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A LA CUARTA DIMENSIÓN
CAPITULO I
Aquella noche escribí en mi Diario
Me pregunto si en este momento de mi vida soy feliz y estoy haciendo lo
que verdaderamente quiero hacer y he de reconocer que no lo soy, por
eso estoy furiosa y me siento desgraciada, he de buscar las pistas que me
lleven a reencontrar el perdido camino de la felicidad. Me he esforzado
mucho en salir de esta negatividad negra que me envuelve pero todo ha
sido inútil. Necesito escapar, hacerme un mundo a la medida, un mundo
lleno de color, y de música, un mundo lleno de imaginación y de riesgo,
un mundo lleno de poesía y de pasión, un mundo lleno de hechos
extraordinarios con sus facetas luminosas y también oscuras, pero nunca
un mundo gris y sin contrastes, porque ahora mi mundo parece haberse
convertido en una caricatura que me hace muecas desde su monotonía
y me llena de una amargura que se vuelca en ira contra mi misma y me
tiene cogida por el cuello. Estoy corriendo una carrera de obstáculos,
quiero volar de nuevo, quiero dejar los recuerdos atrás en el
pasado, porque recordar nunca me ha impedido avanzar pero ahora, sin
expectativas ni ilusiones estos recuerdos me están asfixiando y yo no
puedo abandonar mis sueños porque si lo hago los sueños me
abandonaran a mi y ya no seré nada más que una cáscara vacía. Los
sueños son mi realidad, y me conducirán allí donde debo estar, Debo
escucharme a mi misma y seguir el camino que mi Yo me indica a gritos,
como siempre hice a lo largo de toda mi vida.
Cuando deje de escribir, me levanté y me dirigí a la ventana de mi
habitación, la abrí y respiré profundamente, comenzaba el verano y la
hierba del jardín, en un tiempo no lejano verde y frondosa comenzaba
a secarse y perder sus colores. Me vi reflejada en ella con amargura,
pero intenté barrer ese pensamiento de mi mente. Entonces sentí que
poco a poco la habitación desaparecía a mi alrededor y escuché
claramente una voz surgiendo de mi propio interior:
“No existen limites cuando no se cree en los limites. Tu te limitas
creyendo que estas limitada, Busca tu verdad apartándote a los caminos
que te digan debes seguir y busca el tuyo.”-
Y al escucharla me di cuenta de que había encontrado un nuevo
destino. Fue una sensación muy extraña como si de repente me
hubiera divido en dos y ambas siguiéramos viviendo en una dirección
paralela, pero distinta. Pero mejor explico la historia desde el principio.
Todo comenzó el día en que aquel hombre al que jamás había visto
lanzó un mensaje al infinito que yo supe recoger a través de mi
ordenador. Me dijo que yo debía huir de mi desbordante pasado, sin
arrepentimientos ni censuras, que debía comprenderme y ser
indulgente conmigo misma porque todas mis acciones me sirvieron de
aprendizaje aunque los resultados no fueran buenos, que desprenderse
del pasado es como sacarse una pesada mochila que va ahogando el
futuro, porque lo que verdaderamente importa es liviandad del aire
que después se respira. Pero lo que mas me impactó fueron estas
palabras…
Sacaré nuevamente a las rutas mi vieja Kawasaki, ya que el tiempo
muere y resucita con nuestro soplo (irás en el asiento de acompañante,
pero podrás conducir si quisieras)
La imagen de una moto conducida por mi y avanzando veloz rumbo a
lo desconocido fue el comienzo de la gestación de ese sueño tan
deseado que como un ovulo fecundado fue creciendo y creciendo
alimentándose de mis deseos y ahora estaba a punto de nacer… mi
amigo sentado sobre su vieja Kawasaky me esperaba cediéndome, si lo
deseaba, el puesto de piloto. La decisión estaba tomada. Ya no había
vuelta atrás. Yo, contrariamente a lo que todos suponían debía de
hacer una mujer de mi edad, había decidido no refugiarme en el ayer y
ahora me sentía renovada de la cabeza a los pies, iba a buscar de nuevo
un lugar para soñar. La búsqueda ampliaba mi perspectiva y el
horizonte estaba lleno de promesas, dejaba de ser una línea para
convertirse en un infinito de infinitas dimensiones,
Y aunque siempre pensé que los lugares que no están el mapa son los
lugares soñados tardé pocos días en comprar un billete de avión con
destino a una ciudad desconocida Mar del Plata. en un país muy lejano
de España, La Argentina y perteneciente a un continente desconocido
para mi, América del Sur. Entonces tuve el convencimiento de que
ahora si estaba haciendo lo que quería hacer, y por primera vez en
mucho tiempo me sentí de nuevo casi feliz.
Sin embargo la espera no fue fácil, el tiempo que me separaba de la
fecha de partida parecía pasar muy lentamente y como un embarazo
lleno de dificultades todo lo que me rodeaba intentaba atraparme para
impedir mi marcha. Tuve que luchar con muchos demonios,
disfrazados de recuerdos, de miedos. de inseguridades, de afectos y de
hábitos arraigados. Fue un período de dura convivencia entre dos yoes
que intentaban separase el uno del otro sin mutuo acuerdo…Uno de
ellos se resistía a abandonar lo que había sido su vida últimamente,
porque era consciente de que una vez roto el cordón umbilical la
separación seria definitiva, (en realidad no compendia que esto ya
había sucedido muchas veces y cada decisión, fallida o no, había
tomado su propio camino trazando un infinito tapiz de destinos con mi
misma cara y mi mismo cuerpo en el universo).
No podía entenderlo porque estaba demasiado centrada en la vida que
se suponía debía llevar, pero aquella era solo una faceta de las millones
de posibilidades que constituían mi verdadera vida. Había llegado la
hora de escapar de aquel encierro, de ampliar la visión, de expandir el
foco de mi mente. Y aquel viaje iba a ser sin retorno. La inseguridad me
aguardaba como una madre acoge a su hija descarriada y yo hiendo en
su busca me sentía mas segura de lo que jamás había sentido en mucho
tiempo.
Cuando llegó el día esperado, y una vez dentro del avión que me
llevaba a la tierra de ese amigo desconocido, todos los recuerdos con
su cortejo, de ira, arrepentimiento, miedo y dolor parecieron
desvanecerse. La otra Gloria se había quedado con ellos, incluso me
había parecido verla en el aeropuerto dedicándome una silenciosa
despedida de reproche, semioculta entra la muchedumbre que
deambulaba de un lado para otro. Y entonces me vi a mi misma
volviendo a casa, abriendo la puerta y enfrentándose a los recuerdos
que me esperaban con los brazos abiertos para atraparme de nuevo y
me despedí sin tristeza de aquella Gloria para siempre.
