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MIGUEL GRAU SEMINARIO

Miguel Grau Seminario (Piura, Perú, 27 de julio de 1834-Punta


Angamos, Mejillones, Bolivia, 8 de octubre de 1879) fue un marino militar peruano,
y almirante de la Marina de Guerra del Perú. Durante la guerra del Pacífico, comandó
el monitor Huáscar y mantuvo a raya a la escuadra chilena durante cinco meses,
sucumbiendo finalmente de manera heroica en el combate naval de Angamos,
enfrentando a fuerzas superiores. Es considerado el héroe máximo de la nación
peruana. Su generosidad para con el enemigo en el campo de batalla le valió el apelativo
de El Caballero de los Mares. Ha sido también elegido como El Peruano del Milenio.1
Fue hijo del coronel colombiano (nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau Berrío y de
la dama piurana Luisa Seminario del Castillo. Aunque nació en Piura, vivió su infancia
en el puerto de Paita, donde forjó su vocación marina. A los nueve años de edad se
embarcó como aprendiz de grumete en un buque mercante, pero este primer viaje se
frustró al naufragar la nave frente a la isla Gorgona (1843). No obstante, no se amilanó
y se embarcó nuevamente al año siguiente. Durante diez años navegó en 12 distintas
naves, recorriendo diferentes puertos de Asia, Estados Unidos y Europa, completando
además una circunnavegación, antes de retornar al Callao en 1853.
En 1854, Grau ingresó a la Marina de Guerra del Perú como guardiamarina, sirviendo
sucesivamente en el vapor Rímac, el pailebot Vigilante y el vapor de ruedas Ucayali. En
1856, con el grado de alférez de fragata, pasó a servir a bordo de la fragata Apurímac,
integrándose plenamente al cuerpo de oficiales de la marina. A instancias de su
coterráneo, el teniente segundo Lizardo Montero, se sumó a la revolución
conservadora de Manuel Ignacio de Vivanco en contra del presidente Ramón Castilla.
Teniendo el control del Apurímac y de otras naves, los marinos revolucionarios operaron
durante casi un año a lo largo del litoral peruano y participaron en el ataque al Callao de
22 de abril de 1857.
Derrotada la revolución vivanquista, Grau fue expulsado de la Armada (1858), por lo que
debió volver a la marina mercante, navegando a lo largo de la costa peruana y
ecuatoriana. Viajó también a la Polinesia (1862). Favorecido por la ley del 25 de mayo
de 1861 dada por el Congreso, en 1863 fue readmitido al servicio naval como teniente
segundo y pasó a ser segundo comandante del vapor Lerzundi. Poco después, ya
como teniente primero, fue enviado a Inglaterra, comisionado para negociar la compra
de unidades navales y supervisar la construcción de las mismas. Regresó como
comandante de la corbeta Unión, que, junto con su gemela América, fue adquirida
en Francia. Durante el viaje de trayecto al Perú, fue ascendido a capitán de corbeta. Ya
en aguas peruanas, se sumó a la revolución restauradora de Mariano Ignacio Prado,
siendo ascendido a capitán de fragata (1865). Durante la guerra hispano-sudamericana,
se mantuvo al mando de la Unión y actuó en el combate de Abtao, librado el 7 de febrero
de 1866 contra los buques de la escuadra española del Pacífico.
Se hallaba en Valparaíso, con la escuadra peruana, cuando, junto con otros marinos,
protestó contra la decisión del gobierno de Prado de contratar al comodoro
estadounidense John R. Tucker como comandante de la armada peruana en una
proyectada expedición naval para liberar a Filipinas del dominio español. Acusado de
insubordinación, fue apresado, confinado en la isla San Lorenzo y sometido a juicio,
para finalmente ser declarado inocente (1867). Por tercera vez, regresó a la marina
