humanas, en la trama simbólica e imaginaria donde ella alimenta sus
significados. Es por esta razón que los escenarios educativos se inunden de subjetividad y
personalismo; que de tanto trabajo la aventura del análisis en términos de simbolización
que implique la confrontación crítica con la realidad. Pero lo más fuerte, y radical, que
estas instituciones plantean son los problemas de la “alteridad”… “esto es, de la
aceptación del otro en tanto sujeto pensante y autonomo por cada uno de los actores
sociales que mantienen con él relaciones afectivas y vínculos intelectuales…” (Enriquez,
ob.cit. p:85). No se trata tan sólo de la aceptación. La alteridad también plantea el
conflicto y la rivalidad entre los miembros, angustias y peligros específicos, sacrificios y
renunciamientos de los propios deseos y las pulsiones. Para resolverlos, o al menos,
intentarlo, las instituciones crean valores, emblemas valiosos, normas y reglas que sirven
como “ley organizadora” del espacio, el tiempo, la tarea y de la vida social y mental de los
miembros que la forman. Para que este “orden simbólico” opere en el sentido de unificar
y garantizar su poder regulatorio, también deberá favorecer las manifestaciones del
deseo y pulsiones, fantasmas y proyecciones imaginarias a condición de que se
metaforicen y metabolicen en deseos socialmente e institucionalmente, aceptables y
valorados. La normativa institucional prescribe y proscribe, premia y castiga. Regula pero
no resuelve los conflictos, ellos son consustanciales a la vida institucional. Con frecuencia
fracasa y reaviva los combates y los deseos de trasgresión. En las instituciones educativas
la cuestión del sujeto, en particular los problemas de la alteridad, están siempre al rojo
vivo. Por su parte, se trata de una alteridad asimétrica. A veces es asimetría total, adulto-
niño; saber- no saber; poder de evaluar, acreditarcarencia de poder. A veces se trata de
asimetría parcial, sólo en el eje de saber y el poder (entre dos adultos). Pero,
básicamente, las relaciones primordiales (pedagógicas) en las instituciones educativas
son asimétricas. Por ello el papel de la ley no es solo regulatoria sino formativa. En
síntesis, produce una cultura institucional… “nociones sistematizadas, sin que se sepa
como, admitidas por todos; nociones que dirigen las actividades cotidianas de las que
sirven individuos y grupos para orientarse en un mundo que de otro modo permanecería
opaco” (Geertz; 1983). En un sentido más puntual la cultura institucional se presenta
como un sistema de valores y normas legitimadas por algo sagrado (mítico, religioso,
científico, técnico) que atribuye un sentido preestablecido a las prácticas, cierta manera
de pensar y sentir que oriente la conducta de los sujetos hacia los fines y metas
institucionales. Cultura que tiende a homogeneizar, borrar la individuación en términos
de pensar y actuar po sí mismo, para pensar y conducirse según un modelo común.
Corea, C. y Lewkowicz,
¿Se acabó la infancia? – ensayo sobre la destitución de la niñez.
Otro
Pasamos mucho tiempo real en instituciones educativas, pero sabemos poco respecto de
ellas. Como ha dicho Kaés no contamos con una teoría psicoanalítica de la institución y
debemos plantearnos por qué esto es así, siendo que Freud ha generado aportes para
pensar las mismas.
En las instituciones educativas numerosas cuestiones continúan impensadas. “No saber”
de ellas nos interroga ya que son instituciones consagradas al saber. Producir un saber
respecto de las instituciones educativas implica rehacer su lectura. Se tomarán algunos
aspectos estructurales y estructurantes en la vida institucional.
Coincidimos con autores que sostienen que una institución se caracteriza por constituir
una de las parcelas en las que la sociedad divide su terreno, asignándole una función
relevante para su existencia. La geografía presenta espacios materiales y simbólicos.
Las instituciones no son edificios sino procesos por los cuales una sociedad se organiza a
través de un proceso continuo de construcción y deconstrucción.
En toda institución se articulan dos tendencias complementarias:
- lo instituido: es decir lo normado, lo establecido. Es un producto social, resultado de
una necesidad. Es la tendencia “conservadora” de la institución.
- lo instituyente: aquello que puja por cambiar, innovar sobre lo ya dado. Marca la
tendencia innovadora de la institución
Otros autores prestan particular atención a la relación de los sujetos con la institución,
que no es otra que la relación de los sujetos con la ley; pasaje de la horda a seres
humanos a través de la institución de una ley.
Para otros sin técnica de “hacer-creer” no hay institución, no hay orden ni subversión.
Etimológicamente “institutio” remite a cuestiones normativas, a la función de la ley, de lo
que regula y organiza, pero también en otra vertiente desliza a cuerpo de doctrina y
sistema de pensamiento.
Instituir e Instruir se entrelazan articulando un saber que al ser transmitido instituye.
En cada organización la textura de la norma se resignifica en lo intrapsíquico lo que
posibilita que el carácter instersticial del tejido asegure el desarrollo de múltiples
posiciones acordes al grado de libertad de cada actor social. Es esa libertad la que nos
posicionará en la combinatoria posible de las cuatro formas de la norma:
- prescripciones
- prohibiciones
- zonas grises
- silencios u omisiones
En las dos primeras el orden jurídico en una institución representa simultáneamente el
instrumento y el efecto del sujetamiento de aquellos que pertenecen a la misma.
En las dos últimas se pueden constituir zonas de incertidumbre donde los
comportamientos no están reglados. Comportan un serio riesgo relacionado a los
espacios que deja vacante el orden normativo.
La relación de los actores con la norma
Debemos considerar la norma objetiva, es decir “a la letra”, su formulación explícita, pero
sin desconsiderar sus aspectos implícitos. Del entrecruzamiento de ambos resulta cómo
la norma se vuelve norma subjetivada, leída por la institución.
Para cada actor la norma ofrece seguridades pero a la vez limita y reprime. Así todo
sujeto oscila entre la tracción y la repulsión a las normas.
El conocimiento de la norma produce cuatro efectos posibles:
- adhesión
- transgresión
- resistencia
- transformación
El desconocimiento de la norma también implica un grado de interiorización de la misma
para todo el que adopta un mínimo de conducta fijada por la disciplina institucional.
En desconocimiento produce como efecto la sujeción, sumisión pasiva a la norma.
Otra figura posible es la negación de la norma
Por último encontramos la posición de quien busca la transformación de las leyes
jurídicas para hacerlas más justas.
Todos los elementos que preceden se hacen necesarios a la hora de una lectura de lo
institucional.
Lacasa,P.
La escuela y familia como contextos educativos
Las autoras consideran a la familia y la escuela como escenarios donde los niños
participan de rutinas propias de su cultura y aprenden progresivamente a desenvolverse
en su comunidad; no sólo como aprendices, sino como miembros de pleno derecho.
Fenómeno muy actual: niños frente a las pantallas y el inter-juego que produce en cuanto
a: procesos de lecto-escritura y lenguaje audiovisual (propio de la TV), las autoras
refieren que no sólo estar frente a la pantalla es una actividad muy frecuente en las
familias occidentales / actuales y que por ello, habrá que reflexionar acerca de en qué
medida esto podrá asociarse y contribuir al proceso de incorporación del lenguaje…
Hablar, leer y escribir sobre programas de televisión puede convertirse en un importante
instrumento educativo.
La cultura conforma toda la actividad humana; por ello, no sólo hay que detenerse en el
sujeto que conoce, sino además en aquellas prácticas en las que su conocimiento
adquiere significado.
Un concepto muy interesante es el de COMUNIDAD DE PRÁCTICA: sus miembros pueden
tener diferentes intereses, hacer diferentes aportes a la actividad y mantener puntos de
vista distintos…establece relaciones con otras comunidades (sistemas, dentro de otros
sistemas)
En este sentido: la escuela y la familia son comunidades de práctica en las que niños y
adultos realizan actividades diferentes (cada una con sus prácticas muy específicas)
Así también los medios, como la TV. Se pueden utilizar múltiples referencias que aporten
potencialidades como un instrumento de aprendizaje, tanto dentro, como fuera de la
escuela.
Si bien, ver TV puede ser objeto de valoraciones negativas por parte de algunos (muchas
horas frente a la pantalla…), suele estar asociado a contenidos violentos o al mundo de la
sexualidad; también pueden haber contenidos que resulten contributivos como
formadores de opinión, o que guíen hacia el pensamiento crítico y narrativo…
También se destaca la relación entre contenidos televisivos y su asociación con el mundo
de valores y normas (relación entre TV y pensamiento narrativo), resulta un aspecto de
enorme importancia.
“Una buena historia compromete y amplía la imaginación moral, ilumina las posibilidades
del pensamiento humano, los sentimientos y la acción de forma que puede establecer un
puente entre diferentes tiempos, lugares, culturas y creencias” (Witherell et. 1995)
La narrativa permite entrar de forma empática en la vida de otro. Sirve como medio de
inclusión.
Otro
En estas páginas exploramos las relaciones entre dos entornos educativos: escuela y
familia, a partir de algunas aportaciones de la psicología sociocultural. Aceptando esa
perspectiva “consideramos a la escuela y a la familia como escenario donde los niños
participan de rutinas propias de su cultura y aprenden progresivamente a desenvolverse
en su comunidad no sólo como aprendices sino como miembros de pleno derecho”
En lo siguiente reflexionaremos sobre las relaciones entre el hogar y las aulas y
mostraremos como si bien algunas personas adultas parecen asociar la lecto escritura al
contexto escolar y la valoran al permitir a los niños acceder a un determinado tipo de
información, no se muestran demasiado a menudo, sin darse cuenta de que hablar, leer y
escribir sobre programas de televisión puede convertirse en un importante instrumento
educativo. En suma estas páginas pretender aportar algunas reflexiones que contribuyen
a facilitar las relaciones entre la familia y la escuela cuando se trata de favorecer procesos
de alfa1betización.
La escuela y la familia son comunidades de práctica en la que los niños y adultos realizan
actividades diferentes. Cada una posee sus prácticas específicas, aunque es evidente que
entre ellas existe, o podría existir, una profunda interacción. También es un hecho que un
conjunto de ideas y creencias dan sentido a sus prácticas y que en ellas las relaciones
interpersonales, uno de los pilares fundamentales del aprendizaje infantil, adquieren
rasgos propios.
Las prácticas educativas y la cultura en el contexto de la familia y la escuela.
La cultura conforma la actividad humana y, en este sentido, es difícil entender la
construcción del conocimiento poniendo el acento en el sujeto que conoce y
prescindiendo de las prácticas en las que ese conocimiento adquiere significado.
Diferentes autores (Cole y Engestrom 1993, Goodnow, Miller y Kessel 1995) han
considerado conjuntamente dos dimensiones de la actividad humana que se entretejen,
el CONOCIMIENTO Y LA ACCION. Especialmente interesante resulta en ese contexto el
concepto de “comunidad practica”. Se advierte que no se trata de una entidad que haya
de asociarse a una cultura compartida. Se asume que sus miembros pueden tener
diferentes intereses, hacer diferentes contribuciones a la actividad y mantener puntos de
vistas distintos. Además, una comunidad práctica no implica necesariamente co-
presencia, ni un conjunto perfectamente identificable de individuos con límites sociales
bien definidos.
Lo esencial es que un grupo de personas participan en un sistema de actividad en
relación con lo cual comparten determinados significados que se relacionan con lo que
están haciendo en contextos socio-culturales e históricos específicos, estableciendo
además, relaciones con otras comunidades. En suma, una comunidad practica, es una
condición intrínseca para que exista el conocimiento y por ello porque aporta un soporte
interpretativo necesario para darle sentido.
Desde esta perspectiva, la escuela y la familia son “comunidades de práctica” en la que
niños y adultos realizan actividades diferentes. Cada una posee sus prácticas específicas.
También es un hecho que un conjunto de ideas y creencias dan sentido a sus prácticas y
que en ellas las relaciones interpersonales (uno de los pilares fundamentales del
aprendizaje infantil) adquieren rasgos propios.
Considerando además que tanto la escuela como la familia mantienen interacciones con
otras comunidades (ej. es difícil entender las prácticas presentes en las familias sin
considerar el entorno de trabajo de los padres, tampoco puede entenderse la escuela
como una entidad independiente del entorno donde se ubica, aunque a veces sus
relaciones con el mundo externo no sean tan amplias ni profundas como sería deseable).
Reflexionemos sobre los presupuestos que parecen ser comunes a todos ellos. Buscamos
que nuestras acciones favorezcan las relaciones entre la familia y la escuela cuando
trabajamos programas de alfabetización en relación con la lengua escrita o con los
códigos audiovisuales.
Los sintetizamos en cuatro aspectos:
a) La actividad de las personas tiene sentido para quienes, como agentes, la llevan a
cabo desde las comunidades sociales e históricas en que participan, podemos
considerar a la escuela y a la familia como comunidades entre las que pueden
establecerse lazos que hagan convergente el desarrollo infantil.
b) Las actividades que se llevan a cabo son inseparables de las metas, implícitas o
explicitas, que orientan y dirigen las acciones de las persona en su medio
material, social e histórico. ¿Cuáles son las metas desde las que las personas
adultas configuran las situaciones de enseñanza y aprendizaje en las que
participan los niños?. Nos gustaría que, cuando se trata de diseñar estrategias
para favorecer procesos de alfabetización, el discurso se considere un sistema de
comunicación, de forma que se trasciendan los aspectos materiales del código.
Por ejemplo, no parece suficiente, para enseñar a escribir, fijarse únicamente en
los aspectos gráficos y motores, olvidando el contenido y el significado de los
mensajes orales o escritos.
c) Las acciones están mediadas por instrumentos revestidos de significado por
quienes los utilizan. Punto especialmente significativo, ya que consideramos que
un proceso de alfabetización supone la enseñanza y el aprendizaje de
instrumentos simbólicos, más concretamente el lenguaje escrito y audiovisual.
d) Los sistemas de significado, presentes en la cultura desde la que se organiza la
actividad humana, son inseparables de procesos psíquicos superiores en los que
la actividad individual y colectiva se entretejen, lo cual en nuestro trabajo
significa la pretensión de enseñar a los niños a utilizar determinados discursos de
forma reflexiva, es decir, serán personas criticas ante sus propios textos.
Desarrollar y adquirir conocimientos en la escuela: ¿Por qué las familias valoran la
lectura?
La psicología popular a admitido que los humanos “podemos pensar” a lo cual se lo
asocia con la capacidad de interpretar el mundo físico y social, con la posibilidad de
justificar la propia conducta e incluso con la de transformarlo en función de metas
específicamente aceptadas. Raro es, que cuando se trata de la tarea de educar a sus
criaturas comiencen a surgir todo un mundo de creencias desde las que, de una forma u
otra, las personas adultas justifican sus prácticas educativas.
En las sociedades occidentales, donde los niños pasan gran parte de su tiempo en las
escuelas, las familias tendrán sus propias ideas acerca de lo que se aprende en ellas.
Pensamos que conocer estas ideas puede ayudar a los docentes a utilizar técnicas que se
adapten a lo que los pequeños viven en sus propias familias.
Existe una amplia y conocida tradición de investigación relacionada con el tema de las
creencias, ideas y teorías implícitas parentales acerca del desarrollo y la educación
infantil. Es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos, que contribuirán a facilitar
el análisis de las creencias, ideas y teorías implícitas que orientan las actividades cuando
las personas adultas trabajan en el hogar con los más pequeños en las tareas escolares.
1. Grado de diferenciación en las ideas, es el modo en que las personas adultas son
capaces de adoptar una perspectiva multidimensional o fijarse en un solo factos
del fenómeno en cuestión.
2. Amplitud de significados compartidos entre el padre y a madre o cualesquiera
otras personas que tengan relación directa con los niños.
3. Grado de conocimiento de la idea, distinguiendo ideas “operacionales” o
“representacionales”. Las primeras tiene una relación más directa con la
actividad y las segundas con la interpretación de lo que ocurre.
4. Grado de intensidad o apego a la idea, tiene relación con la identidad personal y
cultural de los padres. Las creencias parentales sobre los deberes suelen estar
unidas a sus propias vivencias basadas en actividades semejantes.
5. La estructura de las ideas, de forma que existieran ciertas conexiones entre
ellas, algo que da lugar a diferentes modelos mentales o tipologías de las ideas
parentales
6. Por lo que se refiere al grado de precisión en los juicios, hasta qué punto son
correctas las evaluaciones parentales acerca de lo que los niños comprenden o
son realmente capaces de hacer.
Otro
Las autoras consideran a la familia y la escuela como escenarios donde los niños
participan de rutinas propias de su cultura y aprenden progresivamente a desenvolverse
en su comunidad; no sólo como aprendices, sino como miembros de pleno derecho.
Fenómeno muy actual: niños frente a las pantallas y el inter-juego que produce en
cuanto a: procesos de lecto-escritura y lenguaje audiovisual (propio de la TV), las autoras
refieren que no sólo estar frente a la pantalla es una actividad muy frecuente en las
familias occidentales / actuales y que por ello, habrá que reflexionar acerca de en qué
medida esto podrá asociarse y contribuir al proceso de incorporación del lenguaje…
Hablar, leer y escribir sobre programas de televisión puede convertirse en un importante
instrumento educativo.
La cultura conforma toda la actividad humana; por ello, no sólo hay que detenerse en el
sujeto que conoce, sino además en aquellas prácticas en las que su conocimiento
adquiere significado.
Un concepto muy interesante es el de COMUNIDAD DE PRÁCTICA: sus miembros pueden
tener diferentes intereses, hacer diferentes aportes a la actividad y mantener puntos de
vista distintos…establece relaciones con otras comunidades (sistemas, dentro de otros
sistemas)
En este sentido: la escuela y la familia son comunidades de práctica en las que niños y
adultos realizan actividades diferentes (cada una con sus prácticas muy específicas)
Así también los medios, como la TV. Se pueden utilizar múltiples referencias que aporten
potencialidades como un instrumento de aprendizaje, tanto dentro, como fuera de la
escuela.
Si bien, ver TV puede ser objeto de valoraciones negativas por parte de algunos (muchas
horas frente a la pantalla…), suele estar asociado a contenidos violentos o al mundo de la
sexualidad; también pueden haber contenidos que resulten contributivos como
formadores de opinión, o que guíen hacia el pensamiento crítico y narrativo…
También se destaca la relación entre contenidos televisivos y su asociación con el mundo
de valores y normas (relación entre TV y pensamiento narrativo), resulta un aspecto de
enorme importancia.
“Una buena historia compromete y amplía la imaginación moral, ilumina las posibilidades
del pensamiento humano, los sentimientos y la acción de forma que puede establecer un
puente entre diferentes tiempos, lugares, culturas y creencias” (Witherell et. 1995)
La narrativa permite entrar de forma empática en la vida de otro. Sirve como medio de
inclusión.
Verdé, D. Demanda institucional e inserción de los psicólogos
El autor refiere al espacio PSI en la Institución Educativa: por el que han pasado y
permanecen múltiples discursos y prácticas, regímenes e ilusiones que se entrecruzan en
una compleja experiencia. Desde el sanitarismo e higienismo escolar al management de
calidad total: atravesaron y aún lo hacen, múltiples saberes con diferentes incidencias.
Concepciones criminológicas, medicalización de los cuerpos, moral de cada época,
regímenes disciplinarios y penales…todos planteados como ideales transformadores, en
especial, a través de la Psicología como “agente de cambio”.
Este entrecruzamiento de diferentes corrientes, discursos y prácticas, se vuelve aún más
complejo en este espacio, por diversos roles e incumbencias profesionales: profesores de
filosofía, médicos, abogados, trabajadores sociales (primer gobierno de Perón).
Psicólogos y psicopedagogos (a partir de la década del ’60)
Muchas y diversas profesiones, mezclándose hasta la actualidad, aportando riqueza y
confusión: producto del talento, la desidia profesional y también por la falta de
planificación del sistema educativo.
Lo más que se puede esperar es que: lo que todo profesional actúe en este espacio, no
puede dejar de tener en cuenta: su función, su lugar y su posición más allá de las
características de la institución en la que se encuentre (y del título habilitante que tenga)
Demanda / Posición / Lugar y Función, son los cuatro conceptos – fuerza, los cuatro
conceptos – instrumento que posee el profesional para su actividad en la institución
escolar y el servicio de psicología es el modo organizativo y la estructura de su
intervención.
El análisis de la demanda, es la clave principal de la inserción del psicólogo en la
institución educativa (demandas históricas…aportes de nuevos saberes “psi”).
Como efecto de lo que circula por los huecos que deja el sistema educativo: aparecen 2
fenómenos de alta incidencia hasta el presente:
- La psicologización de la pedagogía (en teorías, métodos y técnicas)
- La demanda de psicólogos para cubrir estos huecos (falta) que resuelva “esa otra
cosa”.
Algo bueno ha dejado: el considerar al alumno como sujeto del aprendizaje y un
mejoramiento en el proceso educativo.
Pero las respuestas siguieron siendo inorgánicas, asistemáticas, por lo general, a
destiempo.
Otro
espacio <psi>. Por este espacio han pasado y permanecen una multiplicidad de discursos,
prácticas, regímenes e ilusiones, que se entrecruzan en una compleja experiencia, casi
siempre contradictoria.
Concepciones criminológicas, medicalización de los cuerpos, moral de cada época,
regímenes disciplinarios y penales. Ideales trasformadores, en especial a través de la
psicología como “agente de cambio”. Las diferentes corrientes del discurso psicológico
fueron construyendo una trama compleja y difícil de desentrañar. Este entrecruzamiento
se hace aún más complicado por la presencia en este espacio de diferentes roles e
incumbencias profesionales. Todos se entremezclan hasta la actualidad aportando
riqueza y confusión. Frente a semejante heterogeneidad, seria presuntuoso y apresurado
designar hoy -en una especie de dictadura del saber- la preeminencia de tal o cual
disciplina, discurso o ciencia. Más arbitrario aun, sería establecer la hegemonía de uno u
otro título profesional habilitante, que en exclusividad se atribuyese la legitimidad de la
función. Por lo tanto, la situación actual es de mezcla y falta de profesionalismo,
registrándose un proceso de deconstrucción/construcción para este espacio.
El sentimiento de incertidumbre, sin llegar a paralizar, si crea un cierto impasse reforzado
por el devenir futuro del espacio “psi” en el marco de la inminente trasformación
educativa. Lo único que se puede esperar es que con las próximas trasformaciones se
facilite un proceso de construcción más acotado y profesional, que tienda a anudar
nuevos paradigmas y criterios de acción más eficaces. Es por esto que por ahora nos
quedamos con el prefijo “psi” para designar este espacio, y a los profesionales que se
desempeñan en el mismo.
¿En qué consiste la actuación del psicólogo en la escuela, la ubicación de su función,
posición y lugar? Demanda, posición, lugar y función son los cuatro conceptos-fuerza, los
cuatro conceptos-instrumentos que posee el analista para su actividad en la institución
escolar, y el servicio de la psicología, es el modo organizativo y la estructura de su
intervención.
La demanda
El análisis de la demanda es la clave principal de la inserción del psicólogo en la
institución educativa. Este análisis de la demanda está atravesado por un eje diacrónico –
la historia de las demandas que las instituciones escolares realizaron a los <psi> y la
respuesta que los mismos encarnaron, y un eje sincrónico, que representa el análisis
específico de la demanda institucional a partir del cual se verá cómo el psicólogo se
inserta en la institución escolar y cómo construye su función, posición y lugar. El balance
de tantas décadas de psicología en las escuelas es heterogéneo y en muchos aspectos
contradictorios, pues si bien fue significativo el avance en inserción y presencia, fue por
demás anárquico y dispar. Si bien se sortearon innumerables resistencias también se
cedió en el lugar y en la claridad de la función que el psicólogo debería haber ocupado en
su tránsito por las escuelas. Si bien la demanda es mucha y paulatinamente hay más
psicólogos trabajando en escuelas, se observa que las experiencias son todavía
fragmentarias, que casi no hay comunicación entre los profesionales, que es escasa la
supervisión, que los criterios teóricos, metodológicos y técnicos son mayoritariamente
empíricos e individuales, que la producción teórica es exigua y bastante pobre.
Aún está por verse cuál será el lugar que le asigne al psicólogo y al psicopedagogo la
inminente trasformación educativa. La formación en psicología para el campo educativo
que brindan las facultades es de bajo nivel de profundización y carga horaria. La fuerte
impronta clínica que tiene dicha formación unidimensionaliza la mirada y lo que es peor,
le da cierto desprecio por lo que se escapa a dicho campo (esto deberá pensarse en
relación al deseo del psicólogo en la institución escolar). Las instituciones en la que los
“psi” se organizan repiten la misma tendencia como buenas hijas de la universidad. No
hay ninguna reflexión sobre el deseo del analista en la institución educativa, sobre la
transferencia en la situación pedagógica, el deseo de saber, al de aprender, el de
aprobar. Los múltiples deseos inconscientes de los docentes. Además de esta escasa y
distorsionante formación, la trama se hace más compleja debido a la múltiple y confusa
oferta universitaria para la formación de otros profesionales “psi” para el campo
educacional. Se insertan simultáneamente además de psicólogos, psicopedagogos
universitarios, de forma tal, que a la poca formación se le añade una profusa confusión
teórica, metodológica, técnica y de títulos habilitantes para la función.
FUNCION, LUGAR Y POSICION DEL PSICOLOGO EN LA INSTITUCION EDUCATIVA
Pasemos ahora al plano sincrónico del análisis de la demanda, cuando la misma es actual
y efectivamente pronunciada. Se dijo que el análisis de la demanda es la clave principal
en la apertura de la inserción del analista en la institución escolar. No nos podemos
quedar sólo con la enunciación de la misma, ni tampoco sólo con el enunciado, debemos
leer tanto el enunciado, la enunciación y en particular lo instituido, lo no dicho. Para esto
se deben tener en cuenta: los lapsus, las quejas y sobre todo los ideales, tanto positivos
como negativos, la escucha, la observación y la lectura deben ser estrictamente
analíticas.
Hay dos desviaciones prototípicas en la posición inicial del psicólogo en relación a la
demanda. La primera es quedar “pegado” a la literalidad de la enunciación con lo que es
muy fácil caer en el cumplimiento puntual de lo que la institución pide. Esto lleva al
“urgentismo”, a la identificación con los ideales institucionales e incluso a la identificación
con el sujeto que efectivamente enuncia la demanda. La segunda, obturar la escucha,
caer en el interrogatorio, en la desesperación y ansiedad por tomar datos, por querer
saberlo todo hasta atosigar al consultante. Esta es lisa y llanamente una sentencia
inconsciente del “psi” cuyo fin es no hacerse cargo de la tarea. Resistencia que suele
proyectarse al solicitante, bajo el disfraz defensivo de que <en este colegio no se puede
trabajar>. Ahora bien, ¿Cuándo aparece la demanda en una escuela?
La demanda aparece cuando se hace insoportable el malestar institucional, o al menos
alguna manifestación del mismo. Esto se articula con la posición que ocupa el psicólogo
en la escuela. Aquí se juega la posibilidad de su desempeño, porque por más
“progresista” que sea el discurso de una institución o que incluso coincida más o menos
con nuestra cosmovisión, siempre el deseo que subyace en la demanda es suturar las
fracturas que devela el malestar institucional.
