Está en la página 1de 3

TEORÍA CUANTITATIVA DEL DINERO

La teoría cuantitativa del dinero es una teoría económica que pretende explicar
las causas de la inflación, es decir, las variaciones de los precios y del valor del
dinero en un país.
Para explicar la inflación, la teoría cuantitativa del dinero relaciona la oferta
monetaria con el nivel general de precios. La oferta monetaria es la cantidad de
dinero que existe en la economía. Se puede estimar ya que son los bancos
centrales lo que controlan la liquidez de la economía.
Origen de la teoría cuantitativa del dinero
Esta teoría se originó en el siglo XVI a raíz de lo que hoy se conoce como “la
revolución de los precios”. Como consecuencia de la llegada masiva de
materiales preciosos (sobre todo oro y plata) desde América, los europeos
pensaban que se harían ricos. Sin embargo, lo que ocurrió fue que los precios
de los bienes aumentaron. Los precios se multiplicaron por 6 desde 1500 a 1650.
Este nivel de inflación no es demasiado elevado comparado con el siglo XX, pero
entonces era muy extraño ver subidas en los precios.
En 1556, Martín de Azpilicueta, de la escuela de Salamanca, fue el primer
economista en asociar el aumento de los precios al incremento de metales
preciosos en la economía (la oferta monetaria de entonces). Azpilicueta dedujo
que cuando los metales provenientes de América comenzaron a intercambiarse
por bienes en Europa, el valor de esos metales cayó. Dando lugar a una subida
de los precios de los bienes. Su explicación fue que la cantidad de oro y plata
crecía más rápido que la cantidad de bienes, por lo que los precios se debían
ajustar. Poco después incluyó a su teoría cuantitativa la velocidad de circulación
del dinero, dado que el incremento de transacciones comerciales también influía
en el aumento de los precios.
La teoría económica del pensador español pronto se extendió por Europa. En el
año 1568 el francés Jean Bodin argumentó también que “al aumentar la cantidad
de dinero en circulación sin que haya un aumento comparable del suministro de
mercancías, los precios tienden a reaccionar al alza”.
Varios siglos después, Irving Fisher plasmó estas teorías en una fórmula en su
libro “el poder adquisitivo del dinero”, siendo la forma más moderna y elaborada
de este teoría. La teoría cuantitativa del dinero a veces se conoce por ello teoría
de Fisher.
Cálculo de la teoría cuantitativa del dinero por Fisher
Para calcular el valor del dinero Fisher parte de la premisa de que el valor de las
cosas vendidas es igual al valor de las cosas compradas. Que estableció la
siguiente fórmula:
M*V = P *T
Donde M es la masa monetaria, V, la velocidad de circulación del dinero, P, el
nivel de precios y T son las transacciones realizadas, que se podría sustituir por
la renta de un país (Y):
M*V = P *Y
De esta ecuación conviene saber:
 V, velocidad de circulación del dinero, a corto plazo es bastante constante
ya que depende de los hábitos de los individuos que son incluidos por las
instituciones, a largo plazo puede cambiar.
 Y, al formularse en un concepto neoclásico, la renta es de pleno empleo,
es decir, es la renta del país utilizando todos los factores de producción,
por lo que se considera constante.
Por lo que podemos concluir que cualquier variación en M provoca variaciones
en la misma proporción y dirección que P.
Críticas a la teoría cuantitativa del dinero
Existen críticas a la teoría cuantitativa del dinero desde muchos ámbitos. La
principal crítica viene por ser un modelo demasiado simple como para explicar la
variación de los precios por sí sola.
Tanto el intervencionista J.k. Keynes como el liberal Ludwig Von Mises
compartían que existe algo de verdad en la teoría pero que son simplemente
unas variables más que afectan al cambio de precios. Son una causa más de la
variación de los precios y no explican estrictamente por sí solas esta variación.
Paul Krugman demostró empíricamente una situación donde no funciona la
teoría cuantitativa del dinero. Esta situación se conoce como trampa de la
liquidez.
¿Cuándo utilizamos la tasa de Fisher?
La Tasa de Fisher es una herramienta gráfica empleada principalmente en temas
de inversión financiera. Sin embargo, pese a que en términos prácticos no es
más que un plano con dos rectas representadas, merece la pena que veamos
más a fondo tanto sus características como sus principales usos.
Lo que ganamos con la Tasa de Fisher en proyectos de inversión
Imagina por un momento que estás a punto de poner en marcha dos proyectos
sobre inversión de capitales. Tienes casi todo claro, pero aun así te gustaría
visualizar cuál podría ser el comportamiento tanto del uno como del otro.
La Tasa de Fisher es el recurso que estás buscando, pues el requisito
imprescindible para ello es que tus proyectos estén en fase de evaluación.
Al implementarla, tenemos una referencia clara de cuál sería la deriva de un
proyecto o de otro en caso de que finalmente los llevásemos a cabo. No es una
fórmula mágica ni nada por el estilo, pero se acerca bastante a la realidad dado
que se sustenta en datos reales recabados en las fases previas de los
correspondientes proyectos.
O dicho de otra forma, nos ayuda a elegir entre una u otra opción de inversión,
pues su metodología radica en la comparación de ambas.
Tasa de Fisher, ¿cómo funciona?
¿Y cómo saber cuál de los dos proyectos elegir? La Tasa de Fisher es enfática
en este aspecto: siempre tendremos que escoger el proyecto cuya recta tenga
una curva VAN mayor a la tasa de corte solicitada.
Eso sí, hay que dejar claro que los proyectos deben analizarse en el mismo
período, es decir, proyectados a las mismas semanas, meses o años.
Para que la Tasa de Fisher tenga sentido, los valores y la curva VAN siempre
tienen que registrar cifras positivas, es decir, que el punto de intersección de los
proyectos en proceso de evaluación esté dentro de las coordenadas.
El esquema puede dividirse en varios cuadrantes. La fórmula más empleada es
la de 3 cuadrantes con las mismas coordenadas, en los cuales se pueden
presentar los casos más habituales de evaluación de proyectos de inversión:
a) La Tasa Fisher existe en el primer cuadrante. Es decir, los proyectos han
confluido dentro de valores positivos y ahora sólo resta que los titulares de la
inversión se decían por el que tenga una curva VAN mayor a la tasa de corte.
b) La Tasa de Fisher no existe en el primer cuadrante. En este caso, al no
haber valores, se presentan otras tres situaciones:
Las curvas de los dos proyectos son paralelas, con lo cual la Tasa Fisher no
existe ni podrá existir jamás. Los proyectos tienen comportamientos similares y
es imposible decidir por esta vía cuál de los dos es el mejor.
La tasa de Fisher existe en un segundo cuadrante, aunque sus tasas son
negativas. El punto de encuentro ha sido en el eje Y de la gráfica, pero por fuera
de los valores positivos.
Existe en un tercer cuadrante, aunque también por fuera de los valores positivos.
Esta vez el punto de confluencia de los dos proyectos ha tenido lugar por debajo
del eje de la X, es decir, la de la VAN.
La principal ventaja de la Tasa Fisher es que nos ayuda a tomar decisiones
sobre la viabilidad de un proyecto u otro en función de comportamientos objetivos
y fidedignos. Todo esto, recordemos, únicamente en fases de evaluación.

También podría gustarte