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CAPITULO Ill

CONSECUENCIAS PENALES DERIVADAS DEL ABIGEATO COMO


DELITO CONTRA LA ACTIVIDAD GANADERA EN VENEZUELA.

Aplicabilidad de la Ley

El principio de la legalidad, es la característica esencial de los sistemas


judiciales contemporáneos. Constituye el principio base de la situación
misma del Estado de Derecho. Sin embargo, según Arteaga (2009),
legalidad en el sentido etimológico de la palabra, es lo que está conforme
a la ley, por lo que en la República Bolivariana de Venezuela, la ley debe
ser entendida en sentido amplio y como sinónimo del Derecho. Entonces,
el principio de legalidad, aplicado al Estado, no es más que la
conformidad en el derecho, que debe acompañar a todos los órganos que
ejercen el poder público. Es decir, el principio según el cual, toda la
actividad del Estado, debe estar conforme al Derecho de ese Estado.

Entonces, el contenido de los diversos Derechos Nacionales (internos), es


ciertamente diverso, pero sin embargo, los textos constitucionales de la
mayoría de los Estados del mundo occidental, contienen una declaración
más o menos explícita del Principio de Legalidad. La constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999), establece en su artículo 137,
que ésta y la ley, definirán las atribuciones de los órganos que ejercen el
poder público, a los cuales deben sujetarse las actividades que realicen"
(p 14).

En la teoría jurídica, la ley, es una regla de conducta, cuando es


elaborada por los representantes de la comunidad entera, en vista del
bien común. Asimismo, cuando se establece, no para regular la conducta
de una persona determinada, sino de todos los ciudadanos o de categoría
de ellos: los trabajadores, los comerciantes, los campesinos, entre otros.
Efectivamente, en el caso del Sistema Judicial Venezolano, se apoya en
una unión tradicional que presenta la generalidad de la ley y su aplicación
uniforme como garantía de igualdad entre los ciudadanos. Es asi como
dicha aplicación uniforme de la ley, es una idea que implica no solo la
noción comúnmente conocida de sanción a todo el que la haya infringido,
sino también, se entiende que se aplica, cuando se cumple con las
obligaciones individuales que de ellas emanan.

Por ejemplo, el artículo 452 del Código Penal (2005) establece, castigar
con una pena de prisión por tiempo de 2 a 6 años a los que se apoderen
de los animales que están en los establos o de los que por necesidad se
dejen en campo abierto. De este artículo ilustrativo, de la manera de
expresarse del Código Penal, se infiere que existe una regla general, que
prohíbe el hurto de animales y que establece la pena de prisión de 2 a 6
años para aquellos que infrinjan la regla. La regla es general en la medida
que se dirige a todos los ciudadanos, pero su destino es regular la
conducta individual.

Según Lares (2009), los requisitos y los modos correctos para la


formación de la ley son diversos según las últimas constituciones, así, por
ejemplo, para la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999) es ley "(...) el acto sancionado por la Asamblea Nacional como
cuerpo legislador (...)" (Articulo 202, p 48). Lo que caracteriza el acto
legislador son los órganos que lo dictan (Poder Ejecutivo Nacional,
Asamblea Nacional, Tribunal Supremo de Justicia, poder Ciudadano,
Poder Electoral, Consejo Legislativo Estadal) y el procedimiento sugerido
para su formación no importando cual sea su contenido. Por ello la
sanción de la ley empleada para caracterizar toda disposición emanada
del Poder Legislativo, aunque no tenga los requisitos científicos de ello.

Así sin leyes: Los Códigos Nacionales y en general todas las normas
reguladoras dictadas por los órganos legislativos mencionados
anteriormente (Articulo 204 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela). Así como la creación de la Ley Penal, está reservada al
poder legislativo, la aplicación de la ley, como garanta de la libertad de los
ciudadanos, está a personas especializadas en la aplicación de la ley, que
después de un proceso, de una etapa de conocimiento y discusión pública
del asunto, que en el caso de la Ley Penal, consiste en la condena o
absolución del reo o procesado.

En efecto, García (2010), hace una clasificación de las Normas Judiciales,


respondiendo a las exigencias de orden práctico o a necesidades
sistemáticas de esta ciencia judicial. Dentro de esa clasificación se
mencionan, aquellas que por su repetición se han hecho más conocidas
tanto en el campo doctrinal, como en el ejercicio profesional: (a), desde el
punto de vista del ámbito temporal (b), desde el punto de vista del ámbito
material (c), desde el punto de vista del ámbito procesal y (d), desde el
punto de vista del ámbito espacial.

A efectos de este trabajo, se destaca la referida al ámbito especial. De


acuerdo a este punto de vista las normas pueden clasificarse en
generales, nacionales o federales y estadales. Las normas generales,
rigen a todo el territorio del Estado, en tal sentido, la generalidad se
vuelve sinónimo de nacional; es decir, las normas son válidas en todo el
territorio nacional, ejemplo: la constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, el Código Penal, entre otros. Las normas o leyes Estadales,
son aquellas que tienen vigencia en una Entidad federal determinada. Así
el artículo 162 de la Constitución vigente establece: El poder legislativo se
ejercerá en cada Estado por un Consejo Legislativo (...) quienes
proporcionalmente representaran a la población del Estado y a los
Municipios. El Consejo Legislativo tendrá las atribuciones siguientes:

1.-Legislar sobre las materias de la Competencia Estadal.