La travesía iba a ser larga 21 h 35 m de duración, con escala en
Ámsterdam, iba a tener mucho tiempo para ir preparándome
mentalmente para la aventura que me aguardaba. El ser humano
necesita tiempo para asimilar los cambios importantes y el hecho de
conocer a un hombre con el que solo me había comunicado por escrito
asomada muchas noches a la pantalla del ordenador de mi casa lo era.
Curiosamente ni siquiera recordaba como llegamos a entrar en
contacto hacia ya tres años, cuando la perspectiva de conocernos
personalmente era prácticamente una utopía. De hecho no sabia
apenas nada de su vida, su estado civil o su estatus social y sin
embargo si sabía mucho de su alma a través de sus pensamientos que
reflejaban su manera de sentir, porque en pensamientos se basaban
esencialmente nuestras conversaciones, nunca explicábamos nada
referente a nuestras vidas personales, podría decir, que nos
conocíamos a través del contenido del libro pero ignorábamos el
diseño de las cobertura.
Naturalmente nos habíamos visto en fotografías en las redes sociales,
pero las imágenes pueden ser muy engañosas. Yo calculaba por su
apariencia que debía tener una edad parecida a la mía y también que
vivía solo, pero ni siquiera de esto estaba segura porque jamás se lo
pregunté, ni él me lo había contado, pero era obvio que el hecho de
convivir con otra mujer no hubiera afectado para nada a nuestra
comunicación…la vida de la personas tiene muchos apartados que es
mejor no mezclar entre si porque pueden ocasiones distorsiones,
Nuestra amistad no estaba basada en la búsqueda de pareja sino en la
búsqueda de esa comprensión que muchas veces es difícil hallar en
alguien que comparte tu cama. Basada en mi propia experiencia había
llegado a la conclusión que con los años, la cadena que nos ata al sexo
se trasforma poco a poco en una cadencia que une sentimientos. Pensé
que cuando era mas joven, aquella experiencia a la que me había
lanzado hubiese tenido un alto componente de atracción sexual, pero
mis motivaciones habían cambiado mucho, ahora la sola idea de poder
compartir con alguien una aventura que nos llevase a recorrer lugares
asombrosos, era para mi mucho mas emocionante que cualquier
orgasmo.
Sin embargo tenía que reconocer que prefería que el ser humano que
me esperaba en Argentina fuera hombre, porque para mi una amistad
entre hombre y mujer tiene un especial magnetismo. Una conversación
interesante, una mirada de entendimiento, el leve roce de una mano en
señal de apoyo, el entusiasmo de descubrir y compartir algo tiene una
complicidad mucho mas sexual que el acto sexual en si. Y mientras el
avión seguía volando, a mi me pareció que estaba montada sobre las
alas de una enorme y poderosa ave que atravesaba un Océano de
nubes que como las olas del mar salpicaban de blanco el cielo azul. Abrí
el bolso de mano y saque mi diario de tapas rojas para escribir.
Solo un sentimiento más fuerte que otro puede sustituirlo
y la amargura ha dejado paso a la ilusión- después de haber escrito esto
me sentí cansada y me dormí profundamente.
Tuve un sueño muy extraño, soñé que estaba en un valle solitario
rodeada de altas montañas cubiertas de pinceladas de colores ocres
como surgidas de la paleta de un mágico pintor donde solo se
escuchaba el silencio y en lo alto, sobre mi cabeza, un cielo cubierto de
nubes negras atravesadas a veces por un rayo de luna. De repente me
pregunté porque mi compañero no estaba a mi lado, ese hombre que
me aguardaba al otro lado del Océano… le busqué con la mirada y no
pude verle en ningún lugar…sin embardo él debía estar allí conmigo,
era parte de mi aventura y no podía abandonarme… entonces me sentí
absolutamente sola y perdida y aquel idílico paisaje se trasformó en
un lugar inhóspito, el cielo se volvió turbio y estalló una terrible
tormenta. Corrí asustada a refugiarme en alguna parte mientras el
ruido de los truenos ensordecía mis oídos y los relámpagos me
perseguían amenazadores. Pero no había ningún sitio donde ponerme
a salvo.
Invadida por el pánico desperté angustiada bañada en sudor…
Sabía que aquel sueño había sido algo más que un sueño, y que yo
había estado allí, tendida en algún lugar de la superficie de la Tierra en
cuerpo y alma. Comencé a hacerme preguntas….¿Y si él no estuviese
esperándome? ¿y si se hubiera arrepentido de hacer ese viaje conmigo?
¿Y si algo le hubiera sucedido? Al fin y al cabo ni siquiera nos
conocíamos, podía haber cambiado de opinión podían haber ocurrido
tantas cosas, los seres humanos somos tan complejos… aquel sueño
parecía una premonición.
Y aunque me repetí una y cien veces que era absurdo torturarse, e
intenté tranquilizarme, el convencimiento de que yo había estado allí
durante unos instantes transportada en el tiempo era tan real, que la
angustia fue apoderándose de mí poco a poco.
Intente distraerme, conecté los auriculares y fijar mi atención en la
película que se proyectaba en la pantalla situada frente a mi asiento,
pero solo veía personas que gesticulaban y articulaban
palabras que no comprendía porque era incapaz de concentrarme en
ellas. Mire la hora, aun faltaba mas de la mitad del viaje. El tiempo se
alargaba y se encogía dependiendo de mi modo de observación. Volví a
coger mi libreta, sabía por experiencia que las ideas surgen de
dimensiones desconocidas y si no las atrapa al vuelo y se materializan
sobre un papel se alejan y desaparecen para siempre y escribí
febrilmente: una pregunta :¿Que hacia yo en aquel lugar perdido entre
montañas y por que estaba sola?- Esperé durante un buen rato con la
libreta abierta sobre mi falda y mi mano preparada para seguir
escribiendo, pero no hubo respuesta y la cerré para contemplar las
nubes iluminadas por un sol que no se ponía nunca desfilando a lo
largo de la ventanilla. Debía calmarme o mi ordenador cerebral podía
colapsarse. Respiré hondo, pensaría en ello mas tarde, pero no podía
dejar de pensar… mi cerebro funcionaba como una maquina
programada para fabricar pensamientos uno tras otro sin ningún
control ni sentido, salvarme de ellos era como detener una gran
maquinaria que rodaba en una dirección y a hacerla girar en dirección
opuesta y parecía estar impulsada por un ente maligno que se
complacía en torturarme.
A veces el sueño volvía a vencerme pero cada vez que entornaba los
ojos caía en una especie de túnel oscuro por el que me deslizaba
vertiginosamente hasta encontrarme tendida en aquel
valle azotado por vientos que parecían venir de muy lejos de un modo
inquietante, pero él nunca estaba a mi lado.
Y el viaje continuaba… a mi lado un hombre de color dormía
profundamente, ni siquiera me quedaba el recurso de entablar una
conversación intrascendente con otro ser humano que desviase el
curso de mis pensamientos.
