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y la jurisdicción constitucional*
Konrad Hesse
I. LA JURISPRUDENCIA
A. CONCEPTO Y PECULIARIDAD
Mientras que la legislación y la ejecución están vinculadas muchas veces recíproca-
mente y una con la otra, la tercera función básica [estatal], la jurisprudencia, está en
principio separada de las restantes funciones estatales.1
La peculiaridad de esta función básica no se puede caracterizar, como se ha in-
tentado con frecuencia, a través del rasgo general de la aplicación del Derecho a si-
tuaciones concretas de hecho. Y es que esta es tarea de todos los órganos estatales,
en especial de la Administración, pues estos órganos tienen que concretizar el De-
recho según la medida de la diferente densidad de su vinculación jurídica. Tampoco
el rasgo de la decisión de controversias posibilita una caracterización suficiente de
la peculiaridad de la jurisprudencia, ya simplemente porque no comprende la tarea
de la justicia penal, que no resuelve ningún conflicto jurídico. La jurisprudencia se
caracteriza, más bien, en su tipo básico, por la tarea de adoptar decisiones basadas
en la autoridad y con ello vinculantes, independientes, en los casos en que el Dere-
cho es controvertido o ha sido violado, en un procedimiento especial;2 sirve exclu-
sivamente a la garantía y, con ella, a la concretización y evolución del Derecho.
B. CONFORMACIÓN JURÍDICO-CONSTITUCIONAL
a) A esta función de contraste corresponde la conformación organizatoria del poder
jurisprudencial4 y su coordinación con los otros poderes. Si estos están vinculados
unos con otros en la cooperacción de varios órganos o en vínculos organizatorios a
través de un tejido denso de facultades de influencia, participación y control, la or-
ganización del poder jurisprudencial5 está caracterizada por una separación estricta
de los restantes poderes, y una vinculación organizatoria de tribunales con órganos
de otros poderes, en especial autoridades administrativas, es inconstitucional.6 Sin
embargo, el poder jurisprudencial tampoco está totalmente aislado de influencias de
los otros poderes. Con total independencia de que el Derecho, cuya garantía y
construcción ulterior se encarga a los tribunales, es creado predominantemente por
medio de la legislación, es al poder legislativo al que corresponde también la regula-
ción de la constitución de los tribunales, del proceso judicial y de la posición jurídi-
ca de los jueces. La provisión personal de los tribunales es, por lo general, compe-
tencia del Poder Ejecutivo. Con ello, surgen otros derechos particulares de
influencia de los otros poderes, como, en concreto, la elección de los jueces del
TCF por el Bundestag o el Bundesrat (artículo 94.1, frase 2ª LF), el llamamiento de los
jueces de los tribunales superiores de la Federación (artículo 95.2 LF) y el derecho
de acusación contra un juez ante el TCF (artículo 98.2 LF).
b) La tarea especial de la jurisprudencia es también el fundamento de la regula-
4 Sobre la necesidad de su ejercicio a través de tribunales “estatales”, cfr. BVerfGE 18, 241, 253;
26, 186, 194 y ss.; 48, 300, 315 y ss., cada una con más referencias.
5 Sobre el lado estatal-federal de la organización de los tribunales, véase Konrad HESSE,
Grundzüge des Verfassungsrechts der Bundesrepublik Deutschland, C. F. Müller, Heidelberg, 1995, p. 111.
6 BVerfGE 10, 200, 217 y ss.; 14, 56, 67 y ss.; 26, 186, 197; 27, 312, 321.
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7 Cfr., sobre ello, la Ley Judicial alemana, en la versión de 19 de abril de 1972 (Bundesgesetzblatt I
p. 713) con reformas ulteriores.
8 BVerfGE 18, 241, 255, con más referencias; 27, 312, 322.
9 Ello incluye la vinculación al Derecho, que se basa en una autorización legal suficiente:
BVerfGE 18, 52, 59.
10 BVerfGE 14, 56, 69; 26, 186, 198 y ss.; con más referencias; 27, 312, 322; 36, 174, 185.
11 Por el contrario, es admisible vincular a los jueces a las decisiones de los tribunales de instan-
cias superiores: BVerfGE 12, 67, 71.
12 BVerfGE 4, 331, 347; 26, 186, 198 y ss., con más referencias.
13 Sobre otros presupuestos de la independencia personal, cfr. BVerfGE 12, 81, 88.
14 Cfr., sobre ello, BVerfGE 17, 252, 259. Estas garantías obviamente no bastan para crear los
presupuestos de la independencia judicial fáctica. Por ello, la clave de la problemática está más bien en
la eliminación de otras dependencias, por ejemplo, aquellas que resultan de la elección o nombramien-
to de los jueces, del sistema de promoción o del sistema salarial. Cfr., sobre ello, K. ZWEIGERT, “Zur
inneren Unabhängigkeit des Richters”, en: Festschrift für Fritz von Hippel, 1967, pp. 711 y ss.
