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Producto
El primer elemento de la mezcla de marketing es el producto. Cuando pensamos en un
producto, es posible que pensemos en el elemento físico, que puede variar entre uno
pequeño y barato, como un caramelo, hasta uno más grande y caro, como un automóvil.
Algunos productos no adoptan una forma física pero se valoran por lo que prometen o se
comprometen a hacer, como una póliza de seguro, que se compromete a pagar cuando un
cliente presenta un reclamo. Los productos también incluyen los componentes relacionados
con el elemento, como una garantía.
Las organizaciones sin fines de lucro y las organizaciones no gubernamentales no venden
productos, pero son organizaciones que “venden” ideas. Médecins sans Frontières
(Médicos sin Fronteras) es una organización internacional, no gubernamental y sin fines
de lucro que brinda servicios médicos de emergencia y humanitarios en zonas de guerra
y otras crisis. Si bien sus consumidores son personas que necesitan atención médica, sus
clientes son donantes y posibles donantes que financian sus operaciones. La organización
debe promocionar su causa de asistencia humanitaria para esos donantes. Este tipo de
marketing se denomina marketing con causa.
El marketing con causa también se usa para cambiar algunas actitudes o comportamientos,
por ejemplo, para promover hábitos saludables. Las campañas para dejar de fumar
y de seguridad al volante son otros ejemplos de marketing con causa. Al igual que con
Médicos sin Fronteras, el consumidor es la persona a quien la organización quiere llegar
con su mensaje. El cliente es el donante o el posible donante.
Fijación de precios
El siguiente elemento de la mezcla de marketing es el precio. El término “precio”
pertenece al ámbito de la economía. Se refiere a la cantidad de dinero utilizado para
adquirir un producto o servicio. En una economía de libre mercado, los precios indican
la fuerza de demanda de los productos. Además de la perspectiva económica de los
precios, los especialistas en marketing agregan estos tres elementos:
1. Los consumidores se diferencian entre sí. Los diferentes segmentos de la población
tienen diferentes intereses. Un grupo de personas puede estar dispuesto a pagar un precio
“superior al valor de mercado”, según la situación. Por ejemplo, los fanáticos del fútbol
pueden estar dispuestos a pagar más por una entrada a fin de asegurarse un lugar en un
partido. Otro consumidor puede pagar un sobreprecio para poder elegir un asiento
específico en un avión.
3. Los mercados son diferentes entre sí. Los bienes adoptan valores diferentes según el
grupo de personas. Las diferencias geográficas, como el clima o el aislamiento, pueden
influir en el precio del mismo producto en distintos mercados. Un aire acondicionado tiene
más valor para alguien que vive en Malasia que para una persona que vive en el círculo
polar ártico. Los fanáticos de la Canarinha (la selección nacional de fútbol de Brasil)
estarían dispuestos a pagar un sobreprecio importante para poder asistir a un partido.
Promoción
El siguiente elemento de la mezcla de marketing es la promoción. La promoción es
la variable de comunicaciones en marketing. Los especialistas en marketing usan
herramientas de comunicación para ganar atención, provocar interés, crear el deseo
e inducir la acción en un consumidor. Esta idea queda resumida en la abreviatura AIDA.
AIDA sirve para diferenciar unas ofertas del mercado de otras. Hay muchas oportunidades
para llegar a los clientes comerciales, y la tecnología ha ampliado su alcance en
muchas direcciones. Las promociones se diseñan como comunicaciones de marketing
integrado (CMI). El propósito de las CMI es garantizar un mensaje promocional coherente
en todos los recursos multimedia.
Plaza
El siguiente elemento de la mezcla de marketing es la plaza. La plaza se refiere a todos los
flujos de bienes y servicios desde su origen hasta el consumo. También se ocupa de tener
las ofertas de mercado correctas en el lugar y el momento correctos. Los mercados de
consumo surgieron a finales del 1800, cuando la gente comenzó a trasladarse a las
ciudades durante la revolución industrial. Las empresas elaboraron estrategias para
distribuir los bienes a esos nuevos grupos de consumidores. Esos antiguos especialistas
en marketing aprendieron a vincular el suministro con la demanda. También entendieron
que era importante prestarle atención al consumidor. Un pionero en ventas minoristas,
John Wanamaker, dijo que en su centro comercial “El cliente es lo primero”.