LA VIDA DE JESUS El Ángel Gabriel se le presento a María una mujer agradable ante los ojos de Dios, la cual está cerca de desposarse con su prometido José. El Ángel le confirma a María que va a tener un hijo al cual llamara Jesús el cual salvara a su pueblo del pecado, María no había conocido de hombre y estaba un poco confusa pero el Ángel le aclaro que el Espíritu Santo iría sobre ella y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, María confió en las palabras del Ángel y dio a luz a Jesús en belén como debía ser según la profecía. (Lucas 1:26-37, Mateo 2:1-6). Jesús es bautizado Juan el bautista enviado por Dios fue a bautizar a las personas en el rio Jordán, Jesús, llego al rio y le pidió a juan que lo bautizara y mientras Jesús oraba el cielo se abrió y descendió del cielo el espíritu santo en forma de paloma sobre Jesús. Jesús es tentado Jesús fue llevado por el espíritu al desierto a ayunar (Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Mateo 4:2) el enemigo lo empezó a tentar y a retar sobre su poder, pero Jesús fue muy sabio y basado en la palabra no se dejó vencer hasta que el enemigo no tuvo más opción que irse (Mateo 4: 1-11). Jesús como 100% no solo tuvo hambre si no que tuvo sueño como nos lo cuenta en la palabra (Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Marcos 4:38) Jesús también se cansaba físicamente, (Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Juan 4:6) él incluso se conmueve por nosotros y le duele lo que nos pasa como paso cuando lázaro murió (Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron señor, ven y ve. Jesús lloró. Juan 11: 33- 35). El ministerio de Dios fue tan efectivo porque el ministraba el alma, el espíritu y el cuerpo. Enseñar la palabra/ Ministrar el alma Predicar el evangelio/Ministrar al espíritu Sanar a los enfermos/Ministrar al cuerpo En el ministerio de Jesús tuvo a sus discípulos como gran ayuda y personalmente a mí me encanta mencionarlos porque son parte importantísima del mismo. Pedro: Pescador, fue un galileo típico. Entre los doce, Pedro fue el líder. Él sobresale como el vocero de los apóstoles. Es él quien preguntó el significado de la parábola en Mateo 15:15. Es él quien preguntó cuán seguido debemos perdonar. Es él quien indagó acerca de la recompensa para todos aquellos que siguen a Jesús. Es él el que primero confesó a Jesús y lo declaró como el Hijo del Dios Viviente. Es él quien estuvo en el monte de la Transfiguración. Es él quien vio a la hija de Jairo resucitar de los muertos. Y todavía, es él quien negó a Cristo ante un criado. Él fue un apóstol y un misionero que dio su vida por su Señor. Es verdad, Pedro cometió muchos errores, pero tuvo siempre la gracia salvadora del corazón amante. No importa cuántas veces se hubo caído y fallado, siempre recuperó su coraje e integridad. Pedro fue martirizado sobre una cruz. Pedro solicitó que lo crucificaran cabeza abajo porque no era digno de morir como su Señor había muerto. Santiago, el anciano: Su nombre nunca aparece separado del de su hermano Juan. Ellos eran un dúo inseparable (Marcos 1:19-20; Mateo 4:21; Lucas 5:1-11). Fue un hombre de coraje y espíritu de perdón – un hombre sin envidia, viviendo a la sombra de Juan, un hombre de extraordinaria fe. Fue el primero de los doce en convertirse en mártir. Andrés: Él es el primero en tener el título de Misionero en Casa y en el Extranjero. Es reclamado por tres países como su Santo Patrono –Rusia, Escocia y Grecia. Varios estudiosos dicen que predicó en Sitia, Grecia y Asia Menor. Andrés trajo a otros a Jesús también. Aunque las circunstancias lo colocaron en una posición donde podría haber sido fácil para él llegar a ser celoso y resentido, fue optimista y estuvo contento en el segundo plano. Su principal propósito en la vida fue traer a otros al Maestro. Bartolomé: El Nuevo Testamento nos da muy poca información sobre él. La tradición indica que fue un gran investigador de la Escritura y un estudioso de la ley y los profetas. Se transformó en un hombre de rendición completa al Carpintero de Nazaret, y uno de los misioneros más aventureros de la Iglesia. Se dice de él que predicó con Felipe en Phrygia y Hierápolis; también en Armenia. La Iglesia