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Pintura neoclásica

La pintura neoclásica es un movimiento pictórico nacido en Roma en la década de 1760 y que se desarrolló en toda Europa,
arraigando especialmente en Francia hasta aproximadamente 1830, en que el Romanticismo pasó a ser la tendencia pictórica
dominante.

El Neoclasicismo se sitúa entre el Rococó y el Romanticismo. Pero en muchas ocasiones, el tránsito de uno a otro estilo no es fácil,
porque tienen rasgos semejantes. Si lo característico del Neoclasicismo era revivir otra época, en concreto la Antigüedad clásica,
realmente no se diferencia de intentar recrear la Edad Media o la vida en países orientales, pues en ambos casos se recurría a temas
exóticos, ajenos a la realidad de la sociedad en la que el pintor trabaja. En realidad, clasicismo y Romanticismo son tendencias
estilísticas burguesas que reaccionan frente al aristocrático rococó, y como tal ideología burguesa, aspira tanto al orden y la
estabilidad, como a la libertad que les era negada por el Antiguo Régimen; del mismo modo, es la burguesía la que se plantea la
dialéctica entre la razón, que defiende un sistema político más racional que el del Antiguo Régimen, y el sentimiento, muchas veces
puro sentimentalismo burgués frente a la cínica frialdad e indiferencia de la aristocracia. En este sentido, el Neoclasicismo
representaría la aspiración a un orden regido por la razón, mientras que el Romanticismo representaría las igualmente burguesas
ideas de libertad en un mundo dominado por el sentimiento individual.

Y ello sin olvidar que en este período neoclásico de 1760-1830 trabajaron artistas como Goya, Füssli o Blake, que escapan a
cualquier clasificación, ensalzando más lo irracional y la locura que la serenidad a la antigua. E igualmente coincide en el tiempo
con el movimiento prerromántico alemán del Sturm und Drang.

Características

Contexto histórico y social

En las artes plásticas, el movimiento europeo llamado «Neoclasicismo» comenzó después del año 1765, como una reacción a los
estilos Barroco y Rococó. Estos estilos se percibían como agotados y la solución pasaba bien por crear un estilo enteramente nuevo,
bien por recrear el estilo de una época que, por considerarse la más cercana al ideal, se reputaba como «clásica». Con la llegada de
la Revolución francesa (1789), el Neoclasicismo se adoptó como el estilo propio de la burguesía frente al rococó aristocrático, la
respuesta estética propia de la revolución.

El Neoclasicismo también era expresión del pensamiento de la Ilustración. No hay que olvidar los ataques que Diderot dirigía a
Boucher, representante del rococó. Para el enciclopedista, debía preferirse en arte el estilo sereno del arte antiguo. En torno al año
1760, Diderot afirmaba que la función del arte era educar y hacer que la virtud pareciera atractiva, «el vicio odioso y el ridículo
estrepitoso». Las obras por lo tanto debían tener una intención didáctica y moralizante, lo cual viene ejemplificado en las obras de
Jean-Baptiste Greuze (1725-1805), aún enmarcadas estilísticamente en el rococó.

Se deseaba regresar a lo que se percibía como «pureza» de las artes de la Antigua Roma, la más vaga percepción («ideal») de las
artes griegas y, en menor medida, al clasicismo renacentista. Una circunstancia que contribuyó al nacimiento del Neoclasicismo es
que la Antigüedad grecorromana, simplemente, se puso de moda. Ello se debió en gran medida a los descubrimientos arqueológicos
de la época en Herculano (1738) y Pompeya (1748). Se difundieron obras arqueológicas y otras que reproducían imágenes de las
ruinas clásicas. Decisiva fue la obra de Winckelmann (Historia del Arte de la Antigüedad), pero hubo otros como los escritos del
arqueólogo conde de Caylus, The antiquities of Athens (Las antigüedades de Atenas) (1762) de los británicos Stuart y Nicholas
Revett, Ruines des plus Beaux monuments de Grèce (Ruinas de los más bellos monumentos de Grecia) (1758) del francés Julien-
David LeRoy, y los grabados con las Vistas de Roma, realizados por el italiano Giovanni Battista Piranesi entre 1748 y 1775.
Lessing publicó su ensayo estético Laocoonte; gracias al debate entre Lessing y Winckelmann a propósito de la estatuaria
helenística, los artistas aprendieron que los grandes sufrimientos se expresan mediante movimientos contenidos y no con
gesticulaciones desagradables.