mercante y durante casi un año navegó al mando de dos vapores de una compañía
inglesa. El 12 de abril de 1867 se casó con la dama limeña Dolores Cabero y Núñez,
unión de la que nacieron diez hijos. Fue uno de los fundadores del Club de la Unión; un
importante club social peruano (1868). Fue también miembro ilustre del tradicional Club
Nacional.
A principios de 1868, Grau fue reincorporado al servicio naval como comandante
del monitor Huáscar, siendo ascendido poco después al grado de capitán de navío.
Tuvo un papel destacado en la actitud que asumió la marina frente a la rebelión de los
coroneles Gutiérrez, en defensa del orden constitucional, suscribiendo junto con otros
jefes y oficiales una proclama contra dicho golpe revolucionario (23 de julio de 1872).
En 1873, al mando del Huáscar, Grau realizó un crucero por el sur peruano y el litoral
boliviano, al ocurrir la amenaza de un conflicto armado entre Chile y Bolivia por
cuestiones territoriales. En 1874 fue comandante de la Escuadra de Evoluciones,
recorriendo el litoral peruano entre el Callao e Iquique, y colaborando en la debelación
de la intentona golpista del caudillo Nicolás de Piérola.
En 1875, Grau fue elegido diputado por la provincia de Paita, por el Partido Civil, labor
parlamentaria que interrumpió temporalmente para ejercer la Comandancia General de
Marina, entre el 1 de junio de 1877 y el 10 de julio de 1878. En tal calidad, el 2 de enero
de 1878 elevó al Congreso Nacional un pormenorizado informe sobre el estado
deficiente de los buques de guerra y las carencias de la Marina, formulando juicios que
fueron una verdadera advertencia, un año antes del estallido de la guerra con Chile.
Al estallar la Guerra del Pacífico, el 5 de abril de 1879, Grau obtuvo licencia del
Congreso para volver al servicio, retomando el mando del Huáscar. Fue nombrado jefe
de la primera división naval, iniciando su campaña en el mes de mayo. Durante los cinco
meses siguientes, desarrolló una intensa actividad, manteniendo en jaque a la flota
chilena. Ganó el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, hundiendo a la
corbeta Esmeralda y se ganó el respeto unánime por su acción humanitaria de rescatar
a los náufragos chilenos y de enviar a la viuda del capitán de corbeta Arturo Prat,
comandante de la Esmeralda, una sentida carta acompañando los efectos personales
de dicho jefe.
En los meses siguientes, Grau realizó varias incursiones en aguas controladas por Chile,
atacando sorpresivamente, hostilizando sus líneas de comunicación y bombardeando
las instalaciones militares de los puertos. El 27 de julio de 1879 fue ascendido a la alta
clase de contralmirante. Finalmente, el 8 de octubre de 1879, estando frente a Punta
Angamos, el Huáscar fue cercado por dos divisiones enemigas, trabándose un
desigual combate. Grau murió en los primeros minutos de la lucha, por efectos de una
granada disparada por el acorazado Almirante Cochrane, que destrozó su cuerpo. Sus
oficiales y marineros continuaron la lucha, hasta que resultaron muertos o puestos fuera
de combate. Solo con la eliminación de Grau y el Huáscar, que había actuado como una
verdadera muralla móvil del Perú, los chilenos pudieron recién invadir territorio peruano,
tras seis meses de iniciada la contienda.
Sus restos, inicialmente enterrados en Santiago de Chile, fueron repatriados en 1890 y
trasladados a la Cripta de los Héroes en 1908. El 26 de octubre de 1946 fue ascendido
póstumamente al grado de almirante. En su calidad de exdiputado, conserva una curul
permanente en el Congreso de la República del Perú.