2.-Sancionar la Ley del Presupuesto del Estado.
3.-Las demás que le atribuya a esta constitución y la ley.

Estos Consejos Legislativos, son de elección popular, con facultad de


legislar, aunque las materias de competencia son muy limitadas. En
efecto, las leyes de los estados dentro de la órbita de la competencia
estadal, prevalecen sobre las leyes o reglamentos de carácter nacional,
salvo que la constitución de modo expreso disponga lo contrario, como
por ejemplo, en lo referente a la legislación municipal, los consejos
legislativos, quedarían subordinados a las normas, que contengan las
leyes orgánicas que dicte al respecto la Asamblea Nacional.

Urbaneja (2009), indica, es un muy frecuente establecer como regla la


prelación de leyes nacionales sobre los estadales, salvo casos
excepcionalmente indicados, no podrá válidamente una ley nacional
invadir el campo de acción propio de los Consejos Legislativos Estadales.
Entre materias de competencia Estadales que tienen facultad de legislar
estos consejos se encuentran: La Constitución Regional, la Ley de
División Territorial, el Código de Policía, la Ley o Código de Hacienda y en
algunos Estados ganaderos como, la Ley de los Llanos, que aún está
vigente.

Como norma nacional merece especial mención, dentro de la materia que


compete a este estado: La Ley Penal de Protección a la Actividad
Ganadera (1997), la cual fue promulgada el 15 de Julio de 1997 y tiene
por objeto, tal y como lo establece su artículo 1, tipificar como delitos,
hechos que ocasionen perjuicio a la actividad ganadera con fines
económicos, experimentales y cualquier otra actividad conexa,
estableciendo las sanciones penales correspondientes. De igual manera,
determina las medidas de restitución y reparasen a que haya lugar. Esta
ley presenta el siguiente contenido: capítulo I, disposiciones generales
(artículos 1 al 9), el capítulo II, de los delitos de robo, hurto y apropiación
indebida (artículos 8 al 11); el capítulo III, de la aplicación y utilización
indebida de bienes y señales así como de los documentos O guías de
compraventa o de movilización de ganado (artículos 12 y 13); el capítulo
IV, del aprovechamiento de las cosas provenientes de estos delitos
(artículo 14), el capítulo V, de los daños (artículos 15 al 17), el capítulo VI,
disposiciones generales (artículo 18). En el título ll, del procedimiento, el
capítulo I, disposiciones generales (artículos 19 al 27), el capítulo ll, de los
órganos competentes (artículo 28), el capítulo III, de los funcionarios de la
institución y de los órganos de Policía Judicial (artículos 29 y 30). El título
III, contempla las disposiciones finales (artículos 31 al 33).

Como norma estadal, es importante mencionar la Ley de Llanos de los


Estados llaneros como Apure, la cual fue promulgada el 17 de Enero de
1936 y está conformada por' 12 capítulos y 134 artículos, con la finalidad
de regular lo concerniente a la industria pecuaria y agrícola del Estado,
tanto en terrenos ejidos o baldíos o de propiedad privada. Esta ley, fue
creada con el propósito fundamental de prevenir y regularizar el abigeato
y otras actividades delictivas, que se habían desbordados en los llanos
venezolanos.

La Ley de Llanos (1936), está aún vigente y presenta el siguiente


contenido: El Capítulo I, de la cría y la agricultura (artículos 1 al 8). El
Capitulo ll, del cuido y la mejora del camino y restablecimiento de los
bosques y sabanas (artículos del 9 al 14), el Capítulo III, sobre el
empadronamiento de hierros (artículos 15 al 22), el Capítulo IV, sobre
hierro y señal del ganado (artículos 23 al 34). El Capitulo V, del beneficio,
venta y conducción de ganados (artículos 35 al 51), el Capítulo VI, de las
juntas de vaquerías, rodeos y otros trabajos de llanos (artículos 52 al 82),
el Capitulo VII, del servicio de caporales y peones (artículos 83 al 85), el
Capítulo VIII, del tránsito por las sabanas y posesiones pecuarias
(artículos 86 al 91); el capítulo IX, de los contratos de las posesiones
agrícolas o pecuarias (artículos 92 al 104), el capítulo X, de los
inspectores de los llanos (artículos 109 al 112), el Capítulo XII,
disposiciones generales (artículos 113 al 134).

