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Historia de la legislación de SST en el Perú

La seguridad y la salud en el trabajo (SST) es una disciplina que trata de la prevención


de las lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo, y de la protección y
promoción de la salud de los trabajadores. Tiene por objeto mejorar las condiciones y el
medio ambiente de trabajo. La salud en el trabajo conlleva la promoción y el
mantenimiento del más alto grado de salud física y mental y de bienestar de los
trabajadores en todas las ocupaciones. En este contexto, la anticipación, el
reconocimiento, la evaluación y el control de los peligros que surgen en lugar de trabajo
o dimanantes del mismo y que pudieran poner en peligro la salud y el bienestar de los
trabajadores son los principios fundamentales del proceso que rige la evaluación y
gestión de los riesgos. También se deberían tener en cuenta los posibles efectos en las
comunidades vecinas y en el medio ambiente general.
El proceso básico de aprendizaje sobre la reducción de los peligros y los riesgos es el
origen de los principios más complejos por los que se rige la SST en la actualidad. Hoy
por hoy, el hecho de que sea imperativo controlar una industrialización galopante y su
necesidad de fuentes de energía sumamente e inherentemente peligrosas, como la
utilización de la energía nuclear, los sistemas de transporte y unas tecnologías cada vez
más complejas, ha conducido a la elaboración de unos métodos mucho más complejos
de gestión y evaluación de los riesgos.
En todos los ámbitos de la actividad humana, es preciso hallar un equilibrio entre los
beneficios y los costos que supone la asunción de riesgos. En el caso de la SST, este
complejo equilibrio está influido por muchos factores, como el rápido progreso científico
y tecnológico, la gran diversidad del mundo del trabajo y su continua evolución, y la
economía. El hecho de que la aplicación de los principios de SST conlleve la
movilización de todas las disciplinas sociales y científicas es una medida clara de la
complejidad de este ámbito
No obstante, las primeras menciones que se hizo en el Perú acerca de las
“Enfermedades Ocupacionales” se hicieron en el periodo colonial. En este periodo de
esclavitud hizo que no se les tuviera en consideración a los “Indígenas” y “Personas de
Color” y se les trataba como esclavos. Por lo cual se les obligaba a trabajar en las minas
con pocos o ningún cuidado de salubridad y en las cuales pocos eran los que
sobrevivían a las intoxicaciones. Asimismo, en la minería informal, sufría diversas
inundaciones o falta de personal por lo cual el trabajo era excesivo.
Durante esta época se realizaron varias actividades que estaban en relación a la
economía del país, entre estas se encontraban aparte de las de minería, agropecuaria,
en la cual se realizaban plantaciones de algodón, arroz etc. no se tenían políticas
exactas sobre la seguridad. Los grandes hacendados realizaban la contratación de
personal la cual por conocimiento propio y adquirido tenía que ver su propia seguridad.
Desde el año 1911, cuando en Perú se dio la primera Ley sobre Accidentes de Trabajo,
a la fecha, nuestra legislación en materia de seguridad y salud ocupacional está en
constante cambio y evolución a fin de alcanzar una protección eficaz de la salud y
bienestar de los trabajadores y una cultura de prevención de accidentes, incidentes y
enfermedades ocupacionales.
Sin embargo, la era científica de la salud ocupacional tendría que esperar hasta el
periodo republicano cuando se encarga, en 1926, a la entonces Dirección de Salubridad
del Ministerio de Fomento (aún no existía el Ministerio de Salud) el control e inspección
de higiene de todos los centros de trabajo.
Posteriormente diversos presidentes promulgaron algunas leyes en la cuales se daban
alcances acerca de mejoras en los trabajos, sobre todo en la Minería. Manuel A. Odría,
mediante el Código de Minería promulgado en 1950 se alentó la inversión minera,
especialmente por compañías extranjeras (particularmente norteamericanas) y se inició
la explotación de los yacimientos de cobre de Toquepala y Quellaveco, y la de hierro de
Marcona. El auge de la minería se debió también a las necesidades internacionales
derivadas de la guerra de Corea.
En 1957 se realizó el Primer Seminario Nacional de Salud Ocupacional, y el director de
aquel entonces Dr. Frederick J. Vintinner, quien durante la inauguración del evento dijo:
“La Salud Ocupacional ha sido definida como la ciencia y arte de preservar la salud
mediante el reconocimiento, evaluación y control de las causas de medio ambiente, que
originan las enfermedades en la industria… Es un axioma bien conocido que el
trabajador enfermo es una carga para sí mismo, para la familia, para la comunidad y el
país. El programa de Salud Ocupacional en el Perú ha sido desarrollado como un
programa integral dirigido hacia la conservación y promoción de la salud del trabajador”.
