Está en la página 1de 68

Emperador de Japón

jefe de Estado japonés

El emperador de Japón ( 天皇 tennō , lit.,


?

«soberano celestial») es el jefe de Estado y


es el símbolo constitucionalmente
reconocido de la nación japonesa y de la
unidad de su pueblo. Es la cabeza de la
familia imperial japonesa, la familia real
del Japón.
Emperador de Japón

Emblema del emperador

Titular
Naruhito
Desde el 1 de mayo de 2019

Tratamiento Su Majestad Imperial;


Vuestra Majestad
Imperial; Majestad;
Señor
Residencia Kōkyo (Tokio),  Japón
Designado por Herencia
Duración Vitalicio
Primer titular Emperador Jinmu
(según el orden
tradicional de sucesión)
Creación 660 a. C. (según el
orden tradicional de
sucesión)

El papel del emperador de Japón oscilaba


hasta mediados del siglo XX entre un
clérigo de alto rango con grandes poderes
simbólicos y un auténtico gobernante
imperial. Ha existido un culto imperial
(Arahitogami) que considera al tennō
como sumo sacerdote mediador entre los
hombres y la divinidad, debido a sus
cercanos lazos con los dioses japoneses
(lazos de herencia). La violencia y las
operaciones militares han sido
considerados incompatibles con el papel
del tennō al menos durante 14 siglos: por
ello los monarcas japoneses no han
actuado como comandantes militares, al
contrario de lo habitual en Occidente. La
principal función del emperador durante la
mayor parte de los últimos mil años
habitualmente ha sido la de simplemente
autorizar u otorgar legitimidad a aquellos
situados en el poder.
Bajo la Constitución moderna de Japón, el
emperador se ha convertido en una figura
ceremonial y simbólica con funciones
similares a las de un jefe de Estado en una
monarquía constitucional (ver Política de
Japón). Sin embargo, ni la constitución
japonesa ni ninguna otra norma atribuyen
expresamente al emperador la titularidad
de la jefatura del Estado.

El actual emperador, Su Majestad Imperial,


es Naruhito, desde 2019, vitalicio.

La residencia del emperador japonés es el


palacio de Kōkyo, localizado en el centro
de Tokio, desde mediados del siglo XIX es
la residencia oficial del emperador.
Anteriormente los emperadores residían
en Kioto.

Ciertos datos y fechas referentes a la


institución imperial son objeto de
discusión entre los historiadores
japoneses. Muchos emperadores citados
en la lista de emperadores de Japón
murieron a una edad muy temprana y
difícilmente se puede considerar que
hubieran "gobernado" de verdad. Otros
fueron eclipsados por sus predecesores,
los cuales se habían retirado
aparentemente a un monasterio pero
continuaron ejerciendo su influencia, en un
proceso llamado "reinado enclaustrado".
De todos modos, es importante mantener
la lista oficial entera, porque incluso hoy
día la forma habitual de datación en la
historia japonesa es por los reinados de
los emperadores.

Historia

Una multitud con banderas saluda al emperador


Akihito en el Palacio Imperial en su cumpleaños.
Aunque el emperador haya sido un
símbolo de continuidad con el pasado, el
grado de poder ejercido por el emperador
de Japón ha variado considerablemente a
lo largo de la historia japonesa.

Origen

Se considera que los más antiguos


emperadores registrados en Kojiki y
Nihonshoki, como el emperador Jimmu,
no tienen credibilidad histórica. El primer
monarca ahora en lista como emperador
que es generalmente reconocido por los
historiadores como existente
históricamente fue el emperador Ojin, pero
el tiempo de su reinado es impreciso
(presumiblemente fue el siglo IV d. C.
tardío y/o en el comienzo del siglo V d. C.).
Estos dos libros declaran que la casa
imperial mantuvo un linaje continuo,
aunque hoy algunos historiadores creen
que muchos emperadores antiguos que se
decía eran descendientes del emperador
Ōjin no tenían una conexión genealógica
con su predecesor. Sin embargo, la
genealogía que inicia en el siglo V tardío
puede ser considerada como fiable, lo que
quiere decir que la dinastía ha continuado
por lo menos unos 1500 años.
Los emperadores enclaustrados han
entrado en conflicto con sus
correspondientes emperadores oficiales
de vez en cuando. Un ejemplo notable es
la rebelión Hogen de 1156, en la que el
exemperador Sutoku trató de arrebatar el
poder al emperador Go-Shirakawa (en
ejercicio). Otros ejemplos, como la
rebelión del emperador Go-Toba en 1221
contra el Shogunato Kamakura, o la
Restauración Kenmu en 1336 bajo el
emperador Go-Daigo, muestran
claramente la lucha de poder que ha
tenido lugar entre la Casa Imperial y los
gobiernos militares en Japón.
Grabado de Toyohara Chikanobu (1838-1912), hecho
en 1878, presenta visualmente el principio central de
sintoísmo estatal (1871-1946). Esta variante sintoísta
afirmaba y promovía la creencia en la divinidad del
emperador, creando un árbol genealógico que se
remonta hasta el primer emperador y a las deidades
más importantes de la mitología japonesa. Las figuras
representadas en estos tres paneles son:
Centro, el emperador Meiji (sentado) y su esposa la
emperatriz Shōken (sentada a su lado). Los rodean
desde arriba (de izquierda a derecha) los kami
Izanami, Kuni-no-tokotatchi e Izanagi.
Derecha, los acompañan los kami Amaterasu
(cargando los Tesoros Sagrados de Japón) Ninigi
(cargando los Tesoros Sagrados de Japón), Ninigi
(nieto de Amaterasu) y el emperador Jinmu (1º
emperador de Japón), junto con el emperador Kōmei
(121º emperador de Japón) y la emperatriz Go-
Sakuramachi (117º emperador de Japón, dibujado
como varón en el grabado).
Izquierda, lo acompañan los kami Hiko-hohodemi y
Hikonagisa-takeugaya-fukiaezu así como el emperador

