APENAS UN
DELINCUENTE
crrimen, castigo y cultura
en la argentina, 1880-1955
lila caimari
‘segunda edickén
3K] sgoveintonaIntroduccién
Apenas un delincuente fae la primera pelicula de wna serie ne-
ira, estrenada en Buenos Aires en 1949! “Esta es una historia de
Ja ciudad” anuncia una voz en off, “la ciudad de los nervios exc
fados, de la impaciencia por tenerlo tod, ataquc sea stand la
valla Sobre un fondo de multines, embotellamientos ycranvas
aaestados, cuenta esta coneebida por un oscuro offcnista, cu
yo plan inclua el castigo en prisén. Esos seis aioe de encierro,
caleulaba al enterarse durante un vigje en subte de la sancién pe
nal previia para el detito que empeaaba a imaginar, bien valian la
pena comparados con ls cientosesentay seis que levaria reunir
Ja misaia sua ahorrando sus sueldos. Ast pus, José Mordn (in
terpretudo por Jorge Saeed) decdfa cambiar sei alos desu vt
da por medio millon de pesos, y se sometia deliberadamente al
castigo de estado, “Los estaba esperando”, dice a los policias que
Jovatrapan, Sin ser un drama caeeario, Ajenas un deinoutsita-
‘ba buena parte de macci6n en la Penitenciarfa Nacional. Con ac-
‘itud desafiante, ongulloso de sa logto, el flamante pena seine
ternaba en la ciudadela dsciplinaria us las murallsslmenadas.
En pocos minutos, lo vemos sometido a todos los ritales de insti
‘acionalizacion; el reeluso 618 no tiene bigote de compadrito, i
traje elegante, ni pelo sbundante. Con su uniforme a rayas, came
na empequeiecido por losimponentes pabellones, trabaja en los
tallees ndustrales, habla con su made a través del enrejado del
locutoro, se obsesiona en silencio en ls celdas de paredes blan-
«2s. EV orden y la limpieza penitenciarios contrastan con el ver
Aiginoso caos de fa urbe (caos que, dice ls mima voz en off es el
caldo en el que proliferaban pequetios eriminales como éste).
Filmada en la prisin que por entonces ya era mic, la pelicula
Ponia ante los ojos de miles de espectadores To que habian leido6 ILA CAINAR
cen las erdnicas de la prensa amatilla, permitia verlo que imagina-
ban tantos al pasar junto al complejo de la avenida Las Heras. Fe
znalmente, la experiencia en prisin que este delincuente ilaso
cepts “convencido de que estaba haciendo un buen negocio”,
termina cambiandolo todo,
“Este bro se ocupa de la historia del castigo administrado por
lestado moderno sobre el delincuente y de las representaciones,
de dicha préctica disponibles 2 las grandes mayorias que habita-
ban la ciudad de Buenos Aites. Se desarrolla, asf, en dos perspec:
tivas: una, anckada en los saberes y las insituciones, se ocupa de.
os dseiiadores y de los depositarios del suftimiento legalmente
pprescripto; otra, de la sociedad que mira o imagina al eriminal, y
‘el padecimiento del castigado. La figura de la prisién esta en el
centro de esta pesquisa. Hscenario de interaccion entre teorias
Cientificas, tecnologiss modeladoras, burocracias, actores domi-
nantes y subordinados, es también un lugar eculta, por definicién,
invisible alos ojos sociales, y por eso muy sujeto a las representa-
‘ones procucidas por terceros. Mas que una historia de las ideas
‘punitivas, entonces, este bro procura reconstruir las encarnacio-
nes —simbélicasy materiales, sauantary populares— de ciertas no
ciones del delincuente y su castigo dominantes entre fines del si-
‘glo X0x y las primeras décadas del XX.
La primera escala de esta indagacion es, ise quiere, Ia mis
prevsible. Su imbito es el de los profesionales, sus publicaciones
cientificas, tesis universitarias, conferencias internacionales. Sus
protagonistas, los “especialstas", quienes definieron teGricamen-
‘ey procuraron materalizarinstitucionalmente instrumentos de
disciplinamiento y de control social asociados a Yo modern: ji
risias con preocupaciones penitenclarias, médicos leyales, crimi-
ndlogos, higienistas, y dems figuras ms o menos centrales en el
proceso de maclernizacin puniiva que tuvo un punto de crista-
Tizacién teGrica en fa welta del siglo xX. La reconstruccidn de los
saberes sobre la naturaleza del delimewente y el deberserde su eas.
tigo constituyen, entonces, uno de los ejes de este libro. Mis alls
del lima historiogrifico en e! que se gest, cuyas huellas seri evie
dentesal lector, algunas de sus adscripciones tebricasy metodols
NTRODUCCION ”
sgicas se impusieron casi naturalmente a partir de ciertas constata-
clones profundamente disonantes con las (ingenuas) expectativas
de sus inicios, Dos ejemplos ef abismo que separaba a las ideas
cientificojunidicas de las préeticas punitivas; la apropiacién de
nociones que en un principio asumia como intrinsecamente re-
presivas por parte de los sujetos mas inesperados: anarquistas, s0-
cialistas, comunistas, ¢ incluso penados sirviendo condenas por