Hablar de Salud Ocupacional en Perú, es hablar del Instituto de Salud Ocupacional, que
inicia su historia con la creación del Departamento Nacional de Higiene Industrial por
Decreto Supremo el 5 de agosto de 1940, el cual, posteriormente, se transformará en el
Instituto de Salud Ocupacional. El 12 de marzo de 1947, fue promulgada la Ley 10833
que creaba fondos para el referido Departamento, además de especificar sus funciones.
El Instituto de Salud Ocupacional (ISO) financia sus actividades con fondos propios que
son recaudados por el Ministerio de Hacienda, de la contribución del 1,8% de las
empresas mineras y conexas. El ISO, continuó desarrollando los objetivos
fundamentales de contribuir a mantener y promover el estado físico, mental y social de
los trabajadores en todos los campos de trabajo, prestando servicios de preferencia en
la minería; sin embargo, también dentro de sus posibilidades, a la industria
manufacturera y a las actividades agropecuarias; por ello, contó con un acervo
documentario de apoyo de las diferentes disciplinas tanto en castellano como en otros
idiomas (inglés, alemán, francés, entre otros). A partir del año 1963 queda sin efecto la
contribución monetaria de minería.
El Instituto contó con un gran número de estudios evaluativos de salud ocupacional;
estudios que correspondían a minas, fundiciones, fábricas de harina de pescado, de
tejidos, de pinturas, y de otras entidades industriales; por ello, el personal publicó
artículos sobre temas de la especialidad en los boletines y revistas del Instituto de Salud
Ocupacional, entre otros. Las revistas se encuentran actualmente en la Biblioteca del
Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud del
Instituto Nacional de Salud (INS); en su género, fueron de las pocas en Latinoamérica y
únicas en el país; tuvieron una distribución nacional e internacional desde 1956. El
Instituto de Salud Ocupacional fue el primer centro de entrenamiento de la especialidad
para higienistas industriales de Latinoamérica; durante el entrenamiento impartido se ha
buscado unificar criterios en esta disciplina, convencidos de la importancia que esta
medida tiene para una efectiva solución de los problemas de salud ocasionados por
acción directa de los ambientes insalubres de trabajo.
El 2 de mayo de 1958 se inauguró la Unidad Regional del Sur del Instituto de Salud
Ocupacional, con sede en la ciudad de Arequipa, siendo su labor principal la prevención
de enfermedades profesionales en la minería de siete departamentos que forman esta
unidad: Ayacucho, Apurímac, Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna.
Posteriormente, fueron inauguradas las Unidades Regionales de La Oroya y Trujillo.
En el año 1964 se dictó la primera Norma en materia preventiva fue el Decreto Supremo
42-F que dio inicio al Primer Reglamento en Seguridad Industrial, posteriormente en el
año 1965 el D.S 029-65-DGS que Reglamentaba la Apertura y Control Sanitario de
Plantas Industriales.
En enero de 1969, el ISO es incorporado al INS; luego de varios cambios situacionales
(reconocimiento como Instituto Nacional de Salud Ocupacional en 1985; y final
reincorporación al INS en 2002) adopta finalmente la denominación de Centro Nacional
de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud (CENSOPAS).
En 1985 se da la Resolución Suprema 021-83-TR que regula las Norma Básicas de
Seguridad e Higiene en Obras de Edificación, en 2001, para sector de Minero se dicta,
el D.S. 046-2001-EM Reglamento de Seguridad e Higiene Minera.
El año 2001 se inicia el primer intento por legislar una norma de prevención de Riesgos
laborales y salud en el trabajo, formando una comisión multisectorial representada por
el Ministerio de Trabajo y Promoción Social o su representante, el Ministerio de Salud,
el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Pesquería, el Ministerio de Transportes,
Comunicaciones, Vivienda y Construcción, el Ministerio de Agricultura, el Seguro Social
de Salud – ESSALUD, dos representantes de los trabajadores, y dos representantes de
los empleadores, encargada de elaborar un proyecto de reglamento de Seguridad y
Salud en el Trabajo.