Los europeos del siglo XVIII veían en aquella Antigüedad clásica una época de esplendor, de virtudes éticas que, si se introducían
en la sociedad de la época, podría ayudar a regnerarla. Para Winckelmann el ideal estaba más bien en la Grecia del siglo V a. C.
mientras que la Francia de la época revolucionaria se fijaba más en la Antigua Roma: la Roma republicana durante el periodo
revolucionario, y luego el Imperio de los Césares durante el período napoleónico.

Esa época se intentó revivir en diversos aspectos, incluido el arte y la pintura. Cada movimiento artístico «neo»-clasicista selecciona
algunos modelos entre todos los clásicos posibes que están a su disposición, e ignoran otros. El problema que se encontraron los
pintores fue que la pintura de la Antigua Grecia, a diferencia de lo que ocurría con la arquitectura o la escultura, estaba perdida
irremisiblemente; así que los pintores neoclásicos la revivieron imaginariamente, en parte a través de frisos en bajorrelieve aunque
era difícil superar su carencia de color, mosaicos y pintura sobre cerámica y en parte a través de los ejemplos de pintura y
decoración del Alto Renacimiento de la generación de Rafael, frescos en la Domus Aurea de Nerón, Pompeya y Herculano y a
través de una renovada admiración por Nicolas Poussin. Gran parte de la pintura «neoclásica» no es más que clasicista en su tema.

Winckelmann, junto con su compatriota Anton Rafael Mengs fijaron las bases del Neoclasicismo pictórico, buscando recuperar el
«buen ideal», la «noble simplicidad» del pasado y su «serena grandeza». El crítico Antoine Chrysostome Quatremère de Quincy
acabó de sentar las bases del nuevo estilo en Francia. Finalmente, no puede dejarse de lado la influencia de las Academias, que se
establecieron a lo largo de todo el siglo XVIII defendiendo siempre ideas clasicistas y que vieron confirmados sus postulados
estéticos en los descubrimientos arqueológicos.
Técnicas

Predominó el dibujo, la forma, sobre el colorido. Ello da como resultado una estética distante del espectador, reforzado por la luz
clara y fría que bañaba las escenas, ya que si se adoptaran tonos dorados se introduciría en la obra una sensualidad que se rechazaba
en la estética neoclásica. A veces se usaba el claroscuro, con una iluminación intensa de los personajes que interpretaban la escena
en el centro del cuadro, dejando en las tinieblas el resto del cuadro. Al destacar el dibujo sobre el color, este último era mero
coloreado, que informaba sobre el contenido del cuadro, modelando los objetos representados, sin tener valor estético por sí mismo.
En contraste con las pinturas barrocas y rococó, las neoclásicas carecen de colores pastel y de confusión; en lugar de ello, usan
colores ácidos. La superficie del cuadro aparecía lisa, con una factura impecable en la que difícilmente se apreciaban las pinceladas
del autor, lo cual contribuía a establecer la distancia entre el autor y el tema y de éste con el espectador.

Arquitectura neoclásica

La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico que produjo el movimiento neoclásico que comenzó a mediados del siglo
XVIII, por una reacción contra el estilo barroco de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos clasicistas
nacidos en el barroco tardío. Se prolongó durante el siglo XIX, confluyendo a partir de entonces con otras tendencias, como la
arquitectura historicista y el eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores denominan el periodo de la arquitectura neoclásica
de la primera mitad del siglo XIX como clasicismo romántico, a pesar del oxímoron (oposición de términos), dado que, además de
coincidir en el tiempo con el romanticismo, estilísticamente comparte rasgos con la estética romántica, al añadir cierta expresividad
y espíritu exaltado a la sencillez y claridad de las estructuras clásicas grecorromanas.

Factores fundamentales que influyeron en la creación de la arquitectura neoclásica fueron los determinantes en el contexto político,
social y económico de la época, en que se incluyen destacadamente la revolución industrial, la crisis del Antiguo Régimen, la
Ilustración, el enciclopedismo, la fundación de las Academias, el despotismo ilustrado, etc.

La revolución industrial modificó profundamente el ritmo de vida, influyó en adelantos técnico constructivos, empleo de nuevos
materiales. El concepto de economía relacionado con el funcionamiento cambió algunos esquemas de organización espacial y aun
de relación entre vanos y macizos.