Recordé los viajes de mi juventud, cuando lo único importante era la
sensación de avanzar hacia algún lugar y lo menos importante era a
donde, pero ahora lo único que deseaba era parar el tiempo y dejar que
mi mente se expandiera en el vacío. Guardé mi diario y saque mi Tablet
del interior de mi bolso de mano, la encendí y busque una página web
informativa sobre la ciudad que me aguardaba a unos cuantos miles de
kilómetro de distancia, una ciudad con nombre sugerente y romántico,
Mar del Plata. Unas fotos de Google que ya había mirado cien veces, me
mostraron una ciudad moderna a cuatro vientos bañada por el mar,
que según decía el articulo fue calificada como la Biarritz argentina a
principios del siglo pasado. ´
“Un pequeño paraíso para burgueses acomodados antes de que la
modernidad la convirtiese en un boom turístico rebosante de
gigantescos rascacielos alineados unos al lado de otro”.
Esto me había decepcionado un poco. Odio los lugares donde el silencio
es asesinado sin piedad por infinidad de puñales lanzados desde cien
gargantas en cien idiomas diferentes. Amo el silencio al que solo
permito romper por la música. No podría concebir la vida sin música,
quizás por eso una de mis facetas artísticas era la de compositora, para
sobrevivir en un mundo de incomunicación y de ruidos.
Alguien dijo que la música es el lenguaje del alma porque puede
expresar lo sentimientos allí donde no llegan las palabras.
Mi amigo virtual había sido músico en su juventud, había tocado el bajo
en una banda de rock, así pues, la música también nos unía. Me hubiera
gustado dialogar con él, no podía esperar hasta el momento de nuestro
encuentro, necesitaba sentir su presencia ahora, desde que subí a aquel
avión había comenzado a sentir una sensación muy extraña, algo
estaba sucediendo, había contactado con un futuro desconocido y
estaba consciente del momento presente y del pasado encerrado en las
paredes de mi casa en España, como si todo estuviese sucediendo a la
vez.
Cerré los ojos nuevamente y al abrirlos volví a verme a mi misma en
aquel valle tenebroso, pero ya no estaba sola, la tormenta había cesado
y él estaba a mi lado. Comprendí que yo era la dueña de mi destino y
que todo dependía de vencer mis miedos y sonreí , Siempre me había
creído valiente y en el fondo no era más que una niña asustada que
había estado luchando contra si misma para no tener miedo a tener
miedo. Me erguí en el asiento, estaba en el lugar donde debía estar y el
tiempo parecía había desaparecido aunque los relojes siguieran
funcionando. El avión y todo sus pasajeros se habían detenido en un
punto del espacio y el movimiento había dejado de existir. Todos los
acontecimientos del futuro parecían acercarse a mí en muchas
posibilidades alternativas y cada una de ella dependía de mi manera de
imaginarla. Todo sintonizaba con el ahora y por unos segundos me
sentí físicamente inmortal.
Aterrizamos a la hora prevista. Los trámites de la aduana y recogida de
maletas me parecieron interminables, volvía a sentirme insegura y
excitada. Nunca he superado el deseo de agradar. Haber sido una mujer
guapa no ayudaba mucho, ser admirada por la portada del libro
durante tantos años se había convertido en un hábito arraigado muy
difícil de olvidar, especialmente cuando se ha sido un patito feo en la
infancia y la juventud había llegado trayéndome la gran compensación
de convertirme en cisne. Todavía esperaba secretamente la admiración
de los hombres que se cruzaban a mi paso, pero había ya tiempo que
esta había comenzado a disminuir gradualmente por eso ponía mucho
empeño en enmascarar las incipientes arrugas y a veces hasta
conseguía que se me mirase dos veces, pero las mujeres jóvenes que se
cruzaban en mi camino constantemente no ayudaba demasiado a
conseguir mi propósito, obviamente ya no podía competir con ellas,
ellas robaban todas las miradas que un día fueron mías. Me costaba
admitirlo y sobre todo resignarme, era consciente de que hubiese sido
mucho mas feliz aceptando que cada época de la vida tiene sus
compensaciones, y sin embargo aun no había podido llenar evitar el
temor de no ser aceptada si no era suficientemente atractiva, sabía que
el hombre que me aguardaba no estaba interesado en mi físico, nos
habíamos atraído por lo que realmente éramos y que todo aquello era
superfluo, y si a mi no me importaba su apariencia, ¿por que a él no le
había de suceder lo mismo?
Supongo que son reminiscencias sociales arraigadas hasta el punto de
hacerse genéticas, aunque no se si esto le ocurre a todas las mujeres o
solo a las que han sido hermosas. Recordé que una vez había leído a
una famosa escritora declarar en una entrevista que no convivía con un
hombre para no caer en el rol de la servidumbre grabada a fuego en el
inconsciente femenino. Era una mujer inteligente...ella sabia bien lo
que decía porque el deseo de agradar no deja de ser un tipo de
servidumbre solapado, la mujer siempre ha de conservarse hermosa y
joven y necesita al lado un hombre como reafirmación de su belleza y
juventud, por otra parte el varón necesita una compañera guapa para
reafirmarse en su masculinidad.
Aquel miedo siempre me tuvo prisionera, incluso en la plenitud de mi
juventud y mi belleza pensaba que sólo se me aceptaba por mi físico y
que nadie tenía en cuenta mis valores internos. Y el temor a defraudar
como mujer, seguía allí, en el fondo de mi corazón, deslizándose hasta
mi estómago convertido en una garra que me apretaba por dentro. La
única compensación que tenia envejecer pensé, es que si un hombre se
acercaba a mi ahora era porque valoraba lo que realmente era ¿Por
qué entonces aquel absurdo miedo? Lo humanos somos
incomprensibles especialmente para nosotros mismos.
Cuando crucé la puerta de salida cargada con mi mochila en la espalda
y empujando mi maleta con ruedas pensé que estaba atravesando la
puerta de un juzgado conde se me iba a culpar o a declarar Y entonces
lo vi. Se acercaba sonriente a mi encuentro y cuando estuvo frente a mi
las apariencias se hicieron transparentes, nos estábamos viendo como
realmente éramos, ni un solo átomo de decepción reflejado en su
mirada y cuando me dijo de repente: eres tal y como te imaginaba - me
entregué a su abrazo sin reservas. Al contacto de su cuerpo el escudo
de miedo que me protegía cayó al suelo y me sentí como el pescador
que arriba por fin a puerto después de haber cruzado una tormenta
eléctrica en alta mar.
Tuve la seguridad de que aquel hombre a quien nunca había visto
antes era el mismo a quien había confiado mis dudas, mis deseos y mis
inquietudes, el hombre que siempre había sabido darme una respuesta
adecuada, y con quien había compartido momentos de angustia y de
felicidad a través del Océano en largas conversaciones sostenidas a
solas y sin testigos sobre la pantalla del ordenador.