En el año 2005 se Norma por Decreto Supremo 009-2005.TR el Reglamento de
Seguridad y Salud en el Trabajo, que posteriormente fue modificado por Decreto
Supremo 007-2007-TR, en el mismo año se dicta la Directiva 005-2009 MTPE/2/11.4,
que da los lineamientos sobre inspecciones de trabajo en Materia de Seguridad y salud
en la construcción Civil, que incorporo la Norma Técnica G- 050 Denominada, Seguridad
durante la Construcción
Es así que desde el año 2010 se viene dictando normas de prevención en Riesgos
Laborales y Salud en el trabajo.
Dada la coyuntura de la inversión de capitales privados en el sector Minero, Energía,
Petróleo, Industria y Construcción, sectores que en los últimos 10 años al crecido
notablemente, el estado de manera responsable ha toma un rol protagónico al promulgar
normas de Prevención en Riesgos y salud.
El Decreto Supremo 055-2010-EM, entro en vigencia el 01 de enero del año 2011, esta
norma: Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional y otras medidas
complementarias en Minería, que obliga al empleador a la identificación de peligros y
evaluación de riesgos en la actividad Minera, a la capacitación y en temas relacionados
a los trabajos de alto riesgo, manejo de sustancias peligrosas, reporte de accidentes,
con tiempo perdido, incapacitantes y fatales. Entra otras acciones de seguimiento y
mejora continua.
La ley 28783, Publicada el 20 de agosto del 2011, Ley de Seguridad y Salud en el
Trabajo, es aplicable a todos los sectores económicos y de servicios; comprende a todos
los empleadores y los trabajadores bajo el régimen laboral de la actividad privada en
todo el territorio nacional, trabajadores y funcionarios del sector público, trabajadores de
las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y trabajadores por cuenta propia.
En este contexto, el 20 de agosto de 2011 se publicó en el Diario Oficial “El Peruano” la
Ley Nº 29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo la misma que entra a regir dentro
de nuestro ordenamiento jurídico a partir del día siguiente de la fecha de su publicación,
remplazando tácitamente, a su predecesora contenida en el Decreto Supremo Nº 009-
2005-TR – Reglamento de Seguridad y Salud en el Trabajo (en adelante el Reglamento
de SST).
La nueva Ley establece las normas mínimas para la prevención de riesgos laborales,
pudiendo los empleadores establecer niveles de protección que mejoren lo previsto.
Asimismo, otorga a los ministerios, instituciones públicas y organismos públicos
descentralizados 180 días contados a partir del 21 de agosto de 2011, la entrada en
vigencia de la nueva norma, para que adecuen sus reglamentos sectoriales de
seguridad y salud en el trabajo. En este sentido, nos referiremos a las principales
innovaciones y cambios dispuestos en la Ley con relación al Reglamento de SST.
La Ley de SST presenta como objetivo promover una cultura de prevención de riesgos
laborales en el país a través del deber de prevención de los empleadores, el rol de
fiscalización y control del Estado y la participación de los trabajadores y sus
organizaciones sindicales no previstas anteriormente, quienes, a través del diálogo
social, velarán por la promoción, difusión y cumplimiento de la normativa sobre la
materia.
La Ley de SST, con el propósito de homogenizar la situación laboral de todos los
trabajadores, amplía el ámbito de aplicación previsto en el Reglamento de SST,
incorporando, además de los empleadores y trabajadores bajo el régimen laboral de la
actividad privada, a los trabajadores de servicios y a todos los trabajadores y
funcionarios del sector público, trabajadores de las Fuerzas Armadas, de la Policía
Nacional del Perú y trabajadores por cuenta propia.
La Ley de SST tiene como objetivo el diálogo entre todas las partes involucradas:
empleadores, trabajadores, sindicatos y estado a fin de que a través de él y el
cumplimiento de las responsabilidades de cada una de las partes se logre una mejora
continua del sistema de prevención de riesgos, en éste sentido, se establece que el
Estado (en consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y de
trabajadores), asuman la obligación de formular, poner en práctica y reexaminar
periódicamente, una política nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, que tenga por
objeto prevenir los accidentes y los daños a la salud que sean consecuencia del trabajo,
guarden relación con la actividad laboral o sobrevengan durante el trabajo, reduciendo
al mínimo, en la medida en que sea razonable y factible, las causas de los riesgos
inherentes al medio ambiente de trabajo.
