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NIVELACIÓN

Las nivelaciones consisten en la operación de determinar una cota


taquimétrica del terreno u obra, conociendo previamente una cota inicial o de
salida. Dichas nivelaciones reflejarán el desnivel que existe entre los diferentes
puntos de la parcela o solar estudiado. Las nivelaciones servirán para resolver
las incógnitas de diferencias altimétricas, para definir cotas de obra de
plataformas, pendientes de evacuación de aguas en vías públicas, desniveles de
tuberías, nivelación de explanaciones tales como autovías, campos de fútbol,
campos de cultivo, diques, jardines, escolleras, pistas aeroportuarias, soleras,
etc. Podríamos entender la explanación como la operación de movimiento de
tierras a efectuar con el objetivo de convertir la superficie de un terreno natural
en un plano horizontal o inclinado.

En general, estos trabajos consisten en la ejecución de todas las obras de


tierra necesarias para la correcta nivelación de las áreas destinadas a la
construcción, la excavación de préstamos cuando estos sean necesarios, la
evacuación de materiales inadecuados que se encuentran en las áreas sobre las
cuales se va a construir, la disposición final de los materiales excavados y la
conformación y compactación de las áreas donde se realizará la obra. Dichos
trabajos se ejecutarán de conformidad con los detalles mostrados en los planos
o por el Director de Obra, utilizando siempre el equipo más apropiado para ello.

La nivelación ha contribuido en forma muy importante al desarrollo de la


civilización, ya que las construcciones de caminos, conductos de agua o canales
y las grandes obras de arquitectura e ingeniería, entre otras, tanto de la era
moderna como de la antigüedad, son una prueba palpable de este sorprendente
descubrimiento. No se sabe con exactitud el origen de esta rama de la topografía,
pero se piensa que desde que el hombre quiso ponerse a cubierto, tanto del
clima como de las bestias salvajes, se tuvo una idea más o menos precisa de la
nivelación; desde apilar materiales y dar cierta estabilidad a éstos, como el hecho
de cursar las aguas para los cultivos, pensando incluso ya en las pendientes.
Todo ello condujo a la fabricación de ingeniosos instrumentos, desarrollándose
paralelamente las técnicas y estudios pertinentes, lo que originó la aparición de
nuevas teorías basadas en el desarrollo tecnológico y científico, dando lugar, en
fin, a las denominaciones que utilizamos cotidianamente en la actualidad. Son
muestras de belleza dignas de admiración lo logrado en las pirámides de Egipto,
los caminos y canales hechos por los antiguos griegos y romanos, el canal de
Suez o el de Panamá, la Gran Muralla china, los túneles del Mont-Cenis en
Panamá o bajo el canal de la Mancha, y tantas otras obras que sin las técnicas
propias de la nivelación, jamás estarían de pie para poderlas admirar en estos
años.

La utilidad de la nivelación del terreno resulta innegable. Su fin principal es el


cálculo de las pendientes y de los desmontes o terraplenes que hay que realizar
en la ejecución de los distintos trabajos. Las instrucciones oficiales obligan a los
constructores a tomar, como plano horizontal de referencia, el nivel medio del
mar; este nivel se considera como de cota cero. Por consiguiente, el punto de
partida de toda nivelación, ha de referirse al nivel del mar. Para ello debe
buscarse, en las inmediaciones del lugar que se trata de nivelar, un punto cuya
altura sobre el nivel del mar sea conocida. En todos los países occidentales, al
realizar la nivelación general por el cuerpo de Topógrafos e Ingenieros
geógrafos, se dejan señalados puntos de cota conocida, que sirven de referencia
en las operaciones ulteriores. En España, tradicionalmente, estos puntos los
fijaba el Instituto Geográfico Nacional, señalándolos con un disco de metal que
lleva las letras N.P. (nivelación de precisión) y el número de orden de la cota
correspondiente. Esta placa o redondel de metal, se coloca generalmente al pie
de algún edificio o muro, y en éste se instala, a poca altura del suelo, una placa
mucho mayor en la que consta la altura en metros y milímetros que corresponde
al punto señalado. Ordinariamente, hay un punto de cota determinada en casi
todas las estaciones de ferrocarril de nuestro país.

Errores y compensaciones en la nivelación:

Fuentes de error
Se deben a alguna o a todas las siguientes causas: corrección imperfecta del
instrumento, paralaje, curvatura de la tierra, refracción atmosférica, variaciones
de temperatura, la mira no tiene una longitud standard, la mira no está aplomada,
imprecisión en los puntos de cambio, hundimiento del trípode o de los puntos,
mala centración de la burbuja en el instante visual, malas lecturas en la mira, etc.
También son fuente de error la confusión de números en las lecturas, anotar las
lecturas atrás en las de adelante y viceversa, punto de apoyo errado, error de
cálculo, etc.
Errores y compensación:
Para poder compensar algún error es necesario realizar una nivelación cerrada.
Se llama así a la nivelación que habiendo partido de un punto dado, después de
recorrer todos los puntos que se quieren nivelar, vuelve al mismo punto.
La comprobación global de la nivelación cerrada se obtiene verificando si la suma
de todas las lecturas de atrás es igual a la suma de las lecturas de adelante, esta
diferencia nos da el error de cierre (e).
E = e (lectura adte.) - E (lectura atrás)
Este error debe ser igual o menor a un error máximo admitible que se calcula de
la siguiente forma:
Ea = 0.02 x "D D: Distancia total recorrida (km.)
Este error queda expresado en metros.
Para compensar el error de cierre se utilizan dos criterios:
En función del camino recorrido:
K=e/DC=k*d
C: Compensación del error de cierre.
K: Constante.
E: Error de cierre.
D: Distancia total recorrida.
d: Distancia acumulada hasta dicho punto.

