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La Naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) esta imitada
de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que este
puede crear un animal artificial…El arte va aún más lejos, imitando esta obra
racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al
arte se crea ese gran Leviatán que llamamos república o Estado (en latín civitas)
que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el
naturalpara cuya protección y defensa fue instituido…Por último, los convenios
mediante los cuales las partes de este cuerpo político se crean, combinan y unen
entre sí, aseméjanse a aquel fiat, o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la
Creación.
Hobbes 2013, p.3
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UNA PROPUESTA NUEVA PARA NUEVOS TIEMPOS
NOSCE TE IPSUM
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ALCANCE DE LA SENTENCIA DÉLFICA
En efecto, si se tiene en cuenta que la misión de un
Estado consiste en mantener el pueblo en paz, en el
interior, y defenderlo contra la invasión extranjera,
advertiremos que es preciso un gran conocimiento
de la condición del género humano, de los derechos
del gobierno, y de la naturaleza de la equidad, de la
ley, de la justicia y del honor, que no puede
alcanzarse sin estudio, así como de la fortaleza,
bienes y lugares, tanto del propio país como de sus
vecinos, y de las inclinaciones y designios de todas
las naciones que de algún modo pueden perjudicarla.
Hobbes 2013, p.214
LA NATURALEZA HUMANA
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EL DERECHO DE NATURALEZA…
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TIEMPOS DE GUERRA: LA CONDICIÓN NATURAL
DE LA HUMANIDAD
TIMOR HOMINI
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TIMOR MORTI
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TIMOR DEI (EL ARGUMENTO COSMOLÓGICO DE HOBBES)
Este perpetuo temor que siempre compaña a la humanidad en la ignorancia de las causas, como si
se hallara en las tinieblas, necesita tener por objeto alguna cosa. En consecuencia, cuando nada se
ve, a nadie se acusa de la buena o de la mala fortuna, sino a algún poder o agente invisible. Era en
este sentido, acaso, que los antiguos poetas decían que los dioses habían sido creados
originariamente por el temor humano, cosa que resulta verdad cuando se refieren a los dioses (es
decir, a los numerosos dioses de los gentiles). Pero el conocimiento de un Dios Eterno, infinito y
omnipotente puede derivarse más bien del deseo que los hombres experimentan de conocer las
causas de los cuerpos naturales y de sus distintas virtudes y modos de operar, que no del temor
de aquello que ha de ocurrirles en el tiempo venidero. Porque quien del efecto advertido quiera
inferir la causa próxima e inmediata del mismo, y de ahí elevarse a la causa de esa causa,
sumiéndose profundamente en la investigación de todas ellas, llegará en último término a la idea de
que debe existir (como los mismos filósofos paganos manifestaban) un motor inicial, es decir, una
causa primera y eterna de todas las cosas, que es lo que los hombres significan con el nombre de
Dios. (Hobbes 2013, p.88)
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CAMBIO EN LOS USOS DEL LENGUAJE
“Así los hombres que por meditación propia llegan al
conocimiento de un Dios Infinito, Omnipotente y
Eterno, propenden más bien a reputarlo incomprensible
y situado por encima de su comprensión. Por
consiguiente, definir su naturaleza como la de un espíritu
incorpóreo y reputar luego su definición como
ininteligible, o darle ese título, no es proceder
dogmáticamente con la intención de hacer comprensible
la naturaleza divina, sino comportarse piadosamente, es
decir, honrarle con atributos de unas significaciones que
se hallan lo más alejadas que cabe suponer de la
grandeza de los cuerpos visibles.
