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La historia de la termodinámica como disciplina científica se considera generalmente que

comienza con Otto von Guericke quien, en 1650, construyó y diseñó la primera bomba
de vacío y demostró las propiedades del vacío usando sus hemisferios de Magdeburgo.
Guericke fue impulsado a hacer el vacío con el fin de refutar la suposición de Aristóteles
que "la naturaleza aborrece el vacío". Poco después de Guericke, el físico y
químico Robert Boyle estudió y mejoró los diseños de Guericke y en 1656, en
coordinación con el científico Robert Hooke, construyó una bomba de aire. Con esta
bomba, Boyle y Hooke observaron una correlación entre la presión, temperatura y
volumen. Con el tiempo, se formularon la ley de Boyle, indicando que para un gas a
temperatura constante, la presión y el volumen son inversamente proporcionales y
otras leyes de los gases.
La segunda ley de la termodinámica supone distintas restricciones para las
transferencias de energía que, en hipótesis, podrían llevarse a cabo si se tiene en cuenta
la primera ley. El segundo principio sirve como regulador de la dirección en la que se
llevan a cabo los procesos termodinámicos e impone la imposibilidad de que se
desarrollen en sentido opuesto. Cabe destacar que esta segunda ley se respalda en
la entropía, una magnitud física encargada de medir la cantidad energía inservible para
generar trabajo.
La tercera ley contemplada por la termodinámica, por último, destaca que no es posible
lograr una marca térmica que llegue al cero absoluto a través de una cantidad finita de
procedimientos físicos.
Entre los procesos termodinámicos, se destacan los isotérmicos (no cambia la
temperatura), los isócoros (no cambia el volumen), los isobáricos (no cambia la presión)
y los adiabáticos (no hay transferencia de calor).

En 1679, un asociado de Boyle, Denis Papin basándose en estos conceptos, construyó


un digestor de vapor, que era un recipiente cerrado con una tapa de cierre hermético en
el que el vapor confinado alcanzaba una alta presión, aumentando el punto de
ebullición y acortando el tiempo de cocción de los alimentos.
En 1697, el ingeniero Thomas Savery, a partir de los diseños de Papin, construyó el
primer motor térmico, seguido por Thomas Newcomen en 1712. Aunque estos primeros
motores eran toscos y poco eficientes, atrajeron la atención de los científicos más
destacados de la época.
En 1733, Bernoulli usó métodos estadísticos, junto con la mecánica clásica, para extraer
resultados de la hidrodinámica, iniciando la mecánica estadística.
Nombramos igual a la energía propia que a la energía interna porque coinciden, ya que
no estamos considerando la traslación del centro de masas del sistema (energía cinética
orbital).
Por otra parte, el trabajo de las fuerzas externas es el mismo que el realizado por el gas
pero cambiado de signo: si el gas se expande realiza un trabajo (W) positivo, en contra
de las fuerzas externas, que realizan un trabajo negativo; y a la inversa en el caso de
una compresión. Además, ahora tenemos otra forma de suministrar energía a un sistema
que es en forma de calor (Q).

En 1781 los conceptos de capacidad calorífica y calor latente, fueron desarrollados por
el profesor Joseph Black de la Universidad de Glasgow, donde James Watttrabajó como
fabricante de instrumentos. Watt consultó con Black en las pruebas de la máquina de
vapor, pero fue Watt quien concibió la idea del condensador externo, aumentando
grandemente la eficiencia de la máquina de vapor.
En la biología, la termodinámica se refiere al estudio de la transferencia de energía que
se produce entre moléculas o conjuntos de moléculas. Cuando hablamos de
termodinámica, el elemento o conjunto particular de elementos que nos interesa (que
podría ser algo tan pequeño como una célula o tan grande como un ecosistema) se
llama sistema, mientras que todo lo que no está incluido en el sistema que hemos
definido se llama alrededores.
En 1783, Antoine Lavoisier propone la teoría calórica.
Un sistema abierto puede intercambiar energía y materia con su entorno. El ejemplo de
la estufa sería un sistema abierto, porque se puede perder calor y vapor de agua en el
aire.
Un sistema cerrado, por el contrario, solo puede intercambiar energía con sus
alrededores, no materia. Si ponemos una tapa muy bien ajustada sobre la olla del
ejemplo anterior, se aproximaría a un sistema cerrado.
Un sistema aislado es que no puede intercambiar ni materia ni energía con su entorno.
Es difícil encontrarse con sistema aislado perfecto, pero una taza térmica con tapa es
conceptualmente similar a un sistema aislado verdadero. Los elementos en el interior
pueden intercambiar energía entre sí, lo que explica por qué las bebidas se enfrían y el
hielo se derrite un poco, pero intercambian muy poca energía (calor) con el ambiente
exterior.
[¿Por qué se dice que una hielera es un sistema "cerrado"?]

En 1798 Benjamin Thompson, conde de Rumford, demostró la conversión del trabajo


mecánico en calor.

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