de Armenia lo reclama como su fundador y mártir. Sin embargo, la tradición dice que él predicó en India, y su muerte parece haber tenido lugar ahí. Murió como un mártir por su Señor. Fue despellejado vivo con cuchillos. Santiago el más joven: De acuerdo a la tradición él escribió la Epístola de Santiago, predicó en Palestina y Egipto y fue crucificado en Egipto. Santiago fue uno de los discípulos menos conocido. Algunos estudiosos creen que fue el hermano de Mateo, el recaudador de impuestos. Santiago fue un hombre de carácter fuerte y un tipo de los más ardientes. La tradición nos cuenta que él también murió como un mártir y su cuerpo fue cortado en pedazos. Juan: Fue un hombre de acción; era muy ambicioso; y un hombre con un temperamento explosivo y un corazón intolerante. Su segundo nombre fue Boanerges, el cual significa Hijo del Trueno. Él y su hermano Santiago vinieron de una familia de mejor posición que el resto de los apóstoles. Siendo que su padre contrataba sirvientes en su negocio pesquero (Marcos 1:20) él pudo haberse sentido por sobre el resto. Estuvo muy cerca de Pedro. Actuaron juntos en el ministerio. Pedro, sin embargo, era siempre el vocero del grupo. Juan maduró con el tiempo. En la etapa posterior de su vida, se había olvidado de todo, incluso de su ambición y temperamento explosivo, excepto de su compromiso de amor para con el Señor, se dice que un atentado fue realizado contra su vida mediante un cáliz de veneno del cual Dios lo salvó. Murió de causas naturales. Judas Iscariote: el traidor, fue el hijo de Simón quien vivió en Kerioth de Judá. Él traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó (Mateo 26: 14,16) Judas Tadeo: estaba interesado en dar a conocer a Cristo al mundo. No como un Salvador sufriente, sino más bien, como un Rey gobernante. Nosotros podemos ver claramente por la respuesta que Jesús le dio, que el camino del poder nunca se puede reemplazar por el camino del amor. Se ha dicho que Judas fue a predicar el Evangelio en Edesa cerca del Río Éufrates. Allí sanó a varios y muchos creyeron en el nombre del Maestro. Judas fue desde allí a predicar el Evangelio en otros lugares. Mateo: fue diferente a los otros apóstoles, quienes fueron todos pescadores. Él pudo usar una pluma de escribir, y por su pluma llegó a ser el primer hombre en presentar al mundo, en el idioma hebreo, un relato de las enseñanzas de Jesús. Es claramente imposible estimar la deuda que la cristiandad tiene para con este despreciado cobrador de impuestos. El hombre promedio habría pensado que era imposible reformar a Mateo, pero para Dios todas las cosas son posibles. Mateo llegó a ser el primer hombre que escribió las enseñanzas de Jesús. Fue un misionero del evangelio, que cambió su vida por la fe de su Maestro. Felipe: fue un hombre de corazón caliente y una cabeza pesimista. Fue uno a quien le hubiera gustado mucho hacer algo por otros, pero que no vio cómo esto podría ser hecho. Aun así, este simple galileo dio todo lo que tenía. Por eso Dios lo usó. Se dice que murió colgado. Mientras estaba muriendo, pidió que su cuerpo sea envuelto no en lino sino en papiro porque no era digno de que incluso su cuerpo sea tratado como el cuerpo de Jesús. El símbolo de Felipe es una canasta, por su participación en la alimentación de los cinco mil. Es él quien marcó la cruz como un signo de cristiandad y victoria. Simón: Desde su entorno, vemos que Simón fue un nacionalista fanático, un hombre devoto a la Ley, un hombre con un odio amargo por cualquier persona que se atreviera a comprometerse con Roma. Aun así, Simón claramente sobresalió como un hombre de fe. Abandonó todos sus odios por la fe que mostró hacia su Maestro y el amor que estuvo dispuesto a compartir con el resto de los discípulos y especialmente con Mateo, el cobrador de impuestos romano. Simón el Zelote, el hombre que una vez pudo haber matado por lealtad a Israel, llegó a ser el hombre que vio que la voluntad de Dios no tiene servicio forzado. La tradición dice que murió como un mártir. Tomás: llegó a creer mediante la duda. Por naturaleza, él era pesimista. Era un hombre desconcertado. Aun así, fue un hombre de valor. Fue un hombre que no podía creer hasta no haber