Un activo financiero es un derecho que obtiene una persona física o jurídica a recibir unos
ingresos en el futuro por parte de otra persona física o jurídica.
Este derecho se materializa por un contrato que obliga al vendedor - llamado emisor - del derecho a satisfacer con pagos futuros al comprador - llamado inversor - del derecho. Esta clase de instrumento financiero está pensado para que el comprador oriente sus ahorros hacia la inversión, de modo que ayuda a mantener - y también aumentar - su riqueza. El emisor o vendedor del derecho acostumbra a ser una unidad económica (una empresa, una entidad financiera, un gobierno, etc.). Rasgos de un activo financiero Un activo financiero posee tres aspectos fundamentales: liquidez, riesgo y rentabilidad: La liquidez consiste en el grado de conversión en dinero del activo. El riesgo viene determinado por la probabilidad de que el emisor o vendedor no cumpla con su obligación de pagar ese derecho al comprador o inversor. La rentabilidad consiste en el interés que recibe el comprador del activo por el riesgo que supone la obtención de ese derecho. Las tres variables se relacionan entre sí de diferentes maneras. Caso práctico de activo financiero Por poner un ejemplo de activo financiero común entre los gobiernos para financiarse: los bonos públicos. Si un gobierno emite bonos públicos en el mercado financiero, cuanto más alto sea el riesgo de que no pueda cumplir con su obligación (en el contexto, por ejemplo, de una crisis económica), mayor será la rentabilidad para el comprador, pues los intereses serán mayores. Este caso se ha experimentado recientemente con las crisis fiscales de los países sur europeos del euro (España, Portugal, Italia y Grecia). Los activos financieros suelen actuar dentro de lo que se llama el mercado financiero primario, es decir, que el emisor pone a la venta directamente sus activos a los potenciales compradores o inversores. Cuando el emisor tiene dificultades para encontrar comprador una vez emitido el activo en el mercado primario, puede volver a intentarlo en los llamados mercados financieros secundarios. Esto último, por seguir con el ejemplo de la crisis fiscal del euro, ha sucedido frecuentemente entre los países del euro en crisis: frente a la imposibilidad de vender sus activos financieros (bonos del tesoro) en el mercado primario, han tenido que recolocarlos en los mercados secundarios, teniendo como comprador habitual al Banco Central Europeo. Principales características de los activos financieros En cuanto a las características que mejor definen a los activos financieros, habría que señalar principalmente tres. Liquidez. Es la capacidad de transformar el activo en dinero sin sufrir pérdidas. El dinero es el activo más líquido, mientras que después se encuentran los diferentes tipos de depósitos y productos como bonos, fondos públicos u obligaciones. Riesgo. Lo determinan tanto las garantías que ofrece el vendedor como su solvencia. A mayor probabilidad de que el vendedor cumpla con su compromiso, menor rentabilidad del activo. Rentabilidad. Como contraprestación por aceptar el riesgo de la cesión de su dinero, el comprador obtiene un interés. Cuanto más elevado, mejor será la rentabilidad del activo.
Clasificación de activos financieros
La principal clasificación entre activos financieros distingue entre los que son de renta fija y los de renta variable. Renta fija. Los activos de renta fija son aquellos que emiten administraciones públicas o empresas. Los primeros se caracterizan por su menor riesgo, debido al gran respaldo financiero de las entidades que los emiten. Estas se comprometen a devolver el capital invertido al cabo de un período de tiempo previamente establecido y una cierta rentabilidad. Como ejemplos, podríamos citar las letras del tesoro o los pagarés de empresas. Renta variable. En este tipo de activos ni la rentabilidad ni la recuperación del capital invertido están garantizados, pudiendo incluso perderse la inversión. Su rentabilidad depende de diferentes factores como el balance de resultados de la entidad que vende el activo, o la situación económica del mercado donde se opera. El principal ejemplo de este tipo de activos son las acciones. Según su plazo de vencimiento Activos monetarios y a corto plazo. Su contrato se amortiza en un plazo de tiempo corto (generalmente menos de un año) y suelen ofrecer rentabilidades bajas. Activos a medio y largo plazo. Se trata de activos con una duración superior a doce meses y que presentan más riesgos por la posibilidad de fluctuación del valor al ampliar su plazo de vigencia.