Puede ocurrir que la demanda sea efectivamente enunciada o que permanezca en estado
latente y sea necesario rastrearla para hacerla manifiesta. En este sentido, es secundario
el lugar donde se lo pone inicialmente al psicólogo. Lo principal es que, al producir un
efecto de enunciación de la demanda antes latente, dé como resultado la precipitación
de un lugar que el psicólogo no puede dejar de ocupar. Ocupar su lugar, se articula por
un lado con la posición que establece, y por otro, con la posibilidad cierta de ejercer su
función.
Inserción del psicólogo dentro del organigrama Institucional, con relación de
dependencia económica.
Esto implica montar un Servicio de psicología que atienda los diferentes estamentos de la
institución educativa. Este modelo es complejo e implica un gran compromiso
profesional, con mucha inversión de tiempo y presencia. El desvío más frecuente de este
modelo es confundir compromiso profesional con contaminación de los “lugares” que la
misma estructura institucional pueda ofrecer, a saber, quedar pegada en el lugar
“subversivo”, en un extremo, hasta en el otro, quedar mimetizado con los ideales
institucionales y toda la gama intermedia de actuaciones de la trasferencia en las que el
“psi” pueda caer. Para evitar esto es necesario un análisis riguroso en la lectura de la
demanda y en el diseño de las intervenciones, a fin de guardar la precisa distancia entre
el compromiso y la eficacia operativa.
Inserción del psicólogo con contrato temporal renovable, fuera del organigrama, pero
con presencia permanente.
Debido a la posición externa se tiene en un principio mayor distancia. Esto puede resultar
contraproducente si no se trabaja la “no pertenencia”, sobre todo en relación a la
generación de las múltiples trasferencias con los actores institucionales, aunque exista
menos probabilidad de “pegoteo”. Incluso la no relación de dependencia contractual, lo
hace más vulnerable, pero de ninguna manera imposibilita el trabajo. Tanto en este como
en el anterior prototipo, es importante trabajar con quien demanda, no sólo el lugar
simbólico que ocupa el psicólogo, sino el habitad físico dentro de las instituciones de la
escuela. Este lugar material suele hablar bastante sobre el otro lugar antes referido.
Consultoría
Se da en general bajo la modalidad de demanda por parte de la dirección de la escuela,
merced a alguna grieta en el malestar institucional. Si bien no son demasiado profundas
las operaciones que se pueden realizar desde este prototipo, tiene la virtud de movilizar
algunos resortes que operan sobre el malestar institucional favoreciendo la generación
de demanda de un trabajo sostenido.
Megaestructura para-sistema
Este prototipo este conformado por la mayoría de los <psi> que actúan en escuelas. Hay
variaciones significativas dentro del prototipo, pues no es lo mismo ser inspector
psicólogo que pertenecer a un gabinete escolar en calidad de asistente educacional. Sea
cual fuere el rol que se le asigne al <psi> en esta estructura, deberá realizar no sólo un
análisis de la demanda escolar, deberá leer también la estructura organizacional en la
que se incluye y las demandas que ella provoca. En este caso el análisis es más arduo y
complejo por la cantidad de variables que incluye. No puede dejar de tomarse en cuenta
los tres ejes que se entrecruzan:
a.Análisis de la demanda de la organización en que el <psi> está incluido, relevando
el organigrama en su aspecto histórico y actual;
b. Análisis de las posibles demandas y/o resistencias que aparezcan desde la
escuela en que el analista intervenga y
c. El análisis del deseo del propio <psi> que se haga cargo de la función. Qué hace
ahí, por qué está en esa megaestructura. Este último eje es crucial, ya que, junto
a la escasa formación universitaria de los psicólogos respecto de su especificidad
en la escuela, constituye el punto nodal de la pobreza en las intervenciones de
los mismos.
Obsérvese que el pedido explicito por el que se enuncia toda demanda manifiesta suele
desbordar y provocar una fractura en el ideal educativo imperante, produciéndose un
efecto de desilusión, que genera malestar concomitante, lo que se rompe es el saber de
lo que se trata y se le asigna un saber a otro a contratar.
En toda demanda inicial lo que se juega es el anhelo de cambio de situación poniendo el
<saber> del lado del psicólogo, por un lado, y por otro, el deseo de que la situación
permanezca igual, que vuelva al estado original. Ubicando al analista, de esta manera, del
lado de la ignorancia y/o de la intrusión.
Entre estas dos fuerzas se deberá mover y operar el <psi> en la apertura de su función. La
propuesta de trabajo a devolver luego del análisis de la demanda siempre deberá
contemplar una dimensión organizativa, que plantee un equipo de servicio, que abarque
todos los estamentos en juego de la institución. Si esto no es posible, y el campo a actuar
es sólo una sección, lo que igual deberá permanecer global es la mirada y lectura
institucional, es decir, tomar a la escuela y sus actores en su dimensión estructural y
organizacional. Esto implica no satisfacer el pedido consciente de “solución puntual” del
problema que precipita la demanda. Si así se realizara significaría caer en el “urgentismo”
típico de las prácticas de gabinete asistencialista. Tampoco consiste en satisfacer la
demanda inconsciente, imposible en su cumplimiento, de suturar la falla y resarcir el
malestar institucional para restituirlo en un bienestar que reintegre los mitos
instituyentes/instituidos que otrora permitieron que las institución sea y se soporte en
determinados ideales educativos- lo que en la escuela se llama objetivos institucionales o
proyecto pedagógico-.la propuesta a devolver debe permitir abrir la demanda,
relacionarla con la estructura institucional en cada uno de sus estamentos. Tal como lo
demuestra la práctica psicoinstitucional, si se abre la demanda, se da paso a un proceso
donde el malestar puede circular, donde las posiciones de docentes y directivos no se
rigidizan en estereotipos patologizantes. El analizar y abrir esta demanda posibilita fijar
una posición para el psicólogo. Esta posición no es la de asesor ni la de director
encubierto.
La posición del psicólogo implica una distancia justa entre el acontecer, los actores y su
propia intervención, teniendo en cuenta que siempre es a otro al que se dirigen,
interpelan o resisten, aquel al que suponen en la posición de <saber absoluto>, pero que
por un efecto de evanescencia no es allí donde está. Esta posición implica también un
desdoblamiento. Desdoblamiento que no cesara de traer efectos sobre el plano de la
trasferencia, la excepción de la intervención <psi> por lo general es ambigua- expectativa
y reserva al mismo tiempo-. No tardan en producirse signos de resistencia.
El trabajo eficaz con las primeras resistencias, es el segundo momento crucial de la
intervención analítica. El primero es el análisis, trabajo y apertura de la demanda con
respuesta organizativa. Es crucial, no sólo por lo cautelosa y sutil que debe ser la
operatoria para disolver la resistencia, sino porque contemporáneamente se juega la
organización del servicio psicológico y lo que es central, posición y función del analista
institucional. Poner en marcha un trabajo psicológico en una organización, siempre
implica, para cada uno de los actores institucionales, una serie de reacomodamientos y
adquisiciones, por ocupación de nuevos lugares. Estos ajustes y acomodamientos son
mucho más pronunciados en los actores institucionales con más ascendencia y liderazgo.
En aquellos que tienen más para cambiar y para perder, sobre todo a nivel del staff
directivo.
Explicitar aquellos conceptos que refieren a “la estrategia más mediática” aludida por los
autores
La estrategia massmediática tiene dos dimensiones: la del hacer y la de una teoría sobre
ese hacer. Produce el caso y su serie, y al mismo tiempo proporciona una clave de lectura
de eso que hace. Por ejemplo: una teoría sobre la violencia que dice que “hay violencia
por repetición”. Pero el principio de repetición que explica la violencia está producido por
el propio discurso: la puesta en serie del caso. La operación enunciativa de puesta en
serie produce una teoría que explica los fenómenos según el principio de la repetición
serial.
Aparentemente, los casos que integran la serie la componen porque tienen un rasgo en
común: la misma causa. Sin embargo, si nos ponemos atentos a esta operación mediática
tan peculiar, lo que vemos es que, en rigor, cada caso es la causa del caso siguiente: es la
causa de la inclusión de un nuevo término en la serie, que da lugar al "otro caso”. Pero el
nuevo caso, a su vez, es causa del anterior, por cuanto lo legitima a su vez como su
antecesor al incluirse en la serie.
Por consiguiente, la operación de puesta en serie del discurso mediático no explica nada,
más bien se autoexplica: en la operatoria sintáctica lo que tenemos, sencillamente, es
que un caso es la causa de otro. Y, así, la serie puede sucederse sin fin. Por este camino,
sólo encontraremos respuestas numéricas al problema: crecen los índices; crecen los
casos; crecen las estadísticas...
La repetición de casos es síntoma en el discurso mediático. El caso de la infancia asesina
viene a postular en los hechos, y de un modo sintomático, que la niñez ha perdido
definitivamente su inocencia en el discurso mediático.
El discurso mediático plantea que la crisis de la infancia es uno de los efectos nefastos de
la actual política económica; que es un índice más del crecimiento de la violencia social
que caracteriza a las grandes urbes posmodernas; que estamos ante la crisis de los
valores o de los modelos, etc. Sin embargo, el recorrido lineal que propone el
tratamiento mediático nos conduce a los lugares comunes del discurso, a la simple
corroboración de lo que ya se sabe.
¿Cómo abandonar este camino? La hipótesis de los autores es que los casos mediáticos
de violencia infantil no son índice de violencia social, sino síntoma de agotamiento de la
infancia instituida. La infancia instituida por las instituciones modernas transformaba al
cachorro humano en un objeto frágil e inocente, dócil y postergado a un futuro. Esas
significaciones se han agotado.
La lectura del síntoma es capaz de interrumpir la cadena deductiva del signo que impone
la serie mediática, siempre y cuando tal síntoma dé lugar a una interpretación. El síntoma
es heterogéneo respecto de la causa que supuestamente lo provoca.
Lajounquiére, L.
El psicoanálisis, la educación y la infancia que supimos conseguir
Reflexionar acerca de las afirmaciones realizadas por Lajonquiére en relación a
“…ningún niño posee una infancia, puesto que sólo un adulto puede tener una
infancia en tanto que perdida”.
Lajonquiére en relación a “…ningún niño posee una infancia, puesto que sólo un
adulto puede tener una infancia en tanto que perdida”. El trabajo de P. Aries
sobre el surgimiento del “sentimiento de infancia” abre el concepto de que no
hay un sentimiento natural y para siempre en relación a la infancia, al ser niño. Si
se le pregunta a un niño de diez años por la infancia, este responde “La infancia
es aquello de lo que los adultos hablan cuando recuerdan que fueron niños”. La
misma pregunta se le realiza a otra niña, y esta dice “Esa no es una pregunta que
se deba hacer a un niño”. Las respuestas dadas por ambos niños señalan, por un
lado, que ellos no poseen el saber sobre la infancia supuesta por nosotros. Y que
por otro lado, que la infancia es algo del orden de un relato adulto.
El escenario escolar implica, por un lado, una dialéctica entre el lado niño y “su
psicología infantil”, reprimidos en la intimidad privada del hogar y por otro lado,
la escuela despunto como un lugar no familiar, donde los “niños” –ahora
alumnos- son interpelados para que respondan como si fuesen los adultos que
todavía no son. De esta manera la legalidad escolar, al tiempo que reconoce la
diferencia adulto/niño, también la deniega, una vez que interpela al niño en un
lugar que ya no es familiar, un lugar no infantil.
CURICULUM - DEFINICIONES. ELEMENTOS. NIVELES. EL DISEÑO CURRICULAR. ENFOQUES.
En la actualidad no se puede enseñar bien sin pedagogía porque exige tener claro para
donde se va, cómo se aprende y se desarrolla el alumno, que tipos de experiencias son
más pertinentes y eficaces para la formación y el aprendizaje del estudiante y con qué
técnicas y procedimientos son más efectivos enseñar ciertas cosas.
La verdadera enseñanza es intencional, obedece a un plan, tiene metas claras y se rige
por ciertos principios y conceptos que los maestros estudian bajo el nombre de
pedagogía. Ella se dedica al estudio de las teorías y conceptos que permiten entender y
solucionar los problemas de la enseñanza. Cada teoría pedagógica se representa
mediante un modelo pedagógico.
¿QUÉ ES CURRÍCULUM?
“Es el método de organización de las actividades educativas y de aprendizaje en función
de los contenidos, de los métodos y de las técnicas didácticas”. El concepto de currículum
que se presenta es dinámico; se incorporan una serie de elementos que no se visualizan
en forma aislada sino en sus mutuas relaciones.
“El currículum está constituido por las experiencias de aprendizaje que vive el alumno,
dentro o fuera del ámbito escolar, bajo la orientación o motivación del docente”. Estas
experiencias pretenden alcanzar los fines y objetivos de la educación y pueden ser
programadas o emerger durante el desarrollo cotidiano del proceso educativo, debido a
la constante interrelación escuela –comunidad.
Evolución del termino currículum
El término currículum ha sido concebido en forma diferente a través del tiempo. En esa
evolución pueden destacarse dos momentos diferentes.
a. Concepción del currículum desde la perspectiva de su desarrollo en la realidad
concreta, es decir, el currículum en acción. En este se ven dos líneas:
Centrado en las asignaturas: Desde la edad media hasta la mitad del siglo XIX, el
currículum fue sinónimo de planes y programas de estudio, da énfasis al
contenido. El currículum centrado en las asignaturas es una visión estática que se
centra en un documento: plan o programa de estudios y no en el proceso de
acción.
Centrado en las experiencias: Se centra en las experiencias que vive el alumno y
por tanto da primacía a éste sobre el contenido. El concepto de currículum como
experiencia es mas dinámico, ya que enfatiza la vivencia constante de las
experiencias del alumno y trata de acercarse más a él dentro de su contexto.
b. Concepción del currículum como ciencia. Esta etapa en la que se realiza la
teorización del currículum. Se destacan 2 concepciones:
Currículum como sistema: caracteriza al currículum como un sistema en el que
entran en juego una serie de elementos que permiten el desarrollo de
experiencias de aprendizaje. En el interactúan una serie de elementos de entrada
de insumos: medios, recursos, fuentes, que permiten el desarrollo del proceso
que se concreta en el logro de las experiencias, para alcanzar un producto, que
en este caso son las metas y objetivos.
Currículum como disciplina aplicada: Surge en la década del 70 y plantea el
currículum como una disciplina o área del saber. Tiene un conjunto organizado
de proposiciones sobre un objeto de estudio, y se la considera aplicada porque
tiene la finalidad de realizar transformaciones o modificaciones en el objeto y
campo de estudio.
Currículum y Educación
Las intencionalidades de la educación, en términos de los resultados que se pretende
alcanzar en cuanto a la formación del ciudadano y del tipo de sociedad, se concretan
mediante el currículum qué actúa y como proceso operativo, en el que entran un
conjunto de elementos (actores sociales, objetivos, recursos), interactúan para alcanzar
las intenciones educativas. Esto implica que el currículum tiene como fin plasmar una
determinada concepción educativa en términos de lo individual, lo social y lo cultural.
De acuerdo a lo expuesto, la educación debe visualizarse en su triple proceso que
implica: el desarrollo de la persona, la interrelación con el grupo social e incorporación de
la cultura. Al planificar el currículum debe tener como norte el cumplimiento de los fines
y objetivos de la educación, que le permite contribuir a la formación del tipo de hombre y
de sociedad a que aspira el Estado y que se evidencian en esa política educativa.
Fundamentos del Currículum
La educación en su doble faceta individual y social responde a una serie de
planteamiento socio-políticos y culturales, que le permiten adquirir pertenencia en
relación con las expectativas individuales y grupales. La educación siempre responde a
una política de estado en términos del tipo de hombre y de sociedad que desea alcanzar.
Algunas disciplinas como la filosofía, la psicología, la sociología y la antropología han
contribuido a la sistematización de los aportes de las fuentes curriculares por lo que se
conocen con fundamentos del currículum.
PSICOLOGIA: Aporta elementos para fundamentar el conocimiento del alumno en
sus características particulares, en la forma de enfrentar el proceso de
aprendizaje y en la manera como interactúan en diversos grupos y situaciones.
Permiten analizar al individuo como una unidad bio-psíquica en sus aspectos
cognoscitivos, afectivos y psicomotores, en sus diferentes etapas de desarrollo.
Permiten sustentar la selección de objetivos y contenidos, establecer secuencias
de aprendizaje, etc.
Fuentes del Currículum
1- El contexto socio-cultural: provee de elementos culturales esenciales que se deben
incorporar al currículum para garantizar que el proceso educativo responda a las
necesidades, demandas y expectativas sociales. Esta fuente provee material
curricular para el nivel nacional y el institucional.
2- El alumno (Psicológico): esta fuente aporta información relativa a las expectativas
que se tienen en cuanto al tipo de hombre que se desea formar (en términos de
valores, habilidades, destrezas, etc.); también provee elementos sobre la
idiosincrasia y características particulares de un determinado país. Se plantea el
perfil ciudadano que se propicia mediante el proceso educativo.
3- Las áreas del saber (Pedagógico, Epistemológico): esta fuente incluye las ciencias,
las artes y las técnicas que proporcionan el contenido curricular: información,
teorías, datos, valores, destrezas, etc. Esta fuente provee el contenido de cultura
sistematizada.
En el nivel institucional el docente debe recurrir a las áreas del saber adaptando los
aportes incluidos en los programas de estudio, de acuerdo a las características de la
comunidad, institución y los alumnos. Así mismo puede recurrirse a materiales
bibliográficos, al aporte de especialistas, a la experimentación.
Elementos del Currículum
1- Orientadores: expresan las finalidades hacia las que tiende el currículum. Por lo
tanto, se refieren a los fines y objetivos de la educación. Estos concretan la
política educativa en cuanto al tipo de hombre y de sociedad que se aspira lograr
y deben plantearse como formulaciones específicas de lo que se espera que el
alumno logre mediante las actividades pedagógicas.
2- Generadores: incluye aquellos elementos que son aportadores de cultura (actores
sociales).
a. Papel del alumno: es el sujeto de las experiencias de aprendizaje. El papel del
alumno es activo, él debe aprender a aprender, o sea vivir experiencias de
aprendizaje que le ayuden a auto informarse y auto formarse.
b. Papel del docente: el docente debe asumir el papel de guía u orientador del
aprendizaje y no un transmisor de conocimientos. Debe ser un facilitador del
aprendizaje y no transmisor de conocimientos. Debe ser muy creativo para dar
dinamismo al proceso educativo, interactuar directa e indirectamente con los
alumnos y utilizar técnicas y recursos variados que permitan el trabajo
independiente.
c. Los padres de familia y otros miembros de la comunidad: es necesario que estos
actores sociales no sean vistos únicamente como proveedores de recursos
materiales para la institución. Ellos deben convertirse en elementos generadores
de experiencias de aprendizaje e incluso el docente debe estimularlos para que
se incorporen al trabajo institucional, cooperando en el desarrollo de las
actividades que ellos dominan y deben ser incorporadas dentro de las
experiencias del estudiante.
d. Contexto socio- cultural: constituye el entorno social inmediato en que está
inmerso el alumno, como sujeto de las experiencias de aprendizaje. Es necesario
que el docente, junto con los alumnos y acudiendo a los padres y vecinos, logre
visualizar los rasgos sociales y culturales propios del grupo, para convertirlos en
material del currículum. Se trata de que las manifestaciones culturales propias
del grupo se conviertan en elementos básicos en el proceso enseñanza-
aprendizaje.
3- Reguladores: se incorporan en esta clase los componentes que norman el proceso
curricular, de acuerdo con la política educacional vigente.
a. Objetivos: constituyen en realidad el resultado que se espera alcanzar mediante la
vivencia de las experiencias de aprendizaje. Al plantear los objetivos el docente
debe garantizar que estos no se centren en el logro de los contenidos, sino más
bien que tiendan a estimular las habilidades y destrezas de pensamiento, es
decir, a fortalecer el desarrollo de procesos de aprendizaje. Con esto se aspira a
formar individuos autónomos, capaces de auto formarse, mediante la
investigación, el trabajo en equipo, etc. Es decir, se trata de que el alumno
APRENDA A APRENDER.
b. Contenidos: es definido como el cuerpo de conocimientos (hechos, datos,
conceptos, principios y generalidades) de las diferentes áreas, disciplinas o
asignaturas desarrolladas mediante los procesos de enseñanza y aprendizaje. El
contenido debe entenderse como una construcción social que carece de un
significado estático o universal.
c. La cultura: es un modo de vida que debe dar especial sentido a los valores que
transmite. Sus principales vertientes: la cultura de los ideales, la cultura del
actuar y de soñar o del uso del dominio propio, del manejo de herramientas o
instrumentos. La cultura de comprender, la cultura de la comunicación.
d. Evaluación: constituye el proceso mediante el cual se puede percibir el logro de los
objetivos presupuestos y, por tanto, los avances que muestran los alumnos
debido a las experiencias de aprendizaje que han vivido.
4- Activadores o Metódicos: se incluyen así los elementos que tienen relación con la
ejecución del proceso curricular.
a. Experiencias de aprendizaje: se identifican como un sistema de actividades que
generan interacciones entre el alumno y su ambiente, en ella intervienen
acciones físicas (psicomotoras), operaciones mentales (cognoscitivas) y
connotaciones afectivas (socio afectivas), orientadas a determinados
aprendizajes.
b. Estrategias metodológicas: están constituidas por una serie de métodos, técnicas y
procedimientos que se emplean en la orientación y la ejecución de los procesos
de enseñanza y aprendizaje. Se trata de una serie de acciones didácticas que
enlazan y que permiten alcanzar un determinado aprendizaje.
5- Multimedios: son los componentes relativos a recursos que se emplean en la
ejecución del currículum.
a. Recursos: son los materiales que utiliza el docente y el alumno para el desarrollo
de los procesos de enseñanza y aprendizaje (pizarra, diagramas, carteles,
materiales naturales). Estos no son válidos por sí mismo sino como para
estimular el desarrollo de las experiencias de aprendizaje. Por esto es necesario
que se considere el nivel de los alumnos y los objetivos por lograr, a la hora de
elaborar y seleccionar los recursos didácticos.
b. Ambiente institucional: es el escenario en que se desarrollan los procesos de
enseñanza y aprendizaje (aula, laboratorio, el comedor, el patio, el río, el parque,
la habitación, campo de deportes, etc.). El ambiente debe convertirse en un
elemento propiciador de experiencias de aprendizaje motivantes y permanentes;
por tanto, el docente con la cooperación de los alumnos y otras personas, debe
preocuparse por enriquecer, acondicionar y mejorar cada vez más el ambiente
físico. Es importante señalar que este ambiente físico debe complementarse con
un ambiente afectivo que desarrolle las experiencias de aprendizaje.
Niveles del Currículum
1- MACRO (Diseño Curricular Base): en este nivel del sistema educativo se explicitan
el conjunto de decisiones resultantes del modelo de reforma educativa adoptado
o de la ley general de la educación. En este caso el currículum es la matriz básica
del proyecto educativo que establece las coordenadas de organización y
funcionamiento del sistema educativo, los componentes curriculares de obligado
cumplimiento y los contenidos básicos o enseñanzas mínimas comunes para todo
el país.
Sus principales características son:
a) Es un documento abierto y flexible ya que deja gran parte de las
decisiones curriculares en manos de los profesores al incluir únicamente
objetivos generales (en términos de capacidades), grandes bloques de
contenidos y orientaciones sobre la metodología y la evaluación.
b) Es orientador ya que no se considera como un producto acabado sino
que serán los profesores quienes se encarguen de concretarlo para la
realidad educativa en que trabajan.
c) Es prescriptivo, está destinado no sólo a orientar a los profesores y
centros sino también a prescribir determinados objetivos, contenidos o
experiencias educativas que han de asegurarse a todos los alumnos en el
transcurso de su escolaridad.
2- MESSO (proyecto curricular de centro): constituye el instrumento pedagógico-
didáctico que articula a medio y largo plazo el conjunto de actuaciones del
equipo docente de un Centro educativo y tiene como finalidad alcanzar las
capacidades previstas en los objetivos de cada una de las etapas, en coherencia
con las Finalidades Educativas del mismo. Es un conjunto de decisiones
articuladas que permitan concretar el D.C.B. en proyectos de intervención
didáctica adecuadas a un contexto específico. Con su elaboración se pretende
garantizar la adecuada progresión y coherencia en la enseñanza de los
contenidos educativos a lo largo de la escolaridad.
3- MICRO: corresponde al currículum como instrumento que planifica las actividades
del establecimiento educativo, es equivalente al proyecto curricular del centro.
a. Programaciones curriculares de aula: conjunto de estrategias y actividades de
enseñanza-aprendizaje que cada profesor realiza con su grupo de alumnos. Las
programaciones deben estar de acuerdo con el D.C.B. y en consonancia con lo
recogido en el Proyecto Curricular de Centro, para ello es necesario planificar y
distribuir los contenidos de aprendizaje a lo largo de cada ciclo y temporalizar las
actividades de aprendizaje y evaluación correspondientes.
Tipos de Currículum
a. El Currículum Expreso, Formal U Oficial: está documentado en tablas de alcances y
secuencias, silabas, guías curriculares, tablas de contenido y lista de objetivos. Su
propósito es dar a los profesores una base para la planeación de lecciones, y
evaluación de los estudiantes y a los administradores una base para supervisar a
los profesores y hacerlos responsables de sus prácticas y resultados. Es
prescriptivo de acciones pedagógicas que la institución tiene que ejecutar.
b. El Currículum Oculto: no es reconocido por los funcionarios del colegio, aunque
puede tener una profundidad y un impacto mayor que otro currículum oficial.
Los mensajes del currículum oculto se relacionan con temas de sexo, clase y raza,
autoridad y conocimiento escolar. Tiene mecanismos operantes normativos,
legitimados en determinadas fuentes: la experiencia, el realismo, lo que los
alumnos pueden, cuentan, lo que permita el lugar donde la escuela se inserta.
Currículum Operacional: comprende lo que es realmente enseñado por el profesor y
cómo su importancia es comunicada al estudiante, es decir, como hacen los estudiantes
para saber que lo enseñado cuenta.
Currículum Nulo: está conformado por temas de estudio no enseñados, y sobre los cuales
cualquier consideración debe centrarse en las razones por las que son ignoradas. Ej.: La
psicología, danza, leyes, ser padres, generalmente no son enseñados y no podría
competir con matemáticas, sociales y ciencias.
Kaes, R - LA INSTITUCIÓN Y LAS INSTITUCIONES -
Conceptos centrales: La mirada desde el Psicoanálisis. Formaciones y espacios comunes
de la realidad psíquica. El grupo como comunidad de cumplimiento de deseo y de
defensa.
La mirada desde el Psicoanálisis: Pensar la institución en el campo del psicoanálisis,
plantea algunas dificultades, especialmente narcisistas
Tres dificultades para constituir la institución como objeto de pensamiento:
Primer grupo de dificultades:
Lo idealizado se vuelve persecutorio porque está muy lejos de lo real.
Dependemos de identificaciones que mantienen armada la cadena institucional, y
nuestra pertenencia.
Las dificultades negativas de la relación con la institución traba el pensamiento. Debe
haber represión en la relación con la institución.
Baquero, R. y Limon, M.