Mientras permanecimos abrazados yo sentía el calor de su cuerpo
junto a el mío y hasta casi podía oler mi miedo fundiéndose a través de
mis ropas. Al separarnos ese miedo había desaparecido
completamente, quizás aun me seguía escuchando y me observaba
pero ya no formaba parte de mi. En realidad nunca deje de ser una niña
miedosa a pesar de parecer tan valiente a ojos de los demás, y a veces
creo que si soy valiente es para que nadie, ni yo misma, se de cuenta de
que esa niña existe. Pero en este viaje empezaba a advertir que había
muchas Glorias conviviendo bajo una sola piel, que todas estaban vivas
y todas querían ser protagonistas de la obra que había venido a
representar en este mundo y que ese caos entre ellas era el origen de
mis continuas incoherencias.
Sindú cogíó mi maleta de mano y los dos comenzamos a caminar juntos
hacia el exterior del aeropuerto. El aire fresco de la mañana sacudió mi
rostro y me hizo sentir llena de energía..
Subimos a su coche aparcado frente a la salida de viajeros.
- La moto nos aguarda en mi casa- me dijo con complicidad
y yo sonreí. La aventura acababa de comenzar. Pero ahora ya no era
solo mía, la compartíamos los dos y tuve la convicción de que aquel era
ahora mi lugar y que el hombre que estaba a mi lado también tenía que
estar conmigo en aquel momento.
Pensé que en el interior el avión que me había traído hasta allí una
Gloria insegura y llena de miedos estaría todavía adormilada en el
asiento soñando en una valle tenebroso y solitario, yo la había
abandonado, como había abandonado también a una Gloria amargada
llena de remordimientos abriendo la puerta de su casa en España.
¿Cuánta Glorias tendría aun que ir dejando atrás? me pregunté
mientras el coche arrancaba, sin duda aun quedaban muchas
aguardándome en aquel extraño viaje a lo desconocido.
Mar de Plata, comenzó a desfilar ante mis ojos…la descripción de
Google no le hacia justicia, me pareció algo mas que una ciudad
turística bañada por el mar y a pesar de su altos rascacielos que
parecían tocar el cielo aun guardaba en muchos rincones la esencia de
lo que un día fue, muchas de sus casas elegantes de principios del siglo
XX, convertidas según mi amigo actualmente en museos, hablaban de
tiempos mas placidos vividos en aquellas calles llenas de luz bajo un
cielo de un azul casi transparente. Traté de imaginarme la casa de
Sindú, las casa dicen mucho de las personas que la habitan, pero decidí
dejarme sorprender al fin y al cabo aquel viaje era un viaje de
sorpresas, aunque ambos sabíamos muy bien a donde nos dirigíamos,
porque lo habíamos programado cuidadosamente durante meses, el
Monte Uricornio en la cordillera de los Andes, una ruta mágica hacia un
lugar mágico, donde todo podía suceder.
Cuando entré en la casa dos rostros enigmáticos de mujer parecieron
mirarme dándome la bienvenida con sus ojos pintados de colores, eran
dos de mis cuadros, Sindu los había capturado de Internet, impreso y
enmarcado, verlos me impresionó, porque aquellos rostros me
reflejaban a mi, con todas mis virtudes y
mis defectos y el hecho de haberlas escogido para adornar la pared de
su casa me halagaba mucho, mi propia alma estaba capturada dentro
del marco y le miraba cada día a través del cristal. Me conmovió
profundamente
Aquella misma noche sentados al lado de un viejo eucalipto que
parecía custodiar el pequeño jardín de su casa, con dos vasos de vino
sobre una mesa redonda frente a nosotros charlamos hasta altas horas
de la madrugada. No suelo beber nunca pero aquella noche deseaba
hacer una excepción para celebrar nuestro encuentro.- Siempre intuí
que existía un mundo diferente fuera de nosotros pero que no
podíamos percibirlo a través de nuestros sentidos. Muchos filósofos
han asegurado que en realidad todo lo que nos rodea es nuestra propia
creación y en consecuencia todos lo lugares solo existen hasta el
momento que los imaginamos- apuré el vaso antes de continuar para
formular una pregunta sin respuesta -¿Existe realmente el mundo o
solo existe en nuestra imaginación? Sindu me miro y una sonrisa
indefinida se dibujó en su rostro-- Eso es lo que vamos a averiguar,
¿no?-
Pasé varios días en casa de mi amigo antes de emprender el viaje,
durante los cuales nuestras charlas en el luminoso patio de su casa que
era pequeña pero acogedora y que estaba situada a pocas cuadras del
mar, se hicieron constantes. Yo experimentaba un disfrute especial
comunicándome con él a través de las palabras después de tantos años
de hacerlo solo por escrito. Sindú solía decir el idioma se había hecho
tan importante para los humanos que ocupaba prácticamente todo
nuestro mundo- pensamos en palabras y escribimos con ellas- decía,
pero yo pensaba que las palabras también se acompañan del gesto que
a veces puede expresar lo que el lenguaje en su pobreza no puede
hacer, aunque comunicarnos mutuamente a través del silencio fue mas
completo y gratificante pero eso lo descubrí mucho mas tarde…
Un reducido grupo de amigos se unía a nosotros periódicamente en
torno a la mesa redonda de su patio para filosofar. Aquel día se
encendía un fuego y se comía carne asada, rito del que yo,
vegetariana convencida no participaba, sin embargo cuando estábamos
solos comíamos vegetales. Al principio pensé que lo hacia solo para
respetar mis ideas, pero poco a poco me di cuenta
de que tambien se sentía mas a gusto no convirtiendo nuestro cuerpo
en una tumba para los seres del reino animal. Esta había sido mi
manera de pensar desde ya hacia muchos años, cuando comprendí que
los animales eran mis amigos y estaban en la Tierra con una misión
igual que nosotros y no para servirnos de alimento.
Pero tambien a veces íbamos a caminar al lado del mar y entonces
nuestras conversaciones se enriquecían con la presencia de Neptuno,
con el que Sindú me había explicado solía tener frecuentes diálogos en
solitario, me gustaba mucho aquella metáfora poética, y mientras
contemplábamos las olas agitarse a en la distancia rivalizando entre si
en tamaño me parecía que depositaban en la orilla palabras
convertidas en blanca espuma que nosotros sabíamos traducir en
nuestra mente.