El enciclopedismo, espíritu precursor de la revolución francesa, trajo consigo una concepción romántica de la Grecia Antigua. La
Ilustración sostenía que la infelicidad del hombre, se debía a la ignorancia e irracionalidad y que por lo tanto el único camino viable
para conducirlo a la felicidad era llevarle la luz de la razón por medio de la educación. En cuanto a arquitectura la educación
implicaba el conocimiento y fuentes antiguas tales como Vitrubio, Palladio, Vignola; por lo que ésta hizo uso de los repertorios
formales griegos y romanos.

Se buscó dar un carácter más científico a las artes, por lo que los artistas debieron ser técnicos más que inventores, e imitadores más
que creadores. Este espíritu científico llevó a considerar al arte clásico como un arte progresista, porque estaba desprovisto de
adornos sin sentido y buscaba la perfección de las leyes inmutables sin depender de las impresiones subjetivas e imperfectas del
artista.

Las Academias para el estudio de las artes surgieron en Italia desde el siglo XVI; las fundadas en el siglo XVIII ya estaban
matizadas por la Ilustración, lo que les dio un carácter distinto. La Academia fungió como transmisora de los conceptos en contra
del barroco y a favor del neoclasicismo y los diversos tratados clásicos y renacentistas de las Tres nobles artes, así como de obras de
carácter técnico y científico que racionalizaban au práctica y ejecución. Entonces el arte comienza a sufrir las consecuencias de una
crítica libre, fundada en los principios académicos.

Escultura neoclásica

La escultura neoclásica se incluye dentro de una corriente filosófica y estética de una influyente difusión que se desarrolló entre
mediados del siglo XVIII y del siglo XIX en Europa y las Américas. Como reacción contra la frivolidad del decorativismo del
rococó, surgió la escultura neoclásica inspirada en la antigua tradición greco-romana, adoptando principios de orden, claridad,
austeridad, equilibrio y propósito, con un fondo de moralización.

Contexto histórico

Este cambio estuvo apoyado en dos partes principales: en primer lugar los ideales de la ilustración, que surgían del racionalismo,
combatiendo las supersticiones y dogmas religiosos, y enfatizaban el desarrollo personal y el progreso social con una fuerte ética, y
en segundo lugar, un interés científico creciente en la antigüedad clásica que surgió entre la comunidad académica en todo el siglo
XVIII, estimulando las excavaciones arqueológicas, la formación de importantes colecciones públicas y privadas y la publicación de
estudios eruditos sobre el arte y la cultura antigua.[1] La edición de varios relatos detallados e ilustrados de las expediciones
realizadas por Robert Wood, John Bouverie, James Stuart, Robert Adam, Giovanni Battista Borra y James Dawkins, y en especial el
tratado de Bernard de Montfaucon, L'Antiquité expliquee et representee en figures (7 volúmenes , París, 1719-1724), profusamente
ilustrado y con textos paralelos en lenguas modernas y no sólo en latín, como era costumbre académica, y el conde de Caylus,
Recueil d'Antiquité (7 volúmenes, París, 1752-1767), el primero en intentar agrupar las obras según criterios de estilo, y abordando
también las antigüedades celtas, egipcias y etruscas. Todo ésto contribuyó a la educación pública y la ampliación de su visión del
pasado, estimulando una nueva pasión por todo lo que fuese antiguo.[2]
Se añade a ésto el descubrimiento de Herculano y Pompeya, una gran sorpresa entre los conocedores y el público, y aunque las
excavaciones que comenzaron a hacerse en las ruinas en 1738 y 1748 no se habían encontrado obras maestras de arte, sí sacaron a la
luz una serie de artefactos y restos que revelaban aspectos desconocidos de la vida cotidiana hasta la fecha. Y la llegada de los
mármoles Elgin a Londres en 1806 fue otro momento importante para la intelectualidad europea, a pesar de las fuertes críticas sobre
su remoción arbitraria y las prácticas abusivas en el Partenón y del poco interés mostrado por los propios artistas en los primeros
momentos.