Introducción a la psicología del aprendizaje escolar, perspectivas teóricas sobre el
aprendizaje escolar
Existe un auge de las posiciones constructivistas donde se ha establecido una suerte de
lugar común relativo a la importancia excluyente que debiera darse a los aprendizajes
significativos. En ciertos casos pareciera negarse la existencia de procesos de
aprendizajes simples. Los aprendizajes que requieren ejercitación o memorización son
valorados negativamente, como si resultaran nocivos para el logro de aprendizajes
comprensivos o como si siempre debieran ser sustituidos por procesos más complejos. El
riesgo que se ha corrido es de de no advertir que los aprendizajes humanos poseen una
gran variedad y que los mismos procesos de aprendizaje significativo implican como
componentes suyos una gran variedad de aprendizajes más simples o la necesidad de
apelar entre muchas otras cosas: a la ejercitación o a la memorización de ciertas
cuestiones.
✓ Perspectiva del procesamiento de información: entrada: almacén sensorial a corto
plazo- memoria a corto plazo- memoria de funcionamiento- salida…. Memoria a largo
plazo.
✓ Aprendizaje por asociación y reestructuración: asociación: de una concepción
mecanicista; reestructuración: de una concepción organicista.
✓ Teoría del aprendizaje significativo de Ausubel: hay aprendizaje significativo si la
tarea de aprendizaje puede relacionarse de modo no arbitrario y sustancial con lo
que el alumno ya sabe y si ésta adopta la actitud de aprendizaje correspondiente
para hacerlo así
✓ Teoría psicogenética y el aprendizaje:….. Teoría socio- histórica de Vigostky:………
Baraldi, C.
Aprender- la aventura de soportar el equívoco.
Plantear un $ en relación a sus aprendizajes presupone una ruptura con determinadas
concepciones que parten de la idea de individuo (hombre estandarizable a quien se
estudia a lo largo de su desarrollo, incluyendo su cognición como resultado de procesos
evolutivos).
Hablar de sujeto precipita además la de sujeción al Otro. Se trata de un $ del
inconsciente, éste habla a su manera no sólo en el síntoma, no sólo en el sueño, sino en
el lenguaje mismo bajo las formas de a metáfora y la metonimia. Es que él está
estructurado como un lenguaje. Hablar de sujeto invita también a plantear la
problemática de su constitución, que él es “a advenir”, y esto sólo es posible en relación a
ese Otro que representa las estructuras del lenguaje y el mundo de la cultura.
Si el $ se constituye en el campo del Otro, es allí también donde quedan jugados
sus aprendizajes, ya que estos, en tanto lenguaje, forman parte de su constitución. No
hay aprendizaje sin $. Más aún, no hay sujeto sin aprendizaje.
El $ es demandado a aprender. Si no hay otro que espera que un niño aprenda a vestirse,
atarse los cordones, etc. difícilmente estos aprendizajes puedan ser consolidados. Así,
este gran Otro está representado por las estructuras del lenguaje y el mundo de la
cultura organizada en torno a él, puede representarse en la figura materna, las
instituciones, las escuelas, etc. sin que se agote en alguno de estos espacios.
La factibilidad de la circulación del aprender estaría determinada por la posibilidad de
que el Otro presentificado en algún semejante, en el ambiente, etc. demande
adecuadamente. Inversamente, todo trastorno de aprendizaje implica una demanda
desproporcionada de ese Otro, que produciría un punto de tensión poco o nada
soportable en este circuito.
En Freud, por un error de traducción, se habla de “instinto de saber”, sin embargo el
habla de pulsión para referirse a la libido, marcando que no hay instinto en tanto lo
instintivo remite a lo biológico, a la satisfacción de necesidades. El saber del instinto es lo
que regula el ciclo vital de los animales y plantas. En cambio, en el hombre, en tanto ser
de cultura, queda radicalmente separado del saber de la naturaleza y debe aprenderlo
todo. No hay saber del instinto y la presencia del Otro siempre es requerida para que el
aprendizaje devenga posible.
Hablar entonces de pulsión de saber remite a pensar que ella está sujeta a vicisitudes.
Freud le asigna tres posibles destinos. La investigación puede:
1) Sucumbir a la represión
2) Retornar desde lo inconsciente en forma de obsesión
investigadora…sexualizando el pensamiento mismo, acentuando operaciones
intelectuales con el placer o la angustia sexuales
3) Escapar a la represión, sublimándose, incrementándose así el ansia de saber
Es hacia el no saber, hacia el lugar en el que algo no está completo, donde el niño apunta.
Él necesita inscribir una falta en el Otro. Búsqueda temida y anhelada, determinante de
los vaivenes del sujeto en su querer y no querer, a la vez, notificarse de que si el Otro
está barrado no hay quien posea un saber absoluto.
En tanto el sujeto es a advenir, los aprendizajes resultaran enraizados al efecto mismo de
su constitución, no pudiendo predecirse sus avatares, que quedaran imbricados en el
propio circuito libidinal. Jalonamos en él dos operaciones puntuales: la constitución del
Fort-da y los tiempos que remiten a la estructura edípica, como momentos lógicos que
dejaron sus huellas en el devenir de las construcciones teóricas elaboradas por el infante.
Situamos los aprendizajes como un lugar recortado a partir de la dialéctica puesta en
juego por el saber y el conocer. El primero remite a la estructura inconsciente y a la
trama deseante. El segundo da cuenta de los efectos de un aparato cognoscitivo capaz de
recordar y procesar datos. Así, este sujeto capaz de memoria y olvido, de ignorancia y
sabiduría, va tejiendo sus aprendizajes en una trama que finalmente quedara consolidada
como propia y única, irreproducible e inherente sólo a quien artesanalmente la ha
configurado dejando allí la particularidad de su sello.
La problemática referida a la transmisión del conocimiento, la educación, etc., puede ser
abarcada desde distintas tópicas y discursos. El lugar desde donde se piensa la
problemática determina no sólo el tipo de conceptualización del fenómeno sino también
la posición que toma quien intenta operar sobre él.
El psicólogo podrá trabajar desde distintos ámbitos pero su lugar no depende del ámbito
físico en el que se desarrolle el quehacer sino que quedara enmarcado por la concepción
que sostenga respecto de la problemática que lo convoca. El lugar, definitivamente,
convoca a una ética.
Se presta a ocupar un lugar de supuesto a saber sin olvidar que se trata precisamente de
esto: un saber supuesto. Es decir, que sus pacientes le atribuyen un saber que posibilita
la puesta en escena de la transferencia. Su persona se ofrece como pantalla sobre la cual
se estructura un discurrir discursivo. Develar la verdad allí puesta en juego manifiesta la
particularidad de la maniobra del psicoterapeuta, posibilitando así situar el saber ya no
sobre su persona sino en el decir mismo de los enunciados que circulan.
En general, tanto en el consultorio como en las instituciones, la problemática del $ y sus
aprendizajes toma la forma de un niño que presenta dificultades: se nos consulta por él.
Posiblemente lo traigan sus padres o derive del maestro, pero en una u otra circunstancia
este niño hiere el narcicismo de ese otro que enseña y que de pronto no sabe qué hacer
con él. La posición que sostengamos frente a estas demandas será efecto de la lectura
que realicemos sobre las mismas.
Si podemos sostener las transferencias puestas allí en juego no desconoceremos el saber
del niño, de docente o de los padres, saber muchas veces mancillado o acallado, con
indicaciones o imposiciones que impidieron una apropiación del mismo. Descentrar el
malestar puesto en el escolar que “no responde” implica un trabajo de escucha a realizar
no solo con él sino con los distintos niveles discursivos en los que aparece atrapado.
¿Saber sobre el sujeto o el sujeto del saber?
Para el discurso médico el síntoma es todo aquello que el enfermo puede decir de lo que
le curre, y signo son todas aquellas características que pueden detectarse mediante el
examen médico y los complementarios. Para el diagnostico medico el valor de los
síntomas es escaso, priorizándose el estatuto de signo.
La situación se revierte en el marco del discurso psicoanalítico. El tratamiento solo es
posible en relación al síntoma; más aun no solo es necesario que el paciente hable, sino
que además se torna fundamental que teorice acerca de por qué cree él que le ocurre lo
que le ocurre, es decir, que haga teoría sobre su síntoma.
¿Qué ocurre en el marco del tratamiento psicopedagógico? Todo lo que puede
enmarcarse dentro de la estructura de la cognición pertenece a la cara del signo. Es
importante situar todos y cada uno de los aspectos que hacen esta estructura.
Sabemos por lo que los padres y los maestros nos dicen, que algo ocurre en el terreno de
lo escolar. Pero pareciera que de ello el niño nada quiere saber. Es allí donde nuestra
posición, nuestra estrategia nos posibilitara maniobrar para cambiar este “no sé porque
vengo” por un “vengo porque no sé”, puesto que solo en la medida que el niño pueda
escucharse hablar sobre lo que le ocurre es que podremos comenzar a trabajar con él.
Hay una relación no casual entre los momentos puntuales en que algo puede aprenderse
y la posición subjetiva frente al saber de quién aprende. Frente a la manifestación de
trastornos escolares se torna fundamental dilucidar si se trata de dificultades con la
escuela o en la escuela; si lo que se requiere es un tratamiento psicoanalítico o
psicopedagógico o ambos. El tratamiento psicopedagógico debe indicarse solamente en
aquellos caso donde, por la causa que fuera se produjeran fisuras en la estructura de la
cognición. De lo contrario, nos remitiremos al psicoanalítico, médico o social, según sea
el terreno que haya originado el trastorno. Muchas veces se combinan varios de ellos.
Otro
Habla de sujeto, dice que los aprendizajes se juegan entre el sujeto y el Otro, es decir que
los aprendizajes no son ni del sujeto ni del Otro. El sujeto aprende porque hay otro que
demanda, entonces la proporción de esa demanda es lo que va a dar la proporción del
aprendizaje del sujeto. sostiene el trastorno de aprendizaje en la excesiva demanda del
Otro.
Defina al aprendizaje como la incorporación el conocimiento del Otro “es apropiarse de
lo que se conoce a través de otro o de lo que otro enseña transitando el camino del
saber”.
Hace una crítica a la teoría de Piaget y le adjudica 2 limitaciones:
1- Piaget considera al error como un conflicto cognitivo, y no como una repetición del
sujeto.
2- Toma al sujeto como individuo y no como dividido
El constructivismo sostiene que las teorías del conocimiento son construidas, ella
coincide con esto y dice que mientras el niño construye estas categorías (objeto, tiempo,
espacio y causalidad), también está transitando su Edipo, por lo tanto esta construcción
va a depender de la posición que el sujeto asuma frente a la castración. Sostiene que
durante el Edipo se elaboran teorías sexuales; en el 1º tiempo el sujeto se instala como
falo, es el falo de la madre, y esta tiene falo, tiene pene, no le falta nada, por lo tanto no
hay diferencia entre hombre y mujer. En el 2º tiempo el sujeto se dice que no es pero
puede serlo, la diferencia entre hombre y mujer es ficticia y esta teorizada en tiene o no
tiene. En el 3º tiempo la ecuación falo – pene cae y el sujeto puede considerar la
diferencia entre hombre y mujer, esta diferencia es la puerta para todas las
discriminaciones.
Carretero, M.
Piaget, Vigotsky y la psicología cognitiva.
Carretero, M., “Piaget, Vigotsky y la Psicología Cognitiva”, en Novedades Educativas, nº
74; 75-79
Piaget: la columna vertebral del desarrollo cognitivo Sin duda, es necesario recordar que
la obra de Piaget es la columna vertebral de los estudios sobre el desarrollo cognitivo y
sobre algunas cuestiones del desarrollo en general. Es la teoría que nos proporciona
mayor cantidad de información para comprender cómo cambian la mente del chico y la
del adolescente, y cómo funciona la mente adulta y que, desde el punto de vista
cuantitativo y cualitativo, da sentido a una gran cantidad de investigaciones de otros
autores. Hay que recordar, una vez más, que la obra de Piaget no es solamente evolutiva,
sino que responde a un intento de ser también, de alguna manera, un estudio de los
procesos cognitivos en general. En realidad, el enfoque evolutivo en Piaget –como se ha
dicho tantas veces– responde a la idea de que los productos y los procesos de la mente
evolucionan siempre, es decir, cambian. Se trata, fundamentalmente, de una obra que
intenta estudiar ese proceso de cambio. Se trata de una obra concebida muy
ambiciosamente, que se desarrolló de una manera muy sistemática, y que, por tanto,
produjo y dio lugar a una gran cantidad de trabajos. Me parece que hay que hablar de la
teoría de Piaget tal como hoy es entendida, es decir, en medio de una serie de debates
críticos. Esos debates críticos no cuestionan la teoría en el sentido genérico del término,
lo que hacen es hacerla avanzar, hacerla progresar hacia cosas a veces un poco distintas
de las formuladas originalmente, pero que responden al sentido global de la teoría.
La obra de Vigotsky no ha crecido de manera ordenada, porque, como ustedes saben,
durante treinta o cuarenta años estuvo prácticamente imposibilitada de crecer, porque
no podía divulgarse. Luego, cuando se la dio a conocer, se lo hizo de manera
desordenada. La obra de Vigotsky, por su parte, aparece con una importancia grande en
el ámbito de la educación y de la psicología a finales de los años ochenta,
aproximadamente, y –es interesante comentarlo– tiene una enorme expansión, casi
vertiginosa, en los últimos cinco años [a comienzos de los años noventa].
La aventura de discutir problemas en vez de autores
El siguiente punto que quiero tratar es las relaciones entre psicología y educación.
Cuando hablamos de aplicaciones o aportes de las teorías de Piaget y de Vigotsky a la
didáctica, presuponemos de alguna manera que son las teorías psicológicas las que bajan
a los problemas didácticos.: les voy a proponer que esta tarde intentemos mirar las cosas
al revés. Es decir: ¿por qué no intentamos ver cuáles son los problemas de la didáctica,
los problemas teóricos y prácticos que tenemos en la educación y buscamos qué nos
dicen las teorías de Piaget y de Vigotsky, analizamos si nos resuelven esos problemas? Si
los resuelven, vamos a tomar las teorías y si no los resuelven, no vamos a tomarlas. Es
decir, ¿por qué tenemos que empezar la casa por el tejado? ¿Por qué tenemos que partir
solamente de los aportes que se hacen en el ámbito teórico? Entonces, quizás, veamos
las cosas de otra forma, porque si no a veces parece que lo que tenemos que hacer es
forzar la educación, forzar nuestra experiencia didáctica para que se adecue a las teorías
de Fulanito o Menganito, y dichos señores serán muy importantes en el mundo de la
investigación, pero nuestra labor cotidiana también es muy importante.
Similitudes entre Piaget y Vigotsky
✓ Contribuciones al campo de la educación y la psicología: Teorizando sobre el
aprendizaje y el desarrollo cognitivo.
✓ Son constructivistas.
✓ Ambos piensan que, con el tiempo, el desarrollo cognitivo disminuye.
✓ Idea de la importancia del juego en el aspecto psicológico, pedagógico y social del ser
humano.
✓ Papel activo del niño en la construcción de su conocimiento y en su desarrollo
psicológico
Diferencias entre Piaget y Vigotsky
PIAGET VIGOTSKY
Construcción del De forma individual. Mediante las interacciones
conocimiento
Forma de ver el Entendido como espacio físico Entendido social y culturalm
medio
Aprendizaje El aprendizaje depende del desarrollo. El desarrollo depende del a
Potencialidad del Depende de la etapa de desarrollo en la Depende de la calidad de la
desarrollo que se encuentre. sociales y de la ZDP
Castorina, J. A.
Las teorías de aprendizaje y la práctica psicopedagógica
Las teorías del aprendizaje han pretendido explicar el mecanismo por el cual los sujetos
se apropian de los saberes o los modifican. Una buena parte de estas teorías se han
formulado originalmente fuera del sistema educativo, no han estado destinadas a
explicar lo que sucede en el proceso mismo de aprendizaje en el aula y ello plantea la
cuestión de su transferencia.
La ilusión del control del aprendizaje: hay una ilusión pedagógica que atribuye a la
intervención pedagógica, el poder de controlar el proceso de aprendizaje. Hay una
imposibilidad de que la intervención educativa pudiera controlar las pulsiones de los
alumnos porque creyendo dirigirse a su yo, en verdad se dirige a su inconsciente (Millot,
1983)
Tanto la investigación que se abre en psicopedagogía como la propia práctica profesional
involucra de manera explícita o implícita alguna suposición acerca de los procesos de
aprendizaje. Dicho de otra manera, por el hecho de que la intervención psicopedagógica
se orienta a la modificación de los procesos de aprendizaje, no puede dejar de adoptarse
un enfoque acerca del mecanismo de conocimiento, esto es, algún tipo de teoría acerca
del modo en que el sujeto de la clínica se apropia de los saberes escolares. Y ello con la
certeza de que la singularidad de la relación de dicho sujeto con los objetos esté
atravesada por el deseo y su mundo fantasmático.
En buena medida las dificultades que los niños experimentan se producen mientras
intentan comprender los objetos de conocimiento de diferentes disciplinas, durante la
interacción con los docentes y sus pares. Se podría pensar que incluso para interpretar la
invasión fantasmática sobre los procesos de adquisición es necesario identificar sobre
qué tipo de interacción cognoscitiva se produce la obturación, y respecto de qué dominio
de conocimiento, y durante que proceso de enseñanza-aprendizaje.
La complejidad del aprendizaje en la sala de clase
Hay teorías que han abordado los aprendizajes desde el punto de vista cognitivo.
Buena parte de estas teorías se han formulado originalmente fuera del sistema
educativo, no han estado tradicionalmente destinadas a explicar o describir o que sucede
en el proceso mismo de aprendizaje en el aula y ello plantea la cuestión de su
transferencia. Ponen en relieve el indagar los aprendizajes en relación a la instrucción
por parte del docente, situar los aprendizajes en los procesos de interacción social con
los docentes y el contexto cultural, precisar los procesos cognoscitivos respecto de los
contenidos en los diferentes dominios de conocimiento. Esta tendencia se observa en
teorías informacionales o cognoscitivas del aprendizaje, las teorías contextualistas que
tienen su origen en el pensamiento de Vigotsky.
En tanto el aprendizaje escolar es multidimensional, diversas disciplinas deben
interactuar para enfrentar cuestiones que comprometen diversas dimensiones. Pero ello
no implica que se pierda de vista la especifidad de las preguntas propiamente cognitivas,
sino que las sitúen en el marco de la práctica educativa: la intervención de la enseñanza,
la actividad cognitiva sobre un objeto particular, el “saber a enseñar”, y en una
interacción social.
Algunos aspectos del entramado de relaciones constitutivas de la triada
pedagógica en la que se inscribe el proceso de aprendizaje:
1) La apropiación de saberes a enseñar supone un análisis cuidadoso de su significado
desde el punto de vista pedagógico: Lo que se enseña en la sala de clases no
expresa los saberes científicos tal como los formula la ciencia, sino que se asiste a
un proceso de transformación en forma de manuales o materiales curriculares.
Esta transposición suele involucrar una deshistorización, una
desproblematizacion o sobresimplificación.
2) Cuando los docentes enseñan en sala de clase a los niños, disponen de
representaciones previas que derivan de su pertenencia social: representaciones
que clasifican a los alumnos y que les permiten anticipar su éxito o fracaso en el
proceso de aprendizaje
3) Los procesos de interacción social propiamente dichos son constitutivos del
aprendizaje
4) Es de particular relevancia el estudio de los saberes previos con los cuales los
alumnos enfrentaran la práctica educativa
5) Las relaciones entre alumno, saber a enseñar y docente en la triada pedagógica
están regulados por contratos “no dichos”, implícitos. Esta normativa determina
quien plantea los problemas den el aula, y que se espera del modo de respuesta
de los alumnos
Feuerstein, R.
Afirma que la inteligencia debería ser definida como un proceso lo bastante amplio como
para abarcar una enorme variedad de fenómenos que tienen en común la dinámica y
mecánica de la adaptación. Es importante destacar que la define como un proceso y no
como una identidad fija, inmutable y concreta.
La adaptación son os cambios que sufre un organismo como respuesta a la aparición de
una situación que requiere tales cambios. Es un proceso dinámico que representa un
proceso de cambio de un estado a otro engendrado más o menos conscientemente. Es
esta manera de adaptabilidad a la que se va a referir como modificabilidad. La
modificabilidad puede diferir de individuo a individuo, de situación a situación y de
estado a estado.
Una manera de identificar a los individuos que posean funciones deficientes es por su
baja o limitada modificabilidad, o incluso su ausencia. Cree que es preferible no utilizar
etiquetas como “retrasado” o “superdotado”, sino describir las diferencias individuales
en términos de proceso o de la dinámica del cambio: naturaleza, frecuencia e intensidad
de los estímulos requeridos para producir un cambio como una característica estructural
del individuo.
Cuando se habla de dificultades del aprendizaje se está hablando de la incapacidad de un
individuo para beneficiarse o modificarse por medio de la exposición a ciertas
experiencias que tienen lugar con otras personas.
La experiencia de aprendizaje mediado (EAM) es una interacción durante la cual el
organismo es objeto de la intervención de un mediador. El aprendiz se puede beneficiar
no solamente de la exposición directa a un estímulo particular, sino que también puede
forjarse un repertorio de disposiciones, propensiones, orientaciones, actitudes y técnicas
que le permitan modificarse con respecto a otros estímulos. La EAM produce la
plasticidad y la flexibilidad de adaptación que él llama inteligencia.
Define la EAM como una calidad de interacción ser humano-entorno que resulta de los
cambios introducidos en esta interacción por un mediador humano que se interpone
entre el organismo receptor y las fuentes de estímulo. El mediador selecciona, organiza y
planifica los estímulos, variando su amplitud, frecuencia e intensidad; y los transforma en
poderosos determinantes de un comportamiento en lugar de estímulos al azar cuya
aparición, registro u efectos pueden ser puramente probabilísticas. Animado por la
intención de hacer accesible para el receptor un determinado estímulo, el mediador no
se conforma con su presentación al azar, sino que más bien cambia de manera
significativa los tres componentes de la interacción mediada: el organismo receptor, el
estímulo y el propio mediador.
La calidad de interacción de la EAM se caracteriza básicamente por tres parámetros:
intencionalidad, transcendencia y significado. Los tres son cualidades universales y
omnipresentes en todas las interacciones humanas mediadas. Los otros parámetros de la
EAM están determinados situacionalmente, o pertenecen a las normas culturales del
grupo familiar, y son responsables de la diversificación de los humanos.
La EAM cumple dos importantes papeles: uno explicativo y otro como guía para modelar
las interacciones que producirán la modificabilidad y la flexibilidad que son cruciales para
la adaptación humana y para la supervivencia.
Los factores que determinan la diversidad de la modificabilidad son:
-Mediación de intencionalidad y reciprocidad: transforma el estímulo que afecta al
organismo de una aparición aleatoria a una sucesión direccional organizada con
características prestadas por las intenciones culturalmente determinadas del mediador.
La intensidad, la frecuencia y modalidad de la aparición del estímulo son reguladas por la
intención del mediador.
-Mediación de transcendencia: el mediador no mide la duración de la interacción con
aquellas partes que originalmente iniciaron la interacción. Sino que agranda la
perspectiva de la interacción a áreas que están en acordes con metas más remotas.
Establece el camino en el cual el mediado puede relacionar objetos y eventos a sistemas,
categorías y clases más amplias.
-Mediación de significado: provee una fuente energética, dinámica de poder que
asegurará la interacción mediada será experimentada por el mediado en un nivel más
generalizado, la mediación del significado se transforma en el generador del
comportamiento emocional, emotivo, de actitud y orientada a valores en el individuo.
La intencionalidad y trascendencia presentan al mediado con la estructura del
comportamiento mental, que a la larga proveen respuestas a preguntas como: qué ver,
cuánto tiempo invertir en percibir un estímulo, etc. El significado mediado generará las
respuestas al qué y para qué de estos actos mentales y motrices. Estos tres factores
podrían llegar a tener que variar en términos de intensidad, frecuencia, contenido y
lenguaje on el fin de sobreponer a barreras y resistencias particulares creadas por la
condición, edad y características particulares del individuo.
5 principios:
Los seres humanos son modificables. Rompe con las estructuras de las costumbres
genéticas internas y externas
El individuo especifico con el que estoy trabajando es modificable
Yo soy capaz de cambiar al individuo
Yo mismo soy una persona que puede y tiene que ser modificada
La sociedad también tiene y deber ser modificada
SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE CONCEPTOS DE AUTORES:
PIAGET VIGOTSKY FEUERSTEIN
Son contructivistas
El sujeto del aprendizaje es activo
Consideran a la inteligencia como un proceso dinámico y no como una identida
SEMEJANZAS fija
Disienten con el conductismo y afirman que entre el estimulo y la respuesta ha
una estructura cognitiva, es decir que existe algo en el interior del sujeto que
influye en la conducta
Gardner, H.
INTELIGENCIAS MÚLTIPLES. LA TEORÍA EN LA PRÁCTICA.
Una inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar
productos que son de importancia en un contexto cultural o una comunidad
determinada. La capacidad de resolver problemas permite abordar una situación en la
cual se persigue un objetivo, así como determinar el camino adecuado que conduce a
dicho objetivo. La creación de un producto cultural es crucial en funciones como la
adquisición y transmisión del conocimiento o la expresión de las propias opiniones o
sentimientos.
Las inteligencias seleccionadas están enraizadas en la biología y valoradas en uno o varios
contextos culturales. Cada inteligencia debe poseer una operación nuclear identificable,
o un conjunto de operaciones. Como sistema computacional basado en las neuronas,
cada inteligencia se activa o dispara a partir de ciertos tipos de información presentada
de forma interna o externa. También una inteligencia debe ser susceptible de codificarse
en un sistema simbólico: un sistema de significado, producto de la cultura, que capture y
transmita formas importantes de información.
Excepto en el caso de individuos anormales, las inteligencias trabajan siempre en
concierto, y cualquier papel adulto mínimamente complejo implica la mezcla de varias de
ellas.
Tipos de inteligencias:
• Lógico-matemática: la que se utiliza para resolver problemas de lógica y matemáticas.
Es la inteligencia que tienen los científicos. Se corresponde con el modo de pensamiento
del hemisferio lógico y con lo que nuestra cultura ha considerado siempre como la única
inteligencia.
• Lingüística: La que tienen los escritores, los poetas, los buenos redactores.
• Espacial: Consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones; es la
inteligencia que tienen los marineros, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los
arquitectos, o los decoradores.
• Musical: Es, naturalmente, la de los cantantes, compositores, músicos, bailarines.
• Cinético-corporal: Se basa en la capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar
actividades o resolver problemas. Es la inteligencia de los deportistas, los artesanos, los
cirujanos y los bailarines.
• Intrapersonal: Es la que permite entendernos a nosotros mismos. Está muy consciente
de lo que ella o él mismo sienten y suelen descubrir en sí mismo las razones que necesita
para motivarse por algo.
• Interpersonal: La que nos permite entender a los demás, y la encontramos en los
buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas.
Según la teoría de las inteligencias múltiples, una inteligencia puede servir tanto de
contenido como de medio empleado para comunicar ese contenido.