También me habló de lo que había sido su vida hasta entonces,
supongo que en parte porque comprendió que yo necesitaba saberlo y
en parte también para corresponderme ya que yo le había explicado la
mía con todo detalle. Supe así que había nacido en una ciudad pequeña
de Uruguay y que a los 20 años después de un traspié amoroso se
trasladó a Buenos Aires, en busca de un horizonte mas prometedor,
renunciando así a sus amigos de la banda de rock en la que era bajista,
y a su querida tierra, de la cual sentía aun una cierta nostalgia y a
menudo viajaba a Mar del Plata donde también vivían sus padres y
hermanos, y donde se reencontraba con el mary consigo mismo. Pero
los tiempos felices no fueron eternos, Los ciclos afectivos de
convivencia en pareja se alternaron con otros de alejamiento de
soledad por elección que continuaba hasta el presente.
Puede parecer extraño quizás pero en tres años de intensa
correspondencia electrónica nunca me había explicado estas cosas, y
yo tampoco me atreví a explicarle mi vida, solo conocíamos el mensaje
del libro pero no el argumento de la obra ni la portada. De hecho eso
era lo más importante, pero a veces también es interesante conocer las
circunstancias que nos rodean.
Me dijo también que siempre había intentado pasar inadvertido y lo
mucho que le haba sorprendido que yo lo eligiese a él para hacer ese
viaje….lo cual me sorprendió mucho a mi porque nunca hubiese podido
emprender semejante hazaña sin él…
Quizás aquella modestia natural en un hombre tan peculiar fue lo que
me atrajo desde el premier momento. No soporto a los filósofos que no
ejercen, y si algo tenia claro de su personalidad es que Sindú es que era
coherente con sus ideas.
Mientras estuve allí deje de fumar, lo había intentado muchas veces
con mas o menos éxito pero nunca pude conseguirlo, Sindú había
dejado ese habito hacia muchos años y el humo del cigarrillo le
molestaba, al principio lo hice por empatía pero después me di cuenta
de que ya no lo necesitaba. Fumar siempre fue mi escudo de
protección, pero ahora me sentía segura por la sencilla razón de que
era feliz. Otras veces escuchábamos música juntos, nos gustaba el
mismo tipo de canciones vibrantes y con espíritu y las escuchábamos a
todo volumen sumergiéndonos entre las notas.
También íbamos o comer fuera de vez en cuando, me dijo que eso solo
lo hacia si iba acompañado por que la soledad entre la gente, se hacía
insoportable. Yo estaba completamente de acuerdo, nunca me había
sentido mas sola que estando rodeaba por una multitud. Incluso me
habloó de sus padres y de lo mucho que le había marcado su entrono
que “acuñó” sus actitudes de valores espiritualistas y esotéricos hasta
descubrir en el “software humano” un campo de gran interés. Utilizaba
esos términos con frecuencia ya que su vocacion por la informática
empezó a muy temprana edad y me comentó que esa vocacion
precisamente le deparó un desarrollo de la creatividad pero también
un cierto asilamiento.
Le dije que nunca se pueden separa la una de la otra porque es
imposible crear nada si no estas solo y que en parte, la mayoría de mis
remordimientos se derivaban de la sensación de no haber sabido estar
mas conmigo misma y con mi creatividad. A pesar de ello yo sabía que
mi vida estaba sembrada de obras literarias que probablemente nunca
hubieran podido ser escritas sin esas experiencias que ahora me
hacían sentir culpable.
Cuando me comentó que habla participado en grupos de estudio
filósofo-oriental, y que en los últimos años se había dedicado a ser
orientador de un grupo de amigos en su casa, me recordó también a mi
misma cuando decidí iniciar reuniones literarias en la mía después de
la muerte de mi segundo marido Tony, en parte para
distraer mi mente del dolor pero fundamentalmente en la búsqueda
concreta de algo que siempre he intuido. Y cuando finalizó de
explicarme los acontecimientos mas importantes de su vida diciendo:
El ciclo de mi existencia ansía ya encontrar nuevos horizontes.- me
pregunté si nuestro viaje eras quizás una forma de salida. Pero como
eso era algo que ninguno de los dos podía saber me callé.
Me sentía comprendida y en muchos aspectos me identificaba con el.
Teníamos la misma edad cronológica pero, como Sindú solía decir: mi
tiempo y el de otros está referido a los ritmos internos
Supongo que haberme relacionado continuamente con gente mas joven
fue siempre una de las causas del rechazo más que la edad, a lo que
representa su número ante los demás. Aunque nunca busque amigos
jóvenes para sentirme mas joven,en mi caso simplemente ellos se
sentían a gusto conmigo y yo con ellos y salvo contadas excepciones,
mis amigos, amantes y maridos siempre fueron algo más jóvenes que
yo y en ocasiones mucho mas. Siempre me he sentido mas cómoda
entre gente que piensa en perspectivas de futuro que con otra que solo
se lamenta de los fracasos del pasado. Precisamente esa fue una de las
causas por las que decidí abandonar a aquella Gloria sin ilusiones
dentro de las paredes de mi casa en España, el temor a convertirme en
uno de aquellos seres que envejecen amargados y resentidos.
Aquel día escribí en mi diario-: Ya no voy a luchar contra el tiempo, voy
a danzar con él y a veces lo haremos con frenesí y otras lentamente, así
no habrá vencedores ni vencidos solo una danza armoniosa entre
ambos…. Era la primera vez que volvía a escribir en mi diario desde
que llegué, quizás para celebrar que había roto con otra de las cadenas
que me ataban a la infelicidad. Sentirme juzgada por mi apariencia.
A menudo contemplaba su moto que parecía estar aguardándonos
para devorar kilómetros y llevarnos ese lugar donde todo podía ser
posible. Era nuestro pasaporte a la libertad y ya empezaba a estar
impaciente por ir en su busca, pero primero tenia que aprender
conducirla. Había estado haciendo practicas de moto diariamente y
había ya alcanzado una cierta dijéramos maestría de novato, pero ya
me veía con ánimos de relevar a Sindú en muchos tramos del nuestro
periplo. Era una moto muy hermosa. Una Kawasaki que ya tenia
muchos años pero que parecía estar en plena forma.
Siempre me gustaron las motos, adoraba la sensación del aire sobre mi
rostro al conducir y el no tocar el suelo con los pies me producía el
mismo efecto que flotar en el aire, en cierto modo era algo parecido a
nadar, otro de mis deportes favoritos.
A mi padre tambien le gustaban las motos, y me compró el primer ciclo
motor a los 16 años. Diferenciándose de los padres convencionales que
les aterroriza el hecho de que sus vástagos puedan sufrir un accidente
montados sobre dos ruedas, supo comprender que a mi edad aquello
era un sueño de independencia y libertad. Solo me pedía que cuidase
de ella, pero yo era perezosa y era la criada quien solía limpiarla, una
pobre chica a la que le hubiese gustado montar en mi motocicleta en
lugar de tener que frotar su manillar y sus ruedas. Aquella injusticia se
me hacia invisible entonces, unos habían nacido para vivir en la
abundancia y otros no, así era y así me parecía que debía ser. Mi
conciencia por la injusticia del mundo llego mucho más tarde ya en
plena madurez….