En cuanto a la tipología penal contemplada en esta ley, Polanco (2010),


señala, que las leyes de los llanos, en forma dual, comprenden a veces
normas contenidas en los códigos de policías de los Estados, especifica
mente en lo que se refiere a la hierra y señal, a la compra y venta de
ganados y a los prejuicios causados por estas afines, como los medios de
evitarlos y sancionarlos. Es importante señalar, que los códigos policiales
de los Estados, en cuanto a la Regulación Judicial de los delitos y faltas
en materia agropecuaria la dejan a cargo del código penal. En efecto las
normas penales vigentes en Venezuela, están contenidas
fundamentalmente en el Código Penal Venezolano, el cual tiene un
ámbito de validez, espacial en todo el territorio nacional. Este código data
del año 1926, con importantes reformas, hasta la del año 2005.

Por ejemplo, según informa Polanco (2010), entre las innovaciones


aportadas al Código Penal de 1964 (Primera Reforma), le fue agregado al
artículo 453 (ahora 451), una serie de ordinales en relación con un delito
de mucha incidencia en Venezuela como era (y continua siendo), el
abigeato (anteriormente señalado como abigeato), pero dichos ordinales
(según esta autora), estaban fuera de sitio, porque en ella se
contemplaban hechos, que bien analizados no constituían delito de hurto.
Sobre este particular Grisanti (2005), opina que algunos pueden constituir
fabricación de documentos, uso de documentos falsos, otros podrían ser
la prueba del hurto, pero no el hurto mismo. Señala además este autor,
que hay otras disposiciones que se refieren a situaciones especiales que
pueden presentarse en este tipo de delito.

Opina Grisanti, que se incurrió en un grave error al colocar esta serie de


ordinales a continuación del hurto simple, puesto que muchas de estas
disposiciones del artículo han debido agregarse al numeral 12 del artículo
455 (ahora 453) que trataba del abigeato. No obstante, en la actualidad
(Código Penal 2005), en el ordinal 6° del artículo 452, se establece como
hurto, si el delito se ha cometido: apoderándose de los animales que
están en los establos o de los que por necesidad se dejan en campo
abierto y respecto de los cuales, no será aplicable, la disposición del
numeral 2 del artículo siguiente" (p. 118). Así mismo en el Título I (delitos
contra la actividad ganadera), Capitulo ll, de la Ley Penal de Protección a
la Actividad Ganadera (1997), declara, que comete delito de robo, hurto y
apropiación indebida:

- Quien mediante violencia o amenaza de graves daños inmediatos


a personas o cosas, haya constreñido al dueño, detentor o a otra
persona presente en el lugar del delito a que se le entregue o se
apodere de una o varias cabezas de ganado que formen o no parte
de un rebaño, será penado con presidio de cuatro (4) a ocho (8)
años. Igualmente incurrirá en esta pena, cuando una vez
perpetrado el delito, el individuo utilizare la violencia o amenaza
para procurarle la impunidad o procurara a cualquier otra persona
que haya participado del mismo (Artículo 6).

- Quien se apodere de una o varias cabezas de ganado ajeno, que


forme o no parte de un rebaño sin consentimiento de su dueño, o
de quien deba daño, será penado con prisión de cuatro (4) a ocho
(8) años.

- Si el hecho se hubiese realizado sobre ganado cuyo valor fueren


inferior a veinticinco unidades tributarias, se impondrá una multa de
veinticinco (25) a cincuenta (50) unidades tributarias y el pago de
los daños y perjuicios causados. Si fuere reincidente, se le aplicará
además arresto de quince (15) días a tres meses (Artículo 8).
Según lo dispuesto en el artículo 120 de la Ley.

- Mencionada, la pena de prisión para el delito de hurto calificado de


ganado, será de seis (6) a diez (10) años en los casos siguientes:
- Si el hecho se cometió, abusando de la confianza o de la buena fe
que le hubiera ofrecido el dueño o encargado del ganado.

- Si para cometer el hecho, se ha aprovechado de las facilidades


que le ofrecía algún desastre, calamidad, perturbación pública o las
desgracias particulares del dueño del ganado hurtado.

- Si el hecho punible se ha realizado de noche.

- Si para realizar el hurto, o bien para trasladar el ganado sustraído,


han demolido o dañado las cercas hechas para el resguardo y
protección del ganado o de los linderos, aunque la demolición o
daño se hubiere efectuado en el lugar del delito.

- Si para cometer el hecho o para trasladar el ganado sustraído, se


ha servido de una vía distinta a la destinada ordinariamente al
pasaje de la gente o del ganado.

- Si el hecho se ha cometido por personas ilícitamente uniformadas


o disfrazadas.

- Si el hecho se ha cometido por dos o más personas reunidas.

- Si el hecho se ha cometido valiéndose de la condición de


funcionario público, de haber simulado serlo o utilizando
documentos de identidad falsos.

- Quienes supriman, alteren, desfiguren o borren el hierro o señal de


animales vivos o de pieles de ganado.

- Quienes hierren o señalen animales orearos sin consentimiento del


dueño o de quien deba darlo.

- Si se contrahierran o contraseñalan animales ajenos sin derecho


para ello.

En efecto, se tipifican también como hurto, los siguientes hechos:

1.- Quienes alteren, desfiguren o borren el hierro de animales vivos o


simplemente pieles.