La práctica educativa convencional se centra fundamentalmente en la inteligencia
lingüística y matemática y que, dado el carácter múltiple de la inteligencia humana,
debemos ampliar el horizonte a fin de dar cabida a las diversas habilidades de las
personas. Para ello, es necesario que la música, las artes visuales, la danza, el deporte, las
habilidades intrapersonales y la autorreflexión tengan una presencia más destacada en
las clases y en los currículos.
Ordoñez Morales
Análisis del efecto mozart en el desarrollo intelectual de las personas adultas y niños.
Durante varios años se ha dialogado acerca de la influencia del Efecto Mozart en las
personas. Se han realizado varias pruebas tanto en bebés como en mujeres embarazadas
para unificar la hipótesis acerca de si es verdad que al escuchar música clásica,
específicamente las sinfonías de Mozart, se logra un desarrollo intelectual más elevado
que otras personas que no escuchan este tipo de música. Analizar esto es muy complejo,
puesto que, el mismo se debe ver desde diferentes ámbitos como son: médico, musical,
pedagógico, etcétera.
A través de la educación artística se puede “lograr producir armonía en la personalidad,
dar placer, reflejar la vida y la realidad, reflejar conflictos internos o sociales, estructurar
la moral y desarrollar la capacidad creadora, base de todo nuevo descubrimiento
científico que ayuda a satisfacer y mejorar la subsistencia”.
Las investigaciones referidas al efecto de la música sobre el cerebro infantil han
coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente en
las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espacio-temporal. Lo
anterior se traduce en lo siguiente: la música (sobre todo la música clásica de Mozart)
provoca:
- Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
- Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento
complejo.
- Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el
aprendizaje.
- Brinda la oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.
- Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
- Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo
muscular.
- Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el
intelecto.
- Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del
desarrollo.
La enseñanza de las artes en las instituciones educativas se ha constituido en parte
fundamental en el currículo educativo. En los últimos años se ha venido discutiendo si las
artes, en concreto la música, ayudan a las personas, en especial a los niños, a
desarrollarse mejor en su ambiente y, además, a mejorar su capacidad intelectual.
Diversas investigaciones llevaron a concluir a los investigadores que la enseñanza del arte
dentro del programa educativo es fundamental, ya que en esas horas de clases los niños
se desarrollan mejor tanto afectiva como intelectualmente. Mientras que, por otro lado,
los alumnos que recibían varias horas de matemáticas se cansaban y su puntaje era
mucho más bajo que el de sus otros compañeros.
Entre los principales beneficios de escuchar la música de Mozart tenemos (Vélez, 2006):
- Mejora la habilidad para entender, resolver y plantear problemas matemáticos.
- Fortalece el aprendizaje.
- Capacidad entre los niños para desenvolverse entre sí.
- Mejora la memoria.
- Estimula y mejora la creatividad
Otro
Otro
Formuló esta teoría porque constituye un primer acercamiento a las condiciones que
mejoran el aprendizaje. Su preocupación gira en torno a la comprensión y señala como
metas de la educación a:
• La retención del conocimiento
• La comprensión del conocimiento
• El uso activo del conocimiento
La enseñanza y el aprendizaje conforman una rutina en donde: se presenta
información, se memoriza y se acumula hasta la evaluación. Esta información difícilmente
será requerida en aprendizajes futuros. Esto da lugar al conocimiento frágil que se
expresa en:
• Conocimiento olvidado: el que luego de un tiempo desaparece
• Conocimiento inerte: captación superficial de conocimientos científicos
• Conocimiento ritual: se reproduce sin significación, producto de una práctica
irreflexiva.
Estas formas de conocimiento se vinculan con la configuración de un pensamiento
pobre.
Señala condiciones que debería brindar una buena enseñanza:
• Información clara: descripción y ejemplo de los objetivos, conocimientos y
resultados esperados
• Práctica reflexiva: oportunidad para poder ocuparse activa y reflexivamente acerca
de lo que deben aprender
• Retroalimentación informativa: consejos claros y precisos para mejorar el
rendimiento y proceder eficazmente
• Motivación intrínseca y extrínseca: actividades interesantes en sí mismas.
Para que estas condiciones se plasmen en la escuela, la enseñanza debería
asentarse sobre tres condiciones: una presentación clara y correcta de la información,
práctica y ejercitación y la enseñanza socrática que promueva la reflexión.
Las actividades de la comprensión: se considera a la comprensión como un estado de
capacitación. Cuando entendemos algo tenemos información sobre eso y somos capaces
de hacer cosas con ese conocimiento. Estas cosas que revelan comprensión y la
desarrollan se denominan “actividades de comprensión”. Algunas de estas son: la
explicación, la ejemplificación, la aplicación, justificación, comparación, etc. Esto evoca el
principio básico que es que el aprendizaje es una consecuencia del pensamiento.
Las Imágenes Mentales
Una imagen mental es un tipo de conocimiento holístico y coherente, cualquier
representación mental unificada y abarcadora que ayude a elaborar y entender temas.
Las actividades de comprensión generan imágenes mentales que sirven para
realizarlas. Por lo tanto, existe una relación recíproca entre las imágenes mentales y las
actividades de comprensión.
Niveles de Comprensión
Hay 4:
• Contenido: conocimiento y práctica referentes a los datos y procedimientos de
rutina. Las actividades son de reproducción.
• Resolución de problemas: conocimiento y práctica referente a la solución de
problemas típicos de la asignatura. La actividad correspondiente es de comprensión.
• Nivel epistémico: conocimiento y práctica referentes a la justificación y explicación.
• Investigación: conocimiento y práctica referentes al modo de cómo se discuten los
resultados y se construyen nuevos conocimientos. Las actividades son de plantear
hipótesis nuevas.
Representaciones Potentes
Son modelos analógicos: estas representaciones proporcionan cierta analogía con
el fenómeno real que interesa estudiar.
Son modelos construidos: los modelos analógicos están construidos con un
propósito inmediato.
Son depurados: algunas representaciones eliminan los elementos extraños para
destacar las características más importantes.
Son concretos: estas representaciones presentan, de manera concreta, el
fenómeno en cuestión, reduciéndolo a ejemplos, imágenes visuales, etc.
Temas Generadores
Estos provocan actividades de comprensión y facilitan la tarea de enseñar a
comprender. Algunas condiciones que debe satisfacer un tema para ser generador son:
• Centralidad: el tema debe ocupar un lugar central en la materia.
• Accesibilidad: debe generar actividades de comprensión en docentes y alumnos.
• Riqueza: debe promover un rico juego de extrapolaciones y conexiones
Serrano, J.
El aprendizaje cooperativo.
PSICOLOGÍA DE LA INSTRUCCIÓN I – VARIABLES Y PROCESOS BÁSICOS
La investigación sobre las relaciones interpersonales en el aula tiene su origen en dos
líneas históricas de pensamiento:
los trabajos de Dewey, aspectos sociales implicados en el proceso de enseñanza y
aprendizaje, aprender haciendo.
las aportaciones de Lewin, desde la teoría de campo, con su modelo sobre la
motivación.
Estos trabajos, nos permiten conceptuar tres tipos de relaciones sociales que se pueden
establecer en el contexto educativo:
La cooperación: situación social en que los objetivos de los individuos están ligados
de tal manera que un individuo solo puede alcanzar su objetivo si y solo si los
demás alcanzan los suyos y cada individuo será recompensado en función del
trabajo de los demás miembros del grupo.
La competición: situación social en la que cada individuo alcanza sus objetivos si y
solo si los demás no logran los suyos, recibirán la máxima recompensa si y solo si
los demás logran recompensas inferiores.
La individualización: situación social en la que el logro de los objetivos por parte de
uno de los individuos es independiente del éxito o fracaso que los demás hayan
tenido en el logro de los suyos, por lo que recibirán su recompensa únicamente
en función de su trabajo personal.
Características generales de los métodos de aprendizaje cooperativo
El aprendizaje cooperativo se puede considerar como una aproximación integradora
entre las habilidades sociales objetivas y los contenidos educativos y, de forma general,
podemos decir se basa en una concepción holística del proceso de
enseñanza/aprendizaje donde el intercambio social constituye el eje directo de la
organización del aula.
Estrategias de instrucción (designadas a métodos de aprendizaje cooperativo):
División del grupo amplio del aula en pequeños equipos de trabajo que presenten
suficiente nivel de heterogeneidad, distintos niveles de rendimiento, sexo, etnia,
personalidad.
Se Intenta mediante una estructuración de la tarea que debe realizarse para conseguir
los objetivos propuestos (individuales y/o grupales) llevar una recompensa.
Conclusiones
Incrementan el rendimiento de los estudiantes
Tiende a aumentar la motivación intrínseca hacia el aprendizaje
Producen actividades más productivas hacia el aprendizaje, hacia los profesores y
hacia los compañeros del aula
Favorecen la posibilidad de aceptación de compañeros de otras etnias.
Aumentan la “atracción” entre los alumnos “normales” y los que tienen algún tipo
deficiencia.
Otro
UNIDAD 4
Cordie, A.
Fracaso escolar, patología de nuestra época en LOS RETRASADOS NO EXISTEN.
PRIMERA PARTE: FRACASO ESCOLAR, PATOLOGÍA DE NUESTRA ÉPOCA
Impacto del desarrollo de la ciencia sobre las enfermedades y las neurosis
Cada época segrega sus patologías. Hay patologías que marcan el límite del saber
médico. La medicina nos hace creer que posee un saber total sobre el cuerpo, entonces
toda enfermedad no detectable por los caminos de exploración habitual se hace
sospechosa.
Si no se ve es porque no hay nada y entonces no hay enfermo.
La neurosis entonces es desplazada de la escena médica. La semiología clásica habla de
efecto de simulación para la histeria. Orgullosos de su saber científico el cuerpo médico
no puede abordar una enfermedad que sería expresión de un conflicto psíquico
inconsciente, y quien mejor que un sujeto histérico para hacer fracasar el saber del
maestro.
Mientras la histeria escapa de la aprehensión del médico, los mismos pacientes
encuentran nuevas formulaciones para sus quejas y somatizaciones. La frontera que
separa las manifestaciones histéricas de los fenómenos psicosomáticos se hacen cada vez
más imprecisas. Las manifestaciones de las neurosis evolucionan en función de un
discurso común sobre la enfermedad, discurso que refleja la evolución del discurso
médico. No es la sociedad la que segrega la neurosis, sino que el sujeto toma en cuenta
una nueva mirada dirigida a su cuerpo enfermo y encuentra nuevas formas de expresar
su sufrimiento esperando ser mejor escuchado. Pero a su queja responde una mirada
examinadora del organismo y no la escucha de un cuerpo que se hace lenguaje.
Así como la evolución de la medicina modificó la sintomatología de las neurosis, la
evolución de la sociedad dio nacimiento a una nueva patología: el fracaso escolar.
El fracaso escolar ha sido segregado por un cambio social, en el mundo del trabajo, en
una sociedad cada vez más tecnificada. A esto se agregan los estragos generados por la
aplicación inadecuada de los tests de nivel. El fracaso escolar pesa sobre el presupuesto
de la Educación nacional por la puesta en marcha de medidas costosas de tipo
pedagógico que a menudo son inapropiadas.
Fracaso escolar y sociedad moderna
El fracaso escolar es una patología reciente que apareció con la instauración de la
escolaridad obligatoria a fines del XIX y debido a los cambios sociales cobra mayor
importancia entre nuestros contemporáneos.
También aquí debemos pensar que no es solamente la exigencia de la sociedad moderna
la que engendra los problemas, sino un sujeto que expresa su mal-estar en el lenguaje de
una época en la que el dinero y el éxito social son los valores predominantes.
Cuando en 1880 Jules Ferry instaura la instrucción laica y obligatoria, lo que primaba era
el principio de igualdad y las posibilidades para todos, pero eso estuvo lejos de la
realidad.
La escolaridad obligatoria llegaba hasta los 12 años, fecha en que terminaba la
escolarización de los hijos de las clases populares.
Los hijos de las familias más acomodadas se presentaban a los diplomas elementales o a
los superiores y eran principalmente empleados o maestros.
Sólo los hijos de las clases burguesas frecuentaban los liceos que eran pagos y que
permitían acceder a las carreras como leyes o medicina
En realidad el ideal republicano de establecimiento de la libertad al suprimir la distinción
de clases mediante la educación del pueblo, había sido dictado por el ideal que respondía
a necesidades económicas; la revolución industrial requería otras capacitaciones y nació
el proletariado.
El maestro debió formar al ciudadano y la educación memorística y repetitiva tuvo su
auge.
Quien estaba en una institución religiosa accedía al seminario.
Esta sociedad jerarquizada sobrevivió hasta principios del XX y cada uno tenía un lugar
definido. El analfabetismo no era una tara ya que los que no tenían instrucción podían
aprender un oficio.
Del proletario al estudiante
Los cambios luego fueron vertiginosos, en una o dos generaciones la sociedad se
transformó. El campesino de hoy debe seguir la ley de mercado, rentabilizar sus
explotaciones, etc. Los artesanos deben conocer algo de gestión antes de pensar en la
comercialización. La desocupación agrava las posibilidades de inserción de quienes no
han realizado estudios y los niveles de competencia que se exigen son cada vez más altos.
Cada época segrega sus patologías. Es decir, con la superación de las enfermedades a
través de los avances de la medicina se van surgiendo otras enfermedades que son
sospechosas, que no son consideradas enfermedad como tal. (Ir al médico: “Usted no
tiene nada” o “Su queja es imaginaria”). Desde esta perspectiva las neurosis son
desplazadas de la escena médica.
Sin embargo, la medicina multiplica los medios de diagnósticos sofisticados (rayos x,
ecografías, scanner) para atrapar una causa orgánica que no cesa de escaparse. Y de esta
manera la naturaleza del concepto de enfermedad cambia a lo largo de las épocas. Por
ejemplo la noción de “Estrés” al reintroducir una causa física a la enfermedad, le otorga
la garantía de autenticidad que permite a la medicina recuperar mejor el fenómeno.
En consecuencia, las manifestaciones neuróticas han evolucionado en función de un
discurso común sobre la enfermedad, discurso que refleja la evolución del discurso
medico. De la misma manera que la evolución de la medicina modifico la sintomatología
de las neurosis, la evolución de la sociedad dio nacimiento a una nueva patología: El
fracaso Escolar. Quienes lo padecen son segregados socialmente ya que coexistimos en
una sociedad cada vez más tecnificada. El fracaso escolar afecta al sujeto en su totalidad.
Sufre al mismo tiempo por la subestimación que siente al no estar a la altura de sus
aspiraciones, sufre también por la desvalorización, cuando no por el desprecio que lee en
la mirada de los demás
Fracaso Escolar y Sociedad Moderna
El fracaso escolar como patología moderna apareció con la instauración de la escolaridad
obligatoria en el siglo XIX. En este caso no solamente la exigencia de la sociedad moderna
engendra los problemas, sino además un sujeto que expresa su malestar en el lenguaje
de una época en la que el dinero y el éxito social son los valores predominantes.
La escolaridad laica y obligatoria tenía como objetivo la igualdad de posibilidades para
todos. Pero en la práctica los hijos del pueblo, los pobres solo llegaban a obtener el
certificado de primaria, mientras que los más acomodados podían ostentar un nivel
superior de escolaridad.
Esta laicicidad y obligatoriedad, lejos de establecer la libertad suprimiendo las
distinciones de las clases mediante la educación, lo que planteaba era una necesidad del
mercado de tener mano de obra más capacitada para operar las maquinarias. Época del
proletariado.
Por su parte los analfabetos podían acceder a un oficio que les permitiría vivir a ellos y a
sus familias, tenía un lugar en la sociedad y la modestia de sus recursos no los convertía
fatalmente en excluidos.
-Del Proletario al Estudiante
Actualmente este cambio en la sociedad que se preparo a fines del siglo XIX prosigo a un
ritmo cada vez más rápido. Éxodo del campo a la ciudad, desaparición de los oficios
lucrativos y la creciente desocupación dificulta la inserción de aquellos que “no han
realizado sus estudios” puesto que se exige a los trabajadores un nivel mas alto de
competencia. A la Era del Proletario le sucede la era del Estudiante.
Actualmente todas las personas deben proseguir su escolaridad hasta los 16 años. Pero
esto no instaura una igualdad de oportunidades.
El éxito en los estudios no corresponde solamente a la calidad de la enseñanza, sino que
debe sumarse factores que también determinan la incapacidad de alcanzar el nivel de
instrucción requerido hoy.
Por ejemplo, discordancia entre las tradiciones familiares y las nuevas formas de vida,
esta ruptura brutal produce conflicto entre las generaciones que por si mismo son el
origen de los fracasos escolares. O a la inversa, un éxito demasiado llamativo en un niño
de origen modesto puede ocasionar conflictos con sus padres, siendo rechazado.
En esta sociedad sin diploma no hay trabajo, ni dinero. Podríamos decir que el fracaso
escolar hoy, se convirtió en sinónimo de fracaso en la vida.
-¿Qué significado darle al termino “fracaso”?
El fracaso, opuesto al éxito implica un juicio de valor, y este valor es en función de un
ideal. El sujeto se construye persiguiendo ese ideal a lo largo de su vida. De esta manera
el sujeto es el producto de esas identificaciones sucesivas que forman la trama de su yo.
Estos ideales pertenecen a su entorno sociocultural y los de su familia, a su vez marcada
por los valores de la sociedad a la que pertenece. Valores que varían de una cultura a
otra. El sujeto se conforma o se opone a esos valores.
Sucede que en nuestra sociedad occidental, el éxito, el dinero, la posesión de bienes y el
poder representan el punto más alto de los valores que cada uno sueña con poseer.
-¿Por qué hablar de fracaso en la vida a propósito del fracaso escolar?
¿Por qué es tan importante tener éxito en la escuela? Tener éxito escolar es tener la
posibilidad de lograr más adelante una buena situación y en consecuencia tener acceso al
consumo de bienes. Es también “ser alguien”, es decir poseer el falo imaginario, ser
considerado, respetado. Y el fracaso escolar prefigura la renuncia a todo esto.(p24)
Por otra parte el rechazo escolar (no querer estudiar, estar en situación de fracaso
escolar) está vinculado a un conflicto inconsciente entre las distintas formas de
identificación del sujeto.
Freud plantea que el Ideal de Yo y el Yo ideal tienen su origen en los modelos sociales. El
Super yo está vinculado a la posición edifica del sujeto.
Puede existir un conflicto entre estas instancias cuando hay contradicciones en las
aspiraciones de un sujeto. Por ejemplo aquel que no se permite ser más exitoso que su
padre, quien no ha tenido éxito nunca. Se trata de un conflicto entre el superyó y el ideal
del yo. (Con su peso de culpabilidad clausura el acceso a la realización del ideal del yo,
ideal que el sujeto encuentra en su entorno: competitividad con sus pares, deseo de
saber, logros sociales…)
El ideal del yo tiene como origen la identificación de un rasgo que puede ser un valor
religioso o mora, u otro. El Yo ideal a su vez se basa sobre un modelo humano (ejemplo
las modas adolescentes donde se visten y hablan todos iguales o como algún ídolo). Estos
ideales cambian de época a época.
Un conflicto entre identificaciones antinómicas puede paralizar al sujeto y bloquear toda
realización (inhibición). Por ejemplo, un conflicto entre un yo familiar que pregone la
inteligencia y el yo del individuo que quiere seguir a su ídolo de rock.
La autora subraya que el origen de todos los bloqueos, rechazos del sujeto se encuentran
en el mismo fenómeno de freno de las operaciones del pensamiento que llamamos
inhibición.
-La Demanda y el Deseo
Para que un niño aprenda es necesario que lo desee, pero nada ni nadie puede obligar a
alguien a desear. Para abordar esta temática la autora se basa en las categorías
lacanianas de necesidad, demanda y deseo, asi se ve como la demanda “aplasta” al deseo
en ciertas patologías, como la anorexia que es la inhibición a alimentarse, pero en la
inhibición de aprender el proceso es el mismo.
-La Demanda de los Padres
El niño desde muy temprano escucha la demanda que se le hace: Debe aprender, debe
triunfar. El niño comprende que debe responder a una expectativa. Ese éxito es en
realidad objeto de satisfacción que debe procurar a sus padres. Puede responder
dócilmente durante un tiempo, pero se verá confrontando con su propio deseo en algún
momento.
-La Demanda del cuerpo educador
Este discurso (de que el éxito es deseado y esperado) lo escuchan también de sus
maestros. Ellos también están sometidos a un imperativo de éxito. Los buenos resultados
de los alumnos, son los que hacen que los buenos maestros sean reconocidos por la
superioridad jerárquica y por los padres de los alumnos.
La inquietud vinculada al rendimiento sucita un cuestionamiento permanente sobre el
niño, porque pueden modificar o deteriorar sus relaciones con el entorno. El niño no
sabe diferenciar entre el juicio de valor y el amor que se le tiene. Para él ser un mal
alumno es ser un mal hijo. (La autora pregunta: ¿Es necesario agregar que la herida
narcisística vivida por los padres de un niño considerado débil mental puede despertar en
ellos una rabia insospechada y medidas contradictorias, sin relación con la naturaleza del
problema?)
-De la demanda al deseo. El deseo impedido.
El niño desde los primeros días de vida se lanza a explorar su cuerpo y el mundo que le
rodea. La adquisición de conocimiento forma parte de la dinámica de su vida, del
aprendizaje por el juego, debe pasar a otra forma de saber: el de la escuela. Con
frecuencia es este el momento en el que la mecánica se engrana: un rechazo
inconsciente a aprender, a entrar a este nuevo sistema de adquisición de conocimiento.
(La autora plantea que el deseo de conocer se asimila a la Pulsión que es inhibida. Tiene
su causa central un conflicto del yo con el ello, como en la anorexia el no comer nada
equivale al no saber nada)
-El fracaso Escolar como revelación del sujeto
La características del síntoma tiene múltiples significados, para Freud es una
condensación, para Lacan una metáfora.
Siguiendo el ejemplo de la anorexia, el rechazo a alimentarse es del orden de la inhibición
de la pulsión oral, pero el síntoma reagrupa las múltiples problemáticas del sujeto. De la
misma manera que el anoréxico no come nada, el sujeto en estado de anorexia escolar
pondrá toda su energía en no saber nada. Esto se debe por la demanda aplastante del
Otro, ya sea el “come” o el “aprende”. Si el niño se dedica únicamente a satisfacer la
demanda del otro, corre el riesgo de quedar estampado en su estatus de objeto.
Aproximación Fenomenológica de Algunas Situaciones de Fracaso Escolar
-El niño no permanece pasivo
Frente a la situación de fracaso y de exclusión, el niño reacciona con problemas de
comportamiento. Para compensar su fracaso busca hacerse notar mediante acciones
distintas a las escolares como convertirse en el payaso de la clase. Esta conducta
desviada acentúa aun más el fracaso, construyendo una reputación para si de la cual es
muy difícil de salir.
-El niño acepta su fracaso
El niño se apropia de ese sentimiento y se convierte en el mal alumno y pasa a ser
identificado como tal.
-Todo se arregla, seamos resueltamente optimistas
Los programas de educación no están administrados de una manera obsesiva, se pone el
acento sobre las realizaciones del sujeto, más que sobre lo que le falta. Se reemplaza el
fracaso por el aliento a los esfuerzos y los progresos logrados.
-La reacción de los padres frente al fracaso de su hijo
Reacciones familiares frente a los primeros problemas escolares.
Desaprobación: La desaprobación, e incluso el enojo de los padres frente al fracaso
escolar, el niño puede ver en esta condena un retroceso del amor. Se instala un estado
depresivo con manifestaciones somáticas (cae enfermo, verdaderas enfermedades). Al
reforzar la inquietud de sus padres, se aseguran su amor. Pero el ausentismo escolar
derivado de la misma sólo agrava el retardo adquirido, y cuando vuelve a clase las
dificultades se redoblan, reforzando así su sentimiento de exclusión.
Indiferencia: es cuando hay un manifiesto desinterés por los resultados escolares por los
padres. Esto el niño lo puede sentir como una falta de amor. Como pasa a veces con los
padres separados que no exigen por miedo a perder el amor de sus hijos. Esta ausencia
de interés puede estar vinculada al modelo cultural paterno, donde la ausencia de
proyecto y éxito para el hijo puede surgir de una mala comprensión de las exigencias
sociales del medio. Entonces el niño no se siente problematizado ni culpabilizado por su
situación de fracaso escolar, por el contrario, representa para él, una especie de
adecuación. Y hacer de este fracaso un estandarte de su rebelión y sus reclamos contra la
sociedad.
Las Soluciones Propuestas
Las soluciones propuestas por la autora. Cuando las medidas pedagógicas han fracasado,
se plantea la pregunta fatídica: ¿será psicológico? Y aquí entramos en la atmósfera de los
malos entendidos. En el lenguaje común eso significa: “Posiblemente tiene problemas…
todo pasa por su cabeza, hace un bloqueo…” Lo que podría resumirse por “¿por qué no
puede aprender?
Ante esto puede evocarse la “mala voluntad” de aprender del niño. Es decir, el rechazo
deliberado a trabajar. Los padres son particularmente aficionados a este tipo de
explicación que libera su agresividad.
Otro problema, es que actualmente, los educadores exigen ser informados sobre la
naturaleza del “no puede”, planteando la posibilidad de una insuficiencia de medios
intelectuales. Y el educador para saber si su alumno es deficiente, lo envía a realizar un
balance psicológico. Se acepta que los tests de nivel miden la inteligencia puesto que se
expresan en términos de CI, pero éste es un error grosero, puesto que no miden más que
el nivel de rendimiento aplicado a las adquisiciones escolares de la media de los niños de
la misma edad (se llama también edad mental). Este pseudo cientificismo conduce a
aberraciones en las conclusiones que provocan.
Cuando aparecen las dificultades escolares en el jardín de infantes, en la mayoría de los
casos el diagnóstico establecido se refiere a un problema instrumental: dislexia,
problemas de lenguaje, etc. y el niño es dirigido a un técnico en reeducación. Los
educadores tienen reticencia a evocar a dificultades psicológicas de sus alumnos y
aconsejar directamente a los padres la consulta con un psiquiatra, psicólogo,
psicoanalista o cualquier otro que se diga psicoterapeuta.
Baraldi, C.
Diagnóstico en la infancia. síntoma y signo.
(ppt morgado)
La autora sostiene que la gente adjudica “el jugar” a los niños, como algo natural y
universal y que a veces se confunde con una actividad en donde existen imitaciones, sin
embargo, la acción lúdica (lejos de ser espontánea) es el efecto de un TRABAJO que el
infante realiza.
Para JUGAR, hay que adquirir cierta documentación que nos permite transitar y tramitar
la Infancia y en consecuencia acceder a distintas opciones, recorridos y puntos de
estadía.
En la Clínica: es frecuente “toparse” con Niños Sin Pasaporte…A veces, es viable destrabar
un trámite congelado…Otras veces, lejos de poder jugar, se descubre a un niño que se ha
consolidado como juguete (objeto del Otro)
El Rol del Psicólogo: Es necesario que los profesionales del campo de la Educación y de la
Salud, conozcan a fondo estas temáticas para poder maniobrar a fin de que el infante
pueda estructurarse, como PROTAGONISTA DE SU JUEGO = que pueda hacerse
representar por su palabra.