Miguel Grau Seminario nació en la ciudad de Piura, en una casona de la calle


Mercaderes, hoy Tacna N.º 662. Fue bautizado el 3 de septiembre de 1834, en la
parroquia de San Miguel, por el presbítero Santiago Angeldonis, siendo sus padrinos
Manuel Ansoátegui y Rafaela Angeldonis. Su partida fue asentada con el número 953,
en el libro respectivo. Consta en dicho documento que al momento de su bautizo era de
«un mes y siete días de nacido», por lo que se ha determinado que su nacimiento fue
el 27 de julio de 1834.23n 1
Sin embargo, en la ciudad portuaria de Paita está muy arraigada la creencia de que el
nacimiento de Miguel Grau se produjo en dicho puerto, aunque solo se ha dado como
sustento una serie de indicios dispersos y especulativos, más nunca un documento
probatorio. También se ha postulado a Sullana como otro presunto lugar de su
nacimiento.4 Los defensores de Paita como la cuna del héroe, dicen, por ejemplo, que
la partida de bautismo solo corrobora el lugar donde fue bautizado, más no el de su
nacimiento; que Grau fue electo diputado por la provincia de Paita, y no por la de Piura;
y que, cuando Grau, en su foja de servicios o en su partida de matrimonio, anota haber
nacido en Piura, suponen que solo está aludiendo al departamento, más no a la ciudad;
entre otras especulaciones de ese talante.5 En respuesta, el historiador Miguel
Seminario Ojeda señala que, de haber nacido en Paita o en Sullana, en su partida de
bautismo debió figurar la claúsula ex licencia parroquia (es decir bautizado con licencia
de su parroquia, sea la de Paita o la de Sullana, según el caso).6 Además, este mismo
historiador, investigando en los archivos, ubicó el censo realizado en Piura en 1840,
donde aparece registrada la familia Grau (el padre y sus cuatro hijos), donde Miguel
figura con el número 228, y como nacido en la ciudad de Piura.7 En cuanto a la
diputación por la provincia de Paita (que Grau ganó en 1876), se debe señalar que, de
acuerdo a la Constitución vigente entonces (la de 1860, artículo 47), no era requisito
obligatorio que el candidato hubiera nacido en la provincia a la que postulaba, sino que
bastaba con ser del departamento en general (en este caso, el de Piura, erigido en
1861).8 Se entiende, ciertamente, el afecto que Grau tenía por Paita, ya que fue en ese
puerto donde forjó su vocación de marino, lo que marcaría toda su existencia.

Fueron sus padres el teniente coronel grancolombiano (más tarde nacionalizado


peruano) Juan Manuel Grau Berrío, natural de Cartagena de Indias, que llegó al Perú
formando parte del ejército del Libertador Bolívar; y María Luisa Seminario y del Castillo,
piurana de nacimiento, hija del alcalde provincial ordinario de Piura. Fue el tercero de
cuatro hermanos; los mayores se llamaban Enrique Federico y María Dolores Ruperta;
y la menor, Ana Joaquina Jerónima del Rosario.10 La unión de sus padres era
extramarital, pues María Luisa estaba casada con el capitán colombiano Pío Díaz (que
por entonces se hallaba en su país de origen), con el que tuvo tres hijos legítimos:
Roberto, Emilio y Balbina.3 Hay que señalar que, en la partida de bautismo del héroe
no figura el nombre de María Luisa Seminario como el de su madre, sino el de Josefa
Castillo, lo que ha motivado algunas especulaciones sobre su verdadera filiación; al
respecto, se ha sugerido que Luisa Seminario debió usar el nombre de Josefa Castillo
para ocultar el suyo, pues deseaba mantener encubierta su relación con Juan Manuel
Grau. Siguiendo la costumbre de la época, Miguel Grau nunca usó ni mencionó su
segundo apellido (Seminario), y solo aparece en su partida de matrimonio, cuando
menciona a Luisa Seminario como su madre (1867).

Por entonces, el Perú vivía una época de inestabilidad e intrigas políticas que
ocasionaban sublevaciones e intentos de golpe de estado. El país acababa de salir de
la primera guerra civil de su historia republicana (enero-abril de 1834). En 1836 se
desató la guerra por el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana, que
encumbró al mariscal Andrés de Santa Cruz como protector de dicha entidad
geopolítica; y tras un breve periodo de calma, surgió las guerra entre restauradores y
confederados, que culminó con el triunfo de los primeros en la batalla de Yungay (1839).
Se produjo entonces la Restauración en el Perú, asumiendo el poder el mariscal Agustín
Gamarra.

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