Aunque el arte clásico ya era muy apreciado desde el renacimiento, era de forma circunstancial y empírica, pero ahora esta
admiración estaba construida sobre base más científica, sistemática y racional. Con estos hallazgos y estudios comenzó a ser posible
formar por primera vez una cronología de la cultura y el arte de los griegos y romanos, distinguiendo lo que era propio de unos u
otros, y dar a luz a un interés por la tradición puramente griega que había, en ese momento, siendo ensombrecida por el patrimonio
romano, sobre todo porque en ese momento Grecia estaba bajo el dominio turco y, por tanto, en la práctica, era inaccesible para los
estudiosos y turistas del Occidente cristiano. Los escritos de Johann Joachim Winckelmann, elogiaron la escultura griega, viéndola
como una «noble simplicidad y tranquila grandeza», hizo un llamamiento a todos los artistas para que la imitasen, restaurando un
arte idealista que fue despojado de toda transición, acercándose al carácter del arquetipo. Un erudito de gran influencia,
especialmente entre los intelectuales italianos y alemanes, como Goethe en su crítica que aclara por qué Winckelmann fué el
historiador más influyente en su época, también relata sobre él:

Uno se da cuenta de que Winckelmann siente realmente lo que hace, y hay algo grande al respecto. Es como Colón, que tuvo en
su mente la noción del Nuevo Mundo antes de descubrirlo. Leyéndolo, uno no aprende nada, pero se convierte en alguien. [3]

Su atractivo no se perdió, y la historia, la literatura y la mitología antigua se convirtió en la fuente principal de inspiración para los
artistas, al mismo tiempo que se evaluaron de nuevo otras culturas y estilos como el gótico y las antiguas tradiciones populares del
norte de Europa, causando que los principios neoclásicos coexistieran con los de romanticismo más tarde.[4]

El movimiento también tuvo connotaciones políticas, ya que la fuente de inspiración neoclásica fue la cultura griega y su
democracia, y la romana con su república, con los valores asociados de honor, deber, heroísmo y el patriotismo. Como
consecuencia, el estilo neoclásico fue adoptado por el gobierno revolucionario francés, asumiendo los nombres sucesivos de estilo
directorio, estilo convención y más tarde, bajo Napoleón, estilo imperio, que influyeron también en Rusia. En los Estados Unidos,
en el tumultuoso proceso de lograr su propia independencia e inspirados por el modelo de la Roma republicana, el neoclasicismo se
convirtió en un modelo y fue conocido como el estilo federal.

El neoclasicismo se adoptó también, por supuesto, en las academias oficiales de formación de artistas, consolidando el sistema de
enseñanza, el academicismo, un conjunto de normas educativas y de técnicas que se basó en los valores éticos y estéticos de la
antigüedad clásica y que pronto se convirtió en la denominación para el estilo de su producción.[5] [6]

Características generales

En el campo de la escultura el impacto de la novedad de los nuevos conocimientos fue menor que en otras artes como la pintura y la
arquitectura, debido a que los escultores ya estaban bebiendo en las fuentes clásicas desde el siglo XV, aunque sus mejores
resultados en la reinterpretación de los greco-romano ya no mostraban la misma alta calidad. La mala interpretación de la estética
defendida por Wickelmann condujo, sin embargo, a los artistas de menor categoría a la producción de muchas obras con el carácter
de la copia servil de los modelos antiguos, perdiendo en vigor lo que ayudó a atraer a la crítica sobre este cambio.

Las obras mostraron en general un alto nivel de equilibrio formal, con una expresión cautelosa y raros momentos de dramatismo.
Antonio Canova fue más exitoso en la exploración de una amplia gama de sentimientos y formas dinámicas, desde la suave
ingenuidad juvenil en piezas como Las Tres Gracias, a la violencia desenfrenada del Hércules y Licas y en Teseo vencedor del
Minotauro, y en la investigación de otros signos de la emoción como el arrepentimiento o pesar, visible en la patética Magdalena
penitente.

Los materiales preferidos fueron el bronce y el mármol blanco, al igual que en la tradición antigua, pero a diferencia de temporadas
anteriores, el neoclasicismo el artista creador pasó a emplear a más ayudantes que realizaban la mayor parte de los trabajos técnicos
como pasar a la piedra o realizar la fundición a parir del modelo de arcilla o yeso que había sido creado por el escultor, dejando que
el maestro asumiese la fase final de la escultura del pulido y definición de detalles, ya que esta fase es sin duda crucial para la
obtención del efecto final de la obra y requiere la experiencia de la mano maestra. [7] [8]

Características generales de la arquitectura neoclásica

Las características más importantes de la arquitectura neoclásica son:

Se inspira en los monumentos de la antigüedad grecorromana.