Go-Momozono (118º emperador de Japón), el


emperador Kōkaku (119º emperador de Japón) y el
emperador Ninkō (120º emperador de Japón).[1]

Asuntos territoriales

No es sino hasta los siglos recientes que


Japón incorpora diversas zonas remotas
de su territorio actual. El nombre Nippon
no se empieza a utilizar sino varios siglos
después del inicio del actual línea
imperial. Realmente, el Gobierno
centralizado comenzó a aparecer poco
antes de la época del príncipe Shotoku. El
emperador era más bien una venerada
encarnación de la armonía divina más que
la cabeza de una administración estatal.
En Japón siempre ha sido fácil para los
señores ambiciosos mantener su poder,
dado que dicha posición no era en
absoluto contradictoria con la del
emperador. El parlamentarismo de hoy
recoge esa coexistencia que tenía el
emperador con diferentes shogunes,
señores de la guerra, regentes, guardianes,
etc. Podemos decir que técnicamente es
un error traducir como "emperador" el
término japonés tennō, que no logra definir
de manera exacta su labor, si lo
comparamos con el término imperial en el
sentido occidental.

Históricamente, los títulos del tennō en


japonés nunca incluyeron designaciones
territoriales como sí sucedía con los
monarcas europeos. La posición del
emperador es un fenómeno
territorialmente independiente - el
emperador es el emperador, incluso
aunque tenga seguidores en una sola
provincia (como a veces sucedió con las
cortes del norte y del sur).
Shogunes

Desde fines de 1100 a 1867, el poder real


estuvo en manos del shōgun, cuya
autoridad provenía, en teoría, directamente
del emperador. Cuando los exploradores
portugueses llegaron por primera vez a
Japón (ver “período Nanban”),
consideraron la relación entre el
emperador y los shogunes como la del
papa (de raigambre divina, pero con poco
poder político) y el rey (terrenal, pero con
un amplio poder político), aunque esto es
en cierto punto inexacto, ya que, como el
emperador, los papas han manejado
distintos grados de poder a lo largo de la
historia.

La Restauración Meiji

La Restauración Meiji fue, de hecho, una


especie de revolución, con los dominios
de Satsuma y Choshu uniéndose para
derribar al Shogunado Tokugawa. El padre
del emperador Meiji, el emperador Komei,
comenzó a hacer valer su poder político
luego que las naves del comodoro
Matthew Perry visitan Edo. Para principios
de 1860, la relación entre la Corte Imperial
y el shogunado había cambiado
drásticamente. Irónicamente, Komei
levantó la voz contra el shogunado dado
que él y otros nobles estaban molestos
ante la ineficacia del Shogunado en
expulsar a los intrusos bárbaros. Dominios
insatisfechos y rōnin comenzaron a
reunirse bajo el lema “sonno, joi,” o
“respeta al emperador, expulsa a los
bárbaros.” Satsuma y Choshu usaron este
alboroto para moverse contra el enemigo
histórico, y obtuvieron una importante
victoria militar en las afueras de Kioto
contra las fuerzas Tokugawa. En 1868 se
declara la “restauración” imperial, y el
shogunado fue despojado de sus poderes.
En los próximos años se verá un
significativo desorden y descontento,
además de esporádicas rebeliones.