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(artículo 97.2, frase 2ª LF) y los jueces, con ocasión de un cambio de la organiza-
ción judicial, pueden ser trasladados a otro tribunal o separados del puesto con
mantenimiento del sueldo íntegro (artículo 97.2, frase 3ª LF).
Si, conforme a lo anterior, la independencia personal sólo corresponde a los
jueces de carrera y de plantilla empleados definitivamente, ello no significa que la
independencia personal de los restantes jueces no necesite en absoluto ser garanti-
zada. También la posición jurídica de estos jueces debe, antes bien, ser conformada
de modo que su independencia objetiva permanezca garantizada.15 Tampoco está
autorizado proveer a los tribunales con jueces no de carrera ni empleados de planti-
lla en mayor medida de lo que exige la necesidad de formar nuevos aspirantes o de
lo que sea exigido por otras razones apremiantes16 y de este modo eludir la garantía
jurídico-constitucional de la independencia judicial.
c) La prohibición de tribunales de excepción y la garantía del juez legal ex articu-
lo 101.1 LF sirven para garantizar que la jurisprudencia existe exclusivamente para
el mantenimiento del Derecho.17 Los tribunales y los jueces que tienen que decidir
en un asunto jurídico deben estar predeterminados desde el principio tan claramen-
te como sea posible por la ley y las normas de reparto de asuntos; un tribunal no
puede constituirse sólo en atención a uno o varios casos concretos (ello sería un tri-
bunal de excepción inadmisible) y la constitución del tribunal no puede cambiarse
en atención a uno o varios casos concretos (ello sería una privación del juez legal).
Debe, por ello, prevenirse el peligro de que la jurisprudencia sea expuesta, a través
de una manipulación de sus órganos, a influencias extrañas y que en el caso particu-
lar se vea influida la propia decisión a través de la elección de los jueces llamados a
decidir, y ello al margen de quien parta la manipulación.18 Las competencias que la
Constitución reserva a los jueces no pueden atribuirse a otros órganos.19 Por el
contrario, por medio de ley pueden erigirse tribunales para ámbitos materiales espe-
ciales (artículo 101.2 LF).20
d) Si el artículo 103.1 LF garantiza a todos un derecho a audiencia jurídica ante
los tribunales, ello sirve a la decisión apropiada de los asuntos jurídicos. El tribunal
está obligado a tomar conocimiento de las versiones de las partes procesales y a to-
marlas en consideración;21 para su decisión puede basarse sólo en aquellos hechos y
resultados de la prueba respecto de los cuales las partes pudieron tomar posición.
Los principios del Estado de Derecho para la justicia penal los garantiza en úl-
timo término el artículo 103.2 y 3 LF. El artículo 103.2 LF prohíbe no sólo la fun-
damentación o agravación de la pena22 retroactivas, analógicas o consuetudinarias,
sino que determina, más allá de ello, que los tipos penales han de ser definidos le-
galmente de modo tan exacto que los presupuestos de la penalidad y el tipo de la
pena sean previsibles para el ciudadano a partir de la ley;23 a través del Reglamento
o las reglamentaciones pueden normarse simplemente los detalles.24 El artículo
103.3 LF contiene una prohibición de pena reiterada por el mismo hecho [bis in
idem] con fundamento en leyes penales generales.25 La imposición de una sanción dis-
ciplinaria, además de una pena criminal, no está por ello excluida sin más.26
C. EN ESPECIAL:
LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL
a) La conformación de la jurisprudencia en el orden constitucional de la LF se
caracteriza por que se atribuyen a los tribunales, con su tarea de preservación del
Derecho, unas funciones amplias de tutela jurídica y de control. La garantía de la
tutela judicial efectiva del artículo 19.4 LF asegura un control judicial amplio del
Poder Ejecutivo, en concreto de la Administración. A este control se superpone
una expansión de la jurisdicción constitucional que va bastante más allá del marco
21 Sobre ello, de la amplia jurisprudencia, por ejemplo, BVerfGE 34, 1, 7; 46, 315, 319; 47, 182,
187 y ss.; 49, 212, 215; 60, 1, 5, cada una con más referencias. F.O. COP, “Das Rechtliche Gehör in
der Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts”, Archiv des öffentlichen Rechts, 106, 1981, pp. 604 ss;
Ch. DEGENHART, “Gerichtsverfahren”, Josef ISENSEE y Paul KIRCHHOF (eds.), Handbuch des Staatsrecht
der Bundesrepublik Deutschland III, §76, números marginales 12 y siguientes; F.L. KNEMEYER, “Rechtli-
ches Gehör in Gerichtsverfahren”, Josef ISENSEE y Paul KIRCHHOF (eds.), Handbuch des Staatsrecht der
Bundesrepublik Deutschland, VI, §155.