Entonces me vi a mi misma sentada sobre el sillín de la vieja moto
mirándome fijamente, una preciosa chiquilla de ojos azules cuyo rostro
hacia tiempo había desaparecido del reflejo del espejo.-- No recuerdes
solo la malo de mi.- me dijo sonriendo -yo sabia vivir el presente
minuto a minuto y era feliz, pero tu después creciste y lo olvidaste.
Deberías aprender aun mucho de esa adolescente algo perezosa que
ahora juzgas con severidad.-
Me hubiera gustado seguir hablando con ella pero desapareció de
repente y comprendí que aquella Gloria feliz de14 años era
precisamente la que debía encontrar en ese viaje que debía emprender
y que esa Gloria debía estar aguardándome en algún lugar del
desconocido y misterioso Uritorco, pero que primero tenia que
abandonar a muchas otras Glorias que se interponían en mi camino.
-Primero hemos de seguir por la RP2 hacia la Avenida Dr. Ricardo
Balbín, después coger la RN1 en Beraztegui. Desde alli tomar la salida
hacia Quilmes y cambiar entonces la BS-AS desde la RP2.
Atravesaremos varios pueblos y pequeñas ciudades y tardaremos
unas 4 horas hasta llegar a Buenos Aires. Habremos recorrido 383
kilómetro. Podemos visitarla y pasar la noche allí Aunque podíamos
tardar meses en todas las cosas que merecen la pena ser vistas. Es una
ciudad muy hermosa.-
Estábamos los dos sentados frente a la mesa redonda de nuestras
confidencias y Sindu sostenía desdoblado un plano de carreteras con
ambas manos, hablaba en voz alta pero sin duda lo hacía más consigo
mismo que conmigo. Yo no conocía absolutamente nada de aquel país
tan lejano al mío, sin embargo sentía enormes deseos de visitar Buenos
Aires por las muchas cosas que mi padre me había explicado de esa
ciudad. Esa era la única razón
Mi padre gran aventurero algo frustrado por la circunstancias, se había
enamorado de la gran capital en su juventud, pero a parte de eso,
América del Sur era un continente que jamás había ejercido la menos
atracción sobre mi, y no precisamente por las horas de vuelo Yo había
ido par de veces a Australia, un viaje aun más largo para pasar las
vacaciones que si los españoles visitan, desde luego poquísimos
repiten.
Ni una sola vez aquella Gloria de los tristes recuerdos y las
frustraciones del pasado había venido a visitarme, ni una sola vez la
Gloria temerosa del futuro había abandonado el asiento de su avión
para hablarme, ni tampoco, la Gloria insegura por el temor a envejecer
y obsesionada por su apariencia me torturaba. Las tres parecían
haberme abandonado para siempre. Pero yo intuía que recibiría una
visita antes de partir y que no seria de ninguna de las tres, sino de otra.
Y esa Gloria no deseada vino a visitarme la noche antes de nuestra
partida se acostó conmigo en mi cama y me susurro al oído lo asustada
que estaba durante toda la noche. Era una cita anunciada, me había
acompañado durante todas las vísperas de todos lo viajes de mi vida y
yo la odiaba. Solo conseguía desembarazarme de ella cuando ya había
abandonado el punto de partida…
- Espero que se la ultima vez que me visites, le dije molesta,- se supone
que mañana yo debo estar despejada y lucida. Quiero que sepas que
esta vez no tengo porque tener miedo y no voy a tenerlo, he dejado
atrás mis recuerdos -. Sin embargo ella no se dio por vencida, se
resistía a abandonarme y la tuve a mi lado hasta el amanecer.
A la mañana siguiente montada en el asiento posterior de la moto de
Sindu con mi mochila al hombro pude verla en el umbral de la puerta.
Tenía los ojos llenos de lágrimas pero los míos estaban secos. La moto
arrancó y su silueta se empequeñeció a lo lejos.
Ya no volví a verla más. El sol acababa de aparecer en el horizonte y
las calles todavía estaban desiertas
Mientras atravesábamos la ciudad sobre la moto yo sentía la brisa del
mar sobre mis piernas y mis brazos y desee
no llevar el casco de motorista sobre la cabeza para poder disfrutar de
su frescor también en la cara. Sindú conducía pero yo le relevaría en la
próxima etapa, así lo habíamos acordado.
Paramos en una pequeña ciudad llamada Coronel Vidal a solo 6
kilómetros de Mar del Plata, de hecho habíamos decidido detenernos
en cualquier lugar que nos apeteciera y aquel pueblecito de pocos
habitantes nos pareció un bonito lugar para desayunar y tomar
fuerzas para el camino No teníamos ninguna prisa en llegar a destino, y
eso era una de las muchas maravillas del viaje, dejar que el tiempo se
deslizase por nuestras espaldas como la brisa del amanecer.
El trafico era escaso y en sus calles se percibía el entorno rural que
caracterizaba a los pueblos de la Pampa, incluso se podían ver
campesinos con los trajes típicos de la región que recordaban a los
gauchos que yo había visto en algunas películas y que acudían a los
comercios del casco urbano para adquirir provisiones o gasolina y se
mezclaban con la gente del lugar circulando en bicicleta y camionetas
cubiertas de barro. Todo parecía sacado de una postal turística y me
alegré de haber parado allí, y poder comprobar que todo era como
esperaba encontrar.
Dimos un largo paseo entre las casas del siglo pasado con grandes
fachadas de cemento liso, molduras rectas, y altos techos de chapa. De
vez en cuando una gran plaza se abría ante nosotros rodeadas de
árboles y palmeras centenarias. Cuando nos cansamos de aquel
recorrido histórico y siguiendo las indicaciones del inseparable mapa
que Sindú llevaba en el bolsillo, cogimos la moto y nos desplazamos de
la ciudad donde habíamos leído que se encontraba una tradicional
estancia de 11 habitaciones y un cobertizo restaurado como
restaurante que me pareció el marco ideal para decirle lo agradecida
que me sentía de estar a su lado al mismo tiempo que saboreábamos
un sabroso almuerzo típicamente argentino
-.Siempre pensé que cuando hay afinidad entre dos personas el tiempo
y la distancia dejan de existir, creo que este sentimiento es lo que me
ha llevado aquí y quiero agradecerte tu compañía. Creo que nuestra
amistad se ha desarrollado en un campo fuera de lo que la gente suele
llamar real, pero me parece que esa realidad de ellos no es la
nuestra. Sindú tardo unos instantes en hablar…
- Lo que separa o conecta a los seres opera desde la similitud, o más
bien sintonía de sus naturalezas, desde donde despliega su universo
imaginario. Una mujer pensante y creativa debía necesariamente ser
apoyada y alentada, porque como sabes, formas parte de esa rara
especie que admiro-
Le agradecí intensamente aquellas palabras porque necesitaba oírlas…
ser admirada por mis cualidades pensantes y creativas era como
recobrar de golpe todas las miradas de admiración perdidas durante el
transcurso de los años y entonces me di cuenta de que sus ojos tenían
un tono verdoso y brillante parecido al color de las aceitunas y
curiosamente por una conexión de pensamiento recordé que mi
bisabuelo, que era óptico, decía en sus panfletos publicitarios
anunciando anteojos que los ojos han de cuidarse porque son el espejo
del alma, y el reflejo del alma de Sindú me pareció transparente.,
Cuando abandonamos el local pensé que quizás nunca hubiese
intentado atravesar ese plano dimensional si Sindú no me hubiera
aguardado para cruzarlo juntos. Nuestras aventuras habían sacado
pasaporte en la imaginación y se habían atrevido a ir incluso mas allá
de ella. Y la moto nos había aguardado a los dos.