Sin embargo, los modernistas de la élite


japonesa se dieron cuenta que los
llamados al joi eran surrealistas. Si los
extranjeros no podían ser expulsados,
concluyeron que Japón debía volverse una
nación fuerte y moderna para evitar el
destino y las humillaciones que sufrían las
otras naciones orientales. Otros tenían el
propósito de expandir el territorio japonés
más allá de las fronteras para la gloria del
emperador, y muchos fueron atraídos por
los ideales de la Iluminación occidentales.
Mediante la constitución de 1889, el
emperador de Japón transfirió gran parte
de sus antiguos poderes como monarca
absoluto a los representantes del pueblo,
pero permaneció como cabeza del
imperio. Aunque inspirada en las
constituciones de Europa, la nueva
Constitución Meiji no fue tan democrática
como muchos esperaban. Al emperador
se le dieron amplios y vagos “poderes
reservados” que a su turno eran
explotados por el primer ministro y por
varios camarillas alrededor del emperador.
Para 1930 el gabinete japonés estaba
mayoritariamente compuesto por líderes
militares seudo-fascistas que usaron al
emperador y su supuesta divinidad como
un punto de partida ultranacionalista para
la expansión del imperio. Cuando estalló la
II Guerra Mundial, el emperador era el
símbolo por el cual los soldados peleaban
y morían. El mismo emperador estaba
fuera de la vista, sin embargo, y su rol
durante este período es discutido. La
concepción tradicional posterior a la
Segunda Guerra Mundial sostiene que
estaba dominado por el ejército, aunque la
documentación publicada desde 1989
apunta a una participación más activa del
emperador en la política bélica. Aún hay
controversia sobre el rol que jugó Hirohito
en el comando de las fuerzas japonesas
durante la segunda guerra sino-japonesa y
la guerra del Pacífico.

Papel o función actual

Estandarte del emperador de Japón.

El papel del emperador es definido en el


capítulo I de la Constitución de Japón de
1947:
El artículo 1º define al emperador como
el símbolo del Estado y de la unidad del
pueblo.
El artículo 3º requiere la aprobación del
gabinete para todos los actos del
emperador en materia de Estado.
El artículo 4º establece específicamente
que el emperador no debe tener poderes
relacionados con el gobierno.
El artículo 6º da al emperador el poder
para nombrar al primer ministro y al juez
jefe de la suprema corte, luego de la
ratificación de la Dieta y del gabinete
respectivamente.
El artículo 7º da al emperador el poder
para tomar para sí varias funciones
ministeriales típicas de un jefe de
Estado, sujeto al aviso y aprobación del
gabinete.

A diferencia de otros monarcas


constitucionales, el emperador del Japón
no tiene poderes reservados.

Aunque el emperador actualmente lleva a


cabo muchos de los roles de un soberano
ceremonial como jefe de Estado, ha
habido una persistente controversia sobre
si el emperador es de hecho un verdadero
monarca en un sentido político o
meramente un pretendiente, ostentando
dicho cargo en una república
constitucional parlamentaria. En una
monarquía tradicional, el poder político
deviene de la soberanía monárquica, cuya
prerrogativa real es luego ejercida al
capricho de los legisladores electos, de la
forma establecida en la convención
constitucional. Sin embargo, si no hay
prerrogativa real, entonces la soberanía
debe descansar en el pueblo, tal como lo
establece el artículo 1º de la Constitución
de Japón. Por lo tanto, el emperador es
simplemente un actor político dentro de
un gobierno que realmente no adhiere al
sistema de Westminster donde la posición
de “jefe de Estado” requiere de una
persona con soberanía o con mandato
popular para asumir tal oficio. Los
esfuerzos en los años 1950 de los
políticos conservadores en enmendar la
constitución para nombrar explícitamente
al emperador como jefe de estado fueron
rechazados. A pesar de todo, el emperador
lleva a cabo todas las funciones
diplomáticas asociadas normalmente al
jefe de estado y así es reconocido por los
poderes extranjeros.

Tratamiento y nombre
Emperador Jimmu.

El tratamiento de los emperadores de


Japón es a menudo problemático, debido
a las diferencias lingüísticas y culturales
entre Japón y el mundo occidental.
Mientras los japoneses llaman “{nombre}
tennō” (para los anteriores) o Kinjou Heika
( 今上陛下) para el actual, los académicos
hispano y angloparlantes han usado
distintas variantes, como “emperador
{nombre}” y, menos comúnmente,
“{nombre} tennō”. Lo que a menudo no es
comprendido, sin embargo, es que los
emperadores son llamados
póstumamente “{nombre} tennō”, y así la
palabra tennō, o “emperador”, forma parte
de su propio nombre. Esto es
particularmente malentendido desde el
Emperador Meiji en adelante, dado que el
nombre póstumo que se da a los
emperadores ahora es el mismo que el de
la época que ellos presidieron, mientras
que antes el reinado de un emperador
podía contener una sucesión de eras.
Términos tales como “Emperador Meiji”
deben ser entendidos en inglés como “el
emperador del período Meiji”, que no es
siempre lo que se entiende en japonés.