Hobbes 2013, p.89
“En efecto, estas semillas han sido cultivadas por dos distintas especies
de hombres. Una de esas clases está constituida por quienes han
nutrido y ordenado la materia religiosa de acuerdo con su propia
invención. La otra lo ha hecho bajo el mando y dirección de Dios. Pero
ambos grupos se propusieron que quienes confiaban en ellas fuesen
más aptos para la obediencia, las leyes, la paz, la caridad y la sociedad
civil. Así que la religión de la primera especie es una parte de la política
humana, y enseña parte de los deberes que los reyes terrenales
requieren de sus súbditos. La religión de la última especie es política
divina, y contiene preceptos para quienes se han erigido a sí mismos
en súbditos del reino de Dios.” (Hobbes 2013, pp.90-91)
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LA POLÍTICA DIVINA DE THOMAS HOBBES I
Para gobernar par media de palabras, es preciso que estas palabras se den a conocer de modo manifiesto,
pues de lo contrario no son leyes. Es, en efecto, consustancial a la naturaleza de las leyes una
promulgación clara y suficiente, de tal índole que pueda eliminar toda excusa de ignorancia; en las leyes
de los hombres esto ocurre de un solo modo, mediante proclamación o promulgación realizada por la
voz del hombre mismo. Pero Dios declara sus leyes por tres conductos. Por los dictados de la razón
natural, por revelación y por la voz de algún hombre que, por hacer milagros, adquiere crédito entre los
demás. (Hobbes 2013, p.293)
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LAS LEYES DE NATURALEZA EN TEORÍA
Estos dictados de la razón suelen ser denominados leyes por los hombres; pero
impropiamente, porque no son sino conclusiones o teoremas relativos a lo que conduce a la
conservación y defensa de los seres humanos, mientras que la ley, propiamente, es la palabra
de quien por derecho tiene mando sobre los demás, Si, además, consideramos los mismos
teoremas como expresados en la palabra de Dios, que por derecho manda sobre todas las
cosas, entonces son propiamente llamadas leyes.
Hobbes 2013, p.131
Del hecho de que la ley es una orden, y una orden consiste en la declaración o manifestación
de la voluntad de quien manda, por media de la palabra, de la escritura o de algún otro
argumento suficiente de la misma, podemos inferir que la orden dictada por un Estado es ley
solamente para quienes tienen medios de conocer la existencia de ella.
Hobbes 2013, p.222
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EL ÚNICO CAMINO PARA ERIGIR SEMEJANTE PODER COMÚN…
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LA GARANTÍA TEOLÓGICA DEL PACTO SOCIAL
Habiéndonos referido así, brevemente, al reino natural de Dios y a sus leyes naturales, quiero añadir
solamente a este capítulo una breve declaración de sus castigos naturales. No existe acción humana en
esta vida que no sea el comienzo de una cadena de consecuencias, tan larga, que ninguna providencia
humana es lo bastante elevada para dar al hombre una perspectiva del fin. En esta cadena están
eslabonados unos con otros los acontecimientos agradables y los desagradables; de tal modo que quien
desea hacer alguna cosa placentera queda el mismo obligado a sufrir todas las penas inherentes a ello;
estas penas constituyen los castigos naturales de aquellas acciones que son más bien causa de perjuicio
que de beneficio. Por añadidura, suele ocurrir que la intemperancia resulta naturalmente castigada con
las enfermedades; la precipitación, con el fracaso; la injusticia, con la violencia de los enemigos; el
orgullo, con la ruina; la cobardía, con la opresión; el gobierno negligente de los príncipes, con la
rebelión; y la rebelión, con la matanza. En efecto, si consideramos que los castigos son consiguientes a
la infracción de las leyes, los castigos naturales deben ser, naturalmente, consiguientes al
quebrantamiento de las leyes de naturaleza, y por tal causa les siguen como sus efectos naturales, y no
arbitrarios. (Hobbes 2013, p.302-303)
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UNA REPUBLICA ECLESIASTICA Y CIVIL
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EL SOBERANO - PROFETA
Porque cuando los cristianos no toman a su soberano
cristiano como profeta de Dios, consideran sus
propios sueños como la profecía por la cual piensan
ser gobernados, y la hinchazón de sus propios
corazones como el espíritu de Dios, o toleran ser
dirigidos por algún príncipe extraño, o por alguno de
sus conciudadanos, que puede fascinarlos hacia la
rebelión contra el gobierno sin otro milagro que
confirme, a veces, su vocación, que un extraordinario
suceso e impunidad; y que destruyendo por este
medio todas las leyes, divinas y humanas, reduce todo
el orden, gobierno y sociedad al caos primitivo de la
violencia y guerra.
Hobbes 2013, p.361
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EL DIOS DE HOBBES, ABRAHAM Y MOISÉS.
SALVACIÓN
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SEGURIDAD
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LÍMITES DE LAS OBLIGACIONES CON EL ESTADO
La obligación de los súbditos con respecto
al soberano se comprende que no ha de
durar ni más ni menos que lo que dure el
poder mediante el cual tiene capacidad
para protegerlos. En efecto, el derecho que
los hombres tienen, por naturaleza, a
protegerse a sí mismos, cuando ninguno
puede protegerlos, no puede ser
renunciado por ningún pacto. La soberanía
es el alma del Estado, y una vez que se
separa del cuerpo, los miembros ya no
reciben movimiento de ella.
Hobbes 2013, p.180
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