22 BVerfGE 25, 269, 284 y ss., con ulteriores referencias (prórroga de los plazos de prescrip-
ción); 26, 41, 42 ss; 71, 108, 114 ss; 73, 206, 234 y ss., con ulteriores referencias.
23 Por ejemplo, BVerfGE 47, 109, 120 y ss.; 48, 48, 56; 71, 108, 114 ss; 78, 374, 381 y ss., con
más referencias; 81, 132, 135.
24 BVerfGE 11, 234, 237 ss; 14, 174, 185 y ss.; 14, 245, 251 y ss., jurisprudencia constante, cfr.,
todavía, BVerfGE 37, 201, 207 ss; 78, 374, 382, con más referencias. Para reglamentos: BVerfGE 32,
346, 361 y ss. Sobre la vigencia del artículo 103.2 LF para las sanciones disciplinarias, cfr. BVerfGE 26,
186, 203 y ss.; 66, 337, 355, con más referencias.
25 Cfr., por ejemplo, BVerfGE 23, 191, 202 y ss.; 56, 22, 27 y ss.; 65, 377, 383 y ss.
26 BVerfGE 21, 378, 383 ss; 21, 392, 400 ss; 27, 180, 184 y ss. Sobre la cuestión de la sanción
disciplinaria reiterada: BVerfGE 28, 264, 277 y ss.
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tradicional y se extiende a un control de todos los poderes del Estado por parte del
TCF.27
Se trata, ante todo, de la jurisdicción constitucional, a través de la cual el poder
jurisprudencial se inserta hoy en el equilibrio de poderes28 y que impone su sello no
sólo a la ordenación de las funciones estatales, sino también al orden constitucional
en su conjunto. Tiene gran influjo en la cooperación de los órganos estatales si las
controversias entre ellos pueden disolverse sólo a través del acuerdo o pueden ser
decididas por un tribunal independiente; la jurisdicción constitucional contribuye, a
través de su trabajo, al mantenimiento de la coexistencia de fuerzas políticas dife-
rentes de aproximadamente la misma importancia, que el orden constitucional de la
LF presupone y que al mismo tiempo es condición básica de su propia eficacia; y
la Constitución escrita adquiere, en la vida de la Comunidad, una importancia bas-
tante mayor que en un ordenamiento sin jurisdicción constitucional: el rol que la
Constitución juega especialmente en sus derechos fundamentales en la vida de
la LF se basa no en último término en que la cuestión de la observancia de las con-
diciones jurídico-constitucionales puede llevarse siempre a la decisión del TCF.
b) La tarea de la jurisdicción constitucional es decidir con autoridad, en los ca-
sos de Derecho constitucional controvertido o infringido, al ser instada para ello,
sea ello en la relación entre órganos de la Federación, entre Länder, entre la Federa-
ción y los Länder o en la relación entre el Estado y los ciudadanos;29 la jurisdicción
constitucional sirve exclusivamente a la preservación de la Constitución.
Esta tarea incluye tanto el control de los poderes estatales, como la tarea de la
concretización y evolución del Derecho constitucional, que sin embargo no es
competencia exclusivamente, y ni siquiera en primer lugar, de la jurisdicción consti-
27 La jurisdicción constitucional de los Länder, para la que vale lo correspondiente, queda aquí
fuera de consideración (cfr., al respecto: Ch. STARCK y K. STERN, coords., Landesverfassungsgerichtsbarkeit,
tomo 3º, 1983). Contribuciones importantes de la literatura ya difícilmente abarcable, en el libro colec-
tivo: P. HÄBERLE (coord.), Verfassungsgerichtsbarkeit, 1976, con un tratamiento básico introductorio de
la problemática por el editor (pp. 1 y ss.) y una selección bibliográfica (pp. 463 y ss.). Ampliamente,
sobre cuestiones de la jurisprudencia constitucional: Ch. STARCK (coord.), Bundesverfassungsgericht und
Grundgesetz, 2 tomos, 1976; K. KORINEK, J. P. MÜLLER, K. SCHLAICH, Die Verfassungsgerichtsbarkeit
im Gefüge der Staatsfunktionen, Veröffentlichungen der Vereinigung der Deutschen Staatsrechtslehrer, 39, 1981,
pp. 7 ss, 99 y ss.; K. STERN, cit., pp. 330 ss, 933 ss; K. SCHLAICH, Das Bundesverfassungsgericht, 3ª ed.,
1994, números marginales 1 y ss.; H. SIMON, “Verfassungsgerichtsbarkeit”, Ernst BENDA, Werner
MAIHOFER, Hans-Jochen VOGEL, Handbuch des Verfassungsrechts, 2ª ed., 1994, §34; G. ROELLECKE,
“Aufgabe und Stellung des Bundesverfassungsgerichts in der Gerichtsbarkeit”, Josef ISENSEE y Paul
KIRCHHOF (eds.), Handbuch des Staatsrecht der Bundesrepublik Deutschland II, §54. Cfr., además, K. HESSE,
cit., p. 280, n. 4.