Según el Decreto sobre el Registro Nacional de Hierros y Señales del 7


de Junio de 1962 (publicado en Gaceta Oficial N° 23861, de fecha 18 del
mismo mes y año), se considera "Hierro", al instrumento de metal que
sirve para estampar sobre la piel del animal una marca permanente
(artículo 1). Este deberá tener un tamaño exacto de doce centímetros en
el mayor de sus diámetros, cuando debe ser usado por los criadores, o lo
que es lo mismo, por las personas naturales o jurídicas, que hacen de la
cría de ganado ocupación habitual u objeto de sus negocios y que
disponen de tierras adecuadas en cantidad suficiente (Artículos 2 y 3 del
Decreto mencionado).

En atención a lo anterior, se puede destacar que la Ley de Llanos de


Estados como Apure, en su Capítulo III, artículo 21, sobre
empadronamiento de hierros, establece de manera taxativa lo siguiente:

Queda terminantemente prohibido el uso de hierros conocidos con


los nombres de "cajón", "escalera", "troje", y cualesquiera otras,
que por su forma se presten a alterar (guachapear), otros hierros.
Asimismo, queda prohibido, el uso de hierros cuyo tamaño exceda
de diez centímetros (10 cm) por cada lado, y no podrán ser
estampados sino en los sitios siguientes: pierna y brazuelo, hasta
veinte centímetros (20 cm), por detrás del borde la mandíbula y en
la parte más visible del cachete de la res, conforme al Decreto
Ejecutivo de 24 de Julio de 1935. (p. 78).

En tal sentido, la marca dejada por tal instrumento, siempre que esté
inscrito en el Registro de Hierros y Señales, sirve para indicar y demostrar
la propiedad del animal que lo lleva, quienes alteren, desfiguren o borren,
demuestran con su acción el ánimo de apoderamiento del animal, ya que
según Polanco (ob. c¡t.), el término "alterar", significa en este caso,
cambiar la forma de la marca permanente que sirve para indicar la
propiedad, "desfigurar" equivale según esta autora, a afearlo, y "borrar" a
tacharla para que no pueda distinguirse o leerse. El hurto de animales,
también se presume, cuando tales anomalías ocurren simplemente en las
pieles.

2.- Quienes compren, permitan, enajenasen o encubran de cualquier


modo animales o crías que resulten ser hurtadas o que aparezcan con los
hierros adulterados o borrados.

Como las operaciones sobre la venta del ganado, deben hacerse constar
en una papeleta suscrita por el vendedor y por la primera autoridad civil
del municipio. Sellada con el sello correspondiente y en ella debe hacerse
mención del hierro, señal, sexo, cantidad y procedencia de los animales
vendidos, debiendo la autoridad civil, por si o por medio de los empleados
de esa dependencia, verificar la exactitud de los datos consignados en las
papeletas y no pudiendo vender ganado, quien no tenga registro de
hierro, según lo previsto en el artículo 33 del Decreto sobre el Registro
Nacional de Hierros y Señales, a las acciones que se refiere el Código
Penal Venezolano, no son otra cosa que presunciones de encubrimiento
de hurto, de aprovechamiento de cosas provenientes del delito, el cual se
castiga con una pena especial.

Ahora bien relacionando lo anterior con la Ley de Llanos, se puede hacer


referencia al pronunciamiento establecido en el Capítulo V de esta ley (del
beneficio, venta y conducción del ganado), el cual determina en su
artículo 42:

Las llamadas papeletas que se acostumbran dar por el interesado


por la venta o permuta de ganado vacuno, deben hacerse en papel
común. Este otorgamiento se hará por ante el Jefe Civil en las
poblaciones y en los campos, por ante los Comisarios de policía,
en cuyo documento, que debe estar autorizado por la parte y el
funcionario que intervenga, animales, y en caso, que el funcionario
sospechase, que la negociación envuelve el delito del hurto u otras
circunstancias punibles, puede pedir la presentación y examen de
la res o reses de que se traten. (p. 11).

Sobre este particular, el Capítulo III (de la aplicación y utilización indebida


de hierros y señales, así como de los documentos o guías de
compraventa o de movilización de ganado) de la Ley de Protección a la
Actividad Ganadera, en su artículo 12, indica, que incurrirán en la pena de
prisión de tres (3) a cinco (5) años:

- Quienes compren o permuten, u oculten ganado, cueros o


subproductos que resulten tener el hierro o señal adulterado o
borrado.

- Quienes transporten una o más cabezas de ganado, pieles o


subproductos derivados de los mismos sin la debida autorización
del dueño y sin las correspondientes guías de compraventa o de
movilización, expedidos por la autoridad competente.

- El funcionario público, que ordene o ejecute actos que permitan el


beneficio o matanza del ganado sin cumplir con los requisitos
establecidos o que expida guías o copias certificadas de
documentos sobre la propiedad o movilización de ganado, será
sancionado de conformidad con lo previsto en la ley.

Asimismo, en su artículo 13, la Ley mencionada en el párrafo anterior,


declara, que incurrirá en pena de prisión de cuatro (4) a seis (6) años:
- Quien otorgue documentos falsos o altere documentos verdaderos
para obtener gulas de movilización de ganado o subproductos
derivados de ellos.