En español, el término mikado ( 御⾨ o 帝 o


みかど), que significa “la Puerta”, se usaba
antiguamente para referirse al emperador
del Japón; este uso ahora es obsoleto. En
japonés, los emperadores de Japón, no así
los de los otros países, son conocidos
como tennō ( 天皇). Literalmente, la palabra
tennō combina los caracteres de
“gobernante” y “cielo”, pero este no es un

signo de divinidad; el uso de ten ( ,
“cielo”) en la palabra japonesa fue una
adopción del concepto chino de Enviado
del Cielo, que implica que un emperador
ha sido designado por los cielos para
equilibrar los asuntos políticos y religiosos
en sus dominios.

Hay dos palabras en japonés equivalente a


la palabra hispana “emperador”: tennō ( 天
皇) es usada específicamente para
describir al emperador del Japón, kōtei ( 皇
帝, el título usado por el emperador chino)
es usado para describir a los emperadores
extranjeros. Sumeramikoto (literalmente
“gobernante celestial sobre las nubes”) fue
también usado en el japonés antiguo.
Tradicionalmente, los japoneses
consideran de mala educación el llamar a
un noble por su nombre propio. Esta
costumbre está en retirada, pero aún es
observada ante la familia imperial. Tennō
se agrega de forma póstuma (como
prefijo), pero no al emperador reinante. Al
contrario, los emperadores pasados son
llamado por sus nombres póstumos, tales
como el Emperador Jimmu, Emperador
Kammu, Emperador Meiji. Desde la Era
Meiji, los nombres de era son también
usados como nombres póstumos. El
emperador reinante es casi siempre
referido como Tennō Heika ( 天皇陛下, que
literalmente significa “Su Majestad el
Emperador”) o de forma más solemne
como Kinjō Heika ( 今上陛下). Por otra
parte, en lenguaje coloquial siempre se le
refiere como Heika, Okami o To-gin san (To-
gin es sinónimo de Kinjō). El emperador
actual no es llamado por el nombre de la
era, el que se el egregará luego como
nombre póstumo.

Hoy en día esta costumbre es menos


considerada. En español, los recientes
emperadores han sido llamados por sus
nombres personales, de acuerdo con los
usos occidentales. Como bien se explicó,
en japonés esto suena ofensivo y, en cierto
modo, blasfemo.
Por ejemplo, el emperador que reinó hasta
1989 era usualmente llamado Hirohito en
español, pero luego de su muerte fue
rebautizado como Shōwa Tennō y es
llamado de esa forma en japonés. Sin
embargo, durante su reinado, nunca se le
llamó Hirohito o Shōwa Tennō en japonés.
Más bien, se hacía referencia a él
simplemente como Tennō Heika (que
significa “Su Majestad el Emperador”).

En el caso de las abdicaciones imperiales,


el ex emperador toma el título de Daijō
Tennō o Jōkō (emperador emérito, según
la definición oficial de la Agencia para la
Casa Imperial), quien mantiene el
tratamiento de Majestad Imperial junto a
su consorte. En el caso de los nombres de
eras, se termina la era del emperador
abdicante y se inicia el del emperador en
ejercicio, en el caso de Akihito, la era
Heisei terminó a la medianoche del 1 de
mayo de 2019 y dio paso a la actual era,
Reiwa, bajo la cual gobierna su hijo, el
actual emperador Naruhito.

Origen del título

El gobernante de Japón era conocido


como ヤマト⼤王/⼤君 (yamato ōkimi,
Gran Rey de Yamato), 倭王/倭国王
(waō/wakokuō, Rey de Wa, usado
externamente), o 治天下⼤王 (amenoshita
shiroshimesu ōkimi o sumera no mikoto,
Gran Rey que gobierna todo bajo el cielo,
de uso interno) en las fuentes chinas y
japonesas anterior al Siglo VII. El uso más
antiguo documentado de la palabra tennō
es en una tablilla de madera, o mokkan,
que fue desenterrada en Asuka-mura en la
prefectura de Nara en 1998 y fechada en
la era del Emperador Tenji y la Emperatriz
Jitō. La introducción del término se dio en
medio del proceso de Sinización de Japón,
y es considerado por muchos como un
intento de los gobernantes japoneses de
igualarse con los Emperadores Chinos.
Notablemente, Tianhuang ( 天皇), el
equivalente chino de tennō, estaba entre
los títulos adoptados por Emperador
Gaozong de la China Tang del mismo
período, a pesar que no se sabe si los dos
surgieron independientemente o si uno fue
influenciado por el otro.