La creación del Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, fue una de las
innovaciones más relevantes de la Ley de SST, ya que crea un organismo compuesto
por el Consejo Nacional y los Consejos Regionales de seguridad y salud en el trabajo,
los mismos que cuentan con la participación de representantes de las organizaciones
de empleadores y trabajadores a fin de garantizar la protección de todos los trabajadores
en el ámbito de seguridad y salud en el trabajo. La Ley señala la naturaleza, la
composición y las funciones del Consejo Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo,
y de los Consejos Regionales de Seguridad y Salud en el Trabajo, así como la
responsabilidad de la secretaria técnica para cada caso.
La Ley SST mantiene la estructura expuesta en el Reglamento de SST, además de
realizar cambios e innovaciones:
- Incorpora la participación de las organizaciones sindicales como partes
indispensables, conjuntamente con los trabajadores, en el Sistema de Gestión de
Seguridad y Salud en el Trabajo, en la consulta, información y capacitación en todos los
aspectos de seguridad y salud en el trabajo, la convocatoria a elecciones , la elección y
el funcionamiento del comité de seguridad y salud en el trabajo, el reconocimiento de
los representantes de los trabajadores y la identificación de los peligros, y la evaluación
de los riesgos al interior de cada unidad empresarial en la elaboración del mapa de
riesgos.
- Incorpora al orden de prioridad de las medidas de prevención y protección
dentro del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo como cuarto paso
la programación de la sustitución progresiva y en la brevedad posible, de los
procedimientos, técnicas, medios, sustancias y productos peligrosos por aquellos que
produzcan un menor o ningún riesgo para el trabajador.
- Agrega un capítulo dedicado a la Política del Sistema de Gestión de la
Seguridad y Salud en el Trabajo mediante el cual adiciona: el deber del empleador que,
en consulta con los trabajadores y sus representantes, exponga por escrito la política
en materia de seguridad y salud en el trabajo, la misma que debe ser específica para la
organización, concisa, debidamente difundida y actualizada periódicamente; los
principios y objetivos fundamentales respecto a los cuales la organización deberá
expresar su compromiso, tales como: la protección de la seguridad y salud de todos los
miembros de la organización, el cumplimiento de los requisitos legales pertinentes en
materia de seguridad y salud en el trabajo, la garantía de que los trabajadores y sus
representantes participen activamente y sean consultados, la mejora continua del
desempeño del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo y la
compatibilidad del sistema de gestión con otros sistemas de gestión de la organización;
y el deber del empleador de asegurar que los trabajadores y sus representantes sean
consultados, informados y capacitados en todos los aspectos de seguridad y salud en
el trabajo incluidas las disposiciones relativas a situaciones de emergencia relacionados
con su trabajo debiendo brindar a los mismos facilidades para la participación activa en
los procesos de organización, de planificación, aplicación, evaluación y acción de los
Sistemas de Gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo.
- Dispone la ampliación del plazo de conservación de los registros relativos a
enfermedades ocupacionales del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el
trabajo por un período de 20 años y de accidentes de trabajo e incidentes peligrosos
ocurridos en el centro de labores por un período de 10 años. A diferencia de la normativa
anterior que preveía un plazo de conservación de 5 años. Asimismo, se menciona que,
en el reglamento, que posteriormente se promulgará a efectos de reglamentar lo
dispuesto en la Ley, se establecerán los registros obligatorios a cargo del empleador.
- En lo referente al Comité de Seguridad y Salud en el trabajo en el Sistema de
Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo, cuyas funciones estarán definidas en el
Reglamento de la Ley, en comparación con lo anteriormente dispuesto en el Reglamento
de SST, en cuanto a su composición: lo mantiene conformado en forma paritaria entre
representantes del empleador y de los trabajadores, no obstante, reduce el número
requerido de trabajadores para su implementación a 20 como mínimo, a diferencia del
Reglamento de SST que requería 25, adicionando que los empleadores que cuenten
con sindicatos mayoritarios deberán incorporar al Comité un miembro del respectivo
sindicato en calidad de observador.
Asimismo, señala que en los centros de trabajo con menos de 20 trabajadores son los
mismos trabajadores quienes nombran al Supervisor de Seguridad y Salud en el trabajo.
En cuanto a la elección de sus representantes, señala que son los trabajadores quienes
los eligen; asimismo, se especifica que en los centros de trabajo en donde existen
organizaciones sindicales, la organización más representativa convoca a las elecciones
del comité, en su defecto, es la empresa la responsable de la convocatoria.