visto. Era un hombre de devoción y fe. Cuando Jesús resucitó, volvió e invitó a Tomás a poner su dedo en las marcas que dejaron los clavos en sus manos y en su costado. Y es aquí donde vemos a Tomás haciendo la confesión de fe más grande: “Mi Señor y mi Dios.” Las dudas de Tomás fueron transformadas en fe. Tomás fue siempre como un niño pequeño. Su primera reacción fue no hacer lo que le dijeron que hiciera y no creer lo que le dijeron que creyera. Las buenas nuevas para él fueron siempre demasiado buenas para ser verdad. Mediante este hecho la fe de Tomás se volvió más grande, intensa y convincente. Se dice que él fue encargado para construir un palacio para el rey de India, y fue muerto con una lanza como mártir por su Señor Esteban: fue el reemplazo de Judas Iscariote después de la traición, Hechos 6:5 presenta a un fiel hombre de Dios llamado Esteban: "varón lleno de fe y del Espíritu Santo". Cabe señalar que siempre ha habido creyentes fieles cuyo amor y compromiso con el Señor parecen brillar tanto, que otros a su alrededor lo notan, y Esteban era un hombre así. No se sabe nada acerca de la vida personal de Esteban, de sus padres, sus hermanos, o si tuvo esposa o hijos; sin embargo, lo que se sabe acerca de él es lo que verdaderamente es importante. Fue fiel, incluso cuando se enfrentó a una muerte segura. Pablo: llevó a cabo su misión de predicar el camino de la salvación realizando viajes apostólicos, fundando y fortaleciendo comunidades cristianas en las diversas provincias del Imperio Romano por las que pasaba: Galacia, Asia, Macedonia, Acaya, etc. Los escritos del Nuevo Testamento nos presentan a un Pablo escritor y predicador. Cuando llegaba a un sitio, Pablo acudía a la sinagoga, lugar de reunión de los judíos, para predicar el evangelio. Después, acudía a los paganos, esto es, los no judíos. Después de dejar algunos lugares, ya sea por haber dejado la predicación inconclusa, ya sea para responder a las preguntas que le enviaban desde esas comunidades, Pablo empezó a escribir cartas, que pronto serían recibidas en las iglesias con una particular reverencia. Escribió cartas a comunidades enteras y a personas singulares. El Nuevo Testamento nos ha transmitido 14, que tienen su origen en la predicación de Pablo: una Carta a los Romanos, dos Cartas a los Corintios, una Carta a los Gálatas, una Carta a los Efesios, una Carta a los Filipenses, una Carta a los Colosenses, dos Cartas a los Tesalonicenses, dos Cartas a Timoteo, una Carta a Tito, una Carta a Filemón y una Carta a los hebreos. Aunque no son de fácil datación, podemos decir que la mayoría de estas cartas fueron escritas durante la década que va del año 50 al 60. MILAGROS DE JESÚS La multiplicación de los panes y peces: Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá. Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Mateo 14:16-24 La resurrección de lázaro: Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !!¡Lázaro, ven fuera! el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11: 38-44 Jesús sano a un leproso: cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Mateo 8:1-4 Jesús sana a dos ciegos: cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Mateo 20: 29-34 Jesús fue entregado a Pilato por judas Iscariote, antiguamente se decía que quien era crucificado en la cruz era maldito, Jesús se hizo maldito y pecador por nuestros pecados (2 corintios 5:21), pero no solo fue maldito o pecador él llevo nuestros pecados en esa cruz, nuestras enfermedades y por supuesto nuestra maldición. Jesús fue crucificando junto con dos ladrones uno a su derecha y otro a su izquierda y golpeado brutalmente hasta morir. José pidió el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo. Pasaron 3 días después de la crucifixión de Jesús y María magdalena y María fueron a su sepulcro a visitarlo, pero lo único que encontraron fue a un ángel que removió la piedra y estaba sentado sobre ella, ellas anonadas no podían entender lo que pasaba y el Ángel les dijo que Jesús había resucitado como había dicho que tenía que ser, ellas saliendo del sepulcro se encontraron a Jesús. (Mateo 28:1-10). La tumba vacía manifiesta el poder de Dios y confirma el triunfo de cristo sobre la muerte.