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ELEGIA AL ALTÍSIMO

Estoy cansado de pedirle a Dios que me absuelva de los supuestos pecados que me
endilgan, los diezmos malhabidos de otros dioses enquistados en los santorales de la
historia. Me libere de la muerte y el despojo de los tiranos de la patria. Estoy harto de la
miseria de la tierra. No tengo alimento, techo, ni agua y luz. La usurparon unos fisgones
sacrosantos, revestidos de túnicas salvajes y poderes celestiales que advienen como una
plaga apocalíptica para asustar a los pobres de Abya Yala. Nos han dicho que son
embajadores de tu gloria señor Dios y se alimentan de la sangre de tu Hijo en los rituales
de los siglos y los signos y amenazan con enviarnos al infierno si no doblegamos nuestros
brazos, ojos y piernas para purificarnos de los fantasmas de ultratumba.
No quiero seguir diezmando Señor a tanto vándalo, tanto sátrapa, tanto príncipe,
parásitos que usufructúan del sudor de los labriegos en cómodos sillones y majestuosos
palacios terrenales. Quiero que me ayudes a disfrutar de la gloria de los frutos y mis
manos y no permitas que la miseria calcine mi estómago vacío. Tengo hambre señor Dios,
dadme trabajo y líbrame de los corruptos que me engañan y gobiernos fantasiosos que a
tu nombre nos siguen robando la esperanza.
Estoy dirigiéndome a ti, señor Dios. Se me están agotando las ganas de orar y rezar en
esta agonía silenciosa de la patria que hace tiempo desvalijaron los de arriba, los que
viven en el segundo piso de este gallinero que se llama Colombia y nos inundan de mierda
todos los días y nos ofrecen abstinencia, paz y plomo. Qué hacer ¿Altísimo Señor?

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