Por último, en cuanto a los miembros del Comité paritario o en su defecto supervisores
y las facilidades con las que cuentan para su desempeño en el cargo. La nueva norma
señala que gozan de licencia con goce de haber para la realización de sus funciones,
de protección contra el despido incausado y de facilidades para el desempeño de sus
funciones en sus respectivas áreas de trabajo, seis meses antes y hasta seis meses
después del término de sus funciones.
- En lo referente al contenido del Reglamento Interno de Trabajo en materia de
Seguridad y Salud en el Trabajo, la Ley de SST realiza una variación a lo anteriormente
establecido al señalar que las empresas con 20 o más trabajadores deberán elaborar
un Reglamento Interno, de conformidad con lo que a futuro establezcan las
disposiciones del Reglamento de la nueva norma; ello, a diferencia de la norma que la
precede que disponía un número mayor: 25 trabajadores.
- Adiciona responsabilidades al empleador en el Sistema de Gestión de
Seguridad y Salud en el trabajo, tales como: entregar a cada trabajador copia del
reglamento interno de seguridad y salud en el trabajo, realizar no menos de 4
capacitaciones al año en materia de seguridad y salud en el trabajo, adjuntar al contrato
de trabajo la descripción de las recomendaciones de seguridad y salud en el trabajo,
brindar facilidades económicas y licencias con goce de haber para la participación de
los trabajadores en cursos de formación en lo material.
- Dispone la obligación por parte del empleador de organizar un servicio de
seguridad y salud en el trabajo propio o común a varios empleadores, cuya finalidad es
esencialmente preventiva y sin perjuicio de la responsabilidad de cada empleador
respecto de la salud y la seguridad de los trabajadores a quienes emplea.
Los servicios de salud en el trabajo deben asegurar que las siguientes funciones sean
apropiadas para la salud de los trabajadores y los riesgos de su entorno laboral: la
identificación y evaluación de los riesgos que puedan afectar a la salud en el lugar de
trabajo, vigilancia de los factores del medio ambiente de trabajo y de las prácticas de
trabajo que puedan afectar a la salud de los trabajadores, incluidas las instalaciones
sanitarias, comedores y alojamientos; cuando estas facilidades sean proporcionadas
por el empleador, asesoramiento sobre la planificación y la organización del trabajo,
incluido el diseño de los lugares de trabajo, sobre la selección, el mantenimiento y el
estado de la maquinaria y de los equipos y sobre las sustancias utilizadas en el trabajo,
participación en el desarrollo de programas para el mejoramiento de las prácticas de
trabajo, asesoramiento en materia de salud, de seguridad e higiene en el trabajo y de
ergonomía, así como en materia de equipos de protección individual y colectiva,
vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con el trabajo, fomento de la
adaptación del trabajo a los trabajadores, asistencia en pro de la adopción de medidas
de rehabilitación profesional, colaboración en la difusión de informaciones, en la
formación y educación en materia de salud e higiene en el trabajo y de ergonomía,
organización de los primeros auxilios y de la atención de urgencia y la participación en
el análisis de los accidentes del trabajo y de las enfermedades profesionales.
La planificación y aplicación del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el
Trabajo se conserva en la misma estructura que el reglamento incorporándose algunas
disposiciones, tales como el nivel de participación de los trabajadores y su capacitación
como medidas de gestión de riesgos.
La evaluación del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo: Incorpora
como objetos de la supervisión a la previsión del intercambio de información sobre los
resultados de la seguridad y salud en el trabajo, la aportación de información para
determinar si las medidas ordinarias de prevención y control de peligros y riesgos se
aplican y demuestran ser eficaces, servir de base para la adopción de decisiones que
tengan por objeto mejorar la identificación de los peligros y el control de los riesgos, y el
Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Asimismo, señala la
importancia de la investigación de los accidentes, enfermedades e incidentes y dispone
la comunicación de los resultados de las auditorias e investigaciones en las
organizaciones sindicales.
Dentro de las obligaciones de los empleadores se incorporan como obligaciones del
empleador:
- Garantizar que las elecciones de los representantes de los trabajadores se
realicen a través de las organizaciones sindicales o en su defecto, a través de elecciones
democráticas de los trabajadores.
- Garantizar el real y efectivo trabajo del Comité Paritario de Seguridad y Salud
en el Trabajo, asignando los recursos necesarios.
- Garantizar, oportuna y apropiadamente, la capacitación y entrenamiento en
seguridad y salud en el centro y puesto de trabajo o función específica, al momento de
la contratación, cualquiera sea la modalidad o duración, durante el desempeño de la
labor, y cuando se produzcan cambios en la función o puesto de trabajo o en la
tecnología.