Aquella vez era yo la que debía llevarla y he de reconocer que a pesar
de mis practicas, tenia algo de miedo. No es lo mismo conducir en
lugares solitarios que lanzarse a una carretera transitada y devorar
kilómetros…Sindú me miro con un esbozo de sonrisa en los labios
mientras yo me ajustaba el casco bajo la barbilla. Antes de poner el
motor en marcha, presionó mi hombro con una de sus manos
obligándome a girarme - Es cierto que las aventuras nos obligan a
"ponernos en juego", y también revelan nuestros límites. En ésta quizás
vayas perfilando a una Gloria que no conocías!- Arranqué decidida a
encontrarla lo más pronto posible. Quizás esa Gloria desconocida se
parecería mucho a aquella adolescente de 15 años que me había
visitado el día anterior en la habitación y desde luego ella jamás
tendría miedo de conducir aquella moto
La primavera comenzaba a perfilarse en los prados que como inmensas
lagunas ocres y amarillas iban cubriéndose de verdor y en un cielo muy
azul limpio de nubes…estábamos en el mes de septiembre y en el
hemisferio Sur ocurría precisamente todo lo contrario que en el
hemisferio Norte, de donde yo procedía. Aquel contraste siempre me
había hecho pensar si en alguna parte del Universo les estaba
sucediendo lo mismo a los humanos y en este momento hubiese una
Gloria rejuveneciendo en lugar de estar envejeciendo…. quizás la vida
no tenia sin principio ni final, como una película que pudiese
proyectarse en cualquier punto o incluso al revés . Quizás escogíamos
la película que queríamos ver como cuando vamos al cine a divertirnos
y pagamos por reír, llorar o pasar miedo, Merecía la pena haber venido
hasta allí para intentar averiguar el porque había escogido mi película
y que me aguardaba cuando las luces de la sala se encendiesen.
Eran unos pensamientos muy densos para enfrenarse en ellos
mientras conducía una Kawasaki pero no los buscaba, acudían a mi
mente sin yo llamarlos aunque quizás era yo la que corriese hacia ellos
e iba atrapándolos por el camino. Me sentía bastante segura sobre
aquella moto que parecía adaptarse a mi cuerpo como un guante,
avanzando por aquella la autoría comarcal no demasiado transitada en
aquella época del año.
El acuerdo con Sindú era parar en cualquier lugar que nos apeteciese
hacerlo y aunque habíamos cruzado ya muchos pueblos y ciudades en
ninguno había sentido deseos de detenerme. Hasta que de repente algo
llamo mi atención….En la entrada de uno de los muchos pueblos que
atravesábamos en nuestro camino pude leer: KM 226 PARRAVICINI.
Decanté la moto hacia una de las cunetas de la carretera, me detuve y
paré el motor. -Me gustaría visitar ese pueblo..- dije mientras me
quitaba el casco y sacudía mi melena para que mi pelo respirase tras su
encierro.- el nombre me intriga, he leído algo sobre Benjamín Solari
Parraviccini un pintor que se hizo famoso por haber pronosticado el
atentado a las torres gemelas del 11 de septiembre 50 años antes de
que ocurriera, muchos de sus dibujos simples a lápiz parecen no tener
aún una explicación.“Muchos lo llaman `el Nostradamus argentino' -
-He oido hablar de él pero siento desilusionarte porque creo que esta
localidad tiene poco que ver con ese personaje, le dieron ese nombre
porque memora a Emilio Parravicini, donante de los terrenos donde se
edificó la estación ferroviaria. Pero podemos
·pasear por aquí de todos modos, supongo que estas un
poco cansada de conducir…
Dejamos la moto aparcada y comenzamos a caminar. El pueblo
consistía solo en unas pocas casas viejas a lo largo de la única calle
desierta, y el silencio era absoluto. Parecía un pueblo sin vida. Como si
Sindú hubiese escuchado mis pensamientos exclamo en voz alta: Un
pueblo muerto - me sorprendía las muchas veces que mi acompañante
parecía escuchar lo que yo pensaba antes de decirlo.
Seguimos caminando y el silencio se hizo aun mas denso…no había
mucho que ver, solo aquellas cuatro casas aparentemente
abandonadas custodiando la calle que se extendía ante nosotros.
Cuando llegamos al final nos detuvimos para observarla en
perspectiva, vistas desde otro ángulo parecía que las casas nos
hubieran seguido y se detenían con nosotros. Por un momento pensé
que desaparecerían también cuando nos fuésemos. Sindú se sentó en
una de las piedras que se amontonaban ambos lados de la calle y yo le
imité.
-Dicen que Paravichini era un hombre de apariencia y vida sencilla,
que había tenido contacto con extraterrestres y muchas noches lo
visitaban en forma de sueños o voces. Cuando canalizaba entraba en
estado de trance y se despertaba con un mensaje claro para transmitir
que acompañaba con una frase y dibujo. --Golpe rotundo a la mente
racional que no se permite viajar en los tiempos o conectar con seres
de otros mundos- dijo Sindu después de escucharme – Exactamente la
persona que me gustarla encontrar para charlar un rato. Quizás
deberíamos llamar a la puerta de alguna de esas casas y él mismo la
abrirá y nos invitará a entrar, quizás nos cuente que vamos a encontrar
en este viaje, seria muy interesante saberlo…-¿Lo probamos?—Sin
espera mi respuesta se levantó y se dirigió decidido a una de ellas, pero
cuando llego al umbral de la puerta y antes de llamar se giró para
mirarme. De repente todo pareció oscurecerse como si el sol perdiese
intensidad, y tuve la sensación de que de que este mismo día ya había
sido vivido por otros seres que me precedieron en el tiempo y que esos
seres nos observaban desde las ventanas. -No, no llames – grité
levantándome mientras corría a su lado -- ¿Pero por que no?- Sindú
parecía sorprendido al verme tan asustada. – - Creo que no debes
hacerlo pero no me preguntes por que. Es una intuición - mi amigo
bajó la mano que había estado a punto de golpear la puerta, y movió la
cabeza en señal de asentimiento…– Las intuiciones siempre hay que
escucharlas, no sabemos de donde vienen pero si que están ahí para
ayudarnos a elegir. Dejaremos a Parravichini que descanse en paz se
encuentre donde se encuentre-.