28 Véase K. HESSE, cit., número marginal 496.
29 Véase K. HESSE, cit., números marginales 673 y ss.
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tucional, bien que ésta tenga que pronunciar la última palabra. La concretización
del Derecho constitucional a través de la jurisdicción constitucional que decide con
autoridad sirve así a la claridad y certeza jurídicas; debe desarrollar efectos racionali-
zadores y estabilizadores, lo que sólo es posible si la jurisprudencia del TCF sigue
principios de interpretación fijos y reconocibles y se evita el recurso a principios ju-
rídicos generales e indeterminados en la medida de lo posible.
c) Si la tarea de la jurisdicción constitucional se corresponde en gran medida a
aquellas de las restantes jurisdicciones, sin embargo esta tarea está caracterizada por
especialidades que fundamentan la problemática específica de la jurisdicción constitucional.
Estas especialidades se derivan de los cercanos puntos de contacto de la juris-
dicción constitucional con las funciones de dirección y conformación políticas. La
jurisdicción constitucional tiene que decidir cuestiones con impacto político y de al-
cance político con más frecuencia que otras jurisdicciones. Sus decisiones pueden
desarrollar incluso efectos políticos de notable alcance. Pueden aproximarse tanto
más a una decisión política cuanto más no puedan deducirse normalmente partien-
do de regulaciones detalladas, sino sólo con ayuda de los parámetros amplios e in-
determinados de la Constitución. La ejecución de estas decisiones, por último, se
somete a condiciones totalmente distintas a las de las decisiones de otros tribunales.
No obstante, con tal que las cuestiones a decidir puedan responderse por vía
de la interpretación constitucional y, por ello, sean justiciables, estas especialidades
no les privan ni del carácter de cuestiones jurídicas ni privan a las decisiones del ca-
rácter de una decisión jurídica.30 Ciertamente, las sentencias de la jurisdicción cons-
titucional tienen un ingrediente de conformación creativa. Pero toda interpretación
conlleva carácter creativo.31 Sigue siendo interpretación si sirve para la respuesta a
cuestiones de Derecho constitucional y cuando tiene por objeto normas de la am-
plitud y apertura que son peculiares del Derecho constitucional. La concretización
de tales normas puede ofrecer mayores dificultades que la de preceptos fuertemente
detallados; pero ello no cambia nada el hecho de que en ambos casos se trata de
procesos del mismo tipo estructural. Por ello, la jurisdicción constitucional sigue
siendo, a pesar de las especialidades de su tarea, jurisprudencia. Sus decisiones no
son decisiones políticas enmascaradas que estén en contradicción con la esencia de
la verdadera jurisprudencia y deban por ello conducir a la politización de la justi-
cia,32 y para justificar a la jurisdicción constitucional como un aliud frente a otras ju-
30 “Der Status des Bundesverfassungsgerichts”, Jahrbuch des öffentliches Recht, nueva época, 6, 1975,
pp. 125 y ss; G. LEIBHOLZ, “Der Status des Bundesverfassungsgerichts”, en: Das Bundesverfassungsge-
richt, 1963, p. 69; SCHEUNER, “Bereich der Regierung” en: Staatstheorie und Staatsrecht, 1978, p. 493.
31 Véase K. HESSE, cit., número marginal 60.
32 C. SCHMITT, Der Hüter der Verfassung, 1931, pp. 22, 31 y passim.
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33 Jahrbuch des öffentliches Recht, nueva época, 6, pp. 120 ss; LEIBHOLZ, cit., pp. 63 y ss.
34 Cita del Diputado Merkatz en LEIBHOLZ, cit, p. 61; C. SCHMITT, cit., especialmente p. 19.
35 BVerfGE 7, 1, 14; Jahrbuch des öffentlichen Recht, nueva época, 6, pp. 127 ss; LEIBHOLZ, cit.,
p. 73.
36 Sobre las especialidades del proceso: artículos 17 y siguientes LTCF y los artículos 20 y si-
guientes del Reglamento en la versión de 15 de diciembre de 1986 (Bundesgesetzblatt I, p. 2529).
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43 BVerfGE 68, 1, 97. H. SCHWARZ, Die verfassungsgerichtliche Kontrolle der Außen- und Sicherheitpoli-
tik, 1995, pp. 161 y ss., especialmente 202 y ss.
44 Por ejemplo, BVerfGE 66, 116 (131), con más referencias, jurisprudencia constante; cfr., toda-
vía, BVerfGE 89, 214 (230).