Diagnóstico en la infancia: A la hora de pensar acerca de las problemáticas de los
DIAGNÓSTICOS EN LA INFANCIA… Daniel Korinfeld dice que “no sólo se trata de debates
teóricos, o diferencias de perspectivas clínicas sino que lo que está en juego, son las
PRÁCTICAS ESPECÍFICAS, es decir, los modos de producción de la subjetividad: acá
entraría la inteligencia, las condiciones y los procesos en que se accede al lenguaje, las
maneras de aprender, los modos de crecer, los modos de relacionarse con los otros, las
formas de conocer y de circular por las instituciones y de andar por fuera de ellas,
también las detenciones (fijaciones, sufrimientos en el trayecto del desarrollo del infante,
formas de tramitar estos conflictos)
Todos estos modos, son aspectos que fueron y son objeto de estudio de numerosos
especialistas a los ideales de SALUD (tan declamados) y amparados siempre, en “la
ciencia”. El creciente espacio ocupado por la Medicina en la vida moderna, llevó a Michel
Foucault a nombrar a este proceso como: “medicalización indefinida”…como un modo de
imponer la necesidad de mirarla como formando parte de un sistema económico /
político / social y de poder.
Un notorio avance en el uso de la medicación para el abordaje de problemáticas
subjetivas en la infancia, permite pensar que por un aparte se trata de un valioso
desarrollo técnico, pero también de un problema: el de los sobre-diagnósticos. El
diagnóstico puede ser instrumento de violencia simbólica.
Korinfeld plantea otras formas de pensar, de producir el diagnóstico y refiere que hay un
desafío:
A partir de reflexiones, viñetas clínicas, encuentros con los niños y con sus experiencias,
lo que puede contribuir a estos nuevos modos de hacer diagnóstico, es preservar el
núcleo de la subjetividad infantil y la potencialidad de su desarrollo.
¿Qué es diagnosticar? / ¿De quién es el diagnóstico? / ¿Cómo se realiza el diagnóstico? /
¿Cómo se realiza el diagnóstico en un sujeto EN ESTRUCTURACIÓN? (Baraldi hablando de
inteligencia u déficit de atención)
Acerca del DSM : ¿se usa o abusa de él? - Respecto de este Trastorno en particular, ¿por
qué hay exceso de diagnóstico? ¿Cómo es que ha aumentado, si ya existen remedios que
lo curan? ¿Cuál será la cura? ¿Qué buscan los padres en la consulta?
Luego de estos cuestionamientos, refiere que NO se trata de DIAGNOSTICAR. Más bien,
se trata de establecer CÓMO cada sujeto puede arreglárselas con el trastorno y con todas
las dificultades que el mismo trae aparejadas.
En sus comentarios, refiere que tanto de parte de obras sociales, familiares, médicos de
cabecera, etc….todos parecen exigir una “precisión del cuadro”, y que este incluya:
clasificación nosológica / etiología y pronóstico… ¿?
En la actualidad, el DSM destina varias páginas a la delimitación del tema, pero ¿lo
meramente descriptivo, da cuenta de la ESTRUCTURA? Fenomenológicamente, aquello
que se presenta con un barniz esquizofrénico, luego de un tramo de tratamiento, puede
confirmarse como una histeria grave…
En el caso de la Infancia, temas como DIAGNÓSTICO y PRONÓSTICO pueden tener mayor
complejidad.
Algunos terapeutas se atrincheran con sus técnicas para “reeducar los signos”. Otros
(como el caso de la autora), apuestan a la “emergencia del sujeto”
La estructura, SE ESTRUCTURA y esto no acontece de un solo golpe. Para que un sujeto
pueda apropiarse de esta estructura, necesita de tiempos y de operaciones lógicas.
Tiempos y Operaciones que NO siempre cabalgan juntos. Esto trae sus consecuencias
(hacia el final de la Segunda Infancia) que la Estructura Edípica quede o no, eficazmente
anudada. Es este el tiempo que abre la brecha entre 2 campos: la Neurosis y la Psicosis.
El tiempo real, nos vincula con la muerte; es este real que dice que hay un ANTES y un
DESPUÉS de la menarca o de la primera eyaculación. Esto es, que mientras nuestro
imaginario se circunscribe a las agujas del reloj / el simbólico, nos da una alternativa: se
anticipa o se retrotrae. Así, lo que no aconteció en tiempo real, hasta cierto punto lo
podemos fundar, introduciendo funciones que antes no fueron contempladas
¿Qué tan temprano, se llega tarde?, ¿Cuándo cierra la Estructura?
No antes de la segunda vuelta, por los canales edípicos… La Adolescencia marca en lo real
del cuerpo, que se puede ingresar a la Reproducción Sexual, mucho antes de que la
función paterna pueda ser plenamente simbolizada. Se trata de una gran puesta a prueba
del resorte estructural propio de la Neurosis, para abandonar la infancia e iniciar la vida
adulta.
Muerte y Sexualidad: núcleo real del inconsciente, deben ser abordados y simbolizados
cuando el crecimiento del cuerpo irrumpe.
Caino,
Una perspectiva interpretativa del malestar docente y su sufrimiento
c. Los alumnos:
● Hiperexitación: aceleramiento en todo, con profundas dificultades para la
concentración de la atención y la construcción de una lógica de pensamiento
conceptual y reflexivo, compromisos pequeños y con pequeñas cosas,
desconsideración indiferenciada con los agentes formadores: “rechazo del
conocimiento libertador por parte de quienes más se beneficiarían con él,
básicamente los jóvenes pertenecientes a sectores populares dispersos y
débiles” (Follari)
● Posicionamiento de una actitud hostil, casi de “enemigos” contra quienes intentan
formarlos: los docentes.
● Ausencia de autodominios básicos que posibiliten y/o sean posibilitadores de una
aprehensión, comprensión, desarrollo, y control de sus potencialidades, de
autodisciplina y estudio.
● Sobreestimulación que promueve una comprensión débil, construía a partir de
“significantes flotantes”, hay superficialidad, aislamiento y acumulación de
comprensiones mínimas que promueven la ilusión de un conocimiento.
● Desterritorialización que los hace pertenecer a “no lugares.
● Práctica de la “cultura del facilismo” que envuelve en un “pernicioso círculo de
autocomplacencia y que anticipa la derrota”
Compañ Poveda, E
El modelo sistémico aplicado al campo educativo. Valencia. España.
El enfoque sistémico, aplicado al campo educativo, contempla la conexión entre los
individuos y el contexto: tanto el inmediato, familiar, educativo, entre iguales, como el
más amplio y genérico, social, político, religioso, cultural, etc., teniendo en cuenta sus
interacciones recíprocas en un constante feedback de comunicación.
Favorece una visión integradora de los fenómenos, capaz de relacionar circularmente las
partes y de sustituir los conceptos que hablan de "sumatividad" por aquellos que hablan
de "totalidad”.
En base a este modelo, se define a la institución educativa, como un sistema abierto,
compuesto de elementos humanos que se relacionan entre sí y que tienen características
propias. Se subdivide en subsistemas que, como el sistema, son identificables a través de
la definición de sus Límites, Funciones, Comunicación y Estructura.
El sistema educativo no sólo se relaciona "hacia dentro", sino que influye y es influido por
el contexto o conjunto de sistemas externos a él y que denominamos "Suprasistema”.
Esta visión global permitirá una mejor comprensión de situaciones que, analizadas
individualmente, aparecen como inexplicables, o facilitará el adecuado diseño para
promover cambios.
DESDE LOS POSTULADOS DE LA TGS
Son aplicables al sistema educativo:
1- TOTALIDAD: ya en el conjunto más pequeño de elementos, la relación diádica,
podemos decir que 1+1=3. El contenido del tercer elemento vendría definido por
el contenido de la relación que se genera, de la influencia de dicha relación sobre
ambos, de esa relación con el contexto, del contexto sobre dichos elementos.
Esta cadena de influencias recíprocas, que partiría de la relación profesor-alumno, se iría
extendiendo a: profesor-alumnos, alumnos-profesor, profesores-profesores, alumnos-
alumnos, alumnos-familia, profesores-familia, familias-familias, centro-suprasistema, y así
hasta formar un tejido cuyo resultado sería imposible de apreciar sin contemplarlo en su
conjunto y en su entramado.
2- PROTECCIÓN-CRECIMIENTO: los conceptos de homeostasis y morfogénesis
(estabilidad-cambio) son como las riendas que maneja un sistema para mantener
su equilibrio y evolucionar en el transcurso del tiempo. El acierto con el que un
sistema maneje ambas fuerzas garantizará la vida saludable del mismo y
disminuirá el riesgo de que aparezcan disfunciones (hay que preservarse como
sistema funcional).
En ocasiones, los centros educativos se obstinan en repetir acciones que, en el pasado
dieron resultado. Puesto que ya no lo da en el presente, cuanto más repiten la acción,
más disfunción se produce. Como si el jinete que guía un caballo sólo tensara una brida
para enderezarlo (dinámica de la disfunción).
3- CAUSALIDAD CIRCULAR: el pasado sólo se analiza para detectar interacciones
repetitivas (círculo vicioso, recurrencia). A partir de la información obtenida,
interesa diseñar interacciones nuevas que modifiquen el presente para cambiar
el futuro.
4- EQUIFINALIDAD: posiblemente podamos comprobar, que cada país, cada contexto,
parten de situaciones distintas, con peculiaridades propias y, sin embargo, es
probable que lleguemos a consensuar conclusiones similares. La importancia está
centrada en observar LOS PROCESOS, la naturaleza del recorrido histórico que
realizan.
El análisis sistémico describe dos formas de funcionamiento de los grupos que, llevadas al
extremo, generan disfunciones de diversa índole. Se conocen como Sistemas Fusionados
y Sistemas Desligados. Por ello, cuando analizamos el tipo de funcionamiento de un
grupo, orientamos los movimientos de cambio en la dirección opuesta a la que se
encuentra: si es desligado prescribimos tareas que impliquen fusión y viceversa.
a. Sistema fusionado:
∗ Excesivamente resistente al cambio, tanto de personas como de entradas y salidas
de información.
∗ Excesiva dependencia de los componentes del equipo, con bajo grado de
diferenciación de los mismos.
∗ Organización rígida.
∗ Sobrecargado de normativas.
∗ Riesgos de aislamiento.
b. Sistema desligado:
∗ Asume con mucha facilidad los cambios, pero sin "digerir".
∗ Alto grado de diferenciación de sus componentes, pero con una organización
anárquica.
∗ Carencia de normas mínimas de funcionamiento.
∗ Riesgo de desintegración.
∗ El límite que separa al grupo del contexto es muy permeable.
FORMAS DE RELACIÓN CON EL ENTORNO
Entre las disfunciones más comunes se pueden mencionar:
a. Díada: Cooperación de dos elementos de un sistema, para realizar determinado
tipo de operaciones relacionales, por incapacidad de uno de los elementos para
realizarlas por sí mismo (dependencia).
b. Triangulación: Expansión de una relación diádica, sobrecargada de conflictos, hacia
un tercero.
c. Triángulo perverso: Coalición de los elementos del sistema, de distinto nivel
jerárquico, contra un tercero, en la que se produce este fenómeno y el cual es
negado o no se tiene conciencia del mismo.
d. Tríada rígida: un elemento del sistema es usado rígidamente por otros dos, para
evitar sus mutuos conflictos (chivo expiatorio).
e. Relación simétrica: dificultad para resolver las diferencias individuales que se
traduce en una relación de competencia sin fin.
f. Relación complementaria: tendencia a posicionarse siempre "debajo" o "encima",
en las secuencias relacionales. En el contexto educativo, la relación profesor-
alumno es complementaria (profesor "encima"), pero si se invierte dicha
posición, se originan disfunciones.
g. Contenido y relación en la comunicación: Cualquier secuencia de comunicación
puede ser analizada desde dos vertientes: desde su contenido y desde la relación
entre los comunicantes. Ambas cuestiones no siempre se corresponden.
VIDA SALUDABLE PARA UN SISTEMA
a. Alto grado de diferenciación de sus componentes (miembros parte del sistema)
b. Límites y funciones claramente definidos
c. Comunicación sin contenidos que encierren dobles mensajes (contenido y
relación)
d. Flexibilidad en la relación: simétrica o complementaria según convenga en cada
caso
e. Autorregulación en beneficio del crecimiento y evolución del grupo, mediante el
correcto manejo (retroalimentación – homeostasis – cambio) de las fuerzas
homeostáticas y morfogenéticas, que le indican al sistema cuándo debe cambiar
y cuando no.
f. Contenido y relación en la comunicación: cualquier secuencia de comunicación
puede ser analizada desde dos vertientes: desde su contenido y desde la relación
entre los comunicantes.
Se reitera que estas posibles disfunciones deben ser analizadas, no sólo en el propio
grupo (o sistema escolar) sino entre este y resto de sistemas (sistema – suprasistema)
con los que se relaciona, incluso con el contexto social sobre el que actúa.
Los docentes del siglo XXI se enfrentan al reto de que su "asignatura" es algo más que su
asignatura pues, como dice M. Castell: "hemos entrado en un mundo verdaderamente
multicultural e interdependiente que sólo puede comprenderse desde una perspectiva
plural que articule identidad cultural, interconexión global y política multidimensional".
Educar a los jóvenes de ahora, desde la única posición de aumentar sus conocimientos,
es difícil, pues se mueven en un mundo cargado de información a la que acceden
fácilmente en su entorno.
Pero el apoyo afectivo no lo dan Internet ni los videojuegos; sin embargo el contacto
diario, la relación, la educación en su sentido global, el profesor como referente en el
proceso de convertirse en "persona", siguen estando en manos del educador dispuesto a
afrontar el cambio…
Camps, M. D.
El malestar en el docente. su posición y su deseo en GRUPO DE INVESTIGACIÓN
PEDAGOGÍA Y PSICOANÁLISIS.
Psicopedagoga y Psicoanalista
¿De qué se quejan los docentes?, de falta de autoridad, desmotivación de los alumnos,
falta de respeto hacia ellos y entre los compañeros, cómo manejarse con diferentes
niveles dentro del aula, falta de colaboración con los padres, de que los padres siempre
culpabilizan al docente del fracaso de su hijo, de que no les enseñan realmente a
enseñar, falta de recursos materiales, la soledad e incomprensión, etc.
En estas quejas todo parece venir del exterior, de los niños, de las circunstancias, de la
institución, de la sociedad. No se aprecia una subjetivación de la queja.
Sabemos desde Freud que educar está entre las profesiones imposibles, junto a gobernar
y psicoanalizar, precisamente porque existe algo en ellas que no se obtiene, por bien que
se haga, por conocimientos que se tengan, por buena voluntad que se ponga, el
resultado nunca es completamente satisfactorio.
Esa incompletud que caracteriza al ser humano en general, afecta a lo educativo en
particular. Por tanto se ha de aceptar que la educación no lo puede todo, para pensar
qué es lo que sí puede hacer. Esa incompletud genera malestar en los educadores. El
deseo de control total de la situación enseñante-enseñado, el ideal de un saber
totalizador no es algo posible.
Reconocer debilidades y carencias nos lleva a entrever que cada uno de nosotros está
sometido a la castración. Lo normal en la educación es que las cosas no vayan bien.
Es importante diferenciar la imposibilidad en la educación de la impotencia que es del
orden de lo subjetivo. La relación docente-alumno implica un sacudimiento de posiciones
subjetivas, ¿qué evocan los alumnos de uno mismo?
La formación del docente le hace creer en la posibilidad de controlar totalmente los
procesos de aprendizaje. Cree posible una transmisión neutral, sin implicación subjetiva.
Sin embargo, sólo preguntándonos las motivaciones más o menos conscientes que les
llevaron a tomar esta elección vemos la implicación de la subjetividad (pe. identificarse a
un rasgo paterno, satisfacer a la madre, etc).
Anny Cordié dice: “enseñar no consiste en aplicar recetas, uno enseña con lo que es y muy
poco con lo que sabe.” En cuanto a las relaciones de los docentes entre sí, los profesores
no pueden contar con el éxito de sus alumnos para asentar su prestigio. Incluso ven
como peligroso el tener que descubrirse y tener que confrontar su experiencia
pedagógica con la del vecino. Teme que la expresión de sus miedos e impotencia fragilice
su imagen.
Para que se produzca un acto educativo es necesario tener en cuenta a un sujeto en
construcción, que es el alumno. Me parece importante que un docente se pregunte y
conozca cuál es el proceso de nacimiento de un sujeto y su relación con el deseo de
aprender.
Cada uno de nosotros nace en medio de un discurso, fue esperado o no, se habló de este
ser a venir, antes de que estuviera allí, respondiendo a ciertas características sexuales.
Aparece así un sujeto en relación con el deseo del Otro, con el deseo que precedió su
llegada al mundo, este deseo que nos precedió en nuestra llegada al mundo, deja una
marca invisible pero indeleble en el cuerpo.
Todo recién nacido apenas llega al mundo se ve obligado a ponerse a descifrar todo lo
que ocurre a su alrededor. Es llamativa la desproporción entre la inmadurez del sistema
motor y las capacidades perceptivas. Esta discordancia tendrá incidencia en su
estructuración subjetiva. El cuerpo biológico, material no subsiste como puro real sino
que se abre al mundo a través de sus orificios, que son desde el inicio lugares de
mediación con el Otro.
Nuestro cuerpo tenemos que construirlo en lo imaginario y en lo simbólico. Debemos
habitarlo, hacerlo nuestro. Ese niño que nace, curioso, con todos los sentidos
despertando, sufre pasivamente las manipulaciones de un adulto del que su vida
depende. Él es para este Otro un objeto que vale como soporte de las pulsiones y
fantasmas, un objeto de goce.
Todo este proceso supone una ligazón con el Otro y separación posterior. La ligazón
concierne al cuerpo (objeto “a”) y al goce, y la separación tiene que ver con la inscripción
del sujeto en lo simbólico, en la lengua.
Esa curiosidad primitiva del niño pequeño que asociamos a la pulsión de vida y a la
necesidad de estructurarse (de crecer) tiene su prolongamiento natural en
interrogaciones más elaboradas. El niño se pregunta acerca del deseo materno y paterno,
¿dónde está él en todo esto? El sexo, la muerte, su lugar en el linaje. Luego el niño
extiende estas preguntas fundamentales a los orígenes más lejanos, a los antecedentes
familiares, a las “historias familiares”.
Todo ello lleva a hablar de la pulsión. Las pulsiones son los representantes psíquicos de
excitaciones procedentes del cuerpo, están entre lo psíquico y lo somático. La pulsión en
relación con el objeto “a”, parte del borde erógeno (boca, ojo, etc.), hace un trayecto
alrededor del objeto para volver al borde del que había partido. Lo fundamental es el
trayecto de ida y vuelta en circuito. De esta forma el alimento no podrá colmar nunca a
un sujeto, podría satisfacer una necesidad, pero más allá están la demanda y el deseo.
La pulsión puede cumplir un papel patógeno en la relación madre-hijo. El niño puede
ocupar el lugar de objeto “a” para la madre. Si el Nombre del Padre no opera, si el niño
no puede tener acceso a lo simbólico, su dependencia vital del gran Otro materno induce
a una satisfacción de índole pulsional, cercana a un goce perverso. Amar a un hijo es
renunciar a este influjo. Cuando el niño no puede zafarse de este lugar de objeto, su
evolución corre peligro. Todo lo que concierne al saber está anclado en lo pulsional.
La pulsión de vida está ligada a la curiosidad del niño, ir adquiriendo un saber sobre sí
mismo y sobre el mundo para hacerse un lugar en el mundo. Cuando el niño no
encuentra en su camino un conflicto importante, la curiosidad primitiva desemboca en
un deseo de aprender.
Como vemos el sujeto no nace como tal y necesita de la animación del Otro para poder
vivir como sujeto y si no se produce esta dimensión un bebé podría incluso morir. El Otro
ha de velar por la socialización del niño, por la transformación del viviente en sujeto. Las
significaciones que da el Otro van a definir al sujeto.
El deseo de saber y aprender está mediatizado por las relaciones del sujeto del Otro. Por
ejemplo cuando el niño no se ha separado de la madre, y sigue siendo el objeto que la
completa, no puede sostener su deseo de aprender, porque aprender es un acto que se
realiza solo. El deseo de saber y aprender implica un renunciamiento a la satisfacción
inmediata.
El lugar que ocupa el éxito social y el saber en la relación padre-hijo también va a
condicionar el deseo de aprender. También influye la prohibición de saber que pesa
sobre algunos niños, en relación a cierto secreto familiar relativo sucesos que todos
deben ignorar y callar. Por ejemplo, un «no dicho» sobre los orígenes, una falta grave en
los ascendentes, una muerte ocultada, enfermedad mental de un progenitor, una
violación, asesinato, incesto, condena por algún delito. El malentendido del secreto
contribuye a engendrar el peso de la culpa y puede producir una inhibición en el deseo
de saber y aprender.
Las significaciones que el otro da, definen el sujeto, pero un niño pequeño no es alguien
pasivo, sino que tiene una capacidad de elección. La vida de un sujeto sería un camino
trazado por sus elecciones. El sujeto es la respuesta al deseo del Otro, pero tiene una
responsabilidad.
Para que se produzca el acto educativo es necesario el consentimiento del sujeto. El
deseo de aprender no puede ser ordenado, nadie puede obligar a otro a desear o a amar.
Cuando el niño está apresado como objeto en la problemática inconsciente del Otro
parental, su propio deseo no puede salir a la luz.
LA POSICIÓN DEL DOCENTE
A veces se habla de que la escuela completa a la familia, pero es mejor, dice Hebe Tizio
hablar de que la escuela descompleta la familia en el sentido positivo, ya que da la
posibilidad de encontrar otro que pueda dar un lugar diferente al niño. La escuela como
un lugar diferente puede ayudar a cambiar, a modificar ciertas identificaciones que están
fijadas en el sujeto.
La tarea del educador incluye saber algo de quién es ese niño al que como agente de la
educación se dirige con su acto. Entramos aquí en la dimensión de la posición y deseo del
educador. También si el educador sabe algo de sí mismo está un poco más advertido y no
se identifica tanto con el niño, con los problemas, con el padre, con la madre, etc.
El profesional no es un mero observador, es un agente cuyo acto tiene consecuencias. En
la relación maestro-alumno cada cual ocupa un lugar específico y los lugares no son
intercambiables. A través de la transferencia los alumnos desplazan sobre la figura del
docente algo de su problemática edípica. Los malos entendidos en la relación padres-
hijos reaparecen en la relación docente-alumno.
El borramiento entre adulto y niño afecta al vínculo educativo. Uno ha de saber qué lugar
ocupa y cuál es su función, y la función del educador no es hacer de madre ni padre sino
introducir al niño en el gusto por el saber. Se ha de ver qué es lo que se puede hacer y lo
que no, dónde están los límites de la intervención.
Para educar es necesario el reconocimiento de la dimensión de la responsabilidad de un
sujeto. La función educativa implica siempre una renuncia, una disciplina, un límite.
Pedir al niño un esfuerzo es respetarlo, es confiar en sus posibilidades.
Para que se produzca el acto educativo es necesario el consentimiento del sujeto. El
consentimiento nunca es total, esto es un límite del acto educativo. El consentimiento del
sujeto está ligado también a una oferta valiosa. La oferta es del orden de un vínculo con
el saber.
El educador se hace cargo de la transmisión de contenidos culturales, tratando de
suscitar el interés del sujeto. Al sujeto le corresponde la responsabilidad de la
adquisición, si se le suponen unos intereses particulares y una disposición al trabajo.
Es importante que el alumno tenga frente así un adulto que se interesa por ellos, los
respeta y les da la palabra. Les considera como un sujeto. La escucha, la atención, la
creencia en las capacidades de su alumno, estimulan el deseo de aprender.
EL DESEO DEL DOCENTE
La educación ayuda al sujeto a encontrar un lugar propio para vincularse en lo social. El
deseo del educador en el acto educativo es un acto de generosidad, se espera algo del
niño, pero no para él sino para que se dirija hacia lo social. Si el educador no está
ocupado en la cultura va a ocuparse de cosas que no le pertenecen.
El educador para educar supone al otro como un sujeto capaz de hacerse cargo de la
cultura, del saber sobre el mundo. Es importante la programación, el currículum, son
herramientas de trabajo, pero lo que educa realmente es el deseo del educador. Y está la
responsabilidad de hacerse cargo del deseo de educar en cada maestro. Todos nos
acordamos de cierto profesor que nos hizo amar alguna asignatura. ¿Por qué tal o cual
docente influyó en el destino de tal o cual alumno?.
A veces pensamos los límites de la acción educativa solamente desde criterios evolutivos
o pedagógicos, y no se tiene en cuenta el deseo del propio niño lo que hace difícil
entender “el fracaso escolar” si anulamos la dimensión de la subjetividad.
Sería interesante ver la manera en que el educador pone en juego al Otro del niño, desde
donde ha de responder a los dichos del niño, a sus comportamientos, de forma que no
refuerce determinados esquemas, que son del orden de la repetición, de la dificultad. A
veces modificando la respuesta del Otro en relación a lo que dice el niño, se modifica la
posición del sujeto.
El deseo del educador es particular y hay que reconocerlo, teniendo en cuenta que en la
escuela hay unas normas, unos acuerdos para regular esta particularidad. El límite en la
educación es que todo en el niño no es educable, siempre hay un resto que nunca se
negocia con la pulsión, con las modalidades particulares de satisfacción de cada uno.
Del lado del educador ha de tolerar un cierto no saber, debe saber sobre su especialidad,
pero no sabe sobre el sujeto, sus intereses, ni sobre qué es lo que se transmite, ni sobre
la apropiación que hará el sujeto y en qué términos.
Qué es educar según Anny Cordié: “...educar a un niño es estar ahí para guiarlo, para
ayudarlo a crecer, es estimular su curiosidad, responder a sus preguntas, dialogar
permanentemente con él, hacerle descubrir el mundo. Es también decir la Ley, la ley de
los hombres, con sus prohibiciones capitales: el incesto, el asesinato. Es decir, la ley
moral, el respeto del otro y de todas las normas de la vida en sociedad...”.
Otro
¿De qué se quejan los docentes?
De falta de autoridad, desmotivación de los alumnos, falta de respeto hacia ellos y entre
los compañeros, cómo manejarse con diferentes niveles dentro del aula, falta de
colaboración con los padres, de que los padres siempre culpabilizan al docente del
fracaso de su hijo, de que no les enseñan realmente a enseñar, falta de recursos
materiales, la soledad e incomprensión, etc. En estas quejas todo parece venir del
exterior, de los niños, de las circunstancias, de la institución, de la sociedad. No se aprecia
una subjetivación de la queja.
Sabemos desde Freud que educar está entre las profesiones imposibles, junto a gobernar
y psicoanalizar, precisamente porque existe algo en ellas que no se obtiene, por mas bien
que se haga, por más conocimientos que se tengan, el resultado nunca es
completamente satisfactorio y esta incompletud que caracteriza al ser humano en
general, afecta a lo educativo en particular. Por tanto se ha de aceptar que la educación
no lo puede todo, para pensar qué es lo que sí puede hacer. El ideal de un saber
totalizador no es algo posible. Esta incompletud genera malestar en los educadores.
Reconocer debilidades y carencias nos lleva a entrever que cada uno de nosotros está
sometido a la castración. Lo normal en la educación es que las cosas no vayan bien.