- Trasmitir al trabajador de manera adecuada y efectiva, la información y los
conocimientos necesarios en relación con los riesgos en el centro de trabajo y en el
puesto o función específica, así como las medidas de protección y prevención aplicables
a tales riesgos.
- Otorgar a cada trabajador la indemnización por daños a la salud en el trabajo,
precisándose que el incumplimiento del empleador del deber de prevención genera la
obligación de pagar las indemnizaciones a las víctimas o a sus derecho habientes, de
los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, e incluso en caso de que en
vía inspectiva se haya comprobado fehacientemente el daño al trabajador, el Ministerio
de Trabajo determinará el pago de la indemnización respectiva.
- Adoptar un enfoque de género y protección de las trabajadoras para la
determinación de la evaluación inicial y el proceso de identificación de peligros y
evaluación de riesgos anual. Asimismo, implementar las medidas necesarias para
evitarla exposición de las trabajadoras en período de embarazo o lactancia a labores
peligrosas, de conformidad a la Ley de la materia. También, transferir a las trabajadoras
en estado de gestación a otro puesto que no implique riesgo para su salud integral, sin
menoscabo de sus derechos remunerativos y de categoría.
- Garantizar que los trabajadores hayan sido consultados antes que se ejecuten
cambios en las operaciones, los procesos y en la organización del trabajo que pudieran
tener repercusiones en su seguridad y salud.
- Informar a los trabajadores a título grupal, de las razones para los exámenes
de salud ocupacional e investigaciones en relación con los riesgos para la seguridad y
salud en los puestos de trabajo; y a título personal, sobre los resultados de los informes
médicos previos a la asignación de un puesto de trabajo y los relativos a la evaluación
de la salud. Los resultados de los exámenes médicos al ser confidenciales no pueden
ser utilizados para ejercer discriminación alguna sobre los trabajadores en ninguna
circunstancia o momento. El incumplimiento del deber de confidencialidad por parte de
los empleadores es pasible de acciones administrativas y judiciales.
La nueva norma ratifica lo mencionado en el Reglamento de SST e incorpora nuevos
derechos, tales como:
- A comunicarse libremente con los inspectores de trabajo, aún sin la presencia
del empleador.
- A ser transferido en caso de accidente de trabajo o enfermedad ocupacional a
otro puesto que implique menos riesgo para su seguridad y salud, sin menoscabo de
sus derechos remunerativos y de categoría.
En cuanto a políticas en el plano de las empresas y centros médicos asistenciales, se
dispone el deber de información por parte del empleador al Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo de todo accidente de trabajo mortal, los incidentes peligrosos
que pongan en peligro la salud y la integridad física de los trabajadores o de la población
o cualquier tipo de situación que altere o ponga en riesgo la vida, integridad física y
psicológica del trabajador suscitado en el ámbito laboral. Asimismo, señala que los
centros médicos asistenciales que atiendan por primera vez accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales registradas, o los que se ajusten a la definición legal de
éstas están obligados a informar al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.
De otro lado, la entidad empleadora que contrate obras, servicios o mano de obra
proveniente de cooperativas de trabajadores, de empresas de servicios, contratistas o
subcontratistas, así como toda institución de intermediación con provisión de mano de
obra, es responsable de notificar al Ministerio de Trabajo los accidentes de trabajo,
incidentes peligrosos y las enfermedades profesionales. Por último, en el caso de los
trabajadores independientes la nueva norma dispone que la notificación está a cargo
del propio trabajador o de sus familiares en el centro asistencial que brinda la primera
atención, el cual debe proceder a comunicar al Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo y al Ministerio de Salud.
Esto solo es una pequeña parte de la ley que se implementó, ya que existen mayores
modificaciones y beneficios, creados de tal manera que pueda desarrollarse una
correcta gestión de la seguridad y salud en el trabajo(SG-STT).
