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Los 'idos' de la RAE

MARÍA IRAZUSTA 23 JUL. 2017 08:42

Distintas publicaciones de la Real Academia Española. PACO TOLEDO

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Pues sí: la RAE ha seguido a Lola Flores. El imperativo "iros" ha sido aceptado
Aquí, una muestra de las palabras que la Academia ha bendecido. Y las que no
De amigovio a albericoque: 23 palabras admitidas por el DRAE que nunca imaginarías en un diccionario

Quién podría imaginarse que la folclórica frase "si me queréis, irse", bramada por Lola Flores, marcaría la senda a la
mismísima Real Academia Española (RAE). Esta semana Pérez Reverte revelaba que para conjugar la segunda persona del
plural del imperativo del verbo ir ("idos") también será válido el hasta ahora incorrecto "iros". Me pregunto cuántos de
los dueños de los alaridos proferidos en las redes sociales estos días han formulado una sola vez frases del tipo "idos a la
mierda"; o "idos a la cama, niños". Y cuántos de los que han usado correctamente "idos" han recibido de sus interlocutores,
como mínimo, un desaprobador arqueo de cejas.

¿A favor o en contra? Defiendo y uso la forma correcta "idos", si bien la incorporación de "iros" no me parece el mayor de los
sacrilegios; hay precedentes mucho más hilarantes, como "bluyín". Tendrá usted que leer esta palabra, al menos, dos veces
para saber que me refiero al pantalón de tela vaquera.

Parece que la RAE se muestra muy casquivana al permitir algunas aberraciones lingüísticas y pudorosamente estricta
al no aceptar otros vocablos de uso muy extendido. El desatino al eliminar la tilde del adverbio "sólo" fue proverbial. Valga
el ejemplo "practico sexo solo los fines de semana". La supresión de la tilde en "solo" empaña la comprensión lectora.

La RAE acepta 'iros' como imperativo del verbo ir

Hay curiosidades idiomáticas que han pasado desapercibidas y que contribuyen al caos semántico; palabras que tienen a la
vez un significado y su contrario. Así, "nimio", que procede del latín nimius (excesivo y abundante), tomó el sentido inverso
debido a una mala interpretación y el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) optó por ofrecer dos acepciones
contrarias: insignificante, sin importancia; y excesivo, exagerado. Un camino parecido recorrió el vocablo "lívido" que viene
del latín lividus. y éste del sufijo "-ido" y que quiere decir ponerse morado, amoratado. El insistente mal uso por
"completamente pálido" ha tenido como consecuencia que este adjetivo signifique, además de "amoratado", "intensamente
pálido". Poco clarificador.
Si bien en algunas ocasiones la manga ancha de la RAE denota falta de criterio, en otras las críticas son inmerecidas.
Como es el caso de "almóndiga", "toballa" y "asín", blancos fáciles contra la RAE pero que ya se instalaron en nuestro
diccionario en el Siglo de Oro.

Conviene aclarar que no todas las más de 90.000 palabras que recoge el DRAE son adecuadas, pese a la extendida idea de
que lo que allí se incluye es ley; las que no lo son están señaladas como vulgarismo, un concepto capital que ha de
distinguirse del coloquialismo (lenguaje informal). ¿A que no es lo mismo que describan su vestimenta como informal o
como vulgar? Cuando a una palabra le acompañe vulg., huya de ella como del diablo.

La RAE también nos indica sus preferencias entre dos términos aceptados, por lo que da prioridad al que define
directamente. Así, "psicología", "psicológico" o "psicólogo", definidas directamente, son las variantes recomendadas;
"sicología", "sicológico" o "sicólogo", definidas por remisión a sus correspondientes antedichas, constan como admitidas
pero no se recomiendan.

El objetivo fundamental de la institución, que cuenta con 300 años de historia, es "velar por que la lengua en su continua
adaptación de los hablantes no quiebre su esencial unidad", una lengua que hablan, cuidan y maltratan más de 500 millones
de personas. Su política lingüística es, por tanto, panhispánica.