Es importante diferenciar la imposibilidad en la educación de la impotencia que es del
orden de lo subjetivo. Entonces ¿qué evocan los alumnos de uno mismo?.
La formación del docente le hace creer en la posibilidad de controlar totalmente los
procesos de aprendizaje. Cree posible una transmisión neutral, sin implicación subjetiva.
Sin embargo sólo preguntándonos las motivaciones más o menos conscientes que les
llevaron a tomar esta elección vemos la implicación de la subjetividad (pe. identificarse a
un rasgo paterno, satisfacer a la madre, etc). Anny Cordié dice: “enseñar no consiste en
aplicar recetas, uno enseña con lo que es y muy poco con lo que sabe.” En cuanto a las
relaciones de los docentes entre si, los profesores no pueden contar con el éxito de sus
alumnos para asentar su prestigio.
-Nacimiento de un sujeto
Para que se produzca un acto educativo es necesario tener en cuenta a un sujeto en
construcción, que es el alumno. Es importante que un docente se pregunte y conozca
cuál es el proceso de nacimiento de un sujeto y su relación con el deseo de aprender.
Cada uno de nosotros nace en medio de un discurso. Aparece así un sujeto en relación
con el deseo del Otro. Todo recién nacido apenas llega al mundo se ve obligado a
ponerse a descifrar todo lo que ocurre a su alrededor. Además se encuentra con una
impotencia motriz que le hace depender totalmente de un Otro. Esto tendrá incidencia
en su estructuración subjetiva.
El cuerpo biológico no subsiste como puro real sino que se abre al mundo a través de sus
orificios, que son desde el inicio lugares de mediación con el Otro. Ese niño que nace,
curioso, con todos los sentidos despertando, sufre pasivamente las manipulaciones de un
adulto del que su vida depende. Él es para este Otro un objeto que vale como soporte de
las pulsiones y fantasmas, un objeto de goce. Todo este proceso supone una ligazón con
el Otro y separación posterior. La ligazón concierne al cuerpo (objeto “a”) y al goce, y la
separación tiene que ver con la inscripción del sujeto en lo simbólico, en la lengua.
-De La Pulsión Al Deseo De Saber
La curiosidad primitiva del niño pequeño que asociamos a la pulsión de vida y a la
necesidad de estructurarse (de crecer) tiene su prolongamiento natural en
interrogaciones más elaboradas. Se pregunta acerca del deseo materno y paterno. Luego
el niño extiende estas preguntas fundamentales a los orígenes más lejanos, a los
antecedentes familiares, a las “historias familiares”. Todo ello lleva a hablar de la pulsión.
Las pulsiones son los representantes psíquicos de excitaciones procedentes del cuerpo,
están entre lo psíquico y lo somático. La pulsión en relación con el objeto “a”, parte del
borde erógeno (boca, ojo, etc.), hace un trayecto alrededor del objeto para volver al
borde del que había partido. Lo fundamental es el trayecto de ida y vuelta en circuito. De
esta forma el alimento no podrá colmar nunca a un sujeto, podría satisfacer una
necesidad, pero más allá están la demanda y el deseo.
La pulsión puede cumplir un papel patógeno en la relación madre-hijo. El niño puede
ocupar el lugar de objeto “a” para la madre. Si el Nombre del Padre no opera, si el niño
no puede tener acceso a lo simbólico, su dependencia vital del gran Otro materno induce
a una satisfacción de índole pulsional, cercana a un goce perverso. Cuando el niño no
puede zafarse de este lugar de objeto, su evolución corre peligro. Todo lo que concierne
al saber está anclado en lo pulsional.
La pulsión de vida está ligada a la curiosidad del niño, ir adquiriendo un saber sobre sí
mismo y sobre el mundo para hacerse un lugar en el mundo. Cuando el niño no
encuentra en su camino un conflicto importante, la curiosidad primitiva desemboca en
un deseo de aprender.
-El Deseo de Saber y el Deseo del Otro.
El deseo de saber y aprender está mediatizado por las relaciones del sujeto del Otro. Por
ejemplo cuando el niño no se ha separado de la madre, y sigue siendo el objeto que la
completa, no puede sostener su deseo de aprender, porque aprender es un acto que se
realiza solo. El deseo de saber y aprender implica un renunciamiento a la satisfacción
inmediata.
El lugar que ocupa el éxito social y el saber en la relación padre-hijo también va a
condicionar el deseo de aprender. También influye la prohibición de saber que pesa
sobre algunos niños, en relación a cierto secreto familiar relativo sucesos que todos
deben ignorar y callar. Esto contribuye a engendrar el peso de la culpa y puede producir
una inhibición en el deseo de saber y aprender.
Las significaciones que el otro da, definen el sujeto, pero un niño pequeño no es alguien
pasivo sino que tiene una capacidad de elección. Para que se produzca el acto educativo
es necesario el consentimiento del sujeto. El deseo de aprender no puede ser ordenado,
nadie puede obligar a otro a desear o a amar. Cuando el niño está apresado como objeto
en la problemática inconsciente del Otro parental, su propio deseo no puede salir a la luz.
-La Posición Docente
La educación ayuda al sujeto a encontrar un lugar propio para vincularse en lo social. El
deseo del educador en el acto educativo es un acto de generosidad, se espera algo del
niño, pero no para él sino para que se dirija hacia lo social. El educador para educar
supone al otro como un sujeto capaz de hacerse cargo de la cultura, del saber sobre el
mundo. Al referirnos al docente, lo que realmente importa (no es su curriculum) sino es
el deseo del educador. Y está la responsabilidad de hacerse cargo del deseo de educar en
cada maestro.
A veces pensamos los límites de la acción educativa solamente desde criterios evolutivos
o pedagógicos y no se tiene en cuenta el deseo del propio niño lo que hace difícil
entender “el fracaso escolar” si anulamos la dimensión de la subjetividad.
El deseo del educador es particular y hay que reconocerlo, teniendo en cuenta que en la
escuela hay unas normas, unos acuerdos para regular esta particularidad. El límite en la
educación es que todo en el niño no es educable, siempre hay un resto que nunca se
negocia con la pulsión, con las modalidades particulares de satisfacción de cada uno. Del
lado del educador ha de tolerar un cierto no saber, debe saber sobre su especialidad,
pero no sabe sobre el sujeto, sus intereses, ni sobre qué es lo que se transmite, ni sobre
la apropiación que hará el sujeto y en qué términos.
Elichiry, N.
Fracaso escolar: acerca de convertir problemas socioeducativos en psicopedagógicos,
Las prácticas psicológicas en el ámbito educativo se han planteado en términos
individuales sin considerar las problemáticas de los conjuntos sociales. Se ha tendido al
etiquetamiento. Si bien la clasificación puede posibilitar ordenamientos, y planificar
planes de investigación estos sistemas no han brindado descripciones que permitan
delinear tratamientos psicoeducativos específicos.
Con frecuencia se producen desacuerdos en relación con el diagnostico de niños cuyas
conductas aparecen muy diferentes desde la perspectiva de los maestros, padres y
pediatras. Más allá de las diferentes perspectivas diagnosticas y teóricas, los tratamientos
tienden a homogeneizarse. Estos enfoques intentan una comprensión en términos de
desfase más que de déficit o de desvíos temporarios por conocimientos que proceden de
situaciones más complejas que las que el sujeto puede procesar.
El encuadre que proponemos en la interfase aprendizaje – cognición enfatiza la
naturaleza de los rápidos cambios que se presentan en la organización psicológica de los
niños. Estudios destacan la visión de que el mundo psicosocial es tan importante como su
mundo intrapsiquico. Debido a la influencia de esta perspectiva, hemos comenzado a
considerar que el modelo nosologico de diagnostico es insuficiente y con frecuencia suele
ser inadecuado. Por lo tanto debería ir más allá de la nosología e incluir el modelo de
desarrollo.
Esta perspectiva nos provee nuevas estrategias, diagnosticas y conceptuales que son
específicamente relevantes para el diagnostico y la intervención psicoeducativa. Los
conceptos de proceso y cambio son considerados como los más significativos y se
desestiman aquellas clasificaciones que, según características conductuales, rotulan al
sujeto. Las categorías diagnosticas etiquetan, no favorecen la investigación, este enfoque
sugiere nuevos parámetros y estrategias para orientar las observaciones.
Se esboza un problema, el de la diversidad, en términos de considerar la variabilidad
como característica peculiar del desarrollo humano.
Con relación a las prácticas clínicas y educativas, sugerimos descentrar la mirada de las
nociones de déficit y de los criterios de normalización para centrarnos en las
posibilidades del sujeto educativo. El sujeto educativo es, y no sobre la base de lo que se
estima que debería ser, sin aludir al contexto. Se trata de mirar las producciones de los
sujetos, dando cuenta de lo que estos saben y pueden.
La perspectiva emergente involucra una reconceptualizacion de la teoría psicológica
sobre el aprendizaje y el desarrollo humano.
El fracaso escolar y la repitencia remiten a una problemática común e involucra a los
mismos sujetos. Proponemos que en lugar de la clásica situación – problema que remite
al fracaso escolar, o al déficit, orientarnos a describir estrategias que tienen a favorecer u
obstaculizar los aprendizajes del sujeto educativo en los contextos complejos y
contradictorios en los que se desenvuelve.
Un aspecto registrado, es el que remite a la importancia de la función de
“tutores”. Simultáneamente, se ha documentado que con frecuencia la escuela evalúa
aspectos que no enseña. Vemos así que las instituciones educativas suelen dar por
supuesta una función de tutores familiar que nadie explicita, pero de la cual se pide
cuenta en las evaluaciones escolares. Esta exigencia recae en la familia. Muchas de las
funciones no han sido previstas en la programación escolar, no son enseñadas en la
escuela y son básicas para la organización y sitematizacion de los conocimientos. Cuando
se les pregunta a los alumnos quien les enseño a estudiar, no señalan la escuela, sino la
familia.
En los casos de alumnos que evidenciaron problemas en el rendimiento escolar, se les
pregunto cómo estudiaban, y quedo develado que los llamados fracasadores, no tenían
estrategias de organización para el estudio porque nadie se las había enseñado.
Se considera necesario reflexionar acerca de cuáles son los lugares de enseñanza para el
desarrollo de estrategias. Esto alude a la incorporación en el sistema de procedimientos
porque es importante saber, pero también saber hacer, es decir, disponer del manejo de
conceptos, contenidos y métodos.
Entre las condiciones institucionales que favorecen la retención escolar podemos
mencionar la constitución de equipos docentes, la formación profesional en dominios
específicos del conocimiento, la actualización en estrategias de enseñanza, y la
disponibilidad de espacios de expresión y reflexión.
Se necesita la apertura de nuevos interrogantes acerca de cómo trabajar sobre las
potencialidades y posibilidades de los sujetos y no sobre las deficiencias.
Con respecto al funcionamiento institucional, se ha subestimado la importancia de la
participación activa de docentes y alumnos, también se subestima la importancia de los
efectos negativos de esta no participación sobre el funcionamiento escolar en su
conjunto.
Las prácticas institucionales no están aisladas de las prácticas docentes. Cada una de
estas prácticas sintetiza aportes de diversa naturaleza que constituyen la trama
institucional que encauza la acción de los docentes. Por otra parte, las prácticas docentes
tienen resoluciones como practicas institucionales porque resultan de la elaboración de
su historia (como sujetos de aprendizaje) de su experiencia de trabajo y de su formación
en la docencia.
El conocimiento que construye el sujeto educativo es inseparable de sus prácticas
cotidianas, la importancia de pensar en las prácticas es porque éstas son las formas del
“hacer” adoptadas como adecuadas y posibles.
En el planteo de formas educativas favorecedoras, observamos la incorporación de
nuevas modalidades de relación con los padres y con la comunidad. Sin embargo en el
grupo de alumnos pertenecientes a sectores pobres, los directivos y docentes no
describen elementos positivos en las familias de esos niños, dado que las configuraciones
familiares se apartan del modelo concebido, modelo único de familia “ideal”. Se ve que
el maestro no tiene conciencia que al desvalorizar a la familia, desvaloriza al niño.
De aquí la importancia de profundizar la mirada en las practicas docentes y en la de los
equipos de orientación.
Algunas interacciones que propician la construcción del conocimiento y que podrían
incluirse en el ámbito escolar son:
- Las practicas discursivas que orientan las acciones a metas
- Inclusión de la narrativa
- Fomentar espacios de interacción con pares
- Escuchar e interrogar a los niños
- Participación guiada por medio de preguntas o comentarios
- Incluir el pedido de fundamentos y argumentación
La transferencia de los conocimientos psi al ámbito educativo se ha centrado en los
procesos de apropiación del niño, olvidando que el docente también aprende. Pensamos
que el aprendizaje de los maestros es un problema del sistema que desafía la
capacitación.
Es necesario volver a considerar los modos de aprender del sujeto educativo. El
aprendizaje constituye un proceso por el cual el sujeto pone de manifiesto los diferentes
momentos por los que atraviesa. La superación por medio de contradicciones que le
suscita la incorporación y coordinación de los diferentes punto de vista en que se
presenta un fenómeno, le permitirá avanzar en sus explicaciones. El aprendizaje es un
proceso, lo cual nos lleva a considerar en todo sujeto que aprende, la importancia de
reconocerlos esquemas interpretativos o saberes previos de los sujetos en situación de
aprendizaje.
Janin, B.
La violencia y los niños
Existe un amplio espectro de violencias: la social, familiar, la desatada a lo largo de la
historia. Con Violencia nos referimos a la violación, sometimiento, tortura, abandono,
hambre, éstas son formas del desconocimiento del otro, del avasallamiento de su
subjetividad. Generalmente, cuando en una familia o en una sociedad reina la
violencia, los mayores damnificados son los niños y los adolescentes. Por la vía
del hambre (los niños pequeños son los que más sufren sus consecuencias), y por la vía
del clima afectivo del contexto donde viven.
La tolerancia de los adultos hacia el funcionamiento infantil, frente a sus movimientos y
preguntas, disminuye cuando están en estado de estrés o de desborde, como las
posibilidades de conectarse empáticamente con ellos, de jugar y contar cuentos. Muchas
veces, en las familias se fuerza a ser al niño a ser otro, desconociendo sus posibilidades y
su historia, se arrasa con sus pensamientos, se usa su cuerpo como si fuera un objeto.
Hay una transmisión de violencia a través de las generaciones. Pero esto no es una
cuestión lineal, de causa-efecto, sino que se da en un entramado muy especial.
Las familias violentas son generalmente familias muy cerradas, en las que no hay un
intercambio fluido con el resto del mundo. Se transmite la violencia en un encierro
asfixiante. Los vínculos se estancan, dejan de circular, para transformarse en algo quieto.
Cada uno está aislado, absolutamente solo y a la vez no se puede separar de los otros. No
hay espacios individuales y tampoco se comparte. El contacto es a través del golpe o a
través de funcionamientos muy primarios, como la respiración, la alimentación o el
sueño. Cuando alguien ha sido maltratado, vive como rechazables aspectos de sí mismo,
incluida la propia hostilidad hacia los que lo maltratan.
Cuando los padres no se ubican como diferentes al niño, pueden querer matarlo como si
fuera un pedazo de ellos que no les gusta. “O lo mato o me mato”, frase que escuchamos
frecuentemente los analistas de niños y que remite a esa lógica del “él o yo”, anulación
del otro en tanto no-yo, externo amenazante.
Otras veces, se supone que el hijo viene a salvarlos. Y cuando esto, inevitablemente,
fracasa, en algunas familias la ruptura de esa imagen resulta intolerable. Que el niño no
cumpla con los ideales parentales puede ser vivido como terrorífico.
También es frecuente que, cuando se tiene un hijo, el deseo sea el de tener un muñeco,
no un bebé que llora, usa pañales, se despierta de noche y quiere comer a cada rato. Y
entonces, cuando requiere atención y cuidados, se torna insoportable. El llanto de un
bebé es muy angustiante porque hace revivir el desamparo inicial. Un adulto tiene que
poder tolerar su propio desvalimiento para poder contener a un bebé que llora y no
entrar él en estado de desesperación, identificado con el bebé. Y si el adulto no fue
contenido de niño, será mayor su dificultad para contener a otro; es decir, el
desvalimiento queda como una herida abierta.
Cuando los adultos están deprimidos, los niños tratan de »sacudirlos», pero es frecuente
que aquéllos sientan eso como golpes, como ataque y que respondan con violencia.
¿Cuáles son los efectos de la violencia en la constitución de la subjetividad?
Hay golpes que dejan marcas y que quiebran la trama que sostiene la vida. Es
fundamental diferenciar entre las violencias estructurantes y aquellas que dejan un
rastro innombrable, las que no tienen ni tendrán palabras. Marcas que no aluden a lo
reprimido sino a un desgarro del tejido representacional. Desgarro a suturar, a cicatrizar,
armando redes.
Violencias estructurantes
1. La violencia primaria, de la que habla Piera Aulagnier, se refiere al otorgamiento
de sentido, intrusión que humaniza (estructura el mundo representacional).
2. La violencia identificatoria, se trata de la identificación del otro como alguien, que
posibilita verse a sí mismo (estructuración del yo).
3. La violencia de la amenaza de la castración (o de la pérdida del amor), es la
violencia estructurante por excelencia (estructuración del superyó e ideal del yo).
Violencias des-estructurantes
Son aquellas que trabajan al servicio de la pulsión de muerte, irrumpen con un
forzamiento lo cual implica que avasallan las posibilidades del otro provocando dolor, o
dejando a un niño carente de toda satisfacción. Es la diferencia entre pegar una palmada
suponiéndola una medida educativa y descargar la agresividad o la desesperación sobre
el otro.
Es una cuestión de cualidad, o de cantidad que se vuelve cualidad lo que determina el
tipo de violencia.
Diferentes violencias des-estructurantes:
1) Violencia producida por la ruptura de las barreras de protección anti-estímulo, y el
dolor arrasa con todo el entramada psíquico y lleva a destruir todos los caminos, a
expulsar todo lo inscripto, impidiendo el armado de conexiones. Lo insoportable es el
bombardeo de estímulos que superan las posibilidades de ser tramitados. Freud dice que
el dolor es el más “imperioso” de todos los procesos. Implica una exigencia de huida.
Puede quedar un estado de obnubilación de conciencia o de abolición de la conciencia y
de la subjetividad.
Hay estímulos en donde evadirse es posible, sin embargo los anteriores son estímulos de
los que no se puede huir, ya sea porque son sorpresivos y atacan de golpe, o porque se
está encerrado, apresado en la situación dolorosa. Cuando la coraza anti-estímulo queda
dañada, el mundo de las impresiones sensoriales trabaja defectuosamente, y toda la
economía pulsional está trastocada. Hay gente que fue golpeada de pequeña y quedó en
estado de sopor, sin conciencia.
¿Qué implica hablar de violencia? Hablar de violencia, entonces, implica pensar en golpes
que vienen desde un afuera que destruye posibilidades elaborativas, situaciones en que
la exigencia no es sólo interna sino también externa. Un afuera que aparece como
insoslayable, del que no se puede escapar. Aquello de lo que no se puede huir es de la
propia necesidad de repetir ese vínculo, de sostener la relación con un otro que golpea.
2) Violencia por ausencia de estímulos: Esto alude a las situaciones de abandono, en sus
diferentes formas. El quedar a merced de las propias exigencias internas lleva a que la
libido no pueda ligarse a nada, porque no hay un mundo representacional a construir. En
esas condiciones, no se crea la investidura de atención que se produce como
consecuencia de un vínculo, en tanto hay otro que muestra un mundo libidinizado y el
esfuerzo por reinvestir la realidad es siempre tardío. Al no estar atentos a lo que pasa en
el mundo, las situaciones les “suceden” sin aviso previo, por lo que quedan abrumados
por lo ocurrido.
“Tanto si desde el mundo se arrasa con las propias posibilidades, es decir con los tiempos
o ritmos, de incorporar los estímulos externos, quebrando posibilidades metabolizadoras
de alguien; como cuando se lo deja en un mundo sin investiduras libidinales, se ejerce
una violencia desestructurante”.
Otro
Skliar
La educación para la diversidad bajo sospecha
¿Cuáles son los paradigmas que predominan hoy en el campo de la educación especial?
Implica antes, preguntarse por ¿Qué es la Educación Especial?
La «educación especial», es una invención disciplinar creada por la idea de NORMALIDAD,
para ordenar lo «desordenado» por causa de esta perturbación que ha provocado otro
término, que es el de ANORMALIDAD. La Clásica costumbre es identificar la educación
especial, con las instituciones especiales y hablar de una oposición estricta entre
paradigmas: terapéuticos / antropológicos.
En la actualidad, más que de paradigmas se trata de disputas, en el intento de resolver
una paradoja: La perpetuación o la implosión de lo que llamamos «educación especial»
La interpretación dominante de la diferencia, continúa presentando la condición plural y
múltiple de lo humano como una catástrofe que habría que remediar.
Lamentablemente vivimos entre diferencias y, se nos dice, nuestra tarea consiste ahora
en rehacer cierta unidad o, por lo menos, administrar la diversidad siempre desde el
punto de vista del provecho del Capital y del orden del Estado.
La palabra “diversidad” (pero no “diferencia”) ha sido impuesta por el discurso político,
cultural, educativo y empresarial. “Diversidad” es, al mismo tiempo, todo y nada; una
marca, un consumo, la obsesiva afirmación de las leyes y la excesiva ignorancia de los
sentidos; es la mímica de la alteridad, de aquello que debe tener un nombre para ser
excluido o incluido y luego, otra vez, ignorado.
Enunciar la “diversidad” para, de ese modo, ocultar la radicalidad que suponen las
diferencias.
Da la sensación de que lo importante es continuar administrando las fronteras entre el
ser o no ser, el poseer o no poseer, el saber o el no saber. De lo que se trata es de
gobernar la diferencia identificándola y de tratar integrar a todos en un mundo plural y a
la vez globalizado.
Lamentablemente vivimos entre diferencias y, se nos dice, que nuestra tarea consiste
ahora en rehacer cierta unidad o, por lo menos, administrar la diversidad siempre desde
el punto de vista del provecho del Capital y del orden del Estado. De lo que se trata es de
gobernar la diferencia, identificándola y de tratar integrar a todos en un mundo plural y
a la vez globalizado.
Numerosos textos, discursos especializados y dispositivos técnicos han anunciado un
viraje educativo desde la hegemonía hacia la diversidad. En este pasaje, se dice que hay
un cambio de enfoque que pone en juego no ya el aprendizaje, la lengua, el cuerpo y el
comportamiento únicos, sino la multiplicidad y la diferenciación de “formas de estar en el
mundo escolar”. Sin embargo cabe la duda de pensar si lo que está en juego sea más bien
una nueva retórica, matizada por una serie de eufemismos como: el respeto, la
tolerancia, la aceptación del otro, pero de cuyas raíces y sentidos todavía debemos poner
bajo sospecha, ya que la educación no parece preocupada con las diferencias, sino que
existe una cierta obsesión por los “diferentes”, por los “extraños”, o tal vez en otro
sentido, por «los anormales». Se establece, así, un proceso de “diferencialismo” que
consiste en separar, en distinguir de la diferencia a partir de una connotación peyorativa.
Desde este enfoque el negro es considerado el problema en la diferencia racial, el niño o
el anciano son considerados el problema de la diferencia de edad, etc.
Otro
No creo que haya una única forma de entender qué es la educación especial y definir
cuáles son sus paradigmas. No hay tal cosa como la “educación especial”, sino una
invención disciplinar creada por la idea de “normalidad” para ordenar el desorden
originado por la perturbación que llamamos “anormalidad”.
Hoy, más que de una cuestión de paradigmas, se trata de una verdadera disputa que
intenta resolver la siguiente paradoja: la perpetuación o la implosión de aquello que
llamamos educación especial. Más específicamente, habría que considerar la existencia
de una frontera que separa de modo muy nítido aquellas miradas que continúan
pensando que el problema está en la “anormalidad”, de aquellas otras que hacen lo
contrario, que consideran la “normalidad” como el problema. Las primeras siguen
obsesivas por aquello que es pensado y producido como “anormal”, vigilando cada uno
de los desvíos, y sospechando de toda deficiencia. Este tipo de miradas no es útil para la
educación especial ni para la educación en general: lo “anormalizan” todo y a todos. Las
otras miradas tratan de invertir la lógica y el poder de la normalidad, haciendo de lo
normal el problema en cuestión. Esas miradas tienen mucho que ofrecer a la educación.
Por ejemplo, a desmitificación de lo normal, la perdida de los parámetros instalados en la
pedagogía acerca de lo “correcto”. Estas miradas podrían socavar esa pretensión altiva
de la normalización, que no es más que la imposición de una supuesta identidad única,
ficticia y sin fisuras, de aquello que es pensado como lo “normal”.
La educación especial podría ser pensada como un discurso y una práctica que torna
problemática e incluso insostenible la idea de lo “normal” del aprendizaje, lo “normal” de
la sexualidad, etc. Si aquello que llamamos educación especial no sirve para poner en tela
de juicio “la norma”, pues entonces no tiene razón de ser ni mayor sentido su
sobrevivencia.
Pareciera que sólo la educación especial es la que se preocupa por las diferencias cuando
este problema debería ser un problema de toda la educación. ¿Por qué ocurre esto?
La educación especial, así como la educación en general, no se preocupan por las
diferencias sino pos aquello que podríamos denominar como una cierta obsesión por los
“diferentes”, por los “extraños”, por los “anormales”. Se viene confundiendo “diferencia”
con “diferentes”. Los <diferentes> son una construcción, una invención, un reflejo de un
reflejo de un largo proceso al cual podríamos llamar de “diferencialismo”, esto es, una
actitud de separación y de disminución de algunos trazos, de algunas identidades con
relación a la vasta generalidad de diferencias. Las diferencias no pueden ser presentadas
o bien descriptas en términos de mejor o peor, bien o mal, superior o inferior, etc. Son
simplemente diferencias. Pero el hecho de hacer de algunas de ellas “diferentes” y ya no
“diferencias” vuelve a posicionar estas marcas como contrarias, como opuestas y
negativas a la idea de “norma” de la “normal” y de lo “correcto”, lo “positivo”, etc. Lo
mismo sucede con otras diferencias, sean estas raciales, sexuales, de edad, de género, de
lengua. Se establece un proceso de “diferencialismo” que consiste en separar de las
diferencia algunas marcas “diferentes”, y de hacerlo siempre a partir de una connotación
peyorativa. La preocupación por las diferencias se ha transformado así en una obsesión
por los diferentes. Y cabe sospechar de esta modalidad de traducción pedagógica que se
obstina desde siempre en señalar quienes son los “diferentes”, banalizando al mismo
tiempo las diferencias. El problema no está en qué son las diferencias, sino en cómo
inventamos y reinventamos, cotidianamente, a los “diferentes” la escuela no se preocupa
con la “cuestión del otro”, sino que se ha vuelto obsesiva ante todo resquicio de
alteridad.
Parece que hay una necesidad constante de inventar alteridad y de hacerlo para
exorcizar el supuesto maleficio que los diferentes nos crean en tanto son vistos como una
perturbación hacia nuestras propias identidades. El lenguaje de la designación no es ni
más ni menos que una de las típicas estrategias coloniales para mantener intactos los
modos de ver y de representar a los otros y así seguir siendo, nosotros, impunes en esa
designación e inmunes a la relación con la alteridad.