- Quien utilice documentos o guías de compraventa o de


movilización falsos o adulterados con el fin de transportar ganado o
disponer de él, o de subproductos de los mismos.

- Quienes hierren o señalen en predio ajeno sin consentimiento del


dueño de animales orearos.

Lo anterior se encuentra estipulado en el artículo 451 del Código Penal


Venezolano. Se considera ore jaro, los animales que habiendo sido
abandonados por la madre, no han sido marcados con el hierro
correspondiente. Estos animales se consideran, salvo prueba en
contrario, propiedad del dueño de los terneros donde se encuentran. Por
su parte, la ley de Llanos, hace mención al respecto, con la indicación de
una seria de características que debe cumplir el dueño donde se
encuentre el animal. Específicamente en el artículo 26, Capítulo v (sobre
hierro y señal de los ganados) establece lo siguiente:

Los ganados desmadrados que se encuentren sin herrar, es decir,


los orearos y bestias mostrencas, se reputaran como de propiedad
del dueño en donde aparezcan, siempre que este sea criador y
posee, por lo menos, dos mil quinientas hectáreas de terreno y de
cincuenta vacas paridas en adelante. Esta misma disposición rige
respecto a las bestias mostrencas, siendo indispensable tener cría
de bestias compuesta de veinticinco yeguas por los menos,
organizadas en atajo, y dos mil quinientas hectáreas de terreno (p
8).

En consecuencia, el becerro sin herrar, que se encuentra al pie de una


vaca y mamando de ella, es propiedad del dueño de la vaca, salvo prueba
en contrario. El comportamiento de los propios cuatreros o ladrones de
ganado, es el medio de herrar o señalar en predio ajeno, sin
consentimiento del dueño, un animal ore jaro, constituyendo este hecho
una presunción, que el autor, pretende hacer suyo dicho animal.
Asimismo, en el artículo 32 del Derecho sobre el Registro nacional de
Hierros y Señales, las señales, o sea, todo corte, marca, tatuaje, tersura,
tinte, botón u otro signo semejante que se haga o aplique de un animal en
propósito de distinguirlo, excepción hecha de la marca estampada con el
hierro, cuando están debidamente inscritos, constituyen signos de
propiedad del ganado mayor, salvo prueba en contrario, y no tendrán
valor de indicio para establecer la propiedad, cuando se trata de ganado
mayor.

3.- Quienes hierran o señalan animales orearos a sabiendas de ser ajeno,


aunque sea en su predio propio.

Constituye también un delito y se encuentra establecido en los artículos


451 y 452 (ordinal 6) del Código Penal Venezolano y en los ordinales 8 y
12 (ordinal 1) de la Ley de Protección a la Actividad Ganadera. Demuestra
la intención de apoderamiento, aun cuando el hecho lo cometa en sus
propios predios o señale animales que no han sido herrados o marcados
con anterioridad por el verdadero dueño, sin saber que no son propios. AI
respecto, en el artículo 29, del Capitulo IV (sobre hierro señal de los
ganados) de la ley de Llanos, se establece:

Los que herrasen o señalasen animales a título de orearos o


mostrencos y después fueren vistos dichos animales al pie de las
madres, siempre que le mamen, incurrirán en las penas señaladas
en el Código Penal por el delito de hurto, a menos que comprueben
que han obrado por error y sin intención dañada (p. 9).

En el caso anteriormente citado la presunción legal de propiedad,


reconocida en el artículo 31 del Decreto Sobre Registro Nacional de
Hierros y Señales, es inoperante, ante el hecho, que el autor de la
infracción sabe que los animales son ajenos, salvo en el caso en que por
error se marcase el ganado ajeno, debido a que el ganado de los hatos
vecinos, se encuentra en un verdadero condominio por falta de cercas
que los separe, por lo tanto, el error lo eliminará de responsabilidad penal.
Al establecer una condición entre lo establecido por el legislador en los
articulas anteriores, se puede afirmar que: (a), si alguien hierra o señala,
en predio propio, un animal ore jaro, a sabiendas que es ajeno, comete
delito y (b), si alguien hierra o señala, en predio ajeno un animal ore jaro
propio, no comete delito, la presunción consagrada en el artículo 31 del
Decreto Sobre Registro Nacional de Hierros y Señales, es Iuris Tantam,
es decir, admite prueba en contrario. Podría pensarse que hay delito,
porque la acción se efectuó sin el consentimiento del dueño del fundo
más que la persona está amparada por una causa de justificación: el
ejercicio legítimo del derecho de persecución, contemplado en el Código
Penal venezolano. En tal sentido, no es punible el que obra en
cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho,
autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los límites legales.

