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Alarcos Llorach, Emilio (1954) Fonología española, Madrid: Gredos.

En español son fonemas vocálicos los fonemas que por sí solos,


aisladamente o combinados entre sí, pueden formar palabras o
sílabas.

Propiedades articulatoria y acústicas de las vocales en


español
 El grado de abertura o, acústicamente, la relativa densidad o
difusión de sus formantes.
 La posición de los órganos (lengua y labios), o, acústicamente, el
timbre.

El español distingue tres grados de abertura (o densidad):


 abertura máxima, media y mínima
y dos tipos de localización (o timbre) válidos sólo para los dos
grados de menor abertura:
 localización anterior (=timbre agudo) y localización posterior
(=timbre grave). Forma pues un sistema triangular
Las vocales se dividen en dos series:
 serie anterior o de vocales palatales:
la e y la i
 La serie posterior o de vocales
velares: la o y la u

Se llama abierta la vocal que se pronuncia


con mayor anchura del tubo de
resonancia formado por los órganos de la
articulación y cerrada la que se
pronuncia con menor anchura.
Aunque la escritura corriente no usa más
que una e o una o, éstas pueden tener un
matiz más abierto o más cerrado, según
su posición en la palabra (por ejemplo ese,
hormigón).
En castellano la diferencia de apertura en
las vocales no depende de la historia de la
palabra ni tiene valor significativo,
depende sólo de circunstancias fonéticas
y sobre todo de los sonidos vecinos.
Alarcos Llorach, Emilio (1974) Fonología española,
Madrid: Gredos.

El sistema vocálico del latín clásico se


organizaba por tres rasgos distintivos:
 La diferencia de abertura de la cavidad bucal que
oponía vocales más o menos abiertas en tres
grados: abertura máxima, media o mínima;
 La diferencia de posición de los órganos, lengua
y labios: vocales anteriores o palatales,
acústicamente agudas, y vocales posteriores o
velares, acústicamente graves;
 La diferencia cuantitativa que oponía vocales
largas a vocales breves.
Lloyd, Paul ī fīdēs (confiarás) fidēs (fe)
(1993) Del latín
al español,
pīlum (jabalina) pilum (pelo)
Madrid: Gredos. līber (libre) liber (libro)
pp.124

ē lēvis (liso) levis (leve)


lēgit (leyó) legit (lee)
sēdēs (asiento) sedēs (estás sentado)

ā mālum (manzana) malum (malo)


lābrum (labio) labrum (bañera)
lātus (ancho) latus (lado)
rosā (abl.) rosa (nom.)

ō ōs (boca) os (hueso)
pōpulus (álamo) populus (pueblo)
sōlum (solo) solum (suelo)

ū fūris (del ladrón) furīs (estás furioso)


En el latín vulgar este sistema se modifica
profundamente. La cantidad vocálica
desaparece y es sustituida -en parte-
por diferencia en la cualidad del
timbre.

cantidad > cualidad


largas-breves > abiertas-cerradas
En la lengua hablada la cantidad vocálica se
desfonologizó y en su lugar casi todos los
idiomas romances presentan hoy deferencias
cualitativas de timbre.

El acento que parece estaba caracterizado por el


predominio de los elementos tonales (graves-
agudos) sobre los intensivos y que, en todo caso,
carecía de pertinencia significativa, pues su
posición en la palabra dependía de la cantidad
silábica (condicionada a su vez por la cantidad
vocálica y la combinación de fonemas) adquiere
valor fonológico al perderlo la cantidad, y pasa a
primer término el acento intensivo, que sin duda
utilizaba ya pronunciación popular.
Acento latino
Penúltima sílaba si ésta es larga (virtūte, sagǐtta) , ya
por naturaleza ya por posición
Antepenúltima cuando la penúltima es breve
(ārbǒre)

La cantidad de una vocal no influye en el acento


pero sí en el sonido.

En otras palabras, uno de los fenómenos más


importantes del latín hablado fue la pérdida del
valor fonológico de la cantidad -larga/breve- en
las vocales. La cantidad fue sustituida por el
timbre (Viguera, 1992: 13)
“Cada vocal tiene una historia diferente
según esté acentuada o no y según el
puesto que ocupa respecto del acento de
la palabra.” Menéndez Pidal, Ramón (1941) Manual de
gramática histórica española, 6 ed., Madrid: Espasa Calpe.

Es importante conocer, entonces, la cantidad de


una vocal porque en el latín vulgar esta
diferencia fue sustituida por la de calidad o
timbre. El latín vulgar no distinguió así dos e o
dos o por su duración sino por su sonido abierto
o cerrado.
Menéndez Pidal, Ramón (1941) Manual de gramática histórica española, 6 ed., Madrid: Espasa
Calpe. pp. 44
Bibliografía básica
Alarcos Llorach, E. Fonología española, Gredos, Madrid, 1974.
Ariza Viguera, M. Manual de fonología histórica del español, Síntesis,
Madrid, l989.
Lapesa, R. Historia de la lengua española, Gredos, Madrid, 1997.
Menéndez Pidal, R. Manual de gramática histórica española, Espasa
Calpe, Madrid, 1968.

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