La cuestión de los cambios de nombres no produce necesariamente ningún embate,
ningún conflicto, ni inaugura nuevas miradas en nuestra propias ideas acerca de quién es
el otro, del cuál es su experiencia, de qué tipo de relaciones construimos en torno de la
alteridad y cómo la alteridad se relaciona consigo mismo. Por el contrario, perpetúa hasta
el hartazgo el poder de nombrar, el poder de designar y la distancia con el otro. No ha
habido cambios radicales en los dispositivos técnicos y en los programas de formación
que construyen discursos acerca de la alteridad, sea esta denominada como “deficiente”,
“con necesidades educativas especiales”, “discapacidad”, etc. Hay en todas ellas la
presencia de una reinvención de otro que es siempre señalado como la fuente del mal,
como el origen del problema. Y, también, permanece nuestra producción del otro para
así sentirnos más confiados y más seguros en el lado de lo normal.
En educación, lo “políticamente correcto” ha servido para cuidarnos de las palabras, para
resguardarnos de sus efectos. Pero no para preguntarnos sobre aquello que dicen las
palabras. Y mucho menos para comprender desde qué altura y cuál boca pronuncia esas
palabras.
Ficciones
En las reformas recientes se habla de una educación que atienda a la diversidad y dentro
de este planteo se propone la integración de alumnos con necesidades especiales a la
escuela común. ¿A dónde conducen estas propuestas?
¿Qué significa abrir las puertas a los alumnos llamados “especiales”?
Se puede responder en dos planos: por un lado, significa que las escuelas no pueden
volver a inventar un proceso de diferencialismo a su alrededor. Desde el mismo
momento en que algunos alumnos, y no otros, son considerados y apuntados como “los
diferentes”, ya inscribimos ese proceso como separación y disminución del otro. Se ha
visto como la idea de integración/inclusión acabe por traducirse en una imagen más o
menos definida: se trataría de dejar a la escuela tal como era y como está y de agregarle
algunas pinceladas de deficiencia, algunos condimentos de alteridad “anormal”. Sólo eso,
nada más que eso.
Por otro lado, cabe aquí la pregunta de quién es el problema pedagógico con relación a
las diferencias. El problema es de todos, a cada instante. No es del “diferente”, no es del
maestro, no es de las familias, no es del alumno. Por lo tanto, estas propuestas deben
suponer el hecho de repensar todo el trabajo en torno de las diferencias, de las
diferencias conocidas y de las desconocidas. Estas formas “novedosas” de diferencia
deben ser vistas no como un atributo o posesión de “los diferentes”, sino como la
posibilidad de extender nuestra comprensión acerca de la intensidad y la extensión de las
diferencias en sí mismas.
Muchas veces se propone la integración escolar como el remedio a la exclusión social
¿esta fórmula es válida?
Soy de la idea de que la cuestión de la integración debería plantearse en otros términos y
no como respuesta única a la exclusión obvia. Está claro que el mismo sistema, político,
cultural, educativo, que excluye no puede pretender instalar impunemente el argumento
de un sistema radicalmente diferente. A no ser que aquí la inclusión sea, como decía
Foucault, un mecanismo de control poblacional y/o individual: el sistema que ejercía su
poder excluyendo y que ya no puede controlar con tanta eficacia, se propone hacerlo por
medio de la inclusión o mediante la aflicción y la promesa integradora. La inclusión
puede pensarse como un primer paso para la regulación y el control de la alteridad. La
inclusión no es más que una forma solapada de una relación de colonialidad con la
alteridad. Y es así pues se continúa ejerciendo el poder de una lógica bipolar dentro de la
cual todo otro es forzado a existir y subsistir. Al tratarse de dos únicas posibilidades de
localización del otro, no hay sino la perversión del orden y el ejercicio de una ley estéril
que persigue únicamente la congruencia. Llamo perversión a la delimitación, sujeción y
fijación espacial y temporal del otro en esa lógica. La consecuencia de esta lógica
perversa es que parece que sólo podemos entrara en relación con el otro de una forma
fetichista, haciendo del otro un objeto, o bien en términos de racismo, o en términos de
tolerancia, de respeto, etc. Y acabamos reduciendo toda alteridad a una alteridad
próxima, a algo que tiene que ser obligatoriamente parecido a nosotros o previsible,
pensable, asimilable. Así es que hacemos del otro un simulacro, un espectro, una cruel
imitación de una no menos cruel, identidad “normal”. Por ello el binomio
exclusión/inclusión no nos deja respirar, no nos permite vivir la experiencia de intentar
ser diferentes de aquellos que ya somos, de vivir la diferencia como destino y no como
tragedia, ya no como aquello que nos lleva a la desaparición de todo otro que puede ser
radicalmente diferente de nosotros. El problema de la diferencia y la alteridad es un
problema que no se somete al arbitrio de la división entre escuela común y escuela
especial: es una cuestión de la educación en su conjunto, esto es: o se entiende la
educación como una experiencia de conversación con los otros y de los otros entre sí, o
bien se acaba por normalizar y hacer rehén todo lo otro en términos de un “nosotros” y
de un “yo” educativo tan improbable cuanto ficticio. Una conversación para mantener las
diferencias, no para asimilarlas.
La domesticación de las diferencias
¿Qué significa en educación hablar de diversidad y que significa hablar de diferencias?
Sospecho del término “diversidad”. Sobre todo por su aroma a reforma y por su rápida y
poco debatida absorción en algunos discursos educativos igualmente reformistas. Y me
parece una forma de designación de lo otro, de los otros, sin que se curve en nada la
omnipotencia de la mismidad “normal”. Hablar de <diversidad> parece ser una forma de
pensar los torbellinos culturales y educativos desde un cómodo escritorio y de mantener
intacta aquella distancia, aquella frontera que separa aquello que es diversidad de
aquello que no lo es. Así la diversidad se parece mucho más a la palabra “diferentes” que
a una idea más o menos modesta de la “diferencia” la “diversidad” en educación nace
junto con la idea de respeto, aceptación, reconocimiento y tolerancia al otro. Y esto es
particularmente problemático: la diversidad, lo otro, los otros así pensados, parecen
requerir y depender de nuestra aceptación, de nuestro respeto, para ser aquello que ya
son, aquello que ya están siendo.
En cambio, al hablar de las diferencias en educación, no estamos haciendo ninguna
referencia a la distinción entre “nosotros” y “ellos”, ni estamos infiriendo ninguna
relación o condición de aceptabilidad acerca de lo otro y de los otros. La diferencia todo
lo envuelve, a todos nos implica y determina: todo es diferencia, todas son diferencias. Y
no hay algo que pueda suponerse como lo contrario de diferencias. En educación no se
trata de mejor caracterizar qué es la diversidad y quien la compone, sino en mejor
comprender cómo las diferencias nos constituyen como humanos, cómo estamos hechos
de diferencias. Y no para acabar con ellas, no para domesticarlas, sino para mantenerlas y
sostenerlas en su más inquietante y perturbador misterio.
Aprender a conversar
Cuando se plantea la propuesta de integrar alumnos de escuelas especiales a la común,
los docentes suelen decir “la escuela no está preparada” o “no estamos capacitados para
esto”. ¿Los maestros de la escuela especial si están preparados para trabajar con estos
niños “diferentes”?
No es que la escuela o los maestros no están preparados. Todavía no hay un consenso
sobre lo que significa “estar preparados” y, mucho menos, acerca de cómo debería
pensarse la formación en términos de integración. Por una parte, cabe la pregunta de si
es necesario o no crear o reinventar y reproducir un discurso racional, técnico,
especializado sobre ese otro “especifico” que está siendo llamado a la integración. Mi
respuesta es no. Por otro lado, tal vez haya una necesidad, que es aquella de una
reformulación sobre las relaciones con los otros en la pedagogía. No estoy de acuerdo
con las ideas actuales de formación que conservan intactas las mismas estrategias y los
mismos textos que criticamos desde siempre, acusándolas de ser invenciones,
estereotipos, y fijaciones de la alteridad. Me imagino una formación orientada a hacer
que los maestros puedan conversar con la alteridad y que posibiliten la conversación de
los otros entre sí. Es por eso que entiendo que habría algunas dimensiones inéditas en el
proceso de formación, son aquellas que se vinculan con las experiencias que son del otro,
de los otros, con la vibración en relación con el otro, con la ética previa a todo otro
especifico, con la responsabilidad hacia el otro, con la idea que toda relación con la
alteridad es una relación con el misterio.
Sánchez, M.
Los puntos de vista de docentes y alumnos sobre la violencia escolar
Sanchez sostiene que la violencia y la inseguridad no es una característica de nuestra
época. La escuela como parte de esta sociedad está atravesada por la violencia. Pensar y
abordar el fenómeno de la violencia se debe contemplar de interacción de diversos
factores, desestimando la casualidad lineal y determinista.
Según el psicólogo comunitario Martín Baró (1989) se pueden diferenciar tres enfoques:
> Enfoque etológico: concibe el carácter social como un dato biológico. Las explicaciones
de la violencia como originada en los instintos se basan en investigaciones sobre el
aspecto biológico de la conducta y las predisposiciones heredadas. La agresión es
considerada un instinto universal comparable a una función, como comer o respirar, y
por lo tanto es necesaria para la conservación de la especie. Lo social en este enfoque
tiene que ver con un conjunto de normas y ritos que se transmiten de generación en
generación a fin de controlar los instintos. Las sociedades que más estimulan la
agresividad estarían más expuestas a fenómenos de violencia.
>Enfoque ambientalista: el carácter social como dependiente de la circunstancia externa.
La psicología americana y el conductismo descartan el componente instintivo de las
conductas para privilegiar la influencia del medio y del aprendizaje; el sujeto es
entendido como maleable y modificable. En la medida en que los comportamientos
reciben refuerzo por la aceptación grupal, aunque sean agresivos, tienen más
posibilidades de ser adoptados.
>Enfoque socio histórico: el carácter social como construcción histórica. Sostiene que el
ser humano no es un ser natural, sino cultural, ya que cada contexto histórico-social
produce discursos que modelan su subjetividad. También tiene la característica de ser
social y simbólico por la posibilidad de construir su realidad atribuyéndole significados.
Además, se señala el carácter activo del sujeto en la determinación de su desarrollo y de
los procesos sociales.
Al revisar la opinión de los docentes y las relaciones en las que están implicados
(docentes, con los alumnos), los docentes entrevistados manifiestan que en pocas
situaciones ellos han sido objeto de violencia, mencionan agresiones verbales, como
contestaciones irrespetuosas, o insultos en voz baja y actitudes de desafío. También
señalan las faltas de respeto de algunos alumnos y la abierta negativa ante las solicitudes
e indicaciones del docente.
Otro aspecto que señalan es observar la manera en que el docente se dirige a los
alumnos, cómo se trasmiten las normas, ya que si el alumno percibe que es tratado
despectivamente se genera más violencia.
A los profesores se los caracteriza como “el exigente” y “el compinche”, que para algunos
alumnos sirven de excusa para no cumplir con determinadas pautas. Algunos señalan que
si hacen cumplir las normas son tildados de “malos” con relación a otros que “dejan
hacer”. Coinciden en que los acuerdos institucionales sobre lo permitido y lo prohibido
no alcanza, se debe acordar también sobre las maneras de intervenir, para dar
respuestas coherentes ante situaciones de violencia o indisciplina.
Algunos docentes a veces dejan a un lado los contenidos de la materia para darle
importancia a la formación en valores y a la socialización. Otros sienten que restan
tiempo a los contenidos de su materia. Lo que les genera frustración, también piensan
que los conocimientos que pretenden impartir son valiosos y muchas veces no son
aceptados por los alumnos.
Se observa también que algunos profesores se enfrentan al dilema de tener que
imponerse y, al mismo tiempo, no desean responder desde una posición autoritaria.
Temen que una postura de firmeza pueda ser confundida con autoritarismo, sin tomar en
cuenta que en éste lo que prevalece es la arbitrariedad y el exceso de poder.
Todos coinciden al afirmar “muchos chicos no tienen los elementos mínimos para
trabajar”, “no poseen hábitos de estudio”. Cada profesor ha implementado, mediante un
esfuerzo personal, estrategias para suplantar en lo posible la falta de materiales y llevar
igualmente adelante su labor. Consideran que los alumnos notan la diferencia del paso
del segundo al tercer ciclo al reconocer diferentes modalidades entre los profesores y
maestros, algunos consideran que ésta última es menos exigente por lo que lo alumnos
no están acostumbrados a cumplir.
También se pone de manifiesto la exigencia que representa para los docentes el trabajo
con algunos alumnos que se manifiestan muy impulsivos y ante las mínimas situaciones
de frustración reaccionan produciendo daño.
Otro
La inseguridad y la violencia son temas a la orden del día, sin embargo no son de nuestra
época, la historia de la humanidad está llena de actos violentos.
La Escuela está atravesada por la violencia, y esto es un fenómeno mundial
¿Cómo conciben la violencia los docentes y alumnos y qué hacen frente a estas
situaciones?
[Estudio en 3º Ciclo EGB zona suburbana Mar del Plata – Investigación cualitativa,
Técnicas: entrevistas a docentes, grupo focal con alumnos, encuestas a docentes y
alumnos]
El origen de la violencia: diferentes enfoques
Pensar la violencia nos inserta en el terreno de la complejidad. No se sostiene la
causalidad lineal.
Cuando se intenta caracterizar un acto de violencia, surge que dicha caracterización
depende de los juicios de valor que sostiene quien lo define. Esos juicios responden a los
intereses de quienes los definen y generan consenso social para legitimar o reprobar
acciones necesarias para el mantenimiento del proyecto político y el control social.
Hay distintas posturas que explican el carácter social del Hombre. Para Baró (Psi.
Comunitario) Social no es lo mismo que sociable para algunos autores, lo social tiene
influencia en el ser y el hacer de las personas.
- Enfoque etológico: concibe el carácter social como un dato biológico. La violencia se
origina en los instintos. La agresión es un instinto universal y necesario para la
conservación de la especie. Lo social es en este enfoque un conjunto de normas y
ritos creados para controlar los instintos. Las sociedades que más estimulan la
agresividad estarían más expuestas a situaciones de violencia. Las críticas a la postura
es que no considera el contexto socio-político.
- Enfoque Ambientalista: el carácter social como dependiente de la circunstancia
externa. El conductismo es uno de sus representantes, ya que descarta el carácter
etológico y privilegia la influencia del medio y el aprendizaje. El sujeto es entendido
como maleable y modificable. Hay teorías que sostienen que la cólera que genera la
frustración es una fuerza motivadora que predispone a la violencia. La satisfacción del
individuo es el criterio y raíz última de la conducta, por lo tanto las conductas exitosas
se afianzan. El refuerzo de la aceptación grupal acentúa la posibilidad de que los
comportamientos sean adoptados.
- Enfoque socio-histórico: Se considera el ser humano como construcción histórico. Un
ser no natural sino cultural ya que los contextos históricos segregan discursos que
modelan la subjetividad. La realidad se construye asignándole significados.
Freud tomando en cuenta el mito de la horda primitiva plantea el origen de la cultura
cuando los hombres se organizan en torno a una ley; una sociedad organizada posibilita
el pasaje de la violencia al derecho. La instauración de la Ley basada en la igualdad
permite reconocer al otro como semejante, si aquella no opera tampoco se reconoce su
transgresión.
El otro no se constituye en una relación espontánea; hace falta un tercero con referencia
al cual podrán considerarse los iguales.
Concepción de la Violencia en la Escuela desde el Punto de Vista de Docentes y Alumnos
Ambos consideran como violencia tanto los hechos de agresión como de indisciplina que
producen daño físico o psicológico a otras personas. La diferencia semántica entre
agresión y violencia no es considerada. No se consideran los aspectos de violencia como
abuso de poder. Los directivos suman como actos de violencia los daños al edificio
escolar y los robos.
A- La opinión de los alumnos
1. La mayoría de los alumnos considera que está mal reaccionar pegando a un
compañero. Un 8% responde que cuando se es molestado reacciona a golpes y
un 15% dice que llegaría a hacerlo dependiendo del caso. Consideran que es
legítimo defenderse haciendo justicia por mano propia y que es necesario
generar miedo para ser respetado
2. Al preguntárseles qué deberían hacer para mejorar la convivencia en la Escuela
responden el 56% que portarse mejor, el 32% que iniciar amistades el 6%
promover la no violencia, lo cual da muestras de que se involucran en la
problemática proponiendo alternativas de mejoramiento.
3. Se les preguntó que cuando hacen algo malo en la Escuela qué medidas toman los
padres, el 35% respondió que los padres no hacen nada o no se enteran. La
familia como sostén referencia y transmisora de valores está desdibujada, en ese
marco el hijo no queda como eslabón en la cadena generacional y las figuras
parentales no se constituyen como representantes de la ley ni portadoras de
autoridad simbólica. Si los padres no ofrecen un marco donde el hijo pueda
confrontar en su búsqueda de diferenciación, el adolescente buscará otros
adultos con quien confrontar, y será posiblemente en la escuela donde lo haga.
La Escuela suele reproducir la exclusión del sistema social; en los contextos de pobreza
esto es más palpable y es un desafío para los docentes que son la cara visible de la
situación.
Aquellos docentes que en vez de un posicionamiento burocrático apuestan al desafío de
inventar, crear y reconocer las expectativas y realidad de sus alumnos, tienen más
posibilidades de crear vínculos para favorecer la inclusión.
Villanueva,
Violencia, medios y miedos. peligro, niños en la escuela. los sentidos de las violencias
La violencia como problema social, no es ni una propiedad ni una forma de relacionarse
intrínseca de ciertos individuos o grupos sino que es una cualidad asociada a
determinadas condiciones materiales y simbólicas de producción de la vida. La violencia
se debe al incremento de la desigualdad, la exclusión y la vulnerabilidad.
Sin embargo no es la pobreza el problema, el problema es la brecha de desigualdad, la
diferencia entre ricos y pobres que en la Argentina en treinta años se triplicó como en
ningún otro país del mundo.
En relación a la violencia y los medios, la autora plantea que existen tres niveles de
análisis de los fenómenos de “violencia en el contexto escolar” que tomamos como
marco semántico de análisis y como herramienta de clasificación de las noticias:
- La violencia interpersonal (entre personas ej: docente-alumno)
- La institucional (mecanismo propios de la escuela que generan o que no
contribuyen a evitar)
- La estructural( los factores sociales y culturales que en una sociedad)
La escuela se plantea ante casos concretos como “activa” en el abordaje de violencia,
pero con acciones que, en definitiva, se corresponden con una representación “pasiva” y
casi inocua de su papel (su decir y su hacer) y los posibles efectos de sentido en relación
con esta construcción remiten a la incapacidad de la escuela para diagnosticar, analizar y
proponer soluciones lógicas, eficaces, pertinentes y consensuadas.
Podemos rastrear otros efectos de sentido que caracterizan a la escuela en las noticias
que remiten al análisis de la violencia institucional e interpersonal.
La sorpresa –el desentendimiento: Por ejemplo cuando la directora dijo que fue una
sorpresa para ella que le dijeran que el arma era de verdad (crónica 23/9/02)
El afuera violento y el temor cuando sostienen por ejemplo que los delincuentes no
eran de la escuela, que eran de afuera.
La intervención de la justicia cuando se tilda de buenos docentes a aquellos que
llaman a la policía inmediatamente.
La presión de los padres-vecinos y de los medios cuando declaran que tomarán
medidas para evitar los hechos delictivos
La necesidad de dar explicaciones y causas lineales, inscriptas en el sentido común
social como por ejemplo cuando le echan la culpa a programas de televisión
Así, la escuela no se plantea como responsable – ni como causante en cierta medida, ni
como activa en la búsqueda de abordajes, intervención en relación con la violencia.
Otro
Ageno, R.
El psicólogo en las instituciones educativas en Cuadernos de Psicología y Psicoanálisis
Se analizará el lugar del psicólogo y su quehacer en relación a las instituciones educativas
desde dos puntos de vista:
1) Histórico o diacrónico: ¿qué han venido haciendo los psicólogos en el campo
educativo?
Los psicólogos ingresaron a las instituciones educativas y conformaron los conocidos
gabinetes psicopedagógicos o escolares, desde donde trataron de dar respuesta a las
demandas de los docentes vinculadas a pedidos de ayuda, asesoramiento para manejarse
con los alumnos que no aprenden y con los que no se adaptan a las normativas
institucionales.
Los gabinetes respondían haciendo psicodiagnósticos, elaborados mediante entrevistas y
test. Esto concluía generalmente con rotulamientos y aconsejamientos a los docentes y a
los padres, y derivaciones para tratamientos. Se centraba en un enfoque individualista y
enfocándose en la problemática clínica de salud-enfermedad. La educación se veía”más
allá de la cura” y sobre ella no se sabía cómo operar o investigar, solo se atendían los
“pedidos”. Esto condujo a los gabinetes a un punto muerto.
2) Actual o sincrónico: su lugar en las instituciones educativas desde la práctica del
psicólogo
El psicólogo tiene como objeto de estudio a las formaciones inconscientes, al sujeto
dividido, deseante, y a sus relaciones con el Otro y el significante, con la diferencia sexual
y el mito del objeto perdido.
Este sujeto que desea y que habla, estructura relaciones con distintos objetos en
búsqueda de satisfacciones, pero siempre que se da una diferencia irreductible entre la
satisfacción obtenida y la satisfacción buscada, produce malestar. Este malestar irrumpe
y se revela en su discurso, un discurso que el psicólogo debe saber escuchar e interpretar
desconfiando de los sentidos que se dan en lo inmediato, pudiendo oír otro orden de
sentido, enmascarado en el lenguaje.
Las instituciones educativas tienen la función de educar a la población. Lo hacen
transmitiendo conocimientos, métodos de trabajo, etc. que capacitan a los sujetos para
ocupar lugares de trabajo, de producción o asistencia, y también transmitiendo normas,
valores, actitudes, etc. Es sobre el docente en quien pesa la función social de educar,
atravesado por cómo enseñar, apresado en el didactismo, no puede pensar en el más allá
de su práctica, en cómo está instituida, en el sentido de la normatividad y las
valoraciones que la sobredeterminan más allá de lo que conscientemente se propone
como objetivos. En el discurso docente no sólo se registra su malestar por ocupar ese
lugar im-posible, también se encontraran designaciones, ideas, representaciones,
significados y sentidos cristalizados inscriptos en su subjetividad, que forman parte
además de la cultura escolar.
El discurso pedagógico constituye una cadena de significantes con ideas y
representaciones cristalizadas, ordenadas a partir del sujetamiento del docente al orden
institucional y del modo particular como enfrenta, a través de su práctica, la realidad
educativa. Se lo debe analizar a través de sus regularidades, comunes denominadores,
quiebres y contradicciones, para ir construyendo la red de sentidos que se les escapa a
los mismos que enuncian. Para ello es necesario crear un espacio de trabajo que permita
determinar cómo se origina su producción y con qué objetivos, cuáles son los canales de
circulación y cuáles los efectos de su apropiación en el campo de las prácticas educativas.
El objeto de la operación psicológica en el campo de la educación tiene que ver con el
malestar de los sujetos que operan en ese campo. Son necesarios dispositivos que hagan
hablar a la institución educativa y permitan develar sus sentidos ocultos que, más allá del
deseo de los sujetos marcan sus prácticas y discursos, a partir del análisis de episodios o
situaciones escolares en las cuales el sin-sentido no solo es lo aparente sino también lo
permanente, a la vez.
La operación del psicólogo en la institución tiene que ver también con el malestar del
educador por serle im-posible sostener su lugar, porque no puede: enseñar todo lo que
debe sin eliminar sus prejuicios y borrar su desconocimiento o hacerse cargo de su
ignorancia. El psicólogo debe correrse del lugar qen que lo quiere ubicar la demanda
docente, para no quedar entrampado en la escena de lo aparente. Su intervención debe
centrarse en el análisis de ese “algo más” que se disimula, se enmascara en los dichos
sobre lo que se hace en la escuela, le permitirá acceder, junto con los protagonistas de la
educación, a otra escena en donde se instituyen las instituciones que reglan la práctica
educativa. Aquello que es determinación o determinante de lo que aparece en la primera
lectura de los relatos de los docentes como preocupante que, precisamente,
impide/obstaculiza ocuparse de lo otro, lo que constituye/institucionaliza.
Elichiry
Los saberes y los trabajos del psicólogo educacional – su relación con el docente como
sujeto de aprendizaje.
Al hacer un recorrido socio-histórico sobre la trayectoria del psicólogo en la educación,
emergen en primera instancia prácticas “yatrogénicas” (acto médico dañino que no ha
conseguido la recuperación del paciente) más que saberes.
El psicólogo, que inicialmente lucha contra el modelo psiquiátrico, fue ganando
espacios en el ámbito educativo y comenzó a ser reconocido. Pero la impronta del
modelo médico hegemónico quedó en él y los espacios ganados en hospitales y escuelas
reproducen el mismo modelo que el desarrollado por los médicos y psiquiatras.
Al mismo tiempo la psicología educativa va perdiendo prestigio en los ámbitos
académicos y ante la falta de construcción teórica, los ejes educacionales se desdibujan.
Es así como se incorporan como propios del área, a contenidos de la clínica psicoanalítica
o de la psicología social. Surge de esta manera el modelo de consultorio privado, en
donde los sujetos ya no son tales y pasan a ser “pacientes”.
En las instituciones educativas la tendencia ha sido operar en aislados gabinetes. Las
tareas básicas se centraron en la detección y diagnóstico de problemáticas individuales.
La relación del psicólogo educacional y de todos los integrantes del equipo escolar “psi”
con el docente se ha formalizado en los saberes clínicos y de esta manera fue transferido
en vocabulario técnico psicopatológico al uso cotidiano en la escuela. En este contexto,
los psicólogos educativos, los psicopedagogos y los distintos especialistas se superponen
en su quehacer; no logran definir una especifidad disciplinaria.
Las prácticas psicológicas derivadas del modelo médico hegemónico mencionado solo
han ayudado a patologizar el ámbito escolar y legitimar de esta manera la inoperancia del
sistema educativo durante décadas,
Las investigaciones psicológicas clásicas sobre el tema se han referido a la medición de
diferencias individuales de los alumnos en relación con calificaciones, cociente
intelectual, actitudes y aptitudes. Los índices de estos estudios no son explicativos
respecto de las complejidades mediante las cuales la problemática del rendimiento ha
sido generada y han derivado en sistemas especializados de exclusión educativa.
Los estudios de etnografía escolar centrados en la compleja interacción de procesos en el
contexto áulico, han desarrollado una aproximación a la problemática del rendimiento
escolar con avances significativos. Han mostrado la relevancia de analizar los aspectos
intra-escolares en el éxito o fracaso y nos han enseñado la existencia de un margen de
acción en ese campo más allá de los condicionantes extraescolares.
Las investigaciones psicognéticas referidas a la construcción de conocimiento en el
individuo han demarcado un progreso significativo en la comprensión del problema,
planteando otros interrogantes y focalizando ejes procesales a la temática de repitencia
no han sido transferidos de forma adecuada y son casi inexistentes en las
conceptualizaciones de los docentes. Estos desajustes entre producción en investigación
y transferencia no solo se han dado en relación con el docente sino también con la
formación del psicólogo y de todos los profesionales que trabajan en el ámbito educativo.