Y mientras recorríamos la calle en sentido contrario, sentí que ésta no
tenia dimensiones, ni anchura, ni profundidad, ni longitud y tuve
entonces la sensación de que avanzaba en la oscuridad sin saber a
donde me dirigía como si caminar fuera la razón de mi vida, como si mi
destino fuese marcado por mis propios pasos que no me dirigían a
ninguna parte. Y el final de la calle parecía estar cada vez más lejos,
pero yo seguía avanzando, sin poder detenerme. Entonces me pregunte
si el tiempo existía o yo creaba el tiempo para mí pero no obtuve
respuesta y solo desee huir de allí lo antes posible, algo me decía que
aquel no era mi lugar ni mí momento, que aun no estaba preparada
para lo que iba a encontrar.- Conduce tu ahora- le dije cediéndole el
asiento de piloto - Me siento cansada….Mientras nos alejábamos de
aquel lugar, me volví para verlo por última vez y un estremecimiento
me recorrió de los pies a la cabeza. Las casas habían desaparecido. Me
apreté con fuerza sobre la espalda de mi amigo y no le dije nada.
Estaba tan aterrorizada que ni siquiera podía hablar.
Continuamos el viaje. Atravesamos una extensa llanura bañada por el
río Mendoza Viñas, olivos, frutas y hortalizas, canales y acequias
parecían tejer todo el territorio. La cercanía a la costa atlántica y la
presencia de gran cantidad de lagunas y bañados contribuía a elevar
los niveles de humedad en el ambiente. Cada árbol plantado denotaba
la labor de sus habitantes que transformaron al desierto hostil en
campos fértiles, pero yo no los veía, ajena a la belleza que me rodeaba,
yo solo deseaba explicarle a Sindú lo que me había sucedido, Sin
embargo los kilómetros se iban cediendo unos tras otros y espere
pacientemente a una nueva pausa en el camino para contárselo..
Llegamos a la pequeña ciudad de Dolores en la provincia de Buenos
Aires, y Sindú de detuvo al fin…suspire aliviada.Decidimos entrar en
uno de los muchos cafés que se ofrecían a nuestros ojos, Yo no tenía
sed pero tenia la garganta seca porque el fuego del silencio que me
quemaba por dentro. Nos sentamos en una de las mesas y pedimos
pedido un te de manzana. La mañana todavía era joven. Sindú saco su
viejo mapa del bolsillo de su chaqueta y como de costumbre lo
extendió frente a los dos. -Estamos en la intersección de la Autovía
2 con la RP 63, a 212 kilómetros de Buenos Aires. - Yo asentí fingiendo
interés -¿Te ocurre algo?- los ojos de Sindú se volvieron inquisitivos,
había sentido la presencia de mi inquietud como un acompañante mas
sentado alrededor de la mesa..-No estaban.- Murmuré en voz baja
como si temiese que alguien me escuchara, Sindú abrió los ojos en
señal de sorpresa, evidentemente no sabía de lo que yo estaba
hablando. Entonces todas la palabras retenidas dentro de mi cayeron
de mi boca y se desparramaron sobre los tazas y la tetera… - No
estaban…. las casas de Paravichini ¿comprendes? Cuando nos
marchamos de allí yo gire la cabeza para verlas por ultima vez y habían
desaparecido, todas, no había nada, absolutamente nada, solo aquel
letrero indicador y las montañas. Al principio pensé que había tenido
una alucinación, que mis ojos me habían engañado y estuve a punto de
decirte que regresáramos para comprobar por mi misma que todo
había sido una fantasía, pero durante el viaje he estado pensando que
si fue real.. Esas casas desaparecieron de aquel lugar hacia mucho
tiempo, estoy segura, un día estuvieron allí pero ahora ya no estaban.
Nosotros la vimos pero ya no estaban… eran fantasmas del pasado-
Sindú me escuchaba atentamente, ni una sola línea de expresión se
dibujaba en su rostro, no sabia si me creía o no, si lo que le contaba le
parecía absurdo pero su rostro no reflejaba nada…al principio me
molestó aquella reacción pero luego me di cuenta de que mi amigo no
quería interrumpirme para no condicionar mis palabras con las suyas.
Solo cuando callé se decidió a hablar. - Quizás el tiempo esta
empezando a ceder, quizás estamos dejando el tiempo atrás. Quizás no
lo dejamos en ningún sitio porque el tiempo no existe, y nosotros
fabricamos el tiempo a medida que avanzamos, Si nos estamos
adentrando en una dimensión desconocida nos será muy difícil
entender lo que esta ocurriendo, quizás mejor aceptarlo sin
cuestionarse nada. Te dije que era un pueblo muerto. A los muertos
solo se les siente, pero quizás estamos aprendiendo a verlos.- Y
entonces me fijé en una mujer sentada en una de las mesas de la sala,
estaba sola y escribía en una pequeña libreta de tapas rojas que
inmediatamente reconocí como mi diario, La mirada de la Gloria
alternativa tropezó con la mía pero no pareció reconocerse en mi, el
fondo de sus ojos parecía vacío y comprendí que ella vivía al otro lado
del espejo y no podía verme. Era la misma Gloria que había dejado en
el avión y estaba haciendo el mismo recorrido que yo sin nadie que la
acompañase porque nadie había venido a esperarla. Me hubiera
gustado sentarme a su lado y conversar durante un rato para
preguntarle que experiencias había vivido en su vida paralela a la mía,
de repente se levantó, pagó su cuenta y salió a la calle. Me levanté a mi
vez y salí corriendo tras ella, vi como cruzaba la calzada y subía a uno
de los autobuses que se dirigían a Buenos Aires, su cara triste y
asustada me miró sin verme a través del cristal de la ventanilla
entonces el autobús arrancó y se alejó por la avenida hasta
desaparecer tras una esquina de la calle.
--Lo que mas me gusta de la cocina argentina son los helados. Nunca
los he probado mejores ni siquiera cuando estuve en Italia. -- --De ahí
provienen pero los hemos mejorado. Cada año en octubre se celebra
aquí un festival artesanal de helados donde 20 heladeros locales dejan
probar sus deliciosos productos hechos a mano a la concurrencia.
-Pero tu no cumples años- rió Sindú-, -Es verdad pero celebro el día
que nací-…
Pero quiero ir, tengo curiosidad por verla… Aunque lo que no haré es
comprarme una camiseta con su esfinge impresa. No puedo soportar
como se comercializa al mártir de unas idea precisamente contra el
consumismo y la explotación, estas incoherencias me exasperan.