La RAE tiene una función descriptiva del español, no sólo normativa, e incluye términos que tienen un alto consenso
entre los hablantes. Pero ha de permanecer inmune ante la ultracorrección política del lenguaje, por más que se apliquen
los políticos en la agotadora práctica del desdoblamiento de género que va en contra de la economía del idioma: "todos
y todas"y hasta "miembros y miembras".

En su empeño por mantener la frescura de la lengua, la RAE elimina términos en desuso desde el siglo XV e incorpora
nuevas palabras, que han de reposar al menos siete años como garantía para evitar las expresiones pasajeras. ¿De verdad era
necesario incluir "papichulo" en el DRAE?

A continuación, palabras que no creerá que están aceptadas y otras que nos gustaría que lo estuvieran. Aunque esto es algo
muy personal y cada uno tiene sus vocablos fetiche que querría ver en el diccionario.

Palabras que no creerá que están aceptadas

BLUYÍN

Sí, como lo lee. No es fácil entenderlo escrito con esa grafía, pero se trata de la versión española del inglés blue jean, el
pantalón vaquero de toda la vida.

CULAMEN

Es un vulgarismo para describir las nalgas. Y seguimos por partes, pues también está incluida como vulgarismo "pechamen",
que es busto de mujer especialmente grande; y, como coloquialismo, "muslamen", muslos de una persona, especialmente
los de mujer.

AMIGOVIO

Describe a una persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo. Es de uso
coloquial en Argentina, México, Paraguay y Uruguay. Señores de la RAE, todos sabemos que hay una palabra que define
mucho mejor el término y su uso está mucho más introducido, y no es pagafantas.

TOBALLA

O su forma correcta, "toa-lla". Sin olvidar las perlas "almóndiga" (albóndiga) y "asín" (así). Es preciso señalar que estas
palabras llevan tres siglos incluidas en el diccionario. "Almóndiga", en la primera edición de 1726; "toballa", en la de 1739 y
"asín", en la de 1770. Asín se lo digo.
MURCIÉGALO

Revise la palabra que acaba de leer. Puede que su mente haya interpretado "murciélago". Pero la RAE también acepta: "mur-
cié-galo". Está considerado un vulgarismo. Procede del latín mus, muris (ratón) y caeculus, diminutivo de ciego.

Palabras que nos gustarían que estuvieran aceptadas

MADRIDISMO/BARCELONISMO

Ni rastro aparece de ellas en el diccionario. Sí se incluye la acepción de "merengue", para los seguidores del Real Madrid, y la
de "blaugrana", para los del Barça. En cuanto a seguidores de partidos políticos, también incluye a "sociatas" y "peperos".

TEMAZO

Cada uno tiene el suyo o incluso varios. Un temazo no es sólo un aumentativo de "tema", ni sólo una canción de mucho
éxito, eso sería un des-pa-ci-to. Es una gran pieza musical que place el ánimo y lo eleva.

PIFOSTIO

Contundente palabra del lenguaje coloquial olvidada por el DRAE, y que expresa un gran enredo de algo o de alguien por su
complejidad o por su cantidad.

VIEJUNO

Puede que la RAE se quede viejuna si tarda mucho más en aceptar este término. Hace referencia a algo o alguien pasado de
moda, desfasado. El programa de televisión Muchachada Nui catapultó la palabra con su espacio llamado Mundo Viejuno.
También ha sido desoída viejoven, jóvenes de aspecto viejuno.

BOCACHANCLA
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Se echa de menos que no venga descrito este personaje verborreico con el que casi todos nos hemos topado alguna vez; un
bocazas, un charlatán.

María Irazusta es periodista y escritora. Autora de "Las 101 cagadas del español: Reaprende nuestro idioma" y "Eso lo será tu madre:
la biblia del insulto", editadas por Espasa.

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