Tradiciones matrimoniales

Emperador Taishō.
A lo largo de la historia, contrariamente a
cualquier suerte de práctica de harén, en
que no se reconoce una esposa jefa y sólo
manteniendo un surtido de mujeres
mueble, los emperadores japoneses y los
nobles solían nombrar una esposa jefa.

La dinastía imperial practicó de forma


consistente la poliginia oficial, una
práctica que sólo terminó en el período
Taisho (1912-1926). Además de la
emperatriz, el emperador podía tomar, y
casi siempre tomaba, varias consortes
secundarias (“concubinas”) de distintos
grados jerárquicos. Los otros dinastas
(shinno) también podían tener
concubinas. Luego de un decreto del
Emperador Ichijō, algunos emperadores
tuvieron incluso dos emperatrices
simultáneamente (kogo y chugu son los
dos títulos separados en esta situación).
Con el auxilio de esta poligamia, el clan
imperial fue capaz de producir una mayor
descendencia. (Los hijos de consortes
secundarias eran usualmente reconocidos
como príncipes imperiales, y podían ser
reconocidos como herederos al trono si la
emperatriz no daba a luz un heredero.)

De las ocho mujeres tennō (emperatriz


reinante) de Japón, ninguna se casó ni dio
a luz luego de ascender al trono. Algunas
de ellas, siendo viudas, habían tenido hijos
antes de su reinado. En la sucesión, los
hijos de la emperatriz eran preferidos a los
de las consortes secundarias. Así, era
significativo qué familias tenían
oportunidades preferenciales de proveer
esposas jefe a los príncipes imperiales,
esto es, dar futuras emperatrices.

Aparentemente la más antigua tradición


de matrimonios oficiales en la dinastía
imperial eran aquellos entre miembros de
la dinastía, incluso entre medios
hermanos o entre tío y sobrina. Dichos
matrimonios eran arreglados para
preservar mejor la sangre imperial o
estaban destinados a producir hijos como
modo de reconciliación entre dos ramas
de una dinastía. Las hijas de las consortes
permanecían como concubinas, hasta que
el emperador Shōmu —en lo que se
reportó como la primera elevación de este
tipo— ascendió a su consorte Fujiwara a
esposa jefa.

Los monarcas japoneses han sido, así


como muchos otros en otras partes,
dependientes de las alianzas con jefes
poderosos y con otros monarcas. Muchas
de dichas alianzas eran selladas con
matrimonios. La específica característica
en Japón era el hecho que esos
matrimonios pronto se incorporaron como
elementos de tradición que controlaban
los matrimonios de las generaciones
venideras, aunque la alianza original haya
perdido su significado real. Un patrón
repetido ha sido un yerno imperial bajo la
influencia de su poderoso suegro no
imperial.

Desde los siglos VII y VIII, los


emperadores solían tomar a las mujeres
del Clan Fujiwara como sus más altas
esposas – las más probables madres de
los futuros monarcas. Esto era encubierto
como una tradición matrimonial entre los
herederos de dos kamis, dioses Shinto: los
descendientes de Amaterasu con los
descendientes de la familia kami de los
Fujiwara. (Originalmente, los Fujiwara eran
descendientes de una nobleza
relativamente menor, así su kami es
difícilmente reconocible en la mitología
japonesa.) El producir niños imperiales,
herederos de una nación, descendiente
por ambas ramas de dos kamis, era
considerado deseable – o al menos así
parecía a los Señores Fujiwara, que así
recibían preferencia en el mercado de los
matrimonios imperiales. La realidad tras
esos matrimonios era la alianza entre un
príncipe imperial y un Señor Fujiwara, su
suegro o abuelo, este último con sus
recursos apoyando el ascenso del príncipe
al trono y más a menudo controlando el
gobierno. Estos arreglos crearon la
tradición de los regentes (Sessho y
Kampaku), cuyo puesto podía ser utilizado
sólo por un señor sekke Fujiwara.

Anteriormente los emperadores se


casaban con mujeres de familias del clan
gobernante Soga, y con mujeres de la
misma familia imperial, ya sea con primas
en variados grados y a menudo con sus
hermanas (medias hermanas). Muchos
miembros de la familia imperial de los
siglos VI y VII eran hijos de parejas de
medios hermanos. Estos matrimonios
usualmente eran aparatos de alianza o
sucesión: los señores Soga se aseguraban
de mantener dominado a un príncipe, para
ser puesto como títere en el trono; o un
príncipe se aseguraba la combinación de
dos descendientes imperiales, para
fortalecer su propia pretensión al trono y
la de sus hijos. Estos matrimonios
también eran una manera de sellar una
reconciliación entre dos ramas de la
familia imperial.