4.- Contraherrar o contraseñalar animales ajenos en cualquier sitio, sin


tener derecho para ello.
Este delito se encuentra tipificado en los artículos 451 y 452(ordinal 6) del
Código Penal Venezolano y en el ordinal 9 del artículo 10 de la ley Penal
de Protección a la Actividad Ganadera. Contraherrar o contraseñalar
animales, es sinónimo de lo que comúnmente se denomina "cachapeo", o
lo que es lo mismo, herrar de nuevo el animal, esta nueva marca, pueden
hacerse en cualquier lugar (es indiferente que la bestia esté en terreno
propio o ajeno) donde este el animal, siempre que no esté en derecho de
ello.

También se sanciona, a quienes contraseñalan animales ajenos, sin tener


el previo permiso para ello por parte del dueño. La contraseña hace
incierta la propiedad del animal, dando indicio que, el que lo hace,
pretende apoderarse del mismo o ayuda a otro para que se apodere de él,
o trata de encubrir el robo. Por ello es que el Decreto Sobre Registro de
Hierros y Señales, prohibe las señales comúnmente denominados:
"tronque", "punta de lanza" "bayoneta", "cajón" o "troje" y cualquier otra
que sirva para borrar una señal anterior o que se preste a error o
confusión. De igual manera, la Ley de Llanos del Estado Apure, se
pronuncia sobre esta materia en el artículo 23, del Capítulo IV (sobre
hierra y señal de los ganados). AI respecto, establece:

Todo criador, además de herrar su ganado, puede también


"señalar" en las orejas; pero no podrá contraseñalar, ni usar en una
o ambas orejas las señales del "levado corrido", "punta de lanza",
"bayoneta" y "troje", so pena de la pérdida del animal o animales. (p
8).

AI igual que los hierros, las señales deben estar registradas en el Registro
Nacional de Hierros y Señales, de acuerdo a lo exigido por el Decreto
sobre el Registro Nacional de Hierros y Señales. Es importante tener en
cuenta, que tanto los que cachapean, como los que herrasen o
contraherrasen animales ajenos, deberán ser enjuiciados por el delito de
hurto, se exceptúan los que contraherrasen becerros de su propiedad,
encontrados al pie de su madre.

5.- Otorgar documentos falsos o adulterar documentos para obtener guías


o hacer conducir animales ajenos, sin la debida autorización o usar
certificados, guías falsificadas para cualquier negociación sobre ganado o
cuero.

Este delito se encuentra tipificado en el ordinal 8° del artículo 10 y en el


ordinal 2° del artículo 13 de la Ley Penal de Protección a la Actividad
Ganadera, ya mencionadas en párrafos anteriores. Como la venta de
ganado debe constar en una papeleta o gula suscrita por el vendedor y
por la primera autoridad civil del municipio y sellada con el sello de ésta,
debiendo hacerse mención en ella del hierro, señal, color, sexo, cantidad,
procedencia y destino de los animales, el nombre del conductor y si fuera
el caso, las características del vehículo en que se efectúa el transporte,
así como también, si el ganado es transportado de un lugar a otro fuera
de los límites municipales.

AI otorgarse documento falso de esta naturaleza, o bien adulterarse como


uno legítimo, con el objeto, que el comprador (o la persona autorizada
para el transporte), se provea de la guía correspondiente, se está
demostrando con ello la procedencia ilegal de los animales que se han
vendido o se pretende sacar de los límites municipales y por lo tanto,
constituye indicio grave de apoderamiento ilegitimo. Lo mismo sucede,
cuando se usan certificados o guías falsificadas para cualquier
negociación sobre ganado o cuero o se hacen conducir animales que no
sean propios.

6.- incurrir también en este delito, los funcionarios o empleados públicos


que expidan guías o copias certificadas de documentos sobre animales o
permitan el beneficio del ganado sin previa observación de los requisitos
que establecen las leyes, reglamentos u ordenanzas respectivas.

Según el ordinal 2° del artículo 12 de la Ley Penal de Protección a la


Actividad Ganadera, -se castiga en primer término, los actos de los
funcionarios públicos, que no cumplan con los requisitos y formalidades
que deben observarse para la expedición de guías o copias certificadas
de documentos sobre animales. La guía, es el Despacho, que debe llevar
consigo quien transporte ganado de un lugar a otro para que no sea
detenido, y como se mencionó anteriormente, sirve para acreditar la
propiedad del ganado transportado.