El concepto de sistemas de gestión se utiliza con frecuencia en los procesos de toma
de decisiones en las empresas y, sin saberlo, también en la vida diaria, ya sea en la
adquisición de equipo, en la ampliación de la actividad comercial o, simplemente, en la
selección de un nuevo mobiliario. La aplicación de los sistemas de gestión de la
seguridad y la salud en el trabajo (SG-SST) se basa en criterios, normas y resultados
pertinentes en materia de SST. Tiene por objeto proporcionar un método para evaluar y
mejorar los resultados en la prevención de los incidentes y accidentes en el lugar de
trabajo por medio de la gestión eficaz de los peligros y riesgos en el lugar de trabajo. Es
un método lógico y por pasos para decidir aquello que debe hacerse, y el mejor modo
de hacerlo, supervisar los progresos realizados con respecto al logro de las metas
establecidas, evaluar la eficacia de las medidas adoptadas e identificar ámbitos que
deben mejorarse. Puede y debe ser capaz de adaptarse a los cambios operados en la
actividad de la organización y a los requisitos legislativos.
Este concepto es un proceso basado en el principio del Ciclo Deming “Planificar-Hacer-
Verificar-Actuar” (PHVA), concebido en el decenio de 1950 para supervisar los
resultados de las empresas de una manera continua. Al aplicarse a la SST, “Planificar”
conlleva establecer una política de SST, elaborar planes que incluyan la asignación de
recursos, la facilitación de competencias profesionales y la organización del sistema, la
identificación de los peligros y la evaluación de los riesgos. La fase “Hacer” hace
referencia a la aplicación y puesta en práctica del programa de SST. La fase “Verificar”
se centra en evaluar los resultados tanto activos como reactivos del programa. Por
último, la fase “Actuar” cierra el ciclo con un examen del sistema en el contexto de la
mejora continua y la preparación del sistema para el próximo ciclo.
Un SG-SST es un conjunto de herramientas lógico, caracterizado por su flexibilidad, que
puede adaptarse al tamaño y la actividad de la organización, y centrarse en los peligros
y riesgos generales o específicos asociados con dicha actividad. Su complejidad puede
abarcar desde las necesidades básicas de una empresa pequeña que dirige el proceso
de un único producto en el que los riesgos y peligros son fáciles de identificar, hasta
industrias que entrañan peligros múltiples, como la minería, la energía nuclear, la
manufactura química o la construcción.
El enfoque del SG-SST asegura que:
-La aplicación de las medidas de prevención y protección se lleva a cabo de una manera
eficiente y coherente;
- Se establecen políticas pertinentes;
- Se contraen compromisos;
- Se consideran todos los elementos del lugar de trabajo para evaluar los peligros y los
riesgos, y
- La dirección y los trabajadores participan en el proceso a su nivel de responsabilidad.
La seguridad y la salud en el trabajo es un ámbito complejo que exige la intervención de
múltiples disciplinas y la participación de todas las partes interesadas. Las medidas
institucionales correspondientes que se han adoptado para trasponer la política nacional
de SST reflejan inevitablemente esta complejidad. Por consiguiente, sus infraestructuras
prevén unos mecanismos mucho más lentos de comunicación y toma de decisiones y,
por tanto, una dificultad inherente a la hora de contemplar continuamente los cambios
operados en el trabajo a un ritmo adecuado. Dado que los dos sistemas nacionales de
SST que regulan los requisitos en materia de SST y las empresas que deben aplicar
estos requisitos deben hacer frente a este rápido y continuo ritmo de cambio, la
aplicación del enfoque de los sistemas de gestión a la puesta en marcha de unos
sistemas nacionales de SST parece una medida lógica. Si su aplicación se hace
sistemática, este enfoque aportaría la coherencia, coordinación, simplificación y
celeridad que tanto se necesitan a los procesos de transposición de los requisitos
normativos a las medidas de prevención y protección efectivas y a la evaluación del
cumplimiento.
En la Estrategia global en materia de SST de la OIT, de 2003, se promueve la meta de
la mejora continua con miras a hacer realidad y mantener un medioambiente de trabajo
y unas condiciones de trabajo decentes, seguras y saludables. El concepto de aplicar el
SG-SST a los sistemas nacionales de SST también se contempló por primera vez en
una norma internacional elaborada en 2006, cuando la Conferencia Internacional del
Trabajo de la OIT adoptó el Convenio sobre el marco promocional para la seguridad y
salud en el trabajo, 2006 (núm. 187) y la Recomendación que le acompaña (núm. 197).
El principal objetivo del Convenio es asegurar que se conceda una mayor prioridad a la
SST en los programas nacionales, y fomentar los compromisos políticos en un contexto
tripartito para la mejora de la SST. Tiene un contenido más bien promocional que
preceptivo, y se basa en dos conceptos fundamentales, a saber, el desarrollo y
mantenimiento de una cultura de prevención en materia de seguridad y salud, y la
aplicación a nivel nacional de un enfoque de la SST basado en los sistemas de gestión.