Luego de un par de siglos, los


emperadores ya no pudieron desposar a
ninguna mujer fuera de esas familias
como primera esposa, sin importar el
poder o la riqueza que ese matrimonio
pudiese traer. Rara vez un príncipe sin una
madre proveniente de estas familias era
autorizado para ascender al trono. La
primitiva necesidad y conveniencia dieron
paso a una estricta tradición que no hacía
sino dar a determinadas mujeres el
carácter de posibles novias, porque estas
familias habían producido posibles
esposas por siglos. La tradición se hizo
más fuerte que la misma ley.

Las mujeres Fujiwara eran a menudo


emperatrices, y las concubinas provenían
de familias nobles menos importantes. En
el último milenio, los hijos de un varón de
la familia imperial con una mujer Fujiwara
eran preferidos en la sucesión.

Las cinco familias Fujiwara, Ichijo, Kuji,


Nijo, Konoe y Takatsukasa, fueron la
fuente principal de novias imperiales
desde los siglos VIII a XIX, incluso más
comúnmente que las mismas hijas del
clan imperial. Así, las mujeres Fujiwara,
por lo común eran las emperatrices y
madres de los emperadores.

La fuente aceptable de esposas


imperiales, novias para el emperador y el
príncipe heredero, fueron incluso
reglamentadas en las leyes de la casa
imperiales durante la era Meiji (1889), que
establecían que las hijas de Sekke (las
cinco ramas principales de la familia
Fujiwara) y las hijas del mismo clan
imperial eran primariamente novias
aceptables.

Luego de que esa ley fue abolida a


consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial y el cambio en la constitución de
Japón en 1947, el anterior emperador
Akihito fue el primer príncipe heredero en
más de mil años en tener una emperatriz
no elegida del círculo aceptable, actuación
seguida por el actual emperador Naruhito.
Sucesión

La dinastía imperial japonesa basa su


posición en el hecho de que ha reinado
“desde tiempos inmemoriales”. Es cierto
que sus orígenes están escondidos tras
las nieblas del tiempo: no hay pruebas que
muestren la existencia de cualquier
emperador que no haya sido descendiente
de su predecesor, hasta los más
tempranos emperadores. Un antiguo
ancestro de la dinastía, el Emperador
Keitai (aparecido en los años 500 d. C.), a
pesar que se sospecha no era
descendiente de su predecesor, la
tradición lo coloca como un pariente
lejano de sus antecesores. De acuerdo a
los registros, la familia que él inició en el
trono, desciendo al menos de una, o
probablemente de varias princesas
imperiales de la dinastía inmediatamente
anterior. La tradición erigida por estas
leyendas ha elegido reconocer sólo al
ancestro masculino putativo para legitimar
su sucesión, sin dar importancia al peso
de los lazos por parte de las princesas.
Hace milenios, la familia imperial japonesa
creó su propio y particular sistema de
sucesión hereditaria. Este es no basado en
la primogenitura, más o menos patrilineal,
basado mayoritariamente en rotación.
Hoy, Japón usa un estricto sistema de
primogenitura patrilineal – en otras
palabras, Ley Sálica pura. Esta fue
adoptada según el modelo prusiano, por el
que Japón fue fuertemente influenciado
en la década de 1870.

La primogenitura patrilineal estricta es, no


obstante, directamente contradictoria con
muchas antiguas tradiciones japonesas
sobre la sucesión imperial.

Los principios controladores y su


interacción eran aparentemente bastante
complejos y sofisticados, llevando incluso
a resultados idiosincrásicos. Algunos
principios básicos de la sucesión parecen
ser:

- Las mujeres podían suceder (pero


existían niños que no les eran propios y
cuyo padre tampoco era patrilineal de la
casa imperial, así no hay precedente de
que un hijo de una mujer imperial con un
hombre no imperial fuera autorizado para
suceder, así como tampoco lo hay
prohibiéndolo a los hijos de las
emperatrices). Sin embargo, la accesión
femenina era claramente mucho más rara
que la de los hombres.
- La adopción era posible y una forma muy
utilizada para incrementar el número de
herederos capaces de suceder (sin
embargo, el niño adoptado debe ser hijo
de otro miembro patrilineal de la casa
imperial.

- La abdicación era común, y de hecho se


dio mucho más que la muerte en el trono.
En aquellos días, el principal papel del
emperador era ser una especie de
sacerdote (o dios), que contenía
muchísimos y repetitivos rituales, que se
juzgaba que, tras un servicio de alrededor
de diez años, el susodicho merecía un
retiro digno como un honorable ex
emperador.