En función de las posiciones instrumentales:


K = e / n C = k x (N - 1)
C: Compensación del error de cierre.
K: Constante.
N: Número total de posiciones instrumentales.
n: Número de posiciones instrumentales usadas hasta el momento.

Esta corrección se suma o resta a la cota del punto obtenido. Para saber si esta
compensación se debe sumar o restar a todos los puntos, se debe elegir la
operación tal que la cota de la última lectura (lectura de adelante del primer punto
de la poligonal, el cual es de cota conocida) sea igual a su cota original.
Fuentes de error: Se deben a alguna o a todas las siguientes
causas: corrección imperfecta del instrumento, paralaje, curvatura de la tierra,
refracción atmosférica, variaciones de temperatura, la mira no tiene una longitud
standard, la mira no está aplomada, imprecisión en los puntos de cambio,
hundimiento del trípode o de los puntos, mala centración de la burbuja en el
instante visual, malas lecturas en la mira, etc. También son fuente de error la
confusión de números en las lecturas, anotar las lecturas atrás en las de adelante
y viceversa, punto de apoyo errado, error de cálculo, etc.
N° punto (+) * (-) cuota Obs.
P–1
P–2
P–3
P–4
P–5

BRÚJULA

Es el instrumento utilizado para la determinación del norte magnético de la


Tierra, y por tanto, para la determinación de cualquier dirección con relación a
éste. En su forma básica consiste en una aguja magnetizada sujeta en su
punto central y con posibilidad de giro sobre una rosa de direcciones.
La brújula puede tener muchos usos, pero todos derivados del hecho de que su
aguja imantada siempre apunta al Norte. En orientación su uso se limita a lo
más simple, orientar el mapa correctamente, identificar nuestra posición, y
darnos una dirección de viaje o rumbo a un punto de referencia.
Llegados a este punto es preciso recordar que el norte o polo magnético y el
norte geográfico no coinciden con exactitud, estando este último a la derecha
del primero, por lo que debemos tener en cuenta esta variación cuando
calculemos un rumbo muy preciso. La brújula se puede utilizar con o sin mapa,
aunque con éste las posibilidades de orientación aumentan considerablemente.
Como sabemos los mapas están orientados al Norte y la brújula nos indica
siempre el Norte magnético, lo que debemos hacer es hacer coincidir el norte
de la brújula con el del mapa y para ello colocamos la brújula sobre el mapa y
giramos ambos hasta que la aguja sea paralela al Norte del mapa. Una vez
orientado no será difícil identificar nuestra ubicación localizando en el mapa
aquellos elementos del paisaje que aparecen ante nuestra vista.
Para hacerlo más fácil la brújula es el instrumento que posee todas las
direcciones o rumbos horizontales de la rosa náutica. Se fabrican muchos tipos
de brújulas, pero cualquiera tendrá tres elementos fundamentales:
El limbo o esfera graduada: círculo donde gira la aguja de la brújula.
El sistema habitual de graduación es el sexagesimal que divide el círculo en
360 grados. El limbo puede ser fijo, moviéndose sólo la aguja, o flotante, siendo
solidarios el limbo y la aguja.
La caja o chasis: es la estructura donde se aloja los dos elementos anteriores
y el resto de elementos si los hubiera. De forma variable, su diseño depende
del tipo de brújula.
Además de estos elementos algunas brújulas más completas poseen además
de la aguja imantada, el limbo y la caja, un clicómetro con el cual se puede
ubicar el norte real con solo girar varias veces el mismo debido a que cada clic
establece una diferencia de tres grados, un escalímetro que es utilizado para
realizar mapas topográficos y en el cual se encuentran marcadas las escalas
en metros, pelo de asimut que sirve para enfocar objetos a distancia y obtener
con el mismo su posición en grados, ranura de asimut que contiene el pelo de
asimut y es en la que se visualiza el objeto destinado a enfocar.
 Con las brújulas más sencillas para determinar un rumbo entre el punto donde
estamos y el punto donde queremos ir, seguiremos tres pasos:
 Colocamos la brújula sobre el mapa con uno de los cantos más largos de la
brújula o una línea de dirección uniendo los dos puntos.
 Giramos el limbo hasta que las líneas Norte-Sur de su interior sean paralelas a
las líneas Norte-Sur del mapa. La flecha Norte de la brújula debe ser paralela y
apuntar al Norte del mapa, sino el rumbo sería contrario.
. Levantamos la brújula del mapa y la mantenemos en la mano, nivelada
horizontalmente. Giramos sobre nosotros mismos hasta que el Norte de la
aguja magnética coincida con la flecha Norte de la brújula. La dirección a seguir
(rumbo) nos vendrá marcada por la flecha de dirección.
Para tomar los datos tectónicos de planos geológicos en terreno se usa la
brújula. Existen dos tipos de brújulas para tomar las medidas: La brújula del
tipo Brunton (generalmente para mediciones con el rumbo) y la brújula tipo
Freiberger (generalmente para mediciones con la dirección de inclinación).

La Brújula Freiberger es una herramienta bastante útil. Permite tomar los datos
en una forma rápida y segura. Principalmente se toman datos del tipo circulo
completo, pero también sirve para tomar los datos de otros conceptos.
Finalmente se tiene que la brújula puede tener muchos usos, pero todos
derivados del hecho de que su aguja imantada siempre apunta al Norte. En
orientación su uso se limita a lo más simple, orientar el mapa correctamente,
identificar nuestra posición, y darnos una dirección de viaje o rumbo a un punto
de referencia.

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