Aparecen discrepancias en relación con el lugar del docente, la especifidad de la tarea del
psicólogo y la posibilidad de colaboración interdisciplinaria. Los debates sobre los
aportes psicológicos y didácticos en relación con ellos se polarizan en dos extremos: por
un lado análisis teóricos muy alejados de la realidad del aula con énfasis en la erudición, y
por otro análisis tan apegados a os problemas de las prácticas que no es posible producir
conceptualizaciones generalizables.
En la discusión entre enseñanza predominan dicotomías y controversias entre enseñar
métodos de pensamiento o enseñar contenidos. Sin embargo, no se puede enseñar a
pensar sin contenidos, como tampoco es posible producir contenidos sin considerar los
procesos de pensamiento involucrados.
Si bien el aprendizaje hace referencia a como los sujetos procesan la información para
construir nuevos conocimientos, las estrategias de enseñanza no pueden separarse de
éste. Sin embargo en las prácticas docentes observamos que los procesos de enseñanza-
aprendizaje se encuentran escindidos y es así como la enseñanza se aleja cada vez más
del aprendizaje. La indiferenciación entre enseñar y aprender, da por sentado que todo lo
que se enseña se aprende. En realidad, la enseñanza se realiza en el aprendizaje.
Enseñanza sin aprendizaje no es enseñanza.
Solemos encontrar dos diferentes modalidades de acercamiento al aprendizaje:
1) Implica comprensión conceptual y construcción de un sistema de relaciones
2) De reproducción memorística, que procura responder sólo a la exigencia
forma sin reflexión y sin considerar la motivación intrínseca y los esquemas
previos del sujeto que aprende.
En la capacitación docente el énfasis esta puesto en las técnicas para la transmisión de
contenidos, pero no se hace referencia al marco teórico, ni a los supuestos
epistemológicos que hay detrás de las prácticas cotidianas.
Si bien en la definición de la selección de contenidos a enseñar intervienen distintas
disciplinas, la psicología puede también realizar aportes. Estos pueden estar inicialmente
planteados desde la fundamentación de los supuestos epistemológicos, la incorporación
del marco referencial del sujeto, la comprensión de la interacción entre esquemas
previos y situaciones contextuales y desde la consideración de los propios requerimientos
evolutivos.
En la decisión sobre que enseñar es preciso conciliar necesidades e intereses diferentes y
allí estará implícito el énfasis de la ψε puede dar. Dicha conciliación implica no solo tomar
en cuenta las necesidades de los alumnos y de la sociedad que demanda, sino también de
los conocimientos específicos del docente y de los desarrollos de las disciplinas.
Es necesario repensar las instancias de formación docente, e incorporar en espacios de
reflexión sobre la práctica, conceptos teóricos que faciliten la comprensión. Sería
conveniente articular esos aportes con algunos conceptos modales de la ψε. El docente
tendrá una perspectiva diferente, si toma en cuenta algunos conceptos básicos como:
esquema interpretativo, error sistemático, conflicto cognitivo, asimilación, noción de
tiempo y proceso.
Si ha comprendido el rol de la interacción en la construcción del conocimiento favorecerá
el dialogo y la discusión e intervendrá como regulador poniendo en contradicción las
hipótesis diferentes. Si entiende que el aprendizaje no es un proceso lineal, sino que
tiene periodos precisos de organización con situaciones conflictivas que se pueden
anticipar, no va a depender del método como panacea y advertirá que las secuencias
rígidas construidas por algunas metodologías de la enseñanza provienen de concepciones
asociacionistas que no generan aprendizajes duraderos y significativos. Entonces el
docente podrá demandar información actualizada, desburocratización y espacios
legítimos para pensar críticamente su quehacer cotidiano.
Es deseable que el psicólogo pueda operar como facilitador en el intento de construir una
mayor autonomía docente y en promover mayor protagonismo. Desde la perspectiva del
psicólogo esto implica como primer paso, no prescribir sino ¡Comprender!
Korinfeld, D.
La intervención de los equipos técnicos en la escuela y el campo de la salud mental
La psicología es aplicada como una tecnología que apunta principalmente al
mejoramiento de la práctica educativa, de sus métodos. Una manera particular de
inserción y acción institucional del discurso “psi”, es el gabinete. Se podrían plantear dos
modelos desde los que operó y opera:
1) Modo centrado en la práctica educativa, principalmente en lo que hace a la
metodología pedagógica, que tuvo su impulso a partir de la constitución de la
psicometría y teorías del aprendizaje y adquisición de conocimiento. Tuvo
consecuencias de segregación, a partir de ciertos parámetros de normalidad y/o
rendimiento
2) Centrado en los casos, basado en la psicometría y posteriormente también en el
surgimiento de las técnicas proyectivas, adquirió un lugar preponderante a partir
de la psicología clínica.
La educación ha compartido, aunque con sustanciales diferencias en relación con Salud,
el peso del discurso médico, un discurso que organiza una modalidad de lazo social, una
distribución fija del poder-saber, centrada en la enfermedad, y que por tanto postula un
sujeto sano, maduro, normal, que atraviesa y hegemoniza las prácticas sociales.
En hospitales y escuelas hay una extrema jerarquización de sus estructuras y sus
relaciones centrales: relación médico-paciente, maestro-alumno, y se verifica el proceso
de objetivación de esos cuerpos dóciles capaces de obediencia y de una expresión de
interioridad supuestamente autónoma.
La producción de valor social que conllevan distintas actitudes institucionales hacia el
“loco” o el “alumno problema”, el discapacitado o disfuncional, y los modos de encarar la
resolución de los problemas no tiene eficacia exclusivamente en relación con las
instituciones especificas, sino que se convierten en un mensaje hacia la sociedad, donde
se anida la perspectiva del otro como peligroso, del diferente como un ser susceptible de
segregar. Es en ese nivel en el que las posiciones epistemológicas, teórico prácticas, es
decir, ideológicas, que son alternativas a las hegemónicas, fundan-rescatan-recrean
valores en general contrapuestos a los dominantes en la actual etapa neoliberal del
capitalismo.
Se define el objeto de la salud mental como el conjunto de las problemáticas y conflictos
del sujeto con la vida social con un abordaje interdisciplinario, intersectorial,
interprofesional e intersituacional. El campo de la salud mental incluye el sistema
organizado de servicios, a las instituciones centrales para la determinación de salud
mental en la sociedad y los sistemas de formación (formal e informal) del que provienen
los agentes legitimados para esta área así como sus disciplinas y referencias teóricos
prácticas. Simultáneamente, salud mental propugna determinados ideales respecto de
los comportamientos sociales adecuados para un desenvolvimiento mental satisfactorio.
Se va creando un nuevo escenario de la salud mental que se conforma, ya no sólo en
relación con la salud sino en interacción con otros sectores e instituciones, y pone a
prueba la capacidad de construir relaciones e intervenciones innovadoras que
acompañen las formas espontaneas de afrontar los padecimientos de la época.
Las intervenciones en el campo educativo desde Salud Mental como sector, son acciones
intersectoriales, acciones que intentan articularse desde salud hacia educación o son
prácticas que dentro del mismo sector educación abordan problemáticas
específicamente de “salud mental”.
Las lógicas de intervención en salud mental., propugnadas para las instituciones de salud,
son análogas. Mantienen la tensión de las intervenciones directas e indirectas, especificas
e inespecíficas, según el caso, priorizando las acciones de asesoría, interconsulta,
conformación de dispositivos intermedios que apuntan a la incorporación de más actores
institucionales para el abordaje de los conflictos y la búsqueda de alternativas y
resoluciones desde los propios lugares en los que se producen, la co-construcción de
programas de prevención y promoción de la salud y actividades de formación; las
intervenciones especificas abordan problemas localizados a través de estrategias
terapéuticas, individuales, grupales, institucionales, comunitarias; las intervenciones
inespecíficas son todas las estrategias que apuntan a intervenir y transformar dispositivos
institucionales.
Se trata de intervenciones que no están en el marco de asistencia entendida de modo
tradicional, ni forman parte de los sistemas de salud. Por el contrario pertenecen, con
mayor o menor nivel de legalidad y reconocimiento, al sistema educativo con una lógica
de intersección entre ambos sectores. Son prácticas que provienen de distintas
vertientes de las disciplinas de salud y ciencias sociales, herramientas que, al mismo
tiempo que intervienen en el dispositivo pedagógico, se inscriben, tanto por el modo de
su abordaje de los conflictos y de la vida cotidiana institucional, como por su ética y
modalidad de construcción con los actores, en intervenciones en salud mental.
La salud y educación como prácticas sociales se inscriben en el corazón del desarrollo de
una comunidad, de un país, y expresan esa tensión entre el pasado, presente y la
construcción de un futuro.
Selvini Palazzoli
El mago sin magia
La presencia del psicólogo en la escuela es ya un hecho corriente.
Las posiciones oscilan en dos polos:
Por un lado, se afirma que el psicólogo es un asistente social común que tiene la
misión de promover la madurez individual, social y cultural de los ciudadanos de
su región.
- Por otro lado, se persigue la idea del psicólogo como clínico super-
especializado que solo reconoce como ámbito operativo propio el de la
intervención terapéutica en casos de patología mental.
Se origina entonces una primera contradicción entre el objetivo declarado por el
establecimiento educacional y el que en realidad se persigue.
El objetivo declarado es el educativo: la escuela se fija por anticipado la misión de
promover la formación moral y cívica y brindar instrucción.
El objetivo que en realidad se persigue es constituir un área de paso obligado para lograr
determinados niveles de reconocimiento social. En este contexto, el diploma no
constituye la garantía de que posee determinados niveles de capacidad y competencia.
Ese título no es sino el documento que prueba el cumplimiento de un acto formal.
En la rígida jerarquía de la escuela italiana, el psicólogo ocupa una posición anómala: no
pertenece a ella, no tiene ahí una situación. Interviene “desde afuera”, enviado por un
organismo o por otra institución.
En apariencia esta posición podría favorecer su autonomía, pero en los hechos el
psicólogo solo es “alguien sin rol fijo”,
La única definición teórica del rol del psicólogo que ha obtenido consenso colectivo fue la
del psicólogo como “promotor de cambio”.
¿Quiénes son y qué esperan del psicólogo los “clientes” potenciales?
Los “clientes potenciales” son todos aquellos que allí actúan y viven.
La característica habitual de quienes recurren al psicólogo escolar es que: todos estos
rechazan habitualmente que se los defina como clientes o usuarios de su intervención. La
situación problemática que el psicólogo deberá encarar no sólo no se refiere al solicitante
sino que tampoco tiene nada que ver con las relaciones que esté mantiene dentro de la
escuela.
En la práctica privada
El sujeto que acude al psicólogo tiene conciencia de ser portador de un síntoma o
problema, de este modo, el mismo paciente autoriza a intervenir definiendo claramente
una relación con el psicólogo.
En la escuela
La persona que se pone en contacto con el psicólogo no cree necesitar de una
intervención, piensa que somete a la consideración del psicólogo “casos” patológicos de
los demás para que el profesional intervenga de manera directa o proponga consejos
terapéuticos. De este modo, sugiere que se lo defina como “diagnosticador” (comprendí
dónde está el trastorno) y como “terapeuta impotente” (no sé qué hacer) y atribuye al
psicólogo la condición de “mago omnipotente”, poseedor de los conocimientos y de la
práctica requeridos para resolver el caso.
El pedido de los docentes, en cambio, es siempre el de intervenir en un <caso difícil> para
hacer un diagnóstico preciso y, de ser posible, una terapia directa. La hipótesis es que la
enfermedad reside en el niño indicado o en su familia. La escuela, sus métodos, la
relación entre el alumno y el docente que hizo el señalamiento no se cuestiona.
Hay en estas actitudes una gran resistencia al cambio: el profesor no quiere ser
<cuestionado> y rechaza por <incompetente> al psicólogo que intente implicarlo como
<cliente portador del problema>.
¿Cuál es la función del psicólogo que más suele agradar?
Es la de experto en conferencias, porque en ese contexto los problemas se desvanecen,
se generalizan y pasan a ser problemas de los demás.
En relación con los alumnos
Los alumnos. <Nunca se me presento el caso de un niño que, de manera espontánea,
pudiese hablar conmigo> los niños comparten la creencia social de que la función del
psicólogo es tratar a los locos, temen su presencia y su intervención, tienden a ridiculizar
y a aislar socialmente a los compañeros que tuvieron el infortunio de caer en sus manos.
Se deduce de ahí que los alumnos tampoco pueden ser considerados <clientes
potenciales>.
Rectores, docentes y todos los integrantes de la comunidad escolar y beneficiarios por lo
tanto de la actividad del psicólogo, le atribuyen a éste un campo limitado de
intervención: la patología de los demás.
En el pedido de intervención va implícita la pretensión de una pronta solución del
problema, solución que no implique un cambio o una reflexión para aquel que se hizo
cargo del señalamiento. Se trata de una expectativa de tipo mágico que, además de
conllevar la descalificación de su impotencia servirá para tranquilizar a quien plantea el
problema <si el psicólogo no tuvo éxito, ¿Por qué lo habría de tener yo?> su intervención,
lejos de ser terapéutica o promotora de un cambio, sólo sirve para reforzar el statu quo.
Otro tipo de expectativa que a menudo se crea en relación con el psicólogo es la de
atribuirle conocimientos pedagógicos. Esta expectativa nace de un estereotipo mágico
que la cultura trasmite con respecto a la psicología.
El psicólogo en la escuela: análisis crítico
Se trató de analizar con sentido crítico las formas de intervención que los psicólogos
escolares utilizaron en el pasado.
a) La intervención preventiva
Semanas después de iniciado el periodo lectivo, la psicometrista del equipo iba curso por
curso y aplicaba de modo colectivo una batería de pruebas.
Se trata de un trabajo considerable, que insumía al psicometrista y a los alumnos, de
cuatro a ocho horas, distribuidas en varias sesiones. Todo el material reunido se llevaba a
la oficina, elaborado por la psicometrista, y se entregaba al psicólogo. La tarea de este
último consistía en hacer un diagnóstico de la clase y a continuación volver con el
material a la escuela para informar al comité de clase.
El empleo de este tipo de intervención tiene mucha responsabilidad en el surgimiento del
“mago diagnosticador” que tanto molesta hoy a los psicólogos.
Este tipo de intervención se presta a consideraciones criticas bastantes obvias:
-no responde a una solicitud especifica de la escuela. Resuelta por el equipo, se pone en
práctica en forma preventiva
-un diagnostico fundado sólo en instrumentos colectivos y no convalidado por la
entrevista clínica y la observación directa es opinable.
-por último, cabe preguntarse hasta qué punto es correcto y funcional trasmitir a los
docentes información sobre las características psicológicas de los alumnos.
Valdez, D.
El psicólogo educacional: estrategias de intervención en contextos escolares
El pedido al psicólogo llega cuando alguien “ha caído” y el pedido es que indague
sobre las verdaderas causas de la caída o que aislé en el gabinete al “herido” hasta que
pueda ser reincorporado al grado. Pero ocurre con frecuencia que el psicólogo conoce
poco de magullones o esas heridas no son de su especialidad y entonces debe derivar a
otro profesional. Los maestros derivan, los directores derivan, los psicólogos
derivan…Necesitamos adoptar otro enfoque que suponga una ruptura con el modelo
médico hegemónico que impera aun en muchos contextos escolares: un modelo que
supone el tratar con un individuo portador de un problema.
Recontextualizar las prácticas implicaría resituar nuestra temática en torno a ejes
problemáticos que nos desafían a delimitar un campo de intervención del psicólogo
educacional, de manera que se puede consignar:
A) La tensión establecida entre el modelo médico/psicopatológico y una intervención
contextualizada en la comunidad educativa
El contexto no es un “accidente” que precede, rodea o acompaña la intervención. El
contexto es el mundo hecho realidad por medio de la interacción y el marco más
inmediato de referencia para actores mutuamente comprometidos. Se puede pensar en
el contexto como en un ruedo para la actividad humana delimitado por la situación y el
tiempo. Es una unidad de cultura. Una recontextualización de las prácticas de
intervención supondría colocar, en el foco de debate, la extrapolación llana del abordaje
clínico individual, cualquiera sea su marco teórico, al terreno escolar.
La situación problemática que el psicólogo deberá encarar no solo no se refiere al
solicitante sino que tampoco tiene que ver con las relaciones que éste mantiene dentro
de la escuela. El interrogante resulta ser quién consulta cuando se pretende colocar al
psicólogo escolar en el lugar de terapeuta.
B) La intervención sobre “individuos” o sobre “sistemas sociales”
La intervención sobre el “alumno problema” presupone la ilusión de un tratamiento
posible con un actor cuya dinámica de participación en la institución le confiere su razón
de ser (alumno), el desarrollo de sus actividades, la significación de su trabajo. Fuera de
su contexto no es posible comprender la lógica de su funcionamiento. Es decir, sea por
los llamados “problemas de conducta” o “problemas de aprendizaje”, no pueden
describirse, analizarse y comprenderse si no es en el propio seno de los dispositivos que
los generan.
Hay que destacar que no puede obviarse el análisis de los sistemas y subsistemas
(funcionamiento en el aula, relación con sus pares, relación con el maestro,
funcionamiento en pequeños grupos y en el grupo áulico, funcionamiento en recreos,
etc.) tanto escolares como de la comunidad educativa toda (incluyendo las relaciones
familia-escuela) si se pretende un abordaje psicoeducativo.
C) El eje anterior nos vincula con otro: el pasaje del control a la comprensión
Una intervención que supusiera extinción de conductas no deseadas, control de alumnos
“problema” y dispositivos de disciplinamiento y/o exclusión, que intenten erradicar la
aparición de “lo disruptivo” en la escuela, colocaría al psicólogo en el lugar de quien
legítima decisiones (políticas) institucionales.
Es necesaria una mirada que intente comprender los fenómenos que ocurren en el
contexto educativo para crear condiciones de intervención que favorezcan las prácticas
de cada uno de los actores. Un psicólogo que participe activamente en reuniones de
profesores, en las clases con los alumnos, en los momentos de recreos o que colabore en
el diseño del proyecto institucional, en definitiva, que salga del ámbito de su sala o
gabinete, para compartir diversos momentos de la vida en las escuelas, creará
alternativas que diversifiquen su modo de inserción y sus posibilidades de intervención.
D)Del concepto de “rol” al proceso de construcción de una identidad profesional
Creemos que hablar de “rol” del psicólogo educacional limita las posibilidades de
intervención y las reduce al despliegue de un “papel” esperado que ha de jugar el
psicólogo en la institución. Por eso preferimos habar de identidad como una condición
dinámica, nunca estable, nunca completa. La tarea del psicólogo implica un proceso de
construcción de una identidad profesional. Es en el propio campo de prácticas que se
define un modo de desarrollo profesional atendiendo al abanico de potenciales
intervenciones desde lo psicoeducativo.
E) Modalidades de intervención
Baltes y Danish enuncian 3 tipos de intervención:
1) Intervención enriquecedora: supone una tarea que va muchos pasos por delante
de los problemas. No parece posible si no existe una cultura de diálogo,
negociación y trabajo cooperativo en una escuela.
2) Intervención correctiva: es la que se encuentra más generalizada en gran parte de
las escuelas. Sea por ausencia de la elección de otros tipos de intervención, sea
porque hay problemas urgentes a resolver día a día de la actividad escolar.
3) Intervención preventiva: intenta detectar precozmente distintos tipos de
problemas (sean de naturaleza pedagógica, psicológica, social, comunitaria, etc.)
VERDE: “DEMANDA INSTITUCIONAL E INSERCIÓN DE LOS PSICÓLOGOS”
El autor refiere al espacio PSI en la Institución Educativa: por el que han pasado y
permanecen múltiples discursos y prácticas, regímenes e ilusiones que se entrecruzan en
una compleja experiencia. Desde el sanitarismo e higienismo escolar al management de
calidad total: atravesaron y aún lo hacen, múltiples saberes con diferentes incidencias.
Concepciones criminológicas, medicalización de los cuerpos, moral de cada época,
regímenes disciplinarios y penales…todos planteados como ideales transformadores, en
especial, a través de la Psicología como “agente de cambio”.
Este entrecruzamiento de diferentes corrientes, discursos y prácticas, se vuelve aún más
complejo en este espacio, por diversos roles e incumbencias profesionales: profesores de
filosofía, médicos, abogados, trabajadores sociales (primer gobierno de Perón).
Psicólogos y psicopedagogos (a partir de la década del ’60)
Muchas y diversas profesiones, mezclándose hasta la actualidad, aportando riqueza y
confusión: producto del talento, la desidia profesional y también por la falta de
planificación del sistema educativo.
Lo más que se puede esperar es que: lo que todo profesional actúe en este espacio, no
puede dejar de tener en cuenta: su función, su lugar y su posición más allá de las
características de la institución en la que se encuentre (y del título habilitante que tenga)
Demanda / Posición / Lugar y Función, son los cuatro conceptos – fuerza, los cuatro
conceptos – instrumento que posee el profesional para su actividad en la institución
escolar y el servicio de psicología es el modo organizativo y la estructura de su
intervención.
El análisis de la demanda, es la clave principal de la inserción del psicólogo en la
institución educativa (demandas históricas…aportes de nuevos saberes “psi”).
Como efecto de lo que circula por los huecos que deja el sistema educativo: aparecen 2
fenómenos de alta incidencia hasta el presente:
- La psicologización de la pedagogía (en teorías, métodos y técnicas)
- La demanda de psicólogos para cubrir estos huecos (falta) que resuelva “esa otra
cosa”.
Algo bueno ha dejado: el considerar al alumno como sujeto del aprendizaje y un
mejoramiento en el proceso educativo.
Pero las respuestas siguieron siendo inorgánicas, asistemáticas, por lo general, a
destiempo.
Otro
Pregunta de Final - Daniel Valdez formula que existen algunos ejes problemáticos que
desafían a delimitar un campo de intervención del psicólogo educacional. Mencionar solo
dos
Es en el contexto de la actividad escolar que adquieren significado los comportamientos
de los alumnos. Las normas que regulan dicha actividad –explícitas e implicitas- son
inherentes a la definición de un perfil de competencias que dibujarán el contorno del
oficio de alumno.
Hacia una recontextualización de la intervención del psicólogo educacional.
¿Cuál es la lógica que sigue la derivación?. Los maestros derivan, los directores derivan,
los psicólogos derivan...Necesitamos adoptar otro enfoque que suponga una ruptura con
el modelo médico hegemónico que impera aún en muchos contextos escolares: un
modelo que supone el tratar con un individuo portador de un problema.
Recontextualizar las prácticas implicaría resituar nuestra temática en torno a ejes
problemáticos que nos desafían a delimitar un campo de intervención del psicólogo
educacional, quien se halla en medio de las tensiones que atraviesan diversos ejes
problemáticos.
A) La intervención sobre “individuos” o sobre “sistemas sociales”: la intervención sobre el
“alumno problema” presupone la ilusión de un tratamiento posible con un actor –el
alumno- cuya dinámica de participación en la institución le confiere su razón de ser
(alumno), no pueden describirse, analizarse y comprenderse los fenómenos señalados si
no es en el propio seno de los dispositivos que los generan.
B) El eje anterior nos vincula con otro: el pasaje del control a la comprensión: un
psicólogo que participe activamente en reuniones de profesores, en las clases con los
alumnos, en los momentos de recreos o que colabore en el diseño del proyecto
institucional, que “salga” del ámbito de su sala o gabinete, para compartir diversos
momentos de la vida en las escuelas, creará alternativas que diversifiquen su modo de
inserción y sus posibilidades de intervención.
C) Del concepto de “rol” al proceso de construcción de una identidad profesional:
preferimos hablar de identidad como una “condición dinámica, nunca estable, nunca
completa”, la tarea del psicólogo implica un proceso de construcción de una identidad
profesional. Es en el propio campo de prácticas que se define un modo de desarrollo
profesional atendiendo al abanico de potenciales intervencionales desde lo
psicoeducativo.
D) Modalidades de la intervención: la intervención puede situarse en distintos extremos
de un continuo que va de la intervención enriquecedora a la intervención conrrectiva. La
intervención preventiva intenta detactar precozmente distitnos tipos de problemas, la
intervención enriquecedora supondría una tarea que iría muchos pasos por delante de
los problemas.
Verde, D.
Demanda institucional e inserción de los psicólogos en Ensayos y Experiencias
Resumen alicia
Verde, D
Lugar, posición y función del psicólogo en la institución educativa
Pregunta de examen: Cual es la posición, el lugar y la función que ocupa dentro de las
instituciones el psicólgo.
FUNCIÓN:
Análizar la demanda es la clave principal para que el profesional se inserte dentro de la
institución.
Para lo cual no debe quedarse con la enunciación ni con lo enunciado de esta, hay que
indagar sobre lo no dicho (lapsus, quejas, los ideales, tanto positivos como negativos)
LUGAR
Existen 4 modelos para abordar una demanda institucional
1-Insercion del psicólogo dentro del organigrama Institucional, Implica inversión de tiempo
y presencia, atender los diferentes estamentos de la institución desde un servicio de
psicología insertado en ella.. Debido a la presencia interna el riesgo es quedar
“mimetizado con los ideales institucionales, por lo cual deberá realizar un análisis
riguroso de la demanda y del diseño de intervenciones, a fin de guardar la precisa
distancia entre el compromiso y la eficacia operativa.
2-Inserción del psicólogo con contrato temporal renovable, fuera del organigrama, pero
con presencia permanente. Debido a la posición externa se tiene en un principio mayor
distancia, lo cual puede resultar contraproducente si no se trabaja la “no pertenencia”,
aunque exista menos probabilidad de “pegoteo”. Tanto en este como en el anterior
prototipo, es importante trabajar con quien demanda y no sólo el lugar simbólico que
ocupa el psicólogo
3-Consultoría. Quien realiza la demanda es la dirección de la escuela. Si bien no son
demasiado profundas las operaciones que se pueden realizar desde este prototipo, tiene
la virtud de movilizar algunos resortes que operan sobre el malestar institucional
favoreciendo la generación de demanda de un trabajo sostenido.
4-Megaestructura para-sistema. Sea cual fuere el rol que se le asigne al “psi” en esta
estructura, deberá además leer la estructura organizacional en la que se incluye la
demanda y lo que ello provoca.
No puede dejar de tomarse en cuenta los tres ejes que se entrecruzan:
a) Demanda de la organización relevando el organigrama en su aspecto histórico y actual.
b) Análisis de las posibles demandas y/o resistencias que aparecen
c) El análisis del deseo del propio “psi” Qué hace ahí, por qué está en esa
megaestructura.
Este último eje es crucial, ya que junto a la escasa formación universitaria de los
psicólogos respecto de su especificidad en la escuela, constituye el punto nodal
de la pobreza en las intervenciones de los mismos.
Poner en marcha un trabajo psicológico en una organización, siempre implica, para cada
uno de los actores institucionales, una serie de reacomodamientos y adquisiciones, por
ocupación de nuevos lugares. Estos ajustes y acomodamientos son mucho más
pronunciados en los actores institucionales con más ascendencia y liderazgo. En aquellos
que tienen más para cambiar y para perder, sobre todo a nivel del staff directivo.