- La primogenitura no era usada – al


contrario, en la época temprana, la casa
imperial practicó un sistema parecido a la
rotación. Muy a menudo un hermano (o
hermana) sucedía al más viejo incluso en
caso que su predecesor dejara
descendencia. El “turno” de la siguiente
generación venía luego de varios
individuos de la generación anterior. La
rotación era común entre dos o más
ramas de la casa imperial, así primos más
o menos distantes se sucedían entre ellos.
El Emperador Go-Saga incluso decretó la
alternación entre los herederos de sus dos
hijos, cuyo sistema continuó por un par de
siglos (llevando a una lucha inducida por
los shogunes entre dos ramas, los
emperadores “del norte” y “del sur”). Hacia
el fin de esto, los alternantes eran primos
muy lejanos contados en grados de
descendencia masculina (pero siempre
hubo matrimonios entre miembros de la
casa imperial, así que la relación sería
más cercana si se contasen los grados
femeninos). Durante los últimos 500 años,
sin embargo, debido probablemente a la
influencia del confucianismo, la sucesión
por parte de los hijos –no siempre, aunque
más comúnmente, el hijo de más edad
que sobrevivía al emperador- ha sido la
norma.

Históricamente, la sucesión al Trono del


Crisantemo japonés ha pasado siempre
por línea masculina el linaje imperial.
Generalmente han sido hombres, aunque
de los más de cien monarcas masculinos
ha habido seis mujeres como
emperatrices en ocho ocasiones.

Hace unos mil años, comenzó la tradición


de que el emperador debe ascender al
poder relativamente joven. Un dinasta que
ha pasado la infancia se considera apta y
lo suficientemente crecido. El alcanzar la
edad de mayoría legal no era un requisito.
Así, una multitud de emperadores han
ascendido desde pequeños, jovencitos de
6 a 8 años de edad. Las labores
ceremoniales eran juzgadas posibles de
ser realizadas por un niño. Un reino de
alrededor de diez años era reputado un
servicio suficiente. Ser un niño
aparentemente era un buen atributo, para
soportar deberes tediosos y para tolerar la
subyugación de los poderes políticos, así
como a veces para esconder a los
verdaderos miembros poderosos de la
dinastía imperial. Casi todas las
emperatrices japonesas y docenas de
emperadores abdicaron, y vivieron el resto
de sus vidas en el retiro, y/o ejerciendo
influencia tras los velos. Muchos
emperadores abdicaron y pasaron a su
retiro cuando aún eran adolescentes.
Estas tradiciones se aprecian en el
folclore, teatro y literatura japoneses, así
como en otras formas de arte, donde el
emperador es usualmente descrito o
representado como un adolescente.

Antes de la Restauración Meiji, Japón tuvo


ocho tennō, o emperatrices reinantes,
todas hijas por línea de padre de la Casa
Imperial. Ninguna de ellas ascendió como
esposa o viuda de un emperador. Las hijas
y nietas imperiales, sin embargo,
usualmente ascendían al trono como una
suerte de “medida de intervalo” – si un
hombre apto no estaba disponible o
algunas ramas imperiales estaban en
conflicto, por lo que se necesitaba un
compromiso. Casi todas las emperatrices
japonesas y docenas de emperadores
abdicaron – muchas emperatrices una vez
que un menor apto alcanzaba la edad de
ascender. Tres emperatrices, la emperatriz
Suiko, la emperatriz Kōgyoku (también
llamada emperatriz Saimei) y la emperatriz
Jitō, eran viudas de emperadores
fallecidos y princesas de sangre imperial
por derecho propio. Una, la emperatriz
Genmei, era la viuda de un príncipe de la
corona y princesa de sangre imperial. Las
otras cuatro, la emperatriz Genshō, la
emperatriz Kōken (también llamada
emperatriz Shōtoku), la emperatriz Meishō
y la emperatriz Go-Sakuramachi, eran hijas
solteras de emperadores anteriores.
Ninguna de estas emperatrices se casaron
o tuvieron hijos luego de ascender al
trono.