En el Convenio se definen en términos generales los elementos y la función de la política
nacional, el sistema nacional y el programa nacional.
El elemento operativo clave es la elaboración de programas nacionales de SST que
deberían ser apoyados por la máxima autoridad gubernamental para asegurar una
amplia sensibilización acerca del compromiso nacional.
En todos los países, la aplicación de la seguridad y la salud en el trabajo y el
cumplimiento de los requisitos de conformidad con la legislación nacional son
responsabilidades que incumben al empleador. La aplicación de un enfoque sistémico
de la gestión de la SST en la organización (empresa) asegura que el nivel de prevención
y protección se evalúa y mantiene continuamente a través de mejoras apropiadas y
oportunas.
La mayoría de las organizaciones podrían beneficiarse del concepto del SG-SST si
tienen en cuenta una serie de principios importantes al decidir aplicar el enfoque
sistémico de la gestión de su programa de SST. Los sistemas de gestión no son la
panacea universal, y las organizaciones deberían analizar con detenimiento sus
necesidades en relación con sus medios, y adaptar su SG-SST en consecuencia. Esto
puede llevarse a cabo haciéndolo más flexible o menos formal. El personal directivo
debe asegurarse de que el sistema esté concebido para mejorarse a sí mismo y que se
centre permanentemente en los resultados de las medidas de prevención y protección,
en lugar de en sí mismo. También debe asegurarse de que las auditorías contribuyan el
proceso de mejora continua en lugar de convertirse en un mecanismo para mejorar
únicamente las puntuaciones de las auditorías.
Podemos concluir que esto muestra que, en toda la historia del desarrollo de la Salud
Ocupacional en el Perú, exceptuando los primeros años, se ha tenido altibajos; en parte,
por no estar integrada en una política de Estado y por no ser considerada entre las
prioridades de salud. Si bien algunos gobiernos han creado mecanismos legales
internos, así como mediante suscripción de convenios y directivas vinculantes, aún no
es objeto efectivo de derecho. La inadecuada atención de la salud de los trabajadores
imposibilita nuestro desarrollo socioeconómico y perjudica cada vez a más personas.
Por eso, es prioritario no solo tomar conciencia sino actuar pronto, e incentivar el
desarrollo de programas específicos de salud ocupacional y también fortalecer los
existentes.
Se requiere un cambio en la cultura empresarial y procurar, con los directivos de las
organizaciones, desarrollar la salud ocupacional como una herramienta de inversión que
mejore la productividad y rentabilidad. También se debe buscar modificar el concepto
de salud ocupacional como una norma, para convertirla en una acción que el Estado
hace por el bien del trabajador.
Al ser el problema de la salud ocupacional un problema global, es importante señalar un
párrafo publicado en la revista de la OIT por el Día Mundial de la Seguridad y la Salud
en el Trabajo el 28 de abril de 2012, y cuyo lema es “Promover la seguridad y la salud
en una economía verde”: El siglo XXI se enfrenta a dos desafíos muy concretos. El
primero es evitar el peligroso cambio climático y el deterioro de los recursos naturales
que podrían socavar gravemente la calidad de vida de las generaciones presentes y
futuras. El segundo, es asegurar que el desarrollo sostenible se apoye en tres
dimensiones fundamentales: el crecimiento económico; la equidad social, y la protección
del medio ambiente. La “economía verde” se ha convertido en un emblema de una
economía y una sociedad más sostenibles, decididas a conservar el medio ambiente
para las futuras generaciones y a garantizar a todas las personas y a todos los países
unas condiciones más equitativas e incluyentes. Como consecuencia, el avance hacia
una «economía verde» que cree “empleos verdes” y “ecologice” las industrias, los
procesos de producción y los empleos actuales, se ha convertido en un elemento clave
para lograr un desarrollo social y económico medioambientalmente sostenible. En este
contexto, la inclusión social, el desarrollo social y la protección del medio ambiente
deberían estar estrechamente vinculados con unos lugares de trabajo más seguros y
saludables, y con el trabajo decente para todos.
Para concluir, debemos mencionar que es evidente en nuestro país el crecimiento
económico sostenido, teniendo como soporte a la población laboral cuya salud debe ser
vista como una necesidad para garantizar ese crecimiento, se requiere para ello la
investigación y la generación de evidencias para la toma de decisiones de control y
prevención de problemas en este campo.

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