Por lo tanto, si el funcionario (la primera autoridad civil del municipios


expide tal documento sin que hayan llenado los requisitos a que se refiere
el Decreto, incurre en responsabilidad penal, pues con su acto da cabida
a que se efectúe el transporte de animales, cuya propiedad no ha sido
acreditada o a que la persona que las transporta no tenga la autorización
del dueño. El acto del funcionario puede ser encubrimiento de hurto o
robo de los animales, que se sanciona en forma especial. Basta
demostrar que en las guías o en las copias certificadas no se observan
los requisitos y formalidades pertinentes para su expedición, para que el
hecho se sanciones. De igual forma, serán castigados con la misma pena,
los funcionarios o empleados encargados de autorizar el beneficio del
ganado, cuando lo permitan, sin haberse llenado los requisitos o
formalidades. Estos requisitos generalmente figuran en las ordenanzas
municipales sobre mataderos públicos.
7.- Quienes detengan o conduzcan ganado o pieles, cuya posesión no
puedan justificar.
Este delito (contemplado en el ordinal 2° del artículo 12 de la Ley Penal
de Protección a la Actividad Ganadera), se castiga solo en el caso, que el
proceder de los ganados o pieles no pueda acreditar su tenencia. Es muy
frecuente, que los ladrones de ganado se aprovechen de la honestidad de
las personas y les vendan o permutan animales hurtados o robados, sin
los requisitos para tales operaciones que exigen las leyes. En estos casos
es necesario que el poseedor de los animales obtenidos de buena fe,
justifique la posesión con la prueba del negocio celebrado en tal forma,
con las declaraciones de testigos que lo hubiesen presenciado o también
acreditado, en cualquier otra forma la posesión legitima del ganado que
están proveyendo. Lo mismo ocurre en el caso de pieles adquiridas por
personas ignorantes pero honestas.

Según Parra, citado por García (2010), existen disposiciones en el Código


Penal, concurrentes en materia de hurto de animales, como es la del
artículo 452, ordinal 6, que castiga con pena de prisión de dos a seis años
a los que se apoderan de los animales que estén en los establos, o de los
que por necesidad se dejan a campo abierto y lo del numeral 12 del
artículo 453 del Código Penal, en el cual se sanciona con pena de prisión
por tiempo de cuatro a ocho años a los que se apoderen de bestias de
rebaños o de ganado mayor aun no puesto en rebaño, sea en corrales o
en campo raso, sea en establos o pesebres que no formen dependencia
inmediata de casas habitadas, reprimiéndose así en el numeral 12, el
denominado delito de abigeato.

La relación del ordinal 6 del artículo 452 con el 42 del artículo 453, ha
resultado para la doctrina venezolana un problema. Según Parra (2001),
los penalistas de Venezuela han eludido resolverlo, en tal sentido,
mediante una interpretación progresiva y sistemática de los citados
ordinales, propone una solución que tiene la virtud de ser clara y que
naturalmente puede ser discutida. Es evidente, que ambos ordinales, se
refieren al abigeato, así lo indica la palabra "establo", que figura en el
texto de los dos. Según el diccionario de la Lengua Española (citado por
García, 2008), establo es ' es el lugar cubierto, en que se encierra ganado
para su descanso y alimentación" (p 57).

La razón de la agravación, en el primer caso (ordinal 6 del artículo 452),


es la de cometerse el delito de hurto en los establos o en el campo abierto
y por lo tanto, confiado en la buena fe, respeto y probidad del público
circundante. En el segundo caso, la acción que se reprime es la
sustracción o apoderamiento de ganado en el campo y constituye una
forma agravada de hurto. Recibe el nombre de abigeato, por el modo de
consumación del hurto, pues no se trata de apropiarse del animal,
llevándolo consigo, sino de arrearles para que por sus propios medios se
muevan en la dirección que desea, aunque ahora con los modernos
medios de transporte, los cuatreros no arrean sino que cargan el sujeto
activo del delito denominado "abigeo", "abigero" o también ladrón
"cuatrero" (que alude a las cuatro patas de la bestia que hurta).

Caracteriza este delito, la naturaleza de la cosa (ganado) y el lugar de la


comisión del hurto (campo). Por ganado mayor o menor se entiende toda
clase de animales que forman grey o rebaño y apacientan en el campo
(bovino o vacuno, asnal, mular, caballar, yeguadizo y otras de este tipo,
es decir, cuadrúpedos menores, como las nutrias, los conejos, entre
otros). Todas estas disposiciones legales aquí mencionadas, han tenido y
tienen por finalidad primordial, la de proteger la industria pecuaria, por
constituirse una de las fuentes de riqueza de Venezuela.

Esto explica, lo calificarte de ciertas disposiciones, como también las


leyes de los llanos, promulgadas por las Asambleas Legislativas (hoy
conocidos como Consejos Legislativos) de algunos estados llaneros,
como por ejemplo, la Ley de Llanos del Estado Apure, aún vigente, entre
cuyos objetivos esenciales están, la de proteger la propiedad
agropecuaria como medida preventiva en lo que respecta al hurto de
naturaleza particular, como el acto de colocar un hierro sobre otro,
llamado "cachapeo" o el herrar indebidamente como si fueran orejanos o
mostrencos animales ajenos, disposiciones tipificadas también en la Ley
Penal de Protección a la Actividad Ganadera.

Lo anterior coincide con la afirmación, que en una justicia debe existir un


adecuado equilibrio, procurando ejercer medidas necesarias para obtener
la equidad según lo dispuesto en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en su artículo 55:

Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a


través de los órganos de seguridad ciudadana regulada por la ley,
frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o
riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el
disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes (p. 13).

Asimismo el artículo 115 de la Constitución establece:

Se garantiza el derecho a la propiedad. Toda persona tiene


derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes. La
propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y
obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de
interés general. Solo por causa de utilidad pública o interés social,
mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización,
podrá ser declarada la apropiación de cualquier clase de bienes (p,
22).