 Concepto de belleza basado en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las


proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas.
 Reacciona contra los efectos decorativos del barroco y el rococó. Gusto por la sencillez, con
predominio de lo arquitectónico sobre lo decorativo.
 Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, ordenes dórico y jónico, frontones,
bóvedas, cúpulas, etc.
Sin que puedan considerarse estrictamente neoclásicos, pero si apuntando hacia una nueva arquitectura, tenemos a
Ventura Rodríguez, Diego de Villanueva y José Hermosilla, que marcan el comienzo de la liquidación del viejo sistema
barroco.

Escultura

Características

Predomina la racionalidad de la expresión serena y sosegada sobre la irracionalidad de lo impetuoso.

Imita el estilo de los grandes escultores de la Antigüedad, principalmente de los griegos. Se toman como modelos los
temas clásicos porque quieren razonar intelectualmente sobre la belleza.

Frente al realismo y expresionismo de la escultura barroca se oponen la serenidad y belleza de la escultura clásica:
hay una reacción contra los efectos pictóricos, la teatralidad y el movimiento desbordado del Barroco.

Los artistas neoclásicos procuran plasmar formas correctas, ideales; existe una tendencia a destacar la formara
valorar el contorno y la belleza formal de las figuras y objetos; se evitan los fuertes contrastes de claroscuro; se dota
a la representación de un modelado suave y de un acabado pulido y homogéneo.

En general, interesó más la belleza puramente formal que la fuerza espiritual de la obra. Por eso caen en la frialdad
y en la excesiva uniformidad.

Materiales preferidos: mármol blanco y bronce.

Principales manifestaciones: grupos escultóricos, ornamentación de edificios públicos, monumentos conmemorativos,


monumentos funerarios, retratos, etc.

Pintura

Características

Triunfa a finales del siglo XVIII favorecido por los principios éticos propugnados por los enciclopedistas que atacaban
el carácter artificioso de muchas de las obras del Rococó.

Al no contar con restos pictóricos de la antigüedad grecorromana, el Neoclasicismo se inspira en la escultura, en


especial en los relieves, lo que dotará de un marcado carácter escultórico a las representaciones pictóricas
neoclásicas.

Predomina el dibujo academicista sobre el color.

Luz clara y difusa.

La base de la belleza es la armonía de las proporciones y de las líneas.

Los principales temas serán: retratos, mitológicos, cuadros de historia.

Arquitectura

Características

Reacción contra los efectos decorativos del Barroco y del Rococó.

Se inspira en los monumentos, clásicos, pero no es una copia de los mismos sino que los recrea.

Es una arquitectura erudita y racional. Representa un concepto de belleza basado en la pureza de las líneas
arquitectónicas, en las formas geométricas claras, en la medida clásica. Frente al subjetivismo barroco se opone la
objetividad de la belleza basada en la racionalidad.

Gusto por la sencillez y severidad: predomina lo arquitectónico sobre lo decorativo. Para Winckelmann la belleza de
los edificios radica en su monumentalidad, simetría, proporciones sujetas a las leyes de la medida y de las
matemáticas.

Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: las columnas, los órdenes especialmente el dórico y el jónico,
los frontones las bóvedas y cúpulas, etc.

Los temas decorativos también son tomados de la antigüedad: guirnaldas, rosetas, ovas, meandros.

El edificio clásico más empleado como modelo por el arte neoclásico es el templo griego, especialmente el pórtico y
el frontón, que se emplean incluso como modelo á e las construcciones civiles.

A pesar de sus preferencias por los modelos griegos rompen con el “antropocentrismo" de estos y tienden a la
monumentalidad romana.

Las construcciones son, principalmente, de carácter civil: museos, academias, bibliotecas.

El urbanismo busca los trazados geométricos, de damero o, estrellados, con amplias, avenidas y plazas. En la ciudad
zonas verdes.

Dentro de la arquitectura neoclásica se pueden estudiar dos tipos:

Una arquitectura que sigue siendo básicamente barroca en cuanto a la exaltación del poder, pero que simplifica sus
elementos. Es llamado el "barroco vitrubiano" y es la más extendida por Europa e incluso por Estados Unidos.

La "arquitectura de la razón", preocupada por la adecuación entre funcionalidad y forma. Se huye de todo tipo de
decoración. Se planean obras de tipo práctico o industrial en relación con los cambios económicos y sociales: bolsas
de comercio, bibliotecas, teatros, cementerios, hospitales. Es considerada como la más propiamente neoclásica.

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