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Importancia del ambiente glacial en la industria

Pocas regiones de la Tierra excitan tanto la imaginación como el Ártico, la


última frontera, el océano helado, un paraíso ecológico de 16,5 millones de
metros cuadrados repartidos entre ocho países, donde viven apenas 13
millones de personas, y bajo cuya superficie se encuentran, también,
potencialmente, el 13% del petróleo y el 30% de todo el gas que permanece
aún sin explotar en el planeta. Una cantidad más que suficiente como para
excitar, especialmente, la imaginación de la industria energética, en un
momento en que el continuo deshielo de la región, como consecuencia del
cambio climático, está aumentando cada vez más las posibilidades de realizar
perforaciones.

Pero, sobre todo, el deshielo está haciendo posible realizar más perforaciones
y prospecciones en busca de hidrocarburos, una actividad que, a su vez, y
como denuncian las organizaciones ecologistas, incrementa la emisión de los
gases que están provocando el cambio climático. Y la batalla es también
política, con los Estados implicados inmersos en una auténtica lucha por la
delimitación de sus aguas territoriales y el derecho a la explotación de estos
recursos. Sin una clara apuesta aún por las energías alternativas, y ante el
agotamiento del petróleo en otras zonas del planeta, o la volatilidad de las
regiones, como Oriente Medio, donde aún es abundante, la necesidad de
reducir la dependencia energética recurriendo a la potencial riqueza ártica es
una tentación demasiado grande. La industria energética insiste en que sus
proyectos se ajustan a las mayores exigencias de seguridad y protección
medioambiental, y los gobiernos han incrementado, en teoría, las medidas de
control, al tiempo que firman tratados y compromisos para la protección del
delicado ecosistema ártico. Pero las organizaciones ecologistas, sin embargo,
alertan del camino sin retorno que supone la explotación de la región y han
intensificado sus campañas, logrado movilizar a personalidades, artistas y a un
número cada vez mayor de ciudadanos. Solo en España, la campaña de
Greenpeace Salva el Ártico ha recogido ya cerca de medio millón de firmas. En
todo el mundo, el número de firmas para evitar las perforaciones de la
multinacional angloholandesa Shell y de la compañía gasística rusa Grazpon
ha superado ya los 7,4 millones.

Después de varios intentos fallidos, la multinacional petrolera Shell recibió


finalmente el pasado 18 de agosto el permiso del Gobierno estadounidense
para comenzar a perforar en un pozo en aguas del Ártico frente a las costas de
Alaska. Hasta ahora, la Administración del presidente Barack Obama había
permitido la exploración, pero no los trabajos sobre pozos ya certificados con
petróleo, ante la falta de tecnología específica por parte de Shell para contener
un posible vertido.

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