De estas disposiciones, se deduce, que el Estado, es el ente encargado


de asegurar la protección del ciudadano para el disfrute de sus derechos.
Esto significa que la seguridad como resultado dependerá de políticas
lógicas, de estrategias adecuadas y de una correcta aplicación del Poder
Nacional y Regional. Ese resultado, tiene sus propias características, se
trata de una situación en la cual el Estado alcanza a satisfacer las
necesidades materiales y espirituales de la población, lo cual implica
bienestar general. Una segunda característica es que dentro de esa
nueva situación, donde predomina el bienestar común de la República,
debe contar con instrumentos y procedimientos, que el Estado de
Derecho le permita superar, neutralizar o reducir amenazas o peligros que
interrumpan la paz del país.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Conclusiones

La República Bolivariana de Venezuela, se halla azotada por una


delincuencia desbordada, que priva a los ciudadanos de una existencia
tranquila y segura. La agresiva delincuencia crece cada día despertando
inquietudes en la población, en esa población que tiene que salir a
trabajar cada día, en un país desprovisto absolutamente de seguridad,
pues el delito, es un acompañante asiduo en todos los lugares de la vida
cotidiana. Es el punto cardinal de todas las actividades sociales: trabajo,
educación y recreación.

A pesar de los esfuerzos valorados del Gobierno Nacional por mejorar la


anterior situación, esta se agrava cada d a , por constituir Venezuela, un
puente para mercados foráneos y por lo despoblado de sus ambientes,
especialmente en el medio rural, en el cual influyen multiplicidad de
factores y condiciones ecológicas que propenden a la concisión de actos
delictivos, los desprotegidos que están en sus fronteras, la falta de
vigilancia policial, entre otros, contribuyen a agravar la situación,
específicamente en las zonas rurales, donde la marginalidad y miseria en
la cual viven sus habitantes son el patrimonio existente.

Las poblaciones del medio rural, han sido constantemente hostigadas por
la delincuencia, en ellas normalmente reina un ambiente de incertidumbre,
particularmente en las zonas fronterizas, propicias para la delincuencia en
sus más variadas formas, lo cual constituye un grave peligro para la
actividad agropecuaria en esta zona. Este problema data desde el pasado
siglo XX, donde motivado a las características de los objetos victimas de
hurto, el legislador aprobó una normativa legal, nacional y regional, que
en ese tiempo se adaptó a las necesidades que en esta materia se hacía
presente en todo el territorio rural venezolano, y que llevaron a encaminar,
proteger y elevar el nivel de producción y seguridad al trabajador pecuario
y ganadero que ha sido objeto de la delincuencia rural que existía y que
sigue existiendo en esta región.

En tal sentido, se aprobó, inicialmente un texto legal, conocido como la


Ley de Llanos, que surgió, motivada a una situación de existencia de un
vacío legal que regulara lo referente a los delitos que se hacía cada vez
más frecuentes en el llano venezolano y por consiguiente en el apureño,
desde la condición de este Estado, eminentemente agropecuario y un
elevado índice en ese renglón.

Sin embargo, a pesar que esa ley aún está vigente, la misma es
considerada actualmente como desfasada de la realidad económica social
y jurídica del Estado. Por ello, se considera que la misma, no solo sea
reformulada en atención a los principios constitucionales y demás códigos
y decretos existentes en la materia, sino en atención a lo estipulado, en
materia ganadera y pecuaria, en la Ley Penal de Protección a la Actividad
ganadera (ob. cit.), a fin que esta se constituya en un instrumentos legal
de tipo preventivo, que no se convierta en letra muerta, ni en un simple
conjunto de reglas de conducta.

Recomendaciones

Luego de haber establecido las conclusiones a las que se llegó con el


desarrollo del presente trabajo, cobra valor hacer las siguientes
recomendaciones a:

Los productores de ganado

Participar en actividades colectivas orientadas al conocimiento de las


leyes de la república que sancionan el delito de abigeato, a los fines de
manejar las normas, mecanismos y procedimientos a seguir a la hora de
ser víctima de este tipo de actividades ilícitas.

Integrar acciones y procedimientos técnicos con las autoridades civiles y


militares para salvaguardar los bienes muebles e inmuebles, semovientes
y su propia integridad y seguridad.

Crear brigadas de vigilancia entre ganaderos para salvaguardar el ganado


en los potreros.

Autoridades civiles y militares

Mantener la vigilancia permanente de las zonas rurales, instalando


puestos permanentes, de tal manera que no se le ceda espacios para la
comisión del delito de abigeato.

Orientar a la población del medio rural venezolano sobre los modus


operandi más incidentes por los cuatreros a la hora de planificar y
perpetrar este tipo de delito.

Jueces y Fiscales Públicos

Dar celeridad al debido proceso en los casos penales derivados del


abigeato perpetrados en las zonas rurales de Venezuela.

Aplicar todo el rigor de las leyes ante los casos de abigeato y demás
delitos derivados de esta actividad ilícita.
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