El artículo 2º de la Constitución Meiji de


1889 (la Constitución del Imperio del
Japón) estatuía, “El Trono Imperial debe
ser sucedido por los descendientes
imperiales varones, de acuerdo con las
providencias de la ley de la Casa Imperial.”
La Ley de la Casa Imperial de 1889 fijó la
sucesión en los descendientes varones de
la línea imperial, y excluyó
específicamente a las mujeres
descendientes de la sucesión. En el evento
que no hubiese varones en la línea
principal, el trono pasaría a la línea
colateral más cercana, nuevamente en
línea masculina. Si la emperatriz no fuese
capaz de dar a luz a un heredero, el
emperador podía tomar una concubina, y
le hijo que llas tuviera sería reconocido
como heredero al trono. Esta ley,
promulgada el mismo día que la
Constitución Meiji, gozaba de igual
estatus con aquélla.
El artículo 2º de la Constitución de Japón,
promulgada en 1947 bajo la influencia de
la ocupación estadounidense y aún con
fuerza, provee que “El Trono Imperial será
dinástico y sucedido de acuerdo con la
Ley de Casa Imperial aprobada por la
Dieta.” La Ley de la Casa Imperial de 16 de
enero de 1947, promulgada por la 92º
sesión de la Dieta Imperial, retuvo la
exclusión de las dinastas mujeres
contenida en la ley de 1889. El gobierno
del Primer Ministro Yoshida Shigeru
remendó rápidamente la legislación para
dar a la Ley de la Casa Imperial
concordancia con la Constitución de
Japón escrita por los estadounidenses,
que entró en efecto en mayo de 1947. En
un esfuerzo por controlar el tamaño de la
familia imperial, la ley establece que sólo
los legítimos descendientes varones en la
línea de sucesión masculina pueden ser
dinastas; que los príncipes y princesas
imperiales pierden su estatus de
miembros de la Familia Imperial si se
casan fuera de ésta; y que el Emperador y
otros miembros de la Familia Imperial no
pueden adoptar hijos. También evitó que
otras ramas que no descendiesen de
Taisho accedieran a ser príncipes
imperiales.
Estado actual

Los Reagan y el Emperador Hirohito en Tokio, 1983.

La Sucesión se regula por las leyes


promulgadas por la Dieta de Japón. La ley
actual excluye a las mujeres de la
sucesión, si bien muy ocasionalmente las
mujeres ocuparon el trono en siglos
precedentes. Un cambio a esta ley ha sido
considerado desde 2005 dado que el
actual Emperador Naruhito es padre sólo
de una niña. Esto crea un desafío tanto
logístico como político: cualquier cambio
en la ley puede significar una revisión para
establecer la sucesión en el primogénito
más que en el primer varón; no obstante,
el actual emperador no es el primogénito,
sino que tiene hermanas mayores.

Hay una potencial crisis sucesoria dado


que no han nacido niños varones en la
familia imperial desde el Príncipe Akishino
en 1965. Luego del nacimiento de la
Princesa Aiko, ha habido cierto debate
público sobre la enmienda a la Ley de la
Casa Imperial para permitir a las mujeres
suceder en el trono. En enero de 2005, el
primer ministro Jun'ichirō Koizumi designó
a un panel especial compuesto de
magistrados, catedráticos e intelectuales
en orden a estudiar cambios en la Ley de
la Casa Imperial y para hacer
recomendaciones al gobierno.

El panel referido recomendó el 25 de


octubre de 2005 enmendar la ley para
permitir a las mujeres de la descendencia
masculina ascender al trono japonés. El
20 de enero de 2006, el primer ministro
Jun'ichirō Koizumi dedicó parte de su
cuenta anual a la controversia, plegándose
a la idea de convocar a un plebiscito para
permitir a las mujeres ascender al trono
para asegurar que la sucesión continúe de
manera estable. Sin embargo, poco
después del anuncio de que la princesa
Kiko estaba embarazada por tercera vez,
Koizumi suspendió estos planes. El 6 de
septiembre de 2006, la esposa del
Príncipe Fumihito dio a luz a un varón, el
Príncipe Hisahito, y que es el segundo en
la línea de sucesión, luego de su padre, a
partir del 1 de mayo de 2019

Funciones
El emperador es símbolo del Estado
japonés y de unidad colectiva, el trono
imperial es dinástico, y la sucesión de
acuerdo con la Ley de la Casa Imperial
debe ser aprobada por la Dieta; tiene
funciones de consejo y aprobación en
cuestiones de Estado y el gabinete es
responsable ante él, delega el
cumplimiento de sus actos en cuestiones
de Estado tal como sea previsto por ley,
lleva adelante solamente los actos en
cuestiones de Estado y no tiene poderes
relativos al Gobierno, asimismo, la Casa
Imperial no debe recibir nada sin permiso
previo de la Dieta, toda propiedad de la
misma corresponde al Estado y los gastos
son determinados por la Dieta.

Véase también
Lista de Emperadores de Japón
Historia de Japón

Referencias
1. «Religion-in-Japan. Geschichte:
Staatsshinto» (en alemán).
Universität Wien. 1 de diciembre de
2014. Consultado el 13 de diciembre
de 2014.

Enlaces externos
Lista de Emperadores (en inglés).
The official Imperial Household Agency
Website

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Emperador_de_Japón&oldid=115992068»

Última edición hace 2 meses por Ga…

El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-


SA 3.0 , salvo que se indique lo contrario.

También podría gustarte